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FOJA: 123 .- .

NOMENCLATURA : 1. [40]Sentencia
JUZGADO : 27º Juzgado Civil de Santiago
CAUSA ROL : C-12768-2010
CARATULADO : BUSTAMANTE / SAN MARTMN

Santiago, cinco de Septiembre de dos mil doce

Vistos:

A fojas 1, comparece doña Claudia Valeria Bustamante Muñoz,


médico cirujano, domiciliada en Pasaje 3 Norte número 2080,
Villa Santa Carolina, comuna de Macul, Santiago, quien deduce
demanda en juicio ordinario de indemnización de perjuicios por
responsabilidad extracontractual en contra de don Juan Ricardo
San Martín Urrejola, abogado, Notario Público, domiciliado en
Paseo Huérfanos 835, oficina 18, comuna de Santiago.

Se funda en que el demandado no cumplió con la obligación


legal suya prevista en el artículo 138 bis de la Ley de Urbanismo
y Construcciones, consistente en que este ministro de fe debe
exigir una póliza de seguro o una boleta de garantía para el caso
de una promesa de compraventa en verde, lo que en la especie
no se hizo, y al no haber cumplido con tal obligación, le habría
causado graves perjuicios, ya que, según refiere, a partir del año
2005, comienzan a publicitarse las ventas de departamentos, por
afiches y otros medios, en la comuna de La Florida, dándose a
conocer, por la Inmobiliaria Nuestra Casa Limitada que la
construcción del edificio no comenzaba y se encontraba sólo el
terreno donde se realizarían las obras, empresa ésta
supuestamente propietaria de los terrenos ubicados en Avenida
Diego Portales con Avenida México, comuna de La Florida.

Se funda, asimismo, en que el proyecto ofertado consistía


en la construcción de 390 departamentos, emplazados en una
superficie de 2 hectáreas, siendo Constructora Orlando Muñoz y
Cía. Limitada, la encargada de la construcción. Indica que el
valor de los departamentos ofertados ascendía a la suma de 780
Unidades de Fomento, pero que tendrían un importante
descuento por pago contado.

Así y dada la aparente seriedad de la oferente, decidió


invertir sus ahorros en dos departamentos, pagando todo lo que
le exigían, primeramente la cuota de incorporación de $140.000;
luego la cuota de reserva de $900.000 y finalmente el saldo de
$11.840.229 y $11.150.559 respectivamente, montos que en
total, por los dos departamentos sumaron $25.070.788 y que una
vez cumplido el pago referido, fue citada a la Notaria de don Juan
Ricardo San Martín Urrejola, a fin de que se exhibieran todos los
documentos que respaldaban la operación y firmar los contratos
de promesa de compraventa. Expone que en ese lugar fue
atendida por el abogado de la empresa don Marco Enrique Polo
Cornejo, conjuntamente con el funcionario de la Notaria don
Reinaldo Orellana, funcionario que se habría encargado de
revisar la documentación y tomar las firmas correspondientes.

Fúndase también en que, pese a lo expresamente previsto


en el cuerpo legal antes citado, el contrato de promesa de
compraventa se suscribió sin que se contara con la póliza de
seguro o boleta bancaria aceptada por el promitente comprador y
que debía ser extendida a nombre de la demandante por la suma
de $25.070.788, situación que de haberse realizado cabalmente,
no le habría causado los perjuicios que ahora demanda, puesto
que una vez firmado el contrato de promesa de compraventa y
habiendo pagado el total del precio, habría comenzado a
revelarse la verdadera situación del negocio toda vez que los
ejecutivos no contestaban sus requerimientos y las respuestas
que le entregaban eran difusas y diferentes unas de otras, por lo
que la situación descrita la llevó a presentar una querella por el
delito de estafa en contra de la empresa Inmobiliaria Nuestra
Casa Limitada, la cual habría sido conocida por el Décimo Cuarto
Juzgado de Garantía de Santiago, causa RIT 5968-2007 donde
fuera formalizado el socio principal y representante legal de la
empresa, don Guillermo López Cerda, quien habría reconocido el
hecho, aceptando la salida alternativa de suspensión condicional
y debiendo cumplir con la condición de pago del capital
defraudado y una indemnización por el daño causado. Relata que,
sin embargo, vencidos los plazos de pago, éste no dio
cumplimiento a la condición fijado y optó por evadir toda
responsabilidad.

Se funda, al fin, en que mediante el ejercicio de la acción de


autos lo que pretende es que el Tribunal declare al demandado
como responsable de un ilícito civil y lo condene al pago de la
indemnización que dicho hecho ha provocado a la demandante,
citando, al efecto, lo dispuesto en los artículos 2314 del Código
Civil, en cuanto dicha norma consagraría el origen legal de la
responsabilidad extracontractual, detallando los elementos que a
su juicio deben concurrir para la procedencia de su acción puesto
que el demandado habría incurrido en una acción contraria a
derecho toda vez que autorizó un contrato de promesa de
compraventa sin exigir la garantía que obliga el artículo 138 bis
de la Ley General de Urbanismo y Construcciones, lo que
constituiría una incumplimiento grave a una obligación legal
deparándole los perjuicios que reclama al mediar una relación de
causalidad entre la actuación del demandado, razón por la que
demanda daño emergente por la suma de $25.070.788; a título de
lucro cesante el interés corriente que la suma citada le habría
generado hasta la fecha de dictación de la sentencia de autos y
por concepto de daño moral, la suma de $20.000.000 dado el
perjuicio psicológico que habría sufrido junto a su familia.
A fojas 12, comparece don Rafael Alfaro Macherone, abogado,
domiciliado en Alcántara 200, oficina 402, comuna de Las
Condes, en representación de don Juan Ricardo San Martín
Urrejola, abogado, domiciliado en Huérfanos 835, Piso 18,
Santiago, solicitando el rechazo de la demanda en todas sus
partes, con costas, pues los hechos en que se funda la demanda
no serían efectivos y que en torno a ellos se pretende construir
toda una argumentación jurídica, pero, al no ser efectivos ya que
el demandado nunca autorizó los contratos de promesa de
compraventa a que se refiere la demanda, cuestión que se
desprendería de la sola lectura de esos contratos mencionados
por la demandante, puesto que ninguna frase, ninguna expresión
incorporada por el Notario en esos contratos, constituiría una
autorización de ellos. Sólo se apreciaría un timbre puesto en
Notaria, mediante el cual el Notario certifica que los otorgantes
de esos contratos firmaron ante él, como efectivamente ocurrió
y, por lo mismo, expresa que cuando los notarios autorizan un
documento, lo hacen en forma clara e inequívoca, utilizando
generalmente para ello la expresión “Autorizo” u otra semejante,
de modo que no queden dudas acerca de cuál fue la actuación del
notario en el caso de que se trate. En el caso de un contrato de
promesa de compraventa, se utilizaría una leyenda clara, la cual
reproduce en su contestación, así que, en la especie, el notario
certificó que los otorgantes habían firmado ante él y en ningún
momento autorizó esos contratos.

Por lo expresado, resulta evidente, a su juicio, que no


existió en la actuaciones del demandado ninguna negligencia u
omisión como pretende la demandante y lo que habría ocurrido
es que, de la sola lectura de los contratos de marras, se
desprendía que las garantías que exige la ley para estos casos
no habían sido constituidas y por el tenor de la cláusula décima
de los contratos el Notario se percató que las garantías no se
habían constituido, porque así lo manifestaron las partes,
absteniéndose de autorizar los contratos y limitándose a
certificar que sólo se habían firmado ante él. Añade a lo anterior,
que la realidad de lo sucedido correspondería a que la
demandante con más de un año de antelación a la firma de los
contratos de promesa ya había cerrado el negocio para la compra
de los departamentos, entregando los cheques correspondientes
a una parte del precio por esos departamentos por lo que ya
había sufrido los perjuicios que hoy pretende cobrar.

A fojas 30, consta que la demandante evacuó el trámite de la


réplica, escrito por el cual reproduce los argumentos vertidos en
la demanda y destaca que el demandado pretende excusar su
responsabilidad en la circunstancia de no haber autorizado los
contratos sino sólo haber certificado que las partes firmaron ante
él.

A fojas 36, la demandada evacúa el trámite de la dúplica,


reiterando la solicitud de rechazo de la demanda y las
alegaciones y excepciones contenidas en la contestación.

A fojas 43, consta haberse efectuado el llamado a conciliación,


sin que ésta se produjera.

A fojas 45, se recibe la causa a prueba, rindiéndose la que consta


en autos.

A fojas 118, encontrándose los autos en estado, se citó a las


partes a oír sentencia.

CONSIDERANDO

PRIMERO: Que doña Claudia Valeria Bustamante Muñoz deduce


demanda en juicio ordinario de indemnización de perjuicios por
responsabilidad extracontractual en contra de don Juan Ricardo
San Martín Urrejola, fundada que el demandado, no cumplió su
obligación legal que establece el artículo 138 Bis de la Ley de
Urbanismo y Construcciones, consistente en exigir una póliza de
seguro o una boleta de garantía para el caso en que se tratara de
una promesa de compraventa en verde, lo que en la especie no
se hizo y al no haber cumplido con tal obligación le habría
causado graves perjuicios pues invirtió sus ahorros en dos
departamentos que en tales condiciones le ofrecía la demandada,
pagando todo lo que le exigían, primeramente la cuota de
incorporación de $140.000, luego la cuota de reserva de
$900.000 y finalmente el saldo de $11.840.229 y $11.150.559
respectivamente, montos que en total, por los dos departamentos
suman $25.070.788, hecho lo cual fue citada a la Notaria de don
Juan Ricardo San Martín Urrejola, para darle a conocer todos los
documentos que respaldaban la operación y firmar los contratos
de compraventa, lugar donde fue atendida por el abogado de la
empresa don Marco Enrique Polo Cornejo, conjuntamente con el
funcionario de la Notaria don Reinaldo Orellana, funcionario que
se habría encargado de revisar la documentación y tomar las
firmas correspondientes, pese a lo cual el contrato de promesa
de compraventa se suscribió sin que se contara con la póliza de
seguro o boleta bancaria, aceptada por el promitente comprador
y que debía ser extendida a nombre de la demandante por la
suma de $25.070.788, lo que, de haberse realizado, no le habría
causado los perjuicios que ahora demanda, pues una vez firmado
el contrato de promesa de compraventa y habiendo pagado el
total del precio, habría comenzó a notar la verdadera situación
del negocio en que se comprometiera, toda vez que los
ejecutivos no contestaban y las respuestas que le entregaban
eran difusas y diferentes unas de otras, de todo lo cual el notario
demandado resulta ser responsable de un ilícito civil y para que
se lo condene al pago de la indemnización cuyo monto expresa
pues habría incurrido en una acción contraria a derecho toda vez
que autorizó un contrato de promesa de compraventa sin exigir la
garantía que obliga el artículo 138 bis de la Ley General de
Urbanismo y Construcciones, lo que constituiría una
incumplimiento grave a una obligación legal y en todo caso, por
lo previsto, al efecto, en el artículo 2314 del Código Civil, por lo
que le demanda daño emergente por la suma de $25.070.788, a
título de lucro cesante el interés corriente que la suma citada le
habría generado hasta la fecha de dictación de la sentencia de
autos y por concepto de daño moral la suma de $20.000.000, por
el perjuicio psicológico que habría sufrido junto a su familia.

SEGUNDO: Que don Rafael Alfaro Macherone, abogado, en


representación del demandado don Juan Ricardo San Martín
Urrejola, contesta la demanda solicitando el rechazo de la misma
en todas sus partes con costas, pues los hechos en que se funda
la demanda no serían efectivos puesto que el demandado nunca
autorizó los contratos de promesa de compraventa a que se
refiere la demanda, donde sólo aparecía un timbre puesto en
Notaria, mediante el cual el Notario certifica que los otorgantes
de esos contratos firmaron ante él, como efectivamente ocurrió.

Expresa que cuando los notarios autorizan un documento,


lo hacen en forma clara e inequívoca, utilizando generalmente
para ello la expresión “Autorizo” u otra semejante, de modo que
no queden dudas acerca de cuál fue la actuación del notario en el
caso de que se trate. En el caso de un contrato de promesa de
compraventa, se utilizaría una leyenda clara, la cual reproduce en
su contestación, pero, en la especie, el notario certificó que los
otorgantes habían firmado ante él y en ningún momento autorizó
esos contratos.

Explica que no existió en la actuaciones del demandado


ninguna negligencia u omisión como pretende la demandantes, lo
que habría ocurrido es que de la sola lectura de los contratos se
desprendía que las garantías que exige la ley para estos casos
no habían sido constituido, de lo que el Notario se percató
porque así lo manifestaron las partes, absteniéndose de
autorizar los contratos y limitándose a certificar que se habrán
firmado ante él. Destaca que tal certificación resultaba altamente
beneficiosa para la demandante desde que ella había pagado con
mucha anterioridad una importante suma de dinero.

TERCERO: Que no se han controvertido en estos autos los


siguientes hechos:

1.- Que con fecha 30 de agosto del año 2006 la demandante


suscribió con Nuestra Casa Limitada, dos contratos de promesa
de compraventa en verde cuyo objeto fueron los departamentos
41 y 51 del 4º y 5º piso respectivamente del Block número 3 de
la Calle Diego Portales número 1486 comuna de La Florida;

2.- Que en los referidos contratos consta la actuación del


demandado autorizando las firmas de los comparecientes y

3.- Que en los referidos contratos no consta haberse constituido


garantía alguna para responder frente a la promitente
compradora por la parte del precio que entregaba.

CUARTO: Que la demandante para acreditar sus dichos rindió la


siguientes instrumental:

1.- Copia de contrato de promesa de compraventa relativo al


departamento 41, del Block número 3, de calle Diego Portales
número 1486, comuna de La Florida, suscrito entre la
demandante y Nuestra Casa Limitada.

2.- Copia de contrato de promesa de compraventa relativo al


departamento 51, del Block número 3, de calle Diego Portales
número 1486, comuna de La Florida, suscrito entre la
demandante y Nuestra Casa Limitada.

3.- Copia del contrato celebrado entre la demandante y Nuestra


Casa Limitada con fecha 9 de noviembre del año 2005.

4.- Copia del contrato de compromiso de compraventa celebrado


entre Constructora Orlando Muñoz y Compañía y la demandante.
5.- Copia del folleto publicitario del Condominio Parque Diego
Portales.

6.- Copia de la descripción de Proyecto Condominio Parque


Diego Portales.

7.- Copia de carta dirigida por Luis Mercado fecha en el mes de


noviembre del año 2005.

8.- Copia de escrito suscrito por el abogado don Rafael Alfaro


Macherone.

9.- Copia de comprobante de pago número 05116 otorgado a la


demandante.

10.- Copia de comprobante de pago número 05295 otorgado a la


demandante.

11.- Copia de cheque número 2004CG, por la suma de


$11.150.559 de fecha 14 de septiembre del año 2006.

12.- Copia de cheque número 2003CG, por la suma de $900.000


de fecha 14 de septiembre del año 2006.

QUINTO: Que la demandante rindió prueba testimonial


consistente en las declaraciones de doña Roxana Ivette
Grunewald Medina; de doña Ernestina Adriana Barrera Barrera;
doña Ligia Margarita Izquierdo Véliz y de doña María Claudia
Abarca Berrios, testigos que han manifestado en sus
declaraciones que la demandante habría sufrido daños que las
referidas avalúan en $25.000.000, habiendo sido legalmente
examinadas, sin tacha y dando razón de sus dichos, se
encuentran contestes en que la demandante habría perdido el
dinero invertido en la compra de los departamentos cuestión que
habría influido en su ánimo notoriamente.

SEXTO: Que para resolver la procedencia de la acción intentada


en autos resulta necesario establecer si la actuación del
demandado es o no constitutiva de un ilícito civil ya que la
demandante sostiene que el notario demandado autorizó los
contratos de compraventa en verde sin contar con la póliza o
boleta de garantía que exigiría el artículo 138 bis de la Ley
General de Urbanismo y Construcción, lo que éste pretende
refutar alegando no haber autorizado ninguno de los contratos
sino que, advirtiendo la ausencia de las referidas garantías, se
limitó únicamente a certificar que las partes firmaron ante él.

SÉPTIMO: Que el artículo 138 bis de la Ley General de


Urbanismo y Construcciones dispone literalmente en su inciso
primero: “Las personas naturales o jurídicas que tengan por giro
la actividad inmobiliaria o aquellas que construyan o encarguen
construir bienes raíces destinados a viviendas, locales
comerciales u oficinas, que no cuenten con recepción definitiva y
que celebren contratos de promesa de compraventa en los cuales
el promitente comprador entregue todo o parte del precio del
bien raíz, deberán otorgarlos mediante instrumentos privados
autorizados ante notario y caucionarlos mediante póliza de
seguro o boleta bancaria, aceptada por el promitente comprador.
Esta garantía, debidamente identificada, se incorporará al
contrato a favor del promitente comprador, en un valor igual a la
parte del precio del bien raíz entregado por éste y establecido en
el contrato de promesa respectivo, para el evento de que éste no
se cumpla dentro del plazo o al cumplimiento de la condición
establecidos por el promitente vendedor. La garantía
permanecerá vigente mientras el inmueble se encuentre sujeto a
cualquier gravamen o prohibición emanado directamente de
obligaciones pendientes e imputables al promitente vendedor y
hasta la inscripción del dominio en el registro de propiedad del
respectivo Conservador de Bienes Raíces, a favor del promitente
comprador.”

A la vez, y a través del inciso segundo del precepto legal


transcrito precedentemente se previene que: “Los notarios
públicos no autorizarán los contratos de promesa de compraventa
a que se refiere el inciso anterior si no se ha constituido la
garantía a favor del promitente comprador.”

OCTAVO: Que de la normativa citada en el motivo precedente


se desprende claramente la voluntad del legislador en este tipo
de contratos en orden a proteger los intereses de la parte
promitente compradora obligando al promitente vendedor a tomar
una póliza de seguro o boleta de garantía por un valor igual al
que el promitente vendedor le hubiere entregado como parte del
precio del inmueble prometido vender y que conste en el
contrato de promesa de compraventa, voluntad ésta tan relevante
que no se conformó con el control que pudieran hacer las partes
respecto del cumplimiento de dicha obligación sino que se
preocupó, además, de prohibir a los notarios públicos la
autorización de estos contratos de promesa de compraventa si no
se hubiere constituido la referida garantía a favor del promitente
comprador.

Que el inciso primero del artículo 138 bis recién citado


establece que los contratos de promesa de compraventa allí
regulados, serán otorgados por instrumentos privados
autorizados ante notario, cuestión que efectivamente aconteció
en el caso de autos.

NOVENO: Que las alegaciones del demandado en cuanto refiere


no haber autorizado el contrato sino únicamente certificar que los
comparecientes firmaron ante él no pueden ser atendidas por
este sentenciador toda vez que implicaría aceptar una elusión
legal que dejaría sin aplicación real lo dispuesto en el citado
artículo 138 bis de la Ley General de Urbanismo y
Construcciones permitiendo que aún los contratos que no
cumplan las disposiciones de tal normativa surtan efectos por el
sólo hecho de hallarse autorizadas las firmas, otorgando una
apariencia de legalidad, que como se ha visto no existe.

Que debe considerarse además que la norma en estudio


excepcionalmente ha exigido al Notario un examen del contrato
que se le presenta, siendo inexcusable su actuación y alegación
plasmada en su defensa.

Que la negligencia del notario en su proceder alcanza el


absurdo si se tiene presente la redacción de la cláusula décima
de los contratos de promesa por él autorizados toda vez que, en
los mismos se establece que será el promitente comprador quien
constituirá la garantía que exige el legislador al promitente
vendedor.

DÉCIMO: Que con la copia de contrato allegada a fojas 54 y


siguientes de estos autos, la cual no fue materia de objeción por
parte de la demandada, ha quedado acreditado legalmente que
con fecha 30 de agosto de 2006 doña Claudia Valeria Bustamante
Muñoz celebró contrato de promesa de compraventa con la
empresa Nuestra Casa Limitada, siendo el objeto de dicho
contrato el inmueble consistente en departamento 41 del cuarto
Piso del Block 3, de la calle Diego Portales número 1486,
comuna de La Florida.

Que el inmueble objeto del contrato de promesa de


compraventa no existía al momento de la celebración del mismo
por lo que cabe dentro de aquellos contratos denominados como
compras en verde.

Que en el referido contrato se estipuló como precio del


inmueble prometido vender la suma de 657 Unidades de
Fomento, de las cuales se habrían pagado 50 Unidades de
Fomento por su equivalente en pesos con anterioridad al contrato
de promesa y con la suma de 607 Unidades de Fomento que se
pagarían por su equivalente en pesos con fecha 12 de septiembre
del año 2006.

Que con respecto a este contrato de promesa de


compraventa y constando que sólo 50 Unidades de Fomento se
habrían pagado en el respectivo contrato, la obligación del
Notario en orden a exigir la garantía prevista en el artículo 138
bis de la Ley General de Urbanismo y Construcciones alcanza
únicamente a las referidas 50 Unidades de Fomento.

DÉCIMOPRIMERO: Que con la copia de contrato allegada a fojas


60 y siguientes de estos autos, la cual no fue materia de objeción
por parte de la demandada, ha quedado acreditado legalmente
que con fecha 30 de agosto de 2006 doña Claudia Valeria
Bustamante Muñoz celebró contrato de promesa de compraventa
con la empresa Nuestra Casa Limitada, siendo el objeto de dicho
contrato el inmueble consistente en departamento 51 del quinto
Piso del Block 3, de la calle Diego Portales número 1486,
comuna de La Florida.

Que el inmueble objeto del contrato de promesa de


compraventa no existía al momento de la celebración del mismo
por lo que cabe dentro de aquellos contratos denominados como
compras en verde.

Que en el referido contrato se estipuló como precio del


inmueble prometido vender la suma de 702 Unidades de
Fomento, de las cuales se habrían pagado 50 Unidades de
Fomento por su equivalente en pesos con anterioridad al contrato
de promesa y con la suma de $11.840.229. equivalentes a 652
Unidades de Fomento que se pagaron al firmar el contrato de
promesa y que la promitente vendedora dio por recibidos a su
entera satisfacción.

Que en la cláusula décima del contrato de promesa de


compraventa en estudio se estipuló literalmente: “Garantía a
favor del promitente comprador. De conformidad a lo dispuesto
en el artículo 138 bis del DFL Nº 458 del año 1976, y sus
posteriores modificaciones, el “promitente compradora” (sic)
para garantizar el cumplimiento del contrato prometido dentro
del plazo determinado o una vez cumplidas las condiciones
establecidas en su caso, se obliga a constituir póliza de seguro a
favor de la “promitente vendedora” por un valor equivalente al
diez por ciento del precio del inmueble. La “promitente
compradora”, declara aceptar la garantía citada.”

Que con respecto a este contrato de promesa de


compraventa y constando la totalidad del precio pagado en el
respectivo contrato, la obligación del Notario en orden a exigir la
garantía prevista en el artículo 138 bis de la Ley General de
Urbanismo y Construcciones alcanza el total del precio
convenido, esto es, a la suma de 702 Unidades de Fomento.

DÉCIMOSEGUNDO: Que de acuerdo a lo razonado en los


motivos precedentes es posible concluir que el demandado ha
obrado con culpa, toda vez que sin encontrarse constituidas las
garantías previstas en la ley a favor del promitente comprador,
igualmente procedió a autorizar los referidos contratos.

Que la actuación culposa del demandado sin duda ha


provocado que la demandante no estuviera debidamente
garantizada respecto a la parte del precio que había pagado a su
promitente vendedor quedando privada en consecuencia de la
restitución por la suma de 752 Unidades de Fomento y en
consecuencia corresponde acoger en este rubro la demanda
intentada.

Que sin perjuicio de lo anterior y como ya se ha dicho la


obligación del demandado sólo causó daños a la demandante en lo
referido a la suma de 752 Unidades de Fomento atendido que el
otro pago previsto no constaba en el contrato de promesa sino
que las partes lo defirieron en el tiempo, circunstancia que no
permite imputar al demandado el daño que soporta la demandante
por esa suma.

DÉCIMOTERCERO: Que también se ha demandado la reparación


del lucro cesante experimentado por la actora, cuestión a la que
se accederá por los intereses que hubiere devengado la suma de
752 Unidades de Fomento desde el 30 de agosto del año 2006 y
hasta que se le restituyan dichas cantidades a la demandante en
atención a que la indemnización ha de ser completa y estima
este sentenciador la actora se privó de dichos intereses al no
tenerlos en su patrimonio.

DÉCIMOCUARTO: Que con respecto a lo demandado a título de


daño moral cabe consignar que con los documentos acompañados
consistentes en copias de los contratos de promesa de
compraventa donde consta la entrega al promitente vendedor de
una suma de dinero que supera los $25.000.000.- cuestión que
no fue controvertida en autos y sumada la circunstancia tampoco
controvertida en orden a que finalmente no se otorgaron los
contratos de compraventa prometidos celebrar como asimismo
que los dineros entregados no le fueron restituidos, este
sentenciador estima que resulta evidente que la demandante ha
sido expuesta a una situación de tensión que indudablemente
debe haber tenido consecuencias en su ánimo, circunstancia que
hace procedente acoger la demanda mas no por el monto
solicitado sino que por una suma inferior que se regula
prudencialmente en $7.000.000.-

DÉCIMOQUINTO: Que la demás prueba rendida y analizada no


altera lo que ya viene decidido.

DÉCIMOSEXTO: Que incumbe probar las obligaciones o su


extinción al que alega aquéllas o ésta y visto, además, lo
dispuesto en los artículos 2.314 y siguientes, 1.698 y siguientes,
1.712 y siguientes y 2314 del Código Civil; artículo 138 bis de la
Ley General de Urbanismo y Construcciones, artículos 399 y
siguientes del Código Orgánico de Tribunales y artículos 254 y
siguientes, 160, 170 y siguientes, 426 y siguientes, del Código
de Procedimiento Civil, se resuelve:

I Que se acoge la demanda de fojas 1, sólo en cuanto se condena


al demandado don Juan Ricardo San Martín Urrejola, a pagar a la
demandante:
a) La suma de 752 Unidades de Fomento, por su equivalente en
pesos moneda de curso legal a la época del pago a la actora, más
los intereses corrientes para operaciones reajustables desde el
30 de agosto de 2006 y hasta su pago efectivo;

b) La suma de $7.000.000, a título de daño moral, la que deberá


reajustarse de acuerdo a la variación que experimente el Índice
de Precios al Consumidor desde la fecha en que la presente
sentencia se encuentra ejecutoriada y hasta su pago efectivo,
más los intereses corrientes desde que el demandado se
constituya en mora y

II Que no se condena en costas al demandado por no haber


resultado totalmente vencido.

Regístrese.

Dictada por don Javier Torres Vera, Juez Titular. Autoriza


doña Ximena Díaz Guzmán, Secretaria Titular.-

Se deja constancia que se dio cumplimiento a lo dispuesto en el inciso final del art. 162 del
C.P.C. en Santiago, cinco de Septiembre de dos mil doce
«RIT»
Foja: 1

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