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El primer punto por desarrollar en esta investigación es saber el contexto político y social que

se vivía en aquella década (1980-1989) en el Perú y sus consecuencias en la sociedad habitante


del valle del río Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).

Durante la década de 1980, en el Perú se venía desarrollando un periodo de extrema violencia,


donde grupos radicales de tendencias extremistas buscaban derrocar al gobierno de turno
mediante el uso del terror. El más importante de estos grupos era Sendero Luminoso, una
agrupación terrorista cuyo objetivo era instaurar un gobierno de tendencia comunista-
marxista, conducido por Abimael Guzmán y con origen en el departamento de Ayacucho.

Tuvo una rápida expansión hacia los departamentos colindantes y en poco tiempo, una vez
declarada la guerra contra el Estado peruano, llegó hasta la provincia de Huanta (Ayacucho),
topándose con el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro. Si bien es cierto, muchos de los
ataques de Sendero eran masacres con armas blancas o robadas a estaciones de policías de las
mismas comunidades de las cuales decían defender sus derechos, otros requerían una
planificación y logística nada baratos, como la colocación de coches bomba, el asesinato
selectivo de importantes figuras de la época o el derribo de torres de luz. Por lo que muchos se
preguntaban de donde venia la financiación de estos actos. Durante años Sendero se ha
esmerado en negar cualquier relación suya con el narcotráfico, justificándose, diciendo que su
objetivo es llegar a un pueblo antiimperialista, con gente trabajadora sin vicios y una
comunidad sin prostitución o crimen.

No obstante, diversas pruebas han surgido apuntando a que Sendero tiene fuertes vínculos
con el narcotráfico, siguiendo el modelo de financiación de las FARC colombianas. Algunas de
estas pruebas son los testimonios de los campesinos habitantes del Vraem durante los 80s.
Estos aseguran que además de ser adoctrinados por Sendero, también fueron obligados a
cambiar sus cosechas, en general cacao y café, a la hoja de coca, materia prima para producir
la cocaína. Aquellos que se negaban eran asesinados brutalmente en presencia de su familia,
bajo el apelativo de traidores contra el pueblo.

Cabe recalcar que, aunque muchos lo consideraban inmoral y lo hacían únicamente para evitar
la muerte, otros elegían esta opción voluntariamente. Los ingresos por la hoja de coca les
resultaba muchísimo más rentable que seguir con sus cosechas ordinarias. Además, no había
motivos para creer que alguien los capturaría y encarcelaría. Los gobiernos regionales recibían
fuertes cantidades de parte de Sendero para encubrir la plantación y exportación de cocaína,
el gobierno central estaba más preocupado en retener el avance de Sendero hacia las ciudades
costeras y los pocos gobernadores locales que se atrevían a levantar la voz eran asesinados
junto a sus familias en las plazas centrales de sus pueblos.
Como se ha podido observar, las acciones de Sendero Luminoso y otros grupos subversivos en
el Vraem estuvieron fuertemente apañados y protegidos, esto debido a la corrupción
presente, donde mediante el uso de sobornos a gobernadores regionales se permitió el cultivo,
procesamiento y distribución de la cocaína al exterior.

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