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Las limitaciones y las posibilidades

PEm ANDERsoN dc la accIón sindical

po de la especulación. Es evidente
De los sindicatos británicos gene-
ralmente conocemos una cosa: cons- que ahora el deber de todo socia-
tituyen la cuna del reformismo. De lista es defender inequívoca y re-
áhi la virtud de este trabajo al ana-
litar la función del $indicato en la sueltamente el simple derecho de los
sociedad capitalista, al señalar la sindicatos a existir en calidad de me-
tendencia del sistema a integrar la
organización sindical en su estruc- ras instituciones autónomas. Esto no
tura y idanteár sus posibilidades significa que sean indefinidamente
de acción revolucionaria.
Aunque referido específicamente a pospuestas por los socialistas la dis-
Inglaterra, el trabajo conserva inte- cusión fundamental de las i^elaciones
rés para otras situaciones del mun-
do capitalista desarrollado. a largo plazo entre el sindicalismo y
el socialismo. Al contrarío, la izquier-
da no tendrá grandes posibilidades
¿Cuál es el papel de los sindicatos en de resistir la actual tendencia a aca-
un movimiento socialista? ¿Cuál es bar con el sindicalismo británico a
su potencial de acción revolucionaría? menos que tenga una visión dará y
¿Cuáles deben ser las relaciones en- conciente éd lugar espedfico de los
tre las clases, los sindicatos y el par- sindicatos en un movimiento socia-
tido político? Estos problemas han lista.
constituido tradicionalmente el cen-
tro de la teoría socialista. Hoy está
LIMITACIONES Y CRITICAS
latente en Gran Bretaña, por el
gobierno laborista, el asaltar sis- Toda teoría socialista que haya ad-
temáticamente a los sindicatos, los quirído madurez después de Lenin, ha
ha relegado aparentemente al cam- empatado por enfatizar las limUaeio-
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nes insuperable» de la acción sindi- darnentales a las limitaciones de los
cal en una sociedad capitalista. E^te sindicatos. Pueden expresarse en va-
énfasis surgió «a la lucha contra las ríos nivdes diferentes. Todas ellas es-
diversas formas del sindicalismo y la tán Bglacionadas con lo que puede lla-
espontaneidad endémicas en el movi- marse el estatuto sociológico funda-
miento de la clase obrera europea, en mental de los sindicatos en una so-
los primeros años de este si^o. La ciedad capitalista. Son limitaciones
creencia de que los sindicatos eran estructurales, inherentes a la natura-
los instrumentos escogidos para lo- leza de los sindicatos como tales.
grar el socialismo fue el credo prin-
I) Los sindicatos son una parte esen-
cipal del sindicalismo: la idea revolu-
cial de una sociedad capitalista por-
cionaria de confiar exclusivamente
que encaman la diferencia entre ca-
en los sindicatos. Para esta tradición
pital y trabajo, que define a la so-
de León, Sorel, Mann —^la huelga ge-
dedad. G>mo escribió Gramsci una
neral era un arma que aboliría la
vez, los sindicatos son c . . .un tipo de
sociedad capitalista. La versión refor-
organización proletaria espedfica del
mista era simplemente la creencia de
período en que el capital domina la
que las demandas salariales de los
historia... una parte integrante de la
sindicatos podrían conducir en defi-
sociedad capitalista, cuya función es
nitiva a la transformación de las con-
inherente al régimen de la propiedad
didones de la clase obrera, sin cam-
privada».*
bio alguno en la estructura social dd
poder. Estas dos corrientes fueron re- En este sentido, los sindicatos son,
chazadas por la tradición central dd dialécticamente, tanto opuestos al ca-
aocialiano europeo. Marx, Lenin y pitalismo, como componentes del mis-
Gramsci enfatizaron por igual que los mo. Porque a la vez que se oponen,
sindicatos na podían ser de por n ve- mediante sus demandas salaríales, a
Meolos de avance hacia d socialis- la distríbudón deúgual de la renU
mo. EL sindicalinno, en cualquiera de dentro de la sodedad, ratifican una
mis formas, era ima variante incom- distríbudón desigual con su propia
pleta y deformada de la conciencia exístenda, que implica la existencia
de dase, que a toda costa tenia que de la administradón como su contra-
ser superada por un crecimiento de partida complementaría. De ahí pro-
h cóndencia poUtíoa, creada y soste- viene la fuerza y perdurabilidad de la
nida ea va partido. L^iiego, antes de nodón de las «dos vertientes de la in-
discutir la fundón presente y la po- dustria» como marco inmutable de
jibflidad real de la acdón sindical, la acdón sindicaL La facilidad con
vale la pena resumir Us críticas fun-
* VOrÜM Nuovo. (Tnrin. 1919-20).
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que esta ideolo^a del status quo se ne a tono con los contomos naturales
ha rodeado de una atmósfera de nor- de la industria moderna, ello no se
malidad se deriva del hecho de que debe a una decisión voluntaria de su-
los sindicatos como tales no poseen perarlos por alguna razón estratégi-
perspectivas socialistas intrínsecas. ca, sino que es la consecuencia de la
Marx concibió el socialismo como la petrificación de un antiguo patrón
supresión de la sociedad de clases por «natural» que ha subsistido en una
el proletariado, quien, al hacerlo, se nueva era industrial como un sedi-
suprime a sí mismo. El sindicato ca- mento geológico; tal es la fuerza de la
rece de la visión de una futura auto- inercia dentro de la organización sin-
supresión. Gimo instituciones, los sin- dical. La industria británica está re-
dicatos no desafían la existencia de pleta actudmente de anacronismos de
una sociedad basada en la división de este tipo, con sus miríadas de sindica-
clases; se limitan a expresarla. De es- tos de pequeñas empresas y sindicatos
te modo los sindicatos no pueden ser generales de carácter híbrido. Son in-
jamás en si mismos vehículos conduc- dicaciones, no de esa orientación in-
tores del avance hacia el socialismo; tencional hacia el futuro que es el dis-
por su propia naturaleza están atados tintivo de un movimiento revolucio-
al capitalismo. Pueden negociar más nario, sino de la dominación inerte
o menos favorablemente dentro de la del pasado sobre d presente, Por con-
sociedad, pero no pueden transfor- siguiente, los sindicatos asumen d
marla. clamor natund del medio ambiente ce-
rrado, dominado por el capital de U
2) Los sindicatos son esencialmente propia fábrica. Son un reflejo pasi-
una representación defacto de la cla- vo de la organización de la fuerza de
se obrera en sus centros de trabajo. trabajo. En cambio, un partido polí-
Formalmente, son asociaciones volun- tico es una ruptura con el medio am-
tarias, pero en la práctica real tienen biente natural de la sociedad civil,
mucho más de reflejos institucionales una colectividad contractual voluntó-
del medio ambiente en que se desen- rísta, que reestructura los contomos
vudven. La formación de sindicatos sociales: el sindicato se adhiere a 3
en establecimientos, movimiento fre- en una relación recíproca. Un partido
cuentemente apoyado en la actuali- revolucionario, como recalcaban cons-
dad por los propios patronos, no ha tantemente Lenin y Gramsci, no se li-
hecho más que oficializar lo que de mita a abarcar a la clase obrera; in-
todos modos constituía una tenden- cluye a los elementos intelectuales y
cia espontánea del sindicalismo. Cuan- de la dase media, que no están liga-
do la organización sindical no se po- dos en modo alguno al movimiento so-
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dalista por vínculos inevitables. Su ejemplo, toda paralización del trans-
lealtad se crea, contra la corriente de porte público en una gran ciudad ha-
la estructura social, mediante el tra- ce imposible la rapidez en las mani-
bajo del propio partido revoluciona- festaciones de masas en tanto que no
rio. De este modo, sólo el partido po- afecta la movilidad de acción represi-
lítico puede encamar una verdadera va de los militares.^ En otras pala-
negación de la sociedad existente y bras, puede ser contraproducente. La
un proyecto de derribarla. El, por sí huelga es fundamentalmente un arma
solo, es negatividad en la historia'. económica, que fácilmente se vuelve
contra el que la esgrime si se la utili-
3) La adhesión inerte del sindicato al
za en un medio para el cual no está
plan del sistema social tiene una con- destinada. Puesto que la naturaleza
secuencia práctica decisiva. Su arma de la economía como sbtema es, en
principal contra el sistema es una sim- definitiva, una cuestión política, las
ple ausencia: la huelga, que es ima hudgas tienen solamente una eficacia
retirada del trabajo. La eficacia de relativa, no absoluta, en la propia lu-
esta forma de acción es, por natura- cha económica. Esta es otra referen-
leza muy limitada. Puede obtener au- cia al hecho que los sindicatos no
mentos de salarios, algunas mejoras pueden oponerse a la existencia del
en las condiciones del trabajo y, en capitalismo como sistema social.
muy pocos casos, algunos derechos
constitucionales. Pero nunca puede 4) Los sindicatos por sí mismos sólo
derrocar un régimen social. Como ar- producen una conciencia sectorial gre-
ma ptditica, las huelgas son casi siem- mial. La aseveración de Lenin sobre
pre profundamoite ineficaces. Ningu- esta limitación en ¿Qué hacer? es tan
na budga ha tenido éxito jamás. £1 elocuente que desde que él la formuló
motivo es que el socialismo requiere nadie lo ha discutido con seriedad. El
una conquista del poder, que es una carácter gremial de la conciencia sin-
fuerza de acción, una sobrepartidpa-
ción agresiva en el sistema para aca- z Para una discusión de los conceptos
de «positividad» y «negatividad pioleta-
bar con él y crear un nuevo orden so- riaa>, véase de Perry AJódenon, «Oñgins
cial. La httdga general es una absten- oí the Present Crisis» en Towards Social-
ism. (Londres, 196S).
ción, no un asalto al capitalismo. En
^ Un clásico ejonplo de esto es la huel-
algunos casos, realmente ha desmovi- ga general organiaida en Río de Janeiro
lizado a la clase obrera en medio de en 1S)64, en oposición al golpe militar que
detioeó id i^imen de Goolait. Simple-
una crisis pdlítica, cuando lo que ha- mente ae impidió que los obren» qne vi-
d a falta era unirla rápidamente con- vían en los distritos sobnibanos se trasla-
daña a la ciudad para movilizarse contra
tra una amenaza conservadora: por el golpe.

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dical no proviene de la naturaleza de obrera puede nacer un movimiento re-
la acción sindical ni de su propósito, volucionario. Porque sin una teoría
«mejores condiciones para la venta revolucionaria no puede haber movi-
de la fuerza de trabajo», ni de «la miento revolucionario. Los sindicatos
abolición del sistema social que obli- representan una base sociológica de-
ga a los desposeídos a venderse a los masiado limitada para ün movimiento
ricos».* Ello tiene una base político- socialista. Por sí mismos, producen
cultural. Los sindicatos representan inevitablemente una conciencia gre-
solamente a la clase obrera. Un movi- mial." La introversión, que es tan no-
miento revolucionario —un partido— table actualmente en el movimiento
requiere algo más que esto: tiene que sindical británico, es el signo natu-
incluir a los intelectuales y pequeño- ral de esta conciencia. iE^ la antíte-
burgueses, que son ios únicos que pue- sis ce la perspectiva universal que
den proporcionar la teoría esencial del define a la conciencia socialista.
socialismo. «La conciencia de la clase obrera no
«La historia de todos los países pone puede ser una genuina conciencia po-
de manifiesto que la clase obrera, ex- lítica a menos que los trabajadores
clusivamente por su propio esfuerzo, estén preparados paia responder a
puede desarrol'ar solamente concien- todos los casos de tiranía, opresión,
cia sindical, es decir, la convicción de violencia y abuso, sea cual fuere ia
que es necesario unirse en sindicatos, clase afectada... La conciencia de las
combatir a los patronos y esforzarse masas trabajadoras no puede ser una
por obligar al gobierno a aprobar las genuina conciencia de clase, a menos
leyes laborales necesarias, etc. Pero la que los obreros aprendan de los he-
teoría del socialismo se originó en las chos políticos y concretos, y sobre to-
teorías filosóficas, históricas y econó- do locales, a observar a todas las de-
micas que fueron elaboradas por re- más clases en todas las manifestacio-
presentantes cultos de las clases pro- nes de su vida intelectual, ética y po-
letarias, por intelectuales. Por su si- lítica. . . Aquéllos que hacen que la
tuación social, los fundadores del so-
clase obrera sólo concentre su aten-
cialismo científico moderno, Marx y
ción, observación y conciencia exclu-
Engels, pertenecían a la intelectuali-
siva o principalmente en si misma, no
dad burguesa.»^
La cultura en una sociedad capitalis- * ¿Qaé hacer? de V. I. Lenin.
ta es, en este sentido, una prerrogati-
s Ibid.
va de las capas privilegiadas: sola-
• Para una discosión de loa téimiacN
mente si algunos miembros de estas <de eorporaciói» y «hegemónico», TÍSM
c^MS abrazan la causa de la clase op. dt, de Perry Anderson.
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son socialdemócratas; porque el co- capital; si no lo hicieran asi no po-
nocimiento que de sí misma tenga la drían llevar a cabo las huelgas. Tam-
clase obrera no ha de estar unido so- bién pueden ofrecer alguna ayuda fi-
lamente a ima comprensión teórica nanciera a los partidos pdíticos, como
completamente clara —o más bien, lo hacen con el Partido laborista en
debe estar unido a una comprensión Inglaterra. Pero esto es algo secun-
no tanto teórica como práctica— de dario, que no se puede comparar con
las relaciones que hay entre todas las los recursos de que dispone la clase
diversas clases de la sociedad moder- poseedora. La única justificación bá-
na, comprensión adquirida mediante sica de los sindicatos es el control que
la experiencia de la vida politica»'. ejercen sobre la fuerza de trabajo, y
Es muy evidente que el mundo sindi- ese control es un arma extraordinaria-
cal no ofrece esto. mente rigida y limitada. Lo cierto es
que un partido político marxista pue-
5) £1 potencial de poder que tienen de considerarse precisamente como un
los sindicatos es sólo sectorial, no uni- intento de crear, por contraste, un po-
versal. En una sociedad capitalista no tencial poliwdente de acción revolucio-
hay paridad de poder entre la «admi- naria, que puede cristalizarse rápida
nistración» y el «trabajo», porque el y alternativamente en muchos cam-
trabajo es un elemento no transfor- pos distintos: elecciones, manifesta-
mable que sólo puede ser retirado (o, ciones, boicots, agitación, educación
a lo sumo, utilizado para la ocupación política, insurrecciones, etc. Un par-
de fábricas, por ejemplo), en tanto tido político, por su propia naturale-
que el capital es dinero —un medio za, es flexible y versátil, mientras que
de poder universalmente transforma- un sindicato está maniatado e inmó-
ble que se puede «hacer efectivo» en vÜ.
muchas formas diferentes. Así, el ca-
pital puede emplearse para el control Esto se comprueba en cualquier exa-
de medios de información, recursos men que tengamos de la experiencia
para los paros, sostén para una campa- histórica de la acción sindical que re-
ña de propaganda, financiamiento de base los límites de la negociación sa-
la educación privada, fondos para un larial. Resulta curioso que un movi-
partido pdítico, presupuestos para ar-
mas, en una crisis social (en la déca- l ¿Qué hacer? de V. L Lenio.
da del treinta abundaron en los Esta- » Para nna valiente narraciÓD de la
lucha contra los «comités de estaca» j la
dos Unidos los «comités de estaca»), guerra industrial desatados por los patro-
etc.* Los propios andicatos acumu- nos, véase el volumen único, Strike Strotegy,
de John Steuben, el mejor manual que M
lan, por supuesto, cierta cantidad de haya escrito para el huelguista.
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miento sindical, tiende a tropezar con han sido decepcionantes. El equilibrio
las mismas ¡imitaciones estructurales de fuerzas en toda empresa capitalis-
en su acción, ya sea que adopte una ta es tan desigual que —sin interven-
postura <revolucionaria> o trefor- ción colateral del partido o el Esta^
mista>. Estas limitaciones han conde- do— ningún sindicato puede tener la
nado a un mismo fracaso a las tenta- esperanza de arrancar a los patronos
tivas inspiradas en los propósitos más grandes prerrogativas administrati-
diversos. vas. Los pocos casos en que los sindi-
catos tienen importantes prerrogati-
Control por intrusión. Esta estrategia vas de control prueban lo siguiente:
consiste en avanzar poco a poco en el en casi todos los casos lo que les ha
interior de la fábrica, dando pasos que permitido hacerlo es el apoyo polí-
arranquen sucesivamente prerrogati- tico del Estado. Frecuentemente esto
vas locales a la administración —en ha ocurrido en industrias nacionaliza-
lo referido a contrataciones y despi- das, como los Ferrocarriles brasile-
dos, distribución de bonos, ritmo del ños (hasta 1964) y las minas de esta-
trabajo, repartición de las cargas, etc. ño bolivianas (hasta 1965). El «con-
Esta, que es tradicionalmente la más trol por intrusión> no es un mito. Pe-
práctica de las estrategias «poIiticas> ro solamente es posible cuando el sin-
en los sindicatos, fue intentada por el dicato recibe refuerzos poderosos que
socialismo gremial, un movimiento re- no proceden de la organización sin-
formista que hubo en Inglaterra du- dical.
rante la primera guerra mundial y
poco tiempo después de su termina- La ocupación de fábricas. Esta es os-
ción. Los socialistas gremiales jamás tensiblemente la forma de acción más
fueron capaces de imponer su progra- agresiva que se puede llevar a cabo
ma a los patronos en la industria pe- en los centros de trabajo y se ha efec-
sada, donde de^legaron sus mayores tuado, ya sea por medio de la inicia-
esfuerzos. El movimiento ss desinte- tiva sindical o sin ella. Recientemepte
gró sin dejar huellas en los primeros hubo un intento de emplear la ocupa-
años de la década del veinte. En la dé- ción de fábricas como un medio para
cada del sesenta, el movimiento sindi- combinar las demandas económicas y
cal italiano (CGIL) trató de iniciar constitucionales (sueldos y pensiones
una versión revolucionaria de la mis- más elevados y terminación de las re»-
ma estrategia. £1 contrato de los tricciones a la actividad política), que
obreros metalúrgicos en 1962 fue tal fue el plan de lucha de los sindicaU»
vez el ejemplo más destacado de esta peronbtas en Argentina en el verano
política. Hasta ahora los resultados de 1964. El plan fracasó después que
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más de quinientos mil obreros habían sindicalirano, consiste en que no hay
invadido sus fábricas, atrapado rehe- más fuerza que la fuerza de la ausen-
nes, obstruido entradas, etc. £1 mis- cia, está subrayada por la excepción:
mo destino tuvieron esencialmente las ésta es una presencia intensa pero in-
ocupaciones espontáneas, no sindica- operante.
les, de fábricas en Francia durante el
La huelga general. También la huelga
frente popular (en 1936 y nuevamen-
general puede adoptar una forma re-
te en 1938) y en Italia después de la
formista o revolucionaria. La que hu-
primera guerra mundial, (en Turín, bo en Gran Bretaña en 1926 fue un
1919-1929). Estos fueron movimien- movimiento defensivo contra las re-
tos auténtica y eminentemente revolu- ducciones de los salarios que es el ob-
cionarios, pero en todos los casos per- jetivo reformista mínimo que se pue-
dieron su Ímpetu cuando se hizo evi- de concebir. Fue guiada en un espí-
doite que no había un horizonte polí- ritu apenado, ultraconstitucional, y
tico al cual pudieran desembocar. fue derrotada pronta y decisivamente.
Porque la ocupación de una fábrica
Las limitaciones del arma huelguís-
no es más que un acto puramente sim-
tica como una simple ausencia jamás
bótico; no es, en modo alguno, una
se han ilustrado de una manera más
captura de la fábrica. En ningún ca-
gráfica: varios millones de hombres
so pudieron los obreros hacer funcio-
dejaban de asistir al trabajo, y todo
nar la planta, y, de este modo, apode-
lo que el consejo general pudo hacer
rarse efectivamente de ella. Esto es
con ellos fue que practicaran depor-
naturalmente imposible en la indus-
tes —a veces con los polidas que es-
tria moderna, donde hace falta el ca- taban encargados de reprimir la huel-
pital circulante para mantener la mar- ga." Nada podría estar en mayor con-
cha de una instalación industrial, sea traste con este púdico episodio que el
cual fuere. En la práctica, la ocupa- huracán revolucionario que azotó a
áim de fábricas no pasa de ser una Rtisia en 1905, cuando una huelga ge-
forma dramática de demostrar públi- neral espontánea, sin previa organi-
camente 8U inconformidad [picket- zación, hizo erupción a todo lo largo
i n ^ ] : la presencia de obreros adorne- y ancho del vasto imperio zarista, des-
rados en di interior de la fábrica es de Varsovia hasta Chita. Las condi-
ana donostración simbólica de que la ciones históricas eran excepcional-
laisnuí les pertenece a ellos, los pro- roente favorables: la radio y d auto-
ém^anm, por áeredio propio. Pero esa
I»Me«áa no pmde eonveitiT va rea- • The Genend Strike, de Jnlian Synioiis,
lidad eatt) ém^úx^ L« ky biúca dd (LondrM, 1957), ilustra ]terfect«mente «s-
U tngkomedia.
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móvil no existían todavía, la magni- tentona. La lección les sirvió para
tud del imperio daba a los ferrocarri- conquistar la victoria doce años des-
les una singular importancia, de modo pués.
que se podía obtener una paralización Se ha intentado utilizar la huelga ge-
completa una vez que los trabajadores neral como un arma pdítico económi-
gráficos y ferroviarios se lanzaran a ca. Ek» conabinación con formas de ac-
la huelga. La propia maquinaria del ción complementarias —amotines, elec-
Estado empezó a tambalearse a medi- ciones, insurrecciones, etc.— los sin-
da que los empleados del gobierno se dicatos pueden indudablemente des-
unían con entusiasmo al movimiento. empeñar un papel importante en una
cNo solamente habían dejado de fun- crisis política: un buen ejemplo de
cionar las fábricas, sino las escuelas, ello es el derrocamiento del régimen
los hospitales, los tribunales y las ofi- neocolonial de Youlou en el Congo
cinas de los gobiernos locales... Los Brazzaville en 1%3. Pero confiar so-
policías no tenían fuerza para inter- lamente en la huelga general como tal
venir, algunos llegaron a esconder- es algo que ha estado casi siempre
s e . . . en medio del estruendo y la condenado al fracaso. La razón fun-
furia de esta revuelta dé las masas se damental es evidente: el paro, sea cual
había paralizado por completo el me- fuere el grado de solidez, no es lo mis-
canismo de la vida urbana en Ru- mo que una sustitución de un orden
sia».*" Si ha habido algún momento social por otro.
en que una huelga general haya teni-
do probabilidad de conquistar la vic-
toria revolucionaria, ese momento fue LA INVERSIÓN DE FUNCIONES:
en 1905. Pero esta primera explosión PARTIDOS Y SINDICATOS
fue desvaneciéndose a medida que el
Las limitaciones del sindicalismo son,
hambre y la desmoralización menos-
pues, radicales, Tradicionalmente, la
cababan la confianza del pueblo y re-
teoría socialista ha insistido en que
gresaron al trabajo en octubre cuando
se hizo evidente que había un atolla- estas limitaciones deben ser supera-
dero estratégico. Los bolcheviques, das con la labor de un partido polí-
precisamente al terminar la huelga, tico. Lenin expuso este criterio cuando
vieron que ésta debió ser sustituida escribió (en el año 1900):
por la insurrección armada, su opue»- «Para los socialistas, la lucha econó-
to dialéctico. Se hizo un esfuerzo he- mica sirve de base para la organiza-
roico por tomar a Moscú, pero U»
unidades militares afdastarcm la in- i« The Twiügkt of Imperial Ruukí, de
R. D. Caiáiqnes, (Londm. 1968).
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don de los obreros en un partido re- partido político en todo el contexto so-
volucionario, para el refuerzo y el des- cialista, y el resurgimiento de los sin-
arrollo de la lucha de clases contra dicatos como vórtice principal del
todo el sistema capitalista. Pero si conflicto de clases? Es evidente que
se considera la lucha económica sufi- en Gran Bretaña hay una situación
ciente por sí misma, entonces no hay histórica especial que ha determina-
en ella nada de socialista. En la ex- do la actual tentativa de deshacer la
periencia de todos los países europeos autonomía sindical: la crisis contem-
hemos tenido muchos sindicatos, no poránea del imperialismo británico,
solamente socialistas, sino también la tendencia a resolver la crisis a ex-
antisocialistas. Prestar asistencia en la pensas de la clase obrera, la asimila-
lucha económica del proletariado es ción por parte del gobierno laborista
tarea del político burgués. La tarea de un papel abiertamente rompehuel-
de los socialistas es hacer que la lu- gas.
cha económica de los obreros ayude Es probable, sin embargo, que el caso
al movimiento socialista a contribuir británico no sea más que el ejemplo
al éxito del partido socialista revolu- más dramático de una tendencia ge-
cionario.» neral de los países capitalistas avan-
Solamente un partido revolucionario, zados. Un partido político revolucio-
y no un sindicato, puede derrocar al nario es una superestructura artificial,
capitalismo. En la actualidad ha teni- contractual —una organización vo-
do lugar un cambio en Inglaterra y en luntaria creada contra la corriente de
cierta medida en toda Europa occi- la sociedad. Sólo porque el partido no
dental: las relaciones entre los sindi- es inherente al sistema político y eco-
catos y los partidos, entre la lucha eco- nómico del capitalismo puede abolirlo
nómica y política se han invertido decisivamente. Su estructura inicial se
empíricamente. Como ha escrito Tom orienta hacia el futuro: ésta es la ra-
Nairn: zón por la cual puede revolucionar a
cLos sindicatos son otra vez —des- la sociedad en general. Pero lo con-
pués de un largo período en que el trario es igualmente cierto. Por ser
partido político ocupó el centro del más «artificial» y por no producirse
escenario— la vanguardia en la lu- y reproducirse automáticamente me-
cha de la dase obrera, los portaestan- diante las condiciones sociales, puede
dartes cuya posición domina todo lo también ser totalmente asimilado po^
demás»." la sociedad, hasta el punto de desa-
¿Cómo se ha producido esto ? ¿ Cuáles
" En «The Natnre of the Labour Par-
M» las razoiies del actual eclipse del t7> en Totearás SociaUsm.
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parecer como fuerza diferencial en cha de clases es una perpetua anoma<
todos los sentidos. Cuando la lucha lía para una sociedad que se dedica al
política en una sociedad capitalista se mito de la armonía sin clases.y la pas
ha convertido durante algún tiempo social. Todavía hoy, las huelgas son
en la arena de la omnímoda victoria un escándalo para la ideología del sis^
burguesa, como sucede actualmente tema. Sin embargo, recientemente ha
en Gran Bretaña y Alemania Occiden- habido apremiantes exigencias econó-
tal —donde un «consenso> monoliti- micas que han empezado a requerir
co excluye la articulación de cuales- la supresión práctica de las huelgas.
quiera a opciones socialistas a nivel Las demandas del neocapitalismo —la
nacional—, los partidos tradicionales necesidad de controlar la inflación, de
de la izquierda se convierten simple- planificar las inversiones de capital a
mente en agentes del status quo. Su largo plazo, de incrementar los merca-
degeneración es el reverso de su posi- dos de exportación— han conducido
bilidad para la transformación social. a un ataque político a la autonomía
En cambio, los sindicatos no pueden sindical en un buen número de na-
lograr nunca tan alto nivel de acción ciones occidentales. Este ataque ha ido
como un partido político. Tampoco, mucho más lejos en Gran Bretaña que
por la misma razón, tienden a hundir- en ningún otro país, y ahora el movi-
se hasta llegar a su más bajo nivel: se miento sindical británico se enfren-
funden en bloque con el sistema. Por- ta al peligro más.grave que ha teni-
que su función está enraizada en la do que afrontar durante toda su his-
organización del propio capitalismo: toria.
el mercado laboral. £1 resultado es La campaña concertada para acabar
que los sindicatos son cloroformados con los sindicatos como fuerza inde-
y suprimidos totalmente con menos pendiente ratifica de un modo com-
facilidad que los partidos políticos, pletamente decisivo el valor creador
porque surgen espontáneamente del e insustituible de un movimiento so-
fundamento del sbtema económico. cialista. Después de haber bosquejado
Mientras existan clases —y ya no se las limitaciones externas de su acción,
discute que en occidente existen en la es necesario que expongamos ahora
actualidad, tanto como existieron en el valor y la eficacia específica de esta
el pasado—^* habrá conflicto. Donde acción en su propio terreno. Enton-
no haya articulación política de este ces se hará evidente cuánto está en
conflicto, lo que habrá de subsistir se-
rá la forma más elemental: la lucha u Pora un examen decinro de la eri.
dmcia, véase, de John Westergaard, tThe
económica. Este último foco de la lu- Withering Away of Class —A Contempora.
17 Mytl» en Towards Socialism.
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j u e ^ en la actual contienda entre los excesivo de un sistema imperial cadu-
sindicatos y los gobiernos." co —^militar, pdítico y financiero—
l)Los sindicatos son incapaces hoy hace que ésta sea la opción política
por hoy de aumentar sustancialmente más atractiva para la clase dominan-
la participación de los salarios en la te. La clase obrera inglesa sufrirá asi
renta nacional. Todas las investiga- una derrota y una regresión históri-
ciones de los años recientes han pues- cas si le son confiscadas sus organiza-
to de manifiesto que la proporción ciones industriales.
que hay entre los salarios y las ganan-
cias, rentas e intereses ha tenido la '3 Por supuesto, los sindicatos tienen
que conservar su autonomía también bajo
tendencia a permanecer constante por el socialismo. Sus derechos fueron enfá-
muchas décadas en Inglaterra y otros ticamente aáirMgoardadoB por Lenis en su
famoso debate contra Trotski y Bujarin,
países capitalistas. Este hecho no es sobre esta cuestión, en el X G>ngreso del
sorprendente: es una consecuencia ne- Partido, en 1921. Los sindicatos, recalcó
él, deben estar libres de defender a los
cesaria de la estructura del poder en obreros, tanto contra los programas espe-
cíficos del estado resultantes de los com-
una sociedad capitalista, y sólo se promisos políticos entre los intereses de la
puede cambiar cuando una revolu- clase obrera y el campesinado, como con-
tra las arbitrariedades burocráticas en la
ción política echa abajo la estructura. implantación de los programas del Esta-
Esto no quiere decir que la acción do como tales. En ténninos teóricos, es axio-
mático que el socialismo no es una prác-
sindical es una labor ilusoria de Sísi- tica monista, sino una tmidad en la mul-
£o. Pero la presión de los salarios sin- tiplicidad, tanto en el orden institucional
como en la práctica. No obstante, la índole
dicales fuerzan el ascenso de la pro- de los sindicatos en una sociedad socia-
dactividad, y de este modo, una par- lista es tan diferente de la naturaleza de
los mismos en una sociedad capitalista
ticipacirái constante en el producto (Lenin los describió como organizaciones
nacional crea un nivel de vida más educacionales, escuelas de administra-
ción, eKuelas de dirección, escuelas de co-
devado para la clase obrera.^* Esu munismo» que bemos omitido aquí la dis-
«s la posición mímmoj arduamente cusión de estefanportanteproblema. Soviet
TnOe ünions, de Isaac Dentscher (Lon-
'Conquistada, de la oposición de la da- dres, 1950), contiMie un admirable aná-
se obrera en un sistema de explota- lisis del gran debate sobre los sindicatos
que turo lugar en Rusu durante los aSoa
ñon permanente y profunda. Esta po- vemte.
sición es lo que' ahora está amenaza-
da. Q intento de maniatar a los sindi- " Esto no excluye las fases históricas
en que la escasez de mano de obra y la
catos es un e^uerzo por mantener un competencia intercapitalisu pueden tener
aumento neto en la participación de el mismo efecto, aun donde el movimiento
sindical está aherrojado. La economía de
las ganancias en comparación con los la Alemania nazi es un ejemplo. Pero a la
lai^a, ha sido la presión de los sindicatos
«alarios en la renta nacional, —^y una por **. P**** ocupación laboral lo que h*
caída relativa en los ingresos de la impedido la creación de constantes inte-
rrupcionet en el crecimiento de la produc-
dase obrera. En Inglaterra, d gasto tiridad.
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2) Los sindicatos son armas de la lu- cial, con sus propios intereses aisla-
cha económica, que son absolutamen- dos en la sociedad. Esto no es lo mis-
te ineficaces para la acción política mo que conciencia socialista— la vi-
agresiva. Esto no quiere decir que sión y voluntad hegemónicas de crear
no.tengan significación política. Nada un nuevo orden soáal, que sólo puede
estaría más lejos de la verdad. La surgir por un partido revoluciona-
identidad sociopoUüca de la clase rio. Pero el uno es una etapa nece-
obrera europea está, por encima de saria para llegar al otro. Aun en los
todo, encamada en sus sindicatos. No sindicatos más apolíticos, hay una
se manifiesta como clase más que a vasta evidencia empírica de esta mi-
través de sus instituciones colectivas, sión política cpreparatoria». En Gran
«itre las cuales la más elemental es el Bretaña, la lealtad electoral de dos
sindicato. Fuera de estas instituciones tercios de la dase obrera al Partido
históricas, la clase obrera tiene una laborisU se debe al hecho que se
identidad puramente inerte, impene- trata de miembros de los sindicatos
trable hasta para ella misma. Está se- más que a ningún otro factor aislado.
parada del resto de la sociedad por Aquí los sindicatos confieren visible-
sus ocupaciones, costumbres y cultu- mente su identidad a la clase; el otro
ra características, pero no es un gru- tercio de la dase obrera que vota por
po monolítico capaz de una acción los conservadores no está sindicali-
política dada.^' Para esto, tiene que zado en su inmensa mayoría, sin que
estar conciente de á misma como haya diferencias importantes en nin-
dase —y no puede estarlo más que gún otro sentido sodológico. La ló-
en las organizaciones que cree contra gica de esU vinculación tradicional
el sistema social en que está inserta- es ahora evidentemente problemática,
da. Cualquiera que sea el grado de un hecho trascendental con posibles
colaboracionismo de los dirigentes consecuencias políticas. Pero la pro-
ándicales, la misma existencia del pia vinculación demuestra la verdad
sindicato afirma de hecho la irreduc- de la explicación de Marx sobre lasi
tible diferencia entre el capital y el relaciones redprocas entre la lucha
trabajo en una sociedad mercantil; industrial y la lucha política.
entraña la negativa de la clase obre- «El movimiento político de la clase
ra a incorporarse al capitalismo en obrera tiene naturalmente como ob-
sus propios términos. De este modo jetivo final la conquista para sí dd po-
los sindicatos producen en todas par-
tes conciencia de dase obrera, o sea, is Para una discusión del concepto del
la conciencia de la identidad sqM- «ampo monolítico», véase, de André Gon,
cintra 7 Man» en Pensamiento Crítico
rada del proletariado como fuerza so- No. S (junio de 1967).
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der político: para esto es naturalmente do a menos que tenga la libertad ini-
necesaria la previa organización de la cial de existir. Dada esta circunstan-
clase obrera; una organización desa- cia, ¿cuáles son los cambios que se
rrollada hasta cierto grado, que sur- necesitan en el carácter actual del
ja de las propias fuerzas económi- sindicalismo británico?
cas. . . Un movimiento político surge
1) La müitancia industrial. La ma-
OÍ todas partes del movimiento eco-
yoría de los sindicatos británicos son
nómico particular de los obreros, es
actualmente anticuados y burocráti-
decir un movimiento de la clase por
cos. No gozan de la absoluta confian-
ll^ar a sus fines en una forma gene-
za de sus miembros. Es notoria la
ral, una forma que tiene fuerza com-
participación mínima en las eleccio-
pulsoria en un sentido social general.
nes sindicales —el único medio for-
Si estos movimientos presuponen cier-
mal de que pueden disponer los
ta organización previa, son a su vez
miembros para ejercer control sobre
igualmente un medio de desarrollar
los funcionarios—, y el carácter de-
la organización».^*
rechista y la calidad mediocre de mu-
La identidad y r^entiva de la clase
chos dirigentes sindicales es, a la vez,
obrera como fuerza antónoma está
causa y efecto de esta situación. No
asi en juego con la libertad del mo-
es simplemente el caso de que haya
vimiento sindical. La amenaza de
una fatal «ley férrea de oligarquía»
subordinar los sindicatos al Estado
que produce inevitablemente una bu-
amenaza, en definitiva, con la extin-
rocracia sindical autoritaria, sin res-
ción de la conciencia de la clase obre
ponsabilidad sobre las necesidades de
ra como taL Equivale a intentar la
sus miembros. Esta noción es mera-
creación de un conjunto social total-
mente lo que Alvin Gouldner llama
mente coordinado y purgado —la in-
«el rasgo metafísico de la burocra-
tegración monolítica de «la sociedad
cia»." No hay ninguna razón por la
unidimensional» de Marcuse.*' Hay
que hacerle frente si se quiere que 1» Cuta a Bolle, 1870. Para una bue-
ú socialismo siga teniendo un futuro na explicación del criterio de Man acercaí
de los sindicatos, véase, de A. Lozovski,.
en Gran Bretaña. Marx and the Unions (Londres, 1935).
" En One —Dimensional Man (Lon-
dres, 1965). Véase también el ensayo de
EL FUTURO Marcase «Indostrialization and Capital-
ism» en flete Left Reaie», 30, (niaizo-abril
Desde^ cualquier punto de vista so- de 1965).
cialista, el movimiento sindical está is «llie Metapfaysical Paths of Burean-
hoy muy lejos de ser perfecto. Pero crac;» en Com¡dex Organixatíons, de Al-
vin Gouldner, editado por Amitai Etáone
es evidente que no puede ser renova- Estado* Unidos, 1964).
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cual los sindicatos, por grandes que tamente libre sólo cuando puede pe-
sean, no puedan lograr participación lear contra el sistema que la explota
en la democracia: el hecho que dejen u oprime.^* Esto puede hacerlo so-
de hacerlo normalmente no se debe lamente en sus instituciones colecti-
atribuir a las necesidades ciegas de vas: su unidad es su fuerza y, por en-
la organización en grande, sino al me- de, su libertad. Pero precisamente
dio ambiente político en que traba- porque su unidad requiere una or-
jan. Dicho de otro modo, la caren- ganización disciplinada, el objetivo
cia de democracia en los sindicatos principal del capitalismo consiste en
se debe interpretar en términos de la apropiársela para la estabilización del
naturaleza del sistema en que están sistema. Entonces puede volverse con-
insertados, o sea, el capitalismo. tra los mismos propósitos para los
Porque es una regla en una sociedad cuales fue creada. Esta ambigüedad
capitalista que toda institución o re- —poder para y poder sobre— es lo
forma creada para o por la clase que hace que las instituciones de la
obrera pueda convertirse, por esa clase obrera sean las mejores de todas
misma razón, en un arma contra ella, las armas contra la clase obrera. Así,
y existe además la regla de que la muchos de los actuales sindicatos bri-
clase dominante ejerce una constan- tánicos, precisamente por carecer de
te presión hacia este fin. Aquí hay democracia, están al servido de la
una reversibilidad [reversibility] so- función objetiva que subordina la cla-
cial permanente. El motivo es que to- se obrera al capitalismo. Los dirigen-
do intento de hacer avanzar la causa tes sindicales que simbolizan este me-
de la clase obrera hacia la conquista canismo, con sus grotescos títulos de
dd poder político para sí, tiene que nobleza, son demasiado conocidos pa-
entrañar una conquista preliminar del ra que tengamos que discutirlos aquí.
poder sobre ella, en forma de orga- Las direcciones actúan simplemente
nización colectiva, ya tenga un ca- como poleas de transmisión del capi-
rácter de cooperación sindicalista o talismo dentro del proletariado. Pe-
de partido político. La sindicaliza- ro, al mismo tiempo, a causa de la
ción —o politización— de la clase naturaleza paradójica del sindicalis-
obrera requiere la creación de insti- jQO un componente del capitalis-
tuciones que en determinado momen- mo que por su naturaleza lo es tam-
to sean su control, como una nece- bién antagónico—, ni siquiera los
sidad de toda acción disciplinada.
Desde luego, en otros momentos son M Pan una disciuióii de este pioble-
también por ese hecho una Uberoción out v¿a*e, de J. P< Sartie. «Los comunistaa
y 1* pao en Situations, (París, 1954).
de la dase. La dase obrera es concre- Eskte ntta versión española.
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peores siiidicatos suelen ser meras or- del funcionamiento del sistema. En la
ganizaciones de adaptación a la si- medida en que la función sindical no
tuación imperante. Si lo fueran, a la es realizada por las direcciones de los
larga perderían sus miembros por no sindicatos, la contradicción entre el
obtener ventajas económicas. Sería, capital y el trabajo va descendiendo
pues, incorrecto describir a los sindi- en jerarquía hasta llegar al nivel de
catos derechistas, en el sentido clá- la planta o al interior de la fábrica, y
sico de la frase, como <extintores del es «usurpada» por el representante
fuego revolucionario». Realizan una obrero ante la administración. La re-
doble función, aherrojar sus miem- presión burocrática en el sindicato
bros al sistema y, a la vez, obtener —una consecuencia de su captura
beneficios limitados dentro del mis- desde arriba por el medio ambiente
mo. En Gran Bretaña, aproximada- capitalista—, tiende a conducir a una
mente la mitad de los aumentos de rebelión desde abajo que actúa como
salario real en cualquier año se ob- un restablecimiento de la situación
tiene por medio de negociaciones a anterior, la situación natural de la lu-
nivel nacional. cha inherente a la organización capi-
Ya dicho esto, hay que decir también talista de la industria. El reciente des-
que la otra mitad de los aumentos ob- arrollo y militancia de la representa-
tenidos anualmrate en los salarios ción obrera es un signo de esta in-
no se logra por los aparatos sindica- vencible presión. Todo socialista tie-
les nacionales, sino por la militancia ne que aceptar gustosamente este des-
local contra la administración de las arrollo y defender la libertad de ac-
fábricas, qué normalmente sobrepa- ción de las representaciones obreras.
san las líneas de demarcación sindi- Las numerosas persecuciones de que
cales desafiando abiertamente a la se les hace víctimas no hacen más que
prohibición sindical. £1 noventa por evidenciar la efectividad de su reto
ciento de todas las huelgas en Gran al sistema capitalista y sus interme-
Bretaña carece actualmente de carác- diarios en el movimioito sindical. Pe-
ter oficial. El enorme aumento de la ro es erróneo contraponerlas a los sin-
función de los representantes obreros dicatos como tales. Lo que demuestran
ante la administración de las fábri- es que la lucha por sindicatos más
cas es tm producto inevitable de la militantes es, además, a la larga, una
falta de democracia y responsabili- lucha por el incremento de la demo-
dad de los principales sindicatos. Por- cracia sindical. De inmediato, por su-
quB en una sodedad capitalista el puesto, los miembros de los sindica-
omflicto de dases no pueiíe ser supri- tos Bi^en aer menos «políticos» aún
mido totalmente: surge naturalmente que suB dirigentes, y la democratiza-

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ción podría conducir a pérdidas lo- dencia estatal a imponer una política
cales en la izquierda. Pero este bajo de ingresos centralizados es una de
nivel de conciencia política es preci- las características distintivas del ca-
samente una consecuencia del tipo de pitalismo contemporáneo. Eisto ha te-
dirección sindical que suele existir nido como consecuencia la posibilidad
hoy —mediocre, autoritaria y confor- de una agregación de las cuestiones y
mista. Una mayor libertad de discu- disputas locales a una lucha nacional
sión dentro del movimiento sindical sobre la distribución del superávit
tiene que crear una clase obrera más económico nacional. Una política de
confiada en sí misma, y con ello sólo ingresos hace del capitalismo un sis-
podría beneficiarse a la larga la iz- tema potencialmente transparente en
quierda militante. Porque es eviden- un sentido en que jamás lo fue ante-
te que la militancia es industrial- riormente. La distribución neta del
mente más eficaz que la colaboración superávit entre salarios y ganancias
de clases para el logro de aumentos se hace mucho más visible e inequí-
salariales. Por consiguiente, la iz- voca. En este sentido, la propia dis-
cpiierda tiene que llevar la ventaja en cusión de los salarios puede conver-
la competencia libre y abierta. tirse en un proceso por la abolición
Luego, la lucha económica, que ha de la «esclavitud asalariada». Así se
sido el propósito tradicional del sin- hace posible ahora una lucha global
dicalismo, debe tener hoy su comple- por el superávit, en lugar de una dis-
mento en la lucha por recuperar los persión de díanandas locales y aisla-
sindicatos para -sus miembros. Una das.** Esto es una realidad en In^a-
es requisito de la otra. La lucha por terra, más aún que en ninguna otra
un sindicato más democrático y mi- parte. Porque toda nuestra situación
litante es una pelea contra la pene- histórica está dominada actualmente
tración y dominación capitalista en por el esfuerzo que hace el gobierno
d movimiento sindical. laborista por aplastar las demandas
económicas de los sindicatos con el
2) La lógica política. Los sindicatos propósito de sufragar los gastos de
han negociado históricamente por la una opción política —el manteni-
obtención de mejores condiciones pa- miento del sistema militar y financie-
ra la venta de fuerza de trabajo; no ro del imperialismo británico: la pre-
han podido desafiar la propia exis- sencia al este de Suez, la exporta-
tencia del mercado laboral. Hoy, sin ción de capital, el prestigio de la li-
embargo, han cambiado las relacio-
nes entre la lucha «política» y la «eco- >• Esta tesis M desarrolla en «TAe Neu
CmpüaÜm», de Robin Blaokbum, en Tow-
nómica». El surgimiento de una ten- trdt SoaoUim..
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bra esterlina. Los sindicatos no pue- yoría de los sindicalistas británicos
den enfrentarse a este ataque si no es están afiliados al Partido laborista, el
rechazando los programas políticos mismo partido que ahora intenta blo-
del gobierno y lachando por progrct- quear su acción y deshacer su auto-
moa socialistas, que son los que se les nomía. ¿Puede esta inmensa contra-
oponen diametralmente. La lucha sin- dicción continuar indefinidamente?
dical es ahora, necesariamente, una ¿Hasta cuándo seguirán los sindica-
lucha política. Las dos no pueden se- tos apoyando a su verdugo? Solamen-
guir estando disociadas, ni siquiera te el futuro podrá decirlo. Pero si el
temporalmente. Partido laborista persiste en seguir
¿Quiere esto decir que los sindicatos por el camino que lleva, está claro que
pueden o deben ahora, pese a todo lo finalmente ha de llegar d día de aju»-
que hemos dicho anteriormente, ac- tar cuentas. Entonces se replanteará
tuar como agencias políticas? No. Su toda la cuestión de la lealtad política
eficacia radica en otro lugar. El del movimiento sindical. ¿Optará és-
nuevo factor es que sus demandas eco- te por un sindicalismo «negociador»,
nómicas tradicionales tienen ahora sin partido? ¿Transferirá su lealtad?
una dimensión política inmediata, de ¿Patrocinará nuevas instituciones po-
grado o por fuerza. Es la «lógica» de líticas, como patrocinó una vez al Par-
so lucha industrial. Pero esta lógica tido laborista? Estas cuestiones inva-
se puede proseguir con éxito sola- den toda el horizonte, esperando pre-
mente por medio de un partido poli- cisamente detrás de cada disputa, en
tico. Las implicaciones de esto tienen la Gran Bretaña de los salarios con-
hoy un carácter fundamental. La ma- gelados.

I02.OG6

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