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CLACSO

Chapter Title: El proceso de transformación del PT en Brasil. Actualidad y desafíos a


futuro
Chapter Author(s): Dilma Rousseff

Book Title: Las sendas abiertas en América Latina


Book Subtitle: Aprendizajes y desafíos para una nueva agenda de transformaciones
Book Author(s): Laís Abramo, Dora Barrancos, Rafael Correa, Daniel Filmus, Álvaro García
Linera, Tarso Genro, Rebeca Grynspan, Sacha Llorenti, Mercedes Marcó del Pont, Juan
Carlos Monedero, Leandro Morgenfeld, Cecilia Nahón Carlos Ominami, Dilma Rousseff,
Ernesto Samper and Jorge Taiana
Book Editor(s): Daniel Filmus, Lucila Rosso
Published by: CLACSO. (2019)
Stable URL: https://www.jstor.org/stable/j.ctvt6rmdr.19

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abiertas en América Latina

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El proceso de transformación
del PT en Brasil
Actualidad y desafíos a futuro

Dilma Rousseff

Nos encontramos con Dilma en abril de 2019 el marco de una nueva visita
a la Argentina en su incansable lucha por la libertad de Lula y la defensa
de las garantías constitucionales en Brasil. No descansa un minuto. Entre
actividad y actividad logramos sentarnos a conversar sobre la actualidad
de la situación en Brasil, en nuestra región y aprovechamos para pregun-
tarle cómo está el Presidente Lula. Esta reunión se da justo el día en que
la justicia brasileña concede por primera vez a Lula la posibilidad de dar
una entrevista a los medios de su país.

Lucila Rosso: Si te parece comenzamos hablando un poco sobre lo


que fueron para vos, según tu criterio, las grandes transformacio-
nes y/o los logros más importantes del PT durante todos estos años
de gobierno.

Dilma Rousseff: Creo que el principal logro fue en el área social. Reti-
ramos a Brasil del mapa del hambre de la ONU. Brasil era uno de los
grandes países del mundo en que había hambre. Y cuando se habla
de hambre se está hablando de miseria extrema, de niños y jóvenes

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en condiciones alimentarias mínimas. Entonces, retirar a Brasil de


ese mapa fue una de las grandes conquistas nuestras.
La otra conquista fue la ampliación de las oportunidades dadas
a través de la educación. En la educación construimos una especie
de camino de oportunidades, no solo ampliando la educación públi-
ca, en el caso del gobierno de la unión nosotros hicimos crecer a las
universidades, invirtiendo en la ampliación de las existentes pero
también creando otras y con esto internalizamos las universidades
en Brasil. Pasamos de 3,5 millones de alumnos a 8 millones. Calculá-
bamos alcanzar los 10 millones hacia el final de mi gobierno, pero el
impeachment del 2016 nos detuvo y no llegamos al 2018.
A pesar de eso, igualmente tuvimos grandes conquistas en el área
de educación y en la de ciencia y tecnología. Desarrollamos progra-
mas que llevaban brasileños para estudiar en las mejores universida-
des del mundo, porque teníamos la certeza de que Brasil debía ingre-
sar a la economía del conocimiento, y la economía del conocimiento
solo puede existir si tienes acceso a una educación de calidad, princi-
palmente en ciencias básicas, lo cual permite que se cree tecnología y
se difunda transformándola en innovación en las empresas para me-
jorar la calidad del trabajo. Por eso también le dimos mucha impor-
tancia a la educación técnica y tecnológica. Con el Proyecto Ciencias
sin Frontera, que formó más de 100 mil brasileños, dimos prioridad a
la ingeniería, las ciencias médicas, de la naturaleza, física y química,
matemáticas y biología. ¿Por qué? Porque queríamos hacer el catch
up y precisábamos de científicos. Brasil necesitaba de esto porque
la educación tiene un doble papel: tanto por cuenta de la pobreza,
porque es una garantía de que se tendrá la oportunidad de salir de
la pobreza si existe acceso real a la educación, como por la riqueza,
porque solo se vuelve un país rico aquel que genera tecnología. Fue
una verdadera conquista de nuestro gobierno.
También creamos infraestructura en Brasil. Por ejemplo, noso-
tros hicimos un ferrocarril (Brasil es dominantemente carretero)
que es como si fuera una espina dorsal, sale de los puertos del norte y
llega hasta San Pablo, al sur del país. Esto es muy importante porque
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si se tiene una columna vertebral, a partir de ella se pueden crear las


ramificaciones de esta columna y así se integra el interior de Brasil.
Para eso fue hecho. Y, sobre todo, por el descubrimiento del presal,
porque no impusimos a ningún Estado esta visión financiera que
exige lucros inmediatos, que tienen que ser aprobados cada cuatro
meses. Petrobras siempre fue lucrativa, todos los años, es mentira
que entró en crisis. Petrobras tuvo en el período final del gobierno,
desde 2011, lucros sistemáticos y reservas de caja que variaban entre
13 y 25 mil millones. Nunca fue menos que esto. Y tuvo entre 25 y
27% de movimientos que explican por qué la empresa estaba entre
las mejores del mundo, y ahora bajó a ser la séptima. Porque no fue
la renta financiera, no se hace petróleo en tres años, se hace en trece
años. Por la misma razón, se producen cambios en trece años y no
en dos.
Además, siento orgullo de que se haya ampliado la participación
ciudadana, por la lucha por las mujeres, por los derechos humanos,
por el derecho a la expresión de las poblaciones LGBTI, por la lucha
ambiental que nosotros garantizamos e incorporamos dentro de
nuestras visiones por la cual llegamos a ser responsables del Acuer-
do de París.
Pero también de que los gobiernos del PT utilizaran la participa-
ción social, a partir de conferencias que comenzaban en el medio de
la ciudad y crecían a lo largo de los Estados hasta llegar a la unión,
conferencias de salud, de las mujeres, de los negros (porque la cues-
tión racial en Brasil es gravísima). No hay cuestión social en Brasil en
la que no esté involucrada la cuestión de género y la racial. Esas tres
cuestiones siempre están juntas en nuestro país. Y creo que dimos
un paso que debería haber sido seguido de otros, de muchos otros.
No se puede considerar que lo que estábamos haciendo se podía so-
lucionar en un lapso de trece años. Por ejemplo, nosotros tenemos el
orgullo de haber integrado más a la población negra, que es la que
viene de la esclavitud, la más duradera del mundo (nosotros tuvimos
más de 300 años de esclavitud, hasta el final del siglo XIX, la formal,
pero la real duró mucho más). Acabar con la esclavitud es también
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reconocer que está íntimamente relacionada con la cuestión racial


en Brasil. Una parte importantísima del pueblo brasileño es negra.
Somos el mayor país negro fuera de África y, sin considerar a África,
somos el segundo país negro después de Nigeria.
Otro punto que nos enorgullece se vincula con nuestra políti-
ca externa, que fue independiente y que dio preferencia a América
Latina, creando espacios fundamentales como CELAC, UNASUR y
MERCOSUR, teniendo clara la importancia de la relación entre Bra-
sil y Argentina, los dos grandes de nuestra parte del hemisferio, que
siempre fueron inducidos a separarse, a no dialogar. Por ejemplo,
nuestra estructura ferroviaria no se relaciona con la de Argentina.
Las redes eléctricas no tienen la misma relación de tensión, lo que
nos volvería más fácil relacionarlas, tenemos que instalar estaciones
de conversión. Todo esto hace nuestra integración física más difícil
y compleja. No obstante, nosotros también avanzamos hacia otros
modos de integrarnos como el intercambio de energía. Pero también
tenemos que profundizar la integración cultural, como países del
Atlántico. La Argentina y Brasil tenemos la obligación con los demás
países, porque somos los más grandes y no somos imperialistas, por
supuesto.

LR: Entonces, tenemos estos logros que marcás que, incluso, pode-
mos ver que con sus matices y sus formas particulares, se fueron
dando en toda la región. No obstante, ahora estamos ante una res-
tauración conservadora en América Latina. Surge entonces la pre-
gunta difícil e inevitable, ¿qué pasó?

DR: El nombre “restauración conservadora” es demasiado bonito


para lo que está ocurriendo, por lo menos, en mi país. En mi país
nunca tuvimos esta mezcla de los resquicios de la dictadura militar
con el neo-fascismo. Es algo muy difícil de explicar. Creo que ellos se
aprovechan de aquello que Milton Friedman intentó aplicar en Chile
y consiguió en el período de Pinochet, que dice lo siguiente: “Usted tie-
ne que aprovechar ciertas condiciones de crisis, cuando las personas
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están más frágiles y menos atentas, y transformar esa coyuntura, en


una propicia para los cambios que usted quiera imponer”.
Creo que ellos aprovecharon el final de la crisis 2008-2009 –que
llegó acá en 2014– y el impacto de ella en los países de América La-
tina, esto explica la oportunidad. Pero la crisis en Brasil también es
porque ellos percibieron que no llegarían más al poder por la vía
electoral, por lo tanto, la única manera de conseguirlo era a través de
un golpe de Estado. Esto es lo que llevó a mi impeachment sin crimen
de responsabilidad. Es como una puerta por la cual entraron todas
las medidas que hirieron la democracia, como el lawfare –la persecu-
ción política usando la ley para crear la justicia del enemigo que pre-
tende destruir al adversario–, el uso de la prensa como un juicio que
no admite el derecho de defensa, el uso de varios mecanismos para
criminalizar la política y crear una situación política de “campo des-
truido”. No solo el PT y Lula son el enemigo, también lo es la política
en general. A nosotros nos dirigieron el tiro fundamental, pero había
fuego amigo de los adversarios de los otros partidos del centro hasta
la derecha, limpiando el camino para la extrema derecha.
Lo que pasó también fu que querían encuadrar el Brasil en el
neoliberalismo, porque nosotros veníamos de una situación en que
éramos el país que no tenía privatizaciones sustantivas, que tenía
derechos sociales, derechos laborales, un sistema de jubilación por
reparto del Estado y no con capitalización, que es lo que dejó los re-
cursos de Chile a la miseria. También que teníamos, en términos de
geopolítica, una política completamente independiente, que priori-
zaba Latinoamérica, África, los BRICS y el G20.
Entonces ¿cómo fue posible todo esto? Ellos lograron el impeach-
ment sin crimen de responsabilidad, no tenían necesidad de votos,
asumieron el poder y ejecutaron esta política. A partir de ahí tenían
un nuevo problema: en el 2018 debía haber una elección presiden-
cial y todo lo que hicieron se terminaría si de ella Lula resultara ree-
lecto. Entonces, era necesario silenciar a Lula, arrestarlo, juzgarlo y
condenarlo. Pero durante ese proceso no solo buscaban silenciarlo,
sino también desmoralizarlo, destruir su legitimidad popular. No
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lo consiguieron. Con cada acción de desacreditación, aumentaba el


apoyo a Lula, medido por todas las encuestas.
Había una única forma de silenciar a Lula, impedir que sea can-
didato. Así, realizaron una maniobra judicial y lo impidieron. Lue-
go, no lo dejaron hablar por la prensa, porque si hablaba transfería
votos y al transferir votos ganaba Fernando Haddad, y volvía todo
su esfuerzo absolutamente inocuo. Entonces, ¿qué hicieron? Lo cen-
suraron, Lula no podía hablar con la prensa, algo extraño dado que
todos los prisioneros de Brasil, cualquiera fuera la gravedad de su
delito, pueden hablar con la prensa.
Hoy Lula habló por primera vez con la prensa1. ¿Por qué? Porque
está habiendo un conflicto entre el Supremo Tribunal Federal y la
Fiscalía. El Supremo sospecha que alguien filtra información, no
dice que es la Fiscalía pero muchos sostienen que sí lo es. La Fiscalía
habría filtrado información sobre los ministros del Supremo a dos
medios de prensa de la ultra derecha, entonces, el Supremo censu-
ró a esos dos medios de la extrema derecha. Reaccionó. El Supremo
sigue investigando quién filtraba y retiró la censura. Al retirar la
censura quedaba muy extraño que Lula no pudiera hablar, entonces,
enseguida cancelaron la censura a Lula. Hoy Lula dio la primera en-
trevista. Es esto lo que pasa en Brasil.
Nos preguntamos, ¿qué es la restauración conservadora? Es el
neoliberalismo representado por la escuela de Chicago con Paulo
Guedes al frente, más el punitivismo y la lawfare de Sérgio Moro, los
militares que creen que hay un marxismo cultural en Brasil y Bol-
sonaro que tiene una raigambre neofascista. ¿Esto se puede llamar
una restauración? No, es más que una restauración. Es instaurar un
régimen que tiene orígenes complejos, que puede tener partes de la
dictadura militar, partes de democracia y partes del neofascismo. Tal
vez, dentro de un gran grupo, puede ser considerado una restaura-
ción conservadora en el sentido de que ellos volvieron.

1
Se refiere a la entrevista del 26 de abril de 2019 que Lula concedió a los diarios Folha
de São Paulo de Brasil y El País de España. [N. de la E.].

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LR: Ayer mencionabas que Brasil era un “caso de estudio” dentro de


la región…

DR: Efectivamente. Creo que en el mundo hay una tendencia com-


pleja que parte del hecho de que todos los países están sobre un tipo
de capitalismo que transformó la financiarización de la actividad
económica en la prioridad. Ella es más importante hoy que la pro-
ducción. La financiarización del lucro es principal en relación a la
producción. Esto está en todas las empresas y produce una de las
mayores concentraciones de renta. Los Estados Unidos en esto son
emblemáticos. Ya no tienen la tasa de movilidad social que hacía
posible que una persona fuese más rica que su antepasado, que sus
hijos sean más prósperos que ellos. Hoy hay un gran aumento de la
concentración de la riqueza y de la desigualdad. El 1% concentra una
cantidad bestial de riqueza que se explica por esto y por la presencia
de herederos, más del 40% de los más ricos fueron hijos de personas
muy ricas. Esto significa que aumentó el nivel de concentración eco-
nómica y de desigualdad y transformó a la sociedad.
Esto implica un gran impacto sobre la democracia, porque deja
a las personas sin perspectivas de futuro. También explica algunos
movimientos como Brexit y explica la elección de Trump. Explica la
extrema derecha y el crecimiento de alternativas que deviene de ella.
Brasil es un caso especial que muestra que los procesos no son
solo estos. En mi país también hay otra cuestión, la del llamado mar-
xismo cultural. ¿De dónde viene la ideología de esta gente de extrema
derecha? De la llamada izquierda neoconservadora americana que es
la extrema derecha. Esta se retrotrae a los años veinte y treinta, son
aquellos que en esos años se opusieron al New Deal, después, en los
años ochenta y noventa defendieron el Estado mínimo. Considera-
ban que a pesar de haber caído el Muro de Berlín y la Unión Soviéti-
ca, existían nuevas formas de marxismo –principalmente vinculadas
a Gramsci– que implicaban ingresar en todas las instancias y crear
intelectuales orgánicos. Ellos creen que los movimientos de mujeres,
de los negros, de defensa del medioambiente, todos los movimientos

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sociales que conocemos son fruto de este resurgimiento soviético.


Esto explica porque quieren intervenir las universidades, no solo
para privatizarlas sino porque los intelectuales orgánicos a los que
hacían referencia son las universidades. También una parte de los pe-
riodistas y los movimientos sociales. ¿Quién piensa así? Una parte de
la derecha americana, que conversa con la parte neofascista de nues-
tra derecha y con los militares. En Brasil tenemos un militar, el Gene-
ral Coutinho, que tiene toda una tradición en esa área y que también
junta esto con la llamada guerra de cuarta generación.
Entonces hay una base ideológica en común, por eso Brasil tiene
que ser estudiado, porque mañana esto puede pasar en cualquier país
de la región ya que las fuentes de influencias están todas intactas.

LR: ¿Y cómo resistir?

DR: Yo creo que la resistencia va a partir de la necesidad pero también


debe partir de la iniciativa de cada uno. Siempre preguntan cómo
hacer. Cada uno tiene que buscar su forma de hacer, debe tener su
iniciativa. Igualmente, creo que nosotros tenemos que reconstruir y
resistir. Son las dos cosas que siempre se hacen. Hoy cité a un gran es-
critor brasileño, João Guimarães Rosa, que identificó la forma de ha-
blar del interior de Brasil y creó un lenguaje muy bonito, que es una
forma de decir las cosas, no es solo una terminología, él decía algo
como esto: la vida mezcla todo, es a veces caliente, a veces fría, ella
es calma, después inquieta, tiene todos los opuestos, pero lo que cada
vida de nosotros tiene es coraje. Entonces la política es la misma cosa,
no hay como vivir sin coraje. Es difícil tenerlo, pero es imprescindible.

LR: ¿Qué lugar ocupa el movimiento de mujeres en esa resistencia?


¿Cómo ves lo que está pasando con nuestra lucha en el mundo en
este momento?

DR: Las mujeres son muy corajudas. Si hay gente corajuda es la mujer,
porque, de otro modo, no se levanta por la mañana. Tiene que criar a
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los hijos, procurar su comida, su educación, garantizar que tengan


una vida saludable y, al mismo tiempo, tiene que realizar sus sueños.
Creo que las mujeres tienen un papel muy grande.
En Brasil, estoy teniendo una clara impresión de que los movi-
mientos de mujeres son más efectivos, movilizan más, tienen un po-
der mayor, vamos a llamar “un poder de fuego” en el sentido de que
tienen una capacidad de organización propia. Las mujeres no pueden
dejar de ver que las contradicciones son sociales, de género, de cada
historia, de cada país. Y no son las únicas problemáticas que enfrenta.
La mujer trabajadora tiene problemas iguales a las mujeres de cla-
ses más ricas, de violencia y de discriminación, aunque para cada
una tiene un nivel distinto. Por ejemplo, la violencia mata mujeres
de clases medias, medias altas, igual que mata mujeres trabajadoras.
Sin embargo, las mujeres trabajadoras tienen una peor condición de
vida dada por su condición social, por su falta de dinero y por una
inmensa presión. Debemos luchar nosotras para todas, pero siempre
más para aquellas que no son iguales, por condiciones que no son de
género. No se puede negar que una mujer de clase más alta sufre la
misma violencia que una mujer empleada doméstica, es golpeada por
el marido y la otra puede no ser golpeada pero va a ser asesinada. En
Brasil hay casos todos los días, asesinatos, violaciones, estupro, todos
los modos de la violencia que se puedan concebir.
Estoy viendo una gran presencia de las mujeres en la escena no
institucional, en la escena de las manifestaciones, de las movilizacio-
nes, de las luchas sociales. En Argentina también fue muy grande la
movilización del 8 de marzo. Nosotras hicimos un movimiento po-
lítico masivo llamado “Ele não” que ellos trataron de frenar. El mo-
vimiento de las mujeres reacciona a la política de Bolsonaro de este
modo porque entiende que no denigra a la mujer porque se lo indi-
can, él piensa que las mujeres y el movimiento de las mujeres son res-
ponsables de la destrucción de la familia y usa eso, inclusive, como
un puente que lo une con determinados movimientos religiosos muy
reaccionarios.
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