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Ilustradores e ilustradoras:
Yanka (Giancarlo Scrocco)- (Yankiyanko@gmail.com)
Florencia Blasi -(florenciablasi2020@gmail.com)
Exequiel Román - (elsrarte@gmail.com)
Julia Izaguirre - (lunadecolores7@gmail.com)
Este libro fue realizado de manera autogestiva. Queda permitida su reproducción total o parcial, con
permiso y reconocimiento de su autora, exceptuando fines comerciales.
podes escribirnos a : libroamarmicuerpo2020@gmail.com
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SE NECESITA CON SUMA URGENCIA
Que este libro circule entre las familias, que llegue a las escuelas
a través de sus docentes, que puedan oírlo, leerlo y verlo todas
las niñeces y adolescencias travestis trans y cis.
Que no se quede nadie sin saber que hay nuevas generaciones travestis
trans soñando aun con sus derechos y exigiendo el derecho a soñar.
Que este libro vea la luz de forma independiente y en formato PDF es una
decisión política. No porque no hayamos buscado editoriales para
publicarlo, pero sí porque los tiempos de nuestras niñeces y
adolescencias son URGENTES.
Así como “lo que no se nombra no existe”, lo que se invisibiliza se niega,
se rechaza y mutila hacia el interior de nuestras infancias que no se
encuentran en las láminas, ni en las clases de ESI (si la tienen) porque
constituyen un apartadito, una excepción que no llega a interpelar al
conjunto de su comunidad.
Ante la falta de contenidos y trabajos al respecto, no podemos seguir
esperando. Decidimos hablar, narrar, dibujar, poetizar, abrazar sus exis-
tencias. No hay mejores especialistas al respecto que quienes día a día
se arremangan y batallan con lucidez y amor a la ignorancia y a la vio-
lencia.
Por eso…agradezco:
a Gabriela Mansilla por su confianza infinita en mí desde el primer día,
a Matías Veneziani por brindarme su amistad incondicional y guiarme.
A las tías trans travestis, porque en cada visita han enseñado cómo el
amor que les negaron hoy es la más poderosa bandera de lucha;
A Flor, Laura y Yiyo por compartirme un pedacito de sus amorosos diá-
logos, y en ellas a todas las familias de Infancias Libres que acompañan
con tanto amor a sus hijas, hijos e hijes;
A Flor, Yanka, Exe y Julia por el compromiso y la magia en cada ilustra-
ción.
A Julia, por brindarnos su tiempo y dedicación amorosa en el diseño de
este libro para que sea posible.
Y sobre todo y especialmente a los niños y niñas, niñes y adolescentes
trans travestis, por dejarme ser parte de su mundo de mil colores,
y cuidarles las alitas.
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PRESENTACIÓN
Este libro nace de la experiencia amorosa de acompañar a niños, niñas, niñes y adoles-
centes trans travestis en la Asociación Civil Infancias Libres.
Me sentí convocada desde la primera vez que leí, oí y vi a Gabriela Mansilla decir “que
mi hija se ame el cuerpo, que no se lastime ni crea que es un cuerpo equivocado”.
A partir de ahí, también me interpeló a construir una ESI que falta, y una poética de
las vivencias corporales posibles, ausente. No hay cuerpos equivocados, sino socieda-
des equivocadas presionando y empujando a las personas desde la niñez a rechazar
sus cuerpos para admitir y validar el rechazo social. En cambio, en Infancias Libres
aprendí a visibilizar desde la palabra, el juego, el arte, la diversidad de corporalidades
e identidades, rompiendo con el binarismo biologicista y empoderando otras experien-
cias posibles de ser que contemplen el cuidado de los cuerpos, su desarrollo sano y la
salud integral de las niñeces. Por eso visibilizar. Para frenar la violencia que despierta
la ignorancia sobre el cuerpo de unx otrx. Visibilizar para habilitar y empoderar de-
seos y vivencias posibles en cada corporalidad, como menstruar, y/o gozar del placer de
la autoexploración. Visibilizar para reconocer derechos y desmedicalizar la pubertad
trans como realidad obligatoria, sin antes cuestionar todos los ámbitos de socialización
donde se niegan cuerpos que no sean cis-binarios.
Estos relatos surgen de conversaciones reales, dentro del espacio de Infancias Libres, y
con sus familias, con quienes mantenemos la vía de comunicación siempre abierta para
poder abordar integralmente sus sentimientos, vivencias, imaginarios, miedos. De esas
charlas y mensajes y con su permiso, he nutrido estas historias para que lleguen a otras
niñeces trans, a otras familias, a muchísimos docentes, y a quien desee hacerse eco con
el corazón, de este mensaje.
Las y los ilustradores son también personas sumamente sensibles e implicadas, a quie-
nes la niñez trans les interpela y compromete en diferentes sentidos. Florencia Blasi,
mamá de un niño trans, y Exequiel Román, papá de una niña trans, ambos artistas
plásticos; Yanca (Giancarlo) Scrocco, gran artista y profe de teatro y artes plásticas del
espacio, y Julia Izaguirre, artista plástica, amiga personal, amiga cercana de niñeces
y adultes diverses.
A cada une le llegó la propuesta de ilustrar un relato, y su conexión y estética y amor
lograron una cocreación maravillosa, diversa, singular. Así, este libro es una construc-
ción colectiva, original y profundamente sentida.
Es mi deseo que cada palabra, cada relato, sus imágenes, lleguen con la ternura de mi-
les de caricias y miradas dulces, que abracen y sanen, que liberen de tanta violencia, de
tanto sufrimiento. Merecen vivir en paz. Merecen vivir una niñez llena de amor.
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PROLOGO
Amar mi cuerpo es un libro que nació de la necesidad de que existiera un material
que pudiese abrazar la infancia trans/travesti, que reconociera la diversidad y mul-
tiplicidad de ser. Un libro que pudiese interpelar a través del texto claro y simple, en
un lenguaje coloquial y amoroso, con imágenes que representan solamente el amor y
la libertad, los colores que debieran habitar nuestras vidas y sin embargo solamente
conocemos dos, los del sistema binario, los dos únicos casilleros posibles, por ende, un
único destino. Que diera las herramientas que se necesitan para poder empezar a nom-
brar lo que nunca antes se nombró, para poder dar legalidad a tantas personas que
padecieron la exclusión y violencias por tanta ignorancia.
Se gesta con la responsabilidad que la Lic. Victoria Lagos asumió en el momento en
que abrazó la infancia trans/travesti y se abrió ante sus ojos la enorme demanda de
amor de estas niñeces, y al querer acompañar, no le alcanzaban los brazos ni su amor
para llenar los espacios vacíos que tenían y que aún les provoca la sociedad.
Este maravilloso trabajo, revolucionario diría yo, abrirá una puerta en la educación
que, estoy segura, salvará la vida de muchas infancias y adolescencias trans/travestis
y no binaries, y le dará al resto de la sociedad las palabras justas para poder comen-
zar a pensarnos como una nueva humanidad más amorosa, responsable, con menos
prejuicios y respetuosa.
Y seguramente se perderá el miedo de imaginar otras corporalidades, para abrazar lo
que se desconocía, porque a veces la fantasía no llegaba, ni podía.
Deja bien en claro que “no existe un cuerpo equivocado”, que el cuerpo de cada cual es
el correcto, que se necesita poder trabajar los prejuicios y los estereotipos, que no hay
más definiciones que las que uno/a/e puede dar.
¡Así soy yo! y así me tenés que respetar... ese es el grito de las niñeces trans travestis y
no binaries, que ya no pueden esperar más a que se las reconozca y se las nombre. Que
ya están cansadas de enseñarnos como se hace en su lenguaje, y que como adultes no
podemos escuchar.
Verán que importante es en cada relato, el amor de la familia, el abrazo de mamá, el
adulto/a que puede ver, y cuanto amor se necesita para crecer, para no perder la espe-
ranza, para confiar y no dejar de aprender. Para que la escuela deje de ser una pesa-
dilla, que ya no duela más.
En lo personal, este trabajo me llena de esperanzas, porque creo que de esta manera se
va a poder vencer la violencia que reciben nuestras niñeces, porque enaltece la lucha
por el reconocimiento a la identidad trans/travesti y no binarie en la infancia, legaliza
la corporalidad y le saca la etiqueta de “equivocado”, y nos desnuda, con ternura, para
que podamos vestirnos con los colores que las niñeces pintan a su paso, y aprender un
nuevo lenguaje para la igualdad.
El mundo adulto está en deuda con estas infancias, la educación está en falta por repli-
car un modelo represor y excluyente, el estado debe de sentir vergüenza por su aban-
dono irresponsable y la sociedad entera no puede devolver la sonrisa que le robaron
a las niñeces jamás. En cada uno/a/e está un poquito de ese poder TRANS-multicolor
para regar en este camino semillas de amor, que comenzarán a sembrarse a través de
la lectura de este libro.
Gabriela Mansilla
Presidenta de la Asociación Civil Infancias Libres.
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“La infancia me parece de una potencia inusitada. La infancia es el
momento y el espacio adecuados y oportunos para la indagación,
la transformación y la identificación. (…)
Esta potencia radica en la posibilidad de abordar la infancia a partir
de nuestra propia experiencia y no con la distancia de no implicarnos
(…)
Creo que somos nuestro primer objeto de arte.
Debemos crecer con esta primer claridad: nos estamos construyendo
y cada día soy la mejor versión de mí misma.
Para ello, el contexto es importantísimo, pues somos uno de los tantos
textos que nos pre-existe”
Marlene Wayar
“Travesti/ Una teoría lo suficientemente buena”(2018)
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? Me ves?
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Nico es un niño.
Valiente. Atrevido. Libre.
Dice y hace lo que siente.
Eligió su propio nombre y se corrió de “lo debido”
A veces pinta sus labios color violeta.
Su pañuelo verde en la muñeca le enorgullece, y siempre
nos recuerda que ese también es su derecho.
Le gusta jugar con el rojo en su cabello.
Él es un fuego hermoso.
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- mis compañeres del colegio no entienden que el rosa es
para todes, yo les explico que los colores son de todes pero
me dicen que el rosa es para nenas
Nico pregunta...
-¿Me ven?
-Yo sí te veo
(Responde su mamá, Flor)
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-Yo soy un niño con vulva ¿qué hay adentro?
-Por dentro está la vagina que es como un canal que conecta con el útero,
y tiene dos trompas, una a cada lado...con un ovario cada una. Allí están
los óvulos. Tus semillas.
Por ejemplo...yo soy tormenta...yo soy libre...yo soy todos los colores...yo
soy niño...yo soy Nicolás...
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Tu sangre a través del ciclo menstrual te invita a conocerte,
a sentirte...a explorar más de vos mismo. Como masculinidad
que se está haciendo y descubriendo.
Y cada semilla tuya, mes a mes, desde que menstrúes por vez
primera...tendrá la fuerza de un deseo... ¡o varios! Será tu
siembra Nico... siendo siempre vos mismo...más profundamen-
te. Aprendiendo a amar y cuidar tu cuerpo...descubriendo tus
placeres, escuchando tus tiempos para descansar y reponer
energías, para disfrutar cuando sientas expandirte y también
cuando precises replegarte. Escucharte y respetarte siempre.
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Ningún mandato de masculinidad debe hacerte sentir mal, o
menos persona. Sos tan importante y valioso tal cual sos...sin
comparaciones ni presiones. Un varón que menstrúa y se
escucha, se respeta, se siembra tal como se siente y se piensa.
Acompañándose sabiamente con la luna, esa aliada en el cielo
que nos muestra diferentes fascetas, y que brillante o a oscu-
ras, siempre es la misma.
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Ella va cambiando a través de un ciclo de 28 días...igual que
el ciclo menstrual. Cada 28 días (días más; días menos) bajará
tu sangrado...trayéndote información sobre tu salud y emocio-
nes, a través de su color, espesor y olor. Y a través de los sueños
también. Y de tu intuición: esa voz interior que te guía para
ser vos mismo.
Como la luna, tu energía crecerá, hasta llenarse...y decrecerá ,
hasta vaciarse...y te sentirás diferente en cada momento cono-
ciendo y abrazando otras fases de tu personalidad.
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Aunque el resto de la gente no entienda: ni tu forma de sentir
ni tu manera de ser niño...sé vos mismo...tu propia creación...
sin estereotipos, sin normas, sin censuras...sensible y vulnera-
ble...fuerte y resistente... tierno... La fuerza de tu corazón es la
que te vuelve más valiente y auténtico.
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Por eso...
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Estás creciendo y te toca descubrirte una y otra vez...cada ci-
clo...una invitación a renacer siempre...para ir al encuentro de
tu semilla y sembrarte en un poderoso
YO SOY
YO SOY
YO SOY
-¡Bienvenida mi menstruación!
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Un arcoiris
en la voz
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A gustina es una niña que canta.
Y al mundo ya le ha cantado unas cuantas verdades:
entre ellas...su nombre, su identidad.
Habían pensado que era niño...pero siempre, siempre fue ella...
feminidad creciente y brillante.
Agus patina, baila y dibuja. Se siente libre cuando se ama
y cuando la respetan.
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Valiente quien se nombra a sí misma, pues se conoce y se escu-
cha.
Ella tiene pene. Y hace poco vio una lámina sobre niños y ni-
ñas cisgénero y niños y niñas transgénero.
-¡Así soy yo! Como esa niña...la que tiene pene. A veces soy tan
feliz como ella, corriendo con mi sonrisa al viento, y el cabello
largo...sin vergüenza de mi cuerpo.
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La maestra comprendió. Y entonces habló, con su corazón, el que enseña
cuando logra oír la canción del alma de cada niña, de cado niño, de cada
niñe.
Entonces comenzó...
Sólo vos sabés cómo ser feminidad, tu forma única y singular de crear tu
andar, de habitar en tu piel...vistiendo los colores que te hagan brillar en
la diversidad.
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Cada día vas a crecer y podrás descubrir tu placer. Abrazá
cada sensación.
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Ojalá que seas tu propio deseo hecho realidad. Una chica que
se escucha, que se respeta y que se cuida sobre cualquier atro-
pello ajeno.
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Abre Mundos
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Enki va por la vida siendo... sintiendo...creciendo.
Se le ve tan libre.
Viviendo su cuerpo sin determinaciones. Está descubriéndose.
No se cierra a ninguna definición.
Se abre tanto como sus ojos cuando se encuentra mirando ha-
cia dentro de sí:
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Y mirando hacia dentro sin importarle qué dirá el resto...con-
tinúa:
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Sólo los ojos del respeto, los ojos del amor...comparten la osa-
día de su expresión disidente.
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El Ritual
de Antonella
Mi cuerpo es mi tierra.
Y la Tierra es Cuerpo.
Yo Soy, Pacha.
Soy tu Guardiana.
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C uando llueve, Antonella va hacia la entrada de su casa;
y su clamor se hace conjuro: ¡
No te mueras Pacha! ¡Yo te amo!
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Hay noches en que no duerme a causa
del maltrato que la Tierra recibe.
Otras muchas tampoco. Su cuerpo-tierra
también es maltratado allá afuera.
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Antonella, gracias a la vida, gracias al amor, tiene una gran
aliada: su mamá Laura le cura las alas, le acaricia sus sueños
y la acompaña a volar. .
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Es que Antonella es hechicera, y lanza conjuros que le ayudan
a sanar, no sólo a ella; también a la humanidad.
Cuando era muy chiquita, había un fueguito al aire libre don-
de quemar lo que ya no era necesario para hija y mamá. En-
tonces ella se paró y empezó a decir “vientooo... vientooo... llé-
vate todooo estooo”
Su mamá la miró y se sorprendió tanto. El resto se rió, pero vio
que ella realmente estaba haciendo lo que sentía.
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Otro día, mientras Anto se bañaba, mamá Laura le puso agua
en el pote del acondicionador. Cantando la canción de cuna de
la tía Susy, “esta noche no tengo miedo/las cañas me hacen de
sonajero/ y la brisa con ellas baila/ esta noche/ no tengo mie-
do”, le propuso hacer un ritual de bautismo con poderes.
Le dijo:
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Hace unos días volvió a llover fuerte y era luna nueva. Tiempo
de energizar las semillas de nuestros deseos.
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Así fue que prepararon el baño, Laura llevó el agua de lluvia y
un cuenco. Antonella las flores. Colocó pétalo por pétalo en el
agua de lluvia contenida por el cuenco. Y así comenzó:
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Así con cada cosa que le provocaba dolor.
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Esa mañana se durmieron abrazadas.
Embrujadas. Empoderadas.
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A partir de ese día, Antonella sintió que ya no era la misma,
y Laura tampoco.
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Que estos relatos sean hechizos amorosos y llenos de luz...que
alcancen a cada niña, a cada niño, a cada niñe travesti-trans...y
les de fuerzas para resistir, para re-existir, y para amar su
cuerpo.
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C uando era niño, tuve que crecer de golpe, sin ayuda, y sin en-
tender que me sucedía. Todo a mí alrededor parecía obligarme
a cumplir a la fuerza con las normas; perdí mi libertad antes
de saber atarme las zapatillas.
Construí un mundo imaginario, casi por instinto, donde nadie
se sorpendía si jugaba con autitos, donde nadie me obligaba
a jugar con las muñecas, donde no había nadie, porque para
ser feliz un ratito la soledad era la única invitada para jugar
conmigo.
Quizás por necesidad, o andá a saber por qué, aprendí a escon-
derme, para poder sacarme las colitas y los moños del cabello
y así, poder montar mi bicicleta, que el viento me despeine, y
salvajemente ser yo, sin parecerme a nadie.
Nací con vulva, y por eso, me pusieron Lucía, no sabía bien que
significaba, pero evidentemente el mundo era así, a las perso-
nas con vulva se nos vestía de rosa y se nos decía princesa. A
las personas que nacían con pene les esperaba el azul y la pe-
lota de futbol para ser campeones.
Nadie me preguntó por qué yo no quería ser una princesa, pero
mucho menos me preguntaron qué quería ser. O si estaba có-
modo con todo lo que me imponían, con lo que esperaban de
mí.
Cuando ingresé al colegio de monjas, todo empeoró, ya que
debía renunciar a ese mundo prohibido, al cual yo sentía que
pertenecía, en el cual encontraba el oxígeno que mi corazón
necesitaba para ser yo, Matías.
Aprendí qué NO debía hacer, a los golpes, y “por casualidad”,
era todo lo que me gustaba.
Me dijeron con qué jugar, cómo vestirme, cómo debía hablar.
Todo lo determinaba mi vulva. Entonces la odié. Porque me ex-
plicaron que esa vulva ¡me hacía mujer! ¿Mujer? ¿Qué es ser
mujer? Porque yo no era mujer por tener vulva. De eso estaba
seguro.
¿Y lo que yo sentía? ¿Y todo lo que me hacía feliz? Nada impor-
taba, debía ser mujer.
Todos los libros que miré, todos me enseñaron a desvalorizar-
me, a creer que tenía un cuerpo equivocado, que no podía exis-
tir, que era un monstruo, una especie de extraterrestre, que
era imposible vivir así, siendo un varón con vulva.
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Y crecer así es doloroso, sentirse así te desorienta, ser el cau-
sante de tantas peleas entre adultos y adultas es mucha carga
para un niño, y ser observado te pone muy incómodo, no se
imaginan cuántos sueños se esfumaron, como ganan las lá-
grimas y se evaporan en un instante las sonrisas, y como mis
ganas de vivir desaparecieron cuando me vino por primera
vez la menstruación.
¡Los varones no menstrúan! decían los libros, las docentes, las
monjas, mi famila, mis amigos, las vecinas, hasta la televisión.
¿Cómo podía explicarles que yo sí, que siendo un varón podía
menstruar y lo estaba haciendo?
El gran problema era que no me veían, aunque grité, y lo hice
muy fuerte, pero nadie escuchó.
No me quedó otra opción que esconderme, sentir vergüenza,
llorar hasta que se te secan las tripas, y nada, nadie me veía
como Matías.
¿Tanto poder tienen los genitales? ¿Tanta tristeza podían
traerme?
Cada mes era una tortura, cada día me veían más “señorita” y
para empeorarla crecieron las tetas, sin poderlo evitar, mi voz
quedó muda, mi cuerpo me dolía por culpa, y mi ser Matías
solamente quería escapar, a un mundo de fantasía, pero al me-
nos allí, podía respirar.
Hoy ya soy un adulto de 42 años, y me pongo a pensar qué dife-
rente hubiese sido mi vida si en lugar de enseñarme que todo
en mi estaba mal, me hubieran dicho lo que en este libro está
escrito.
“Amá tu cuerpo Matías, amá tu menstruación, es parte de tu
cuerpo que está sano, abrazá tu diversidad, sos una masculini-
dad trans, por eso tenés vulva, porque hay varones con pene,
como tus hermanos, pero también hay varones con vulva como
vos.”
¿No era tan dificil al final no? No era para tanto, para que ni
siquiera me dejaran entrar al baño de varones en la escuela,
o para que me pusieran en penitencia, o me echaran por ser
“poco señorita”, perder la posibilidad de estudiar, ¡no era para
tanto! Ningún niño merece pasar por tantas violencias sin que
nadie se haga responsable.
Y quizás hoy sería una persona con menos recuerdos tristes,
con trabajo, con título universitario, qué sé yo, con más espe-
ranzas como las que me dan este hermoso trabajo que está
pensado para que las infancias trans travestis y no binaries
sean reconocidas.
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De niño necesité verme en una lámina, quería que alguien me
mostrara mi cuerpo en un libro, pero no había. Porque nadie
quiso escribirlo, porque al cuerpo trans travesti nadie lo quiso
dibujar. Vivimos en la clandestinidad, e hicimos lo imposible
para parecernos a los varones con pene, aunque lastimaramos
nuestro cuerpo, y el dolor se clavara en nuestros huesos de por
vida. “Qué ojos tristes tenés Matías” ¿Y qué ojos puedo tener?
“Qué ojos tristes tenés Matías” pero esta vez es de emoción y fe-
licidad, y puedo reivindicar mi infancia sabiendo que Nicolás
es feliz, que ama su cuerpo y que se sabe trans, que su período
menstrual va a dar cuenta cuánto ha crecido y quizás lo pueda
celebrar junto a su mamá.
Ché, Nico, ¡¡sabés que podes ser papá!! ¡Tu cuerpo puede ges-
tar! Es maravilloso poder tener esa posibilidad, elegir, desear,
y ser libre, porque cuando lográs amarte abrís la puerta para
poder amar también, que te amen y poder dar vida, y tu cuer-
po alcanza lo que yo no tuve, por lo que luchamos; tu libertad.
Matías Veneziani
Secretario y Coordinador del grupo de adolescentes trans de
la Asociación Civil Infancias Libres (ACIL)
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A gustina canta, y el poder de su voz se mete en mi piel y la
sonroja, con amor, porque su voz tiene la fuerza de transfor-
marlo todo, el color de su voz es único, tiene matices y se pare-
ce al viento, cuando ruge y se hace oír, sin ser siempre igual,
con altos y bajos, graves y agudos, claros y oscuros.
Quiero escucharla cantar siempre, porque cuando canta me
recuerda que importante es poder amar tu voz, así como es, y
que te escuchen.
La voz tiene personalidad, y una identidad que refleja hasta la
fibra más íntima de una misma, yo lo sé bien, porque sé lo que
se siente tener la voz prohibida, porque debí callar, me obliga-
ron a fingir, y cuando al fin pude gritar mi libertad, y me hice
oír, no pude volver a estar en silencio nunca más.
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En el barrio los muchachos se encargaron de burlarse de mi
cada vez que pasaba, ya no me decían Emilio, mi nombre era
Marica. A ese nombre lo adornaban con carcajadas y algunos
escupitajos que se me pegaban en la ropa al pasar.
Y aunque al llegar a mi casa me podía cambiar de ropa, seguía
sucia, porque se metían en mi corazón para hacerme sentir
tan poca cosa que dolía mucho más que la cachetada de mamá.
En la escuela me enseñaron a repetir una y otra vez que los va-
rones tienen pene y las nenas tienen vulva, en cada libro había
imágenes de cómo tenía que ser.
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¡Feminidad con pene! Sí, con pene y con orgullo de tenerlo.
Con libros que otorguen derechos ante la sociedad, con perso-
nas que lean sin prejuicios y con leyes que nos reconozcan su-
jetas de derechos, podremos cantar nuevamente con nuestra
voz, esa voz prohibida, ronca, grave, con matices, sin que sue-
ne a hombre, sino que suene a libertad. Y sumarla a las voces
de las infancias trans travestis y no binaries, alzar la voz y no
volver a callar por vergüenza, cantar juntas, con Agustina y
con todas las travitas que hoy nos demuestran cuanto debemos
cambiar.
Así podremos cantar con todo nuestro amor, por todas las tra-
vestis y trans que ya no tienen voz.
En tu cantar Agustina está la esperanza de una nueva huma-
nidad, sin etiquetas, simplemente con libertad.
Cantemos fuerte, para que nos escuche mi madre, y sus manos
me recuerden, porque estoy segura que quiso abrazarme y por
miedo no pudo hacerlo.
Quizás nos oiga mi padre, que su amor me lo demostró con
rigor, y seguramente sufrió mi partida, yo puedo disculpar su
error, porque me hizo tanta falta que mi memoria lo borró todo,
y disfrazó el dolor.
Quiero soñar con un mundo lleno de niñas trans travestis can-
tando su propia canción y con familias que construyan un ca-
mino que podamos andar sin peligro, para recuperar un poco
de nuestra infancia y así, volver a ser niñas en tu hermosa voz
Agustina.
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... Quizás lo que le faltaba a este mundo era poder
encontrar las palabras justas para nombrarte, y la
cuota de libertad que estaba encerrada y que nadie se
atrevió a salvar por miedo, por no poder imaginarte,
por no querer cambiar ni un ápice de su comodidad, y
atreverse a dibujarte, con tantos colores como se pue-
da, con un orgullo insolente para tu edad, y dejarte
SER, sin límites, sin miradas que te opaquen los ojos ni
el alma.
Era tan simple... amarte es tan simple, y sin embargo
costó tantas lágrimas, tuyas y de las personas que más
querías. Pero aquí estás, siendo vos mismo, vos misma,
vos misme. Así sos vos, así es tu cuerpo, así te habita-
rás y te conocerán, te nombrarán y ayudarás a trans-
formar hasta las olas más furiosas del mar.
Mariposa de mil colores y de vuelo desobediente,
que respires brillos y que vueles fuerte,
que se vean tus alas firmes, donde nadie a SER tan li-
bre se atreve.
Aunque tu voz pequeña gritar sola no puede,
grita tu cuerpo y grita tu vientre,
te regalo un cielo donde el sol se quiebre,
para que nazcas libre, con tu propia luz... rebelde!!
Gabriela Mansilla
Presidenta de la Asociación Civil Infancias Libres.
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indice
Presentación..........................................................................pag 7
Prólogo...................................................................................pag 9
Me ves?
Menarquía y ciclo menstrual en niñO trans.....................pag 11
Un arcoiris en la voz............................................................pag 31
Abre Mundos.........................................................................pag43
El Ritual de Antonella.........................................................pag 51
Relatos....................................................................................pag73
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