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Trabajo de Investigación
Grupo: TMA2
Si utilizamos una botella de vino en lugar de una caja, ¿el resultado será el
mismo? La lógica simple nos lleva a pensar que sí, pues las partículas del aire se
dispersarán al impactar con la botella y no lograrán apagar la vela. La realidad,
aunque parezca sorprendente, es completamente diferente. En esta situación, la
vela sí se apagará, y la explicación se debe al conocido como “Efecto Coanda”.
Para explicarlo de una manera mucho más básica, basta con abrir una llave de
una pila y dejar caer el agua. Comprobaremos que el líquido cae
unidireccionalmente al no encontrar ninguna oposición. Si tras un instante
ponemos una cuchara debajo del chorro, el agua se adaptará a la forma del
objeto. Esta es una forma irrefutable de demostrar que una corriente de fluido es
atraída o desviada por una superficie que interrumpa su trayectoria.
La importancia del efecto Coanda
en la aviación.
Lo mismo sucede en los aviones. En las alas, la trayectoria del aire sufre una leve
curvatura que, junto con la depresión asociada al principio de Bernoulli y la tercera
Ley de Newton, genera un esquema de fuerzas que sostiene el avión en el aire
simplemente con su movimiento.
El efecto Coanda es, por lo tanto, uno de los pilares de la aerodinámica moderna.
Y es que la posibilidad de redirigir los flujos de aire y cualquier otro fluido permite a
los ingenieros diseñar medios de transporte más eficientes, seguros y, sobre todo,
rápidos.