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Parte primera
El ser humana comienza en un estado de buscar algo que le falta, no tiene lo que
quiere. Pero así aprende a esperar. Lo que desea el niño es raro que llegue
oportunamente, sin embargo tiene una curiosidad insaciable, busca algo más. El
juego transforma al niño, le da una lejanía conocida “quisiera que todas las cosas
fueran así” dice. (p. 14 15). Los adolescentes aspiran a vidas más prosperas, al
menos, que la de sus padres. Sus fantasías no sólo salen de las profundidades del
ánimo sino también de los periódicos e historias fantásticas a las que están
expuestos. Como la vida adulta está aún vista como lejana, las lejanías se
embellecen, el deseo arrastra y escapa hacia ellas. A medida que se crece no
disminuye la cantidadde deseo sino aquel objeto deseado. (p. 17-21)
El que sueña cree saber lo que la vida tiene que ofrecerle. Lo que se considera
“desaprovechado” se acentúa en la mente del que sueña, se atormenta por las
oportunidades perdidas. Esa imaginación es un arrepentimiento y un anhelo a la vez,
esoñación que corrige el pasado. (p. 21)
Parte segunda
La conciencia anticipadora.
¿Quién nos impulsa en nosotros? Lo que vive está agitado por sí mismo. El hecho
de vivir es algo que se nos haga presente, lo que nos hace vivir estpa en las
profundidades. Nadie escoge el estadod e agobio, pero este estado se da desde que
somos y en tanto que somos. En nuestro ser inmediato las cosas tienen lugar vacias
y ansiosas. Pero aquello no se siente, para sentirlo hay que salir de sí, sólo entonces
se siente como impulso, un impulso vago e indeterminado. P. 32
Desde el interior surge algo: un impulso que se manifiesta como aspiración, una
apetencia en algún sentido. Si esta aspiración es sentida, se hace anhelo, el estado
sincero en todo hombre. El impulso no se dirige al exterior, el anhelo sí. Si el anhelo
se encierra en sí mismo se convierte en afán, el afán vaga ciego y vació y no puede
llegar allí donde es satisfecho. P. 32
Los impulsos no flotan en el vacío, los tiene este cuerpo individual movido por
excitaciones y lleno de incitaciones. P. 34
El hombre no sólo conserva los impulsos animales, sino que crea nuevos, no sólo su
cuerpo sino también su subjetividad es susceptible de afectos. Se trata de un ser de
impulsos amplios y cambiantes, en su mayoría mal ordenados. El hombre aspira a
algo en primer término y de manera especial pero preguntar qué es aquello implica
una serie de problemas P. 36