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Conferencia del Inspector General de la Unidad Educativa para los cadetes de la

brigada por día del Himno Nacional del Ecuado.

UN PUEBLO SIN SIMBOLOS PATRIOS… ES UN PUEBLO SIN VALORES…

Ya que tengo el gran honor de realizar una disertación frente a este marco
tan selecto, en donde están personal militar, autoridades académicas,
grandes docentes de la unidad educativa y sobre todo, ustedes damas y
caballeros cadetes del Liceo Naval.
La disquisición previa en la frase de inicio a los destellos de historia del
himno nacional, encuentra razón, de ser evidencia de lo que
inadvertidamente estamos olvidando y omitiendo. Es decir la frase un
pueblo sin símbolos, es un pueblo sin valores.
Me voy a permitir salir del protocolo, en donde debería dar palabras
monótonas con fechas exactas y nombres de personajes históricos, que si
bien es cierto deben de saber ya que un pueblo que no conoce su historia
está condenada a repetirla, pero que al final de esta presentación es muy
seguro que no van a recordar; y más bien me adentraré en darle significado
a la fecha cívica y un punto en el cual meditar.
En la actualidad se dan por sentados muchos derechos, tales como la
libertad en todos sus tipos, el derecho a la alimentación, educación, libre
asociación, trato igualitario, y muchos otros más, de donde al parecer
hemos olvidado el sacrificio y el tortuoso camino que ha sido recorrido para
poder llegar a tener pleno goce de los mismos. Hemos olvidado la
connotación del trabajo realizado por nuestros antecesores, es decir,
lamentablemente hemos olvidado nuestra historia.
Durante este corto tiempo que he estado en la institución, he tenido la
oportunidad de comprobar, tras conversaciones mantenidas con civiles y
militares de diferentes edades, el desconocimiento que a nivel general
existe sobre la historia y significado de los símbolos de la Patria: la bandera,
el himno y el escudo, pues muchos se han quedado con el balurdo concepto
enseñado en la escuela a base de repetición y no con el sentimiento mismo
que representan. También me sorprendió el poco rigor con que las
personas utilizan los términos: Patria, Nación, Pueblo y Estado, pues se
están adentrando en un concepto absurdo y sin sentido de los mismos.
Todo lo anterior me ha hecho recapacitar y ver el porqué del desdén y el
que importismo que provoca cualquier ostentación de los símbolos patrios,
y el porqué de la vergüenza a exhibirlos y no poder decir con orgullo soy
ecuatoriano.
Es en razón de que vivimos en una sociedad donde prácticamente no se
habla de valores superiores como: Nación, Patria, Bandera, Espíritu de
Sacrificio, Honor, Lealtad, etc., de los que se enriquece la formación de la
persona, y que por diferentes causas esta sociedad ha devaluado y
generalmente no son considerados por nuestra juventud, puesto que están
más interesados en banalidades extranjeras como tiktok, instagram,
Facebook o freefire y dispositivos electrónicos que no producen valor
alguno a la formación de su carácter y personalidad, lo que ha llevado a
que exista una falta de civismo e identidad nacional.
Por lo mencionado con anterioridad, no me queda más que exhortar a mis
Cadetes, que sientan esta fecha de gran importancia para los ecuatorianos,
recordando y aprendiendo de la historia, que no sean como el común
denominador de los ciudadanos de este país, que se sientan y sean
diferentes y extraordinarios, que sean de los primeros en despertar en
la juventud el amor a la patria, el amor a la superación y el amor al estudio,
tomando en cuenta que en la letra del Himno Nacional se resumen las
epopeyas gloriosas, la trayectoria histórica y el espíritu indomable de los
ecuatorianos que fueron, que somos y de los que serán.
Les insto a que lean completamente y en silencio a estilo de poema la letra
del himno nacional, porque pocas veces en una canción patria se ha logrado
tanta armonía y tanta fuerza espiritual, capaz de despertar el patriotismo y
el fervor cívico hasta en los corazones más insensibles.
Es por esta razón que esta obra maestra ha satisfecho a plenitud el ideal
ecuatoriano de un símbolo genuinamente representativo, marcial y
perfecto, que se ha hecho merecedor a la admiración y reverencia de
propios y extraños. Con justicia, los ecuatorianos debemos recordar
con gratitud y respeto a sus autores, Juan León Mera y Antonio Neumane,
quienes en la letra y música respectivamente, despertaron en un poema
vívido de añoranzas y esperanza, el patriotismo y el civismo de cada uno de
los ciudadanos de esta gran nación.
Damas y caballeros.

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