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Aymará de Llano
CELEHIS (Centro de Letras Hispanoamericanas)
Universidad Nacional de Mar del Plata
A partir de un texto fundacional dentro de Sur tal como es la Carta a Waldo Frank
sentido y señalan corrientes de pensamiento que les indicaron un camino a los participantes
de dicho proyecto editorial y, hoy, nos facilitan la vía interpretativa y dan fundamento a
quienes los estudiamos. En dicha carta, cuando la escritora argentina expresa sus
“…nada nos incita más al descubrimiento, nada nos pone más seguramente en el rastro de
amigos de Europa”. Estas palabras señalan un itinerario y, a largo de los años, proliferarán
en un ideario que los miembros del Comité sustentaron mientras se publicó Sur y cuya
temática central circundaba la relación entre los países americanos y Europa. María Teresa
Gramuglio agrega que es “un proyecto destinado a “descubrir América” para los propios
americanos y para los europeos cultos en un medio en el que (…) todo estaba por hacerse”
(93). En este marco, una de las figuras que cobra valor respecto de la afirmación de los
que, ante el avance de los regionalismos y otras corrientes nacionalistas, advertía acerca de
las dificultades que podía acarrear el aislamiento americano, además de insistir en la
de su obra, no se hace evidente una ideología europeizante a ultranza, sino una mirada
utopía de América, de 1925, propugna su concepción sobre el hombre universal “por cuyos
labios habl[ará] libremente el espíritu, libre de estorbos, libre de prejuicios, espera[ndo] que
toda América (…) conserve y perfeccione todas las actividades de carácter original” (8).
Siempre sopesaba la importancia de América para la historia así como las perspectivas que
América que “su juicio no se [dejó] pertubar por la gravedad del más viejo, ni irritar por lo
Estas ideas estaban en “el aire de los tiempos” —diría Gramuglio (98)— ya que se las
De ahí nuestro interés en el N° 141 de la revista Sur, publicada en julio del año 1946
en la que aparece el Homenaje a Pedro Henríquez Ureña. El dossier armado a tal efecto
está compuesto por las palabras que Ezequiel Martínez Estrada profiriera ante un nutrido
público en el sepelio del escritor dominicano, una selección de poemas de Juan Ramón
Plata; el segundo del español Amado Alonso, quien publicó su Gramática castellana en
1938 en la que colaboró Henríquez Ureña; y, finalmente, un ensayo de quien fuera su
Tres figuras, Francisco Romero, Amado Alonso y Enrique Anderson Imbert, que
revisten un cuadro completo puesto que integran un marco muy bien armado en torno a la
famoso con quien trabajó en colaboración y uno de sus alumnos de la universidad. Por ello,
la elección es significativa puesto que la trayectoria de los tres ensayistas también enaltece
El homenaje
Veamos, pues por otro lado, de qué trata y qué se refiere este género tan transitado,
admiración y estima hacia otro manifiesta de manera escrita u oral. Hoy en día, en los
textos académicos de la más diversa índole, a veces, una alusión o hasta una imitación de
no esté oculta, como plagio, sino que aparezca a modo de reconocimiento, en percepción
cabal de lo que esa figura representa para un ámbito socio-cultural. Es una especie de guiño
cómplice, cuando se trata de una persona, hacia un maestro o ser admirado por sus colegas,
seguidores o discípulos. También el objeto de homenaje puede ser un país, una institución u
otra entidad. En todos los casos, el tipo discursivo linda con facetas de lo ensayístico; una
de ellas es lo explicativo. Al mismo tiempo opera desde otros ángulos y hasta puede
El Homenaje que la Revista Sur le dedica a Pedro Henríquez Ureña tiene un motivo
concreto, su reciente fallecimiento. Esta es la causa inmediata ya que había acaecido dos
meses antes. Se agrega a ello, la relevancia de la figura de Pedro Henríquez Ureña que
ameritaba dicha deferencia ya que formó parte de la Revista Sur desde sus primeros
tiempos como miembro del Consejo Extranjero junto con Alfonso Reyes, José Ortega y
Gasset, Jules Supervielle y Waldo Frank entre otros; mientras que Henríquez Ureña ya, en
14 del año 35, o en el N° 23 del año 36 sobre Baldomero Sanín Cano—; y otras tantas
El humanista
título: “Un humanista de nuestro tiempo”. Se destaca una estructura caracterizada por una
argumentación fuerte que se sustenta en la idea central por la que se presenta a Pedro
Henríquez Ureña como humanista. A partir de dicha formulación revisa el concepto para lo
cual se remonta al Renacimiento, pasa por el quiebre que sufre esa conceptualización
durante el siglo XVII y cómo llega a las Humanidades, además refiere las causas que
diferencias de dicho concepto partiendo del medioevo hasta llegar al hombre moderno. A
partir de esa revisión, propone re-edificar la noción de las humanidades. Para volver a
americanismo, nos habilitan a pensar en su lucha por defender estas ideas ante otros que,
aunque compartían las bases de ese pensamiento, tenían disidencias. Dice Romero que
“América era asunto predilecto en sus estudios y meditaciones, y hasta habría razones para
Revista Sur operando ante Victoria Ocampo y María Rosa Oliver como un “iniciador de
culturales del continente y en esa discusión se abrían nuevas perspectivas para proponer el
discusión son evocadas por Oliver en sus memorias. Lo interesante de Pedro Henríquez
intrínsecamente americano.
El investigador
homenajeado con otros dos “humanistas de primer orden, (…) grandes investigadores de
las letras (…) Andrés Bello, Rufino José Cuervo” (28). Coinciden en haber vivido gran
parte de sus vidas fuera de la patria natal pero la causa fundamental por la que Alonso
reúne a estas tres figuras es porque “sintieron (…) la existencia de una patria más grande, y
la vida en tierras de lengua extraña aclaró en sus mentes lo que de patria común tiene un
idioma común. Por eso fueron los tres valerosos y tenaces defensores de la unidad
lingüística latinoamericana” (28). Esta presentación tiene como motivo explícito poner a
Henríquez Ureña “en el nivel que le corresponde, y como nota previa para trazar la silueta
de su personalidad” (29).
como “exponente completo de una cultura integral en una época de fragmentaciones” (29).
Comenta sus trabajos desde la publicación de un estudio sobre Don Juan Ruiz de Alarcón
en 1913. Destaca que a partir de este breve y luminoso estudio, que se tradujo rápidamente
al francés, Don Juan Ruiz de Alarcón fue incluido en todos los manuales de historia
literaria. Así recorre las publicaciones del experto y subraya su habilidad para ordenar la
información así como la prosa impecable. Resalta dos hallazgos de Henríquez Ureña; el de
del español americano (…) sin los prejuicios impresionistas que lo daban como mera
prolongación del lenguaje de los andaluces”; y además también haber sido el primero “en
hacían hasta entonces los lingüistas” (32). Finalmente realza la importancia de Corrientes
la América Hispana, publicado en 1945— como el libro en el que pudo reunir “la historia
literaria, la idiomática, la del libro, la de la imprenta y la de las universidades” que
El maestro
de Buenos Aires. El artículo de su autoría lleva por título solamente el nombre del maestro,
Pedro Henríquez Ureña. Se trata de un elogio como buen discípulo, cumplido y respetuoso,
obra de aquél y de mostrarlo como un profesor “preclaro e incorruptible” (7); del mismo
sepelio. También en este caso se lo muestra formando una tríada junto a Andrés Bello y
Eugenio María de Hostos, y esto por pertenecer a “la estirpe americana de patriarcas (…)
ciudad de La Plata, así como también compartiendo la docencia y los ideales con Alejandro
Korn viene a completar el Homenaje desde otro ángulo, agregando la traza emocional de un
hombre sensible, con sonrisa irónica y dulce que sorprendía a sus alumnos por brindar
“tanto saber y tanta comprensión” (35) de manera sencilla. Anderson Imbert se posiciona
culminación de una vida dedicada al estudio de América, un trabajo en el cual “lo literario
americana” (44); en este tercer ensayo según el orden de aparición dentro del dossier,
Anderson Imbert lo cita según la primera edición en inglés de 1945 publicada por Harvard
University Press, dato que también pone en claro la intencionalidad del autor por promover
el conocimiento sobre América hispánica fuera del ámbito propio y para un público de
habla inglesa.
En los tres ensayos del dossier surge un rasgo como una de las características más
literario y el socio-cultural, sosteniendo una mirada abarcadora pero profunda. Así siempre
estuvieron presentes tanto la música como las artes plásticas o la filosofía y la ciencia, lo
Hasta aquí hemos trabajado sobre el dossier que es el centro de este breve estudio,
aunque es necesario contextualizarlo brevemente dentro del tomo ya que hay otras dos
partes: una en la que se publican Orfeo de Jules Supervielle, el poema Tiziano de Rafael
Alberti y Cartas sobre la bomba atómica de Denis de Rougemont en la que afirma los
poderes de las armas nucleares y cómo se colocan los hombres ante un peligro mundial que
notas y una sección de comentarios de libros en la que participan César Fernández Moreno
y Eduardo González Lanuza, por ejemplo. Mientras que una de las notas para destacar es
Nuestro pobre individualismo de Jorge Luis Borges. Los escritores y sus textos hablan por
sí mismos, a lo cual podemos agregar que este número de Sur reúne tanto distinción como
actualidad y profundidad en su armado, por lo que se presenta como un lugar propicio para
Pensando el ensayo
es pertinente remitirnos a un libro clásico para la ensayística, tal como Pensar el ensayo,
Liliana Weinberg. En él, la autora perfila la figura de Alfonso Reyes como quien
hace llegar a “tierra firme”” (79). Lo reconoce como quien “contribuyó a pensar el ensayo a
concilia “la tradición del ensayo crítico con el de creación, además de dar una nueva
dimensión a esa forma que (…) se había extendido y encontraba un nuevo espacio: el de las
revistas culturales” (79) y menciona entre otras a Nosotros, Sur, Repertorio Americano o
Henríquez Ureña como quien se esforzó por poner en discusión cuestiones silenciadas y
ahondar en ellas con el objeto de llevar la cultura a sectores más amplios de la población.
También, de alguna manera, continúa el tipo ensayístico que Weinberg estudia en Reyes y
se lo inscribe en esa tradición ensayística según lo presentan los tres escritores elegidos
para el dossier.
decir, como libre discurso reflexivo. “La condición del discurso reflexivo del ensayo
[consiste] en la libre operación reflexiva, esto es, la operación articulada libremente por el
juicio” (17). Reflexión y juicio que facilitó la construcción de un dossier sobre Henríquez
mismo tiempo, como diría Michel de Montaigne, los ensayos se enrollan porque son
también se desenrollan porque adquieren una capacidad de mediación entre ellos mismos y
El americanismo
americanismo investigado, enunciado y difundido por él durante toda su vida. Sin embargo,
en este trabajo, hemos intentado pergeñar el campo intelectual que es la deriva de varias
intersecciones: del estudio del dossier, del tomo N° 141, de la textura ensayística y de los
principio y que, en esta instancia, podríamos ver de modo integral a partir de los materiales
en juego. Hemos recuperado el clima de época, que se vivía a mediados del siglo XX, en
nuestras lecturas actuales de los autores citados a lo largo de estas líneas. Los tres autores
todos estudiosos de los problemas americanos, Andrés Bello (Venezuela 1781- Chile
1865), Rufino José Cuervo (Colombia 1844- Francia 1911), Eugenio María de Hostos
Latina.
americanos, considera que Henríquez Ureña trabajaba con “el convencimiento de que la
complementador” (Carilla 125). El afán por contextualizar impera en toda su obra hasta en
América Hispana hace explícito que éste es el nombre para el subcontinente ya que lo
considera “más satisfactorio que el de “América latina”” (sic 7). Ese espíritu es el que
sustentaba y compartía con otros colaboradores de la revista Sur, por ello insistía en la
consideraba que, la indagación en las otras artes, funcionaba como complemento de los
maestro cobra un valor agregado por lo que esta figura significó para la revista Sur como
Referencias bibliográficas
Alonso, Amado. 1946. “Pedro Henríquez Ureña investigador”. En: Sur, revista mensual
publicada bajo la dirección de Victoria Ocampo. N° 141, julio de 1946: 28-33. Buenos
Aires, Argentina.
Anderson Imbert, Enrique. 1946. “Pedro Henríquez Ureña”. En: Sur, revista mensual
publicada bajo la dirección de Victoria Ocampo. N° 141, julio de 1946: 35-44. Buenos
Aires, Argentina.
Carilla, Emilio. 1980. “El tema esencial de Henríquez Ureña” Thesaurus XXXV, 1. 122-
135.
Gramuglio, María Teresa. 2004. “Posiciones de Sur en el espacio literario. Una política de
la cultura”. En: Historia crítica de la literatura argentina. El oficio se afirma. Vol. 9. 93-
122.
Gutiérrez Girardot, Rafael. 1989. “Prólogo” a Henríquez Ureña, Pedro. [1925] La utopía de
América. Prólogo: Rafael Gutiérrez Girardot. Compilación y cronología: Ángel Rama y
Rafael Gutiérrez Girardot. Caracas: Biblioteca Ayacucho. IX-XXXVII.
Henríquez Ureña, Pedro. [1925] 1989. La utopía de América. Prólogo: Rafael Gutiérrez
Girardot. Compilación y cronología: Ángel Rama y Rafael Gutiérrez Girardot. Caracas:
Biblioteca Ayacucho.
------------ [1945] 1969. Corrientes literarias en América Hispana. Traducción al español
de Joaquín Diez-Canedo. México: FCE. 7-8.
“Homenaje a Pedro Henríquez Ureña”. En Sur Revista mensual publicada bajo la dirección
de Victoria Ocampo. Julio de 1946. Año XV. 7-44.
Romero, Francisco. 1946. “Un humanista de nuestro tiempo”. En: Sur, revista mensual
publicada bajo la dirección de Victoria Ocampo. N° 141, julio de 1946: 18-27. Buenos
Aires, Argentina.