Está en la página 1de 3

Hay una oportunidad para ti

Muchos hasta el día de hoy están conscientes que han perdido


oportunidades. Otros piensan que jamás les ha venido una
oportunidad, cualquiera que sea el caso, Dios siempre quiere
darnos una oportunidad. Es decir que Dios no nos da como
merecemos, si no que en numerables ocasiones nos extiende sus
misericordias, y una y otra vez nos da una oportunidad.

“¡El fiel amor del Señor nunca se acaba! Sus misericordias jamás
terminan. Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas
cada mañana”. Lamentaciones 3:22-23.

Oportunidades: son aquellas situaciones (Posibilidades) que te


benefician. Es decir, qué aspectos de tu entorno pueden ayudarte
a conseguir tus metas. Las oportunidades, por lo tanto, son los
instantes, momentos o plazos que resultan propicios para
realizar una acción (momento oportuno).

Una oportunidad se define como los instantes que resultan


propicios para realizar una acción, es decir el momento oportuno
que hay que aprovechar.

“Observé algo más bajo el sol. El corredor más veloz no siempre


gana la carrera y el guerrero más fuerte no siempre gana la
batalla. Los sabios a veces pasan hambre, los habilidosos no
necesariamente son ricos, y los bien instruidos no siempre tienen
éxito en la vida. Todo depende de la suerte, de estar en el lugar
correcto en el momento oportuno”. Eclesiastés 9:11

David traía alimentos a sus hermanos al frente de batalla cuando


vio a Goliat.  No pensaba en convertirse en un héroe, simplemente
tomó la oportunidad con la que otros soldados sólo soñaban.

Las oportunidades nos tomarán por sorpresa y, si no


estamos alertas y preparados, las dejaremos pasar.  Lo que
los demás descubrieron en David aquel día, ¡había estado allí todo
el tiempo! (Tommy Tenney).
Si somos líderes, ya poseemos el talento necesario para dirigir.
Pero el valor es lo que nos establecerá como líderes frente a los
demás.  La gente que más veneramos demuestran el valor: en
el frente de batalla, en la reunión de la Junta, para defender a los
indefensos o simplemente para intentar lo que nadie más
pensó posible.

Pudiéramos decir: “¡Pero yo no tengo el dinero!” No


nos preocupemos: el capital sigue al valor.  El “qué”
siempre precede al “cómo”.  No seamos intimidados por los
números.  Dios no es movido por hojas de cálculos y condiciones
del mercado… es movido por la fe. Las finanzas no pueden
limitar tus sueños.

ATENTOS A LAS OPORTUNIDADES

No dejemos que el “cómo” nos intimide.  Es debido a que el


“cómo” sea tan desafiante que nos provee con una gran
oportunidad.  Si el camino al éxito estuviese bien alumbrado, ya
estaría abarrotado.  Si el “cómo” no fuese un problema, algún
otro ya lo hubiera resuelto.

Todo progreso comienza con una pregunta: “¿Qué necesita ser


hecho?”  Y alguien necesita hacer esa pregunta… ¿por qué no
nosotros? El futuro le pertenece a aquellos que tienen el
valor para hacer esa pregunta y la fe para perseverar hasta
descubrir la respuesta.  Cuando los obstáculos se ven
demasiado grandes y la oposición demasiado fuerte, parémonos
firmes en esta Escritura: “No temamos ni desmayemos… porque
hay un poder mayor en nosotros que en él”.

El pensamiento de hoy nos llena de entusiasmo y santa


expectativa por lo que Dios quiere y puede hacer a través de cada
uno de nosotros si tan sólo nos ponemos en Sus manos

Me encanta cuando el autor del mismo declara que a Dios no le


impresionan ni los números ni las circunstancias que pudieran
rodearnos en algún momento, sino que actúa en base a nuestra fe.
Armémonos de valor y fe, creámosle al Señor que no sólo nos creó
sino que también nos salvó con propósito y atrevámonos a ser
todo lo que Él nos diseñó para ser.
Dios es un Dios de oportunidades. Tiene segundas oportunidades.

Oportunidad tomada = Éxito asegurado

También podría gustarte