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Cinco verdades sobre por qué la

llamas “ayuda idónea”…


Génesis 2:18 “Y el SEÑOR Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le
haré una ayuda idónea”.

Ahora que ha pasado el 14 de Febrero, el “día del amor y de la amistad”, he


notado que muchos usuarios cristianos en Facebook (casados o jóvenes
comprometidos) usan la palabra “ayuda idónea” para referirse a sus parejas.
Anidaban en mi muro de noticias muchas fotos de rostros felices y festejando
dicho día para conmemorar su amor.

Pero, mi amigo… ¿Sabes lo que dices cuando llamas a tu pareja tu “ayuda


idónea”?

Muchas veces interpretamos la “ayuda idónea” como refiriéndonos a “alguien


ideal, especial o perfecto para mí”. Suele usarse esta frase con cierto aire
romántico. Pero la verdad de las cosas es que la frase “ayuda idónea” tiene un
sentido y propósito más profundo y va más allá de solo satisfacer las
necesidades emocionales y románticas. Verás que hay más implicaciones de lo
que uno normalmente piensa.

Aunque este artículo es más dirigido a los hermanos (solteros y casados); será
también de provecho para las hermanas que quieran saber a qué nos referimos
realmente cuando decimos que una mujer es “ayuda idónea”. Te comparto
cinco verdades de lo que implica la “ayuda idónea”.

(1) La “ayuda idónea” es el complemento que


Dios te dio
Al principio, Adán aparece solo en el Jardín del Edén, donde disfruta de la
presencia directa de Dios. Pero su necesidad de una “ayuda idónea” no se ve
satisfecha por su relación con los animales, sino en comunión con quien es
evidentemente su complemento; con alguien que se le pareciese
(léase Génesis 2:18-20). Lo curioso es que Dios planea darle una “ayuda
idónea” a Adán, antes de que él se diese cuenta que realmente necesitaba de
una. Esto nos enseña que Dios siempre sabe lo que necesitamos y lo dará en
Su tiempo (léase Mateo 6:8, 32).

¿Pero qué es un “ayuda idónea”? La palabra “idónea”, viene del hebreo


“négued” y significa: “parte opuesta; contraparte, o cónyuge“; o “delante; ante;
en presencia, a la vista, frente, en su estimación; derecho hacia adelante” (1).
Tomando la idea de que una “ayuda idónea” implica “alguien que está frente a
otro”, esta palabra señala a una mujer que corresponda al hombre en todo
sentido; es su contraparte y, a un mismo tiempo, un complemento dado por la
Providencia Divina como su auxilio y apoyo; una ayuda tan tangible como su
propia presencia.

A. W. Pink dice al respecto:

“Así como Dios ha entretejido los huesos, los tendones, los nervios y el resto
del cuerpo para darle fuerza, ha ordenado la unión del hombre y la mujer en
matrimonio para fortalecer sus vidas, porque “mejores son dos que uno”
(Eclesiastés 4:9). Por lo tanto, cuando Dios hizo a la mujer para el hombre,
dijo: “Le haré ayuda idónea para él” (Génesis 2:18), demostrando que el
hombre se beneficia por tener una esposa” (2).

De esta forma se enfatiza la especial complementariedad de los sexos, y se


muestra que la relación matrimonial es el cumplimiento del propósito de Dios al
crearnos hombre y mujer (3).

(2) La “ayuda idónea” espera ser muy amada por


ti
Dios creó a la mujer a partir de una costilla de Adán mientras éste dormía, y se
la dio como un obsequio especial:

Génesis 2:21-22 “Entonces el Señor Dios hizo caer un sueño profundo sobre


el hombre, y éste se durmió; y Dios tomó una de sus costillas, y cerró la carne
en ese lugar. Y de la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre,
formó una mujer y la trajo al hombre”.

Según una lectura judía del texto, el Talmud, la costilla de donde fue tomada la
mujer es la parte del hombre más cercana al corazón. Dice así:

“La mujer salió de la costilla del hombre, no de los pies para ser pisoteada, ni
de la cabeza para ser superior, sino del lado para ser igual, debajo del brazo
para ser protegida y al lado del corazón para ser amada” (4).

Aunque nosotros como creyentes no basamos nuestra interpretación de las


Escrituras con fuentes extra-bíblicas; el dicho del Talmud sí deriva del principio
bíblico en cuanto a profesar amor a la mujer. Adán llama “mujer” a Eva y en el
hebreo es “Isha” que también significa: “esposa y amada” (5). Por lo que se
espera que la “ayuda idónea” sea amada por su varón con cuidado y cariño.

Sin embargo, no olvidemos que el amor genuino y piadoso toma su virtud de la


obra de Cristo en sacrificio por nuestros pecados:
Efesios 5:25 “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la
iglesia y se dio a sí mismo por ella”.

Esta es la representación más gráfica del Evangelio. Por tanto, el esposo que
ha conocido de la gracia de Dios a través de Su Hijo amará a su “ayuda
idónea” como a sí mismo se ama; porque es su contraparte correspondiente y
es puesta siempre delante de él para ese propósito (léase Efesios 5:28).

(3) La “ayuda idónea” es la alegría de tu corazón


Mira el contexto que le sigue a Génesis 2:18:

Génesis 2:23 “Y el hombre dijo: Esta es ahora hueso de mis huesos, y carne
de mi carne; ella será llamada mujer, porque del hombre fue tomada”.

Claro, éste es el primer poema de amor en el mundo. El Ps. John


MacArthur comenta:

“El poema de Adán se centra en nombrar al deleite de su corazón en esta


compañera recién hallada” (6).

Dios respondió a la necesidad de Adán y le obsequió una compañera de vida.


Frente a la mujer que le ha sido regalada, la reacción del hombre es un
verdadero grito de alegría: “¡Hueso de mis huesos y carne de mi carne!”,
también se traduce como: “¡Una persona como yo, fuerte (hueso) y frágil
(carne)!”.

Quizás el autor de Proverbios pensó esta cita de Génesis cuando escribió para
enfatizar esa alegría:

Proverbios 18:22 “Quien halla esposa halla la felicidad: Muestras de su favor


le ha dado el SEÑOR” (NVI).

(4) La “ayuda idónea” es tu compañera de


crecimiento en Cristo
Ampliando más el concepto, una “ayuda idónea” es una mujer a quien el
SEÑOR dotó de las cualidades y debilidades necesarias para ser receptora de
Su gracia salvífica. Por lo tanto siendo bendecida con la gracia de Dios, ella es
quien complementa necesariamente en toda área de crecimiento espiritual con
su marido; y ambos crecen en su relación con el propósito de ser conformados
a la imagen y semejanza de Cristo (léase Romanos 8:29; Efesios 5:22-33).

El puritano Richard Baxter escribe:
“Es una gran misericordia tener una amiga fiel que lo ame completamente y
que sea tan verdadera en relación a ti como tú mismo; alguien a quien puedas
abrir el corazón y comunicar tus asuntos personales. Alguien que está
dispuesta a fortalecerte y a dividir los cuidados de las obligaciones y de la
familia contigo; a ayudarte a llevar tus cargas; a confortarte en tus tristezas; a
ser una compañía diaria en tu vida y una participante de tus alegrías y tristezas.
Y es una gran misericordia tener una amiga tan cercana para ser una
auxiliadora de tu alma; para unirse a ti en la oración y otras prácticas santas;
para cuidar de ti y hablarle de tus pecados y de los peligros que corres; para
animarte en la gracia de Dios; recordarte de la vida futura y alegremente
acompañarte en el camino de la santidad” (7).

Por tanto, es un buen motivo para dar gracias a Dios por el regalo de una
“ayuda idónea”.

(5) La “ayuda idónea” es tu compromiso de amor


para toda la vida
Richard Greenham exhorta al varón que se compromete con su “ayuda
idónea”:

“Tú, hermano, debes aprender por esto a amar a tu esposa, como Cristo Jesús
amó a Su esposa Su iglesia. Es decir, así como nuestro Salvador Cristo es muy
paciente hacia ella, y mediante pequeñas y pocas purgas, lava y limpia la
corrupción de ella, así debes de la misma manera en toda sabiduría usar los
medios (y con una mente paciente esperar la enmienda de cualquier cosa que
encuentres que está mal en tu esposa) para que las gracias del espíritu de Dios
crezcan diariamente en ella. Por tanto, te encargo ante los ojos de Dios y sus
ángeles, y así como responderás ante mí y a los padres de esta mi hermana,
delante del tribunal de Cristo, que así como la recibes virgen de sus padres, así
no descuides ningún deber por el cual su salvación pueda ser promovida, para
que puedas presentarla pura e irreprensible, en tanto dependa de ti, a
Jesucristo cuando Él te llame a cuentas” (9).

Así que cuando llames “ayuda idónea” a tu esposa (o tu futura esposa), ten
siempre presente que ella, con sus defectos y virtudes, es el cincel que Dios
usa para formar a Cristo en ti. Da gracias al SEÑOR por este privilegio.

“El matrimonio no es tanto hallar a la persona correcta, sino ser la persona


correcta”.

~ Charles W. Shedd
¡Sólo a Dios la Gloria!

Vamos a orar: “SEÑOR: Gracias por hacerme partícipe del privilegio de tener


una ayuda idónea. Perdóname, en el nombre de mi SEÑOR Jesús, por no ser
la persona correcta para mi amada. Por no amarla como Tú quisieras que la
ame: Amarla a la manera de Jesús. Tú diste la vida de Tu tesoro más preciado
del Cielo, mi SEÑOR Jesús; guíame con Tu Santo y Precioso Espíritu a dar mi
vida por ella también. Ayúdame, oh Dios, a ser un hombre idóneo para ella y
ser paciente con sus carencias, debilidades y pecados. Que tenga tanto amor
como para perdonarla y apoyarla en todas sus áreas hasta donde me sea
posible. Ayúdame a tener una alegría de corazón porque Tú te glorificaste en
su vida, para que ella sea una hermosa bendición para mí. Pon en mí un deseo
constante de orar por sus necesidades, de enseñarle Tu Palabra, de guardarla
en piedad, y protegerla bajo mi brazo. Gracias por la bendición de tenerla y
amarla bajo Tu Gracia. En el nombre de Jesús. Amén”.

Preguntas para reflexionar: ¿Es más importante anhelar una “ayuda idónea”


o ser un cristiano idóneo? ¿Por qué? | ¿Qué áreas de tu vida o carácter has
fallado con tu “ayuda idónea”? | ¿Qué actitudes correctas consideras cambiar y
cómo lo harías? | ¿Qué otras verdades puedes compartir sobre el hecho de
que la mujer es “ayuda idónea”?

Te recomiendo leer: “Creado para necesitar una Ayuda idónea” de Michael


Pearl.

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