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Los arcángeles son seres espirituales que se consideran los representantes de Dios en la Tierra y tienen

la misión de guiar a los humanos en su camino por la vida. A través de ellos es como podemos
comunicarnos con el ser divino superior, por lo que es importante conocer cuál es la misión de cada uno
de ellos y saber cómo invocarlos.

Para los cristianos, los arcángeles son una categoría de ángeles y en la jerarquía divina están en la
penúltima línea antes de llegar a Dios. A cada uno se les atribuye una función específica y saber
establecer vínculos con ellos nos permitirá recibir todos sus beneficios.

Chamuel

Es el arcángel de la compasión, el perdón, la misericordia y la comprensión; su color divino es el rosa.


Hay que invocarlo cuando existen odios, amarguras, calmar rencores, algo no funciona bien y liberar el
miedo al perdón.

Oración de invocación: “Amado arcángel Chamuel, te amo, te bendigo y te doy gracias por tu bendita
asistencia a mí y a toda la humanidad. Enciende y flamea tu rosada llama de la adoración a través de
todas las células de mi cuerpo y haz que se expanda la perfección hasta que llene todo mi ser y mi
mundo. Enciende tu llama rosada de la adoración a través de mis finanzas y mi provisión de dinero y que
se expanda hasta lograr mi liberación financiera. Enciende tu llama de la adoración a través de mis
sentimientos para que se expanda el amor divino en mi hasta que se haga contagioso a toda la vida que
yo contacte. Mantenme sellado en un pilar de llama rosa de amor, adoración, confort y perfección.
Amén”.

Gabriel

Representa la muerte, resurrección, la armonía, purificación, ascensión y paz. Se invoca cuando tenemos
la necesidad de convertir pensamientos negativos a positivos, deseemos armonía y paz. Lo podemos
identificar por su rayo blanco.

Oración de invocación: “Arcángel Gabriel tú que posees el Poder de Dios, envuelve todo con tu amor
divino, derrama tu gloria sobre la Tierra y en todo lo que hay en ella. Que la luz Divina ilumine mi
corazón, alejando toda tristeza y desolación, llenándolo de puro amor divino. Gracias amado Arcángel
Gabriel por su asistencia. Amén”.
Jofiel

Es el arcángel de la sabiduría, inteligencia e iluminación. Lo debemos invocar cuando necesitamos tomar


una decisión importante, antes de un examen, al dormir o para tener paciencia. Su color divino es el
amarillo.

Oración de invocación: “Ahora invoco al Arcángel Jofiel, mi fiel y único consejero, para que esté a mi
lado y derrame sobre mi corona y mi cuerpo su Luz dorada. Te pido sabiduría y verdad que me ayude a
entender, crecer y aprender sobre mi Yo Superior. Deseo desde lo profundo de mi Ser y existencia, que
me hagas consciente de mi Plan Divino, guíame y ayúdame. Enciende la llama de la iluminación a través
de mí. Te pido humilde y encarecidamente, que disuelvas y elimines todas las energías más bajas de mi
Ser. Dame entendimiento para que logre resolver acertadamente los conflictos que vayan
presentándose en mi vida; ayúdame a retener la información y conocimientos que requiero para mi
trabajo, estudios y exámenes. Ayúdame a conectar con mi Yo Superior. Amén”.

Miguel

Representa la protección, fe, voluntad, equilibrio, poder y fuerza. Se le invoca cuando se pierde la
energía por la ira, para proteger a quien va a viajar o para darse valor en cualquier situación. Su color es
el azul.

Oración de invocación: “Yo te invoco Arcángel Miguel junto con tus Ángeles de luz azul, te doy las
gracias por tu fuerza y por la ayuda que me vas a prestar. Te invoco para que disuelvas los temores que
están dentro de mí y me ayuden en los problemas o situaciones que tengo. Que tu amor y tu poder me
proteja y me guarde de todo mal, guíame y ayúdame a cortar con todo lo humano que me está
perturbando reemplazándolo con tu luz pura y tu amor de maestro ascendido. Te doy las gracias por lo
que haces por mí y te pido lo mismo para todas las personas que pudieran necesitar de ti. Amén”.

Rafael

Es el arcángel de la sanación y representa la sanación, concentración y permite desarrollar las ciencias,


bellas artes y la armonía. Se le puede invocar cuando necesitamos pedir por nuestra salud o la de
alguien más, queremos descubrir la verdad o iniciamos un negocio. Su color característico es el verde.

Oración de invocación: “Yo te invoco Arcángel Rafael y te doy las gracias por la ayuda que voy a recibir,
necesito de tu energía poderosa y de tu sanación. Gracias te doy por guiarme en este viaje hacia el
aprendizaje y la sanación, ayúdame a reconocer aquello que me va a liberar de mis preocupaciones y
pensamientos negativos, se mi luz en el camino al amor de la divinidad. Te ruego seas mi compañero y
me permitas acompañarte en el poder de la regeneración y la curación, rodéame con la luz verde de la
esperanza y que la medicina de tu luz caiga sobre mi ser. Amén”.

Uriel

Representa la paz, la transformación, el espíritu de la vida, la prosperidad y abundancia. Lo podemos


invocar cuando necesitemos mejorar nuestro bienestar económico y la buena fortuna. Su color es el oro
y rubí.

Oración de invocación: “Glorioso arcángel San Uriel, intercede por mí, y ayúdame a verme libre de todo
peligro y toda adversidad. Glorioso arcángel San Uriel, imploro tu continua custodia para alcanzar la paz.
Glorioso arcángel San Uriel, envuélveme en tu color rojo y ayúdame a llenarme de tus bendiciones de
fuerza, valor, ánimo y resistencia. Protector mío, concédeme la gracia que te solicito (pide lo que
deseas) si es conveniente para el bien de mi alma y de todo el mundo. Acompáñame y guía todos mis
pasos hasta alcanzar la vida eterna y el amor divino. Amén”.

Zadquiel

Es el arcángel de la alegría, la misericordia y la libertad. Se le puede invocar cuando se necesite liberar y


perdonar, disolver causas que nos perturban, así como curar el alma y espíritu. Su color divino es el
violeta.

Oración de invocación: “Poderosa presencia yo soy, aplica en mí tu cristalina llama violeta consumidora
y elimina toda influencia contraria a la paz y al bienestar, envuélveme en tu canal de luz y energía como
una poderosa muralla contra la cual choquen todas las fuerzas destructivas; negativas y no benéficas
que vengan contra mí y que regresen a su punto de partida transmutadas en buenas

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