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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHILE

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

CARRERA DE PSICOLOGÍA

CONDUCTAS ALIMENTARIAS Y SUS EFECTOS SOBRE LA SALUD MENTAL  EN

ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS EN AISLAMIENTO DOMICILIARIO

Tesis para optar al Grado Académico de Licenciado en Psicología

AUTORAS: ALEXANDRA CAROLINA CONTRERAS CALVO

MYRIAM AMPARITO SILVA NAVARRETE

Profesor Guía: Víctor Andrés Landa Silva

SANTIAGO – CHILE

SEDE SANTIAGO, CAMPUS PROVIDENCIA

Julio, 2021
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PRESENTACIÓN
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DEDICATORIA
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AGRADECIMIENTOS
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ÍNDICE
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RESUMEN
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INTRODUCCIÓN

Actualmente la sociedad ha debido enfrentarse a una serie de problemas a causa de la pandemia,

marcando un antes y un después en la vida de las personas, siendo el área de la salud la más

afectada por dicha situación, Johnson et. al (2020) plantea que:

Un evento tan disruptivo como la pandemia, genera diversos efectos en la salud de la

población. Aún no existen vacunas ni tratamientos efectivos, se desconoce la duración de

las medidas de aislamiento, y se estima un alto impacto económico, social y sanitario, lo

que aumenta aún más la incertidumbre. En toda pandemia es esperable que las personas

sientan miedo, ansiedad, angustia, irritabilidad, estrés y enojo, recuerdo de traumas,

dificultades para la concentración y/o problemas en el sueño (p. 2448).

En vista de que desde el inicio de la epidemia, a principios del año 2020, convocada por la

autoridad sanitaria, la sociedad chilena ha ido adoptando una serie de medidas de mitigación,

lavado de manos, aseo de superficies, distanciamiento físico entre personas, permanencia en casa

de manera voluntaria u obligada (Arteaga, 2015, p. 279) , debido a que a esta fecha aún no

existían vacunas contra el COVID 19. Esta enfermedad causó gran conmoción a nivel mundial,

su propagación fue de carácter rápido e invasivo, por lo que las probabilidades de poder

intervenir frente a dicha situación no fueron efectivas, posibilitando un alto impacto en las redes

de contagio.

Según Vásquez et. Al (2020) el virus SARS-CoV-2, el cual fue denominado por el comité

internacional en taxonomía, afirma que el virus pertenece a la subfamilia de los coronavirus,

presentándose en formas severas como síndrome de distrés respiratorio agudo (p.46).


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Es así como dicha situación conllevo a las personas a tener que modificar sus hábitos de vida, a

nivel personal, familiar, social y laboral.

Las medidas instauradas a causa del COVID 19 traen consigo una serie de consecuencias

físicas y psicológicas, causando efectos emocionales de carácter negativo, ya que las personas

han tenido que adoptar una nueva manera de vivir, tomando medidas tales como, cuarentenas

obligatorias extensas, las cuales se podrían ver reflejadas en un estilo de vida alterado,

teletrabajo, disminución de la actividad física, cambios en la alimentación, Rodriguez et. Al

(2020) plantea que la pandemia no ha dejado ningún ámbito de nuestras vidas sin afectar, la

alimentación y nutrición de individuos y de la población se han visto forzosamente afectados; ha

cambiado la distribución, disponibilidad y acceso a los alimentos y, posiblemente, inclusive su

forma de producción (p. 347).

La pandemia ha cambiado nuestro entorno y hábitos alimentarios, incluidos cambios en la

manera en que se obtienen los alimentos, como estos son preparados y consumidos, en cierto

sentido la alimentación y nutrición estarían sujetas a ciertas restricciones (poder adquisitivo de

cada hogar, caída de los ingresos económicos, desempleo, déficit en cuanto al acceso a alimentos

saludables), por lo que es importante conocer e identificar las diferentes alteraciones en la

alimentación y patrones de conducta alimentaria de los sujetos que pudiesen haberse visto

afectados durante el confinamiento, buscando de esta manera abordar dicha problemática, y de

ser necesario derivar al equipo de salud correspondiente. como lo afirma Hernández (2020) La

pandemia COVID-19 ha cambiado la vida de muchas personas y en particular, sus costumbres

diarias. Ha traído: incertidumbre, rutinas diarias alteradas, presiones económicas, aislamiento

social y temor a enfermarse, pensando en que el contexto actual donde


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Los trastornos de conducta alimentaria (TCA) son un problema recurrente en la salud

pública y privada, uno de los más graves de la sociedad actual debido a su prevalencia y su

necesidad de tratamientos especializados, naturaleza, detección, evaluación, gravedad a largo

plazo y resolución se han vuelto un problema para el equipo tratante de dichos trastornos, Gaete

y López (2020) refiere que “Los TCA se asocian a significativa morbilidad, mortalidad y

compromiso severo de la calidad de vida. Las tasas brutas de mortalidad reportadas en AN varían

entre 0 y 22,5%, destacando que el pronóstico es significativamente más favorable en

adolescentes, pueden comprometer prácticamente todos los órganos y sistemas corporales, y

afectar el crecimiento y desarrollo, las complicaciones médicas son habitualmente consecuencia

de la desnutrición, los atracones y las purgas y la mayoría mejora al regresar estas alteraciones.

Sin embargo, algunas son potencialmente irreversibles o incluso pueden llevar a la muerte (p.

787).

El objetivo de la presente tesis es evaluar niveles de bienestar psicológico en estudiantes

universitarios con respecto a su comportamiento alimentario, que se encuentren en estado de

confinamiento. Los participantes deben haber sido evaluados y diagnosticados con alguno de los

trastornos de conducta alimentaria por un especialista (Psicólogo clínico o psiquiatra).


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MARCO TEÓRICO

Los trastornos de Conducta Alimentaria son caracterizados por ser alteraciones presentes en la

alimentación o conductas asociadas a la acción de comer, resultando en modificaciones en el

consumo de alimentos o manera en que se absorben estos mismos, causando daños significativos

que pueden poner en riesgo la salud de las personas quienes los padecen.

La alimentación es una medida completamente necesaria para que las personas tengan

una buena fuente de energía que permita al organismo realizar las funciones necesarias para

poder vivir. Pero también se quiere plantear como perspectiva que si esta necesidad no se

encuentra cubierta o saciada podría afectar de manera directa el bienestar emocional de los

jóvenes.

Con el transcurso del tiempo ha ido quedando en evidencia el aumento en los porcentajes

de los pacientes que han sido diagnosticados con algún trastorno por conducta alimentaria a nivel

global, la rutina y manera de sobrellevar diversas situaciones puede ocasionar que el individuo

experimente angustia, tristeza, angustia, etc. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el

contexto de la pandemia habría potenciado esto, ya que los individuos que se encuentran en

aislamiento social o con una movilidad restringida como lo es el escaso contacto con el entorno

podría desencadenar como consecuencia el malestar psicológico los cuales van desde síntomas

aislados hasta el desarrollo de un trastorno mental como insomnio, ansiedad, depresión y

trastorno por estrés postraumático (TEPT). (Saiz, 2020)

Como causa de la pandemia podemos destacar una serie de problemas que han venido en

consecuencia a esta situación, pero pondremos principal foco en lo que conocemos como

Trastornos por Conducta Alimentaria lo cual en el último tiempo se ha visto en un impresionante

aumento. En cuanto a porcentajes nos presenta que un 25% en los últimos años, pero solo un
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20% busca la atención apropiada, los cual refuerza la necesidad de una detección o evaluación

ante la sospecha de estos comportamientos en la población chilena.

Esta situación ha afectado nuestros hábitos, costumbres, relaciones y rutinas que se

presentan en el día a día, la distribución y el manejo de la alimentación se ha visto alterado de

manera preocupante en el último tiempo en las personas. (PONER CITAS)

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se caracterizan por una alteración que se

encuentra persistente en el comportamiento relacionado con la actividad de comer, lo que

conlleva a que las personas realicen una modificación no solo en el consumo o absorción

respectiva por los alimentos, si no que esto influye como un deterioro significativo en la salud y

el funcionamiento de este. (revista digital RED CIEN)

En consecuencia, a esto los estudios desde el enfoque psicológico nos permiten de mejor

manera comprender dicha situación permitiendo posicionar la perspectiva desde el impacto y las

consecuencias que han debido enfrentarse en el último tiempo. 

La llegada de este virus a la sociedad ha expuesto a todos los individuos a poder contraer

el virus, por lo que el aislamiento en las personas ha sido una medida de carácter necesario como

causa principal de las instalaciones de cuarentena y como una de las principales medidas

sanitarias para prevenir el contagio, dicha consecuencia podría desatar síntomas de una vida

inadecuada en las personas así como; suministros de alimentación inadecuados, frustración,

aburrimiento, etc. a causa de los efectos psicológicos negativos que han sido producidos por esta

misma situación  ya que no todas las personas en periodo de confinamiento cuentan con las

medidas y conocimiento respecto a lo importante que es llevar una dieta equilibrada

considerando que esto fomenta la vitalidad del ser humano en todo ámbito, dicha condición no

necesariamente responde a algo estético sino que también a un bienestar psicológico.


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Poder reconocer los cambios que existen en los hábitos de alimentación resulta uno de los temas

de gran alto impacto en la comunidad de jóvenes universitarios ya que actualmente, muchos de

estos jóvenes han sido parte de los bruscos cambios que debieron instaurarse por causa de la

pandemia, esto trajo consigo fuertes consecuencias tanto a la salud física como la psicológica ya

que debido a esto debieron instaurarse medidas de prevención de riesgo frente al COVID-19, uno

de los principales cambios a los que se vieron expuestos los jóvenes universitarios fue la

modalidad de clases presenciales a clases virtuales. 

Las emociones ocupan un rol fundamental en la ingesta de alimentos ya que esta es

bidireccional lo que indica que ambas se relacionan directamente entre sí tanto la emoción como

la ingesta de alimentos, esto dependerá del contexto en el que la persona se encuentre por lo que

para ser más específicos en el presente proyecto nos enfocaremos en El contexto de

confinamiento en los jóvenes universitarios.

Actualmente la obesidad es uno de los principales trastornos por conducta alimentaria,

problema que es posible visualizar en el área de salud pública dejando en evidencia mediante la

última encuesta nacional que Chile en el año 2016-2017 arrojó los siguientes resultados, el

74,2% correspondiente al grupo de mayores de 15 años presenta exceso de peso, lo que nos

indica un 39,8% a sobrepeso y un 31,2% a obesidad.

Se comprende las emociones como un fenómeno conductual complejo ya que estas

presentan un rol fundamental al momento de seleccionar que tipo de alimentación llevar 

el aumento que sostiene la ingesta de alimentos con relación a las emociones. Según Gelieber et.

al y Bongers et. al, se señala que las personas con presencia de exceso de peso tenían una

tendencia más alta a comer alimentos frente a la presencia de las emociones negativas, por otro

lado las personas que presentaban un estado nutricional normal aumentaban la ingesta de
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alimentos frente a emociones de carácter positivo, por medio de una evaluación de consumo de

alimentos. (Palomino, p.247) 

Esto nos permite identificar las diferencias que existen en la ingesta de los alimentos, ya

que estos se relacionan con la intensidad generada por la emoción, debido que la injerencia de la

comida aparece cuando se encuentran frente a alguna emoción que inhibe en el control

alimentario que existe en este caso por parte de los jóvenes, lo que se puede tener en

consideración también en los que se encuentran con algún tipo de restricción de la alimentación.

Descripción de los trastornos

Dentro de los trastornos producidos por conducta alimentaria podemos encontrar anorexia

y bulimia nerviosa, pero por otro lado es posible considerar los trastornos de conducta

alimentaria no específicos, dentro de estos trastornos no especificados nos podemos encontrar

con el trastorno por atracón, la anorexia nerviosa atípica, la bulimia nerviosa atípica, el trastorno

de pica, trastorno por rumiación, trastorno de evitación/restricción de ingesta de alimentos,

trastornos por purgas y el síndrome de ingesta nocturna de alimentos. DSM-IV (1994). (4a. ed).

Los Trastornos de Conducta Alimentaria, son enfermedades que generalmente comienzan en la

adolescencia, haciéndose presente también en la niñez y tercera edad, estos han ido en aumento

en países en desarrollo, según la OMS (2013) el problema de salud más importante de la

humanidad, tanto por el número de personas afectadas que va en aumento, como por las muertes

que ocasiona.
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En la actualidad, son muchos los factores que dificultan su investigación, prevención e

intervención, por lo que el propósito de esta investigación es contribuir al conocimiento sobre los

trastornos alimentarios en adultos jóvenes mediante la actualización de la revisión de la literatura

sobre este tema, integrando la situación actual de crisis sanitaria y como los mismos se presentan

en confinamiento, principales clasificaciones de trastornos alimentarios utilizadas en la literatura

científica actual, así como la epidemiología, etiología, efectos sobre la salud mental,

manifestaciones clínicas e intervenciones de los trastornos alimentarios adultos jóvenes más

comunes.

El cerebro es conocido como un órgano encargado del control de nuestras emociones, la

percepción que tenemos frente a las cosas, nuestro comportamiento, nuestra manera de pensar e

interpretar las cosas, nuestro estado de ánimo.

Se sabe que en nuestro cerebro existen tres neurotransmisores químicos los cuales son

creados a partir del alimento que consumimos en nuestro día a día, estos son reconocidos como

norepinefrina, la dopamina y la serotonina.

Es sabido que la dopamina y la norepinefrina son los dos neurotransmisores que generan

un estado de alerta en los individuos, cuando estos son encontrados en el cerebro es posible notar

los cambios que ocurren en la conducta y estado anímico. Esto permite que normalmente el

pensamiento y la reacción frente a los estímulos sea más ágil acompañado de una energía mental

positiva.

Por otro lado nos encontramos con la serotonina la cual interviene de manera determinante en la

calma. Gracias a la ejecución de dicho neurotransmisor disminuyen los niveles de tensión y al

mismo tiempo se facilita la concentración.


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Según lo mencionado por Gonzales (2015) Se calcula que la causa de un 75% de los trastornos

emocionales como la ansiedad o incluso la depresión, pueden estar directa o indirectamente

relacionados con nuestro segundo cerebro. El del estómago, que se halla en nuestro abdomen. En

él se produce la mayor parte de la serotonina de nuestro organismo. La serotonina es una

hormona que nos ayuda a conciliar el sueño fisiológico e interviene en el placer. Tener esta zona

desequilibrada deriva en problemas mentales y en enfermedades psicológicas a largo plazo si no

se pone remedio.

Alimentos psicológicos.

Por lo que en base a lo mencionado con anterioridad es posible revelar como la

alimentación puede ser de gran impacto en todos los aspectos de nuestras vidas, lo que comemos

determina en parte como nos relacionamos con nuestro entorno.

Según Calvo (2010) “Los pacientes presentan alteraciones del comer que repercuten de forma

grave en su salud, pero su comprensión completa requiere considerarlos el resultado de

problemas psicológicos y relacionales profundos insertados en una sociedad volcada en el

cuerpo”[CITATION Gon15 \l 2058 ].

La alimentación por otro lado es considerada una herramienta fundamental frente al desarrollo

psicológico, es por medio de la alimentación materna donde el niño/a es capaz de conocer y dar

inicio a sensaciones conocidas como seguridad, bienestar y afecto. Esta relación que existe en el

confort y disconfort con la comida será sostenida a lo largo de todo el desarrollo vital, por lo que

no es una sorpresa que la ansiedad, depresión o alegría influyan decisivamente en los procesos de

la alimentación.
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Como es mencionado por Pérez. A. (2017). Trastornos de la conducta alimentaria: estudio de

variables clínicas y una tipología. Tesis Doctoral, Universidad Complutense de Madrid.Tanto

Gull como Laségue atribuyeron dicha enfermedad a una alteración del sistema nervioso (citado

en Rosa M. Molina Ruiz, 2014). No obstante, Laségue prestaba especial atención al origen

sociocultural de sus pacientes ya que lo consideraba un factor influyente (Toro, 2008). En 1870,

Samuel Fénico escribió un artículo titulado “On atrophy of the stomach and on the nervous

affections of the digestive organs” en el que ponía en relación a la AN con los factores

socioculturales (Citado en Jáuregui, 2004 y Toro, 2008).

Para algunos grupos privilegiados, estar en cuarentena puede significar disponer de más tiempo

para hacer ejercicios y cocinar en casa en base a productos naturales, legumbres, pescados, frutas

y verduras, facilitados por el despacho a domicilio, y una menor exposición a ambientes

obesogénicos, constituyéndose incluso en una oportunidad de tener un estilo de vida más

saludable. Sin embargo, para la gran mayoría de la población, la cuarentena se traduce en

hacinamiento, empobrecimiento, sedentarismo, violencia intrafamiliar, sobrecarga de tareas

domésticas, menor acceso a alimentos saludables, y dificultades de acceso a los programas

estatales de alimentación complementaria de salud y de alimentación escolar. Estos hechos

generan inseguridad alimentaria en términos de menor cantidad de alimentos disponibles y de

baja calidad nutricional (alto contenido calórico, de azúcares, sodio y grasas saturadas), muy por

el contrario de lo que se ha planteado respecto a la importancia de acceder a una alimentación

balanceada como una de las medidas para evitar complicaciones graves por COVID-191,2.

(Rodríguez, et. al. 2020)


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Lo antes señalado no se debe tomar como justificación para no cumplir con las medidas

orientadas por las instituciones de salud cuando sea necesario, pues aplicar ciertas medidas

(como la cuarentena o el distanciamiento social) resulta fundamental en la prevención de la

enfermedad (Hernández, 2020)


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OBJETIVOS

General

 Identificar el estado de salud mental y niveles de bienestar psicológico en relación al

comportamiento alimentario en estudiantes universitarios que se encuentran en

aislamiento domiciliario.

Específicos

 Adquirir conocimientos sobre salud mental, bienestar psicológico y trastornos/conductas

de alimentación.

 Determinar factores actitudinales y conductuales asociados a los trastornos

 Relacionar la presencia de acontecimientos vitales estresantes con el riesgo de desarrollar

trastornos en la conducta de la alimentación en estudiantes universitarios.

 Analizar conductas alimentarias, que ponen en riesgo el bienestar psicológico de los

estudiantes universitarios en estado de aislamiento domiciliario.

 Diseñar una propuesta de intervención psicoeducativa sobre salud mental y conductas

alimentarias a estudiantes universitarios.

¿Cuáles son los efectos sobre la salud mental y bienestar psicológico de los estudiantes

universitarios con respecto a sus conductas alimentarias en estado de aislamiento domiciliario a

causa de la pandemia por COVID 19?


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METODOLOGÍA

El estudio se realiza con el enfoque de la metodología cualitativa, con un diseño de investigación

del tipo Teoria Fundamentada

El enfoque cualitativo según Hernández, Fernández & Baptista (2014) enfoque cualitativo se

selecciona cuando el propósito es examinar la forma en que los individuos perciben y

experimentan los fenómenos que los rodean, profundizando en sus puntos de vista,

interpretaciones y significados (p. 358) Según Sampieri (2014)El enfoque cualitativo es

recomendado cuando el tema del estudio ha sido poco explorado o no se ha hecho investigación

al respecto en ningún grupo social específico (Marshall, 2011 y Preissle, 2008) (p.358).

El tipo de investigación de según Hernández et al., (2014), tiene como propósito medir el grado

de relación que exista entre dos o más conceptos o variables.

El diseño de investigación no experimental es aquella que se realiza sin la manipulación

deliberada de las variables y en los que sólo se observan los fenómenos tal y como se dan en su

ambiente natural para después analizarlos. El investigador no tiene control directo sobre dichas

variables, no puede influir sobre ellas porque ya sucedieron, al igual que sus efectos (Hernández

et al., 2014).

En la presente investigación, lo que interesa es conocer las relaciones entre ambas variables, es

decir, relacionar acontecimientos vitales estresantes con TCA y por lo tanto no se manipulan las

variables ni los grupos a investigar cómo sería en el caso de una investigación de diseño de tipo
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experimental.

El diseño de investigación no experimental de tipo transeccional tiene como objetivo recolectar

datos en un tiempo único, con el propósito de describir variables, y analizar su incidencia e

interrelación, además de estudiar las relaciones que existen entre dos o más variables en un

momento determinado. Se trata también de descripciones, pero no de variables individuales sino

de sus relaciones, sean éstas puramente relaciones causales. En estos diseños lo que se mide es la

relación entre variables en un tiempo determinado (Hernández et al., 2014).


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GLOSARIO

Eclectisismo: Adopción, en el juzgar u obrar, de una postura intermedia entre doctrinas actitudes

diversas.

Inanición: Debilidad grande por falta de alimento o por otras causas.

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