Concepto de competencia emocional: Concebimos una competencia como la
capacidad para movilizar adecuadamente un conjunto de conocimientos, capacidades,
habilidades y actitudes necesarias para realizar actividades diversas con un cierto nivel de calidad y eficacia Conciencia emocional: Es la capacidad para tomar conciencia de las propias emociones y de las emociones de los demás, incluyendo la habilidad para captar el clima emocional de un contexto determinado. Regulación emocional: Es la capacidad para manejar las emociones de forma apropiada. Supone tomar conciencia de la relación entre emoción, cognición y comportamiento; tener buenas estrategias de afrontamiento; capacidad para autogenerarse emociones positivas, etc. Autonomía emocional: Incluye un conjunto de características y elementos relacionados con la autogestión personal, entre las que se encuentran la autoestima, actitud positiva ante la vida, responsabilidad, capacidad para analizar críticamente las normas sociales, la capacidad para buscar ayuda y recursos, así como la autoeficacia emocional. Competencia social: Es la capacidad para mantener buenas relaciones con otras personas. Esto implica dominar las habilidades sociales básicas, capacidad para la comunicación efectiva, respeto, actitudes prosociales, asertividad, etc. Competencias para la vida y el bienestar: Son la capacidad para adoptar comportamientos apropiados y responsables para afrontar satisfactoriamente los desafíos diarios de la vida, ya sean personales, profesionales, familiares, sociales, de tiempo libre, etc. Las competencias para la vida permiten organizar nuestra vida de forma sana y equilibrada, facilitándonos experiencias de satisfacción o bienestar. ¿Cómo se regulan las emociones?: Aunque la mayoría de las emociones se regulan conscientemente, también sucede la regulación inconsciente. Por ejemplo, cuando no reconoces la ira que sientes al ser humillado por alguien, sino que la ocultas de inmediato, o cuando desvías tu atención de manera inmediata y automática al ver algo que te produce malestar. La importancia de la regulación emocional. ... Regular nuestras emociones nos ayudará a resolverlos con mayor facilidad para sentirnos mejor. A menudo, muchos de nuestros problemas cotidianos se encuentran afectados por fallos en la regulación emocional, teniendo consecuencias tanto personales como sociales. Tener estrategias de REGULACIÓN EMOCIONAL nos ayudan a enfrentarnos de forma apropiada a situaciones en las que las emociones pueden llegar a desbordarnos. Algunas de estas estrategias son la relajación, el diálogo interno y el autocontrol. La autogeneración de emociones positivas consiste en la capacidad que tiene una persona de auto estimular su pensamiento, en la búsqueda de emociones positivas y agradables. La autorregulación emocional es capacidad para experimentar emociones (positivas o negativas) de forma moderada y flexible, así como la habilidad para manejarlas. Poseerla implica que la persona sea consciente de sus propias emociones, las exprese de forma adecuada y sepa controlarlas cuando dejan de ser necesarias. ¿Es autocontrol? ¿O es reflexión y conocimiento?… Podríamos resumir diciendo que regular emociones es gestionar emociones, es decir, ser capaces de influir sobre lo que sentimos para intervenir en la forma, intensidad y el tiempo en el que lo sentimos. El proceso por medio del cual ejerces una influencia sobre las emociones que sientes, sobre cómo las experimentas y sobre cuándo y cómo las expresas. La primera un ejercicio de introspección: ¿Qué estoy sintiendo y por qué? Sin ningún tipo de prejuicios. Lo que estés sintiendo es bien recibido. Le pongo nombre y lo acepto. Me siento…… Aceptar que tienes derecho a sentirte así. Y entonces, con una carga emocional ya más manejable, llega el momento en que tienes que analizar cómo responder a esa situación. Y has de saber que cada emoción tendrá una respuesta casi automática. Si estás enojado hablarás mal, intentarás fastidiar…, pero ¿eso es lo que realmente quieres? Aquí llega el entrenar el control emocional: sujetar las respuestas impulsivas ante el enfado Y cuando haya bajado la activación inicial, comunicar de forma adecuada lo que me ha dolido, qué espero de esa situación… Cuando consigo hacer esto habré regulado bien mi enfado, dirigiéndolo a mejorar la situación