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Maestría en Ciencias Sociales

UAMEM – IPRO
Omar Andraca Arcos
Ficha 5
Dra. Ángela Ixkic Bastian Duarte

Hernández Úrsula, “Los claroscuros del desarrollo mexicano. Impacto social de los
parques eólicos en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca: entre el agravio y la
resistencia”. Tesis de licenciatura, capítulo teórico, Escuela Nacional de
Antropología e Historia, Secretaria de Educación Pública (2010). pp. 6-23.

1. Rescata la importancia de la vida cotidiana de lo local como el punto de partida,


como el espacio en donde se ejerce la resistencia y la organización. “La vida
cotidiana como un lugar de sentido” como un espacio de interacción donde se
construye construyen identidades.

2. Existen diversas formas de resistencia que los dominados ponen en práctica,


por un lado una que es abierta y/o pública “la acción colectiva”. Retoma a Melucci
(1999) quien considera a ésta “el resultado de intenciones, recursos y límites con
una orientación construida por medio de relaciones sociales dentro de un sistema
de oportunidades y restricciones”. En segundo término la resistencia de bajo perfil
o infrapolítica de los desvalidos.

3. La resistencia de bajo perfil, consiste en el hecho de la existencia de guiones


ocultos (Scott, 2000) a partir de los cuales el actor, al encontrarse fuera de la
escena del discurso público, se coloca en la posibilidad de reconstruir su
inconformidad y crítica al poder. Podríamos decir que esta forma de resistencia
precede a la acción colectiva, y es presupuesto de ésta que tiene lugar en la
esfera pública. En este proceso sea posible, es decir, el paso de la resistencia de
bajo perfil a la acción colectiva, debe haber un reconocimiento de la injusticia, de
aquel que es el enemigo, ya que la resistencia es una reacción, o respuesta, a las
relaciones de poder que lo someten, y que son ya insoportables. Este segundo
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nivel de la resistencia, su concepto, nos coloca en la posibilidad de profundizar en


la manera en que la comunidad de Tetelcingo, sus pobladores, los sujetos,
resisten a las formas de opresión que ponen en práctica aquellos que ostentan el
poder aunque no se realice en el ámbito de lo “público”, y sobre todo nos coloca
en la vía de analizar dicha construcción, que es a la vez parte de la memoria
colectiva de la comunidad.

4. El reconocer la injusticia es un primer paso en dirección hacia la resistencia, ya


que se identifica a quien causa la opresión. Se construye otro discurso que se
opone al dominante, así este último deja de ser la única verdad. Este
cuestionamiento a los dominadores, visto como un proceso no es exclusivo del
individuo, o más claramente, no se queda a este nivel, si no que en realidad se
trata de un producto social.

5. El agravio es un descubrimiento, el cual es un proceso histórico (Moore,


1989:28), que implica la ruptura con ciertos patrones de conducta arraigados a las
formas de castigo existentes en las relaciones de poder, que le permitían a éstas
permanecer estables y hacían aceptables situaciones de ofensa que finalmente se
tornan insostenibles. Conocer el o los agravios que están presentes en la memoria
colectiva del pueblo de Tetelcingo, también nos permitiría ver con claridad, lo que
vemos como formas de resistencia, y que éstas responden igualmente a la
memoria histórica de los diferentes agravios de que ha sido objeto, y permanecen
en el centro de su forma de mirar a quienes son sus “amigos y sus enemigos”,
fuera de la comunidad.

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