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NARRADOR: ¡Hola niños!

El día de hoy vamos a conocer la historia de unos


adorables animalitos ¿quieren conocerlos? (Los niños: siiii) Tenemos a Charlie, el
gato, llamémoslo para que nos deje verlo (Los niños llaman a Charlie)
CHARLIE: (Sale el gato) ¡Hola a todos!
NARRADOR: Copito, el conejo, llamémoslo, llamémoslo (Los niños llaman a
Copito)
COPITO: (Sale el conejo) ¡Hola niños! ¿Qué tal?
NARRADOR: Y Martín, el león, hay que llamarlo también para ver si nos quiere
saludar (Los niños llaman a Martín)
MARTÍN: (Sale el león) Grrr… ¿¡Qué quieren!?
NARRADOR: Uy, qué león tan malhumorado… El día de hoy nuestros tres amigos
nos mostrarán una fabulosa historia. (Se van todos)
(Durante todo esto, Charlie y Copito estarán jugando en escena)
NARRADOR: Había una vez un par de amigos que vivían en un bosque: El gato
“Charlie” y el conejo “Copito”.
A los dos amigos les encantaba jugar en el bosque, a pesar de que sus padres les
advirtieron de un temible león que acechaba en el bosque y era peligroso
adentrarse mucho y los podría encontrar.
La última vez que el león los vio cerca de su madriguera les gritó:
MARTÍN: (Entra en escena) ¡Si en mi territorio los vuelvo a ver, les prometo
que los comeré!
(Salen todos de escena)
NARRADOR: Un día como cualquier otro, se encontraban los dos amigos jugando
a las escondidas…
CHARLIE: Cuenta tu
COPITO: No, cuenta tu
(Se quedan discutiendo un momento)
NARRADOR: Charlie estaba temeroso, no quería tener que adentrarse a buscar al
bosque y trataba de convencer a Copito de que contara él y de tanto insistir lo
terminó convenciendo.
COPITO: Bien, yo contaré y tú te escondes… 1, 2, 3, …
NARRADOR: Charlie salió corriendo en busca de un buen lugar para esconderse
CHARLIE: ¿Me escondo aquí? (Le pregunta el público) ¿Aquí? ¿O acá? ¡Ya sé!
(Se esconde en la melena del león) Aquí, nunca me encontrará
NARRADOR: Parece ser que nuestro amiguito encontró el lugar ideal para
esconderse, un frondoso “arbusto amarillo” donde estaba seguro de que Copito
nunca lo encontraría. Lo que Charlie no se dio cuenta fue que ese “arbusto” era en
realidad la melena del león.
COPITO: ¡Charlie! ¡Charlie! ¿Dónde estás? ¡Me rindo!
NARRADOR: Copito ya estaba cansado de buscar y buscar, Charli logró escuchar
a su amigo gritando en busca de él así que lo llamó de vuelta para que viera su
escondite…
CHARLIE: ¡Copito! ¡Copito! ¡Aquí estoy!
NARRADOR: Los gritos de Charlie fueron tan fuertes que lograron despertar a
Martín, que con solo verlo le gritó…
MARTÍN: ¡Ajá! Sabía que algún día te atraparía y te comería, ahora no tienes
escapatoria.
NARRADOR: Charlie del pánico y el miedo, no supo hacer más que echarse a
llorar.
CHARLIE: ¡Por favor no, señor León! ¡Se lo suplico, no me coma! Soy el único
amigo de Copito y si yo no estoy podría morir de tristeza y depresión. ¡Le prometo
que nunca más nos acercaremos a usted o su territorio! Pero por favor, no me
coma.
NARRADOR: Al escuchar esas palabras, Martín se compadeció de él, pues
entendía mejor que nadie la situación…
MARTÍN: Agh… Está bien, te perdonaré, se lo que se siente estar solo…
CHARLIE: No esté triste señor León, Copito y yo podemos ser sus amigos y
puede jugar con nosotros las veces que quiera, sólo debe prometer que no nos
comerá.
NARRADOR: Martín no podía creer lo que acababa de proponerle el pequeño
gatito y con una gran sonrisa le respondió muy emocionado…
MARTÍN: ¡Me encantaría de verdad! No los comeré y pueden jugar en mi
territorio todo lo que quieran.
COPITO: ¡Charlie! ¡Ahí estás! (Se asusta al ver al león) ¡El león! (Intenta
salir corriendo, pero Charlie lo frena)
CHARLIE: Espera Copito. El señor León quiere ser nuestro amigo
COPITO: ¿De verdad?
CHARLIE: ¡Así es!
MARTÍN: Mucho gusto Copito, me llamo Martín.
NARRADOR: Y así Charlie, Copito y Martín se pusieron a jugar juntos durante el
todo el día, todos los días… Y con esto podemos aprender que es importarte tener
con quién hablar, jugar, reír y compartir, debemos preservar el valor de la amistad
y la unión.
Martín comprendió que no hay que ser egoístas y que es mejor estar acompañado
que vivir en soledad y amargura.

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