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38 C A R A / Y CARETAT

UN
ARQUEÓLOGO
SILENCIOSO
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las interesantes piezas arqueológicas que la for-
man, quisimos saber de sus propios labios, el ím-
probo trahajo que su búsqueda y extracción debió
costarle. La respuesta es sencilla, llana, y fluye
de los labios de Manuel A. Bousquet con una
emoción que no puede disimular:
— Sí, me ha cos-tado mucho trabajo. Ello no
sería nada, si al esfuerzo desinteresado hubiera
Manuel A. Bousquet. correspondido una realidad más amable. Encon-
trar estas maravillosas piezas ha sido para mí y
para la arqueología argentina todo un triunfo, que
L título q\it hemos dado a nuestra entrevis-
E ta con el señor Manuel A. Bousquet: Un
arqMÓlogo silencioso, se halla de acuerdo
con la realidad de la situación de este estudioso
de la arqueología argentina, que ha rehuido siem-
no es posible desconocer. Muchos arqueólogos han
estudiado estas piezas, entre ellos el profesor Se-
rrano y el doctor Outes, quienes me hicieron lle-
gar sus conclusiones respecto al alto interés que
ellas tenían para el estudio de la civilización de
pre — podríamos decir sistemáticamente — el bri- nuestros primitivos habitantes. Otros...
llo, a veces fako, que dan los círculos científicos. No concluyó su frase nuestro entrevistado. Pe-
Áíanuel A. Bousquet vive en su casa de Paler- ro ese "otros..." pronunciado con cierta amar-
mo, rodeado de un verdadero museo de "cosas gura, fué para nosotros toda una revelación. En
nuestras", desde las valiosas piezas arqueológicas el campo de la arqueología como en el de cual-
hasta armas y documentos que pertenecieron a quiera otra ciencia existe siempre ese "Otros..."
nuestros proceres más destacados. Tiene una sin- que generosamente no se termina; queda trunco,
cera adoración por cuaíito se refiere a la patria y aislado, para que no contagie sus miasmas la En-
ha hecho un culto noble y limpio de todos aquellos vidia.
elementos a través de los cuales puede el estu- — Ahora, señor Bousquet, ¿podríanos hacer al-
dioso contemplar el desarrollo de nuestro desen- gimas referencias sobre SHS investigaciones ar-
volvimiento como pueblo culto. En su casa — di-
ría yo, en su "museo" — nuestro entrevistado ha queológicas?
reunido un material arqueológico e histórico de — Hace mudios años — comienza diciéndonos,
incakulable valor, y no dudamos que algún día, — que me dedico a los estudios arqueol^icos, y
tendrá que salir de su dominio privado para in- en ese camino, que encanta y que subyuga, visi-
gresar en los museos de ciencias naturales e his- té y realicé excavaciones y estudios en los terri-
tóricos de la Nación, torios del sud, en La Pampa, en Córdoba, en San-
ta Fe, etc. Hace aproximadamente cinco años —
Al contemplar la estupenda colección .arqueoló- agrega, — estando radicado en la ciudad de San-
gica que posee don Manuel A. Bousquet, después ta Fe, realicé investigaciones en la zona de una
de admirarla,, estudiando con profunda curiosidad de sus más antiguas poblaciones, Cayasta; en el
recorrido, cerca de Santa Rosa de Caichines, ob-
servé en la topografía de su terreno indicios que
en las márgenes del arroyo Leyes, afluente de!
Colastine, existían vestigios de un cementerio in-
dígena.
Mi labor en las márgenes del arroyo Leyes, no
puedo relatársela con la minuciosidad necesaria,
porque ello sería largo. Baste que le mencione
que después de varias y pacientes excavaciones ob-
tuve el resultado apetecido al quedar al descubier-
to el cementerio que mencionara antes, y del cual
pude extraer alrededor de más de dos mil piezas
enteras y muchos cajones de fragmentos compues-
tos de gran variedad de asas y fragmentos gra-
bados. Eii esta excavación obtuve la valiosa cola-
boración del profesor Antonio Serrano, director
del Museo de Paraná, quien me acompañó en el
comienzo de mis investigaciones y luego dio a co-
Fíjpiras antropomórfíca y zoomórfíca. nocer oficialmente el descubrimiento por kiter-

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