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“AÑO DEL CENTENARIO DE MACHU PICCHU

PARA EL MUNDO”
UNIVERSIDAD NACIONAL
“SANTIAGO ANTUNEZ DE MAYOLO”

FACULTAD DE ECONOMÍA Y CONTABILIDAD.


DEPARTAMENTO ACADEMICO DE CONTABILIDAD.

ASIGNATURA : Contabilidad Superior I.

TEMA : Orígenes de las Sociedades


Anónimas.

DOCENTE : Rojas Vega Jorge.

INTEGRANTES : Alzamora Márquez René Arturo.

CODIGO : 062.1216.389

HUARAZ 26 de Abril del 2011


Orígenes de las Sociedades Anónimas.

A través de la historia, los pueblos del mundo han establecido entre sí algún tipo de
actividad que les permita conseguir cosas que no tienen en su territorio: un trueque para
la subsistencia.
 
El comercio es la forma más antigua de unión cultural entre las sociedades.  Los pueblos
más ricos conseguían beneficios por los trueques que realizaban; los estados con
mayores recursos eran los más visitados.
 
La desigualdad de recursos, de pasos geográficos, de clases, es la base misma del
nacimiento del comercio; y aunque no podemos decir cuál fue el primer pueblo
comerciante, sí podemos afirmar que el comercio fue lo que permitió a las antiguas
sociedades crecer y desarrollarse; el comercio representa necesidades; mismas que son
cubiertas con el intercambio de productos antes señalado.
 
El crecimiento de las actividades comerciales obviamente provocó la búsqueda de
mejores relaciones inter estatales, el nacimiento de instrumentos y técnicas que
facilitaran la creciente actividad.  Por esto se forman los gremios: grupos de personas
con oficios iguales o parecidos que juntos luchan por mejorar sus condiciones; luego se
forman las sociedades comerciales: un grupo de personas dedicadas a un tipo de
comercio.  Entre todas ponían el capital y/o los recursos físicos para el emprendimiento
de su empresa; entre todos repartían las ganancias y soportaban las pérdidas.
 
En las sociedades más antiguas (Egipto, Mesopotamia, Babilonia) puede observarse
como el comercio era dirigido mayormente por el Estado, al menos en sus inicios. 
Existía el intercambio de productos, pero la libertad individual para realizar actividades
comerciales estaba restringida.  En Grecia, con su democracia, apertura cultural y
política, se registra el antecesor de la ‘Sociedad en comandita’.  Varias personas
patrocinaban la expedición de un navío.  Si el navío regresaba a salvo se repartían
ganancias en base a la cantidad aportada antes del viaje; este tipo de asociación,
parecida a un préstamo de varios acreedores a un deudor (el comandante del barco) fue
conocida luego como ‘commenda’, finalmente como ‘comandita’ (Ubaldo Gómez,
Manuel, ‘Derecho Comercial’, tercera edición; Santo Domingo, Editorial Tiempo, 1986;
pág. 120.)
 
Luego de la conquista de Roma sobre Grecia, la historia de las sociedades comerciales
se mueve a la nueva capital del mundo.  En Roma (Italia), las actividades comerciales
tenían una amplia libertad para aquellos que fueran ciudadanos romanos.  En sus inicios
existió en Roma una forma asociativa donde no existía patrimonio diferenciado a cada
uno de los asociados, el capital afectado no revestía garantía preferente para acreedores
y no contaban con personalidad jurídica; la muerte de uno de los socios significaba la
disolución de la sociedad, los beneficios y las pérdidas eran particulares.
 
Más tarde se producen las sociedades familiares o ‘societas ómnium bonorum’
constituida por miembros de la misma familia, donde la entrada de terceros estaba
vedada, los miembros aportaban la totalidad de sus patrimonios.  No en la misma época
existieron también en Roma las ‘societas unius negotiationis’ donde varias personas se
unían para concentrar sus recursos con el fin de realizar transacciones de nivel
internacional y para una operación en específico.  Estas sociedades carecían de
personalidad jurídica pero la responsabilidad era solidaria.
 
Los principales modelos de sociedades que siguieron a las ya establecidas en párrafos
anteriores, fueron las que hoy conocemos como sociedades anónimas y en comanditas. 
La participación en las mismas estaba representada por acciones negociables y se
utilizaba la responsabilidad limitada de los socios por las obligaciones surgidas; es decir
que cada uno respondía hasta el monto de lo que hubiera aportado.
 

Las pequeñas sociedades de la Edad Media no podían reunir el capital necesario para las largas
travesías por los mares. Por lo tanto, los comerciantes formaron asociaciones llamadas
"compañías reguladas". Los gobiernos otorgaron a estos grupos el monopolio sobre el
comercio en un área determinada, cada miembro del grupo, mientras ayudaba a hacer frente a
los gastos comunes, comerciaba por su propia cuenta. Existían asociaciones de hombres, no de
capital. Se hizo necesario un tipo de asociación que captara las inversiones del exterior. La
respuesta fue la sociedad de accionistas, una sorprendente institución flexible que vino a ser el
origen de muchas otras instituciones económicas y políticas en ambos lados del Atlántico.

La sociedad de accionistas comenzó como una asociación de inversionistas, no de


comerciantes. Las personas compraban partes de una empresa u operación y tomaban parte
de los beneficios en proporción a su inversión. Cuando la asociación se mantenía detrás de una
empresa en particular, se convertía en una sociedad de accionistas. Esta inversión tuvo dos
ventajas: permitía a cualquiera, desde un hombre enriquecido honestamente hasta la //Reina
Isabel I//, invertir en una empresa de negocios como los viajes de //Drake// y a los hombres de
negocios asociarse con los cortesanos y estadistas, cuando el conocimiento y la influencia en
los negocios requiriera de la presencia de funcionarios de la corte para el éxito de las empresas
comerciales. La idea de la sociedad de accionistas se originó en el sur de Europa, pero se aplicó
primero en Inglaterra, en 1553, en una compañía de Rusia, fundada para realizar largas
travesías por el mar.

Las primeras sociedades de accionistas dependieron del apoyo del gobierno y no estaban
relacionadas con la industria. La sociedad de accionistas se convirtió rápidamente en la forma
de organización comercial predominante.

El efecto acumulativo de aquellos cambios convirtió al rey, no a la ciudad, en el regulador


principal de la actividad económica. La unidad de la actividad económica de la Edad Media la
estableció la ciudad o la ciudad- estado. Como a finales de la Edad Media aparecieron
monarcas más poderosos, la economía nacional absorbió invariablemente a la urbana en toda
Europa, excepto en Italia y Alemania. El monarca se personificaba en los funcionarios de la
ciudad medieval y regulaba el comercio y la producción tanto como habían hecho los
gobiernos municipales, pero a mayor escala.

La publicidad de los diferentes tipos de sociedades, aunque exigida en Italia, para los
siglos XV y XVI, se estableció legalmente en el siglo XVIII (1737), en las Ordenanzas
de Bilbao.  En el capítulo X de tales ordenanzas se regulaban las ‘Compañías de
Comercio’, fueren generales o colectivas; se introdujo el requisito de publicidad
demandando de las sociedades que la constitución fuere hecha ante un escribano y éste
debía entregar un ‘testimonio’ al archivo del Consulado.
 
De acuerdo con Sergio la Pera el principio de las sociedades de responsabilidad limitada
no se dio en sus inicios de manera suave, sino que tuvo que adaptar su ideología de
patrimonios separados a la corriente existente en ese tiempo (siglo XIX), es decir que
cada persona posee un patrimonio único e indivisible (Cuestiones de derecho comercial
moderno; la Pera, Santiago; editorial Astrea, 1979; pág. 93-103)
 
Las sociedades de responsabilidad limitada surgieron como tales en Alemania, siendo
adoptadas por otros países europeos, como Francia y España.  Su capital social se divide
en partes iguales, pueden tener hasta 50 socios. 
 
Estas sociedades no exigen comisario de cuentas, ni asambleas de socios, excepto
cuando es la Asamblea Anual, su administración se deja en manos de una o varias
personas físicas y no se disuelven por muerte de alguno de los socios, tampoco se
admiten estipulaciones contrarias a los estatutos.
 
Las sociedades de responsabilidad limitada se encuentran muy actualizadas en la
legislación francesa y en la alemana.

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