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Pregones y Preguntas de un Viaje por Bolivia

por
Nicolás Acevedo Arriaza y Camila Silva Salinas

Lustrabotas y basureros llevan el rostro cubierto en


La Paz. Con pasamontañas, pañuelos o improvisadas
capuchas, los trabajadores dedicados a los rubros menos
gratos de la vida en ciudad, prefieren cubrir sus rostros para
ocultar sus identidades, evitando así molestias e
incomodidades en su cotidianeidad. La mácula de una tarea
considerada poco digna enluta las miradas de aquellos
trabajadores que renuncian al estigma de su labor, abriendo,
de esa manera, las posibilidades de realizar otras actividades
aparentemente alejadas de su situación social, por ejemplo, ir
a la Universidad. Como señala uno de ellos, la principal motivación es “que no se le vea
la cara a uno… A veces no saben los familiares que trabajamos de lustrar, y usamos
este pasamontañas… además algunos también porque estudiamos en la universidad, la
universidad es un lugar de mucha gente que nos discrimina. Yo creo que en el mundo
entero hay una discriminación, pero aquí en Bolivia, es parte de taparse la identidad,
para no demostrar que uno que está estudiando hace esto… pese a que el trabajo es
digno de uno, aquí en Bolivia nosotros vivimos ese tipo de criticas…”. (Por la Huella)

Cual ejército de guerrilleros que descansa en cada esquina, este ejército de


encapuchados de mirada esquiva nos recuerda, en nuestro paso por La Paz, los desafíos
y tareas pendientes de un proceso político que por primera vez, ofrece descubrir el
rostro postergado del campesino e indígena, en una nación en que fulgura una
multiplicidad digna y vital, pero que sin embargo, tiene por delante el desafío de
magnitud histórica de construir las condiciones políticas, sociales y culturales para que
el velo que cubre los rostros de aquellos trabajadores –¡y de tantos otros!... pues hay
otras capuchas que cubren o descubren la limosna, el trabajo infantil, la precariedad y la
desprotección laboral, las extensas jornadas de trabajo y aún… el hambre, el frío, la
falta de escuela…- pueda, al fin, ser retirado y destruido por la misma mano que lo
instala.

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El carnaval de los (des)encapuchados

Cuando llegamos a Oruro el carnaval


hacía olvidar por unos días, aparentemente, la
lucha cotidiana que es la vida en aquellas
tierras. Entre bailes, trajes de colores,
devoción, agua y espuma, niños y adultos
recorrían y se mojaban en las calles. El
mundo se vuelve al revés, mientras los afiches
anuncian el cuidado del agua, la ciudad se
llena de bombas del preciado recurso que se esparce en nuestras ropas. Abundancia: de
gente, de colores, de olores, de recursos, de visitantes. Nos preguntan cuándo es el
Carnaval en Chile, nosotros tenemos que explicar que alguna vez hubo pero fue
prohibido, adiós carnaval, tenemos que venir lejos para comprender un poco de que se
trata esto. Todo es fiesta, pero también hay tiempo para conversaciones. La señora
Valeria, que nos recibió en su casa, nos cuenta que se siente contenta con el gobierno
liderado por Evo, pues se ha preocupado de los campesinos más que nadie. Días antes la
ciudad había estado de aniversario y Evo había entregando máquinas agrícolas a algunas
comunidades. “Esto no es crédito, es regalo para el movimiento campesino, es una
obligación del Gobierno dotar estas maquinarias, con mucho cariño y respeto estas
donaciones van para el movimiento campesino para que pueda garantizar alimentos al
pueblo orureño, al pueblo boliviano” (Diario Los Tiempos). Y es precisamente la
génesis de este proceso, donde es el indígena y no la clase media, la fuerza motriz de la
revolución boliviana, lo que lo que los diferenciaría de otras revoluciones, según nos
dicen en la Vicepresidencia en La Paz. Y eso se siente, se huele… en las calles, en los
barrios. Viajando en taxi por Oruro, el conductor reclama: “todas las ayudas son para
los campesinos”… lo pronuncia como diciendo campesinos = flojos… los indios…
invisibles, a quienes se les obliga a ocultarse… ahora eran protagonistas… hacían la
historia. Según Álvaro García Linera, actual Vicepresidente, la construcción del Estado
en Bolivia ha estado caracterizada, desde su albores hasta su última expresión
neoliberal, por el hecho de que “los indios eran la parte folclórica de la sociedad, la
parte atractiva del turismo”, por lo que en la propuesta de la nueva Constitución
Política del Estado “los indígenas son la fuerza matriz de la construcción” de este. ¿Qué
sujeto atiborra las calles durante el Carnaval? Esta es la fiesta es de los encapuchados

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de cada esquina, de la vida cotidiana, de la escuela, del campo y las calles… de los
marginados. ¿Cómo se está construyendo el sujeto de cambio social en Bolivia? Frente
a la historia de un Estado incapaz de asegurar su reproducción, donde los grupos de
poder fueron incapaces de mantener la conducción política del Estado e incapaces de
construir gobernabilidad de arriba hacia abajo, resulta interesante preguntarse cuál es el
sujeto social que protagoniza el actual proceso de transformación social. ¿Quiénes son
las mayorías de la Bolivia plurinacional? Con un nivel de aprobación superior al 60%
del universo electoral, la consagración de Evo Morales como el conductor del proceso
de construcción de Estado en Bolivia da luces del interesante protagonismo de los
indígenas y campesinos, los mismos que otrora fueron utilizados como portaequipajes
para que otros hicieran sus revoluciones, como nos señala un abogado que participó de
la Asamblea Constituyente. Ese indio, supuestamente representado y reivindicado en el
discurso y las acciones de
revolucionarios profesionales, es el que
ocupa a todas sus anchas las calles
festivas del Carnaval y el que está al
tanto y atento a los procesos de
nacionalización, industrialización,
escolarización y subvención.
“Dignificación”, dirían en La Paz.

El viaje continúa por Oruro, el taxista sigue en su reclamo, sacando a colación


que el gobierno es trotskista y estos querían perjudicar a la clase media. “¿Qué es el
trotskismo?”… pregunto, de curiosidad -porque en realidad, hasta ahora, no sé mucho lo
qué es -… el hombre me dice que significa que quieren expropiarle sus casas a quienes
tienen más de dos (los rumores dicen lo mismo de Chávez) y si un taxista tiene más de
un auto… “Pero, ¿eso ha sucedido?”… - No…. Pero puede… los trotskista, decía con
miedo y remata…. “Y es que aquí hace falta un Pinochet…” Nosotros relatamos lo que
significó la Dictadura para Chile: privatizaciones, precarización, represión. Explicamos,
para el espanto de cada taxista, que en Chile la salud y la educación se pagan, que las
universidades cobran mensualidades equivalentes a un sueldo mínimo, que para adquirir
bienes sólo contamos con el dinero plástico y cómo vamos amarrando trabajo futuro
para pagar los gastos. El taxista quedó impactado… frente a los esfuerzos en educación
y salud, no tenía nada malo que decir.

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La política concreta y aterrizada…

¿Cómo se ha expresado en la vida de la gente, de los comunes y corrientes, la


presencia del MAS en el Gobierno? A través de una serie de reformas sociales
tendientes a ampliar la protección estatal durante todas las etapas de la vida, financiadas
directamente por los ingresos que el Estado ha obtenido a partir de la nacionalización de
los recursos energéticos tales como el gas y el estaño. Desde el Bono Juana de Azurduy,
creado para proteger “el derecho fundamental a la vida y a la salud”, que facilita el
acceso de la madre y el recién nacido al sistema de salud, pasando por el conocido Bono
Juancito Pinto, que ofrece un estímulo a la escolarización y a la erradicación del trabajo
infantil mediante la entrega de 200 bolivianos anuales por alumno –algo así como
$16.0000- que mantenga buena asistencia y calificaciones; hasta abarcar la tercera edad
a través del Bono Dignidad, una especie de pensión desde los 55 años, esta serie de
gratificaciones buscan facilitar el acceso a los derechos fundamentales de salud,
educación y vida digna. En las últimas semanas entró en trámites legislativos el nuevo
Código del Trabajo, que plantea restricciones al trabajo infantil y juvenil, facilidades
para que se respete el derecho a la escolarización y a los estudios profesionales de los
trabajadores y la existencia de un período de preparto de 15 días y 75 de postparto para
las mujeres, así como la disposición de que las empresas con más 10 trabajadoras con
hijos menores de 4 años deben contar con centros infantiles.

Quizás sorprenda la modestia de las medidas, el bajo monto de los bonos en


relación a los costos que conocemos y lo reciente de disposiciones laborales que en
Chile datan de larga data. En Bolivia se está construyendo Estado en ámbitos donde
reinaba la desregulación, donde más que haber leyes malas o insuficientes, no había
leyes; así como en otra serie de aspectos sutiles que son aún más llamativos: campañas
para aprender a usar el paso de cebra, los semáforos, para no malgastar el agua, para que
la gente sepa que tiene derecho a devolver un boleto de bus. La desregulación se
comprende como abuso y el Estado se construye también como fiscalizador. Por ello la
gente recepciona de tan buena manera estas medidas, que poseen un tinte muchísimo
más transformador que los “Bonos Marzo” que se avecinan en Chile… pues son la
manera en que el Estado en construcción se hace presente en aspectos cotidianos y poco
épicos, pero enormemente significativo para la vida de los bolivianos. El mismo hecho
de que los bonos tengan nombres históricos o simbólicos y no reciban un simple rótulo

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técnico, da cuenta del carácter político que se quiere dar a esta redistribución. Cada niño
sabe quién fue Juancito Pinto. Y las salas se repletan de niños de diversas edades, que
han regresado a la escuela que algún día debieron dejar o a la que nunca asistieron,
planteando nuevos desafíos en el ámbito educativo que, como nos explican, aún no se
están enfrentando.

En materia de educación, el
mayor esfuerzo del Gobierno apunta a
la (re)escolarización, paso previo
antes de realizar cualquier reforma
cualitativa. El mismo historiador que
nos explica tales detalles en el Museo
de Etnología y Folclor de La Paz, nos
cuenta que la Ministra de Educación y
Culturas, la historiadora Magdalena
Cajías, se encuentra en un año sabático realizando una serie de documentales que narran
el proceso político y social que atraviesa el país. Grata sorpresa, cuando por teléfono,
ella misma nos ofrece información y apoyo en todo lo que trate de educación y
socialización, tareas que en Bolivia aún están pendientes, pues no forman parte del
programa más urgente –lo primero, vale la pena repetirlo, es llevar a los niños, jóvenes
y adultos a la escuela-, pero que sin embargo se mastica, se conversa, se cuaja.
Actualmente, una comisión trabaja en una reforma curricular, allanando el camino hacia
los procesos educativos tanto dentro como fuera de la escuela.

Reflexiones en curso

Quizás el principal mérito político del actual proceso boliviano, sea el haber
identificado adecuadamente el sujeto social que protagonizaría su proceso de
construcción de Estado. Indios, pobres o campesinos, la apuesta no fue por sujetos
teórica o idílicamente construidos, sino que se basó en una lectura política de la realidad
social boliviana. Indios en tanto mayoría, no sólo como indígenas, pues ello sería seguir
reduciendo su existencia al mero folclor, celebrando la cultura sin atender a los
conflictos económicos y sociales subyacentes, que casi siempre trastornan, deterioran e
incluso impiden dichos modos de vida. Identificar las mayorías sin olvidar las

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particularidades, más aún, enarbolar la plurinacionalidad de un Estado poniendo en
jaque a la teoría política moderna y a la manera en que han sido construidos los Estados
latinoamericanos, ha sido uno de los méritos más interesantes de este proceso, que lo
diferencia profundamente de otros procesos revolucionarios, tanto de construcción de
Estado como de referentes políticos. El debate está en curso. Las críticas provienen de
todos los frentes: desde tribunas como La Patria se
pone en duda que sea desde el Estado donde se
pueda construir el “socialismo comunitario”, en
base a una comparación con referentes teóricos
clásicos. Pero desde la Vicepresidencia nos aclaran
que su rol, más que cooptar a los movimientos
sociales, es fortalecerlos. Es por ello que se están
haciendo esfuerzos en la formación política y social, a través de escuelas itinerantes que
recorren las ciudades y pueblos, debatiendo y buscando nuevos rumbos. Es la
Vicepresidencia la que acude en ayuda de las organizaciones, no ellas las que acuden a
solicitar asistencia del aparato estatal. Es necesaria la formación política, la creación de
cuadros, nos plantean. “Aquí hay un claro liderazgo y por mucho tiempo, pero no es
suficiente”, en cuanto el MAS ha sido un instrumento político exitoso en los últimos
años... pero insuficiente. Para García Linera “nunca en la historia se había logrado
construir una mayoría social nacional y popular de tal envergadura”, que triunfara en
cuatro elecciones con más del 50%, asegurándole cierta continuidad al proyecto en
desarrollo.

El desafío está en construir poder desde el Estado sin que los humos se les suban
a la cabeza. En las recientes elecciones municipales en La Paz, el MAS pactó con la
oposición a fin de asegurar el triunfo de su candidata… ¿era necesario pactar para ganar
ese Municipio, donde hubo un apoyo irrestricto a Evo y a Álvaro en las últimas
elecciones?, se preguntaba el mismo amigo que nos recibió en Vicepresidencia. Es un
hecho reconocido que la Constitución no surge de un consenso, pues como señalan
publicaciones del Gobierno, es imposible que hubiera sido así, en cuanto se enfrentaban
intereses, posiciones, convicciones. Lo importante es que tiene una mayoría
respaldándola y hoy la lucha es colocarla en curso y en práctica. Y que se construye un
Estado desde la diversidad, no desde el mito del consenso. Quizás he ahí el mayor
emplazamiento y la pregunta más compleja de nuestro viaje.

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Todas las fotografías fueron tomadas por nosotros durante nuestro viaje a
Bolivia, salvo la primera, que obtuvimos de www.porlahuella.wordpress.com y la
tercera, tomada por Roberto Deibe, querido amigo argentino, durante la ascensión a la
presidencia de Evo Morales, unas semanas antes que nosotros llegáramos a La Paz. Las
palabras en cursiva corresponden a conversaciones que sostuvimos con amigos
bolivianos y a fragmentos de entrevistas que leímos en periódicos bolivianos (La Patria
y La Razón) e Internet (La Huella, Los Tiempos y página de la Vicepresidencia). Las
impresiones y reflexiones, traducidas en palabras e imágenes, son obra nuestra, que con
cariño ponemos a disposición de nuestros amigos, compañeros y familiares.
Se echa a correr la bolita…

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