Está en la página 1de 7

medigraphic Artemisa

en línea
Aspectos
Revista
contratransferenciales
Neurología, Neurocirugía
del terapeuta
y Psiquiatría.
ante 2007;
la muerte
40(1):
delEne.-Mar:
paciente 21-27
con cáncer

ARTÍCULO DE REVISIÓN SECCIÓN DE PSICOONCOLOGÍA

Aspectos contratransferenciales del


terapeuta ante la muerte del paciente con cáncer
Psic. Mariana Martínez Guillén,* Psic. Oncol. Salvador Alvarado Aguilar**

* Universidad Iberoamericana León, Guanajuato.


Residente Psico-Oncología Instituto Nacional de Cancerología México.
** Servicio de Psico-Oncología. Instituto Nacional de Cancerología México.

RESUMEN Therapist’s counter-transferencial


aspects facing death of cancer patient
El cáncer es una enfermedad que afecta la vida emocio-
nal del paciente, confrontándolo con su muerte y llevándolo ABSTRACT
a una reflexión sobre su vida. El duelo es la respuesta ante
la pérdida de lo que la muerte nos arrebata. El terapeuta Cancer disease affects the patient’s emotional life, con-
ayuda al doliente a elaborar los sentimientos que acompa- fronting him to his own death and taking him to a life reflec-
ñan dicho proceso. Por lo tanto, se hace necesario que el tion. The grief is the answer to what death take us apart.
terapeuta reflexione acerca de su postura frente a su propia The therapist helps the patient in grief to elaborate the fe-
muerte, la cual repasa cotidianamente en la muerte de su elings that happen in this process. That is why it is neces-
paciente. El presente estudio revisa la bibliografía en torno sary that the therapist think about his possition of his own
a la relación entre el paciente terminal de cáncer y su tera- death, which revises every day in his patient’s death. The
peuta, desde el punto de vista de lo que ocurre a este últi- present work reviews the bibliography about the relation
mo en el proceso de la terapia. Freud denominó a este fe- between the terminal cancer patient and his therapist, from
nómeno como contratransferencia. the point of view of what occurs to the specialist on the the-
rapy process. Freud called this phenomenon counter-trans-
ference.

Palabras clave: Cáncer, contratransferencia, terapeuta, Key words: Cancer, counter-transference, therapist,
muerte. death.

“Te digo en serio que la muerte no existe. toda la tarde, todo el concierto, la armonía,
De pronto lo descubres. el deslumbrante misterio que estaba allí a tu
Cuando el pedazo de carbón alcance, tan sencillo y tan simple.
ya no es más madera quemada Y tú dentro de todo, con todo en ti mismo.
sino carbón a solas, Te digo que sólo la vida existe.”
lleno de sí mismo, con su propia vida;
cuando la corteza del árbol o Jaime Sabines
la piedra en el fondo junto
a los caracoles crece mansamente; INTRODUCCIÓN
el agua, llena de tantas cosas minúsculas,
llena de luz, de música, de insectos destruidos, Se estima que el cáncer llegue a ser la primera
de zancudos cristianos causa de muerte en los países desarrollados en el
caminando sobre su superficie; siglo XXI. Sin embargo, y a pesar de que la muerte
el agua que se bebe la sombra de los árboles, por cáncer nos asecha tanto en lo personal como fa-

www.medigraphic.com
el ganado a su orilla,
las quietas vacas en el viento,
miliarmente, nuestras sociedades persisten en una
actitud de falta de preparación ante la misma, lo
el viento quieto como una transparencia, que redunda en actos tan negativos como el abando-
no emocional del paciente terminal de cáncer. La
muerte es una coyuntura que enfrenta cada ser hu-
Correspondencia:
Psic. Mariana Martínez Guillén
mano en forma particular e irrepetible. Es el acto fi-
Correo electrónico: marianaguillen@prodigy.net.mx nal. Es holística, porque ocurre simultáneamente en
Neurol Neurocir Psiquiat. 2007; 40(1): p. 21-27 21
Mariana Martínez Guillén y col.

todos los renglones en el que el ser humano mani- Los cinco principales tipos de cáncer que cau-
fiesta vida: en lo biológico, en lo psicológico y en lo san la muerte en orden de importancia, tanto en
social. El duelo es la respuesta ante la pérdida de lo hombres como en mujeres son: cáncer de pulmón,
que la muerte nos arrebata. La psicoterapia propi- cáncer colorrectal, cáncer de mama, cáncer de
cia el espacio a donde se elaboran los sentimientos próstata y cáncer de páncreas. Aunque la causa es-
en torno al duelo, además de acompañar el proceso pecífica del cáncer es desconocida, se conocen en
del doliente. la mayoría de los casos los factores de riesgo que
El presente artículo revisa la literatura que ha es- los precipitan: la edad o envejecimiento, tabaquis-
tudiado los acontecimientos que el terapeuta experi- mo, dieta, ejercicio físico, exposición solar, y otros
menta ante la muerte de su paciente. La premisa estilos de vida poco saludables. Aunque el meca-
fundamental en la dualidad paciente-terapeuta, des- nismo de producción del cáncer subyace en los ge-
de la perspectiva de este último, lo que Freud deno- nes, sólo un pequeño porcentaje de los cánceres
minó contratransferencia, es decir, el conjunto de son una enfermedad hereditaria.
reacciones inconscientes del analista frenta a la La estadificación clínica se basa en la explora-
transferencia de su paciente. Si reconocemos que el ción física, las radiografías, la tomografía, la reso-
analista trabaja desde el ámbito de su subjetividad, nancia magnética, la gammagrafía, pruebas de la-
entenderemos la necesidad de que cada uno re- boratorio, toma de biopsias y el análisis histológico
flexione desde el principio acerca de las causas de de los tejidos extirpados durante la cirugía. El sis-
su elección profesional. De manera simultánea, el tema de estadiaje más empleado es el TNM (Tu-
terapeuta deberá aceptar las limitaciones de la me- mor, Nódulo, Metástasis) que valora la enfermedad
dicina ante el dolor y la muerte. La sociedad actual local (tamaño tumoral), regional (número de gan-
se conduce en general de la misma forma en que lo glios afectados) y diseminación a distancia (presen-
hace el inconsciente individual, como si fuera in- cia de metástasis).
mortal, como si lo que le ocurrió al paciente no le El tratamiento del cáncer se fundamenta en tres
ocurrirá a él. El terapeuta, por el contrario, des- pilares básicos: cirugía, quimioterapia y radiotera-
miente su omnipotencia cotidianamente cuando pia. Existe un cuarto pilar llamado terapia biológi-
confronta la muerte de su paciente. Se acuerda que ca, que incluiría la hormonoterapia, inmunotera-
lo único seguro que tiene en esta vida es su propio pia y nuevas dianas terapéuticas no citotóxicas. Es
fin; y que no hay explicación para la muerte que brin- multidisciplinar, donde la cooperación entre los
de completa comodidad y seguridad. El miedo univer- distintos profesionales de la salud (cirujanos, on-
sal es el miedo a morir. Y ¿qué tanto calla el terapeuta cólogos médicos, radioterapeutas, psicólogos, psi-
sus propios miedos y ansiedades ante la muerte que quiatras, trabajadores sociales, etc.), es de máxima
está presenciando? Su recurso es la propia psicote- importancia para la planificación del mismo, sin
rapia, espacio donde puede mencionar sus temores. olvidar el consentimiento informado del paciente.
Las ansiedades del terapeuta se deben canalizar A partir de la década de 1990 y con las técnicas
creativamente, reconociéndolas como propias. En terapéuticas disponibles el cáncer es curable en
última instancia, el propósito tanatológico es que aproximadamente 50% de los casos de los pacien-
paciente y terapeuta puedan enfrentar el proceso de tes diagnosticados. Su pronóstico depende, sobre
morir serenamente. todo, de: la localización anatómica del tumor prima-
rio, tipo histológico, estadio o la extensión de la en-
DESARROLLO fermedad, edad del paciente y el estado funcio-
nal o la reserva fisiológica de éste.
El cáncer1 (del latín cancer: cangrejo) es una El diagnóstico de cáncer siempre será senten-
proliferación acelerada, desordenada y descontro- cial: hacia la mutilación o muerte para la persona
lada de las células de un tejido que invaden, des- afectada, con implicaciones familiares desgarrado-
plazan y destruyen, localmente y a distancia otros ras, y la responsabilidad para dar el diagnóstico es
tejidos sanos del organismo. siempre del médico tratante.
El cáncer es la segunda causa de muerte detrás Esta enfermedad, aun en nuestra época, tiene un
de las enfermedades cardiacas. Sin embargo, las significado sombrío. Se le equipara con la muerte y,

www.medigraphic.com
muertes por enfermedades cardiovasculares están
disminuyendo, mientras que las muertes por cán-
no poco frecuente, con el estigma social de castigo
por la manera en que el enfermo ha conducido su
cer están aumentando. Se estima que a lo largo del vida. A esto se le añade la poca información que
siglo XXI, el cáncer sea la primera causa de muerte socialmente se tiene acerca de la enfermedad, y al
en los países desarrollados. A pesar de esto, se ha sufrimiento físico que se padece. Además, socio-cul-
producido un aumento en la supervivencia de los turalmente, el tema de la muerte se evita, oculta, ex-
pacientes con cáncer. cluye, satiriza, juega, etc. No se habla de ella, por
22 Neurol Neurocir Psiquiat. 2007; 40(1): p. 21-27
Aspectos contratransferenciales del terapeuta ante la muerte del paciente con cáncer

miedo “a llamarla”. A los funerales por lo común continuación de la vida, y, desde este sentido, ha
no se lleva a los niños pequeños, y cuando alguien de ser objeto de reflexión.
se encuentra cerca de su hora final, emocionalmen- Ya que el hombre es un ser biológico, psicológi-
te se le deja solo, porque como sociedad no esta- co y social, el Instituto Mexicano de Tanatología
mos preparados para enfrentar el término de la clasifica su muerte de tres maneras con diferentes
vida; nos da miedo siquiera imaginarla, mucho grados en el proceso.3
más hablarla con quien la está experimentando en
carne propia. 1. Muerte biológica: la ausencia de signos vitales y
Paul Westheim hace una revisión de las actitudes el cese de la vida.
de los mexicanos ante la muerte. Para el autor, lo a) Muerte aparente o relativa: síncope prolonga-
que ha marcado de un sentido trágico a la existencia do con inestabilidad, desaparición del tono
del mexicano no es el miedo a la muerte, sino la in- muscular, paro respiratorio y disminución de
certidumbre hacia la vida, llena de peligros y con la actividad cardiaca y circulatoria. Se puede
insuficientes medios para defenderse.2 recuperar al paciente mediante técnicas de re-
La muerte es ineludible, todo lo que nace algún animación.
día morirá. Como especie no hemos sido capaces b) Muerte clínica: ausencia de signos vitales.
de aceptar este hecho, no es aceptada ni asumida c) Muerte absoluta o muerte cerebral: vida vege-
como un proceso natural, sino como una crisis, y tativa en ausencia absoluta de respuesta de
por lo tanto se ha convertido en una problemática las estructuras cerebrales o encefálicas a los
personal, social y familiar. estímulos correspondientes.
El morir es un proceso natural, universal, úni- d) Muerte total: cuando ya no quedan células vi-
co, paradójico, cotidiano, indeterminable, perso- vas en el organismo y hay una definitiva impo-
nal, solitario, radical, análogo, humano e inoportu- sibilidad de volver a la vida; empieza una pro-
no.3 Es natural en el sentido de que, si no median gresiva degeneración de cadáver.
causas antinaturales (asesinatos, etc.), se produce
este documento
siempre comoesconsecuencia
elaborado por medigraphic
de accidentes, enfer- 2. Muerte psicológica:
medades y/o envejecimiento ocasionados en la rela- a) Muerte lenta: la que se da con un tiempo largo
ción con el medio ambiente o con procesos de des- para poder asimilar y procesar la pérdida y el
gaste fisiológico. Es universal porque, mediando duelo, por ejemplo, cáncer.
una u otra circunstancia, todos los hombres han b) Muerte súbita: llega de improviso sin sínto-
muerto y morirán. Es único porque el propio con- mas previos, puede ser natural o violenta (ac-
cepto de muerte entraña la irreversibilidad y a cada cidente o asesinato).
persona le acontece una sola vez. Cualquier momen-
to único en la vida de una persona es importante 3. Muerte social: la sociedad y la forma de vida
por el hecho de ser extraordinario. En el caso de la moderna han provocado un cambio en el con-
muerte es especialmente importante (que no es si- cepto y forma de morir en los seres humanos.
nónimo de agradable, placentero o gratificante) por La ciencia y la tecnología tratan de mantener la
ser además el último acontecimiento en la vida. Pa- vida a cualquier precio, aislando a la persona en
radójica, porque para explicar la muerte hay que un cuarto de hospital, entubada, anestesiada e
hablar de la vida; el hecho de estar frente a la muer- inconsciente, disminuyendo la libertad de los
te puede llevar al hombre a sentirse más vivo. Coti- enfermos. Ante estos cambios en el estilo de
diana porque todo el tiempo alguien muere, alguien vida y muerte de la sociedad se adoptan diferen-
menos yo. Indeterminable porque no sabemos tes actitudes, sin embargo, a pesar de ello, exis-
cómo, cuándo o dónde vamos a morir. Personal y ten características que comparten todos los se-
solitaria porque le pertenece únicamente al indivi- res humanos respecto a la muerte.
duo que la está viviendo y no se puede compartir.
Radical porque es tajante y definitiva. Análoga Cuando nos encontramos ante la muerte, ya sea
porque cuestiona al ser humano, es problemática, lo la nuestra o la de algún ser querido, nos enfrenta-
hace sufrir. Humana porque a través de ella el mos a una pérdida importante. La vida cambia y
hombre tiene la oportunidad de darle sentido a su
www.medigraphic.com
vida, e Inoportuna porque llega cuando no se le ne-
entonces la relación que se tenía con la muerte se
vuelve activa, porque actúa directamente sobre la
cesita, no se espera y no se le quiere, nunca estamos vida influyendo fuertemente en los sentimientos,
preparados para ella. los pensamientos, los estados de ánimo, los hábi-
Siempre habrá un último momento, en el que tos y en muchas otras áreas. Al llamarle activa, se
pese a los esfuerzos de los profesionales de la sa- sugiere acción por parte de la persona. Se entiende
lud, llegará de forma inexorable. La muerte es la que ésta tiene algo que hacer a partir de la brusca
Neurol Neurocir Psiquiat. 2007; 40(1): p. 21-27 23
Mariana Martínez Guillén y col.

influencia de la muerte en su vida, y ese algo es el elección laboral la hacemos con base en cierta sen-
duelo. sibilidad, inclinación y vocación para trabajar con
Miguel Krassoievitch, en su libro Psicoterapia el dolor, y en cada uno de nosotros esto tiene una
Geriátrica,4 comenta la importancia de incluir en representación psíquica distinta. Puede ser un
nuestras vidas la reflexión acerca de la muerte, ya duelo no resuelto, alguna situación familiar, senti-
que en la actualidad ésta es considerada como un mientos de culpa inconscientes, razones altruistas,
acontecimiento lejano e impersonal. No se habla de sentimientos de impotencia o simplemente la in-
ésta, a pesar de que el miedo de muchas personas quietud que despierta el tema; la elección profesio-
sea el de morir solas y sufriendo. Este silencio pue- nal no es casual, es causal. Ya que el terapeuta tra-
de ser el mayor impedimento para que el paciente baja desde su subjetividad (para después
próximo a su fin acepte su situación, ya que no objetivarla), es necesario que este tenga una res-
cuenta con nadie dispuesto a platicar de las emo- puesta a su propio proceso. Dicho proceso se va
ciones que están surgiendo en este momento de su dando en la práctica, y mientras más se tiene con-
vida, alguien con quien pueda compartir su expe- tacto, más se le conoce; pero es necesario que des-
riencia. de un principio se reflexione.
De aquí la importancia de la psicoterapia, del Entonces y de manera general, ¿qué caracterís-
acompañamiento no sólo al enfermo, sino también a ticas son las que nos ayudan o nos obstaculizan el
la familia, para poder brindar un espacio en donde trabajo con un paciente y con nosotros mismos?
se elaboren los nuevos sentimientos, pero más que María Gabriela Dumay comenta “Aquel que
nada, el acompañamiento en el proceso de duelo. piensa que está realizando una tarea extraordina-
En dicho acompañamiento podemos distinguir ria que lo convierte de facto en una buena persona
dos posturas, la primera, la del enfermo, y de la (...) Aquel que aún tiene miedo a la muerte o a la
cual la literatura es vastísima al respecto de las enfermedad (...) Aquel que aún concibe la muerte
implicaciones psicológicas que conlleva el encon- bajo la premisa de aniquilación total (...) Aquel que
trarse en esta situación; y la segunda, la del tera- se involucra en el dolor ajeno, que se emociona
peuta, que es de la que nos ocuparemos en esta re- hasta las lágrimas no está en condiciones de ayu-
visión. ¿Qué sucede con él al encontrarse ante la dar a un paciente tanatológico (...) Por otra parte,
muerte de su paciente?, ¿qué emociones se des- tanto el tanatólogo como el paciente que posee la
piertan en él? Queda clara la importancia de la psi- adecuada preparación psicológica y espiritual po-
coterapia en el paciente terminal, de aquí que sea drá enfrentar la vida y la muerte con confianza y
tan necesaria la presencia del terapeuta. Pero es serenidad”.8
inevitable que con cada proceso de duelo que tra- Adicionalmente a esto, es necesaria la capacidad
bajan los especialistas se cuestione la propia muer- de poder aceptar las limitaciones de la medicina. En
te y la propia vida, porque el enfrentarse a la finitud este sentido Nuland9 comenta que la medicina y la
de un ser humano que ha confiado, que ha mostrado sociedad han conspirado para convertir a la muer-
sus más íntimos miedos, y en algún momento ha te en un tema exclusivo de la profesión médica, y
dejado ver que el profesionista podría encontrarse hace referencia al trabajo de Philippe Ariès, quien
en su lugar, despierta lo que Freud llamó contra- dice que se ha medicado a la muerte, “escondién-
transferencia. Laplanche define ésta como el “con- dola”; y propone, que así como el nacimiento de un
junto de las reacciones inconscientes del analis t a niño es una cuestión familiar que es auxiliada por
frente a la persona del analizado y, especialmente, un médico, así lo es la muerte: un fenómeno que no
frente a la transferencia de éste”.5 Este psicoanalista pertenece únicamente a la medicina.
comenta que Freud en este concepto engloba el resul- Al trabajar en el campo de la oncología estamos
tado de “la influencia del paciente sobre los sentimien- todos los días expuestos a la confrontación repeti-
tos inconscientes del médico”.5 Como podemos ver, da y dolorosa del sufrimiento humano y la muer-
esta noción es propia del psicoanálisis, con todo un te.10 Según Alizalde11 “La muerte ajena es muerte
marco teórico a su alrededor. Para fines del presen- propia proyectada y provoca curiosidad. Uno mira
te artículo, se hará referencia a la contratansferen- la muerte de otro y en ese espejo aprehende viven-
cia como los sentimientos que se despiertan en el cialmente en forma parcial que también es mortal,
terapeuta ante su paciente.
www.medigraphic.com
Partiendo de estas premisas, el especialista
aún en casos de negación extrema, ya que en el
imaginario se puede jugar fácilmente la fantasía de
debe tener muy en claro, ¿qué es lo que lo ha lleva- la inmortalidad”. Esta negación de nuestros senti-
do a este terreno?; ¿cuál es su motivación para tra- mientos hacia quienes amamos o estimamos gene-
bajar día a día con la muerte de sus semejantes?6 ra un alto índice de estrés y sentimientos de impo-
Nosotros como seres humanos somos caracteriza- tencia y frustración. Las características psíquicas
dos simbólicamente por lo que hacemos.7 Nuestra personales serán las que darán la pauta para en-
24 Neurol Neurocir Psiquiat. 2007; 40(1): p. 21-27
Aspectos contratransferenciales del terapeuta ante la muerte del paciente con cáncer

frentar este temor universal, y desde aquí podemos Retomando las palabras de Freud, el incons-
contemplar nuestra vulnerabilidad a la angustia. ciente se conduce como si fuera inmortal. Más allá
Así, pues, y como se mencionó anteriormente de eso, la vida en general de los seres humanos
junto a la necesidad de reflexión, si podemos reco- gira en torno a un sentimiento de omnipotencia, en
nocer nuestra mortalidad, entonces comenzaremos donde nada nos puede ocurrir, en donde es común
a pensar y cuestionar nuestra transitoriedad. escuchar lo que a otra persona le pasó, “pero no a
Freud comenta que es cierto que todos sabemos mí”. Éste es el pensamiento de la sociedad en la
que moriremos, pero no lo creemos, “(...) nuestro actualidad.
inconsciente no cree en la muerte propia, se con- Pero, ¿qué sucede cuando el paciente –inevita-
duce como si fuera inmortal”.12 Él mismo vivió en- blemente– confronta al terapeuta con su condición
frentando la amenaza de muerte debido al cáncer mortal, la que como ser humano comparte con él?
que padeció durante muchos años. Mientras esta- Se refleja en el espejo de su vida; de pronto, es des-
llaba la Primera Guerra Mundial, Freud escribe De mentida su omnipotencia, ¡podría ser él el que es-
guerra y muerte. Temas de actualidad (1915). En tuviera en su lugar!, y sucede que es mortal, que
este ensayo, afirma que tanta destrucción hace va- desde el día que nació lo único que tiene seguro es
lorar la vida y darle un nuevo sentido, modificando que un día se irá de este mundo, y seguramente, lo
la actitud hacia la muerte, y está de acuerdo en que ha olvidado, o desde otro punto de vista, lo había
se reconozca el lugar que tiene la segunda, tanto en negado. Y es que, como dijo Francis Bacon, los
la realidad como en los pensamientos. Un año des- hombres temen a la muerte desconocida como los
pués, en su escrito La Transitoriedad13 (1916) niños a la oscuridad.17 “La muerte nos despierta a
plantea tres tipos de respuestas que surgen cuan- la conciencia del mal, si no fuéramos a morir, en-
do tenemos la certeza de que lo que apreciamos y tonces no nos inspirarían terror el hambre, enfer-
amamos es perecedero: medades, lesiones, guerras, peste, terremotos,
inundaciones, incendios, o la cólera de otra perso-
1. La indiferencia, con la que se evita el involucra- na”.18 No se definirá que es el mal, ni el bien, pues-
miento con algo cuya pérdida nos provocaría to que no es el objetivo de esta revisión, pero es
dolor. importante señalar que ambos conceptos son
2. La negación, con la que uno se empeña en creer construcciones que dependen de la experiencia
en la eternidad de las cosas, comportamiento subjetiva.
irreal que expresa el rechazo a aceptar que lo Al niño se le dan diversas explicaciones sobre la
doloroso puede ser verdadero. muerte y él descubre otras para él mismo. Pronto
3. La que reconoce en el carácter transitorio el va- encuentra que no hay explicación para la muerte
lor de las cosas. que traiga completa comodidad y seguridad. La fal-
ta de consuelo nos hace dudar y cuestionar. Aun
También bajo la influencia de la guerra escribe nosotros los “adultos” no tenemos una respuesta
Duelo y melancolía14 (1917), en donde, de manera satisfactoria, lo que nos llena de temor.
general, establece que el ser humano no puede Al respecto de este miedo, Abadi17 nos habla de
abandonar fácilmente sus objetos libidinales, aun- la muerte imaginada, que puede ser consciente-
que la prueba de realidad le indique que ya no exis- mente conjeturada o inconscientemente fantasea-
ten y que pueden ser reemplazados por otros ya da. Ésta da cuenta de la realidad interna, y puede
disponibles. El acatamiento de la realidad se logra ser anticipadamente vivenciada, pensada o sentida,
poco a poco a través de un trabajo interno que sólo sobre la pauta de un modelo que está integrado
al concluirse deja nuevamente libre al yo para unir- por los elementos derivados en función de la expe-
se a otros objetos. riencia del nacimiento en sus tres fases: pre, intra
En 1923 escribe Más allá del principio del pla- y posnatal. La angustia de muerte es principalmen-
cer15 donde postula la existencia de una pulsión de te producto de las fantasías inconscientes acerca
muerte y encuentra una legalidad para explicar la de la muerte, y señala que éstas son la reproduc-
muerte que así obedece a causas internas. ción de las fantasías inconscientes acerca de los
Según Max Schur,16 quien fue médico personal tres procesos anteriores, convirtiéndolos en tres
de Freud desde 1928 hasta su muerte en 1939, ex-
www.medigraphic.com
plica que la formulación de este concepto significó
momentos: el de vivir, el de morir, y el de estar
muerto. Pueden fantasearse tres ecuaciones homo-
la posibilidad de convertir la muerte en un proble- logando la vida con lo que fue la vida intrauterina,
ma científico. De esta manera Freud pudo convivir o con lo que fue el tránsito del nacimiento, o con la
con este aspecto de la realidad tan difícil de acep- experiencia de la vida extrauterina. Y sobre esta
tar (y es quizá de esta manera que nosotros como base las tres diferentes interpretaciones que la fan-
terapeutas también podemos convivir con ella). tasía adjudica al hecho de morir: como nacer,
Neurol Neurocir Psiquiat. 2007; 40(1): p. 21-27 25
Mariana Martínez Guillén y col.

como terminar de nacer y como regresar al vientre que juega la subjetividad de éste, sino sólo para re-
materno. conocer su propia influencia.
A este miedo podemos darle otra explicación Elisabeth Kûbler-Ross, en su libro Sobre la
además de la psicoanalítica. La vida está llena de muerte y los moribundos, comenta que quizá el
temores; éstos asaltan en los momentos más ines- poco involucramiento del equipo médico para con
perados. Existen miedos lógicos que forman parte el paciente, un comportamiento cada vez más me-
del instinto de conservación; hay miedos fóbicos cánico y automatizado “(...) ¿no será un sentimien-
que pueden provenir de una experiencia traumá- to de autodefensa? ¿No será esta actitud nuestra
tica, se le recuerde o no; y hay miedos emociona- manera de hacer frente y reprimir la angustia que
les, en donde el miedo a la muerte está práctica- un moribundo o un paciente en estado crítico des-
mente en la base de todos los miedos que sufre pierta en nosotros? (...) ¿no es un intento deses-
el ser humano:8 éste es un miedo universal. perado de negar la muerte inminente que es tan
Volviendo al punto de vista psicoanalítico, ¿qué terrible y molesta para nosotros, que hemos tras-
tanto nosotros como terapeutas ponemos en mar- ladado todo nuestro conocimiento a las máqui-
cha la indiferencia o la negación con nuestros pa- nas, porque nos son menos próximas que la cara
cientes? Como ya lo vimos, éste es un proceso in- de sufrimiento de otro ser humano que nos recor-
consciente que sucede cuando nos duele la realidad, daría una vez más nuestra falta de omnipotencia,
en tanto a lo que sucede y no podemos hacer algo, nuestros propios límites y fracasos, y en el último,
en este caso, la situación terminal del enfermo al aunque muy importante lugar, nuestra propia
que atendemos. Y sobrevienen estas respuestas mortalidad?”20
como el resultado de la evitación a nuestro sufri- Por su parte, Lorraine Sherr escribe en su libro
miento emocional. Agonía, muerte y duelo que “Asistir a los pacien-
Además de lo expuesto, nos encontramos con tes en agonía y dolientes puede ser una experiencia
otro obstáculo: “el silencio” al que es sometido el profundamente satisfactoria y gratificante, pero
tema de la muerte. El enfermo es abandonado y de exige, de manera casi inevitable, un importante sa-
manera implícita, la sociedad le pide que calle la crificio emocional, ya que aumenta la conciencia de
experiencia por la que está pasando, encontrando nuestros miedos más profundos y la parte más
quizá su único consuelo en el terapeuta que lo obscura de nuestra alma”.21 Sugiere que, además
atiende. De la misma manera, ¿qué tanto el tera- de los sentimientos universales de compasión,
peuta calla sus miedos y ansiedades ante la muer- existen una variedad de diversos motivos que fun-
te?, desde otro punto de vista, ¿qué tanto se le per- damentan la elección del especialista o voluntario
mite hablar de ellos? Es cierto que el terapeuta para trabajar en este campo. Entre éstas, se en-
debe llevar de la mano su trabajo profesional con cuentran las fantasías de reparación inconscientes
el personal, pero esto es utópico. Es ideal la super- que pueden estar acompañadas por la idea perso-
visión y la propia psicoterapia, en donde el tera- nal de una “buena muerte”.
peuta es dueño del espacio para nombrar lo que Esta misma autora menciona la necesidad de
sucede con él mismo, pero en la realidad, por di- descarga emocional –ya sea del profesional o del vo-
versos motivos, esto es difícil llevarlo a la práctica. luntario a través de un grupo de apoyo– porque una
Siguiendo la línea de la importancia de reconocer vez que el especialista se involucra en el trabajo, es
nuestros sentimientos, de llamar de alguna manera confrontado a constantes pérdidas, que conllevan
a las emociones que se despiertan en nosotros sentimientos de ansiedad, inadecuación, envidia,
cuando estamos en el rol de terapeutas, es necesa- enojo, culpa, entre otros. Puede llegar a adoptarse
rio que demos un lugar a nuestra experiencia subje- como defensa poderosa una imagen fuerte y compe-
tiva.6 Devereux19 comenta que las ansiedades que se tente que le permita al terapeuta enfrentarse; reco-
suscitan en el investigador (en este caso el terapeu- nociendo las propias habilidades excepcionales y
ta), pueden ser tanto un obstáculo para el conoci- negar su vulnerabilidad.
miento como un instrumento a favor del mismo.
Sucede lo primero cuando se las pretende eliminar CONCLUSIÓN
en nombre de la objetividad, pues lo único que se

www.medigraphic.com
consigue es producir distorsiones que ni siquiera se
Cuando el terapeuta trabaja con pacientes de
advierten. Sucede lo segundo, cuando se reconocen
cáncer se despiertan en él sentimientos acerca de
como propias para ponerlas al servicio de la creati- su propia muerte. Lo anterior confronta al incons-
vidad, y en este caso, en función del paciente. ciente del terapeuta a su propia finitud y a su im-
Recomienda deslindar lo que entra en juego del potencia ante la situación terminal de su paciente.
terapeuta como sujeto de lo que corresponde a él Si el especialista proyecta su propia muerte en
como observador, no para desaprovechar el papel la muerte del otro y aprende, como profesional de
26 Neurol Neurocir Psiquiat. 2007; 40(1): p. 21-27
Aspectos contratransferenciales del terapeuta ante la muerte del paciente con cáncer

la salud, a reconocer su mortalidad, estará empe- 8. Dumay MG. El principio del camino. Guía terapéutica para el
tránsito a otra vida. México: Ed. Plaza Janés; 2000.
zando a manejar su conciencia de transitoriedad, 9. Spiro HM, Curnen MG, Wandel LP. Facing death. EUA: Yale Uni-
teniendo repercusiones satisfactorias no sólo en la versity; 1996, p. 15-22.
relación con su paciente, sino en su vida diaria. 10. Pillowski LE, Sullivan G. Mental illness in doctors. BMJ 1989.
11. Alizade AM. Clínica con la muerte. Los idearios de la muerte,
El profesional de la salud tiene esperanzas, el 1995; 1: 13. En: Die Trill M (ed.). Psico-oncología. Madrid, Espa-
miedo a la muerte siempre estará presente, y dará ña: Ediciones Ades; 2003, p. 715.
la oportunidad de reflexión. Por lo tanto, para eva- 12. Freud S. De guerra y muerte. Temas de actualidad. En: Obras
Completas. 3a Ed. Madrid España: Ed. Biblioteca Nueva; 1973.
luar, identificar y atender las necesidades... ante el 13. Freud S. La transitoriedad. En: Obras Completas. 3a Ed. Madrid,
impacto del terapeuta, son necesarios estudios España: Ed. Biblioteca Nueva, 1973.
prospectivos, ya que así como el terapeuta acom- 14. Freud S. Duelo y melancolía. En: Obras Completas. 3a Ed. Ma-
drid, España: Ed. Biblioteca Nueva; 1973.
paña al enfermo, a su vez, necesita él mismo de 15. Freud S. Más allá del principio del placer. En: Obras Completas.
compañía. 3a Ed. Madrid, España: Ed. Biblioteca Nueva; 1973.
1 6 . Schur M. Sigmund F. Enfermedad y muerte en su vida y su
REFERENCIAS obra. Buenos Aires, Argentina: Ed. Paidós Studio; 1980,
p. 104.
1. Herrera GA. Manuel de Oncología. Procedimientos Médico-Quirúr- 17. Abadi M, et al. La fascinación de la muerte. Buenos Aires,
gicos. México: Ed. McGraw Hill Interamericana; 2000, p. 3-15. Argentina:_Ed. Paidós; 1973, p. 147.
2. Wistheim P. La Calavera. México: Ed. Fondo de Cultura Económi- 18. Rowe D. La construcción de la vida y de la muerte. Dos interpreta-
ca; 1983, p. 30-40. ciones. México: Ed. Fondo de Cultura Económica; 1989, p. 198-
3. Instituto Mexicano de Tanatología. ¿Cómo enfrentar la muerte?: 235.
Tanatología. México: Editorial Trillas; 2006, p. 233. 19. Devereux G. De la ansiedad al método en las ciencias del compor-
4. Krassoievitch M. Psicoterapia Geriátrica. México: Fondo de Cultu- tamiento. México: Ed. Siglo XXI; 1994, p. 89-97.
ra Económica; 1993, p. 67-98. 20. Kûbler-Ross E. Sobre la muerte y los moribundos. México: Ed. De-
5. Laplanche J, Pontalis JB. Diccionario de Psicoanálisis. España: bolsillo; 2006, p. 24.
Ed. Paidós; 1996, p. 84. 21. Sherr L. Agonía, muerte y duelo. México: Ed. Manual Moderno;
6. Álvarez del Río A. Muerte y Subjetividad. Una experiencia de in- 1992, p. 89-103.
vestigación. Tesis de Maestría, México: Universidad Nacional
Autónoma de México; 1998.
7. Die Trill M. Psico-oncología. Madrid, España: Ediciones Ades; Recibido:Noviembre 13, 2006.
2003, p. 715. Aceptado: Diciembre 22, 2006.

www.medigraphic.com

Neurol Neurocir Psiquiat. 2007; 40(1): p. 21-27 27

También podría gustarte