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El nombre de Nietzsche parece asociado irremediablemente a la nocién de voluntad de poder, ni siquiera a la nocién de voluntad sino al poder puro y simple. La interpretacién més corriente ve en su obra una suerte de hecho consumado, una moral del uso de la fuerza; y répidamente todo pasa por alli: los laboratorios para experiencias inconfesables, la supresién de los degenerados, de los alienados y de los viejos, los hornos cre- matorios, los gansters tanto como los bombardeos atémicos, todo y todos pueden invocar ahora al padre del inmoralismo \ moderno; el superman estandar, sea capitan de la industria, explorador, benefactor de la humanidad, pasa por el producto del profesor de la “energia vital”. “{Quién es, pues, Nietzsche?” ~pregunta el inocente. Y el Larrouse responde: Sus aforismos han tenido una gran influencia sobre los tedricos del racismo ger- mdnico. En vano, al parecer, en vano steforimnoaTt dele iaje Ciencia clama con una voz lejana, tan lejana: Nosotros los sin pa- tria somos en cuanto a la raza y el origen demasiado divergentes y mezclados, en tanto hombres modernos, y en consecuencia muy poco tentados de formar parte de ese excesoy de esa idolatria racial que hoy se muestra en Alemania como signo distintivo de las vir- tudes alemanas y que, en el pueblo del “sentido histbrico” otorga doblemente la impresién de lo falso e indecoroso. En el momento de presentar al publico esta nueva versién de la Gaya Ciencia, la tercera luego de aquellas aparecidas anteri- ormente en lengua francesa, nos preguntamos si corresponde a los acontecimientos verificar el valor perenne de un pensami- ento. Sin dudas, un espiritu que constituye por si solo las sordas exigencias de una época gana mas o menos “importancia” cuan- Bose tg 20 PIERRE KLOSSOWSKI do acepciones primarias le adjudican la inspiracion de tenta- tivas aberrantes: la interpretacién erronea del “super hombre” deliberadamente aislado de su corolario que es la doctrina del e sla muerte de Dias, el nada es verdadero, todo etd permitido —convertidos en slogan repetido desde hacé tedio Siglo en el ambito ético y social. Ello ocurre en el contexto de empresas politicas que, atin sosten iendo la culpabilidad de toda palabra dicha o escrita, no serian nunca més que el inevitable precio de un momento espiritual vivido en la exclusiva felicidad de un alma arrastrada a la incandescencia; el retroceso, la dis- tancia, pero también el compromiso de una vision con respecto alo que fue en su unicidad; esto es lo que permitirfa liberar jus- tamente la experiencia que carga el nombre de Nietzsche tanto de su propio contexto histérico como de las malversaciones de las que fatalmente fue objeto en la posteridad. Ahora bien, las primeras palabras del pasaje citado més ar- riba parecen definir bien, bajo su aspecto mds inteligible, la lec- cién que hay que sacar de esta experiencia: “Nosotros los sin patria... demasiado divergentes y mezclados... en tanto hombres modernos.” Bajo su aspecto més familiar, en tanto que nos con- cierne a nosotros, que ahora la leemos. Demasiado divergentes, demasiado mezclados, es decir, demasiado solidarios con todo Jo que nunca fue vivido, experimentado en diversos lugares; en una palabra, demasiados ricos y por lo tanto demasiado libres para tener que alienar esta riqueza y esta libertad a favor de una adhesion concretamente determinada por el tiempo y el espa- cio; y de este modo de tal polivalencia del sentir que ninguna empresa limitada a no importa qué interés concreto hols agotar nuestra capacidad de gasto; ahi est4, segtin Nietzsch : lo que constituye la modernidad. Pero no nos engafiemos: “ se trata aqui de algiin vago cosmopolitismo; moderno si in una aptitud de simpatia que atin nunca se ha alcanzado ean cud de la cual el espiritu entra inmediatamente en contact, Ono UN TAN FUNESTO DESEO 21 S6lo con eso que parece lo mas extrafio, sino con el mundo més antiguamente pasado, con el pasado mds remoto. iConquista de una nueva posibilidad de vivir! Nosotros los sin patria, ¢hacia qué lugar aspiran, dénde viven, pues, efectivamente?. “En las montanas, separados, inactuales, en los siglos pasados 0 Sfusturos... Y para Nietaschee wn todo: én el punto culminante del saber, el espiritu reivindica Para si todo momento vivido de la historia, identificando el yoa sus diferentes tipos como a otras tantas versiones del si mismo. Aqui la vis contemplativa habra “absorbido Ia voluntad de poder, Puesto que esta voluntad nun- ca tuvo otra finalidad més que su intima necesidad: re-integrar este universo que, en su multiplicidad, se pretende y permanece idéntico a s{ mismo. Ahora bien, semejante situacién del espiritu en su “moder- nidad’, semejante ex-patriacién de la voluntad en el espiritu, se remonta a la aventura del saber vivida por los humanistas “re-nacientes’, particularmente a los humanistas alemanes de la Reforma que Faustus, el doctor Afortunado —cuya for- tuna es 7e-vivir su vida— encarna Prestigiosamente. Para estos humanistas alimentados por la nocién platénica de la remi- niscencia, el conocimiento [connaissance] del pasado —co- nacimiento [co-naissance] en el pasado’ que debe entregar el secreto del por-venir se duplica con el conflicto teoldgico del libre y del servo-albedrio, de la libertad humana y de la gracia divina, de la condenacién y de la eleccién, SOY ELEGIDO, TODO ME ESTA PERDONADO DE ANTEMANO. ESTOY CONDENADO, TODO ME ESTA PERMITIDO TAMBIEN AQUI EN LA TIERRA. :Cudl es la diferencia? La cternidad. Mutatis mutandis, para el ateo Nietzsche, here- deto de la especulacién humanista a la vez protestante y platd- nica (con sus elementos: nostalgia de la Antigiiedad, atraccién 2 Klossowski juega aqu{ con la similitud en entre los términos connaisance, Conocimiento, y co-naissance, co-nacimiento, (N. de T,) 22 PIERRE KLOSSOWSKI del mundo latino, prestigio contradictorio del pontificado neroniano, “César-Cristo”, etc.) saber si ef conocimiento del pasado me asegura la eternidad todavia sigue siendo el tema oscuro de su pensamiento, verificable en los diferentes planos de la filosofia de la historia y de la doctrina del eterno retorno de un mundo idéntico. Para Nietzsche el mundo “moderno” con sus conflictos sociales y su moral nihilista del Progreso no es mds que un interludio de tinieblas, como para los humanis- tas lo era el mundo escolastico: mas alla de ese interludio de] pasado descifrado ascenderé el sol por venir. El dilema: {libre 9 servo-albedrio? aparece aun en las expresiones: “Voluntad de poder”, “muerte de Dios”, “nada es verdadero, todo est4 permi- tido”, como su resolucién en el sentido de la predestinacién, oO sea, en la necesidad del eterno retorno (todo est4 perdonado: sentido ultimo de la bendicién de Zarathustra). Para el huma- nismo (Fausto), el saber, la gnosis se hallan bajo el signo de la Serpiente que, por su prediccién politeista, promete: eritis sicut dii, es decir, la eternizacibn del hombre por medio del saber. Llegara el dia en el que se le concedera el perdén a la volun- tad del “asesino de Dios”, es decir, cuando la serpiente misma simbolice doblemente e/ olvido del saber y la consumacién del eterno retorno de todas las cosas. La condenacién surgira de este “sentido histérico” que agobia al hombre moderno porque lo aleja de su pasado, es decir, de sus recursos originales, de su porvenir; en otros términos, el nihilismo de quien no puede re- ponerse del crimen de los crimenes. Y veremos que ser moderno. para Nietzsche, corresponde a liberarse, por medio del cono- cimiento mismo de la historia, de la progresién rectilinea de la humanidad ~el movimiento “dialéctico” irreversible del ma-_ terialismo histdtico— para intentar vivir segdan una representa-_ cién del cérculo en la que no solamente todo esta perdonado, sino ademas donde todas las cosas son restituidas. —aqui encontramos | | | UN TAN FUNESTO DESEO 23 nocién de gracia reintegrada al mito, puesto que la posibilidad del mito se confunde con la gracia. ~ Me referiré ahora a un texto de Nietzsche que precede veinte aftos a la publicacién de la Gaya ciencia, a la famosa Consideracién Intempestiva [Unzeitgemésse Betrachtungen] de 1876, titulada: Sobre la utilidad Y los inconvenientes de la his- toria para la vida [Vom Nutzen und Nachteil der Historie fiir _das Leben),-parxextraer tres primeras nociones: el instayte, el olvido }\\a voluntad, ksta triada de la que precisamienté nacerd el saber, y entonces quiza se co mprenderd mejor cémo se llega de la ciencia del pasado, en satan del porvenir, no so- lamente aun saber, sino avin saber jovial a una Saya ciencia que coincide con una recu peracién del pasado, pero cuya alegria no es la del redescubrimiento de un pasado histérico Propiamente dicho, sino de ese Paso no histérico del porvenir en el pasado, _ del presente en lo eterno EI pretexto de esta Consideracién Intempestiva de 1876 es justamente el peligro de la hi ipertrofia del sentido hist consiguiente, de la obsesié: ‘érico, por n del pasado, problema especifica- mente alemén, muy relativo a la €poca; Pero lo que més nos busca reestablecer, ra, un contacto mu- cho mas inmediato con el més lejano pasado. Como punto de partida de esta intempestiva, Nievasche clige la manera en la que el instante es vivido diferentemente por el animal, el nifio yel hombre adulto, $i e| animal que olvida todo en Seguiday ve mo- desaparece en la noche ‘yen la niebla, vir realmente cada instante, pagarse para siempre, sugiere la primera imagen de una vida ay 24 PIERRE KLOSSOWSKI sin historia, el nino ofrece al adulto el conmovedor Sspectéculy de una vida que atin no tiene ningiin pasado del cua jugando entre las barreras del pasado y del porvenir en una ciega serenidad. Al contrario, para el hombre, el instante bruscamente abt, bruscamente desvanecido, nada an, ei mies después, regresa sin embargo bajo la forma de espectro trastocand, la calma de un instante ulterior. Una hoja tras otra se despren sin cesar del rodillo del tiempo, cae, vuela -y sttbitamente vuel, le a abatirse sobre nosotros. Entonces el hombre dice: “Me ies Arrancado de la ciega serenidad de la infancia que ocultab, 7 olvido, aprender4 a comprender la palabra: fue, propicia ae] recordarle lo que constituye, profundamente su existence imperfectum que nunca podria realizarse en su t > un L Tenegar, el seno de Otalidad; |. yla muerte que provoca finalmente el olvido deseado, Pero que, al escamotear al mismo tiempo, el Presente y la ex: : istencia, viene ©xlstencia no es una cosa que ng vorarse y de con. ne, y ya futura y ultima doctrina de Nietzsche, como sepa i Proposicién que sigue: “Tanto en la més Pequefia como en Ja més grande felicidad hay siempre una sola cosa que hace que una felicidad sea la felicidad: Ia facultad de olvidar o, ‘Para ex presarse de manera mds erudita, la facultad de sentir todas las cosas fuera de la historia, mientras dure ese estado. Quien, en ef” olvido de todas las cosas pasadas, no sabe posarie en el umbral del instante, quien no sabe m antenerse en un solo punto, como una diosa de la Victoria, sin vértigo ni temor, jamds sabra lo que es la felicidad, y mucho Peor: jamds conocerd lo que hace felices a los demds... Todo actuar exige olvido; lo mismo que la vida or- ganica no sdlo exige luz, sino también Oscuridad. Si es posible vivir casi sin recuerdo, o sea, vivir felizmente, como lo prueba el animal, es del todo imposible vivir absolutamente sin olvidar.” a marcar con su sello la constatacién de que la otra cosa que un haber sido ininterrumpido, vive mds que del hecho de renegarse, de de tradecirse...” Frase que ya €n germen contie UN TAN FUNESTO DESEO 25 y, de hecho, cuando la voluntad liberada del “sentido histéri- co’, se haya identificado con esa cosa que sélo vive de su Ppro- pia contradiccién, entonces en el instante vivido ya no como espectro de un instante anterior, sino como serenidad, ya no ciega sino lidica, el universo mismo no aparecera ya en tanto un imperfectum, sino bajo los rasgos de un nirio que juega. Por el contrario: Hay un grado de insomnio, de rumia, de sentido histérico perjudicial y ruinoso para lo que estd vivo, se trate de un indi- viduo, de un pueblo o de una civilizacién... Para determinar ese Sado... a partir del cual deberta ser olvidado el pasado... habria que poder determinar... la FUERZA PLASTICA de un indi- viduo, de un pueblo, de una civilizacién: entiendo a esta fuer- za como la que les da un crecimiento Propiamente original, en virtud de una transmutacién de las contribuciones del pasado y de los elementos extranios que se incorporan. Por lo tanto, habria una manera de existir en la historia y fuera de Ja historia. En lo referente al “sentido histérico” en un momento determinado de la historia, establece una telacién falaz del instante vivido con el pasado histéricamente teflejado y el tiempo que queda Por vivir. Si exalta el pasado, vacfa el Presente; si establece las tareas del presente segun las realizadas en el pasado, descalifi- ca tanto el pasado como reduce las posibilidades del presente: Porque no podria juzgarse conscientemente lo que fue realiza- do en otro tiempo en la conciencia, como tampoco el hombre jams podrfa actuar en el Presente si no suspende la conciencia de su propio pasado. Y, de hecho, lo que constituye la historia son los actos las obras de individuos que esponténeamente Procedian por ceguera o Por injusticia en el momento mismo en el que creaban y actuaban, es decir, por olvido; de suerte que la historia no se compone sino por actos y creaciones sur- Bidos del olvido, de ah{ una estrecha relacién entre el olvido y la voluntad creadora, Esto que la historia ensefia es en realidad 26 PIERRE KLOSSOWSKI lo contrario de lo que el espiritu iseheied® prayéction el no.como una progresién cada vez més consciente del heke sino como el retorno ininterrumpido de los mismos disposit. vos nunca agotados en el curso de las sucesivas generaciones En este sentido, comprender la historia, en contra de la eienety que proclama su fiat veritas pereat vita, €s justamente alcanzar, gracias al esti lo de Ia nocién de retorno, una vida fuera de le historia; lo que ha sido positle.una vex, deber serlo una Vex ma Y Iejos de encontrar ahi un motivo de ociosidad o dees ~ terilidad, el hombre deber emprender por emprender; lo que habr4 querido siempre habré sido la realizacion de lo que creia no querer; puesto que apenas escapa de esta existencia querien- do escapar conscientemente de ella, mientras que esta existen- hacerle olvidar el momento deseado pata reencontrat infaliblemente esa integridad que caracteriza toda obra 0 toda accion de envergadur ‘Alli est, pues, eso gue testim or excelencia, e/fzrte ~ fuerzas sy ra-historis jando la mits lel devenir, lo carg obi compere a la cuistencia el cardcter We 10 eterno, S cibn idéntica. “Ta cinca, que nose ning patie ee oN ni elo existente, sino desting cam = uae por-elsélo Rech — «tir; si no elijo libremente la reiteraci de existit ‘Mente incomprensible absurda) de mis actos ya muchas veces te ee S rea. lizidos, dejaré de ser yo mismo, en tanto duefio de mj Propi 10 72008 ae = secreto, en tanto encarnaciOn de esta Tey soberana, sin dejar po . : r Tl de actuar necesatiamente como su propia confirmacig solo puedo ser yo mismo al desear libremente mi vida re Vida necesariamente. Pero la Tey del eterno retorno revoca el dilema eau ser-ahi reiterado, perdido e inmediatamente reencontra. do, eyo en cada “caso es responsable de volver a quererse ta sariamente sera: su libre fecisié =e sidad de su ser, cuyo movimiento circular arrastrard siempre e| imperativo: iQuidvete ati ‘mismo!, para abolirlo en el momento quetido Y, sin embargo, la pregunta que se plantea respecto a todas las cosas: ;Querrias esto y aquello innumerables veces? debe convertirme, tal como soy, en otro: porque en virtud de esta ley abrumadora, més voy a resentir su gravedad, menos importancia adjudicaré al pretexto de mis actos, y tomaré mas en serio mi propia desenvoltura... La manera en la que la eter- nizacin de i mismo, y en la que la sspiracién a la eernidad, se quiere explicitar aqui por medio de una concepcin ciclica del ser, equivale a racionalizar un instante extdtico inelucida- ble por naturaleza que, en si, suprime, por la identificacién del cpr in cla comunicable fuera de la imagen del circulo: de manera que un fragmento tardio do en la época de la Transmutacién de todos los valofes (1885) tncluso dice: “Querer, en verdad, el universo tal comoyfixe y tal como es, volver a quererlo por siempre, UN TAN FUNESTO DESEO 35 por la eternidad, gritando insaciablemente DA CAPO no sélo.a st mismo, sino a toda la pieza, a todo el espectaculo, no solamente a ese espectdculo, sino fundamentalmente a aquel para quien ese espectaculo es precisamente necesario, y que lo vuelve necesario: porque es y no deja de volverse necesario, Qué quiere decir esto? éNo serta justamente el CIRCULUS VITIOSUS DEUS?” Cuando el especticulo de la resaca al borde del mar (aforis- mo 310) le revelaba, en el movimiento 4vido de las ol: tas de la codicia de los tesoras sepultados, de la voluntad como su propio secreto: olas, de este modo vivimos nosotros, nosotrés los seres deseantes!, Se mismo Secreto no extaba en &I “jcomo WWE Wear deaiizar alge? menras que To Unico qu Kay & Se movimento Ado no hay nada ms que esa codicia de los tesoros sepultados: en verdad, nada més que esa voluntad de recoger-se en elit y venir de las olas: el alma, que regresaba a su soberanfa, no necesitaba ‘del enunciado de una ley del retorno idéntico de todas las ¢o- 5 sas: se la ve vivir fuera de la historia en la sociedad fabulosa de Tas olas: ;Dancen a su gusto, bellas tumultuosas! Aillen de placer — de maldad. Sumérjanse de nuevo, vuelquen sus esmeraldas en el fondo del abismo y arrojen encima sus blancos encajes infinitos de crema y espuma; yo aplaudo todo, porque todo las favorece igual- mente, a ustedes, a las que todo les debo: Como llegar a traicio- narlas alguna vez? Porque -sépanlo bien- las conozco, su secreto y conozco su raza! ;No somos, ustedes J misma raza? ;Ustedes y yo, creto? Y este secreto as, reple- fa naturaleza misma iDe este modo viven las conozco ‘90, de una tinica no tenemos un tnico y mismo se- =la leccion misma de la Gaya Ciencia que esa exaltacién del movimiento por el movimiento mismo arruina Ja nocion de cualquier meta en fa existencia y glorifica a indtil presencia del ser en la ausencia de toda finalidad: a falta de Pretextos gracias a los cuales la vida “valga la pena ser vivi- da’Ta especie humana se deteriora; sin embargo, el “instinto ——————=- ° CE Mas alla del Bien y del Mall Lenseits von Gut und Bése), 1. 36 PIERRE KLOSSOWSKI de conservacion_ stem] re crea OtFOS COMO ESOS, Propicios para presevvarla del vértigo del ser, de la angustia de una existencia car ka inutilidad de la existencia como si se tratara de se algo), slo los simbolos de una religién, tal como los simulacros del Sedan euenta de Ta adhesion del hombre a la imutilidad ad importante de los acontecimientos recientes, dice al comienzo del quinto libro de la Gaya Ciencia -a saber, que “Dios ha muerto’, que la creencia en el Dios cristiano ha caidg en el descrédito- comienza desde ahora a extender su sombra so- bre Europa. Al menos para algunos pocos, dotados de una sus- picacia bastante penetrante, de una mirada bastante sutil para este espectaculo, parececiera, en verdad, que algin sol esta en sy ocaso, que alguna antigua y profunda seguridad se ha transfor. mado en duda: a ellos, nuestro antiguo mundo debe parecerles dia a dia mas crepuscular, mds extrano, mds sospechoso,'mds antigno. Pero, esencialmente, podemos decir: el acontecimiento es, en si mismo, demasiado considerable, esta demasiado lejano, demasiado mds allé de la, facultad conceptual de la mayoria como para que pueda pretenderse que ya se haya alcanzado la noticia; y menos atin para que algunos se den cuenta de lo que realmen- te ha sucedido, y de todo lo que a partir de abora debe desmoro- narse una vez desplomada esta creencia por haberse fundado en ella y, por asi decir, enredada en ella: por ejemplo, nuestra moral europea en su totalidad. Y més lejos aun (aforismo 357): tan pronto como apartamos lejos nuestro la interpretacién cristiana, tan pronto como condenamos su. “signi icacién” como una mone- da falsa, la pregunta SCHOPENHAUERIANA ns asalta del modo més terrible: ; LA EXISTENCIA TIENE UN UNICO UN SENTIDO? -pregunta que necesitard de algunos siglos para comprenderse en toda su profundidad. Sin embargo, en la muerte de Dios, en el acontecimiento de los acontecimfentos, —_—— UN TAN FUNESTO DESEO 37 experimentado en la parabola del Insensato (aforismo 125) a como el crimen de los crémenes, va.a situarse el instante decisivo ™\ de la voluntad en la necesidad circular del ser; ahi, por el con- ) trario, el acontecimiento emerge en una suerte de olvido como. “una accién pasada: para los hombres esta accién les es atin mds ia ans i que los astros mds lejanos ~¥, SIN EMBARGO, SON ELLOS QUIENES LA HAN REALIZADO! Yen efecto, para Nietzsche, eI nihilismo que sigue ala situacién historica de la “agonia del ctistianismo no puede ser superado a menos que lavoluntad lo asuma como un acto sacrilego: Dias ha muerto... iy somos nosotros quienes lo hemos matado! Lo que el mundo ha- bia poseido hasta entonces como lo mds sagrado y lo mds poderoso ha perdido su sangre en nuestros cuchillos. ;Quién limpiard esa sangre de nuestras manos? ;Qué agua bendita podrd alguna vez purificarnos? sQué solemnidades expiatorias, qué juegos sagrados tendremos que inventar?... La nocién de super-humanidad no significa nada si se la aisla del contexto sobre el que el nihilis- mo debe asumirse como sacrilego: el superhombre se anuncia como una nueva madurez del espiritu que vuelve al continuo posible en el que parecen coincidir, de manera indiscernible, la caida en el mas acd de lo humano yelimpulso al mas alld -equi- voco mismo que debe ser resuelto y superado por el hecho mis- mo de la voluntad, La libertad en la que se halla el asesino de Dios (el nihilismo moral) puesto que deriva de la supresién del Decalogo (del sé debes) se transforma de inmediato en una ciega necesidad de la que el yo sélo sobrevive si se impone a si mismo un nuevo: t/ debes, el tu debes querer. Querer, ;qué? ¢Querer la nada? Una simple situacién que sucede en Occidente; un que- rer inconsciente porque la humanidad no podria querer la nada por la nada misma, mientras que en su impotencia de querer se entrega a la nada. (Y Nietzsche, que denuncia en otro lugar la mistica de la nada, habla aqui ~aforismo 347- de los miserables reductos donde van a perderse con violencia los mds inteligentes PIERRE KLOSSOWSKI de nuestros contempordnens, en Las profesiones de fe de las capi estéticas, C0? el naturalismo parisitn... 0 en el nibilismo e as el modelo de San Petersburgo, es decir, en la creencia en la aes del descreimiento hasta el martirio por este ultimo. Por otro oe ye las consecuencias del nihilismo en el sentimiento de vac dad general yen su contraparte: la necesidad de lo aaa. caracteristico del mundo moderno.) La reaccién que Nietzsche apuntaadererminar contra el nihilismo, luego de haberla lleva- doalaexpresion consciente de una situacin histérica, tiene su motivacion no solo en la noci6n dela muerte, sino del asesinato de Dios, en tanto acto sacrificial de una voluntad sacrilega, a artir del momento €n que la voluntad reencuentra Ia integri- dad del ser como una reintegracion de su soberania; al asentir al mismo movimiento que arrastra al yo alo mas bajo (y aqui se confunden la muerte de Dios y el deicidio) y que lo lleva a la cima mis alta, Ja voluntad se afirma en un acto Ultimo en el instante en que el fu debes querer pasando por un quererse a sf mismo llega al: yo say tal como fui y como seré siempre. Ahora bien, esta reintegracion dela soberania del ser en el enunciado: {yo soy, NO se concibe aqui en el sentido de un yo fortuito que lo pronunciaria excluyendoa cualquier otro, como aquel del post- hegeliano Max Stirner que proclama la asuncién pura y simple de la nada por el yo mismo: he basado mi causa en nada. Ye efecto, si Nietzsche queria dar al nihilismo real, al atefsmo vu gat,el acento patético del deicidio proclamado porel Insensato, no es exactamente la nada por la nada lo que busca promover, ni la negacién por la negacién misma, sino la conformidad ser cuyo Dios moral del cristianismo no era, segun él, mas que alienacién utilitaria; alienacion de la riqueza de la existencia por la moral (para Nietzsche sinénimo de avaricia). Y come la destruccién de la moral cristiana no tiene por objetivo lali- cence elsentido limitado del ateismo vulgar, el rechazo de cristianismo no apunta a suprimir una religion del sufrimient UN TAN FUNESTO DESEO 39: en tanto pasién de la existencia sino en tanto comercio en el que la pasidn, reducida al dolor, reivindica por este mismo do- lor la salvacion, Somos, en una palabra ~y esta seré aqui nues- tra palabra de honor!- BUENOS EUROPEOS, los herederos de Europa, herederos ricos y atestados, pero herederos también infinitamente deudores de muchos milenios de espiritu europeo: como tales somos también a la vez descendientes del cristianismo J) anticristianos, precisamente por ser descendientes de EL y por- que nuestros ancestros eran cristianos, de una probidad cristiana tan radical que sacrificaron su fe, su bien, su sangre, su estado, su patria. Nosotros, nosotros hacemos lo mismo, 3A favor de quién, pues’; De nuestro descreimiento? ;De todo tipo de descreimiento? No, ustedes lo saben mucho mejor, mis amigos: El Sf oculto en ustedes es mucho mds fuerte que toda clase de NO y de QUIZA, que sufren solidariamente con su época; y aunque deban ganar el mar, ustedes emigrantes, lo que los motivaria, a ustedes también, iseria también una CREENCIA! : Si, para Nietzsche, la nocién de Dios “concentra todos los odios que jamds se hayan dirigido contra la vida Io sobrchu- Mano en las pardbolas de Zarathustra, sélo reintegra la sobera- “hia del ser con lo divino en sentido mitico, renovando de este Todor mrito-dé-tna antigua divinidad como una divinidad por venir: Dionisos, figura suprema del continuo posible que, por el pesimismordionisiac ili actual (aforismo 3 “En qué-medida’se puede ensefiar esta doctrina? :Es acaso comunicable? {A quién podria serlo? ;A quién se dirige hoy? ¢A quién? 0, de ahora en adelante, estas cuestiones est4n su- peradas? Esta doctrina no es separable de su vida, que trata de renovar, ex-Atrestro-mugdo moderno ntido antigua d do, no es justamente Ta paradoja de la con- ciencia moderna que ha “reintegrado” al “interiorizarlo” el 40 PIERRE KLOSSOWSKI dicta de Légues is Y este fatum quetido esincomunicable, ti alienable hasta en su “alienacion” en el sentido Patoldgico del término. A partir de Nietzsche, para quien era la tinica Versin “moderna” posible de la bajada empedocleana al Etna, la lic. vacién mental” ha hecho su entrada en la vida de los hombres deletrasy, por lo tanto, sufre la indiscrecién querida porlavyl. garizacién publicitaria, Hoy un poeta sabe de-antemanorque ‘i Iegaavolveeloco su to eathasequado, Lo sabe dean. mano: jtodavia unos millares de aos en el camino del tiltimo sj. glo! -yen todo lo que el hombre haga, la inteligencia suprema se manifestara: pero, precisamente, de este modo la inteligencia ha. bra perdido toda su dignidad. Sin dudas sera necesario ser intel. gente, pero serd una cosa tan corriente que un gusto mds noble experimentard esta necesidad como una VULGARIDAD. Y de La misma forma que una tirania de la verdad y de la ciencia serig capaz, de hacer apreciar altamente la mentira, una tirania de lq inteligencia seria capaz de producir una nueva especie de sentido noble. Ser noble, tal vez signifique entonces: tener locuras en la cabeza. La Gaya Ciencia, aunque se site en el giro decisivo de la vida de Nietzsche, contiene justamente algunas considera- ciones respecto a la comunicabilidad de sus experiencias. Nietzsche sentia la nostalgia de los discipulos y, més atin quiz, de una comunidad activa pero cerrada. ¢Sofid alguna vez con una accién de envergadura, de conmociones sociales o de insti- tuciones politicas (salvo en Turin cuando, arrastrado por los primeros vértigos de la locura, es decir, en el colmo de la luci- dez, convertido ala vez en Dionisos y el Crucificado, quiere con- vocar a los soberanos de Europa a Roma para hacer fusilar al joven Kaiser y alos antisemitas?) Y, en la medida en que pon- deraba las posibilidades de una comprensién, de una afinidad con los otros, presintié igualmente la ley infalible de la desvalo- rizacién de una experiencia rara y auténtica, desde el momento 6 Ver nova2 p.32-33

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