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PROGRAMA SEMINARIO

“GESTIÓN AMBIENTAL LOCAL DE LA


INFORMACIÓN”
Facultad de Derecho Universidad de Chile
Santiago de Chile
14 de mayo de 2008

ACCESO A LA INFORMACIÓN AMBIENTAL


EN EL MARCO DE LA UNIÓN EUROPEA
DESDE UNA PERSPECTIVA MUNICIPAL
La importancia de la información a los
ciudadanos en la gestión local del medio
ambiente

Pedro Diez Olazábal


Licenciado en Geografía e Historia, Diplomado de Estudios Avanzados en Integración y Desarrollo
Económico. Ex-presidente de la Asamblea de Madrid.
SUMARIO
Página
1. La normativa de la Unión Europea sobre 2
información ambiental.
2. La información sobre medio ambiente en el ámbito 4
local en España.
2.1. Instrumentos de información y participación 7
continuos.
2.1.1. La Carta de Derechos Ciudadanos. 8
2.1.2. Reglamentos de participación ciudadana. 9
2.1.3. El papel de los Consejos de participación 11
en el ámbito local.
2.1.4. La información obligatoria. 12
2.2. Instrumentos de información y participación 13
ocasionales.
2.2.1. Los periodos de información pública. 13
2.2.1.1. Planes urbanísticos. 14
2.2.1.2. Actividades industriales. 15
2.2.1.3. Obras públicas. 16
2.2.2. Los procesos participativos de las 16
Agendas – 21 locales.
2.2.3. Consultas públicas. 18
2.3. Las ILP (Iniciativa Legislativa Popular). 19
2.4. El papel de las ONG en la información 20
ambiental local.
2.5. El papel de los medios de comunicación. 22
2.6. Las redes de municipios sensibilizados por 22
los problemas ambientales.
3. Conclusiones. 24
Bibliografía y fuentes. 27

1
1. La normativa de la Unión Europea sobre información ambiental.
Según el Eurobarómetro, que mide periódicamente el estado de la opinión
de los ciudadanos europeos, un 70 % de la población de la Unión Europea,
desea que los responsables políticos otorguen la misma importancia a las
políticas ambientales, económicas y sociales. Como individuos, los
europeos están dispuestos a tomar algunas medidas a favor del medio
ambiente, aunque se implicarían en mayor medida si estuvieran mejor
informados sobre opciones ecológicas que cuestan poco o nada. Asimismo,
harían más si tuvieran la seguridad de que sus conciudadanos obran del
mismo modo 1 , e incluso estarían dispuestos a hacer más aún. Este dato
refleja un alto nivel de conciencia sobre los problemas ambientales, aunque
existen diferencias entre los diferentes países, siendo más elevado el
interés, en las zonas más industrializadas.
El papel de la opinión pública ha sido determinante para el desarrollo de
toda una normativa europea a lo largo de las últimas dos décadas,
marcando un hito de salida la aprobación del Primer Programa de Acción en
materia de medio ambiente en Europa, en 1973. Desde entonces hasta hoy,
se ha constituido un corpus legal europeo, con más de doscientos
decisiones y actos administrativos y seis programas de acción, que abarca
prácticamente todos los ámbitos de la problemática medioambiental. El
propio Tratado de la Unión, recoge como uno de sus objetivos
fundamentales, alcanzar un desarrollo sostenible en su ámbito territorial.
El proceso de toma de conciencia de un problema que afecta al medio
ambiente y a la salud pública, siempre ha venido precedido de una etapa de
captación de la información por parte de los ciudadanos preocupados o
afectados por ese problema. Información que, frecuentemente era ocultada
o tergiversada al público, por parte de empresas o autoridades y solamente
la movilización social y la protesta, han sido los factores principales para
vencer las resistencias, hacer luz sobre los problemas y forzar, en muchos
casos, vías de solución por quienes detentan las competencias. Por ello, la
lucha por la transparencia informativa y el acceso a los datos de manera
constante, ha sido un caballo de batalla de los movimientos sociales, muy

1
Eurobarómetro. Eurostat. 2005.
2
en particular del movimiento ecologista europeo y que destaca en aspectos
como la contaminación atmosférica o las radiaciones ionizantes.
Al citar a estas últimas, no podemos soslayar el tremendo impacto de la
catástrofe de Chernóbyl (Ucrania) en 1986, que supuso el fin de la
confianza en las autoridades para millones de personas en el Este y en el
Oeste, ante los intentos – imposibles por otra parte – de ocultar o minimizar
los efectos de una nube radiactiva viajando por el continente europeo a
merced de los vientos.
La información, pues se convirtió en el elemento angular para la
recuperación de la credibilidad de los ciudadanos en las instituciones
democráticas y por ende, de toda gestión medioambiental democrática en
Europa. Así lo comprendieron los representantes políticos europeos y de
Naciones Unidas, aunque no es hasta el muy cercano año 1998, cuando se
firma el Convenio de Aarhus SOBRE EL ACCESO A LA INFORMACIÓN,
PARTICIPACIÓN DEL PÚBLICO EN LA TOMA DE DECISIONES Y EL
ACCESO A LA JUSTICIA EN MATERIA DE MEDIO AMBIENTE; adoptado
en el marco de la Comisión Económica para Europa de las Naciones Unidas
(UNECE) y que, en el caso de España, no sería ratificado hasta diciembre
de 2004.
Fruto de este convenio han sido, por parte europea, dos Directivas del
Parlamento y del Consejo, aprobadas en el año 2003, relativa una al acceso
del público a la información medioambiental 2 y por la que se establecen
medidas para la participación del público en la elaboración de determinados
planes y programas relacionados con el medio ambiente 3 , la otra.
Por fin, en 2006 ha visto la luz el Reglamento relativo a la aplicación, a las
instituciones y a los organismos comunitarios, de las disposiciones del
Convenio de Aarhus sobre el acceso a la información, la participación del
público en la toma de decisiones y el acceso a la justicia en materia de
medio ambiente.
Se encuentra pendiente de aprobación la propuesta de Directiva sobre
acceso del público a la justicia en materia de medio ambiente, que

2
DIRECTIVA 2003/4/CE DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO
de 28 de enero de 2003.
3 DIRECTIVA 2003/35/CE DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO
de 26 de mayo de 2003.

3
constituye el tercer pilar sobre el que asentar el completo cumplimiento del
Convenio de Aarhus.
Incluso el año pasado la Unión aprobó una Directiva por la que se establece
una infraestructura de información espacial en la Comunidad Europea.
Tal como figura expresamente en la Decisión del Consejo Europeo de
2005 4 , por la que se adhiere a dicho convenio, para la Unión Europea: La
mejora del acceso del público a la información y el aumento de la
participación del público en la toma de decisiones y el acceso a la justicia
son instrumentos esenciales para garantizar la sensibilización pública
respecto de las cuestiones medioambientales y para promover una mejora
en la aplicación y el cumplimiento del Derecho medioambiental. Contribuye
así a reforzar y aumentar la eficacia de las políticas de protección del medio
ambiente.

2. La información sobre medio ambiente en el ámbito local en España.


En España, la información sobre temas que afectan a la salud pública y al
medio ambiente, han tenido su precedente en el Reglamento de Actividades
Molestas, Insalubres, Nocivas y Peligrosas (RAMINP), de 1961, que ya
preveía un periodo de información pública de diez días, previa notificación
personalizada, a los afectados por determinadas actividades industriales o
establecimientos, como cafeterías, panaderías y otros, que se presumía,
podían causar molestias a los vecinos. Era una normativa muy limitada y
claramente insuficiente, máxime en un contexto de ausencia de práctica
participativa, en un clima político en el que interesarse por la cosa pública
era motivo de sospecha inmediata por la autoridad dictatorial y cuya
aplicación se limitaba en muchas ocasiones a una simple exposición en el
tablón de anuncios del Ayuntamiento correspondiente. Fue una norma en
vigor hasta el año pasado, en que fue derogada por la LEY 34/2007, de 15
de noviembre, de calidad del aire y protección de la atmósfera y durante
todo ese tiempo sirvió, primero en los años setenta, para que las incipientes
asociaciones de vecinos (entonces acogidas al régimen de asociaciones de
cabezas de familia), se personaran e influyeran en numerosas cuestiones
de interés público y ya en democracia como instrumento bastante útil de
gestión municipal y apoyo de las asociaciones ciudadanas y ecologistas.

4
Gracias a su utilización, se consiguieron éxitos importantes en muchos
casos, a la hora de frenar o evitar algunos desmanes, aunque no fue
suficiente para evitar el deterioro del centro de muchas ciudades. Centros
convertidos en zonas de de copas y recreo nocturno, donde se practica el
llamado “botellón”, que se trata de una concentración, a veces masiva, de
noctámbulos, jóvenes fundamentalmente, que impiden la vida normal y el
descanso de los habitantes de esas zonas, produciendo un grave deterioro
de la vida ciudadana. Esto es lo que ocurre en Madrid, en barrios como
Malasaña o Lavapiés.
Actualmente se hallan en vigor nuevas normas, algunas de reciente
aprobación, que incorporan ya las Directivas europeas citadas y que vienen
a resolver el problema de la información ciudadana, convirtiendo ésta en
una obligación de las Instituciones y gobiernos en los tres ámbitos de la
Administración española, el general, el autonómico y el local.
Estas son: la Ley de prevención y control integrados de la contaminación,
de 2002, la Ley sobre evaluación de los efectos de determinados planes y
programas en el medio ambiente (Evaluación Ambiental Estratégica) y la
Ley por la que se regulan los derechos de acceso a la información, de
participación pública y de acceso a la justicia en materia de medio
ambiente, así como la ya citada y más reciente Ley de calidad del aire y
protección de la atmósfera, las tres últimas, aprobadas por iniciativa del
Gobierno de Rodríguez Zapatero en la legislatura anterior (2006 y 2007).
En especial y como más ilustrativa y explícita en cuanto a la obligación de
mantener informado al público permanentemente, cabe citar esta última ley,
en la que se establece textualmente:
Las Administraciones públicas, en el ámbito de sus competencias, tomarán
cuantas medidas sean necesarias para garantizar que el público en general
y las entidades interesadas tales como las organizaciones ecologistas,
empresariales, de consumidores y sanitarias, reciban información adecuada
y oportuna acerca de la calidad del aire, de los indicadores ambientales
elaborados por el Ministerio de Medio Ambiente, de acuerdo con lo previsto
en el artículo 19.1 y de los planes y programas para la protección de la
atmósfera y para minimizar los efectos negativos de la contaminación

4
Decisión del Consejo 17 de febrero 2005.
5
atmosférica. Esta información se suministrará de forma clara y comprensible
a través de medios de difusión fácilmente accesibles, incluido Internet.
Estas últimas normativas están obligando a un considerable esfuerzo a
todas las administraciones, pero muy en especial a los ayuntamientos, para
hacer compatible, la exigencia de la norma, el interés general y las
opiniones e intereses de colectivos afectados por los planes y proyectos
industriales y urbanísticos. No cabe duda que han supuesto un factor de
complicación y retardo de la gestión, pero también que han dotado de
transparencia y recursos a la gestión ambiental local y, por supuesto a los
defensores del medio ambiente.
La complicación de las tramitaciones, tanto desde el punto de vista de la
información, como por motivo de la Ley de Contratos del Sector Público,
también de 2007, cuyo fin es garantizar la igualdad de oportunidades y
evitar adjudicaciones espurias, conllevan el inconveniente de que cuatro
años de una legislatura sean un tiempo muy escaso para proyectar,
publicitar, modificar en su caso, volver a publicitar, adjudicar y ejecutar
determinados proyectos importantes desde el punto de vista de la gestión
municipal. Tal es el caso de las remodelaciones que se están realizando en
Madrid, con los soterramientos del cinturón M-30 o que se proyectan, como
el llamado Eje Prado – Recoletos. Por eso, en la práctica, todos los equipos
de gobierno locales, de todos los colores políticos, plantean ya sus
proyectos electorales, sobre la base de pedir a los electores un mínimo de
dos legislaturas (ocho años) para poder ejecutarlos. De no conseguir ese
aval, los políticos locales se enfrentan a dejar importantes proyectos en
plena ejecución, con lo que conlleva de dificultades e incomprensiones de
todo tipo para su remate o liquidación por quien les sustituye en el gobierno
local. Es, no obstante, el precio que hay que pagar en democracia, para
garantizar el máximo de transparencia y eficiencia en la gestión de los
intereses públicos.
Además de la normativa general, existe una bien dotada panoplia de
instrumentos de información y participación de los ciudadanos a disposición
de los poderes locales en España. Unos son permanentes y continuos,
están ya incorporados a la gestión local y forman parte de la norma de
ámbito local, otros son ocasionales y se ponen en marcha en función de las

6
obligaciones de la norma superior, como las leyes citadas o de la iniciativa
política de los ayuntamientos, mención aparte merecen las denominadas
I.L.P. (Iniciativa Legislativa Popular), que se escapa del ámbito local y tiene
su papel en las Comunidades Autónomas y en la Administración General
del Estado.
Sobrevolando por encima de todo el entramado legal de los tres niveles,
influyendo decisivamente en la denuncia y esclarecimiento de los problemas
medioambientales (y de los demás), están los medios de comunicación, así
como las ONG, en especial asociaciones de vecinos y asociaciones
ecologistas.
Últimamente tienen su importancia también las redes de municipios cuyos
gobiernos locales presentan una especial sensibilidad por este tipo de
cuestiones, bien sea por padecer algún problema concreto que afecta a la
población o bien por convicción política o militancia social.

2.1. Instrumentos de información y participación continuos.


Los instrumentos de participación con los que cuentan la mayoría de
ayuntamientos de España, de manera continua, es decir, que no
requieren de un acto jurídico para ser creados en cada nueva
legislatura, aunque sí lo requiera la renovación de sus componentes,
cuando se trata de organismos colegiados, son básicamente los
reglamentos o normas locales, los consejos (a veces denominados de
otra manera) y los periodos de información obligatorios marcados por
Ley.
Existen determinados municipios, que por ser de muy pequeño tamaño,
funcionan en régimen de Concejo Abierto, de tradición medieval y en el
que participan directamente todos los vecinos en la información y toma
de decisiones y otros en los que, por motivos ideológicos, se ha creado
una estructura asamblearia, al margen de la normativa legal y que
vincula a los concejales de determinado grupo político, a las decisiones
de las asambleas de vecinos.
Desde el año 2005, la Federación Española de Municipios y Provincias
ha elaborado un modelo que engloba toda la política de información –
participación, en una Carta de Derechos Ciudadanos.

7
2.1.1. La Carta de Derechos Ciudadanos.
Se concibe como el conjunto de medios para conseguir hacer efectivo el
derecho a la información y a la participación de los ciudadanos en el
ámbito local, tratando de superar el mero planteamiento nominal y
yendo a regular mecanismos e instrumentos prácticos.
Obedece pues a una concepción estratégica y flexible de la
participación, que va más allá, aunque los incluye, de los reglamentos
de participación y crea además un sistema de garantías para la
población.
La Carta incluye los siguientes contenidos:
 Reglamento de participación ciudadana:
o Que tiene como función habilitar los medios adecuados
para la participación efectiva.
 Plan de información y comunicación:
o Medios de comunicación locales: prensa, radio, tv,
boletines, etc.
o Paneles electrónicos.
o Página web.
o Atención personal, telefónica.
o Asesoramiento, orientación personalizada directa (Oficina
Atención Ciudadana, Oficina Municipal de Información al
Consumidor, Puntos u oficinas de Información juvenil.
 Plan de promoción del asociacionismo:
o Destinado al fomento de las asociaciones y al apoyo a las
existentes.
 Plan de usos de los equipamientos municipales:
o Que regula el uso de los equipamientos sociales, culturales
y deportivos públicos, así como su uso para actividades
asociativas.
 Plan para la mejora de la convivencia y/o el civismo.
 Reglamento de funcionamiento de los órganos territoriales.
 Reglamento de funcionamiento de los órganos sectoriales.

8
 Procedimiento de elección/selección de los representantes del
Consejo de Ciudad.
 Sistema de defensa de los derechos ciudadanos:
o Que incluye la información, orientación, asesoramiento,
protección , garantías y los medios de defensa de estos
derechos:
 Oficina de Atención Ciudadana (OAC), Oficina
Municipal de Información al Consumidor (OMIC),
sistema para cursar quejas y reclamaciones.
 De orden externo: la posibilidad de acudir al
Defensor del Ciudadano correspondiente o defensor
del Pueblo y de cursar denuncias ante el Poder
Judicial.
2.1.2. Reglamentos de participación ciudadana.
Prácticamente todos los ayuntamientos españoles de más de
20.000 habitantes y muchos de los menores, cuentan con
reglamentos de participación ciudadana, aprobados por el Pleno
del Ayuntamiento, en los que se recogen normas específicas para
facilitar la información a los ciudadanos, así como para recoger
sus opiniones y sugerencias.
Presentan diferencias, pero básicamente cuentan con una
estructura similar, basada en los modelos promocionados e
impulsados por la Federación Española de Municipios y
Provincias (FEMP).
Su fuente jurídica es siempre la Constitución Española, que en su
artículo 23.1 establece textualmente:
Los ciudadanos tienen derecho a participar en los asuntos
públicos, directamente, o mediante representantes libremente
elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal.
Se regulan a través de este reglamento, los derechos a la
participación, información, petición, audiencia, a presentar quejas,
reclamaciones y sugerencias, así como al fomento asociativo, al
acceso a las nuevas tecnologías de la información y
comunicación, de reunión y de promoción efectiva de la

9
participación.
Comentario aparte merecen otros tres derechos que se reconocen
y regulan: el derecho a intervenir en sesiones públicas del Pleno
municipal, el derecho a la consulta popular o referéndum y el
derecho a la iniciativa ciudadana, semejante al de iniciativa
legislativa popular que se puede ejercer ante la Administración
General del Estado y ante las Comunidades Autónomas.
El sistema de órganos de participación que se promueve desde la
FEMP, se basa en una doble estructura, territorial – en los casos
de grandes ciudades- y sectorial, de consejos ciudadanos.
El Consejo de ciudad es el órgano de participación desde el que
se analizan y coordinan las actuaciones que afectan al conjunto
de la ciudad y tiene una composición mixta: presidido por el
Alcalde y con presencia de concejales de los diferentes grupos
políticos y de representantes de los consejos sectoriales y
territoriales, así como de las asociaciones, sindicatos y
organizaciones empresariales, así como personas de relevancia
ciudadana y los representantes de las administraciones públicas
en la ciudad (enseñanza, sanidad, etc.).
Los Consejos territoriales, se forman de manera similar, pero
referidos a barrios o distritos de grandes o medianas ciudades.
Los Consejos sectoriales, como su nombre indica se ocupan de
los temas específicos como sanidad, el medio ambiente, la
enseñanza, etc.
La información, los plazos vinculantes para la respuesta de la
Administración Local a los vecinos y la estructura referida,
conforman un modelo en el que la relación entre administradores
y administrados se estrecha, si bien, la decisión siempre reside
en los concejales y los órganos de Gobierno local: el Alcalde, el
Pleno y la Junta de Gobierno Local.
Algunos ayuntamientos, como el de Madrid, han desarrollado una
estructura intermedia de representantes, elegidos directamente en
barrios, para participar en los Consejos, aunque no con poder
político decisorio alguno, siendo recibidos con escaso interés y

10
no poca hostilidad por la Federación de Asociaciones de Vecinos,
que vio en el modelo, un intento de suplantar el papel del
movimiento ciudadano independiente.

2.1.3. El papel de los Consejos de participación en el ámbito local.


Los primeros consejos de participación ciudadana fueron, en la
etapa de la Transición democrática española, un valioso
instrumento de movilización social ante los problemas que una
administración local sin recursos, con leyes aún en vigor de la
etapa de la Dictadura, eran incapaces de resolver. Sirvieron para
articular a una parte de la sociedad, canalizar las opiniones y el
descontento y fueron válvula de escape de las insatisfacciones y
el desencanto de colectivos ciudadanos que esperaban que en un
par de años, se resolviesen los problemas de décadas de desidia
y caciquismo municipal.
Fueron también en los primeros años de democracia local, señas
de identidad de los sectores más avanzados y progresistas, que
se trataban de diferenciar con la participación vecinal, de las
prácticas burocratizadas de quienes querían ir más despacio o
sencillamente no acabar de romper del todo las amarras con un
modelo periclitado y sentenciado por el pueblo español.
Hoy, los Consejos de participación, tal como hemos referido al
hablar de los reglamentos de participación, existen en la mayoría
de los ayuntamientos españoles. No obstante existen una gran
diferencia en el funcionamiento real de estos consejos,
dependiendo del interés de los respectivos gobiernos locales y en
la mayor o menor articulación de los movimientos sociales.
En donde existen y funcionan estos consejos, uno de los más
activos suele ser el dedicado al medio ambiente. En este tipo de
consejo, se tratan los asuntos que van a Pleno sobre medio
ambiente, se informan planes y proyectos locales sobre tráfico,
contaminación, cambio climático, aguas y otras cuestiones
similares, permitiendo una información mayor de la habitual a sus
integrantes y cuando son utilizados a fondo por los gobiernos

11
municipales, suelen ser un magnífico instrumento de concertación
y canalización de conflictos con las entidades sociales, hasta el
punto de que, a veces, dan más quebraderos de cabeza a la
oposición que al gobierno local.

2.1.4. La información obligatoria.


De la legislación general ya citada, se deduce la obligación de
todas las administraciones, también la local, de tener a
disposición de los ciudadanos, de manera continua y accesible, la
información básica en materia de medio ambiente.
Esta accesibilidad es especialmente importante en materia de
contaminación atmosférica. Por ejemplo, las alertas por Ozono
troposférico en grandes ciudades españolas, un fenómeno que se
viene constatando en los últimos doce años, especialmente en
época estival, requieren del aviso obligatorio al público, para que
tome determinadas medidas preventivas, dirigidas a personas
cuya salud puede verse gravemente afectada, como es el caso de
enfermos de las vías respiratorias, asmáticos, niños o personas
mayores. Las alertas por superar los máximos permitidos de
Óxidos de Nitrógeno, requieren avisos, recomendaciones a
deportistas urbanos y a personas en riesgo respiratorio y pueden
llegar a prohibir la circulación de vehículos privados en
determinadas zonas de la ciudad, algo que las autoridades locales
tratan siempre de evitar, por lo complicado y conflictivo de su
gestión, así como por los efectos sobre sectores económicos
como el turismo. Siempre el acceso a esta información continua
es motivo de debate y confrontación con el movimiento ecologista,
que denuncia a menudo manipulaciones, como últimamente se ha
vivido en España, ante el intento de no informar el Ayuntamiento
de Madrid de determinado aumento en uno de los parámetros de
la contaminación urbana.
De plena actualidad es en estos días en España, la alerta por
fallos en dos centrales nucleares: Ascó, en la que se produjo un
escape y contaminación ligera al exterior y Almaraz, en la que

12
parece que el incidente ha sido muy leve. La obligación legal de
informar a la población ha chocado, de nuevo, con el intento de
minimizar el impacto social de los incidentes, por parte de una
industria nuclear empeñada en relanzar la construcción de nuevas
centrales, al socaire del cambio climático.
Los tribunales españoles empiezan ya a tener jurisprudencia
sobre estos asuntos y casi siempre, en la línea de dar la razón a
los demandantes de información, frente a las industrias y, por
desgracia también, a veces a las administraciones públicas.
2.2. Instrumentos de información y participación ocasionales.
La legislación española, incluso la anterior a la Democracia, como es el
caso ya citado del Reglamento de Actividades Molestas, Insalubres,
Nocivas y Peligrosas (RAMINP), ya recogía la información pública y la
existencia de una etapa en la que los particulares afectados podían
presentar alegaciones ante los proyectos industriales. En la actualidad,
con las leyes en vigor, existen numerosos supuestos en los que
cualquier administración pública, debe informar obligatoriamente y
recoger alegaciones, que deberá contestar documentadamente y con
informes técnicos, en plazos establecidos.
Estos instrumentos de información - participación ocasionales, tienen
una gran importancia en el ámbito local, por la cercanía y consecuente
mayor sensibilidad de los ciudadanos a los proyectos, así como por su
repercusión política, que puede determinar un resultado electoral.
2.2.1. Los periodos de información pública.
Son periodos de información pública obligatorios para las
administraciones que se dan en multitud de situaciones (también
para licitar las contrataciones de obras o servicios) y que, en el
caso de proyectos, planes y actuaciones ejecutados por la
administración local, tienen una gran importancia.
Conforme a la legislación española, deben ser puestos a
disposición ciudadana, durante un plazo normalmente de treinta
días, los planes y proyectos en su totalidad, de modo que
cualquier persona o entidad pueda consultarlos directamente (en
el caso de proyectos complejos y voluminosos) o acceder a ellos

13
a través de la web municipal u otros instrumentos (exposiciones,
etc.). La Administración tiene que estudiar las alegaciones y
contestarlas de manera razonada y con informes técnicos. En
general existe otro nuevo plazo de exposición del documento en
cuestión, ya con las alegaciones o sugerencias y modificaciones
aceptadas, que vuelve a poder ser alegado por los ciudadanos,
hasta la aprobación definitiva a cargo del órgano competente
(Pleno del Ayuntamiento o Gobierno autonómico o del Estado).
2.2.1.1. Planes urbanísticos.
La normativa urbanística española cuenta en su acervo con
la Ley de suelo5, recientemente aprobada, de carácter
estatal, que es la ley básica general, común a todo el
territorio del Estado español, complementada por las
diferentes leyes similares, aprobadas por las Comunidades
Autónomas.
Dicha normativa recoge expresamente que todos los
instrumentos de ordenación territorial y de ordenación y
ejecución urbanísticas, incluidos los de distribución de
beneficios y cargas, así como los convenios que con dicho
objeto vayan a ser suscritos por la Administración
competente, deben ser sometidos al trámite de información
pública.
Y se atiene al esquema básico de información –
participación ciudadana ya referido.
En la tramitación de los instrumentos de planeamiento
urbanístico, se produce normalmente la confrontación de
intereses, entre promotores y agentes sociales, en
particular asociaciones vecinales y ecologistas, que según
alcancen o no un alto nivel de concertación social, pueden
ser elementos claves de la dinámica política local.
También suele ser el campo de mayor visualización del
juego de intereses e influencias y su articulación con los
intereses generales, en el ámbito local, motivo de querellas,

5
LEY 8/2007, de 28 de mayo, de suelo.

14
denuncias y sonados juicios por presunta corrupción, que
han llevado a la cárcel a algunos regidores y promotores
urbanísticos, cuyo paradigma es, sin duda, el municipio de
Marbella, en la costa del Sol andaluza, único que ha sido
disuelto por el Gobierno, en aplicación de las leyes que
velan por el interés público, ante un caso de corrupción
generalizada, que no contó, todo hay que decirlo, con
demasiado rechazo popular.
2.2.1.2. Actividades industriales.
También las actividades industriales, según su importancia,
requieren un mayor o menor grado de información y
participación pública, en cumplimiento de la ley de
evaluación ambiental y de la demás normativa en materia
industrial y medioambiental.
De la misma manera que en el caso de la planificación
urbanística, la industria genera fuertes contradicciones y
choque de intereses, entre las empresas, administraciones
y movimientos sociales. Siempre la información es la piedra
de toque, en torno a la cual se articulan los discursos
justificadores o contradictorios con quien desea la
implantación de una determinada actividad.
A veces la presión de la opinión pública puede frenar e
incluso evitar la implantación de una actividad, que puede
ser considerada estratégica para una determinada
Administración. Es el caso de las centrales térmicas de
ciclo combinado gas – gasóleo e incluso de la implantación
de centros penitenciarios.
En ambos casos, la Administración General del Estado en
España, por interés y competencia del Estado, apoya la
ubicación en determinados lugares, previamente
seleccionados, de centrales o de cárceles y a veces – casi
siempre – se forma un fuerte movimiento social de protesta,
más o menos basado en datos objetivos. Siempre, la
información sobre los efectos sociales y ambientales de

15
este tipo de actuaciones, generan polémica y en ocasiones
fuerzan el cambio en la decisión de la Administración
competente, como en el caso de una central de ciclo
combinado en la Comunidad de Madrid o en la renuncia a
construir un nuevo centro penitenciario en una zona
determinada de las islas Canarias, recientemente.

2.2.1.3. Obras públicas.


Las obras públicas son también un elemento muy
controvertido , sobre todo en el campo del medio ambiente
y los periodos de información pública suelen ser el
momento álgido de la confrontación, que da munición para
el combate político, al amparo de los debates ciudadanos.
Tal es el caso en España de las fuertes controversias ya
citadas en torno al plan de soterramiento del primer
cinturón de circulación madrileño M-30, que ha llegado a
los tribunales europeos incluso o la de otra famosa
carretera denominada la Carretera de los Pantanos, que
pretende ampliar la vía existente en un ámbito de especial
fragilidad ecológica, en un hábitat de especies en peligro de
extinción, como el lince ibérico y el águila imperial.
En este último caso, la confrontación de intereses ha
puesto del mismo lado a la Comunidad Autónoma y a
varios ayuntamientos de todos los signos políticos y de otro
a las asociaciones ecologistas y vecinales, estando aún la
resolución pendiente de veredictos judiciales para paralizar
las obras ya iniciadas.
2.2.2. Los procesos participativos de las Agendas – 21locales.
La Agenda 21, surge como instrumento de análisis y acción para
avanzar hacia la sostenibilidad, que nace en la Cumbre de Río de
1992.
La Agenda 21 nació como una idea esencialmente participativa,
consciente la Cumbre de que sin la implicación de la sociedad no
era posible avanzar por la senda de la sostenibilidad, por eso

16
expresamente indicaba:
Procurar que el proceso de elaboración del Programa 21
represente el punto de arranque de un proceso de diálogo y
concertación entre las autoridades locales y los componentes del
tejido socio-económico y político del municipio. Y confirmando el
valor que se depositaba entonces en las fuerzas de futuro, se
decía también: Velar especialmente para que esta dinámica se
traduzca en una participación más activa de los colectivos de
mujeres y de jóvenes en los procesos de decisión y planificación
locales.
En España, el proceso de elaboración de Agendas 21 se
desarrolló sobre todo en los últimos noventa y primeros años del
siglo actual, en varias oleadas y con algunos ayuntamientos
pioneros que trataron de realizar un trabajo de fondo, investigando
primero su situación real a la luz de los indicadores
medioambientales fundamentales en materias como agua,
contaminación atmosférica, residuos, movilidad, zonas a
preservar, patrimonio edificado, calidad de vida y otros.
Elaborando un catálogo de propuestas de actuación a
continuación, con la pretensión de que fueran asumidas de forma
transversal por todas las políticas municipales, empezando por la
ordenación urbana, siguiendo por el transporte, los servicios de
agua, iluminación y alcantarillado, hasta servicios como el deporte
o la cultura. Algunos de esos primeros trabajos, como el de Calviá
en Mallorca, sirvieron de acicate y modelo a muchos otros
municipios de todos los niveles y latitudes, pero muy
especialmente entre los de tamaño medio, de 30 a 200.000
habitantes.
Para elaborar las Agenda 21, fueron contratados los servicios de
consultores y urbanistas de prestigio e incluso algunas
universidades crearon equipos mixtos de profesores y alumnos de
doctorado, para la elaboración de estos trabajos.
El resultado ha sido que hoy en España, muchas ciudades y
pueblos cuentan con una Agenda 21 en la que figuran los planes

17
de actuación para caminar en la senda del desarrollo sostenible.
En el proceso de elaboración se han dado fenómenos de
información pública y participación social muy importantes, con
miles de personas y cientos de entidades ciudadanas
involucradas. Tanto en la etapa de captación de datos o
diagnóstico, como en la de elaboración de propuestas, se ha
tratado por casi todos los gobiernos locales, de contar con la
población y asimismo, previamente a la aprobación de las
propuestas, se abrieron amplios periodos de información y debate
públicos, de modo que, en muchos casos ha incluido un plan de
participación ciudadana específico.
El problema ha sido que, una vez aprobado el plan de acción, en
bastantes casos, los hechos y la gestión del día a día han
relegado a un papel meramente testimonial y de buenas
intenciones las Agendas 21 locales. En unos casos, por el cambio
de signo político de los gobiernos locales o simplemente por el
cambio de unas personas muy sensibilizadas en estas cuestiones
a otras con otras prioridades, aún en el mismo partido político. En
otros casos, porque el tejido social ha bajado la guardia y no ha
continuado presionando a las autoridades locales. En todo caso,
aunque sería muy pretencioso por mi parte hacer un corolario
generalizado de la cuestión, la información sobre temas
medioambientales, la apertura de debates en la sociedad sobre
cuestiones como el ahorro de agua o de energía, la participación,
aún temporal en debates sobre tráfico o transporte, de miles de
personas, han dejado una importante huella en la conciencia de la
gente y ha incorporado la esencia de los objetivos de la Agenda a
los programas y líneas de actuación de la mayoría de los
gobiernos locales.
2.2.3. Consultas públicas.
Aunque menos habituales que los otros procesos referidos,
también se dan las consultas públicas sobre determinados temas
relativos a la gestión del medio ambiente. Son siempre consultas
no vinculantes para la administración local, pero que tienen una

18
gran influencia, sobre todo si consigue articularse en torno a ellas,
una fuerte participación social.
Como ya hemos visto, figuran expresamente recogidas en
muchos reglamentos de participación ciudadana.
Aunque en España existen varios ejemplos reseñables, sobre
todo en pequeños y medianos municipios, por ser de repercusión
internacional hay que hacer referencia a la consulta reciente del
Ayuntamiento de Berlín sobre la permanencia del aeropuerto
histórico de Tempelhof, que pretende reconvertir a otros usos y
que era defendido por parte de entidades sociales berlinesas y
que finalmente será transformado, ya que la consulta no ha
obtenido un mínimo de participación de la ciudadanía, dejando vía
libre al Ayuntamiento para ejecutar sus planes.
2.3. Las ILP (Iniciativa Legislativa Popular).
Otra forma de participación regulada por las leyes españolas y de las
que ustedes ya tienen referencia, más documentada que la mía, sin
duda, por especialistas que han participado en estos seminarios, son
las denominadas ILP (Iniciativa Legislativa Popular)6, recogidas en el
artículo 87.3 de la Constitución Española.
Las ILP son, como su propia denominación indica, iniciativas directas de
los ciudadanos, que tratan de llevar a un Parlamento, sea el estatal o
regional, una de terminada proposición de ley. Para ello deben recoger
un número determinado de adhesiones firmadas y garantizadas ante
notario, que varía entre las 500.000 para presentar una proposición ante
el Congreso de los Diputados y las 10.000 ante algunos parlamentos
autonómicos, como el de Asturias, otros fijan el número de ciudadanos
en hasta en 50.000, como Madrid.
Han sido escasas las ILP que han llegado a ser debatidas, ya que es
difícil conseguir las firmas, con las garantías legales y más escasas aún
las que han sido finalmente aprobadas finalmente, lo que resta interés y
credibilidad a esta fórmula, que es utilizada más bien como un elemento
de movilización por los sindicatos y asociaciones.

6
Ley Orgánica 3/1984, de 26 de marzo, Reguladora de la Iniciativa Legislativa Popular.

19
Cabe destacar, hace varios años, una ILP sobre establecimiento de un
sistema de financiación garantizado de la Educación Pública, que fue
presentado al Congreso, por los dos sindicatos mayoritarios en España,
CC.OO. y UGT, que conllevó una campaña de debate e información
pública muy interesante y que fue derrotada por los votos de la mayoría
conservadora, en aquel entonces en el Parlamento español.
Otra iniciativa ya de carácter medioambiental, fue presentada por
asociaciones ecologistas, sobre la energía nuclear, pero no llegó a
obtener las firmas suficientes, por muy poco. En cada Comunidad
Autónoma ha habido iniciativas legislativas populares, muy
especialmente sobre protección de espacios naturales, como por
ejemplo de una porción de costa de Tenerife (Granadilla).
Una variante existente es la Iniciativa Legislativa Municipal, por la que
un número de municipios, que reúnen a un determinado número de
habitantes, pueden presentar una iniciativa legislativa para ser debatida
en los parlamentos autonómicos correspondientes. En el caso de la
Comunidad de Madrid se requiere un mínimo de tres ayuntamientos con
más de 50.000 electores en total o bien diez municipios o más, aunque
tengan menos habitantes censados. Ha sido escasamente utilizada. En
la Comunidad de Madrid concretamente fue presentada una iniciativa
de este tipo por varios ayuntamientos afectados por la construcción de
centrales térmicas de ciclo combinado, pero fue rechazada.
2.4. El papel de las ONG en la información ambiental local.
Las ONG ya sean bajo la forma de asociación o de fundaciones, son un
elemento básico de información a los ciudadanos de los problemas
relativos al medio ambiente.
Esto es así desde los primeros años setenta, cuando surgen las
primeras grandes redes internacionales de asociaciones de defensa
ambiental, más conocidas como ecologistas, tales como Amigos de la
Tierra, Greenpeace o el Fondo Mundial para la Vida Salvaje (WWF).
Son innumerables los problemas que han sido detectados y
denunciados por la multitud de asociaciones ciudadanas, ecologistas o
vecinales también en el caso español. Casi siempre detrás de un
debate público hay una asociación que lo promueve e informa.

20
Como gestores públicos, los alcaldes y concejales, a veces tienen la
sensación desagradable de que estas asociaciones crean problemas
innecesariamente y efectivamente se dan casos de exageraciones o
rumores infundados e incluso deformación y manipulación por parte de
ciertas entidades sociales, pero en España hay que reconocerles el
papel concienciador, movilizador de la opinión pública y auxiliar en la
mayoría de los casos, de la gestión municipal del medio ambiente.
En mi país se han sabido ganar a pulso el papel de interlocutores de las
administraciones y están representadas en los organismos colegiados
de asesoramiento más importantes del Estado en los tres niveles, en el
estatal en el Consejo Asesor de Medio Ambiente (con presencia de
cinco entidades ecologistas, dos sindicatos y dos patronales, además
de las agrarias y otras)7 y en el Consejo Nacional del Clima (también
con presencia de la FEMP), entre muchos otros, que asesoran y
debaten con el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino.
También en los niveles autonómico y local, en comisiones y consejos,
como los ya citados.
Son, evidentemente críticos por sistema, independientemente del color
político de quien gobierne, pero desde mi punto de vista, que he estado
a los dos lados de la barricada, son imprescindibles para una
gobernanza democrática.
Pueden ayudar y de hecho ayudan al conocimiento en profundidad de
los problemas, obligan a las instituciones a informar a fondo y a
clarificar dudas, canalizan el descontento social y contribuyen a evitar
muchas veces, desmanes de gobernantes poco respetuosos con la
naturaleza. Bajo mi punto de vista, y siempre generalizar es muy
arriesgado porque se dan situaciones muy diversas en un ámbito
excesivamente atomizado, sabiendo, desde la institución local, abrir
vías de comunicación y diálogo permanentes con estas organizaciones,
especialmente con las que se hallan integradas en las grandes redes
internacionales, es un magnífico medio de hallar soluciones negociadas
y creativas cuando se presentan las crisis y los problemas graves.

7
Asociaciones Ecologistas: Amigos de la Tierra, Greenpeace, Adena – WWF, Ecologistas en Acción y
SEO – Birdlife. Sindicatos: CC.OO. y UGT. Confederaciones empresariales: CEOE y CEPYME.
21
2.5. El papel de los medios de comunicación.
Daría este apartado para otra disertación y sin duda nos perderíamos
en vericuetos que nos alejarían del propósito de esta conferencia, pero
me parece que es importante, al menos citar, el importantísimo papel de
los medios de comunicación para informar adecuadamente sobre este
tipo de problemas a los ciudadanos.
Muchas cuestiones quedarían en las oficinas de los expertos, si no
fuesen sacadas a la luz por el reportero local, que da voz al grupo de
vecinos afectados por un problema determinado y si el reportero es
buen profesional, pondrá en aprietos a la empresa contaminante o al
alcalde que pretende soslayar la normativa ambiental. También es,
desde el punto de vista del gestor local, un auxiliar básico para la
comunicación y aclaración de informaciones confusas o tergiversadas,
así como para elevar la conciencia social y solicitar la colaboración
ciudadana. Citaré a este efecto, por ejemplo en España, la importancia
que ha tenido la prensa para lograr una buena comprensión y
conciencia acerca del reciclaje y la separación de residuos en origen,
que ya se ha generalizado y hoy alcanza un importante volumen y
porcentaje de la basura, superior a muchos países europeos de más
larga tradición en este campo y tras partir de cero.
2.6. Las redes de municipios sensibilizados por los problemas
ambientales.
Con la democracia municipal, recuperada en 1979, los españoles
avanzamos de manera decisiva en la consolidación del proceso que nos
llevó, de manera pacífica, desde una posguerra civil y una larga
dictadura de cuarenta años, a un sistema plenamente democrático,
homologado con los países más avanzados de Europa.
Emprendida la tarea más inmediata de sanear y adecuar los municipios,
creando las infraestructuras y los servicios más necesarios, resolviendo
las carencias más palmarias y atendiendo a las prioridades y urgencias
en la primera etapa, los municipios españoles se comenzaron a
organizar en redes y agrupaciones que aglutinaban esfuerzos comunes
en pro de objetivos de interés, algunos generales y otros sectoriales,
también común a diversos pueblos y ciudades.

22
Las grandes organizaciones supranacionales de municipios acogieron
en aquellos años a docenas de representantes municipales, que
llevaban el impulso de un nuevo municipalismo, más reivindicativo, por
haber surgido de la lucha por la libertad, que las, a veces, anquilosadas
estructuras de los poderes locales europeos. Con el soporte
internacional de la Federación Mundial de Ciudades Unidas, se crearon
redes ocasionales o permanentes de asociaciones de municipios por el
medio ambiente en Europa, por la Paz o por la desnuclearización,
entroncando con el, entonces, fuerte movimiento pacifista y antinuclear
mundial.
Actualmente en mi país, además de las estructuras oficiales que
agrupan a todos los municipios españoles en federaciones, la estatal
FEMP y las respectivas autonómicas, decisivas en la gestión de
asuntos como el reciclaje de basuras y como interlocutores de los
respectivos poderes estatal y autonómicos, existen varias redes de
ayuntamientos, entre las que destacan las que tienen por objetivo el
lograr ciudades y pueblos sostenibles.
Una de las redes más activas es la Xarxa de Ciutats i Pobles cap a la
Sostenibilitat de Cataluña, pionera en este tipo de estructuras paralelas
y que ha contribuido a la difusión y promoción de las Agendas 21
locales y a la normalización de los sistemas de indicadores, así como a
la información y concienciación ciudadana en numerosos asuntos
relativos a la ecología cotidiana. Existen redes regionales también en el
País Vasco y en Navarra.
La más importante, tanto por número de municipios participantes, como
por su representación institucional es La Red de Ciudades por el Clima,
sección de la FEMP, que cuenta con 190 municipios, que representan a
casi 19 millones de habitantes adheridos.
Las ciudades agrupadas en torno a la Carta de Aalborg8, forman otro
gran colectivo, que contribuye a la difusión de buenas prácticas
ecológicas en la gestión municipal y a la difusión de las Agenda 21. El
último manifiesto Aalborg + 10, fue firmado en el año 2004 por más de
1.000 representantes de 45 países del mundo, entre los que se
encuentran muchas grandes y medianas ciudades españolas.

23
Como aspecto crítico hay que señalar, que, en ocasiones, estas redes
solamente tienen una presencia destacable cuando celebran sus
congresos o eventos internacionales, con mayor o menor repercusión
según los casos y el resto del tiempo permanecen en una especie de
espera hasta el siguiente encuentro. También, que como han señalado
diversos expertos, el ritmo de implantación de Agenda 21 locales es
muy bajo y se ha realizado en unos pocos miles de ciudades, casi el 70
% de ellas europeas.
Sin embargo están sirviendo para intercambiar experiencias, conocer
actuaciones y aportar conocimiento y conciencia a numerosos cargos
municipales, que luego se transfiere a la vida de las ciudades de
manera muy desigual, pero más o menos constante. También ponen
sobre la mesa líneas de trabajo en materias como la movilidad urbana,
que luego se traducen en realizaciones concretas, como es el caso de
la recuperación de los tranvías, ahora ya incorporando las nuevas
tecnologías, como es el caso de varias ciudades españolas.

3. Conclusiones.
Tras este fugaz repaso a las formas más destacadas de información y
participación en materia medioambiental en España y en particular en el
ámbito local, en el marco de la Unión Europea, ha llegado el momento de
transmitirles algunas aportaciones a modo de conclusión.
En primer lugar y tratando de dar respuesta a la cuestión original que da
nombre a esta conferencia, considero que tienen una gran importancia la
información correcta y lo más completa posible a los ciudadanos sobre las
cuestiones medioambientales. Es una obligación ética y legal en el caso
europeo y español, pero también, si se gestiona adecuadamente, puede
contribuir decisivamente a resolver los posibles conflictos y hallar soluciones
satisfactorias para la calidad de vida de pueblos y ciudades, aunque
algunas veces estas puedan ser o parecer escasamente populares.
Por poner un ejemplo, la información sobre los indicadores reales de
contaminación atmosférica en zonas urbanas e industriales, sin dramatizar,
ni exagerar, pero sin ocultar dato alguno, será, a primera vista un problema
para las autoridades locales, que deben dar explicaciones y van a recibir

8
Carta de Aalborg, firmada en dicha ciudad danesa en 1994..
24
críticas de la oposición, de los movimientos sociales y de la prensa, pero
puede ser un elemento básico a la hora de adoptar medidas difíciles para
una parte de la población, como por ejemplo la racionalización del uso del
vehículo privado en determinadas zonas de las ciudades. Ante un problema
de tal calibre, que incide directamente en la vida de miles de personas, si se
explica y publicita adecuadamente, el gobierno local, adecuadamente
liderado, puede obtener el apoyo de la mayoría de sus ciudadanos y de los
movimientos sociales e incluso de los medios de comunicación menos
condicionados políticamente en su contra, para aplicar medidas que
planteen una movilidad sostenible, basada en el transporte público.
La importancia y el interés de la información debe ir ligado a la participación
efectiva de los ciudadanos y, en su caso, a la posibilidad de rectificación del
gobierno local de determinadas decisiones adoptadas proyectadas
previamente. No valdría de nada informar adecuadamente al público, si
luego no se tienen en cuenta sus opiniones, sobre todo cuando vienen
respaldadas por un número cuantioso de personas. Es ni más, ni menos,
que potenciar la democracia participativa y abierta, en el marco decisorio de
la democracia representativa y sin poner en ningún caso ésta en duda, más
bien potenciándola.
Aún así, como ustedes saben muy bien, no existen recetas mágicas, ni los
europeos y españoles tenemos la piedra filosofal para gestionar de manera
perfecta los variables y constantes problemas derivados de un modelo
económico productivista y desarrollista, que a pesar de todos los controles,
produce afecciones a nuestro medio ambiente, algunos muy difíciles de
evitar e incluso de mitigar. Tampoco desde los poderes locales, tenemos en
nuestra mano resolver todos los problemas y muchas veces los
representantes municipales elegidos, asumimos el papel de dirigentes
ciudadanos para reivindicar o defender lo que consideramos los intereses
de nuestros vecinos frente a otros poderes del Estado.
Desde mi punto de vista, las consultas a los ciudadanos, bien planteadas,
con una tarea previa de documentación, información y debate públicos, son
un instrumento idóneo para adoptar decisiones en la línea del desarrollo
sostenible y de aplicación local de la Agenda 21.
En el mundo que tenemos ante nosotros, con los retos de este siglo, que

25
sitúan en no más de tres o cuatro décadas, el margen para actuar
decisivamente en el tema clave del cambio climático debido al
calentamiento global, es preciso informar y convencer a nuestros
ciudadanos, previa convicción de cada uno de nosotros, de que nuestra
responsabilidad con las generaciones futuras es muy grande y que, por
tanto, hemos de cambiar hábitos de vida públicos y privados, aumentar la
solidaridad entre las personas y los pueblos, en una cultura de paz, libertad
y respeto mutuo, que nos aleje definitivamente de la guerra y del
darwinismo social y que haga definitivamente la paz entre los seres y
humanos y con nuestro planeta, el único que tenemos.

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Bibliografía y fuentes.
 Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA). El medio ambiente en
Europa — Cuarta evaluación. Resumen ejecutivo. 2007.
 Eurostat. El medio ambiente europeo — Estado y perspectivas 2005.
Resumen.
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Octubre de 2007.
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TTUUwww.mma.es.
 Unión Europea. Síntesis de legislación europea.
www.europa.eu/scadplus/leg/es/
 Ministerio de Administraciones Públicas. Legislación.
www.map.es/documentacion/legislacion/
 PNUMA – Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente:
www.unep.org
 Sotelo Navalpotro, José A. Las Políticas de Medio Ambiente, hoy.
Instituto de Ciencias Ambientales. Universidad Complutense de Madrid.
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 Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). www.femp.es
 Bruntland, G.H. Nuestro futuro común. Alianza Editorial. Madrid, 1987.
 Amigos de la Tierra España: www.tierra.org
 Friends of the Hearth Europe: www.foe.co.uk
 Greenpeace España: www.greenpeace.es
 WWF – ADENA: www.wwf.es
 MPDL: www.mpdl.org

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