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1
Sección de Antropología Biológica. Instituto de Ciencias Antropológicas. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos
Aires. CABA. Argentina
2
Laboratorio de Antropología Biológica. Departamento de Ciencias Naturales y Antropológicas. CEBBAD. Fundación Félix de
Azara. Universidad Maimónides. CABA. Argentina
3
Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL). CABA. Argentina
4
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Argentina
5
Université de Bordeaux. CNRS. Talence. France
6
Laboratoire d’Anthropologie Moléculaire. Institut de Médecine Légale. Université de Strasbourg. CNRS. Strasbourg. France
PALABRAS CLAVE ADN antiguo; diversidad mitocondrial; Pampa Grande; Los Amarillos
RESUMEN Pampa Grande (PG) y Los Amarillos (LA) son linajes mitocondriales, se observa que los únicos haplogru-
dos sitios arqueológicos del noroeste argentino (NOA), en pos compartidos entre ambas poblaciones son los haplo-
los que el estudio de ADN antiguo ha permitido determinar grupos A2 y D1, encontrados habitualmente en poblacio-
el sexo de los individuos y analizar los linajes paternos y nes amerindias. Por otro lado, no se detectó el haplogrupo
maternos presentes. PG (Salta) se ha adjudicado al Periodo B2 en LA, ni el C1 en PG. Los análisis de variación génica
Formativo y LA ubicado en la Quebrada de Humahuaca realizados a partir de la Región Hipervariable I indican una
(Jujuy), habría tenido una masiva ocupación hacia el Perío- diferenciación genética significativa entre ambos sitios,
do de Desarrollos Regionales. El objetivo de este trabajo es siendo PG el más variable. Mecanismos microevolutivos
comparar ambos sitios en cuanto a su diversidad genética asociados a la distancia geográfica y temporal parecen ha-
analizando los haplogrupos y haplotipos de ADN mitocon- ber moldeado la diversidad intra e interpoblacional entre
drial estudiados en dichas poblaciones. Se incluyeron en el estos dos sitios prehispánicos del NOA. Rev Arg Antrop
análisis 19 individuos de PG y 18 de LA. Al analizar los Biol 16(1):05-16, 2014.
KEY WORDS ancient DNA; mitochondrial diversity; Pampa Grande; Los Amarillos
ABSTRACT Pampa Grande (PG) and Los Amarillos (LA) LA were included. Studying mitochondrial lineages, we ob-
are two archaeological sites in northwestern Argentina for served the absence of haplogroups B2 in LA and C1 in PG;
which the sex of the individuals was determined and ma- while only A2 and D1, usually found in Native American
ternal and paternal lineages were analyzed by means of an- populations, were shared by the sites. All genetic variation
cient DNA studies. PG (Salta province) is attributed to the analyses considering the Hypervariable Region I indicate
Formative Period and LA (Quebrada de Humahuaca, Jujuy) a significant genetic differentiation between the sites, with
would have been massively occupied in the Regional Deve- PG having the highest variability. Micro-evolutionary me-
lopments Period. The aim of this work is to compare both chanisms associated to geographical and temporal distances
sites in terms of their genetic diversity by analyzing mito- may have shaped the intra and interpopulation diversity of
chondrial haplogroups and haplotypes studied in both popu- these two Pre-hispanic sites from northwestern Argentina.
lations. In the analysis, 19 individuals from PG and 18 from Rev Arg Antrop Biol 16(1):05-16, 2014.
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del territorio (Aschero, 2000), asentándose en re- a los estudios de antropología biológica, a tra-
paros rocosos empleados también para el entierro vés de diversos marcadores genéticos, permiten
de los difuntos, como es el caso de Huachicho- inferir no sólo la diversidad genética de las po-
cana (Fernández Distel, 1986) e Inca Cueva (As- blaciones estudiadas sino que también aportan
chero, 1984), por citar algunos ejemplos. Estos información sobre el momento y el lugar del
hallazgos dan cuenta de la existencia de contacto origen del hombre americano. Al analizar los
con otros pueblos desde tiempos tempranos, evi- datos de ADN mitocondrial para todo el con-
denciado por la presencia de elementos culturales tinente americano, se ha determinado que han
provenientes de otras regiones como plumas de sido cinco los haplogrupos fundadores: A, B, C,
aves tropicales de los valles orientales o yungas D y X en Norteamérica y los primeros cuatro
y moluscos de la costa del Pacífico (Fernandez para Sudamérica, donde la presencia del haplo-
Distel, 1986; Yacobaccio, 1997; Aschero, 2000). grupo X hasta el momento, no ha podido ser de-
Las primeras sociedades sedentarias, con mostrada en poblaciones del pasado ni actuales
presencia de agricultura y domesticación de (O’Rourke y Raff, 2010; Reich et al., 2012).
animales y el surgimiento de tecnologías como A partir de la migración inicial postulada
la cerámica, dan cuenta de nuevas estrategias entre 20000 y 15000 años AP, con una o va-
adaptativas y son reconocidas con el nombre de rias oleadas según distintos autores (Schurr,
Sociedades Formativas (Olivera, 2001), período 2004; Tamm et al., 2007; Goebel et al., 2008;
también conocido como Agroalfarero Temprano O’Rourke, 2009; Perego et al., 2009; Perez,
(900aC-900dC). Diversos grupos coexistieron 2011), diversos modelos intentan describir la
caracterizados por la ausencia de desigualdades distribución de individuos hacia zonas con ma-
sociales estructurales y de un poder centralizado yores recursos como Centroamérica y el Ama-
(Nielsen, 2001). zonas hacia el 13000 AP (Grosjean et al., 2007;
Numerosos cambios socioculturales se fue- Meggers, 2007), facilitándose la travesía de los
ron generando en los grupos del NOA dando primeros grupos cazadores recolectores a través
lugar al período conocido como Desarrollos Re- de los corredores paralelos a ambos lados de la
gionales (900-1430dC), observándose un incre- cordillera de los Andes en una fecha cercana a
mento en la cantidad de sitios y en la densidad los 13000-10000 AP (Yacobaccio, 1997; Lanata
edilicia de los mismos, la intensificación de los et al., 2008).
bienes de subsistencia y cambios en los diseños En los primeros momentos de ocupación
y morfologías de la cerámica y los materiales en Sudamérica, la baja demografía sugiere que
líticos. Hacia el 1200dC se habría intensificado la deriva genética debe haber sido el mecanis-
el proceso de cambio social y por ende la forma mo evolutivo preponderante en actuar sobre la
de vida de los pueblos surandinos, probable- frecuencia de los distintos haplogrupos mito-
mente influenciado por la denominada Anoma- condriales y por ello su distribución resultaría
lía Climática Medieval, que implicó reiteradas aleatoria, aunque existen evidencias de una
sequías (Thompson et al., 1985; Shimada et al., pérdida de variabilidad hacia el cono sur. Por
1991; Fritz et al., 2004) las que habrían gene- ejemplo, la distribución de haplogrupos mues-
rado una disminución en la disponibilidad de tra a los cuatro fundadores en el norte y la re-
recursos (Nielsen, 2002). Como consecuencia gión del Amazonas (Ribeiro-Dos-Santos et al.,
de esto habrían surgido competencias interre- 1996; Kemp et al., 2009; Fehren-Schmitz et al.,
gionales por el acceso y control de los recursos, 2010), mientras que en algunos sitios de los An-
relocalizaciones y mayor concentración de las des centro-sur se registra la ausencia de ciertos
poblaciones, intensificación de la explotación linajes (Moraga et al., 2005; Silva et al., 2008;
agropastoril e incremento de los sistemas de in- Carnese et al., 2010; Casas-Vargas et al., 2011)
tercambio de bienes (Nielsen, 2001; Gheggi y y finalmente, una pérdida notoria de A y B en
Seldes, 2012). el extremo sur del continente; por ejemplo en
Las dinámicas acerca del origen, asenta- Tierra del Fuego, en muestras históricas y pre-
miento y poblamiento de las diversas regiones hispánicas sólo se determinaron los haplogrupos
sudamericanas vienen siendo estudiadas desde C y D (Lalueza-Fox et al., 1997; García-Bour et
los años’80 también por la genética. Sus aportes al., 2004; Dejean et al., 2008). En otro trabajo
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VARIABILIDAD GENÉTICA PREHISPÁNICA EN EL NOA
que abarca la región central de nuestro país, en enterrar a los difuntos en los espacios domésti-
particular la provincia de Córdoba, con mues- cos, muchas veces durante su utilización como
tras provenientes de museos correspondientes a vivienda y otras, en momentos posteriores al
distintas temporalidades se registra la existencia abandono de las mismas.
de los cuatro haplogrupos, con variaciones en la Considerando lo descripto hasta el momen-
distribución a nivel temporal y espacial (Nores to, el objetivo de este trabajo es realizar un es-
y Demarchi, 2011). tudio comparativo de la diversidad genética a
El análisis de la distribución de los linajes nivel del ADN mitocondrial antiguo a partir de
maternos en las poblaciones prehispánicas per- los haplogrupos y haplotipos determinados pre-
mite realizar inferencias acerca de las dinámicas viamente en muestras de estos sitios arqueológi-
poblacionales como las descriptas en el NOA. cos, teniendo en cuenta las distancias geográfica
Hasta el momento existen únicamente dos tra- y temporal existentes entre ambos.
bajos sobre ADN antiguo a nivel poblacional
publicados para épocas preincaicas en la región. MATERIAL Y MÉTODOS
Estos analizan muestras de dos sitios en los
cuales ha sido posible obtener datos de linajes Pampa Grande
uniparentales (ADN mitocondrial y cromosoma
Y) y de algunos marcadores nucleares. Pampa Se encuentra ubicado entre las serranías de
Grande (PG) (Carnese et al., 2010), un sitio en Las Pirguas y el Alto del Rodeo (25º 46’S y 65º
la serranía Las Pirguas (Dpto. Guachipas, pro- 24’O) (Fig. 1), formando parte del departamen-
vincia de Salta) con una datación que lo ubica to de Guachipas (Salta), a una altura de 2500
en el período Formativo y Los Amarillos (LA) a 3000msnm, en las estribaciones orientales de
ubicado en la Quebrada de Humahuaca (Jujuy) la Sierra de Carahuasi ocupando una posición
(Mendisco et al., 2011), que por los fechados intermedia entre la región Valliserrana y las Sel-
obtenidos y los hallazgos culturales, tendría una vas Occidentales (González, 1972; Baldini et
masiva ocupación hacia finales del Período de al., 1998). Geográficamente pertenece a la re-
Desarrollos Regionales (PDR). gión de las Sierras Subandinas (Baffi y Torres,
Cada muestra representa un momento dife- 1993).
rente en la historia del NOA. PG fue adscripta PG fue excavado por J.B. Ambrosetti quien
a un momento de asentamiento de las poblacio- encontró 4 sitios con diversos momentos de
nes viviendo cerca de los recursos en pequeños ocupación, registrando asentamientos tempra-
grupos o comunidades y según las evidencias nos con cerámica Candelaria y tardíos con ce-
arqueológicas, con relaciones de intercam- rámica Santamariana (Ambrosetti, 1906). Pos-
bio entre ellos (Tarragó y De Lorenzi, 1976; teriormente F. Aparicio realizó excavaciones en
DeMarrais, 2001). Las investigaciones no per- la cueva denominada El Pilón (Aparicio, 1941),
miten evaluar la naturaleza del asentamiento encontrando restos humanos, algunos con mo-
postulándose que podría tratarse de espacios mificación natural y urnas funerarias, entre otros
segregados de entierro, aunque no se descarta elementos 10 cráneos y 8 mandíbulas recupe-
la presencia de espacios domésticos. La prove- rados en esta ocasión, fueron analizados por
niencia de estos grupos, esto es, si se trataba de Constanzó (1941).
comunidades cercanas que enterraban a sus di- Las Pirguas un conjunto de cuevas y caver-
funtos en las cuevas y aleros o si por el contrario nas, fueron excavadas por A. Rex González en-
era un área de congregación de diversos grupos, tre los años 1969 y 1971. Fue asignado a la cul-
no pudo ser establecida hasta el momento. tura Candelaria (500-600dC), con un fechado de
En el caso de LA, la pertenencia al PDR 1310±40AP (Beta 200032) que, calibrado con
señala la presencia de mayor cantidad de po- dos desvíos estándar define una ocupación para
blación conviviendo en un mismo espacio el sitio de 650-780dC, ubicándolo en el Período
comparado con períodos anteriores (Nielsen, Formativo (Carnese et al., 2010).
2001). Las investigaciones realizadas en el sitio Las Pirguas es conocido por sus entierros en
(Nielsen, 2001; Taboada y Angiorama, 2003a, abrigos y cavernas. Allí se identificaron diferen-
b; Angiorama, 2005) señalan la costumbre de tes modalidades de entierro: directos, en urna,
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en cista e incinerados. De estos entierros se re- 1989). Por otra parte, la presencia de traumas
cuperaron 120 individuos, aproximadamente y en los cráneos en elevada frecuencia, estaría
15 cuerpos con momificación natural distribui- indicando que esta población estuvo sometida,
dos en siete sitios (Los Aparejos en los faldeos independientemente del sexo, a situaciones de
de La Pirgua Chica, El Litro en la quebrada de conflicto social (Baffi et al., 1996).
Las Cuevitas, Cavernas II, III y V de la misma Los análisis genéticos se realizaron sobre
quebrada y Cavernas I y IV en la quebrada del muestras provenientes de la caverna El Litro, las
Lampazar). cavernas II y V de la quebrada de Las Cuevitas,
Junto a los restos óseos se halló acompaña- la caverna IV de la quebrada del Lampazar y el
miento mortuorio compuesto por cestería, texti- abrigo rocoso denominado Los Aparejos. Se es-
les, objetos de madera, piedra, algunas piezas de tudiaron 21 restos óseos (fragmentos de fémur
metal y abundantes restos orgánicos de plantas izquierdo), de los cuales se pudieron analizar las
alimenticias. Entre las piezas cerámicas se recu- secuencias de 19 individuos: tres de la caverna
peraron en su mayoría piezas de estilo Candela- II y cuatro en cada una de las restantes (Carnese
ria aunque se hallaron algunos tipos correspon- et al., 2010). La técnica de extracción y secuen-
dientes a Ciénaga final (Baffi y Torres, 1993). ciación de la región hipervariable 1 (RHVI) del
La ausencia de evidencia de ocupación de ADN mitocondrial se detalla en el trabajo de
tipo doméstico llevó a postular que se trata de Carnese et al. (2010). Los restos se encuentran
un sitio utilizado especialmente para el entierro, depositados en la División Antropología de la
aunque se ha planteado que algunos de los abri- Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la
gos tuvieron ocupaciones temporarias (Baffi y Universidad Nacional de La Plata.
Cocilovo, 1989; Baffi et al., 1996).
El estudio de los restos óseos humanos in- Los Amarillos
dica que se trataría de una única población en
sentido biológico, con importante reducción del El sitio se encuentra ubicado en el sector me-
dimorfismo sexual que podría estar reflejando dio de la quebrada de Humahuaca, Jujuy (23º
eventos de estrés nutricional (Baffi y Cocilovo, 21’ 34,96”S y 65º 22’ 55,69”O) (Fig. 1), la cual
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VARIABILIDAD GENÉTICA PREHISPÁNICA EN EL NOA
tiene un recorrido N-S de 100km aproximada- vez abandonados como lugar de habitación y
mente y cuya historia ocupacional se remonta al de descarte se realizaron una serie de enterrato-
período Arcaico (Nielsen, 2001). Ubicado sobre rios múltiples conteniendo 5 individuos adultos
una meseta elevada de la margen izquierda del y 14 subadultos. Para este complejo se cuenta
Río Yakoraite, tiene una extensión de 10 hectá- con dos fechados de 630±45 y 495±40 AP, que
reas y constituye lo que se conoce como Pukara calibrados a dos desvíos estándar los ubican en
o gran conglomerado. 1283-1411 dC y 1332-1452 dC, respectivamen-
LA posee una estructura interna compleja te (Nielsen, 2001).
(Fig. 2) con espacios públicos, residenciales, Recinto 320: Ubicado en el sector Este del
redes de circulación interna, zonas de abasteci- sitio, se ha realizado un rescate arqueológico de
miento y de descarte (basurales). De acuerdo a un conjunto de restos óseos humanos que al no
las distintas excavaciones realizadas, no habría presentar conexión anatómica se analizan como
existido un área segregada para enterratorios osario. Los restos óseos corresponden al menos
sino que los mismos se realizaban en cistas in- a diez individuos adultos y seis subadultos. No
dividuales o colectivas, ambas en recintos o pa- se ha registrado ningún tipo de acompañamiento
tios, registrándose además entierros de párvulos mortuorio.
en urna (Nielsen, 2001). Unidad 400: Se trata de un conjunto de re-
Las sucesivas excavaciones realizadas en el cintos en los cuales se identificaron dos mo-
sitio desde el año 1992 por A. Nielsen y equipo mentos de ocupación, el primero utilizado como
han permitido recuperar restos óseos humanos lugar de residencia y de entierro (Cistas 1 y 3)
correspondientes a 68 individuos provenientes y el segundo como lugar de entierro de restos
de distintos sectores (Seldes, 2007): humanos a partir de la construcción de una gran
cista (Cista 2), esta última con más de un even-
Complejo E to de inhumación. En total se recuperaron 14
Conjunto de estructuras ubicadas dentro individuos adultos y 10 subadultos (Taboada y
de un área densamente edificada de la cual se Angiorama, 2003a). En este caso se cuenta con
excavaron tres recintos (301, 302 y 303). Una tres fechados de 540±50, 560±60 y 530±60 AP,
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cuyas calibraciones a dos desvíos estándar ubi- de los haplogrupos determinada por Mendisco
can nuevamente la ocupación del sitio alrededor et al. (2011).
de los siglos XIV y XV (1307-1447 dC, 1297- Para cada sitio se determinó el número to-
1447 dC y 1305-1466 dC, respectivamente) tal de sitios nucleotídicos variantes, el número
(Angiorama, 2005). de haplotipos mitocondriales, la diversidad ha-
plotípica, el número medio de diferencias entre
Complejo A pares de secuencias y la diversidad nucleotídica
Ubicado en el sector central del sitio, las in- (π) (Nei, 1987). Estas medidas de variabilidad
vestigaciones realizadas señalan la presencia de también se obtuvieron para cada sexo por sepa-
estructuras sobre una plataforma artificial que rado. Todos los estadísticos fueron calculados
funcionó en época preincaica como espacio de con el programa DnaSP versión 5.1 (Librado y
actividades rituales y ceremoniales (Nielsen y Rozas, 2009).
Walker, 1999). En este complejo se encontró un A fin de evaluar la diferenciación genética
pozo conteniendo restos óseos de al menos 5 in- entre ambos sitios arqueológicos se calculó el
dividuos adultos y tres tumbas sobreelevadas con estadístico FST mediante el programa Arlequin
restos de al menos, dos individuos adultos más. versión 3.11 (Excoffier et al., 2005), seleccio-
Los análisis bioarqueológicos realizados so- nando 1000 permutaciones para obtener la sig-
bre un total de 60 individuos, revelaron la ex- nificación. Del mismo modo, esta medida de di-
posición de los individuos a eventos de estrés ferenciación genética se obtuvo para comparar
nutricional-metabólico (líneas de hipoplasia del sexos dentro de un mismo sitio, así como entre
esmalte, 23,1%; hiperostosis porótica, 44,7%; sitios para cada sexo por separado.
cribra orbitalia, 7,9% y líneas de Harris, 52,9%),
altas frecuencias de caries y pérdida dental an- RESULTADOS
temortem (47%) y de estrés funcional (60,7%),
afectando en este último caso al tronco de mane- Al comparar los resultados obtenidos en am-
ra intensa (Seldes, 2010). bos estudios se observa en primer lugar una distri-
El estudio genético fue realizado sobre bución diferencial de frecuencias de haplogrupos,
muestras dentales de 23 individuos procedentes con un predominio de haplogrupo B2 (47,37%) y
de los diferentes sectores del sitio, obteniéndose D1 (42,11%) en Pampa Grande y de A2 (72,22%)
secuencias de ADN mitocondrial para un total en Los Amarillos (p<0,001) (Tabla 1).
de 18 de ellos: 3 del Complejo E, 6 del recin- Todos los estadísticos de variación gené-
to 320, 8 de la unidad 400 y 1 del Complejo A tica calculados indican que PG es un sitio que
(Mendisco et al., 2011). La técnica de extrac- presenta mayor diversidad que LA (Tabla 2).
ción y secuenciación de ADNmt se detalla en el Además, la diferenciación genética entre ambos
trabajo de Mendisco et al. (2011). resulta significativa (FST=0,276; p=0,001), aún
considerando a hombres (FST=0,251; p=0,009) y
Análisis estadísticos mujeres (FST=0,345; p=0,045) por separado.
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VARIABILIDAD GENÉTICA PREHISPÁNICA EN EL NOA
Sitio n S h Hd k π
Los Amarillos 18 14 6 0,77778 3,189 0,00933
Pampa Grande 19 17 9 0,91228 6,351 0,01857
Los haplotipos compartidos por ambas se condice con lo obtenido a través del análisis
muestras se limitan a dos haplotipos fundado- de FST, puesto que no existen diferencias signifi-
res: A2 (haplotipo 2) presente en 7 individuos de cativas en cuanto a la diversidad genética entre
LA y 2 de PG y D1 (haplotipo 1) presente en 3 sexos (FST=0,011; p=0,252), aunque PG podría
individuos de cada sitio (Tabla 3). La diferencia estar indicando una tendencia hacia una ma-
en la distribución haplotípica entre sitios resulta yor variabilidad en las mujeres. Por otro lado,
estadísticamente significativa (p=0,001). si bien en LA hombres y mujeres no comparten
La comparación entre hombres y mujeres haplotipos (Tabla 3), el análisis de FST no resultó
dentro de cada sitio considerando las frecuen- significativo (FST=0,087; p=0,198).
cias haplotípicas (Tabla 4) revela que no hay Respecto a la diversidad genética entre dis-
evidencias de diferenciación entre sexos para tintos recintos y/o cuevas, los conjuntos analiza-
PG (p=0,581), mientras que existen diferen- dos se comportan de manera diferencial debido
cias significativas entre hombres y mujeres en a que mientras que en PG existe una diferen-
LA (p<0,001). En el primer caso, el resultado ciación genética estadísticamente significativa
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Sitio Sexo n S h Hd k π
Pampa Grande Mujeres 6 16 6 100,000 733,333 0,02144
Hombres 13 15 7 0,89744 589,744 0,01724
(p=0,009), en el caso de LA los haplotipos se determinados (15,38% del total) son compartidos
encuentran azarosamente distribuidos entre los entre sitios, lo cual resulta llamativo debido a la
diferentes sectores (p=0,400) (Tablas 5, 6). relativa cercanía geográfica y al supuesto sustra-
to poblacional común para el área. Los sitios se
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES encuentran aproximadamente a 265km de dis-
tancia en línea recta y considerando las carac-
Los análisis genéticos de los grupos huma- terísticas geográficas de la región, es probable
nos que poblaron el territorio actual de la Ar- que la comunicación entre ambos valles haya
gentina están comenzando a brindar resultados implicado transitar una distancia mayor. A pesar
que permiten inferir vínculos entre ellos. En este de esto, existen evidencias de intercambio de bie-
trabajo, hemos tratado de evaluar las posibles nes materiales entre regiones distantes del NOA
relaciones entre los individuos del sitio Pampa (Nielsen, 2001), lo cual permite suponer que po-
Grande y Los Amarillos. dría haber existido flujo génico entre los grupos.
Teniendo en cuenta lo analizado, los sitios Las evidencias encontradas en el presente trabajo
constituirían dos grupos diferenciados genética- no son consistentes con esta última aseveración y
mente, lo que se evidencia considerando tanto sugieren que de haber existido flujo génico, este
la distribución de haplogrupos (Tabla 1) como no habría sido suficiente para homogeneizar ge-
la variación nucleotídica mitocondrial (Tablas 2, néticamente a las poblaciones que habitaron esta
3). En este sentido, sólo dos de los 13 haplotipos región y que la distancia temporal entre los sitios
A2 (2) 2
B2 (1) 1
B2 (3) 1
B2 (4) 1 1
B2 (5) 1
B2 (6) 2 2
D1 (1) 2 1
D1 (2) 2
D1 (3) 2 1
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VARIABILIDAD GENÉTICA PREHISPÁNICA EN EL NOA
TABLA 6. Distribución de haplotipos por con lo que puede suponerse que hombres y mu-
sectores del sitio Los Amarillos jeres probablemente se encontraban vinculados
por línea materna. Esto, no implica necesaria-
Haplotipo E 320 400 A mente que los individuos enterrados en este sitio
tuvieran un parentesco directo, sino que podrían
A2 (1) 1 1 3
compartir ancestros comunes. Más allá del he-
A2 (2) 2 4 1 cho de que no existiría diferenciación genética
A2 (3) 1 significativa entre sexos, se observa un patrón
B2 (2) 1 interesante en la distribución de los haplotipos
puesto que las mujeres no se encuentran vin-
C1 1
culadas por línea materna, esto es, cada una de
D1 (1) 2 1 ellas presenta un haplotipo distinto (Tabla 3). En
función de estos resultados cabe preguntarse si
Test de Fisher, p=0,400 la distribución que hallamos en PG es el reflejo
de que las mujeres enterradas en las distintas ca-
estudiados podría haber sido un factor de peso en vernas provenían de distintas localidades o si la
la diferenciación observada. misma, responde a que la población que utilizó
Al evaluar la diversidad genética mitocon- a PG como área de enterramiento tenía original-
drial, se observa que tanto en mujeres como en mente una alta variabilidad genética.
hombres, ésta es significativamente mayor en PG Por su parte, en LA ambos sexos no compar-
que en LA (Tablas 2, 4). PG constituye un área ten variantes haplotípicas, es decir que los hom-
considerada principalmente de entierros (Baffi y bres muestreados parecen no tener relación por
Torres, 1993), si bien algunos autores no descar- línea materna con las mujeres (Tabla 3). Ade-
tan la presencia de sitios residenciales (Baldini et más, la gran mayoría de las mujeres analizadas
al., 1998). Por otro lado, LA es considerado un (5/6), a diferencia de lo hallado en PG, presen-
conglomerado, resultado de un período de con- tan el mismo haplotipo (Tabla 3). Estos resulta-
centración de la población producto del abando- dos llaman la atención dado que se trataría de
no de pequeños asentamientos y la ocupación de un conglomerado poblacional que concentra
los pukara en el Período de Desarrollos Regiona- hombres y mujeres que no están relacionados
les (Nielsen, 2001), por lo cual se esperaría una por línea materna incluso cuando fueron ente-
mayor variabilidad comparándolo con los sitios rrados en los mismos recintos. Teniendo esto en
del período anterior en el NOA. cuenta, surge entonces la pregunta sobre cuáles
Sin embargo, los resultados no se ajustan en fueron los criterios de selección de pareja y de
líneas generales con lo esperado y esto podría lugar de residencia. Los individuos analizados
relacionarse al hecho de que la mayor diversi- podrían estar vinculados a un patrón residencial
dad genética encontrada en PG se explicaría por matrilocal que explicaría la baja variabilidad
la posibilidad de constituir un sitio de enterra- en las mujeres y las diferencias entre sexos, sin
miento de distintos grupos. En el caso de LA, la embargo el 58,3% de los hombres también pre-
concentración poblacional habría involucrado a sentan un mismo haplotipo lo cual llama a ser
individuos que en líneas generales no estarían prudentes en cuanto a este tipo de inferencias,
diferenciados genéticamente (este punto se re- sobre todo teniendo en cuenta el escaso tamaño
tomará al discutir la diferenciación entre sexos). muestral con el que se cuenta hasta el momento.
Sería importante conocer la diversidad genética Cabe mencionar que la diferenciación gené-
en períodos anteriores para poder explicar los tica observada en LA a nivel haplotípico no se
patrones de concentración de la población en condice con lo hallado a través del análisis de
los conglomerados del Período de Desarrollos FST, puesto que en este caso no se observaron
Regionales. diferencias significativas entre sexos para este
El análisis de los haplotipos mitocondriales sitio. Esta discrepancia podría explicarse de
entre hombres y mujeres sugiere escenarios di- acuerdo a Raymond y Rousset (1995) y Goudet
ferentes para cada uno de los sitios. Por un lado, et al. (1996), por una falta de potencia en la
en PG no se registran diferencias entre sexos prueba, probablemente causada por un bajo ta-
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maño muestral o bien por tratarse de muestras et al. (2004) quienes, analizando muestras pro-
desbalanceadas: 6 mujeres y 12 hombres. venientes de distintos sitios, proponen dos con-
El patrón en la distribución de haplotipos glomerados biológicos: Valliserrana y Selvas
entre sectores a nivel intra-sitio (test de Fisher, Occidentales (incluyendo a PG), por un lado y
Tablas 5, 6) señala que la diferenciación resulta Puna y Quebrada de Humahuaca (incluyendo a
significativa en PG mientras que no se encuen- LA), por el otro. Una pregunta ineludible es si
tran evidencias de la misma entre los recintos la diferencia en la composición genética entre
de LA, esto puede explicarse tentativamente por estos dos conjuntos del NOA refleja un sustrato
dos vías distintas, a sabiendas de que al realizar poblacional de origen diferente para los mismos
análisis por recintos o cavernas el tamaño mues- y/o si fueron los mecanismos microevolutivos
tral se reduce notoriamente. Por un lado, como los que pudieron haber generado las diferencias
se mencionó, PG se considera un sitio principal- observadas.
mente de enterratorios de grupos de la región, La comparación con otros estudios mole-
con lo que posiblemente albergaba diferentes culares en muestras surandinas podría aportar
poblaciones. Intentando explicar esta diferen- información al respecto. Hasta el momento se
cia y en función de las frecuencias observadas cuenta con los trabajos realizados por Moraga
(Tabla 5), se registró una especificidad haplotí- et al. (2001, 2005) en el norte de Chile, en los
pica en El Lampazar por la cual no comparte cuales se registra una elevada frecuencia del ha-
ninguna variante con el resto de las cuevas. Es- plogrupo B (43,70%; Moraga et al., 2005), lo
tadísticamente esto implica que si no se incluye cual a pesar de que se trata de una muestra de
a El Lampazar, no se encuentran evidencias de un amplio rango temporal (2900-600 AP) coin-
diferenciación genética entre cuevas (p=0,161). cide con lo hallado en PG para la variante B2
Esta especificidad podría estar indicando patro- (47,37%; Carnese et al., 2010).
nes de enterratorios en algunos sectores diferen- Mientras que en PG prevalece el haplogru-
ciados por grupos. Teniendo en cuenta esto, es po B2 y en menor medida D1, en LA la pre-
probable que la relativamente alta variabilidad sencia del haplogrupo A2 es notoria (72,22%;
genética hallada en PG sea consecuencia de la Mendisco et al., 2011) y diferente para lo des-
presencia de este conjunto de individuos de El cripto hasta el momento para poblaciones suran-
Lampazar (que representan el 26,32% del to- dinas (Moraga et al., 2001, 2005; Rothhammer
tal) no vinculados genéticamente al resto de la et al., 2009).
muestra. Si bien PG y LA representan momentos dis-
En el caso de LA, que es un sitio residencial, tintos de la historia de ocupación del NOA, la
si bien se observa diferenciación genética entre diferente composición de haplotipos para las
sexos, esta no se ve homologada en la compa- muestras estudiadas resulta llamativa teniendo
ración entre recintos. Esto implicaría que tanto en cuenta que la alta frecuencia de haplogrupo
hombres como mujeres fueron enterrados en los B2 parece una constante en el área surandina y
distintos recintos distribuidos aleatoriamente, sin embargo procesos microevolutivos, como la
sin que el sexo fuera un factor determinante res- migración y/o la deriva genética, podrían expli-
pecto al área de entierro. car la alta frecuencia de A2 en LA.
En síntesis, si bien se trabajó con un número Por último, creemos que para arribar a una
escaso de muestras, este estudio adquiere rele- mejor comprensión de los resultados obtenidos
vancia por tratarse de muestras de ADN antiguo en este estudio comparativo, será necesario in-
provenientes de sitios arqueológicos excavados crementar el tamaño muestral, incorporar aná-
de forma sistemática y para los cuales se cuen- lisis de otros marcadores moleculares (diversas
ta con información contextual. La comparación regiones del ADN mitocondrial, STRs del cro-
permitió establecer diferencias genéticas a nivel mosoma Y y marcadores nucleares) y obtener
del ADN mitocondrial entre PG y LA, así como dataciones individuales de las muestras prove-
en los patrones de variabilidad intra-sitio. Las nientes de los sitios de referencia así como de
diferencias interregionales también fueron re- otros del área surandina. Esa nueva informa-
gistradas en los estudios de distancia biológica ción, nos permitirá analizar con mayor profun-
realizados por Cocilovo et al. (2001) y Varela didad los movimientos migratorios y las relacio-
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VARIABILIDAD GENÉTICA PREHISPÁNICA EN EL NOA VARIABILIDAD GENÉTICA PREHISPÁN
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