El principal motivo para la presencia de patrones rayados y moteados en el reino animal
es su función como camuflaje defensivo, para evitar ser vistos por sus depredadores. Una investigación expone que los animales con mayor jerarquía en la cadena del ecosistema tienen pieles de colores más llamativos que las especies más débiles, en las que el camuflaje orgánico resulta común para la supervivencia. Las rayas dirigen la atención hacia donde se encuentran las zonas de defensa. Los tigres tienen rayas. Estos felinos son depredadores y cazan solos. Las rayas les ayudan a acechar a sus presas: se esconden entre la vegetación, agazapados entre la hierba, que oculta su silueta. Los tigres tienen el pelo y la piel rayados. Las cebras tienen rayas blancas y negras. Las cebras viven juntas en manadas. Hay manadas que tienen millares de cebras. Para el depredador es difícil distinguir a una sola para ir por ella. Gracias a sus rayas, se confunden entre la multitud. Las rayas de las cebras son como tus huellas dactilares, completamente únicas. Las jirafas, que, gracias a su piel manchada, cuando permanecen inmóviles se confunden con los árboles o, para ser más precisos, con los juegos de luces y sombras que estos proyectan En otro orden de cosas, las manchas de las jirafas también sirven para estimar su edad: cuanto más oscuras, más viejos son los individuos.