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Ficha de Catedra Año 2020

Fernando BARRIONUEVO CIBEIRA

Los adolescentes y los tiempos del aislamiento social.

Los tiempos

están cambiando

Bob Dylan

Tres ejes conceptuales están presentes en el título propuesto: adolescencia, el


tema del manejo y vivencia del tiempo, y el fenómeno del aislamiento social actual.

Definida la adolescencia como “momento crucial” en la vida de un sujeto a nivel de


conmoción estructural y como reposicionamiento en relación al Otro familiar y
social con trabajo psíquico a tramitar junto con el referido a la elaboración de los
cambios que se producen en el orden del cuerpo y el resurgimiento con impetuosa
fuerza del erotismo genital, la vida del adolescente está atravesada por la
problemática del tiempo.

Por otro lado, ¿qué es el tiempo? Hay quienes suponen tener cierto dominio sobre
él, en loca obsesión controlando atentos un reloj o celular que sólo marcan lapsos
iguales, fragmentos de algo que nadie sabe qué es, creyendo saber entonces que
de tiempo se trata y poder así manejarlo. Los estudios de física cuántica nos dicen
que no sería una propiedad del mundo exterior, sino de la percepción que se tiene
del mundo. Una de las primeras asociaciones que me produjo esta cuarentena es
el título (y solo el título) del film “El día en que la tierra se detuvo”. Efectivamente
comparto la sensación que la tierra, es decir la modalidad de funcionamiento y
relación que caracterizaba previamente a la humanidad y su relación con el
ambiente, “se detuvo”. Esto despertó interrogantes respecto al manejo de la
temporalidad durante este período de aislamiento social obligatorio.

Abertastury, A. y Knobel, M. (1973) Ubican la desorientación temporal como uno


de los factores de la adolescencia. Explican que los adolescentes convierten el
tiempo en presente y activo con el fin de manejarlo, uniendo pasado y futuro en un
devorador presente. Mencionan que no soportan las postergaciones
experimentando múltiples urgencias y especializan y corporizan el tiempo, es decir
lo experimentan en forma similar a un espacio físico o en relación a las funciones
corporales. Esta percepción del tiempo entra en contraste con la propia del mundo
adulto.
La conceptualización y discriminación del tiempo son tareas psíquicas propias de
la adolescencia, relacionadas con la elaboración de los duelos de la adolescencia.
Estos permiten adquirir una temporalidad, reconocer su pasado, para elaborar un
futuro, es decir establecer proyectos.

Barrionuevo, J (1993) menciona que, en entrevista a padres de adolescentes,


estos, los perciben “como suspendidos en el tiempo”, por fuera de este, más allá
de su paso y, podríamos agregar, realizan un manejo del orden de la eternidad. Es
decir, no solo urgencia, sino también lo alarga a su voluntad, predominando el
principio de placer por sobre el de realidad. Inexperto en el manejo del tiempo lo
realizaría a través de la negación del paso de tiempo, en el encierro o
enclaustramiento.

Por otro lado, Lacan (1972) el discurso capitalista menciona que el discurso
capitalista es muy astuto pero que avanza demasiado rápido, que tiene entropía.
Este genera un manejo y conceptualización de la temporalidad más cercano a la
descripción que citamos recientemente referida a la adolescencia. El rechazo a la
castración que promueve el discurso capitalista, se manifiesta en una
temporalidad sin dilaciones, ya que no admite la falta ni siquiera en su
característica provisoria, asume la urgencia de lo ya logrado antes que la
postergación propia del por-venir.

Byung-Chul Han (2015) plantea que habitábamos la sociedad del trabajo, una
“vida activa”, del rendimiento, que acentúa una autoexplotación. El tiempo se ve
afectado por una disincronía y una falta de “aroma”.

La “disincronía”, implica que el tiempo carece de ritmo ordenador, esta


“atomizado”, fragmentado, disperso en lapsos breves, en lo esperable sin demoras
ya que estas son vivenciadas con aburrimiento. Esto conlleva una falta en la
experiencia de la duración, así el tiempo se experimenta como un discurrir.

El “tiempo sin aroma” hace referencia a que la atomización del tiempo lo convierte
en puntos dispersos sin narración, es decir que sin relaciones entre cosas y
acontecimientos que le den sentido al tiempo. Las cosas no tienen ningún sostén,
o referencia que ordene el tiempo. En este contexto los intervalos vacíos suelen
llenarse con estimulación sensorial. Predomina el acceso a “información” que tiene
la característica de ser efímera, está en un disco duro, en la red.

Opone a todo lo antecedente la “Vida contemplativa”, en la cual predomina el


conocimiento por sobre la información, la contemplación por sobre el híper
estimulación sensorial. Esto recuperaría algo de la esencia aromática del tiempo.
En la situación actual, ante la reclusión temporal, surgen ciertas inquietudes, en
los padres, en los adolescentes y entre ambos. Se ven en la dicotomía de si
recuperar el ritmo vertiginoso del pasado reciente o tomar una nueva modalidad
de percepción y manejo del tiempo ante la nueva normalidad. Cada uno reflexiona
como aprovechar el tiempo, frecuentemente se lo re-mercantiliza. En los adultos
surge un auge de los cursos virtuales, forma de acceso al conocimiento ligada
indefectiblemente al mercado, muy diferentes a lo que podría ser terminar aquel
libro para el cual no se tenía tiempo.

En los adolescentes podemos ubicar dos trabajos psíquicos que se podrían ver
obstaculizados o influidos por el aislamiento y el encierro. El trabajo de
desasimiento de la autoridad de los padres, y el incremento de la vida social
exogámica con la pertenencia al grupo de pares. Así, se acentuación o reactiva el
trabajo de duelo propuesto por Freud (1905), angustia ante “lo real”, ante la
irrupción conmocionante de lo irreductible de lo real según una formulación de
Lacan al referirse al porqué del despertar de la angustia.

Los jóvenes experimentan una temporalidad inusitada, en la cual no solo ellos sino
también sus progenitores experimentan una temporalidad detenida. El fenómeno
del aislamiento ante la amenaza de un “virus”, como un “real” lo enfrenta a la
angustia. Al mismo tiempo experimentan el tiempo como una constante repetición,
de lapsos breves y cuya duración en incierta. Es decir, “todos los días lo mismo y
no sé hasta cuándo”, una sensación de encierro en lo endogámico en un contraste
con los horarios y el manejo del tiempo de sus progenitores. Se experimenta la
convivencia constante como intrusiva, en tanto los padres no salen de su casa y
están todo el tiempo “del otro lado de la puerta”. Además, esto se ve acentuado
por la imposibilidad temporal de experimentar presencialmente el intercambio con
el grupo de pares, sostén e identificación en la salida exogámica. Esto, al decir de
un adolescente en análisis, “no es lo mismo”.

Winnicott, D. (1971), marcaba la necesidad del adolescente de un espacio para sí,


sin que el Otro paterno/materno invada, aunque fuera con el “bien intencionado”
propósito de “ponerse en su lugar”. Podemos hacer un paralelismo, pues ese
espacio implica una distancia simbólica que se puede expresar en términos
temporales. Nos animamos a parafrasear al autor declarando que los
adolescentes necesitan un tiempo para sí mismos, cosa que se ve en riesgo en el
aislamiento social obligatorio.

En la clínica con adolescentes se observa el incremento de afectos que se


presentan como polaridades:

- Desde el desgano o apatía a la euforia y la inquietud,


- Insomnio o hipersomnia, y adormecimiento aburrido

- Del “bajón” al desasosiego o la angustia ante lo limitado de la vida cotidiana


actual, a estallidos de furia que pueden llevarlo a romper estos límites.

Podríamos considerar al pensar en los adolescentes hoy, que se presenta para


ellos una doble complejidad: el tener que tramitar la encrucijada estructural que la
vida le presenta como problema subjetivo, en un escenario esto en el cual lo
incierto, el peligro y el problema del tiempo en cuanto a la finalización de la
amenaza del virus para la vida de todos remiten a lo “irreductible de lo real”.

Bibliografía

Aberastury, A. y Knobel, M. (1973) “La adolescencia normal. Un enfoque


psicoanalítico”. México, Paidós

Barrionuevo, J. (1993) La temporalidad en la clínica con adolescentes, en


"Problemas cruciales en Psicoanálisis con Adolescentes". Bs. As.: Gabas editorial.
1993

Byung-Chul Han. (2015) “Aroma del tiempo”. Herder Editorial. Buenos Aires

Freud, S.: (1905) Las metamorfosis de la pubertad, en “Tres ensayos de teoría


sexual”, en Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu Editores

Lacan, J.(s.f.) Seminario XVII. El Reverso del Psicoanálisis. Recuperado de:


http://www.bibliopsi.org/docs/lacan/20%20Seminario%2017.pdf

Lacan, J. (1972) Del Discurso Psicoanalítico. Recuperado en:


http://elpsicoanalistalector.blogspot.com.uy/2013/03/jacques-lacan-del-discurso.h
tml

Winnicott, D. (1971) “Realidad y juego” Editorial Gedisa. Buenos Aires

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