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PABLO NERUDA

(1904-1973)
Neftalí Ricardo Reyes Basoalto (quien escribiría posteriormente con el seudónimo de
Pablo Neruda) nació en Parral el año 1904, hijo de don José del Carmen Reyes Morales,
obrero ferroviario y doña Rosa Basoalto Opazo, maestra de escuela, fallecida poco
años después del nacimiento del poeta.
En 1906 la familia se traslada a Temuco donde su padre se casa con Trinidad Candia
Marverde, a quién el poeta menciona en diversos textos como Confieso que he vivido y
Memorial de Isla Negra con el nombre de Mamadre. Realiza sus estudios en el Liceo de
Hombres de esta ciudad, donde también publica sus primeros poemas en el periódico
regional La Mañana. En 1919 obtiene el tercer premio en los Juegos Florales de Maule
con su poema Nocturno ideal.
En 1921 se radica en Santiago y estudia pedagogía en francés en la Universidad de
Chile, donde obtiene el primer premio de la fiesta de la primavera con el poema La
canción de fiesta, publicado posteriormente en la revista Juventud. En 1923, publica
Crepusculario,
que es reconocido por escritores como Alone, Raúl Silva Castro y Pedro Prado. Al año
siguiente aparece en Editorial Nascimento sus Veinte poemas de amor y una canción
desesperada, en el que todavía se nota una influencia del modernismo. Posteriormente
se manifiesta un propósito de renovación formal de intención vanguardista en tres
breves libros publicados en 1926: El habitante y su esperanza ; Anillos (en colaboración
con Tomás Lagos) y Tentativa del hombre infinito.
En 1927 comienza su larga carrera diplomática cuando es nombrado cónsul en Rangún,
Birmania. En sus múltiples viajes conoce en Buenos Aires a Federico García Lorca y en
Barcelona a Rafael Alberti.
En 1935, Manuel Altolaguirre le entrega la dirección a Neruda de la revista Caballo verde
para la poesía en la cual es compañero de los poetas de la generación del 27. Ese
mismo año aparece la edición madrileña de Residencia en la tierra.
En 1936 al estallar la guerra civil española, muere García Lorca, Neruda es destituido de
su cargo consular, y escribe España en el corazón.
En 1945 obtiene el premio Nacional de Literatura.
En 1950 publica Canto General, texto en que su poesía adopta una intención social,
ética y política. En 1952 publica Los versos del capitán y en 1954 Las uvas y el viento y
Odas elementales. En 1958 aparece Estravagario con un nuevo cambio en su poesía.
En 1965 se le otorga el título de doctor honoris causa en la Universidad de Oxford ,
Gran Bretaña. En octubre de 1971 recibe el Premio Nobel
de Literatura. Muere en Santiago el 23 de septiembre de 1973 . Póstumamente se
publicaron sus memorias en 1974, con el título Confieso que he vivido.
POEMA 20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.


La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.


Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.


Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.


La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.


Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.


Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.


Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.


Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.


Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.


Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,


Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,


y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
VÍRESE

Hoy que danza en mi cuerpo la pasiòn de Paolo


y ebrio de un sueño alegre mi corazòn se agita:
hoy que sé la alegría de ser libre y ser solo
como el pistilo de una margarita infinita:

oh mujer -carne y sueño-, ven a encantarme un poco,


ven a vaciar tus copas de sol en mi camino:
que en mi barco amarillo tiemblen tus senos locos
y ebrios de juventud, que es el más bello vino.

Es bello porque nosotros lo bebemos


en estos temblorosos vasos de nuestro ser
que nos niegan el goce para que lo gocemos.
Bebamos. Nunca dejemos de beber.

Nunca, mujer, rayo de luz, pulpa blanca de poma,


suavices la pisada que no te hará sufrir.
Sembremos la llanura antes de arar la loma.
Vivir será primero, después será morir.

Y después que en la ruta se apaguen nuestras huellas


y en el azul paremos nuestras blancas escalas
-flechas de oro que atajan en vano las estrellas-,
oh Francesca, hacia dònde te llevarán mis alas!
BARRIO SIN LUZ

¿Se va la poesía de las cosas


o no la puede condensar mi vida?
Ayer mirando el último crepúsculo
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.

Las ciudades hollines y venganzas,


la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.

Sangre de un arrebol sobre los cerros,


sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.

Un río abraza el arrabal


como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.

Y las casas que esconden los deseos


detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.

Lejos... la bruma de las olvidanzas


humos espesos, tajamares rotos,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.

Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,


mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.
ODA AL CALDILLO DE CONGRIO

EN el mar tenga color de oro.


tormentoso Mientras tanto
de Chile se cuecen
vive el rosado congrio, con el vapor
gigante anguila los regios
de nevada carne. camarones marinos
Y en las ollas y cuando ya llegaron
chilenas, a su punto,
en la costa, cuando cuajó el sabor
nació el caldillo en una salsa
grávido y suculento, formada por el jugo
provechoso. del océano
Lleven a la cocina y por el agua clara
el congrio desollado, que desprendió la luz de la cebolla,
su piel manchada cede entonces
como un guante que entre el congrio
y al descubierto queda y se sumerja en gloria,
entonces que en la olla
el racimo del mar, se aceite,
el congrio tierno se contraiga y se impregne.
reluce Ya sólo es necesario
ya desnudo, dejar en el manjar
preparado caer la crema
para nuestro apetito. como una rosa espesa,
Ahora y al fuego
recoges lentamente
ajos, entregar el tesoro
acaricia primero hasta que en el caldillo
ese marfil se calienten
precioso, las esencias de Chile,
huele y a la mesa
su fragancia iracunda, lleguen recién casados
entonces los sabores
deja el ajo picado del mar y de la tierra
caer con la cebolla para que en ese plato
y el tomate tú conozcas el cielo.
hasta que la cebolla
CUANDO DE CHILE
En mi país la primavera
OH Chile, largo pétalo viene de norte a sur con su fragancia.
de mar y vino y nieve, Es como una muchacha
ay cuándo que por las piedras negras de
ay cuándo y cuándo Coquimbo,
ay cuándo por la orilla solemne de la espuma
me encontraré contigo, vuela con pies desnudos
enrollarás tu cinta hasta los archipiélagos heridos.
de espuma blanca y negra en mi cintura, No sólo territorio, primavera,
desencadenaré mi poesía llenándome, me ofreces.
sobre tu territorio. No soy un hombre solo.
Nací en el sur. De la frontera
Hay hombres traje las soledades y el galope
mitad pez, mitad viento, del último caudillo.
hay otros hombres hechos de agua. Pero el Partido me bajó del caballo
Yo estoy hecho de tierra. y me hice hombre, y anduve
Voy por el mundo los arenales y las cordilleras
cada vez más alegre: amando y descubriendo.
cada ciudad me da una nueva vida.
El mundo está naciendo. Pueblo mío, verdad que en primavera
Pero si llueve en Lota suena mi nombre en tus oídos
sobre mí cae la lluvia, y tú me reconoces
si en Lonquimay la nieve como si fuera un río
resbala de las hojas que pasa por tu puerta?
llega la nieve donde estoy.
Crece en mí el trigo oscuro de Cautín. Soy un río. Si escuchas
Yo tengo una araucaria en Villarrica, pausadamente bajo los salares
tengo arena en el Norte Grande, de Antofagasta, o bien
tengo una rosa rubia en la provincia, al sur, de Osorno
y el viento que derriba o hacia la cordillera, en Melipilla,
la última ola de Valparaiso o en Temuco, en la noche
me golpea en el pecho de astros mojados y laurel sonoro,
con un ruido quebrado pones sobre la tierra tus oídos,
como si allí tuviera escucharás que corro
mi corazón una ventana rota. sumergido, cantando.

El mes de octubre ha llegado hace Octubre, oh primavera,


tan poco tiempo del pasado octubre devuélveme a mi pueblo.
que cuando éste llegó fue como si Qué haré sin ver mil hombres,
me estuviera mirando el tiempo inmóvil. mil muchachas,
Aquí es otoño. Cruzo qué haré sin conducir sobre mis
la estepa siberiana. hombros
Día tras día todo es amarillo, una parte de la esperanza?
el árbol y la usina, Qué haré sin caminar con la bandera
la tierra y lo que en ella el hombre nuevo que de mano en mano en la fila
crea: de nuestra larga lucha
hay oro y llama roja, llegó a las manos mías?
mañana inmensidad, nieve, pureza. Ay Patria, Patria,
ay Patria, cuándo Ay cuándo
ay cuándo y cuándo me sacará del sueño un trueno verde
cuándo de tu manto marino.
me encontraré contigo? Ay cuándo, Patria, en las elecciones
iré de casa en casa recogiendo
Lejos de ti la libertad temerosa
mitad de tierra tuya y hombre tuyo para que grite en medio de la calle.
he continuado siendo, Ay cuándo, Patria,
y otra vez hoy la primavera pasa. te casarás conmigo
Pero yo con tus flores me he llenado, con ojos verdemar y vestido de nieve
con tu victoria voy sobre la frente y tendremos millones de hijos nuevos
y en ti siguen viviendo mis raíces. que entregarán la tierra a los
hambrientos.
Ay cuándo
encontraré tu primavera dura, Ay Patria, sin harapos,
y entre todos tus hijos ay primavera mía,
andaré por tus campos y tus calles ay cuándo
con mis zapatos viejos. ay cuándo y cuándo
Ay cuándo despertaré en tus brazos
iré con Elías Lafferte empapado de mar y de rocío.
por toda la pampa dorada. Ay cuando yo esté cerca
Ay cuándo a ti te apretaré la boca, de ti, te tomaré de la cintura,
chilena que me esperas, nadie podrá tocarte,
con mis labios errantes? yo podré defenderte
Ay cuándo cantando,
podré entrar en la sala del Partido cuando
a sentarme con Pedro Fogonero, vaya contigo, cuando
con el que no conozco y sin embargo vayas conmigo, cuándo
es más hermano mío que mi hermano. ay cuándo.
PINGÜINO
(Spheniscus Magellanicus)

NI bobo ni niño ni negro la edad del agua en movimiento


ni blanco sino vertical y me miró desde su edad:
y una inoncencia interrogante desde entonces sé que no existo,
vestida de noche y de nieve. que soy un gusano en la arena.
Ríe la madre al marinero,
el pescador al astronauta, Las razones de mi respeto
pero no ríe el niño niño se mantuvieron en la arena:
cuando mira al pájaro niño aquel pájaro religioso
y del océano en desorden no necesitaba volar,
inmaculado pasajero no necesitaba cantar
emerge de luto nevado. y aunque su forma era visible
sangraba sal su alma salvaje
Fui yo sin duda el niño pájaro como si hubieran cercenado
allá en los fríos archipiélagos: una vena del mar amargo.
cuando él me miró con sus ojos,
con los viejos ojos del mar: Pingüino, estático viajero,
no eran brazos y no eran alas, sacerdote lento del frío:
eran pequeños remos duros saludo tu sal vertical
los que llevaba en sus costados: y envidio tu orgullo emplumado.
tenía la edad de la sal,
GABRIELA MISTRAL
(Vicuña 1889 - Nueva York 1957)

Lucila Godoy, llamada Gabriela Mistral (conocida mejor como Gabriela Mistral), escritora
chilena. Hija de un maestro rural, que abandonó el hogar a los tres años del nacimiento
de Gabriela, la muchacha tuvo una niñez difícil en uno de los parajes más desolados de
Chile. A los 15 años publicó sus primeros versos en la prensa local, y empezó a estudiar
para maestra. En 1906 se enamoró de un modesto empleado de ferrocarriles, Romelio
Ureta, que, por causas desconocidas, se suicidó al poco tiempo; de la enorme impresión
que le causó aquella pérdida surgieron sus primeros versos importantes. En 1910 obtuvo
el título de maestra en Santiago, y cuatro años después se produjo su consagración
poética en los juegos florales de la capital de Chile; los versos ganadores- Los sonetos
de la muerte- pertenecen a su libro Desolación (1922), que publicaría el instituto de las
Españas de Nueva York. En 1925 dejó la enseñanza, y, tras actuar como representante
de Chile en el Instituto de cooperación intelectual de la S.D.N., fue cónsul en Nápoles y
en Lisboa. Vuelta a su patria colaboró decisivamente en la campaña electoral del Frente
popular (1938), que llevó a la presidencia de la república a su amigo de juventud P.
Aguirre Cerda. En 1945 recibió el premio Nobel de literatura; viajó por todo el mundo, y
en 1951 recogió en su país el premio nacional.

En 1953 se le nombra Cónsul de Chile en Nueva York. Participa en la Asamblea de Las


Naciones Unidas representando a Chile. En 1954 viene a Chile y se le tributa un
homenaje oficial. Regresa a los Estados Unidos.

El Gobierno de Chile le acuerda en 1956 una pensión especial por la Ley que se
promulga en el mes de noviembre.

En1957, después de una larga enfermedad, muere el 10 de enero, en el Hospital


General de Hempstead, en Nueva York. Sus restos reciben el homenaje del pueblo
chileno, declarándose tres días de duelo oficial. Los funerales constituyen una apoteosis.
Se le rinden homenajes en todo el Continente y en la mayoría de los países del mundo.

La obra poética de Gabriela Mistral surge del modernismo, más concretamente de


Amado Nervo, aunque también se aprecia la influencia de Frédéric Mistral (de quién
tomó el seudónimo) y el recuerdo del estilo de la Biblia. De algunos momentos de Rubén
Darío tomó, sin duda, la principal de sus características: la ausencia de retórica y el
gusto por el lenguaje coloquial. A pesar de sus imágenes violentas y su gusto por los
símbolos, fue, sin embargo, absolutamente refractaria a la "poesía pura", y, ya en 1945,
rechazó un prólogo de P. Valéry a la versión francesa de sus versos. Sus temas
predilectos fueron: la maternidad, el amor, la comunión con la naturaleza americana, la
muerte como destino, y, por encima de todos, un extraño panteísmo religioso, que, no
obstante, persiste en la utilización de las referencias concretas al cristianismo. Al citado
Desolación siguieron los libros Lecturas para mujeres destinadas a la enseñanza del
lenguaje (1924); Ternura (1924), canciones para niños; Tala (1938); Poemas de las
madres (1950), y Lagar (1954). Póstumamente se recogieron su Epistolario (1957) y sus
Recados contando a Chile (1957), originales prosas periodísticas, dispersas en
publicaciones desde 1925.

BALADA

Él pasó con otra;


yo le vi pasar.

Siempre dulce el viento


y el camino en paz.

¡Y estos ojos míseros


le vieron pasar!

El va amando a otra
por la tierra en flor.

Ha abierto el espino;
pasa una canción.

¡Y él va amando a otra
por la tierra en flor!

El besó a la otra
a orillas del mar;
resbaló en las olas
la luna de azahar.

¡Y no untó mi sangre
la extensión del mar!

El irá con otra


por la eternidad.

Habrá cielos dulces.

(Dios quiere callar.)

¡Y él irá con otra


por la eternidad!
LOS SONETOS DE LA MUERTE

Del nicho helado en que los hombres te pusieron,


te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.

Te acostaré en la tierra soleada con una


dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
al recibir tu cuerpo de niño dolorido,

Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas,


y en la azulada y leve polvoreda de luna,
los despojos livianos irán quedando presos.

Me alejaré cantando mis venganzas hermosas,


¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna
bajará a disputarme tu puñado de huesos!

II
Este largo cansancio se hará mayor un día,
y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguir
arrastrando su masa por la rosada vía,
por donde van los hombres, contentos de vivir...

Sentirás que a tu lado cavan briosamente,


que otra dormida llega a la quieta ciudad.
Esperaré que me hayan cubierto totalmente...
¡y después hablaremos por una eternidad!

Sólo entonces sabrás el por qué no madura


para las hondas huesas tu carne todavía,
tuviste que bajar, sin fatiga, a dormir.

Se hará luz en la zona de los sinos, oscura:


sabrás que en nuestra alianza signo de astros había
y, roto el pacto enorme, tenías que morir...

III

Malas manos tomaron tu vida desde el día


en que, a una señal de astros, dejara su plantel
nevado de azucenas. En gozo florecía.
Malas manos entraron trágicamente en él...

Y yo dije al Señor: - "Por las sendas mortales


le llevan ¡Sombra amada que no saben guiar!
¡Arráncalo, Señor, a esas manos fatales
o le hundes en el largo sueño que sabes dar!

¡No le puedo gritar, no le puedo seguir!


Su barca empuja un negro viento de tempestad.
Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor".

Se detuvo la barca rosa de su vivir...


¿Que no sé del amor, que no tuve piedad?
¡Tú, que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor!

EL ÁNGEL GUARDIÁN

Es verdad, no es un cuento;
hay un Ángel Guardián
que te toma y te lleva como el viento
y con los niños va por donde van.

Tiene cabellos suaves


que van en la venteada,
ojos dulces y graves
que te sosiegan con una mirada
y matan miedos dando claridad.

(No es un cuento, es verdad.)

El tiene cuerpo, manos y pies de alas


y las seis alas vuelan o resbalan,
las seis te llevan de su aire batido
y lo mismo te llevan de dormido.
Hace más dulce la pulpa madura
que entre tus labios golosos estruja;
rompe a la nuez su taimada envoltura
y es quien te libra de gnomos y brujas.

Es quien te ayuda a que cortes las rosas,


que están sentadas en trampas de espinas,
el que te pasa las aguas mañosas
y el que te sube las cuestas más pinas.
LA CASA

La mesa, hijo, está tendida,


en blancura quieta de nata,
y en cuatro muros azulea,
dando relumbres, la cerámica.

Esta es la sal, éste el aceite


y al centro el Pan que casi habla.
Oro más lindo que oro del Pan
no está ni en fruta ni en retama,
y da su olor de espiga y horno
una dicha que nunca sacia.

Lo partimos, hijito, juntos,


con dedos duros y palma blanda,
y tú lo miras asombrado
de tierra negra que da flor blanca.

Baja la mano de comer,


que tu madre también la baja.

Los trigos, hijo, son del aire,


y son del sol y de la azada;
pero este pan "cara de Dios"
no llega a mesas de las casas;
y si otros niños no lo tienen,
mejor, mi hijo, no lo tocarás,
y no tomarlo mejor sería
con mano y mano avergonzadas.

* En Chile, el pueblo llama


al pan "cara de Dios."
DOÑA VENENOS

Doña venenos habita 


a unos pasos de mi casa. 
Ella quiere disfrutar 
rutas, jardines y playas, 
y todo ya se lo dimos, 
pero no está apaciguada.

¿A qué vino de tan lejos 


si viaja llevando su alma? 
a los que nacen o mueren, 
a los que arriban o zarpan, 
y aunque son muchos sus días 
¡no se cansa, no se cansa!

¿A qué vino de tan lejos 


si viaja llevando su alma? 
Pudo dejarla, sí, pudo,
en cactus abandonada, 
y hacerse, cruzando mares, 
otra de hieles lavada.

¿A qué vino a ser la misma 


bajo el país de las palmas? 
Me la dicen, me la traen
todos los días contada, 
pero yo aún no la he visto
y me la tengo sin cara 
Cada día me conozco
árbol nuevo, bestia rara
y criaturas que llegan
a la puerta de mi casa.

¿Pero si no la vi nunca
cómo echo a la forastera? 
Y si me la dejo entrar, 
¿qué hace de mi paz ganada?
¿qué de mi bien que es un árbol?

Todos me preguntan si 


ya vino la malhadada 
y luego me dicen que... 
es peor si se retarda.
LA FERVOROSA

En todos los lugares he encendido  Mi vieja antorcha, mi Jadeada antorcha 


con mi brazo y mi aliento el viejo fuego; va despertando majadas y oteros;
en toda tierra me vieron velando  a nadie ciega y va dejando atrás 
el faisán que cayó desde los cielos,  la noche abierta a rasgones bermejos. 
y tengo ciencia de hacer la nidada  La gracia pido de matarla antes
de las brasas juntando sus polluelos. de que ella mate el Arcángel que llevo.

Dulce es callando en tendido rescoldo, (Yo no sé si lo llevo o si él me lleva;


tierno cuando en pajuelas lo comienzo.  pero sé que me llamo su alimento, 
Malicias sé para soplar sus chispas  y me sé que le sirvo y no le falto 
hasta que él sube en alocados y no lo doy a los titiriteros.)
miembros. 
Costó, sin viento, prenderlo, atizarlo: Corro, echando a la hoguera cuanto es
era o el humo o el chisporroteo; mío.
pero ya sube en cerrada columna  Porque todo lo di, ya nada llevo, 
recta, viva, leal y en gran silencio. y caigo yo, pero él no me agoniza 
y sé que hasta sin brazos lo sostengo. 
No hay gacela que salte los torrentes  O me lo salva alguno de los míos,
y el carrascal como mi loco ciervo; hostigando a la noche y su esperpento, 
en redes, peces de oro no brincaron  hasta el último hondòn, para quemarla 
con rojez de cardumen tan violento.  en su cogollo más alto y señero.
He cantado y bailado en torno suyo 
con reyes, versolans y cabreros,  Traje la llama desde la otra orilla,
y cuando en sus pavesas él moría  de donde vine y adonde me vuelvo. 
yo le supe arrojar mi propio cuerpo. Allá nadie la atiza y ella crece 
y va volando en albatròs bermejo. 
Cruzarían los hombres con antorchas  He de volver a mi hornaza dejando 
mi aldea, cuando fue mi nacimiento caer en su regazo el santo préstamo. 
o mi madre se iría por las cuestas 
encendiendo las matas por el cuello.  ¡Padre, madre y hermana adelantados, 
Espino, algarrobillo y zarza negra,  y mi Dios vivo que guarda a mis
sobre mi único Valle están ardiendo,  muertos:
soltando sus torcidas salamandras, corriendo voy por la canal abierta 
aventando fragancias cerro a cerro. de vuestra santa Maratòn de fuego!
Vicente Huidobro Fernández
(1893/01/10 - 1948/01/02)

Escritor chileno Nació el 10 de enero de 1893 en Santiago de Chile.

Hijo de la escritora María Luisa Fernández Bascuñán. Criado en el seno de una familia
aristocrática, su existencia estuvo plagada de toda clase de acontecimientos artísticos,
políticos y sentimentales de la más variada especie.

Cursó estudios en su ciudad natal. Escribió sus primeros poemas a los doce años y
pronto apareció publicado un manifiesto en el que rechazaba toda la poesía anterior a él.
Casado tres veces, sufrió incluso varios atentados por sus actividades izquierdistas,
además de ser amenazado de muerte por el padre de Ximena Amunátegui, una bella
adolescente de la que se enamoró tan perdidamente que la raptó a la salida del colegio.
Fue así como se fugó a París en 1928 con la que sería su segunda esposa, dejando
atrás uno de los mayores escándalos en la historia de la sociedad chilena de comienzos
del siglo XX.

Durante su residencia en París toma contacto con la literatura de los poetas surrealistas
como Guillaume Apollinaire y Pierre Reverdy, con los que fundaría la revista Nord-Sud.
Se alejó poco después del surrealismo al no aceptar la opinión de que el artista es un
mero instrumento revelador de su inconsciente. De igual manera rechazó el futurismo.
Como respuesta a todos estos movimientos, su actitud desafiante lo llevó a dar a luz el
movimiento que le valió la posteridad: el creacionismo, el cual él mismo fue definiendo
poco a poco en escritos como el célebre manifiesto "Non serviam". En él, Huidobro ataca
sin rodeos la labor de los vates: "Qué ha salido de nosotros que no estuviera antes
rodeando nuestros ojos? (_) Hemos cantado a la naturaleza, (pero) nunca hemos creado
realidades propias, como ella lo hace (_). Non serviam. No he de ser tu esclavo, madre
Natura; seré tu amo".

Este concepto constituyó el eje de su obra poética, sembrada de impactantes imágenes,


de yuxtaposiciones efectistas y de letras y secuencias de palabras de carácter aleatorio.
Algunos de su poemas recuerdan los caligramas de Apollinaire. Su gran habilidad de
comunicador contribuyó a extender el entusiasmo por la experimentación en la Europa
de entreguerras. Sus continuos viajes por el mundo le permitieron además trabar
amistad con toda la heterogénea nómina de escritores y artistas de la vanguardia
europea y con estrellas de la época dorada de Hollywood, como la diva Gloria Swanson
y el actor Douglas Fairbanks. Durante la Guerra Civil española (1936-1939), fue un
activo y enérgico conferenciante político, arengando con un altavoz desde un coche
blindado a los soldados rebeldes en los frentes de Madrid y Aragón, instándoles a que
se pasaran a las tropas leales a la República. También participó en la Segunda Guerra
Mundial y transmitió desde París sus crónicas para "La Voz de América". En esta
conflagración fue herido en dos ocasiones y se enorgulleció de guardar, como botín de
guerra, el teléfono particular de Adolf Hitler.
Además de poemas, su producción se completó con novelas (Sátiro o el poder de las
palabras, 1939), manifiestos, ensayos (Vientos contrarios, 1926) y obras teatrales (Gilles
de Raiz, en francés, 1932).

Cuando el escritor estaba a punto de fallecer en su hacienda de Llolleo, murmura


algunas palabras en el lecho de muerte. Rodeado de algunos amigos como Lucho
Vargas y la pintora chilena Henriette Petit, Huidobro miró fijamente a esta última y le dijo:
"Cara de poto." (cara de culo). En ese momento, falleció el autor de "Poemas árticos",
"Altazor", "Cagliostro" y "Mío Cid Campeador", a causa de un derrame cerebral. Fue el 2
enero de 1948, ocho días antes de cumplir 55 años.

Escribió su propio epitafio:


"Abrid esta tumba: al fondo se ve el mar".
Frente al mar, en Cartagena (Chile), murió Vicente Huidobro en 1948, y frente al
mar (o tal vez sobre él, como reza su epitafio) reposan sus restos en el
camposanto de la bella localidad chilena.

POEMA FUNERARIO

El pájaro de lujo ha mudado de estrella


Aparejad bajo la tempestad de las lágrimas
Vuestro ataúd a vela
Donde se aleja el instrumento del encanto

En las vegetaciones de los recuerdos


Las horas en torno de nosotros hacen sus viajes

Va rápido
Va rápido impulsado por los suspiros
El mar está cargado de naufragios
Y yo he alfombrado el mar para su paso

Así es el viaje primordial y sin pasaje


El viaje instructivo y secreto
En los corredores del viento

Las nubes se apartan para que él pueda pasar


Y las estrellas se encienden para mostrar el camino

Qué buscas en los bolsillos de tu chaqueta


Has perdido la llave

En medio de ese zumbido celeste


Vuelves a encontrar en todas partes tus horas envejecidas
El viento es negro y hay estalactitas en mi voz
Dime Guillermo
Has perdido la llave del infinito
Una estrella impaciente iba a decir que hace frío
La lluvia aguzada comienza a coser la noche

INVIERNO PARA BEBERLO

El invierno ha llegado al llamado de alguien


Y las miradas emigran hacia los calores conocidos
Esta noche el viento arrastra sus chales de viento
Tejed queridos pájaros míos un techo de cantos sobre las avenidas

Oíd crepitar el arcoiris mojado


Bajo el peso de los pájaros se ha plegado

La amargura teme a las interperies


Pero nos queda un poco de ceniza del ocaso
Golondrinas de mi pecho qué mal hacéis
Sacudiendo siempre ese abanico vegetal

Seducciones de antesala en grado de aguardiente


Alejemos en seguida el coche de las nieves
Bebo lentamente tus miradas de justas calorías

El salón se hincha con el vapor de las bocas


Las miradas congeladas cuelgan de la lámpara
Y hay moscas
Sobre los suspiros petrificados

Los ojos están llenos de un líquido viajero


Y cada ojo tiene un perfume especial
El silencio es una planta que brota al interior
Si el corazón conserva su calefacción igual

Afuera se acerca el coche de las nieves


Trayendo su termómetro de ultratumba
Y me adormezco con el ruido del piano lunar
Cuando se estrujan las nubes y cae la lluvia

Cae
Nieve con gusto a universo
Cae
Nieve que huele a mar
Cae
Nieve perfecta de los violines
Cae
La nieve sobre las mariposas
Cae
Nieve en copos de olores
La nieve en tubo inconsistente
Cae
Nieve a paso de flor
Nieva nieve sobre todos los rincones del tiempo

Simiente de sonido de campanas


Sobre los naufragios más lejanos
Calentad vuestros suspiros en los bolsillos
Que el cielo peina sus nubes antiguas
Siguiendo los gestos de nuestras manos

Lágrimas astrológicas sobre nuestras miserias


Y sobre la cabeza del patriarca guardián del frío
El cielo emblanquece nuestra atmósfera
Entre las palabras heladas a medio camino
Ahora que el patriarca se ha dormido
La nieve se desliza se desliza
se desliza
Desde su barba pulida

EXPRES

Una corona yo me haría Trenzar las canas errantes del Monte


De todas las ciudades recorridas Blanco
Londres Madrid París Y sobre el Zenit del Monte Cenis
Roma Nápoles Zurich Encender en el sol muriente
El último cigarro
Silban en los llanos
Locomotoras cubiertas de algas Un silbido horada el aire
No es un juego de agua
Aqui nadie ha encontrado
Adelante
de todos los ríos navegados
Yo me haría un collar Apeninos gibosos
Marchan hacia el desierto
El Amazonas El Sena
El Támesis El Rin Las estrellas del oasis
Nosdarán miel de sus dátiles
Cien embarcaciones sabias
Que han plegado las alas En la montaña
El viento hace crujir las jarcias
Y mi canción de marinero huérfano Y todos los montes dominados
Diciendo adiós a las playas Los volcanes bien cargados
Levarán el ancla.
Aspirar el aroma del Monte Rosa
AQUÍ ESTAMOS

Nada está sujeto a los ojos para siempre


Nada tiene lazos de leyenda a través del murmullo
Sólo tu sombra da el destino y despierta la caverna
Tu lumbre que suspira a modo de subir
Entregándose entera en su esperanza
Como chispa confiada y como signo de su hondura

Volvamos al principio sin conclusión alguna


En virginal salida de la piel vidente
Sin suceso del día ni del año sino largo memorial
De la raíz a la más alta punta
Con los dedos crecidos por el viento
Y el terror de los anuncios obscuros regalados
Humildemente regalados como semillas a la madre
Así el barco buscado por sus aguas
Ha de reconocer los fluidos de su acento
Y será reconocido por las puertas hermanas

La idea es nacimiento y sepulcro de grandes alas


Es vuelo general es huñida de células y huesos
En árbol repentino sin recuerdo aparente
Es un río asomado a su balcón
En el ir y venir de rincones incógnitos
Entre cabezas y corazones asustados por su modo de ser
Infinito alarido por el tiempo enseñado
Con tanta muerte adentro que es cúspide de vida
Interminable océano sacrificado a la noche
Y noche sacrificada al sol que no la espera
EL CÉLEBRE OCÉANO

El mar decía a sus olas


Hijas mías volved pronto
Yo veo desde aquí las esfinges en equilibrio sobre el alambre
Veo una calle perdida en el ojo del muerto
Hijas mías llevad vuestras cartas y no tardéis
Cada vez más rápidos los árboles crecen
Cada vez más rápidas las olas mueren
Los récord de la cabeza son batidos por los brazos
Los ojos son batidos por las orejas
Sólo las voces luchan todavía contra el día

Creéis que oye nuestras voces


El día tan maltratado por el océano
Creéis que comprende la plegaria inmensa de esta agua que cruje
Sobre sus huesos

Mirad el cielo muriente y las virutas del mar


Mirad la luz vacía como aquel que abandonó su casa
El océano se fatiga de cepillar las playas
De mirar con un ojo los bajos relieves del cielo
Con un ojo tan casto como la muerte que lo aduerme
Y se aduerme en su vientre

El océano ha crecido de algunas olas


El seca su barba
Estruja su casaca confortable
Saluda al sol en el mismo idioma
Ha crecido de cien olas

Esto se debe a su inclinación natural


Tan natural como su verde
Más verde que los ojos que miran la hierba
La hierba de conducta ejemplar

El mar ríe y bate la cola


Ha crecido de mil olas
FATIGA

Marcho día y noche


como un parque desolado.
Marcho día y noche entre esfinges caídas de mis ojos;
miro el cielo y su hierba que aprende a cantar;
miro el campo herido a grandes gritos,
y el sol en medio del viento.

Acaricio mi sombrero lleno de luz especial;


paso la mano sobre el lomo del viento;
los vientos, que pasan como las semanas;
los vientos y las luces con gestos de fruta y sed de sangre;
las luces, que pasan como los meses;
cuando la noche se apoya sobre las casas,
y el perfume de los claveles gira en torno de su eje.

Tomo asiento, como el canto de los pájaros;


es la fatiga lejana y la neblina;
caigo como el viento sobre la luz.

Caigo sobre mi alma.


He ahí el pájaro de los milagros;
he ahí los tatuajes de mi castillo;
he ahí mis plumas sobre el mar, que grita adiós.

Caigo de mi alma.
Y me rompo en pedazos de alma sobre el invierno;
caigo del viento sobre la luz;
caigo de la paloma sobre el viento.
Mario Benedetti
(1920/09/14 - 2009/05/17)
Escritor uruguayo

Nació el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, departamento de Tacuarembó


a 200 kilómetros al norte de Montevideo. A los cuatro años, se trasladó a Montevideo,
debido al trabajo de su padre, farmacéutico.

Cursó primaria en el Colegio Alemán de esa ciudad y secundaria, como alumno libre.
Desde los catorce años, empezó a trabajar como taquígrafo, cajero, vendedor, librero,
periodista, traductor, empleado público y de comercio.

Miembro destacado de la llamada "generación uruguaya del 45", sus libros participaron
del "boom" de ventas de la narrativa latinoamericana de los años 50 a los 70 y sus textos
han sido recogidos y divulgados por cantantes como Viglieti, Rosa León, Jairo, Luis
Pastor, Isabel Parra, Soledad Bravo, y Claudia y Alberto.

De 1945 a 1975 trabaja en el semanario Marcha, clausurado por la dictadura. Es


profesor de literatura y parte como exiliado en los años setenta a Buenos Aires, Lima, La
Habana y España. Ha cultivado todos los géneros, con iniciación en la poesía en libros
como Poemas de oficina (1956), de tono cotidiano y existencial. Con los cuentos
Montevideanos (1960) incursionó en el realismo. En 1960 ensayó la crítica político-social
con El país de la cola de paja. Sus novelas La tregua (1960) y Gracias por el fuego
(1965) tratan de los vicios sociales de la sociedad de consumo. Su narrativa se politizó
con El cumpleaños de Juan Ángel (1971) y Primavera con una esquina rota (1982),
incorporando el tema del exilio y el retorno en La casa y el ladrillo (1977), Vientos del
exilio (1982), Geografías (1984) y Las soledades de Babel (1991). Su obra de teatro
Pedro y el capitán (1979) aborda la tortura.

Ha recogido su tarea crítica en Letras del continente mestizo (1967), Sobre artes y
oficios (1968), Del desexilio y otras conjeturas (1984) y Crítica cómplice (1988), así como
la evocación autobiográfica en La borra del café (1993). En 1996 publicó sus Cuentos
completos, y en 1995, el libro de poesías El olvido está lleno de memoria. En 1997,
publicó Andamios otra novela en clave autobiográfica.

El 16 de mayo del mismo año, Mario Benedetti fue nombrado Doctor Honoris Causa por
la Universidad de Alicante, en España y El 30 de septiembre fue galardonado con el
Premio León Felipe-97 a los Valores Cívicos que concede la fundación del mismo
nombre.

En octubre, leyó su poema "Che 1997", en México, con el que rindió un homenaje al
guerrillero Ernesto "Ché" Guevara en el 30 aniversario de su muerte en Bolivia. El 31 de
mayo de 1999, recibió el VIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. En este
mismo año publica dos obras "Buzón de tiempo", donde reúne 25 cuentos inéditos, y
"Rincón de Haikus", un libro de poesía inspirado en la lírica japonesa.
En 2003 regresa a la novela con el título "La tristeza y otras alegrías". En septiembre de
2003 presentó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid su libro "El porvenir de mi pasado"
y en septiembre de 2004 aparece "Memoria y esperanza". Un mensaje a los jóvenes",
escrito para pedirles que nunca dejen de luchar por sus sueños y se pone al servicio de
las nuevas generaciones que quieran escuchar sus consejos.

En noviembre de 2002 La Intendencia (alcaldía) de Montevideo lo declaró "Ciudadano


Ilustre" de la ciudad durante una ceremonia que encabezó el intendente de la capital de
Uruguay, Mariano Arana. En su última aparición pública, en diciembre de 2007,
Benedetti fue condecorado con la Orden Francisco de Miranda por el presidente
venezolano, Hugo Chávez, en la Universidad de la República del Uruguay, aclamado por
los cientos de estudiantes que reconocían en el poeta a su bardo nacional.

Su última obra publicada, el poemario 'Testigo de uno mismo', fue presentada en agosto
de 2008. En esta obra presentía ya el final de sus días, a la vez que insistía en la
soledad sin su amada Luz (su esposa, fallecida en 2006 tras 60 años de matrimonio).
"Acontece la noche y estoy solo/ cargo conmigo mismo a duras penas/ al buen amor se
lo llevó la muerte/ y no sé para quién seguir viviendo", decía. Benedetti, que arrastraba
un delicado estado de salud.

Falleció el 17 de mayo de 2009 en su domicilio de la capital uruguaya.

TÁCTICA Y ESTRATEGIA

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo
ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo
ni sé
con qué pretexto
por fin
me necesites.

HAGAMOS UN TRATO

Compañera no piense qué flojera


usted sabe igual puede contar
que puede contar conmigo.
conmigo Pero hagamos un trato
no hasta dos yo quisiera contar
ni hasta diez con usted
sino contar es tan lindo
conmigo. saber que usted existe
Si alguna vez uno se siente vivo
advierte y cuando digo esto
que la miro a los ojos quiero decir contar
y una veta de amor aunque sea hasta dos
reconoce en los míos aunque sea hasta cinco
no alerte sus fusiles no para que acuda
ni piense qué delirio presurosa en mi auxilio
a pesar de la veta sino para saber
o talvez porque existe a ciencia cierta
usted puede contar que usted sabe
conmigo. que puede
Si otras veces contar conmigo.
me encuentra
huraño sin motivo
NO TE SALVES

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma

no reserves del mundo


sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios

no te quedes sin labios


no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana

y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
DESPABÍLATE AMOR

Bonjour buon giorno guten morgen


despabílate amor y toma nota
sólo en el tercer mundo
mueren cuarenta mil niños por día
en el plácido cielo despejado
flotan los bombarderos y los
buitres
cuatro millones tienen sida
la codicia depila la amazonia

buenos días good morning


despabílate
en los ordenadores de la abuela
onu
no caben más cadáveres de
ruanda
los fundamentalistas degüellan a
extranjeros
predica el papa contra los
condones
havelange estrangula a maradona

bonjour monsieur le maire


forza italia buon giorno
guten morgen ernst junger
opus dei buenos días
good morning hiroshima

despabílate amor
que el horror amanece
ESE GRAN SIMULACRO

Cada vez que nos dan clases de


amnesia el olvido está lleno de memoria
como si nunca hubieran existido que a veces no caben las
los combustibles ojos del alma remembranzas
o los labios de la pena huérfana y hay que tirar rencores por la
cada vez que nos dan clases de borda
amnesia en el fondo el olvido es un gran
y nos conminan a borrar simulacro
la ebriedad del sufrimiento nadie sabe ni puede / aunque
me convenzo de que mi región quiera / olvidar
no es la farándula de otros un gran simulacro repleto de
fantasmas
en mi región hay calvarios de esos romeros que peregrinan por
ausencia el olvido
muñones de porvenir / arrabales como si fuese el camino de
de duelo santiago
pero también candores de
mosqueta el día o la noche en que el olvido
pianos que arrancan lágrimas estalle
cadáveres que miran aún desde salte en pedazos o crepite /
sus huertos los recuerdos atroces y de
nostalgias inmóviles en un pozo maravilla
de otoño quebrarán los barrotes de fuego
sentimientos insoportablemente arrastrarán por fin la verdad por
actuales el mundo
que se niegan a morir allá en lo y esa verdad será que no hay
oscuro olvido
SI DIOS FUERA UNA MUJER

¿Y si Dios fuera una mujer?


Juan Gelman

¿y si dios fuera mujer?


pregunta juan sin inmutarse

vaya vaya si dios fuera mujer


es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas

tal vez nos acercáramos a su divina


desnudez
para besar sus pies no de bronce
su pubis no de piedra
sus pechos no de mármol
sus labios no de yeso

si dios fuera mujer la abrazaríamos


para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos sida o pánico
nos contagiaría su inmortalidad

si dios fuera mujer no se instalaría


lejana en el reino de los cielos
sino que nos aguardaría en el zaguán del
infierno
con sus brazos no cerrados
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles

ay dios mío dios mío


si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería
qué venturosa espléndida imposible
prodigiosa blasfemia
Gustavo Adolfo Bécquer

Originario de Sevilla, España, Bécquer nació el 17 de febrero de 1836 siendo su padre


un célebre pintor del costumbrismo sevillano quien dejó huérfano a Adolfo a los cinco
años; comenzó sus primeros estudios en el colegio de San Antonio Abad, para luego
pasar a tomar la carrera náutica en el colegio de San Telmo.
A los nueve años quedó huérfano también de madre y salió del anterior colegio para ser
acogido por su madrina de bautismo. A la edad de diecisiete años dejó a su madrina y a
la buena posición que ésta le proporcionaba para viajar a Madrid en busca de fortuna a
través del campo de las letras que se le daba con facilidad.
Como es conocido, no era fácil subsistir de la literatura y paradójicamente, Bécquer que
deseaba encontrar fortuna lo que abundó fueron escaseces, por lo que se vio obligado a
servir de escribiente en la Dirección de Bienes Nacionales, donde su habilidad para el
dibujo era admirada por sus compañeros, pero fue motivo de que fuera cesado al ser
sorprendido por el Director haciendo dibujos de escenas de Shakespeare. De este modo
volvió Gustavo a vivir de sus artículos literarios que eran entonces de poca demanda
por lo que alternó esta actividad con la elaboración de pinturas al fresco.
Tiempo después encontró una plaza en la redacción de "El Contemporáneo" y fue
entonces que escribió la mayoría de sus leyendas y las "Cartas desde mi celda".
En 1862 llegó a vivir con Bécquer su hermano Valeriano, célebre en Sevilla por su
producción pictórica pero no por eso más afortunado que Gustavo, y juntos vivieron al
día uno traduciendo novelas o escribiendo artículos y el otro dibujando y pintando por
destajo; mucho les costó a los hermanos salir adelante de su infortunio y con el tiempo
lograron juntos una modesta estabilidad que les permitía a uno retratar por obsequio y al
otro escribir una oda por entusiasmo.
Como legado para la literatura del mundo, Gustavo Adolfo Bécquer dejó sus "Rimas" a
través de las cuales deja ver lo melancólico y atormentado de su vida; en el género de
las leyendas escribió la célebre "Maese Pérez el Organista", "Los ojos verdes", "Las
hojas secas" y "La rosa de pasión" entre varias otras. Escribió esbozos y ensayos como
"La mujer de piedra", "La noche de difuntos", "Un Drama" y "El aderezo de esmeraldas"
entre una variedad similar a la de sus leyendas. Hizo descripciones de "La basílica de
Santa Leocadia", el "Solar de la Casa del Cid" y el "Enterramiento de Garcilaso de la
Vega", entre otras. Por último, dentro del costumbrismo o folklor español escribió "Los
dos Compadres", "Las jugadoras", la "Semana Santa en Toledo", "El café de Fornos" y
otras más.
En septiembre de 1870 dejó de existir Valeriano, duro golpe para Gustavo, que pronto
enfermó sin ningún síntoma preciso, de pulmonía que se convirtió luego en hepatitis
para tornarse en una pericarditis que pronto había terminar su vida el 22 de diciembre
de ese mismo año.
RIMA LIII

Volverán las oscuras golondrinas


en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban


tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas


de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío


cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos


las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas


como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!
RIMA IV

No digáis que, agotado su tesoro,


de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso


palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance


las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma,


sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen


los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!
RIMA III

Sacudimiento extraño ordena en el cerebro


que agita las ideas, y entre las sombras hace
como huracán que empuja la luz aparecer.
las olas en tropel.
Brillante rienda de oro
Murmullo que en el alma que poderosa enfrena
se eleva y va creciendo de la exaltada mente
como volcán que sordo el volador corcel.
anuncia que va a arder.
Hilo de luz que en haces
Deformes siluetas los pensamientos ata;
de seres imposibles; sol que las nubes rompe
paisajes que aparecen y toca en el zenít.
como al través de un tul.
Inteligente mano
Colores que fundiéndose que en un collar de perlas
remedan en el aire consigue las indóciles
los átomos del iris palabras reunir.
que nadan en la luz.
Armonioso ritmo
Ideas sin palabras, que con cadencia y número
palabras sin sentido; las fugitivas notas
cadencias que no tienen encierra en el compás.
ni ritmo ni compás.
Cincel que el bloque muerde
Memorias y deseos la estatua modelando,
de cosas que no existen; y la belleza plástica
accesos de alegría, añade a la ideal.
impulsos de llorar.
Atmósfera en que giran
Actividad nerviosa con orden las ideas,
que no halla en qué emplearse; cual átomos que agrupa
sin riendas que le guíen, recóndita atracción.
caballo volador.
Raudal en cuyas ondas
Locura que el espíritu su sed la fiebre apaga,
exalta y desfallece, oasis que al espíritu
embriaguez divina devuelve su vigor...
del genio creador... Tal es nuestra razón.
Tal es la
inspiración. Con ambas siempre en lucha
y de ambas vencedor,
Gigante voz que el caos tan sólo al genio es dado
a un yugo atar las dos.

RIMA LXI

Al ver mis horas de fiebre


e insomnio lentas pasar,
a la orilla de mi lecho,
¿quién se sentará?

Cuando la trémula mano


tienda, próximo a expirar,
buscando una mano amiga,
¿quién la estrechará?

Cuando la muerte vidríe


de mis ojos el cristal,
mis párpados aún abiertos,
¿quién los cerrará?

Cuando la campana suene


(si suena en mi funeral)
una oración, al oírla,
¿quién murmurará?

Cuando mis pálidos restos


oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa,
¿quién vendrá a llorar?

¿Quién en fin, al otro día,


cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo
quién se acordará?
RIMA XXIX

La bocca mi baciò tutto tremante.

Dante, Commedia, Inf., V., 136.

Sobre la falda tenía


el libro abierto;
en mi mejilla tocaban
sus rizos negros;
no veíamos letras
ninguno creo;
mas guardábamos ambos
hondo silencio.
¿Cuánto duró? Ni aun entonces
pude saberlo.
Sólo sé que no se oía
más que el aliento,
que apresurado escapaba
del labio seco.
Sólo sé que nos volvimos
los dos a un tiempo,
y nuestros ojos se hallaron
¡y sonó un beso!

Creación de Dante era el libro;


era su Infierno.
Cuando a él bajamos los ojos,
yo dije trémulo:
—¿Comprendes ya que un poema
cabe en un verso?
Y ella respondió encendida:
—¡Ya lo comprendo!
RIMA XI

—Yo soy ardiente, yo soy morena,


yo soy el símbolo de la pasión,
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mí me buscas?
—No es a ti, no.

—Mi frente es pálida, mis trenzas de oro:


puedo brindarte dichas sin fin,
yo de ternuras guardo un tesoro.
¿A mí me llamas?
—No, no es a ti.

—Yo soy un sueño, un imposible,


vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible:
no puedo amarte.
—¡Oh ven, ven tú!

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