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Encontrarse con el cine El actual cine latino-


americano: ¿dónde,
latinoamericano es también toparse cuándo, cómo?
con un mundo de representaciones Trazar un cuadro de situación del cine
hecho en América Latina durante los
tan múltiples que resultan últimos años es empresa dificultosa
para un artículo. La cantidad y diver-
inconmensurables, por lo cual, muchas sidad de experiencias no cesa de cre-
cer, a pesar de que algunos ímpetus de
veces, establece más interrogantes que hace una década se reemplacen hoy,
para muchos, por la incertidumbre o
respuestas. Aun establecido de esa cierta impresión de una crisis. En tér-
minos de industria audiovisual, no son
forma, es posible trazar en él ciertas pocas las perplejidades: el contacto o

constantes, miradas afines e iniciativas la respuesta del público son muchas


veces impredecibles o frustrantes, la

que, por más difusas que parezcan, recepción crítica no sintoniza necesa-
riamente con la afluencia a las salas,

podrían estar comunicándose entre sí, los conflictos entre modalidades (no
necesariamente modelos) en pugna

incluso en su divergencia. por erigirse como el cine ‘necesario’


o ‘conveniente’ para América Latina.
Pero así suele comportarse lo con-
temporáneo. Es un nudo intrincado y
heterogéneo, hasta el embrollo de ele-
Eduardo A. Russo mentos caracterizados por la dificul-

Jauja

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tad de un claro avistamiento. Tal vez orden opuesto, como forma de resis- fortuna en las últimas dos décadas–
debamos buscar algo diferente a cierta tencia que en algunos momentos per- puede percibirse en los postreros años
común condición esencial y en lugar mite el juego en los bordes del sistema. cierta reiteración en los procedimien-
de preguntarnos qué sería (o debería Junto a ello, se sostiene la aspiración tos del modo observacional. Tal vez sea
ser) hoy el cine latinoamericano, acaso a identificar un cine con realizadores. hora de asumir con más determinación
convenga explorar las condiciones por Podrá tener la desafiante forma atípi- la necesidad de ejercer el derecho a la
las cuales nuestras experiencias cine- ca de un Post Tenebras Lux (2012) o la interpretación; desplegar la dimensión
matográficas comparten un espacio extraña ecuación exploratoria, hasta de autoría consustancial a esa creación
y tiempo, entablan un diálogo, se co- colaborativa en su puesta en escena, documental, interrogar las opacidades
tejan y emprenden discusiones, dejan de la reciente y desconcertante Jauja o hasta los puntos ciegos en el punto
percibir consonancias y disonancias. (2014), pero no hay duda que por esos de vista, como lo ha propuesto, por
La pregunta esencialista sobre qué se- desfiladeros pasa el cine. Estos filmes ejemplo, Yatasto (2012), de Hermes
ría el cine latinoamericano podría re- serán inseparables de las discusiones Paralluelo.
emplazarse por cuándo, dónde y cómo sobre Reygadas o Alonso. Pueden ex-
tenderse las elucubraciones sobre un Por otra parte, la creciente presencia
este puede ser posible, afirmarse y en-
cine industrial de autor o sobre un cine de filmes ensayos y trabajos a partir de
riquecerse en una experiencia común.
artesanal, mas lo fundamental resis- found footage, por ejemplo, hablan de
No abundaremos en títulos de fil- te en una zona que se postula como la necesidad de aceptar el desafío de
mes, ante el riesgo de ceder al goce del contraria al formateo, a la aplicación pensar en y con las imágenes; redefi-
listado que tanto suele seducir en los de fórmulas o al diseño de producto niendo las relaciones entre imagen y
planteos cinéfilos. Más bien será nues- audiovisual; una singular política del verdad, potenciando la capacidad del
tra intención delinear algunos trazos cine que acepta los riesgos aunque el cine de ser generador de conocimiento
hoy evidentes y avizorar la cartografía precio sea alto. Puede considerarse a en distintas escalas, desde lo íntimo a
dinámica de un cine en pleno proceso los citados como casos extremos. No lo colectivo. Esta complejización ne-
de transformación, cuyas formas, hoy obstante, las apuestas dispuestas a cesaria impacta, incluso, la ficción en
más que nunca, dependen de la comu- pensar la realización como algo más búsqueda de un verdadero cine críti-
nidad de sus practicantes tanto como que un diseño de producto audiovi- co, como en Memorias del desarrollo
de planificaciones industriales, marcos sual, no son excepciones en la presen- (2010), de Miguel Coyula. Se trata, por
regulatorios o eventos aptos para un te producción latinoamericana. cierto, de otro modo de ingreso en las
estudio cuantitativo. Formularemos, dimensiones política e histórica. En
más bien, un modesto estudio –pero ese punto se encuentran experiencias
en el sentido que daban los pintores como las del mexicano Nicolás Pereda,
al término étude hace dos siglos–, tra-
Realidades y ficciones: el chileno José Torres Leiva o la para-
tando de capturar, con trazos oportu- desbordes de la repre- guaya Renate Costa, entre otros.
nos, lo existente en su misma vida y sentación
movimiento.
Durante los últimos años el espacio
de lo documental ha seguido crecien-
Experimentos y labo-
do y gana centralidad más allá del ratorios
Nuevos, independientes presunto confinamiento del género, En un libro reciente, Cynthia Tompkins
y cineastas incluso postulándolo como un ámbito ha desarrollado una propuesta polémi-
En los últimos años cada vez se com- sostenido en el mismo seno de relatos ca e interesante sobre la presencia de
plica más la discusión en términos de que por lo común se consideran ‘en- lo experimental en el cine latinoame-
‘nuevos’ y ‘viejos’, mientras crece la tre documental y ficción’. Así ocurre ricano. Siguiendo a Umberto Eco, con-
necesidad de replantear la cuestión de en la fundacional propuesta caribeña sidera un experimentalismo desligado
lo ‘independiente’, a pesar de su uso y de Guzmán y Cárdenas, Jean Gentil de la tradición propia de la categoría
(2010), con su incursión en la tragedia
abuso en tanto etiqueta. Una noción, cinematográfica que inmediatamen-
haitiana hasta llegar a una intrincada
por cierto, que precede al cine y que te reconocemos en el término, como
mixtura que juega con registros, gé-
se pregunta sobre las relaciones entre condición de una permanente puesta
neros y recuperaciones de los márge-
sujetos, formas artísticas y sus deter- a prueba de materias y formas en los
nes de tradiciones cinematográficas
minaciones. Está en juego el sostén, la relatos; no oponiéndose taxativamen-
locales; como en la reciente y sor-
promoción e incluso la ampliación de te a una tradición, sino aprovechando
prendente El blanco afuera, el negro
una experiencia estética que, como tal, lo dado al registro para comprometer-
adentro (2014), de Adirley Queirós.
no consiste en el consumo mercantil se a formular soluciones inéditas para
Dentro de su inusual solvencia na-
sino en una oportunidad de transfor- transmutar lo precedente. Acaso haya
rrativa, algo de ese poder intersticial
mación de quien la atraviesa. Puede ser que remontarse aquí al trabajo en los
asoma también en la producción del
que las múltiples renovaciones inicia- añejos laboratorios alquímicos; donde
argentino José Campusano; generada
das en el continente hace casi dos déca- había cierto compromiso con la mixtu-
a partir de los márgenes para inser-
das hayan pasado hace tiempo su ciclo ra de tradición e innovación, más que
tarse, revulsivo, en el núcleo de mun-
de apogeo. Después de todo, es el lapso con una radical pretensión de moder-
dos ficcionales a renovar.
de una generación entera. No obstante, nidad, para entender cierta producción
la cuestión de la independencia se sos- En cuanto al documental de creación contemporánea que puede abarcar lo
tiene, siempre definida respecto de un –categoría que ha gozado de especial narrativo, el trabajo sobre la imagen

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o incluso en la misma configuración tanto a un plano técnico como cultural, les mayoritarios determinados por
del registro cinematográfico y su con- alterándolos recíprocamente. el mercado: el consumo en sala co-
texto. El extrañado Eduardo Coutinho mercial o las distintas formas de las
venía trabajando en una propuesta de pantallas domésticas, también por
experimentación de ese tipo, aunque Las culturas del cine carriles mercantiles donde la diná-
seguramente rechazaría ser calificado mica en juego no es otra que la del
como ‘cine experimental’, con un des-
en un entorno posme- consumo de imágenes. Resulta que
pojamiento creciente hasta arribar a los diático en los modos de circulación y fruición
elementos esenciales para la emergen- contemporánea, zonas crecientes de-
Si el cinematógrafo y sus competido-
cia de un cine casi en estado fundacio- safían a esas dos alternativas.
res fueron en un principio artefactos
nal. En distintos registros ficcionales y y espectáculos impactantes, de allí Arriesguemos una afirmación que
siempre dispuestos tanto a experimen- fue constituyéndose esa forma de arte a esta altura, con unos quince años
tar con la representación posible como que llamamos cine. En un celebrado de historia del DVD en la región, ya
a la impresión del tiempo y espacio, se proceso de multiplicación de medios es mucho más que una hipótesis. La
encuadran últimamente las notables, y tecnologías, saludado por lo común posibilidad del tráfico no ceñido a
también brasileñas, Avanti popolo bajo la condición de una convergencia canales mercantiles convencionales,
(2012), de Michael Wahrmann y El so- creciente entre distintas pantallas, el tantas veces reducido a discusiones
nido alrededor (2012), de Kleber Men- cine contemporáneo abre nuevas po- como las de la ‘piratería’, sea en so-
donça Filho. sibilidades y desafíos. Existe un cierto portes físicos como de transmisión
riesgo de que bajo la convergencia me- y descarga de archivos, ha sido un
diática y su condición líquida, proteica elemento crucial. Lo que está en
Una vez más, la cues- asomen procesos de estandarización juego es el derecho a los bienes cul-
tión de la técnica y normalización creciente. El cine que turales. Sin esa disponibilidad los
importa siempre ha poseído, por lo espectadores inquietos no tendrían
Hace un lustro, en el primer núme- contrario, algo de anomalía: produce a su alcance más filmes a descubrir
ro de Ventana Indiscreta, elegimos fricciones, desafía las delimitaciones que aquellos señalados por unos po-
centrarnos en las transformaciones del sistema, no encaja del todo, no cos distribuidores; los investigadores
en marcha bajo el signo de lo digital, responde a lo programado. En el si- no tendríamos corpus para nuestros
desde una perspectiva global y abarca- glo XXI se agudiza esa cualidad. Cla- trabajos, en suma, hoy perseveraría-
dora de tiempos largos. Si atendemos a ramente el cine se instala como una mos en el tan prolongado pantanal
algunos de los motores fundamentales contracorriente necesaria dentro de quejoso sobre la carencia, que tanto
del cambio que estamos atravesando un entorno audiovisual regulado por tiempo afectó a la cinefilia de nues-
en los últimos años, el influjo de estos la lógica del espectáculo. Ya no aspira tra región: signada tanto por su con-
determinantes tecnológicos no deja de a ser al arte de masas que fue en buena dición de ‘mercado insignificante’ en
crecer: es una revolución de fondo en parte del siglo pasado, persevera como términos cuantitativos, amonestada
los modos en que se evidencian la pro- una práctica de mirada y escucha mi- por su renuencia a obedecer el man-
ducción, la circulación y la recepción noritarias en el audiovisual, pero por dato de (los dueños de) los mercados.
del cine. En el marco de las actuales eso mismo necesaria. Podrán ocurrir En un proceso que lleva años, pero
condiciones, las brechas tecnológicas megaeventos, llámense Tropa de élite que está aún en un plano inicial, di-
que antes determinaban las relaciones (2007), El secreto de sus ojos (2009), versas plataformas en línea no solo
entre centro y periferia se han reduci- No se aceptan devoluciones (2013) o ponen en contacto al espectador con
do dramáticamente. Para expresarlo Relatos salvajes (2014), sostenidos con el cine de la región (no faltan incluso
de modo sintético: no solo el estándar los argumentos pragmáticos del oficio títulos sorprendentemente disponi-
técnico de la producción audiovisual y los números de taquilla, que abrirán bles en canales como YouTube, don-
de la región suele manifestarse en un zonas productivas para el análisis so- de cada minuto se agregan 100 horas
plano de igualdad con los otrora refe- ciocultural pero que, en cierto sentido, más de video), sino que generan co-
rentes del campo, sino que en el actual permanecen blindados para una críti- munidades que pueden revitalizar
contexto el cine no necesariamente ca de cine que en última instancia les las prácticas de la discusión crítica,
requiere batallones de profesionales y es indiferente. La zona crítica de tra- del cineclub o el festival, tanto como
maquinaria pesada. Aunque esas for- bajo para un cine tan emergente como la frecuentación de archivos o cine-
mas de realización se puedan preten- expuesto a la asfixia en contextos hege-
matecas. Por otra parte, nunca hubo
der y sostener –de acuerdo a modelos mónicos se halla en otra escala.
más disponibilidad para revisar la
industriales de otros tiempos o latitu- No es necesario remontarse a las historia del cine latinoamericano,
des esforzadamente trasladados a las hoy tan ilustres utopías del cine ex- con títulos que hasta hace poco eran
frágiles economías de las industrias pandido como las de Gene Young- leyendas invisibles y hoy son de acce-
de la región–, numerosos ejemplos de blood o Peter Weibel, para apreciar so inmediato por Internet. Resurgen
producción ‘ultraliviana’ acompañan que en las últimas décadas, como joyas largamente olvidadas, como
lo filmado estos años bajo esquemas aporte de un movimiento acelera- para reordenar el conjunto en forma
tradicionales, sin ningún estigma re- do y multiplicado en años recientes, activa y creativa, en un proceso que
lativo a sus posibles limitaciones de el cine ha migrado entre soportes hace toda una revolución en los ar-
producción. Se trata de toda una rede- y medios, a la vez que no ha cesado chivos, incluso estando en estadios
finición del hacer y ver cine que afecta de instalarse por fuera de esos cana- iniciales.

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No se aceptan devoluciones
Foto: appleheadinktheblog.files.wordpress.com

Todavía (y por qué no) recordar que el cine puede extenderse incluso las incertidumbres de los últi-
en la pantallas domésticas latinoame- mos años, indican no solamente que el
la televisión ricanas con ficciones generadas en su cine está vivo, sino en plena búsqueda
La convergencia entre la promesa de seno; mucho más allá de las omnipre- de nuevos modos de existencia. Más
transmisión instantánea, con las po- sencias de O Globo, Televisa o Caracol allá de la consabida tendencia al cená-
sibilidades de conectividad, tránsito y sus culebrones aluviales. Y también culo, propia de las vanguardias o el un-
y almacenamiento propuesta por los comienza a fortalecerse la presencia de derground, el cine siempre pretendió
nuevos medios digitales, hace de la tele, filmes en la grilla de programación, lo ampliar el círculo para moverse en una
aún hoy, un territorio a ser ganado por cual es un fenómeno emergente pero espiral creciente. En ese movimiento
el cine. La televisión latinoamericana, indudablemente en marcha, reforzado se aprecia un cine latinoamericano que
en especial la regulada por corporacio- por las posibilidades del digital. posee –aun en sus provisionalidades,
nes cuyas ficciones y documentales no en sus posibles fragilidades o en zonas
cesan de replicar modelos propios de la Como bien destacaba el gran João
de inconsistencia–, todos los atributos
globalización al modo predominante, Bénard da Costa, tal como puede re-
de una afirmación creciente.
es aún un espacio que el cine realiza- cordárselo en el formidable documen-
do en América Latina debe marcar con tal Otros amarán las cosas que yo Y depende de aquello que Manny
su presencia. Con la televisión digital amé (Manuel Mozos, 2014), el cine ne- Farber concebía como ‘trabajo termita’,
emergen experiencias de interés cre- cesita tanto de las imágenes proyecta- tanto o más, acaso, que de las macropla-
ciente. En sus últimos años Raúl Ruiz, das como de las palabras que conjuren nificaciones y los programas de desa-
por ejemplo, puso la vara bien alta con ese encuentro misterioso, circulando rrollo industrial pensados desde algún
las series La recta provincia y Litoral entre aquellos que acusen el impac- poder. Atañe, en última instancia, a la
en la televisión nacional de Chile. Re- to. El cine seguirá siendo tal mientras posibilidad de que las películas puedan
cientemente en la Argentina, por solo congregue pasiones en torno suyo, percibirse como algo íntimamente vin-
citar un caso, en un registro mucho arremolinándose imágenes, sonidos, culado con la vida de sus realizadores
menos ambicioso pero con logros no- palabras e ideas. Mientras algunos y espectadores. De allí toman su fuerza
tables, Santiago Loza hizo lo suyo en la consideren que, además de extender o vital y esa capacidad de reinventarse
miniserie Doce Casas, para la televi- modular los afectos, de esa experien- que les es insólitamente propia; más
sión pública. Nos limitaremos a estas cia pueden extraerse consecuencias de allá de todo cálculo o previsión, que da
menciones aisladas, únicamente para peso para sus vidas. La efervescencia e sentido a su existencia.

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