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IV Congreso Chileno de Antropología. Colegio de Antropólogos de Chile A.

G,
Santiago de Chile, 2001.

Asentamiento e Identidad
Mapuche en Santiago: entre la
asimilación (enmascaramiento)
y la autosegregación
(ciudadanía cultural).

Nicolás Gissi Barbieri.

Cita:
Nicolás Gissi Barbieri. (2001). Asentamiento e Identidad Mapuche en
Santiago: entre la asimilación (enmascaramiento) y la autosegregación
(ciudadanía cultural). IV Congreso Chileno de Antropología. Colegio de
Antropólogos de Chile A. G, Santiago de Chile.

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Asentamiento e Identidad Mapuche en
Santiago: entre la asimilación
(enmascaramiento) y la autosegregación·
(ciudadanía cultural)
Nicolás Gissi Barbieri

I.- Territorio, identidad y 19-39). Nos introducimos así en el concepto de territo-


rio, fundamento de la sociedad y del poder. El territorio
migración: El espacio como es el sostén de la vida y de la actividad social, soporte
de la acción simbólica; es el espacio físico en que se
lugar apoyan los procesos políticos. Dicho de otro modo, el
Los conceptos de identidad y lugar se encuentran es- territorio es la entidad encargada de la organización
trechamente ligados, como lo han mostrado algunos política del espacio, de definir las relaciones entre la
arquitectos (Rogers, Lynch), filósofos (Bachelard, comunidad y su hábitat, como también entre la comu-
Heidegger) y múltiples literatos y cientistas sociales. nidad y sus vecinos (Barrientos, 1993, 13-15).
Se trata de que el lugar da acceso al mundo y lo orde- De este modo, la decisión (individual o colectiva) de
na y de que la forma más simple del sentido es la "iden- migrar abre el mundo espacial y societal a los
tidad", en el uso restringido del término: "un sentido de inmigrantes, enfrentándolos a sitios vastos y extraños,
lugar". La identidad es, por tanto, el grado en que una con el riesgo concomitante de encontrarse ante luga-
persona puede reconocer o recordar un sitio como algo res hostiles y/o baldíos. La connatural necesidad de
diferente a otros lugares, en cuanto tiene carácter pro- arraigo del hombre, es decir, de pertenecer a un lugar
pio vivido, o excepcional, o al menos particular. Se tra- determinado ha de articularse -especialmente en el
ta de un lugar de pertenencia, de memoria compartida, , mundo moderno- con la apertura hacia el espacio exte-
que vincula a quienes allí están, como un espacio que rior, hacia lo otro, lo diferente, lo urbano. Ahora bien, el
constituye un pequeño cosmos. lugar que experimenta la conciencia moderna no es un
El concepto de "lugar", entonces incluye la referencia a territorio apacible o fácilmente definible. Es un mundo
un contexto más amplio que el puro sitio", generando
11
generalmente fragmentado, distorsionado, querido y
y encuadrando a los sujetos en un tener lugar" en el
11
odiado a la vez, donde todo pcurre entre ruido, en múl-
mundo. Heidegger relacionaba el habitar que ocurre en tiples ámbitos y sub-culturas que se mezclan, yuxtapo-
los lugares, con el hacer en cuanto la producción de nen y confrontan.
las cosas que hacen esos lugares. Ahora bien, el lugar El pueblo mapuche, de acuerdo a los datos del último
se construye a través de la reunión y reunir implica el Censo Nacional (INE, 1992) se encuentra constituido
desplazamiento de un significado de un lugar a otro. El por 928.060 personas -en población de 14 años y más-
lugar, percibido como paisaje, está ligado a la historia . El 79.23% de la población mapuche total es urbana,
como el acontecer que así lo ha configurado, otorgan- de los cuales 433.035 viven hoy en el Gran Santiago,
do su sentido de identidad, haber llegado a ser lo que representando el 10.6% de la población regional y el
ahora se es y que podemos reconocer. Cada lugar, más 44% del total nacional mapuche. Veremos en estas
allá de su complejidad y heterogeneidad, tiene su pro- páginas cómo tiende a influir en la vivencia identitaria
pio genius loci, su identidad específica, y también un de los migrantes mapuche el enfrentarse al mundo de
límite y umbral característicos. El "principio de asenta- la metrópoli chilena desde el compartir un mismo espa-
miento" de cada lugar se encuentra en singular rela- cio barrial Cconcentrados") o a partir del residir en dife-
ción con la diacronía, moldeando a su vez un determi- rentes poblaciones comunales, de baja densidad
nado proyecto a sus miembros (De las Rivas, 1992, poblacional mapuche ("dispersos"). Haremos nuestro

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análisis a partir del caso de la población Sara Gajardo, de crecimiento caracterizado por la densificación a tra-
en el contexto histórico y espacial de la Comuna de vés del conventillo, por el crecimiento en extensión.
Cerro Navia. Este sector fue seleccionado pues se ca- Junto al sistema de loteas, y debido a las condiciones
racteriza por un alto porcentaje de localización de escasez de habitación, se desarrollan ocupaciones
mapuche, entre 21 y 11 O personas por "manzana" se ilegales a través de "callampas"; ambos procesos sig-
reconocen como tal (en una secuencia de oa 190 veci- nifican la conversión del suelo agrícola en suelo urba-
nos) similar a la situación de otras 15 poblaciones (de no. Así, surgieron asentamientos humanos precarios
un total de 133), sólo considerando esta comuna, de en bordes de ríos y canales; en terrenos desconecta-
acuerdo al Censo de 1992 y al reciente estudio de la dos del tejido urbano existente; en sitios eriazos fisca-
Municipalidad de Cerro Navia (1997). Tal localización les o privados: poblaciones en Mapocho Norte y Cerro
da un promedio de 65 residentes por manzana, repre- San Cristóbal, entre otras.
sentando más del 30% de la población vecinal. La mayor parte de estos asentamientos se ubicaba en
terrenos fiscales. Aunque en la década de los 50' exis-
11.- De Barrancas a Cerro tían diversas instituciones estatales dedicadas al pro-
blema de la vivienda (Corporación de la Vivienda -Corvi-
Navia: constitución de un ' Viviendas de Emergencia, Corporación de Inversio-
nes), ninguna de ellas había tenido una política eficien-
asentamiento urbano. El caso te para resolver el problema de los callamperos
de la Poblacion Sara Gajardo (Espinoza, 1988). A comienzos de los 60', las migra-
ciones rural-urbanas conformaron un cinturón de po-
(sector Nº2), Unidad Vecinal blaciones en torno a Santiago, cuyo proceso se definió
Nº19 como un fenómeno de "marginalidad urbana". Este pro-
ceso continuó luego con diversas formas de ocupación
"Llegamos haciendo nada más que unas rukitas". y soluciones habitacionales propuestas fundamental-
"En Cerro Navia la cantidad de mapuche está acá, .mente por el MINVU, con alta participación de los par-
en esta población hay más cantidad de indígenas". tidos políticos.
Durante la tercera década del siglo XX Santiago se En el caso de la ex-comuna de Barrancas -zona po-
consolidó como el principal punto de concentración de niente-, que aquí nos ocupa, el principal programa im-
población en el país, abarcando un tercio del total ur- pulsado por el gobierno en esta época fue la erradica-
bano. Su población se elevó de 600.000 a cerca de un ción de la población callampa Colo Colo, ubicada entre
millón de personas entre 1920 y 1930, mientras se es- la línea del tren y el río Mapocho. Esta sería localizada
tancaba el crecimiento de la población campesina. El en los terrenos de la chacra Lo Amor, donde se desa-
proceso de poblamiento acelerado de Santiago produ- rrollaría un programa de autoconstrucción con apoyo
jo alteraciones notables en su dinámica espacial, por de la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU),
cuanto empezaron a operar los mecanismos propios de CORHABIT y de la Intendencia. Una cantidad de
del mercado de tierras, asociados a la ganancia de los 390 familias serían las beneficiadas de este programa.
agentes económicos. Este aumento demográfico de la Los nuevos asentamientos no estuvieron faltos de pro-
ciudad y la presión por localización industrial, llevaron blemas internos y de la actuación de los partidos políti-
a aumentar la superficie construida. En efecto, Conchalí, cos. Son nombrados como afiliaciones en pugna la
Ñuñoa, San Miguel y Quinta Normal, que en 1930 re- Democracia Cristiana y el Partido Comunista.
presentaban el 17% de la población de la provincia de Ayer Lo Amor, hoy Sara Gajardo, es nuestra localidad
Santiago, en 1940 representaban el 22%, y en 1952 de estudio: en sus territorios, correspondientes a la
prácticamente un tercio, con un 32%. El medio ambiente actual Unidad Vecinal Nº19 de Cerro Navia, encontra-
físico que hace sólo tres décadas se caracterizaba por mos una alta concentración de población mapuche, que
los terrenos agrícolas (chacras), se fue progresivamente provienen fundamentalmente de los alrededores de
convirtiendo en áreas citadinas. Temuco. La percepción de un alto porcentaje de pobla-
Alrededor de 191 Ose inicia el sistema de tomas, dan- ción mapuche es compartida:
do origen a las primeras poblaciones de Santiago, vale "Aquí yo creo que el 50% de la población es mapuche,
decir, a un sistema de pequeñas propiedades urbanas. hay una buena cantidad de mapuche ... aquí vienen to-
La migración campesina a Santiago cambió una pauta dos de la Novena Región, pero específicamente de

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Temuco, gente del lado de la costa, de Nueva Imperial con ese desafío a establecer un nuevo Estado nacional
y de Carahue, y uno que otro ya es de Arauco, Lebu, que sea capaz de estar presente en el Board of Trade de
11
pero en menor cantidad • Chicago al mismo tiempo que representa las diferentes
Los testimonios indican cómo ellos reciben tradiciones culturales de las diferentes comunidades
cotidianamente a los nuevos inmigrantes mapuche has-
11
étnicas locales de las que depende en última
ta que se acomoden 11
: instancia... Se trata de cómo llevar a cabo un proceso de
11
Ha venido mucha gente, familiares aquí han llegado construcción de instituciones políticas nacionales en un
del sur, han descansado, han venido a estirar sus hue- contexto económico mundial, al tiempo que la gente tra-
sos, a sacar su sueño, llegan aquí y ya después cuan- ta de establecerse en un territorio localmente definido en
do encuentran trabajo ... hasta que se acomoden y se pos de una nueva significación social 11 (1981, 27).
van, en Cerro Navia la cantidad de mapuche está acá,
11
en esta población hay más cantidad de indígenas •
111.- "Mapuche dispersos":
Vemos cómo la periferia, y en ese contexto nuestra
comuna y población de estudio, estaba formada por entre el desplazamiento de la
emigrantes del campo a la ciudad cuyo primer contacto
con alguna forma de modernidad se produce en las ciu- tradición y el mimetismo
dades y poblados de provincias, que ofrecen una vida El hilo conductor en la formación de la memoria suele
semi-urbana de calles comerciales y plazas de estar, en quienes hemos denominado como mapuche 11

entretención. Esta es una característica que compar- dispersos o disgregados situado en el mundo de los
11
,

ten, en mayor o menor grado, emigrantes mapuche y proyectos y expectativas de vida personales. La
no-mapuche. Como señala San Martín: historicidad del planteamiento mnémico del mapuche
11
EI emigrante esperaba encontrar en Santiago la mis- disperso empieza cuando desplaza, no sin
ma imagen, a mayor escala, pero en ningún caso for- ambivalencia, la tradición como espacio canónico del
mas urbanas que ni siquiera estaban en su imagina- inicio de sus experiencias. Su historicidad la identifica-
ción. El emigrante campesino de los años 40' y 50' sal- mos como la actividad reflexiva que busca en primer
ta entonces de un extremo a otro: de formas preurbanas lugar una interpretación del interlocutor metropolitano
incipientes con predominio de los grandes espacios del día a día. A partir del mundo contemporáneo que
abiertos del campo, a unas agrupaciones de bloques y comparte, el de su barrio, su televisión y su trabajo. Allí
alineaciones de viviendas unas al lado de otras, donde no deja espacio para una reivindicación de acciones
la calle corredor no existe y la plaza es reemplazada históricas, en sus relatos todo sucede en la continui-
por un espacio vacío sin equipamiento ni vegetación. dad que les proporcionan sus existencias, sin preocu-
El emigrante pierde sus referencias y poco a poco, parse si coinciden o no con las prescripciones del lina-
obligadamente, va adoptando los modelos ya acepta- je. Lo característico de la realidad del mapuche disgre-
dos por la clase media emergente (1992, 80).
11

gado es la aguda sensación de la inexistencia de au-


A esta diferencia en la forma urbana, en el migrante ténticos vínculos integradores en el mundo social, el
mapuche se suma el 11 salto 11 en la forma cultural, pa- sentimiento de soledad y el mimetismo como defensa
sando desde la comunidad (reducción) o la pequeña ante la discriminación.
ciudad de fuerte faz mapuche, a la gran ciudad de ros- El mapuche disgregado se define como ruptura y ne-
tro chileno-occidental. En las próximas páginas vemos gación (Paz, 1994, 49-50). Y, asimismo, como búsque-
cómo se desarrollan las continuidades y da, como voluntad de trascender ese estado de exilio.
discontinuidades culturales en el marco de los La migración, el viaje, es muchas veces visto como
inmigrantes mapuche en la U.V. Nº19 de Cerro Navia. emancipación. Emancipación mapuche entendida en un
Los testimonios nos recuerdan que estamos ante un contexto general de liberación de población indígena
proceso socio-cultural que trasciende al país en su con- procedente en parte de relaciones de supeditación
junto, el que continúa, a principios del siglo XXI, trasla- precapitalistas (latifundismo rural, característico del
dándose desde una situación neocolonial a una socie- gamonalismo del siglo XIX y primera mitad del XX) ha-
dad moderna. Como ya dijo M.Castells a principios de cia la condición de pequeños propietarios y micro-em-
los años 80': presarios, o también hacia un asalariamiento que re-
"El fenómeno que subyace ... al interés por la investiga- viste elementos de liberación frente a la dependencia
ción sobre urbanización en el Tercer Mundo se relaciona servil de un colono de fundo.

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Asentados estos inmigrantes en Santiago prefieren vindicación de orden político . Es por ello importante
omitir sus características culturales. "No quieren ha- destacar, al referirse a la identidad del mapuche hoy,
blar na', no quieren conversar, se avergüenzan", sue- los temas propios del análisis sociológico, que son la
len señalar los mapuche sobre sus hermanos de pue- afirmación de identidad (tal como se manifiesta en los
blo. Muchos ocultan lo propio por temor a la mirada y discursos) y la reivindicación de identidad vinculada a
ridiculización del otro; es que en la medida en que la una forma de acción ciudadana.
Conquista y el espesor simbólico de la Colonia son Para que no haya sólo conciencia sino afirmación y rei-
internalizadas por el conquistado, ellas también son vindicación de identidad, es preciso que la conciencia se
incorporadas a un régimen de verdades. Es esa histo- convierta también en representación y voluntad políticas.
ria soterrada que no pasa, que apenas transcurre en lo Pues la condición del emigrado (sometido en/al mundo
invisible (García de la Huerta, 1999, 21 ). En sus for- del otro) tiende a negar esta dimensión. Desde el mo-
mas radicales el disimulo llega al mimetismo, fundién- mento en que los sujetos se atreven a buscar y descu-
dose el mapuche disgregado con el paisaje santiaguino. brir su propia historicidad como personas, pueden (po-
Disimula tanto su singularidad cultural, que acaba por demos) reconocer las diversas instancias identitarias
abolirla, se vuelve silencio. como algo muy distinto a una condena o una desgracia
Pero sus propios testimonios señalan que el mapuche ante la que sólo cabe la resignación y el mimetismo. Esto
no se olvida de sí, que en su interior no se funde con su último es lo que suele percibirse en quienes hemos de-
imagen. Al mismo tiempo, esa nueva imagen identitaria nominado como 11 mapuche concentrados 11 .
se convierte en una parte inseparable de su ser en la
ciudad, entre su máscara y él se establece una compli-
cidad difícil de romper. Al anular la identidad cultural,
rv.- "Mapuche concentra-
muchos jóvenes derivan en la adscripción a nuevas for- dos": entre la recreación
mas de pertenencia, integrando pandillas que suelen
trascender los límites poblacionales y comunales. En cultural y la reivindicación
medio de las migraciones del campo a la ciudad que étnica
desarraigan, frente a la acción homogenizadora de la
escuela, las industrias culturales y las subculturas ju- La existencia de un flujo de migrantes con metas y pro-
veniles poblacionales, los nuevos imaginarios a veces blemas semejantes, ha permitido que en el ámbito ur-
refieren "estados de conciencia dispersos, fragmenta- bano se trate de recrear, con las formas de relación
dos, donde coexisten elementos heterogéneos y diver- prevalecientes en los pueblos del sur, un grupo
sos estratos culturales tomados de universos muy dis- socioterritorial de referencia (el barrio, la población), que
tintos11 (Brunner, 1988, 151-185). a su vez es utilizado como base para la inserción en el
El migrante disperso no se afirma en la ciudad en tanto todo urbano. Se trata de una disposición de
que mapuche, sino como abstracción: es un hombre, potenciamiento de su identidad étnica, a veces abs-
él empieza en sí mismo, él acude a su subjetivación tracta, pero que representa al mismo tiempo la capaci-
(Touraine 1998). La ida es la gran ruptura con la ma- dad de .organizar diariamente una cohesión grupal lo-
dre. Dicha separación era un acto fatal y necesario. cal, espacialmente reducida pero culturalmente
Pero duele todavía esa separación, de ahí el constante reivindicante.
sentimiento de orfandad. Hay en sus testimonios una El residir en un mismo barrio facilita una identidad man-
cultura mapuche enterrada pero viva. Hay en ellos, comunada que permite, por ejemplo, la diversificación
mujeres y hombres, un universo de imágenes, deseos entre católicos y protestantes , sin que se pierda la idea
e impulsos sepultados. Sin embargo, la situación de de formar un grupo de destino común frente a la ciudad
emigración también crea una de las ocasiones posi- en su conjunto. Esta re-unión se traduce en la
bles de transformación de la identidad como dato in- reafirmación de la preponderancia de los vínculos lo-
mediato de la conciencia en identidad como cales por sobre el significado de la ruptura inherente a
autoreflexión. Vuelve a darse el hecho de que la identi- la salida de la comunidad; los vecinos forman un grupo
ficación aparece cuando surge la diferencia, cuando el proveniente del mismo pueblo y vinculado desde el
contacto con otra cultura fuerza al individuo a tomar pueblo . Ante la circularidad de lo comunicacional y lo
conciencia de lo que él es. Esta nueva mirada sobre sí urbano (televisión/calles, unas resuenan en las otras)
mismo, empero, no entraña necesariamente una reí-

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aparecen los testimonios de la historia, el sentido pú- dad sostenida en una fe e iglesia común, también di-
blico construido en experiencias de larga duración. cha ritualidad -especialmente en los pentecostales- pre-
En un primer momento llegaron solos (los pioneros, la senta determinados atributos que evocan en los
primera generación por allá por 1930), mas luego de mapuche ciertos rasgos de su propia vivencia religio-
alquilar un lugar para vivienda poco a poqo fueron tra- sa, encontrando en ellos medios de diferenciación con
yendo o formando el resto de la familia. Con la gran la sociedad chilena catolizante. Esta disposición suele
afluencia de "foráneos" sureños a la ciudad de Santia- desembocar -especialmente en los migrantes concen-
go, empieza el surgimiento de numerosas barriadas y trados- en una vía hacia la revitalización cultural, esto
en los años siguientes la migración se hace directa- es, orando en la lengua materna en la iglesia, y asis-
mente a tales poblaciones. El movimiento de población tiendo y participando en nguillatun celebrados hoy en
deja de ser la mera suma de numerosas experiencias día en Santiago (promocionados por alguna de las cua-
aisladas y emerge como sistema integrado de estrate- renta organizaciones mapuche que se han formado en
gias adaptadas. la capital, o por la coordinación entre algunas de ellas).
Y aunque la precariedad es el elemento dominante del Esto es, los cultos evangélicos contribuyen, aunque
entorno vital de la barriada, su orientación consiste en como un efecto no esperado, a la reconstrucción de la
hacer el tránsito del "pobreº a "vecino", y de vecinos a cultura mapuche en la capital, ºyo amo las dos cosas,
secas, a vecinos mapuche. Asistimos hoy a un cambio yo amo el Evangelio, y como también si hay ceremonia
de orientación de la pobreza mapuche santiaguina: del mapuche, somos mapuche, yo amo la religión mapuche,
deterioro y el desprecio indefinidos a la posibilidad de porque nací en esto, yo lo llevo en mi corazón ... me nace
construir una identidad social diferenciada y basada en de ir y voy... º. Se recrea la cultura en tierras urbanas,
una fuerte perspectiva igualitaria: etnicidad y ciudada- pero no por ello se pierden los vínculos con el sur: se
nía, ambas a la vez, complementándose. mantiene una comunicación fluida con los familiares de
Ex-campesinos y ex-pobladores anónimos, el surgimien- las comunidades. Y se asiste a los nguillatun y palin
to del barrio como horizonte social supone la posibili- también allá, sobre todo en tiempos de cosecha.
dad de construir activamente una identidad ampliada. Son los sujetos que viven concentrados, quienes más
Ni trasplante enajenado, ni desajuste con la nueva rea- manifiestan su identidad étnica. Sin embargo, el tema
lidad: son los intentos por ordenar el mundo moderno/ de fondo no es el ºactualizar su identidad en la ciudad".
hegemónico sin abdicar de la historia propia. No se trata sólo de revivir el nguillatun en Santiago o
Desterritorializar para reterritorializar, la fortificación en la reducción: ocurre que al hacerlo se reencuentran
territorial es la encargada de reconducir la partición fun- con una vivencia del "nosotrosº, esto es, como 11 etnia/
dadora. La población mapuche, entonces, en la medi- naciónº, autoconsciente, autocontrolada, con un pue-
da que se integra a la metrópoli va generando simultá- blo que mantiene unidos los lazos con las generacio-
neamente su margen; es la producción incesante de nes pasadas y futuras, con sus autoridades propias,
diferenciación y auto-segregación. políticas y religiosas (lonko, machi). ¿Cómo se conser-
va una ºnación emergenteº, una ºnación en potenciaº,
V.- Religiosidad/es y en medio de una ciudad criolla? Creemos que ése es el
gran tema que, entre líneas, se nos ha revelado que
ciudadaníals ocupa el momento actual: 11 Porque nosotros somos los
primeros chilenos", y, "nos guste o no, seguimos sien-
Con respecto a su adscripción cristiana -católica o evan- do mapuche".
gélica - los mapuche se adaptan, se protegen,
mimetizándose con la cultura ambiental: se chilenizan
religiosamente. Sin embargo, destacan los testimonios VI.- Mujer y resistencia
de los mapuche adscritos a las iglesias evangélicas, a
las cuales ha adherido cada año más mapuche. Rele-
cultural
vemos que, junto con ofrecer la religiosidad popular Los distintos testimonios le adjudican al sujeto femeni-
evangélica una congregación cúltica a través de la cual no un rol central en la reconstitución de la subjetividad
integrarse a la vida social de la ciudad por medio de y en la construcción de proyecciones futuras, toda vez
grupos religiosos étnicamente indiferenciados, donde que la memoria individual (asociada fuertemente a lo
poder reproducir un sentido y una práctica de comuni- subjetivo y lo privado) es un sitio de resistencia al dis-

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curso autoritario y homogeneizante del proceso encuentra más fácilmente atrapado en el mundo públi-
resocializador. Las formas sensibles del ºcapital étni- co (laboral), desvinculándose de tales acciones.
co11 (al oído, al ojo o al olfato) de aquella comodidad de
pertenencia interna e inconsciente que denominamos
cultura se resisten a la homogeneización. Como seña-
VII.- Conclusiones
la M.Pinda (en Lorca & Pinda), la mujer juega el papel La vivencia identitaria tiene así varias capas, se en-
clave en esta culturización: cuentra entre varios pliegues. Al profundizar en los diá-
11 La mujer es realmente -frente a la cultura- la que forja logos, vemos cómo se pasa de un discurso que pone el
todo. La mujer es la que deja la semillita, la mujer es la acento en un ser aceptados como iguales, 11 nosotros
que enseña nuestro mapuchedungun . La mujer es la también somos che (personas) 11 , a otro con énfasis en
de la cultura, la mujer enseña el telar, la mujer enseña una identidad defensiva, y de ésta a un proyecto co-
el hilado, la mujer no pierde la cultura. Y el hombre es mún como pueblo distinto. En un primer momento se
siempre más del trabajo, más de afuera que de aden- requirió olvidar las fronteras, los límites, las diferencias,
tro, el hombre comunica muy poco a sus hijos. Como o bien hacerlas difusas, hibridizándose. Las fronteras
que se encierra para él, como que guarda muy celosa- fueron sumergidas, enterradas. Hoy ya han comenza-
mente lo que es nuestra cultura, para ellos no más, y do a reaparecer. Hoy renacen desde la capital. Se trata
no lo deja a sus hijos. Yo no sé si es para que no sufra de procesos de constitución de reconocimiento iguali-
la discriminación que han sufrido o que hemos sufrido tario, que han devenido en demandas por el reconoci-
los más mayores y es para que nuestros hijos no su- miento de la diferencia. La chilenización 11 mapuche abre
0

fran eso. Pero yo creo que es como una equivocación la posibilidad, luego de logrados determinados niveles
porque ellos tienen que dejar algo de su historia, como de ciudadanía, de dar expresión a la etnicidad, recons-
lo entrega la mujer día a día: la mujer dirigente, la mu- truyendo, por esta ruta, mayores ámbitos de identidad.
jer no-dirigente, la mujer campesina, la mujer que está Es así como se han generado redes informales en la
en los rincones más inhóspitos de nuestra tierra -de las capital, es así como el territorio de las regiones del sur
tierras mapuche- ella todos los días entrega su cultura 11 persiste y se reivindica como tal. No sólo como tierras,
(1999, 74). sino como espacio propio, relativamente
A través de la relación íntima madre-hijo, se transmite autodeterminado, como 11 territorio 11 . No hay, por ende,
una herencia conductual , en que las prácticas propiamente desterritorialización 11 al migrar. Hay des-
11

alimentarias (e indumentarias en menor nivel) constitu- plazamiento y, por esto, el deseo de forjar, quizá, una
yen expresión prioritaria. Las sensaciones gustativas nueva identidad territorial, un 11 lugar11 en el espacio me-
(táctiles y olfativas a la vez) forjadas a lo largo de la tropolitano, construyéndolo, re/significándolo, controlán-
intimidad de los primeros años son las que se persi- dolo. Sin perder, claro, los lazos históricos y espaciales
guen preferentemente como expresiones privilegiadas con los miembros de las otras identidades territoriales
de la vuelta a uno mismo. presentes en el sur.
Es la mujer-madre quien, con la ayuda de su familia Si el éxodo significa des-tierra, la inmigración implica
(abuelos) se ha propuesto y logrado transmitir su cultu- des-arraigo, ex-trañamiento; y deviene aislamiento, pero
ra a las nuevas generaciones de mapuche, a los 11 re- también puede llegar a constituirse en un poblamiento,
nuevos11: 11 la mujer mantiene más la cultura, en ese sen- en una colonización al revés. Un apellido es también
tido es más, hay hombres pero son pocos, la mayoría una historia, una memoria familiar, y una crónica de
son mujeres ... eso lo he visto en varios casos ... es una estrategias pasadas de adaptación a las distintas cir-
cosa como que la sangre a mí me tira po Es la 11 trans-
111
• cunstancias sociales que les ha tocado vivir a cada parte
misión11 realizada por las madres, ya sea bajo el chamal de esa 11 cadena generacional 11 que constituye la etnia.
y el silencio del sur, o bien bajo la parca y el bullicio de Es la memoria colectiva que no se deja silenciar. Son
las calles y televisión, que persiste hoy, en tiempos lla- los recuerdos de cada linaje, pero también de cada
mados de postmodernidad y globalización, en cumplir comunidad, de cada identidad territorial, y del pueblo
con su misión autoimpuesta: endoculturizar a sus hi- como un todo. Es la historia que, más allá del 1 enmas-
jos, diríamos los cientistas sociales; a 11 recordar las raí- caramiento11 y el disimulo, más allá de una 11 cultura apro-
ces11 dicen ellas, a 11 enseñar a defender sus raíces 11 , piada", habla de "resistencia cultural", habla de una "cul-
como también a que 11 no tengan vergüenza de ser tura autónoma".
mapuche 1 . El hombre, en tanto, si es que 11 existe 11 , se

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Los actuales jóvenes, los nietos de los primeros Chihuailaf E. 1999 Recado confidencial a los chilenos,
migrantes, se encuentra en un proceso de replanteamien- Santiago: Lom.
to ante su identidad étnica, significando el "caso Raleo" De las Rivas J.L. 1992 El espacio como lugar. Sobre la
naturaleza de la forma urbana, Valladolid: Universidad
en el Alto Bío-Bío y, desde 1999, los conffictos por la
de Valladolid.
propiedad de las tierras con hacendados y empresas Espinoza V. 1988 Para una historia de los pobres de la
forestales en la Araucanía, hitos en gran parte del pue- ciudad, Santiago: Sur
blo mapuche, que han desembocado en una revaloriza- Foerster R. 1998 "¿Movimiento étnico o movimiento
ción y reacercamiento a su identidad cultural -sobresa- etnonacional mapuche?", Santiago: Departamento de
liendo la organización del nguillatun en terrenos citadinos- Antropología, Universidad de Chile.
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Tomo I Actas del 4º Congreso Chileno de Antropología Simposio La Cuestión Indígena Hoy 373

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