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LA ÉPICA CASTELLANA

Desde muy antiguo, las calles de las ciudades y las salas de los castillos, se veían a menudo animadas por
unos hombres que distraín su público con bailes, canciones o narraciones heroicas y el pueblo les premiaba
con donativos en dinero o en especie. Estos artistas callejeros eran los juglares (o mujeres juglaresas),
llevaban una vida ambulante y difundían por todo el país relatos guerreros que cantaban acompañandose
con instrumentos musicales. En cambio, eran los trovadores a difundir las composiciones líricas pero éstos
eran de condición social más elevada y no utilizaban sus facultades artísticas como medio de vida. El oficio
o arte de los juglares se llama Mester de Juglaría y tiene el interés históricos de ofrecernos las primeras
producciones en lengua vulgar con propósitos literarios.

A partir del siglo X, hubo poemas de carácter heroico denominados “cantares de gesta”. Consistían éstos en
extensas narraciones en las que se cantaban las gestas o hazañas de héroes tradicionales. Tal vez de
procedencia germanica, el género obtuvo mucho éxito. Castilla, único reino cristiano de España que contó
con una amplia producción épica, no habría hecho más que perpetuar en lengua romance la tradición
heroica de los visigodos, adaptándola con nuevos temas al carácter nacional. A esto se añadió una
influencia francesa: las bodas entre nobles castellanos y borgoñones, las peregrinaciones a Santiago de
Compostela favorecieron las relaciones entre Francia y Castilla y gracias a ellas entraron nuevos temas en
los cantares de gesta (el tema de Roncesvalle).

Como toda la épica primitiva, la castellana tuvo un carácter predominantemente oral, lo que explica en su
parte su casi absoluta desaparición. Si algún poema se fijó por escrito, así el de Mio Cid, fue para uso
exclusivo del juglar y no para destinarlo a la lectura general. Los juglares eran intérpretes del sentir general y
no les interesaba destacar su propia personalidad: pues, toda la épica espanola tiene un carácter anónimo y
colectivo.

Los RASGOS PRINCIPALES de la épica española son:

1- LOS TEMAS DE TIPO HEROICO: temas heroicos que pertenecen a la tradición o a la leyenda de Castilla;

2- LA MÉTRICA IRREGULAR: la métrica castellana contrasta fuertemente con la regularidad de la épica


francesa. Los versos tienen un número variable de sílabas (aunque predominan los de catorce, divididos en
dos hemístiquios). Se hallan agrupados en “coplas” (estrofas) monorrimas y con rima asonante, de
extensión indefinida. Es característico el uso de la “e” paragógica, añadida frecuentemente a la última
palabra del verso, con el objeto de dar un mayor arcaísmo a la expresión;

3- EL LENGUAJE SENCILLO PERO FUERTEMENTE EXPRESIVO: la épica francesa presenta, en cambio, una
forma más retórica y más rica de elementos decorativos. Los juglares, aunque recitan a menudo en las
plazas, prefieren destinar sus cantares a la nobleza guerrera: de ahí el espíritu aristocrático de su poesìa. Es
frecuente la repetición de determinados epítetos tradicionales (en el Cid: el que en buena hora nasco, cinxó
espada);

4- EL REALISMO: los poemas épicos ofrecen una exactitud histórica increíble aun porque surgen poco
después de ocurrir los hechos que relatan, lo que obliga al juglar a no falsear los acontecimientos cuyo
recuerdo está todavía fresco en la memoria de la gente. Este realismo se traduce con la localización
geográfica, la descripción de lugares, costumbres, personas etc.
5- LA PERSISTENCIA EN EL TIEMPO: la tradición épica castellana perdura a través de toda la literatura
española; en efecto, cuando Francia, al llegar el Renacimiento olvida a sus héroes nacionales, España
continúa fiel a su pasado.

Podemos distinguir CUATRO ETAPAS en la producción de los cantares de gesta:

1- ÉPOCA PRIMITIVA: hasta mediados del siglo XII. A este período corresponden poemas breves anteriores
a la influencia francesa;

2- ÉPOCA DEL APOGEO: 2° mitad del siglo XII y 1° del XIII. Los cantares de gesta aumentan de extensión al
imitar a los franceses y se difunden. Es el momento del Cantar del Cid;

3- ÉPOCA DE REFUNDACIONES Y PROSIFICACIONES: 2° mitad del siglo XIII y 1° del XIV . Los poemas son
ampliados y aun prosificados en las Crónicas oficiales;

4- ÉPOCA DE DECADENCIA: 2° mitad del siglo XIV y principios del XV. Los cantares de gesta admiten cada vez
más elementos fabulosos.

Cantares perdidos

Excepto el Cantar de Mio Cid (y fragmentos del Cantar de Roncesvalles y de las Mocedades de Rodrigo), la
épica primitiva ha desaparecido. No obstante, tenemos noticias de varios poemas perdidos por los
romances (y prosificaciones) a que dieron origen.

La Leyenda de los infantes de Lara nos cuenta la venganza de Ruy Velázquez por una afrenta a su mujer por
parte de Gonzalo, padre de los infantes. Ruy envía Gonzalo en campo de moros con una carta escrita en
árabe se indica de matar a Gonzalo y a sus hijos que son (ignaro di tutto). Años después el hijo de Gonzalo
vengará a sus hermanos matando a Ruy Velázquez. Es éste uno de los temas épicos que han tenido más
amplias derivaciones (Lope de Vega).

El Cantar de Fernán González es un poema del mester de clerecía, o sea organizado por cuaderna vía, pero
su contenido es de tipo épico. Se refiere a las luchas al tiempo de los godos del conde castellano González
con los reyes de Navarra y León, con los árabes y prosigue con la indipendencia de Castilla. El poema, muy
conocido a la época, se prosificó en la Crónica de Alfonso X el Sabio.

La Leyenda de Don Rodrigo relataba de la violación, por el rey, de unas misteriosas arcas, sus relaciones
ilìcitas con la hija de un conde, la venganza de este y la penintencia de Don Rodrigo que se deja devorar por
una serpiente.

El Cantar de Bernando del Carpio giraba en torno al héroe Bernando que derrotaba al sobrino de
Carlomagno. El personaje se hallaba creado por la fantasía nacional para enfrentarlo a Roldán, figura
cumbre de la épica francesa.

El Cantar del Conde Garci Fernández y la Condesa Traidora relataba la huida de la condesa con un noble
francés y sus muertes por manos del esposo el Conde Garci ayudado por la hija del francés con quien se
casa.

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