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VIDA

RELIGIOSA
Y DESARROLLO
LATINOAMERICANO
Confederación Latinoamericana de Religiosos
CLAR

VIDA RELIGIOSA
Y DESARROLLO
LATINOAMERICANO

SECRETARIADO GENERAL DE LA CLAR


Apartado Aéreo 90710
Bogotá - Colombia
Colección CLAR N? 6 1969
CONTENIDO

Presentación

Prólogo de la edición brasileña

VIDA RELIGIOSA, MISIÓN EN EL MUNDO


El mundo moderno
1 - El valor de la persona
2 - La sociedad que cambia
3 - Perspectivas de fe
La Iglesia
1 - Sacramento de la salvación
2 - Misión proíética
3 - Servicio

Vida Religiosa
1 - Seguir a Cristo
2 - Comunión con Dios y con el Prójimo
3 - Repercusiones
4 - Santidad y consagración

PASTORAL PARA EL DESARROLLO


Un continente en desarrollo
1 - Las estructuras
2 - Las mentalidades
Traducción del original:
A Vida Religiosa No Brasil de ñoft
Los religiosos y el desarrollo
Sor María Antonieta Villegas, F.M.I.
1 - Atención a lo real
2 - La solidaridad
3 - La conversión

Desarrollo y pastoral
Editado con las debidas licencias
de la Conferencia de los Religiosos del Brasil. 1 - Discernimientos
Propiedad reservada 2 - Criterios
Pág. PRESENTACIÓN
Pastoral integrada 34
1 - Integración en el plano vertical 34
2 - Integración en el plano horizontal 35

LA VIDA FRATERNA
1 - Opción a la vida comunitaria 37 La fidelidad es exigente. Y ser fiel a la renovación adecua-
2 - Personas que se desarrollan 38 da que la Iglesia ha pedido a los religiosos en el Concilio requie-
3 - Comunidades que se vivifican 39 re a la vez: seguir con fe los criterios que el Concilio señala .y
buscar con entusiasmo, esperanza y dinamismo.
Expresiones del testimonio evangélico 40
ha Conferencia de Religiosos del Brasil (CRB) ha empren-
1 - Obediencia y corresponsabilidad 40 dido esa tarea. Esas líneas de renovación se presentan en este
2 - Pobreza y bienes materiales 41 documento. Es la traducción del documento brasileño presentado
3 - Virginidad y celibato 43 por la CLAR. Ha sido un trabajo hecho con seriedad, en su VIH
Asamblea General, en julio de 1968; la CRB ofrece este trabajo
Estructuras en junción de la misión y del amor 44 a sus hermanos de América Latina.
1 - Dinamismo 44 El planteamiento de la CRB es novedoso y podrá extrañar
2 • Flexibilidad . 45 al que desconoce, en su tremenda realidad, la situación del Brasil
y de toda la América Latina. Como ha sido también novedoso el
Vida fraterna, oración y liturgia 46 planteamiento del Concilio al exigir el conocimiento y adapta-
ción a la situación de cada país como uno de los criterios de
1 - El sentido de la oración •46 la verdadera renovación.
2 • Vivencia litúrgica 47
Pablo VI conoce esa realidad latinoamericana y la vive in-
VOCACIÓN Y FORMACIÓN tensamente. La Ene. Populorum Progressio y los Discursos de
Bogotá lo manifiestan con elocuencia. No se puede ya descono-
1 • Diálogo 49 cer esa significativa expresión: "el nuevo nombre de la paz es
2 - Opción 51 desarrollo".

Formación 52 La paz es un don de Dios y caracteriza su reino. Como "ha-


cedores de la paz" el cristiano y el religioso tienen que trabajar
1 - Educación para la opción 52 en América Latina en el desarrollo, en la promoción de sus her-
2 - Formación para lo real 53 manos.
3 - Formación para la libertad 54
4 - Formación espiritual con rniías a la misión 55 No es de extrañar entonces que el documento que presenta-
5 - Formación comunitaria 56 mos insista continuamente en la vinculación que debe existir
6 • Comunidad educadora 57 entre el desarrollo y las tareas de los religiosos en Latinoamérica
hoy. Es la misma línea adoptada por la Segunda Conferencia Ge-
neral del Episcopado Latinoamericano en Medellín, en septiem-
bre de 1968 y sancionada por S. S. Pablo VI.
Meditando el documento se percibe la profundidad de la exi-
gencia que nos impone el testimonio escatológico y el servicio

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fraterno entre los hombres de nuestros países, tan marcados por PROLOGO DE LA EDICIÓN BRASILEÑA
la miseria, el hambre y la ignorancia.
Muy mal entendería el documento quien pensara que se pro-
pone transformar al religioso en técnico del desarrollo y promo-
tor humano. Podría pensarse que ha quedado una laguna y que
no se da la debida importancia a la "renovación espiritual" que
el Concilio señala como criterio principal y como principio ani- 1. Presentamos el documento "La Vida Religiosa en el Brasil
mador de los otros. Pero no lo olvida; al contrario, continuamen- de hoy" preparado durante meses por las Oficinas Regionales y
te se recalca que solo dentro de una visión de fe J dentro del grupos de peritos de la Conferencia Nacional y finalmente discuti-
marco de una consagración a Dios, puede el religioso realizar esa do, enmendado y aprobado por la VIII Asamblea de los Provin-
tarea que hoy tiene para con sus hermanos en Latinoamérica. ciales celebrada en Río de Janeiro, en julio del presente año.
La más fiel tradición señala como carisma propio de las co- 2. El texto presupone lectores familiarizados con los docu-
munidades religiosas la misión del testimonio y del servicio. Así mentos conciliares, especialmente con la Gaudium et Spes, la
lo han hecho, en situaciones peculiares, los pueblos de Europa y Lumen Gentium, Dei Verbum, Perfectae Caritatis. De ahí que
de América en los comienzos de su evangelización. Dios quiera el documento no se detenga en análisis y deducciones teológicos
que podamos realizarlo también nosotros hoy, en las circunstan- tomados de los textos del Vaticano II (Las citas que preceden
cias especiales en que están viviendo nuestros pueblos latinoameri- a los textos son simplemente ayudas para la reflexión).
canos. Agradecemos a la CRB lo que ha hecho para ayudarnos en
esta fidelidad al Señor. 3. La inserción del religioso en el contexto del brasil con-
temporáneo es el enfoque central del documento de nuestros pro-
Manuel Edwards., ss. ce. vinciales.
Presidente CLAR 4. Por este motivo, el primer capítulo presenta algunas di-
mensiones de la persona y de la sociedad en cambio. En este con-
texto sitúa a la Iglesia que "se encarna en cada época y en cada
lugar", para cumplir su misión profética y de servicio; en esta
realidad destaca el significado profundo de la vida religiosa a par-
tir de dos características básicas: la imitación del modus vivendi
de Cristo y la implantación en un sector específico de la misión
de la Iglesia en el mundo.
5. El capítulo segundo procura insertar al religioso en la
preocupación fundamental del Brasil contemporáneo: el desarro-
llo. Hace consideraciones sobre las estructuras y mentalidades.
A la luz de la Populorum Progressio subraya el carácter antropo-
lógico del desarrollo. Hace notar que "vivir en medio de las ba-
rriadas humildes, ayudar para que se desarrollen los hombres,
para que se desarrolle su poder creativo, su poder de decisión y
autoconquista, es uno de los más bellos llamamientos que el Es-
píritu Santo hace a los religiosos". La conclusión del capítulo, con
un largo llamado en favor de la participación en el desarrollo y
de la pastoral, manifiesta "la necesidad de la solidaridad con las
aspiraciones y problemas de nuestro pueblo y la urgencia de la
conversión a la realidad" para ayudar al pueblo a promover su

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propio desarrollo hasta alcanzar la dimensión del hombre perfecto.
Cristo Jesús. VIDA RELIGIOSA, MISIÓN EN EL MUNDO
6. La vida en fraternidad, objeto del tercer capítulo, exige
"amistad auténtica, madura, informada por la caridad que lleva a
la profunda koinonía, penetrada por la presencia de Cristo". De
este modo se desarrollan las personas y se vivifican las comuni-
dades. Pero toda la razón de ser de la comunidad es su misión en
el mundo. Por esto se inserta en los ambientes de vida humana.
Por esto también la preocupación para dotarla de estructuras que Razón del capítulo
le permitan esta funcionalidad en el cumplimiento de su misión. GS, 7. Las crisis y los conflictos no existen
Los mismos votos son orientaciones dentro de esta perspectiva. solamente en esta o en aquella Or-
"La comunidad entera, presidida por el superior es obediente a las den o Congregación religiosa. Son univer-
enseñanzas de los tiempos". "La problemática es, sobre todo, dis- sales. Al contrario de lo que muchos pien-
ponibilidad total de la persona en la misión. san, la dificultad para el diálogo entre las
"La virginidad y el celibato en la vida religiosa son respues- generaciones proviene principalmente de la
tas al don de Dios y consagración amorosa y exclusiva de toda la aspiración a la libertad y a la personalidad
persona a la misión de la Iglesia". De ahí el dinamismo de la que caracteriza el mundo moderno. Nuestros
comunidad: "buscar una forma de testimonio y de servicio en el tiempos no son menos cristianos que los an-
mundo"; tener en cuenta las necesidades de "la gran comunidad teriores, pero en cambio exigen una nueva
humana". Por esto la necesidad de la flexibilidad. perspectiva de evangelización y una nueva
actitud espiritual.
El capítulo concluye con la integración de la oración y de la
liturgia en la vida real. "La oración debe brotar de la misma pro-
fundidad humana de donde brota la fe, es decir, del aspecto hu-
mano consciente de su responsabilidad frente a su destino perso-
nal y comunitario". "La vida litúrgica es señal de fraternidad y de
integración en el misterio pascual". Por último, una verdadera EL MUNDO MODERNO
celebración supone que se den a los gestos humanos toda su ver-
dad, en un "profundo niv.el de vivencia y de amor".
7. El cuarto y último capítulo presenta la vocación como GS, 4, 5, 63. En el mundo de hoy se producen grandes
llamamiento de Dios y libre respuesta del hombre. La vida reli- transformaciones que alcanzan y repercu-
giosa es una verdadera vocación dentro de la Iglesia, como for- ten profundamente en el comportamiento de las personas y
ma concreta de vida cristiana. Posee una doble característica: el de la sociedad.
testimonio del valor escatológico de la actividad humana, y el
servicio a los hombres. La opción libre exige formación para la
libertad, formación para lo real, formación comunitaria. 1. El valor de la persona
8. La Asamblea de los Provinciales aprobó este documento GS, 5. Hoy se ha generalizado la toma de conciencia del
como una ayuda de estudio para las regiones, las provincias y las valor de la persona humana como centro del uni-
comunidades. Por tanto no es un texto definitivo, sino un instru- verso y agente de la historia.
mento que orienta los estudios y las decisiones. Ojalá contribuya
a la renovación de la vida religiosa en el Brasil de hoy. El hombre, gracias al progreso de las ciencias contempo-
ráneas y de la técnica, perfecciona su dominio sobre la natu-
raleza y se deshace de las concepciones mágicas y de las in-
terpretaciones míticas del universo y de la divinidad, aunque
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no está exento de los peligros del individualismo y del natu- forma paternalista, ni como instrumentos de trabajo, y exi-
ralismo. gen los derechos que les son propios.
Aumenta igualmente el conocimiento sobre los elemen-
PP, 41; GS, 9, 22. La mujer, hasta hace poco tiempo
tos integrantes de su personalidad, de los condicionamientos
consagrada a las tareas domésticas,
síquicos y sociales que limitan su libertad y adquiere, al mis-
descubre la posibilidad y la necesidad de actuar en la socie-
mo tiempo, mayor posibilidad para superarlos. Asume' enton-
dad, aportando la riqueza de las dotes femeninas en la cons-
ces, personalmente, los caminos de su propia existencia y trucción de un mundo más humano. No quiere ser tratada
hace esto como expresión máxima de su responsabilidad. Por como ser inferior o menos capaz. Reivindica la igualdad de
esto se rebela contra todo lo que le impida el desarrollo y derechos y posibilidades para realizarse como persona. Asu-
el pleno gozo de su libertad. me responsablemente su participación en la vida social, a
Amplía la conciencia de la integridad de su ser, superan- través del estudio y de la capacitación profesional.
do las oposiciones entre materia y espíritu y en esta forma
asume todos los valores. Ya no ve el cuerpo como un impe- GS, 9; AA, 12; PP, 74. Los jóvenes conscientes de su
dimento y lo integra en su vida espiritual, ya que es a través valor y de su número, no aceptan
de él como el hombre entra en relación con el mundo, con ser marginados de los grandes problemas de la humanidad.
los demás hombres y con el mismo Dios. Los movimientos estudiantiles de protesta en los tiempos ac-
tuales, adquieren características nuevas. Son manifestaciones
GS, 33; PP 7; GS, 61. La revolución industrial altera el senti- del deseo de participar en la solución de los grandes pro-
do del trabajo. En el pasado, el traba- blemas de un mundo gobernado por los adultos.
manual era tarea de esclavos y siervos, indigno de hombres Si la aspiración de bienes y de la realización personal
libres y nobles. Hoy el trabajo es un factor importante en la existe en todos, por otra parte las estructuras son opresivas
realización de la persona y la sociedad marginada, desprecia y las posibilidades limitadas. La organización y el desarrollo
y cataloga como parásitos a los que no trabajan. Por el tra- del mundo del trabajo todavía conservan situaciones y con-
bajo intelectual, manual y espiritual, el hombre construye la diciones inhumanas reteniendo al hombre moderno en cauti-
sociedad y humaniza al mundo. La remuneración es el reco- verios deprimentes. No todos encuentran formas de supera-
nocimiento del valor de la actividad desplegada. ción social. Millones de campesinos afluyen a las ciudades
grandes y forman la enorme población marginada. El estudio
Por el predominio de la técnica y por el rendimiento de es todavía privilegio de una pequeña minoría y es mínimo
la máquina, en la sociedad moderna, aumenta el tiempo y las el número de los que llegan a las universidades. Los innu-
formas del descanso, y se ofrecen mejores condiciones para merables beneficios de la cultura y del progreso no son ac-
la recuperación de las fuerzas, el desarrollo espiritual y la cesibles a la inmensa mayoría.
dedicación a otras actividades extraprofesionales.

GS, 9; PP, 9. El descubrimiento del valor de la persona


humana no es privilegio de una u otra 2. La Sociedad que cambia
clase. Por el contrario; progresivamente se extiende a todos
los grupos de la sociedad que hasta entonces soportaban, en GS, 4. Una gran característica del mundo moderno es su
silencio, situaciones de inferioridad. unificación a escala mundial y el hombre vislum-
bra la posibilidad de una comunidad universal. Los aconte-
Obreros y campesinos toman conciencia de que, como cimientos sobrepasan los límites regionales y son conocidos
personas humanas, tienen derecho de aspirar a todo lo que por todo el mundo. Cada vez es mayor la interdependencia
se ofrece a los demás. Comprenden que para hacer valer sus política, cultural y económica entre los pueblos, dando con-
derechos necesitan la unión. No aceptan ser tratados en texto mundial a las transformaciones locales. Los medios

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de comunicación social asumen importancia cada vez mayor 3. Perspectiva de fe
en la vida de las personas y de las colectividades.
GS, 34, 57. El cristiano acepta el desafío lanzado por el
GS, 6, 25; MM, 56. Simultáneamente se opera una cre- mundo actual. Sabe que las transformacio-
ciente socialización. La multiplica- nes sociales no son fruto de mecanismos ciegos, sino que el
ción progresiva de las relaciones, dentro de la convivencia Espíritu Santo, a través de la acción humana, conduce la
social, implica multiplicidad y diversificación de grupos, fru- historia a su plenitud.
to y expresión de la tendencia irreprimible de los seres hu-
manos que se asocian, cuando fines y medios sobrepasan GS, 11. Por consiguiente, sus actitudes fundamentales
las capacidades de los individuos. El ansia de la persona hu- ante el mundo son la fe, la esperanza y el amor.
mana por integrarse en formas asociativas, expresa el deseo Por la fe, el cristiano distingue los signos de la presencia de
de participar de la responsabilidad social y de suprimir el Dios en los acontecimientos y en la vida de los hombres y,
individualismo y el monopolio de las decisiones. a través de ellos, percibe la dirección hacia donde se enca-
mina el progreso de la humanidad. Por la esperanza, se ani-
GS, 42. En el contexto de socialización y unificación ma en la construcción del mundo en una perspectiva del
mundial, la toma de conciencia de los valores Reino. Por el amor, se hace solidario con todos los hombres.
de la persona humana transforma las relaciones de los hom-
bres entre sí y de los hombres con Dios. Se avanza en el res- Aunque a primera vista, ciertos reconocimientos y acti-
peto por la diversidad de opiniones en lo social, en lo polí- tudes del hombre moderno aparezcan como alejamiento de
tico y en lo religioso. Las ideologías opuestas buscan coexis- la religión, laicismo, materialismo, un examen más minucio-
tencia y diálogo. so revela que muchas veces se opera una verdadera purifi-
cación de todo aquello que no es indispensable sino acceso-
GS, 9, 26, 35; PP, 34; DH, 1. Oprimido todavía por nu- rio en la vida cristiana.
merosas formas de coac-
ción, el hombre moderno percibe mejor, hoy día, la prima- GS, 7, 36. Esta purificación es una exigencia de la pro-
cía de la persona humana sobre las estructuras sociales, sean pia Revelación divina. Fue el mismo Creador
civiles o eclesiásticas, y protesta contra todo tipo de co- quien vino a libertar al hombre de la sumisión a las poten-
acción. cias cósmicas y decirle que es superior a todos los animales
existentes. La visión mítica lo esclavizaba a las fuerzas de la
GS, 7, 8; PP, 10. Se acentúa el choque de las generacio- naturaleza. La Revelación bíblica, por el contrario, le confía
nes. Unas exageran su apego a la gran- la responsabilidad de dominar todo el universo y de colocar-
deza y estabilidad de las tradiciones; otras, impulsadas por lo a su servicio a fin de que "todo el universo alabe a su
el ansia de realización personal, acusan a los cuadros tradi- Creador". Lentamente, a través de la historia, el hombre to-
cionales de impedir el desarrollo de la personalidad y bus- ma conciencia de su lugar en el mundo, y los descubrimien-
can otros más adaptados a las circunstancias de los tiempos tos de la ciencia, juntamente con el perfeccionamiento de la
actuales. técnica, le dan la posibilidad para hacer cada vez más efec-
tivo el dominio sobre todo lo creado.
Una inseguridad y una angustia profundas nacen de los
rápidos cambios sociales, de los conflictos de generaciones y GS, 45; GS, 39. La Encarnación es el centro de la his-
de la diversidad y alteración en la jerarquía de valores. Las toria y marco fundamental en el pro-
generaciones anteriores sufren por el rechazo de los valores greso del hombre. Naciendo de María, Cristo, hombre
sobre los cuales fundamentaron sus vidas; las nuevas, por perfecto, asumió valores temporales: pasó la mayor parte
la oposición de aquellas a los valores descubiertos que con de su vida en el trabajo de carpintero. Al asumir su
sideran vitales. ministerio, sin despreciar los deberes religiosos, muestra
claramente la diferencia de lo que enseña y hace, de aque-
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lio que hacen y enseñan los príncipes de los sacerdotes.
Proclama la superioridad del hombre sobre el Templo instrumento de comunión de los hombres entre sí y de los
y el Sábado, para manifestar que la santidad se encuen- hombres con Dios.
tra en el interior del hombre, en su consagración ínti-
ma a Dios. Combate el ritualismo de los fariseos y la reli- LG, 7; AG, 1. La misión que Cristo le confía, es la de
giosidad que busca prodigios extraordinarios. Hombre-Dios, ser peregrina con los hombres, de cami-
Cristo hace de todo lo que es humanamente válido, instru- nar con ellos, sin perder su carácter de sociedad visible, en-
mento de unión de los hombres con Dios. La propia muerte carnándose en el seno de las realidades terrenas, siendo allí
es vivida como expresión última de amor en la luz de la la palabra profética y el servicio constantes.
Resurrección. Así, después de libertarse del temor ante la
naturaleza divinizada, el hombre es llamado a la unión con
Dios por la mediación de los valores creados. 2. Misión profética

Consideradas en estas perspectivas muchas de las trans- LG, 35, 41, 63; GS, 4, 11, 37, 43. La Iglesia, como sacra-
formaciones que se operan en el mundo moderno, lejos de mento de Cristo, recibe
ser una disminución del cristianismo, son factores de espe- de El la palabra y la fuerza de salvación. Contemplando el
ranza si el mensaje evangélico fuere purificado de las formas misterio de Cristo, inspirada en sus palabras y fortalecida
arcaicas de la religión. por el "pan vivo", descubre la significación de los aconteci-
mientos y revela al mundo el sentido profundo del proceso
de su desarrollo. Le revela que sus transformaciones son
queridas por Dios, y en la medida en que fueren promo-
vidas la justicia y la caridad, el mundo caminará cada vez
más hacia la plenitud. Revela que el proceso de desarrollo
LA IGLESIA de la humanidad expresa, así, la continuación de la acción
creadora y redentora de Dios.
1. Sacramento de la salvación Si el progreso de la humanidad elimina paulatinamente
interpretaciones místicas y actitudes mágicas y se libera el
LG,4, 8; DV,2; GS, 19, 32; GS, 40. Las transformaciones mundo de la aureola sacral, la Iglesia no desconoce los pe-
del mundo moderno ligros que corre el hombre moderno. Entregado a sí mismo
afectan igualmente a la Iglesia. Presente en el mundo de su es tentado por el ateísmo, el naturalismo y el laicismo, tan-
tiempo, su misión es la de contribuir a la realización del to cuanto en el pasado lo tentaban la idolatría y el mani-
designio del Padre. Así como Cristo se insertó en la realidad queísmo.
histórica de su tiempo, la Iglesia, continuando su presencia
salvífica, se encarna en cada época y lugar. La fuerza del GS, 9, 11, 13, 42. La Iglesia, a la luz del Evangelio, des-
Espíritu que en ella habita, conduce a los hombres y al cubre las ambigüedades del mundo y
mundo a la plenitud en Cristo. Las transformaciones que se del comportamiento humano. Discierne las señales de los
operan en el hombre y en la sociedad concurren a la reali- tiempos, en los cuales Dios continúa hablando a los hom-
zación de la salvación de la humanidad, según los designios bres de hoy. Valoriza, como camino posible y mejor para
del Padre. la salvación, las transformaciones que se operan. Denuncia
por otra parte, las contra-señales, que oprimen al hombre
LG, 1; AG, 1. La Iglesia participa de las angustias de y le ocultan la faz de Dios: el egoísmo individual, el abuso
los hombres de hoy y de las aspiracio- del poder personal o colectivo, la explotación de las clases
nes de solidaridad y comunión universales. La Iglesia, como menos favorecidas, la subordinación de los valores esen-
sacramento de salvación universal, fue constituida señal e ciales a los valores secundarios.

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Apoyada en la Palabra de Dios, cree en la presencia del VIDA RELIGIOSA
misterio de la salvación que se opera a través de las reali-
dades humanas, y de esa fe da testimonio por lo que rea-
liza y por lo que dice.
1. Seguir a Cristo

3 Servicio PC, 1, 2. La existencia de la vida religiosa está en la


dependencia directa de un hecho histórico:
LG, 13, 17, 33; AG, 2, 6. Como comunidad de salvación, la vida de Jesucristo. El Espíritu Santo siempre inspiró en
la Iglesia está al servicio del la Iglesia, cristianos que siguieron a Jesucristo, escogiendo
hombre y del mundo. Peregrina y solidaria, compartiendo libremente, por ejemplo, el celibato por amor de Cristo, a
las esperanzas y las angustias, procura despojarse de es- fin de anunciar el Reino de Dios. No se puede hablar de
tructuras anticuadas y promover los valores. Por la evan- vida religiosa sin referencia al seguimiento de Cristo.
gelización se pone al servicio del hombre, empeñándose con
él en la lucha contra el pecado, en la búsqueda de la san- Lo que caracterizó fundamentalmente la vida de Cristo
tidad, en la comunión de los hombres entre sí y con Dios, fue su donación total de amor que culminó con la obedien-
a través de Cristo. Por los actos sacramentales celebra la cia hasta la muerte en la cruz. Antes de volver al Padre,
victoria sobre el pecado y se compromete aún más en esa envió a sus discípulos para que continuasen su misión. Esta
lucha. misión es la que toda la Iglesia recibe y continúa ejerciendo
en la tierra. No está plenamente identificado con Cristo
aquel que no se angustia con la suerte de los hombres y
GS, 13, 32, 37; AAP, 5, 7. La lucha por la liberación del no está dispuesto a darse totalmente para que todos sean
mal y la construcción del Rei- salvos.
no de Dios envuelve a todos los hombres; tanto en las con-
ciencias como en las estructuras de la sociedad hay nece-
sidad de la victoria sobre el pecado. Por consiguiente, la LG, 8, 44, 46. Seguir a Cristo es. antejtodo.vivir_en_la fe.
Iglesia se siente en el deber de defender a los oprimidos Imitar a Cristo a través de la actitud con-
y de comprometerse en el esfuerzo por el desarrollo inte- c r e t a r e vida ante los valores universales.
gral y solidario de los hombres. Ella tiene conciencia de Seguir_ a Cristo, es aún más, reconocerlo en el pobre y
que así da testimonio a los hombres el amor de Dios y ellos en el que sufre. El mismo Cristo reveló su identificación
creerán en él al verla luchar por los valores que dignifican con todos los pequeños cuando dijo que consideraría hecho
la persona humana. a Sí mismo todo lo que a ellos se hiciere.
GS, 22. Por eso mismo siente que debe presentarse co- Seguir a Cristo es también llevar su adhesión a El hasta
mo comunidad que vive y respeta los valores el punto de procurar imitar el ejemplo concreto de su vida
humanos. Desea que el cristiano sea testimonio de autenti- histórica. La existencia de cristianos que sientan este lla-
cidad personal por la integración en su vida, de los valores mamiento y hagan esta opción es un carisma que el Espí-
humanos, por la capacidad de servir al bien común, por la ritu concede, que nunca faltó y jamás faltará a la Iglesia.
fidelidad con que proclama el misterio de la salvación. La vida religiosa se realiza en esta forma de imitación de
Cristo.

P C 5. La vocación religiosa es una gracia de Dios, u n


carisma concedido a algunos cristianos para que
sirvan a Dios y a los hombres, siendo en la comunidad hu-
mana, señal de presencia de los valores permanentes y es-
catológicos del Reino de Dios. Toda la vida del religioso de-
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b e ser una respuesta al llamamiento que ese don divino es- demás hombres. Solidario con los hombres de su tiempo,
tableció en su vida. el religioso, por la propia vida humana consagrada con sus
actitudes y doctrina, debe ser un testimonio de los valores
LG, 42, 43, 44. Finalmente, se puede formular el concep- del Reino de Dios, que Cristo adquirió con su sangre y re-
to de vida religiosa en dos grandes ca- veló al mundo.
racterísticas :
1. El seguimiento de la moralidad concreta de la vida 3. Repercusiones
asumida por Cristo;
Las transformaciones que se operan en el mundo y en
2. El arraigar la vida bautismal en un sector especí-
la Iglesia, afectan igualmente la vida religiosa. Como hom-
fico de la misión de la Iglesia en el mundo. En fun-
bres de su tiempo, los religiosos no son ajenos a las aspi-
ción de esta misión el religioso asume los consejos
raciones y a los anhelos actuales del mundo, ni tampoco
evangélicos que lo liberan y hacen totalmente dis-
inmunes a las contradicciones de la humanidad moderna.
ponible a la misión.
Los problemas actuales de la vida religiosa no se reducen
solamente a la necesidad de modificaciones en las consti-
tuciones, en las costumbres y modos de vivir; es el propio
2. Comunión con Dios y con el prójimo
sentido de la presencia de los religiosos en la Iglesia y en
el mundo, lo que está siendo discutido.
LG, 2; GS, 19; PC, 1. A través de Jesucristo, el hombre
entra en comunión con Dios. Se-
GS, 10; PC, 8. Numerosos son los religiosos que se sien-
guir a Cristo es el camino para esta comunión. Por la co-
ten inseguros ante el panorama del mun-
munión con Dios es como el hombre alcanza la realización
do moderno y la profundidad de las transformaciones que
personal más auténtica, pues no puede existir una plena
en él se operan. Sienten que las transformaciones profundas
realización humana sin apertura a esta comunión. El cami-
se deben hacer en la manera de concebir y vivir la vida
no para el amor a Dios pasa exactamente por la comunión
religiosa. Cómo hacer para que ella sea un signo que re-
con el prójimo. El religioso hace efectivo ese amor al pró-
vele la presencia de Dios en el mundo y la presencia de Cris-
jimo, tanto en la vida fraterna como en la apertura al amor
to en su Iglesia? La vida religiosa no se renueva para sí
universal de los hombres. De hecho, con los otros miem-
misma, sino debe ser vista en referencia constante a Dios
bros de su comunidad está unido por la misma opción de
y al mundo de los hombres. La Iglesia que prolonga en el
vida y establece con ellos una vida de fraternidad. Imitando
tiempo la misión dada a Cristo por el Padre, requiere que
a Cristo, se dedica a todos los hombres, especialmente a
los religosos individualmente y en comunidad, a través de
aquellos con quienes convive por el trabajo y junto a los
toda su vida, cumplan la misión de anunciar la salvación y
cuales desempeña su misión.
conducir a la plenitud a toda la humanidad. Para respon-
der, por lo tanto, a los llamamientos del momento actual,
LG, 43, 44. El llamamiento a la plenitud de la íntima
urge renovar la vida religiosa tal como viene siendo vivida
unión con Dios, lejos de significar para el
entre nosotros, de modo que corresponda a la realidad la-
religioso una ruptura de solidaridad con el resto de la hu-
tinoamericana.
manidad, lo lleva, por el contrario, a participar de las jus-
tas aspiraciones de sus contemporáneos. Hay diversidad de
vocaciones, ciertamente, pero nunca se justifica el aleja-
miento de los problemas comunes de la humanidad. El re- 4. Santidad y consagración
ligioso debe ser para todos señal de Dios a quien vale la
pena consagrar la vida. Pero este testimonio solo podrá ser LG, 40; PP, 15, 16. La vida religiosa siempre fue consi-
entendido si fuere fruto también de la comunión con los derada como una consagración a

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Dios. Si para realizarla en su plenitud se subraya la necesi-
dad de la separación del mundo para encontrar a Dios, hoy PASTORAL PARA EL DESARROLLO
se insiste sobre la inserción del consagrado en el mundo,
a ejemplo de Cristo, que se encarnó para salvarlo.
A primera vista los fundamentos de la vida religiosa
serían sacudidos; sin embargo, un análisis más profundo re-
descubre su valor en el mundo en desarrollo. La santidad
integra los valores humanos y terrestres en la búsqueda de Razón del capítulo
la plenitud humana y cristiana. El religioso, consciente de
los valores del mundo y del hombre, los unifica en Cristo Se comprueba que la actividad de los reli-
y consagra toda su vida a Dios en el servicio de los hombres. giosos y sus instituciones tienen, realmen-
te, gran valor en Latinoamérica. Sin embar-
LG, 39, 41, 46. La santidad es también participación de go, la dimensión de los problemas del des-
la propia santidad de Dios, es decir, de arrollo y las necesidades que él mismo ha-
su poder al servicio de su bondad; tanto es así que pode- ce patentes, exigen una presencia más di-
mos decir que para nosotros la santidad sería el desarrollo námica y una acción cada vez más integra-
integral al servicio del Amor. Ser más para servir mejor. da. Por esto la importancia inmensa de los
planes de desarrollo de los países y de las
La vida religiosa, pues, corresponde a las aspiraciones directivas tanto de los Episcopados Nacio-
del mundo moderno. El Espíritu Santo suscita nuevas for- nales, como del Episcopado Latinoamerica-
mas de realización personal y comunitaria a través de la no. No basta la creciente integración de los
renovación en el testimonio y en el servicio. Así, la vida re-' religiosos, hasta ahora aislados, sino que se
ligiosa florecerá plenamente integrada en el mundo y en hace urgente una integración a nivel de las
la Iglesia de los nuevos tiempos. congregaciones.

UN CONTINENTE EN DESARROLLO

GS, 9; PP, 6. La vida religiosa se vive en un país real.


Qué clase de países son los nuestros? Co-
mo el mundo entero, nuestros países atraviesan una época
de profundas transformaciones. El avance tecnológico des-
encadenó la industrialización, por lo menos en los centros
principales de América Latina. Los medios de comunicación
social son poderosos agentes de la transformación de las
mentalidades y del proceso de aculturación, inclusive en los
medios rurales. De ahí que las últimas décadas hayan cam-
biado su mentalidad de cuatro siglos. A la p a r del fenóme-
no de la internacionalización, comienzan a surgir ventajas
para una cultura, una filosofía y una teología autóctonas a
la luz de las realidades locales, sobrepasando la era de la

22 23
pura y simple importación de ideas notables de maestros 2. Mentalidades
internacionales.
GS, 68, 69; PP, 21, 23. Marginalidad: gran parte de la
Los hombres y las naciones ambicionan cada día más
población no participa de los be-
su pleno desarrollo. Sin embargo, las dificultades están pre-
neficios sociales que el progreso coloca a la disposición de
sentes.
los hombres: educación, salud, trabajo, habitación, seguri-
dad social. Una población marginada por no contribuir en
las decisiones sociales, es ajena, inclusive, a la solución de
1. Las estructuras
los problemas que más la afectan, para no mencionar aque-
llos que no llegan a las condiciones mínimas de una vida
GS, 87; LG, 36. Latinoamérica ve crecer aceleradamente
humana. Una inmensa mayoría de analfabetos, cuya edu-
su población sin que por otra parte
cación frecuentemente se enfoca de una manera falsa, co-
se vea aumentar el crecimiento económico en la misma pro-
mo simple alfabetización, cuando por el contrario, se hace
porción : la suma de los bienes y de los servicios disponi-
n«cesaria una educación integral de base.
bles —fruto de la tensión dinámica entre el hombre y la
naturaleza— no existe en la medida en que se hace necesa-
ria. Todas las potencias de la naturaleza y del hombre que PP, 23, 29; GS, 65. La carencia de cultura hace que las
fueren descubiertas y despiertas, no consiguen ser desarro- personas y grupos se apoyen en las
lladas y satisfechas por la técnica y la cultura. tradiciones de familia, las cuales, al desmoronarse con el im-
pacto de los fenómenos sociales modernos, los arrojan a la
GS, 53, 56, 63, 66; PP, 8, 21, 56; GE, 1. Grandes obstácu- más lamentable de las inseguridades. La escuela no atiende
los de orden es- a las necesidades actuales de la población y no se ve cómo
tructural impiden el crecimiento económico y el progreso pueda atender en el futuro, ya que somos uno de los conti-
social; extensas propiedades rurales poco cultivadas o sin nentes que menos invierte en la educación. Los contenidos
cultivo alguno; deterioro en los términos de cambio en el y los métodos de muchos programas educativos son inade-
comercio internacional; falta de ahorro y capitales; desigual- cuados para responder a las exigencias de la nueva socie-
dad de oportunidades y renta entre regiones y clases; co- dad latinoamericana y, para llevarla a una corresponsabi-
lonialismo económico y político que oculta presiones y do- lidad social.
minio bajo las apariencias de independencia y autonomía;
La realidad social pone de presente que aún esta-
carencia de recursos y de condiciones, que imposibilitan a
mos muy lejos de nuestro pleno desarrollo; y se cons-
los administradores para realizar planes eficientes y rápidos;
tata también que nuestras estructuras mentales no corres-
sistemas y métodos educacionales anticuados; inexistencia
ponden a los tiempos nuevos en que vivimos. Para un
de cuadros para el ejercicio de la autonomía y expresión
gran número, lo importante es tener empleo y sueldo, no
de grupos intermedios que faciliten y aseguren la participa-
trabajo. Para muchos, el capital es aún valor absoluto y la
ción efectiva y organizada en los centros de decisión del
única fuente de derechos mientras que el hombre que tra-
poder político y económico.
baja es considerado todavía como mercancía de escaso va-
La unidad ae ios esfuerzos en el plano nacional se difi- lor. La insensibilidad hacia la persona humana, la avidez
culta por la preponderancia de los intereses regionales so- dé lucro, las condiciones inhumanas del trabajo, los escasos
bre los de todo el país, y también por el sacrificio de los salarios, los primitivos procesos para impedir la competen-
valores y recursos regionales en aras de las deficientes co- cia, indican que, en muchos lugares, el concepto de la em-
ordinaciones federales. La unidad de los pueblos, fraternos presa reedita aún, en pleno siglo veinte, el capitalismo su-
y dinámicos, es destruida por los intereses de minorías, por perado de los primeros tiempos de la revolución industrial.
la riqueza de grupos pequeños, si se comparan con la mar- En la mente de muchos, aún se identifican el capitalismo y
ginación de la mayoría del pueblo. el cristianismo. Otros buscan la solución en la simple im-

24 25
plantación de un comunismo, igualmente contrario al cris-
tianismo. Para muchos, un anticomunismo nefasto los ale- la Iglesia y de los institutos religiosos está esencialmente
ja de las indispensables y radicales reformas de las estruc- ligada a la respuesta que se debe dar al llamamiento de un
turas y de las mentes. Otros, finalmente, conciben el desarro- mundo nuevo.
llo en términos de poseer más y alcanzar mayores lucros, en
lugar de la formación de pueblos conscientes de sí mismos La inercia o vacilación de los pueblos latinoamericanos
y de su papel en la historia. frente al proceso de su desarrollo, los obstáculos, las trans-
formaciones por las que atraviesan actualmente, el subdes-
arrollo, la ignorancia, el fatalismo, la religiosidad enajenada
de la vida real, la inautenticidad religiosa, son verdaderos
llamamientos que Dios dirige a las comunidades consagra-
das para pedir una respuesta adecuada.
LOS RELIGIOSOS Y EL DESARROLLO

1. Atención a lo real
GS, 64, 65; PP, 14, 15, 19. En una perspectiva antropo-
lógica, podemos conceptuali- PC, 2. Se exige especial atención al nuevo tipo de re-
zar el desarrollo en los siguientes términos: laciones humanas y de existencia social. La vida
religiosa debe ser una señal en el comienzo de un proceso
a) Promoción de los valores del hombre y del mundo
de rápidos y profundos cambios sociales, en la multiplicidad
con miras a la construcción de la comunidad humana. Den-
de los fenómenos y de los problemas de la urbanización y
tro de este sentido, la producción de los bienes siempre ha-
en la convivencia perturbadora de un pluralismo de prin-
ce referencia al hombre y a la comunidad. Ante todo, se
cipios y de valores.
debe ayudar al pueblo a tomar conciencia de sí, de su pro-
pio valor, como persona y como comunidad. No se comprende ya el alejamiento de la comunidad
religiosa de los problemas, de su medio ambiente, ni se con-
GS, 9, 43, 57, 67; PP, 13. b) En una palabra, es necesa- cibe el responder de forma única, con el mismo tipo de ac-
rio ayudar al hombre a tividad y obras a tantas y tan diversas exigencias.
convertirse en señor de sí mismo, dueño de su historia per-
sonal y de la historia de la nación. LG, 36, 41. Latinoamérica pide testimonio y servicio. En
el seno de la comunidad humana los religio-
GS, 39, 45. En la perspectiva de la Populorum Progressio, sos se deben contar entre aquellos que comprenden mejor
el desarrollo tiene una profunda dimensión la plenitud del desarrollo humano y que más sinceramente
religiosa y también ideal del cristianismo. La fe nos enseña lo desean y lo realizan, para mostrar a los hombres de su
que Cristo es la plenitud de los valores, "meta de la histo- tiempo que el hombre perfecto, plenamente desarrollado es
ria humana, punto al cual convergen las aspiraciones de la "aquel que realiza la plenitud de Cristo" (Ef 4, 13). Los re-
historia y de la civilización, centro de la humanidad, ale- ligiosos deben distinguirse por el servicio a la comunidad
gría de todos los corazones y plenitud de todos los deseos". humana en la superación de las dificultades para el desarro-
llo y en la explicitación de los valores del hombre y de los
Los obstáculos que se presentan para el desarrollo ha- grupos.
cen evidente un ateísmo práctico, una religión mal compren-
dida. Y definen el tipo de acción que se espera del cristiano.
GS, 42, 64, 65. Pero todo esto exige una comprensión
Los fenómenos del desarrollo influyen sobre las convic- integral de lo que es el desarrollo y el
ciones religiosas y crean interrogantes sobre su forma y su progreso social. No es posible contentarse con un crecimien-
contenido. Así que se hace más claro que la renovación de to económico y un aumento cuantitativo de los bienes y de
'os servicios. Solamente hay desarrollo "cuando se alcanza
26
21
Los religiosos experimentan la necesidad de hacer un
a todo el hombre y a todos los hombres". Cristo debe estar
nuevo éxodo, desapegarse de todo lo que fuere accidental, ca-
todo en todos y en todas las cosas, en las mentalidades y
minar junto al hombre latinoamericano y descubrir con él
en las estructuras.
todo lo que Cristo y su Evangelio señalan como valor y rum-
bo en los tiempos presentes.

2. La solidaridad PP, 22. Que tampoco los religiosos se excusen de su res-


ponsabilidad en relación con las clases favoreci-
La situación del pueblo latinoamericano aún bien dis- das económicamente. Cristo tuvo también frecuentes contac-
tante de su pleno desarrollo, exige que los religiosos sean tos con los ricos: también a ellos les llevó su Buena Nueva
profundamente solidarios con sus aspiraciones y problemas. para que pertenecieran a su reino. Recuérdese que gran parte
Lo que se hace en las parroquias, en los establecimientos de de ellos frecuentan los colegios católicos. Por esto se hace
enseñanza, en las obras sociales tiene un gran valor, pero necesario darles una mayor formación en la Doctrina Social
hoy existe la gran exigencia en el sentido de que los religio- de la Iglesia e infundirles un sentido comunitario para que
sos descubran nuevas formas de trabajo que los conduzcan trabajen más eficazmente en la promoción social de nuestros
a una mejor inserción en la realidad social menos favoreci- pueblos y saneen las situaciones sociales injustas que aún se
da y que, a ejemplo suyo, vivan del fruto de su trabajo. La dan en nuestra sociedad.
solidaridad en la situación y en el destino exigen que se su-
priman los gastos excesivos y la grandiosidad en la vivien- PC, 3. La solidaridad parece exigir también la multipli-
da, al lado de grupos miserables. Es necesario que el testi- cación de la presencia en los ambientes de vida
monio y el servicio de los religiosos en pro del desarrollo del pueblo, habitando en viviendas del mismo estilo, ocupán-
integral y solidario, se hagan en comunión de vida y de lu- dose de las mismas tareas profesionales. Las experiencias
cha existencial. que actualmente.se realizan, de pequeñas y múltiples comu-
nidades que hacen posible una nueva dimensión de la vida
Para esto es necesario que se inserten en la realidad his- fraterna, en la oración y en la acción, se deben favorecer,
tórica con sus riquezas y sus deficiencias. Vivir con el pue- de tal modo que se obtenga un equilibrio entre las comuni-
blo, sentir y comulgar con sus angustias y aspiraciones, pro- dades grandes y las pequeñas. Las comunidades pequeñas
moverlo para que salga de su estancamiento, es exigencia se deben apoyar en las grandes. Los miembros de estas po-
fundamental para una pastoral eficiente. Vivir en medio de drían realizar estadas en aquellas. Pero tanto las comuni-
los barrios humildes y ayudar al desarrollo de sus habitan- dades grandes como las pequeñas, tendrán que ser auténti-
tes, a su creatividad, a su poder de decisión y de conquista, camente evangélicas. Solo así podrán enriquecerse mutua-
es uno de los más bellos llamamientos que el Espíritu Santo mente y servir mejor a la Iglesia y al pueblo. Con todo, se
hace a los religiosos. La más auténtica identificación con deberá evitar que las comunidades grandes crezcan dema-
Cristo pobre y paciente es la más evidente revelación de la siado.
gloria del Padre, ya que, "la gloria de Dios es el hombre
vivo" (San Ireneo). Vivir con el pueblo es condición funda-
mental de verdadera solidaridad en las reivindicaciones y en 3. La conversión
las luchas indispensables para salir del subdesarrollo.
GS, 13, 37; AA, 7. Desarrollar el llamamiento a la con-
GS, 31, 32. Las inmensas multitudes que los religiosos
versión: rechazar el pecado social,
deben evangelizar y en las cuales deben in-
rechazar, igualmente todo lo que en las personas y en los
fundir la mística del desarrollo, necesitan de un testimonio
grupos, en las estructuras y en las mentalidades, lleve al
colectivo de pobreza. Los religiosos sienten que el momento hombre a la mediocridad frustrando su marcha hacia las
actual impone cambios, pide él abandono de ciertas obras y dimensiones de una plena integración de sí mismo en la
el comienzo de otras.

28 29
libertad. Todo esto es construir un mundo nuevo de herma- LG, 36. Por consiguiente, aparece como una de las prin-
nos a la luz del Evangelio. cipales tareas de los religiosos enseñar al pue-
blo latinoamericano que reverenciar y servir a Dios es ejer-
LG, 36; GS, 63; PP, 32. Hay un llamamiento para que cer una vida profesional competente, elevada por la gracia
los religiosos, con otras "perso- y ofrecida al prójimo. La inmensa mayoría de la gente ne-
nas de visión, reflexionen y descubran cómo substituir de cesita traducir en términos de eficacia y de solidaridad una
modo prudente y adecuado las actuales estructuras sociales religión que no puede estar desvinculada de la vida.
por otras más justas y humanas".
Existe un primordial llamamiento para que los religio- PP, 81. Así se valora el intenso y constante trabajo de
sos descubran un modo de vida para sí mismos que sea todos aquellos que, en la catequesis o en el mi-
una protesta viva contra la injusticia social y el abuso de nisterio sacerdotal, procuran concientizar el pueblo de Dios
la libertad, el desprecio por la persona humana y por la en sus responsabilidades sociales, lo estimulan a la conver-
autoridad. Un modo de vida que termine con el desperdicio sión continua y le proporcionan una liturgia más existen-
de las riquezas naturales, el desaprovechamiento de los re- cial.
cursos y el aniquilamiento de las personas. En la medida
en que estas señales del pecado de nuestro mundo impriman
sus huellas en la vivencia propia de la comunidad religiosa,
cualquier otra forma de denuncia, por insistente y motivada
que parezca, destruye el testimonio profético y colectivo DESARROLLO Y PASTORAL
de vidas comprometidas en la lucha por la plenitud exis-
tencial del hombre en Cristo.
A partir de la propia conversión, apoyada en la auto- La comprensión de que los problemas que afectan al
ridad que le dan el propio esfuerzo y la autenticidad, las pueblo latinoamericano son también problemas de los reli-
comunidades y los religiosos lucharán con eficiencia en la giosos, impulsa a las órdenes y congregaciones religiosas a
transformación de las estructuras y de las mentalidades que tomar posición clara y consciente en pro del desarrollo. No
impiden el desarrollo. son únicamente condicionamientos externos los que las im-
pulsan, sino el mismo Espíritu Santo que las aleja de acti-
GS, 30. Las mentalidades materialistas e individualistas tudes de espectadores y les revela nuevas formas de amor
deben ser transformadas. El fatalismo y la pa- a Dios y al prójimo.
sividad religiosa que inmovilizan al hombre en el abandono
de sus responsabilidades y en la enajenación de tareas con-
cretas en la construcción del mundo, deben superarse.
1. Discernimientos
PP, 1, 6, 21; Ef, 4, 13. Es necesario ayudar al pueblo
para que tome conciencia de si, La inserción de los religiosos en la lucha por el desarro-
del propio valor como persona y como comunidad; ayu- llo exige ante todo saber discernir las necesidades.
darlo para que se convierta en señor de sí mismo, de su Es necesario considerar bajo esta luz, ciertas tradicio-
historia personal y de la historia de la nación; ayudarlo, nes, la continuidad de obras, el espíritu de los fundadores.
en una palabra, para que promueva su propio desarrollo Más todavía, tomar conciencia de muchas otras prioridades
humano hasta alcanzar la dimensión del hombre perfecto, de la humanidad y de la Iglesia. Las órdenes y congregacio-
en Cristo Jesús. El pueblo espera que los religiosos sean nes religiosas no pueden ser cerradas, inflexibles, anticua-
ejemplo de personas realizadas, capaces de hacerlo cons- das. Los mismos fundadores, si viviesen en nuestros tiem-
ciente de su subdesarrollo y capaces de motivarlo para la pos, serían mucho más dinámicos y rápidos e n la adapta-
consecución de su plenitud como pueblo cristiano. ción de costumbres y estructuras a las necesidades del
30 31
mundo y de la Iglesia. El carisma de testimonio que tuvie- ralelos, sino de dar un incentivo, un aplauso, presencia,
ron, encontraría hoy día otras formas de servicio. dinamización y crítica de los ya existentes.
Cuando se trata de servicio se debe tener en cuenta, en
primer lugar, la persona que va a ser servida. Tanto los GS, 42, 43. Los extremos nos amenazan: identificar el
religiosos como las comunidades necesitan de amplia y exac- desarrollo con el crecimiento económico, o
ta información de lo que pasa en el mundo social y econó- ignorar las necesidades reales el ser humano y pretender
mico del país, para que superen la enajenación y las abs- solamente la formación y mentalización. Tanto el necesitado
tracciones en que muchas veces se encuentran, necesitando, e indigente, como el rico que se juzga satisfecho, tienen
por lo tanto, de amplia asesoría. que ser mentalizados en una mística de desarrollo. Pero la
preocupación por la, formación de conciencia no puede omi-
tir la lucha real para que el desarrollo no esté al servicio
AG, 11. Sean cuales fueren los orígenes y las raíces del del lucro, sino de tantos millones que viven en situaciones
pueblo latinoamericano, se debe reconocer que infrahumanas.
la América Latina posee un contexto cultural definido y di-
versificado según las regiones. La sensibilidad de lo real Paulo VI, IV Alocución a los Capítulos Generales, 2, 23/4,
exige el respeto a la cultura de los pueblos, a partir de los 1964. En el servicio en pro del desarrollo, cabe esperar
valores que ellos reconocieron, para que el Evangelio sea que los religiosos se coloquen en una actitud de disponibili-
proclamado en el interior de su herencia cultural. dad y no de dominación. Estar presente en medio de los de-
Sin duda los religiosos extranjeros nos trajeron grandes más, y no en situaciones de privilegio y primacía de deci-
beneficios y valores culturales. Hoy más que nunca, hay ne- sión.
cesidad de una interdependencia e intercomunicación mun- La presencia de los religiosos no se debe limitar al re-
dial, cada vez mayor y más profunda. No podemos, por lo ducido número de profesiones que puedan ejercer. Su in-
tanto, copiar sistemas y métodos ajenos a nuestras realida- serción en el proceso del desarrollo exige la capacitación
des culturales latinoamericanas. profesional de los religiosos, presentes en instituciones edu-
Se debe hacer mucho más por la cultura e integración cacionales, técnicas, administrativas, con elevado nivel de
de los religiosos- extranjeros. El mismo problema existe en competencia, a fin de constituir testimonios notables y efi-
relación con los religiosos latinoamericanos que atienden re- cientes.
giones muy diversas de la suya, en sus respectivos países. Los religiosos no deben contentarse con promover obras
La mayoría está dispuesta a ser fraternalmente orientada. asistenciales, sino esforzarse para transformarlas en una ver-
dadera promoción.

2. Criterios Todavía en muchos lugares se confía en el empirismo


y en la improvisación, cuando las inmensas exigencias del
GS, 34; PP, 41. En la renovación de la actitud pasto- país reclaman la mejor planificación, la economía de los
ral de los religiosos, varios criterios se recursos y la adecuada situación de las personas, su pre-
imponen: el primero es el de la visión global de la reali- sencia en los centros dé decisión de cambios y planeamien-
dad, procurando situar aquello que se debe hacer dentro tos sociales.
de un análisis objetivo y completo de la situación del pueblo. Finalmente, el momento presente requiere que se u s e
el criterio de subsidiaridad: Latinoamérica y la Iglesia e s -
No se trata de que los religiosos tracen su plan de des-
peran que las instituciones religiosas dejen muchas de s u s
arrollo, sino de insertarlos en los progresos que se proyec-
obras y muchas de las áreas que actualmente atienden, e n
tan tanto en el país como en la Iglesia. No se trata, mu- manos de laicos competentes y tal vez del mismo E s t a d o ,
chas veces, d e crear nuevas instituciones y organismos pa- asumiendo otras tareas en otras áreas, en las cuales su p r e -

32 33
3 • Vida religiosa
sencia es imprescindible e insustituible. Las estadísticas 2. Integración en el plano horizontal
muestran que en Latinoamérica es muy desigual la distri-
bución de los religiosos por sectores sociales y áreas geo- GS, 23, 28; AA, 12, 14; PP, 30, 33, 43, 48. Es necesario que
gráficas. haya más rela-
ciones, supresión de tantas situaciones de aislamiento y dis-
persión de esfuerzos. La magnitud de los problemas por en-
frentar exige gran comunión de personas y planes.
PASTORAL INTEGRADA Pablo VI, Alocución a los religiosos, 8/9, 1964. Integra-
ción en
la acción pastoral de la Iglesia: Se debe hacer todo el esfuer-
Una doble integración debe mantenerse en la respuesta zo posible para que, partiendo de las necesidades concretas
pastoral de los religiosos en el mundo en desarrollo, lo que del pueblo de Dios, laicos, religiosos, presbíteros y obispos
es curso normal de la Encarnación que promueve y herma- tracen un plan de acción objetivo y eficiente, sin irrealidades
na los hombres. de planeamiento de cúpula, sin marginalidades de ninguna
fuerza viva.
1. Integración en el plano vertical Los religiosos desearían insertarse más profundamente
en el planeamiento y en la acción pastoral de conjunto, en
LG, 36; GS, 38; AA, 10; PP, 15, 17. Comprender que el condiciones que posibiliten hacer de esta colaboración su
desarrollo es "hacer tarea apostólica y profesional, percibiendo inclusive lo que
rendir por el esfuerzo personal y por la educación recibida, les garantiza sobrevivencia y disponibilidad.
el conjunto de aptitudes y cualidades recibidas desde el na-
cimiento, orientado de forma responsable aún no facultativa AG, 21. Se estimulará en los colegios, hospitales y en
toda la vida, para el destino propuesto por el Creador, que muchas instituciones dirigidas por los religio-
es la plenitud de vida personal y solidaria en Cristo". sos, la integración que ya se realiza, por la cual colaborado-
res laicos son preparados y admitidos a la dirección co-par-
PP, 15. Para esto es necesario libertar la persona de ticipada de estructuras y procesos.
todo tipo de impedimento que no le permita
desarrollarse, como también es necesario estimularla para PP, 39, 62, 65. La integración exige unión. En el m u n d o
que crezca en el sentido humanitario, sea más y valga más. pluralista en que vivimos se hace nece-
saria la unión, inclusive con personas y grupos de ideolo-
PP, 14. Los religiosos no se deben alejar de la supera- gías distintas, con tal que se establezca un mínimo de prin-
ción de los obstáculos, para desarrollo, ni de cipios y actitudes comunes.
la dinamización de la persona para que lo alcance. Por esto
mismo es la plenitud de la promoción humana y divina del PP, 38. La integración exige asociación. Ante el doble
hombre la que traza, para la evangelización, catequesis, li- escollo del individualismo, es necesario activar
turgia y el propio ecumenismo, líneas definitorias, criterios lo más posible, todo tipo de asociación y cuerpo intermedio
de eficacia en la metodología y objetivos para alcanzar. Al y se requiere que los religiosos estén presentes tanto en los
mismo tiempo que debe ser valorada la acción de los religio- Institutos de Providencia, sindicatos, como entre las aso-
sos en todos estos sectores, recuérdese que esa acción no ciaciones de barrios, movimientos de desarrollo y organiza-
puede ser desvinculada de una amplia integración teniendo ción de comunidades.
en cuenta el desarrollo total del hombre y de la humanidad.
La relativa distancia en que se encuentran las casas re-
ligiosas del pueblo, puede ser superada desde que se t r a n -

34 35
formen en casas al servicio de todos, abrigando asociacio-
nes y ofreciendo posibilidades para encuentros, retiros, cur- LA VIDA FRATERNA
sos, etc.

PP, 41. La plena integración de los religiosos en la ba-


talla del desarrollo, el acierto en que se colo-
carán en sus tareas propias, la integración con la jerarquía
y los laicos, los posibilitará para un servicio y un testimo-
nio eficaces y les traerá las vocaciones que hoy faltan, por Razón de este capítulo
no ser suficientemente vistas las realizaciones de las perso- Hay gran necesidad de que los religiosos
nas y la utilidad de la vida consagrada. se desarrollen en comunidades y que estas
participen en el proceso del desarrollo del
país. Este capítulo quiere mostrar cómo la
participación en el proceso del desarrollo
global condiciona la vivencia fraterna de los
religiosos y da nuevas dimensiones a los vo-
tos, exigiendo que se reafirme el compromi-
so que significan.

1. Opción a la vida comunitaria

PC, 10, 15. La dimensión comunitaria es esencial a toda


vida humana y cristiana: la Iglesia es señal
de unión de los hombres.
En la vida de todos los religiosos debe estar presente
esta dimensión aunque no se reúnan para vivir bajo el mis-
mo techo.

PC, 5, 6, 15. En unión con Cristo, en el Espíritu Santo,


la santidad es participación en la vida tri-
nitaria y, por lo mismo, radicalmente comunitaria. El hom-
bre es llamado a una integración con los demás e n el pue-
blo de Dios. La opción p a r a la vida comunitaria no nace de
conveniencias materiales o socioculturales, ni solamente del
deseo de una opción m á s eficaz, sino de motivaciones más
profundas. La vida comunitaria de los religiosos, a ejemplo
de la comunidad evangélica de los primeros cristianos, sus-
citada por la proclamación de la palabra y por la fracción
del pan, se hace una comunión de vida y de bienes, para tes-
timoniar y realizar el Reino de Dios. (Act. 4, 32).
36 37
Alimentadas por esta visión de fe, las comunidades reli- mente en estudios secundarios y universitarios, como la es-
giosas exigen la "vivencia de una amistad auténtica, madura, pecialización profesional, en la utilización de los recursos si-
informada por la caridad que lleva a la profunda koinonía, copedagógicos, etc.
penetrada por la presencia de Cristo y fecunda en el servicio
de los hombres" (CLAR, Renovación, retorno a las fuentes, Importa pues, que las personalidades se desarrollen en
pág. 14). la libertad y en la responsabilidad. Aun si se anhelan perso-
nalidades integrales, no se puede olvidar que las mismas solo
se construyen en el esfuerzo que incluye también renuncia.
2. Personas que se desarrollan

LG, 43. Las comunidades fraternas serán tanto más uni- 3. Comunidades que se vivifican
das y eficientes en su testimonio, cuanto más
equilibradas fueren las personalidades que las componen. Descubrir y reconocer la persona humana, favorecerle el
crecimiento y la santificación, propiciarle incentivos para que
Cuando se habla de fraternidad evangélica, evidentemen- realice en su vida el misterio de la plenitud de Cristo, implica
te se invita a volver al Evangelio y a descubrir las inspiracio- un diálogo que viene del amor y conduce al amor.
nes profundas para un nuevo tipo de relacionamiento entre
los hombres. Se percibe que la fraternidad supone la expe- La vivencia comunitaria y la acción apostólica de la co-
riencia de la paternidad divina, ya que ios hermanos solo munidad animarán los encuentros y los cambios de experien-
se conocen como tales, en la medida en que se reconocen cia.
como hijos. Hijos de un Padre que creó los hombres como
personas, dándoles aptitudes y cualidades para que las des- Comunidades vivificadas exigen que se superen las falsas
arrollen hasta la plena identificación con Cristo. Es por esta concepciones de humildad, las cuales impiden a los religiosos
razón por la cual el redescubrimiento de la fraternidad es demostrar y desarrollar sus valores humanos. Humildad y fi-
la toma de conciencia del propio valor de la persona huma- delidad a la verdad, al amor, al diálogo con todas sus con-
na. Es por esto por lo que la vida fraterna religiosa debe secuencias. Exigen que se superen las situaciones que solo
posibilitar el máximo de realización personal. significan yuxtaposición de personas, rutina, formalismos de
costumbres, vacíos de sentido.
No siempre se tiene en cuenta en la vida religiosa, las
características sicológicas de la mujer y del hombre; se des- LG, 46; GS, 23; AG, 8; PC, 3; PP, 17. La autenticidad de
cuidan, en aquella, los valores femeninos y la fuerza de la la vida fraterna se-
personalidad, y en este, la sensibilidad hacia lo humano. No rá asegurada en el compromiso serio en pro del desarrollo
se alcanza, por eso, en el apostolado la profunda y enrique- integral y solidario de los hombres. Este compromiso debe
cedora integración de personas. ser comunitario, sin exclusión de personas.

LG, 46. Muchos acusan a las estructuras actuales de la Se impone, pues, un ejercicio y una perfección siempre
vida comunitaria, de impedir la apertura inte- mayor de la vida en equipo. Muchas situaciones de autorita-
gral de la personalidad y, por consiguiente, la santidad au- rismo y por consiguiente de pasivismo, muchas disensiones
téntica. Otros lamentan la falta de educación para la liber- motivadas par el desinterés en algo común, p o r el individua-
tad, en la sujeción rutinaria a las normas comunitarias vi- lismo, podrían ser superadas si realmente se trabajase más
en equipo. Las personas se revelan, se comunican, descubren,
gentes o en la fuga de todas las exigencias de una vida co-
a Cristo y se santifican. El trabajo que ha s i d o medido en
munitaria.
términos de resultado y ocupación de tiempo, es considera-
Los tiempos modernos exigen personas realizadas y ca- do como uno de los modos por los cuales la persona huma-
pacitadas para lo que no pueden dejar d e ser estimulados na se expresa, puede ser transformado en ua proceso de en-
tanto los esfuerzos que religiosos y religiosas hacen actual- riquecimiento de personas y vivificación de l a vida fraterna.

38 39
Será escogido, planeado, revisado e incesantemente reformu- mente, por estar en comunión real con todos, en la realiza-
lado en común. ción del testimonio evangélico.
Los miembros de la comunidad deben asumir sus res-
ponsabilidades en la propia orientación del grupo, ya que
ella es tratada en común, en el diálogo y en la oración. De
ahí la constatación de la importancia de una formación ba-
EXPRESIONES DEL TESTIMONIO EVANGÉLICO sada en la iniciativa y en la responsabilidad, en los equipos
de trabajo y de vida. La educación en el diálogo y en la vi-
vencia en grupo, fortificará los talentos que fueron confia-
1. Obediencia y corresponsabilidad dos a cada uno, poniéndolos al servicio de la comunión y de
la misión.
PC, 14; PO, 15. Toda comunidad presidida por el supe-
rior es obediente al designio del Señor y
a las señales de los tiempos. La obediencia está en función
2. Pobreza y bienes materiales
de la misión del religioso en el mundo.
"La obediencia solo tiene sentido a la luz de la necesidad Con relación.a los bienes materiales, se verifica frecuen-
que siente toda la humanidad cristiana de buscar la volun- temente una situación de malestar, cuando los religiosos se
tad de Dios a fin de abrazarla sin ninguna mitigación" colocan ante las exigencias de un testimonio de pobreza.
(CLAR, Renovación: retorno a las fuentes, pág. 125).
PC, 17. La pobreza, ante todo, se refiere a la persona. E s
El aspecto sacrificial de la obediencia (identificación la disponibilidad total de la persona: la misión.
con Cristo obediente hasta la muerte) se inserta en el con- El religioso se dio a la misión como Cristo se dio totalmente
texto de total entrega a su misión y de fidelidad a los llama- a la humanidad, muriendo en la cruz. Es la pobreza del ser.
dos de Dios, a los cuales el grupo religioso se hace dócil. De esta emerge la pobreza de tener y poseer bienes, como
La obediencia es una actitud fundamental que traduce la dis- señal de consagración a la misión y pobreza de la persona.
posición de seguir a Cristo, bajo todas las formas de su vida
terrena, y funda así la comunidad religiosa como tal. Ella es El pueblo no los juzga por lo que afirman, sino por lo
esencial para mantener el grupo religioso en su autenticidad: que poseen, hacen o manifiestan. Los gastos de sus institu-
el compromiso de todos y de cada uno con la misión y los ciones aparecen con frecuencia como un poder económico,
objetivos del grupo. en una sociedad en que los pobres no participan de él.
La comunidad no puede eximirse de una atención pers- Coexiste, muchas veces, un despojo real de la persona
picaz a las directrices del Estado, y de una toma de posición con una situación colectiva de no pobreza. La pobreza de es-
esclarecida frente a estas directrices. píritu no se acepta ya como justificación para una situación
no pobre.
De la misma manera, el cumplimiento de una orden re-
cibida de las autoridades superiores no se puede hacer en el Por otra parte, s e verifica la necesidad de una diversi-
abandono de la responsabilidad y en la ejecución irreflexiva. dad en el testimonio y vivencia de la pobreza, ya que algunas
órdenes y congregaciones religiosas, por su carisma propio,
La autoridad será un servicio al grupo definido p o r una son impelidas a un testimonio más radical y a una pobreza
misión. El superior estará, por tanto, al servicio del dinamis- más efectiva.
mo interno del grupo con miras a su bien común, sus obje-
tivos, etc. Será también el vínculo de unidad en el grupo con Las exigencias de una vida solidaria con el pueblo, espe-
tal que no se base solamente en la investidura (con los abu- cialmente con los pobres, los marginados y oprimidos, con
sos subsiguientes de autoridad), sino también y principal- miras a su plena liberación y promoción, constituyen ele-

40 41
mentos concretos para una renovada vivencia de la pobreza
evangélica, de la que los religiosos hacen voto. La solidaridad participación de los laicos, tanto en la administración como
clama por un abandono urgente de las estructuras y con- en la posesión de las mismas. A ellos se podría, progresi-
ceptos que limitan la vivencia de la pobreza religiosa, casi vamente, entregar ciertas organizaciones y obras.
exclusivamente al uso dependiente de los bienes, a veces El local del trabajo podría ser separado del local de
abundantes y superfluos. habitación de la comunidad. Esto le daría mayor indepen-
Frente a la segregación cultural y social, entre ricos y dencia de vida y posibilitaría hacer la dirección de la obra
pobres, dos mundos que son cada vez más distantes uno de educacional o social más participada por los laicos. Las co-
otro según la Populorum Progressio, las posesiones de los munidades religiosas podrían vivir en pequeñas casas, igua-
religiosos, su situación económica y sus habitaciones, los co- les a las casas comunes del pueblo.
locan de hecho, al lado del "mundo de los ricos". Actitudes Las comunidades así constituidas, deberían vivir del
y relaciones de los religiosos, aunque no siempre significan propio trabajo, no del lucro de establecimientos o de asig-
ligación de intereses, propician al pueblo a catalogarlos en- naciones que se obtengan. Lo mismo que a los administra-
tre las clases dominantes y afirmar que están comprometi- dores de obras, se debería atribuir un salario a cada reli-
dos con sectores y grupos sociales que, por el sistema eco- gioso que colabore en ellas, a fin de que la comunidad viva
nómico vigente, los oprimen y explotan. más de cerca la inseguridad económica de los que trabajan.
Una multiplicidad de situaciones en Latinoamérica pro- El fruto del trabajo sería puesto en común y distribuido
voca interrogantes como también escándalo: falta de sufi- según las necesidades de cada uno.
cientes relaciones con los pobres; pequeño número de comu- Los religiosos deberían asociarse a los institutos de
nidades religiosas totalmente insertadas en medios pobres y previsión social, sobre todo en vista de los casos de enfer-
participando de sus vidas; bienes improductivos; inversiones medad y vejez, tal como hacen todos los que trabajan.
sin mucha utilidad social, falta de sensibilidad con relación
a los diferentes tipos de justicia (operaciones financieras du- La vida comunitaria, participando del fruto del trabajo
dosas, incumplimiento con los obreros y trabajadores, sala- en común, en la sobriedad proporcionada a la actividad de
rios inadecuados, descuido por la previsión social), abuso cada grupo, tendrá las características externas de la viven-
de privilegios, mala administración de los bienes; ciertas for- cia de la pobreza para todas las comunidades religiosas.
mas de derroche y ostentación (uniformes, fiestas), diferen- Algunas, no obstante, movidas por carisma propio, asumi-
cias de trato entre alumnos ricos y pobres, etc. rán un tipo de vida que dará testimonio más radical en la
comunión de vida y destino con los más pobres.
Muchos afirman que la Iglesia impide las transformacio-
nes sociales como también una redistribución de los bienes
en la sociedad, por temor de perder lo que posee y ser des- 3. Virginidad y celibato
pojada de sus riquezas; la Palabra de Dios en el testimonio
profético de los religiosos, corre, por lo tanto, el riesgo de PC, 12; PO, 16. La virginidad y el celibato en la vida
permanecer aprisionada. religiosa son respuesta al don de Dios
y consagración amorosa y exclusiva de toda la persona a la
Aumenta la convicción de que es preciso ser fermento,
misión de la Iglesia.
estar presente en instituciones públicas y privadas, dirigidas
y administradas por otros. Varios caminos y varias solucio- El voto y la integración en la comunidad, introducen al
nes se indican, no todos de igual valor, sino como etapas religioso en el dinamismo progresivo de crecimiento en el
progresivas. amor y de dedicación al Reino, a ser libremente asumido
y vivido cada día.
Se podría dar un testimonio más social a las obras e ins-
tituciones, aprovechar su capacidad inactiva, aumentar la La "virginidad consagrada a ejemplo d e Cristo es en la
vida religiosa, asumida como condición y medio de reali-
42
43
•'-'••'-•" Hay, no obstante, otro dinamismo importante. La di-
zación personal y comunitaria. La fidelidad a esta consagra- mensión de los problemas por enfrentar, la vida comunita-
ción es fuente de alegría. ria y la convivencia fraterna exigen iniciativas personales,
dando posibilidad a cada religioso de expresar sus dotes y
Lo que da sentido a la virginidad es la búsqueda de
carismas sin oponerse a una auténtica obediencia. Solo así
Dios. Por eso, el esfuerzo de comunión con El integra in-
el testimonio y servicio de la comunidad, el esfuerzo común,
dispensablemente toda la vida religiosa y está ligado a la
necesario a la eficiencia apostólica, será asumido por todos.
efectiva donación a los hombres.
Consagrarse a Dios en la virginidad exige una acepta- La socialización tan característica de los tiempos mo-
ción consciente de la propia corporeidad: no suprimiendo, dernos pide que haya religiosos que se aparten de las "ac-
por lo tanto, el complemento entre los dos sexos en la rea- tividades propias" de sus institutos para actividades inter-
lización de tareas sociales y apostólicas y la posibilidad de congregacionales, interdiocesanas, como también internacio-
auténticas amistades. nales.

La consagración de quien profesa no encuentra su prin- Todo este dinamismo operacional supone, no obstante,
cipal protección en condicionamientos externos, tales como un profundo y auténtico dinamismo existencial. Los religio-
el hábito, la clausura, las separaciones injustificadas entre sos solo cumplirán su misión escatológica en el mundo mo-
los sexos, sino especialmente, en la prudencia personal, re- derno, si fueren personas felices, profundamente realizadas
sultante espontánea de una personalidad afectivamente ma- en la fe y en el amor.
dura y de una opción consciente, en la fe y en el amor de
Dios. 2. Flexibilidad

PC, 8. La respuesta de los religiosos y de sus comuni-


dades a las necesidades del país debe ser fle-
ESTRUCTURAS EN FUNCIÓN xible.
DE LA MISIÓN Y DEL AMOR Primeramente, en las mentalidades: conceptos arraiga-
dos, visiones deformadas, incapacidad para ver y entender
los fenómenos y procesos sociales modernos, estancando al
1. Dinamismo religioso, haciéndolo incapaz para dialogar con los hombres
en el mundo, que se transforma continuamente.
PC, 3. En nuestros días, la comunidad de los que se
aman y de los que se consagran a Dios busca Flexibilidad, también en las estructuras. Tanto las per-
una forma de testimonio y de servicio en el mundo que sea sonas como las comunidades pasan por varias fases histó-
dinámica y vital. ricas, que deben ser respetadas. Las personas no pueden
ser sacrificadas a las estructuras.
La comunidad debe tener en cuenta las necesidades de
la gran comunidad humana, particularmente de aquella don- Es verdad que la vida común requiere organización pero
de el grupo de religiosos se halla insertado. Se irnppne, por el quietismo puede sofocar carismas y personas. So pre-
lo tanto, un dinamismo de respuesta: cambiándose las ne- texto de ser fieles a sí mismas, las comunidades se estan-
cesidades, se cambian las actitudes, los planteamientos. can, olvidándose del contexto histórico, haciéndose incom-
prensible su presencia y acción en el mundo. -^
Consecuencia de esto es admitir la transitoriedad de
ciertas obras, ciertos tipos de actividad de los religiosos. El esfuerzo conjugado de todos, integrando fe /diversi-
Probablemente desaparecerán aquellos institutos que no se dad de peisonas y estimulando las verdaderas directivas,
abran a la renovación y no encuentren nuevas formas de forma el conjunto d e condiciones favorables, a trav4s/delas
diaconía.
45
44
cuales las congregaciones y órdenes religiosas harán posi- mente multiplicar las preces sobrecargando los horarios de
ble en el mundo moderno, una vida religiosa renovada, di- la vida común, sino un retorno a las raíces más profundas
námica, consagrada, donde las personas puedan realmente de la existencia humana de personas que creen en Jesu-
realizarse. cristo.
Todo lo que pasa en el plano de las personas, pasa tam-
bién en el plano de las comunidades que se reunirán por
causa de la Palabra de Dios. La vida en común debe llegar,
VIDA FRATERNA, ORACIÓN Y LITURGIA en cuanto sea posible, a ese nivel de profundidad, para no
perder su razón de existir y para no desvirtuar el testi-
monio que le pide el mundo actual.
1. El sentido de la oración
No se puede olvidar tampoco que en la vida de ora-
PC, 6. La interioridad es una dimensión esencial a to- ción existe una pedagogía. La oración es una experiencia
do hombre. El hombre que no reflexiona, pa- de vida, que supone respeto al ritmo y espontaneidad de
dece del subdesarrollo más fundamental que puede existir: la persona. Tiene su infancia, su crecimiento, sus crisis. En
el subdesarrollo mental en la ausencia de conciencia, de una profunda docilidad al Espíritu, ella tiende a la madu-
responsabilidad y de libertad. En este nivel de profundidad rez, en la comunión con lo real e intimidad con la Palabra
es donde el hombre está llamado a responder a la vocación de Dios.
humana dentro de una actitud de fe.
Para el hombre creyente, desarrollarse en ese nivel de 2. Vivencia litúrgica
profundidad es orar, porque la oración es la posición de su
vida ante Dios que por el Espíritu Santo habla en cada La vida litúrgica es señal de fraternidad y de integra-
uno. El cristiano que no ora, es un hombre superficial, o ción en el misterio pascual de Cristo, cuyas raíces profun-
por lo menos dividido, no integrado personalmente. das están en la caridad de Dios, manifestada en Jesucristo.
La oración no es pues, una fuga de la vida real, de lo La liturgia en la cual se ejerce la obra de la Redención
profano, de las tareas humanas que competen a cada uno y es también una celebración de la Palabra de Dios que nos
a los grupos, sino una actividad de la fe de quien vive en fue comunicada a través de los acontecimientos. La vida del
comunión con lo real. Para que no sea una evasión sin sen- hombre es vida de continua referencia de la realidad terrena
tido, la oración debe brotar de la misma profundidad hu- al Padre. Una verdadera celebración supone que se den a
mana de donde brota la fe, esto es, del espíritu humano los gestos humanos toda su verdad, en un profundo nivel
consciente de su responsabilidad frente a su destino perso- de la vivencia de la fe y del amor.
nal y comunitario.
No es posible entrar en este dinamismo vital y pascual
PC, 7, 8. La oración pide necesariamente, una profun- de la liturgia que hace presente, actual y eficaz la salva-
da comunión con la Palabra de Dios en la li- ción realizada por el propio Cristo, sin vivir al mismo tiem-
bertad del Espíritu. Esto significa concretamente una inti- po, abierto a lo real, a todos nuestros hermanos, e n u n a
midad cotidiana con las Escrituras y comunión con Cristo vivencia de amistad, comprensión, lealtad y verdad.
vivo, que nos vino a revelar a Aquel que "ninguno jamás
Como el pueblo de Dios en marcha, los religiosos de-
vio" (Jn 2,18) y el sentido de la vocación humana global.
ben vivir como Cristo, el misterio del paso de este m u n d o
Este es un punto fundamental para cualquier renova- para ir al Padre. Es indispensable la vida fraterna verdade-
ción de la vida religiosa. Se liga a la propia vida de fe y ra y profunda para que el pueblo reunido en l a asamblea
a la comunión con lo real. Orar más, no significa simple- eucarística sea activo pueblo sacerdotal.

46 47
De ahí la necesidad de mejor y más eficiente concien-
tización para que los religiosos puedan establecer el esla- VOCACIÓN Y FORMACIÓN
bón de la vida litúrgica con la fraternidad, de que la litur-
gia es señal para introducir la vivencia pascual en su vida
cotidiana.
Para esto se hace necesario, no solo adaptación de las
ceremonias, sino una verdadera renovación de los religio-
sos, ante el auténtico sentido de la celebración como acon-
tecimiento salvífico de Jesucristo en su muerte, resurrec- Razón de este capítulo
ción y glorificación. Se comprueba que las situaciones de sub-
desarrollo de Latinoamérica, pueden tanto
Tal reestructuración debe tender a eliminar las falsas despertar verdaderas y sólidas vocaciones
oposiciones entre liturgia y vida apostólica, entre vida li- como pueden traer a la vida religiosa jóve-
túrgica y vida personal de oración. Este cambio acarrea nes que solo buscan su promoción social.
una fundamentación teológica más profunda de la liturgia, Por mucho tiempo se procuró reclutar voca-
en consonancia con los datos culturales de las personas y ciones en las zonas rurales mejor conserva-
comunidades, de acuerdo con su tipo de vida, trabajo, modo das. Hoy, la teología vocacional demuestra
de sentir y vivir en el mundo y en la Iglesia de hoy. las características de la vocación auténtica
De esta manera las comunidades religiosas deben em- y manifiesta los graves inconvenientes de
peñarse en revisar la vida de oración, tanto particular como un reclutamiento indiscriminado y de una
comunitaria, de tal modo que su culto común y privado ex- formación masiva.
prese, en la adoración y en la alabanza de Dios, su vivencia
fraterna y su actividad apostólica.

LA VOCACIÓN

Vocación, en el propio sentido de la palabra, impli-


ca un llamado y una opción, como medio de encuentro
y comunicación. Entre dos personas, la comunicación solo
puede hacerse en términos de conciencia y libertad: es el
diálogo. Por consiguiente, entre Dios y el hombre, la vocación
solo puede ser comprendida como verdadero diálogo inter-
personal.

1. Diálogo

GS, 12; PO, 11. El diálogo de la vocación entre Dios y


el hombre se establece a p a r t i r de la ini-
ciativa divina que se quiere comunicar al h o m b r e para ha-
cerlo su hijo.
La comunicación divina y la consiguiente comunión del
hombre con Dios, se realiza en la linea del compromiso, cons-
48
4 Vida religiosa
49
tituyendo todo el misterio de la Alianza, que es el núcleo de Entre los dones y ministerios emerge la vida religiosa,
la salvación. expresión de santidad y de la misión de la Iglesia, por una
vida de consagración al Evangelio en la disponibilidad total
AP, 24; PP, 16. El compromiso del hombre se hace por al servicio de los hombres y de la Iglesia, en el seguimiento
su actitud dialogal de fe como respues- de Cristo.
ta integral a Dios, que se revela como su Salvador.
La vida religiosa es una verdadera vocación dentro de
Dios establece un diálogo con todos los hombres. Reu- la Iglesia, como forma concreta de vida cristiana, de diálo-
niéndolos por una vocación única, El realiza la unidad del go con Dios, con todas las características antropológicas y
género humano. La unión de la familia de Dios implica por teologales.
lo tanto, mutua relación y compromiso entre los hombres,
hermanos unos de otros. Ella se reviste de doble carácter: por el testimonio y re-
velación de los valores escatológicos de la actividad humana,
AG, 11, 60; GS, 60; AA, 3; PP, 15. El diálogo de la voca- por el servicio concreto que asume para con los hombres.
ción, que se da en el Tanto la vida monástica con su importancia de señal es-
interior de la Comunidad-Iglesia, se hace por la mediación catológica como la vida de apostolado, con su énfasis en las
de otras personas. Los hombres todos son enviados unos a actividades externas, incluyen la doble dimensión de testi-
otros como hermanos. Se debe mencionar, no obstante, los monio y de servicio, y entran cada cual a su modo, en la ac-
demás elementos de la vida comunitaria como instrumentos ción misionera de la Iglesia, debiendo renovarse una y otra,
de mediación para la formación de la sensibilidad a los lla- según las exigencias del retorno al Evangelio y de la fideli-
mados de la comunidad y de las señales de los tiempos. dad a las señales de los tiempos. Esta doble característica
condicionará una estructuración diversificada de la vida re-
El diálogo entre Dios y la familia humana es un diálogo ligiosa, al mismo tiempo que cambiará los criterios de reno-
dinámico que representa el compromiso de los hombres para vación y formación de los religiosos.
con toda la realidad del mundo y de su tiempo. De este
modo y por la comunión con Dios y con los hombres, en el
compromiso con la vida y la historia, el hombre se realiza
2. Opción
en su verdadera y total dimensión humana.
La vocación realiza al propio hombre, lo santifica, lo GS, 19; PO, 12; PC, 5; OT, 6. Todo lo expuesto traza con-
lleva a vivir la palabra de San Pablo: "Todos vosotros sois secuencias importantes pa-
de Cristo y Cristo es de Dios" (1 Cor 3, 23). ra la pastoral vocacional. Ya que la vocación como diálogo
implica la respuesta del hombre en una opción libre, la pas-
Al llamar a todos los hombres, Dios en su benevolencia toral vocacional debe encarar decididamente esta opción.
convoca un pueblo para ser señal e instrumento que lo ayu-
de a comprender y vivir su vocación. Es exactamente esta PC, 34; OT, 2. La pastoral vocacional quiere ayudar al
convocación la que da dimensión misionera al Pueblo de hombre en su actitud dialogal ante la in-
Dios y lo compromete con toda la humanidad. Al pueblo vitación divina, llevándolo a la madurez de la opción en la
elegido corresponde, entonces, anunciar el Reino de Dios, fe. Por consiguiente, ella solo podrá existir insertada dentro
revelando a la conciencia de los hombres los valores consti- del proceso de educación integral de la fe.
tutivos de este Reino, valores que comprenden toda la acti-
vidad humana, si el hombre los acepta y desarrolla. La vida religiosa deberá presentarse como forma de com-
promiso en la propia misión de la Iglesia, a través del testi-
La Iglesia, para cumplir su misión, está enriquecida de monio de una sintonía de servicio de la congregación o d e
muchos dones y ministerios como formas de revelación y ser- la orden, como la misión de la Iglesia en miras a las necesi-
vicio de los hombres. dades de los hombres y de la pastoral de conjunto.
50 51
El reclutamiento de tendencia proselitista no tiene sen- 2. Formación para lo real
tido, sea que se considere la indispensable madurez en la
opción humana, sea que se considere la inserción de la vo- AG, 25; OT, 9. La vocación, como comunión con los
cación religiosa en la vocación de la Iglesia. Igualmente ca- hombres al servicio de los cuales se con-
rece de sentido la propaganda vocacional que enfoca aspec- sagra por toda una vida, exige un conocimiento objetivo y
tos secundarios de la vida religiosa y no se fundamenta en lúcido de la situación existencial en que se encuentra. La
la educación de la fe. formación vocacional exige, por consiguiente, conocimiento
de la realidad social del país y del mundo, con sus exigen-
cias, tensiones y transformaciones rápidas que no son fenó-
menos extraños a la vida religiosa, pues le explicitan el sen-
tido y definen sus metas pastorales.
FORMACIÓN
Formación será, entonces, insertar al religioso en su mi-
sión en un mundo en acelerados cambios sociales. Las es-
1. Educación para la opción tructuras y los métodos de formación deben estar adaptados
a la realidad latinoamericana e integrados en el ambiente
OT, 12. El diálogo de la vocación exige de parte del real de la sociedad. Sería deseable, por consiguiente, que las
hombre una opción. Sin ella, no solo no habrá casas de formación se situasen en los centros expresivos de
diálogo sino que se frustrará la vocación. Por esta razón, el vida social y cultural.
objetivo de la formación vocacional será educar la opción
humana en el diálogo de la vocación. Siendo así, se hace evi- Los formandos deberán tener posibilidades concretas de
dente que la formación debe fundamentarse en la realidad participar en los acontecimientos y problemas que se rela-
integral del hombre, en su dimensión de persona consciente cionan con los jóvenes de su tiempo. Es necesario por tanto,
y libre, que se inserta en la Iglesia por una actitud de fe. que las casas de formación sean abiertas y acogedoras, y
que en ellas se realicen progresivos y siempre más maduros
Por la conciencia la persona se relaciona con los demás análisis de los acontecimientos y de la misión de los jóvenes
y se compromete en el desarrollo del mundo. Por esto la en el mundo.
formación vocacional no solamente debe remover los obs-
táculos sino crear condiciones favorables para la concienti- En el período de formación es necesario que se tenga es-
zación del hombre en la realización de su persona y en la pecial cuidado en la formación cultural, como participación
construcción del mundo. del proceso cultural del país, y gradual capacitación para in-
tervenir en actividades promocionales de cultura.
La formación vocacional debe también proporcionar al
hombre un espacio siempre más amplio para su autodecisión. Se debe alentar y dar posibilidades reales para prose-
Todo condicionamiento que impida la madurez y la auto- guir en los estudios y cursos de especialización más confor-
responsabilidad del hombre, limita su libertad y comprome- mes con las capacidades personales y la finalidad y misión
te el diálogo de su vocación. de la congregación u orden.
La vocación, siendo una comunión personal entre Dios La formación vocacional debe ayudar a crear y desarro-
y el hombre, exige necesariamente la acción del Espíritu llar una conciencia cada vez más clara del sentido y de la
Santo, puesto que la opción de la criatura libre, solo es ple- dimensión personal de la vida religiosa.
namente madura si se fundamenta en la fe. Esta fe, por ac-
ción del Espíritu Santo, proporcionará una sensibilidad cada Se impone mayor sinceridad y franqueza, sea en rela-
vez mayor a la llamada de Dios hacia la propia santifica- ción a la realidad del propio individuo en formación, sea
ción por la inserción en la historia, a través del testimonio en relación con la propia dificultad de la vida religiosa. Se
y del servicio. le presentarán las grandes tensiones y exigencias de la vida

52 53
consagrada y, al mismo tiempo, la necesidad de asumir la terísticas distintas y realidad dinámica propia. Es necesario
dinámica histórica de su evolución. acompañar el crecimiento y desarrollo de la opción que evo-
luciona de diversas maneras en los mismos cuadros de for-
Importa mucho crear una conciencia clara y al mismo mación creados para todos. Por lo tanto es necesaria gran
tiempo integrada, sin divisiones. Esto se hará, a través de flexibilidad, en cuanto a la duración establecida para los va-
una visión existencial de la vida religiosa, comprendida en rios períodos de formación; postulantado, noviciado, junio-
toda la problemática del sacerdote y del laicado, en el mun- rado.
do y en la Iglesia de hoy, superando las oposiciones que se
levantan entre vida sacerdotal, vida religiosa y vida laica. Los votos y otras formas de compromiso deberán ser la
expresión de una opción consciente y madura, de tal forma
que solo deberán hacerse cuando el candidato realmente al-
3. Formación para la libertad cance madurez para asumir tal compromiso, con todos sus
riesgos.
GS, 17, 20; DH, 8. La formación deberá orientarse ha-
cia una verdadera pedagogía de la li-
bertad, dada la trascendencia y valor de la misma para la , 4 . Formación espiritual con miras a la misión
personalidad y la propia santidad. Esta pedagogía consistirá,
ante todo en ayudar al que se forma a hacer su opción per- PC, 18; AP, 26. La vida religiosa se asume a causa del
sonal y crecer en ella como autoafirmación de su persona, Reino de Dios y, como vimos la opción
en la respuesta perenne de la vocación. Los orientadores de- vocacional solamente crecerá si se solidifica en la fe y en la
berán evitar condicionamientos que perturben la opción oración.
libre. En el aconsejamiento y en todo lo relacionado con los
que se forman no deben asumir responsabilidades en nom- La formación espiritual se debe orientar primeramente
bre de ellos, imponiéndoles actitudes internas, ni exigir ac- hacia el esfuerzo de llevar a los candidatos a enfocar la vida
titudes externas, apelando únicamente a las costumbres y en la perspectiva de la fe.
tradiciones del propio instituto.
AA, 4. Obrar y vivir según la fe, como norma y dinamis-
GS, 31. Los orientadores deben ayudar al que se forma mo para el crecimiento en la opción vocacional,
a tomar conciencia y asumir las condiciones in- supone una gran docilidad al Espíritu Santo. Ser fiel a la
evitables de su vida, tanto en el orden sicológico como en el acción de este Espíritu y comprender las señales de los tiem-
sociológico. pos y el llamamiento a una disponibilidad siempre más ge-
nerosa, para una atención a la tradición y a la historia, como
Educar para la libertad y educar para la responsabili- crecimiento del Cuerpo de Cristo.
dad. El que se forma debe tener voz activa en las decisiones
y en la orientación de su vida y del grupo participando con- Emergen, entonces, imprescindibles en la búsqueda de
creta y eficazmente en el proceso de su formación. Las ini- Dios, la relación personal con Cristo, la docilidad al Espíritu
ciativas deberán estar abiertas a los que se forman para que Santo, la oración y la vivencia de los sacramentos, como ex-
las asuman con sus consecuencias y riesgos. Muchas veces, presiones conscientes y explícitas de una vida consagrada
actitudes paternalistas y proteccionistas de los formadores respecto a la realización del designio de Dios sobre los hom-
impiden una verdadera formación para la responsabilidad y bres.
retardan la madurez del educando. La vida espiritual debe pues, unir el aspirante a la vida
religiosa, a toda la comunidad de los cristianos; se hace así
GS, 27. Otra exigencia importante es el respeto profun- la Iglesia el espacio vital en que se desarrolla la congrega-
do de los formadores y de las estructuras de ción u orden a que pertenece.
formación por las diferencias de las personas con sus carar-

54 55
Debe haber una profunda unión y dependencia entre la dicas, círculos, revisiones de vida, planeamiento de activida-
vida del candidato y la vida de la Iglesia, entre la espiritua- des en común, meditaciones comunitarias.
lidad y la misión del instituto y la fe y misión de la propia
Iglesia. Formación espiritual debe ser, por consiguiente, for- En la creciente integración de personas, tanto en la pro-
mación para la misión. fundización de las exigencias del Evangelio como en la co-
munión de vida y trabajo, las observancias regulares encon-
trarán la indispensable agilidad, la prudente flexibilidad y
5. Formación comunitaria la seriedad de un compromiso asumido por todos, libre y
conscientemente.
PC, 4. La formación debe despertar el sentido de los
demás y crear una conciencia comunitaria que
resulte de una vivencia siempre más clara del misterio pas- 6. Comunidad educadora
cual de comunión con Cristo, en el Espíritu.
GS, 32; PC, 18. La formación debe capacitar personas
El respeto mutuo se inicia por la aceptación de la reali- para asumir los cargos y tareas que
dad del otro con sus cualidades y defectos, procurando ayu- el instituto se propone como respuesta a las exigencias
darlo a perfeccionarse. Es aquí donde se sitúa la verdadera y al llamado de la Iglesia. De ahí la necesidad de que
corrección fraterna y la revisión de vida. las casas de formación sean casas donde se viva la vida
normal del instituto, a fin de que se eviten iniciaciones fal-
Desde que el trabajo, la misión o la obediencia los reú- sas, con pérdida de tiempo y frustraciones de personas y se
na, deben tender a formar una verdadera comunidad. impida la inserción gradativa de los jóvenes en la vida que
llevarán después.
La vivencia de una auténtica y madura amistad debe ser
la nota dominante en el proceso de formación comunitaria. De todo lo dicho se deduce que la formación exige acción
La formación afectiva debe posibilitar el equilibrio emocio- de varios orientadores sin que se dispense la presencia de
nal indispensable para la vida fraterna de quien se consa- un responsable principal. Las mismas comunidades son for-
gró al amor de Dios. madoras de aquellos que unirán definitivamente a ellas.
La formación vocacional es una realidad dinámica que,
Los que se forman deben ser llevados a la comunicación
comenzando en la opción inicial, debe crecer por toda la
en clima de confianza y de apertura mutua. Esto creará pro-
vida en la fidelidad de una permanente actitud de total aper-
fundidad e intimidad necesarias para la verdadera amistad
tura a la palabra de Dios y a sus llamamientos en la histo-
fraterna. El equilibrio y la madurez afectiva exigirán tam-
ria. La palabra dada en los votos o en la promesa es una
bién aptitudes conscientes y espontáneas en las relaciones
señal de esta actitud. Las estructuras y constituciones con
con las personas de otro sexo. Solamente una visión clara e
las cuales la persona se compromete, deben ser fieles signos
integral de la sexualidad en la vida de los religiosos probará
de la Palabra de Dios.
al mundo que asumieron la virginidad consagrada o el celi-
bato por causa del Reino de los cielos y no por motivos ma- Comprendida así, la formación será una verdadera for-
niqueístas o estoicos. mación para la responsabilidad consciente y libre para el
servicio, para el amor, para la búsqueda incesante de Dios
La formación comunitaria debe insertar las personas en en la fidelidad a su Palabra y en la docilidad al Espíritu
el grupo, integrando todos los miembros en un profundo sen- que lleva al religioso a la plenitud de su vocación de hom-
tido de solidaridad, de sensibilidad por los problemas co- bre y de cristiano consagrado, en el seno de la Iglesia mi-
munes y de disponibilidad al servicio. Sigúese de ahí la im- sionera respecto al Reino.
portancia de posibilitar, desde el principio de la formación,
la vida y el trabajo en equipo, a través de reuniones perió-

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