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“Amar mi Cuerpo”

Relatos para crecer en la diversidad

Autora: Victoria Lagos

Ilustración de tapa: Yanka (Giancarlo Scrocco)


Diseño: Julia Izaguirre

Prólogo: Gabriela Mansilla

Ilustradores e ilustradoras:
Yanka (Giancarlo Scrocco)- (Yankiyanko@gmail.com)
Florencia Blasi -(florenciablasi2020@gmail.com)
Exequiel Román - (elsrarte@gmail.com)
Julia Izaguirre - (lunadecolores7@gmail.com)

Este libro fue realizado de manera autogestiva. Queda permitida su reproducción total o parcial, con
permiso y reconocimiento de su autora, exceptuando fines comerciales.
podes escribirnos a : libroamarmicuerpo2020@gmail.com

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SE NECESITA CON SUMA URGENCIA
Que este libro circule entre las familias, que llegue a las escuelas
a través de sus docentes, que puedan oírlo, leerlo y verlo todas
las niñeces y adolescencias travestis trans y cis.
Que no se quede nadie sin saber que hay nuevas generaciones travestis
trans soñando aun con sus derechos y exigiendo el derecho a soñar.
Que este libro vea la luz de forma independiente y en formato PDF es una
decisión política. No porque no hayamos buscado editoriales para
publicarlo, pero sí porque los tiempos de nuestras niñeces y
adolescencias son URGENTES.
Así como “lo que no se nombra no existe”, lo que se invisibiliza se niega,
se rechaza y mutila hacia el interior de nuestras infancias que no se
encuentran en las láminas, ni en las clases de ESI (si la tienen) porque
constituyen un apartadito, una excepción que no llega a interpelar al
conjunto de su comunidad.
Ante la falta de contenidos y trabajos al respecto, no podemos seguir
esperando. Decidimos hablar, narrar, dibujar, poetizar, abrazar sus exis-
tencias. No hay mejores especialistas al respecto que quienes día a día
se arremangan y batallan con lucidez y amor a la ignorancia y a la vio-
lencia.
Por eso…agradezco:
a Gabriela Mansilla por su confianza infinita en mí desde el primer día,
a Matías Veneziani por brindarme su amistad incondicional y guiarme.
A las tías trans travestis, porque en cada visita han enseñado cómo el
amor que les negaron hoy es la más poderosa bandera de lucha;
A Flor, Laura y Yiyo por compartirme un pedacito de sus amorosos diá-
logos, y en ellas a todas las familias de Infancias Libres que acompañan
con tanto amor a sus hijas, hijos e hijes;
A Flor, Yanka, Exe y Julia por el compromiso y la magia en cada ilustra-
ción.
A Julia, por brindarnos su tiempo y dedicación amorosa en el diseño de
este libro para que sea posible.
Y sobre todo y especialmente a los niños y niñas, niñes y adolescentes
trans travestis, por dejarme ser parte de su mundo de mil colores,
y cuidarles las alitas.

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PRESENTACIÓN
Este libro nace de la experiencia amorosa de acompañar a niños, niñas, niñes y adoles-
centes trans travestis en la Asociación Civil Infancias Libres.
Me sentí convocada desde la primera vez que leí, oí y vi a Gabriela Mansilla decir “que
mi hija se ame el cuerpo, que no se lastime ni crea que es un cuerpo equivocado”.
A partir de ahí, también me interpeló a construir una ESI que falta, y una poética de
las vivencias corporales posibles, ausente. No hay cuerpos equivocados, sino socieda-
des equivocadas presionando y empujando a las personas desde la niñez a rechazar
sus cuerpos para admitir y validar el rechazo social. En cambio, en Infancias Libres
aprendí a visibilizar desde la palabra, el juego, el arte, la diversidad de corporalidades
e identidades, rompiendo con el binarismo biologicista y empoderando otras experien-
cias posibles de ser que contemplen el cuidado de los cuerpos, su desarrollo sano y la
salud integral de las niñeces. Por eso visibilizar. Para frenar la violencia que despierta
la ignorancia sobre el cuerpo de unx otrx. Visibilizar para habilitar y empoderar de-
seos y vivencias posibles en cada corporalidad, como menstruar, y/o gozar del placer de
la autoexploración. Visibilizar para reconocer derechos y desmedicalizar la pubertad
trans como realidad obligatoria, sin antes cuestionar todos los ámbitos de socialización
donde se niegan cuerpos que no sean cis-binarios.

Estos relatos surgen de conversaciones reales, dentro del espacio de Infancias Libres, y
con sus familias, con quienes mantenemos la vía de comunicación siempre abierta para
poder abordar integralmente sus sentimientos, vivencias, imaginarios, miedos. De esas
charlas y mensajes y con su permiso, he nutrido estas historias para que lleguen a otras
niñeces trans, a otras familias, a muchísimos docentes, y a quien desee hacerse eco con
el corazón, de este mensaje.

Las y los ilustradores son también personas sumamente sensibles e implicadas, a quie-
nes la niñez trans les interpela y compromete en diferentes sentidos. Florencia Blasi,
mamá de un niño trans, y Exequiel Román, papá de una niña trans, ambos artistas
plásticos; Yanca (Giancarlo) Scrocco, gran artista y profe de teatro y artes plásticas del
espacio, y Julia Izaguirre, artista plástica, amiga personal, amiga cercana de niñeces
y adultes diverses.
A cada une le llegó la propuesta de ilustrar un relato, y su conexión y estética y amor
lograron una cocreación maravillosa, diversa, singular. Así, este libro es una construc-
ción colectiva, original y profundamente sentida.

Es mi deseo que cada palabra, cada relato, sus imágenes, lleguen con la ternura de mi-
les de caricias y miradas dulces, que abracen y sanen, que liberen de tanta violencia, de
tanto sufrimiento. Merecen vivir en paz. Merecen vivir una niñez llena de amor.

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PROLOGO
Amar mi cuerpo es un libro que nació de la necesidad de que existiera un material
que pudiese abrazar la infancia trans/travesti, que reconociera la diversidad y mul-
tiplicidad de ser. Un libro que pudiese interpelar a través del texto claro y simple, en
un lenguaje coloquial y amoroso, con imágenes que representan solamente el amor y
la libertad, los colores que debieran habitar nuestras vidas y sin embargo solamente
conocemos dos, los del sistema binario, los dos únicos casilleros posibles, por ende, un
único destino. Que diera las herramientas que se necesitan para poder empezar a nom-
brar lo que nunca antes se nombró, para poder dar legalidad a tantas personas que
padecieron la exclusión y violencias por tanta ignorancia.
Se gesta con la responsabilidad que la Lic. Victoria Lagos asumió en el momento en
que abrazó la infancia trans/travesti y se abrió ante sus ojos la enorme demanda de
amor de estas niñeces, y al querer acompañar, no le alcanzaban los brazos ni su amor
para llenar los espacios vacíos que tenían y que aún les provoca la sociedad.
Este maravilloso trabajo, revolucionario diría yo, abrirá una puerta en la educación
que, estoy segura, salvará la vida de muchas infancias y adolescencias trans/travestis
y no binaries, y le dará al resto de la sociedad las palabras justas para poder comen-
zar a pensarnos como una nueva humanidad más amorosa, responsable, con menos
prejuicios y respetuosa.
Y seguramente se perderá el miedo de imaginar otras corporalidades, para abrazar lo
que se desconocía, porque a veces la fantasía no llegaba, ni podía.
Deja bien en claro que “no existe un cuerpo equivocado”, que el cuerpo de cada cual es
el correcto, que se necesita poder trabajar los prejuicios y los estereotipos, que no hay
más definiciones que las que uno/a/e puede dar.
¡Así soy yo! y así me tenés que respetar... ese es el grito de las niñeces trans travestis y
no binaries, que ya no pueden esperar más a que se las reconozca y se las nombre. Que
ya están cansadas de enseñarnos como se hace en su lenguaje, y que como adultes no
podemos escuchar.
Verán que importante es en cada relato, el amor de la familia, el abrazo de mamá, el
adulto/a que puede ver, y cuanto amor se necesita para crecer, para no perder la espe-
ranza, para confiar y no dejar de aprender. Para que la escuela deje de ser una pesa-
dilla, que ya no duela más.

Existe en estas infancias un poder que comienzan a internalizar, un poder capaz de


comenzar a sanar las heridas, y que puede lograr empoderar su sentir, que heredaron
de sus tías travas, un “poder ser”, ese “poder mariposa”, que aparece en cada frase de
este libro, es el poder TRANS. Que obviamente se lo da la libertad que hay a su alre-
dedor, porque para eso estamos, para poder ponerle alas donde falten, y soplar... sino,
¿Qué sería entonces la libertad?

En lo personal, este trabajo me llena de esperanzas, porque creo que de esta manera se
va a poder vencer la violencia que reciben nuestras niñeces, porque enaltece la lucha
por el reconocimiento a la identidad trans/travesti y no binarie en la infancia, legaliza
la corporalidad y le saca la etiqueta de “equivocado”, y nos desnuda, con ternura, para
que podamos vestirnos con los colores que las niñeces pintan a su paso, y aprender un
nuevo lenguaje para la igualdad.

El mundo adulto está en deuda con estas infancias, la educación está en falta por repli-
car un modelo represor y excluyente, el estado debe de sentir vergüenza por su aban-
dono irresponsable y la sociedad entera no puede devolver la sonrisa que le robaron
a las niñeces jamás. En cada uno/a/e está un poquito de ese poder TRANS-multicolor
para regar en este camino semillas de amor, que comenzarán a sembrarse a través de
la lectura de este libro.

Gabriela Mansilla
Presidenta de la Asociación Civil Infancias Libres.

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“La infancia me parece de una potencia inusitada. La infancia es el
momento y el espacio adecuados y oportunos para la indagación,
la transformación y la identificación. (…)
Esta potencia radica en la posibilidad de abordar la infancia a partir
de nuestra propia experiencia y no con la distancia de no implicarnos
(…)
Creo que somos nuestro primer objeto de arte.
Debemos crecer con esta primer claridad: nos estamos construyendo
y cada día soy la mejor versión de mí misma.
Para ello, el contexto es importantísimo, pues somos uno de los tantos
textos que nos pre-existe”

Marlene Wayar
“Travesti/ Una teoría lo suficientemente buena”(2018)

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? Me ves?

Menarquía y ciclo menstrual en niñOs Trans

"Que menstruar sea una experiencia sana, vital,


empoderante y de escucha profunda,
de cuidado de sí y amor propio"

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Nico es un niño.
Valiente. Atrevido. Libre.
Dice y hace lo que siente.
Eligió su propio nombre y se corrió de “lo debido”
A veces pinta sus labios color violeta.
Su pañuelo verde en la muñeca le enorgullece, y siempre
nos recuerda que ese también es su derecho.
Le gusta jugar con el rojo en su cabello.
Él es un fuego hermoso.

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- mis compañeres del colegio no entienden que el rosa es
para todes, yo les explico que los colores son de todes pero
me dicen que el rosa es para nenas

Lo que no entienden es que hay otras posibilidades de ser.

Nicolás no quiere ir a la escuela. Porque ahí van a decir que


sólo las mujeres tienen bebés y son mamás. Ahí no van a de-
cir que él también puede gestar.

Nico sabe que no lo ven. Su cuerpo y su identidad están invisi-


bles.

Nico pregunta...

-¿Me ven?

-Yo sí te veo
(Responde su mamá, Flor)

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-Yo soy un niño con vulva ¿qué hay adentro?

-Por dentro está la vagina que es como un canal que conecta con el útero,
y tiene dos trompas, una a cada lado...con un ovario cada una. Allí están
los óvulos. Tus semillas.

-Semillas... yo tengo una semilla que dice Yo Soy...

Por ejemplo...yo soy tormenta...yo soy libre...yo soy todos los colores...yo
soy niño...yo soy Nicolás...

El útero puede gestar bebés...vos sos un varón con capacidad de gestar.


Pero eso lo decidirás cuando seas grande. Cuando sepas si ese es o no tu
deseo.

Pero antes...pasa otra cosa que es muy importante que sepas...


Las personas que tienen útero MENSTRÚAN.

LA MENSTRUACIÓN Nico, es un sangrado que saldrá desde el útero


a través de tu vagina y vulva hacia fuera.

-¿Como una lastimadura? ¿Se lastima el útero?

-¡No! No se trata de lastimaduras ni heridas.- responde tiernamente Flor.

-¿Vos menstruás mamá?

-Sí. Tengo mi propia experiencia. Pero me gustaría hablarte para que


vivas la tuya...

Entonces su mamá Flor le habló...y él la escuchó con la seguridad de su


amor. Como todo este tiempo que camina a su lado, cuidándolo...amándo-
lo.

La SANGRE MENSTRUAL es la única SANGRE que brota de un cuer-


po sin violencia. Y a través del ciclo, te enseñará a conocer tu RITMO
INTERNO, el ritmo que regula muchos de tus estados anímicos, físicos,
emocionales...a veces querrás descansar y estar más hacia dentro. Otras,
más enérgico con ganas de salir y descubrir muchas cosas. Otras muy
sensible, y muchas otras lleno de energía para crear y hacer lo que te
gusta.

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Tu sangre a través del ciclo menstrual te invita a conocerte,
a sentirte...a explorar más de vos mismo. Como masculinidad
que se está haciendo y descubriendo.

Estás siendo VOS a tu manera a través de tu cuerpo. Todo es


hermoso en vos.

Y cada semilla tuya, mes a mes, desde que menstrúes por vez
primera...tendrá la fuerza de un deseo... ¡o varios! Será tu
siembra Nico... siendo siempre vos mismo...más profundamen-
te. Aprendiendo a amar y cuidar tu cuerpo...descubriendo tus
placeres, escuchando tus tiempos para descansar y reponer
energías, para disfrutar cuando sientas expandirte y también
cuando precises replegarte. Escucharte y respetarte siempre.

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Ningún mandato de masculinidad debe hacerte sentir mal, o
menos persona. Sos tan importante y valioso tal cual sos...sin
comparaciones ni presiones. Un varón que menstrúa y se
escucha, se respeta, se siembra tal como se siente y se piensa.
Acompañándose sabiamente con la luna, esa aliada en el cielo
que nos muestra diferentes fascetas, y que brillante o a oscu-
ras, siempre es la misma.

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Ella va cambiando a través de un ciclo de 28 días...igual que
el ciclo menstrual. Cada 28 días (días más; días menos) bajará
tu sangrado...trayéndote información sobre tu salud y emocio-
nes, a través de su color, espesor y olor. Y a través de los sueños
también. Y de tu intuición: esa voz interior que te guía para
ser vos mismo.
Como la luna, tu energía crecerá, hasta llenarse...y decrecerá ,
hasta vaciarse...y te sentirás diferente en cada momento cono-
ciendo y abrazando otras fases de tu personalidad.

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Aunque el resto de la gente no entienda: ni tu forma de sentir
ni tu manera de ser niño...sé vos mismo...tu propia creación...
sin estereotipos, sin normas, sin censuras...sensible y vulnera-
ble...fuerte y resistente... tierno... La fuerza de tu corazón es la
que te vuelve más valiente y auténtico.

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Por eso...

Experimentá libre y orgulloso tu ciclicidad, tu cuerpo y tu


sexualidad...allí se fortalece también tu identidad, y tu dere-
cho a ser Nicolás tal y como lo sentís.

Abrazá tu deseo de paternidad gestante si así lo sentís. Que sea


una decisión íntima y amorosa. Serlo como no serlo.

Y por sobre todas las cosas, amá tu cuerpo.


Amate siempre. No existen los “cuerpos equivocados”. Abraza-
te...

Cuando llegue tu menstruación...


escuchá...observá...sentí...

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Estás creciendo y te toca descubrirte una y otra vez...cada ci-
clo...una invitación a renacer siempre...para ir al encuentro de
tu semilla y sembrarte en un poderoso

YO SOY
YO SOY
YO SOY

-Yo soy Nicolás...y abrazo mi cuerpo...y recibo mi sangre...y me


amo...con orgullo trans...

Porque los colores son de todes...y el rojo de tu sangre mens-


trual es tuyo para que lo vivas, explores y sientas a tu manera.

-¡Bienvenida mi menstruación!

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Un arcoiris
en la voz

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A gustina es una niña que canta.
Y al mundo ya le ha cantado unas cuantas verdades:
entre ellas...su nombre, su identidad.
Habían pensado que era niño...pero siempre, siempre fue ella...
feminidad creciente y brillante.
Agus patina, baila y dibuja. Se siente libre cuando se ama
y cuando la respetan.

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Valiente quien se nombra a sí misma, pues se conoce y se escu-
cha.

Ella tiene pene. Y hace poco vio una lámina sobre niños y ni-
ñas cisgénero y niños y niñas transgénero.

-¡Así soy yo! Como esa niña...la que tiene pene. A veces soy tan
feliz como ella, corriendo con mi sonrisa al viento, y el cabello
largo...sin vergüenza de mi cuerpo.

-¿Vergüenza? (Dijo su maestra, que había llevado la lámina a


la escuela)

Agus recordó algunas situaciones y personas que la tratan con


otro nombre; uno que nunca fue suyo y que jamás lo pudo can-
tar.

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La maestra comprendió. Y entonces habló, con su corazón, el que enseña
cuando logra oír la canción del alma de cada niña, de cado niño, de cada
niñe.

-¿Te gustaría Agus que recordemos tu canción?

-¿Mi canción? Preguntó con ojos curiosos de emoción.

-Sí. La que nace de tu risa y le crecen alas cuando se ama. La canción de


tu cuerpo libre...

Entonces comenzó...

Hoy te invito a mirarte con un amor muy grande: es tu cuerpo tu espacio


para expresar todo lo que sos...y así poder Ser.

Mariposa libre y valiente. Feminidad que se descubre día a día, y se cons-


truye diversa.

Que sea tu forma de mirarte y sentirte un constante florecer.

FloreSer Trans. Orgullosa. Libre. Despierta.

Sólo vos sabés cómo ser feminidad, tu forma única y singular de crear tu
andar, de habitar en tu piel...vistiendo los colores que te hagan brillar en
la diversidad.

Sos valiosa tal cual sos. Digna de todo el amor. Hermosa.

Aprendiendo a danzar con tu cuerpo en libertad: tu rostro, tu cabello, tu


torso, tu espalda, tus manos.

Aprendiendo a cantar con tu voz en expansión: cambiante, con nuevos


matices y tonos. Experimentá todo tu registro vocal. Llenalo de arte, de
juego, de múltiples sentidos que te traigan orgullo y capacidad de decir,
de gritar...y susurrar.

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Cada día vas a crecer y podrás descubrir tu placer. Abrazá
cada sensación.

Quizás te encuentres soñando y sientas una erección. Tu pene


despierta y despertás a un nuevo placer. Descubrilo por todo tu
cuerpo. ¿Qué lo hace crecer? Llenate de caricias y explorá su
florecer.

La eyaculación te encontrará de sorpresa las primeras veces.


Pero luego, podrás comprender sus tiempos, tu tiempo para
sentir...un líquido blanquecino, tu semen...humedeciendo tu
ropa interior. Y a través de él, el esperma...conteniendo tus
miles de semillas (ellas se guardan en tus testículos)...aquellas
que si algún día siendo adulta lo deseás, podrán sembrar vida
en un útero y hacerte madre biológica. O quizás desees tran-
sitar una maternidad adoptiva, o de corazón...O no sean estos
tus deseos, y simplemente decidas vivir a tu manera las for-
mas del amor que vos prefieras.

Es importante que sepas, las infinitas formas del placer que


nos habitan a las personas. Pero solemos estar tan dormidas,
creyendo en una o dos maneras de sentirlo, como si fuese puro
mecanismo, una mera repetición. Y no. La sexualidad de nues-
tros cuerpos es más profunda, es más extensa, y muy personal.

No hay recetas. Y sólo vos sabrás darte ese amor especial.


“El primer amor de toda persona debería ser el amor propio”

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Ojalá que seas tu propio deseo hecho realidad. Una chica que
se escucha, que se respeta y que se cuida sobre cualquier atro-
pello ajeno.

Habrá mucha gente que no entenderá...ni tu forma de ser fe-


minidad, ni tu desprejuiciada libertad, ni tu sonrisa impeca-
ble ni tu llanto sensible...ni tu fuerza y la potencia de tu vida
TRANSformando el mundo.

Con la fuerza de tu amor y tus derechos. Con la protección de


quienes te amamos desde siempre, desde que pudiste decirnos
YO SOY con toda la potencia de tu VOZ.

Yo soy mariposa en libertad.


Yo soy el mar y sus olas creciendo.
Yo soy todo lo que necesito para ser feliz.

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Abre Mundos

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Enki va por la vida siendo... sintiendo...creciendo.

Se le ve tan libre.
Viviendo su cuerpo sin determinaciones. Está descubriéndose.
No se cierra a ninguna definición.
Se abre tanto como sus ojos cuando se encuentra mirando ha-
cia dentro de sí:

Sensaciones de placer...mariposas aquí y allá... Deseos sin eti-


quetas... Gustándose y gustando de ser quien es.

También anda desafiando mundos. Sobre todo el binario. Allí


donde todo se parte en dos y pareciera que la vida se agota en
una única pregunta:

¿Nena o nene? ¿Rosa o azul?

Tan aburrida se vuelve así su experiencia. No lo soporta. Y en-


tonces responde:

“Yo soy todo lo que experimento con la verdad de mi corazón.”

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Y mirando hacia dentro sin importarle qué dirá el resto...con-
tinúa:

“Mis vellos...no los voy a depilar...y este ombligo mío...que le dé


de lleno el sol...mi cabello corto...salvo este mechón... mi ropa
cómoda... como para bailar... y el calzado fuerte por si quiero
pelotear”

¿Lo miran o la miran?


Enki no encaja.
No cierra. No conforma.
Les incomoda su belleza singular, les asombra su libertad en
el andar.

Y es que Enki se sabe afuera de la norma binaria.


Ni hombre ni mujer. Ni masculinidad ni feminidad.

Más bien SER.


Su propia obra de arte siempre inacabada.
Como dibujarse, pintarse, danzarse, cantarse, poesía viva...
como hacerse día a día.

Su cuerpo sensible se recorre a sí misme y se nombra y se nu-


tre en caricias que alejan aquellas miradas dañinas

“No las dejes entrar, no las dejes”

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Sólo los ojos del respeto, los ojos del amor...comparten la osa-
día de su expresión disidente.

Su mirada interior se forja fuerte gracias a quienes saben


verle...a quienes LE miran abrazándole.

En su cuerpo se afirma; se encuentra y se reinventa.

En cada parte de sí ... un valor:

En sus brazos fortaleza para construir y levantar otros mun-


dos.

En su espalda las alas de tantas mariposas liberadas.

En sus piernas el galope hacia sus metas soñadas.

En sus labios la sonrisa y el misterio...

En su pelvis todo latido, placer hecho danza.

En sus pies las raíces con que honra cada huella.

En su pecho una canción que vibra recordándole el amor a sí


misme...

En sus manos el corazón...con el cual nos mira de frente...y nos


habla.

En su rostro la esperanza que se nombra Suyai...origen y con-


ciencia...

En su piel...el borde poderoso que se acaricia con la vida, que


se eriza al descubrirse toda sexualidad...toda arcoiris...
¿Y en sus genitales?...todo lo que es sólo suyo...íntimo...libre

*Que tu cuerpo sea siempre un amado espacio de revelacio-


nes* A. Pizarnik

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El Ritual
de Antonella

Mi cuerpo es mi tierra.
Y la Tierra es Cuerpo.
Yo Soy, Pacha.
Soy tu Guardiana.

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C uando llueve, Antonella va hacia la entrada de su casa;
y su clamor se hace conjuro: ¡
No te mueras Pacha! ¡Yo te amo!

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Hay noches en que no duerme a causa
del maltrato que la Tierra recibe.
Otras muchas tampoco. Su cuerpo-tierra
también es maltratado allá afuera.

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Antonella, gracias a la vida, gracias al amor, tiene una gran
aliada: su mamá Laura le cura las alas, le acaricia sus sueños
y la acompaña a volar. .

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Es que Antonella es hechicera, y lanza conjuros que le ayudan
a sanar, no sólo a ella; también a la humanidad.
Cuando era muy chiquita, había un fueguito al aire libre don-
de quemar lo que ya no era necesario para hija y mamá. En-
tonces ella se paró y empezó a decir “vientooo... vientooo... llé-
vate todooo estooo”
Su mamá la miró y se sorprendió tanto. El resto se rió, pero vio
que ella realmente estaba haciendo lo que sentía.

Y cuando salieron, Laura le dijo:

“El viento se llevará todo”

Anto le preguntó: “Mami ¿vos qué escribiste en el papel?


La injusticia, le dijo.
Y ella le respondió: “el viento se la llevó”

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Otro día, mientras Anto se bañaba, mamá Laura le puso agua
en el pote del acondicionador. Cantando la canción de cuna de
la tía Susy, “esta noche no tengo miedo/las cañas me hacen de
sonajero/ y la brisa con ellas baila/ esta noche/ no tengo mie-
do”, le propuso hacer un ritual de bautismo con poderes.

Le dijo:

“Yo te bautizo con el poder de”...Y Anto debía completar la fra-


se.

“Con el poder de no tener miedo,


de ser la chica de fuego,
la chica de hielo,
la chica eléctrica
y la chica mágica”

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Hace unos días volvió a llover fuerte y era luna nueva. Tiempo
de energizar las semillas de nuestros deseos.

Entonces juntaron el agua. Según las instrucciones de unas


amigas brujas, a los veinte minutos de iniciada la tormenta,
podían recolectarla. Luego la colarían tres veces con filtro de
café, y la guardarían en una botella de vidrio. Hasta que, el día
indicado por su corazón, la utilizarían para un nuevo y mági-
co ritual.

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Así fue que prepararon el baño, Laura llevó el agua de lluvia y
un cuenco. Antonella las flores. Colocó pétalo por pétalo en el
agua de lluvia contenida por el cuenco. Y así comenzó:

Primero pidió no tener más miedo y poder ser libre.


Luego pronunció:

“que la maestra mala se convierta en buena, que aprenda a


respetar y a no gritar”

Nombró a la muerte y pidió “que no mueran ni la pacha ni mi


mamá. Porque las amo.”

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Así con cada cosa que le provocaba dolor.

Al amanecer despertó y vomitó.

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Esa mañana se durmieron abrazadas.
Embrujadas. Empoderadas.

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A partir de ese día, Antonella sintió que ya no era la misma,
y Laura tampoco.

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Que estos relatos sean hechizos amorosos y llenos de luz...que
alcancen a cada niña, a cada niño, a cada niñe travesti-trans...y
les de fuerzas para resistir, para re-existir, y para amar su
cuerpo.

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C uando era niño, tuve que crecer de golpe, sin ayuda, y sin en-
tender que me sucedía. Todo a mí alrededor parecía obligarme
a cumplir a la fuerza con las normas; perdí mi libertad antes
de saber atarme las zapatillas.
Construí un mundo imaginario, casi por instinto, donde nadie
se sorpendía si jugaba con autitos, donde nadie me obligaba
a jugar con las muñecas, donde no había nadie, porque para
ser feliz un ratito la soledad era la única invitada para jugar
conmigo.
Quizás por necesidad, o andá a saber por qué, aprendí a escon-
derme, para poder sacarme las colitas y los moños del cabello
y así, poder montar mi bicicleta, que el viento me despeine, y
salvajemente ser yo, sin parecerme a nadie.
Nací con vulva, y por eso, me pusieron Lucía, no sabía bien que
significaba, pero evidentemente el mundo era así, a las perso-
nas con vulva se nos vestía de rosa y se nos decía princesa. A
las personas que nacían con pene les esperaba el azul y la pe-
lota de futbol para ser campeones.
Nadie me preguntó por qué yo no quería ser una princesa, pero
mucho menos me preguntaron qué quería ser. O si estaba có-
modo con todo lo que me imponían, con lo que esperaban de
mí.
Cuando ingresé al colegio de monjas, todo empeoró, ya que
debía renunciar a ese mundo prohibido, al cual yo sentía que
pertenecía, en el cual encontraba el oxígeno que mi corazón
necesitaba para ser yo, Matías.
Aprendí qué NO debía hacer, a los golpes, y “por casualidad”,
era todo lo que me gustaba.
Me dijeron con qué jugar, cómo vestirme, cómo debía hablar.
Todo lo determinaba mi vulva. Entonces la odié. Porque me ex-
plicaron que esa vulva ¡me hacía mujer! ¿Mujer? ¿Qué es ser
mujer? Porque yo no era mujer por tener vulva. De eso estaba
seguro.
¿Y lo que yo sentía? ¿Y todo lo que me hacía feliz? Nada impor-
taba, debía ser mujer.
Todos los libros que miré, todos me enseñaron a desvalorizar-
me, a creer que tenía un cuerpo equivocado, que no podía exis-
tir, que era un monstruo, una especie de extraterrestre, que
era imposible vivir así, siendo un varón con vulva.

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Y crecer así es doloroso, sentirse así te desorienta, ser el cau-
sante de tantas peleas entre adultos y adultas es mucha carga
para un niño, y ser observado te pone muy incómodo, no se
imaginan cuántos sueños se esfumaron, como ganan las lá-
grimas y se evaporan en un instante las sonrisas, y como mis
ganas de vivir desaparecieron cuando me vino por primera
vez la menstruación.
¡Los varones no menstrúan! decían los libros, las docentes, las
monjas, mi famila, mis amigos, las vecinas, hasta la televisión.
¿Cómo podía explicarles que yo sí, que siendo un varón podía
menstruar y lo estaba haciendo?
El gran problema era que no me veían, aunque grité, y lo hice
muy fuerte, pero nadie escuchó.
No me quedó otra opción que esconderme, sentir vergüenza,
llorar hasta que se te secan las tripas, y nada, nadie me veía
como Matías.
¿Tanto poder tienen los genitales? ¿Tanta tristeza podían
traerme?
Cada mes era una tortura, cada día me veían más “señorita” y
para empeorarla crecieron las tetas, sin poderlo evitar, mi voz
quedó muda, mi cuerpo me dolía por culpa, y mi ser Matías
solamente quería escapar, a un mundo de fantasía, pero al me-
nos allí, podía respirar.
Hoy ya soy un adulto de 42 años, y me pongo a pensar qué dife-
rente hubiese sido mi vida si en lugar de enseñarme que todo
en mi estaba mal, me hubieran dicho lo que en este libro está
escrito.
“Amá tu cuerpo Matías, amá tu menstruación, es parte de tu
cuerpo que está sano, abrazá tu diversidad, sos una masculini-
dad trans, por eso tenés vulva, porque hay varones con pene,
como tus hermanos, pero también hay varones con vulva como
vos.”
¿No era tan dificil al final no? No era para tanto, para que ni
siquiera me dejaran entrar al baño de varones en la escuela,
o para que me pusieran en penitencia, o me echaran por ser
“poco señorita”, perder la posibilidad de estudiar, ¡no era para
tanto! Ningún niño merece pasar por tantas violencias sin que
nadie se haga responsable.
Y quizás hoy sería una persona con menos recuerdos tristes,
con trabajo, con título universitario, qué sé yo, con más espe-
ranzas como las que me dan este hermoso trabajo que está
pensado para que las infancias trans travestis y no binaries
sean reconocidas.

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De niño necesité verme en una lámina, quería que alguien me
mostrara mi cuerpo en un libro, pero no había. Porque nadie
quiso escribirlo, porque al cuerpo trans travesti nadie lo quiso
dibujar. Vivimos en la clandestinidad, e hicimos lo imposible
para parecernos a los varones con pene, aunque lastimaramos
nuestro cuerpo, y el dolor se clavara en nuestros huesos de por
vida. “Qué ojos tristes tenés Matías” ¿Y qué ojos puedo tener?

Hoy siento que la nueva generación de infancias trans, tra-


vestis y no binaries tienen una oportunidad, que pueden ver-
se reflejadas en este libro, que pueden aprender a amarse y
conocerse, que al menos no van a pasar lo que yo pasé, lo que
a nosotras, las personas adultas nos negaron, la posibilidad
de existir y de ser felices, que nos amen y nos respeten como
somos. Que las palabras amor y orgullo, deseo y felicidad tam-
bién nos pertenecen, y tener una mamá, así como la de Nico-
lás, tener una mamá que me ame y me abrace como Flor lo
abraza a Nico.

“Qué ojos tristes tenés Matías” pero esta vez es de emoción y fe-
licidad, y puedo reivindicar mi infancia sabiendo que Nicolás
es feliz, que ama su cuerpo y que se sabe trans, que su período
menstrual va a dar cuenta cuánto ha crecido y quizás lo pueda
celebrar junto a su mamá.

Ché, Nico, ¡¡sabés que podes ser papá!! ¡Tu cuerpo puede ges-
tar! Es maravilloso poder tener esa posibilidad, elegir, desear,
y ser libre, porque cuando lográs amarte abrís la puerta para
poder amar también, que te amen y poder dar vida, y tu cuer-
po alcanza lo que yo no tuve, por lo que luchamos; tu libertad.

¡Orgulloso de nuestro cuerpo trans!

Matías Veneziani
Secretario y Coordinador del grupo de adolescentes trans de
la Asociación Civil Infancias Libres (ACIL)

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A gustina canta, y el poder de su voz se mete en mi piel y la
sonroja, con amor, porque su voz tiene la fuerza de transfor-
marlo todo, el color de su voz es único, tiene matices y se pare-
ce al viento, cuando ruge y se hace oír, sin ser siempre igual,
con altos y bajos, graves y agudos, claros y oscuros.
Quiero escucharla cantar siempre, porque cuando canta me
recuerda que importante es poder amar tu voz, así como es, y
que te escuchen.
La voz tiene personalidad, y una identidad que refleja hasta la
fibra más íntima de una misma, yo lo sé bien, porque sé lo que
se siente tener la voz prohibida, porque debí callar, me obliga-
ron a fingir, y cuando al fin pude gritar mi libertad, y me hice
oír, no pude volver a estar en silencio nunca más.

Cuando yo era niña, había derechos que no tenía, sí, aunque


no lo crean, era una niña que debía callar. ¿Y bailar? no, tam-
poco, porque incomodaba a toda la familia, hasta podía recibir
una paliza, ¡por maricón!
Mi nombre es Estefy, cuando nací mi madre me puso Emilio,
para honrar el nombre de mi papá. Por tener pene me tocó te-
ner siempre el cabello muy cortito, estar forzada a los juegos
bruscos y hacer todo lo que demostrara cuán valiente era, la
palabra “machito” era un cumplido. Para mí era un puñal.
“¡Es que tenés pene, por favor Emilio, sacate mi vestido ya!”
Y cuando las palabras entran al mismo tiempo que los gol-
pes, te hacen entender ciertas cosas, cuando por el cachetazo
te arde el corazón toda la noche, te sacan las ganas de poner
nerviosa a mamá, y si eso no alcanza, cuando papá llegaba
de trabajar y notaba que me sentaba como una señorita, me
marcaba las piernas a cintazos para recordarme que tenía que
sentarme mejor, como hacen los hombres.
¿Cómo se sientan los hombres? Yo no entendía qué tenía que
cambiar. Era una niña pequeña, flaquita, morena, y si por te-
ner pene debía de ser como toda la sociedad me decía, quizás
tenían razón y era lo correcto. Entonces callé, pero al callar
entristecí, porque se apagaron en mí todas las ganas de decir-
les que era Estefy.

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En el barrio los muchachos se encargaron de burlarse de mi
cada vez que pasaba, ya no me decían Emilio, mi nombre era
Marica. A ese nombre lo adornaban con carcajadas y algunos
escupitajos que se me pegaban en la ropa al pasar.
Y aunque al llegar a mi casa me podía cambiar de ropa, seguía
sucia, porque se metían en mi corazón para hacerme sentir
tan poca cosa que dolía mucho más que la cachetada de mamá.
En la escuela me enseñaron a repetir una y otra vez que los va-
rones tienen pene y las nenas tienen vulva, en cada libro había
imágenes de cómo tenía que ser.

Mi “ser” obligado a obedecer, a callar, a ser otra persona que


no era, a sufrir en soledad, y a perder el amor si era yo misma.
A no merecerlo.

Recuerdo que tenía un bolsito color marrón, aunque me hubie-


se encantado que tuviera muchos brillos y estrellitas, ese bolso
marrón se llenó con pocas cosas, un pantalón, dos remeras,
un cuaderno y varias lapiceras, un lienzo que me ponía como
pollera y un peine, el de mamá, el único peine rosa que había,
y su labial.
Y con eso me fuí, salí de mi casa una noche dónde ni siquiera
la luna me alumbró el camino, quizás porque no había nada
lindo para iluminar.
Si mi madre hubiese tenido un libro, si me hubiese encontrado
en tan solo uno, si el pene no fuese de “varón” hoy tendría una
familia.
¿A quién se la puedo reclamar? ¿A mis maestras? ¿A la
sociedad?¿A la poca información que hay?¿O al miedo que ge-
nera en la sociedad mi cuerpo trans?

Mi voz se hizo canción cuando encontré a otras compañeras


travesti trans, que también huían para no callar más. Y en un
par de noches, dónde me puse a cantar, con mi nueva familia
de travas conseguimos un lugar.
Necesitamos poder comprender qué clase de humanidad que-
remos ser, cuánto nos está faltando aprender, mirar sin juzgar,
echar los prejuicios a la basura y abrazarnos más. Abrazar la
diversidad, para ser cada una, cada uno, cada une.

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¡Feminidad con pene! Sí, con pene y con orgullo de tenerlo.
Con libros que otorguen derechos ante la sociedad, con perso-
nas que lean sin prejuicios y con leyes que nos reconozcan su-
jetas de derechos, podremos cantar nuevamente con nuestra
voz, esa voz prohibida, ronca, grave, con matices, sin que sue-
ne a hombre, sino que suene a libertad. Y sumarla a las voces
de las infancias trans travestis y no binaries, alzar la voz y no
volver a callar por vergüenza, cantar juntas, con Agustina y
con todas las travitas que hoy nos demuestran cuanto debemos
cambiar.
Así podremos cantar con todo nuestro amor, por todas las tra-
vestis y trans que ya no tienen voz.
En tu cantar Agustina está la esperanza de una nueva huma-
nidad, sin etiquetas, simplemente con libertad.
Cantemos fuerte, para que nos escuche mi madre, y sus manos
me recuerden, porque estoy segura que quiso abrazarme y por
miedo no pudo hacerlo.
Quizás nos oiga mi padre, que su amor me lo demostró con
rigor, y seguramente sufrió mi partida, yo puedo disculpar su
error, porque me hizo tanta falta que mi memoria lo borró todo,
y disfrazó el dolor.
Quiero soñar con un mundo lleno de niñas trans travestis can-
tando su propia canción y con familias que construyan un ca-
mino que podamos andar sin peligro, para recuperar un poco
de nuestra infancia y así, volver a ser niñas en tu hermosa voz
Agustina.

Estefy, travesti amiga.

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... Quizás lo que le faltaba a este mundo era poder
encontrar las palabras justas para nombrarte, y la
cuota de libertad que estaba encerrada y que nadie se
atrevió a salvar por miedo, por no poder imaginarte,
por no querer cambiar ni un ápice de su comodidad, y
atreverse a dibujarte, con tantos colores como se pue-
da, con un orgullo insolente para tu edad, y dejarte
SER, sin límites, sin miradas que te opaquen los ojos ni
el alma.
Era tan simple... amarte es tan simple, y sin embargo
costó tantas lágrimas, tuyas y de las personas que más
querías. Pero aquí estás, siendo vos mismo, vos misma,
vos misme. Así sos vos, así es tu cuerpo, así te habita-
rás y te conocerán, te nombrarán y ayudarás a trans-
formar hasta las olas más furiosas del mar.
Mariposa de mil colores y de vuelo desobediente,
que respires brillos y que vueles fuerte,
que se vean tus alas firmes, donde nadie a SER tan li-
bre se atreve.
Aunque tu voz pequeña gritar sola no puede,
grita tu cuerpo y grita tu vientre,
te regalo un cielo donde el sol se quiebre,
para que nazcas libre, con tu propia luz... rebelde!!

Gabriela Mansilla
Presidenta de la Asociación Civil Infancias Libres.

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indice

Se necesita con suma urgencia...........................................pag 5

Presentación..........................................................................pag 7

Prólogo...................................................................................pag 9

Me ves?
Menarquía y ciclo menstrual en niñO trans.....................pag 11

Un arcoiris en la voz............................................................pag 31

Abre Mundos.........................................................................pag43

El Ritual de Antonella.........................................................pag 51

Relatos....................................................................................pag73

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