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LA CAL EN PASTA

Buscar en you tuve: Proceso de elaboración artesanal de la cal en


pasta.

La cal en pasta se obtiene mediante la adición de agua a los terrones de cal viva en una relación de 3,6 litros de
agua por cada kilo de cal viva. Como ya hemos visto, durante este proceso el óxido de calcio se transforma en
hidróxido de calcio.

Para calcular la cantidad de cal viva que se requiere para 1 m 3 de mortero se puede estimar que con 400 a 550
kg de cal viva se obtiene un metro cúbico de cal en pasta.
La cal en pasta o grassello de cal o cal grasa es una pasta blanca densa. El proceso de hidratación es un proceso
lento, siendo muy importante que la cal se apague bien, ya que si quedan en la pasta restos de cal viva sin
hidratar pueden hidratarse posteriormente en el interior del mortero provocando su rotura. A estas partículas o
“grumos” de cal viva sin hidratar se los llama comunmente caliches.

Para apagar la cal y obtener cal en pasta en grandes cantidades se pueden emplear bidones metálicos grandes.
Dichos bidones han de estar muy limpios, sin restos de morteros, arena o cualquier otra sustancia y sin óxidos.

Primero se llena el bidón con el agua necesaria y posteriormente se le añade la cal viva. Nunca al revés.

Bidón de obra metálico. Es importante disponer de uno con tapa y cierre de anilla.

Se debe contar con las medidas de protección adecuadas:


 Guantes de goma resistentes (son mejores los resistentes a los álcalis, pero pueden servir también guantes de
fregar, nunca guantes de látex, pues se rompen muy rápido).
 Gafas de protección.
 Mascarilla para gases (el filtro de la mascarilla ha des ser para vapores inorgánicos, generalmente es de color
amarillo). Durante la reacción del CaO con el agua se desprende CO2, que es un gas tóxico que puede llegar a
provocar asfixia en grandes concentraciones. Lo mejor es realizar esta operación al aire libre, evitando siempre
los lugares cerrados.
Las medidas de protección son muy importantes, ya que la piel en contacto con
la cal viva se quema.
Una vez que se vuelca la cal viva en el agua, ésta comenzará a calentarse, llegando en algunos casos hasta la
ebullición (esto dependerá de la reactividad de la cal viva). Cuando la temperatura de la mezcla comience a
bajar, es el momento de remover para evitar que los terrones de cal se depositen en el fondo del bidón. Se
puede realizar con una pala de punta cuadrada o recta o con un rastrillo. Con el batido se garantiza que todos
los terrones de cal se deshacen. Es conveniente batir constantemente el día que se apaga la cal.

Pasados dos días, se ha de proceder al tamizado o cribado de la cal. Este paso es fundamental, ya que así nos
aseguramos de que no quedan caliches ni impurezas y de que la cal que vamos a obtener es fina. Para tamizar se
emplea un tamiz metálico o malla plástica resistente, con una luz de malla no superior a 1 mm. Se vierten sobre
el tamiz pequeñas cantidades de pasta y se aprieta con la ayuda de un paletín o una paleta con las puntas
redondeadas para evitar la rotura de la malla. Los grumos más grandes que no pasan por la criba no se utilizan.
Cribado de la cal en pasta. La malla se puede sujetar con el propio cierre del bidón o, en su defecto, con un alambre grueso bien tensado.

La cal tamizada se ha de guardar en un recipiente que no sea metálico, puesto que con el tiempo acabaría
oxidándose (a mi personalmente me ha sucedido y la cal se me ha echado a perder…). Los bidones de plástico
son ideales para el almacenamiento. Existen en el comercio muchos tipos de bidones. También se pueden
reutilizar cubos de pintura de 25 kilos, previamente lavados. Dichos cubos tienen la gran ventaja de que la tapa
cierra herméticamente. Además, son fácilmente apilables y transportables.

Bidón de plástico con cierre de anilla. Idóneo para el almacenamiento de la cal en pasta

Para el almacenamiento de los recipientes con la cal en pasta se ha de disponer de un lugar en el que no incidan
los rayos del sol directamente sobre los recipientes. Es mejor un lugar en el interior, al resguardo de la luz y de
los cambios bruscos de temperatura.
La cal en pasta ha de estar cubierta con agua.
Debe tener unos diez centímetros de exceso de agua para conservarse en perfecto estado. De lo contrario, la cal
entra en contacto con el aire iniciándose la reacción de carbonatación. Es aconsejable revisar de vez en cuando
los bidones. Cuando la cal ha absorbido todo el agua, se crea una costra superficial que protege la pasta
subyacente. No obstante, es importante que dicha costra esté siempre húmeda. Añadiremos agua siempre que
sea necesario.
Para un buen resultado, la cal en pasta se ha de almacenar durante un mínimo de
tres meses. Cuanto más tiempo esté la cal en pasta en reposo en el bidón, mayor
será la calidad del producto final.
A la cal que ha sido almacenada apagándose durante mucho tiempo se la denomina también cal añeja. Los
romanos conocían empíricamente el aumento de la caidad de la call con el tiempo y siempre empleaban cal
apagada durante varios años.
Una cal en pasta apagada durante muchos meses es más untuosa, más suave y se trabaja con mayor facilidad.
Actualmente son numerosos los estudios realizados sobre este tema. Las pruebas de laboratorio han
determinado que las cales apagadas durante muchos años sufren una transformación a nivel estructural. Las
partículas de hidróxido cálcido (también llamado Portlandita o Ca(OH)2), que inicialmente presentan una
estructura cristalina prismática, se reducen en tamaño con el paso del tiempo, formando cristales hexagonales
de estructura laminar y tamaño submicrométrico o nanométrico.
La reducción del tamaño de las partículas favorece el proceso de carbonatación.
Si quieres leer más sobre este tema, recomiendo el siguiente artículo.

“Aging of Lime Putty: Effects on Traditional Lime Mortar Carbonation“.


Olga Cazalla, Carlos Rodriguez-Navarro,† Eduardo Sebastian,  Giuseppe Cultrone.
Departamento de Mineralogía y Petrología, Universidad de Granada, España.
Maria Jose De la Torre
Departamento de Geología, Universidad de Jaén, España.
Y también

”Microstructural Changes of Lime Putty during Aging”. Margalha, M., Silva, A., do Rosário Veiga, M., de Brito, J., Ball, R., and Allen, G. (2013).

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