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INFORME DE ESTUDIO DE CASO:

Informe Downing, la Central Hidroeléctrica Pangue y


su impacto a la comunidad Pehuenche de Alto Biobío

Integrantes: Bárbara Ortiz Mondaca


Felipe Inostroza Uribe
Docente: Claudio Gonzales Parra
Sociología del Agua
Facultad de Ciencias Sociales
Introducción:

El presente informe centra su materia en el estudio antropológico interdisciplinario del


antropólogo Theodore Dowling, presentado por el académico y sociólogo Claudio
Gonzales Parra frente al fenómeno vivenciado por las comunidades pehuenche de la
localidad de Alto Biobío en contexto de la construcción de la Central Hidroeléctrica Pangue
que produciría energía haciendo un uso consuntivo de los ríos Biobío y Pangue. Las
expectativas empresariales y energéticas de desarrollo proponían a su vez un tipo de
desarrollo a nivel comunitario local que pretendía ser concretado mediante la Fundación
Pehuén, institución que se haría cargo de la gestión de recursos en beneficio de las
comunidades pehuenche del sector reconociendo el eventual impacto que les seria causado
tanto desde los trabajos y faenas de construcción como en el posterior funcionamiento de la
central en el corto y largo plazo. Este informe pretende, primero, destacar descriptivamente
los asuntos más relevantes expuestos en el Informe Dowling y a partir de aquello plantear,
posteriormente, las relevancias sociológicas que supone la situación experimentada por las
comunidades pehuenche.

Perspectiva Teórica y Analítica

Desde las diferentes temáticas tratadas en el curso, donde se ha invitado a analizar en


perspectiva crítica la distribución de los Derechos de Agua en el país respaldada por el
Código de Aguas modificado durante la dictadura cívico militar del país, es que el presente
informe, a partir de una perspectiva desde la Sociología del agua, trata la problemática
experimentada por la comunidad rural pehuenche en el sector del Alto Biobío desde la
aprobación del proyecto central hidroeléctrica Pangue. La hidroelectricidad según el sitio
de la Fundación Aquae “está diseñada para abastecer de energía eléctrica a partir de fuentes
limpias y renovables como el agua y el viento” esto quiere decir que a partir de un uso
consuntivo del agua (que es devuelta al rio luego de ser aprovechada la fuerza del caudal)
se genera electricidad para satisfacer la demanda de la misma por parte de las industrias y la
población de un país. Los diversos usos del agua en materia productiva suenan atractivos
para un país en vías de desarrollo que requiere producir su propia energía, aunque como en
muchos sectores del país, el costo del “desarrollo” muchas veces es invisibilizado. Dicho
costo es asumido por aquellas comunidades próximas a los megos proyectos industriales,
en Chile:

Investigaciones que han explorado las Zonas de Sacrificio desde esa mirada, las
contextualizan en Latinoamérica en un marco particular de planificación territorial
caracterizada como planificación territorial neoliberal (v.g. Tellez, Name y Veríssimo,
2017; Bolados, 2016; Espinoza, 2015; Shade, 2015), es decir, una planificación diseñada
desde lógicas de liberación de mercados que busca acentuar procesos masivos de
industrialización del capital basado en una narrativa de aprovechamiento de las ventajas
comparativas del país (Piñera, 2018; Bachelet, 2014)

Bajo este punto de vista, la promoción del sistema económico neoliberal ha llevado a un aumento
en la demanda de bienes de consumo interno o de exportación así como de la explotación de
aquellos recursos naturales y de energía necesaria para su producción, si bien la denominación zona
de sacrifico apunta directamente a aquellos

Sectores productivos que se implantan en estas zonas, el principal es el minero, siguiéndole


la construcción (cementeras), el portuario, el energético (fósil) y el agropecuario intensivo.
La degradación ambiental y social consecuente de la producción industrial provoca un
conflicto latente, cuya problemática alrededor de las Zonas de Sacrificio es transversal al
modelo productivo nacional y, por extensión, al modelo de desarrollo chileno.
(Hormazabal, Maino y Vergara, 2019, p.3)

Los efectos colaterales de los megos proyectos energéticos como el de la central


hidroeléctrica Pangue son comparables hasta cierto punto con los proyectos industriales de
las zonas de sacrificio, esto es, la planificación territorial con motivos productivos y la baja
o ineficaz inversión de recursos en la calidad de vida de los pobladores de las zonas
geográficas donde se ubican los proyectos. En este sentido, la explotación de los recursos
como el Agua en su carácter de cuenca en el caso de lo documentado en el Informe
Downing o de otros que tienen directa relación con ella como la metalúrgica, se traducen en
dos asuntos preocupantes, la irrupción en los territorios y sus respectivos ecosistemas (de
inertes para el ambientalismo) y en directa relación, los efectos que pudiese traer para los
ocupantes de esos territorios, las comunidades (de interés para la sociología). Es entonces,
pertinente a la sociología del agua el estudio del fenómeno ocurrido en la localidad de Alto
Biobío, en sintonía con las disciplinas que aportaron al Informe Downing, el cual
pasaremos a resumir.

Análisis del programa y antecedentes

Luego de que fuese dada la aprobación para la construcción de la hidroeléctrica Pangue por
parte de ENDESA, se hizo necesaria la investigación sociológica, antropológica y el
involucramiento de diversos académicos y pobladores para la manifestación formal de las
inquietudes y problemáticas reales, narradas desde el territorio que eran acarreadas desde
este mega proyecto en medio de la altura cordillerana. Esta manifestación desde el territorio
ponía en pauta un punto de vista hasta ese momento subestimado, las faenas y las
expectativas desarrollistas y empresariales miraban hacia un futuro energético próspero,
ignorando sin embargo los impactos medioambientales y humanos que pudiesen causar. Al
hablar de territorio, occidental, capitalista y mercantilmente, se habla de aprovechamiento,
de productividad y de negocio, algo diametralmente opuesto al territorio comprendido por
los pobladores y comunidades ancestrales, que ven en el territorio la cuna de sus
tradiciones, el lugar de sus ceremonias y la tierra que los provee de alimento y abundancia.
Partiendo por estas abismantes diferencias se puede comprender la enorme disociación
entre las experiencias humano-empresariales. El distanciamiento cognitivo entre
mandamases, directores, financistas y empleados y el pueblo Pehuenche ubicaba la
problemática fue de los horizontes de ENDESA y fuera de los horizontes de derecho a
réplica por parte de la comunidad.

Existían al menos dos líneas marcadas en torno a la situación que vivía por ese entonces el
Alto Biobío, el conocimiento técnico de cómo construir una represa por parte de Ingenieros
allí presentes y un desconocimiento profundo del cómo vivían las comunidades pehuenches.
Y en el otro sentido, el relevante era la poca o por decir nula información que poseían las
comunidades pehuenche del Alto BioBío. (Gonzales 1996, p.10)

Gonzales (1996) señala aquí la brecha de desinformación sufrida por los miembros de la
comunidad que los victimiza ya no solo materialmente con la perdida de sus territorios sino
con la invasión de faenas completas, trabajadores y máquinas que decidirían desde ese
momento el futuro y tratamiento de los terrenos para acabar con una represa capaz de
producir cerca de 450 MW de electricidad, todo esto en un marco de incomunicación, sin
dialogo ni derecho a manifestar interrogantes y disconformidades. En palabras de uno de
los Lonco del LTO, Manuel Neucuman: “es como si nos hubiesen pegado con un palo en la
cabeza” (p.11) En el proceso de faena era irrespetado por completo y continuamente los
protocolos y condiciones de las comunidades, como si se desconociera en su totalidad la
pertenencia y “propiedad” de aquellos que han vivido allí por generaciones completas. Es
bajo todo este contexto que La Corporación Financiera Internacional (IFC) convoca a
Theodore Downing para indagar en las acciones cometidas por ENDESA Y LA Fundación
Pehuén frente a las irregularidades a partir de la construcción de la represa. Downing
encontró en el curso de su investigación, una lista de malas prácticas por parte de ambas
entidades, donde la segunda, se proponía como una defensora de la sustentabilidad y
protección hacia la comunidad en dirección a un mejoramiento de las condiciones de vida
de las seis comunidades del Alto, pero el informe arrojó el incumplimiento de casi la
totalidad de los acuerdos de protección hacia las comunidades, y cuatro de cinco fueron
violados:

Que la fundación lograse ser el instrumento capaz de otorgar beneficios a largo plazo y
con sustentabilidad y capacidad de desarrollo (…) b) capacitación a las comunidades
afectadas al concluir la construcción del proyecto. C) preservar la identidad cultural de
los pehuenche y d) extender el suministro eléctrico a las comunidades. (Gonzales, 1996,
p.11)

Todos estos cinco puntos apuntaban a amortiguar el golpe ineludible que recibirían las
comunidades con la marcha de este proyecto, es decir, aun con estos acuerdos siendo
respetados a cabalidad, las comunidades sufrirían un impacto irreversible en sus vidas y
realidades. Estos cinco puntos no eran más que planteamientos de respeto básicos a las
comunidades. Sin embargo, fueron ignorados aún así. Y como señala Gonzales (1996) la
ENDESA tomó un pequeño e insuficiente rol “asistencialista” con retribuciones menores y
nulamente paliativas a la problemática real. Además Downing sufrió una censura al no
poder enseñar su investigación a las comunidades y en seguida La Comisión de Derechos
Humanos de la Asociación Americana de Antropología declaró que las comunidades
estaban siendo víctimas de violación a los derechos humanos a raíz de la construcción de la
represa Pangue. Así Downing junto a parte de la comunidad y la colaboración de demás
académicos, con el apoyo de la Asociación formalizaron mediante el informe las afecciones
de los pehuenche y en 1997 el Banco Mundial paralizó las inversiones para las etapas
próximas del proyecto (Downing, 1996,p.12)

Tanto el mismo Banco Mundial junto a Pangue S.A y la Corporación Financiera


Internacional impulsaron la creación de la Fundación Pehuén con el propósito de mitigar
los efectos negativos a largo plazo para las comunidades del Alto de la mano de un
supuesto de disminución de la pobreza extrema del sector, sin embargo, todos aquellos
ingresos estipulados en proyecciones hacia el 2001, debido a la desinformación y a las
barreras geopolíticas y genealógicas llevaron a la Fundación a no transervalizar las
inversiones iniciales a toda la comunidad objetivo, siendo solo un 20% de las familias las
beneficiadas y asistidas por la institución, esto debido a que el programa de Compras
Colectivas con Descuento (CDD) exige un monto base desde los bolsillos de las familias,
muchas de las cuales en situación de indigencia no son capaces de cumplir con el
requerimiento, sumado a la escasa información y puentes representativos o mediadores
entre dichas familias y la Fundación, en este sentido en su plazo de funcionamiento la
Fundación no fue capaz de reducir sistemáticamente la pobreza de las comunidades por la
alta exclusión que acrecentó las brechas preexistentes dentro de la comunidad. Las mismas
familias acusan que “aquellas familias que vivían más cerca del sector del representante al
Directorio” (Downing, 1996,p.18) habían sido beneficiadas en una mayor medida y el
sistema de “vales por trabajo” otra vez dejaba fuera a sectores excluidos como aquellas
familias conducidas por mujeres, ancianos, personas con capacidades diferentes o
indigentes.

La fundación Pehuén no contó con la capacidad de relacionarse directamente con la


realidad de los pehuenches, además de que tampoco llegaron a un conceso con los demás
entes presentes en la zona, de manera que no se centraron “las actividades en el logro de los
objetivos acordados de desarrollo socioeconómico sostenible, sostenibilidad, mitigación,
desarrollo cultural y suministro de energía eléctrica, los resultados de los programas de la
fundación son insignificantes”. (Downing, 1996, p.16). En el aspecto de la pobreza dentro
de la comunidad pehuenche tras cuatro años de actividades de la fundación, sólo el 1% de
ellas supero ese umbral, ósea que un tercio de la población sigue en la indigencia.
Al no existir una comunicación de calidad entre las organizaciones en cuestión y la
población pehuenche, se ve mermada la participación pehuenche dentro de la fundación.

Desde el inicio del proyecto los pehuenches no han sido participantes informados de las
acciones tomadas por Pangue y la CFI que afectarían en forma significativa su futuro. Los
integrantes pehuenches del Directorio tenían muy poco conocimiento de los objetivos
estatutarios y finanzas de la Fundación, de sus derechos y obligaciones jurídicas y
fiduciarias como integrantes del Directorio o de los sueldos o prestaciones del personal.
Muchos dirigentes no estaban seguros de que la Fundación seguiría (Downing, 1996 p.17)

Si no se mantienen una relación intima con el territorio tratado es imposible que el proyecto
tenga resultados positivos, ya que, si el modelo de cultura pehuenche que tienen en la
fundación Pehuén no coincide con su realidad, sus objetivos irán de manera a opuesta a las
verdaderas necesidades, y también se pasa a llevar las creencias culturales de la propia
cultura, como por ejemplo el vínculo que mantienen los pehuenches con el ecosistema. Por
esta misma razón Pehuén no dimensionó (o ignoró) el daño que podría provocarles a la
cultura pehuenche la instalación del proyecto. “La deforestación está aumentando el
empobrecimiento de las comunidades y, a menos que se la detenga, representa una amenaza
para la supervivencia física de la población y de su identidad cultural. La cultura,
subsistencia, salud y economía pehuenche están basadas en el uso sostenible del bosque
como recurso natural renovable.” (Downing, 1996, p.20)

La perdida que ha sufrido la comunidad pehuenche ha sido el enriquecimiento de la propia


Fundación y sus adherentes, por lo que se puede notar que no es más que una manera de
llegar a los recursos naturales de sus intereses con la excusa de un proyecto que les
beneficie a la comunidad. El camino al proyecto abrió el acceso al bosque pehuenche.

Si la Fundación cumpliera realmente con lo prometido la comunidad lograría tener reales


beneficios de aquello, debido a que, los objetivos que se plantearon al comienzo entre
ambos se parecían bastante, pero si estos no siguen cooperando estrechamente con el sector
público, y llegaran a un consenso en tema de intereses de la CFI y de ENDESA, podría
llevar a un buen camino el proyecto.
1)alinear los estatutos y la organización de la Fundación para que sean compatibles con los
del Convenio.
2) reorganizar las políticas, asuntos internos y operaciones de la Fundación para que sean
compatibles con el Convenio y para armonizarlas con las normas generalmente aceptadas,
especialmente las relativas a la solución de conflictos de intereses, el aumento de la
participación informada y el fomento del pluralismo y la diversidad.
3) incrustar en la Fundación personal especializado en el desarrollo de poblaciones
indígenas mediante la incorporación de expertos reconocidos en ese tema. (Downing, 1996,
p.25)

Estos puntos me parecen esenciales para el buen desarrollo de la fundación Pehuén para el
real apoyo a la comunidad pehuenche, y no solamente pensando el beneficio económico de
sus recursos naturales.

Conclusión

En definitiva, la idea de una fundación que ayude a una comunidad olvidada socialmente
no es mala si se considerase las problemáticas reales de la población, entablando
comunicaciones y vínculos estrechos con los pobladores. Las distintas actividades de los
entes que actúan en este territorio han acelerado el ritmo de transformación sociocultural de
una zona prácticamente aislado de Chile, pero esto no ha sido suficiente, ya que, aún el
umbral de pobreza es muy alto. El futuro de la comunidad depende del compromiso
político que exista en el país con el desarrollo de esta comunidad, porque si no existe un
real apoyo a estas comunidades y solo se acercan a ellas por un tema económico, esto no
traerá más que el surgimiento de nuevas problemáticas y la estigmatización de estas
comunidades ancestrales.
Bibliografía:

I. Hormazabal Poblete, Nina, Maino Ansaldo, Sandro, Vergara Herrera,


Magdalena, & Vergara Herrera, Matías. (2019). HABITAR EN UNA ZONA DE
SACRIFICIO: ANÁLISIS MULTIESCALAR DE LA COMUNA DE
PUCHUNCAVÍ. Revista hábitat sustentable, 9(2), 6-
15. https://dx.doi.org/10.22320/07190700.2019.09.02.01
II. Downing, Theodore & García, Carmen (1996) Informe Downing: Una
evaluación interina de la fundación Pehuén con participación de los afectados.
III. Lijó, Ruben (2019) Cómo funcionan las centrales hidroeléctricas e hidroeólica.
Fundación Aquae .https://www.fundacionaquae.org/como-funcionan-las-
centrales-hidroelectricas/?
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