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Deidades Cubanas de Origen Africano (Manuel Rivero Glean
Deidades Cubanas de Origen Africano (Manuel Rivero Glean
de origen africano
Deidades cubanas
de origen africano
Manuel Rivero Glean
La Habana, 2017
DEIDADES CUBANAS DE ORIGEN AFRICANO
Ing. Manuel Rivero Glean
EQUIPO DE REALIZACIÓN:
Dirección de proyecto: Lic. Mayling Mirabal Olivera
Edición: Lic. Dulce María García Medina
Diseño de cubierta: D.I. Carmen Mustelier Peteira
Composición: Lic. Susel Barceló Castillo
Control de calidad: MSc. Moraima Someillán López
Aseguramiento de calidad: MSc. Mercedes María Sosa Hernández
Ing. Marelis V. Pérez García
CRÉDITOS INSTITUCIONALES:
Directora General: MSc. Beatriz Alonso Becerra
Directora Comercial: Ing. Dania Molina Pimienta
Directora de Desarrollo e Innovación Tecnológica: Ing. Niurka Armas Lock
Director UEB Proyectos Multimedia: Lic. Jorge Acosta Ezcurra
Gestión de la Calidad y Auditoría: MSc. Mercedes María Sosa Hernández
ISBN 978-959-237-653-3
EXERGO / 6
NOTA PRELIMINAR / 7
INTRODUCCIÓN / 10
JOSÉ MARTÍ
NOTA PRELIMINAR
Este registro comentado sobre las divinidades de los principales
cultos cubanos de origen africano está dirigido al lector no espe-
cializado, pero interesado en nuestras raíces identitarias, a los es-
pecialistas e investigadores de otros ámbitos del espectro cultural
del país; también a los que se inician en el estudio de las religiones
populares.
riana Occidental entre los siglos xvi y xx, será necesario indagar entre
los cultos originados en Cuba en esa época.
INTRODUCCIÓN
Desde la más remota antigüedad, las culturas denominadas ″primi-
tivas” se valieron de las fabulaciones como una tentativa de satis-
facer el intelecto del hombre, tratar de comprender el universo que
les rodeaba y el origen de todas las cosas —tarea en la que aún se
encuentra enfrascado el hombre actual—. Fueron y son todavía rela-
tos primordiales que responden, tanto a las necesidades religiosas y
aspiraciones morales como a presupuestos e imperativos sociales y
exigencias prácticas.
1
Según las investigaciones publicadas por el proyecto “La Ruta del Esclavo” de la
Fundación Fernando Ortiz, editado en forma de plegable en 1998.
Deidades cubanas de origen africano 11
2
James y colab., 1998.
12 Deidades cubanas de origen africano
Hasta ese momento estos seres solo podían intuir su triste futuro. Al
arribar a su destino final, la nueva visión, los escenarios urbanos, la
playa o la bahía, podían inspirarles nuevas esperanzas, las cuales se
borrarían cuando eran concentrados en barracones, que se ubicaban
en La Habana, en Regla o en la zona de extramuros, hoy el Prado.
3
Ortiz, 1993.
4
Herrar o calimbar (to brand). Procedimiento que permite marcar la propiedad del
amo esclavista, y consistía en una planchuela de este material, que formaba un
signo, letra o cifra, sujeto adecuadamente a un cabo de madera.
16 Deidades cubanas de origen africano
cos) y con sus animales domésticos, así como la atención a sus ritos,
retazos de la memoria étnica o tribal, reconstruidos trabajosamente.
En su segunda obra define como mitos: “[…] a los relatos que re-
cogen y trasmiten la esencia del pensamiento primitivo y acientífico
sobre el surgimiento y desarrollo de la tierra y de la vida, con narra-
ciones sobre los orígenes del mundo, de las familias iniciales, divinas
o divinizadas y de las fuerzas de la naturaleza o del destino” [sic]; en
tanto que considera leyendas, las que: “recogen y registran fabulacio-
nes o simples historias sobre algún suceso o hecho, o sobre alguna
persona que, por motivos históricos o sociales, se encuentra en una
posición, una actividad o una situación susceptible por su condición
de trascender en el recuerdo de una colectividad” [sic].7
5
Respall, 2002.
6
Exinvestigadora del Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana
“Juan Marinello”.
7
Victori, 1998.
20 Deidades cubanas de origen africano
De manera que se asume como seres míticos aquellos que, sin impor-
tar su forma, estructura o supuesto origen, son de naturaleza divina
o divinizada, dioses o semidioses, benignos o malignos, con poderes
desacostumbrados, pero propios de su condición, a veces innomina-
dos o no representados, pero que se manifiestan por medio de per-
sonas, animales, plantas, objetos o fenómenos naturales. Mientras se
consideran seres legendarios, aquellos cuyo origen, modo de actuar,
desaparición o muerte son poco habituales o desacostumbrados; o
están envueltos en circunstancias, inciertas, vagas o poco precisas,
pero que se enmarcan como entidades históricas y reales para sus
creadores.
[…] El escrito, por útil que sea, coagula y seca. Decanta, di-
seca, esquematiza y petrifica: la letra mata. La tradición viste
de carne y de colores, irriga con sangre el esqueleto del pasa-
do. Presenta en tres dimensiones lo que frecuentemente está
aplastado en la superficie bidimensional de la hoja de papel.8
El autor
La Habana, 7 de julio de 2016
8
Autor de la obra “Introducción general”, historia general de África, Tecnos, Madrid,
1983.
22 Deidades cubanas de origen africano
DEIDADES CUBANAS
AFRODESCENDIENTES
Regla de Ocha o santería
Aún, en estas últimas zonas del poniente, las variaciones locales de las
liturgias asociadas a los orichas, revelan una diversidad que les es propia
y constituyen una de las expresiones que pueden definir a la santería9
como un “sistema de cultos locales, cuyo elemento esencial responde a la
adoración del santo (oricha), o a la deidad original nacida del sincretismo
entre las creencias africanas y la religión católica”, al decir de Rómulo La-
chatañere, acucioso investigador de estas manifestaciones espirituales.
9
En este texto se ha seguido, para la escritura de los nombres de los orichas y otras
voces de la santería, el criterio adoptado por la africanista Mirta Martínez en su obra
“Oralidad y africanía en Cuba”, de no escribirlos con doble consonante (gemina-
ción), como frecuentemente se observa en los términos: Obbá, Elegguá, Obbatalá,
Oggún y otros, ya que en esta lengua africana no existe la geminación; en cambio
se escribirán de la manera como sería propio de este idioma y más eufónico en la
lengua española: Obá, Eleguá, Obatalá, Ogún y otros. También, seguiendo el crite-
rio de castellanizar los términos empleados, se escribirá oricha en lugar de orisha y
aché en lugar de ashé, siempre optando por las formas más propias del español.
Deidades cubanas de origen africano 23
10
Ortiz, ob. cit.
24 Deidades cubanas de origen africano
Son muy numerosos los luases del vodú. En la memoria de los haitianos
y descendientes de estos se ha conservado, un panteón variado con
fuertes caracteres, que hacen de la magia voduísta práctica respetada.
A
ABAKUÁ (Abak.): también abacuá o ñáñigo. Miembro de la sociedad
secreta de esclavos negros, solo para hombres, de la
cual hay antecedentes en Cuba desde 1812, vincula-
dos a un informe policial sobre el negro José Antonio
Aponte, relacionado con “la conspiración de Aponte”.
Es una hermandad de socorros mutuos originaria de
Calabares (Viejo Calabar), en localidades costeras y
subcosteras del sureste de Nigeria, cerca de la frontera con Ca-
merún. Abakwa proviene de abak (primero) y wa (residir) de clara
estirpe carabalí: “los habitantes originales”. En relación con el vo-
cablo ñáñigo, que parece surgido en Cuba, el sabio Ortiz comenta
en su Glosario de Afronegrismos, que la voz puede ser de origen
11
Investigadores de la Casa del Caribe en Santiago de Cuba, adoptaron como cen-
tro de observación tres asentamientos de haitianos y sus descendencias, ubicados
en el oriente del país: La Caridad, Barranca y Pilón de Cauto, todos del municipio
Palma Soriano, provincia de Santiago de Cuba.
12
Faguaga, 2001.
26 Deidades cubanas de origen africano
públicas, durante las cuales, tanto los asociados como los que
no lo son, bailan, cantan o ejecutan algún instrumento musical. A
estas actividades, legítimos hechos culturales cubanos, se les ha
dado ahora la categoría de folclóricos. Los ritos o liturgias ñáñi-
gos son muy expresivos e incluso teatrales; entre ellos descuella
el fitití ñongo o gran festival del sacrificio; el enyoró o angoró,
rito funerario y entierro; y el aprofá bakesongo o misterio ritual
de la iniciación o “juramento”. Cada grupo de ñáñigos forma una
“potencia”, “juego”, “tierra” o logia, compuesta por numerosos ini-
ciados o ekobios, vinculados estrechamente por juramentos de
iniciación y un entramado de jerarquías de funcionarios o “plazas”,
todos “jurados” y con papeles importantes y exclusivos en las li-
turgias. En los plantes de estas agrupaciones ciertos danzantes
enmascarados tienen especial importancia, los íremes o diablitos,
legítimos símbolos del folclor nacional, muy bien representados
en la artesanía y otras manifestaciones artísticas. Según la tradi-
ción ancestral, la primera ceremonia ñáñiga fue un acto de paz y
reconciliación entre los pueblos Efó y Efik, donde participaron los
cuatro jefes u obones de las naciones en pugna y que hoy son los
cuatro máximos responsables de cualquier potencia o hermandad
abakuá: Iyambá, por el territorio de Efó; Mokongo, por la nación
Efik; Isué, por el territorio de Orú, e Isunekue por la tierra Efori.
La visión que se tiene de un abakuá ha ido evolucionando con el
tiempo, debido a los estudios que sobre ellos han realizado distin-
tos investigadores del patio y al propio desempeño de algunos de
sus miembros a lo largo de la historia patria. En este sentido, una
de las primeras referencias fue el encomio que hiciera José Martí
a Tomás Surí, ñáñigo mambí emigrado a Cayo Hueso, empeñado
en aprender a leer para ser mejor abakuá y mejor cubano. Sobre-
sale también la leyenda de los cinco negros de esa cofradía, que
se dice intentaron rescatar al hermano de leche de uno de ellos,
Alonso Álvarez, o quizás Anacleto Bermudes, ambos pertenecien-
tes al grupo de los ocho estudiantes de medicina, fusilados en
1871 por las autoridades coloniales en Cuba. Durante el intento,
al atacar los abakuá a un grupo de “voluntarios” (cuerpo de mili-
cianos españoles), fueron prácticamente destrozados y más tarde
enterrados de limosna en el cementerio de “San Antonio Chiquito”
(actual necrópolis de Colón), sin nombres ni datos; así como la
28 Deidades cubanas de origen africano
13
Famoso palero, ñáñigo y fundador de la religión de los quimbiseros en el siglo
XIX.
Deidades cubanas de origen africano 29
AGAYÚ (Sant.): también conocido por Agayú Solá. Para algunos cre-
yentes es el padre reconocido de Changó, numen
de las tierras secas o desérticas y patrón de los ca-
minantes; para otros, es el hermano mismo de esta
deidad de la guerra y el fuego. Santo forzudo y vi-
goroso, protector de los estibadores, dueño de los
bosques inmensos y sus plantas poderosas, que se
puede representar también por Agerí, divinidad afri-
cana muy antigua y belicosa. Carga a los niños sobre sus hom-
bros para ayudarlos en sus travesías. En Cuba se ha sincretizado
con San Cristóbal, patrón de La Habana. Domina en las sabanas
y los ríos. Simboliza la fuerza, asentada en la batea, su recipiente.
La piedra o una porción de tierra es donde habita su aché. Tiene
como atributos el bastón curvo, la palma y el irawó (estrella con
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cola). Sus colores son rojo vino, rojo y blanco y los colores del
arco iris. Se vincula con los números 6, 9 y 17. Su día de la sema-
na es el miércoles y el 16 de noviembre en el año. Las facultades
curativas o mágicas de este santo, están relacionadas con el ála-
mo, el corojo, la malva y la palma, y entre los animales el chivo, el
gallo y la paloma. Ciertos practicantes aseguran que Agayú es la
propia ceiba, árbol sagrado de los yorubas.
B
BABALAWO (Sant.): popularmente conocido por babalao o sacer-
dote de Ifá. Es el más alto representante de la
jerarquía en la Regla de Ocha, santería, santería
cubana; para algunos, brujería, epíteto (este últi-
mo, rechazado por sus practicantes). El término se
puede traducir como “guardador de secretos”. Son
consejeros, filósofos y médicos en sus comunida-
des como lo fueron o están siendo los chamanes
de las tribus australianas y en las selvas amazóni-
cas, o los behíques entre los aborígenes agroalfareros del neo-
lítico antillano. Un babalawo verdadero se comienza a entrenar
desde muy joven, proceso que requiere fuerza de voluntad, voca-
ción y entrega total al servicio de sus comunidades. Tanto los pri-
meros sacerdotes llegados a tierras cubanas desde África como
los nacidos aquí, han contribuido a dar consuelo y esperanza.
Prevalecen, a pesar los prejuicios racistas y religiosos que los
tildan de satánicos, herejes, brujos, hechiceros y otros dicterios.
Los propios practicantes afirman que un verdadero babalawo no
tiene que provocar miedo, no están “programados” para hacer
daño. Su deber es servir a quien lo solicite, ayudar, sanar, allanar
los caminos. En ningún caso, del tablero de Ifá o del Dilogún, po-
drán salir palabras de odio o pedidos de daño. Cuando los cara-
coles hablan en alguna letra que presagie tragedias, el babalawo
como médico de alma o sicólogo autodidacto, tendrá especial
34 Deidades cubanas de origen africano
BATÁ (Sant.): Changó necesitaba una mujer para casarse; Batá por
su parte, anhelaba un esposo. Ambos por se-
parado fueron a consultar a Orúnmila, para
que este les adivinara y aconsejara qué hacer.
Según el mito muy antiguo de la tradición oral
yoruba, del signo de Ifá Idí Igbe, el numen les
aseguró a ambos juntos y también por separado, que fueran al río
situado cerca del mercado e hicieran allí sus ofrendas con el fin
de alcanzar sus deseos. Los dos, de forma independiente, fueron
a la orilla de la corriente, oraron, ofrendaron y se oyeron mutua-
mente. Y como pedían lo mismo, el amor brotó. Alborozados, de-
cidieron casarse al instante; entonces, Batá quedó convertido en
un tambor que Changó nombró Iyá y fueron felices. De la unión
surgieron dos hijos: Itólele y Okónkolo, los otros tambores ritua-
les. De manera que Batá es un conjunto de tambores. La voz en el
yoruba nigeriano se debe pronunciar baatá, que significa tambor,
piel, cuero y los toques de tambor. Las tres piezas de percusión
38 Deidades cubanas de origen africano
C
CEMICHÉ (Vodú): loa o luá de la familia de los guedé. También Ci-
mitier (de cemetiére, cementerio), su morada es el
camposanto. Parece que entre Cemiché y Senché hay
algún parentesco: el primero es el “padre” del segundo,
o sea, Cemiché recibe a los muertos en el cementerio
y Senché los “apadrina” o “certifica” que han muerto
y le echa tierra encima, después aparece Lacuá y le
pone la cruz. Este lua se distingue porque da indicaciones, curas y
consultas. No tiene vestuario característico.
14
Denominación que reciben las personas posesas, sobre las que se “monta” el
muerto o el santo.
Deidades cubanas de origen africano 43
D
DADAY (R. Conga): sincretizado en algunas localidades como Orula.
E
ECOUMBRE (Abak.): también Eambaroko. Írime ayudante de Na-
sakó y mayordomo del templo del cuarto del fambá.
G
GRAN BUÁ (Vodú): de la familia de los ogunes. Se le considera el
dueño del monte y como talse le debe pedir permiso
para realizar cualquier acto. Como Criminel y Togó,
pertenecen a la familia de luases a los que hay que
realizarles su liturgia o ceremonial especializado en
“el centro de Guinea”, es decir, en lo profundo del
monte. Presenta un carácter hosco y huraño, cuan-
do come no mira a nadie. “Es malo siete veces”, afir-
man, lo que lo sitúa a igual que Ogún Buá y Ogún
del Chal entre los luases diabólicos. Su poder es excepcional; lo
que no resuelve él, otros santos no lo pueden remediar. Se consi-
dera uno de los luases más fuertes. Tiene una gran analogía con
el Osain de la santería cubana. En Haití está muy vinculado con
la hechicería curativa, así como a ciertos polvos mágicos con que
trabajan los hounganes o huganes.
H
HOUNGUENIKÓN (Vodú): jefe del coro de una sociedad voduista.
Puede ser hombre o mujer, y es el encargado de re-
emplazar al sacerdote principal del culto cuando este
se encuentra en trance ritual o poseído por un luá.
I
IBAMDI (Abak.): íreme que representa el espíritu de los vientos. Se
encarga de selpultar los restos de la comida ritual.
54 Deidades cubanas de origen africano
K
KABANGA (R. Conga): Padre Tiempo, se corresponde con el Orula
de la santería y el San Francisco de Asís del cris-
tianismo. Es también conocido por Kabanga Tungué
Yaya.
L
LACRUÁ (Vodú): luá de la familia guedé. También Lacuá y Baón La-
cruá. Según los haitianos este “santo” del voduismo
es el espíritu de la “primera persona que se entierra
en un cementerio” y como al hablar de los guedé
los identifican con los “muertos”, afirman que tanto
Zombí como Lacuá son muertos, igual que Senché
y Cemiché. Señalan como su jefe al Baón, es de-
cir, al Barón Lacuá. Este numen de la familia guedé
es el “guardián” del cementerio y una de las más
importantes y poderosas divinidades del voduismo. Tiene como
símbolo la cruz y en la ofrenda se debe incluir un gallo negro. Un
hungán ya fallecido lo conoció a raíz de la muerte de uno de sus
hijos a manos de una bruja haitiana; la divinidad apareció en el
velorio del niño y ordenó abrir el féretro, de él salió volando una
mujer. El acto, según el sacerdote, simbolizó la muerte inmediata
de la hechicera. Lacuá se quedó en la comunidad e hizo muchas
cosas: es el que manda. No pide comida a nadie, si alguien está
comiendo y le invita, él lo acepta; es un muerto cristiano. Habla
como los demás, hace de todo, incluso pide de beber un trago de
aguardiente. Es muy sensible para reconocer dónde hay malas in-
tenciones, daño o maldad; no obstante, es más bien un loá-cere-
bro, ya que dirige las acciones de otros santos para que resuelvan
los problemas localizados por él. Así ocurre con Gran Buá, numen
del vodú que ejecuta las curas recomendadas por Lacuá en las
consultas o citas de adivinación. (Ver Luá)
Deidades cubanas de origen africano 61
LENTÓ (Vodú): luá de los caminos y entradas. Trabaja una sola vez
al año. Habita en el marco de la puerta de acceso a
la casa, donde ejerce una especie de “protección” a
sus moradores. (Ver Luá)
62 Deidades cubanas de origen africano
LUÁ (Vodú): en plural luases. También loa, santo o misterio. Con esta
voz se designa al espíritu, ser sobrenatural, principal ob-
jeto de culto en la religión voduista. Es criterio generaliza-
do, que los practicantes del vodú parecen conceder más
importancia al carácter de un luá y a sus gustos perso-
nales, que a las funciones específicas que la mitología le
atribuye, debido a la naturaleza abierta de esta religión de
origen haitiano. Los luases, como los semidioses griegos, represen-
tan los sagrados orígenes de la vida: sobrehumanos más que sobre-
naturales, no tanto simbolizan lo maravilloso y extraño del mundo,
cuanto la profundidad vital de la realidad. Aun en aquellos de impul-
sividad demoníaca, está presente un marcado antropomorfismo.15
15
La caracterización de los luases o santos vodú en Cuba, que se presentan en
esta obra, se corresponden con las investigaciones realizadas por especialistas en
cuatro asentamientos cubano-haitianos de la mitad oriental de la isla: tres en las
provincias orientales, municipio Palma Soriano, provincia de Santiago de Cuba y
un cuarto en la provincia de Camagüey). Con respecto al significado de los luaces,
a similares conclusiones ha llegado la investigadora María Ilana Faguaga Iglesias,
historadora y etnóloga, miembro del Equipo Coordinador del Programa de Diálo-
go Interreligioso en Cuba, durante sus investigaciones de campo, cuando escribió:
Las informaciones recogidas en mi trabajo de campo, y las observaciones que he
realizado me conducen a concebirlo como una divinidad, que no es sinónimo de
Dios, a pesar de que, por supuesto, tenga una gran fuerza espiritual.
Deidades cubanas de origen africano 63
M
MACUTO (Vodú): luá que porta una jaba y un machete. Trabaja con
su hungán en el campo. (Ver Luá)
MOSONGO (Abak.): uno de los jefes del territorio Orú o indiobón que,
junto con los cuatro obones o jefes máximos, fundaron
la primera potencia abakuá en el sitio de Kende Mari-
bá, la Gran Tierra africana de donde vinieron algunos
de los antepasados de los negros, traídos como es-
clavos a Cuba. Más tarde participó como miembro de
una especie de tribunal sumario que juzgó y condenó
a muerte a Sikán, novia del príncipe Mokongo, por haber violado el
secreto de la aparición del pez sagrado, mandado por Abasí para
reconciliar de las continuas guerras a su pueblo. En la tragedia
ñáñiga es el ayudante de Iyamba y de Isunecue, los dos “obones”
servidores del “fundamento”. Es conocido también por los nombres
litúrgicos Mosongo Gwana Moto, Mosongo Okambomba y otros.
N
NASAKÓ (Abak.): también Nasacó. Hechicero, mago y adivino de
la hermandad secreta abakuá. Personaje de figura
estrafalaria, como los típicos brujeros congos. Es el
encargado, con sus conjuros de ademanes y ablucio-
nes, de la uemba o awamambó, de hacer la limpieza
purificadora del candidato a la juramentación o inicia-
ción ñáñiga. Forma una comitiva junto con el Ekue-
ñón, el Empegó, el diablito Aberisún, dirigido por el Enkríkamo, el
diablito Eribangandó, guiado por el Moruá Yuánsa y el candidato
a la exaltación ñáñiga, que se dirigen a la mítica ceiba que ha de
atestiguar la consagración, y allí efectúan una prolongada esce-
na ritual y pública. Después que el diablito Eribangandó pasó un
gallo vivo por el cuerpo del iniciado, y el Empegó lo ha marcado
por toda su anatomía con los signos abakuá, Nasakó completa la
“limpieza” rociando con buches de aguardiente, vino seco y agua
bendita, así como sahumerios con incienso sobre los signos de
yeso amarillo “rayados” sobre animales plantas y cosas. Este per-
sonaje aparece de nuevo después del fambá o secreta unción
consagratoria del nuevo sacerdote, al frente de la procesión, so-
lemne, camino al acto de la comida en comunión. Ante la ceiba
se ha de realizar el ágape ritual. Mientras se escuchan los toques
de tambores, acompañados de conjuros y cánticos. La atmósfera
mágica está preparada: todo se ha dicho, la sangre del gallo bebi-
da por el Gran Misterio ñáñigo, el Ekué, habla, diríase que truena,
gozoso y complacido. El Empegó traza sus mágicos dibujos y el
hechicero, Nasakó, echa sobre ellos un reguero de pólvora o ikún,
potente magia, que asegurará el cumplimiento de los designios
rituales. En la apoteosis final de la liturgia abre de nuevo la comi-
tiva el hechicero de la sociedad, limpiando el camino de malevo-
lencias ajenas y echando las propias, a manera defensiva. Viste,
invariablemente, extravagantes harapos, telas de colores, pieles
de criaturas dañinas, plumas de alados agoreros, mientras que en
la cabeza sostiene una peluca. Sus manos y pies están pintorre-
teados con emblemas profilácticos; en la boca aprieta cachimba o
pipa desde donde ahuma su brujería; el pecho está lleno de colla-
res y fetiches y en la cintura luce sus cuernos mágicos, el empaka
para mirar y el tarro contentivo de la pólvora explosiva. Durante
Deidades cubanas de origen africano 71
NTALA Y NSAMBA (R. Conga): son los Ibbeyi de los yorubas, jima-
guas identificados con San Cosme y San Damián,
que se consideran hijos de Siete Rayos y de Cen-
tella Endoqui.
76 Deidades cubanas de origen africano
Ñ
ÑÁÑIGO (Abak.): se dice de un miembro de las sociedades secretas
abakuá, antiguamente usado de modo des-
pectivo.
O
OBA (Sant.): es hermana de Ochún y de Oyá, con quienes compar-
tía el lecho marital de Changó. Deidad venerada
por la pareja humana. Tributaria de los ruegos del
amante olvidado por su amor o pasión. Es el sím-
bolo de la fidelidad conyugal. Sus avatares afri-
canos están sincretizados en otros santos de la
cristiandad. Así se tiene que la fiel Yuru, para al-
gunos es la hacendosa Santa Catalina; para otros,
la laboriosa Santa Rita. En algunas regiones de
Cuba la veneran a través de la tranquila y complaciente virgen del
Carmen. Reunida con Changó tiene a Obalub como avatar. Domi-
na de manera absoluta en la institución del matrimonio y la pareja
humana, propiciando la lealtad conyugal. Su sacripotencia reside
en la sopera, junto con Oyá la gritona y Yemayá, diosa negra de
la maternidad. Su aché habita en la piedra, que es en definitiva
su materialización simbólica y su mineral vinculado junto con los
metales. Tiene como atributos rituales objetos de cobre, montados
en una tablita: oreja, escudo, rueda dentada, rueda de carro y la
llave. El rosado es su color distintivo y el 12 su número mágico. Le
pertenecen los viernes y reina los 22 de mayo, 16 de julio y 23 de
Deidades cubanas de origen africano 77
OBÁ LOMÍ (Vodú): santa del voduismo que guarda relación con los
luases diablos. Antigua divinidad africana que en Hai-
tí se denomina Congó Azuecá. De vestuario blanco
con pañueleta de igual color, su bebida favorita es la
melosa, sin alcohol. Porta un collar como atributo. Es
reina de la ceiba, árbol donde reside su poder. Se es-
pecializa en artes adivinatorias y trabaja mucho con
las barajas. Le sacrifican un chivo y un pollo negro, que le deposi-
tan en una canasta. (Ver Obá)
OLOFÍ (Sant.): vive retirado y pocas veces baja al mundo. Este nu-
men solo es invocado en las letanías rituales. Los
africanos esclavizados en Cuba encontraron en esta
sacripotencia la solución para el sincretismo con el
Dios de la cristiandad católica. Así, Olofi en América,
fue la entidad divina que creó el mundo, inicialmente
poblado solo por los santos, con quienes más tarde
repartió su poder de tal modo que él no interviene en los asuntos
humanos, delegando esto en los orichas.
P
PALERO (R. Conga): en rigor, según la Regla de Palo Monte, solo
aquel que vende palos o yerbas, semi-
llas y demás derivados de la naturaleza
(el monte). La población ha extendido la
denominación a los sacerdotes de este
culto en sus variantes Mayombe, Briyuma
y Kimbisa. Practicante de la Regla Con-
ga, Regla de Palo o Palo Monte. Por extensión es el sacerdo-
te oficiante de las liturgias de esta confesión cubana originaria
del Congo, dominio étnico de los bantúes; muy rica en fantasías
animistas. Los paleros han sido calificados peyorativamente de
“brujeros”, debido a la magia que caracteriza algunos ritos de este
culto de origen africano, apoyado en “trabajos” con plantas (palos
del monte) y animales diversos con los que se busca “arreglar”
asuntos de los fieles o personas ajenas, destinatarios de las po-
sibles influencias de polvos, hechizos, brebajes, conjuros salva-
dores y otros medios. Este sacerdote emplea la naturaleza y los
dioses para su actuación. En la variante Mayombe, el mayombero
Deidades cubanas de origen africano 89
16
Expresión popular muy común, con la que se designa a una persona que no ha
sido bautizada.
90 Deidades cubanas de origen africano
R
RADÁ (Vodú): nombre de un luá. Bajo esta denominación, luá radá,
se agrupan las divinidades voduístas provenientes
de Allada, ciudad dahomeyana. Familia de luases y
ritual bajo el que se aparece esta categoría de espí-
ritus benévolos, en oposición a los petró, de África
Central.
S
SAMBIA QUESO (R. Conga): sincretizado en algunas localidades
como el Espíritu Santo de los católicos.
T
TANZÉ (Abak.): la voz de Dios o Abasí. Intermediario entre él y los
hombres. Se materializa en un pez sagrado,
cuya aparición o revelación haría feliz al pueblo
que lo cuidara. La voz de este pez asemeja el
himplado del leopardo, y se deja escuchar des-
de el cuarto del fambá con su rugido benévolo, resonancia que
interpreta el Iyamba friccionando de manera especial el Ekué o
tambor sagrado.
17
Santo franciscano llevado por los portugueses al colonizar el reino de Manikongo;
autoridad centralizadora de los pueblos bantúes, originarios de los Grandes Lagos
del oriente africano ecuatorial, quienes habiendo logrado escapar de las guerras
religiosas de los Hamitas, arribaron a las selvas subtropicales extendidas hasta el
estuario del río Congo y las cuencas superiores de los ríos Cunene, Cubango, Cui-
to, Chobe y Kasai, hacia finales del siglo XIII y principios del XIV.
Deidades cubanas de origen africano 95
TATA PANSÚA (R. Conga): también Pata Llaga, Tata Funde, Luleno
o Asuano. Una de las deidades más venerada entre
los congos que cuenta con innumerables devotos por
todo el país. Muchos lo equiparan con Babalú-Ayé.
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Hijo Ilustre de Guanabacoa, barrio importante y extenso de La Habana, descen-
diente directo de esclava conga africana. Su vida y obra ejemplar han sido reseña-
das por el periodista, escritor y editor Marcos Alfonso en su obra reciente (2004)
Tata Nganga. El mundo mágico-místico de la religión Bantú.
96 Deidades cubanas de origen africano
U
ULAU (Vodú): brujo que “trabaja” para hacer mal.
Y
YAYA BALUANDE (R. Conga): para algunos, Madre de Aguas. La
gran serpiente mítica cubana que se dice vive en los
ríos.
Deidades cubanas de origen africano 97
Z
ZANGE (Vodú): ángeles del vodú, sinónimo de luá o misterio.
LEYENDAS CUBANAS
AFRODESCENDIENTES
En Cuba, de forma deliberada, los esclavistas españoles mezclaron
etnias y lenguas en el barracón de la plantación cañera, en los cafe-
tales, entre la servidumbre doméstica y cualquier otro ámbito donde
se concentraban los esclavos africanos, a fin de dificultar la comuni-
cación y la unión entre ellos y obligarlos a emplear el castellano como
lengua franca. Así se hacía posible la relación entre amos y esclavos,
la cristianización y con ello la demolición de la cultura ancestral par-
ticular de cada grupo y la desintegración de la identidad cultural étni-
ca. Incluso, emplearon denominaciones metaétnicas (arará, lucumí,
carabalí) y otras etnológicas, como la mandinga, se convirtieron en
dicterios para designar cualidades negativas como torpe, revoltoso,
diabólico, etc., no solo por ignorancia o indiferencia hacia el origen de
los negros africanos, sino para borrar toda huella de identidad. Ello
explica parcialmente el mestizaje de las expresiones culturales africa-
nas en el crisol cubano.
síntesis del propio pueblo que lo aceptó por sus afanes y logros,
propios del hijo de una nación mestiza, orgullosa de sus variados
ingredientes raciales y culturales. La copia de su retrato, dibujos y
fotocopias, presiden muchas casas-templos, donde sus devotos
acuden a colocarle flores: doce blancas con un príncipe negro como
es la tradición o cualquier otra que el devoto con fe coloque.
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Cuando se desollaba al animal se ponía especial cuidado en dejarle enteros y uni-
dos a la piel los testículos con el escroto, y las cuatro patas con sus huesos hasta
la rótula.
Deidades cubanas de origen africano 115
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