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AUTORES, TEXTOS Y TEMAS A. Giddens, Z.

Baumân,
CIENCIAS SOCIALES N. Luhmann, U. Beck
C o W d n dirigida por Joseho Beriain

LAS CONSECUENCIAS
PERVERSAS DE
LA MODERNIDAD
Modeniidad, contingencia
y nesgo

Josetxo Beriain (Comp.)

Truduccidn de C e h Sdwhez Capdequi


Revisibn técnica de Josetm Beriain
LAS CONSECUENCIAS p e n r r i w dc Ia modemidad: Modemidad,
contingencia y riesgo I Josetxo Beriain. comp. ; traduccibn de Cclw
çánchez Capdequi. -Barcelona : Anthrops, 1496 EL DOBLE «SENTIDO>>
DE
283 p. : 20 c m .- (Autores. Tatm y Tcniu. Cimcizs Soúdley ; 12)
LAS CONSECUENCIAS PERVERSAS
ISBN 84-76584- DE LA MODEFNIDAD
-
1. P.icsgo 1Sociol@3) 2. So~iedndde1 riesgo 3. "Modemidd Aspcctm
socides I.Benain. Joseao. wmp. 11. S4nchcz C q l q u l . Celso. tr. iii. ColaúGn
316.324

Lo que pasú, eso p;isará


10 que sucedió, cso suoederj:
Nada hay nuevo bajo e1 sol.

De donde Ias cosas tienen si! ongm, hacia ailã


tienen que perecer también, se@n la necesidad,
pues tienen que pagar la pena y ser juzgadas p r su
injiisticis de acuerdo m e1 orden del ticmpo.

Es una ptwisión muy n d a comprender que


no a posible prevcrlo todo.
J.J. R o m v

cultura Libre
Piimen cdición: 1996
Déjeme e1 lsctor, siquíera introductoriamenie, citar una se-
O de la prcçcntc edición: Josctxo Benain, 1996 rie de cursos de accihn, de efectos que son especificamente pro-
O de la presente edición: Editorial ArithrPF, 1996 ducidos por la sociedad industrial. y que conllevan riesgo, con-
Edita: Editorial An tlirups tingencia, peligro para Ias existencias individuales y para Ia cc-
ISBN: 847658466-0
Depúsim legal: B.41.937- 1996 lectividad en cuanto tal. Así: Ia contaminacibn de 10s rios deri-
Diseno. rdización y coordinación: Pluid, S e ~ c i o Editoriales
s vada de1 vertido de los residuos de las industrias químicas, pa-
(Narifio, S.L.). Rubí. Tel. y fax (93) 697 22 96 peleras, siderúrgicas, cementeras, etc.; la contaminaci6n del
Impresi6n: Edím, S.C.C.L. Badajoz, 147. Batcelona aire derivado de 10s gases liberados por el tráfico rodado y por
la industria; Ia iiuvia ácida que se extiende sobre 10s bosques de
10s paises industrializados y que se p d u c e como eíecto de 10s
Todm tos derechos m a d o s . Esta p u b l k i d n no pwde =r reproduO& ni en t d o ni vertidos gaseosos contaminantes, en definitiva, la pducci6n
en panc, ni registrado cn. o transmiti& por, un siacnia dc i.ecupenci6nde informscibn, cn
ninguna f o m e ni por ningún mediq wa m d n i c q íotoquímico. electrónim, magktiai. industrial de1 aefecto inveinaderoii como pehgro ecológico ge-
elwlm3ptico. por fotocopia. O cualquier otm. sin ei permiw prmio p r cscnto dc In ditorid. neralizado
.. en e1 nivel planetario. Pcro, hny más, e1 riesgo que
supone para uno rnismo la c i d a c i ó n en masa por las moder- en la immición de la Baja Edad Media a la Edad Moderna
nas autopistas y e1 p e l i p para 10s demãç; e1 riesgo de acciden- Tempma. Es~cxmnstrutose basa en la determinacibn &o
te realizando viajes en avi6n; e1 riesgo de envenenamiento deri- que la sdedad considera en cada momento como nomal y
vado de1 consumo de comida industrialmente manufacturada- seguro.-2 E1 riesgo es la amedidaa,J Ia deterrninación limitada
enlatada, pasteles, derivados de1 huevo, etc.; e1 riesgo de pérdi- de1 azar según la pcepci6n social de1 riesgo? surge como e1
da de empleo como efecto de las continuas reestnicturaciones dispositivo de mcionalimci6n, de cuantificaci611,de rnetriza-
de la demanda; e1 riesgo de pérolidas en la remuneraci6n de 10s ci6n de1 azar, de reducci6n de Ia indetermimci6n, como o p u e
interesa como consecuencia de las contingencias (mejor turbu- to de1 a p e i m (elo indetenninado.).
lencias) monetarias de 10s mercados de cambio; 10s riesgoç de
produccidn de efectos secundarios por e1 consumo de produc-
tos Earmamhticos; las riesgos de mal funcionamiento técnico
en máquinas como los coches, Ios aviones, 10s trena, etc.' no
han disminuido por su producci6n en serie, bien sea mecánica La mmiernidad tardia cornpamze como e1 umbral tempod
o electrbnicarnente no se ha emdicado e1 ufa110 tkcnicon; 10s donde se produce una expansi6n temporal de las opctrmes sin
riesgos de hcasar a1 introducir un nuevo prcducto de consu- h y una expansi6n d t i v a de 10s riesgos. Sabemos que tene-
mo de rnasas, por ejemplo, coches, motos, computadoras, d o - mos más posibikhdeç de expaiencia y acci6n que puden ser
jes, zapatos, etc. T d o s atos rieçgos son pducidoo en ei este actualizadas, es decir, nos e b t a m o s a la necsidad de elegir
nmio de la sociedad industrial, no son anteriores. Lo que Ias (decidir) pero en Ia ekcci6n (decisibn) nos va e1 riesgo, la posibi-
sociedades tdicionales a!ribuían a Ia fortuna, a una voluntad lidad de que no acurra 10 esperado, de que o c m alo otro de 10
metasocialdivina o d destino como temporalizaci6n peniersa esperadon (contingencia). La indetermimci6n del mundo nos
de determimdas cursos de acción, Ias sociedades modernas 10 obliga a despIegar una coPifiguracibn5 de Ia experiencia del hom
abibuyen al riesgo este representa una secularización de la for-
tuna. El nesgo aparece como un ~consfructosocíal hist6ricoii

1. En -te caso es importante mnstatar que en 10s aviones, 10s wdies y 10s trenes
significar que queriendo e1 mal se
versa, que queriendo e1 bien se -
bre en e1 mundo, .peru esta configumci6n tempodzada puede
e1 bien (Goethe) y vice
e1 mal (sentido I).

se han intducicio nuevas opciones ternoi6gias quc simplifican mnside~ablementc 2. M. Doq$as y k W i h w k y , M mid Cuhure. Ati E w y of the *rioii of
Ia ducibdidad de estm vehicdos, haaendo más c6modo asimismo e1 viaje a Ice T d n U aid Eiivironmud L b g m . Berkeley, C& 1982; D. Dwdous, aLa wns-
usuarim y más segum; sin embargo. Ia iustitución de controles personales por,auto- tion s d du risquem, Lu Revu Fmirçak the &5o@. 28 (1987), pp. 1742; B.B.
controles elecmónicos automáticos no significa una enadkacib de1 d d i o m . Este ya lohnwn y B.T. Covello (ds.). i% Socid aird C u h d ConsfrucIion o f w k & t b r
no es m d i w , sino elecadnico, las &mas mjas n e m de 10s aviones, Ias unida- oitd P m q i i o n , Dmhcht, 1987; S. Krirnsky y D. Golding, SociaI niwrh d Risk,
des de mando inteligentes en Ice codies probucen teoiifos*: mal funciona- Wesport, CT. 1S92, pp. 83-117; rH& una sociedad de1 riesgon. Revista k Occidente,
mimto de1 í n m de atenizaje de 10s aviones. órdenes e q u i w d a s o ausencia de &de monográfica (ed.de J.E. Rodrlguez ibáilez), 150 [nov. 1993).
nes de lar unidades de mando en coches gpstionados elecrrónicamente; quizás e1 3. .Un azar en nuestra jerga es una arnenam a la gente y a 10 que dlw doran
ejemplo más evidente sea Ia muloplicaciõn de accidentes en 10s mmoplatas de Ia (propiedad, entorno. f u t w ,- etc.) y el riesgo es una n d i h de1 a=,
F6nnula I a1 prescindir de Ias .pm&ones elecwoiicasm rnm~uteritadasexterior- R.W. Kates y J X Kasperson, .Comparative R i Analysis of Technological Hazardsn.
mente d d e lob h, con e1 objeto de eclializar Ias psibiiidades t&nicas, es decir ~~p of ihe N a h d Acadenty of Scieiices, 80 (1983), pp. 7.027-7.038 (esp. p.
la mpetitividad de todos 10s rnonoplazas en e1 nivel de igual potencia para todos 7.029); va tambiin G.Bedimann (ed.),Risiko uird Gcdkchaft, Opkdai, 1992.
das e igual protecci6n (es decir ninguna). Hoy dia, se circula más Apido pmque Ias 4. A. Wildavsky y K. D d e , = ' i l d e s of Risk Perception Who h, what, and
das de comunic~ci6nwn mejom y porque 10s vehíuilos son más i-apidas. Ast. se why., Dutddus, 119. 4 (1990}, pp. 4 1 a k Wildavsky, H.Lubbea d ,Wiko iri eiii
aacorianm Ias distancias, pero 10s accidentes aumentan, no porque Ias uehiculw sean KoifihllCt, Franldurt, 1992.
menos w r o s , que rni 10 m, sino porque hay más vehfculos. Toda* no se ha 5. Ver e1 -to de .cmmwisi6nm en Ia obra de M. W e k , el m m p o de
encontrado una h a para wmpatibilizar Ia existencia de m h ~~ y m8s vel* *representacibncolectimm ai Ia obra de E. Durkheim, y e1 concepui de ahabim= en
cidad con menos riesgdpeiip. P. M e u .
La mcdemidad se origina primariamente en e1 proceso de schaflèn) de1 viejo orden tiene un carácter altamente precario.
una difèmciaci6n y deIilniiaci6n frente a1 pasado. La moderni- N o tiene sentido ni apoyo en si rnisma, se sobrepasa a si mis-
dad se separa de Ia hasta ahora tradición predominante. Como ma (se auioexcede}. Ha perdido su referencia con e1 víejo or-
afirma Eisenstadt: ~ L r itmdici6n era e1 poder de la identidad, den y no ha encontrado uno nuevo. E1 nuevo orden significa,
que debe ser quebrado para poder establecerse 1% fueizas po- no só10 que Ia sociedad se diferencia de1 pasado, sino que se
liticas, econbmicas y sociales mo der nas^.^ Con e1 desprendi- diièrenc@ en si mismn en subsistemas. Según Parsons y Luh-
miento de la tradicibn, la sociedad moderna tiene que funda- mann este proceso que afecta predominantemente a las socie-
mentnrse exclusivnmente en si' n z i ~ n z nSe
. ~ trata de un tipo de dades modernas se llama diferenciacibn funcional.
sociedad que se constwye sobre sus propios fundamentos. asi Los sistemas funcionales y 10s 6rdenes de vida diferencia-
10 ponen de maniTreçto conceptos reflexivos, Ia autovaloriza- dos en la sociedad m- actúan bajo la autoridad de su
ci6n (Marx), la autoproducci6n (Touraine), la autorreferencia p r g i a lógica (EigengesetzlicMeit). Este :e e1 lado positivo de 10
(Luhmann) e1 crecimiento de la capacidad de autorreguiación negativo, de la sociedad que se ha desencadrée de su marca
(Zapf). La modernidad con£igiin una representación social de (Durkheim). Disembedeness eç la expresidn que K Polanyi usa
encadenamiento precario entre la tmdici6n y e1 futuro, Ia con- para designar este pmeso. Todas las esferas de acci6n especi-
tinuidad de 10s modelos de significado instituidos en e1 paçado ficamente funciondes son sometidas en la modernidad a sus
es contestada por la discontinuidad jnstituyente de un horizon- correspondientes procesos de racionalizacibn según este desa-
te de nuevas opciones que configunn una aceleración de 10s rroilo. Asi Ia economía tiene e1 primado en la esfera econbmi-
intervalos de cambio económico, polítim, etc. E1 politefsmo ca, la polftica tiene e1 primado en la esfera política. De esta
funcional de nuevos valores tipicamente modernos origina un forma ganan autonomía 10s sistemas funcionales sobre sus
optimiçmo (Mam), en torno a las nuevas opciones vitãles posi- propios hmbitos," las sociedades modernas se enfrentan a1 im-
ciodmente desplegadaç, pero a1 mismo tiempo produce un perativo funcional de un incremmio de 10s rendimientos inrna-
pesimismo (Weber) por la selectividad de1 m d e l o de raciona- nentes de cada sistema f~ncional.'~ Esto significa que todos
lidad dominante. En la modernidad tardía Ia conexi6n de 10 Ios subsistemas procuran una conlinuaci6n, un incremento y
que radica en e1 pasado y de aquello que radica en e1 futuro un mejommiento de la racionalidad de sus funciones, es decir,
deviene en principio contingent~.~ En e1 tiempo social tarde cada subsistema busca optimizar sim rendimientos, evitando e1
mderno alo improbable deviene probaúLm? la evoIuci6n social parón de Ias acciones desplegadas d e n b de sus Iímites operri-
acumula improbabilidadesy conduce a resultados que podrían tivos sistérnicos.
no haber sido producidos por planiiicaci6n o diseíio, en mu- E1 orden es siempre una meta a conseguir, nunca una rea-
chos casos de1 uintento de empujar la sociedad en una deter- lidad instituida per se. Partimos de la prernisa de la improbnbi-
minada direcci6n resuitarA que la sociedad avanza comcta- lidad dei orden social. E1 orden deviene mAs improbable con-
mente, pero en la dirección contraria^.'^ forme evolucionan Ias sociedades debido a que las condiciones
La sriciedad moderna que pocede de la ademolici6nn (Ab- de su estabílizaciún, a1 mismo tiempo, son condiciones de su
puesta en peligro, por ejemplo, un grado de compiejidad deter-

6. S.N.Eisenstadt, Tmdi~imi,Wairdel uird ModmiitU, FranWu~t.1979, p. 48.


7. I. Berger, mModernitatsbegnEe und Modernitatslaítik in der Soziologien. So-
zialc Wdt, 39.2 (1988), p. 226. 11. La foirnu~iacidnclhica de ~E&ijgwtzlichkei~~ que subpce a Ias esfetas so-
8. N. Luhmann. The Differentiation of Çociety. Nueva York. 1982, p. 302. cial= autonornizadas cn ei proceso de racionalizacibn social generalizada pwknm=
9. N. Luhrnann, =The direction of evoiutionm, m I T . Haferlamp y NJ. Srnelser a Max Weber en su ~Zwisdienixhachtungm,cn f i w p solto! de lu reli-
Ieds.),Social Chaiige aitd Modenrily, Berkeley, 1992, p. 287. @i. vol. 1. Madnd, 1983, pp. 437-465.
10. A.O. HirJdimann, f i e Rheroric o f k ~ i o i r Grnbridge,
, MA.1991, p. I 1 . 11. J. Beixer, op. cit., p. 227.
minado en un sistema m i a 1 posibdita e1 orden dentro de si mismo. Constituye la eternidad de1 infierno y su deseo sadiçta
mimo, sin embargo, pude p d u c i r desorden en e1 rwto de1 de innovaci6n. Determinar la totalidad de las características en
entorno.13 En Ias sociedades tradicionales e1 orden comparxe Ias que -ta modernidad se refleja a si misma significaria re-
como una lucha conbã, ia indeterminacibn, c o n h la arnbiva- presentar el infiernon .I5
lencia de1 caos, e1 otro de1 orden est8 continuamente implica-
do en la guerra por Ia supervivencia, e1 otro de1 orden no-e
otro orden(como en la modernidad), e1 caos es su alternativa.
E1 otro de1 orden es e1 rniasma de 10 indeteminado e imprede-
cible. La positividad dei orden se conçtruye y tiene su condi- En Ias smiedades modernas avanzadas se p d u c e una
ción de posibilidad en la negatividad de1 caos. En las socieda- coexistencia problem6tica entre dos rnodernidades,'6 la de la
des poshdicionales ia lucha por e1 orden eç una lucha de una expansi6n de las opciones y la de ia expansi6n de 10s nesgos.
defiriicidn contra otras, de una manera de articular la realidad Ambas son indisociables. Con Ia pretensibn de realizacibn de
contra propuestas competitivas. Aqui se inscribe la aambiva- 10s fines de Ia modernidad -libertad, bienestar, democra-
lencian de1 politeismo valorativo moderno descrito por Max cia- a travbs de una racionalidad findstica (descrita por
Weber.14 Las sociedades modernas posimdiciondes no tienen M. Weber) crece asimiçmo la incontrolabilidad de las conse-
una preferencia definida por e1 orden en o p i c i 6 n a1 desor- cuencias perversas de una modernizacibn que se aleja de 10s
den, sino que existe Ia aiternativa entre e1 orden y e1 desorden principios normativos de la modernidad mencionados an-i-
(cafihllo 2). ba.17 Asi como en e1 siglo XK Ia modernizacibn ha creado la
Ia modemidad se sustenta sobre una infr-aestnichira irna- imagen de la sociedad industrial disolviendo a Ia sociedad es-
@mia, la expansión ilimitada de1 dominio racional que hnge tamental agraria, la modeniizaci6n disuelve 10s contornos de
como racionalización de la ~voluntadde dominion. Esta pene- la miedad industrial, y Ia continuidad de la rndeniidad ori-
m xtiende a informar la totalidad de la vida social (por ejem- gina otra configuraci6n sociak18Déjenme exponer algunos in-
plo, el Estado, 10s Ejkrcitos, la educacidn, &c.), a travks de la dicadores de este cambio en Ia eçtructura social siguiendo a
revolución perpetua de la producción, de1 comercio, de las fi- U. Beck.19
nanzas y de1 consumo. En las ilusiones, en las imggenes de
ensueiío, en las utopias de1 siglo XIX; en las que se m&esta 1. Por una parte, la w i e d a d industrial aparece como una
una udialéctica de lu nuevo y siempre 10 misrnon, se extiende, sociedad de macroppos en e1 sentido de sociedad de claçeç o
se@ W. Benjamin, Ia protohistoria de la modeniidad. La de estratos que grosso modo se mantiene estable, pero, por
imagen de la mdernidad m o se conduce con e1 hecho de que otra parte, nuevos fenbmenos sociaies como la lucha por 10s
o c m siernpre la mima cosa (a fortiori esto no significa e1 derechos de la mujer, las iniciativas ciudadanas contra las cen-
eterno retorno), sino con e1 hecho de que en Ia faz de esa trales nucleares, las desiguddades entre las generaciones, la
cabeza agrandada iiarnada tierra lo que es mdri n u m no cam-
bia. Esto más nuevo en t d a s sus partes p m w Jiendo 10
15. W. Benjamin, h p p a p i W d ,vol. 11, Frankfurt, 1983, p. 1.O1 1.
16. U. Beck. Politik iii der Risikoge~dkchaaft,Fmkfun, 1991, pp. 180 ss.
13. N.L. tuhmann, && Systmie, Frankfurt, 1984, pp. 29 1 S. 17. Esta es Ia tesis de a. OIfe, expuesta en un magnf6co artfculo tituiado *Dic
14. 2. Bauman, -M aird A n ~ b i v a h c e ,Londres, 1991, pp. 9 y ss.,53-74; Uttopie der Nd-Opiion. Modernitat und Modemisierung ais Politische Gatccrite-
C. Castoiiadis, do^^ de 17wninw. Pari's, 1986, pp. 219 y S.; J. Ibdflez. .E1 centm riem., Soziaie Wdr, monogi-gfiw (4.dc J. Berger), Die Modenie-Coitiiriuitd~fuiid
de1 -r. ~~, 13 (1993), pp. 25-26; G. Bdandiir. E1 dkmrch, - , &mi, 4 (1986). pp. 97-117.
1993, pp. 173-237: J. Friedman, -0rder and Diirder in Globan SystemS a *tdi., 18. U.Beck. R i ~ i k o g e s & ~ , F I ; i n l d u n ,1986,p. 14.
Social -h, 60,2 (1983). PP.205-235. 19. Ilid.
afluencia de imigrantes de1 Temer Mundo, 10s confiictos re-
gionales y religiosos y la anueva pobreza,, configuran unas re-
laciones sociales que van 1 1 1 k nllci de 10s límites de la sociedd Un ensayo de Vasily Kandinsky intitulado ((Yn2O sirve a U1-
de clase. rich Beck para caracterizar a1 siglo XXI y a los comíenzos de1
2. Por una parte, la vida en común en Ia sociedad indus- siglo xx hasta 1945, como la época de1 NO esto o 10 otron (Ent-
trial está normativizada y estand'arizada en torno a Ia farnilia tveder/Oder) -capitalismo o comunismo, modeniizacibn o
nuclear, pero, por otra parte, la família nuclear cambia debido barbarie, pasado o fiih-, y a la segunda mitad de1 siglo xx
a las nuevas asignaciones ~pusicior~alesii derivadas de las nue- como Ia kpoca de1 UYD(Llizd), entendido como sobrepasarnien-
vas situaciones que surgen con la reestructuraci6n de las cues- to de toda situación dada, como e1 ((másvale mrísn producti-
tiones de1 género entre la mujer y e1 hornbre, que se manifies- vista, como e1 cambio acelerado en todas las esferas sociales,
ta en la incorporaci6n de la mujer a1 proceso de Iormación y pero al mismo tiempo e1 aYu aparece como junhua, como c*
d mercado, y por e1 aumento de 10s divorcias. En esta nueva nexi6n de tiempos, espacios y situacioneç coexistentes. En este
situacibn hay que redefinir la funci6n de1 matrimonio, de la sentido, en la modernización mcidental aparecen entrelazados
paternidad y de la sexualidad. ambos aspectos. En ella cornpar-ecen 10s resultados de un jue-
3. Por una parte, se piensa Ia socíedad industrial sepín las go de acumulación y explotacihn entre c1 trabajo y el capital
categorias de la sociedud centrdu eut el trnbajo, pero por otra con la cubierta de una suma positiva presentada como un
parte Ia ílexibilización de1 tiempo de1 irabajo y de1 lugar de c(pnste.1crecienten de1 que deriva al mismo tiempo un juego de
trabajo modifican 10s limites entre e1 trabajo y e1 no-trabajo. suma negativa en torno al dano cdectivo infligido a1 gnipo, a
La microelectriinica permite Iioy vincuIar de forma nueva a 1s; la sociedad parlicular y a la sociedad mundial en la forma de
empresas y a 10s consumidores, e1 paro a gran escala es una destrucción ecológica y de riesgos generalizados. Sin estas
nueva forma de1 c<subenzpbopl~rrab qiie queda uintegradoa consideraciones no podemos retener los ubeneftcios netosa de-
dentro de1 sistema de ocupaciones. rivados de 10s efectos de un npeligro circularn que implica tan-
4. La ciencia se enirenta en la sociedad industrial a una to a 10s que tornan decisiones como a 10s afectados dentro de
duda i~lclddica,por una parte cn relación a1 objeto de investi- un proceso de rnodernización capitalista sin fin.21En 10s tér-
gación externo, y por otra parte, en relaci6n a 10s íiindamen- minos de Luhmann una modcmización ureflexivan s61o es p
tos, aplicaciones y consecuencias de las aplicaciones cienti- sible cuando se canecian las consecuencias no pretendidas de
ficas que generan efectos sociales no deseados en e1 juego cursos de acción con las actividades respectivas de cada uno
entre posibilidades y riesgos. La ciencia ha perdido su ino- de 10s Ambitos sociales diferenciados como las ndo5 caras))de
cencia. Io social, que coexisten problemAticarnente; esto 5610 será p e
5. Por una parte, en la socibad industrial se han institu- sible acuando la sociedad pueda asutí~ircomo propios 10s efec-
cionalizado las formas de Ia democracia parlamentaria, pero, tos retronctivos de sus acciones sobre e1
por otra parte, tenemos que hacer frente, como afiman Bob
bio, Offe y Wolfe, a las ccpro?nesris rzo c c i i r ~ p l i d ~de
~ ula demo-.
cncia. 20. W. Kandinsky, Essays flh7 Ktdirst iiitd Kiliisrler, Zuiich, 1955; U. W, Dic
Erfiiuluit~d a Polirisch@ii. Frankfutt. 1W2.
21. C].Offe. ~Bindung,Fcsscl und Bremse: die Unukersichilichkeit Von Sdbst-
vcrsdiidmng Fomeln., en A. Honnefh (ed.),Zii~ischeithtrm!~ri~iii~~ii. Iiii Pmzess der
Aufkiuruirg. Frankfurt, 1988. p. 742; U. Beck. Risikogc~llschaJi,op. cit., p. 50: Polir2
i! t der R i s i k o g d h h n f i . Fiankfuit, 199 1. p. 190.
22. N . Lu1,uliinann.Okologische Kontniuiiihrioir. Opladen, 1986, 247. El sub~ayado
es mio.
Antes hemos afirmado que e1 riesgo es Muna construccibn cepticismo burguk, d esquema corriente de la interiorizacibn
social-hiçt6ricam, pero no podemos decir esto sin af%mar asi- de1 sacrificio, la renuncian." John Elster, en su libro Ulises a&
~ ~Ia
rnismo que <no existe ninguna conducta libre'de r i e s g o ~en the Syrem,a describe un tipo de Ulises que U B debil y 10 sabe.
modernidad (parte II). Cualquier tipo de d-6n sobre (being weak and hww ir), y en esta su debilidad radica su forta-
pasibles cursos de acci6n que se toman conlleva un riesgo. Es leza, pd6jicamente, en su capacidad de ~autorrestricci6n in-
más, e1 no decidir, o e1 pusponer algo es ya una decisi611,y por teligentewz7ante las consecuencias no intencionales de su ac-
tanto, comporta rimgo. Podríamos suponer que si no &te ción(riesgo). Ambos tipos de actitud describen Ia presentifica-
ninguna deciçi6n libre de riesgo Ia esperanza de mds investiga- ci6n de1 futuro en la sociedad modema como riesgo, como in-
ci6n y más conocirniento pudieran conducir de1 riesgo a la se- novacibn, como que puede acabar en e1 cielo o en e1
guridad, pero la experiencia práctica nos muestm lo contrario: infie~-no,29s610 que en e1 primer Ulises la actitud hacia e1 mun-
ucuanto mãls se sabe, más se sabe que no se sabe, y por tanco, do s prometeica, ia de una a u t o ~ t i z a c i 6 nante un elenco
se forma una conciencia de1 r i ~ g o n . " Cuanto más racional- asimismo infinito de posibilidades que opera bajo la significa-
mente se calcula y de forma más compleja se realiza e1 dculo, ci6n social imaginaria de una uexpansidn ilimitada,, de pibili-
más facetas n u m aparecen en relaci6n a1 nc~çabersobre e1 dada, rnientras que en e1 segundo U h a ala fortaleza de su
futuro, con ia consiguiente indetenninación de1 riesgo y de su debilidadn y su conocirniento de este dato le hacen MO
medida. Voy a i l u s m este punto con dos ejemplos sobre las nar ias formas dualistas de expansibn y restricción, de optimis-
actitudes de1 hombre frente a1 mundo en las sociedades oc- mo y pesirnismo, de dominio y reconciliación, no lucha contra
cidentales. En la Ddtktica de In ntrstracidn, Th. W.Adorno y e1 destino,sino con e1 destino, e1 riesgo y la contingencia, como
M. Horkheimer ubican e1 prototip de1 actor racional, maxirni- cuando Weber, con respecto a1 diablo, a la sombra, a 10 no
zador, moderno, en la figura de1 héroe U k en Ia Odisea, de deçeado, afirma que se p e d e pactar con éI (caço de1 nacional-
Homero. El h h e Ulises se autoafirma frente a un mundo en- socialismo alemãn o de muchas superpotencias constituidas
cantado de sirenas y proyecta una irnagen de dominio y control como estados n a c i o d a hoy) o se pueden seguir suç pkos
racionaíes de la n a t d e z a , produciendo de esta manera e1 hasta e1 final no huyendo, sino conociendo sus caminos: UNO
efecto perverso de su autonegacidn como sujeto, como persona, hay que huir de 4,como hoy con tanto gusto se hace, sino que
ya que a1 huir de1 mito, su instalación en eI bgos no &mina Ia hay que seguir primem sus mminos hasta e1 fin para averiguar
contingencia-riesgo (calculable s61o hasta un punto, más aiiá cuáles son sus poderes y sus l í m i t e s ~ . ~
de1 cual son indeterminados), en definitiva no elimina su de- En la artructura de 10s danos pducidos como consecuen-
pendencia (ahora racional) en d c i ó n a un an- destino* cia de unas determinadas decisiones, dentro de las smiedades
secularizado: 4 progreso, e1 desm110, la expansi6n de opcic- mdernas, hay que distinguir dos aspectos importantes, por
nes sin h. La autoafimacibn (Sfbstbehauptung) deviene aut* una parte, aquellos que decida sobre un curso de acci6n espe-
negación (Selbsrverkugnung). >Una segunda actitud haüa e1 cifico, y por otra parte, queUos afutados (victimas en algunos
mundo emerge asimismo en la interpretacibn de Ulises realiza- casos) por esas decisiones. En e1 caso de una autoatribucibn
da por Adorno y Horkheimer, ya que ccen Ia valoracibn de Ias
relaciones de fuerza, que hace depender la supervivencia, por
así decido, de Ia admisi6n anticipada de la propia derrota y 25. Th. W. A d m y M. H w k h e i e r , Di&tica aki Ilunii~timw,B u e m Aires.
1970, p. 76.
virtualmente de la muerte, está ya in nuce e1 principio de1 es- 26. J. Elster, U l k oiid the Syrots, Cambridge, 1979, pp. 3ó-112.
27. C]. O&, op. cii.
28. R.Kosselledx, Vqutigeiw Zukuiift, Frankfurt, 1979.
29. N. Luhmann,op.cii.,p. 46.
30. M . Weber, H p d í h el cieiifffm,Madiid, 1975, p. 224.
de 10s daiios hablamos de riesgo, cuando 10s d a o s se produ- mkntica de1 riesgo y e1 peligro debe considerar que 10 impm
cen como consecuencia de Ia propia decisi6n y afectan s61o a bable deviene probable en Ia medida en que, de todos modos,
Ia toma de la decisi6n; en e1 caso de una atribución de 10s todo es transformado en un íuturo previsible.
datos ua tercemn hablamos de peligro, cuando 10s danos se E1 concepto de contingencian3"parte II) pone de mani-
atribtlyen a causas hera de1 propio control y afectan a otros fiesto que algo upuede ser otra cosa^,^^ que puede cambiar 10
que no son 10s que han tomado la decisidn, cuando 10s daiíos que es observado (la situacibn) y ios que observan. La condi-
son ocasionados externamente a la decisi6n y afectan a1 entor- ción humana es paradójica debido a que debe asumir que e1
no (humano o rnaterial).31 Nos sirven como ejernplos: e1 con- mundo es necesutiunente coniingente. La religión ha ofrecido
ductor anticuado sobre la confianza en la capacidad de1 motor tradicionalmente Ia posibilidad de dar sentido (~csignificadoúl-
de su auto que .Te arriesga (él) adelantando a otros a 10s que t i m o ~ a) 10s significados contingentes, paradbjicos o contradic-
pone en peligro. E1 fabricante de mercancfas que se contenta tonos que se derivan de la experiencia de1 hombre en e1 mun-
con un conbol de calidad insuficiente, dejando margen rnayor do. La función de la religión ha sido anticipar e1 peligro de un
a1 riesgo de vender productos defectuosos y de que se produz- regmsus ad irlfi~zitunzde 10s signilicados intramundanos bus-
can Ias consiguientes reclamaciones: para e1 compmdor e1 pe- cando un ~ l t i m o significado (sentido). Ha recurrido a xí6rmu-
ligro radica precisamente en esoç prductos defectuosos. Ias de contingencian tales como Dios o e1 Karma. Estas fórmu-
las explican simultheamente por qué las cosas tienen que su-
ceder, la forma en que 10 hacen y que siempre pudiemn ser
diferentes. Esto significa que la formación de cualquier socie-
dad depende de Ia creación de significados que introducen or-
En las socisdades iradicionales la eternidad era conocida y der1 dentro de un CILOS (natural) potencialmente infinito.% La
a partir de ella podía ser observada simultheamente la totali- religión busca Ia utransfomación de 10 indetemziw~doen &ter-
dad temporal, siendo e1 observador Dios, ahorn es cada pre- i~rinadon.~~ La L5rmula Dios bhicamente significa la compati-
sente quien reflexiona sobre Ia totalidad temporal p a r c e l h d ~ bilidad de cualquier contingencia con una clase de necesidad
se en pasado y futuro y eçtableciendo una diferencia (que en la supramodd, ya que ~Dioses e1 observador que ha meado
modernidad tiende a infinito y en las sociedades tradicionales todo, en la forma de una crentio continua, en Ia que simultá-
es cem) y e1 observador es el hori1bre.3~ Cada observador usa neamente conoce todo y sabe lodo..., incluso la futura contin-'
u m diferencia para caracterizar a un lado o a1 otro, ya que ta ~ ~ supone Ia postulación de una genenlizaci6n
g e n ~ i a m .Esto
transición de un lado a1 otro lado (generalmente de1 pasado a1 dogmática que, siguiendo ri Kenneth Biirke, puede ser descrita
fuhiro) precisa de tiempo, esa diferencia es 10 que produce el como pcrfeccio11(como negaci6n de Ia contingencia). Todu la
tiempo. E1 observador no p u d e observar ambos lados sirnwl- contingencia de un mundo crecientemente carnplejo, incluyen-
fáneamerzte a pesar de que cada lado es siinultbizearnente el do e1 mal y la posibilidad de siiperrirlo, debe ser atribuida a un
otro de1 oiro.La aceleración de Ias secucpcias histbricas de 10s Dios, y debe, por tanto, ser interpretada dentro de1 sistema
acontecimientos impide que las expectativas se refieran a las
experiencias anteriores.33 En este sentido, un análisis de la se-
34. b i e si~yificnalo que no es ni n ~ w n r i oni imposible., es decir, la ncgacibn
de Ia necesidad y de Ia imposibilidad.
35. N . Luhmann, ~ h r u i t der ~ Modenw.
i Opladcn, 1992, 103; Fuirkiiuii der
31. N. Luhmann, nRisiko und Gcfah~r,cn Sòziolo~rscheAirfkiiimir~,1u1.5 , Opla- Relgioii. F&rt, 1977,p. 167.
den, 19W.pp. 148- 149, 1 52: Sotiolcgie des Ilisikos, op. cit., pp. 30-31. 36. Z. Baurnm, Modeniifyoirdhinibivaleirce, Londres, 1991,pp. 1-18.
32. N.Luhmann, Sozioiogie dei; Risikos, op. cir.. p. 48. 37. N.Lulimann. F~iiikrioiidm Religioir. Frankfurt. 1977. p. 118.
33. R . Kosselleck, Vexairgerie Zlikiriifi, FranWurt. 1979. pp. 359 ss. 38. N. Luhmann. hbachtiiitgeti der Modeite. op. cif..pp. 106-107.
religioso.39La esperanza de salvaci6n, como criterio de elimi- nes tiene que observarse como sistema, distinguirse, por tanto,
nacibn de la contingencia de la dualidad pecaddgracia, o de Ia de un entorno operativo inaccesible. Tiene que poder observar-
dualidad suhmientdlcurst, supone la transformaci6n de un se la secuencia de opemciones como seíiahzacibn de hnteras,
elemento de la duahdad en e1 otro a mvés de una intemcci6n como localizacibn de 10s umiembros den y como d e s t i m de
social determinada: penitencia, modo de vida ascktico o misti- 10s extrafios. Tiene que pder observarse a si misma como sis-
co, etc. E1 sufrimiento y la gracia M b e n su necesidad de la tema operativo. Se tiene que poder distinguir entre la autorre-
decisidn divina o de1 destino y reciben su contingencia de la ferencia y la referencia exterior. Lo propio de sus propiedades,
reIaci6n (social) dentro de la dualidad. Con la diferenciacibn eso eç e1 &tema, como &tem, como forma con dos lados,
funcional de esferas sociales 10s procesos de comunicaci6n tie- como distincibn entre sistema y entorno: asi se clarifica 10 que
nen que hacer frente a gran número de divergencias y contin- signi£ica obsemar a un observador, es decir, observar un siste-
gentias cuando identidades y no identidades, continuidades y ma que realiza por su parte operaciones de 0bsernci6n.~~ En
diswntinuidades son p i b l e s igualmente. En e1 proceso de la observacibn de segundo orden toda codificacibn binaria tie-
evoluci6n social en e1 que opera una diFerenciaci6n creciente ne )a función de liberar al sistema, que opera bajo ese d i g o ,
-prmeso de1 que son manifestaciones una creciente diferen- de tautologías y parrtdojas. uLa unidad que seria insoportable
ciación funcional de rdes, la construcción de ciudades, d sur- bajo la foma de una tautologia ("e1 derecho es derecho"} o en
gimiento de Ia eshtificaci6n social y e1 surgimiento de siste- forma de una paradbja ("no se tiene derecho para a£trmar su
mas que desempeiian funciones respectivas con sus correspon- derecho"), se sustituye por una diferencia ("justo e injusto"].
dentes organizaciones- se precisa de una transformación de Entonces p u d e e1 sistema orientar sus operaciones hacia esa
Ias estmctum simb6licas directivas de comunicación porque diferencia, puede oscilar dentro de esa diferencia, puede desa-
de otrõ forma 10s nuevos niveles requeridos de combinacibn m u a r programas que regulen ia subordinación de las opera-
de expectativas y rendimientos estructuralmente discrepantes ciones a la posici6n y contmposici6n de1 código, sin plantear d
no pueden ser reproducidos de forma operativa. Los nuevos problema de ia unidad de1 cddigo.n43 LOS c6digos binarios son
sistemas no disponen de un metaobservador (Dios)que reduce construcciones totaliidoras, constmcciones de1 mundo con
la contingencia-ya que e1 ~desencantarnientode1 mundo,, ha exigencias de dE.ersalidad y sin limitaci6n ontológica. Todo
desplazado a la religión a1 ~exdionde la esfera privada- sino 10 que está ausente de su Ambito de relevancia se subordinarii
que se sirven de una ccobservación de segundo o r d e n ~Obser-
.~ a uno u otro valor por la exclusi6n de una tercera posibilidad.
var es rgenerar una difèrencia con la ayuda de una distinción, La totalizacibn como relación con todo 10 que en e1 &digo
que no deja hera con eUo nada distinguible. E1 observar es un puede ser tratado como información, conduce a una contin-
semlar diferen~ante.~' La obsemci6n s una operacibn que gencia sin excepciones de todos loç fenbmenos. Estos d g o s
utiliza una distinci6n para marcar una parte y no la otra. Una desparadojizan.44 Estos d i g o s despliegan udistimiones direc-
operacibn con dos componentes: la distincibn y la indicaci6n tnCesa45 como cctener I no tenem en Ia economia, ugobier-
de la marca, que no pueden ser fusionadas ni separadasdna ndoposiciónn en la polftica, uautenticidad 1 no autentiudadn
secuencia organizada, anticipatoria y recurrente de operacb , en la cultura y e1 arte, nverdadlfalsedadm en la ciencia, jus-
tolinjuston en e1 derecho, etc. En estas dualidades operan unas
39. N.Luhmann, Fuiiklioii iih Relkwii,op. cif.,p. 130.
40. N. Luhmann, Beokhruiy@ii der M h i e . op. cit., pp. 99-103; Die Wsmr- 42. N.Luhrnann, SoUo&e des R i s i h , op. cit., pp. 238-242.
schft der CesdIschaft, Frankfurt, 1990. pp. 77 y ss., 268. Ver J.L. Pintos, .ia nueva 43. N.Luhmann, Okolcg.ische K o n t n r u i i h t h i . q ~i
...
pp..
76-77.
plausibilidad~,en N.Luhrnann, iÁ pdumi6it sociui de1 setirido m i o difereiiciacióir, 44. Ibfd.,pp. 78-83.
Barcelona (en prensa). 45. N. Luhmann. ~Distintionsdiitctiiwm, en Sou'do&ch A u m i g . w.cit.,
41. N. Luhmann, Die Wisseitsch~fider GeseL!schnfr, Frmkht, 1990, P. 268. vol. 4, pp. 14-32.
distinciones directrices que ccrefieren lu real a valorar, expresan la Mgran negacibnr de un ecologismo radical. ni t a m p o sígni-
discriminaciones de cualidades conforme a la oposición polar fica la descrjpción de un estado postrnoderno superador de la
entre una positividad y una negatividadn,46 en este sentido 10 mcdernidad, sino que más bien significa una mdernizaubn en
diferente, 10 oiro de 10 preferible no es 10 indiferente, sino 10 la que Ia expuizsión de las opciones no se dkocia de la atribu-
rechazado, 10 no deseable o 10 detestable. Por eso, cada siste- cihn de 10s riesg0s.a La saiedad de1 riesgo comienza donde e1
ma automferencialrnente busw. satisfaer su funci6n por la rea- sistema de normas sociales de provisión de seguridad falla ante
lización de uiio de 10s polos de Ia dualidad: tener, gobierno, 10s peligms desplegados por determinadas J e c i s i o n e ~Esta
. ~ ~ se-
verdad, justicia, autenticidad, bondad, etc., pero esia expectati- cularizacibn de1 destino tradicional (religioso) no siipone su de-
va tiene un éxito limitado debido ai increnim~ude contingencia saparición, sino su p d u c c i 6 n activa por e1 hombre. AI ser e1
(directamenie proporcional ai incremento de opciones) que se iiesgo no calculable a1 100 % significa que deviene un mito,
pmduce en las sociedades modernas por la inexistencia de una porque e1 margen de 10 incalculab~e,de 10 t d a v í a no reconci-
f6rmula de reducción de contingencia de1 tipo uDiosm, y por liado, forma parte de1 unbumeno social., de a q u d o de 10 que
consiguiente por el distanciamiento enire Ia experiencia (pasa- todavía e1 dominio racional no puede &r menia, de 10 indeter-
do) y las expectativas (futuro), así como por la producci6n s e minado (apeimn).Parafraseando a Adorno y a Horkheimer en
c d creciente de ambivalencia introduciendo b p b i l i d a d real su Dialaica de h Ilustración podemos decir que e1 ríesgo como
de Ia alternativa entre la cmperaci6n y e1 connicto, entte e1 con- secularización de la fortuna de las sociedades tradicionales re-
senso y e1 &senso, etc. Aunque resulte parridójiw: a mayor deter- vierte en mirohgh, ya que su jndculabilidad es indetemzinadn.
minación posibilitada por la diferenciaci61-1sociai, más indetemi- Los danos atribuibles socialmente son Ias consecuencias per-
naci6n surge a1 pmducirse igualmente opciones y riesgos. versas de acciones intencional= que wnstikiyen un riesgo cal-
cuhble estadfsticamente. Lo no cdculado y 10 incalculable
constituyen e1 ccnó~imenosocial» de1 que no podeinos hablar
cientiEcamentc,aunque forma parte de 1a mcdernizaci6n social
actual. E1 dominio raciorxal de1 mundo, como la expresi6n mhs
Ulnch Beck distingue entre dos conceptos de rnderniza- radical de Ia ansiedad humana frente a1 ccabsolutismo de la rea-
ción: simple y ~ r e f l e x i v a ~implementando
i,~~ en e1 segundo un lidadn, produce un nuevo dartino no ya natural, sino c u l t d -
c d c t e r normativo especifico (parte m). La modernjzación ure- mente producido. --.El escape de1 mito nos reirotrae perversa-
flexívaii significa no mera reflexión, sino nutoconfrontacih de mente a é1. La apertura e indeterminaciún de1 futuro no signifi-
la modernidad consigo misma, ya que la transición de la socíe- can Ia erradicaci6n de1 destino, sino mjç bien e1 comienzo de
dad industrial a la swiedad de1 riesgo se consuma como no su prod~icciónsocial. De1 paso de Ia «fortuna>)medieval a1
deseada, como no pretendida, y adopia la forma de una diná- (riesgon moderno no se ha producido un muevo,, mito social.
mia modernizadorri independiente (verselbsrandifl) bajo e1 mo- Sencillamente se ha pasado de1 destino dado metasocialmente,
delo de consecueircirrr coíate& latentes. Esta crsegundan mo- desde una exierioridad metasocial, Dios, la natiinleza, a1 desti-
dernizaci6n no significa una intenupci'ón violenta de1 proceso no producido socialmente como consecuencia de la multiplica-
de mdernj7ación, bien sea por un conw brick a la tradicibn, ción de la franja de posibilidades de riesgo de alias consecuen-
representado por una contrailustración neoconservtidora, o por . ~modernización entendida como incremento de opcio-
c i a ~La

46. G.Canguilheni. I a i t o m i a l y lu patol&icu, Buenos Aires, 1970. p. 188. 48. V. Beck, op.cit.. p. 37.
47. Ver sobir t& d capíiulo 111 de Uie EGtdurig d a l'ohischi. Frankf~lr. 49. ILi&i.. p. 40.
1993. pp. 57-94. 50. A. Giddens, Modmitity aitd S E l ~ l d m t r i Lnndirs.
~. 1991, p. 122.
nes se realiza a costa de Ia mptura de Ias nligadme ( d i g o - riesgos ofrecen oportunidades y serían aceptadoç en e1 inter-
sas, morales y politicas) existentes entre las diferentes esferas cambio por beneficias; para e1 igualitariçta 10s riesgos serían
sociales u órdenes de vida, en las sociedades modernas taio evitables a menos que sean inevitables para proteger e1 bien
deviene altamente contingente como consecuencia de que 10 p i i b l i ~ o .Los
~ ~ peligros ecológicos son apenas cuantificables,
que a t e s em irnprobable dwíene ahora probable. La probabili- calculables y comparables con otros riesgos sociales, por la
dad de 10 irnprobable se hace efectiva gracias a la constnicción razón de que la natumleza aparece como una uexternalidadn
social de Ia ambivalencia (capftulo 2), es decir, gracias a1 de.ç no atribuible como objeto de riesgo, aunque sí como objeto
pliegue de la alternativa entre 71 orden y e1 caos?' no existe una de dominio racional. E1 riesgo de lluvia ácida no es un pro-
preferenua dada por d consenso o por e1 &senso. E1 incremen- ducto evaluable y controlable en cuanto atribuible a unas de-
to en racionalidad a s61o atribuible a las operaciones realiza- cisiones individuaies, sino que es e1 resultado incontrolado de
das dentro de 10s subsistemas, a costa de1 dbficit de racionali- la agregacibn de las consecuencias colaterales de procesos de
dad de1 todo,bien sea e1 todo social o la naturaleza comideda decisi611.~~ No existe Ia posibdidad de una experiencia de se-
como entorno de 10s entornas. gunda mano, sino que e1 juego es de atodo o nadan: supervi-
E1 riesgo aparece como una categoría clave orientada eco- vencia o egiptianización de la sociedad. La angustia56 de 10s
16gicamente. Asi como la smiedad industrial de clases se cen- grupos sociales ante 10s peligros de la energía nuclear, ias
traba en la producción y distribución de la ariquezam de 10s guerras y Ia pobreza no es ninguna evaluacidn de1 riesgo, sino
recursos, la sociedad de1 riesgo se esb-uctura en tomo a Ia que afecta a la cornunidad entre la tierra, Ias plantas, 10s ani-
producci6q distn'bución y división de 10s r i e s g que ~ ~ conlle-
~~ males y 10s seres humanos de tal manera que existe una soli-
va Ia modernizaci6n industrial. En 10s riesgos ecol6gicos se da& de 20s seres vivos57 porque todos estamos aen e1 mis-
pregunta por 10s peligros autoprcducidos por e1 adominio ra- mo barco» y e1 mar es e1 mismo para todos, este compartir e1
cional* industriai, ya no se pregunta por los pdigros poten- mismo kbsmos kairos nos une en la democracia de1 peligro.
ciales inesperados de una Nen si misman naturaleza amena- Aqui la ecologia sccial deviene ecologia moral. La alarma sue-
zante. Estos riesgos son aconstructos ~ o l e c t i v o no
s ~ achaca-
~~ na pero con otro sonido. Nuestro siglo es muy rico en catás-
bles a la naturaieza. La acephci6n de determinados riesgos trofes histbricas(no naturaies): dos guerras mundiales, Aus-
social= representa siempre s61o un elenco delimitado y s&- Churitz, Nagasaki, Harriçburg, Chernobyl, donde e1 c c o t r o m ha-
cionado de 10s peligros naturalmente amenazantes o social- bia sido seleccionado socialmente: mujeres, obreros, judios,
mente producidos. Así se manifiestan: 10s riesgos de indivi- negros, refugiados, disidentes, comunistas, etc. Ahora hacei
duos atomizados para los que la vida es una lotería, donde 10s mos frente a Ia udesaparición &I otro en cuanto taL. h dis-
riesgos están fuera de control y la seguridad es una cuestión tancia se ha esfumado ante la contaminación at6mica y qui-
de suerte; para 10s bur6cratas 10s riesgos son aceptables en la rnica y ante una eyansión de la contingencia en Ambitos po-
medida en la que las institucíones dispongan de rutinas para líticos, econ6'mic'bs y culturdes. La miseria p u d e ser margi-
controlarlos; e1 ennitano acepta aquellos riesgos que no im- nada, pero 10s peligt-os que se derivan de Ia era atbrniw y
plican la coerción de o t m personas; para e1 empresario 10s qulrnica no. En esto consiste Ia aomnipotencia de1 peligro~.

51. I . Prigogine. .Order thmgh Fluctuation*. en E. Jantsch y C. Wadington 54. 0.Renn. nConcepis o€ Risk. A dassificationa, en S. Krimsky y D. Golding
(eds.).E w l u t h i mid Cotisciounies~,tondm, 1976. pp. 93- 133. (cds.), k i n l fimries ofRisk, op. cii,, pp. 53-83; A. Wildavsky y K. Drake, aThcories
52. U. Beck. Rhkogtxeiischf~, op. cit., pp. 25 S. DF Risk Perception.. an. cit.
53. N. üouglas y A. Wilda*, ~ i s kniad CuIture, hndms, 1982, pp. 186 ss.; 5 5 . T.Wehling. Die M d n i e ais sozial Mythos, Fnnkfurt,1993, p. 267.
M.Douglas, d i s k as a Forensick Dimensiona, hedalrcs. monogrsfim h i-iesgo, 56. N. Luhmann, Okologische Konrniuiiikatioti, op. cii.. pp. 237-249.
r 19.4 ( 1 9 ~ 1 . 57. U. W, Ririkogdischnfi, op. ci;., pp. 9E-99.
Lo más íntimo ----el cuidado de un niño-e- y lo más distante, nalídades económicas y externalidades ecológicas, en definiti-
generalizado -un accidente nuclear en un reactor en Ucra- va, que genere esa solidaridad de los seres vivos, esa comuní-
nia- están ahora, de repente, conectadosé" El peligro nos dalidad de lo vivo, esa reconciliación inscrita de forma com-
convierte a todos en vecinos de Chemobyl, en ciudadanos de pensatoria en el «y" de Kandinsky, con el «hermano oscuro»:
Ucrania, y lo mismo cabe decir con el «agujero de ozono" y e! pobre, mujer, negro, gitano, refugiado, exiliado; con «lo otro»
«efecto invernadero». Vivimos alIado del pulmón amazónico -la naturaleza- y con el destino, esta vez creado o mejor,
y de los casquetes polares. El discurso de la angustia-míedo'" concreado por nuestra praxis transformadora y destructora a
(Angst) que surge en la sociedad civil hoy frente a las amena- un tiempo.
zas económicas, ecológicas y militares, es un sustituto de las
cosmovisiones holistas, en medio de la diferenciación funcio-
nal. La angustia-miedo no puede ser banida por los sistemas Vil
políticos, económicos o militares, es auténtica e inmune a la
refutación.s" La «seguridad ontológica» (capítulo 1) del ser hu- !')_. wíldavskys! describe dos estrategias universales para ob-
mano hace referencia a la confianza que la mayor parte de tener .seguridad. para calcular, para medir y determinar los
los seres humanos tenemos en la continuidad de nuestra riesgos que operan ampliamente en áreas muy variadas, como
identidad y en la continuidad de nuestros entornos sociales y la vida no humana, el cuerpo humano, el poder nuclear y la
naturales de acción.s! Es decir, e! individuo tiene la experien- regulación jurídica de agravios. La primera estrategia es la
cia del «sí mismo» en relación a un mundo de personas y de «capacidad adaptativa» (resilicence), y la segunda la «anticipa-
objetos organizados simbólicamente, a través de la coniiarua ción». La «capacidad adaptativa» opera con arreglo al princi-
básica (Tmst, Vertrauen). Siempre recurre la pregunta por pio de ensayo y error: un sistema actúa primero y corrige los
una sintonización de la experiencia del hombre con un cos- errores cuando aparecen y así acumula seguridad a través del
mos visualizado, con un «hogar-mundo» (Berger), que se ins- aprendizaje al hacerlo. La «anticipación» opera de forma
cribe en el arquetipo del «sí mismo». El concepto funcional opuesta: un sistema intenta evitar previamente las amenazas
de sentido (sentido 1) apuntado al comienzo de este artículo situadas como hipótesis y no permite ensayos sin garantías
debe ser completado con un concepto arquetipal de sentido previas contra e! error. La posición de Wildavsky se puede re-
(sentido 11), que dé cuenta no sólo de las disfunciones posi- sumir: «No safCty without risk». La simple constatación de que
bles inscritas en las consecuencias perversas que segrega la las causas de! riesgo y la seguridad no son independientes,
sociedad industrial moderna, sino que proporcione una cone- sino interdependientes, proporciona una enérgica herramienta
xión írnagínal. una sutura simbólicas- a la fractura-separación para mostrar que un énfasis desmedido sobre la seguridad an-
que se da entre decisiones y atribución de riesgos, entre inter- tícípatoría pudiera generar nuevos riesgos y precipitadamente
impedir «benefici1:~s d,e oport1jnidad» potenciales procedentes
de las nuevas tecnologías, mié'nt~s que el asumir riesgos pue-
58. U. Bcck, .TIlO Anthropological Shock Che:rnobyl, and lhe Conlours oE Risk
de desarrollar la seguridad a través de la acumulación de co-
$ociely•. &rkeley JOllmal o(Sociolo...<v. 32 (1987).
59. La anguslia ,urge ante el hoJizo!1le desocupado de Ia.~ posibilidades de aque- nocimiento y de recursos. Esta tesis de afrontar los riesgos a
llo que pudiera ,uceder. La angustia se conviel1e en miedo espedfico cuando exisle través de la capacidad adaptativa, no hace sino confirmar la
un .ahÍ> en la forma de objelos detenninados. de poderos personalizados que nos
hacen frente y no al re"és. indeterminación de la calculabilidad del riesgo. Niklas Luh-
60. N. Luhmann, Okologisclle KO>JInumicGlioPl, op. cil., p. 238.
61. A. Giddens, TlJe CO'lSeqUeo¡Ces o( MoJen/ily, 1990, p. 90; A. Schütz, Ú1S es/me·
IUms del"'IIl,do de la vida, Buenos Ait-"s, 1977, pp. 35-38.
62. A. Oniz-Os.és, lEs claves si",bólicas de "uestro culll<rG, Barcelona, 1993. 63. A. Wilda\'sky. SearcllüJJ:(or Sa(ety, New Brunswick, 1988.

26 27
mann apunta Ia tesis de que la sociedad moderna, debido a su dernizacibn que debe asumir como propias Ias consecuencias
diferenciaci6n estructural, genera no suficienáe y demasiada re- perversas de1 modelo de la sociedad industrial, se@ e1 diag-
sonancia sobre 10s residuos ec016gicos.~~ i~ sociedad moderna nóstico de Ulrich Beck.
no posibilita una representaci61-1holista de la saciedad, por
tanto las amenazas ewl6gicas son tematizadas y fragmentadas Quiero expresar mi agradecimiento a1 Departamento de
por los subsistemas funcionales de acuerdo a sus c6digos bina- Educacibn y Cultura de1 Gobierno de N a m por haber cola-
rios específicos 4cverdadero versus falso8 en la ciencia, ugo- borado en la edición de este texto.
bierno vetsus oposici6nn en la política, uposesi6n vmsus no
posesidnii en la economia- en lugar de ser abordados en la
sociedad como un todo: la sociedad no genem bastante r e m
nancia sobre loç riesgos ecolbgicus. Ai mismo tiempo, estos
riesgos -globalestienden a sobrecargar las capacidades para re-
solver problemas de cada subsistema. Debido a que la diferen-
ciación funcional implica una p6rdida de redundancia entre
10s subsistemas, pudiera ocasionar reacciones en cadena in-
conbladas en Ios otm subsistemas: la sociedad moderna ge-
nera demasiada resonancia sobre los riesgos ecolbgicos. E1 dis-
curso de la angustia-miedo es un sustituto de las cosmo vi si^
nes holistas.

Esta compilación está estmcturada en tres partes funda-


mentales. La primem, aLa rnodernidad "desmembrada",y am-
bivalencian, tematiza la contextura eçpacic-temporal moderna
como atravesada, por una parte, por Ias ideas de adespieza-
mientor (disernrnbedness), déficit de segwidad ontológica y
multiplicaci6n de 10s contextos de riesgo, según Anthony Gid-
dens; y por otra parte, por la idea de ambidencia, indetermi-
nación expuesta por Zigmunt Bauman. La segunda, d a m e
dernidad "contingente"r, analiza las caracteristicas fundarnen-
d e s de las sociedades funcionalmente diferenciadas atra~eç,~-
das por las categorias de riesgo y contingencia siguiendo e1
diagnbtico de Niklas Luhmann. La tercera, K L modernidad
~
"reflexivaJ'u,analiza Ias ~racterísticasque codleva una mo-

64. N.Luhmann. t)kolo&he Koninrutiica~ioit,op. cií., p. 220.

28
LA MODERNXDAD «DESMEMBRADA»
Y AMBIVALENCPA
Anthony Giddem

E1 problema de la mdernidad, su despliegue inicial y sus


atiu2es formas imtitucionales, ha reaparecido como una
cuesti6n sociol6gica fundamental cuando e1 siglo está to-
cando a su fin. Las conexiones entre sociología y e1 surgimien-
to de las instituciones modernas han sido reconocidas hace
largo tiempo. A pesar de todo, en nuestros días no s61o consta-
tamos que a t a s conexiones son más complejas y problernáti-
cas de 10 que heron tiempo atrás, sino que es necesario rete-
matizar la naturaleq de h rnodemidad junto con una reelab
nci6n de Ias prernisas básicas de1 análisis soziológico.
Las instituciones modernas difieren de las anteriores for-
mas de orden swial, en primer lugar, en su dinamismo, h t o
de1 cual se desgastan 10s hhbitm y costumbres tradicionales, y,
en segundo lugar,en su impacto giobal. Sin embargo, estas no
son únicamente transformaciones extensivas: la modernidad
altera radicalmente la naturaleza de la vida cotidiana y afecta
a las dimensiones más íntimas de nuestra experiencia. La rn*
deniidad debe ser entendida en un nivel institucional: sin,em-

1. Extmldo de A. Giddens, Modenriu atid Selfiideirii~,Londm, Polity Press,


1991, pp. 1-9, 3 a 7 , 126-137; a s t e trad. eçp. de Jm€ Luis Gil Anstu. M & I ~
i&tiiidad de2 yo, Barcelona, Penimuia, 1995. (N.dei T.)
bargo, las transfomaciones introducidas por sus instituciones dad que interactúan con Ia reflexividad de1 si-rnismo: pero no
se asocian de una manera directa con la vida individual y, por problematizo hasta d6nde algunos de 10s procesos menciona-
tanto, con e1 si-mismo. Uno de 10s sus rasgos distintivos es dos han procedido de contextos especificas o qu&excepciones
una creciente interconexi6n entre 10s dos «extremos. de la ex- o conhtendencias existen con mpecto a ellos.
tensionalidad y Ia intensionalidad: iduencias globdizantes E1 capitulo inicial esboza un marco para Ia totalidad de1
por un lado y disposicioiles pcrsonales por otro. E1 próposito estudio. Tomo como ilustrativo ,un ámbito específico de Ia in-
de este libro consiste en anali7ar la naturaleza de estas inter- vestigación social, Ia cual coníiere una vdoración de 10s aspec-
conexiones y a p r t a r un tejido conceptual para reflexionar so- tos clave de1 desari-ollo de Ia mdernidad. Tras su reflexividad
bre ellas. En esta discusión iniroductoria intentaré ofrecer una institucional, h vida social moderna está caracterizada por un
visi6n de conjunto y una versi611 sumaria de 10s temas de estu- profundo proceso de reorganizaci6n de1 tiempo y de1 espacio,
dio en su totalidad. Espero que e1 Ieciar tolere 10s insignifican- emparejado con la expansión de mecanismos de desmembra-
tes elementos de repetición qiie esta cstrategia produce. cibn -mecanismos que liberan a las relaciones socjales de la
Aunque su centro de atenci6n principal es e1 si-mismo, esie influencia de 10s emplazamienios locales recombinándolas a
no es primordialmente un trabajo de psicología. E1 libro desta- tmvés de amplias distancias espacio-temponles. La reorgani-
ca Ia emergencia de nuevos mecanismos de autoidentidad, que zación de1 tiempo y de1 espacio afiadida a 10s mecanismos de
son modelados por las instituciones de la modernidad -a las dcsmembmci6n radicalizan y globalizan 10s rasgos institucie
males, sin embargo, aqueiios iambién mdelan. E1 si-mismo nales de la mdernidad; transforman e1 contenido y la natura-
no es una entidad pasiva, determinada por influencias exter- leza de la vida cotidiana.
nas; en Ia constituci6n de sus autoidentikdes, independientc- Ln modernidad es un orden post-tradicional sin que por
mente de sus contextos especiíicos de acción, 10s individuos e110 haya que coniui-idirlo con un marco social cn e1 que las
aportan y promueven innuencias scciales que son globales en seguridades y hfibitos de la tradición han sido reemplazados
sus consecuencias e implicaciones. por la certidumbre de1 conocirnienio racional. Sin dudn, la m-
A b sociologia y a las ciencias smials concebidas en un 7,611crítica m d e r n a atravíesa ia vida social tanto como la con-
sentido amplio son inherentes 10s elementos de reflexividad ciencia filos6ficn y constituye una dimensión existencial de1
imtitucional de Ia modernidad - u n fenómeno fundamental mundo social contemporAneo. La modernidad institucionaliza
pam la discusi6n en este librn. No só10 estudios académicos, e1 principio de la duda radical e insiste en que todo conoci-
sino todo tipo de manuaies, guias, trabajos tem@uticoç y exs- miento toma la forma de hip6tesis: estas pueden acceder a Ia
menes de autoayuda contribuyen a Ia rellexión de la moderni- condici6n de verdad aunque, en principio, siempre están
dad. En algunas ocasiones, por tanto, yo hago extensa referen- abiertas a la revisi6n y determinados puntos de1 análisis pue-
cia a la investigaci6n social y a ias «guias prácticas para vivirii, den ser abandona&. h sistemas expertos acurnuldos -que
no como un medio para documentar Ia cuestión aqui tratada, constituyen importantes influencias desmembradoms repre-
sino como síntoma de fenómenos sociales o tendencias de d a - sentan múltiples fuentes de autoridad, con kecuencia interna-
arrollo que pretendo identificar. Aquellas no son iinicamente mente debatidos y divergentes en sus implicaciones. En e1
trabajos ccsobrer procesos sociales, sino materiales que de al- marco de lo que denomino modernidad usuperiorii o atardíab
guna forma constituyen a estos procesos. -nuestro mundo de la presente cotidianidad- e1 sí-mismo,
En general, e1 enfoqiie de este libro es analítico más que como 10s contextos insiituciondes más amplios en 10s que 61
descripti\,ci y en puntos claves se basa en e1 procedimiento existe, tiene que hacerse reflexivamente. Sin embargo, esta ta-
ifpico-ideal de cara a demostrar sus psiciones. Intento identi- rea debe llevarse a cabo entre una confusa díversidad de o p
ficar algunos rasgos estructura~csen e1 núcleo de Ia moderni- ciones y posibilidades.
En circunçtanciaç de incertidumbre y de opciones múlti- fjjoç de nesgo, de hecho, hacen gala de numerosos imponde-
ples, las nociones de corhanza y riesgo tienen una aplicación rables.
particular. La confianza, asi 10 sostengo, es un fen6meno cru- La modernidad reduce riesgos totales en ciertas área y
cial para el deçarrollo de Ia personalidad como para la poten- modos de vida, sin embargo, a1 mkmo tiempo, introduce nue-
ciaci6n de aspectos distintivos y específicos en un mundo de vos parámetros de risgo desconocidos totalmente, o en su
mecanismos desmembradores y sistemas abstmctos. En sus mayor parte, en 6pocas anteriores. Estos padmetros incluyen
manifestaciones genéricas, la confianza esth directamente refe- riesgoç de elevadas consecuencias: riesgos derivados de1 cadc-
rida a la consecuci6n de un cierto sentido primario de seguri- ter globahzado de 10s sistemas scciales de Ia mdernidad. E1
dad ontolbgica. La cordiarua establecida entre un nino y sus inundo moderno tardío -mundo a1 que denomina moderni-
tutom suministm un uescudon que protege frente a amenazas dad superior- es apocaliptico porque introduce riesgos que
y pehgros potenciales contenidos en las actividades cotidianas. las generaciones anteriores no han conocido. Por mucho que
La confianza,en este sentido, s básica para un ucccocoonn pm- haya un progreso en relación a Ia negoziacibn internacional y
tector, que defiende al sí-misma en sus contactos con h reali- control de armamentos mientras sobran armas nuclmres o,
dad cotidiana. Ella aisla 10s potenciales acontecimientos que incluso, e1 conocimiento necesario para constmirlas, y mien-
de ser contemplados en toda su rnagnitud, producirian una tras Ia ciencia y la tecnolw'a continuan estando comprometi-
p a A s i s de la voluntad o vivencias de abatimiento. En su as- das con la prducción de armamentos, e1 riesgo masivo de
pecto más específico, la conbanza es un medio de interacción una guerra devastadora persistiI-6. Ahora que la natural-
con 10s sistemas abstractos que vacían a la vida cotidiana de co-mo Pen6meno externo a la vicia social, ha líegado a1 afinii en
su contenido tradicional y establecen influencias globales. Aquí cierto sentido -como resultado de su dominación por parte
la confianza genera un r s d t o hacia la fen que exige compro- de 10s seres humanos-, 10s riesgos de la wthtroie ecológica
misos priicticos. constituyen una parte inevjtable de nuestro horizonte cotidia-
La modernidad es una cultura de1 riesgo. Esto no signifi- no. Otros riesgos de elevada comecuencias como e1 colapso
ca que la vida social moderna es de suyo más arriesgada que de1 mecanismo econbmico global o e1 crecimiento de1 superes-
la de sociedades precedentes; para mucha gente, desde lue- tado tatalitario son una dimensión igualmente inevitable de
go, no es e1 caso. MAS bien, e1 concepto de riesgo deviene nueslra experiencia contemporjnea.
fundamental pam e1 modo en que 10s actores sin especializa- En Ia modernidad superior, la influencia de acontecimien-
ci6n y 10s especialistas &cnicos organizan e1 mundo social. tos distantes sobre eventos cercanos y sobre laç intimidades
Bajo ias condiciona de la modernidad, e1 futuro es esbozado de1 sí-rnismo se convierten en un lugar común. Los mass-me-
en e1 presente por medio de Ia organización reflexiva de 10s dia, impresos y electrbnicos, obviamente juegan un papel cen-
ambientes de conocimiento. Un territorio, por asi decir, se tral a este respecto. Se traia de una experiencia mediada que
conquista y se coloniza.En cualquier caso, semejante coloni- ha influido profundamente en la autoidentidad y en Ia organi-
zaci6n por su propia natumleza no puede ser completa: pen- zaci6n básica de las relaciones sociales. Con e1 d e s m l l o de
sar en tkrminos de riesgo es vital para evaluar la divergencin 10s medios de comunicación, p a r t i d a m e n t e la cornunicaci6n
entre 10s proyectos preconcebidos y sus resultada consuma- electrbnica, la interpenetnci6n de1 autodesarro110 y de 10s sis-
dos. La evaluación de 10s riesgos invita a la precisi6n, y tam- temas sociales, incluyendo sislemas globales, se hace más pro-
bikn a la cuantificaci6n, pero su propia natumleza es imper- nunciada. E1 mundo^ en e1 que vivimos hoy es, por eso, muy
fecta. Dado e1 carácter mbvil de Ias institucions modernas, distinto de1 que habitam 10s seres humanos en anteriores pe-
unido a Ia naturaleza mutable y frecuentemente controverti- riodos de la histeria. Es un mundo único, que posee un marco
d a d e 10s sistemas abstractos, un buen número de criterios unitario de experiencia (por ejemplo, respecto a 10s ejeç de
tiempo y espacio) y, a1 mismo iiempo, es otro encargado de
dad y en otras fuentes favorecedons de1 consumo de mercan-
crear nuevas formas de fraginentaci6n y dispersibn. Un uni- cias. se podría sostener que e1 Vestdo de vida» refiere única-
verso de actividad social en e1 que 10s medios eiectrbnicos tie-
mente a 10s propbsitos de grupos o clases mis opulentas. Las
nen un rol central y constitutivo, sin embargo, no se trata de humildes, en este caso, se encontrarian mrís o menos excluidas
un mundo de la «hipemalidadn en e1 sentido que da Bau- de la posibhdad de escoger esiilo de vida. En una parte consi-
d d a r d a este témüno. Una tal idea confunde e1 omnipresente demble a t o es verdad. La constatación de la existencia de ch--
impacto de Ia experiencia mediada con Ia referencialidad in- seç y la desigualdad en e1 interior de 10s esiados y a escala
terna de 10s sistemas smiales de Ia modernidad 1- hecho de mundial se encadenan con 10s argumentos de este Iibro, aun-
que estos sistemas devienen, a todos 10s electos, autónomos y que mi objetivo no es levantar acta de elio. De hecho, 1% divi-
determinados por sus pmpias influencias constitutivas. siones en clases y otras lineas fundamentdes de la desigual-
En e1 orden post-tradicional de la modernidad y frente a1 dad, coma aquellas que están conectadas con gdnero y etnici-'
sustrato de las nuevas formas de experiencia mediada, Ia auto- dad, pueden definirse parcialmente en términos de diferente
identidad se convierte en esfueno reflexivamente organizado. acceso a las formas de autoactualizacibn y mlización indivi-
E1 proyecto reflexivo de1 si-rnismo, que consiste en e1 manteni- dual discutida en 10 que sigue. No se deberia olvidar que la
miento de la coherencia en las narraciones biográficas, a pesar modernidad produce difèreizcin, exclusidiz y ~nargannlización.
de su continua revisih, tiene lugar en e1 contexto de Ias miilii- Ampliada la posibilidad' de emmcipación, las instituciones
ples posibilidades filtradas a través de 10s sistemas abstractos. modernas, a1 rnismo tiernpo, crean mecanismos de supresi611,
En la vida social moderna Ia noción de estilo de vida adquiere más que de actualización de1 sí-mismo. Empero, seria un gmn
una significaci6n particular. Conforme la tradici6n pierde su error suponer que 10s fen6menos analizados en e1 libro están
apoyo y Ia vida coiidiana es reconstituida en términos de in- cohnados, en relaci6n a su impacto, a 10s de c i m s t a n c i a s
teracci6n dialéctica de 10 local y 10 global, 10s individuos se materiales más privilegiadas. E1 ccestilo de vida. refiere tam-
ven forzados a negociar 10s posibles estilos de vida entre una bién a h toma de decisiones y a 10s cursos de acci6n sujetos a
diversidad de opciones. Desde lriego, tambikn l ~ iduencias
y condiciones de constricci6n material; semejantes patrones de
estandarizadas-de manera muy notable, en la íorma de mer- estilo de vida,.en ocasiones, pueden implicar también e1 recha-
cantilizaci6n, ya que Ia produccihn y la distribucibn capitalista zo más o menos deliberado de formas ampliamente difundidas
constituyen 10s componenies nucleares de las instituciones de comportarniento y consumo.
mdernas. No obstante, a causa de la <(apertunnde la vida En uno de 10s polos de la intencci6n entre 10 local y 10
social actual; de Ia pluralización de contextos de acci6n y de lã global se encuentra 10 que denomino utransformacibn de Ia in-
diversidad de (cautoridadesn, la eleccibn de1 estilo de vida es tirnidadn. E.sta tiene su propia reflexividad y sus propias formas
cada vez mds importante en la constiiiición de la autoideriti- de orden referencial interno. Destaca aqui por su importancia
dad y en la actividad diaria. E1 plan de vida organizado reflexi- la emergencia de la ~relaci6npura* en tanto prototipica de Ias
vamente, que normalmente rtsume la consideraci6n de riesgos &vas esferas de la vida personal. Una relación pun. c o n l h
por cuanto filtrados a través de1 contacto con e1 conocimienio la disolución de 10s critelios externos: la relaci6n pura existe
aperto, se convierte en un rasgo central de la e s t n ~ c h a c i ó n meramente por todo 10 gratificante que ella pueda proporcio-
de la autoidentidad. nar. En e1 contexto de la relación pura, ia confianza puede ser
Una psible e incorrecta compre~i6nde estilo de vida, en movilizada únicamente por un proceso de apertura mutua. Ia
ianto aqueilo que est5 en ~ L ~ c i ódirecta
n con e1 proyecto de confianza, en o t n s palabns, no puede estar andada en crite-
vida, habría de ser aclarada desde e1 comienzo. En cierto rios externos a la propia relaci6n - c o r n o 10s criterios de pa-
modo, como término que ha sido confeccionado en Ia publici- rentesco, deber social u obligación tradicional. Como la auto-
identidad con la que se encuentra profundamente entrelazada, des individual- y los sistemas expertos. Los profanos en mate-
la relación pura tiene que ser reflexivamente controlada a la na de ciencia, tecnología y oiras formas esoericas de expe-
larga frente a1 soporte de Ias transiciones y trzinsformaciones iencia en Ia de Ia modeniidad superior, tienden a ex-
externas. presar Ias rnisrnas actitudes de reverencia y reserva, a p h -
Las relaciones puras presuponen e1 ~compromiso~, que es ci6n e inquietud, entusiasmo y antipatia, que fiI6sofos y analís-
una especie particular de conúanza. E1 compromiso debe ser tas sociales (dos rnismos especialistas de varias disciplinas)
entendido como un fenbrneno de1 sistema referencial interno: expresan en sus -ritos.
es un compromiso con la relacion como tal, asi como con la La reflexividad de1 si-mismo respecto a Ia influencia de 10s
o h persona o personas implicadas. La exigencia de intirnidad sistemas abstractos &ta tanto a1 cuerpo como a 10s proce-
entendida como multado de 10s mecanismos de confianza sos psíquicos. E1 cuerpo es cada vez menos un uhechon ex-
forma parte integral de la relación pura. Por tanto, se trata de trínseco, que funciona hera de1 interior de 10s sistemas refe-
un e m r ver Ia crbúsqueda de intimidadx contemporána, i-enciales de la modernidad, pero pasa a ser movllizado refle-
como muchos comentaristas sociales han hecho, como una re- xivamente. Lo que puede aparecer como un movirnjento siste-
acci6n negativa a un universo social totalmente impersondiza- mático y global referido a1 culto narcisista de la apariencia
do. La absorci6n en e1 interior de Ias relaciones p u m puede corporal es, de hecho, una expmión de una preocupaci61-1
ser frecuentemente un m d o de defensa contra e1 envolvimien- mucho m6s profunda por uconstrullso y controlar e1 cuerpo.
to de1 mundo exterior: tales reIaciones son minuciosamente Aqui hay una conexi6n integral entre e1 d s a m l l o corporal y
penetradas por influencias mediadas procedentes de 10s siste- e1 estilo de vida -manifiesta, por ejemplo, en e1 surgimiento
mas social= a gran-escala, sin embargo, ellas rnisrnas organi- de regímenes específicamente corporales. Sin embargo, mu-
zan activamente esas influencias dentm de su esfera. En gene- chos otros famres ampliamente extendidos también son im-
rai, en la vida personal y en la vida social, 10s pmesos de portantes en tanto reflejo de Ia socialización de mecanismos y
reapropiaci6n y realización individual se entrelazan con expro- procesos biológicos. En las esferas de Ia reproduccibn biolbgi-
piación y pérdida. ca, en la ingeniería genética y en las intervenciones quirúrgi-
Ert tales procesos se pueden encontnr diferentes conexie cas de muchos tipos, e1 cuerpo se convierte en un fenómeno
nes entre 1a experiencia individ u d y 10s sistemas abstractos de de posibilidades y opciones. Esto no afecta a1 individuo en
conocimiento. La ccreapropiaciónn -1a readquisicibn de conc- particular: existen estrechas conexiones entre 10s aspectos
cimiento y destrezas- respecto a las intimidades de la vida personales de desarrolio corporal y factores globales. Las tec-
personal o amplios compmmisos sociales, es una reacción ge- nologfas reproductivas y la ingenien'a genética, por ejernplo,
nerrilizada h n t e a los efectos expropiadores de sistemas abs- son parte de procesos más general- de Ia transmutaci6n de
tractos. Varia según la situación y tiende a responder a reque- la naturalem en un ámbito de acci6n humana.
rimientos especificas de1 contexto. Lios individuos se reaprc- La ciencia, la temología y la experiencia generalmente jue-
pian a si mismos en la profundidad de1 sustrato donde compa- gan un papel fundamental en 10 que yo denomino e1 secueçtro
pcen Ias transiciones más decisivas de su vida o donde Tatal- de la experiencia. La idea de que la modernidad estfi vinculada
mente han de tomarse decisiones. La reapropiaciún, sin em- a una relaci6n insirurnental con la n a t u d e = y la idea de que
bargo, es siempre parcial y propensa a ser afectada por la na- la perspectiva científica excluye las cuestiones de dtica o rn*
tur-leza urevisablee de1 conocimiento'experto y por las disen- d, çori baitante f a d i a k ç . Ernpero, pretendo reformular es-
siones internas entre 10s expertos. Las actitudes de confianza, tas cuestiones focalizando la atención en e1 alcance instituci*
asi como la aceptadón pragmdtica, escepticismo, rechazo y nd de1 orden moderno tardío, d a m l l a d o conforme a la d e -
renuncia coexisten en e1 espacio social vinculando las activida- rencialidad interna. En conjunto, e1 impulso que dinamiza a
las instituciones modernas refiere a la creación de marcos -de ticidad» se convierte en un valor preeminente y en un marco
acción conforme a las propias dinámicas que sigue la moder- para la autoactualización, pero representa un proceso moral-
nidad y sin «criterios externos» -factores externos a los siste- mente mermado y por desarrollar.
mas sociales. Aunque hay numerosas excepciones y contraten- A pesar-de todo, la represión de las cuestiones existenciales
dencias, la vida social cotidiana tiende a separarse de la natu- no es completa, y en la modernidad tardía, donde los sistemas
raleza «original» y de una variedad de experiencias portadoras de control instrumental se desenmascaran con más nitidez
de cuestiones y dilemas existenciales. El demente, el criminal y que antes y sus consecuencias negativas son más patentes,
el enfermo crónico son aislados psíquicamente de la población aparecen muchas formas de contra-reacciónf Se hace cada vez
normal, mientras que el «erotismo» se reemplaza por la «se- más evidente que las opciones de diferentes estilos de vida:
xualidad» -que se mueve tras las escenas para devenir laten- dentro de los emplazamientos de interrelaciones locales-globa-
te. El secuestro de la experiencia significa que, para muchos les, afectan a las cuestiones morales que no pueden ser deja-
individuos, es muy poco común y fugaz el contacto directo das a un lado. Tales cuestiones exigen formas de compromiso
con sucesos y situaciones que anudan el espacio vital a las político, que presagian la aparición de los nuevos movimientos
cuestiones de la moralidad y de la finitud. sociales como dinamizadores de las mismas. «La política de la
Esta situación, como Freud pensó, no ha tenido lugar a vida» -relacionada con la autoactualizaci6n humana en el ni-
causa de la creciente represión psicológica de la culpa recla- vel de lo individual y de 16 colectivo- surge de la sombra que
mada por la vida social moderna. Más bien se da una repre- la "política emancipatoria» ha proyectado.
sión institucional en la que -mantendré- los mecanismos de La emancipación, el imperativo general de la Ilustración
la vergüenza empiezan a destacar más que los de culpa. La progresista, es la condición para la emergencia de un progra-
vergüenza tiene una cerrada filiación con el narcisismo, pero ma político de vida. En un mundo todavía fragmentado por
es un error pensar, como se ha aclarado al principio, que la divisiones y caracterizado por viejas e inéditas formas de opre-
autoidentidad deviene progresivamente narcisista. El narcisis- . sión, la política emancipatoria no declina en importancia. Sin
mo es tan sólo uno de los varios tipos de mecanismos psicoló- embargo, estas tentativas políticas se han aunado bajo nuevas
gicos ----en algunos casos patológicos- que ponen en práctica formas de compromiso político-vital. En las secciones finales
las conexiones entre la autoidentidad, la vergüenza y el pro- de este libro, esbozo los principales parámetros de la agenda
yecto reflexivo del sí-mismo. política de vida. Es una agenda que exige un encuentro con
La carencia de significado personal ----el sentimiento de que específicos dilemas morales y nos obliga a plantear las cuestio-
la vida no tiene valor alguno que ofrecer- se convierte en un nes existenciales que la modernidad ha excluido institucional-
problema psíquico fundamental en el contexto de la moderni- mente.
dad tardía. Deberíamos entender este fenómeno en términos
de represión de las cuestiones morales que la vida cotidiana
j>lantea y cuyas posibles respuestas son negadas. El «aisla- Segmidad ontológica y confianza
miento existencial» es, no tanto una separación de los indivi-
duos entre sí, como una separación de los recursos morales La conciencia práctica es el basamento cognitivo y emoti-
necesarios para vivir en plenitud. El proyecto reflexivo del sí- vo de los sentimientos de seguridad ontológica adheridos a los
mismo genera programas de actualización y autodominio. grandes segmentos de actividad humana en todas las cultu-
Pero mientras que estas opciones se entiendan como un hecho ras. La noción de seguridad ontológica se incrusta en la di-
motivado por la penetración de los sistemas de control de la mensión implícita de la conciencia práctica --{), en términos
modernidad en el sí-mismo, carecen de significado. La «auten- fenomenológicos, en los «presupuestos» de la «actitud natu-

42 43
raln en la vida cotidiana. En e1 reverso de 10 que parecen ser mas uprobablesa de1 conocimíento y se constata que no se
aspectos triviales de la acción y discurço cotidiano se esconde p e d e n responder con una seguridad completa. Para vivir
e1 caos. Y este caos no es s61o desorganizaci6i-1,sino pérdida nuestra vida, damos por sentadas cuestiones que, como sigla
de sentido de ia realidad de las cosas y de otras personas. Los de indagaci6n fdos6fica han demostmdo, se rnarchitan mpec-
~expenmentosnde Gar6nkel con e1 lenguaje ordmario conec- to a su resolución bajo Ia mirada escéptica. Semejanteç cues-
tan aqui con .la reflexión filosbfica respecto a Ias caraderisti- tiones inciuyen Ias Ilamadas existencides, tanto propuestas en
cas elementales de Ia existencia Responder a la pre- e1 nivel de1 análisis filosófico, como en e1 nivel mAs p M c o ,
gunta cotidiana más simple o responder al comentario mas para 10s individuos afectados por crisis psicol6gicas. Son pre-
superficial, exige la puesta entre paréntesis de una serie casi guntas de tiempo, eçpacio, continuidad e identidad. En la acti-
infinita de posibilidades abiertas a1 individuo. Lo que hace a tud naturai, 10s actores dan por sentados tos parámeims exis-
una respuesta dada ser ~apropiadaiio uaceptablen es su inclu- tenciales de su actividad, que son mantenidos, pero no *funda-
si6n en un horizonte compartido -no justificado ni justifica- mentados~por Ias convenciones de interacción que elIos o b
ble- de la realidad. Una realidad participada por individuos servan. Existencialmente, presuponen una aceptaci6n tAcita de
y cosas es simuliAneamente robusta y Mgil. Su solidez se Ias categorias de duración y extensión, a la vez que la identi-
transmite por e1 elevado nivel de fiabiiidad ínsito en 10s con- dad de objetos, de oíras personas y -partidamente impor-
textos de la diaria interacci6n smid, tal y como estos son tante para este e s t u d i k de1 sí-rnismo.
producidos y reproducidos por agentes daprovistos de cono- Investigar tales hechos en e1 nivel de Ia abstracta dismsi6n
cirnientos specializados. Los experimentos de Garfinkel mn- filos6fica es, desde luego, algo muy distinto de uvivenciariasi~
tradecfan las convenciones más firmemente sostenidas, de efectivamente. E1 caos que amenaza en la otra cara de 10 co-
modo que las reacciones a esas contmconvenciones fueron mún de las convenciones ordinarias, se puede ver psicol6gica-
dramáticas e inmediatas. mente como temor en e1 sentido conferido por Kierkegaard: la
Tales reaccions fueron de desorientaci6n cognitiva y em* posibilidad de verse abrumado por la angustia que permea
ciond. La fragilidad de la actitud natural es evidente para hasta las raies de nuestro significado iiltirno y coherente de
quien estudie 10s protocoIos de1 trabajo de GahnkeI. Esa fra- *ser en e1 mundom. La conciencia prártica y Ias rutinas de1
gilidad se vislumbra en la cracida de ansiedad que Ias conven- dia-adía reproducidas por ella, ponen entre paréntesis tal an-
ciones ordinarias de Ia vida cotidiana mantienen bajo control. gustia, no s610, o, no primariamente, debido a la estabilidad
La actitud natural saca a la luz cuestiones sobre nuestn p e n e social que e110 implica, sino en razón de su rol constitutivo en
na, sobre otros y sobre e1 mundo objetivo que se dan por sen- la organización de un cuasi niedioambiente relacionado con
tadas de cara a continuar con la actividad diaria. Las respues- las custiones existenciaIes. i a conciencia práctica y ias ruti-
tas a esas preguntas, si ellas fueran planteadas de forma direc- nas catidianas proveen modos de orientación que, en e1 nivel
ta, son ndicalmente más inciertas que mando d conocimien- , - prácüco, urespondenip a 10s interrogantes que pdrían suscitar-
to se toma como una totalidad ucarente de fundamentosii; o, se sobre 10s marcos de existencia. Es de destacar que este aná-
incluso, las dificultades inherentes a la resolución de esas lisis continua viendo Tos aspectos sustentadores de tales ares-
cuestiones son una parte fundamental de su condici6n de for- puatasi, wrno emocionales más que simplemente mgnitivas.
E1 que muy diferentes asentamientos culturales alimentan una
~femen la coherencia de Ia vida cotidiana, la cual es realizada
=
2 . H m l d GarfinkeI, *A conception of, and experiments with, frmt a condition a través de las interpretaciones simbólicas de 10s intemgantes
o€stable concerted actionsn, en O J . aiid Social Iirteructioii,Nucva
IIarvey,Morivafi~~i
York. Ronald Press, 1963; ver en esta edici6n tambih John Heritage, Ga&ikel aud
existenciales, es algo, corno veremos más abajo, muy impor-
E r h i w ~ w ! M o # ,Cambddge, Polity Prrss,1984. tante. Empero, la estmctura cognitiva de1 s i d c a d o no gene-
rará fe sin e1 correspondiente nivel de compromiso emocional <realidad. aqui, sin embargo, no debería ser entendida simple-
subyacente - d e cuyo origen somos completamente incons- mente como un mundeobjeto dado, sino como un gmpo de
cientes. Confianza, esperanza y coraje gozan de una gran rele- experiencias organizadas a través de la reciprocidad entre e1
vancia para semejante compromiso. nino y 10s tutores.
iCómo se realiza esa fe en términos de desamllo psicol6- Desde 10s primeros días de vida, e1 hábito y la nitina jue-
gico de1 ser humano? cQu&es 10 que c m iin sentido de segu- gan un rol fundarnentai en la esiructuraci6n de relaciones en
ridad ontológica que e1 individuo rnantendrá a iraves de iran- e1 espacio entre el nino y tutores. Las conexiones nucleares se
siciones, crisis y circunstancias de alto riesgo? La confian7a en estabilizan entre Ia ruiina, la reproducción cwrdinada de con-
10s anclajes existenciales de la realidad, tanto de tipo emocic- yenciones y 10s sentimientos de seguridad ontológica en las
nai como cognitivo, se apoya en la confianza en Ias personas, actividades posteriores de1 individuo. Bajo la óptica de estas
adquirida en las experiencias ten-ipranasde la infancia. Lo que conexiones podemos ver por qut 10s aspectos aparentemente
Erk Erikson, siguiendo a D.W. Winnicott, liama ccconfianza menores de las rutinas son investidos con la significación
básica* consiituye e1 nexo original desde el que emerge una emocional que e1 experimento de GarEinkel revelb. h rulinas
onentación que alberga elementos emolivos y cognitivos. el colidianas expresan profundas ambivalencias que se desenca-
mundwobjeto y la a~toidentidad.~ La experiencia de la con- denan en su primer acercamiento a Ia disciplina. Las aaivida-
fianza básica es e1 núcleo de la uesperanzan de la que habla des rutinarias, como Wittgenstein pus0 en claro, nunca se lle-
Ernst Bloch, y está en e1 origen de 10 que Tillich 1Iama «e1 XTin a cabo de modo autom6tico. Respecto a1 control de1 cuer-
coraje de ser,). Desarrollada en virtud de las atenciones afecti- po y de1 discurso, e1 actor debe mantener constante Wgilancja
vas de 10s primeros tutores, la confianza básica enlaza, desti- de cara a #perdurar), en la vida social. E1 mantenimiento de
nalmente, la autoidentidad con la estirnación de 10s otros. La IiAbitos y nitinas es un baluarte cmcid contra Ias angustias
reciprocidad con 10s primeros Lutares que la confi,mza básica nmenazantes, aunque por esio se traia de un fenómeno lleno
presupone es una socialidad subsiancialmente inconsciente de temión en y por si mismo.
que precede al ayon y a1 c c r n i ~ ,y que es, a priori, la base de la E1 nino, como dice Winnicott, está icconstantemente a1 bor-
diferenciación enire ambos. de de una insospechable nnguslinii. E1 nino no es im «ser)>,
La confianza básica está coneelada esencialmente a la or- sino im *ser-en-proceson,e1 cual es dlamado a la existencian
ganización jnterpersonal de tiempo y espacio. La conciencia por e1 ambiente de crjanza que aporla e1 tutor 4 Lri disciplina
de Ia identidad separada de las figuras parentales se origina en de Ia rutina ayuda a constituir ima ccestructura adqiuridax
la aceptacibn emocional de Ia ausencia: Ia u f e u de que e1 h~tor para la existencia, mediante e1 cultivo de un sustrato de «ser)>
regresará a pesar de que ella o é1 no estkn durante largo tiem- y su correspondiente separación de1 ccno-ser)),que es elemental
po en presencia de1 nino. La coniianza básica se forja median- para su sepiridad ontolbgica. Induye orientaciones concer-
te 10 que Winnicott llama e1 aespacio potencialn (actualmente, nientes a aspectos de1 mundo-objeto, orientaciones que a p r -
un fen6meno de espacio-tiempo) que relaciona, a pesar de ia tan residuos simbólicos a Ia vida posterior de1 indivjduo. Los
distancia, a1 nino y a1 lutor primario. E1 espacio potencial se {(objetostransaccionalesr, en la terminología de Winnicott, es-
crea como e1 medio con e1 que e1 nino efectúa e1 paso desde Ia tablecen e1 espacio potencial entre e1 nino y 10s iutores. Esos
omnipotencia a un agarradero cn e1 principio de realidad. L;i primeros objetos uno-yoii, así como las mtjnas con las que cs-
thn siempre virtualmente coneciados, son defensas contra Ia

3. Para una expoçición complefa, ver Anthony Giddens, The Coi~equmtceso[Mo-


dmriw; y. en Ia fuente otigind, Erik Erikson, ChiiJlood aiid Socidy, Nucva Yolk. 4. D.W. Winnicot~.The Mat~~rtifioiial
Pmesses aiid lhe FaciIitafirig Eirviroirrpriif.
1984. Londres, I Iogarh, 1965. pp. 57. 86.
angustia y simultáneamente comunican con una experiencia modo tangible y griifi* Ias riesgos de conducir y la separa-
emergente de un mundo estable de objetos y personas. Los cibn violenta dd cccocomn protector. Fero e1 sentimiento de
objetos transaccionaleç pmceden a la urealidad rnanipulabIen invulnerabilidad relativa pronto regresa y las posibilidades de
en el sentido h d i a n o de1 tkrmino, ya que son parte de1 s i p - que e1 conductor aumente la velocidad son bastante elevadas.
ficado concreto con e1 que e1 niiio pasa del control omnipoten- Poner de relieve la interdependencia de las rutinaç dadas
te a1 coritml por medio de la manipulaci6n. por supuestas seguridud ontológica. no siempre garantira
La cordiama que e1 nuio, en circunstancias normalas, con- en e1 individuo una vivencia de Ia ~beneficienciade las cosas*.
fiere a su tutor puede ser vista como un tipo de escudo emo- Por e1 contrario, un ciego compromiso en favor de la estabili-
cional contra hs angustias existenciales-una protección que zaci6n de rutinas, puede devenir en signo de compulsión neu-
permite al individuo mantener Ia eçperanza y coraje h t e a rótica. Este tipo de compdsi6n tiene sus origenes en e1 fracas0
todas las Urcunstancias debhtadoras con las que e h o C1 de- infantil -por nzones determinadas- y dilata e1 espacio p
ben e h n t a r s e más tarde. La corhanza básica es un m-s- tencid en e1 que se genera una confianza básica. Es una com-
mo de pmtecci6n en relación a 10s riesgos y pebgros en 10s pulsi6n originada por una angustia no dominada, que carece
marcos cirmndantes de acci6n y reaccidn. Eç e1 principal s e de la esperanza especifica encargada de crear compromisos
porte emocional de un caparazón defensivo o ~tcocounnprotec- sociales a partir de 10s patrones establecidos. Si Ia rutina es un
tor, que todos 10s individuos nomales llevan consigo como e1 elemento central de la autonomia de1 dsarroilo individual,se
medi0 con e1 que çon capaceç de afrontar 10s quehacereç de la debe a que Ia destreza pdctica rkpecto a cómo cccontinuarx
vida cotidiana. en 10s contextos de la vida social no es algo perjudicial para la
E1 mantenimiento de h vida, tanto en un sentido corporal creatividad, sino un presupuesto de esta. E1 caso paradignati-
como de &d psid6gica, está de suyo sujeta a1 riesgo. E1 co es la adquisicidn y uso de1 lenguaje que se aplica, tanto a1
hecho de que e1 comportarniento de1 ser humano está fue& dominio discursivo, como a Ias primem formas de1 aprendi-
mente influido por la experiencia, de igual modo que 10 están zaje o experiencia.
las capacidades calculatorias que 10s agentes humanos poseen, La creatividad que refiere a la capacidad de actuar o pen-
significa que todos 10s individuos podrían (en principio) verse sar de forma novedosa en reIación a 10s modos de actividad
asaltados por angustias relacionadas con r i e s p producidos a pre-establecidos está fuertemenk unida a la con£ianza bãisica.
causa de las contingencias de Ia vida. Ese sentido de uinvulne- La confianza en si misma, por su propia naturalem, es creati-
rabdidadx que bloquea las posibiiidades negativas en favor de vri en mrcierio sentido, ya que trae consigo un compromis~
una actitud generalizada de esperanza deriva de h confianza que es Un ((saltoa 10 desconocido,,, un abandonarse a la su~r-
básica. E1 eocoonn protector refiere esencialmente a un senti- te, 10 cual implica una preparacibn para aceptar nuevas expe-
do de ~irrealidadnmás que U M firmeconvicción de seguridad: iiencias._Sin embargo, confiar también es (inconscientemente
es una puesta entre paréntesis respecto a posibles eventos que o de otra forma) hacer frente a la posibilidad de perdida: en e1
podrían amenazar la integridad corpral o psiquica d d agente. caso de la confianza básica, la pasible @ d d a de1 auxilio de la
La barrera protectora Ie o& poder ser amvesado, temporal figura (o figuras) que hace de tutor. Ei temor de Ia pérdida
o más permanentemente, por sucesos que maruhestan como genera esfuerzo; las relaciones que sustentan la confianza bási-
reales las contingencias negativas incorporadas en t d o riesgo. ca son ~trabajadasnemocionalmente por e1 nino junto con e1
2Qué conductor, pasando cerca de un grave accidente de Mfi- aprendizaje de1 ~trabajocognitivou que tiene que expmar en
co, no ha tenido necesidad, desde entonces, de conducir con Ia repreçentacibn reiterativa de Ia convenci6n.
más precaucibn? Semejante ejernplo manifiesta -no en un Un trato creativo con 10s otros y con e1 mundo-objeto es un
universo contmfAcfico de posibiidades abstractas, sino de un componente fundamental de la satislacción ~sicol6gicay de.
descubrimiento de1 ccsignificado moralii. No necesitarnos acu- como parte y parcela de un proceso de realización de la autw
dir a una vieja antropologia filosbfica parri ver que la experien- n o d a , en e1 que la separaci6n tambi6n es tolerada por e1 ma-
cia de la creatividad, como fenbmeno rutinario, es un sostén lista.
para Ia riqueza personal y, por ende, para Ia salud psíquica.
Donde 10s individuos no pueden vivir creativamente, ya sea
bajo la norma mmpidsiva de la rutina, o porque no son capa- Angustia y organjzacidn social
ces de abibuir completa usolidez,) a Ias personas y objetos en
derredor, es muy habitual la aparición de la melancolia cróni- He mantenido en la sección anterior que Ias rutinas adqui-
w o de tendencias esquizofrénicas. Winnicott subraya que un ridas y Ias formas de madunci6n personal asociadas con ellns
uambiente ordinano fiablen en 10s primeros momentos de vida en 10s primeros estadios de la vida de1 ser liumano son mucho
de1 nino, es la condición necesaria de1 desarrollo de tal poten- más que meros modos de ajuste a un mundo dado de perso-
cididad creativa. El nino atraviesa una fase de ~ O C U I ;que,
~ ~ nas y objetos. Son constitutivos de una accptaci6n emocional
en palabras de Winnicoit, es propia de Ia edad y que ((só10 de la mlidad de1 umiindo exterior», sin Ia que Ia existencia
deviene locura como tal en caso de aparici6n en Ia vida de1 humana segura es imposible. Ta1 aceptaciún es, a1 mismo
adidton. La I m u r a de1 nino es su creativjdad en e1 estadio en tiempo, e1 origen de la aiitoidentidad en virtud de1 aprendizaje
que las rutinas primeras están siendo adquiridas y están en- de lo que es e1 no-yo. Aunque a t a p i c i 6 n enbtiza 10s aspec-
sanchando e1 espacio potencial entre e1 nino y sus tutores. E1 tos emocionales de 10s encuentros primordiales con la reali-
nino ucrea un objeto que no hubiera sido creado de no hakr dad, es perfectamente compatible con la visi6n de ia naturale-
estado ya allíii .5 za de la realidad externa ofrecida por Wittgenstein. Ia filosofia
E1 establecimiento de la coniianza básica es la condición de este ha tomado una direcci6n relativista p m sus inttrpre-
para la elabomción tanto de la autoidentidad como de la iden- ies, sin embargo parece claro que Wittgenstein no fue relativis-
tidad de otras personas y objetos. E1 espacio potencial entre el ta. Hay un mundo universalmente experimentado de la reali-
nulo y e1 tutor confiere a 10s otros objetos e1 significado de dad exterior pero no es directamente reflejado en 10s compe
mo-yo*. Desde la fase de1 ser fundido con e1 tutor principal, e1 nentes significativos de las convenciones con las que 10s a c t e
nino se separa progresivamente de este, a1 tiempo que e1 tutor res organizan su comporiamiento. E1 significado no asoma a
reduce e1 grado de atenci6n constante para e1 cumplimiento travk de descripciones de la realidad exterior, ni consiste en
de sus necesidades. Ei espacio potencial permite la aparicibn códigos semibticos ordenados independientemente de nuestros
de un temprano (e inconsciente) no-yo a través de la separa- encuentros con la realidad. Más bien (do que no puede ser
cibn, hecho que corre parejo a Ia fase de separación alcanzadn expresado con palabrasn -intercambios con personas y obje-
a1 mismo tiernpo en la psicoterapia de adultos. ia ruptura de1 tos en eI nivel de la práctica diaria- conslituye Ia condicibn
enlace primordial de1 nino que no se lleva a c a b mediante la necesaria de 10 que p e d e ser dicho y de 10s significados impli-
confianza y la segwidad puede producir consecuencias trau- cados en Ia conciencia práctica.
máticas. En e1 nino y en e1 paciente adulto la confianzaes un Conocer el significado de las palabras es, de este modo,
modo de hacer £rente a las ausencias en e1 espacio y tiempo tener la capacidad de utilizarias como parte ifitegral de Ia re-
propiciadas por la apertura de1 espacio potencial. Aunque de presentación de la vida cotidiana.4ccedemos al conocimiento
modo más consciente, el paciente, como e1 nino, se desliga de la realidad no desde su percepción tal y coino es, sino
como resultado de diferencias producidas en la pdctica diaria.
5. D.M. Winnicoii, ~Creatiiityand its originsm, c11su Playiiig aird R @ d i ~ yIlar-
, Tener conocimiento de la pdabra ccmesaii es Ilegar a conmer
rnonckwofih. Penguin.1974. p. 83. e1 uso de una mesa, 10 cual supone conocer &mo este USO de
, la mesa difiere de otros objetos funcionaies, como una s d a o nocimiento de la perçona y de su sentimiento de p d e r vis-&-
' un banco. h significados presuponen marcos de diferencias, vis frente a1 mundo exteriom.6 Un hecho de udisposicibn a la
sin embargo hay diferencias aceptadas como parte de la real- angustian es diferente de Ia angustia como tal. La primem se
dad con las que topamos en Ia experiencia diaria, no s61o dife- trata, psicol6gica y funcionalmente, de un proceso de prepara-
rencias entre signiíicantes en sentido estnicniríilista. ci6n de1 organismo para hacer frente a Ia amenaza. La prepa-
Anterior a la adquisicibn de1 lenguaje, las diferencias que, mci6n para Ia acci6n es 10 que facilita una respuesta apropia-
posteriormente, se elaboran en 10s significados lingüisticos, da a1 p e l i p ; la angustia en si misma es perjudicid y tiende a
son establecidas en e1 espacio potencial intmducido entre e1 pardizar ias acciones relevantes más que a activarlas.'
niíio y 10s tutores. La realidad no es únicamente el aquí-y- La naturalem de b angustia es dihsa, se trata de un !dotar
ahora, e1 contexto de h percepci6n sensorial inmediata, sino a la deriva sin un sentido específico: carente de un objeto con-
Ia identidad y e1 cambio en 10s que aquella est& ausente -fue- creto, puede f i j m e en puntos, rasgos o estados que tienen una
ra de la vista por e1 momento, de hecho, nunca encontrada reacci6n evasiva (aunque inconscientemente precisa) frente a
directamente, pero simplemente aceptadri como ~ a h í r .Apro- aquello que la provoca. Los escritos de Freud contienen mu-
piarse de la realidad externa, por 10 tanto, es un hecho de chas ilwdraciones de personas que exhiben fijaciones u obse-
experiencia mediada. Aunque muchas v e s las más ricas tex- siones de varios tipos, pero, por otro lado, aparecen relativa-
turas de tal experiencia dependen de detalles lingüísticas dife- mente desprovistos de 10s sentimientos de angustia. Esta es
renciados, la comprensi6n de las cualidades de la d d a d ex- sustitutiva: e1 sintoma reernplaza ia angustia, que es engullida
terna cornienza muc ho más ternprano. Aprender Ias camcte- por e1 rígido patrón de comportamiento que es adaptado. E1
rlsticas de personas y objetos ausentes -aceptando e1 mundo patrón se encuentra prefiado de tensi6n si se considera que e1
como real- depende de la seguridad emmional que la con- acceso de angustia tiene lugar cuando la persona es incapaz
fianza básica aprta. Las vivencias de irrealidad que aparecen de realizar, o se ve incapacitada para realizar, e1 comporta-
en las vidas de 10s individuos, en cuyas infancias primordiales miento en cuestión. Las formaciones sustitulivas tienen dos
la confianzs bãisica fue p o desamllada, pueden tomar mu- ventajas respecto al manejo de la angustia: evitan la experien-
chas formas. Ellos pueden sentir que e1 mundo-objeto, u otras cia directa de1 connicto psíquico derivado de Ia arnbivalencia y
personas, s610 tienen una exístencia sombria o pueden ser in- bloquean e1 desarroli0 adicionai de Ia angustia desde su pri-
capaces de mantener un sentido claro de continuidad en la mer germen. La angustia, parece razonable concluir, no se de-
autoidentidad. riva de la represión inconsciente; por e1 contrario,la represión
La angustia ha de ser entendida en relaci6n a1 sistema y 10s sintomas conductualeç aswiados con elia, son creados
completo de seguridad que desarrolla e1 individuo, más que por la angustia. Esta es mx~cialmentetemor que ha perdido
como un fenbmeno situacionalmente e s w c o conectado a su objeto a través de emotivas tensiones constituidas incons-
riesgos o peligros particulares. La angustia, segiín la opinión cientemente, las cuales expresan upeligros intemosn más que
mayoritaria compqida por un buen número de estudiosos, amenazas externalimdas. Entenderemos la angustia esencial-
debe ser distinguida de1 temor. Este es una respuesta a la mente como un estado de temor organizado inconscientemen-
amenaza especffica y, por 10 tanto, tiene un objeto definido. t g Los sentimientos de angustia piieden, en algún grado, ser
Como Freud mantuvo. la angustia, en contraste con e1 rniedo, experimentados conscientemente, pero una persona que dice
~desatiendea1 objetom: en otras palabras, Ia angustia es un
estado generrilizado de las emociones de1 individuo. La distan-
cia cnn la que la angustia ser5 sentida en una situación dada, 6 . Sigmund Frcud, liitmducfory Leçruw mi Psychoairalysis, Harmondswo~th,
Penguis 1974, p. 83.
Freud continúa subrayando, depende de1 amplio grado de «c* 7 . Signund Freud, dnxiety=, en ibld.
ume siento ansioson es normalmente tambikn consciente de poçee la experiencia de si-rnismo ligada a1 mundo de personas
aqudo que produce angustia. Esta situaci6n es especificamen- objetos organizados cognitimmente.
te diferente de1 (diotrir a la deriva» de la angustia en e1 nivel La distinción entre angustia y miedo a aprehensián que
de1 inconsciente. iiene un objeto constituido externamente, ha estado imida fre-
Todos 10s individuos desarrollan un marco de seguridad cuenternente a una distinción adicional enú-e angustia neuróti-
ontológica de algiin tipo basado en rutinas de varias formas. a y normal.10Sin embargo, esta diferencia posterior parece
Los individuos tratan 10s peiigros y temores asociados con innecesaria si rewnricemos que la angustia depende funda-
eLlas en términos de forrnuh emocjonales y conductuales que mentalmente de operaciones inconscientes. T d a angustia es
se han alejado de su comporlzimiento y pensamiento habitual. nonnal y neur6tica: nomal porque 10s mecanismos de Ia se-
IA angustia tarnbién difiere de1 temor en la medida en que guridad bjsica siempre implican elementos generadores de an-
aquella time que ver (inconscientemente) con amenazas perci- gustia, y neiirótica en el sentido de que la angustia uno tiene
bidas contra la integridad de1 sistema de seguridad de1 indivi- objeto), en e1 uso freudiano de esta idea. Hasta qué grado Ia
duo. E1 a d i s i s de Ia angustia elaborado por Hany Stack Su- angustia time un efecto desmantelador de Ia personalidad o
llivan es m8s útil, en este contexto? que la figura de1 mismo expresa en si misma, por kjernplo, la copducta compulsiva o
Freud. S~dlivandestaca que Ia necesidad de un sentido de se- fóbica, varia de acuerdo ai desamllo psicosocíal de1 individuo,
guridad aparece muy pronto en la vida de1 nino y es ~ m u c h o pero estas características no son una función de diferentes ii-
más importante en e1 ser humano que 10s impulsos resultantes pos de angustia. Más bien, refieren a1 nivel de angustia y a Ia
de una sensacibn de harnbre o s e d ~ . ~ nalurale7a de Ias represiones a las que está imida
Como Winnicott y Erikson, SulIivan recalca que e1 primor- La angustia tiene su sue10 nutricio en e1 temor a su primer
dial sentido de seguridad de1 niiio proviene de la crianza de 10s tutor (normatmente ia madre), un íen6meno que en e1 d o
lutom 3 u e é1 interpreta en términos de ia sensibilidad de1 amenam a1 si-rnismo emergente y a sti seguridad ontológica
nino para captar Ia aprobacidn o desaprobaci6n de1 tutor. L . m;ís generalmente. E1 miedo de h firdida -1a cara negativa
angustia se experimenta a través de un sentimiento r e a l o de la confianza desarrolbda a través de Ias ausencins espacio-
imaginado-de desaprobacibn de1 tutor con mucha antelacibn tempomles de las figuras parenta]- es un rasgo que impreg-
a1 desamilo de lh respuestas conscientemente constituidas na e1 sistema de la seguridad primordial. Está asocjado con la
ante la desapmbación de 10s otros. La angustia es vivida como hostilidad. generacla por sentimientos de abandono: la antitesis
una experiencia ucósmica* referida a las reacciones de 10s de 10s sentimientos de amor que, combinados con Ia confian-
otm y ai surgimiento de la autoestima Ataca a1 núcleo de1 za, generan esperan7a y coraje. Las hostilidades provocadas
sí-mismo una vez establecido e1 sistema,& seguridad biisica, por la angustia en el nino pueden entendeme como reacciones
por 10 cud es difícil para el individuo objetivarlo. La angustia a1 dolor producido por la carencia de ayuda. No siendo reduci-
creciente tiende a amenazar Ia conciencia de autoidentidad, das ni canalizadas, semejantes hostilidades pueden dar salida
mientras que la conciencia de sí-mismo que& oscurecida res- a una espiral de angustias, especialmente, en la expresi6n de
pecto a 10s rasgos con.stitu~ivosde1 mundoobjeto. Onicamente ira en e1 nino que expresa una hostilidad reactiva frente a Ias
a trav6s de la rejilla de1 sistema de seguridad básica, en tanto figuras parentales.'
origen de1 sentimiento de seguridad ontolbgica, eI individuo La identificacibn y proyección constituyen 10s medios prin-

of Modeni Pgvchiat~~,
8. IJarry Stack Sullivan, Co~ice~tioiis N u m Yotk, Norton, 10. Cf. Roiio May. The Meaiiiirg vf Aitxkly. N u m York, Washington S q u m
1953. Pms, 1977.
11. Freud, =Anxietym,art. cit.
cipales con los que 10s potenciales de angustia y hostilidad son hace 10 mismo. En muchos contextos tradicionales donde 10s
evitables. La identificacibn k parcial y wntextual -1a toma limites entre aquellos que son ~familiaresny aquellos que son
de posesibn de rasgos y patrones de wmportamiento de 10s crextrafios»son muy pronunciados, 10s individuos poseen ritua-
o h s que son reIevantes para la resolución o diçminuci6n de les de indiferencia civil. Estos pueden, o evitar la mirada de1
10s patterns creadores de ansiedad. Es siernpre un pmeso ple- otro en su conjunto, o mirar fijamente, dgo que pareceria p
no de tensi611, porque es parcial, porque las mecanismos de ser0 o amenazante en e1 ambiente social moderno.
proyecci6n están implicados y porque fundamental-mente es Jaciituales de codianza y discrecibn en la vida cotidiana,
una reacci6n defensiva contra la angustia potencial. Ka angus- como ha sido tematizado por Goffmann, son más que meros
tia estimulada por la ausencia de1 tutor, h relación espaci* inodos de protección de la propia autoestima y de la de otros
t e m p o d que es e1 terreno fértil para e1 desarro110 de la con- (o, cuando se emplean en determinadas situaciones de ataque
fianza bksica, es e1 prirner impulso hacia Ia identificacibn y, o socavmdo Ia autoestima). En la medida en que refieren a la
tambikn, es ei comienzo de procesos cognitivm con 10s.--que substancia bkica de la interacci6n social -a través de1 con-
son aprehendidas las características de1 mundo-objeto.,m nino trol dei gesto corporal, e1 ademkn, la m k d a y e1 uso de1 len-
deviene parte de1 uotroii, es decir, potencia una comprensiún guaje- conciernen a 10s aspectos más básicos de la seguridad
gradual de Ia ausencia y de *c1 o m n en tanto parte separada. ontológica.
Ya que la angustia, la confírtnza y las nitinas diarias de la
interaccibn social están completamente relacionadas con e1
otro, podemos entender los rituales de la vida cotidiana como
mecanism? de reproducción. Esta afirmación no significa que
estos rituales deban ser interpretados en tbminoç funcionales. He siibrayado anteriormente que e1 mundo de las uaparien-
como medios de reducción de la angustia (y por e110 de la cias normalesa es más que una mera muestra de la intemcci6n
integraci6n social), sino que están enlazados aI modo en que mantenida mutuamente que 10s individuos proyectan sobre 10s
Ia angustia es socialmente organizada. La obsemación de ia demk. h s rutinas que siguen 10s indiYiduos, entendidas como
uindiferencia cidm entre extranjeros paseando por la calle, tan siis tnyectorias espacietempodes en 10s contextos de la coti-
bnllantemente analizados por Goffmann, siwe para mantener danidad, hacen de la vida algo ccnormalii y cpredecibleii. La
actitudes de corhanza genedizada de Ias que depende la in- nomalidad es organi~adacon todo detalle dentro de las textu-
teracci6n en contextos público^.'^ Esto es una parte elemental ras de la actividad swial; esto se aplica igualmente al cuerpo y
&odo en que la rndernidad es urealizadan en la intemc- a la articulacidn de 10s quehaceres y pmyectos de Ios indivi-
cibn ordinaria, 10 cual sirve para comparar estos fen6menos a d~ios.E1 individuo debe estar vivo para no dejar de ser,I3y Ia
las actitudes típicas de contextos premodemos. carnalidad, que es e1 si-mkmo corporal, debe estar perfecta-
La indiferencia civil representa un contrato impiícito de re- mente protegida y socorrida -tanto en Ias jnmediaciones de
conocímiento y protecci6n establecidos por loç participantes la situación cotidiana como en la vida planificada conforme a
en 10s asentamientos públicos de la vida social moderna. UM iiempo y espacio. E1 cuerpo se encuentra en riesgo constante.
persona que encuentn. a otra en la d e muestra con una indi- La posibilidad de dano corporal está siempre cercana, inclusí-
caci6n regulada socialmente que e1 otro es digno de respeto y ve en 10s ambientes más fadiares. La casa, por ejemplo, es
que é1 O ella no son una amenaza para aquel; y la otra persona un lugar p e l i p s o : en una elevada proporcibn, las lesiones de

12. E M g G o h a n , &ialioirs iii Pubtic, L o n h , Ale iane, 1971.


mayor gravedad son ocasionadas en el medio doméstico. «Un la normalidad (establecida) con la que los individuos y grupos
cuerpo ---dice Goffmann-, es parte del almacenamiento de se circundan entre sí. 15 El concepto procede del estudio del
consecuencias, y su propietario siempre le pone en situación comportamiento animal. Los animales son muy sensibles al
tlfmite.»!" área física en derredor en relación a la amenaza que pueda
En ~I segundo capítulo de Modernidad e identidad del yo, he provenir de ella. El grndo de sensibilidad varía entre las diver-
mant~mdo que la confianza básica es fundamental para las sas especies. Algunos animales son capaces de recibir el influjo
conexiones entre prácticas diarias y las apariencias normales. de sonidos, olores y movimientos a muchos kilómetros de dis-
Dentro de los marcos de la vida cotidiana, la confianza básica tanda; para otros, el alcance del Umwelt": es más limitado.
se entiende como una puesta entre paréntesis de los posibles En el caso del ser humano, el Umwe1t incluye algo más que
sucesos o hechos que podrían, en determinadas circunstan- las inmediatas circunstancias físicas. Abarca indefinidas exten-
cias, ser causa de alarma, Lo que otros individuos parecen ha- siones de tiempo y espacio, y corresponde al sistema de rele-
cer y quiénes parecen ser, normalmente es aceptado teniendo vancias, conforme al uso que hace Schutz del término, Jlue
en consideración lo que ellos están realizando en la actualidad contextualiza la vida del individuo. Los individuos están cons-
y quiénes son actualmente. El espía suspende parte de la con- lantemente alerta a las señales que vinculan las actividades
fianza gen~rali~ada que es atribuida a las "cosas tal y como aquí-ahora con las personas o sucesos espacialmente distantes
son», y le inquieta que los hechos mundanos pudieran ser en y relacionados con ellos y a los proyectos de esquematización
el fondo muy distintos, Para la persona normal un número de la vida respecto al lapso temporal de futuro y a sus posibles
equivocado puede ser causa de una pequeña irritación, pero contingencias, El Umwelt es el "dinámico» mundo de la nor-
para el agente secreto puede ser un signo confuso que causa malidad que el individuo lleva consigo de situación en situa-
alarma. ción. aunque este hecho depende de otros que confirmen o
, Un sen~miento de trnnquilidad corporal y psíquica en las tomen parte en la reproducción de ese mundo. El individuo
clrcu~tanclas rutinarias de la vida cotidiana, únicamente se crea, como si fuera una "ola móvil de estructuración de la
adquiere con gran esfuerzo, Si nosotros parecemos menos frá- relevancia», que ordena los sucesos contingentes referentes al
giles que lo que somos realmente en los contextos de nuestras riesgo y a potenciales alarmas. El movimiento espacio-tempo-
acciones, es en virtud de los procesos de aprendizaje a largo ral -la movilidad física del cuerpo de emplazamiento a em-
plazo con los que se neutralizan las potenciales amenazas. La plazamiento- centra los intereses del individuo en las propie-
acción más simple. tal como pasear sin caerse, evitar colisio- dades físicas del contexto, sin embargo los peligros contextua-
nes con otros objetos, atravesar la carretera o usar un cuchillo les son controlados en relación a otras fuentes más difusas de
Y, tenedor de.bió ser aprendida en circunstancias que origina-
namente tuvieron connotaciones de fatalidad. "La inexistencia
de sobresaltos», en muchos aspectos de la vida común, es el 15. Ervig Goffman, Rehuúms j" Publir, op. cit., pp. 252 ss.
resultad~ de .una astuta vigilancia que únicamente la prolonga- 16. El término alemán Um",e/t, cuyo sigIlificado es en español_entorno•• «medie
da expenencra produce Y que es crucial para el «cocoon» pro- ambiente •• juega un papel clave en la teorla de sistemas liderada sobremanera por
Niklas Luhmann. En este marco teórico. el ~lmino Unnl'elt, más cercano a la acep-
tector que presupone toda acción regularizada. ción española _entorno., es la abierta complejidad frente a la cual los sistemas esta-
Estos fenómenos pueden ser frecuentemente analizados blecen mecanismos de selccción favorecedores de la reducción dc la tal complejidad.
De este modo, se delimitan y se deman::an los ámbitos lntr.lSistémicos de acción, asr
utilizando, como Goffmann, la noción de Umwdt, el núcleo de como sus lógicas de actuación y simbólicas comunicativas elaborndas por la capaci-
dad autopoiética de los propios sistemas. En este trabajo, sin embargo, el télmino
U"'"'C/t l)!I de ~_cbnsiderndo bajo la óptica propuesta por A. &hulz., es decir, en
lanto _hOgar:mJIDdd., -med!o ambiente., horizonte de certezas y rutinas en el que el
14, na; p. 167. individuo no Ve en peligro su confiaJi.za básica y su desanollo personal (N. del T.)

58 59
amenaza. En la globahzación acha1 de la sociedad moderna, E1 ucocoonu pmtector es e1 sustrato de confianza que hace
e1 Umwelt incluye la conciencia de riesgos de grandes c o m - psible e1 rnantenimiento de un ~ U r n w d t xfbble. Este susímto
cuencias, Ias males representan peligros de 10s que nadie pue- portador de confianza es la condición y e1 resulhdo de la na-
de estar a salvo. turaleza rutinizada de un mundo tcsin sobresaltosn -un uni-
En e1 marco de la modemidad, d d que Ia fortuna ha des- verso de sucesos actuales y posibles que envuelve a las actiG-
aparecido, e1 individuo comlinmente diferencia en e1 U m e l t dades cotidianas de1 individuo y a sus proyactos para e1 futuro,
entre sucesos premeditados y casuaIes. Estos últimos constitu- en e1 cud buena parte de 10 que a x m e uno se sigue Ibgica-
yen un precedente p m las relevancias inmediatas desde las mente,, de la intenci6n inicial de Ia persona. Aqui Ia confianza
que e1 individuo crea un flujo estructurado de acci6n. La d i k incorpora sucesos eventuales y potencial= en e1 mundo fisico
rencia también permite a Ia persona d e h t a r Ia actual y p como encuentms y actividades en la esfera de la vida sacial.
tenda1 multitud de hechos, remitiéndoles a un ámbito en e1 Vi\+ en la cirmstancias de Ias instituciones sociales moder-
que tienen que ser vigilados, pero con una atencibn mínima. nas en las que 10s riesgos son reconocidos como tales, genera
E1 corolario de esto es que tala persona en una situación de de terminadas dificultadeç específicas para suministrar una
interaccibn supone que mucho de 10 que hace es indiferente confianza generalizada en apsibilidades discontinuasn -posi-
para 10s otm -aunque Ia indiferencia tiene que ser organiza- bilidades que aparecen como irrelevantes para la autoidenti-
da en situaciones públicas copresentes, en la forma de c6digos dad y pmp6sitos del individuo. La seguridad psicol6gica que
de desatención civil. las distintas wncepciones de1 destino pueden ofrecer se ha ex-
En contraste con e1 paranoico, e1 individuo común es ca- tinguido por completo, en tanto personalizacibn de 10s sucesos
paz de creer que los instantes, que son fatfdicos pairi su propia naturales bajo la forma de espirítus, demonios u otros seres.
vida, no son fmto de1 destino. La suerte es 10 que se necesita La frecuente intrusión de 10s sistemas abstractos en la vida
cuando se planea una acci6n aniesgada, si bien tambikn refie- cotidiana crea posteriormente problemas que influyen en la
re a una probabilidad relacionada con e1 destino (tanto buem relación entre la confian~?generalizada y e1 Umwelt.
como-mala suerte). Puesto que la distinción entre 10 que es En las condiciones sociales modernas, conforme con más
casual y 10 que no Io es en Ia prrictica es difícil de precisar, ahinco pretende e1 individuo forjar reflexivamente una :auto-
pueden surgir serias tensiones cuando 10s sucesos o activida- identidad, mAs conscien~eserá de que las prkticas hhaituales
des son ~rnalinterpretados--así, cuando un suceso que afecta determinan unas consecuencias fiituras. Así como las concep-
a alguien es interpreiado como 10 que no es. La revelacibn de ciones de forluna se han abandonado por completo, la imposi-
Ia trama puede ser fácilrnente causa de alarma -un marido ci6n de1 riesgo -o e1 equilíbrio de nesgo y oportunidad- se
sospecha de la iníidelidad de la mujer a1 constatar que un en- convierte en e1 núcleo de Ia colonizaci6n personal de futuros
cuením aparentemente azaros0 entre ella y un a n t i ~ i onovio dominios. Psicol6gicamente hablando. un aspecto decisivo de1
es t d o menos un suceso no premeditado. La suposiciún de protector es la desviacibn de procesos portadores de
~~cocooizii
confianza generalizada que implica e1 reconocimiento de suce- consecuencias desconocidas y pensadas en t&rminosde nes-
sos arbitrarios refiere tanto a anticipaciones futuras como OS. La evitaci6n de1 riesgo w ima parte central de Ia rnoderni-
comprensiones explicativas de1 momento. En la mayoría de Ia dad. Algo con 10 que esto puede llemrse a efecto 10 constit~ye
situaciones de interaccibn un individuo asume que loç que le e1 conocimiento de proporciones probables para diferentes ti-
rodem no pondrán su habitual forma de actuar a1 servicio de pos de prop6sitos y acontecimientos. que podia «salir mal.
futuros actos rnal~volos.E1 futuro quebrantamimto de situa- debe ser desechado preiextando que es demasiado improbable
ciones normales reíiere siempre a un espacio de potencial vul- como para tenerlo en cuenta. Un viaje aCreo normalmente esth
nembilidad. calculado para ser Ia forma de tnnsporte m á s segura d o r -
me a varios criterios. E1 riesgo de morir en un accidente aéreo conecta con algunas de las características básicas de la moder-
es, para aerolineas comerciales regulares,de un posibilidad sc- nidad. Las interpretaciones providenciales de Ia historia fueron
bre 850.000 por vuelo -un guarismo derivado de la d i s i 6 n 10s elementos principales de la cultura de la Uuslraci6n, y no
de1 número de vuelos de pasajeros en un periodo dado de sorprendente que sus residuos todavia perduren en e1 pen-
tiempo por e1 número de v í c t i m en accidentes akreos duran- ~amientoordjnario. Las actitudes favorecedoras de nesgm de
te ese periodo.17Se ha afirmado que un asiento a unas cinco elevadas consecuencias a menudo conservan vestigios indele-
millas de altura -a e1 elugar de1 mundo mtis seguro, dado e1 bles propios de una pespectiva providencial. Puede ser que vi-
número de accidentes que acurren en casa, trabajo o en otros \larnos en un mundo apocaliptico, enfrentados a un alud de
medios. Todavia mucha gente se aterra ante e1 viaje aéreo y pcligros; no obstante, un individuo puede creer que a 10s go-
una cierta minoria que tiene la oportunidad o recursos para biernos, científicos u otros especialistas ú&cnicosse les puede
viajar en avión se niega a hacerlo. Ellos no pueden olvidar lo confiar 10s mecanismos apropiados para contrarreshrlos. 0,
que ocurriría si las cosas fuesen mal. por e1 contrario, entiende que utodo está obligado a iopar con
Mucha genie disfruta viajando por carretern sin preocupa- el fim.
ción algum, aunque son conscientes de que 10s riesgos de una Por otra parte, tales posiciones pueden reincidir en e1 íata-
lesión seria o rnuerte son elevados. E1 peso de 10 conirafáctico lismo. Un ethos Eriialisia es una posible respuesta generalizada
parece importar bastante en este caso -aunque ~ u e d e npro- ante una cultura secular portadom de riesgos. Existen riesgos
ducirse espantosos accidentes de carretera, no suscitan e1 rnis- con 10s quc nos enírenhmos pero que, como individuos -y
mo gr-adode temor que 10s de un accidente agreo. quizá a nivel colectivw, ninguno de nosotros puede hacer de-
E1 a p l a d e n t o en e1 tiempo y la lejanla en e1 espacio son masiado nl respecto. Quien propone tal orienlaci6n puede ma-
otros factrsres qiie pueden reducir la inquietud que Ia concien- nifestar que las cosas que ocurren en la vida son a1 final un
cia de n e g o en cuanto tal puede prodiicir. Un joven con pm- hecho de casualidad. Por esto, se puede determinar que «@do
blemas de salud puede ser bastante consciente de1 iiesgo de 19 que ha de ser, serán. Dicho esto, sería difícil ser fatalista en
fumar, pero sitúa e1 peligro potencial que elio conlleva muy todos 10s dorniios de la vida, dadas las presiones en niiestros
distante en e1 Euiuro -tal y como cuando é1 o ella cumpla dias que nos compelen hacia la toma de una aclitud activa e
10s 40. Los riesgos alejados de 1% contextos ordinarios de Ia innovadora acerca de nuestras circunstancias personales y co-
vida de1 individuo -tal como 10s ríesgos de elevadas conse- lectivas. E1 fataiismo en contextos especiiicos de riesgo se m
cuencias- se encuentran fuera de la cobertura de1 Uilzwelt. rresponde con dos clases de actitudes que he dado en 11arnx
Los peligros que ellos present,m son, dicho de otro modo, pen- uaccptacihn pngmAiicaii o ~pesimismocinicon. La primem es
sados como algo separado de 10s cornpromisos prácticos de Ia una actitud de enfrentarniento generalizado -tomando cada
persona, con 10 cual se e v i h que esta 10s contemple seriamen- dia tal y como viene-, mienti-as qiie la segunda rechaza todo
te en tanto posibilidades. tipo de angustia a travb de la indifcrencia con respecto a1
Todavía las nwiones de destino se niegan a desaparecer en mundo.'8
su conjunto y se encuentran inquietantemente conectadas a Existen numerosos eventos desenademdos de forma no
una perspectiva de iiesgo secular y actitudes de htahsmo. Una premeditada, que pueden agujerear e1 manto protector de se-
creencia en la naturaleza providencial de las cosas supone la guridpd ontolbgica y causar alarma. Las alarmas aparecen
aparición súbita de la fortuna -un fenómeno importante que bajo todo tipo de aspectos y de dimensiones, desde 10s cuabo
minutos de advertencia de Annageddon al resbalón con la fa- na. El estremecimiento alcanzado en una acción premeditada
mosa piel de la banana. Algunas son síntomas o defectos per- de riesgo depende de que surja la incertidumbre, por ello la
sonales, otras angustias provocadas por el fracaso anticipado o actividad en cuestión adquiere especial relevancia frente a las
actual de proyectos acariciados o por sucesos inesperados que rutinas de la vida cotidiana. El estremecimiento se puede bus-
surgen en el Umwelt. Las situaciones más importantes para el car, o en un orden más elevado, o en la emoción vivida por el
individuo son aquellas en las que las alarmas coinciden con público en un acontecimiento deportivo, o en actividades don-
los cambios consecuentes -c-momentos fatídicos. El individuo de el nivel actual de riesgo para la vida es reducido (en un
asume que se enfrenta a una novedosa serie de riesgos y posí- viaje en la montaña rusa). El estremecimiento correspondiente
bíhdades. En tales circunstancias, el individuo se ve llamado a a las actividades portadoras de riesgo, como dice Balint, impli-
cuestionar los rntinizados hábitos de especial relevancia e, in- ca diferentes actitudes constatables: convencimiento de la ex-
cluso, en ocasiones aquellos más integrados con la autoídentí- posición al riesgo, exposición voluntaria a determinado peligro
dad. Diferentes estrategias se pueden adoptar. Una persona y una expectativa de triunfo sobre él. 20 Los parques de atrac-
puede, por cualquier razón, poner en práctica modos estable- ciones reproducen muchas de las situaciones en las que se
cidos de conducta, quizá sin considerar si estos se adecuan o persiguen emociones fuertes y controladas, situaciones que
no a la nueva situación demandada. En algunas circunstan- conllevan dos elementos: el dominio de la situación por parte
cias, sin embargo, esto es imposible: por ejemplo, quien se ha del individuo y la aparición de incertidumbre, la cual requiere
separado de su esposa no puede comportarse del mismo modo de ese dominio y de su puesta en práctica.
que aquel que sigue casado. Muchos momentos críticos obli- Goffmann señala que alguien que tiene inclinación a tomar
gan al individuo por su naturaleza a cambiar hábitos y reajus- riesgos de manera deliberada -c-como un jugador empederní-
tar proyectos. do- constata oportunidades para el concurso del azar a11f
Los momentos criticos no siempre sobrevienen de manera donde la mayoría de los individuos observan rutina y normali-
inesperada al individuo -a veces son provocados o buscados dad. Se podría añadir que se trata de abrir posibilidades para
deliberadamente. Los ambientes de riesgo institucionalizado y el desarrollo de nuevos modos de actividad dentro de contex-
las actividades de riesgo individualizadas aparecen como las tos familiares. Donde la contingencia es descubierta o estimu-
condiciones en las que la fatalidad se crea activamente." Tales lada, las situaciones que parecen cerradas y predefinidas pue-
situaciones hacen posible la puesta en práctica de la osadía, den ganar en apertura. Los riesgos provocados deliberadamen-
ingenio, habilidad y arrojo permanente, donde los individuos te aquí convergen con algunas de las orientaciones básicas de
también toman conciencia de los riesgos implicados en lo que la modernidad. La capacidad de erosionar la estabilidad de las
ellos están haciendo, pero los provocan para crear un espacio cosas, abrir nuevos itinerarios y, con ello, colonizar un seg-
de actuación distinto al de las circunstancias rutinarias. Los mento de un futuro inédito, es consubstancial con el carácter
ambientes de riesgo más institucionalizados, incluyendo los perturbador de la modernidad.
del sector económico, son ámbitos de enfrentamiento: en ellos Podríamos decir que la toma de riesgos premeditados re-
la toma de riesgo enfrenta a los individuos entre sí, o les sitúa presenta un «experimento con la confianza" (en el sentido de
frente a obstáculos en el mundo físico. Los enfrentamientos la confianza básica) que, consecuentemente, tiene implicacio-
exigen acciones comprometidas, oportunistas, de modo que nes que afectan a la autoidentidad individual. Podríamos rede-
estas situaciones no son «pura suerte», algo así como la lote- finir la «expectativa fiable» de Balint como confianza ---con-

19. cr. Charles W. Smhh, The Mi"d ot"the Market, 'roiowa. Rowman and Liule- 20. Michael BaIint, n,riUs G"d Regressiot/$, Londres, I-logarth, 1959. Esla obra es
fieJd,1981 tratada extensamente por Golfmarm en bUerm:lio" Ritual.

64 65
Eianza de que se supemrán 10s peligros asirmidos deliberada- forma rnuy distitinta a la luz de nuevas circu11stancias o en
&te. E1 dominio de tales peligros es un acto de autojustifica- v j ~ t u dde oiras exigencias en e1 orden de1 conocimiento. A1
cibn y una rnanifestación, a sE'&isrno y a otros, de que bajo mismo tiempo, habida cuenta de que diariamente muchas
circunçtancias difíciles uno puede salir adeiante. E1 miedo p n operaciones entran en juego, las actividades están adecuada-
duce ~~onmoci6n, pero se trata de un miedo redirigido bajo la mente rutinizadas mediante su recombinacibn a travks de1 es-
forma de dominio. La conmaci6n producida por la aceptacibn pacio-tiempo.
deliberada de un riesgo fomenta e1 (<valorde sem, que es genk- Veamos algunos ejernplos. E1 b e m moderno es un siste-
1-50 de Ia socialización primaria. E1 d o r se patentiza precisa- m a abshcto de complejidad formidable, una primem ilustra-
mente en la toma deliberada de r-esgos como una cuaiidadh ción de un sistema simbólico que conecta 10s procesos gioba-
que es puesia a prueba: e1 individuo se somete a una prueba les con las trivialidades mundanas de Ia vida ordinaria. Una
de integridad mediante Ia rnostración de ia wpacidad de pre- economia monetaria ayuda a regular el abastecimiento de las
ver la (cara ocultaii de los nesgos que se e s t h corriendo e necesidades cotidianas, inclusive para 10s estratos más humil-
insiste, a pesar de todo, aunque no existe ninguna obligación des de las sociedades desarroliadas (y aunque un buen número
para,euo.La búsqueda de semaciones fueries o de1 sentido de de operaciones, incluida algum de naturalem puramente eco-
dominio sobre 10s riesgcls tomados se deriva, en cierta forma, nómica, son negociadas en términos no-monetarios). E1 dinero
de su negativa a aceptar la vida rutinizada. Sin embargo, tam- esiablece una red con muchos o ~ o sistemas
s abstnctos en e1
bikn e1 diciente psicolbgico radica en e1 contraste con las gra- conjunto global de Ia sociedad y en las economias locales. La
tificaciones diferidas y arnbjguas que emérgen a causa de existencia de un ihtercambio organizado monetariamente hace
oims tipos de encuentros con e1 riesgo. En 10s riesgos preme- . posibles 10s contactos e intercambios regularizados N a distan-
ditados, e1 encuentro con ei peligro y su resoliición están lig;i- cia» (en e1 tiempo y en e1 espacio) en 10s que semejante Gncu-
dos en ia misma actividad. mientras que en otros marcos de lación depende de influencias globales y locales. Junto a una
consecuencias e1 momento de la cornpensaci6n de las cstrate- división de1 trabajo con un nivel de complejidad paralelo, e1
gias elegidas puede no verificarse hasta anos después. sistema monetatio rutiniza e1 abasiecimiento de bienes y servi-
cios necesarios para Ia vida ordinaria. No solamente es mucho
mayor la variedad de bienes y comestibles accesibles a1 indivi-
Riesgo, confianza y sistemas abstractos duo medio que en las smiedades premodernas, sino que su
disponibilidad no se encuentra tan directamente gobernada
Los sistemas abstractos de Ia modernidad crean amplios por Ias especificidades de tiempo y lugar. Los comestibles prc-
espacios de relativa seguridad para e1 mantenimiento de Ia pios de una época de1 afio, de una estaci6n. por ejemplo, pue-
vida cotidiana. Pensando en términos de riesgo, este tiene sus den comprarse a menudo en cualquier momento y 10s dirnen-
aspectos periiirbadores, como se stigiri6 en e1 capítulo prece- tos que no pueden cultivarse en un determinado país o regi611
dente, sin embargo también se trata de iin medio que aspira a pueden ser adquiridoç regularmente en esos lugares.
esiabilizar 10s resultados, un modo de colonizar e1 futuro. El Esto es una colonización de1 tiernpo tanto como una orde-
ímpetu de cambio más o menos constante, profundo y veloz, nación de1 espacio, mientras que e1 nbastecimiento para e1 fu-
como característica de Ias jnstjtuciones modernas, unido a la turo por parte de1 consumidor individual pasa a ser algo inne-
refiexividad estructurada, supone que en c1 nível de la prácti- cesario. De hecho, es de poco uso amontonar reservas de di-
ca diaria. asi como en Ia interpr-etación filos6Eica. nada puede mentos -aunque hay quien pueda hncer a t o en virtud de
ser dado acriticamente por supiiesto. E1 comportawento que riesgos de elevadas consecuencias- para 10s asuntos ordina-
es apropiado par2 nuestros dias, rnaiiana pede ser visto de nos de Ia vida cotidiana en una economia moderna que fim-
ciona con vigor. Semejante práctica incrementaria 10s c o s t ~ , Fuera de1 hogar, un rango creciente de organizaciones opera
ahogaria e1 rendimiento econ6mico que, de otta forma, pairia una base de las veiniicuatm horas.
ser dirigido hacia diferentes fines. E1 amontonarniento no p* La intervencibn tecnológica en la naturaleza es Ia condi-
dria ser sino una estrategia a corto plazo, a menos que e1 indi- ción de1 desarrollo de 10s sistemas abslractos, pero de igual
viduo haya daarroliado la cripacidad de suministrarse sus prc- modo a f ~ t m iambikn a muchos otros aspectos de la vida so+
pios alimentos. E1 hecho de que la persona concede hbilidad cial moderna. La ~socializaciónde la naturdezab ha facilitado
ai sistema monctíuio y a la divisi6n de1 trabajo, pennitki ma- Ia cstabilizaci6n de un conjunto de influencias irregulares e
yor seguridad y predictibilidad que ias que se pudieran alcan- impredecibles sobre e1 comportamiento humano. E1 con!rol de
zar por oíms medios. ia naturale- fue un importante esfuerzo acometido en 10s
Otra ilustraci6n puede ser e1 abastecimiento de1 agua, Ia tiempos premodemos, especialmente, en 10s contextos agra-
existencia de calefaccidn, iIuminaci6n y Ia depuraci6n de rios, en 10s que 10s planes de irrigación, la Iimpieza de 10s
aguas residuales. Tales sistemas y Ia experiencia en la que bosques y otros modos de organización de Ia naturdeza pam
ellos se inspiran, p r w r a n estabilizar muchos de 10s contextos pmp6sitos humanos e m lugar común, Como Dubos ha su-
de Ia vida cotidiana -mo e1 dinem-, a1 mismo tiempo que brayado, la Europa moderna era ya un medio ambiente com-
10s transforman radicalmente en relaci6n a 10s modos de Ia pleiamente sociahzado, constituido por muchas generaciones
vida premdernos. Para buena parte de la población de 10s de campesinos procedentes de bosques y pantanos ~ Í r g e n e s . ~ ~
país- desadIadoç el agua, ia calefacción y la iluminación En 10s siglos posteriores, e1 proceso de intervencidn humana
están ai alcance de la mano, así como 10s mecanismos de eva- en la naturalem se ha incrementado; por otra parte, no ha
cuación de los residuos humanos. La tubería de1 agua ha redu- sido codiado a ciertas Areas o regiones sino que, como mu-
cido sustanciaimente una de Ias granda carencias que dificui- chos otros aspectos de la modernidad, se ha globalizado. Nu-
taban la existencia en muchas sMedades premodemas, la im- merosos aspectos de la activídad social han devenido más se-
posibilidad de1 suministro de1 agua.2' La disponibilidad para e1 guros como resultado de a t o s desamllos. Los víajes, por
uso de1 agua en 10s hogares familiares ha hecho posible e s ~ n - ejemplo, se han regularizado y se han hecho más seguros fruto
dares de aseo e higiene que han contribuido a un incremento de la construccción de carretetas, trenes, barcos y aviones mo-
de la salud. E1 suministro constante de agua es tarnbién nece- dernos. Como con todos 10s s i s i e m abstractos, 10s enormes
sario para 10s modernos sistemas depuradores y, por 10 mis- carnbios en Ia condición y la envergadiira de1 viaje se asocian
mo, wntribuyen a un mayor nivel de salud que euos han faci- con estas innovaciones. Ahora es lAciI para cualquiera con re-
litado. L;t electricidad, e1 gas y e1 continuo acceso a combusti- cursos íinancieros llevar a cabo un trayecto que hace dos si-
bles ayudan a regular 10s estándares de confort corporal y con- glos hubiera sido só10 para e1 más intrépido y se hubiera nece-
ceden la posibilidad de cocinar y de1 empleo de numerosos sitado mucho mAs tiempo para realizarlo.
aparatos domésticos.T d o s ellos han regulado marcos de acti- Existe una mayor segddad en muchos aspectos de ia vida
vidad dentro y fuera de1 hogar. La iluminación eMctrica ha cotidiana pero también un gran precio que pagar por esos
hecho posibIe la colonización de la nmhe.z2En e1 medio d e avances. Los sistemas abstractos que dependen de la confían-
mbtico, Ias rutinas están dominadas por la necesidad de regu- za, a pesar de todo, no confieren nínguna de Ias recompensas
lar diariamente e1 dormir más que por la altemancia dia y morales que se obtenían de la confianza personalizada, miiy
noche, que puede ser intenumpida sin ninguna dificultad, comBn en 10scontextos tradicionales colmados axiol6gicamen-

21. Mumy Melbii, Nighr as Fmuim; Nueva Yoik FM Press. 1987.


22. Ren6 Dubois. The W w i i y o f l k r ~ hL, o n d ~Athlone,
, 1980.
te. Por otra parte, la total penetración de 10s sistemas abstrac- prada. La tecnolo@a y experiencia modernas han posibilitado
tos en la vida ordinaria crea riesgos que e1 indivíduo ha de un mejor control sobre las posibIes condiciones climatológicaç,
hacer frente desde una posici6n nada ventajosa. La mayor in- e1 mayor dominio de las candiciones naturales ha permitido
.terdependemia, incluyendo 10s sistemas globdes independien- superar nesgos preexistentes o rninimizar sus impactos. Toda-
t a , supone una mayor vulnerabdidad cuando sucesos desfavo- víu la naluraleia soci'dzada es. en algunos aspectos fi~nda-
rables aíectan a esos sistenias como un todo. Tal es e1 caso mentales, más imprevisjble que la ctvieja naturdezaii, ya que
con todos 10s ejemplos mencionados arriba. E1 dinero que una no pdemos estar segum de la manera de actuar de1 nuevo
persona posee nunca supondria demasiado si e s u sujeto a 10s orden ~ ? u r a lLa
. hip6tesis de1 calentamiento global, si en rea-
cap~ichosde Ia economia global que incluso la más poderosa lidad tuviera lugar, han'a estragos en e1 mundo. Mckibkn afir-
de las mciones se ve incapaz de controlar. Un sistema mone- ma que la evidencia disponible apoya e1 criterio de que e1
tario local podria colapsarse completamente, como ocurri6 en <tefectoinvernadero. es real y, de hecho, afirma que 10s p m e -
Alemania en 1920: en algunas circunstancias impredecibles, sos implicados en é1 estAn lejos de ser contrarrestados en un
pudiera acaecer esto en e1 orden monetario global con desas- corto o medio plazo. Podria tener raz6n. Lo importante es que
trosas consecuencias para bdlones de personas. Una sequia u nadie puede decir con seguridad que esto no tendrá lugar. Los
otros problemas con 10s sistemas centralizados de1 agua, des- pcligros planleados por e1 calentamiento global son riesgos de
encadenan, en cxasiones, resultados más perturbadores que elevadas consecuencias a Ias que nos enfrentamos colectiva-
10s que la escasez de agua pudo producir en Ias sociedades mente, pero precisar la estimación de 10s citados riesgos es
premodernas; mientras que un prolongado dhficit de poder virmalmente imposíble.
disloca Ias actividades habituales de un elevado número de
personas.
ia naturaleza socializada proporciona una ílustraci6n eii-
caz -e importante- de esas caracteristicas. Mckibben afirma
con gran plausibilidad, que la jntervención humana ha sido
tan profunda y de tal envergadum que hoy podemos hablar
de1 ufin de Ia naturdezan. ia naturaleza socializada es muy
diferente de Ias antiguas circunstancias naturaies, que existian
separadas de 10s quehaceres humanos y formaban un susmto
inmodificable para ellos. d a vieja naturalem realiza sus prc-
pósitos mediante 10 que entendemos como procesos naturales
(liuvia, viento, calor), pero ya sin ofrecer ninguna de sus com-
pensaciones a cambio - e 1 refugio de1 mundo humano, un
sentido de pennanencia o incluso de eternidad.424
La naturaleza, en e1 viejo sentido que s e d a Mchbben, era
impredecible: Ias tempestades aparecían sin aviso alguno, 10s
desapacibles veranos desmiian Ias cosschas, Ias jnundaciones
devastadoras ocum'an como resultado de una tormenta ines-
Zigmunt Bauman

La ambivalench,la posibilidad de referir un objeto o suce-


so a más de una categoria, es e1 correlato linguistico especifico
de1 desorden: es e1 úacaso de1 lenguaje en su dimensión deno-
tativa (separadora). E1 principal síntorna de1 desorden es e1
agudo malestar que sentimos cuando somos incapaces de in-
terpretar correctamente la situaci6n y elegir entre acciones ai-
ternalivas.
Debido a la inquietud que le acornpana y la indecisibn que,
cordeva experimentamos la ambivdencia como un desorden
-ya sea porque e1 Ienguaje tiene carencias que dificultan la
precisión terminológica o por un incorrecto ernpleo iinguístico
por nuesm parte. Y, a pesar de t d o , ia ambidencia no es
producto de cieria patología de1 l e n p j e o de1 discurso.Se tra-
ia, más bien, de un aspecto normai que surge a cada momento
en la práctica lingüística. Resulta de una de Ias principales fun-
ciones de1 lenguaje: la de1 nombrar y clasiEcar. Su volumen se
incrementa en funcibn de la efectividad con Ia que &as funci*
nes son realizadas. La ambidencia es, por trato, su alter ego,
su compafiía permanente -de hecho, su condici6n normal.

1. Extiaído de 2. Bauman, Modeniity aitd Anibivaleiice. Londiis, Poli@ -.


1991, pp. 1-15. 53-74. (N. de! T.)

73
Clasificar supone poner aparte, separar. En primer lugar, e1 el apropiado en una situación ambivalente o pdría ser em-
acto de clasificar postula que e1 mundo consiste en entidades pleado más de uno; e1 resultado es e1 sentimiento de indeci-
consistentes y distintivas; a continuación indica que cada enti- s i 6 ~ indeterminabilidad
, y hasta perdida de control. Las conse-
dad tiene un grupo de entidades similares o adyacentes a las cuencias de la acción devienen impredecibles, mientras que la
que pertenece, y con Ias que -en conjunt- se opone a otras arbitrariedad, suprimida supuestamente por e1 intento de es-
entidades; de este modo, clasificar dice relacionar patterns di- tnicturaci&n,parece estar de regreso de manera inesperada.
ierenciales de acci6n con diferentes clases de entidades (Ia Es evidente que Ia furici6n de1 lenguaje que consiste en
evocacibn de im especfíico patrón de conducta se convierte en nombm/clasificar tiene como objetivo la prevención de la am-
e1 criterio de definicibn de la clase). Ciasificar, en otras pala- bivalencia. Su reahzación es verificada en virtud de Ias nitidas
bras, es dotar al mundo de una cstructtirn: manipular sus prc- divisiones en dases, de la pracisión de sus limites definitorios
babilidades; hacer algunos sucesos más verosímiles que otros; y de Ia univocidad con la que 10s objetos pueden ser distribui-
comportarse como si 10s sucesos no fueran casuales o limitar dos por clases. Y, sin embargo, la aplicaci6n de semejantes.
o eliminar Ia arbitrariedad de 10s acontecimientos. criterios y de las actividades que ellos pueden dirigir, son las
A través de la función de nombrar/clasiiicar, e1 lenguaje se ullimaç fuentes de la ambivalencia, y las razones por Ias que
propone a si mismo entre un mundo sólidamente fundado y esta no se extingue son precisamente Ia dimensión y la intensi-
adecuado para la vida humana y un mundo contingente cerca- dad de1 esfuerzo estnicturadorlordenador.
do por la arbitrarjedad, en e1 que las armas de la supervivencia El ideal que Ia funcibn denotativdclasificatoria persigue
humana -1a rnemoria, la capacidad de aprendizaje- serían realizar es una suerte de archivos que contengan todos 10s
utiíizadas salvo suicidio no dec1,mdo. E1 lengciaje se esmera grupos de teminos existentes en e1 mundo -pero confinando
en mantener e1 orden y negar li? arbitrariedad inesperada y Ia cada grupo y cada tkrmino en un lugar separado de1 resto (sol-
contingencia. Un mundo ordenado es aqiiel en e1 que ccuno ventando las dudas a b v é s de un índice de las referencias
puede saber cómo conducirseb (o, en e1 que uno sabe cómo senaladas y diferenciadas). No es viable que semejante archvo
informarse -e idomarse para lograr segtin'dad- respecto a elimine la ambivalencia. Y precisamente la perseverancia con
c6mo conducirse), en e1 que uno sabe como calcular la proba- Ia que se persigue la constnicci6n de ese archivo es 10 que
bilidad de un suceso y c6mo aumenta o disminuye esa prc- provoca la aparici6n de nuevm sumiriistros de ambivalencia.
babilidad; un mundo en e1 que la vinculación enire ciertas si- Clasificar consiste en actos de inclusibn y exclusión. Cada
tuaciones y la efectividad de ciertas accioneç se mantiene acto de designación divide e1 mundo en dos: entihdes que
constante, de modo y manera que se puede confiar en 10s su- corresponden d nombre y e1 resto que no. Determimdas enti-
cesos pretéritos como mierentes orientativos para e1 futuro. A dades pueden ser incluidas en una clase &has una clase-
causa de nuestra capacidad de aprendizaje/memorimci6n con- só10 en la rnisma proporci6n en que otras entidades son ex-
, ferimos continuidad a1 orden de1 mundo. Por Ia misma razbn, cluidas, apartadas. Invariablemente, semejante opemción de
experimentamos la ambivalencia como indecisibn y amenaza. inclusi6dexclusiÓn es un acto de violencia perpemdo a1 mun-
La ambivalencia distorsiona e1 cálculo de eventos y la relevan- do y requiere e1 soporte de una cierta coerci6n. Se puede man-
cia de 10s patrones de acci6n memorizados. tener mientm que e1 volumen de coerción sea suficiente pam
La situaci6n se toma ambidente si las herramientas lin- desestabihzar e1 alcmce de la discrepancia creada. La insufi-
güísticas de estructuración resultan inadeciiadas, sea porque Ia ciencia de la coercibn se muestra en Ia manifiesta negativa de
sitiiación no corresponde a ninguna de las clases diferenciadas las entidades postuladas por e1 acto de clabilicación para ajus-
lingüísticamente o porque se encuadra a1 mismo tiempo den- tarse a las cIases asignadas y en la apariencia de entidades
tro de varias clases. Ningiino de 10s patrones aprendidos seria infradefinidas o sobredefinidas w n significado insuficiente O
excesivo -Ias cuales trarismiten senales ininteligibles para la fechar se inicia con un cierto grado de senedad, e1 objeto en si
accibn o sefiales que confunderi a 10s desiinatanos por ser mismo desaparece. La modernidad, como otras cuasi-totalida-
contradictorias. des que queremos a b e r de1 flujo de 10 real, deviene esqui-
La ambivalencia es un producto colateral que surge en e1 de arnbigüedad,
va: constatamos que e1 concepto está ~ u g a d o
acto de clasificacibn; su surgimiento exige un mayor esfuerzo mientras que su referente es opaco en su nficleo y d d o en sus
clasificatorio si cabe. Aunque emerge a partir de este, la arnbi- bordes. Por eso la emprsa e dificil de resolver. La caracterls-
valencia puede ser combatida só10 con un nombre que es to- tica definitoria de la modernidad que subyace a este ensayo es
davia mhs exacto y clases que son definidas con más preci- parte de1 argumento tratado.
sión; dicho de otro modo, con semejantes operaciones, siem- Entre Ia multitud de propbsitos impasibles que Ia moderni-
pre que se fijen con solidez Ias demandas (contrafácticas) de dad se propone a si misrna y que hicieron de ella 10 que es, e1
discrecibn y transparencia de1 mundo, la ad a su vez desen- prop6sito de1 orden (mhs en concreto y mAs importante, de1
cadena la nueva aparición de la ambigüedad. La lucha contra orden como propósito) es e1 que destaca +orno e1 menos p
Ia arnbivdencia es, por ello, autodes~ctivay autopmpdsora. sible de entre 10s imposibles y e1 menos a mano de entre los
Tal lucha perdwrt con un vigor desmedido ya que a1 pretender impmindibles- como e1 arquetipo de todos 10s demás p n
resolver 10s problemas de ambigudad 10s fomenta. Su intensi- pósitos, propósito que interpreta a1 resto como simples metá-
dad, sin embargo, varia con e1 t i e m p dependiendo de Ia dis- foras de si rnismo.
ponibilidad de fuerza suficiente para controlar e1 volumen de E1 orden refiere a 10 que. no es caos; e1 caos a 10 que no
ambivalencia, y tmbién de la mayor o menor conciencia de está ordenado. Orden y caos son 10s g e d s modernos. Son
que la reduccibn de la ambivalencia es un problema de1 descu- concebidos a partir de1 rompimiento y colapso de1 mundo or-
brimiento y aphcación de la temologiá airopiada: un proble- denado por Dios, mundo que nada sabía ni de nemidad ni de
m a de ingenieria. Ambos factores convierten a la modernidad accidente. Tan só10 existia -sin pensar cómo darse a si mis-
en una era de combate encarnizado y despiadado contra Ia
ambivalencia.
l la edad de Ia modernidad? No existe acuerdo al-
~ C u áes de ia morlernidad burguesa. su arrolladora pasi6n negaiivar ( F m of Modarri*:
Avaiitgarde, DPCaddtce, m c h . Blwmington, Indiana University Press, 1977, pp. 4,
guno sobre Ias fechas bar aja da^.^ Y una vez que e1 intento de 42); esta es una opasici6n Frontal a Ia antnior, un retrato con mãs tintcs de a l a b
y entusiasmo cn favor de h disposicidn y idización de ia rnodemidad. como por
ejemplo en Raudclaire: .Tado aquello que eç bello y noble aprece como iwdta$o
2. E1 intento de aventuram a dar una fecha parece ser inevitnble si as1 nos nleja de la r a h y de1 poisamiento. E1 crirnen. ai que e1 animal humarm se &ciona ai e1
de una discusih estéril que nos dcsvla de Ias propwiciones sustantivas (ias fechas útem matcmo, es de origen natural. La virtud, p d aontnrio, es anikíal y supra-
más habituales son muy s i m b a las dadas por 10s histonadmes k e s - q u e natumln (&delaire ns Q Litmry Criiic: Wecred k y s , índ. Laii Boe H y h p y Fran-
colaboramn cn lu obra Chitzire CI ideologie & i't~ufniodmie, volumen publicado en cis E. Hylsop, Pittsburgh, Fennsylvania State Universily Rcss, 1964, p. 298).
1985 por L ' h I e Fmçaise de Rome-. 10s cualcs rnantienen qiie e1 estado moderno Deseda aclarar que entiendo por Modemidad un periodo hist6rico que ech6 a
surgi6 a finales de1 sigh XTII y entra cn declive a h a i de1 XW; para algunm cifticos andar alrcdedor de1 siglo XWI en Ia Europa occidental con motivo de una serie de
literarios e1 iérrnino amodernidad. alude a Ias tendcncias culnirales que se inician profundas n;uisformaEiones socjocdturales e intelecnialcs y que ai& su madu-
con cl siglo XX y se difuniinan en el ccuador de1 mismo sido). r ~ z :1) como p-to culturai -con e1 deçpliegue de la Ilustraci6n: 2) corno fiwma
E1 dcsacuerdo en Ia definici6n es diKcii de reducir por cl L h o de Ia coexistencin de vida socialmente instituida e n e1 desamllo de la sociedad industrial (capitalis-
hisi6riu de 10 que Matei Calinescu denorninb *das rnodernidadcsdistintas y en con- ta y, pmteriomcnte, también comunista). Por 10 tanto, rnodddad, tal y como em-
flicto mutuom. Más marcado que otros auto^^. CaIinescu describe la mptui-a s i m plm el t6rmino. no es sinbnimo & modernismo. h t e cs una tendencin i n t e j d
i.ersiblem mire Ia ~rnmkmidadcomo un cstadio de la historia dc la cidizaci6n occi- (filosbfia, lileraria, artistica), que dio su paso definitivaa phcipios d d
dental - u n prducto &I p c g m o cientfico y tocnológico. de Ia revohicih industrial sigla y que retrrispctivamente p e d e ser visto (p d o g h mn Ia I l u s t k h ) m o
y de bs cambiw & m i a y saúdes operados por c1 capiralism- y modemidad un aproyecto. de ptrnodemidad o un estadio previ0 a Ia condici6n pstmodwia
wmo mncepio est6ticom. Este Último (mejcir Ilamado modcinismo para evita- 13 En el modernismo Ia mdemidad tom6 su mirada hacia s I rnisma e intent6
fremente cnnfusibn) a- por neutnliur 10s wntenidos definitorios de Ia piimen una nitih visibn y autoconcicncia que revelarían su írnposibilidad de
acepci6n de1 termino: 40 que define a la rnodcmidad culturai e su abiato rechazo terreno hacia Ia condicibn ptmoderna.
mo a Ia existencia. Este mundo irreflexivo e indiferente que orden debe ser designado refrcnando 10 que aparece como ubi-
precedi0 a la biíurcacibn en orden y caos se nos aparece como cuo [es decir. e1 flujo] C..] E1 orden dcviene un hecho dc poder,
difícil de describir en sus propios términos. Intentamos asirlo y e1 d e r un hecho de la voluntad, dc ia fuerza, de1 cálnilo C..]
con ayuda de las negaciones: nos decimos a nosotros rnismos Fundamental para Ia Lntera reconceptudkción de Ia i d a de
que e1 mundo no era 10 que no contenía, 10 que no conmh, de
sociedad era la conciencía de que Ia commonidih, como or-
den que era, refería a una m c i 6 n humana.3
10 que no ienía conciencia. Ese mundo apenas era reconocido
en sí mismo en nuestras descripciones. No se entenderia de 10
Collins es un escrupuloso historiador, cauteloso de 10s peli-
que estamos hablando. No habria sobrevivido a esa compren-
g o s de1 proyeccionismo y presentismo, sin embargo dificil-
sión. E1 momento de tal comprensi6n hubíera sido e1 signo de
mente puede evitar conferir a1 mundo pre-hobbesiano algunos
su muerte incipiente. Hist6ricamente esta comprensi6n era ia
i-asgos propios de nuestro mimdo post-hobbesiano -aique
última mirada de1 mundo pretérito; y e1 primer sonido de Ia
só10 Tuera a a v e s de Ia indicación de su ausencia; sin seme-
rnodernidad emergente. janle estrategia de descripción e1 mundo pre-hobbesiano care-
Podemos pensar la rnodernidad como una era en la qiie el
cía para nosotros de significado alguno. Para lograr que nos
orden -de1 mundo, de1 hábitat humano, de1 sí-mismo indivi- hable e1 mundo, debemos hacer audible sii silencio: apalabrar
dual y de la conexi6n entre 10s i r e s es refijada az su interior; aquello de 10 que e1 mundo no tiene conciencia. Debemos rea-
un asunto de consíderación, interés y de una práctica que es lizai- un acto de víolencia: obligar a que e1 mundo tome en
consciente de si mísma, consciente de ser una pr;íctica cons- consideración cuestiones de las que ha sido inconsciente y re-
ciente y cauta de1 vacío que dejaria si se detuviera o meramen- chazar o evitar que esta inconsciencia de1 mundo haga de kl
te se erosionaría. Por motivos prácticos (la fecha exacta de algo distante e incomunicado para con nosotros. E1 intento de
nacimiento, repetimos, estál obligada a perdurar como conten- comunicar c0nb-avendI-jsu propbsito. En este proceso de con-
cioso: e1 proyecto de datar es uno de 10s muchos ioci imaginn- versión fornada, reproduciremos la esperanza de comunica-
rii que, como Ias mariposas, no sobreviven d momento en e1 ci6n más remota. A1 fid, en lugar de ia recoirstrucción de
que el ser atraviesa su cuerpo y las fija en un enclave) esta- {(otramundoii, constmiremos nada m6s que alo otron de nues-
mos de acuerdo con Siephen L. Collins, quien en su reciente tro propío mundo.
estudio adapt6 la visi611de Hobbes para sefialar la marca de Si es verdad que sabemos que e1 orden de las cosas no es
nacimiento de Ia conciencia de orden, qite es -en ntiestm in- natural, esto no significa que e1 otro mundo pre-hobbesiano
terpretacjón- de la conciencia moderna, de la modernidad. fuera obra de Ia naturaleza: no se pensaba e1 orden en ningún
(hconciencia, dice Collins, «aparece como Ia cualidad de1 or- caso y, por ello, no bajo una forma que nosotms entenderia-
- d ape2'~lbjdoen las cosas^.) mos como upensarn, no en e1 sentido en que pensamos ahom.
E1 descubrimiento de que e1 orden no era natural fcie e1 descii-
Hobbes entendia que e1 fluir clel mundo e m natural y que d brimiento de1 orderz coilio tal. El colzcepto de orden apareci6
orden debe scr m a d o mfrenando e1 flujo natural. La sociedad en Ia conciencia só10 simult6neamente con e1 prob2ema del or-
no es sino un reflejo trascendentalmente ariicularlo de algo pre- den, de1 orden como un hecho de estrciiegia y de nc~idn,orden
definido, externo y más d . de Ia existencia ordcnada j-ui-
4 como una obsesión. E1 orden como ~roblemasurgi6 con e1
carnente. La socicdad refierc a una entidad nominal dispuesh
p r e1 estado soberano que es su repmntación articulada r... J
[Cuarenta anos ùespués dc la muerte dc Elisabethl e1 orden
3. Stephn L. Collim, Fmnr Diviire Cosnros to &wreigt State: ais i n t d kOxfo*
~His-
l
pasó a ser comprendido, no como aigo natural, sino artificial, tory of Coiisciousiress aiid lhe ldm of' Ordcr i11 Reiraissaiice Eiighnd.
meado por c1 hombre y manifiestamcnte político y social. E1 Uniietsiw Ress, 19119, pp. 4, 6, 7, 28. 29, 32.

79
despertar de la actividad ordenadom, como un refiejo de prác- de] caos. E1 orden estA ocupado en la guerra de la supeniiven-
ticas ordenadoras. La deciamción de Ia ~nenaturzilidadde1 or- ,j,. Lo otro de1 orden no es otro orden: tan ç610 e1 caos es la
dem apoya una idea de este como de algo que se patentim Lo otro de1 orden es e1 hedor de 10 i n d e t e d o
desde su ignota morada, de su nmexistencia, de su silencio. e iqredecible. Lo otm es Ia incertidumbre, e1 origen y arque-
~Naturalezansignifica, antes que otra cosa, nada mis que e1 tipo de todo temor. Los tropos de1 aotro ordens son: indeter-
silencia de1 hombre. rninación, incoherencia, incongruencia, incompatibilidad, i l ~
Si es verdad que nosoms, 10s modernos, pensamos e1 or- $idad, irracionalidad, ambifiedad, confusión, inexpresivi-
den como un asunto de estrategia genemI, -to no significa dad, arnbivalencia.
que antes de la modernidad e1 mundo esperara complaciente- E1 caos, alo otro de1 ordem, es la pura negatividad. Es la
mente la Negada de1 orden. E1 mundo vivía aI margen de esta negación de todo 10 que e1 orden se afana por ser. Frente a ia
alternativa. Si es verdad que nuestro mundo está ~ m d 3 ~ u n d o ilegatividad se yergue la positividad que constituye Ia existen-
por Ia sospecha de endeblez de1 artiíicio disefiado por e1 hom- cia de1 orden. Pero la negatividad de1 caos es un p d u c t o de
bre y de las islas de orden elaboradas por e1 hombre entre e1 la nlisma constituci6n de1 orden: es su efecto colateral, su des-
mar de1 caos, de ello no se deduce que antes de la modernidad echo y Ia condición sim qua non de su posibilidad (reflexiva). ,
e1 mundo creyera que e1 orden se extendia sobre e1 mar y e1 Sin la negatividad de1 caos, no hay psitividad de orden; sin
archipidago hurna1-10;~ despuk de todo, no era consciente de caos no hay orden.
Ia disiinción entre tiem y agua. Podemos decir que la existencia es mdema en la medida
Podemos decir que la existencia es moderna en la medida en que está satumda por e1 sentimiento de1 usin nosotros, e1
en que se bifurca en orden y caos. ia existencia es moderna diluvio.. La existencia es moderna en la medida en que es
en la medida en que contiene la alternativa orden y caos. orientada por Ia urgencia de1 disefio: e1 disefio de si-misma.
Orden y caos, y nada más. Pero e1 orden no apunta a un La existencia en estado virgen, libre de toda intervencibn,
orden alternativo como sustituto. La lucha por e1 orden no la existencia hordenada para e1 hdbitat humano deviene ahc-
refiere a un combate de una d e h c i 6 n contra otra, Ia de una ra nnruraleza 4 g o que no es confiado a sus propíos mecanis-
realidad articulada frente a una propuesta alternativa. Se trata mos, algo que debe ser dominado, subordimdo, rehecho, asl
de un combate de la determinacibn frente a la ambjgüadad, de
como reajustado a las necesidades humanas. Algo que debe
precisión semántica úente a la ambivalencia, de transparencia
ser puesto en jaque, refrenado y contenido, alejado de1 estado
frente a la oscuridad, de claridad frente a 10 difuso. E1 orden
amorfo y conformado- con destreza y fuerza. Incluso si la
como concepto, como visidn, como p r o e i t o , p d l a concebir-
r o m ha sido pradispuesta por la propia naturaleza, no se
se como medio para intuir Ia total arnbivalencia, lo azaraso
consuma sin ayuda y no perdura en estado de indefensión.
Vivir de acuerdo con Ia natudeza supone necesitar un buen
número de tentativas de diseíío y de organización y de control
4. Un ejemplo: .E1 individuo no experiineniaha ni aislamienio ni alienación.
(Collins, F m i Diviite Cornws, p. 21). Esta es, m tanto hedio, nuestra constniccih vigilante. Nada más artificial que la naturalidad; nada menos
-modema- del individuo pm-modeino. Tal vez d a m& prudente decir quc cl natural que pedir clernencia uno mismo a las leyes naturales.
individuo de1 mundo premodemo M cxperimentaba la w i c i n âe Ia eqwimicia de Poder, represión y acción determinante se encuentran entre ia
aislarnicnto o dienación. No riwnkha ia pettenencia, Ia condici6n de micrnbro, e]
ser-enel-hogar,e1 sentimiento dc estar todos esimhamentc unidos. La vivencia de ia n a t d e z a y e1 orden consumado socialmente en e1 que 10 arti-
penenencia supone Ia toma de conciencia de1 ~formnrparte +; por eso, Ia perte- ficial es natural.
nencia contiene ineviiablernente Ia conciencia de su pmpia incatidumbrc. de Ia posi-
bilidad de aislarniento, dc Ia necesidad de mantmier a distancia la alienaciún. h Podemos decir que la existencia es moderna en tanto es
vivewiaci6n de uno m i m o como ano aisiado. o ano alienado. es tan moderna como efectuada y sustentada por e1 disefio, h manipulnción, ía direc-
Ia expericncia de aislamiento y alienación. cidn, la ingeizieria. La existencia es mde- en tanto adminis-
trada por invencibn (es decir, por e1 concicimiento y tecnología
LO otro del estado moderno es e1 territorio no humano o
con que se cuenta), por las agencias soberanas. Las agencias
jmpugnado: la infradefinici6n o sobredefinicidn, e1 demonio de
son soberanas en tanto en cuanto reclaman y deíienden e1 de-
13 ambigüedad. Con e1 asentamiento de la soberania dei estado
recho a dirigir y administrar la exístencia: e1 derecho a d e h r
este se ha convertido en e1 poder que define y esta-
y, por irnplicación, a poner a un lado e1 caos en tanto aquelio
blece las definiciones -todo lo que se autodefine o dispone
que escapa a la definicibn.
&l poder para darse la definición es subversivo. Lo otm de
La práctica típicamente moderna, la substancia de la políti-
&ta soberania es desbordamiento, inquietud, desokdiencia,
ca mderna, ckl.intelecto moderno, de Ia vida moderna, es e1
colapso de ley y orden.
esfuerzo por exterminar la ambivabncia: un esherzo por defi-
Lo otro de1 intelecto moderno es la polisemia, la disonan-
nir precisamente -y por ahogar o eliminar algo que podria o
cia cognitiva, Ias definiciones polivalentes, la contingencia; 10s
deberia ser definido. La práctica moderna no apunta a la con-
çigndicados encubiertos en e1 mundo de pulcras clasificacio-
quista de tierras de1 exterior, sino a la necesidad de llenar pun-
nes y archivoç acumulados. Con Ia soberanía de1 intelecto m e
tos en blanco en e1 complcaí mappa mundi. La phctica mo-
derno, sobre B reme e1 poder de realizar y establecer Ias defi-
derna, no Ia naturaleza. es b que experimenta la no existencia
niciones -y todo aquello que elude una asignaci6n inequívoca
de1 vacío.
es una anomalia y un desaflo. Lo otro de esta soberania es Ia
La intolerancia es, por ello, Ia jnclinación natural de la
violacMn de la ley de1 tercio excluso.
práctica moderna. La construcci6n de1 orden pone limites a Ia
En ambos casos, Ia resistencia a la d e h c i 6 n establece e1
incorporación y admisi6n. Supone la negativa a derechos y
Iímite a Ia s o b d a , al pder, a Ia transparencia de1 mundo, a
fundamentos que no puedan ser asimilados -parri deslegiti-
su control, d orden. Esta resistencia es la senal obstinada e
maci6n de1 otro. Mieniras e1 afán de acabar con Ia ambivalen-
inflexible de1 flujo que e1 orden aspira a contener en vano; de
-cia guia Ia acción colectiva e individual, Ia intolerancia se
10s límites a1 orden; y de la necesidad de orden. E1 estado rnG
manten& -incluso si eIla se esconde bajo la máscara de to-
demo y el intelecto moderno necesitan e1 caos -aunque sblo
lerancia (que muy frementemente significa: tú eres detestable,
para rnantener la creación de orden. Estos prosperan en la
pero yo, siendo generoso, permitiré que sigas viviendo).5
vanidad de su esfuerzo.
La existencia moderna es agitada en la acción inquieta por
Ia conciencia moderna; y la conciencia moderna es la sospe-
5. En su penetrante wnsideración sobiv el papel jugado por el wncepto de tole-
rancia en h leoría libenl, Susan Mendu~afirma: a i a rolenncia implica quc c1 objeto cha o conscienciacibn de1 d c t e r no concluyente de1 orden
tolerado es moralmente censurable. Hablar de tolcrancia supone que es e1 descródito, existente; una conciencia impulsada y dinamizada por la pre-
que un sujeto mantiene ~ i insistencia.
n e1 que es objeto de tolei-anciam (ToIerahmi
aiid rhe liniiis of IikrdUni, h d m , Macrnillan, 1989). ia toleranua no incluye la
monicihn de inadecuacibn, de neviabilidad de1 diseíío-de-
accptaci6n de1 valor de1 otrn; par el contrario. cs una vez m k ,tai vez de manela mAs orden, por e1 proyecto de eliminaci6nde-la-ambivdencia;de la
sutil y ~ u b t e ~ elaa forma
, de renhmar la inferiondad de1 oiro y sirve dc antesala a arbitrariedad de1 mundo y Ia contingencia de Ias identidades
la intcnción de acabar m n su especiücidad -junto a Ia invimión al otro a cwpr.ar
en Ia consumación de 10 inevitable. L3 tan nornbrada hurnanidad de 10s sistemas que le constituye. La conciencia es moderna en tanto en cuan-
poliricos tolemtes no Ira mm6s allá de consentir Ia demora de1 codicio final -,i to revela nuevas disposiciones de caos bajo la' superíicie de1
condición. sin embargo, de que 10s actos de tolerancia lortalezcari el ordcn de s u p
iioridad existente.
Paul Ricoeur (History aiid Truih,trad. Chaies A. Kelblqv, Evansion, ~orthw&tern
Univcrsity Press, 1979) sugiere qiie -históricamente- .e1 intento de unir Ia i ~ n l a d la uesFcra piliiicnm. L . priictica de la uencia en su csmctuia interna no diliere dela
con Ia violcxia Iirt panido de dw insmcias, Ia dericai y la política. (p. 165). A pcsui. dc la política estatnl; ambas apuntan al monopolio çobw c1 territorio dominado y
de ido, Ia -clerical. no fue nada más que Ia esfen intelectual puesta a1 seri-icio arnbas actúan wn el mecanjsmo de inclusibnlexdusión (sobre Ia ciencia estribe Ri-
de lo político o 10 intelectual con ambiciona politicas. Dicho esio, Ia sugcirncin dc cocur que =ti ccomtituida por la decisibn dc suspender t d e s ias considei.acion-
Wcoeur dmiene tautológica: el maridaje de la verdad y violencia es cl significado de nfectivas. utilitarias, políticas, estkticas y r c l i g i m y sienta como verdadern aquello
que wponde a Ios criterios de m e d o ueniiliwn, p. 169).
orden suministrado por e1 poder. La conciencia moderna criti- misión imposible. ES precisamente su esfuerzo no conclusivo
ca, advieae y alerta. En su actividad constante desenmascara e1 que convierte a Ia vida de 1a continua inquietud en factible
a cada momento su ineficacia. Perpetúa Ia pdctica ordenada e inevitable y excluye la posibilidad de que tal esfuerzo des-
w n Ia descahficaci6n de sus realizaciones y Ia puesta en evi- canse.
dencia de sus defectos. La misi6n imposible se establece por 10s foci imaginari8 de
Por ello, se da una relacibn anior-odio entre la existencia verdad absoluta, pureza, arte y humanidad, asi como orden,
moderna y la cultura moderna (en la forma más avanzada de certidumbre y armonia, eI h d de la historia. Como todos 10s
autoconciencia), una( simbiosis portadora de guerras civil-. liorizontes, nunca pueden dcanzarse. Como tdas 10s horizon-
En Ia em moderna, la &1tura es Ia estrepitosa y vigilante o p tes, hacen posible el decurso de la vida con un prop6sito defi-
sici6n suprema que hace factible e1 gobierno. E n k ambas nido. Como todos 10s horizontes, conforme más rápido es e1
s610 hay nmeçidad y dependencia mutua -1a compiementa&- avance más irrevowble es e1 regreso. Como todos 10s horizon-
dad que surge de la oposición, .que es oposici6n. Sin embargo, tes, nunca permiten que e1 propósito de avance corra riesgo
la modernidad se resiente por las m'ticas -no sobreviviria a1 algi~no.Como todos 10s horizontes, eilos tienen lugar en e1
annisticio. tiempo y confieren a1 itinemio la ilusi6n de destino, direccibn
Sería ftítil deteminar si Ia cuItura mderna socava o sirve y cometido.
a Ia existencia modem. Hace ambas cosas. hiede hacer a la Los jòci inzaginarii -10s horizontes que cierran y abren,
una s61o a la vez que R ia o t n . La negaci6n compulsiva es c e r c a y dilatan e1 espacio de la rndernidad- conjuran el
la positividad de la cultura moderna. La disfuncionalidad de la fantasma de1 itinerario en e1 espacio exento por si mismo de
d t u r a moderna es su funcionalidad. Los pderes modernos dirección. En e1 spacio, 1% senderos se constituyen a1 transi-
luchan por un orden artificial necedtado de la cultura encar- lar y se borran a la vez que nuevos carninantes 10s transitan.
gada de explorar las limitaciones de1 p d e r de artificio. La lu- Delante (y delante es donde ellos miran) de 10s caminantes e1
cha por e1 orden informa que la exploraci6n es informada por sendero es delimitado por la determinación de 10s caminantes
sus hallazgos. En e1 proceso, Ia lucha se desprende de su hu- en continuar; a sus espddas, 10s senderos pueden imaginarse
bris inicial; la contienda nace de la ingenuidad e ignorancia. desde difusas Meras de pisadas consolidadas a ambos lados
Aprende, en cambio, a vivir con su propia perrnanencia, in- por consistentes contornos de despojos y escombros. uEn un
conclusividad -y perspectiva. Con optimisrno, aprenderia a1 desierio A j o Edmond J a k s - no hay avenidas, no hay d l e -
final las dificiles artes de la rnodeçtia y tolerancia. jones sin salida ni calles. S61o - a q u i y d á - fragmentarias
IA historia de la modernidad es una historia de tensi6n hirellas de pasos, Apjdamente borradas y sacI-ificadas.s7
entre la existencia social y su cultura. La existencia moderrm La modernidad es 10 que es -una marcha obsesiva hacia
compele a su cultura a mantener una oposici6n con ella mis- adelante-, no porque quizás siempre quiere más, sino porque
ma. Esta confiictividad es precisamente la armonia que necesi- nunca avanza bastante; no porque incremente sus ambiciones
ta la modernidad. La hjstoria de la modernidad esboza su peli- y retos, sino porque sus retos son encarnizados y sus ambicio-
groso e inaudito dinamismo desde la celeridad con la que des- nes frustradas. La marcha d e k proseguir ya que todo lugar de
echa sucesivas versiones de armonia, habiéndolas desacredita- ' Ilegada es una estacibn provisional. No existe un lugar pride-
do como pAiidos e imperfectos reflejos de sus f& imaginani.
Por h misma razbn, puede interpretarse como una historia de
progreso, como Ia historia narural de la humanidad. 6 . CF. Richard Rorly, C o t i r i i i p ~1mi1y
~ arid Solirtuity, Cambtidgc, Crimbridgc
Como forma de vida, Ia modernidad se hace posible a si Uniirrsiiy Press, 1989, p. 195.
7. Edrnond Ia&, UII itrniwr a m , sous le h, i i i r livre I pe& fmw. Paris,
misrna en virtud de su propio establecimiento en tomo a una Caiiimard, 1989, p. 34.
giado, no hay uno rnejor que otro, desde ni@n lugar e1 hori-
Lriç dos prirneras citas con las que comenzarnos este ensa-
zonte se encuentra más cercano que desde e1 otro. Esto obede-
yo son corroboradas por Dilthey: la plena claridad significa e1
ce a que la agitación y h conmoción viven hacia hera como
final de la historia. E1 pnmero habla desde e1 interior de la
una marcha hacia adelante; esto ès por 10 que e1 movimiento
modernidad aún joven y atrevida: la historia a1canzai-a el final
browniano parece contraer un anverso y un reverso, e, impa-
y nosotros la redimiremos univenaliz8ndola Derrida parece
cientemente, una dirección: es e1 detritus dei combustible con-
volver a Ia esperanza ya extinguida. É1 tiene mnstancja de que
sumido y e1 hollin de las extinguidas llamas, que rnarcan las
la btoria no finalizará y, por 10 mismo, t a m w o e1 estado de
tmyectorias de1 progreso.
ambivalencia.
Como observa W. ~ e n j a m h la , conmoción compele a un
Existe otra razón por la que la modemidad dice desasosie-
futuro que vuelve sobre sus pasos, mientras que Ia pila de es-
g ~ desasosiego
: refiere a la imagen de Sísifo y a la pugna con-
combros aumentaba antes de que elIos ascendieran ai cielo.
tra Ia inquietud del presente, ia cual toma Ia apariencia de
uEsta conmoción es 10 que Uamamos progreso.)isLa esperanza
progreso histórico.
de llegada produce un impulso de huida. En e1 tiempo lineal
La guerra contra e1 caos se disgrega dentro de una multi-
de Ia modernidad, s61o se determina e1 punto de partida: y eç
iud de contiendas locales en favor del orden. Estas contiendas
e1 movirniento imparable de ese punto e1 que endereza la exis-
se lidian por unidades de guerrilla. En buew parte de la hista-
tencia descargada de afecto dentro de una linea de tiempo hs-
ria m d e r n a no existieron cuarteleç g e n e d e s desde 10s que
t6rico. E1 indicador de esta linea no es la anticipación de una
coordinar las contiendas -en todo caso, no existió ningún jefe
nueva buenaventumnzã, sino Ia constataci6n de pasados hc-
superior capaz de explorar la inmensidad dobal de1 universo
n o m o s ; e1 sulnrniento de ayer, no la felicidad de rnaiiana. En
para ser conquistado y para amoldar e1 derrarnamiento de
cuanto a hoy -se transforma e1 pasado antes de la caída de1
sangre I d denbm de Ia conquista temtorial. Existian sola-
sol. E1 tiempo lineal de Ia modernidad se extiende entre e1
mente brigadas m6viles de propaganda, que, con su discurso
pasado que no p u d e perdurar y e1 futuro que no pude exis-
fervoroso, aspiraban a manlener en alto e1 espfritu de lucha.
tir. No hay lugar para e1 punto medio. E1 tiernpo, en su fluir,
{~Losgobemadores y 10s cientiíicos igualmente (por no men-
amaina en e1 mar de la miseria de modo que e1 indicador pue-
cionar e1 mundo de1 comercio) observan 10s acontecimientos
de permanecer a flote.
liumanos como &nados con intenci6n.1~S i embargo, 10s
Mantener un cometido irnposible no supone valorar e1 fu-
gobemantes y científicos ron insiificienies y as[ son sus objeti-'
turo, sino devaluar e1 presente. No siendo 10 que debe ser, e1
ws. Todos 10s gobemantes y científicos guardan celosamente
pecado de1 presente es original e irremedíable. E1 presente
sus campos de acción y de ahl sus razones para establecer sus
siempre es deficiente, 10 cual le hace repugnante, detestable,
propósitos. Ya que 10s campos de acci6n se reducen a1 tamafio
inaguantable. E1 presente siempre está obsoleto y 10 e s antes ~
de sus poderes coercitivos y h in~electuales,y 10s objetivos se
de que llegue a existir. E1 instante se asienta en e1 presente, e1
ajuçtan a Ia medida de sus razones, sus contiendas son triun-
codiciado futuro es envenenado por la emanacibn t6xica de1
fantes. Los objetivos se alwnzan, el caos es expulsado de la
pasado consumido. Su dishte pitede perdurar pero en un ins-
entrrida y 10s órdenes se establecen en e1 interior.
tante efiniero:más alli de que (y e1 más d á cornienza en e1
punto de salida) e1 regmijo adquiera un tinte de necrofilia, e1
La mdeniidad se enorgullece de la fmgn~entaciónde1 mun-
do como su realizaci6n principal. La hgmentaci6n es e1 pri-
I
logro se transfoma en pecado y la inmovhdad en muerte.
mer fwo de su vigor. E1 mimdo que se desmorona en e1 inte-

9. Gregoty Bateson, S I E ~ to
S 011 fiolvgy o#' M i d . St. Albans. Paladin, 1973,
p. 134.
rior de una plétora de problemas es rnaniwable. 0, mejor di- Pero Ia fragrnentacibn convierte la resoluci6n d51 problema
cho, desde que 10s problemas son manejables -la niesti6n de en e1 trabajo de Sísifo y la incapacita como hemmienta crea-
Ia manipulabilidad de1 mundo nunca p u d e aparecer como dom de orden. La autonomia de localidades y funciones no es
asunto a tratar o se pwpone indefinidamente. h autonomía sino una ficci6n devenida plausible por decretos y códigos de
territoria1 y funcional que traslada en su despertar la íragmen- leyes. Se trata de Ia autonomia de un no o de un remolino o
tacibn a 10s d e r e s consiste primem y principalmente en e1 de un h u n d n (cortada la entra& y la salida de1 agia no hay
derecho a no ampliar la mimda r n h ali&de1 cerco y a no ser fluir de1 rio, cortada la afluencia y Ia &da de1 aire no hay tor-
mirado más alk de éi. La autonomia es e1 derecho a decidir nado). h autaquia es el suefio de todo poder. Se debate en b
cuando se mantienen 10s ojos abiertos y cuando conviene ce- ausencia de autarquía que ninguna autarquía puede vivir sin
L
m l o s ; e1 derecho a separarse, discriminar o disponer.
-
- seguridad. Son 10s poderes 10s que estrín fragmentados; no as1
i
e1 mundo. La gente es midtifunciond, las palabras poliskrni-
E1 impulso global de Ia ciencia ha sido [...I e1 de explorar e1 cas. 0, tal vez mejor, la gente se convierte en funcional a cau-
Lodo únicamente como la suma de sus partes. En e1 pasado se
sa de Ia fragmentacibn de las funciones; Ias paiabras devieneri
asrrmia quc si sc encantraba algiín principio holistico, podi-ia
polisémicas con motivo de Ia fragmentaci6n de 10s significa-
afdirsc a Ias partes ya c u n ~ i d xa, modo de organizadoi: En
otros términos, e1 principio holístico seria algo así corno un
dos. La opacidad emerge en e1 otro final de la kucha por la
ministrador quc dirige una bumãcia.10 iransparencia. La confusión se engendra desde la pugna en
pos de Ia claridad. La contigencia se desciibre en e1 lugar don-
Esta simiIitud, permita~enosafiadir, no es accidend. Cien- de cainciden y c h m muchas esfuerzos de deteminacibn.
tificos y administradores comparten las cuestiones de sobera- Conforme más se consolida Ia fragmentación, m5s irregu-
nia y demarcacidn, y no se puede concebir e1 todo sin Ia ima lar y menos controlabie resulta e1 caos. La aiitarquía admite
gen de más administradores y m6s científicos con su sobera- recursos dirigidos a1 cometido que se tiene entre manos (exk-
nia, sus funciones y áreas de conocimiento bien delimitadas te una mano fuerte para dominar con firmeza e1 cometido),
(al modo en que M. Thatcher visizalizaba Eumpa). Uróiogos y por 10 cual convierte a1 cometido en algo factible y a1 prbble-
Iaringólogos guardan Ia autonomia de sus departamentos clí- ma en soluble. En ranto problema-resolución,se trata de una
"c*. (y, por eso, también de rifiones y oidos) tan celosnmente funcibn de Ia iniciativa de poder; Ia escala de problemas solu-
como lo hacen 10s b u h t a s que dirigen Ia industna, y guar- bles y resiieltos se incrementa con Ia extensión de Ia autar-
dan Ia independencia de sus departamentos y Areas de existen- quia (con el gmdo en e1 que ias prjcticas de poder que ocu-
cia humana sujetas a su jurisdicción. pan en su conjunto e1 enclave relativamente autónomo pasan
Un modo de verificar10 es que Ia gtan visi6n de1 orden ha de 10 urelativoi, a 10 uautónomon). Los problemas se amplifi-
devenido una Mera de problemas que son susceptibles de so- can. Asf, también sus consecuencias. Conforme menos relati-
luci6n. La p n visi6n de1 orden destaca sobre la amalgama de va es una autonomia mjs felativo es e1 otro. Conforme m6s
problemas solubles -similar a la mano uinvisiblew o a1 asos- definitiva es la solucibn dada a 10s problemas iniciales, menos
tén metafísico*. Dado un pensamiento, la totalidad armoniosa rnanipulables son 10s problemas resultantes. Existi6 e1 come-
espera revelarse, como ave F h i x desde las cenizas, en virtud tido de incrementar 10s cultivos de la agricultura -resuelto~
del esfuerzo apasionado y asombmso por hgmenta1-10. gracias a 10s nitntos. Existió e1 cometido de construir e1 SU-
ministro constante de agua -resuelto gracias a la detención
de1 flujo de agun en presas. Por ello, a continuación se necesi-
10. John P. Briggs Y F. David Peat. W i i g Glarr Utiiverse: lhe Eni@ig Scieiic~ t b purificar 10s suministros de agua envenenada por Ia 61m-
of IVhohtess, Nueva Yok, Simon and Schusier, 1984, p. 147. ción de nitrritm no absorbidos r e s u e l t o por medio de la

88
aplicaci6n de fosfatos en la elaboracíon de plantas depurati- mismo, Ia significatividad, a1 parecer, se genera en las prácti-
vas. Por lo mismo, e1 siguiente objetivo consistía en destruir caç de1 poder capaz de establecer la diferencia -de separacibn
Ias algas tóxicas que crecen en 10s dep6sitos ricos en com- y de distinci6n.
puestos de fosfato... En Ias dicotomías cruciaIes para la práctica y Ia visión de1
E1 tr6nsito hacia e1 orden pretendido extrajo su enew'a, orden social e1 poder diferenciador se oculta como norma tras
como todo tránsito hacia e1 orden por hacer, de1 aborrecimien- uno de 10s miembros de la oposición. E1 segundo miembro es
to de la ambivalencia. En todo caso, más ambivalencia rue-el otro de1 primem. la cara opuesta (degradada, suprimida,
pmducto final de1 proyecto de apuntalamiento de1 fragmenta- exiliada) de1 primem y su creación. Por eso ia anomalidad B
do orden moderno. Numerosos problemas conúontan en 10 o r o de la norma, la demiación, es e1 otro de la ley a cum-
nuestros días 10s administradores de ordenes locales que resul- plir, la enfemedad e1 otro de la salud, Ia barbane e1 otro de la
tan de la actividad rasolutoria de problemas precedentes. Bue- civilizaci611, e1 animal el oiw dei hombre, e1 enemigo e1 otro
na parte de la ambivalencia a Ia que ,se enfrentan 10s ejecut* de1 amigo, ccellosi> e1 otro de unosotrosm, la locura e1 otro de la
res y teóricos de 6rdenes sociales e intelectuales se origina por razón, e1 extranjero el otro de1 compatriota, e1 público sin es-
10s esfuerzos dirigidos a suprimir o declarar la no existencia pecializaci6n alguna e1 otro de1 experto. Ambas caras depen-
de Ia endkmica relatividad de la autonomia. Los problemas den una de otra, pero la dependencia no es simétrica. La se-
son creados en la resolucibn de problemas, novedosos espacios gunda depende de] primero para su aislamiento forzoço. E1
de caos se engendrari por la actividad ordenadora. E1 progreso primem depende de1 segundo para su autoafirmación.
consiste primem y principalmente en Ia caducidad de solucio- Ln geornetna es el arquetipo de Ia mente modema. La reji-
nes de ayer. lla es su tropa predominmte (de ahí que Mondrian sea e1 más
E1 horror de la mezcla refleja la obsesjón por la separaci6n. representativo entre 10s artistas visuaies}. Taxonoda, dasifica-
La especificidad de la forma mcderna de hacer las cosas obe- ci6n, inventario, cadogo y la estadistica son Ias supremas ts-
cece en su fundacidn a la sepamción de Ias prácticas. E1 arma- trategias de la pdctica moderna. Lri maestría moderna consis-
zón central de la prfictiw y de1 intelecto moderno es la oposi- te en e1 poder de dividir, dasificar y distribuir -en e1 pensa-
ci6n -más en concreto, la dicotomía. k ls visiones intelectua-
l miento, en la práctica, en Ia práctica de1 pensamiento y en e1
les que vuelven como imágenes a modo de ArboI, de bifurca- pensarniento de Ia práctica. Pmd&jicamente,es por este moti-
ción progresiva, reílejan y verifican la pdctica administntiva vo por lo que la ambivalencia es e1 iniortunio de la rnoderni-
de escisión y sepamción: con cada bifurcación sucesiva Ia dis- dad y e1 más preocupante de sus cometidos. Ia geometria
tancia entre 10s ramales de1 tronco original aumenta, sin nin- muestra cbmo seria e1 mundo si hera geomttrico. Pero e1
gún vínculo horizontal que compense e1 aislarniento. mundo no es geométrico. No puede ser metido a presión den-
La dicotomia es un ejercicio en e1 poder y, a1 mismo tiem- tro de rejillas inspiradas geométncamente.
po, su disfraz. (Aunque ninguna dicoiomía se sustentaria sin e1 La prcduccibn de desperdicio (y, por tanto, 10 relacionado
poder de separar, de discriminar, e110 m a una ilusi6n de si- con la disposición a1 derroche) es t a m d e r n a como Ia clasifi-
metria.) Una simetria simuladora de los resultados encubre la cacibn y e1 diseiio de1 orden. Las rnalezas son e1 desperdicio
asimetría de1 poder que, no en vano, es su causa. IA dicotomía de1 campo, las calles e1 desperdicio de1 urbanismo, la disiden-
representa a sus miembros como iguales e intercambiables. Sii cia el de la unidad ideológica, la herejia e1 de la ortodoxia, e1
existencia testifica la presencia de un poder diferenciador. criminal e-njero el de1 edificio estato-nacional. Son desper-
Esta diferenciación fomentada por e1 poder es la que prodiice dicios en tanto desafian la clasillcación y desrnienten e1 buen
la diferencia. Se dijo que s61o la diferencia entre unidades de orden de la rejilla. Son mezclas de catcgorías no aceptadas
la oposición, no las unidades rnismas, es significativa. Por 10 k u e no deben rnezdarse. ReCben ni sentencia de muerte por
Ia resistencia a la separación. E1 hecho de que no se sentaran miento de Ia agradable y reconfortante ciindusiónn de los ami-
a1 otro lado de Ia banicada, de que esta no se hubiera cons- gos. onicamente por Ia crisdizaci6n y sohdificacibn de 10 que
truido en primer lugar, eso no seria considerado como una eilos no son (O 10 que no pretenden ser, o, 10 que no ditfan que
defensa vaida por un tribunal moderno. E1 tribunal está ahí son), en la contraimagen de 10s enernigm, loç amigos pueden
para preservar la buena proporción de ias barricadas que han afirmar que son 10 que quieren ser y quieren ser considerados
sido constniidas. como ser.
Si la modemidad es producci6n de orden, la ambivalencia Aparenlemente, hay una simetria: no habria enernigos en
es e1 desperdicio de la rizodemidad. Tanto e1 orden como la caso de no haber amigos, y no habría amigos si no es por e1
ambídencia son igualmente p d u c t a s de Ia práctica mcder- abismo abierto con mspecto a Ia hostihdad de1 exterior. Ia
na; y nadie excepto Ia práctica moderna -siempre vjgdante- simetn'a, sin embargo, es una ilusión. Son 10s amigos quienes
debe combomlo. Ambos comparten en la contingencia lipi- definerz a 10s enemigos y la apariencia de simetrias es, en si
camente moderna la desfundamentacibn de1 ser. h ambiva- misma, un testimonio de su poder asim&tricode definir. Son
lencia es 10 que más preocupa e inquieta1en la em moderna, los amigos 10s que controlan Ia clmificaciún y la asignacih. Ia
desde que, a diferencia de oir-os enemigos derrotados y domi- oposicibn es una reahacibn y autoafimaci6n de 10s amigos.
nados, aumenta complementariamente con 10s muchos logros Es e1 p d u c t o y la condición de Ia dominacibn narrativa de
de 10s poderes modernos. Es su propio fracas0 e1 que la activi- 10s amigos, de la nnrraíiva de 10s amigos como dominación.
dad constniye como ambivalencia. En la rnisma medida que eHos dominan la ~ r m c i 6 n estable-
,
Los siguienies ensayos focalimh primeramente su aien- cen su vocabulario y 10 cargan de significado, 10s amigos e s i h
ción sobre varios aspectos de la lucha moderna contra Ia am- en casa, cómodamente entre amigos.
bivalencia, que, en su discurrir y por fuerza de s u lógica inter- Esta esciçi6n entre amigos y enemigos produce la vita con-
na, pasa a ser la principal fuente de1 fen6meno que se preten- teriiplativa y la vira mtiva dentro de un juego de reflejw dei
de extinguir. A continuacibn, se bosquejar5 Ia gradual apari- que participan ambos. Aún más importante, garantiza su coor-
cí6n de Ia diferencia en e1 seno de Ia modemidad y se conside- dinación. Sujetos a1 rnismo principio de estmcturacibn, cono-
rará 10 que puede suponer vivir en paz con Ia ambivalencia. cimiento y accibn concuerdan, de modo y manera que e1 co-
my amigos y enemigos. Y también extranjeros. nocimiento puede m d e l a r la accibn y esta conlirma la verdad
Los amigos y enemigos se encuentran en oposicibn reci- de1 conocimiento.
proca. Los primeros son Ia negacibn de 10s segundos y vicever- La oposición amigos/enemigos separa verdad de falsedad,
sa. Esto no hace sino evidenciar su misma condición. Como bueno de malo, belleza de fealdad. Separa entre propio e im-
otro buen número de oposiciones que ordenan simuliimea- propio. correcto e incorrecto, exquisitez e indecencia. Hace 1e-
mente el mundo en e1 que vivimos y nuesm vida en él, se gible e1 mundo y, con ello, insmictivo. Disipa Ias dudas. Prc-
trata de lina variación de la oposici6n dominante entre interior porciona la capacidad de avanzar en e1 conocimiento. A s e g m
y exterior. E1 exterior es 10 que niega la positividad de 10 inte- que cada cud siga su -mino. Hace que Ia eleccibn parezca
rior. E1 exterior es 10 que no es e1 interior. Los enemigos son Ia revelar la necesidad efectuada por la naturaleza 4 e modo
negatividad de la posiiividad de 10s amigos. Loç enemigos son que Ia necesidad realizada por e1 hombre puede ser inmune a
1- que no son 10s amigos. Los enemigos son 10s amigos que 10s caprichos de la elección.
abandonan tal mndicibn; son e1 desgarro de la serzcillez de1 Los amigos son destacados por 10s pragmhticos de la co-
amigo, Ia auserzcia que refiere a la negación de la presencia operaci6n. Los amigos son modelados por la responçabilidad
de1 amigo. La repugnante y lesiva nexclusi6n~de 10s enemigos y deber moral. Los amigos son aquellos de cuyo bienesiar soy
es, como decía Derrida, un suppIemento -y &más, desplaza- responsnble niztes de que correspondan y prescindiend~de su
reciprocidad; sblo sobre esta condici6n se Ueva a efecto Ia
cmperaci611,un vínculo ostensiblemente contraactual y con- sntirbcci6~.La diferencia produce 10 que prohíbe, haciendo
solidada en ambas direcciones. La responsabjlidad debe ser posibl,le todo 10 que hace imposible>) -I

un don si se encuentra en condiciones de e n h r en un inter- Contra este c6modo antagonismo, esta confabulación de
cambio. amigoç y enemigos desgarrada por e1 conflicto. el erhanjero se
Los enemigos, por otra parte, se destacan por 10s pragmA- La amena= que é1 codleva es mfis terrible que el te-
ticos de1 enfrentamiento. Se constituyen gracias a la renuncia mor que alguien puede iener de su enemigo. Amenaza la so-
a Ia responsabilidad y al deber moral. Los enemigos son &idad en si m i m -Ia posibilidd de socialidad. ÉI conside-
algo menor la oposki6n entre amigos y enemigos en tanto
aquellos que deniegan Ia responsabiudad en favor de rni
bienestar antes de que yo admita mi responsabilidad por 10s cnn?pht rnappa mundi, como la diferencia que consuma to-
otros y prescindiendo de rni renuncia; s61o sobre esta condi- das las diferencias y, por 410, nada deja h e r a de si misma.
Como oposici6n, eç e1 sustraio sobre e1 que descansa toda la
ci6n se lleva a efecto e1 enfrentamiento, con e1 cual colisionan
mda social y todas Ias direrencias que la mantienen como un
ambas posiciones y entran reciprocamente en una acci6n
todo; mientm tanto, e1 extmjero mina Ia vida social rnisma.
hostil. (
Este obedece a que e1 extranjero ni es amigo ni enemigo; in-
Mienti-as que la anticipacibn de la amistad no es necesaria
clusive, puede reunir en si mismo ambas cakgon'as, dicho de
para la construccibn de 10s amigos, ia anticipaci6n de la ene-
otro modo, no sabemos ni tenemos forma de saber d es su
mistad es indispensable en h consirucci611de enemigos. Por
condición.
d o , Ia oposición entre amigos y enemigos es entre hacer y
E1 extranjero es un miernbro (quizá e1 principal, e1 arqueti-
padecer, entre la de ser un sujeto o un objeto de la acci6n. Se
pico) de Ia familia de 10s i~inoinbrabíes-esas desconcertantes
trata de oposición entre ofrecerse y recular, entre iniciativa y
y, sin embargo, omnipresentes unidades que, en palabras de
vigilancia, dominar y ser dominado, actuar y responder.
Derrida, «no pueden ser incluidos dentro de Ia oposiuhn (bi-
Con toda Ia oposici6n normal entre ellos, o -mAs bien-
naria) filosófica, a la que niega y desorganiza, sin constituir un
por tal oposicibn, ambos modos opuestos entre sf están en-
tercer t m i n o sin dar salida a una soluci6n bajo la forma de
trancados. Siguiendo a Simmel, podemos decir que Ia rela- diakzticas especulativasii. He aqui unos ejemplos de uinnom-
ci6n de amistad y enemistad, y s6Io d a s , son formas de so- brablesr propuestos por Derrida.
cinlídd; de hecho, son formas arquetipicas de toda sociali- E1 phrnrakon: e1 genknco ~krminogn'ego alude tanto a 10s
dad, y en conjunto constituyen su matriz con dos puntas. remedios corno a 10s venenos (e1 thrmino es empleado en e1
Constituyen Ia estrucium dentro de la que Ia socialidad es F d r o de Platbn como un simil de Ia escritura, y por este moti-
posible; delimitan Ia posibilidad de «ser con otrosw. Ser un o -desde la perspectiva de Dertida-, ia acepci6n dada por
amigo y ser un enernigo son dos modalidades en Ias que el Plat6n es indirectamente responsable, a través de Ias traduc-
otro puede ser reconocido como otro sujeto, constituido como ciones que pretendieron eliminar su ambigiiedad inherente. de
un sujet to en tanto sí-mismo,>, asumido en e1 interior de su la dirección tomada en Occidente por Ias rrietaflsicas post-
propio mundo de la vida, otro concebido y devehido relevan- plat6nicas). Phmnnkorz, por decirlo asi, es ala ~olisemiaE ~ U -
te. Sin la oposición entre amigo y enemigo, ninguno de ellos lar, prescrita que Ileva consigo la indetetiinacibn o oobrede-
seria posible. Sin Ia posibilidad de ruptura de1 vínculo de la terminacibn, pero sin que una traduccibn defectuosa privilegie
responsabilidad, esta no se imprimiria como deber. Sin la po- una versión excluçivísta de la citada pdabra en términris de
sibilidad de diferencia, dice Derrida, ccel deseo de la presencia
como ta1 no encontraria su espacio para respirar. Eslo siipo-
ne que e1 deseo conlleva en sí-mismo e1 destino de su no-
"remedio", ''meta mCdica", "veneno", "droga", "depurador", E1 horror de la indeterminacion
'
etc. Debido a su condicibn, p h m k u n es, primem y princi-
palmente, algo poderoso en virtud de su ambivalencia y ambi- La claridad cogmtiva (clasificatoria} es un reflejo, un equi-
valente en virtud de su poder. Tiene parte de sano y enfermo, valente intelectual de la segddad en la conducta. A m b con- ~
de afable e ingrato..I2 Phaminkon, t m s 10 dicho, ano es ni re- sideraciones llegan y parten juntas. Su alto grado de vincula-
medo ni veneno, ni Dios ni diablo, ni interior ni exteriom. ci6n 10 constatamos en un instante a1 recaiar en un palç ex-
Phnmrakon aniquila y anula la oposicibn -Ia enorme p b i l i - tranjero, a1 escuchar un idioma extrano, a1 contemplar una
dad de oposici6n. conducta poco familiar. Los problemas hermen&uticoscon 10s
E1 hymen: de nuevo Ia palabm griega alude, ai rnismo tiern- que nos Ias habemos o h c e n un primer destelio de una aterra-
po, a la membrana y a1 matrimonio, por 10 cual reíiere ai mis- dora parálisis conductual que sigue a1 h c a s o de la disposición
m o tiempo a la virginidad -1a diferencia firme e inflexible clasiiicatoria. Entender, al decir de Wittgenstein, es saber
entre e1 sjnteriorii y e1 rcexterioni- y a su violación por la c6mo actuar. Por d o , 10s problemas hermenkuticos (que apa-
copulación de uno mismo con otro. Por tanto, hymm ano es recen mando e1 s i g d c a d o no es idexivamerrte evidente,
ni confusibn ni distinci611, ni identidad ni diferencia, ni copii- cuando tomamos consciencia de que las pdabms y e1 signifi-
lacibn ni virginidad, ni d i s h z ni desemscammiento, ni inte- cado no son Ia misma cosa, que existe un problema de1 signi-
rior ni exterior, etc.,,. licado) son catalogados como molestos. Los irresueltos p d e -
E1 suplemento: en francb este ténnino alude a adición y mas hermenr5u~cosrefieren a la incertidumbre en e1 sentido
sustitución. Es, principalmente, e1 otro que u s e incorponn, e1 de cómo interpretar una situaci6n y qué respuesb es la que
exterior que penetra en e1 interior,Ia diferencia que se convier- corresponde para obiener 10s resultados pretendidos. Esto es,
te en identidad. Por ello, e1 supkrnenro ano es un más o me- Ia incertidumbre es confusión y se experimenta como inquie-
nos, ni un exterior ni e1 complemento de'un interior, ni ac- tud. En e1 peor de 10s casos,conileva un sentido de pdigro.
ci6n, ni esencia, etc.ii.I3 Buena parte de toda organizacibn social se pude interpre-
Innombrables son todos 10s ni arto / ni aquello; dicho de tar como sedimentacibn de un esfuerzo sistemhtico encamina-
otro modo, se oponen a1 esto o aqueilo. Su indeterminacidn es do a reducir la frecuencia con Ia que 10s problemas hermenéu-
su potencia: ya que no son nada, pueden ser todo. Arruinan e1 iicos hacen acto de presencia y a mitigar la desaz6n que nos
poder eshblecido de Ia oposición y e1 poder establecido de 10s causan a su paso. Tal vez e1 metodo m9s común de ilevar a
narradores de la oposición. Las oposiciones proporcionan c* cabo esto cs e1 de Ia separación territorial y fimcional. Como si
nocimiento y acci6n; 10s jnnombnbles las pai-alizan. Los ín- a1 aplicar este m h d o por completo y con un efecto mhimo,
nombnbles exponen brutalmente e1 artihcio, la fragilidad, 10 10s problemas hemenéuticos disminuyemn a1 modo en que se
postizo de las separaciones mfis vitdes. Llevan sobre si e1 exte- reduce la distancia flsica y crece e1 campo y la frecuencia de
rior en e1 interior y corrompen e1 sosiego de1 orden con Ia interaccibn. La posibilidad de um comprensión defectuosa se
sospecha de1 caos. makrializaría si el principio de separacion, si Ia 16gica ares-
De este modo aclúan 10s extranjeros. iricción de la interaccibn en sectom de una comprensi6n CO-
mCin y de interés r n i i t u o ~Euera
, ~ ~ observa& con escrúpulo.
El m é t d o de la sepmción territorial y funcional es desple-
gado exterior e interiormente. Las personaç que necesitan
12. Jaques Dcnida, Disseniiitaiioirs ( h d . Ba-barri Johson), Londres, Arholone
Press, 198 1, pp. 71, 99.
13. J;icpues Darida, Pusiriotis (rrad. Aln Bass), Chicago, Universib of Chicago 14. F d e r i c k Barih, Erhitic Group~iaiid Bouirddes: The m i a 1 ~ t i i of~ ~
, 1. pp. 42-43.
P i ~ s 198 Culfuml Difl>reiicc, Beigen, U n i m i t e t Ferlnget, 1969. P-15.
atravesar un territorio dentro de1 cual se ven envueltas en pro-
blemas hermenéuticos, buscan e n c h e s sefialados para e1 uso
tono.Contrario a ia opini6n ampliamente Uundida, e1 acon-
lecimiento de la lelevisi6n, esa gigante y asequible midla me-
de visitantes y 10s senicios de mediadores ~uncionales.Los
dianle la cual se pueden verificar ias costumbres desconocidas,
paises receptores de turistas, que esperan un flujo constante de
ha eliminado Ia separaciõn insti~ucionalni ha disminujdo
grandes cantidades de avisitantes poco insiruidos culturalmen-
te)~,reserva tales endaves y preparan a 10s mediadores con
,, efectividad. Se puede decir que la ualdea global. de Mclu-
han no se ha materializado en realidad. E1 entramado de1 cine
anielación. 0 de la pantalla televisiva ataja e1 p e l i p de esparcimiento con
h separación territorial y funcional es un A e j o de 10s más efectividad que 10s hoteles hrrlsticos y 10s camping; la
problemas hermenéuticos existentes; se -ta, sin embargo, de
unilatedidad de la comunicaci6n siti~aa 10s desconocidos en
un factor muy influyente en la perpebci6n y repducci6n de UII compartimento estanco de1 todo incornunic;ido. La reciente
10s mismos. Mientm Ia separación permanece continua y es-
invención de ugalerias comerciaksn temáticas, villas caribehs
trechanlente custodiada, es poco pr-obable qiie la confusión in- y altares polinesios amontonados bajo un mismo techo, ha
terpretativa (o, a1 menos, la expectativa de semejante confu-
conducido a la vieja técnica de separación institucional al nivel
sión) disminuya. La persistencia y Ia posibilidad constante de de perfección alcanzado en e1 pasado s6Io por e1 zoo.
problemas hermenéuticos pueden caialogarse simuliAneamen- E1 fenbmeno de la índole de1 extranjem no puede, sin em-
te como e1 motivo y e1 producto de 10s esfuerzos tendentes a bargo, ser reducido a Ia generación -íastidiosa- de proble-
establecer limites. Tala problemas hermenkuticos tienen ten- mas hmen6uticos. La insolvencia de Ia clasificación aprendi-
dencia a la perpeiuación. ia demarcaci6n de limites no es algo da irastorna bastante, si bien no dcanza Ia condición de de-
infalible, y cruzarlos se antoja como algo difícil de evitar: 10s sastre mienlras pueda referirse a un conocimiento ausente.
problemas hermen6uticos persisten como un eespacio g r i s ~ Aunque tan s61o aprendi ese lengurije, aunque tan sdo me in-
que circunda e1 mundo familiar de la vida cotidiana. El espa- iroduje en e1 misterio de esas costumbres desconwidas... Por
cio gris está habitado por exlrafíos; por 10s a6n-ndasificados, si mismos, 10s problemas hermenéuticos no socavan Ia verdad
o, mhs bien, clasifjmdos por criterios semejantes a 10s nues-
de1 conocimiento, ni impiden la accesibilidad a Ia conducta
tros, si bien desconocidos por nosotros. ccl-tera. Antes bien, 10s refuerzan. E1 modo cn que ellos defi-
Lrxs ctexirafios~se presentan bajo diferentes tipos de des- nen e1 remedio entendido, con aprendizaje, de otro mktodo de
iguaIes connotaciones. Una gama de1 conjunto es ocupada por chsificaci6iz, ovo marco de opmiciones, Ios significados de
aqudlos que residen en t i e m remotas (es decir-, difícilmente otras sefiales, únicamente combom la fe en e1 orden esencial
visitadas) y, con ello, se encitentnn limitados en Ia fnnci6n de1 de1 mundo y parliculamente en ia capacidad ordenadora de1
establecimiento de Iímites de1 territorio familiar (e1 ubi Zeorzes, conocimiento. Una moderada dosis de confusión es aceptnda
escrito en la parte inferior, simboliza advertencjas de peligru con agrado porque se resuelve en e1 confort de1 sosiego (como
en tos bordes externos de los mapas de Roma). EI intercambio algún turista sabe, Ia mayor atrriccibn es e1 viqje por e1 extran-
con taIes desconocidos (si iiene lugar) es dejado de Ia nitina jero, y cuanlo más exótico mejor). La dilerencia es algo con 10
cotidiana y de1 tejido habitual d e interacción - c o m o una fun- que se puede vivir, rníentms se crea que Ia otra parte de1 mun-
ción típica de una categoria especial de gente (viajante comer- do es, como nosotros, un trmundo con llave>i,un mundo es-
cial, djplomático o etnbgraío) o ima ocasiún especial para e1 tructiimdo como el nuestro; un inundo só10 habitado por O~FOS
resto. Tanto el territorial como e1 funcional, son medios de amigos o enemigos sin ningún tipo de híbrido entre ellos fal-
separación institucional que protegen -refuerzan- a1 colecti-
sea la visión y perturba la acci6n; y con preceptos y divisiones,
vo frente a la falta de familiandad con 10s desconocidos. Ciis-
iino nada podná saber todavía, pero si podria aprender en
todian, aunque oblicuamente, la integridad de su propio temi- caso de que hera necesario.
Algunos extranjeros no son como 10s-todavfa-por-nonzbrar;
Aunque no s61o por esta 1x2611. Hay más. Por ejemplo, e1
son, en principio, innombrables. Son la premonici6n de ese
jnolvidable e indispensable pecado de su Ilegada tardia: e1 he-
utercer elementos, que no dekria existir. Son 10s verdaderos
cho de que B ha invadido el ámbito de1 mundde-Ia-vida en
hitiridos, 10s monstnios -no sblo inclasificados, sino ipiclasifi-
un instante de1 tiempo que se precisa con exactitud. 81 no per-
cabh. EUos no cuesíionan s61o esta oposicibn aquí y ahora:
teneció a1 mundede-la-vida uinicidmenten, uoriginalmente»,
cuestionan las oposiciones, e1 principio de la oposici611, la
desde e1 principiam, udesde tiempo inrnemonalo, de modo
plausibilidad de la dicotomía que sugiere y la posibilidad de
que pone en cuestidn la extemporalidad de1 mundode-la-vida,
separacibn que demanda. Desenmascaran Ia h g d artíficiali-
socorre a la amei-a historicidad~de Ia existencia. La memoria
dad de Iri división. Destmyen e1 mundo. DiIatan Ia inconve-
de1 acontecimlenio de su llegada hace de su presencia un even-
niencia transitoria de1 «no saber cómo actuam en una paráii-
to en Ia historia rnis que un hecho de Ia naturdeza. Su h-ánsi-
sis terminal. Deben ser tabuizados, desarmados, suprimidos,
to de 10 extemporbneo a 10 hist6rico violada un limite impor-
exiliados física o mentalmente -o e1 niundo puede sucumbir.
tante en e1 mapa de la existencia y, por ello, ha de ser evitado;
La separaci6n territoria1 y funcional deja de ser suficiente
semejante trzlnsito equivaldria, deçpuk de todo, a la acepta-
para que el desconucido devenga e1 autentico extrnnjero, des-
ción de que la n a d e m es en sf rnisma un acontecimiento en
crito por Simmel corno uaquel que hoy Uega y mafiana se
la historia y que, primordialmente, Ia apelacibn a1 orden natu-
establece~.'~ E1 extranjero es aquel que se niega a permanecer
ral o derechos natimies no merece un tratamiento preferen-
confinado en un ulugar lejano. o a abandonar nuestro t e m -
cial. Ser un acontecimiento en Ia historia, tener un inicio, h
fio y, por esto, desafia a priori Ia simple eçtrategia de la sepa-
presencia del extranjero siempre codeva ia posibdidad de un
ración espacial y temporal. E1 extranjero entra en e1 mundo
final. E1 m j e r o tiene libertad para irse. Puede verse forza-
de la vida y en B se establece, de modo que a diferencia de
do a irse -0, al menos, p e d e ser obligado a irse sin violar e1
10s muchos desconmidos- pasa a ser relevante si .é1 es un
orden de Ias cosas. A pesar de ser prolongada, su estancia
amigo o un advemrio. Realizó este tdnsito hacia e1 mundo
como extranjero es transitoria -otra infracción en la división
de la vida siiz estar invirudo, con lo cual me arroja hacia e1
que debe mantenerse intacta y preservada en nombre de Ia
lado de1 receptor de una iniciativa, y me convierte en el obje-
seguridad, de Ia existencia ordenada.
to de la acción de Ia que &I es sujeto: todo esto recuerda a 10s
hduso aqui, sin embargo, la enganosa incongmencia de1
rasgos de1 eizemigo. Sin embargo, a diferencia de 10s enemi-
extranjero no tiene final. E1 extranjero socava e1 ordenamiento
gos convencionaies, no es rnantenido a una distancia segura,
espacial de1 mundo -de Ia lucha por la coordinacidn entre la
ni en el lado contrario en Ia Iínea de batalla. Incluso, reclama
proximidad moral y topográfica y de1 estar-juntos de 10s ami-
e1 derecho a ser un objeto de respansabilidad -1 canocido
gos y de1 alejmiento de 10s enemigos. E1 extmnjem perturba
atributo de1 amigo. Si le imprjmimos Ia oposición amigolene-
la resonancia entre la distancia flsica y psíquica: 8 está fúica-
rnigo, supondría simultáneamente su infradetminación y
inenfe cerca m i e n a que espiriíudmer~tese ericuentra muy te-
sobredeterminación. Y, de hecho, pondná de manifiesto e1
jano. É1 a p t a a1 círculo interior de la proximidad e1 tipo de
fiacaso de Ia oposición en si mismn, Es una amenaza cons-
diferencia y diversidad que son anticipados y tolerados s6Io en
tante p a n e1 orden de1 mundo.
la distancia -donde pueden ser rechazados como irrelevanw
o repugnados como hostiles. E1 extranjero representa una
«sintesis disonante y ofensiva de ~roximidady lejaniam.'6 SU
15. Ceorg Simm d, iThe Siranger. (1980). en 01Iiidividuaty aiid Social Fornrs.
Chicago, Universiiy of Chicago h. 1971, p. 143. .Der ~rernde-%c~ibi6 Robert
MicheIs-. ist der R-iant des Unbekmntcn- (aMaterialen zu eher SozioIogie
des Frcmden, Juhrhuch fiir Soziologie [1925], p. 3031.
16. Sirnmcl, nThe Strangen. M.cit.. p. 145.
presencia es un desafio a la solidez de Ias demarcaciones orto- pedicie de la banicada), embomnando una línea Limite vital
doxas y a 10s utensilios universales de producci6n de orden. para la construcción de un orden social particular o un mun-
Su proximidad(como toda pmximidad, de acuerdo con Levi- dode-Ia-vida concreto.
nas)" sugiere una relaci6n moral, rnientns su lejania (corno La clasificacibn binaria desplegada en Ia conslruccion de1
toda lejania, de acuerdo con Erasmo)18 permite una relacibn orden rio pude recubrir totalmente la experiencia no-discreta,
contractual: otra importante oposicibn comprometida. continua de la realidad. La oposici6n, p d u c i d a por e1 horror
Como siempre, Ia incongmencia práctica sigue a Ia conoep a Ia ambigiiedad, deviene e1 principal foco de ambivalencia. E1
tual. E1 extranjero que se niega a marchar irnsforma gradual- esfuerzo de clasificaci6n supone inevitablemente Ia producci6n
mente su residencia transitona en morada definitiva -de ma- de anomalías (es decir, de fenómenos que son percibidos
nera que su otra y uoriginalii casa se pierde en e1 pasado y se como uan6rnalos» s61o en tanto en cuanto alcanaan a las cate-
disipa en su totalidad. Por otra parte, sin embargo, mantiene gorias cuya existencia independiente supone e1 significado de1
(aunque só10 en teoría) la libertad para marcharse y tiene h orden}. Por ello, docla cultura debe habérselas con aconteci-
capacidad de observar las condiciones d d lugar a1 que ha lle- mientos que parecen cmtravenir sus presupuestos. No puede
gado con una ecuanirnidad de Ia que 10s nativos dificilmen- ignorar las anomalías que su esquema produce, sin poner en
te pueden h c e r gala. Por ello, surge otra sintesis congmente peligro la seguridad alcanzadan.l 9 Diftcilmente se da una an*
-esta vez entre la militancia e indiferencia, partidismo y neir- rnalía m6s an6mala que e1 extranjero. Este se sitilia entre e1
tralidad, desinterés y participaci6n. E1 wmpromiso que e1 ex- amigo y e1 enemigo, entre e1 orden y e1 caos, entre e1 interior y
tranjem decIara, la l d t a d que promete, Ia dedicaci6n que ma- e1 exterior. ÉI tolera la desleaitad de 10s amigos, la sagaz simi-
nifiesta no pueden ser dignos de confiama: -tos se materiali- laci6n de 10s enemigos, Ia falibilidad de1 orden, la vulnerabili-
zan en una váivula de seguridad de fAcil huida, que 10s nativos dad de1 interior.
persiguen con hcuencia pero de Ia que pocas veces disponen.
E1 irredimible pecado de1 extranjero es la incompatibilidad
entre su presencia y otras presencias, fundamentalmente, con Combatiendo Ia indeterminación
e1 otro orden; su ataque simultáneo a las muchas oposiciones
que fungen como e1 instrumental con e1 que se acomete la Se ha comentado con hcuencia que las comunidades pre-
incesante labor de ordenación. Este es e1 pecado, por e1 que Ia modernas, a pequefia escala, para cuyos miembros eran uni-
histeria moderna atribuye a1 extranjero Ia condición de parta- versos en 10s que se encontraba inscrita la totalidad de1 mun-
dor y representante de la inconpmcin: e1 utranjem es aquel do-de-la-vida, se caracterizamri por una sociubilidad densa.
que iieva consigo la incumble enfermedad de Ia incongmencia Esta tesis generalizada produce muy distint3s interpretaciones
múltiple. E1 extranjero es, por olro motivo, e1 veneno de h Comiínmerite, d a sociabilidad densa,) es malinterpretada por
modemidad. Pude sewir como ejemplo arquetlpico de le vis- Tonnies como una resonancia espiritual y una co-operacibn
ques de Sartre, o, de the sliiny de Mary Douglas u n ser ambi- desinteresada; en otras palabras, como una arrnonía desprovis-
valente. sentado a horcajadas en una barricada asediada por ta de hostdidad o con esta controlada. Como ya hemos obser-
combatientes (o, m8s bien, una stistancia vertida sobre Ia su- vado, sin embargo, la relación amistosa no es ln iiním forma
de socialida4 Ia hostiiidad tambi6n lleva a cabo esa Eunci6n.
La armonía y Ia hostilidad constituyen en conjunto e1 entra-
17. Cf.Emmanucl Levinas. Efhics aitd Iiifiiiiy, Coiiversarioii~ivirh PJtilip~wNet~io
( h d . Richard A. Cohen?,Pitfsburg, Duquesne University Prcss. 1982, pp. 95-101.
18. Cf. Charles J. Errrsmus, Iit swrch of the conriiioti Cwd. Nueva York, Five
Prrss 1974. pp. 74, 87. 19. C€.Mary Douglas, P u d y aiid daiiger. Londres,Rautledge, 1966, P. 39.
mado d e n h &i cual Ia socialidad deviene posible y tiene lu-
gar. La sociabilidad densa de1 pasado nos impresiona, retros- pdo5 impuesta statalment+ de epa- demasiado extensos
pectivamente, como condici6n distinta a Ia nuestra, no porque corno para ser asirnilados y domesticados por 10s vetustos m&
era portadora de mayor armoda de la que nosotros vivencia- todos de mapas y ordenamientos desplegados comundmente.
mos en nuestro propio mundo, sino porque su mundo estaba nuevos alienígenas no son visitantes, çon esas m á d a s de
prácticamente saturado de amigos y enernigos -suhmnzte de oscwidad sobre la t r a n s p m t e supeficie de Ia realidad coti-
amigos y enernigm. Un pequefio espacio, marginal en t d o diana, con Ias que se p e d e ser pemiisivo siempm y cuando se
caso, fue concedido en e1 mundode-la-vidapara 10s extmnje- tenga Ia esperanza de que manana datiiían (si bien se pueden
ros. Asf, 10s problemas sem8nticos y de comportamiento que tener tentacjoneç de hacerlo transgrediendo la ley). No llevan
la oposicidn amigo/enemigo produce, no se presentaban sino espidur; ni p r e e n multar püd alguno bajo sus capas (aun-
rnuy excepcionalmente, y pwlfan ser tratados con prontitud y que no se puede estar seguro). No son como 10s enerniga que
e6ciencia en la dualidad de modos de obrar de Ia oposición conocemos- 0, a1 menos, esto es 10 que pretenden. En t d o
legitimada. Ia comunidad defendia e6camente su sociabili- caso, tampoco parecen amigos.
dad densa reclasificando con celendad a 10s pocos e-jeros Los amigos conlievan un cierio grado de responsabilidad
encontrados a través de la polaridad amigos o enernigos. Un para con e1 otro y para con uno mismo. Los enemigm cede
emplazamiento transitono de exmnjeros en su tenitono no van (en todo caso) e1 acto de empufiar Ia espada- Mas, no hay
representaba desafio a Ia puicra y sóiida dualidad de1 mundo. un cuadro normativo especifico respecto a1 trato con 10s ex-
Todos 10s agmpamientos supraindividuales son pnmero y tranjems. E1 me u>n elos es siempre una incongruencia. E1
principalmente sedimentos (o, mejor aún, procesos trzinsmiti- motivo es la incompatibilidad de normas imitas en e1 confuso
dos) de cokctivizacidn de amigos y enemigos -de esa cwrdi- estatus de1 m n j e r o . Es m h conveniente, visto 10 cual, no
naci6n de lineas que separan a 10s amigos de 10s enemigos y cruzarse con dos. Ahora bien, si dguien no quiere evitar eri-
que hace posibIe para e1 individuo la distribuci6n de sus ami- trar en e1 lugar que euos ocupan, la mejor solución eç un en-
menm que realmente no es tal, más bien un desencuentro
gos y de sus enernigos. Los individuos que compartian 10s mis-
mos enemjgos podían considerarse mutuamente como amigos. (termino tomado de Buber, Vergegnung, como forma s-ti-
cn distinta a la de encuentro, Begegnung). E l arte de1 desen-
Para las crimunídades caracterizadas por Ia smialidad densa,
esto constituia la totalidad de la histeria, o su prãctica totali- cuentro es una de Ias primem y principdes t6cnicas que sir-
dad. Y esto pudo conservar Ia totaiidad de la historja, mientras ven para des-etimlkaar la nlación mn e1 otm. Su efecto global
que la dishibucibn de 10s extranjeros en una de las dos catege es una negacidn de1 extranjero como objeto y sujeto m d . O,
rías opuestas de amigos o enerniga estaba al alcance y dentro tambibn, la exdusión de aquellas situaciones que pueden su-
de1 poder de la comunidad. ministrar d extranjero signifimción m o d . Se trata, en cual-
NO se trata, sin embargo, de entender la sociabilidad densa quier caso, de un pobre sustituto para la condición ideal tal
bajo las condiciones modernas de vida. Estas se caracterizan vez perdida, si no inalcanruble en a t o s momentos: aquella en
por e1 divorcio entre la densidad física y Ia sociabilidad densa. la que la oposición e n i x amigos y enernigos no es q u e r i d a Y
Jhs alienígnas aparecen dentro de 10s confines de1 mundo-de- la integridad de1 mundo-dela-vida puede sostenerse con las
la-vida y se niegan a abandonar10 (si bien, no pierden Ia espe- simples dicotomfas sembnticas y de comportamiento operadas
ranza de que eso acum -a1 final...). Esta nowdosa situación &cticamente por 10s miembros de la comunidad.
no proviene necesariamente de1 incremento de la agitaci6n y Como cualquier agrupamiento social pasado y futuro que
movilidad. De suyo, la numa, intensa y febril movilidad apare- se perpetha, ya sea temitonal o n~tenitonal,10s estados na-
ce como consecuencia de Ia aunifomiizací6n~de arnplim es- cionales modernos colectiviaan amigos y enemigos. AdemAs de
su función compartida, ejecutan una nueva: eliminan a 10s ex-

105
ú-anjeros O, a1 menos, 10 intentan. La ideología nacionalista, a Ia rnateriaiización estatal. Por eUo, e1 estado produce n a c i ~
dice John B r d y , m o es una expresi6n de Ia identidad nacie naiismo. Por ello, a 10 largo de la era mderna, dos çiglos con-
nai (cuando menos, no hay mktodo racional aiguno que mues- cretamente, e1 estado ha sido imperfecto e impotente como
tre que eso es asi) ni la invenci6n arbitraria de 10s nacionalis- sin nacionalismo -hasta e1 punto de ser inconcebible
tas para 6nes políticos. Surge de Ia necesidad de dar sentido a e1 uno sin e1 otro.
10s complejos ordenamientos social y políti~oii.*~ Lo que ha de Se ha subrayado repetidamente en todos 10s anhlisis de 10s
colmarse de sentido primeramente, hecho que Ie hace soporta- modernos que estos ~pretendenreducir o eliminar to-
ble, es una situacidn en la que Ia tradicional y manida dicotc- das las lealtades y divisiones dentro de1 pais, que puedan de-
mfa de amigos y enemigos no puede aplicarse i&ciicamente lener e1 tránsito hacia la unidad nacionaln.2' LOS estados na-
+n tanto guía insuficiente para e1 arte de vivir. E1 estado na- cionales privilegian ala wndición de nativo), y constniyen sus
cional se propom prirnmamente con el objetivo de ocuparse de1 sujetos como rnativos*. Favorecen y refuerzan la homogenei-
problema deI atmnjero, no de 10s enemigos. Es precisamente dad ktnica, religiosa, iinguistica, cultural. Están comprometi-
este rasgo especifico e1 que le diferencia de otras organizacio- dos con la labor de promocionar actitudes comparrdas. Cons-
nes socides supraindividuales. truyen nudos de enganck con la memoria histórica y supri-
A diferencia de la tribu, e1 estado-naci6n extiende sus nor- men aquellos referentes que no se adecuan a la tradicibn
mas a un temtorio antes de contar con Ia obediencia de 10s compartida +hora redefinidos como ~nuestraherencia co-
sGbdifos.Si Ias tribus pueden asegurar Ia colectivización nece mún.. Exhortan a una misi6n común, a una suerte comun, a
saria de amigos y enernigos por rnedio de procesos idénticos un destino común. Producen, legitiman y proporcionan un
de atracci6n y qulsión, autoselecci6n y autoseparaci611, 10s çaporte tácito, una animosidad que se mantiene firme en la
estados nacionales deben refonar Ia amistad donde no fluye remota uni6n sagrada.22W nacionalismo promueve Ia unifor-
por si misma. Los estados nacional- deben corregir a~ificial- niidad. Dicho de otro modo, e1 nacionalismo es una religión
mente 10s desmanes de Ia natuitzleza [crear Io que la naturale- de la amistad; e1 estado nacional es la iglesia que obliga a 10s
za no consumõ por ornisión). En e1 caso dei estado nacional, sijbditos a la realizacibn de prácticas culturales. La homoge-
la colectivización de la amistad requiere adoctrinarniento y neidad reforzada estatalmente es Ia prktica de la ideologia
hiena; e1 artificio de la realidad construida legalmente; y Ia nacionalista.
movilizaci6n de la soiidaridad con una comztnidad imaginada Boyd C. Schafer afirma ingeniosamente que ulos patriotas
(término apropiado propuesto por Benedict Anderson) de cara tuvieron que ser realizados. La naturaleza era estimada por
a universaiizar 10s patmnes cognitivos/conductuales asociados iodo e1 siglo XVIII, pero no podia confiarse a ella e1 desarrolIo
con la arnistad dentro de 10s Umites de1 pais. E1 estado nacip de1 hombre sin complemento dgunon. E1 nacionalismo consis-
na1 r e d e h e a 10s amigos como nativos; dispone conceder dere- tia en un programa de ingeniena social y e1 estado nacional
chos RSÓIO a 10s amigos., a todos 10s residentes familiares o era su factoria. A1 estado nacional le fue asignado e1 papel de
nwfamiliares- de1 territorio sometido a su autoridad. Y vice- jardinem colectivo, orientado al cultivo de 10s sentimientos y
versa, se otorgan 10s derechos residenciales só10 si semejante destrezas adecuadas para progresar. aLa nueva educaciónn, es-
extensibn de la amistad es deseable (aunque esa apetencia es cribi6 Fichte en sus ~kcursosde 1806:
dishzuda como uviabiiidadu). Por elo, e1 nacionalismo aspira

2 1. Bovd
" C.
- SdiaIer, N(~~toirnlisni, Myih aiid Miry, Londm. Golluicz, 1955,
pp. 119, 121.
i fke Sfute, Manchester, Manchcster Uniimity
20. John B d y , N ~ ~ i o i r o l i maiid 22. Cf. Peter Alter, Nuli~iralisni(trad. Stuart Mckinnon-Evans), L d m , Edward
P m s , 1982, p. 343. Amold, 1989, pp. 7 ss.
[...I debe consistir en diluir la li- de la voluntad en un la producci6n de amigos y enemigos; un fenómeno que cobra
temno Eértil dispuesto para cultivar y engendrar, por d contra- mda por la presión asimilatoria supone destruirlo. La violencia
rio, ia recta nemidad en la decisión de Ia voluntad, el imposi- tácita contra las extranjeros tuvo lugar desde e1 principio auxi-
ble ser contrario L...] Si se pretende innuir [en el hombre], se
liada, reforzada y complementada por un conjunto de medios
debe actuh más que hablar con 8: se le debe moIdear, y mol-
dear, y moldear en una direecibn que no pueda perseguir otra técnicos tendentes a hacer posible a largo plazo Ia cohabita-
cosa que su acabado definitivo ai que se aspira.23 ción permanente con ellos.

Mientras, Rousseau adveriía a1 rey de Polonia sobre e1


modo de formara sus sZibditos Ien la distancia, e1 ahombre en Vivir con la indeterminación
cuanto tal. era mejor considerado en su condicibn de patriota):
E1 inventario de reacciones íren~ea la inquebrantable pre-
Es Ia educación la que debe proponionar una formacibn sencia de los extlruijeros se p u d e vislumbm en e1 catAlogo de
nacional y, dlrectamente, sus opiniones y sus destrezas, de estandarizadas respuestas a alo odiosoii como tal. En e1 citado
mcdo que dos vivan e1 patriotismo por inciinación, por pasión, catálogo muchos ítewzs refieren a 10s intentos de negar 10
por necesidad. Cuando. en primer lugar, ei infante abre 10s so privhdole de su condición de tal. Estos intentos siguen la
ojos, de& ver ei pais paterno e. induso, ni e1 día que fenezca estrategia lógia pero p m o convincente de separar de nuevo 10
puede dejar de hacerlo C..] Con veinte ala,un súbdito polaco que la anomalia, cargada de arnbigüedad semántica, desenca-
no debe ser de otra clase de hombre: ha de ser polaco [...I La
dena; y alejar e1 residuo resisknte hera de la vista -psíquica
ley debe regular e1 contenido, e1 orden y la forma de sus e+-
o espiritual.
dios. Esios deben ser impartidos por ensefiantes p ~ l a t & . ~
La pn'mera opción es Ia martifia de incongniencias tenden-
Si e1 estado nacional pudiera alcanzar sus objetivos, níngCrn tes a forzar la sahda de1 extranjero; reestablecer e1 orden origi-
extranjero tendria cabida en e1 mundo-de-la-vida de Ios resi- nal mediante e1 apifiamiento de1 conjunto, por así decir, la se-
dentes-devenidos-nativos-devenidos+patrisLos nativos se- pración personal y espacial. ia medida más consistente, sin
rían amigos y los extranjeros potenciaIes enemigos. E1 h de embargo, no siempre es factible -13 ausencia de una <<morada
no intentar asimilar, transformar, aculturizar o absorber Ia he- naturaln de1 extranjero en cuesti6n sigue siendo un caso extre-
terogeneidad ktnica, reiigiosa, cultural y disolveria en e1 cuerpo mo. E1 extranjero, quien no só10 estii $era de lugar, sino que,
homog6neo de la nacibn, era, o podía ser, incondicionalmente adernás, d n hogar, pude convertirse en un atractivo objeto de
exitoso. Las mãs de Ias veces 10s melting pots fueron mitos de genmidio. (En e1 mordaz apunte de C y n h a Ozick: aLa SO~U-
proyectos fracasados. Los exririnjeros negaban Ia hgmenta- ción final dada por Alemania fue estktica; se irat6 de un traba-
ci6n en unosotrosn y ~ellosii,amigos y enernigos. Asirnismo, jo de edición, donde e1 artista eliminó Io amorfo, 10 que no era
mantenían Ia indeteminaci6n -su contingente humano y su nr~noniosoii.)~~ Una soIuci6n radical semejante puede deshacer
poder imtante pareclan m c e r con la intensidad de 10s inten- Ia anomalia en una de 10s numerosas variantes de Naartumtm
o Naar~chiflen~~ -y logra Ia consonancia entre la incongruen-
tos de dicotomización. Como si 10s extmnjeros fueran e1 ude-
tritus industrialr que crece en voIumen con e1 crecimiento de cia inherenle d d atemitorio extratenitorialn y 10s igualmente
incongruentes uemplazamientos transregionales,. Las reservas

23. Citado según Elic Kedowi, Notionalisni, Londra. Hutchinson, 1960, p. 83. 2 5 . Cynthia Ozick, Ari aiid Ardoiir, Nueira York, Dutton, 1984. p. 165.
24. JeanJacques Rousseau, Cmrsidemrioiis mi Presenr o{ Polnitd, Londres, NeI- 26. Cf.Michel Foucault. Mdriess aird Civilizn~ioit:A Histmy ofItiroiiiry i11 %*
son, 1953, pp. 176-177. o { R a s m i , Londres. T a i i s t d , 1967, pp. 7-13.
tribales y 10s guetos étnicos son 10s más notorios entre estas
loç nativos han de precaverse y mantenerse a buen maudo
variantes.
frente a la lentación de comprometer las propias costumbres
Si Ias soluciones radicales o, casi radical=, son o no facti-
que les hacen ser Io que som. &to se p u d e alcanzar desacre-
bles o inconvenientes, una barrera c u l t u d nos libera como un
ditando a1 exiranjero; ia representación de1 afuera, visible y
segundo recurso aún mejor. Si a1 exiranjero no se le puede
fácil de distinguir, trata (diacritica, en términos de Fredenk
convertir en un ser neexistente, si d menos en un ser i n t m -
Barth) ai exhnjero como signo de atributos ocultos, 10 cual le
ble. E1 tráfico social con e1 extranjero puede verse reducido, hace más detestable y peligroso. A esto refiere la instituci6n
toda comunicaci6n con &I p u d e rodearse de un embarazoso
social de1 cstignza, llevado al núcleo de1 anãlisis sricial hace dos
ritual cuya firnci6n principal es empujar a1 extranjero hera de1
décadas por Erving Goffman.
ámbito de 10 ordinario y des'umade como posible germen de
En su significado origind «estigma>,senala 10s signos cor-
influencia normativa. (E1tipo de solucihn: uel extranjero tiene
porales qLie manifiestan inferioridad de carácter o iniquidad
sus propias costumbres extranas, deja que las conserve para
m o d . E1 concepto se aplica a todos aquellos casos en que una
recordarle que só10 se ajustan a 61, pero no a nosotros, la gente
característica observable Aocurnentada e indiscutible- de
nomalii.) Ias estrictas prohibiciones de connuhiunz, comrner-
um determinada categoria de personas sobresale para la opi-
ciunz y comemalidad son 10s métodos m&scomunes de aisla-
nión pública. y entonces se interpreta como signo visible de
miento y limitaci6n de1 contacto. Aplicados por separado o en
iniquidad o depravacibn moral. Por otm parte, e1 rasgo inocuo
conjunto, hacen de1 exb-anjero e1 Ofro, y evitan que Ia ambi-
deviene una mAcula, un signo de tormento, un motivo de des-
giiedad de su eslatus corrompa la distinci6n de Ia identidad
lionra. La persona que soporta este distintivo pasa a ser pom
nativa. La exclusibn cultural de1 exbnjero, su construcción
recomendable, inferior, nociva y p e l i p a . Los interlocutores
como Otro penuunente, al margen de Ias divisiones y catego- están en alerta y precavidos ante Ia posibilidad de siniestnç
rias normales, «implica un reconocimiento de 10s limites de
consecuencias en caso de interactuar relajadamente con 8.
Ias cosmovisiones compartidas, de 10s diierentes criterios en e1
Cuentan con la jnformacibn respecto a la identidad social vir-
orden de1 valor y de la acción y una restricci6n de la interac-
~tid de 10s miembm de Ia categoria estigmatizada; una identi-
cidn en sectores da una comprensión cornún e intereses mu-
dad es diEcil de que sea refutada, pem 10s estigmatizados in-
tu os^. IAS constricciones se i m p n e n «en e1 tipo de roles que
tentan afirmar con insistencia la actuaI identtdd definida por
se permiten poner en práctica a un individuo y en 10s interlc- ell0s.28
cutores que este puede elegir para diferentes clases de transac-
E1 estigma parece ser e1 arma adecuada en la defensa con-
cionesii-27
tia la incbmoda ambigüedad de1 extranjero. IA esencia de1 es-
E1 hecho de mantener al extranjero en una distancia men- tigma es destacar la diferencia; y una diferencia que, en princi-
tal ~blindandolefien una comza de exotismo, no basta, sin
pio, se encuentra más allá de todo r-emiendo y, por eso, justifi-
embargo, para neutralizar su inherente y peligrosa inconve-
ca una exclusión permanente. Estos signos supediciales de un
niencia. Después de todo, se encuentra por doquier. Un m e interior rnanifiestamente mbrbído, son empleados normalmen-
mento de descuido y la interacción puede trascender 10s limi- ie como medios para no olvidar y abandonar las habilidades
tes permitidos. De este modo, 10s extranjeros perduran como
cosméticas de1 hombre. En e1 mundo moderno, con su creen-
e1 a1egamor permanente, que siempre amenaza borrar 10s Ií- cia en la omnipotencia de Ia cultura y de la educacihn (e1
mites viiales de la identidad nativa. E1 peligro debe sefialarse,
hombre es dmicamente 10 que la edumción hace de Bn, afir-

27. Bnrth. E~hiiicGmuIis niid Bouiidarics, op. cit., pp. 15, 17. 18. Erving Goffmann, Stib?lin: No!L~oir rhe Mmiagcnierit ofs~miledIdeiitiQ, Har-
mondswnrth, Pengiiin. 1968. p. 12.
ma Kant; ala educacibn 10 puede todoii, ratifica Helvetius), con procede de 10s atributos nucleares de la sociedad moderna a Ia
sus constantes exhortaciones al autoperfeccionarniento y e1 que contribuyen -como e1 principio de iguaidad de oportuni-
axioma de la responsabiiidad individual para la autoconstnic- dades, Ia libertad de autoconstitución, la responsabilidad de1
ción, e1 estigma retiene uno de 10s pocos residuos de unatura- individuo respecto a su propia suerte- y no piteden ser rev*
lezan, de1 cual e1 afain delineador e ingenieril desaparece. E1 cados sin contmdicci6n y sin generar incongruencias. Después
estigma esboza e1 límite de la capacidad transforrnadora de la de todo, la rnodernidad es una rebelibn contra e1 deçtino en
cultura. Los signos supehcides pueden ser enmascarados nornbre de la omnipotencia de1 plan y de su ejecución. E1 es-
pero no erradicados. EI vínculo enbe 10s signos y la verdad tigma no puede ser sino una líaga en su carne; restaura la
interior se puede negar, pero no semioriar. dignidad de1 destino y vierte una sombra en la promesa de
Con tales atributos, Ia instituci6n de1 estigma se adecua a1 perfectibilidad ilimitada. Se encuentra, por eso, transitoria-
cometido de inmovilizar al extranjero en su identidad de Otro mente en t d o 10 que representa a la modernidad y en todo 10
excluido. Si e1 extliinjero fueiít exclusivamente una persona que esta debe creer de cara a reproducir su existencia bajo e1
«siri educaci6nii, en tanto desen&nada en 10s hábitos Imaies y molde ya conocido y a1 cual est8 en condiciones de cultivar.
no adaptada a las condiciones propias de1 lugar, la amenaza No obstante, por otra parte, e1 principio de la autoconstitu-
práctica inherente a su uinconveniencia mtütipleii hana de1 na- ción, si se persiguen sus consecuencias lógicas, choca con la
tivo alguien indefenso. MAS peIigroso todavía, Ia fragiiidad in- autoridad de1 estado nacional para separar legitimamente las
sita en toda identidad, incluyendo la de 10s nativos, p u d e ex- responsabilidades ilegítimas, 10 legitimo de las hostilidades ile-
ponerse a peligros a ~ v é de s la i n m i ó n de elementos for& gítimas; para bosquejar 10s limites de la comunidad de amigos
neos. Una identidad de uponer y quitam es m u y dkbil de cara y trazar 10s bordes dentro de 10s cuales se encuentran 10s ene-
a una fundamentaci6n que confiem seguridad a la existencia rnigos. Esas funciones de1 estado-nación, conocidas bajo el
(wintegridadn) de1 grupo. L a aceptación de las raíces ((mera- nombre de la uconstnicci6n de la naci6nu (especificamente Ia
mente culturaiesn (es decir, las hechas por e1 hombre, manipu- variedad m d e r n a dei cometido de constnicci6n de la identi-
lables y rectificables), de la idiosincrasia de1 extranjero, siipone dad colectiva a1 que se confronta todo grupo humano) alcanza
en la prá-actica la renuncia por e1 p p o a su autoridad para una enorme imporiancia en las condiciones modernas. Las
expedir pasaporte y visado y a su derecho a controlar e1 triiíico identidades colectivas que, en cierto momento fueron rdadas,
fronterizo. Y una fronten desguamecida es una contradicción de manera aproblemática, waturalmentew y objetivo-fictica-
en 10s terminas. E1 estigma ataja (o, al menos, promete atajar) mente deben, por asl decir, ser artificialmente producidas.
todos 10s peligros. E1 estigma es un producto cultural que p m Esto Ias hace mjs precarias, las convierte en objeto de aten-
clama un limite a la potencia de la ciiltura. En e1 estigma, la ci6n para 10s poderes modernos ir~genienles.~~ Existe, por tan-
cultura proyscta un limite de1 tenitorio que considera como e1 to, una genuina contradicción eri e1 corazón de la modernidad.
temno que cultivar y circunscnbe un área que debe y tendría No parece posible satisfacer ambas necesidades a1 m i m o
que dejar en barbecho. tiempo. Más a16 de un cierto punto, e1 rnedio desplegado para
Mientras que 10s signos de1 estigma son esencialmente in- saldar una de las necesidades reduce la poçibiiidad de que Ia
amovibles, cierta categoria p u d e dejar de ser estigmati~ada otra necesidad pueda ser cumplimentada.
s610 si e1 significante de1 estigma es reinierpretado como i n e En Ia sociedad moderna, e1 estigma se Iricahza en e1 cenm
cuo o neutral, o si se niega completamente la significación de la contradiccibn principal. En un nivel considerable, e1 :s-
semdntica hacitndola socialmente imperceptible. En la socie-
dad moderna existe una presi6n constante para hacer exacta- 29. MSS sobre wtc túpiw cn Zygrnunt 3aurnan, L&slators oiui I r i t e , Cam-
mente esto, presibn que no puede ser fácilmente neutralizada. li~idge,Polity Ress, 1987, cap. 4.
tigrna desde hera Iiace una labor de zapa respecto a 10s mani- La contradicci6n interna de la <~soluci6n
liberaln respecto
fiestos príncipios instmmentales vinculados a la reproducci6n a1 problema de la heterogenejdad en nada es más patente que
de la vida moderna; por esta razbn, la instiiuci6n de1 estigma e n d impulso hacia la asimiiaci6n de 10 extranjero en e1 orden
es ilegltima y, en muchos casos, forzada a una existencia sub- étnico, religioso, o -m& genedmente- cultural. Los deter-
terránea y ejercida de manera subrepticia y a hurtadiL-. A1 minantes de la ucondicibn de extranjero,k son flexibles en estos
mismo tiempo, es indispensable. Y, de este modo, se produce casos; hechos por e1 hornbre pueden, sin embargo,ser deshe-
una sirnem'a pmd6jica entre Ia situacidn de1 estigma y las chos por é1. Pueden ser deshechos (por definición de 10 umera-
categonás que ella estigmatiza. Arnbas viven bajo la amenaza mente culturaln, como diferente de 10 econ6mic0, politico o
de ataque, ambas deben ocultar su verdaderu identidad y bus- social) con e1 menor gasto de tales recursos, 10s cuales pueden
can legitimaciones enganosas. Ambas se ejercitan bajo condi- darse ineludiblemente en virtud dei monopolio de alguien: 10
ciones que convierten sus acciones en autofmstnciones o, en deshecho lanz. una Ilamada en favor de un cambio de orien-
todo caso, limitan su efectividad. iación, un cambio en e1 compromiso comund, im esfuerzo h*
La ilamada liberal para asimilar 10 autenticamente rnoder- nesto de autocultivo y autorrefinamienio o conversión ecológi-
no de Ias políticas estato-nacionales sufre tensiones simiIares, ca -todo esto dentro de1 poder individual. Esto obedece a que
reílejando una de las contradicciones centraks de la rnoderni- e1 ámbito de la discusión suministm e1 mejor campo de prue-
dad. Frente ri esta, e1 mensaje de asimilacidn cultural anuncia ba para e1 programa liberal, asi como e1 lugar donde a t e pro-
e1 íin de1 estigma, como la clave de sus fundamentos -Ia atri- grama (aunque no necesariarnente la intenci6n que le engen-
buida naturaiem de inferioridad. E1 mensaje establece una dró) más c o m h e n t e encuentra su descalabro.
permanente invitación dirigida a1 gnieso de 10s individuos Los extranjeros en 10s árdenes étnico, religioso y cultural
para tomar su destino en sus propias manos y hacer de é1 aIgo inuy a rnenudo están tentados a adoptar la visión liberal de la
tan positivo como sea posible. P d a m a e1 derecho universal a emancipación de1 grupo (borrando e1 estigma colectivo) como
exigir y a acceder a 10s valores rn& elevados, dignificados y recompensa a 10s esfuerzos individudes de autoperfecciona-
codiciados. Ofrece no só10 la esperanza sino la fórmula para miento y autotransíormaci6n. Frecuentemente se desvían para
consumar su realización: 10s rnejores d o r e s , en la seductora librarse de su condición y reprimir todo 10 que líenen en co-
formulaci6n circular de John Stuart MiII, son concedidos y inún con los miembros legi~imosde la comunidad de origen
ejercitados por Ias capas srxiales pudientes. En todo caso, se
revela una contndicción interna. Esta traduce Ia oferta como
que esih Ilamados a ser emulados. gozan dc una pIausibilidad uniwrsal y su p o m
engano (y finai frustrante) mientras que es puesta a prueba. sihn es manifestacih de superioiidad. En un casa rcmoto, sin embargo, en e1 que la
Pero es una contradicción que e1 Estado-nacibn, incitado por olertzi haya sido alcanzada rnasii~menk.ia supnioridad, que era e1 medio pata moP,
e1 aterrador comeiido de c(homogeneizar~e1 territorio que gc- tiar e1 lugar pride&irlu y cdiciado, habrla sido anulada. Alguicn pilede decir que e1
libcdismo lanw si1 oferta sin miedo algiino, yi que es p c o pinbnble e1 & i 1 0de un
biema, con 10 cual legitima su reclamo de ascendencia, se per- niimera de nspirantes ú. pw e110 Ia d e c e ~ i ó nque Ia ofcrta conlkwn es muy
mita abandonar -como oferta de asimilación (nsimilaci6n pmbable que sea munifiam); o, vis10 desde otn. p%uire.c1 lih-alismo p d a n i a esta
que es siempre un proceso unidireccional) reafirma oblicua- ofeira con suma confianza porque, en virtud de sii diflcil udquisición, Eavortce e1
.menos que la mcjorn gcntc. La función mfis epennmdora que asta pinpuesta libe-
mente 10 que ha sido demostrado- la superioridad y bbee- ral alimenta es Ia dc =culpar a la vkiirnam. Si tú te enluentnç hundido en la mnjn,
volencia de 10s gobernantes nativos.30 no lienes sino a ti mismo u quien culpa-. Y si te cldpns a ti rnismo i-eEorza& c1
daíio, rnientras qiie. a1 mismo tienipo. aiiadcs a h gIoria de 10s i-dores dominantes.
Ia categoria de omnipoiencia. La no usuncidn dc tu Mta e inepiirud y revenir e]
estigma, seria una respuesia má?-sensata y prnbzblc. Parece que, paradbjicamrntc.
30. Para ser efectim como iegitimaci611,c1 prvbmmu libeial cn iodas sus fos~nns libcidismo p u d e u t i l i ~ uia decliincibn de guelra al estigma como eiratagema dc la
Iincluyendo Ia idea de aculiiimcibn como g u m t c de 10s derechos de 10s miembins) lcgitimación s61o si se espera que en Ia guem no se p d u z c a un mfrentamiento a
debc insistir en que 10s vaior.es defendidos p r quienes detcnmn un majar csiarus y escala total: y si as1 Fueta. nunca sei. vcncido.
-y esperan que una reproducci6n apasionada de las costum- que debe ser brada; aceptar que e1 extranjem s de suyo
bres nativas les haga indistinguibles de 10s anfitriones y, por 10 culpable y que debe expiar sus yems y probar su derecho de
mismo, garanticen su reclasincaci6n como pertenecientes ai absolucibn. Su dpabilidad está más d B de toda discuçi6n.
grupo, autorizados a ser tratados como amigos a 10s que se da Debe probar ahora la irrevenibilidad de la supresi6n de tales
Ia bienvenida a su regreso. Cuanto m8s insistentemente 10 in- atributoç corno comtitutivos de su culpabiiidad. E1 extranjem
tentan, parece que la iínea final rn& retrocede. Cuando, por debe demostrar Ia ausencia de su vieja perversidad. Pero inclu-
último, parece estar a1 alcance de su mano, e1 puíial de1 racis- so, para realizar esta demostración realmente convencido
mo es h z a d o desde e1 env& de1 manto liberal. Las normas debe, como por arte de magia, abandonar retrospectivamente
de1 juego se carnbian por pequenas amonestaciones. 0, mAs çu pasada existencia. Poner de manifiesto una nueva actitud no
bien, s610 10s extrarjeros aautomefinadosu descubren que e m - basta. E1 extranjero se desprender5 de su condicibn. (uYo
ron en un juego de emancipaci6n que, de hecho, no es sino un acostumbraba a ser judíon, dijo un héroe açimilado de un
juego de dominaci6n. chiste judio, aOh, sim, replic6 su interlocutor, -Sé 10 que quie-
Sander Gilman hizo mención a la umaldicibn conservade res decir. Acostumbrabas a ser un jorobadon.)Lo mejor que é1
r - » que sobresale en e1 proyecto liberril: u C o n b e mis te puede ser es uun amigo a pmeban y en permanente verifica-
píu-eces a mí, más conozco e1 autbntico valor de mi d e r que ci6n, una persona observada y bajo la presión de ser dguien
t6 desem'as compartir y miis consciente soy de que tú no e m más que 8,avergonzado de su dpabilidad por no ser 10 que
sino una limitaci611, un i n t n i ~ o i iY. ~Geoff
~ Dench, e1 autor de debe ser.
10s an&is m& penetrantes sobre las estrategias utilizadas en Comprobar en ausencia de una caracteristica es una labor
la desigual lucha en pos de la emancipaci6n, lanza e1 siguiente sin condusi6n (deshacer e1 pasado es absolutamente imposi-
aviso a 10s extranjeros sobre una hipotética aceptación por ble). Es un esfuerzo sin fin. Menos probable es la consecuci6n
parte de a t o s respecto a la promesa liberal: <(Portodos 10s de un estatus en e1 que se p u d e abandonar la desconfianza y
medios, declaro Ia creencia en una justicia e igualdad íutura. en e1 que la rehabilitación, aunque espectacular, es todavla in-
Es parte de1 papel. Pero no espero su rnateri&tliza~iónn.~~ E1 completa, superficial o m a farsa. Despuhs de todo, 10 que 10s
significado de la oferta liberal en general, y de1 pmgmma de ~extranjerosculturales~son llamados a obtener a través de su
ccasimiiaci6n culturaIii en partidar, es la afirmacibn de la do- autorrefinamiento es en úitimo grmino la eliminaci6n de su
rninación de ese enclave de Ia smiedad desde e1 que la prc- origen (inclusive, el origen de sus antepasados m á s remotos).
puesta ha sido realizada. Dejarse armtrar por la propuesia Este es e1 fdtimo iírnite a Ia domesticación mediante- la
por un valor aparente impone demostrar este significado. aculturación, pero no su única dificultad. La adquisicibn de
Definir e1 problema de la udes-extranjerizaci6nm, de Ia dc- una cultura extrafia es un k h o individual. rnientras que Ia
t~~esficacidnde1 extranjero, en tanto cuesti6n de decencia y en producci6n de ~extranjeríanilturala es imputada a urz colecri-
tanto actividad de1 extranjero en e1 esfuerzo de asimilacibn- Desde la perspectiva de la mayoria nativa, ('todos 10s ex-
medjante-aculturaciiin, supone reafirmar Ia inferiondad, inde- tranjeros son 10 mismon. (Como Simmel sostuvo, en socieda-
seabilidad y la inadecuación de Ia forma de vida de1 extranje- des donde 10s tributos para 10s nativa eran diferenciados de
ro, proclamar e1 estado original de1 exh-anjero s una mancha acuerdo a riqueza y estatus, e1 atributo judíon era e1 mismo
para buena parte de miembros de la comunidad.) La indivi-
dualidad de1 exlranjero se disuelve en la categoria. Es esta, no
31. Sander Gilman. Jeivish SeIf-h&: A i i t i w n 1 2 N - n i aird the Iiiddmt l a i y r a g e o/'
thefeivs. Baltimore, Johns H o p h Universi@Press, 1986, p. 2.
32. Ceoff Dench, Mi~iiioririesi i i ihe Dpeii Sociew: n*.iioirers ofdnzbivaleitce, Lon- 33. CF. Zygmunr Baumm. "Exii Visas and Entty Ticketsn, T e h , 77 (otoíio 19881,
dm, Rwtkdge, 1986, p. 259. pp. 45-77.
SW, rniembros individuales, Ia que se establece y se observa
propuesta nunca serán olvidados), Ias víctimas individuales de
como genuina, como portadora supraw~onaide Ia diferencia
tal proyecto tienden a desarroliar un sentimiento de aversión
cultural que provoca una precisa diçtinción en!n un amigo y
hacia si mismos, de destrucción -poderosa, creadora-, cap-
un enemigo. E1 genuino pars pru toto, e1 extranjero individual
tada por Norman Cohn en su concepto de denlanios interiores.
es proyectado metonímicamente como un microcosmos de la
E1 tormento causado por 10s demonios interiores se transfor-
categoria. É1 soporta, por así decido, su categoria sobre 10s
ma en agresión contra la categoria de origen -que sirve como
hombros. Díficilmente se desprended de su carga mientras Ia
su prototipo y es contemplada como su incorporación. Pero Ia
categoria siga viva. h persona intenta escapar d estigma de
misma categoria conduce a la nauseabunda aversi6n para con
extranjero, no s61o por eçfuerzo individual, pero pronto se en-
tino rnisrno, como algo incurable e infectado con un baciIo
cuentitz a b p a d a en un doble lazo. &i 10s miembros más ca-
portador de una enfermedad paralizante e indecente.
paces y dichosos de la minoria están moralmente comprometi-
El notorio desasosiego del extranjero desemboca en la p i -
dos con e1 &to más nimio, Ia participación en áreas competi-
ción de ambivalencia que kl no ha elegido y sobre la que no
tivas de Ia vida smial se convierte para eilos en algo de una
iiene control (un desasosiego que muy a menudo ha sido cons-
carrem con tres p i e r n a s . ~ ~ se lavan sus manos y pres-
Si~ ellos
truido por e1 sentir nativo como constatación de una persona-
cinden de todo cambio con 10s ccidenores culturalesr social-
lidad errátil y adscrito a la de£iciencia innata de la tribu forá-
mente definidos como sus hermanos, cae la acusacibn sobre
nea), con 10 cual es socialmente producida. Puede sen.ir como
ellos de descuidar sus deberes, de complicidad en Ia perpetua-
libro de texto en e1 caso de profecia autocumplida. No es d
ci6n de la culpa colectiva. Si elios consagran sus esherzos a Ia
resultado de una diferencia cultural, sino un achaque causado
ardua tarea de sacar a sus hermanos de ia miseria y actcian
por un intento de neutralizarlo: una dolencia endkmica de1 im-
como agentes de1 levantamiento colectivo, esta es tenido en
pulso de asimilacíón y de 10s suefios irrealistas de reclasifica-
cuenta como una prueba (si fuera menester) de su prtenencia
cibn, admisión y aceptaci6n. Se piiede concluir que la defini-
al grupo y a la misma categoria de extranjeros de la que inten-
ción de extranjero, como fenómeno cultural, es c1 punto de
taban escapar. La existencia permanente de la categoria de ex-
partida de un proceso que conduce a la ccrevelaciónn de que Ia
tranjeros es empleada como un argumento contra Ia autentici-
ambivalencia no puede ser expulsada de Ia existencia, de que
dad de la conversión individual. Sin embargo, perseguir Ia
tal condición de extranjero posee unos fundamentos mucho
emancipaciõn de Ia categoria como un todo es una aventura
más shlidos y menos manipulables que 10 umeramente cdtu-
individual. Si haces algo, tú misrno pierdes. Si no haces nada,
ralw, que las transitorias diferencias elaboradas por e1 hombre
ellos ganan.
en e1 estilo de vida y en las creencias.
Conforme más veniajosa es la práctica de asimilación cul-
tural más rápidamente será c<descubiertaiiesta nverdad,), la de
Soltar lastre
cbmo la progresiva e jnquebnntable incongmencia de la así-
miiación cultural de1 extranjem es en si misma un artefacto de
Como hemos observado, una vez atr-padas en e1 reverso
nsirndacibn, La inherente irr~~osibilidad de realizar e1 progra-
de1 proyecto liberal (e1 cebo de1 ascenso social y su aceptación,
ma de <<autorrefinamienton es así construida como iizepiitud o
a pesar de1 precio a pagar, a saber, la asunción de la propia
rnalevolencia de 10s ~extranjerosn,inca~acidado negativa para
inferioridad -Ia admisión de que 10s prepotentes autores de Ia
automefinarse. En Ia constatación progresiva de1 descalabm
de1 programa de asimilación cultural prospera Ia idea de d d -
no natural de Ia raza.
3
CAP~TULO

EL CONCEPTO DE RTESGOl

En la actualidad e1 concepto de riesgo se impone en las


especialídades científicas más diversas e, inclusive, en Ias cien-
cias más variadas. A este respecto la investigación de la ciencia
econbmica ha ofrecido e1 tradicional tratamiento estadistico
de 10s cálculos de1 riesgo, tratamiento que debe importantes
propuestas a1 valioso modeb elaborado por Frank Knight2
En su obra este persigue primordialmente una fundamenta-
ci6n de1 beneficio empresarial a i n v é s de la nbsorción de Ia
incertidumbre. Esta idea no era novedosa; a ella se refiere
Fichte cuando trata sobre Ia propiedad privada y la diferen-
ciación de estamentos. Por otra parte, aquel pudo vincular
exitosamente en e1 contexto de la moderna ciencia económi-
ca las teorias micro y macroecon6micas. Desde entonces L?
diferencia propuesta por Knight entre nesgo e incertidumbre
queda establecida como dogma, con la consecuencia de que
cualquier innovaci6n conceptual se expone inmediatamente

1. Extraído de N. Luhrnann, Soziol* des Risikos. Berlin. Gmyter, 1991, pp.


9-40. 40.N.de1 T.)
niid Profit, Boston. 192 1.
2. Vease Fi-ank Knight. Risk, Uircerfaiii~
a la objección de no hacer uso correcto de la idea. Sin em- caso, no como la teoria convencional de la decisi6n prevé.5
bargo, no todas Ias disciplinas tienen e1 problema de una - - sentido tienen entonc- las teorias
Pero si esto es asi. iqué
fundamentación de1 beneficio empresarial y, por tanto, tam- de1 riesgo, las cuales determinan sus wnceptos con miras al
poco tienen necesidad de diferenciar ni de poner en relacibn c A l d o cuantitativo? iSe irata, como en ciertas teorías mora-
las teorías de1 mercado y Ias teorías de la empresa. iPor que les, de proponer un ideal para que cualquier persona pueda
entonces se tiene que referir e1 concepto de riesgo a esta constntar que no cumple con ias exigencias y que, por fortu-
fuente? na, t a m p o lo hacen 10s demãis? E1 tmto con Ia cantidad y
A ias teorias estadísticas se han aííadido Ias aplicaciones con su relevancia práctica está en juego -en eI juego de espe-
de la teoría de la decisión y de 10s juegos que se ocupan espe- cialidades y disciplinas científicas.
cialmente de1 grado de subjetivización oportuna de expectati- Hoy se constata la necesidad de efectuar una corrección
vas y preferencias. Como reacción a a t o , Ios psidlogos y psi- importante en e1 interior de este modelo cuantiiativo de deu-
cólogos smiaies han establecido que Ios hombres no calculan 10 de riesgo orientado generalmente por expectativas subjetivas
como deberían hacerlo en e1 caso de atribuir m6s importan- de beneficio; definimos a la citada correcci6n con la expmi6n
cia al predicado uracionaIn empleado por Ia estadistica. E1 ser e1 umbral de catbsrrofi. Partiendo de este, s61o se aceptan 10s
humano no comete emres, dirian algunos, mientras que resultados de semejante cálculo, si es que se aceptan, cuando
otros a h a r í a n que actúa de manem conveniente en e1 con- no se traspasa e1 umbral más d á de1 mal e1 inforhinio (aún
texto de 10 cotidiano. En cualquier caso, llama Ia atenci6n improbable) se experimenta como catAstrofe._Por eso las e-
que la desvíaci6n t i m e estructura y tendencia. La separación nomías de subsistencia sobre las que trabaja e1 sector a m o
se hace cada vez más grande y profunda. Las disciplinas se san en gran medida proclives al riesgo, ya que sobre elas re-
alejan entre si, de forma similar a 10 que ocurre con un des- cae constantemente la amenaza de1 hambre, de la pérdida de
plazamiento continental. Se sabe que Ias amas de casa en 10s la siembra, de la irnposibilidad de mmtener 10s niveles de p m
supermercados y 10s ninos de Ia calle en Brasil pueden calcu- ducci6n.6 En e1 seno de1 mundo financiem se encuentran re
lar de manera altamente exitosa -pero de modo rnuy distinto sultados análogos: Ios empresarios que deben contar con p m
a 10s m6todos empleados e ímpartidos en las e s c u e l a ~Tam-
.~ blemas de liquide2 son menos propensos a1 riesgo que aque-
b i h se sabe que 10s valores se pueden cuantificar -con e1 110s que no cuentan con e1 riesgo de sus 0~eraciones.7Presu-
resultado de que ya no es posible recanocer 10 que se preten- miblemente hay que considerar que Ia descripción dd umbral
día.4 En roles como, por ejemplo, e1 de Ia dirección de Ias cie cathtrofe es tenida en cuenta de forma rnuy &par se@
organizaciones, donde Ia racionalidad es uno de 10s requeri-
mientos, asl como 10s de precaucidn y responsabilidad frente
5 . V- Jarnes G. March y Zur Shapira, .Manageria1 Perspectives on Risk and
a 10s riesgos, estos no pueden ser cuantificados; o, en todo
Risk Takingr, M a i q m m i r Scimace, 33 (1987). pp. 1.404-1.41 3, y 10s e~tudiosempiri-
c05 Aí &dos.
6. P m una visión rnh ampk véase Elisabeih b h d a n (4.). Risk aiid U~acer-
3. Cf. Terainha Nunes Carnher, Davd Wiilim Canaher y A n d e Schlie- toliiry iir TiibaI SocUM, Bouldci; 1990; Aüen Johnson, ~Secutiiysnrl Risk-T&ng
mann. ~Mathematicsin the S t r e e ~and in Sdimlsn, Bntkh J m i d l of hlopnieitlal ammg Poor M t s : A Brazilian Casem. en George Dalton (ed.), Studies iii h i i o -
Psychoiogy (1 9851, pp. 21-29: Terenzinha N. Carraher, Analúcim D. Sdiliernann y Da- nric Aiiihmpoio~,W d h g t o n , 1971, pp. 1 4 3 150: James Roumasset, Rice niid Risk:
"d W. Ckmher, *Mathcmatical C o n q k in Evayday Life., en G.B.Saxe y M.Gear- Decisioti Makiiiganioiig hiu-lticonre Famiers, Arnsteniam, 1976; James Rournassetei
hart (&.I, Childmi's Ma~henmtkaIs,San Francisco, 1988, pp. 71-87: Jem kwe, ~ T h e d.(eds.). Ri& Wiawnniiigv, oiid Agrú:tlltural Lkziopnieiit, Nueva York, 1979: John L.
Values of Quantification*,en John Law (ed.), P m w , Actioil mtd Bdiefi A New &i& Dillon y Pasquale L. Scandiuo, *Ri& Attitudes of Subistenu! Farmers in N o h t
1qy of ffiwivkdge?,Londres, 1986. pp. 88-1 1 1; Co~iirioitiir huctice: Múid, Mothenta- B d A Sampling Approachm, Aniericait Jounial of A@ultumI Ecurwniics, 60
rics aiid Culture i11Ewiydny 4 e . Cambridgc (Inglatena), 1988. (1978), pp. 425435.
4. V&, entre ohws muchos, Eiic Ashby, Rccoi~ciluigMaii iMth lhe Eirwnnieiir, 7 . Cf. Peter Lwange y Victor D.Notman, .RLk Frefmnce in Scandiavian Ship
Londres, 1978. pinga, Appliad Ecoi~oniics,5 ( 19731,pp. 49-59.
si e1 riesgo se toma como sujeto activo, que decide, o como ejemplo, 10s itdviduos subestiman en e1 contexto de Ia coti-
sujeto pasivo que es afectado por Ias decisiones aniesgadas dianidad 10s riesgos típicos -ya que hasta e1 momento les ha
ajenas.' Esto hace mds difícil creer que semejantes cálculos ido bien y sobrevaioran e1 poder de contml en relacibn a situa-
pmporcionen en situaciones especificas de con- ciones futuras,infravaIorando la dimensibn de1 d a n se~ pue-
senso. de preguntrtr qué rasgos debe tener una comunicacibn que
Tambikn las ciencias sociales han desc~ibiertoe1 proble- pretenda incrementar la conciencia de1 riesgo.1°Sin duda algu-
ma de1 nesgo. Antropúlogos de la cultura, de Ia sociedad, na, esta inclusión de 10s contextos y operaciones sociales p m
polit6logos saben que la valoracibn y Ia aceptaci6n dei mis- prciona e1 complemento necesario de Ias consideraciones psi-
mo no es únicamente un problema psiquico sino fundarnen- cológicas. De igual m d o , conduce a explicaciones convíncen-
talmente social. Asi, la conducta individual o se ndecua n las tes para aquellos casos en que 10s individuos reaccionan de
expectativas socialmente mantenidas por 10s grupos de refe- forma diversa ante distintas situaciones sociales. Con e1 prc-
rencia relevantes o bien responde a procesos de socialización gresivo despliegue de este saber rrndmente se debe preguntar
específicos -sea a favor o en contra de1 criterio socialmente si e1 fen6meno de1 riesgo ha de ser atribuible a la decisihn-(sea
a d m i t i d ~E.1~trasfondo de e s h posici6n radica en una mejor racional, intuitiva, rutinaria) de1 individuo. O si, en un plantea-
comprensj6n de1 alcance del problema de1 nesgo inspirado miento estrictamente sociol6gic0, e1 íenbmeno de1 riesgo ha de
ante tmio en 10s problemas tecnológ~cosy ecológicos de fa ser tematizado en e1 sentido de resultante final de un cúmulo
sociedad moderna. La pregunta relevante a este respecto se de comunicaciones -incluyendo Ia comunicaci6n de decisio-
ocupa de saber quikn o qué decide si ( y en qué horizontes nes tomadas individualmente.
objetivos y temporales) iin riesgo en tanto tal ha de ser con- De igual modo Ia sociologia ha fijado su atenci6n en d
siderado o no. A Ias ya conticidas discusiones sobre e1 cálcu- problema de1 riesgo, o, d menos, ha reclamado para si Ia cita-
lo, percepción, valoracibn y aceptacidn de1 riesgo, se suma da categoria. Tras e1 debilitamiento de 10s prejuicios anlicapi-
ahom la problemiitica sobre la selección de riesgos, proble- talistas, la ciencin sociológica encuentra una nueva oportuni-
máiica que no trata sobre la casualidad, sino sobre la posibi- dad para completar con un nuevo conienido su viejo rol, e1 de
lidad de que 10s factores sociales puedan dirigir e1 citado alarmar a la sociedad.~lEsto ocurre de momento de manera
proceso de selecci6n. irreflexiva en referencia a su propio rol. Pero si la sociologia
Sin embargo todavia estos propósitos presuponen siempre sabe que 10s riesgos se seIeccionrin: ipor qud y cdino 10 hace
un punto de partida individualista, si bien modifican 10s resul- corwcimte elia niisma? Una reflexibn de amplio alcance teórico
tados de la investigacibn psicolbgica. Si, como resultado, por deberia reconocer e1 componente ccautol6gicoii, que siempre

8. Mds detallado en c1 capitulo h de Sociologie des & h s , 8erlín. 1990.


8 . A este x.~pecto,muy provocatir.o: Mary Douglas y h n Wildam!q Risk aiid 10. Por eiernnlo. exisien inveçtimciones en el iimbito de Ias adwnencis de ri-
Culrrrre: Ati Essay oii SeIecfioii o{Techiiologicd aiid Etivimi tnrerird Lkiigers, Berkelq, go en la pubiicidad dc pinductos. (Veaie W.Kip Viçcusi y Wes1ey A. Magat. Lannriig
1982; Mary Douglas, Risk Acceptubility Accordiiig to thc Social Scinices, Londres, .4buut Risk Coirsunier aiid IVorker h p o i i s e s to IIozlrrd Iiifomuitioir, Cambridge. MA,
1985. CI. BI-anden B. J o h m y Vincent T. CoveIlo (cds.}, The Social arid Culiuml 1987.) Tanibih perienecen a este -texto una rnultitud de intentos efectuados te-
Coimnrcliori of Risk: E j q s m~ Risk Selextioii arid Percqirioii, Dordrrcht, 1987; t e e niendo en cuenta el tiesgo de sida en la conducia sexual. & puede suponer que UM
Cbrke. -Explaining Choíces Among Technological R i s b n . Social PmWrmts, 35 (1988), plítica de informaci6n aqui ticnc mcjoi.cs posililiddes que una intcnciún edumdo-
pp. 22-35 Iwn c1 acento puesio en 10s intercw de Ia organimción que intenicne): ra. Cf. Dougias, 011. cit., pp. 31 $5. ia meta informacirin ascgura a1 individuo su
Christoph Laii, .Risikodiskuire: Gesclbchaltliche Auseinandersetmgen um die Dcfi- autoimagen, dejhdole Ia dccisión, rnicntras quc todo 10 que va más a115 de
nition des Risikosn, SoUale IVelt. 40 ( i 989). pp 41 8 4 3 6 (donde se destaca Ia diferen- aparece m m o paternalista,a pesai- de dirigirse también a1 individiio. W de P
cia entre Ias perspectivas dc 10s interesados y de 10s afcctados); Aamn Wilda~slqy dide que acepte iniciativas que se oponen a sus propias tendencias.
KL@ Drake, .nieoiics of Risk Perception: Who Fears What an Whyn, -ris, 119, 11 . CF. Ulticli Beck. Dic RU-tkogeselkchafr:Auf dcni IVcg iii mire a r d r e Moden~e,
4 (1 9901, pp. 4 1-60. Ftankfutt. 1986.
emerge cuando los observadores observan a los observadores. del que se habla.!" El mundo exterior ignora todos los riesgos
Aquello que la sociología reconoce en los condicionamientos ya que no conoce ni "distinciones, ni expectativas, ni valoracio-
sociales de toda vivencia y acción vale, mutatis mutandis, tam- nes, ni probabilidades -y {unge como un resultado especifico
bién para sí misma. Dicho de otro modo, no puede observar a de los sistemas que observan en el entorno de otros sistemas.
la sociedad desde fuera, ya que opera en su interior, cosa que Si se buscan las determinaciones definitorias del concepto
deberla saber. La sociología se entrega a temas de máxima ac- riesgo, nos Introducimos en un mundo de tinieblas en el que.
tualidad, apoya movimientos de protesta, describe las dimen- la vista no alcanza demasiado lejos. Asimismo las contribu-
siones de la peligrosidad de la tecnología moderna o previene dones hasta ahora efectuadas no interpretan de manera ade-
ante los irreparables daños sufridos por el medio ambiente. cuada el problerna.P A menudo el concepto de riesgo se defi-
Pero de esto ya hay quien se encarga. Lo que deberíamos aña- ne como «unidad de rnedíde-i'" pero si se trata únicamente
dir es, por lo tanto, una teoría de la selectividad de todas las de un problema de medición, no se ve el motivo por el que se
operaciones sociales, incluyendo la observación de estas opera- le concede tanta importancia. Los problemas de medición son
ciones sociales y así mismo las estructuras que determinan es- problemas de convención y, en todo caso, los riesgos de la
tas operaciones. Por ello el tema del riesgo correspondería a la medida (también los errores de la medición) son algo muy
sociología en el marco de una teoría de la sociedad moderna, distinto de lo que es medido como riesgo. De todo esto pue-
teoría que se encargarla de acuñar un aparato categorial espe- den dar fe paradójicamente las ciencias exactas, donde la
cifico. Empero, no existe semejante teoria y las tradiciones en
las que con frecuencia se orientan la mayoría de los teóricos
de la sociología ofrecen pocos puntos de apoyo para temas 12. Esto no debe ser entendido como testimonio de una versión ddealístas o
.subjetivista. de la teorla del conocimiento. Hay que decir que la ciencia (y. por
como la ecología, tecnología, riesgo, por no hablar de los pro- ende, también la sociedad) ha de orientar sus propias opernciOIles hacia la diferen·
blemas de la autorreferencia. ciación entre autorreierencia y refe:re:ncia extema con el fin de no confundirse con
No podemos debatir aqtú las dificultades propias de la in- sus objetos. El resultado para el cientlfico es que hay un estado de hechos objetivo.
que se puede definir con el concepto de riesgo. Con este no hay garantía de una
vestigación ínterdíscíplínar: existe colaboración a nivel de pro- identificación y captación coincidente por parte de una pluralidad de obseIvadorcs; y
yectos, así como en dominios de investigación que se podrían esto tanto menos cuanto mayor desarrollo de diferenciación sistémica existe en la
tildar de «transdiscíplinares», por ejemplo, la cibernética y la sociedad y en sus sistemas parciales. En toclo caso. a lo !arEo del texto se discule este
problema.
teoria de sistemas. El estudio del riesgo pudiera ser otra posi- 13. Baruch Fischhoff, Stephan R. Watson y Chris Hupe (.Defining Risb, Policy
bilidad; no obstante, llaman la atención, sobre este particular, Sciences. 17 [1984]. pp. 123·139). oscilan, por ejemplo, entre dos planos: el de la
determínacton del concepto de riesgo y el de la medida de riesgos concretos. Lawren-
las consecuencias negativas obtenidas a través de la coopera- ce B. Gratt (.Risk Anaiysis or Risk Assessment: A Proposa\ for Consistent Defini·
ción entre numerosas disciplinas y ámbitos del conocimiento. tioIlS', en Vincent T. CoveUoet al. [ed.1 Unceftainty in Risk Assessmelll. Risk Mallage-
No hay concepto alguno del riesgo que pudiera satisfacer las nJe,,!, and Decisúm M<Úl.ing, Nueva York, 1987. pp. 241·249).lJega. tras una discusión
sobre los intentos de definición, a la suya propia; .TIle potential Ior realízaucn of
pretensiones científicas. Es cierto que para los dominios cien- unwantecl. adverse consequences lO human Jife. healtb. property, or the enviromenb
tíficos participantes sus respectivos contextos teóricos les otor- (244. 248). Pero; ¿consecuencias de qué? ¿no se puede aniesgar también otras cosas.
por ejemplo. la reputación?
gan la orientación suficiente. En todo caso, debe ponerse en 14. Por ejemplo definen Robert W. Katcs y Jeanne X. Kasperson t-compareuve
duda que se sepa y se tenga claro de qué se habla, tanto en Risk Analysis of Teclmological Hazards •• Pnxeedings of lfu! NatillluU Academy af
relación a las especialidades particulares como, en especial, Scie"CIJ, 80 [1983]. pp. 7.027-7.038. esp. 7.029); .A hazard. in our paríance. ís a threal
lo people and lO what they value (property, envlronment, future generations. ele.)
en relación a la cooperación interdisciplinar. No es admisible and risk is a measure ofhazard •. Esta versión teórica de la medición puede ser
que se propongan como punto de partida unos fundamentos desplegada hacia una mullitud de variantes y provocar un buen número de contribu-
ciones científicas. Véase Helmut Jungetmann y Faul Siovic, .Die Psychologie der
teóricos que pretendan descubrir y analizar en la realidad de- KogniliOll und die Evalualion von Risiko~, en G. Bechmann (ed.). Risikn und Gesell-
suyo hechos de riesgo. La conceptualidad constituye el objeto schaft. Opladen (en prensa). ms" p. 3.

128 129
exactitud debe ser expresada bajo la forma de cálculo, rnien- complejo sem8ntico de1 pecado (conducta que viola 10s orde-
iras que e1 lenguaje ordinario se utiliza de manen más im- namientos religiosos) ofrece un equivalente funcional, ya que
precisa. p u d e senir para explicar e1 surgirniento de la desgraci.'6Ya
Por 10 general ha quedado estipulado no ofrecer demasia- en e1 antiguo comercio maritimo oriental existia conciencia
da atenci6n a las cuestiones de definicibn. E1 motivo es que de riesgo con 10s correspondientes ordenamientos juridicos,I7
estas s61o hacen las veces de demarcacibn, no de descripci6n que en sus inicios apenas eran disiinguibles de 10s programas
(ni mucho menos de explicacibn) de 10s objetos. En todo adivinatorios, de la llamada de 10s dioses protectores, etc. Sin
caso, de no aclarar quk objeto debe ser tratado en realidad, embargo, con la divisi6n juridica entre e1 patrón y e1 navegan-
carece de sentido iniciar la investigación. Como consecuen- te, se establxieron aún m h claramente sistemas de s e m ,
cia, e1 soci6log0, justificada e injustificadamente, puede pen- que ya en la Edad Media influyeron en e1 derecho de comer-
sar que esta falta de claridad le ofrece Ia posibilidad de ocu- cio marítimo y en 10s seguros marítimos. No obstante, en la
parse, de rnanera cambiante, de temas según la mada y se- antiguedad no cristiana faltó una conciencia mínimamente
gún e1 cliente y la atenci6n que la sociedad dispense. Por desarroilada de Ias decisiones. De crriesgoii se habla por vez
tanto, tenemos suficientes razones pam ocupamos de Ia aco- pnmera en e1 transcurso de ia Edad Media a la incipiente
taci6n de1 ámbito objetivo perteneciente a la investigacibn mdernidad.
de1 riesgo. Los orígenes de la palabra son desconocidos. Way quien
habia de su posible procedencia Arabe. En Europa e1 tkrmino
ya se encuentrã. en documentos rnedievaIes, sin embargo se
extiende en primer lugar con la llegada de la imprenta, espe-
cialmente en Italia y Espafia.I8De cualqiiier modo, se echan
Las antiguas civilizaciones desarrollaron para problemas de menos investigaciones históricas respecto a1 concepto
análogos unas thcnicas muy dispares. Naturalmente no nece- riesgoV1Y La razón es que el citado thrrnino aparece con poca
sitaron de la palabm riesgo, t d y como nosotros la entende- frecuencia y rnuy disperso en diferentes Ambitos de la reali-
mos. Por supuesto que elaboramn determinados mecanismos
culturales que dotaban de certidumbre a la existencia futura.
En este sentido, s e confi6 mayormente en la práctica de la en f i y r a s de la ~lfficuriutgprophecy (e1 m d c l o de Edipo), 1
s cuales advertínn que
introducir en sus prnpioç d c u l o s las pinfcdas de Ias desgncias futuras con e1 obje-
adivinación, si bien esta no garanlizaba una seguridad plena tirrodc csquivarlas, e n precisamcntc 10 que provoaba su aparición.
respecto a 10s acontecimientos venideros. Por 10 d e m h per- 16. V b x p m csw companci6n Mary Douglas. uRisk as a Fwensic Resourcen,
mitia que la propia decisión no desatara la ira de 10s dioses o Daedalus, 119,4 (1990), pp. 1-16, esp. 4 ss.
17. Cf.AL. Oppenheim, ~TheS d a h g Mcrchmts of Ur., Jountal uf'rhe hari-
de otm fuerzas numinosas y garantizaba e1 contacto con 10s cai1 Ofimitd Sociefy,74 (1941), pp. 6-17.
misteriosos designios de1 destino.I5 En muchos aspectos e1 18. Para Ia lengua inglesa, The Oxford Eiylish Dicrioiiary. 2: ed., Oxford, 1989,
tomo XIII. p. 987, contiene testirnonios sobre esio desde 1a segunda mitad de1 sido
XVII. Paia el alemh, lo mismo cn Das kursche Fmidiulirkrbuch (ed. IIans çdiulz;
rnh tarde, Otio Basler), tomo 3, Bcrlfn. 1977, pp. 452 ss., testirnonios de mitad de1
15. De rnanen mumida. Vincent T. CoveIlo y Jeryl Mumpower Analysis siglo XVI. Se debe repaar cn que e1 risicunt neolaho h e utilizado ya rnucho antes.
and Risk Managemeni: A Historiui Perspectivem, Risk Aiinlysis, 5 119851. pp. 103- cosa que ocurre tarnbitn en Alemania, nsi que estos tatimonios sc c n h t a n a
1201, aiuden a Ia aertidurnbre proveniente de1 consejo y aurorídud religiwa. Sin em- preguntas: en primer lugar si h e publicado cn alernan. y en segundo l u g x qué es 10
bargo, en Ia cvolución dc 10s wmplejos sistemas de adivinación ípmeptos de sabidu- que fue publicado.
h)propios de Ias p t i m e m culturas con ncrituia de M m t a m i a y China no se 19. Una alternativa a esto p u d i m encontrarse en investigaciones hist6ri-~kli-
verifica que Ia incertidumbiv en ningrln caso hera supei9or. Muy a1 contrario, se cas c hist61ico-simbdlicas.Cf. Hartmut Kuglcr, nPhactons Sturz in die Neuzeit: Ein
convinieron. desde iina óptica evolutirri. en saberes pingresimmente compleji?~dos. Vcrsuch uber das Risikobewusstseinm,en Thomas Clamei. (cd.), IVe@ ui die Neuzeit.
en signos escritos, cn ambimlencias neccçitada de interpretacibii o de dplica y no Municli. 1988, pp. 122-144.
dad social. El viaje por mar y el comercio son casos en los aventura (aventuyre).26 Sin embargo, la utilización de un
que el empleo de la palabra es frecuente. Los seguros mari- nuevo vocablo responde a la necesidad de conceptualizar
nos son un primer ejemplo de la planificación del control de una situación puntual que no puede ser expresada con la
ríesgo.w Independientemente de esto, se encuentran formula- precisión requerida por las palabras de que se dispone en ese
ciones como «ad risicum et fortunam... ». o «pro securitate et momento. Por otra parte, la palabra tiende a sobrepasar el
risico... » o «ad omnem risicum, periculum et fortunam contexto de partida (el ya citado «non valer arrischiar la sua
Dei... » en contratos que reglamentan quién debe hacerse res- vita per la sua relígione»), por lo cual no es fácil reconstruir,
ponsable en caso de deño.>' Sin embargo, la palabra riesgo a partir de algún hallazgo casual, los motivos que posibilita-
no permanece restringida a este ámbito, muy al contrario se ron su aparición.
difunde desde el año 1500 con motivo de la aparición de la Con todas estas reservas, el problema radica en compren-
imprenta. Scipio Ammirato piensa, según fuentes consulta- der que son accesibles algunas ventajas únicamente si se pone
das,22 que, por ejemplo, aquel que difunde rumores corre el algo en juego, vale decir, si se asumen riesgos. No se trnta del
riesgo de ser cuestionado acerca de las bases de sus afirma- problema de los costes calculados de antemano que se ven
ciones. Giovanni Batiera afirma: «Chí non risaca non gua- compensados por las ventajas obtenidas. Por el contrario, re-
dagna» y restringe esta máxima a una vieja tradición de pro- fiere a una decisión de la que arrepentirse, como se puede pre-
yectos vanos y temeraríos.v Annibale Romei reprocha el ver, cuando se ocasiona el daño que se esperaba evitar. Con la
«non valer arrischiar la sua vita per la sua relígione-P'' En institucionalización de la confesión, la religión ha intentado
una carta de Luca Contile, fechada el 15 de septiembre de conducir el arrepentimiento al pecador. Desde un punto de
1545,25 a Claudia Tolomeí se encuentra la siguiente formula- vista secular el cálculo de riesgo trata de un programa de mi-
ción: «vivere in risico di metteri in mano di gente forestiere e nimización del arrepentimiento. En el primer caso se alude a
forse barbare». El lenguaje de esta etapa histórica dispone de un enfoque inconsistente respecto al transcurso del tiempo. En
términos como peligro, desafío, azar, suerte, arrojo, temor, el segundo, a un tener en cuenta el factor tiempo. La diferen-
cia entre la perspectiva religiosa y secular también se halla en
la tensión del conocido cálculo de fe propuesto por Pascal.27 El
riesgo de incredulidad es elevado, ya que la salvación está en
20. Es destacable la conceptualización jurídica de estos contratos. Como en el
contexto de las acciones legales de la tradición del derecho civil eran requeridos para juego. El riesgo de creer, por el contrario, ni tan siquiera es
una demanda llamen el causa. no era sencillo establecer nuevos tipos de contratos. considerado.
PaJa este propósito recunian a la época romana y al abuso que en esta se hacia de la
apuesta. La índetermínacién de un suceso incierto, sobre cuya aparición o no apari-
Estas indicaciones muestran la complejidad del problema
ción se podría establecer una apuesta. se trasladaba al marco de los temores reales. que subyace al surgimiento del concepto. No se trata de un
Cf. Karin Nehlsen von Stryk, .Kalkül und I1azard in der splitmittclalterlichcn Seevcr. mero cálculo de costes en virtud de un pronóstico seguro.
sícherungspraxis e, Rechlshislorisches Jouma/. 8 (1989), pp. 195-208.
21. Cf. Erich Maschke, .Das Berufbewusstsein des mÍttelalterlichen Femkauf- Tampoco alude a la clásica supemorma ética de la modestia
mannso. en Carl Haase (ed.), Dk Stadl des Mittela/ters, tomo 3. Darmstadt. 1973. pp. (modestas, mediocritas) y de la justicia (iustitia) respecto a to-
ln-216. esp. 192 y SS.; Adolf Schaube.•Die wahre Beschaffenheit der Verslchenmg dos los bienes deseables. De igual modo, no refiere a formas
in der EnlStehungszeit des Vernichemngswesenso, Jahrbacher far NaJiondlJ!wuomie
und Statistik, 60 (1893), pp, 40-58, 473·509, esp. 42, 476.
22. DeIJa 8egrefeW/, Vinezia, 1598, p. 19.
23. DeIJa 1Wgion di Slalo (1589), citado según la edición de Salonia de 19]0. 26. Estos dos últimos télTllinos hoy se han convertido en sinónimos de la palabra
p. 7]. La disminución de la crítica mornl hacia la temeridad. la arrogancia. soberbia riesgo; véase Bruno Kuske••Die Begriffe Angst und Abenteuer in der deutschen
y demás; cf. también Kugler.loc. cit. (1988). Wirtschaft des Mitle1a1ters», ZRitschrifr far ha.ndelswisseuu¡'afilirhe Forschung, N.F. 1
24. Discorsi, Femna. 1586. p. 61. (1949). ro. 547·550.
25. Citado po¡- Claudia Donati. L'idea di Nabilla in 1I0/io: Secoli XIV-Xl/llJ. Roma 27. En PellSées, n." 451, eNach der Zllhlung der Ausgabe der Bibliothbque de la
1988. p. 5]. Pléiade., París. 1950. pp. 953 ss.. Pascal habla de h4?prd,ha.UJrder.

132 133
ahiçtóricas de racionalidad con las que una sociedad estanca- aportan ninguna infonnaci6n veraz. Tan sdo a l a n punto de
da en e1 tiernpo mantiene que la vida perdura sobre un con- apoyo, especialmente e1 d e que ias pretensiones de racionah-
gtomemdo de ventajas y desventajas, perfecciones y corrupci+ dad se encuentran progresivamente en una d a c i 6 n pecaria
nes y en las que a menudo e1 bien deviene mal. No es un con e1 iiempo. Asi es, ese mismo punto de apoyo subraya que
intento de expresar a la raciondidad en una meta&, ya çea e1 tkrmino riesgo refiere a decisiones con las que se vincula e1
de optimizaci6n o de mderacidn, que pretenda dar cabida a tiempo, aunque el fituro IW se puede conocer suficitmtemmre;
la diferencia entre 10 bueno y 10 maio como unidad y fonnuIar i i i fnn siquiera e1 futuro qtie se produce a frnvh de ias decisio-
esta como buena (como valor recomendable). NO alude a L? ?les personales. Desde Bacon, Locke y Vico aumenta Ia con-
resolución de una pandoja con Ia que se está confrontado íianza en la factibilidad de las relaciones; y pmgresivamente se
cuando el esquematismo de1 bien y de1 mal se aplica sobre fue aceptando que conocimiento y productividad iban de la
uno mismo. No se trata de banalidades ret6ricas que encuen- mano. Esta pretensidn se corrige en cierta manera con ia no-
tran e1 bien en 10 ma10 y 10 ma10 en e1 bien.28Consecuente- ci6n de riesgo, así como con la novedad de1 dedo de proba-
mente se demimban las viejas pmdencias en Ias que la varie- bilidad. Ambos concepios parecen garantizar que cuando algo
tas temponint y la mezda de propiedades buenas y malas de1 cambia su curso normal puede haberse desamllado correcta-
prójimo juegan un importante papel. Aí mismo tiernpo que se mente. Por tanto, inmunizan a Ia decisi6n £rente a1 frawso en
utiliza la terminologia de1 riesgo, se empiean reiteradamente Ia medida en que s61o se aprende a evitar errores. Así se m d i -
esios viejos medios -por ejemplo, en las teorías de Ias Whi- fica e1 sentido de securitas. Mientras Ia tradicidn latina ve en
des de1 príncipe y de sus mentores o en e1 concepto de Ia m- ella una predisposici6n subjetiva a la ausencia de preocup-
z6n de estado. Sin embargo, se reconoce en Ia dramatización ción o, en una valoración negativa, a la despreocupacibn en
de esas formas semánticas que la autbntica dirnençión de1 pr* relación a las cuestiones de la salvacion (= acedia), en la tradi-
blema pasa totalmente desapercibida. Sobre este parlicular Ri- cibn francesa (süreté, que m8s tarde adquiere e1 sentido de
chelieu lama Ia siguienie máxima: aUn mal qui ne peut arriver sécuritd subjetiva) se toma ai concepto en su significado objeti-
que rarernent doit être présumk n'amiver pint. Principalement, v030 -como si se hubieran encontrado 10s fundamentos de las
si, pour l'bviter, on s'expose L beaucoup dáutre qui sont ingvi- decisiones seguras en relación a un futuro siempre incierto.
table et de plus grand con~équence».~~ L. que subyace a esta Con la am$aci6n de las pretensiones de1 saber, las viejas limi-
idea es que hay demasiadas razones por las que algo de mane- taciones cosmológicas, Ias esencix y misterios de la nalurale-
r - improbable puede cambiar sii curso como para considerrir- za se sustituyen por n u m s distinciones, que caen en Ia esfera
Ias en un d d o racional Esta mhirna nos conduce a1 centro de1 ~ l c u l oraciond. Asl es como se entiende e1 nesgo hasta
de la controversia poLítica actual sobre 1% consecuencias de nuestros días.
10s problemas tecnológicos y ecol6gicos de h sociedad moder- Esta ~ n d i c i d nncionalista baça la comprensión de1 proble-
na. Esto confiere a1 concepto de riesgo, que fichelieu no tuvo ma en que 10s danos se deben evitar en 10 posible. Esto limita
que utilizar, un valor muy distinto. de forma considerable posibjlidades de acción, por d o hay
Las investigaciones hist6ricas sobre e1 t6rmino riesgo no que admitir y ~arriesgan~ acciones, que ~ u e d e ndesencadenar,

28. Diferentes ejernplos sti encuentran en Ortensio Lando. Parudoss~',ciw sciiteii-


tie fuori dei coniniriii finrere. Vinegia. 1545; Orrensio Lando, Cotifutntioiw de1 ihro H
30. Con cuantiosa docurnentaciúnv&tse Emil Winkler. W u r i t k , Bnlh, 1939. Cf.
pradossi iiuovaniefirecotripmta. iir hc oratiairi dù-tirita, Vinegia. 1545. tambiCn Ia investigación de FX. ffiufmann cn la que se justifir;? iin cambio de
29. Citado s e g h la edición Mminies de Cardirral de Richelirii. Pnrís. 1944, p. 42.
sentido de1 citado imncepto en Ia rnodemidad: Franz-Xaver Kaufmann, ~ickerheitais
Debido a su permanente actunlidad, vbase Boward Kimrcuiher, mLimited Knowledge
soziologische uiid soz.ialpiitkhes Pmbleni: Uirtersuchriirg~iiw ei~terIVertia'ee hochdif:
and Irnurance Pmtwtionn,Public Pdicy, 24 (1976). pp. 227-261. femrzierter Gesellschafieir, Stu t i@, 1970.
según eI cálculo de probabilidad, daiios evitables. Todavia hoy
10s riesgos se indagan a través de Ia magnitud y de las proba-
bilidades de1 Con otras palabras, se trata de una exten- En e1 plano de segundo orden, en e1 observar de1 observar,
si6n controlada de Ia esfera de la acci6n racional, algo muy se Ueva a cabo la formación de1 concepto con sumo cuidado.
semejante a corno ocurre en la economía en donde no se apu- Partimos de1 hecho de que cada observador debe ernplear una
ran las posibilidades de acci6n racional, cuando se trabaja con diferencia ya que é i no puede indicar otra cosa, que la que B
capital pmpio y no con &ditos. Para este prop6sito basta, quiere observar. Las indicaciones son Unicamente posibles a
primeramente, con aceptar, en referencia a Ias consecuencias causa de una diferencia de 10 indicado. Las diferencias a este
de diversas decisiones, las diferentes funciones de beneficio y respecto sirven para o k e r la posibilidad de indicar una u
las distribucionaç de Ia probabilidad y, en segundo lugar, ca- otra parte de la diferencia. Seguimos en esto a George Spencer
racterizar la decisibn como arriesgada en virtud de la variabili- y a su dcub formal. Por e110 habIamos ocasional-
dad de multado$. Un concepfo de riesgo que exceda esta pers- mente de uforman cuando suponemos una diferencia, que se-
pectiva es supeduo en e1 interior de esta teoría. para dos partes y exige operaciones (y también tiempo) -sea
La hdici6n racionalista puede presentar buenas razones para repelir la indicación de una de las partes, sea para con-
como para que çea inoportunamente refutada. La renuncia a1 densar su identidad; sea para cruzar eI hrnite y proceder desde
risgo supone, bajo las condiciones actuales, renuncia a la ra- la olra parte con Ia siguiente operaci6n. Elegunos este punto
cionahdad. Y, siri embargo, hay algo que no acaba de ser satis- de partida en lugar de otros más comunes, ya sea la teorla
factorio. A la tradici6n racionalista se le l
u reprochado que no causal o la metodología estadlstica, ya que queremos investi-
ve, 10 que no ve, u... f a h g to take account of the blindness gar las observaciones y estas no son otra cosa que indicaciones
inherent in the way probiems are f~rmulatedii.~~ Pero si se diferenciadoras.
quiere observar de la rnanera en que 10 hace Ia tradici6n ncio- Otra advertencia refiere a la diferenciacibn de1 observar de1
nalista, debe despojarse de Ia concepci6n de1 problema que primer y de1 segundo orden Cada observador utiliza una dife-
destaca en ella. Tenemos, entonces, que dejarla con su proble- renciación para indicar una u otm parte. Para e1 paso de una
ma, pero, al mismo tiempo, comprender que no puede ver 10 a otra parte necesita tiempo. E1 observador no pude observar
que no puede ver. Se debe a a d i r un segundo orden en e1 las dos partes a la vez, aunque cada parte es simultáneamente
plano de Ia obsemción. Empero, esto plantea las pretensiones la otra parte de la otra. Por eso eç imposible para é1 observar
de Ia formaci6n de1 concepto, de la que ni el contexto de dis- la unidad de la diferencia rnientras &I hace uso de eila. E1 m*
cusión interdisciplinar ni la historia de h palabra transmiten tivo es que p m elio tendria que diferenciar esta diferencia y
una idea suhcienie. emplear otra para Ia que vale 10 misrno. Dicho de otm modo:
e1 observar no se puede observar a si mismo, aunque un o b
servador en tanto sistema tiene tiempo para cambiar Ias dife-
rencias y, por consiguiente, tambien puede observarse a si
mismo en e1 sentido de observacibn de1 segundo orden.
Por otra parte, debemos distinguir dos modos de diferen-
31. Peiu tarnbien se pucdcn encontrar voces afticas y no precisamente d d e 10s
ciar. Uno indica algo diferenciándose de talo 10 d e d s h
grnbitm de la matemiiica aplicada. Vease Sir IIermann Bondi, -Rkkin Perspcctiven. especificar a1 resto de Ia diferencia. Para 10s f i n s de n u ~ h
en M.C. Caoper (ed.), Risk Maii-nia& IIazards to Mair, Oxford, 1985. pp. 8-17.
32. Así Teny Winograd y Femando Flores, Urrdentairdiirg Contpiilers aiid Co~iri-
timr: A New Fouitdntioii for Desigi Readiiig, Masmchusetts, 1987. p. 77. Cf. lambi&
pp. 97 ss. 33. Vease Laivs of Fomt, citado segiln Ia nueva edici6n, Nucva York 1979.
investigación, ltamaremos objetos a aqueilo que se especifica Por otra parte, 10 que puede ocunir en e1 futuro depende
con este tipo de diferencia.34En Ia observación de objetos de la presente decisibn a tomar. De hecho, se habla de riesgo
coinciden Ia indicacibn y Ia diferenciación de1 objeto; 5610 pue- en e1 momento en que se pueda tomar una decisión sin h que
den realizarse uno actu. Por e1 contrario, e1 otro modo de dis- 10s posibles danos no pueden pducirse. No debe ser determi-
tinción limita 10 que ha de tomarse en cuenta en e1 otro lado, nante para e1 concepto (aunque si es una cuesti6n de defini-
por ejemplo, mujeres/hombres, jusio/injusto, calientelfrío, vir- ción) si e1 que decide percibe e1 riesgo como consecuencia de
tudlvicio, elogiddesaprobaci6n. A 10s productos de esta priicti- SLI decisión o si son otros quienes se 10 atribuyen. Tampoco e1
ca diferenuadora 10s denominaremos conceptos. Tanto objetos instante en que esto ocurre -en eI momento de la decisi6n o
como conceptos son conslructos dependientes de la diferencia- despuks. Tal y como proponemos aqui e1 concepto de riesgo,
ción de un observador. Sin embargo, 10s conceptoç distancian es decisivo que e1 dano contingente sea ocasionado de forma
a1 observador más que 10s objetos. Ello obedece a que e1 dife- contingente y, por ende, evitable. De igual modo, aqui son
renciar y e1 indicar se despliegan con operaciones de observa- imaginables diferentes perspectivas de1 observador con dife-
ci6n más intensas y, a su vez, exigen una diferenciaci6n de las rentes puntos de vista a1 respecto, sobre si, bajo ia admisi6n de
diferenciaciones. riesgo, debe decidirse o no.
La aparición tardía en la historia de hechos que se desig- Este concepto refiere, con O-s palabms, a una elevada dis-
nan con e1 nuevo término de ~riesgontiene que ver con una posición de contingencia. A irnitación dd concepto en Kant y de
rnultitud de diferencias que son elevadas a concepto y sefiaIa- su referencia temporal tambign se puede hablar de esquema de
das como unidad. No se trata únicamente de una descripci6n contingencia. Con Novalis, de ~unidadtotal de1 que ma^?^ E1
de1 mundo por parte de1 observador de primer orden, observa- hecho de que las dos situaciones de contingencia temp~rril,SU-
dor que ve algo positivo o negativo, que determina y mide ceso y dano, ileguen a ensamblarse como contingencias (no
cualquier cosa. Refiere en mayor medida a Ia reconsmcción como hechos), aunque no tiene por que darse esto, irae comigo
de un fen6meno de todo punto contingente y que ofrece, por la posibilidad de que Ia observadores puedan diferir en sus opi-
tanto, distintas perspectivas a observadores diferentes. niones. Las contingencias temporaies provtxan contingencias
Por una parte. puede tener lugar -o no- im perjuicio lu- sociales. Esta pluralidad no es cancelatile en una única f6rmula
iuro. Visto desde e1 presente, el futuro es incierto, mientms de ser. Naturalmente se ~ u e d econvenir si se debe o no decidir
que 10s presentes ulteriores son determinados por referencia a1 Sin embargo, esto pertenece a1 iimbito d d acuerdo, no de1 cono-
deseo o d no-deseo. Todavía no se puede saber ahom e1 cómo; cirniento. Una vez que este es desglosado en 1- d i h n c i a c i o n ~
pero sí que se tendrá conocimiento por parte de uno mismo o temporales y sociaIes no hay posibilidad alguna de regresar a Ia
por otro observador de 10 que en e1 presente futuro sea e1 caso; inocencia de1 conocirniento primordial de1 mundo. La puerta
es entonces cuando 10 acaecido es enjuiciado posiblemente de hacia e1 paraíso se cierra con la presencia de1 término ~ g ~ .
diferente modo entre ellos. Eso que hemos designado como esquema de contingencia
desgasta e1 medjo Sentido, en e1 que encuentran forma todas
las vivencias y comunicaciones. E1 sentido se puede definir
34. E&tcn o t m mudias uiilimciones dc Ia nocibn de objeto. Es importante quc como un medio, que es originado gracias a un superávit de
no nos detengamos en Ia dikrcnciaci6n objetdsujeto; Ia electión dc a t a forma (Ia
forma sujcto) no tendrh lugar pam 10 que nosotm designamos en e1 texto como
mconcepton, y si asf fuen, debc~+apmponer loç conceptw de csujctos= m o imtru- 35. De igual modo en Ios Esrudios fIlos6ficos 1975/96 d q u k de Ia reunión de Ias
rnentos de obçervación cayendo mn c110 en e1 problema iiivsoluble de la nintcrsubje- cdiciones dc Ilans-Joachirn Mahl y Richard SarnueI, i+'.?&, T&uckr utid @'&
tiiidad*. De este rncdo no se &a desctibir correctamentc c1 obsenpar de1 obsava- s , 2, Dmstadt, 1978, p. 14. AUí tambih se dice: =E1
voii H a r d e i ~ h ~tomo
dor y se perdetia wn seguridad en Ia espeslin de sospechosa ideología, relativisnio, está en intcradbn consigo rnismo. En sus emplazarnientos cada 410 ' 0
pragmatismo. pluralismo, teoría de1 rliscu~wi.etc. que es a través de 10s oimsn.
indicaciones de otros posíbílídades." En último término, todo parte (y no a la otra). Nos preguntamos por la forma que
sentido se basa en la distinción entre actualidad y potenciali- orienta a un observador cuando designa una observación
dad." Por eso, lo actual siempre es como es; y se da simultá- como riesgo. Por forma entendemos un límite, un corte que
neamente en el mundo junto a otras actualízacíones.w Todo separa dos partes. Tras esto, se debe indicar desde qué parte
sistema ejecuta (o no) sus operaciones en la actualidad, por lo se inicia la siguiente operación.
cual nunca puede darse la liberación de la arbítraríedad.w Em- Se sabe que la tradición racionalista bosquejó una forma.
pero, en el marco de sentido constitutivo de lo posible pueden nunca un concepto de riesgo. El problema queda traducido en
incrementarse la multiplicidad de perspectivas, con lo cual la directrices de cálculo; cómo a pesar del recurso a oportunida-
localización de la forme se convierte en escabrosa tarea. Esto des racionales los daños pudieran posiblemente ser evitados.
se puede constatar en que las posibilidades de negar el riesgo Entendido como forma refiere a lo óptimoJn0-6ptimo y, por
aumentan -sea en la dirección a la certidumbre, en caso de extensión, a un flujo de diferencias secundarias propias de dis-
afirmar la imposibilidad de daño futuro, sea en dirección al tintos modos de cálculo. El significado del problema y su espe-
peligro, en caso de cuestionar la imputación del perjuicio a cífica modernidad no deben ser infravalorados, muy al contra-
una decisión; sea con ayuda de diferenciaciones secundarias rio, deben ser destacados en toda su magnitud. No encontra-
como riesgos conocidos/desconocidos, comunicados/incomuni- mos, a pesar de todo, en el seno de esta tradición la forma que
cados. Como ocurre en la problemática de la lógica modal, se nos aporte el concepto de riesgo.
debe especificar el empleo de las negaciones." El efecto prácti- Se encuentra muy extendida la idea de que el concepto
co de este paso se muestra en el segundo o tercer plano del riesgo funge como contrapunto categorial de seguridad. 4 1 En la
observar bajo la condición de que la negación de un riesgo retórica política esto tiene la ventaja de que quien se expone
-así como su fonna- también es por su parte un riesgo. ante operaciones arriesgadas en realidad manifiesta una preo-
Sin embargo. las condiciones de la utilización operativa del cupación desmesurada por el valor de la seguridad. Lo cual
concepto riesgo siguen sin aclararse. ¿Qué designa esta pala- conduce automáticamente a la idea de que la seguridad es un
bra? ¿Qué posibilidad de negación implica el concepto cuando anhelo. si bien se dan situaciones en el mundo (antes se decía:
se le quiere dotar de un significado preciso para la aplicación debajo de la luna) en las que hay que asumir ciertos riesgos.
científica? Si se pretende saber qué piensa un observador (de Con ello, la forma riesgo se convierte así en una variante de la
segundo orden) cuando él señala una perspectiva de observa- diferencia "favorable/desfavorable. Una versión más sofisticada
ción como riesgo, debemos estar en condiciones de indicar en de este concepto es empleada por los expertos en seguridad.
el marco de qué diferencia del concepto riesgo se refiere a una La experiencia de esta profesión enseña que la seguridad abso-
luta es inalcanzable. Siempre puede ocurrír algo ínesperado.v
Por eso emplean el concepto de riesgo para precisar mediante
36. Más detallado. Niklas Luhmarm. Soziale S)'sleme: Cnmdriss eiller allgemei'lEll
1ñeorie, Franklurt, 1984, pp. 92 Yss. el cálculo el nivel de seguridad al que se puede acceder.v Al
37. Por lo demás, se trata de una dlfcrenciaci611 que puede reaparecer en sí mis-
ma. Lo actual es el modo de lo posible en ~i mismo posible (y no imposible), mien-
tras en lo posible están anunciadas otras actualizaciones. -
38. Ver Niklas Luhmann, .Gleichzei¡igkeit und Synchmnisation•• en la obra del 41. Cf. Lola L L6pez, .Between Hope and Fear: The Psychology of Risko, Advan-
mismo autor. Soúologische Auf/diinmg. tomo 5: [(ollslmk1ivislische Perspek1ive", ces in ExperimentalSocial pS)'Chology, 20 (1987), pp. 255-295, esp. 275 y ss' .
apiaden, 1990, pp. 95-130. 42. Desde este punto de vista se puede dccir que las causas son las insUfideDcias
39. Las decisiones arriesgadas también son decisiones, y en cuanto sucesos ac- humanas. V'
tuales son obsetvables. Tienen lugar junto con otras bajo la condici6n de la simulta- 43. De este modo, por ejemplo E.N. Bjordal, ~Risk from ~ ~ ~tiW ~
neidad. Y esto ocurre tal y cOmo ocurre. poinl>. en W.T. Singleton y Jan Hoven (eds.), Risk and Dec~lOIlS'~~~¡,,:
40. Para el tratamiento de los problemas y necesidades de una lógica polivalente. pp. 41-45. Cf. también Sylvius Hartwig (ed.). Crosse redmische '-"'1""'",,,,.-.--
d. Elena uscosuc. Rischio e Osseroatiolle, ms., 1990. Risiktxulfl1ysen uud Su:heTheitsfragen, Berlín, 1983.

140 141
mismo concepto corresponde e1 paso de 10s análisis detemi- yuntiva de tener que ele& dentro de un cuadro de posibilida-
nistas a 10s anáhsis probabilistas. También se encuentra en la des. La aitemativa aparentemente más segura implica la doble
Iiteratm relativa a la defensa de1 Esto confirma seguridad de que no hay lugar para dano alguno, ni para even-
la difundida tendencia de definir a1 riesgo como una unidad tuales variantes de riesgo.* Sin embargo, este argumento enga-
de medida para opemciones de cálculo. Nay que conceder, en íía, ya que la oportunidad no se elegida no se referia a algo
último termino y especialmente con la mirada puesta en e1 seguro. Por 10 tanto, queda en duda si con la renuncia a la
terreno de la sociologfa, que e1 concepto de seguridad es una oportunidad desechada se pierde algo o no; asimismo, si habA
ficción socid. Por eUo se debe investigar eso que en la comu- que arrepentirse de Ia opción ((m6sseguraa. Pero esto es una
nicación social se trata como seguro y, a su vez, e1 grado de pregunta que en muchas ocasiones no se puede contestar sin
estabhdad de esas ficciones en experiencias que manifiest,m haberse implicado en 10s riesgos de ew. opcibn. E1 riesgo da
todo 10 contrario (por ejemplo, en 10s enlaces de horarios en color a una de las variantes en e1 momento de la decisi6n. Ante
10s aeropuerto~).~~ Lrt seguridad, en tanto categoría contraria a una ventaja insegura no se puede renunciar con total certidum-
la de riesgo, reíiere en esta constelacj6n a un concepto vaclo, bre, porque en si misma la renuncia no es nada (que e1 presen-
muy semejante a Ia noci6n de sdud en la dikrenciación e n h te todavía pueda conricer). Cabe la renuncia o r i e n ~ d o s egene-
enfermoísano. Tan só10 funge como concepto de reflexión. O r -m e n t e por diferencias referidas a riesgo 4 n eI contexto de
tambibn como categoría que sirve de válvula de escape para acciones religiosas primarias o afaniticasu. Fero an,&zando 10s
exigencias sociales, que en funci6n de1 nivel de pretensión va- riesgos desde cerca, toda decisi6n es arriesgada.
riable se abre un paso en e1 cálculo de riesgo. En consecuen- Tanto 10s expertos en seguridad como quienes 1 s repm
cia, con e1 par riesgo/seguridad se tiene también un esquema chan no hacer 10 suficiente por la seguridad son observadom
de observacibn que posibilita en principio calcular todas Ias de primer orden. Ellos creen en hechos; t d a discusi6n o de-
decisiones bajo e1 punto de vista de su riesgo. Esta forma bate no obedece sino a interprehciones o pretemiones distin-
cuenta en su haber con e1 mérito de universalizar la concien- tas en referencia a 10s mismos hechos ((michos~, diría Matura-
cia de riesgo. Después de todo Io dicho, se comprende que na).47Se exige entonces más y mejor infomación, se preçen-
desde e1 dglo x m madurara'n simultheamente Ias temáti- tan quejas por la retenci6n de información por parte de aqu*
de la seguridad y e1 riesgo. 110s que quieren impedir a otros proyectar oú-as interpretacic~
Estas reflexiones nos conducen ante la cuestión de si pue- nes o pretençiones superiores en un mundo objetivo de hechos
den darse situaciones en las que se pueda o, incluso, se tenga predadosA8d o m o si hubiera domaciones que se pudieran
que elegir entre alternativas de riesgo y de seguridad. Tal pre- í m e r o no-tener. Para e1 observador de primer orden e1 mundo
gunh nos obliga, por o t r -parte, a buscar un mayor rigor en e1 ínmediato es e1 mundo real. Sin embargo, para e1 o b s e r v a d ~
tratamiento de1 término. A menudo nos enfrentamos con la dis- de segundo orden e1 problema radica en que 10 que parri dis-
tintos observadores es tomado por igual, produce cn ellos dife-
rentes informaciones.
44. Cf.Rter Asdi. Coiisirnier k f e ~ I(eg&imt:
y Funiizg a W c e oti Lifi aiid Linib.
O x f d . 19813. por ejemplo en p. 43: anie prevention of all consumer accidenis m d
injuries -'zero ri&'- is neither a realistic nor a useful g d n . iConwto! Fero, iquC
cabe esperar despuh? 46. Pam e1 eçtudio dc Ia toma de decisión en el mundo de Ia cmpresa, @
45. TambiEn Ias adecuacions a las susus~eptibilidadesde Ia opini6n pública jue R. MacCrirnmon y Donald A. W e h n g , Tukiizg Ri&: 7ha MaiiagfHioit of u w -
gan ahora una funci6n importante. Véase, por ejernplo, Chris iVhipple, -0ppoituni- iaiiiry. Nueva York 1986, pp. 11 y S.
ties for the social sciences in risk analysiç: an engineefs vicwpintn, cn Vincent T. 47. Sobre esto existe abundante material en Dorothy Nelkin (d.), The
Covello ei d (ed.), Eriviroiiiiieittal Inrpact Assessntei rt. T e c h r i o b ~Assessnimtt, arid of Risk Coti(lictiiig Perspectiw oti Ckcupfioiral Hmlilt, Beveriy Hds, CA. 1985.
Rkk Atrdysis: Co?iin'burioiisfroni the Psychological mid Decisioii Scieiices. Berlín, 48. Cf. p r ejernplo Michel S. Bmwn, ~DisputedKnowledge: Worker AccePs
1985, pp. 91-103. Hazard Inbniations, en Nelkin, oyi. cit., pp. 67-95.
Planteamos a continuación e1 problema de1 riesgo de otro proponer e1 concepto contrario y con elio las diferencias que
modo, a saber, e1 de la diferencia entre nkgo y &i@. &ia existen entre ambos.
diferenciaci6n presupone la existencia de incertidumbfe res- A1 igual que la distllici6n entre riesgdseguridad, se consti-
pecto a un dano futuro. Se dan dos posibilidades. E1 dano iuye de manera asimdhca ia distinci6n riesgotpeligro. En am-
eventual es visto como consecuencia de la decisihn, por 10 cual bos casos e1 concepto de riesgo designa un cornplejo estado de
se habla de riesgo de la decisidn. Hablamos de pehgro cuando hechos con e1 que topamos, ai menm, en la sociedad mderna.
e1 hipotético dano, entendido como causado desde e1 exterior, La otra parte funge sblo como e1 concepto de reflexibn, que
se le atribuye a1 entorno. dilucida Ia contingencia de 10s estados de cosas pertenecientes
En la abundante literatura que existe sobre la temAtica ai concepb de riesgo. En e1 par riesgdsegmdad esto se verifi-
de1 riesgo la diferencia riesgolpeligro pasa d e ~ a ~ e r c i b i d a . ~ ~ ca en 10s problemas de medición; en eI par riesgotpeligm la
Las razones pueden ser varias. La despreocupacibn por e1 decisi6n (es decir, la contingencia) tiene su importancia s61o
riesgo es una de elias. Asimismo hay que considerar 10s mo- en caso de riesgo. Uno se expone a determinados pelips.
tivos lingiiisticos. La literatura inglesa cuenta con palabms Tambikn aqui e1 propio comporhmiento tiene algo que decir
como nksgo, aventura, peligro, todas ellas empleadas con un en cuanto que puede acarrear situaciones deçventajosas (si hu-
. ~ sabe que para la percepci6n y Ia
significado ~ i m i I a rSe biera tomado otro camino, no le hubiera caído Ia teja en Ia
aceptación de1 riesgo juega un papel importante e1 que se cabeza). Otro caso Emite será e1 que tiene lugar mando se
den voluntaria o involuntariamente situaciones de pelig1-0.~' elige entre alternativas semejantes -por ejemplo entre dos li-
Asimismo, e1 que se controlen o no Ias consecuencias de1 neas aéreas, y se estrelia e1 avi6n de la Iinea aérea elegida. En
propio comportamiento. Pero con esto s610 se describen las esto tampoco se ve una decisi6n de riesgo,porque uno no asu-
variables sobre las que se p u d e aceptar o probar eventual- me el riesgo s61o a cambio de ciertas ventajas; este ejemplo
mente su influencia en la percepción de1 riesgo, vale decir, tan só10 muesíra Ia necesidad de tener que elegir ante cierto
en su disposici6n para e1 riesgo. De esta manera no se logra problema entre dos soluciones mAs o menos equiparables,
una deterrnimción formal de1 citado concepto. Esta detemi- porque s6Io una de ellas se pude realizar. La atribuci6n a la
nací6n debe plantear aqui una rnetodologia que sirva para decisi6n debe satísfacer las especificas condiciones bajo Ias
que las alternativas se diferencian en referencia a la posibili-
dad de1 dafio.
49. Fmentemente Ias paiabras riesgo y pdigro se emplean cnn un significado En casqs de rieçgo, la atribuci6n a decisiones conduce a
similar. ~Riskychoices are c h o i m that liave an element of dange~n,a h a par
ejemplo Lhpez, cit. (1987). p. 264. Nicholas Resdicr (Risk: a Philosophical Itihodirc- una gmn cantidad de diferencias sucesivas, a una serie de
r i m ta the nieory of Risk N u a t i o n mid Monagenieiit, Washington, 1983), diferencia bifurcaciones, que ofrecen de nuevo ~osibilidadesde deci-
corra un riesgo I aceptar un riesgo. sin embargo, esta diferencia apenas Ia uii1iz.a.
Explicitamente ddavorable es Anthony Giddens (me Cmuequeiim of Modenrüy, sibn arriesgadas. La primera diferencia es si e1 dafio se inclu-
Stanford. CA, 1959, mp. pp. 34 y ss.), mn la idea de que e1 iiesgn prccisamentc es ye en e1 marco de 10s costes habituales (es decir, en la azona
peligm, que c o n l l u~n &o htum. No depende de la cnnciencia de quien decide. Y de beneficion), y si aumentan 10s costes con 10s que se cuen-
de hecho: no debda depcnder de Ia conciacia en tanto fenómeno puramente psí-
quico. Y sin embargo, habrfa que difemciar si e1 daíio pudim aparecer o no sin Ia ta de partida; o si e1 dafio provoca una situación de Ia que
decisión -quien Ueva a cabo siempre- esta abibuci6n causal. quepa lamentarse mhs a d e l a ~ ~ tS61o
e . ~ para
~ este caso de p
50. En OrhWi Renn, -Ri.& Analysis: Scope and Limitatioma, en Harry Otway y
M a l d m Peltu (eis.),Regulntiig I i t d ~ ~ ~ h Rirh:
ú l I Scieirc~,IJa2nrds aiid PuMic Aom-
tiori,h n h , 1985, pp. 1 11-127, se lee 10 siguiente cuando se esperan datificaciones 52. Últimamente se habla de pstdecisimr surprks o p&ision f ~ r de m
conceptuala: *Risk anal~ysisis the idenrih'cation of pokntid hazairls to individuais dose a1 tfpiw wmportamiento hu-tico m o un intento de anticim y evitar
and society...m (p. 113). sorpresa posterior a Ia decisi6n (10 mal, como hemos ahmado arriba, d u f e a
51. Disaitido d&e Chauncey Starr, dhcial Beneüts wrsus Tecnological Riskn, UM inh.autilizaci6n de pibilidades de r a ú d d a d ) . V& David E. Bell, .Regret in
Sciein, 165 (19691, pp. 1.232-1.238.
Decision Making under Unccrtaintyn, Opemtioirs ResearJi, 30 (1982), pp. 461-981;

145
sibles decisiones de las que lamentam en e1 futuro se des- riesgoipeligro. No obstante, la ventaja m6s importante de este
pliega e1 aparato de1 cálculo de riesgo. Esta forma de racio- cambio de forma es la de la utilizaci6n de1 concepto de atribu-
nalidad sirve a1 despliegue de una paradoja, en este caso, a ción, e1 cual pertenece a1 fimbito de la observacibn de1 segun-
la pmeba de que a pesar de todo la decisi6n M s a puede do orden. Este concepto posee una historia longeva, de modo
haber sido correcta.53 más significativo, en la juriçprudencia y en la economia. En
Junto a1 esquema riesgo y peligro se encuentra e1 interés estos marcos trata siempre sobre e1 problema de la atribución
por la seguridad (o Ia aveisi6n a1 riesgo o evitación de1 peli- correcta -por ejemplo, la acción y su autor o e1 aumento de1
p), si bien no se umarcai, 10 suficiente, ya que se da por valor akibuido a 10s factores de prduccibn como tierra, tra-
. ~ diferencia riesgo y peljgro hace posible que se
s u p u e ~ t oLa bajo, mpihl y 0rganizaci6n.~~ Hubo que esperar d final de la
marquen m b a s partes, pero no a la vez. Si se marcan 10s segunda guerra mundial para que por primera vez Ia investi-
riesgos se olvidan 10s peligros, por e1 contrario, si se marcan n ~ ~ Ia atribución sociopsicológicrt alcanzara e1 pla-
g a ~ i b sobre
10s peiigros se hace 10 propio con todo 10 positivo que se pu- no de la observaci6n de segundo orden. Ahora se puede obçer-
diera lograr con una decisión arriesgada. En sociedades no- irar c6mo oiro observador atribuye, por ejemplo, respecto a si
diferenciadas se destacaba e1 peligro. en la modema e1 riesgo, mismo y a1 exterior, y si estas atribuciones son a factores con-
ya que en esta se pretende siempre un mejor aprovechamiento tantes o variables, estnicturas o sucesos, sistemas o situacio-
de las oportunidades. Sin embargo, la pregunta es si la actual nes. En esta tradicibn de investigacion la rnisma forma de atri-
situacibn se queda en eso o si se caracteriza por e1 hecho de bución aparece como contingente, por e110 se persiguen ia
que e1 que decide y 10s afectados acentúan diferentes partes de lmcilizaci6n de 10s factores con 10s que se correlacionan 10s
L
una y misma diferencia, tras 10 cual entmn en conüicto, y s modos de atribución (rasgos personales, estrato social,*situa-
que dis&en de su propia atención y de Ia que suponen a 10s ciones, funciones como profesorlalumno, etc.). EI Último paso
otm. seria e1 de la mnsecuencia autológica, a t o es. la idea de 10 que
Estas indicaciones clarifican aigunas de Ias ventajas que se son estas ab-ibucionesen relaci6n a las condiciones caracterls-
consiguen cuando se pasa de1 esquema riesgdseguridad a1 de iicas de1 observador de segundo orden. Este en todo momento
es un observador y se considera a si mismo dentro de1 marco
David. E. Bell, nRisk Premium for Dccision Regretn. Maiiagmieiir Scinice, 29 (1W3), de objetos que observa.
pp. 1.156-1.1M, para 10s métodos maternAtic05, y J. Richard HYnson y James G. E1 hecho de que la distinci6n entre riesgo y peligro depen-
March. ~IlecisionMaking and Postdecision Surpriscs*. Adn~iriirtran'veSckice Quar- da de Ias atribuciones no supone en ningún caso que se aban-
i&, 29 (19841, pp. 26-42, así como Ia disnisibn p t e t l o r . Volveremos sobre esto
m h adelante. done a Ia voluntad de1 observador e1 que algo se evalúe como
53. Se pdría objetar que csta formulacidn no considen Ia diferwiciaci6n entre e1 riesgo o peligro. Ya hemos aludido a algún caso limite 4 s -
iiempo de la decisión y e1 dc la apaiicidn de1 dano. Es cieno que Ia uimetría dd
iranxurrir rlel tiempo rcsuclve Ia paidoja. Sin embargo. para un d l n i l o de decisi6n
depurado. esto no es suficiente por cuanto se puede exigir que ia difcirncia tcrnpo~d
sea tpflejada. En 01m palabm, çe desea estar seguro de poder dccir en d instante 55. Consuliar Hans Maycr, =Zurccbnunym, Haitdi~rtrbuchder Siannvimmchof-
de Ia apai~cibnde1 daao que Ia dscisión ha sido acertada. Por tanto. se ttata de teti,tomo VIIT. 4: ed., Jcna, 1982, pp. 1.206-1.228.
garantizar un wmplejo de metarreglai quc garanti- Ia consistcncia a p s x de la 56. Esta inr'cstigacibn recibi6 u n fueitc impulso de parre de Fritz Heider y. a
inconsistencia de Ias estimaciones de Ia dccisión. Un mccanisrno funcional cquiva- trnvb de 61. wn Ia vinculacih tanto con ios problemas metodológicos jurldicos y
lente es el empleo de por vida. cconbmicos (piénsese, por ejemplo, en Maw Weber), w m o con las investigaciones en
54. Para una diferenciación mctalingüfstiria de 10 niarradoln~rnarradoen refe- la psicolcgía de Ia Gestalt acerra dc la peroepcibn de las idacions causal-. V&
remia a las partes de una diferenciación, consúltesc John Lyons, Senuiiiiicr. tomo I, Fritz Heider, The Psychdop of I~iterpersoiialhlafioiu, Numa York. 1958; t a m b k
Cambridge(Inglaterra), 1977. pp. 305-31 1. En esta discusibn se adelania quc Ia p t e Felix KauCmann (Merhodeiilehreder So~iviswzschafieir,Viena, 1936). c u p desta-
no marcada es presumiblernente la preferida, por 10 cual no d e k ser cspxidmente cados comentuios sobre ia atribución (pp. 181 5s.) no se abordan en la ~dici6n
seilalada. Marcar es un medio para conducir Ia aiención adonde se encuentm e1 inglesa y por eiio no p d u c e n ningiln c f m posterior. (Heider habd tenido cons-
problema. lancia dc ciios.)
pecialmente e1 de que en e1 presente no se reconocen criterios
en la ausencia de ventajas en cuya expectativa se ha invertido:
para las decisiones diferenciales, o, en cualquier caso, no
asi, se compra un autom6vil con propulsibn Diesel y a conti-
aqueilos criterios que tienen que ver con una posibilidad dife-
nuaci6n suben 10s impuestos. En principio se podrfa eviiar
renciada de ventaja y daíio eventual. Muy significativo, sobre
todo daiio desencadenado por la decisibn y, con ello, atribuir10
este particular, es e1 caso de la ecologia, donde 10s daiios re-
&mo riesgo -por ejemplo, mudarse de un terreno en conç-
fieren a la trançgresión de un umbral a la modificaci6n irre-
tante peligro de terremotos, no conducir un auto, no caçarse,
versible de1 e q d b n o ecológico o al comienzo de una catás-
etc. Y cuando la ausencia de ventajas esperadas cuenta tam-
trofe no atribuible a decisi6n dguna. La misma cathtrofe
LiCn como perjuicio, e1 futuro en su conjunto qua futuro cae
ecol6gica de nueskos dias sirve de ejemplo para afirmar que:
dentro de la dicotornía nesgo y p e l i p . Por consiguiente pode-
en Ia acumulaci6n de efectos de decisibn, en las repercusio-
mos tratar estos conceptos como generalizables arbitrana y ob-
nes a largo plazo ya no existen decisiones identificables, ni
jetiva~mnte.Pueden existir casos extremos. E1 peligro de uri
condiciones de relaciones causales, que susciten 10s cuantiw
impacto de un meteorito con consecuencias catastróficaç es
sos daiios, si bien sin decisiones estos no se hubieran produ- u-n ejemplo cuya probabilidad es infravalorada. E1 motivo es
ido.^' S61o se puede atribuir a decisiones cuando es concebi- que nada se puede hacer contra ella. Este ejemplo muestra
ble una disyuntiva eníre diferentes alternativas y Ia elegida de
que Ia sociedad moderna constata 10s peligros en clave de ries-
entre estas aparece como la más factible, indistintamente de
go y 10s asume en tanto riesgos. En cualquier wço, todo inte-
si e1 que decide ha visto o no en un único caso e1 riesgo y la
rés se puede dicotomizar en la medida en que sea observado.
alternativa.
E1 problema a1 que nos conduce la cuesti6n de1 riesgo parece
En e1 marco de estas limitaciones se acepta esta noción de no encontmrse en la dimensihn fáclico-objetiva. Más bien,
riesgo, nmión que no refiere a ningím hecho independiente de
como pretendemos mostrar con t d o cie!.de, tiene una rela-
su observaci6n y dei sujeto de la rnisma.58 Queda abierte3i
ci6n directa con la dimensión temporal y s d .
algo se cataloga corrio riesgo o peligro, para 10 cuai se debe Tanto para la diferenciaci6n riesgdsegundad como para la
observar a1 observador y, si hubiera lugar pam elIo, prestar de riesgdpelip vale la siguiente tesis: no hay ninguna con-
atención a las teorias sobre e1 condicionamiento de su obser-
duch exenta de riesgo. Para la primera de las formas se aiir-
var. Si bien en determinadas smiedades tierien lugar cun dife-
ma: no hay nir~gurzaconducta Exenta de r k ~ g oPara. ~ ~la segun-
rentes grados de plausibilidad, ambas partes de la diferencia
da: no se pueden evitar 10s riesgos cuando se decide algo. Se
se aplican a todo dano incierto. Asf, por ejemplo, Ia posibdidad
puede calcular como uno quiera y en ocasiones conseguir re-
de que un terremoto destruya edificios y muera dguien, que
sultados muy valiosos. Sin embargo, s t o s no pasan de ser me-
seamos víctimas de un accidente de coche o de una enferme-
r - ayudas a la decisión. Lo cual significa que cuando se to+
dad, que en un matrimonio no reine la armonía o que se man decisiones 10s riesgos no se pueden evitarn60Y, por su-
aprenda algo nuevo que posteriormente no se puede utilizar.
puesto. en e1 mundo moderno e1 no decidir también es una
En una perspectiva econ6mica, e1 dano p u d e radicar también decisibn.
Ante ia inexistencia de decisiones exentas de riesgo, convie-
ne abandonar la esperanza (que un observador de primer or-
57. Wolfgang Bonss (~Unsicherheiiund Gesellschaft - Argumente fui- eine sozjc-
logi& Risikofomhung~, ms.. nov. 1940), habh en relerencia a los peligros de1
segundo ordai.
58. E1 hecho de que esto no wnduzca en e1 marco de Ia teoria dc mnocimiento a
aqui es tan 9610 advertido. Cf.Niklas Luh-
piciones idealistas, sino c~~stnictivistas, 59. Hay exwpciones, como la de la muette. No hay riesgo de muerte, sino ei
mann, Erkei~iihiiFds LF&oII. Berna, 1988; y de1 mismo autor, Die W i s s e i i s c ~ t riesgo de una disrninuci6n de1 iiempo de vida. Aquel quc mantiene ia .vida- como ei
der GeselLschafi, F&rt, 1490. valor supremo, estada bien awnsejado si dijera: -larga vida*.
60. M k detallado Aamn Wildavsb, .çEarchiiig for %fia,Ncw Brunswidc 1988.

149
den alimenta constantemente) de que un mayor número de decide levantar edificios con sistemas de constmccibn m h se-
investigaciones y estudios sobre e1 riesgo, puedan neutraiizarlo guros. Un banco concede créditos sin impedimento alguno
en favor de un mayor nivel de seguridad. La experiencia mues- cuando e1 cliente en cuestión Ie ofrece garantias. Para e1 em-
ú-a 10 contrario: conforme más racionalmente se calcula y mãls plazamiento de una central nuclear son importantes las posibi-
complejo se hace e1 proceso de cálculo, mayor es el nfimero de lidades de una rápida evacuación de la poblaci6n (en eso fra-
facetas en las que reina la incertidumbre de1 futuro y, por casa e1 proyecto de Long Island). Pem e1 c í d o de reducci6n
ende, de1 rie~go.~' Visto asi, no es casualidad que la perspecti- e incremento de1 riesgo condicionado por e1 factor estar-prepa-
va de1 riesgo se haya desarrollado en p d e l i d a d con la dife- rado va más allá de esto. Como se sabe por estudios sobre ia
renciacihn de la ciencia. La moderna swiedad de1 riesgo no es conducta de nesgo de 10s rnanagers, estos tienden con fre-
só10 resultado de la percepci6n de Ias consecuencias de reali- cuencia a sobrevalorar su contml sobre eventual- desamllos
zaciones tkcnicas. Ella también esth Bdificada sobre la expan- desfavorables a través de1 rechazo de 10s datos exiskntes y de
si6n de la invesiigación y e1 conocimiento. otms medios.b2En filtima instancia se trata de Ia busqueda de
confirmaciones con 1 s que garanti7ar que e1 proceso perma-
necerá bajo conbl.
Este comportamiento también pude ser entendido como
estrategia de distribuci6n de riesgo. E1 primer n e g o es amor-
Para dar por finalizado esta capítulo, queda por profundi- tiguado, completado y mitigado por un segundo riesgo, que
zar e1 problema de la prevención, e1 cual media entre decisión aumenta bajo determinadas circunstancias. E1 riesgo adicional
y riesgo. y exonerador se basa en la sospecha de que ia prevención pue-
Por prevencibn se entiende aqui la preparación contra da- de ser totalmente innecesaria. Uno hace diariamente deporte
Ííos futuros, la cual hace disminuir, o bien la probabilidad de para estar sano y a1 final tiene un accidente de avión. Visto 10
su aparición, o bien su magnitud. Se puede poner en pdciica ciiai, o ia prevención se muestra causalmente ineficaz, o se
e1 mecanismo de la prevencibn tanto en caso de peligro como trata de LUU útil ficcibn estimulatoria. Dicho de otro modo, e1
de riesgo. De igual m d o , frente a 10s peligros no atribuibles a riesgo de eliminación de1 riesgo siempre es un riesgo.
la decisi6n. Se emplea en la utdización de armas, en e1 manle- Ya que 10s primeros riesgos como 10s de la prevencibn son
nimiento de cierta cantidad de dinero pam posibles casos de riesgos, enú-an en juego 10s problemas de vdoracidn y acepta-
necesidad, con amigos a 10s que pedir ayuda en un momento ción de1 riesgo. Sin embargo, ia dependencia mutua hace del
dado. Todas estas estrategias en aras de una mayor seguridad estado de cosas algo complejo e impronosticable. Puede ser
obedecen, por 10 general, a las incertidumbres de la forma de interesante ver la prevencibn de1 riesgo desde otra panodimi-
vida propia de este mundo. ca, aquella que entiende la prevenci6n como ia protecci6n con-
Si, por e1 contrario, se trata de r-esgosla situacibn es dile- tra iin riesgo primario. Se busca y se encuentra un riesgo de
rente, ya que la prevenci6n irifluye en la disposición a1 riesgo coartada. &i, por ejemplo, son conocidos 10s riesgos relacio-
y, por lo tanto, en una de Ias condiciones de la aparición de1 nados con las instalaciones técnicas, por e110 se confía en quie-
dafio. Se está preparado para hacer k n t e a un pmeso -de nes se ocupan de su contml.
consecuencias incierts mando se está inscrito en una compa- Finalmente, e1 problema aqui discutido tambjen tiene una
Ííía de seguros. En una zona castigada por las terremotos se

62. Ver el horizonte de la inv-tigación de James C . March y Zur %a+, 'Ma-


61. Sobre esta colisi6n entm raciondidad y tiesgo, Klaus P. Japp, ~Soziologisdie nagcrial Perspectiva on Risk and Risk Takingm, Mmuyenierif Scieirce. 33 11987). pp.
Risikoforschungm,ms., 1990. 1.404-1.418, csp. 1.410 ss.

150
. ~ la valoraci6n que desde este timbito
dimensián p ~ i í t i c aPara evacuar con helicópteros a un buen ní~merode lapones mien-
se hace de 10s riesgos aceptables y admisibles, las ~ecnologias ti-as en su territorio se realizaban pruebas técnicas con rnisiles.
de seguridad y todos 10s mecanismos reductores de la probabi- Y esto a pesar de que la probabilidad y la magnitud de1 dafio
lidad de dano, asi como de la magnitud de este en caso de de un accidente de1 helicbptero era mucho mayor que la posi-
ithrtunio, juegan un papel considerable. Ei margen de nege bilidad de que en una zona poco poblada un único hombre
ciaci6n reside aparentemente más en esta esfera que en las recibiera e1 impacto de un fragmento de un misil. No obstante,
divergencias de opinión sobre e1 riesgo primario. La conse- desde e1 punto de vista político, 10 uno fue estimado como
ciiencia de todo esto es e1 desplazamiento de la pdítica hacia riesgo, y 10 otm únicamente como peligro (por 10 dem6s muy
un terreno resbdadizo. La política no só10 se encuenim ex- injusto).
puesta a las sobreestimaciones y sukstimaciones de riesgos
que pnen en marcha Ia politización de temas; se encuentra
tarnbién expuesta a las defot-maciones que se dan por e1 hecho
de mantener e1 riesgo primano como controlable e incontrola-
ble en funcibn de1 resultado pretendido. Se sabe que toda esti-
maci6n de riesgo se encuentn. ligada a1 contexto. No existe ni
desde e1 punto de vista psicol6gico ni bajo Ias condiciones s-
cides dominantes una prcferencia o no-preferencia abstracta
de riesgo. Peta iquk ocurre cuando e1 contexto que orienta la
estirnacion de1 riesgo es otro riesgo?
En este contexto poiítico, la diferencia entre riesgo y peli-
gro se evidencia con toda nitidez. Si 5610 &ten peligros en e1
sentido de catástrofes de la naturaleza, la omiçión de la pre-
venci6n deviene riesgo. Por lo visto, en la política uno se pue-
de distanciar más iscilmente de tos peligros que de 10s rim
g o P -y esto cuando Ia probabilidad o la envergadura de1
da130 debia ser más elevada en e1 caço de peligro que en e1 de
10s riesgos; e incluso con independencia de la cuestión (aun-
que esto necesitaría de una investigación cuidadosa) de qut
grado de fiabilidad la prevencibn produce en uno o en otro
caso y cuáles son sus costes. Tambikn cuando hay prevención
para ambos tipos de situaciones es relevante analizar si e1 p m
blerna elemental se estima como peligro o como riesgo. Por
citar un caso referido a Suecia, fue politicamente oportuno

63. Ver David O h n t , mbrnrncnt on Societal Risk*, SziEirce, 208 (1980). pp. 372-
375. un texto basado en un informe de1 auior para el Subcornniiiie on Scirnce,
Research and Technology dc lu. &ara de diputados de1 Congresn de 10s Estados
Unidos.
64. O h t , ibid.,discute este problema w n e1 ejemplo de tiesgm de Ia industria
y de 10s riesgos de inundaci6n segín 10s dnones noireumericanos.
4
CAP~TULO

EL FUTURO COMO RIESGO1

Las ideas sobre e1 tiempo wrecen de objeto independiente-


mente de la observacibn. En tanto observaciones y descripcio-
nes de relaciones temporal- son observaciones y descripcion&
e n el tiempo. h cual significa que dependa de la sociedad
que se comunica sobre e1 tiempo y que, con este fin, desarrolla.
Ias formas apropiadas. Esto es cuanto podemos suponer h t o
de1 eslado de 10s estudios comparativos de lingüfstiw y cultu-
ra. Sin embargo, Ia radiwlidad y Ia relevancia de estos anjlisis
neceçila un comentario. E1 motivo es que con euos no se ha
conseguido zanjar la problemitica sobre las formas definitivas
que caracterizan a1 urelativísmon y a1 ahistoricismo~.Por ello,
ante la imposibilidad de describir de m d o uniforme e1 p d e -
ma de1 tiempo, a1 menos conviene efeciuar un esíuerzo de cla-
rificaci6n respecto a la genetica de1 liernpo.
Los dos grandes modelos con 10s que las distintas socieda-
des habidas en la historia de la humanidad se han representa-
do e1 tiempo son e1 lineal y c1 cíclico. Todos 10s intentos 'dè

1. Extraido de N. L u h m m , So.&iogie des Risikos, Beriin. Gruyter, 1991. pp.


41-58. (N. de1 T.)
coordinar unilateralmente a1 amplio conjunto de culturas den- cuanto ocurre ocurre por primera y última vez. Un observador
tro de uno u otro modelo (ya sea e1 lineal empleado en Egipto puede constatar semejanzas, reconecer repeticiones, diferen-
e Israel y e1 ciclico en Grecia) han fracasado. Cualquier socie- ciar un antes y un despues (por ejemplo, para averiguar dis-
dad pata representarse e1 tiempo no necesita únicamente me- tancias de tiernpo para coordinar efectos y causas), pero esto
táforas espacíales,2 sino también diferencias y un det errninado 5610 con ayuda de diferenciaciona utilizadas por &I y única-
p d o de evoluci6n favorecido por estas, es decir, una diferen- mente bajo la condici6n de la simultaneidad de sus propias
cia de diferencias. Por ello, es inevitable pensar en la distin- operaciones (de observacibn) con todo 10 que a d e d ocurre.
ci6n antes-despubs. Sin embargo, esto nos conduce a la pre- Traducido a terminologia de Ia teoria de sistemas significa que
gunta de qué es e1 tiempo entendida como unidad de la distin- e1 entorno de un sistema perdura siempre simult8neamente
ci6n antes-despu&s.La respuesta a esta pregunta es posible con e1 sistema -y nunca antes o despuk. Nunca sucede que
b c i a s a otra diferencia que en Ia vieja tradicidn europea que- e1 entorno se quede detenido a la vez en e1 pasado y que e1
da tipificada con e1 concepto de movimiento. Este se interpre- presente de1 sistema se convierta en e1 futuro de1 entorno(o a1
ta como una parte de la diferencia formulada a invés de las revés). En e1 plano o p x t i m e1 tiempo no juega ningiSin papel.
oposiciones mutablelinmutable. variable/invariable, liempd Ocurre 10 que ocurre porque e1 entorno es en todo caso inac-
eternidad. Este cuadro posibiljtó Ia extrapolacidn de1 antes de- cesible debido a su simultaneidad. Todos 10s sistemas se cons-
un pasado espacioso y de1 después de un vasto futuro, 10s cua- tituyen en este plano como sistemas operativos cerrados. Pue-
les, como s a n Agustin afirmó, coinciden en 10 oculto (occul- den prducir sus propias operaciones futuras que transcurren
um) de1 tiempo eterno. por su parte a1 miçmo tiempo que e1 entorno dado. Es decir,
Hoy se sabe que este cuadro es una elaboración genemda en este plano de1 operar elemental no hay pmblema alguno de
en el seno de una cultuta. Por ejemplo, en e1 antiguo Egiplo no çincronizaci6n. Todos 10s sistemas se encuentran sincroniza-
se enmenhn carrespondencias de e l l ~También .~ se sabe que dos de forma natural. Y esto es valido, ya que ningtmo de ellos
cuando e1 tiempo se ordena conforme aí criterio de Ia duración puede existir sin operaciones elementales. Todo sistema pro-
y de Ia caducidad hay más cspacio para distintas interpretacie mueve su propia velocidad y dinamicidad, su p d o de com-
nes. Por eso cabe preguntarse si la sociedad moderna puede plejidad y sofisticación; no hay sistema que pueda estar a1
prwentar su semántica de1 tiempo bajo esa iorma; especial- margen de esta ley elemental de la ~ímultaneidad.~
merrte dfipués de que a t e esquema de tiempo &viem esíre- Esta rigurosa restriccibn respecto a aqudo que puede m-
chamente vinculado con e1 código religioso, sobre todo, con la n i r desde el punto de vista opemtivo conduce a oiro punto de
distinción inmanencia (tempus) y trasccndencia (eternidad). partida. Los sistemas recurçivm opemntes (cerrados desde e1
E1 punto de partida mantenido por nosotros es que todo punto de vista operativo) se orientan en cada caso por e1 esta-
cuanto ocurre ocurre al mismo tiempa4 Dicho de otro modo, do que han alcanzado inmediatamente. Con e110 ajustan sus
propiaç operaciones a sii pasado (inmediato). No pueden
echar mano de su futuro. Se mueven marcha airh hacia é1.
2. Cuyo significado parece m a w , sobm t h , en Ia representa& de momentos
irivenciados en c1 seno de cmidenadns espacio-tempodes muy lejanas -como si se En todo caso, en la medida en que disponen de memoria y,
hubiera tratado dc conferir a 10s t i e r n p remotw una nwesibilidad-inaccesibilidd con ello, de la capacidad de acceder a un comportamiento
andoga a1 espacio. Por ejemplo, comphrense Ias investigacioncs etnolúgicas e hist6t~-
cdin@istiu-s de Wcrner Muller, ~Ruumund Zeit in Spndùen und Kalendern Nor-
damcrikas und Alteuinpa.. A i i r h m ~ s57
. (19631, pp. 568-590.
3. V k s c Jan Assmann, .Das Doppdgcsiclit der Zeit irn altt@piischen Denken., 5. Queda por discutir si m t e i n lagr6 resolver a t a s cuestiones. Advertimos que
en Anton Peisl y Arniin Mohlcr (ed.). Die zPrr, Municti. 1983, pp. 189-223. ese problcrna 5610 se discute cunndo se siipone y dilucida a un obseivah, y en que
4. Con más detalle N u a s Lubmann, .Gleichzeifi&it und Synclimisntjon~.en sentido para B, ya se? Dios u otra ser wn dikrente nivcl de realidad, vale Ia
%riolobische AufUdnritg, tomo 5. Opladen, 1WO.pp. 95-130. fundamenial de la simultaneidad.
consistente, pueden aparecer inconsistencias perturbadom. fialadas) a o m s , se necesita una operacibn y se necesita tam-
De igual modo que la visi611 b i n d a r produce profundidad en biCn tiempo. Hay que atravesar el limite que separa arnbas par-
e1 espacio con e1 propósito de &solver las inconsistencias a u t ~ ta y que constituye la forma. En eça medida se da la otra parte
generadas, también la memoria devenida compleja produce simultAnea y no simdtheamente. Es simultãnea como uno
una profundidad en e1 tiempo bajo la forma de un horizonte de 10s mornent& constitutivos de la forma. Es no-simultfmea
dualizado de pasado y futuro. Si bien t d o lo que ocum ocu- cumdo no puede ser simultáneamente utilizada en e1 uso
m simultáneamente, un opemr apoyado en Ia memoria no operativo de la forma (10 que denominamos «observar>i).La
~ u e d encerrar
e a Ia vez todo 10 que examina, 10 cual le condu- categoria de alteridad es una forma de tiempo. Las reflexiones
ciria a superposiciones, confusiones, inconsistencias, desorien- de Nicolas de Cusa sobre e1 Nm-alitad eran tambikn reflexi*
taciones intolerables. A través de la memoria e1 sistema se prc- nes sobre la atemporalidad de Dios;y pudieron ser expuestas
vee de diferenciaciones de tiempo con e1 objeto de ordenar por separado en un momento en que ya se había aislado Ia
este caos autogenerado. El antes y e1 después de un proceso se T o m temporal respecto a la diferenciaci6n entre iempus y
sepam. Finalmente, 10s sistemas altamente complejos adquie- neternitas.
ren la posibilidad de visualizar e1 futuro en e1 espejo de1 pasa- Ya que todas 1% nociones de tiempo requieren diferencias
do y de orientarse mediante la diferencia de pasado y futuro. -Ia mera diferencia primaria de antes y despué- e1 tiempo
La adquisición de estas capacidades de observaci6n en s61o se presupone en Ia forma paradhjica de la sirnultaneidad
nada modifica Ia sihiaci6n objetiva y las mndiciones de1 ope- de 10 nesimultAneo. Todas Ias semánticas tempodes plan-
rar. La excepcional ley de la simultaneidad t a m b i h vale en un tean la paradoja de1 tiempo y únicamente se distinguen por Ia
sentido específico para h operaci6n de diferenciar. Y vale forma que toma e1 despliegue de esta paradoja -sea en la
como la seííalimci6n de una forma, de la que hemos habIado simetria irreverçible de antes y después; en una rnetafriw es-
en e1 primer capitulo, que presupone la diferenciaci6n en que pacial como linea, círculo y movimiento; en especificas dife-
las dos partes son dadas a ia vez. Esto también es vAlido para renciacions tempodes como duración, bnsitoriedad, resul-
la distición de simultaneidad y no-sim~dtaneidad, distinci6n tividad, v i d d a d 6 a finalmente: en pasado y futuro. La re-
con Ia que implicitamente ya hemos operado. Los sistemas latividad histbrica y cultural de to& Ias semlinticas de tiempo
que con sus opemciones pueden generar no s610 simples dife- es con e110 admisible. En todo caso, Ia rnentada relatividad no
rencias ((as como e1 sol calienta la tiem), sino qiie tienen la es Ia última, ni la referencia fundamental sobre una posible
posibilidad de diferenciar, Ilevan consigo una específica rela- teoria de1 tiempo. Rehere só10 a las diferentes formas de des-
ción con e1 presente. Este es e1 punto de partida para las si- pliegue de una paradoja, que en última instancia no es sino Ia
guientes reflexiones. paradoja de la diferenciacion, de la uniilad de una fonna-m-
Junto a la simdtaneidad de ambas partes de la diferencia- dos-partas.'
ción, e1 diferenciar exige que se indique quk parie de la dife-
rencia se senala. E1 objetivo es hacer partir de aqui las siguien-
tes operaciones. No cabe decir: las dos. ESOsuprimiria &lsen-
tido de1 diferenciar, es decir, nos líevaría de nuevo a la pregun-
ta de respecto a qu&se diferencia 10 que en e1 momento se
indica como tdos dosn. En la terminologia de Spencer Brown 6. Asf, h m a n n , op. cif., para e1 antiguo Egipto.
la distinci6n y la indicación son por eUo una única operación, 7. Sbre d tcme de !a sustitución de difetanciasque p o w n capacid;id dc enlace
por 10 demh, compleja y con una estructura de tiempo pan- por una paradojn (antinomia) subpcente. ver Nicholm Rcsdier; The Slnfe of
Sysrmis: Aii esmy oit ik Grouiids aitd Intplimtimis of Philo~o~hical
Diversiv, Pitts-
dójica para e1 observador. Para legar de una de las partes (se- burgh, 1985.
n&6n de futuro como tal? Empem, bajo t d a s Ias diferencias
a1 uso referi& d tiempo, Ias de pasado y futuro son las que
Las formas en las que se despliega la pat-adoja de1 tiempo mejor armonizan con k progresiva y sirnultánea transforma-
no obedecen a una elecci6n arbitraria. i a mayoria de las d i b ci6n de ias estructuras s d e s .
renciaciones y su irreductibilidad Ibgica o h c e n Ia posibilidad E1 cambio de las exigencias que reme sobre la semántica
de morámar las semánticas de1 tiempo con Ias estructuras de temporaí se debe respectivamente a Ia imprenta y a Ia diferen-
la sociedad. De este modo se reajustan a Ias limitaciones e,s- ciación de una plunlidad de sistemas funcionales. Dichos
tmcturaies de Ia formación de1 sentido, ganando con eUo en cambios sitúan d tiempo bajo camplejas presiones. Ante todo,
plausibhdad. Este trasfondo nos conduce a Ia tesis de que i+ Ia imprenta pone de marifiesto e1 conjunto de conocimientos
sociedad moderna representa e1 hiuro como riesgo. Estas di- de que se dispone. De este niodo, s q e n novedosas necesida-
ferenciaciones que se Ljan en Ia forma (bajo la forma) de ries- des de selección y orden. E1 aparato garante de Ia consistencia,
go hacen Ias veces de desparadojización de1 tiempo y despís- Ia caduca memoria de1 sistema se sob- de tal modo que
tan sobre e1 hecho de que la no-simultaneidad (incluida la de conviene encontrar diferenciaciones objetivas y temportala
presente y futuro) se da simultáneamente y s61o simultánea- más s6lidas de cara a reganar un cierto orden. Alrededor de
mente. 1600, Ia noci6n de sistema inicia su periplo histórico. Ademfis
A Ia luz de la reciente investigacibn histórica, se ha consta- adquiere sentido Ia producción de conocimiento para la im-
tado que Ias eçtnicturas temporales con Ias que se describe Ia presibn, rnientras que en e1 pasado Ias miras estaban puestas
sociedad a s i misma se han transformado en e1 Irjnsito. hacia en reproáucirlo y conservar10 ante e1 riesgo de olvido. Ray que
la rndemidad, especialmente a 10 largo de k segunda mitad aiíadir a esto que 10s sistemas funcionales proyectan sus pro-
~ . ~cornpleja es Ia especificación de ias cla-
de1 siglo x v ~ iMás pios horizontes de tiempo. Así, por ejemplo, e1 tiempo de 10s
ves de esta transformación. De entrada s falso hablar de un comerciantes habitualmente no es el dei monje; e1 tiempo en
paço de representaciones de1 t i e m p cíclicas a fineales. Igual- e1 que se deben mantens ocultas Ias intenciones políticas no
mente dudoso as reducir la novedad a ia aparición de un futu- es e1 que utiliza una nueva teoría para encontrar reconoci-
ro abiertq siernpre estuvo abierta Ia posibilidad de acabar en rniento público. Cdendanos y relojes miden ahom posicioneç
e1 cjelo o en e1 infiemo. También Ia discusibn sobre e1 hori- de recursividad, en las que todavia se puede hablar d d mismo
zonte h d , es decir, infinita de1 tiempo es, ai menos como tiempo. Por otn parte, sirven para fijar ordenadamente 10s
controversia, muy antigua. La novedad de1 momento radica en ncontecimientos acaecidos en determinados tiempos.lD
excluir e1 final de1 tiempo con e1 cual deviene obsoleta Ia dife- Mucho se ha hablado de1 cambio de hãibitos y costumbres
renckci6n de tiempo y no-tiempo, asi como Ia autkntica espe- en e1 vestir dado en Ia antiguedad. Hacia findes de1 siglo xvi
cificidad de Ia conciencia moderna de1 iiempo. surge un nuevo concepto (da modam, N a la mdau}, que es
Ia idea que mantenemos es que en Ia rndemidad la dife- exb-apolado a buena parte de 10s diferentes dominios sociales
renciación de pasado y futuro asume Ia dirección de Ia semán- ( d g i b n , hábitos lin@'sticos, gastronomía, etc.). La moda E-

-
tica de1 tiempo y favorece Ia adaptación de esta semhtica a fiere a un fen6meno temporalmente restringido y en cityo mo-
Ias es truct uras sociales transformadas.
Esto no significa, por supuesto, que se haya inventado por
primem vez la diferenciación d e pasado y futuro y tampcxo la 9. Tal vez x pueda conceder que 13s singularidades lm%Jísticasse impo-
niendo ahora. Hoy en dia ya no se picnsa tanto en lo por-wnir; 10 por venir se wdve
porvenir, etc.
10. Cf. Eviatar. Zembavcl. .Thc St,midndization of Timc: A %cbhistmical Pers-
8. Cf.Reinhan Kosellect Vcqyiibmre Zukzdiifi: Zur Senmiitik &ich&her &i-
IElt, Frankfurt, 1979.
pectiw*.Anwricaii JouniaI ofSociolopy, 88 (1982), pp. 1-23; idem, ffiddmi * ~ ~ " Z U S . '
&heIuies arid &lei r& iii Lifi, Chicago, 198 1.

160
mento de vigencia determina opiniones y costumbres, las cua- sente presente como pasado ya inmodificable.14 De tal manera
leç son obligatorias mientras sean válidas -en todos 10s ámbi- que Lbe anticipar 2 futuro en e1 presente y volver la vista
tos relevantes. Por oúa parte, esto converge con la neceçidad desde e1 futuro a1 presente pasado actual. rÉl pone 4 i c e AI-
de tomar en considención la diferenciaci6n de funciones en bano en e1 "Titan" de Jean Paul- sii presente luminoso en 10
10s sistemas fun~ionales.~~ Cada vez time mayor reconoci- profundo de un pasado futuro rnuy sombrio.»'5Esto supone,
miento la idea de que Ia cornplejidad debe ser construida de en nuestra terminologia, mucho más estrés. En todo caso, y
manera pmgresiva (alreddor de Ia mitad de1 siglo x w esta ~ con motivo de h difèrencia directriz entre pasado y füturo, se
idea vaie incluso hasta para Ia creación misma) y que 10s be- refleja e1 tiempo en e1 tiempo, particularidad que es la que
neficio~se consiguen en un orden temporal (no só10 objetivo) más nos interesa.
de complejidad.I2Los ejemplos de todo esto son cuanliosos. El La agudizacibn de la discrepancia entre pasado y futuro
resultado es una intensiíicación de la discrepancia evidente y también contribuye a que e1 pasado recuerde ciertos sucesos
verificable entre las situaciones de la sociedad y de1 mundo especlficos, sin embargo, no por ello, e1 futuro puede ser anti-
pasado y futuro. E1 cosmos de Ias esencias viejo-europeo se cipado. Toda tentativa de especificar causalidades conlleva
fragmenta. Todo se pone en movirniento y 5610 Ias leyes natu- siernpre enormes d i f i d t a d ~Todo
. ante ocurre no depende
rales, que rigen este movimiento, especialmente ias newtonia- nunca de un único suceso. Siempre refiere a una concatena-
nas, se mantienen invariabies.'3 ci6n de circunstancias. Ese es el motivo por e1 que la inseguri-
En la segunda mitad de1 sigIo XWII, fmto de un nuevo inte- dad se multiplica con la pretendida exactitud de 10s anãljsis.
rés por Ia historia, también e1 tiempo se constituye como obje- En e1 horizonte de1 pasado d menos se sabe 10 que ha O C U ~ -
to de a d m s y d e x i ó n . Anteriormente la eternidad era, des- do aunque las relaciones cauçdes sean difusas. En e1 horizon-
de donde se @a contemplar, simultánea a la tolalidad. En te de1 futuro se carece precisamente de esta certeza, ia cual,
ese caso, e1 observador era Dios. Ahora es cada presente e1 que desde e1 punto de vista prjctico de la vida, hace inútd e1 anAli-
refleja e1 tiempo en su conjunto y b fracciona entre pasado y sis causal. Por esa mz6n un modo de observaci6n respetuoso
futuro, rnientras que e1 hombre B e1 observador. Esto vale con las relaciones causales apidiza la dismpancia entre e1 pa-
para todo presente y siempre con indcpendencia de1 transcu- sado y e1 futuro -especialmente desde que la idea de las ale-
nir de1 tiempo. Empero, la totalidad se manifiesta de m~mera yes causalesii ha devenido sospechosa.
bien distinta en cada presente, es decir, con un fraccionamien- Pero si la diferencia mhs importante de nuestros dias, Ia
io especifico de1 presente, de1 pasado y de1 futuro (es decir, de pasado y futuro, es compatible con todas las diferencias de
con tiempos imposibles y otros muy posibles). En t d o pasado pasado y futuro, jen quk se ha convertido e1 presente? La
presente se ven presentes pasados con sus pasados específicos,
es decir, futuros. En e1 Euturo presente se ve bajo las perspecti-
vas correspondientes presentes futuros, esto es, e1 ahora ppre- 14. Formas de tieinpo cor1 esia estriicium se rnciientmn. aCin rudirnen&=, an-
res de Ia nueva liistotiogialla, especialmente en Ia pnxis pastoral. Esta indicabn a1
pxadoi. que s61o d i a vivir en e1 presente y a la cuia de su alma, voltado de
mancra ince-santc mnrra su culpa. ya que wn ia mucite sc inicia ia etemidad y p
1 1 . En este contexto consúltesc Uliicli Scliulz-Biixhhaus. *ia Bruyèrt und dic nada se p e d e cambiar. De este modo, e1 mepentimiento es tempwalizado, p que
Ilistorizitfii der Moral: i3ernethn~enm Dc Ia M d e 16-, floniairist&che Zeirxhrifi en caso de recaer de nuew en Ia culpa, no liay lugar para PI. Esta t d h en Ia
(ur fitera~uqyschichte,13 (1989), pp. 179-191. dimensi6n de1 iiempo iwmienda un debiliiamiento de Ia exigencias objeiivas. cn
12. CF. Niklas L u h m m , ~Tcrnpoidisieningvon Kornplcxit31: Zur Çernantik neu- todo caso cntrc 10s jcsuitas. CornpAr~~c cçto con Ia obra de Jean Eusebe Nicremberi,
zeitlicher ZeitbegiFFen. en su Gescllschafrsstri~hi~r uitd bniuiitik. tomo L. FrankFuii, S J., h bnlairce dri teiirps e! de I'éteniité, cit. xgún Ia traducción francesa de1 italiano
1980. pp. 235-300. y de1 espaílol, Le Mans, 1676.
13. Hacia final& de1 sido XiX emile Boutt~uxtambién ciiestiona csta idea. Vb- 15. Citado segiui Jean Paul, Iverke (ed. Norben Miller), iamo 11, 48 ed.,Muni&,
se De lu coiifiirgmica de 10i.s de iratiire (1874), citado según Ia 8.' ed.. París 1915. 1986, p. 322.
común divisi6n tripartita de pasado, presente y futuro encum- este concepto de tiempo. Dicho d e otro modo, la representa-
bre e1 probIema. Se encuentra orientada por e1,concepto de ción de la simultaneidad en el tiempo.
~movimiento*,por e1 uflujo de1 tiempom o por Ia categoría de Se colige, por t m o , que la valoración de 10s ríesgos, siem-
pmeso en Hegel. Ahora bien, la unidad de tiempo no es la pre dependiente de1 presente, se desplaza en e1 tiempo. A1
unidad de movimiento. Conviene, por tanto, deshacerse de igual que e1 presente, dicha vdoraci6n se puede reflejar en 10s
esta representaci6n, ya que no logra describir este movimien- horizontes temporales de pasado y futuro. No existe ningún
to más que como autorreaiizaci6n de1 Espíritu, como p r o p punto de vista objetivo para una valoración correcta. Asimis-
so o como unidad en e1 marco de la teoria evolucionista pre- mo, la valomci6n de1 riesgo siempre difiere tras la consuma-
danvinista. La conçecuencia es que e1 presente se deriva de ción de1 dafio o de1 beneficio. Posteriormente no se compren-
las dos partes de la forma tiempo, de la aerenciación de de en un presente pasado la prudenua o riesgo que antece-
pasado y futuro.16Los románticas eran conscientes de ello. diemn a una toma de decisión por parte de alguien. Y desde
NO -se dite en e1 "Titán"-, no tenemos presente y, en su e1 futuro nos mira con atención otro presente en e1 que e1
ausencia, e1 pasado debe engendrar e1 futuro.^'^ En Novalis estado actual de riesgo ser5 enjuiciado desde una óptica muy
se lee: uPor esa razbn, todo recuerdo es nostálgico, toda ven- diterente. Es e1 tiempo quien se encarga de producir esta dúe-
ganza dichosa),. La consecuencial~es un presente entendido rencia en la vaioraci6n social de1 riesgo, diferencia que es in-
como un dborozo nostálgico y experimentado como parade determinable en sus contenidos por e1 cdculo presente. Es
ja. En ehcto, el presente aparece como e1 punto de vista de1 decir, corresponde a1 riesgo de1 riesgo e1 que la valoraci6n
observador, que observa e1 tiempo con ayuda de la dilerencia- varie con el tiempo. No se debe olvidar que e1 cálculo de ries-
ción de pasado y futuro. Esa es Ia razón por Ia que su propio go es parte de una maquinana histbrica, que arranca de una
observar es catalogado como e1 tercero excluido. E1 presente situacibn determinada, de modo que se aferra a riesgos esta-
en si mismo es, si esquematizamos el tiempo de ese modo, Ia blecidos y rechazados, revisa juicios post eventum, y la mera
invisibhdad del tiempo, la inobservabilidad de1 observar. Se posibidad de que esto pueda ocurrir desencadena en 61 una
le ~ u e d einierpretar de forma natural como e1 itinerario de1 pérdida de seguridad. La exhortaci6n -pmducida con la mo-
iiempo, si bien la deiimitaci6n de dicho itinerario se mantie- derna y doblemente modahzada estnictura moderna de tiem-
ne arbitraria. Y hasta donde Ia técnica de la medicidn le per- po- a distinguir entre 10s presentes pasados, presentes y fii-
mita, se le puede reducir y marcar de nuevo a través de1 lími- turos y a descontar de esta manera 10s respectivos horizontes
te entre pasado y futuro. Todo esto en nada modifica e1 d- presentes de1 pasado y de1 futuro, favorece una reflexih, que
guiente principio: si se observa e1 tiempo con ayuda de la ya no se somete a ningún cálculo racional. Esta reflexión tie-
diferendación de pasado y futuro, e1 presente es la mancha ne que contar con ias múltiples condiüones posibles de 10s
ciega de este observar, e1 uen todo lugar y en ningiuioi) de sistemas.

16. La diíicultad con Ia que se to1114esta dccisi6n mueslra que ni en c1 sido XDE
ni c-n e1 XX se liabta 1Iegah a um teoiía convincente sobie e1 prcsenie a mar dc
iodw 10s e s f u e m orienrados a m h.A tal eEecto. cornpirese Ingrid Oesterlc, *Der
Fuhiungswmhsel der Zeithorizonte. en Ia literatum en Dirk Grathoff (A), Studieii
wr &rhEtik ~ i i i dLiferoturgeschichreder k ~ i w f p r i o d eFnrdhir.
, 1985, pp. 11-75. Estas reflexiones generales toleran diferentes conjeturas s*
17. Jean Paul, *Tith., citado scgún Werke iii drei &riidei~(ed. N o M Miller). 4.X bre e1 estudo de 10s riesgos. Por elo conviene modificar e1
ed.,Munich, 1986. p. 478.
18. Ast BIUthenstaub, núm. lW, citado seglin Novalis, W e h , Tugebucher uiid plmteamiento de1 problema. Por rnedio de un esbozo de1 pasa-
Briefi, Fn'pdrich voti Ilardni&s (ed. Jmcliim Mahi y Richard Sarnuel). Dmisiadt, do y de1 futuro se constituye e1 presente en tanto determinación
1978, pp. 227.285. esp. 283.
temporal y en tanto restriccidn que es necesaria para enlazar
pasado y futuro.1g Pero, jpor qué, sin embargo, la m ~ i c c i 6 nes de Ia p d u c c i b n depende menos de1 desarroHo de la ciencia
concebida como necesidad de decidir por falta de informaci6n que de1 correspondiente desarrollo de1 mercado y de las reser-
y no eç considerada sjmplemente como un hecho de1 mundo vas de1 capital (incluso, de Ia pmpensión a1 endeudamiento).
simultfuieo, es decir, no influenciable, como riesgo? Pero hay otros muchos casos. Piénsese en la penetraci6n de1
Esto parece estar unido a la fractura que sepan pasado y derecho legal planificado por e1 Eçtado en Ias costumbres lw
futuro.20Si probablemente e1 futuro será distinto de1 pasado cales y no escritas (o en e1 derecho consuetuduiario: c o m o n
(para quk entonces dramatizar esta diferenciación) y si e1 pre- Zaw, que fue cambiado juridicamente para la transfomaci6n
sente no existe en e1 tiempo, jcbmo se consuma e1 cambio de Ia sociedad), un proceso que ya habfa empezado en Europa
brusco de1 pasado y futuro? i A ciegas? Veremos que se intenta en e1 siglo xv~.O &mo en la medida en que 10s conocimientos
y c6mo se intenta evitar esta consecuencia o c6mo se la deni- quimicos y bioI6gicos desarrollan la medicina (piknsese en e1
gra bajo e1 concepto de udecisionismon. Sin embargo, aquelio cáncer para no resaltar únicamente las tecnologias de la cura-
que queda como un resto no m e l t o , a pesar de todos 10s cibn}, la enfemedad pasa de ser un peligro constante a un
esfuenos contrarios por una reahzaci6n ordenada, es 10 que riesgo vinculado a1 estilo de vida.21También es Ilarnativo e1
denominamos riesgo. momento en que Ia sociedad da eI visto bueno a la institución
En este punto se &a concentrar Ia histona de Ia racio- matrimonial y, por ende, a la relacibn social íntima. En esta
nalidad de 10s fdiltimos sigios a partir de1 ~auctoritas,non veri- aparece e1 fracas0 como un r k g o a tener en cuenta desde e1
tas facit legemn. Su realizacibn sería de mucho d o r pero se principio. Para prevenir e1 fracaso, e1 amor se transforma en
aiejaria de nuestro tema principal. En cualquier caso, se aban- upasidnii y es interpretado como algo irresistible. Se convierte,
dona Ia expectativa de Ia racionalidad a l reconocer que no se por 10 mismo, en asunto de ia propia decisi6n pam 10s cónyu-
dispone de1 tiempo necesario para conseguir Ias infonnaciones ges. Ambos integrantes de1 matrimonio deben ponerse en la
requeridas. La teoria de la argurnentación n a h g a en este hipotktia situación de reuinocer que cuanto se dese6 en e1
punto. A1 menos Habermas y otros representantes de esta ex- pasado no ha sido de1 todo positivo.22En la literatum antigua
pectativa no explican la rapidez de1 argumentar, como variable sucedia que si e1 matrimonio no era arreglado por 10s padres
crítica. pasaba a ser un problema a solventar por e1 h ~ m b r eHoy. ~ Ia
Poco importa que en e1 tdnsito hacia Ia +oca moderna Ia
dependencia de la decisión sea mayor y, con do, también Ia
importancia concedida a1 luturo. Mucho de 10 que antes ocu- 21. Visto desde una perspectiva histórica de Ia medicina, esto no es un pmblema
rría por su propja 16gica ahorri se demanda como decisi6n -y n o v e b . Siemprr fueron discutidos 10s h6bitos en k alimentacibn, e1 consumo sun-
tuoso, e1 mpottamiento s d , etc., como causas de enfemcdad. No obstante. se
esto ante Ias múltiples posibilidades de eleccidn y con una dis- ha mcdificado Ia prnporcih ai Ia que 10s wnocirnienioç estadisticos válid0.s confir-
posición de información superior. En este contexto es inevita- man esta i~lacibn-o dejm de alannar. Esto, por una parte, ddiga ia pzm=pci6n
ble pensar en 10s desarrollos tecnol6gicos y en e1 incremento de1 tiesgo dc 10s prejuicios religiosos o s d e s pem. por otm lado, sigiifica que 10s
pmfesionales de Ia medicina se inrniscuyen en Ia vida mtidiana con dvutencias y
de las posibilidades de producción, 10 cual afecta só10 tardí,? y prpvcnciones (O, al menos. cs algo que me bajo su respotwbilidad), sin que d o s
parcialmente d problema aqui tratado. De forma muy distinta puedan computar la disposici6n de que se sigan sus consejos. h cual suponc que ia
a 10 que se pudiera sospechar, e1 desarrollo de Ias tecnologías peroepci61i de1 iinga y la responsabilidad de Ia decisíón que afecta a ia sdud se
extiende a Ia vida mtidiana.
22. Cf. con WiUanl W d a , nte OL1 Lwe arrd lhe Ne'eiv:Diwru aiid M u ~ ~ ~ e i i i
(1930). ivimp-. m d a l e . 1967.
19. cEl presente normai 4 i c e Novalis- eniaza pasado y futuiii a ira* de Ia 23. En vista de Ia ext- imposibilidad dc encontrar una buena muja (que
mtriccidn* (op. cit., v . 283). aderngs sea subordinada, r e h ú p laç disputas, se preocupe de Ias labres de la casa y
20. Esto es tuw.relación circular de condicionalidad Mproca. Con c110 e1 pmblc- no quebiank e1 matrimonio). Ia literatura irata ampliamente sobre c6mo hom-
ma se trarlada hacia Ia twtía de Ia evoluci6n, la cual Funciona sin causas indepen-
bres satisfacen ia wluntad de Dios (ircpducíos!) y se wsan. Ver por ejemplo Iavi-
dientes. nus Lernnius, De niwaculir occalh itrrium irbri III, Ambeiw, 1574, NXIn. p. 410;
igualdad de 10s sexos ha posibilitítdo que e1 riesgo se haya dis- ros como dispositivos institucionales propios de la transforma-
tribuido por igual entre ambos. ción de peligms y riesgos -precisamente en e1 riesgo de no
Una vez más se puede liamar Ia atencibn sobre las condi- asegurme. Esto en ningún caso se relaciona con una mayor
ciones de1 mundo de Ias finanzas, que en vista de Ia variabíli- segundad referente a la consecucion de1 propbsito. Al contra-
dad de precios, convierte en an-iesgados todos 10s comporta- rio, la misrna noción de d i n n es ~desteleologimda~. La suposi-
mientos econbrnicos: tanto h inversión como ia especulaci6n; ción de únes e intenciones (y en este sentido de ~finalizaci6n~)
tanto la venm como la no-venta de bienes; tanto la elección de es solo algo que facilita e1 acto de observar (tambikn de ani-
una profesi6n como la elección de un empresano o, a1 contra- males e incluso de compiejas bquinas computadoras) para
rio, la conbataci6n de permnal; y, por último, tanto la conce- casos en 10s que e1 comportamiento de1 sistema no se puede
sión como la adquisición de créditos.24De igual modo, la elec- predecir.&Por d o los esthdares de mcionalidad socialmente
cibn de una pmfesi6n se dewincula de1 peso de la tradición y garantizados -~I reiaci6n
I a 10 que antes se denomin6 ethos-
de1 origen familiar y se convierte en hto de una decisidn pro- apenas tienen posibilidades de Cxito. Parece ser que siguen
pia, Finalmente, la decisión se topa en todos 10s procesos de existiendo riesgos en 10s que incurren 10s profesiondes, así e1
aprendizaje con e1 riesgo de que 10 aprendido no se convierta riesgo de 10s médicos en operaciones o el riesgo a1 respecto de
en un medio de vida con posterioridad o, como dicen 10s pe- Ia durabilidad de un inmueble en circunstancias normales. En
dagogos, iinicamente vaIga como ct fomiaciónr. la actividad bursátd o en 10s banms se senalan los llrnim de
Estos cambios aqui esbozados muesú-an de manera resu- un riesgo o se p r e p m para diferentes clientes inversiones
mida el alcance social de un hecho novedoso. Esta novedad no con mayor o menor grado de riesgo. Seria un e m r r e p d u c i r
se encuentra en la configuración planificada de las relaciones e1 pmblema aqui mencionado en la dimensión racionaVima-
sociales. Conviene recordar25 10s relatos sobre la fundaci6n de cional, ya que eso no haria sino formular la cuesti6n bajo una
la polis en la antigüedad para aclarar que n o s o m sobre este formulación achatada. Por 10 mismo, se debe prescindir de un
particular, a la vista de un nivel más elevado de complejidad y títuio como e1 de 6tica que refiera a1 c d c t e r obligatorio en la
de mayores espacios de posibjlidad, no sabemos más que 10s sociedad. la llarnada que hoy por hoy percibe en favor de una
antiguos. L;i novedad tiene lugar en Ia expansión de1 potencial solución 6tica de 10s problemas se rnantiene en esta situación
de decisibn, en su complejidad incrernentada, en su mayor n- como un postulado compensatorio.
queza de alternativas. Cada vez mayor número de situaciones Si cada vez atribuimos mayor importancia a las decisic-
-ya sea encontradas previamente o perseguidas- son consi- nes, la diferencia entre pasado y futuro aumenta de manera
deradas como consecuencias de decisiones, esto es, atribuidas automdtica. Las decisiones suponen para e1 observador de
a decisiones. En Ia modernidad se deja notar más la dobIe primer orden (incluso para e1 mismo que decide) aquello que
intemencjón de la tecnificación e individualización que 10s produce la d i i e ~ n c i a .Por eso se espera de ellas que sean
procesos o hechos naturales. Tómese a las compaÍíías de segu- racionales. Un observador de segundo orden no necesita
compartir esta interpretación. Más bien, observa que la at~-i-
Mclchim lunius Wittmbergmsiç, Politimn~ni Q~~aestioiiilni ceiilIilrni ac m d ~ t i n i , bución a las decisiones hace visible la diferemcia entre pasa-
Frankfun, IW, Pars 11, pp. I2 ss.: Jncqucs Chaussé, Skw de h Feriire, Tmiid de do y futuro. Dicho de otro modo, induce a ver menos conti-
I'aeIleiim du nm-: de LU iimsité, et der niqirais d) vivre heurerix, ou Ibii fui!
I'apologie &s fmrnies coiitre b dontiiies d a honinies, Paris. 1685. nuidad y más discontinuidad que en e1 asa do. En qu4 deter-
24. C€. D i i Baedter, Iitforniorioir utid Rirlko i i t dm ~arknvinschafi,Fmnkfwf. minados aspectos la revolución francesa ha cambiado las
1988.
25. para una visi6n generai wnsúltesc John Nicholas Gol&Lrtream, 7he Fomtatioir
of lhe Greek Polis: ArisIoIIe aiid A x h a w i q y . Vortrügc dcr Rhei~rkh-lVestfaIisch~1 Aku- nvhe,
dentie der 1Vi.sso1schafini G272.OpIaden. 1984.
26. Ver Henti Atian, A fori e! d raisoit: Iiir~rririquede Ia s c b u a
Paris, 1986, pp. 85 ss.
condiciones sociales es todavia hoy objeto de c o n t r ~ v e r s i a . ~ ~ liar simbiosis de futuro y scciedad, es decir, de indetemina-
Pero 10 que no es puesto en cuesti6n es e1 hecho de que la ci6n determinada en Ia dirnensión tem+ y social. L . canse-
observaci6n de esta decisión y de su decisibn subsecuente cuencia de todo esto parece conducir a una percepción de1
tuvo un efecto enorme como obsenracidn y expuso bien a Ias f~turos61o en e1 Bmbito de la probabilidad, esto es, en todos
claras Ia diferencia (nconstitucionalii) entre e1 orden social sus rasgos más o menos probables o más o menos impmba-
pretkrito y futuro. De esa forma qued6 manifiesto que se vi- . ~ ~e1 presente significa 10 siguiente: nadie puede m e
b l e ~Para
via en una fomaci6n social muy distinta a la que hasta en- nopolizar e1 conmimiento de1 futuro o Ia posibilidad de deter-
tonces se habia vivido. minado. En la convivencia social se debe prescindir de esta
Sin embargo, la sociedad moderna no era todavía apre- idea. En 10s siglos XIX y xx todavia se intentó proscribir bajo
ciable en su reaiidad eçtmctural y menos aún en sus desarro- determinadas f6mulas semãnticas esta simbiosis de dimen-
110s ulteriores. Tan s61o tenía cabida la orientación a travh si6n temporal y social v t i z a n d o así e1 futuro como previsi6n
de las esperanzas ligadas a la abolicibn de las diferenciacio- -sea Ia ley causal o dial&ctica,la planificación o evo~ución,
nes corporativas-legales, es decir, ligadas a conceptos como con una determinada confianza en e1 progreso o con unos
litiertad e igualdad. Los rominticos, 10s primeros que se ex- conceptos de dirección completamente indeterminados, con
ponen ante esta discrepancia, subjetivizan e1 problema, ven, ideas revolucionarias (abruptas) o reforrnisix (de formato pe-
como, por ejemplo, e1 ya citado Novaüs, e1 pasado con me- queno). Frecuentemente e1 c8lcdo de probabilidad se ocupa
lancolia y e1 fuluro con una dirnensión espemnzadora -peru de encontrar para e1 presente 10s fundamentos de la decisi6n
e1 presente aún no como decisión. De esta forma, con motivo apta para e1 consenso, sin embargo, estos cálculos no funcio-
de un cambio inobservado de las estmctuns sociales, se con- nan precisamente en 10 que toca a la cuesti6n swial. Esto se
cede finalmente Ia pnmacia a1 futuro respecto a1 pasado y, a muestra en la reproducci6n de las probabilidades en las di-
Ia vez, se encienden las ya conocidas controversias jdeol6gi- mensiones temporales y espaciales. Aunque sepamos que s610
cas, que se inician ante todo en ia revoluci6n rnisma, a partir cada doce rniilones de anos puede explotar una central nu-
de 10s anos veinte de1 siglo xrx y, Iuego, como conseciiencia clear, es posible que ocurra sorpmivamente en menos de lo
de la industrialización incipiente. Hoy conservan la forma de probable. Aunq~iese sepa que conduciendo por autopista só10
la presentacibn de Ia unidad por medio de una controversia se puede tener una accidente mortal cada doce rniilones de
y, por consiguiente, esián a la búsqueda de nuevos ternas: kilometms, este puede esperarnos detriis de la pr6xima curva.
ecologia, situación de Ia mujer, nuevas etnias, autonomias En la vaIoraci6n social e1 cfuculo deja abiertas para este Último
regionales y demiis. Con e110 se anuncia con mhs claridad la caso en particular todas las posibilidades de la dimensibn y,
exigencia de plantear a1 presente como decisi6n o tambikn por supuesto, se diferenciarfin las apreciaciones de riesgo de-
como omisión de decisión. Sobre e110 volveremos mds ade- pendiendo de si e1 inforhinio puede darse en breve o probable-
lante. mente aI final de1 trayecto.
En =tos momentos únicamente interesa un aspecto más La unidad de1 mundo de 10s siglos y XX consistia en
abstracto: ya que e1 futuro no se puede wnocer (si no no sería
futuro) y ya que la sociedad actual no se puede explicar como
consecuencia de su novedad estnictural, tiene lugar una pecu- 28. Esta t a i s se confirma a traves dc Iw cambio$ p d u c i d o s en el sistema de
dcrccho que refieren a1 pago de una indernnización en caso de1 componamiento
permitido pero eimtualmente perjudicial. Georg L. Friest (nStnicture of Rísk Con-
tmln, Daednlus, 1 19, 4 [19Kl], pp. 207-227). resume esta idea indicando gue Ias &-
27. ConsCiliese Rolf R e i c h d t y Ebethard Schmiit, =Die F m W k c h Revolu- gentias estrictas con m p t o a Ia culpabilidad individwl y a la casualidad fucron
tion- Umbruch d e r Kontinuitatm. Zailschiifi liir Histoiische Forschuiig, 7 (1980), pp. abandonadas, y que para Ia indemnizaci6n basta mn que se haya asrnteirtado h pto-
257-320. Ixlbitidad de uiia phiidu.
una alianza que se beneficiaba de la neespecificidad de la &-
rnensi6n temporai y social; al mismo tiempo, establecía las p
sibiiidad~de acoplamiento racional, ya fuera a trav6s de una LA CONTINGENCIA COMO ATRJBUTO
regularidad conocida, ya fuera mediante d c u l o s estaáísti~~~. DE LA SOCXEDAD MODERNA1
No obstante ai declinar nuestro siglo nos preguntamos 10 si-
guiente: leste es a h nuestro mundo?

Buena parte de tmbajos sociológicos que pretenden propor-


cionar una descrjpción de la sociedad moderna encuen!ran ma-
yormente su especiEcidad en la contingencia. Esta peneira las
es!ructuns sociales, por ejemplo, e1 derecho positivo, e1 gobier-
no en vigor, e1 capital invertido en e1 mundo de la economia,
pero tambibn, cuando menos desde Boutra~x,~ las leyes natura-
les sobre Ias que deben apoyarse las tecnologias e, incluso, sim-
plemente e1 uso de signos.3 E1 concepto moderno de cultura
implica ianto reflexividad en e1 sentido de autoanálisis como
constatación de Ia existencia de o t m culturas, es decir, la con-
tingencia de que determinados ítenrr sean específicos de formas
de vicia concretas. Todo suceso síempre tiene lugar en e1 con-
texto de Ia contingencia y e1 paado, aunque en si mismo no
sea contingente, es reconstruido por Ia filosofia de la histeria,

i . Extnído de N. Luhmann, Beot>achtuiip~der Modenie, Opladen. W u t d d t -


scher, 1992, pp. 93-128. (N. dei T.1
2. Ver Émile B o m , De .?acoiiriirgetlce des lois & irnfure ( 1 874), citado sepiin h
8." ed.. País. 1915.
3. Aunque sin Ilamm Ia atención sobre e1 conccpto de wntingaicia, véase Josef
Simon, Philosophie des &ichet~,Berlin, 1989.
desde e1 sido WUI, y por la teoría de la evoiución, desde e1 sido bilidad de una relaci6n s6lida y verdadera entre conocirniento
m, 10 cual reveh que é1 tarnbikn ha sido contingente. y realidad ya que todo pude ser diferente, aunque hoy se
La atención puesta en las wntingencias m u e s h que estas constata que una relación de este tipo m puede existir porque
fungen como e1 reverso de toda búsqueda de Ia necesidad, de conduce a una sobrecarga de informaciones, 10 cual excluúía
la validez de 10 a priori, de 10s valores inviolables, y la propin e1 conocimiento.
contingencia de estos esíuerzos (que son constatables como Por otra parte, es muy becuente la impresion de que e1
esfuerzos) hacen de 10s resultados algo contingente 4 1 rey individuo es, en una situacibn de total desvaluniento, un ju-
Midas de Ia modemidad, En la hstona de Ia teoría científica, guete de1 sistema social; incluso la sociedad se entrega a si
así como en la cornprensi6n normativa de la jurisprudencia, se misma sin amparo y se destruye por su propia 16gica -sea
verifica. uThe most corrosive message of legal history is the ~ccapilalistaa,sea «ecoIógican. j Q ~ éaporta Ia contingencia
message of contingencen, se recoge en uno de 10s tratados per- cuando no permite organizarse ni emplarse de cata a dirigir
tenecientes a1 Ambito de 10s Critica1 Lega2 studies! La teoria la evolucidn de la sociedad por otros demoteros?
st>ciolõgica de Talcott Parsons, en 10 tocante a la c~iestiónde No nos proponemos un objetivo muy ambicioso. Pretende-
como es posible e1 orden social, parie de1 problema de la con- mos únicamente pensar e1 concepto de contingencia que sirve
tingencia y busca la respuesta no en un rescoldo de esquemas para definir a la smiedad moderna.
de necesidad de la ~naturaleza,> sxial, sino en la inconsisten- Dentro de1 aparato conceptual de la lógica mdal, e1 con-
cia de situaciones con doble contingencia, la cual es definida cepto de la conlingencia es definido apresurrida y unilateral-
como dependencia recíproca de expectativas complementarias mente. Contingente es todo 10 que no es necesario ni es i m p
I
(no iguales)? La teoria de1 conocirniento ha encontrado en e1 sible? E1 concepto se adquiere a travks de la negación de la
uconstructivismoii radical (concepto siempre cambiante y necesidad y de la impo~ibilidad.~ El problema es que ambas
cue~tionado)~ una relación con la propia contingencia, en la negaciones no se dejan reducir Ia i m a la otra. N o importaria
que no se excluye Ia circularidad. De esta forma se supera la mucho si se tuvien qiie tratar la negación como operador
I vieja problemAtica de1 escepticismo. Este cuestiomba Ia posi- idéntico y a este se le utílizara en diferentes enunciados. Aqui
se crisrituye un concepto a través de dos negaciones, que de-
I
C
4. Cita a Elisabeth Mensd1, aThe History of Mainstream Legal Thought*. en Dn-
ben ser tratadas como unidad en e1 sentido amplio de1 témi-
vid Kairys (4.). i% Folitics of h i v : A Pm~~e.ssiveCrviqiie, Nueva York, 1982. pp. no. Esto condujo en la Edad Media .a la idea de que Ios pro-
18-39, esp. 18. blemas contingentes no se tratan correctamente con una ontc-
5. Ver aGenual Statemmt., en Talcolt Pa- y Edwatd A. ShiIs (&S.), Toiimds
a k w a l Theory ofnctioii. Cambridgc, M A . 1951. pp. 14 ss.Cf. iambitn James Olds, logía (serino-ser) referida a Ia 16gica bivdente? sino que exigen
% Cmivth aiid Sirucfrire of Motives: Psycholqicn! Studies iii rhe Throy o[ Actioii.
Glmcoe, L, 1956, esp. pp. 198 S. Para ver e1 concepto de mntingcncia en Parsons y
en Lulimann, ~CcneralizedMedia and ihe Pmblcm of Contingmcya. en Jan J. Loub
ser et al. (eds.). Ergomtioils i i i G@im~l ui Social Scieiw: h y s iiir Hoiior of 7. Estas deiminaciones se atribuyen a A r i ~ ó t d c s convicne
; coníinnar Ia auten-
Takoft Parsoiis, Nuara York, tomo 2, pp. 507-532. Un problema sernej.mte se h t 6 iicidad de los fragmentos de textos más i m m t e s . Verlos distintos signiiicadw
anterioimente bajo d wncepto de amor pmpio (e1 oi&n a m ar dcl ainor pmpio a de midechónieiioii: A.P. B m p , dristotle's Logic ofStaiements abwt Coniingenqm,
tn* dcl amor pmpio). Ver el Trait. de h charitk et de iirniour pmp, en Piem Afiud, 76 (1967), pp. 4961.
Nicole, Ewis de niorale, tomo 111, 3.ad., Paris, 1682, esp. e1 capitulo I1 (Comment 8. Aqui damos por supusta Ia simplilicacibn de que Ia ncccsidad e imposibilidatl
I'amour propm a pa unir les hommes dans une niesme societ6.). &da uno constata son wnceptos d m -es bien sabido que en Ia lfnea dc Ia téuiica de intewacidn
e1 amor propio y con ello la ame- de1 orden tambih en el otm y, para podei. kantiana se disuelve -ta chidad y se ptvgunta por las cnndiciones de Ia nccesidad.
perdurar en ianto .si mismo., debc diçciplinarse. Pero no es natural 10 que Ia reli- es k i r , de Ia imposibilihd; diclio dc otm modo, 10s conceptos de la tcotia moda1
giõn exigc wmo chariti. E1 punto de paitida de este ordcn. como se replica explfcita- pdtfan mmponai mnhgcncia.
mente a Hobbes (p. 1491, no es el dwedio natu~al,sino e1 pccrido. 9. Para un intento semejante, V&X Atisi61eles.Feri hmwiieias 12 y 13. h nega-
6 . Ver e1 texto en Siegkicd J. Schrnidt (cd.). Dm. Diskurs Rudikalei~Koiufriik- ci6n de 10 coniingmte en tanto no-contingente dcvicnc arnbigua p o q e esto puede
fivisnius, Frankfu~t,1987. significar no ç610 necwriedad sino tanibien irnpcmibilidad.
un tercer valor, e1 de Ia indeterminabilidad. Sin embargo, la Para lograr este objetivo, debemos tomar e1 concepto de
admisión de ata obliga a desembocar, dentro de1 contexto observaci6n desde un punto de vista formal poco frecuente,
teológico, en el misterio de Ia creación y en 10s atributos de1 ya que s610 así se adquiere e1 enlace con ei concepto de Ia
creador (10 más sublime time propiedades inexplicables), e . teoria m d a l de la contingencia. La observacibn refiere a todo
decir, queda abierta la pregunta de por qué Dios ha creado e1 tipo de operaci6n que consuma una diferencia para indicar
mundo y 10 ha diseííado de este modo, si bien hubiera podido así una parte (y no otra). La dependencia de la indicación
hacerlo de modo bien dispar. Por vez primera en la época mo- respecto a una diferencia hace contingente a Ia citada indica-
derna ha echado a andar la búsqueda sistemática de una lógi- ción. En e1 hecho de que la indicación depende de la diferen-
ca polivalente. Basta aquí citar el nombre de Gotthard Gun- cia se da la contingencia misma, ya que con otra diferencia 10
therI0 para remitir a Ia preseniación de la forma matriz de h indicado (a su vez con otro nombre) adquiriria un significado
mayoría de 10s valores 16gicos. bien dispar.
Es digno de mención que la contingencia en comparación E1 abstracto concepto de observacibn no depende de quien
con Ia necesidad y con la irnposibilidad representa una genem- 10 realiza; , t a m p o depende de Ia manem en que se consuma,
lizaci6n con supuestos &biJes y necesita precisamente por eso siempre que Ia caractefitica de1 diferenciar y e1 indicar son
(?) de1 cor?zphjo aparato 16gico -como si las pedidas de uni- llevados a cabo, esto eç, siempre que las dos partes se ejecuten
vocidad en e1 mundo debiemn ser compensadas con medios a1 unlsono en un mismo p a s ~ . 1De 2 este modo, e1 concepto de
16gicos. Esto pudiera explicar también que las investigaciones obsemcibn sobrepasa las di ferenciaciones clásicas (idiferen-
sobre una lógica polivalente o moda1 con m k formas de nega- cias!), asi, tanto Ia diferencia de vivencia y accián como Ia
ción (Ia cosa misma y su modalidad referente) conducen a referente a las operaciones esbictamente psiquicas, que dispc-
formaiismos difides de interpretar. Para un;i comprensi6n de nen de atención y las estrictamente sociales, que realizan c*
Ia smiedad moderna esto no es inmediatamente productivo. municaciones. De igual modo e1 actuar con arreg10 a fines es
Pero nos lleva a seguir otra pista. Sin discutir e1 valor de tales un observar en virtud de la diEerencia de1 estado marcado
investigaciones, con ello, y con Ioç conocimientos alcanzados como h y, en caso contrario, de1 estado de cosas frente a1 que
respecto a Ia complejidad esbuctural, nos preguntamos: jexis- habérselas; ia accibn de comunicar es asirnismo un observar
te una teoría que pueda emplear e1 concepto de contingencia? con la indicacibn de una infomaci6n en diferencia a 10 que
tambibn hubiera podido ser posible. De esta forma, Ia teoria
de1 obsemr va m á s d á de 10s límites de un problema, que
encontró solución por via de Ia separzicibn de Ias relaciones
de1 mundo cognitivas y volitivas -es decir, Ia posibihdad de
A continuaci6n afrontamos e1 intento de interpretar e1 con- realizar enunciados verdaderos obedece a que se produce e1
cepto de contingencia a través de1 concepto de observación. De estado Msamente descrito. En la teoría de1 observar tiene lu-
este modo, d-mbwamos en una teoría que es de gran valor gar un encadenamiento c i d a r de opaciones diferentes (nos-
para Ia compremión de h sociedad rnaderna.11 otros decirnos: sensomotom).
Las obsewaciom de iipo &mental utihzan las diferencias
10. Vcr Ia i d a y contribuci6n a ima 16gica n+arktot4lica, Iiamburgo, 1959; &i- como esquema, sin embargo, no originan todavia para el ob-
Irage wr G~iidlegultgeitwr op?r&1~-fühi~vt1D i a k i k , 3 iomos, Hamburgo. 1976- servador contingencia alguna. La diferencia es presupuesta en
1980.
11. Ver Ia tesb dcctorai de Elena Espbsito sobre George Spoicer B- y Gof-
thard GUnther, L'opmuoiie di osservaziune:Teorin delh Disriiitioiie e Teoria dei Sisre-
12. M 5 extenso: Niklas Luhrruuui, Die IVirseitxhafi der CesdIschdt,F r a d h t .
nii Socinlr, Bieiefeld. 1990.
1993, cap. 2.
Ia indicaci6n, pero no indicada. No es otra operaci6n indepen- de la propia complejidad de 10s sistemas observadores,
diente. Por eso tampoco es presupuesta previamente a1 acto de como se muestra, por lo bajo, en la diferenciación de dimen-
indicar y no toma parte en una forma que permita reconocer siones de sentido y, por 10 alto, en 10s conocidos problemas
e1 hecho de que pudiem ser distinta. E 1 observador constituye 16gicos de las modalidades de 10 contingente.
la diferencia indicando -en e1 triuisito de1 ctespacio no marca- E1 observar de segundo orden deja abierta Ia interrogante
~ ccespacio marcadon.13Y también 10 indicado se da inme-
d o a1 -y esto es un ejemplo de incremento de la complejidad- si
datamente en Ia ejecucion de Ia operacíón de1 observar, es determinadas indicaciones se atribuyen a1 observador observa-
concebido en la actualidad y aparece sin mdalizaci6n do y, de'este modo, se le caracteriza a través de estas o si se
10 que es. Ias interpreta como propiedades que 61 observa. Ambas atribu-
h obseruaciones de segundo o d m posibditan la minter- ciones, la de observacibn y la de1 objeto se mantienen como
pretaci6n de la contingencia y la reflejan conceptualmente. posibles; por e110 sus resultados se pueden entender como con-
Son observaciones de observaciones. Se puede tratar de obser- tingentes. Las dos se pueden combinar - m a n d o se considera
vaciones de otro observador o de observaciones de1 mismo u una observación correspondida con lo objetivo, vale preguntar-
otro observador dadas en otros momentos. Según estas varian- se por qu&existe e1 interés por determinado objeto y no por
tes Ias dimendones social y temporal se diferencian en la p m otro diferente.
ducción de sentido. Esto hace posible que la contingencia sea En e1 mundo moderno se atribu+ cada vez más, o en mu-
una forma que acepta la dimensión objeliva de1 medio Sentido chas ocasiones, ai observador. Esto rnismo funge como sinto-
cuando la dimensión social y temporal desplíegan diferencia- ma de la iormación de contingencia en todas las experiencias
ciones en diversas direcciones.I4Dicho de otro modo: todo se de1 mundo. Más d 6 de t d a posible duda, si otro sujeto s e k -
convierte en contingente cuando lo que es observado depende Ia algo como verdadera o falso, se emplea la observacibn de su
de quien es observado.15 Esta eleccion enciem iambién Ia observar para observarle, caracterizade y entenderle. La ten-
eleccibn entre au toobsewación (observac16n interior) y obser- dencia a atribuir al observador observado surge cuando la o b
vaci6n exterior (obsemción externa). servación de segundo orden pone e1 punto de mira en Ias es-
E1 observar de segundo orden se basa en una rigurosa re- tructuras y funciones latentes, esto es @ sea en clave de psi-
ducci6n de Ia complejidad de1 mundo de posibles observacic- coan~lisis,crítica ideolbgica, sociologia de1 conocimiento o en
nes: e1 observar es observado y as1se procura Ia mediación de1 e1 curso de ]a consliluci6n de Ias observaciones cotidianas),
mundo que se da en la diferencia entre iguaidad y diferencia trabaja con el esquema rnanifiestotlatente. Si un observador no
de las observaciones (de primer y segundo orden). Vale decir: Ire algo o, incluso, no p u d e verlo, no obedece a um1 deficien-
la reducci6n de Ia complejidad es e1 rnedio de construcci6n de cia de1 hecho en si, sino que la cilada imposibilidad d e h resi-
la complejidad. E1 cierre operalivo (aqul: e1 observar recursivo dir en e1 propio sujeto. Las intenciones desenmascaradas, las
de observaciones) utiliza la indiferencia c o n h todo 10 demh, intenciones terapkuticas, la psicologización y sociologizacibn
por eço se puede concentrar y puede asf conducir Ia constnic- de1 conocimiento ordinario son fenómenos que se d u y e n y
se refuerzan y mnstiiuyen a la vez la íorrna moderna y e1 vínculo
con la contingencia. Esta, por ídiimo, desencndena Ia cuestión
13. Formulado en Ia terrninolma de Georgc Spencer B i n w , h i v s of Forin,
reirnpr. Nueva Yotk, 1979. de si 10 observado ccexisteii o no.16
14. Sobre u m diferencia de e s t a dimensiones de sentido y sobre Ia evoluciõn dc
su dilercnciación, cf. con Nikias Luhniann, Souale Sysmii~;Gniirdriss ciiier dlgeiiiei-
i i e i r nimrie. Frankfurt, 1984, csp. pp. 127 5s.
15. Es docisiva Ia fomiulacibn:q u i h es obsetvado. No se irata de una recdición 16. Para tal h,Niklas Luhrnann, 'Wie lassen si& latente Sbukturen h b a d l -
de1 conccido problema dcl subjetivisino: todo d e ~ n d de e quidn obsen-a. ten?., en Paul Watzlawick y Peter Krieg (eds.). h h g e c l a Koiishubi*nius. F a t -
schrifi fiir Heiitz voir Foester, Munich, 1991. pp. 6 1-74.
EI observar de segundo orden conserva Ia propiedad opera. ia Interpmtución) e1 primer documento esclarecdor a1 respec-
tiva de t d o observar, es decir, Ia unidad de1 diferenciar e indi- to. Logra romper con Ia teoria establecida por Platón en Ia que
car, ia dualidad de la marca 1(Spencer Brown) o de1 indicador e1 conocimiento se describia como e1 padecimiento de una im-
+ (ffiuúriann), 10 cual consiste en una forma de separar (m presión que procede de1 exterior y como recuerdo de formas
pecto a) y en una forma de dirigir (respecto a). l7 E1 concepto perfcctas (Ideas) vivenciadas con anteriondad. Este concepto
de observar se rnantiene invariable en e1 p~imery segundo or- pIat6nic0 de conocimiento no se pmpone como descripcibn de
den y no recurre a ningúri otro lenguaje (metalenguaje). La Ia relaci6n con el mundo externo, y con la incorporacibn de1
forma de realizaciiín de1 operar permanece sistémicarnente diferenciar social y tempotíil en las relaciones de observacibn
uniforme. Y precisamente por eso se p d u c e n 10s acuerdos se modifica considerablemente. Mientras que en Platbn e1 re-
tfpicos y Ias recursividades reflexivas de Ias obsewaciones en- cuerdo de las ideas s e d a como norma de cam a la resolucibn
sambladas. E1 sistema time só10 un plano operativo pero 10 de las disputas d respecto de Ia verdad, las diferencias s e d e s
que vale pam otro observador (o para é1 mismo en otro mo- y temporales ahora se autonomizan y conducen a una t e d -
mento), vale tarnbikn para B. O a1 menos, le imta o causa en nología m d a l más compleja. EI ,aqui empleado endechdwzenon
é1 la posibilidad de sacar conclusiones por sí mismo. Por eso se traduce posteriormente por contingencia.
liama Ia atenci6n la diversidad de Ias diferencias e indicaci- E1 hwho de que e1 texto aristotklico no es redactado con e1
nes ernpleadas. Una concesión a Ia contingencia (utambién aparato categoria1 pmpio de1 observar de segundo orden se
puede ser distinton) parece ser la forma en la que se disuelve entiende por si mismo, pero a su vez presenta objetivamente e1
Ia pamdoja de la igualdad y diversidad, de Ia sdfIdiversi0. Un pmblema. No se pueden clasificar ahora,l9 se dice en e1 libro,
ensarnblaje recursivo de observaciones en observaciones prc- 1os enunciados sobre sucesos contingentes de1 futuro como
duce ctvalores intrínsecos» que permanecen estables cuando e1 verdaderos o falsos, ya que en e1 ahora todavía no se pue-
sistema de esta praxis perdurala en buenas condiciones; la de observar lo que mionces podrj ser observado; y este n*
contíngencia parece ser una forma de estos valores intrínsecos. poder-observar h o r a ya se p e d e observar. La disputa de1 fu-
E1 sistema adquiere, cuando y en cuanto se funda en observa- turis contiizgentibus acaecida en Ia Edad Media conserva aqui
ciones de segundo orden, un valor intrínseco con supuestos su impulso inicial. Se trata s610 de sucesos singulares y futu-
dkbiles (en comparación con 10 necesario e i m p i b l e ) . ros, no tanto de formas, esencias, especies o génems, esto a,
no de constantes metafisicas de Ia naturale~a.~~
La cuesti6n de Ia dllnençi6n social, a sakr, cómo 10 que

Tras estos anAhsis preparatorios no es casual que Ias rela- 19. Para d fin existen una gran cantidad de reconstnicciones de1 r a m i e n t o
ciones entre Ia aceptación de contingencia y Ias observaciones y de 10s andisis m d e m o s de1 pmblema. Ver Dorothea F d e , histoteles utid die
de segundo orden tambikn se constaten desde e1 punto de vis- Seeschlacht: Das h & r h Coiitiiymiria Ftirura i i i ü e Iirtcrprefah'otie9, Cothga,
1970.
ta histdrico. Así, Arist6teles presenta en su Feri hemzenehs (De 20. Cf., por ejemplo, Konstaniy Midialski, aLe probkme de la volonté a O x f d
et h Paris au ssiBdcn, Sfudin philmphica, 2 (1937), pp. 233-365. eçp. 285 ss.; Phil*
thRIs Boehner (ed.), fie Tmctatus de pr&tiiraiioiie et I p r d i i i i c l D?i et de
futuris cmrtiiigntibus of ll7illinnt &khans, Sr. Boiinwrihim, Nueva York. 1945; Leon
17. Ver G e m e Spenccr Brown, op. cit.; b u i s H. K a u h n , -W-refercnce and
Baudry (ed.),Lu quere1.k & fùrurs coitlitig~its(Louwiii 1465-1475), P a h , 1950; Guy
Recursive Foms~, Jouniol of Social aiid B i o b g d Shuctureç, 10 ( 1 987), pp. 53-72.
18. Ver Ia contribu06n de ITeinz M n Focrster. -0bjects: Tokens for (Eigen-)bc- Thomas,=Matihre, contingente et in&teminisme chez saint fiomas., L a d
haviors*, en su Obming Sysfenrs, Seaside, CA, 1981. pp. 274-285; irad. al. del mismo bique e t Philosophiqiu. 22 (1 9661,pp. 197-233. Aqui se encumlia una de las rat- de
autor, Sicht uird Einsichc Ve'ersuche ur eirier opmriveit Erkeiinhiistheorie, Brun- Ia tcsis sobre la dificultad de c o n m r Ia dispici6n Futura de Dios, que Max Weber
schweig, 1985, pp. 207-216. mnsidera de mucho d o r para Ia fomaci6n de la moti~aci6nnudear de ia m m -
dad capitalista.Sobre =te aspecto ~ulvemmosmás adelmtc.
para uno puede ser verdadero, para e1 otro no 10 es, hace acto
a1 Dios observador, que 5610 depende de si mismo (y no de1
de presencia en 10s aledanos de la 16gica. La citada cuesti6n
mundo).
presupone que s61o se pude observar 10 puramente fActico Dios es e1 observador que todo 10 ocasiona y 10 engendra
-tambi&n a los o-. Esta idea coiisiona, sin embargo, con e1 nuevamente Cy conserva) bajo Ia forma de creatio continua; y
supuesto existente de que t d o conocimiento es e1 ~adecimien- que a la vez sabe y 10 ve todo. A este respecto dice la reli-
to de una impresibn proveniente de1 exterior, la cual desvirtiia
gi6n: Dios es precisamente una persona que cuenta con estos
y corrompe Ia dimerisi6n propiamente espiritual. Este supues- atributos. Bay que creerlo. Se puede sospechar que la amal-
to no es planteado por Aristóteles, no obstante las disputas ai gama de personalidad y potencia en t l sirve para establecerle
respecto de la verdad de1 conjunto de hechos empíricos y ma- como observador de1 mundo en su totdidad -y esto bajo
nifiestos exige una resolucibn de todo punto novedosa; resolu- todo punto de vista y no s610 con menosprecio de su esfera
ci6n que consiste en una modiíicaci6n de la tais sobre la pasi- privada, por asf decir, sin e1 recurso a Ia experiencia, sino
vjdad de1 conocimiento. Los conocirnientos no son s6h, aun- iambikn en todo 10 que pudiera circundade y motivarle. Dios
que tambikn son, pathenzata. E1 alma a través de1 lenguaje y sabe ahora y de antemano, aun cuando la gente se equivoca
la escritura ha expulsado Ia parte activa que debe ser con- -iY consiente que esto ocurra! l?l ttambibn conme la futura
tt-dada.?' coníingent ia.22
Este problema nos conduce a la cuestión sobre 10s criterios La regla sin excepción de verlo todo de un golpe no es una
de verdad que absorben la contingencia. criterim que Heideg- irnpertinencia especf fica o indiscreción de1 observador, sino
ger interpretó como uno de los motivos causantes de Ia perver- que obedece a su condicibn de creador. EUa es e1 motivo por
si6n de la metafisica occidental. como favorecedores de1 trbn- e1 que algo es y no S. El hombre puede observar a Dios por-
sito hacia la determinación de 10 que es, no a tmvés de1 ser, que e1 hombre existe y existe porque Dios le observa." for eso
sino a travk de la exactitud (orthótes) de1 representar. Seme- Dios, con su observar, concede al hombre la posibilidad de
jantes criterios de verdad deben mantenerse firmes a1 modo de observarle, aunque só10 como Deus absconditus, como Dios
~cánonesn(aunque só10 regulan el observar), ya que de 10 con- irnper~eptible;~~ y no como necesariedad, sino sblo como posi-
trario todo lo observable tendría que valer como contingente. bilidad adquirida libremente, como bien contingente. E1 liegar
Sin embargo, e1 supuesto de la contingencia universal ha con- a observar se d e b a que se Ilegue a ser observado. Fuera de
irarrestado todo concepto de naturaleza (de1 ser y de1 cona esta situación nada iiene ninguna existencia. trVisio enim
cer). Y este supuesto aparece como imprescindible ya que ga- praestat esse quia est essentia tua.ii25 Y por e110 a diferencia de
rantira e1 ser y e1 devenir de las cosas (en un sentido amplio la situación representada por Aristóteles, t d a existencia es
de res). contingente porque está condicionada por la creaci6n. Tal con-
La situacibn se modifica sobremanera respecio a la contin- tingencia no p e d e ser una cualidad ontológicamente inferior,
gencia universal mediante Ia invención judeocristiam de1 Dios frente a1 valor integral de1 ser, sino que debe verse como iui
creador. Só10 existe un Dios (si bien balo tra realizadones).
Dios observa e1 mundo sin ver afectado su ser. Por eso e1 mun-
do puede ser contingente para é1, a1 tiempo que nosotms 22. TomS dc Aquino, Sunrntn Zkologiae I q. 14 a. 13. No p u d e excluir santo
Tomh que Dios sea una causa -mia de lo contingente. In que iambih pude
soportamos necesidades e imposibilidades. Ese es e1 motivo suponer quc el sentido de lo contingente d o se attibuye a Ia observación de Dios.
por el que irosotros nos liberamos de1 mundo al observar y ver 23. *Et cum vidcre tuum sit esse tuum, ideo ego surn, quia tu me rcspicisa.
afirma Nicolk de Cusa. De visimie Dei 1V. citado segCin ~hiloso~hisch-theokische
Schrifteit, tomo 111, Viena, 1967. pp. 93-219. csp. 104.
24. aVidendo me das te a me videri, qui cs deus absaonditusm.dice Ni&. ibu.,
v, p. 108.
25. Nimlás. ibúi, XII, p. 142.
aspecto de la creacibn: cdico -afirma Duns Scotu-, qud ben distanciarçe de 61. Esto ocurre en e1 seno de una sociedad
contingentia non est tantum privatio vel defectus entitatis (si- estructurada sobre 10s valores aristocráticos a traves de la dife-
cut est deformitas in actu do qui est peccatum), immo contin- rencia rebeldeddevoto, a iravés de Ia toma de conçciencia de1
gentia est m d u s positivus entis (sicut necessitas esl alius m e emplazamiento, a tra& de la demonizacibn de1 djablo con
dus), et esse po~itivumm.~6 todas sus variantes populam -resumiendo, mediante un ob-
Conviene recordar que e1 concepto de observar sobrepasa a servar de 10s observadores de Dios.
10s de vivencia y de acción. La observacibn a través de Dios Fero cuando se Ileva a cabo una diferencia respecto a1 dia-
supone hacer y conmer e1 mundo a1 misrno tiempo. Por e110 blo en tanto extravagante observador de Dios, y se confo-
cohabitan en Dias la uoluntad y la mzón separadas en e1 hom- con la docta ignorantia, la ambici6n de la observaci6n de1 ob-
bre." La competencia universal de Dios no tolera su separa- servar de Dios conduce a Ia teologla a preguntas wmplejaç e
ci6n (que só10 e. posible a1 amparo de la ignorancia). Dios, inc6mdas -si Dios puede observar sin diferenciaq30y si así
despuh de todo, no tiene e1 problema de un control racional es: si no todo su obsemar deviene autmbservaci6n. si Dios
de sus pasiones. Lo que hace es nzonable m f i s d a de 10 puede tener un concepto de si mismo (pmblema que soluciona
que 10s hombres pueden comprender. por la trinitización); si Ia mación no es autwreación, e1 peca-
Los probIemas y limites para 10s hombres resultan de la do propio, e1 estado de pecado una chanza consigo rnismo y L
obsemción de Dios. La filosofia antigua habla pensado en £i- muerte en la cruz la consecuencia; o por e1 contrario: si no
Ibsofos que se exlgieron un observar bajo la luz mAs preclara.= tiene lugar una limitación de la omnipotencia y omniscencia
Se rnantuvo y se mantiene todavia hoy para este cometido de que capacita a Dios para diferenciar automferencia y referen-
observar e1 observar de Dios a 10s teólogos. Estm compartia cia externa, pero con e1 coste de una profunda y nada saluda-
tal quehacer con e1 diablo Satán (o Iblis) -e1 arcángel que por ble escisibn que le atraviesa.
amor a1 d o s de la tentación no puede resistir observar a Dios, Sin embargo, no se p l a n t m n tales preguntas. Ya que e1
por eso debe irazar un limite entre é1 y Dios, por lo mismo 10 hombre se sabe observado por Dios, esta en su mano obçenmr
rebasa y sucumbe a Ia tentación de cara a conocerle mejor, y por su parte al observador y observarle como Nicolh de Cuça
en vez de1 bien s b b puede realizar para si mismo e1 recomienda: atentisimamenie.3' Pero a1 mismo tiempo, le es
Ante e1 mismo cometido de observar e1 observar de D i a 10s concedido esto bajo la temnal condici6n de la conh-uctiototal-
teólogos se acercan peligrosamente a1 diablo -y por ello de- mente imposíble. En 10 tocante a Dios, e1 hombre puede s e
brepasar su saber só10 en direcci6n a la oscuridad. É1 pude
saber que s61o sabe porque sabe que nada sabe.32Es decir, é1
26. Ordiiintio I. dist 39, q. 1-5. -Ad argumenta pm tertia opinione*, citado seglin sblo puede ver la paradoja, que se experimenta como e1 con-
O p m Oniitin, tomo VI. Civitas V a t i c m , 1963, p. 444. Estas wr&raciones reficien a
Ia causa piima con e1 Kpurnento de que la contingencia no se reduce, como una
tento más sublime si se asume que est5 m6s a115 de su capaci-
dehrmnción, a una causa segunda. La contingencia se rlebc wr como correlato di- dad de comprensión.
recio de1 wnmirnicnto de Dios. --

27. -[..I oportet in Deo esse volutatem, cum sit in eo intellectus. Et sicut suuin
intelligere est suum a, ita suum vcile., afinna santo Tomás de Aquino, Suninia 30. Tambih, a ia inveiza, todo d i f m c i a r esta vinculado naturalmente a Ia auto-
I q. 19 a. 1. Se pude p-tar para que se mantiene eçta diferencia. rreferencia -ando menos m Ia pmatfimica actual: .[ ...) s e l f - r e f c m and h
28. Plath, kphistes 254 A-E, alude ai tema de Ia observacibn de segundo oden
cuando rlicc que 10s fil6sofos son diffciles de observar. ya que a1 lugar de obsena-
idea oF distinction are inseparable (tiencc conceptudy idetitid)., afuma m-
rnunn, art. cit.. 1987, p. 53.
"h k g e una iluminaci6n preclara (.dia t6 h p h a0 tês chbm oiidam6s eupeth 31. Ofl. d . , I V , p. 106.
ophtênai-). 32. aEt hoc scio solum, wia scio me nesciir., loc. cit., XIIL p. 146. Cito ia ver-
29. Menos dezidm 10s a m e s de Mark Twain, quc se resigna a agitar sus si611latina para evitar e m i r e s en la tnduccibn. En 13 bduccidn demana,- te,
cabem 4 debe =&r que no es cosa nuestn. Ver Mark Twain, Lettms fmn~rha
Ennh (1938), se utiliza la edicibn de Numa York. 1962.
. - , .
--e dicc mr eiern~lo:
G $6 m e se quc no d*(d subnyado es mlo. NL.).-'i lo
drstacable y lo paralelo a1 constmctivismo se encuenka ; ie1 porqud (quin).
La teología tiene prepamda para 10s hombres (y para su sar a Dios sin contradicciones. Y entonces: jnü m a r n o s tam-
desahogo) una segunda soluci6n. Dios ha dispuesto e1 mundo bikn optar por la otra parte de esa forma?
de tal modo que todo b contingente estfi mezclado con algo En todo caso puede invertirse e1 orden en este punto. No se
. ~ ~ limita e1 ptencial de asombro ante la crea-
n e c e ~ a r i o&to trata de revitalizar viejas preguntas de1 siglo xVn agrupadas
ci6n y a ello corresponde un orden instituido y colmado de bajo e1 concepto de teodicea, preguntas que se cuestiow por
sentido. Algiíri milagre ocasional quebranta esta regla -pem qué Dios admite e1 mal y mncede, a tal efecto, las correspon-
s61o para recordar a1 hombre que Dios hubiera podido dispe dentes libertades.35 Se trata de h cuestibn de1 mal absoluto
ner el mundo de rnanera bien diversa. (de1 mal y de las wndiciones favorecedoras de1 mal) y con eso
Se constata c6m0 la teología esquiva sus propios proble- finalmente, la cuestión de si y cómo se p u d e diferenciar, si e1
mas cuando confia a1 poder de Dios, si así se puede decir, d mundo está dispuesto hacia e1 bien o hacia e1 mal; la siguiente
devenir de la humanidad. E1 tipo de observaci6n de Dios se pregunta seria: &mo se llega a esa condici6n.
interpreta, en la tradición que se ha mantenido firme hasta En 10s sigloç M y m, w n ayu& de1 mncepto de naturaleza
nuestros dias, coma amor. ~Videreium est amare.n3%í no se se comienza a combatir la gran inflaencia procedente de las
solucionan 10s aludidos problemas lbgicos que anid,m en e1 controversias teolbgi~as.~~ La n a d e z a parece pasuadir a las
concepto de Dios, problemas que competen a la especulaci6n ciencias de1 progreso, tambikn a1 derecho natural.37La certi-
teológica. No tenemos que praocuparnos de elos, rnAs bien dumbre de la nakuraleza en tanto portadora de sentido no ne-
podemos dejar esta tentación a Ia teología, que sale airosa w n cesita de u m observacibn de segundo orden. Esto 40 coasiste,
e1 rnisterio de la trinidad. En e1 contexio de 10s estudios sacie visto retrospectivamente, en una solución proviçional que da
l6gicos sobre la génesis y significado de Ia semãnlica de la lugar a 10s sistemas funcionales en virhid de 10s cuales se cons-
contingencia propia de Ia sociedad moderna puede bastar tituyen diferentes formas de o b s e m i b n de segundo orden.
como punto de partida e1 que, con e1 concepto de Dios, se Por suerte o por desgracia la evolución de la sociedad no
introduce una observaci6n de segundo orden que se aborda depende de las respuestas a las ciiesliones teológico-mordes y
como e1 principio universal de consmcci6n de1 mundo. Por de derecho natural. Sigue sus propios demoteros. Realiza um
eso 10s atributos de Dios asumen la funci6n de proporcionar diferenciación funcional de Ias diferentes formas sistémicas
un mundo de1 observar de segundo orden a pesar de suminis- de1 observar de segundo orden. Por tanto, parece retrospecti-
trar a la contingencia estabilidad y certidumbre en la expecta- vamente como si la sociedad a través de1 concepto de Dios se
tiva. Tdavía Descartes se mantiene en el mundo de la certeza hubiera ejercitado con e1 imprevisto efecto colateral p r i pre-
total, ya que e1 @to ergo sum se puede confirmar en las
ideas verdaderas y no-verdaderas. Djos ha querido e1 bien para
nosotros; nosotros 10 sabemos porque la idea de Dios excluye 35. V h e la soluci6n que Anselrno Canirrbuiy da a atn pregunta, De uirira
cualquier otro pensarniento. Pero si nuestra idea de Dioç, diabdi, citado según w n Oriiiria. %3caulRornalEdimburgo. 1938 ss., Nachdnidc
SNttgan I Bad Cannstatt, 1968. tomo 1, pp. 233-272. No se contcstn por quk no se
nuestro concepto, es nuestra conciencia, Lno cs también la acepm tal pregunta; y esta finalmente porque e1 ángel que daviene demania intenta
construcción global de la observación de segundo orden una observar a Dios pan nsemejame a 61 y no Alo como 10s tEó10g0~pi&ben: pra
constnicci6n nuestra? Tcdavia no podemos observar e1 hecho o k l c e r a Dios. Pero s610 una sociedad aristw16tic;rpuede condenar y sanciomr un
id intento de parecerse a Dios. Pdriunos pregiintar: jpor qué no?
de que debemos pensar de esa forma cuando intentamos pen- 36. Ver Benjamin N e l m , Dm U n p m ~ i gd n Modente: Ve~laichmideSfudkii zuni
Ziviliraih ynolpss, Fmddürt, 1977.
37. Se Ice en Giambattisia Vim que el dcredio n a t d y el demim de 10s pue-
blw se han h a d o a s e m alcum tinessione e se~izaprendei esemplo dd'd-
33. *r...]
nihil enim est adeo contingens. quin in se aliqiiid necessarium habct*, t n . (d.h.: deiie mzioni), h s c i p r i a ituovu, lib. 1. 11, CV. cit. se@ Ia edición de
dice -to Tornas en nimlogUle I q. 86 a. 3. M i b . 1982, p. 225. Pero esto mismo es una obçervaci6n de segundo orden interrsa-
34. Nicolb de Cusa, op. cir., W ,p. 104. da cn la historia ai rapecto de una obsemcibn de primer onlen.
parar desde e1 punto de vista semántico la e n h d a en e1 mun- tenido socialmente A este esquema le subyace un mo-
do moderno. Se trata, se m a decir, de desarroilos anticipa-
delo te6rico de acci6n. Cabe decir ante todo: e1 hecho de que la
dos, de preadnptative a d v a n c e ~+orno
~~ si en e1 interior de la
accibn nacesita siempre motivos (atribucioneç de intencidn, jus-
sociedad tmdicional con ayuda de Ia religión, es decir, en e1 tificaciones, accounts) debe entenderse como ccadecuación a un
interior de un mundo protegido por 10s dioses, se hubiera pro- sentidos. La tesis que defiende que este sentido no bebe de un
ducido posteriormente un proceso de adaptacidn a Ias contin- sustrato c d d y que 10s motivos aparecen s61o si estos se
gencias necaitadas. A su vez, la paraielidad entre ver y hacer, justifican o en todo caso se exponen, no se acepta por ia tm
repra-entar y p d u c i r , invstigación y desarrollo tecnolbgico, Por a o tatnbikn la contingencia (e1 d66cit de justifica-
pudo ser preconcebida hasta tal límite que en la sociedad m e ci6n) de los fines es previsto como postulado teórico. Sin moti-
derna e1 pnricipio fundamental no es otro que e1 de la realiza- vos no hay fines. Ei que la tradici6n aristotélica en su conjunto
ción exitosa. Tras eso se constató que la universali& de b Iiaya mantenido algo bien distinto,no es valorado por la teoria
contingencia se encuentra con Ia especificacidn de de la accibn -corno e1 mísmo Weber pensaba.42La teoría de Ia
lcls sistemas bcionaies y con Ias diferentes formas particula- acción tiene que postular parti sus conocidas estructuras de
res de Ia observaci6n de segundo orden, 10 cual también vale In economia capitalista en eI plano de la acción su wrrespon-
para e1 sistema funcional de Ia religibn. diente esquema motivaciona], es decjr, pasar de1 macroanáhsis
Resurniendo, se alcanza una descripU6n unitaaria de1 mundo al rnicroanálisis. Pero ise podria también explicar - e n Ia direc-
en virtud de un eihmio dominio de la imonsistencin. La divesi- ci6n contraria- por efecto de la acci6n 1% condiciones micro
tas time lugar en la wnciencia de Dios y es precisamente un de 10s desarrollos rnacro -por ejemplo, la aparición de inver-
distintivo de perfeccibn. Y Ia imprenta, en primer hgar, drama- siones productim~en mercados ventajosos o e1 desarrollo de
tiza la experiencia a1 respecto de1 alcance de estas inconsisten- técnicas económicas capitalislas (doble contabfidad, instru-
cias en la doctrina miçma de Dios, y posteriormente también mentos de hanciaci6n, bancos de depiisito, e t ~ . ) ? ~ ~
reactúa en e1 plana de la observación de segundo orden.
40. Sobre e1 terna veasc, bajo una aincepción distinta de Ia dc Webei; Benjamin
Nelson. fie I& of Usuty: Froni Tribal Bmfherhood to Universal Othskood. Chicago,
1949. Enire ianto existen p a z las cumtiom 6tica.s iesis cn consonancia con ias de
Wcber que. sin embaigo, reparan menos en Ia ~ i i g i ó np i e en Ia tradición etico-polj-
tica. hurnantsticocivil.Véase John GA. Pocock. fie ~ h i n w I l i n t iMonieiii: F h e i i i i -
Corresponde a Max Weber e1 intento de explicar e1 iránsito iie Political Thoah! aitd fhe Athiitic Ilepublicaii Tmditioir, Princeton. UT, 1975; kh.an
hacia la modernidad en clave religiosa a travb de una determi- TIont y Michael IgnaticK (eds.), I V d h and Virrue: the Shpiiig of Political Ecotiow1Y
iii the Scotrish Eidighteirninir. Cambridgc (Inglatena),1983.
nada formación teológica. La específica afinidad de la onenta- 41. Véase C. Wiight Mills, açihwted Actions and Vwabularies o€ Moliven, Anien'-
cibn de Ia economia capitalista con la teología puritana (Weber cai! Swiolo~icolRmhr, 5 (1940), pp. 904-913, y en concreto la peculiai-cibta socioi&
dice sintomáticamente uéticaii) se constalri en la justificacibn y gica de Kenncth Burke. especialmente A p n l n i a r of Mofiiw (1945) y A Rhctoric 0f
Moriws (1950).adici6n cumpleta en Ueveland, 1962.
exposicibn de 10s motivos que de otra forma se hubienn man- 42. I3 tisitaajo es, en c1 wx> de Weber, dc mayoi riqueza que Ia temia desarrolh-
da respscio d trabajo dc deljnicih. En Ia teoria son idmvalmdw anie todo 10s
problemas de Ia cnmplejidad, y W e k tuwi que prever en algunos eswitos, como se
p e d e dducic. muchas claiísulas salvadoras y, especialmente, de1 métado tipic*
38. C€. con ia discusi6n h t m de Ia rwirla de ia ev~lucibn,Marie Engels, Er-
idd.
keirritiiis airi Aiifmssuiig? Eii re Studie wr rvoliirioiidre Erkefiiitiristkorie, Frankfurt,
43. Sobre esta cuestibn compai- Jarnes S. Colcrnan. =Micmfoundationsand
1989, pp. 187 ss. h nuevos avances se basan en un cambio h función, avances que
Macrosocial Behaviorm, en Jc* C. Alexandci- et d.(c&.), The Mimdhkm Liik,
se mnstituyen m un mntexto especifico (e1 de la mligibn considenda teol~&icamen-
Berkeley. 1987, pp. 153-173. Weber oculta este problema CM Ia ~Eerenciaa 10s hhbi-
te) para tarnbien mostram aptos en a t m relaciones.
tos de interpretación que çe manti- en 10 .típico-. Pero csto d u c c a o W ~
39. Aqui uüiizamos 10s patteni variabh de TaIcott Parsonç, aPattein Vakble
ReMsitecI=,Anrm'caii W o g i c d Haieiv, 25 (1960). pp. 467483. formulación de h cuntión segtin Ias condicioneç estmcturaleç dc ta soúedad y Se@
10s eFecios socialeç dc semejantes demcntw típicos.
Las consideraciones presentadas en e1 pasaje anterior pa. funcionales de la sociedad. La misma dikrenciación dinámica
san de las premisas te6ricas de la accibn a Ias de 10s s i s t q ~perativade1 sistema global tiene lugar a través de la comuni-
a causa de estas insuficiencias en e1 aparato teórico. La opera- cación. Vaie decir: la swiedad puede realizar observaciones
ción sefiaia Ia observaci6n (con la que se pueden pensar 1% únicamente bajo Ia forma de comunicaci6n, esto es, no en la
accianes) mediante la pujanza irresistible de1 sistema constim- forma de operaciones dadas en e1 interior de la conciencia y,
tivo (en vez de: subjetivamente cimentado). Dicho de o h ante todo, no en la forma de percepciones. Si ahora no só10 la
modo: tiene Iugar só10 en unas redes renirçivas, recurre a1 percepción de la percepción de otro o la atención consciente
tiempo y, con é], a Ia diferencia con e1 entorno. ~Observaci6nis dirigida a1 (pretendido) pensamiento de oim, sino también la
y ((sistema% son conceptos que se condicionan mutuamente. comunicacibn se adapta a1 modo de observaci6n de segundo
Por eso la uobservaci6nn, entendida como operaciún, significa orden, esto nos conduce a m incremento inrnenso de la com-
que semejantes sistemas consisten só10 en suceços producidos plejidad social disponible. En este sentido, la obsenmci6n de
autopoi&ticamente,es decir, sblo p e r d m n en la existencia si y segundo orden con su sernjntica, m n suç propiedades de con-
mientras pueden ser producidos acontecimientos de enlace. Y tingencja es, metodológicamente tematizada, una mríable que
e1 término ((sisteman dice que a causa de esta autolimitacibn interviene y que explica que la sociedad puede convertirse en
es alcanzable la elevada complejidad estructural. una forma de diferenciación orientada funcionalmente.
Un análisis con estos conceptos otorga a la descripci6n we-
beriana de Ias consecuencias de la <céticaprotestanten un nue-
vo perfil. Se trata de constatar que en e1 siglo xvr y xvn no
s61o aparecen nuevas formas adecuadas a la tendencia de jus-
tificaci6n de motivos, sino um nueva demanda, carga y laten- La elaboración de esb propuesta de investigaci6n exigiria
. ~ acci6n en e1 caso normai se dirige hacia
cia de r n o t i v ~ sLa extensos trabajos -tebr-co-fomdes y empfricos pan. cada sis-
10s fundamentos motivacionales, Io cual significa que es tema- tema funcional en particular. Tai empresa no puede llevarse a
tizada en e1 contexto de observación de segirndo orden. Esto, cabo en e1 contexto de un estudio reducido, en e1 marco de un
siendo importante, tan só10 es un momento de un intento de único volumen. Nos contentamos con breves exposicjones, que
m k alcance, en e1 que Ia s d e d a d en su conjimto se dispone esbozan Ias direcciones de la investigación y que son formula-
de manera bien diferente adaptándose a Ia observaci6n de se- das de tal modo que se hace comprensible Ia situacibn histbn-
gundo orden. l e1 sido XW.
ca de Ia mutación de1 orden s ~ i aen
E1 observar de segundo orden es e1 fundamento operativo en
la diferenciaci6n dinámica y estructurd de eçpecificos sistemas
1. El sistema científico se acomoda a la observacibn de
segundo orden mediante Ia eliminacibn de toda clase de aiite
ridad que proclama verdades irrebatibles, autoridad que es
41. De 10s muchos Arnbitos en 10s que esto s(: evidencia. nombremos, por. ejem-
plo, e1 tránsito de Ias o b m dc teatro medievales i~presentadasen espaciw abicitos a sustituida por medio de las publicaciones. Estas, en t a n b fun-
las iepmsentaciones de1 s i d o X V i Ilevadas a cabo ya sobre Ia tarima de un teatin; damento de1 conocimiento, se elaboran de m d o que la adqui-
tarnbikn, por cjcmplo. Ia dixrcpancia que aparcce en 10s textos de novelas entre sici6n de1 conocimiento pretendido p e d e ser observado, esto
pmp6sito y motivo (ejemplo: Don Quijote). Pericnccen a este contcxto tambih la
diferencia entre uirtud r ~ r d d e my Msa y Ia prohibición de buxar, en tanto mototo, es, puede observarse cómo ha observado. En la doctrina de la
notoriedad de acci6n virtuasa. La. sensatn en el qiehacer se debe m o s m , por 10 ciencia clfisica toda adquisicidn en el conocimiento dependía
obmvado hasta ahora. en una conducta inxcnte, naiurnl, espont5nea. auténtica,
sincera. es decir, inscrita en e1 plano de Ia obscn.ación de primcr orden. Pero esto se
de Ias expectativas puestas en Ia disciplina metódica y en la
formula teniendo en cuenta que Ia nbsetva06n de prirnet. orden se encuentra bajo ln neutralizaci6n de las interferencias subjetivas. Los estudíos
influencia de Ia observación dc segundo orden. más recientes muesiran, sin embargo, que la preparación de
puMicaciones se corresponde con un significado independien- bién se ajusta desde e1 siglo a la observacidn de segunda
te, selectivo y adaptado a un cierto estilo. Lã producci6n y orden con ayuda -de una orientaci6n continuamente regulada
explicaci6n de1 incremento de wnocimiento se desmorona, y por ia opinión pública. &to en ningiin caso supone que la
rnientras e1 investigador en la reaiízaciõn de1 estudio permane- opinión pública sea e1 verdadero poder en 10s estados, como se
ce en la condici6n de observador de primer orden, es decir, ve creía en 10s últimos decenim dd siglo m,sino que actúa
inmediatamente 10 que se le muestra, ese mismo investigador como un espejo en e1 que e1 político pude ver &mo é1 y otms
debe mostrar, en ei media de Ia publicación, que é1 observa 10 son enjuiciados respecto a adeterminados asunt~so;~' y las
que oms observan; tarnbign que é1 dispone su descripción con elecciones polfticas, nunca un instrumento de dorninio, confie-
un esmero [ai que poçibilite que otros puedan observar con
ren firmeza a esa orientaci6n. Por eso ia cumposicibn de la
toda nitidez como y 10 que é i ha ~bservado."~ cúspide de Ia jerarquia estatd se establece de rnanem wntin-
2. Mucho m6s tarde, desde e1 inicio de1 siglo XIX, se adap
gente, si bien todo depende de su poder; ya que s61o así se
ta e1 sistema de1 arte a la obsemci6n de segurado orden. I a puede garantizar la orientación por la opini6n y ia observaci6n
idea de una reproducción (imiiutio) de algo, 10 que se encuen- permanente y recípma de gobiemo y oposjcibn ante 10s ojos
tra luem de1 sistema de1 arte, se abandona y se sustituye por la de1 piliblico.
acentuación de formas (diferencias) realizadas en Ia rnisma 4. E1 sistema de la economia se orienta bajo la observa-
obra de arte, formas que coordinari la obsemción productora, ción de segundo orden, rnienh-as se constata y se registm en
es decir, estimativa. Las comparaciones exteriores se sustitu- 10s precios de1 mercado si pueden o no realizarse transaccie
yen por la comprensión de diferencias internas (oposiciones, nes a través de 10s precios fijados, o si 10s que compiten o h -
contrastes, etc.). EI marco de 10 tratable por e1 arte se expande cen otros distintos y qué tendencias se aprecian en los cam- '
y se circunscribe Unicamente al parfimetro específico de un bios de precio.4 Por eso no pude ~calculariila formaci6n de
irabajo artlstico. La autonomfa de1 arte consiste en que ella se precios, ya que toda medida externa contrarrestaría la obser-
limita a s í misma. El ultimo cnterio dice: e1 observar induce a vaci6n de1 observar de1 otro o la d e ~ v i d ahacia rodeos efecti-
observar. E1 sistema emplea en la poesia palabras, en e1 arte vos; ni se p u d e disponer e1 precio en e1 mercado según un
plástico materiales, en h danza e1 cuerpo y también encuen- conjunto de datos o prop6sitos de la política econ6mica, ya
tran e incorporan referencias externas, en cuaIquier caso, e1
que esto dificultaría o bloquearía la hnci6n de observar obser-
sistema de1 arte se disciplina mediante e1 uso interno, que se vaciones. Tambikn aqui es reconocible la relación de observa-
efectiia en la posibílitación de observaci6n de formas, es decir, ción de segundo orden, la contingencia de 10s precios, la clau-
que esta al servício de la observación de segundo orden4b sura de1 sistema frente a1 entorno y Ia autonomia en e1 sentido
3. En e1 empleo linguistico de la teoria política se encuen- de autolimitacibn.
tmn 1% manidz expresiones referidas a la autoridad (Demo- 5. En e1 sistema juridico se encuenm e1 decisivo proceso
cracia, Soberariia, Tenitorididad y demás). Este sistema tam- de desando hacia la total positivizaci6n de1 derecho, hacia la
sustituci6n de la direrencia derecho natural I derecho positivo
por la de derecho constitucional 1 derecho n o d que se ini-
45. Litmatura correçpondiente a este tema: Kaiin Knm-Cetina. Die Fabdmbit cia en e1 siglo XW. Esto provoca que sea observado con la
vmi Etkeiriitiiis: Zur Aiithrnphbie der Narunvisseiixht$t, Frankfurt. 1984; Rudolf
Stichweh, ~ D i eAutopoiesis der Wissenschaft-, ai Dirk k k e r et d.(eds.), 7hori.e
ais Passioii. Fradchrt. 1987, pp. 44748 1 ; C h l e s Bazaman. Shapiirg I4ri!rmt fituiv-
kdge: The Geiite aad Activdy ofthe ~EmwreirtaiAnick. Madkon, Wi. 1988.
47. Niklas tuhmann. nGesellxihaftliche Komplexjtat und trffentliche Meinung-,
46. i3 digno de destacai- que Ia música es lina excrpcibn. EUa cmplea lonos quc
s61o existen en Ia música y eu ningún ohu lugar. Esto parece JeMr a Ia referencia
en su ~oziolo&dte Auptlanitig. tomo 5, Opladen, 1990, pp. 17@182.
48. Ver Dirk ~ n e c k e r .I i r f o r n i a h t uiid ~isikoiti der ~arknvinschsfr,F r a n W ,
exterior dada en la vivencia de1 tiempo.
19118.
mirada puesta en la cuestión de c6mo se ha decidido o habrã y X W . ~ ' Mientras anteriomente e1 nino era visto como fenó-
de decidirse. Lnterpretaci6n y pronostico son formas de prs meno natural de1 gknero humano,como todavia un ser huma-
ducción de textos que proceden de textos y con ello f o h a s de no por desarrollar, y la educación acompaíiaba, completaba e
observacibn de segundo orden. Esto no es dnbnimo de arbi- impedia posibles procesos de cormpci6n. ahora es observado
trariedad, como indica e1 reproche de decisionismo, sino de e1 observar de1 nulo p m poder inferir una conclusión a1 res-
autolirnitacibn. Ya que 10 arbitrario no se podría interpretar, pecto de la educacibn infantil. Esto es realizable por la edu-
es decir, pronosticar. cación familiar. Lri educacibn sujeta a 10s criterios escolares
6. Los sistemas más llamativos y percibidos directamente se va a ver impotente frente a Ias nuevas expectativas que se
con la observación de segundo orden corresponden a la fami- la presentan; pero en e1 aspecto rnetdico (didáctico) exige
lia Esia, para su constiiución a travhs de la comu- que se tenga que partir de Ias posibilidades de comprensibn
nicaci6n que emplea e1 medio amor, conduce (to que siempre del nulo.
es tomado por realizaciones pslquicas) a que cada participante
debe considemr c6mo es obsewado por o l r ~ s La . ~ ~indiferen- Con todas las diferencias manifiestas que resultan de las
cia a este respecto es un sinloma imprevisible desencadenado distintas funciones y codificaciones de este sistema, salen a la
por la falta de amor, mientras que este se abandona a1 círculo luz, las concomitancias latentes, las ccestructuras profundas»
de la doble contingencia, y se «extrana» de manera inevitable, de la sociedad moderna. Es sabido que 10s recursos teóricos
es decir, se articula en símbolos de despliegue de este círculo, pueden favorecer la equiparabilidad de 10 diferente. En último
en la exclusión de 10s aspectos más delicados o en la comuni- término, aqui se trata de exponer 10 que sea la sociedad mo-
cación portadora de paradojas. Para Ia obsemacibn de segun- derna. Esta no se realiza sobre la preminencia de un único
do orden e1 consenso en ningún caso est6 prescrito (~610es ãmbito parcial -de la noble7a o de la ciudad. La acuiíación
tentativa de acceso a1 consenso) y funge como ensayo. Más por obra de la relacibn social se muestm m6s nitidamente en
bien se muestra amor en proporcidn a la capacidad de hacer Ias consecuencias no arbitrarias de la autonornía de 10s siste-
valer a1 oiro en tanto otro y observarse a uno mismo y Ia dis- mas funcionales. Ellos se muestran como semejantes en Ia di-
ponibilidad de adaptar Ia propia observación y, sobre todo, la ferencialidad (y en este sentido especifico en tanto moderno),
propia acción a la alteridad observada de las observaciones de1 ya que han llevado a cabo una cohesión operativa y una aut*
otro. En todo caso la familia encuentra sus limites sistémicos nomia autopoiética. Esto no se ha realizado de cualqujer
en Ia inclusi6n de personas en estos modos de segundo orden, modo, sino en Ia forma de disposiciones que preven una ob-
por ello existe hicamente un elevado número de familias, servación de segundo orden como operaci6n n o d que sus-
pero no im sistema colectivo de f a d i a s sociales. tenta e1 sistema. Esto no explica e1 residtado de que esta socie-
7. E1 sistema de educación se orienta por Ia invención se- dad se embarque en Ia aventura de la contingencia como nin-
mántica de1 nino. Se sigue discutiendo qué grado de responsn- guna 10 hizo antes.
bilidad r-espectoa esta invención les perlenece a 10s siglos XVII Sus sistemas funcionales no necesitan para sus operaciones
apoyos religiosos de ninglin tipo. Las coincidencias con la reli-
gión, como las coincidencias de ataques ttnicos y religiosos en
49. Ver Niklas Luhmann. .SoziaIsystem Familie., cn su Soziolo~isc~~c Aiifkldntiigr,
una formación estatal dada, pueden tenene como casualidad
fomo 5, op. cit.. pp. 19&217. Comparar tambien Ia siguiente coniribución, 13 suerie y
Ia ndversidad de Ia comunicaci4n en Ins farnilia: sobre Ias géncsis de pntologla~. o como especificídad regional. La autonomía de 10s sistemas
50. La observación psíquica de observacioneç a tmv& de Ia cnniuniwci611,que
tm rez de ser o b m a d a es malograda, cs una experiencia rnuy común, pcin ambiim
un tema liteiatio abordado hacin 1800. Ver e1 Siehtkas (dedicado pan 10s cbnyiiges) 51. Ver Philippc Ariès. Lhifair! et In vie fanrilidc so~tsI'aiicieii dginie, Paiís, 1960,
o Los aiios dr lu rdad de/ l ~ v (para
o 10s ticimanos mellizos). y G c o r g s Snydcrs, La p!dagogie cii Fmiice ardx ATlIe et XVfIIe si8clcs, París, 1965.
funcionales respecto a la religión se verifica ya a finales del La religión en nada modifica el estado de cosas. No deter-
siglo XVI y a principios del XVII -c-en las relaciones de la refor- mina qué medidas son políticamente oportunas o justas y con-
ma en la Iglesia, en la consolidación del Estado territorial, en tribuyen al bienestar de la familia o qué teorías pueden em-
las reformas de la justicia y en la imposición de una semántica plearse en el ámbito militar e industrial o cuáles de .ellas son
aristocrática específica. Los fenómenos de transición de esta apropiadas para hacer atractiva la enseñanza educauva. Todo
clase no son duraderos y las particularidades regionales son esto debe permanecer momentáneamente confiado a las coin-
propias de un mundo social y nunca universalizables. cidencias resultantes. En caso contrario, de poner coto a la
Los sistemas funcionales trabajan de manera secularizada; autonornfa autopoiética y a la dinámica propia de los siste-
este es el concepto con el que se describe su autonomía por el mas, se perdería la capacidad de rendimiento de esto~ ~'. en
sistema religioso. Teniendo en cuenta el significado histórico de último término, se corromperían. Necesidades e írnposibilída-
la religión cristiana, para la universalización de la semántica de des no son hoy las instancias básicas configuradoras del orden
la contingencia, la «secularización» es a la vez una determina- del mundo. Tan sólo son modalidades que se han de aceptar
ción histórica (específicamente moderna), un «concepto propio por razones temporales.
de las ideas políticas». Por ello los sistemas funcionales han por ello la religión también adopta este modelo, sus estruc-
edificado formas propias de observación de segundo orden, es turas profundas, su función no integrable, con la cual no se ve
decir, diferentes experiencias de contingencia. De modo y ma- determinada por otros sistemas, si bien la irritan ocasion~­
nera que la sociedad garantiza al individuo que, aunque él mente. Desde el punto de vista religioso sólo se puede comuru-
quiera vivir sin religión, su vida es igualmente valiosa. car convencimiento, es decir, acompañar a la forma de la obs-
Las semánticas de la contingencia de los sistemas funcio- tinación individual. Ningún otro sistema funcional de la socie-
nales se enlazan con un futuro en permanente apertura. No dad puede mediar el convencimiento y hacer comunicable qu.e
excluyen que todo lo que en un momento determinado es cuanto se hace sea finalmente bueno -puede tratarse de acu-
aceptado también pudiera ser modificado por comunicación. vidades terroristas o de la gestión de un hotel, de la construc-
Su propia autopoiesis exige un alud de operaciones sin certi- ción de nuevas armas, o nuevas teorías o de la retórica de
dumbre final -sólo sobre el fundamento de lo que en ese mo- programas políticos, o de la pennanente y desesperanzada
mento parece obvio en tanto que hecho admitido, al igual que búsqueda de un estilo propio en el arte.
las cotizaciones en bolsa, la insensibilidad de los cónyuges o el También forma parte del contexto de la sociedad moderna
éxito espectacular de las acrobacias intelectuales. Mientras hay el no dejarse confundir por la contingencia con la que el pro-
quien recurre a la teoría de Durkheim sobre la integración so- pio quehacer está sellado, el no dejarse confundir por el hecho
cial mediante la religión de cara a una hipotética aplicación en de que el propio observar es observado.
nuestra sociedad, conviene destacar que para la compenetra-
ción social de los sistemas funcionales, para su limitación recí-
proca, no existen formas sociales necesarias. La sociología, por
ello mismo, entiende su diagnóstico presente como temporal-
mente condicionado, como ávido de discontinuidades, que tie-
nen lugar o que se requieren.S

52. Vcr Klaus Lichtblau, .Soziologic und Zcildiagnosc. o .Die Modcme im


Selbstbezug., en Stefan MüUer-Dwhm (oo.), JeIlSáls der Ulopie: Thwriekritik der Ge-
gemwrt, Frankfw.1, 1991, pp. 15-47.

196 197
C A P ~ U L 6O

TEORÍA DE LA SOCIEDAD DEL HESGO1

Quien concibe la mdernizaci6n como un pmeso aut6nw


mo de innovaci6n de& tener en cuenta su deterioro cuyo re-
verso es e1 surgmuento de la sociedad de1 riesgo. Este concep
10 designa una fase de desarrollo de la smiedad moderna -enla
que a través de Ia din6mica de cambio Ia producción de ries-
gos políticos, ecol6gicos e individuales escapa, cada vez en
mayor proporción, a las institnciones de control y protección
de Ia mentada socidad industrial.
A este respecto, es pertinente diíerenciar dos fases: IJLU+-~-
mera, en la que las consecuencias y autoamenazas se producen
si$edticamente, sin embargo, no son pí~blicamentetematiza-
das y se convierten en e1 núcleo de1 conflicto político; aqui dc-
mina la autwomprensi6n de la sociedad industrial, que crlegiti-
ma), y potencia al mismo tiempo Ia pducción de peligros de-
pendientes de la decisibn y que son entendidos como restos de
riesgo (W sociedad portadora de restos de riesgo»).A esto corres-
ponde la aceptaci6n de ia dorninabdidad total, ya que s610 bajo
este presupuesto son tolerables 10s restos de risgo.

1. ExiraIdo de U. Badr, Die Efirduiig des Ib/itischeri. Frankfurt, suhrkamp,


1993. pp. 35-56. (hr dd T.)
La bibliograےa currEspondimiea esre caplrulo se halla a1 &ai de1 capitulo 7.

201
Una siluaci6n muy distinta se origina cuando 10s peligros
nidn- a1 IrAnsito reflexivo de Ia sociedad industrial a Ia socie-
de Ia sociedad industrial dominan 10s debates y conflictos pú-
dad de1 riesgo; por umdernizaci6n reflexiva,, se entiende la
blicos, políticos y prjvados. Se constata que Ias instituciones de
autoco&ntaci6n con 10s efectos de Ia çociedad de1 riesgo,
esta sociedad se convierten en focos de producción y legitima-
efectos que no pueden ser mensurados y asimilados por 10s

-
ción de peligros incontrolables sobre Ia base de unas rígidas
padmetros institucionalizados de la sociedad indusbid2 E1
relaciones de propiedad y de poder. La sociedad induçtrial se
hecho de que esta constelación pueda convertke, en un se-
contempla y se critica como sociedad de1 riesgo. Por una par-
gundo estadio, en objeto de reflexi6n (pública, política y cienti-
te, la sociedad decide y actúa según e1 m d e l o de la vieja
fica) no debe ocultar 10s urnecanismos. no reflexivos y reflexi-
ciedad industrial, por otro lado las organizaciones de inte&,
vos de1 bánsito: precisamente a través de la abstraccibn de la
e1 sistema de derecho, Ia política conviven con debates y con-
sociedad de1 riesgo, esta surge y se
flictos, que se derivan de Ia dinbmica de la sociedad industrial.
Con Ia sociedad de1 riesgo 10s conflictos de distribucibn de
10s bienes sociales (ingresos, puestos de trabajo, seguridad so-
cial}, que explicitan la contradicción fundamental de la socie-
Diferenciación de reflexión y reflexividad dad, es decir, la interclasista,son superpuestos por 10s conflic-
de la modernidad tos de distribucibn de 10s adaiíos~,colectivamente pmducidos.
Estos son tematizables en términos de cmtflictos de arribución.
Con 1-mirada puesta en atos dos estadias, se pude presen- ~Chrnopeden distribuirse, evitarse, prevenirse y legitimarse
tar e1 concepto de umcdernimción reff exivan. Esta, entendida 10s rieçgos consubstanciaies a la pduccion de bienes -a Ia
tanto empírica como analiticamente, alude izo tanto a la d e - alta tecnologfa atómica y quimica, a Ia investigación genética,
x7bz (como eI adjetivo reflexivo^ parece sugerir) sino a la ntitc- a la amenaza rnedioambientai, a Iaç opemciones militam de
cun~rontaci6ii:ei t&ito de la época industrial a la de1 riesgo se alto nivel, y a la progresiva depauperización de la humanidad
realiza ,mónima e jmperceptiblernente en el curso de Ia moder- provocada por ia sociedad industrial occidental?
nizaci6n aut6norna conforme a1 modelo de efectos colaterales h- Ciertamente la denominación sociedad de1 riesgo trata de
tentes. Se p u d e de& dirsctamente: Ias con~telacionesde LT so- dar forma conceplual a esta relación de 10 reflexivo y refle-
ciedad de1 riesgo se producen a causa de1 dominio de los su- xi6n. La forma concepiual de sociedad de1 riesgo designa des-
puestos de la swiedad industrial (consenso sobre e1 progreso, Ia de un punto de vista teórico-social y de diagnóstico cultural un
'

abstracción de 10s efectos y peligros ecol6gicos, la optimizaci6n) estadio de Ia modernidad, en e1 que, con e1 desarrollo de Ia
sobre e1 pensamiento y la acción de 10s hombres e instituciones. sociedad induslrial hasta nuestros dias, Ias amenazas pmvoca-
ia sociedad de1 riesgo no es uizn opci6n elegida o rechazada en
Ia lid poiíticsa. Stirge en e1 autodespliegue de 10s procesos de
modernización que son ajenos a Ias consecuencias y p e l í w 2. Beck(1988). pp. 115 y ss.
3. E1 ejemplo más impresionante es e1 detdoro ewl6gico en el antiguo bloque
que a su paso desencadenm. &tos procesos de modernizaci6n de1 EsK, deterim consoliddo w n Ia negación y demonjtación de Ia cuestión ed6-
generan de maneta latente peligms, que cuestionan, denuncian gica. La de que la ternhtica medioambiental es un problema suntuoso, guc d ~ -
y transfoman los fundamentos de la sociedad indirçtnd. v en la situacih de crisii ecodmica, precisamente facilita ia pdmgaciõri Y
perdurabilidadde los daiios y de la vigencia de Ias cuationes eml6gicas. Pensar V
Esta forma de autoconfrontación de las consecuencias de en Eumpa, después de la supemcibn de la antítesís e s t a t e , hay uwncias m b
la mcdernización con sus fundamentos es claramente diferen- aptwnianies -smmicci6n de -teras y de amenazantes krhistrias q ~ h i c a s - .
a*
puro cinismo, ya que as[ se minirnim 10s desperfectw y d e t e r i m ,
ciable de Ia autorreflexión de la cultura moderna en tanto in- tambih se pmducen crm Ia intaificación dcl crecirniento económim. Para la mm-
cremenfo de1 saber y de cientifizaci6n. Catalogamos de reflexi- ' pieja relaEjh de dela situxi6n ck a m a m y su mmcienciaci6n social.
vidad 4iferenciándose y oponiéndose a1 concepto de'refk-- (1988), pp. 75-108; Volker von Prittwitz (1990) habla en este coniexto de Ia sparadga
de catástrofesm, pp. 13-39 también Rqucplo (1 986).
das ocupan un lugar predominante. De esta maneríi, se plan- zacibnm. Ahom bien, la diferencia de tales eçherzos respecto a
tea la autolimitaci6n de este desarro110 y se propone e1 cometi- 10s de G . Simmel, E. Durkheim y M. Webr,que acuÍbmn
do de tematizar 10s estándares alcanzados (en responsabilidad, este concepto a principios de este siglo y 10 examinaron a1
seguridad, wntrol, limitaci611, iimitación de perjuicios y distri- trasluz de distintos estadios hist6ricoç, es la siguiente: hoy 10s
buci6n de 10s ekctoo nocivos) en clave de peligms potenciales. hombres no çon ~liberadosnde Ias permanentm certezas reli-
Estos se verifican, no s610 por la percepcibn a m de ti- y gioso-traçcendentaks en e1 seno de1 mundo de la sociedad in-
por una meditación de más altura tebriw, sino tambien a a- dustrial, sino fuera, en la turbulencias de Ia sociedad mundial
vés de1 diagnbstico ciendfico. Las sociedades modernas se con- de1 riesgo. Los hombres deben entender su vida, desde ahom
h n t a n con 10s fundamentos y límites de su propio modelo a1 en adelante, como estando sometida a 10s mds variados tipos
mismo tiempo que no modifican sus estrucw,no reflexio- de riesgo, 10s males tienen un alcance pet-sonal y globaL4
nan sobre sus efectos y privilegian una politica contimiista
desde e1 punto de vista industrial. Ai mismo tiempo, esta liberacibn se logra -a1 menos en 10s
E1 concepto de sociedad de1 n e g o se plantea en este tr-aba- estados de1 bienestar más d m I l a d o s de Oocident* bajo las
jo con e1 fin de h e r a colaci6n tres ámbitos referenciales de wndiciones de1 etado social, es decir, sobre e1 tmfondo de1
este cambio de sistema y de época: crecimiento econ6mico expansivo, de Ias elevadas exigencias de
movilidad del mercado de imbajo y de la juridizaci6n constante
E1 primero refiere a la relación de la mderna sociedad in- de las relaciones labortiles. Mienlms tanto, al individuo en cuan-
dustrial con 10s recursos de la naturaleza y de Ia cuiiura, sob&- to tal, estas misrnas wndiciones le convierten en portador de
10s cuales se constituye como tal socidad, pero cuyos cimien- derechos bj deberes). Oportunidades, peligm, arnbivdencias
tos se consumen y se disuelven en e1 tmnsyrso de sli desen- b i o g h h , que en e1 pasado se podian d t a r en e1 gmpo fami-
volvirniento triunfante. liar, en la comunidad local, en laç ya deterioradas clws y gni-
E1 segundo dude ri la relacibn de Ia sociedad con 10s p m pos saiales, deben percibirse, interpretam y e l a b o m paulati-
blemas y peligros provocados por su surgimiento, 10s c i d e s namente por el individuo en si mísmo. Estas «libertada de alto
desbordan 10s fundamentos de Ias representaciones sociales riesgos5 tramenden a 10s individuos, en e1 sentido de que, wn
respecto a Ia seguridad, de modo que una vez conscienciados, motivo de la elevada complejidad de Ia sociedad mderna, no
pueden afectar a Ia raiz sobre Ia que se sustenta e1 orden so- pueden encontríir razón de la inevitabdidad de las decisiones, ni
cial de la rnodemidad hasta nuestros dias. Esto no es d i d o considerarse rqmnsables de sus posíbles conseçuencias.
para todos 10s universos simb6licm de la sociedad -econo- tCómo precisar la especificidad de una época, la de la SO-
mia, derecho, ciencia- pero adquiere especial relevancin ciedad de1 riesgo y sus peligms inherentes respecto a la socie-
como problema en e1 Ambito de la acci6n y decisi6n política. dad industrial y e1 orden social burgub?
E1 rercero apunta al deterioro, descomposici6n y desencan-
tamiento de 10s m a p a s de sentido colectivo y de determina-
4. Aqui no s61o se aicuentia la diferencia con lm d i s i s cksicos de Ia indm-
dos p p s (por ejemplo, k en e1 progreso, conciencia de cla- dualizacih, sino iambiCn el punto de enlace mire Ia piirnera y Ia segunda parte de
se) pertenecientes a Ia cultura de la miedad industrial (gru- Ia argumenmcidn de Ia asociedad de1 riesgo., gunto por e1 que se han p w t a d o
pos que con sus formas de vida e ideas sobre h seguridad han numerosos comentaristas. Las decisiones biogtáficar devienen arriespulas, porque no
pueden seguir 10s mdelos predados, o TI m i o decisiones, debm ser iievadas y
respaldado hasta e1 siglo xx Ias democracias occidentales y I a s vividas por im roles tradicionah como riesgos; por o m lado, 10s r i m p d m
sociedades centradas en 10 económico). De ahora en adelante (flmibilizaú~nde conttatm y relaaonw laborab), tknicos (alimentos rndificados
todos 10s esfuerzos de definici6n se concentran en la figura de1 por ingeniaia genetica) y global= (agujero de ozono) son soporradm Y disaima
como aindici6n existencial con todas sus conttadiacionese indisolubilidah.
individuo. A esto refiere e1 concepto de uproceso de individuuli- 5. Becky BeckCemsheirn (1993).
Más aiiá de la seguridad: difererencia de +ma. vez, incurre, bajo todo tipo de acusacibn mial, en la implan-
Entre la saciedad indushial y ia d e d a d de1 riesgo tación de peligros en e1 mundo y en la minimimci6n de su
importancia, peligros que amenazan en grado límite a la vida.
En esta sección se mantiene que la sociedad de1 riesgo se En segundo lugar, la novedad radica en que 10s sistemas
origina allí do& ta. sisienzns de izon?zas sociales fmcmnn en nornzativos establecidos no curnplen sus aigencias. Esto queda
rehcibre a la seguridnd prometida ante 10s peligros desatados por a1 margen de Ias discusiones (públicas) i k n i ws dominantes,
1a ronza uk h i s i ~ n a r . ~ aparentemente crobjetivasii, que, a traves de las estadístiw y
De esta forma, se dice indirmtamente que Ias insegurida- de la escenificación de accidentes, donimentan só10 las ame-
des y amenazas (hasta las catástrofes que incluyen Ias visiones nazas de determinados sistemas tecnol6gicos y de las prácticas
sobre el ocaso de1 mundo) no son un problema especiíicamen- diarias (por ejemplo, fumar o vivir cerca de una central nu-
te mderno, sino constatable en todas las culturas y épocas. clear). Desde una perspectiva teóricc-social y político-social, en
La umodernidad), posee diferentes i-asgos especiíicos: por un. cambio, es esencial Ia siguiente pregunta: jc6m0 se relacionan
lado, por ejemplo, 10s peligros ecol6gicos, químicos o genéti- 10s peligros dependientes de la decisi6n y disfrazados de pm-
cos son prducidos por decisiones. Dicho de otro modo, no mesas de utilidad con las normas que deben gamntizar su
pueden ser aíribuidos a incontrolables fuerzas naturales, &o- contmI y controlabilidad?
ses o demonios. E1 terremoto de Lisboa en e1 ai?o 1755 eske- Se pude hablar de ufallos~,en tercer lugar, cuando la de-
meci6 d mundo. En este m o , ante e1 tribunal de la hurnani- manda de control no es cuestionada de manem aislada sino
dad no se convocó a 10s racionalistas, industriales, ingenieros masivamente, cuando no s6lo e1 control sino también la con-
o políticos, como tras la ca~strofede1 reactor ai6mico de trolabilidad debe ser puesta en ciiestión con buenas y podem
Chernobii, sino a Dios (en la modernidad de1 riesgo a 10s hom- sas ramnes. Supuesto, entonces, un conjunto de hechos ame-
bres no se les c o n d e la gracia divina). Por 10 rnismo, e1 he- nazadores para la sociedad procedentes de1 ámbito poutico,
cho de que Ias ddscisiones -precisamente decisiones que gene- debe ser rebatida de manem reincidente la demanda de con-
ran ante 10s ojos beneficios técnicos y económicos y no, por trol y racionalidad que desde e1 citado ambito se reclama. Este
ejemplo, guerras y conflagraciones- desencadenen peligros es e1 apriori hislbrico de la sociedad de1 riesgo, apriori que le
duraderos {actudes o potenuales) en e1 mundo, tiene (inde- diferencia de otras épocas precedentes en e1 tiernpo. Estas, o
pendientemente de Ias gtandes dimensiones de1 peligro o de1 no se encuentran en disposición de dominar la posibilidad de
riesgo &seiiados por e1 estado) un destacable significado poli- aut'odesmicci6n y autoamenaza dependientes de ia decisih, o
tico: Ias garantias de Ia protección, que deben renovarse y cc- no iienen la pretemi6n de dominar la incertidumbre que dis-
rroborarse por Ia Administraci61-1y e1 sistema juridico, son pú- ponen sobre e1 mundo.
bliwmente refutadas. Las legitimaciones se resquebmjan. E1 El mrácter político de este argumento permite poner en
banquillo de 10s acusados amenaza a quienes toman Ias deci- claro que alli donde las iniciativas civiles son paralizadas, aE'
siones. Por 10 cual esta cabem de Jano atemoriza a una clase donde una sociedad en su conjunto o una dprxa reprime y
política siempre en e1 fiio de Ia crítica. Ia misma clase política disimula 1m peligros que le acechan, e1 provocador plíiico se
vela por e1 bienesiar, por e1 derecho y por e1 ~ r d e npero, a su hace cargo de la probabihdad de nccidentes y catástrofes. Las
empresas induslríales y 10s institutos de investigación, el mun-
6. A esta subyace la diferencia entre ri- y p e l i p , Ia cual sc ampm (en Ia do en si rnismo, debe abrir 10s ojos ante 10s peligros produci-
diusibn alemana) w n distintas vaiianies. Sobre a t e ptvblema, ver entre o-: La- dos -a la par que beneficio*, dada la necesidad de reducir
gadec (1989). E v m y Nowotny (1987). Lau (19891, Halfmann (1990). Von Rittwik
(1 990), Bonss (15'91), Luhmann (1990. 19911. B d (1941), Japp (19921, as; mmo Ias arnenazas con ias que tala empresas e institutos actúan.
Beck (1988). esp. pp. 119-165. Pero de esta manera se convierten para sí mismos en sus más
persistentes y tenaces enemigosV7IAS catAstrofes, incluso ia mienten. E1 amenazante peligro -precisamente: la contradic-
sospecha de su consumaci6n, no dejan lugar alguno para afir- ción entre promesas de racionalidad y contml y sus actuales y
rnaciones solernnes, legitimaciones elaboradas de manera con- principaies eíectos nocivos- revitaliza de nuevo e1 reclamo de
cienzuda y promesas de control, como recientemente ha pues- la ciudadada (a1 menos en paises y estados que garantizan la
to de rdieve ante 10s ojos de Ia opini6n pública h empresa libertad de prensa y opinión) contra Ias cdiciones y burocra-
Hoechst y sus producciones portadoras de elevadas cotas de cias de represión institucionalizadas.
peligro para Ias inmeciiaciones de la ciudad de Frankfurt. Sin embargo, esta cuestión política surge precisamente
Esta panorámica te6rica de normas e instituciones, en cuando se hace caso omiso de la infinita variedad, contraste e
cuarto lugar, deja a uri lado e1 tema de la diferente percepcidn indetenninabilidad de la percepcih de1 riesgo y cuando (soeiri-
cultural (estimación y valonción) de corisecuencias y peligros. lbgicamente) e1 asunto de 10s sistemas normativos, que deben
Tal vez 10s hombres no e s ~ nen condiciones de mirzir con garantizar Ia controlabilidad de 10s e fectos colaterales, ocupa
atencibn aqueUos peligros amenazantes para Ia vida que d i ~ un lugar central.
tamente en nada pueden cambiar. Tal vez han tenido lugar 2Existe un criterio que puede dar cuenta de la nota diferen-
estados o épocas en las que 10s individuos que se manifesta- cial de nuestra kpoca? La sociedad de1 riesgo emerge, en quin-
ban contra una situaci6n social arnenazadora eran castigados to lugar, en e1 momento en que 10s peligros decididos y produ-
con la c & d . Tal vez hay quienes se sienten arnenazados por cidos socialmente sobrepauan 10s limites de Ia seguridad: e1
la existencia de sushncias tóxicas en 10s alimentos y quienes, indicador de la sociedad de1 riesgo es la falra de uri seguro
por e1 contrario, se sienten amenazadospr aquellos que de- privado de pmtecci6n; de proteccidn ante proyectos industriales
nuncian públicamente semejante dislate, Tal vez se inicie una y tecno-cientlficos. Es un criterio que no tiene que incorporar
competici6n por reprimir 10s riesgos de muy diversa magni- e1 soci6logo o e1 artista a la sociedad desde fuera. La sociedad
tud, direccidn y alcance, de modo que e1 intento de organizar- misma 10 p d u c e y determina su propio desamllo: mús allã
10s en una lista de prioridades pase por ser dgo de dificil reali- de1 limite de protección se da un desplazamiento no pretendido
zaci6n. de la socidad industrial a la sociedad de1 riesgo en virtud de
Todo esto es real en parte. Pero nada cambia, más bien, es Im peligms producidos de forma sistemática. Subyace a este
Ia consecuencia de Ia estrela fija bajo la que se encuentra la criterio la racionalidad paradigmAtiw de esta sociedad: la ra-
Cpoca del riesgo: en esta e1 sistema normativo de la racionali- cionalidad económica. Las compaiíías de seguros privados im-
dad con su autoridad y su d e r de impsici6n erosiona sus ponen Ia bamra a partir de la cual arranca la sociedad de1
propios fundamentos. A esto refiere la umodemizaci6n reflexi- riesgo. Estas compafiias, orientadas por la Ibgica de Ia acción
va. en e1 s&do- de reflexividad e m p í r i w d í t i c a . Tiene lu-
econbmica, contradicen laç tesis sobre la seguridad que lanzan
gar cuando nadie quiere ver10 y cuando (casi) todos lo des- 10s ingenieros técnicos y las empresas que trabajan en la in-
dustria de1 riesgo. Tales companias afirman: e1 riesgo técnico
7. "E1principal adversario de Ia industria at6mica Oa indusíria quimiw y dcm9)
puede tender a nulo en caço de dow probabiiity but high con-
no es e1 grupo de manifestantes wncaiimdos frente a las cenrrales nucleares, o la sequences risksn, e1 riesgo económico simultáneamente puede
opinión pública crftica I...], e1 adversario rnh convencido y jmth~& Ia industria ser inmenso. U n simple ejercicio de reflexidn explicita el alcan-
atómica es la misrna industria atómica [...I La pvtesta puedc decaer pero c1 escanda-
10 de1 &gra peiduran (Bode, 1988, pp. 153, 163). Esia imrla polftica de1 peligto tia ce de1 salvajismo generalizado: quien hoy reclama un seguro
puesto de manifiesto su actualidad por mor de tuia serie de diferentes &dentes que de protecci6n -como 10 hacen 10s conductores de autos-,
hm rcsquebrnjado, tras el debilitamiento de 10s rnovimientos de protesta. Ias cons-
tnicciones de legitimación de Ias industrias portadoras de jxligros. Curimmaite
pam que de alguna forma se ponga legitimamente en marcha
este aspecto de Ia i w a polltica de Ia sociedad de1 ri- no se ha discutido con Ia gran maquinaria de produccibn altamente industrializada y
seriedad hasta Ia fecha ni ai los foros públicos, ni desde Ia cienzia social. portadora de peligros, anuncia e1 fin para gandes ámbitos de
Ias llamadas industrias de1 futuro y grandes organizaciones de clones que, como en e1 estado de Florida en 1992, causaron
investigaci611, que operan sin seguro de protecci6n a l g u n ~ . ~ desperfectos por valor de 20 rnillones de dblares. Nueve com-
A laç peligros que no se pueden asegurar se aíiaden en Ia panías de seguros quebraron a causa de estos ciclones en no-
Cpoca m8s reciente Ias pelips que se pueden asegurar pero rida y en Hawai, se@ Greenpeace. La consecuencia es que
que no son calculables, 10s cuaies conducen a Ia mina a un estas companias no aseguran riesgos. Tal es asi que un núme-
número considerable de compa%asde seguros. Por ejemplo, e1 ro considerable de propietarios de casas no encuentran en de-
mundo internacionai de seguros experimenta Ias consecuen- terminados lugares de Estados Unidos ningún seguro de p m
cias desoladoras de1 efecto invernadero. Este favorece 10s ci- tección que se haga cargo de e l l o ~ . ~

8. En Niklas L u h m m ia clilerencia entrc ricsgo y peIigro coincide con Ia oposi-


ción e n b e1 que docide y el que sufre 10s efectos dc Ia decisi6n ajena. Entre esios e1
entaidimienm cs escabim tarea. Al mismo tiempo, no surgen claras y ntiidas heas
, que la f i m de1 que decide y del afectado sieinpre estd sujeia a lns
de c o ~ c t oya De todo esto se desprende un aspecto a subrayar, el de que
temas y a ia situacidn. *Se habla de ricçgos cuando 10s dafios íutums obedecen n Ia la modernidad de1 riesgo no só10 caracteriza, sino que también
decisidn tomada por uno mismo. Quien no víaja en avión jamh puede aireilarse. determina las oposiciones políticas que con y en ella emergen.
Por peligras se cntiende 10s d* que sobm uno m e n desde e1 exterior.Por ejem-
plo, lm des+tos de un avión aocidentado caen sobre un sujeto prcducihdoIe la Con y en la smiedad de1 riesgo se produce un incremento li-
rnuate. [...I Peligm conocidm erre motos y ciupciones voldnicas, uquaplaintiitg y n d de la racionahdad y de sus bmites (incremento entendido
rnatrimoním- dev'enen riesgos en Ia mcdida en que se ies p u d e s u s p d e r &tan-
do determinadas dec'iiones. Pem con esto s61o se d r e c e Ia mitati dei hecho. Y a
como tecnificacidn, burocratizacián, econ~mización,jjundiza-
que wn IrtF decisiones se incremcntan tarnbi4n 10s peligrns y bajo Ia forma de peli- ción y demh) tal y como fue puesto de relieve en sus conse-
pros que y t e n de Ias decisiorm ajenas. r...] As1 e1 oden dhoy atirivka !a cuencias más amenazantes por la sociología de M. Weber y,
diferencia entre riesgo y figro. Lo que para: uno es riesgo para e1 ohn es Ngm. E1
fumador p u d e arriesgarse ante un hipotético cánca, sin embargo para e1 otm tal por último -resdtando su paradoja interna-, por los autores
accidn se constata como peligtp. Asimismo, e1 conductor que efectúa un adelanta- de La d h k t i c a de la Ilustraci6n, M. Horkheimer y T.W.-Ador-
mienh arriesgado, el que constriiye y e1 que dirige e1 hncionamicnto de ccntialiles no. Precisamente estos te6ricos de la sociedad obligan a pen-
nucleares, Ia investigacibn tecnolhgica de ingeniena genética -no se nemita m b
ejemp1as.m La impsibilidad o Iw casi insupenbics impedimentos para e1 acuerdo sar #no-epid&rmicamenteii10s modelos de1 incremento heal
resultan de Ia percepción y valonción de Ias catástinfes. Aquf Mla el padmetm, Ia de mionalidad. Por e110 desarrollan y promueven una compl*
nracionaljdad* de Ia ~tobabdidadde aparición. *Puede ser cierto que e1 peligro para jidad enorme en sus reflexiones. De cualquier forma su pmto
Ia cjudadanía pmwimte de Ia central n u d m no es mayor que el i k g o de decidir
cnnducir t m Homctros de m;is ai aíio. 2A quicn imptwiona este argumento? La de partida ts6rico y político refiere a que e1 desamllo de la
perspectiva de catástmfes siempre supne una banwa para e1 cálculo. No se esperd industria moderna y suç instituciones fundamentales disponen
su aparición - s i bien es extremadamente impmbable. Pero idónde se encuentra e1 de potenciales de adaptación e innovación para solucionar Y
umbral dc catastroh, porei que no wnvencen 10s dIculos econdrnicos? Esta pregun-
ta no sr! pu& responder con independencia de otras variables. E muy difercntc amortiguar, al menos en principio, 10s amenazmtes problemas
para 10s humildes que para 10s ricos, para 10s dependientes que para 10s indepcn- procedentes de Ia modemización técnicoecon6mica, a cuyas
dientes [...I La pregunia que interesa es: iqu6 cuenta como catástrofe? Se trata dc
U M cuati6n que se responde de manera bien disprir desde ia e u 6 1 1de causantc o
consecuencias y amenazas empuja la direccibn tomada por e1
de aEectadom (Luhrnann, 159 1, pp. 88, 91 ). Puede jgnorarse y desestimarse e1 paráme- proceso de racionalización.
tm sisfhiico dc la mcionalidad económica dcl +tu ptisado. h socieclad dei riesgo E1 pensamiento y la actividad en las wtegorías de1 proceso
es la d o d a d desprmista de sepridad. en Ia que Ia protección desapareix en viitud
de Ia exístenciu de garidiosos peligros -y esto ai el medio hist6rim ckl escstado de racionaIizaci6n -vale decir, de Ia modernidad símple-
prmiwr que ocupa todos 10s domínios de b vida (Françoís Ewald, 1973) y de la son mestionadas por la civi1izacibn de1 riesgo de manera sisté-
soúedad contra todo riespo (paia e1 tema de Ia seguridad como problcma sociolbgi-
co, dase Kaufmann, 1973). Por tanto: Ia sociedad despmvista de seguridad y a tudo
riesgo desvela Ia fuema deshctora de Ia polltica -por no d& explosivihd- de la
socicdad de1 nesgo.
mica y sistemAtica. Así, se gata en Ia cúspide de la modenii- cálculos de h g o , pero que no puede ser eliminada. Su aporte
zaci6n e1 desafio de nuestra época: iqué hacer a titulo indivi- de arnbivalencia disthgue 10s p b l e m a s de n q o de 10s de
dual y colectivo frente a la incertidutnbre e irzcmttrolabili& orden, que por definicihn están orientados hacia la univocidad
producida por una racionalización que avanza sin norte? y detemiinabilidad. En vista de la crecicntc arnbivaiencia +ue
E1 problema planteado poiíticamente es explosivo, porque se desmlla dc rnanera intensa- desciendc al rnisnlo tiempo
como se ha dicho, quienes detentan Ia responsabilidad de la la confianza puesta en Ia factibilidad t h i c a de Ia so~isdad.'~
prcitecci6n social se convierten en auténticas amenazas para e1
sistema jurídico, la prosperidad y la libertad. Planteado e1 p m La categoría de riesgo se situa como un tipo de pensamien-
blema existencialmente es hiriente por cuanto estas amenazas to y accibn social que Weber no tuvo la 0portunídad.de vefifí-
,que nos circundan ponen en cniestión Ia vida y Ia forma de car. Es post-tradicional y, en cierta forma, post-racional, en
concebirla por parte de 10s individuos en e1 núcleo m6s intimo cualquier caso sobrepasa la racionalidad teleol6gica. Precisa-
de su privacidad. inente 10s nesgos surgen con la irnposición de1 orden de Ia
racionalidad teleológica. Con Ia normdzación -sea de un de-
La tmmformación de 10s efectos colaterals de Ia produc-
sarro110 indutnal más allá de 10s Iímites de la sepridad O de
ci6n industrial en ampiios focos de crisis ecolbgicas no reíiere
meramente a un problema medioambientaln, sino, antes que la temiiiica y percepcibn de1 r i e s g ~se, constata que y cómo
Ias cuesiiones de1 riesgo siiprimen y disiielven por sus propios
nada, a una profundisima crisis institucionalizada en e1 núcleo
medios las cuestiones de1 orden. Los riesgos presumen y alar-
de la modeniidad. Estos desarrollos patol6gicos en e1 horizon-
dean de su vindacibn con las maternAticas. Pero se trata
te conceptud de Ia sociedad industrial fungen como efectos
siempre de puras posibilidades que no exduyen nada. Dicho
colaterales de cadcter negativo y no se reconocen como porta-
de otro modo, en ellos anida Ia ambivalencia. Con respecto a1
d o r a de wnsecuencias devastadons para e1 sistema, habida
iiesgo que tiende a cem, se p e d e ahuyentar a las v o e s criti-
cuenta de que luncionan bajo acciones, en apariencia, reçpon-
cas para luego, cuando ha tenido lugar la catástrofe, lamentar
sables y controladas. Tales desamollw son conceptualizados y
constatados por vez primera en la sociedad de1 riesgo e incitan Ia torpeza de la opiniõn pública que malinterpreia e1 enuncia-
a Ilevar a cabo necesariamente un autoanAlisjs reflexivo. Asi
do de1juego de las probabilidades. Los nesgos se increment-;
es, en la fase de la sociedad de1 riesgo e1 reconoçimiento de Ia
se multiplicari con Ias decisiones y perçpectivas bajo Ias que se
incalculabilidad de 10s peljgros desencadenados con e1 d ~ p l i e - puede y se debe enjuiciar a la sxiedad plural. ~Cómo,por
gue técnico-industrial obliga a efectuar una autorreflexi6n s e
ejemplo, relacionar, comparar, jerarquizar entre 10s riesgos de
Ia empresa, de1 puesto de trabajo, de la salud y de1 medio am-
bre 10s fundamentos de1 contexto social y una revisión de Ias
biente (10s cuales se descomponen en riesgos globdes y loca-
convenciones vigentes y de las estnictum bhicas de racionali-
dad. La smiedad deviene reflexiva (en e1 sentido estricto de1 les, en riesgos de grm envergadura y de pequeno alcance)?
En Ias ternáticas de1 riesgo narlie es experto o 10 son todas;
t h n o ) en su autocomprensi6n como sociedad de1 riesgo,
vale decir, se convierte en tema y problema para si misrna.
se trata de un fen6meno cultural en e1 que cada colectivo deja
sentado y presupone 10 que 10s riesgos pueden desencadenax y
pmvocar. h s alemanes ven la debacle de1 mundo en e1 per-
E1 núclco central de este desconcierto eç Io que se +ria manente daíío que se in£lige a1 bosque. Lo que saca a 10s britá-
denominar la vuelta de la incertidiimbrc a la swiedad. Lo cud nicm de sus casillas es que e1 huevo de su desayuno este enve-
significa que 10s conflictos socialcs no se tratan como proble- nenado; aqui y de esa forma comienza para ellos Ia conversi6n
mas de orden, sino como problemas de riesgo. Estos se caracte-
rizan porque para ellos no hay soluciones terminantes. Desta-
can por una arnbivalencia que p ~ e d eser tematizada en clave de 10. Banss (1993), pp. 20 y S.; vcr tarnbih Lash (1992).
hacia e1 ecologismo. Los franceses, por e1 contrario. sonrfen e1 malentendido ampliamente extendido de que 1% terniticas
ante Ia amueie de1 bosque. y ven & ella una esce,ficación de1 riesgo son las temAticas de1 orden o que pueden ser trata-
de1 lobby de la industria automoviustiw alemana, que preten- das como tales. Lo son y no 10 son. En concreto ias temáticas
de conquistar con e1 catalizador e1 mercado europeo. dei riesgo constituyen la forma en que la racionahdad teleolb
Sin embargo, hay que destacar algo que es decisivo: con 10s gica conduce Ia 16gica de1 control y de1 orden hacia e1 absurdo
riesgos se oscurece e1 horizonte. Y esto porque 10s riesgos p m en virtud de su propia din8mica (entendidas en e1 sentido de
c l a m 10 que no se debe hacer, pero no 10 que hay que hacer. ureflexividadn en cuanto imperceptibles y no pretendidas, no
Con ellos dominan 10s imperativos de evitación. Quien proyec
ta e1 mundo como rihgo, en úitimo tkrmino, se muestra inca-
pacitado para la acci6n. Por 10 cud, e1 piuito a destacar dice vc p d u c t i o n o€ the unknowrh of tornomiw.r De hecho. la vida y ia d n en ia
asi: e1 avance e incremento de1 propósito de conwl, invierte a1 sociedad de1 riesgo han pasado a ser kalkianaç A n e1 ctstricto sentido de Ia plabra
(Beck, I9B8,pp. 99 y ss.). Sin embargo, mi aigumento principal mantinic que: tarr-
control mismo en la aparici6n de su contrario. biím e1 fatalismo negativo -1precisarnente este!- p i e m la modernitacibn en clave
Esto quiere decir 10s nesgos no s61o presuponen decisio- lineal e ignora de este modo h ambivalencias de una modcrnitación de Ia rnoderni-
nes, sino tlimbién encontrarse iibre ante Ia toma de nuevas zaci6n que carcome sus fundamentos socioindust~ialcs.Zygmunt Bauman hacc suyo
este pensarniento dc la rnodemizaci61-1reflexiva: *e hm not lost hope (some
decisiones +n un caso aislado como en general: las temáticas would say illusion) that " d e x i v i w can w m p i i s h what rritionaliw failed to do.
de1 riesgo no pueden ser trasladadas a las cuestiones de1 or- What amounts io another apologia Ew science (now boasting d e x i v i w as a weapon
more trustworthy than the raiionality of yore anci claiming the untried u~cdentialsof
den, ya que estas, por asi decir, ahogan e1 plurahsmo inma- risk anticipting instead of those of discredited prnb1esoliiny;l can be uphcld only as
nente a1 riesgo y k f o r m a n , bajo mano y iras las fachadas Iong as Lhe mlc of science in the past d prescnt plight of hurnaniw is m m t a d
de la estadística, e1 decisionismo en cuestiones de moral y de andlor demonised. But it is only in thc mind of the scientist m d their hired or
poder. Dicho de otro modo: las temátiws de1 riesgo compe- voluntary aourtpoetç that k n o w M (their ~ howledgc) "determim mh. And refle-
xivity. like ntionality, is a dwbleadged sword. %ant ns much as a master: healer
len -prudentemente- u n l reconociwz~i.rtode Ia arnbivaleizcian as much as a hmgmanm: Bauman asume la .reklexívidd, pcm ignora la
(2. Bauman)." relaciún de reflexivo y reflexi6n. quc es estnblccidn en la mdemirlad dc la s o c i o k h
de1 ripjgo *(e m h arriba). Esto no significa: mLs de 10 mismo -cien&, invcçtip-
En su comentano a la edicibn inglesa de ia sociednd de1 ción de 10s ~e~ultadoç, auiogobicrno. La modemidad reflexiva disiielvc sus formas y
riesgo, Bauman ha criticado e1 ccoptimismo 4 p e n diria: ilu- fundamentw socioindustriales. Debido a, y como corwcuencia de Ia ptupia dinámi-
si6nn-l2 que subyace a mi diagnbstico. Esta m'tica se basa en cn de Ia modcrnidad, suigen situaciones e i n e ~ i a sciciales
s imprevkibleç c incaida-
bles. y do,entw sistemas. organiwcioncs y imliitoç de lu vida (aparentemente) P"
v&. Este paisaje in8dito rixlama nuevx ciencias a i a l e s y de Ia saciedad.Exigcn
nuevas categorías, tewlas e instrumentos met6dicos para suç análisis. La &ria dela
11. Bauman (1 W2). d d a d de1 riesgo diae: es Ia imprwisibilidad la característica que pcmiie el surgi-
12. Zygmunt 3aurnan (199Zn, p. 25) argumenta: e1 problema no consiste en ha- mim10 de situacioncs --idas (jen ningún caso ni mejores ni próximas a Ia

-
cer frente a desdíos de dimensiones irnprwisibleç, sino algo m& profundo, que t a salvaci6n!). La toma de conciencia de Ia irnprevisibilidad pone en movirniento a ia
das Ias teniativas de solución codevan el embiiõn de nuevos y rnh arduos proble &d. Si a t o es vcntajajoso o, por ei contrario, acelcra e1 o c w , aún queda por
mas. ~ T h emost I-me of desasters those t-ble to the past or present persuits decidir. En todo caso, L tcoría de k modemizacibn reflexiva conhadice 10s supues-
of rational soluiions. Catashnphes most horrid are boin likely to be bom- oui tas bAskc6 de1 fatalismo negativo. Este sabe que. s c g h sus proyiios mpuatrn. no
of the war against catastrophes. [...I Dangen grow with our p m n , and the ont: puede conocer e1 desenlace definitivo, e1 final, Ia inevitabilidad.Es cl hermano geme
power we miss most is that wiJh dinnes their arrivai and seizes up heir volume.^ io pesirnista de1 optimismo dcl pmgrem. En e1 ptirnm. la propia dinárnica I'ineal
Asimismo aIií donde se consideran 10s iiesgos, se combnten siempre loç riesgos, nun- (según cl lema: se debe aclamar 10 que no se pude cambi;lr) se conviem en ia
ca Ias causas. Ya que la luchu w n i n 10s ricsgos de Ia economia libw se ha converti- hente de la €e en e1 p ~en e1 segundo
, lo incalculable se piensa como pra2sik
do en un p i r i i e p i o , -oRuing a new lease of life to scientiEdtedinolopical dnams ninrte incalculable. Esto es, de hodio,Ia v i d de1 fatalismo que hace a =te faiço.
o€ unlirnitd expansion. In our society, M g h t i n g wn be nothing e h but busimss Para decir cosi GUnther Anders (1 980): habida cuenta de que el fatalismo tiene raz6n.
-the bigger it is, the more impressive and reassuring. The politia o€ €ear lubricates e1 diagn6stim del a c d t e r anticuado. de1 hombre es anticuado. En el transcurso de
the wheels of consumerism and helps to "keep the economy goinc and sieers away la rnodernización reflexiia surgen n w s ideas de conflicto polftico de una ~ i e d a d
fmm the õane of rrcession". Ewr more r e ç o u m are to be consurncd in oider to industrial muy desardada, que se entimde y critica mmo sociedad dei ri-. Esta
repair thc gniesome effects of yesterday's -me consumption. Individual fertrs no es ni rnejor ni p r , en todo caso es disriiita y en cuanto tal hn de ser de una vez
beefed up by the exposure of ywtday's risks are developci in the service of cokc ti- p r t& ~ r c i b i d ya dcscihda.
en el sentido necesario de «reflexíón»). Eso significa que en la sión política (por ejemplo, el principio de la mayoría) no son
modernidad se produce una ruptura, un conllicto en tomo a los apropiados para interpretar y legitimar el regreso de la in-
los fundamentos de la racionalidad, de la autocomprensión de certidumbre y de la incontrolabilidad. También las categorías
la sociedad industrial y en el centro de la modernización in. y métodos de las ciencias sociales prescinden de la compleji-
dustrial (y no sólo en las inmediaciones de los mundos de la dad de los hechos que describen e interpretan.
vida privados). A este respecto, las figuras de la ambigüedad e íncertidum-
La sociedad industrial, el orden social burgués y, especial- bre no aluden únicamente a las decisiones; también valen para
mente, el estado benefactor y social pretenden conveI1ir los las reglas y fundamentos de las mismas, de las referencias de
contextos de vida humana en una estructura controlable, ela- validez y critica ante el propósito (piénsese en la pretensión de
borable, disponible, atribuible (a nivel individual y jurídico). control) de determinar unas consecuencias imprevisibles y
Por el contrario, estas pretensiones conducen en la sociedad desprovistas de responsabilidad alguna. La reflexividad e incal-
del riesgo una y otra vez a imperceptibles efectos colaterales culabilidad del desarrollo social se propagan por todos los do-
diferidos en el tiempo, con los cuales la exigencia de control es minios de la sociedad, hacen estallar las jurisdicciones y lími-
trascendida, desencadenando. a su vez, la aparición de lo in- tes regionales, de clase, nacionales, políticas y científicas. En él
cierto, de 10 ambiguo. Dicho en pocas palabras: el regreso de caso extremo, por ejemplo, en referencia a las consecuencias
lo desconocido. Y ahora como fundamento de la autocmíca de de una catástrofe atómica, nada ni nadie es ajeno a ellas. Esto
la sociedadP significa, por el contrario, que bajo esta amenaza todos fungen
Por tanto, las formas y criterios de organización, pero tam- como afectados y participantes y, por tanto, pueden aparecer
bién los principios éticos y jurídicos, las categoI1as de respon- como autorresponsables.
sabilidad, culpa y el principio de causalidad (por ejemplo, la Con otras palabras: la sociedad del riesgo tiende a ser una
concatenación de daños), así como el procedimiento de decí- sociedad autocrftica. Los expertos en seguros contradicen (sin
pretenderlo) a los ingenieros de seguridad. Estos diagnoslican
riesgo nulo; aquellos mantienen que nada es seguro. Los ex-
13. Cf. Bonss (1993) intenta integrnr la teolia de la SOCIedad del riesgo con la pertos son relativizados y destronados por los contraexpertos.
lradi.dón de la leoli~ c~tica. En este sentido también Anlhony Giddens (1990) diag. Los pólíticos topan con la oposición de las iniciativas ciudada-
nostlca ~na oglObal.WlOón de los riesgos•. Incluso Mary Douglas, que desde una
panorámIca etnológica ha subrayado la relatividad cuhurnl de la percepción del ries- nas, la tecnoestructura industrial con el boicot de consumido-
go (Douglas y Wildavsky), afirma que la categoría de riesgo ha devenido una idea res movilizados y organizados polñíco-moralmente.!" Las ad-
clave de la época actual (Douglas, 199i, p. 3): .A lravés de la cuesucn de los limItes
ministraciones son criticadas por grupos de autoayuda. Por úl-
nacionales se des.az:rolla un nuevo debate poHtico, expresado bajo la calegorización
del nesgo. (p. 1, en. Bonss, 1993, p. 21) .•Buena parte de las clasificaciones y con_ timo, se debe esclarecer qué sectores industriales son los cau-
l~tes de las ciencias SOCIales>. escribe SeymOl1r Fiddle en 1980, 'por ejemplo, con_ santes de daños y (por ejemplo, la industria química en la con-
fllctc vers~ .consen;ro en la sociología. o economía neoclásica versus marxismo, pare.
cen repeur 1ITellexIVamente las líneas de conflicto del siglo XIX. Por el contrario taminación del mar) y cuáles los afectados (en este caso, la
inseguridad e incertidumbre SOn Jos conceptos de nuestro tiempo y de las époc~ industria pesquera y el mercado del turismo). Los sectores in-
veruderas: ocupamos de ellos nos lleva a encarar científicamente el presente y futu- dustriales portadores de peligros pueden ser criticados, contro-
ro· (;bid., compárese también MakI'opoulos, 1989). Para Perrow (1984) esta visión es
evidente con sus ejemplos analizados leóricamente orientados. El escenario de con. lados y corregidos por quienes sufren sus efectos nocivos. La
flicl~ ~ de riesgo Jo ha puesto de relieve especialmente Lau (1989), y lo ha concretado
e".'pmcamenle en un estudio aún no publicado. Smitbson (J 988) constata el surgí-
miente de e"'<'1'gmg panullgnlS. El mismo Nlldas Luhmann habla con naluralidad de
la e,,!dencia de la socied~ del riesgo (1991); sus esfuerms por integrar en su leolia 14. ef. -junto a las clásicas organi7.aciones de consumldorcs-las distintas cam·
de .Slstemas la problemática del ríesgo en sus aspectos histórico-social y leórico- pañas que pretenden otorgar vigor 11 las consideraciones políticas y morales respecto
SOCIal, está replela de autorrefutaciones involuntarias y parcialmente voluntarias al medio ambiente con la organización de consumidores (en Estados Unidos este
(ver más arriba nota 8, LublIUlllll, 1990). movimiento es el abanderado de la posición political correcflJeSS).

216 217
cuesti6n de1 r-esgo, escinde familias, grupos de pmfesionaleç disposición ninguna de sus facultades. La consecuencia es: ala
especializados en e1 sector químico, hasta gerentes de socieda- mayoria de la empresas tienen que intensificar sus prevenci*
des privadas,15 y en rnuchas ocasiones, tarnbibn es capaz de nes para evitar futuros daííosn.l 6
dividir a uno mismo: b que Ia cabem quiere y la lengua dice, Tras todo esto sobresde un conüicto fundamental que ca-
la mano se niega a hacer. racteriza a la sociedad de1 riesgo, producido por e1 viejo orde-
Los impulsos para e1 cambio social se encuentran con fre- narniento político de la swiedad industrial; e1 citado conflicto
cuencia donde nadie 10 sospecha -ni tampoco aquelIos que i-eEiere a las contradicciones ideológicas, cultudes, econ6mi-
en principio se mostraban Eavorables a ese cambio social. Un cas y politicas agrupadas y perfiladas unas frente a otms en
ejemplo de esto 10 constituye la modificaci6n de la ley alema- torno a la dicotomia caeguro-inreguroii. Poiítica y existencial-
na sobre la depuracibn de responsabilidades al respecto de de- mente aqui emerge Ia cuesti6n y Ia decisión íundarnental: ise
litos de medio ambiente, ley que desplaza la sanci6n desde la combate la imprevisibihdad y e1 desorden producido por e1
responsabilidad por culpabilidad a la responsabilidad por peli- mdelo de racionalidad teleolbgiw con 10s procedimientos de
grosidad. Sem esta ley (mcdificada en 199 1 tras e1 incendio la vieja sociedad industrial (h ecniw, mercado, estado,
de un alrnacén de1 consorcio químico Sandoz en Basilea) las etc.)? o icomienza aqul una manera distinta de pensar y ac-
empresas se responsabilizan -sin pmeba alguna de culpa- tuar que aceptzi la ambivalencia -con todas Ias consecuencias
de 10s danos aparecidos hasta una cantidad de 169 millones de de gran alcance para e1 conjunto de 10s dominios de Ia acci6n
marcos en concepto de 10s perjuicios causados a prsonas y social? Wolfgring Bonss escribe: *Una perspectiva de ese tipo
cosas. Para ello es sdicienle tan solo mantener Ia siguiente só10 se desarrolla cuando se abandona la 6ptica dd orden, la
sospecha:si aias instalaciones por su eshdo de potencial peii- versión unidimensional de Ia racionalización occidend y se
gro h podido causar e1 daíio, entonces se deduce inmediata- reocupa por e1 centro de 10 social, 10 am biguo, incierto, contin-
mente que este ha sido causado por las instalacionesm. Dicho gente y contextualii.l7
con otm palabras: la carga probatoria no la suministra 'e1 per- Se puede designar a aquella como dinealn y a esta como
judicado, ya que por regla general nada puede demostrar, sino ureflexivaii. Junto a la interpretación analllica y empirica de
e1 (potencial) causante de 10s daíios. Para instalaciones de pm- esta diferencia, seria de sumo valor hacer 10 propio en 10s ni-
ducci6n que amenazan peligro se exige una «cobertura de veles empírico-polltico y normativo-filosófico (cosa que aquí
prevenciónn, que só10 es redizable a través de un seguro de no puede ni debe realizarse).
medio ambiente. Con este modelo de seguros se garantiza e1 Esta constelaci6n social, política y teorética surge y se in-
deber contemplado uen e1 derecho civil de una contrapresta- tensifica con Ia modernización reflexiva. Por primem vez 10s
ci6n econbmica en virtud de daíios a personas o cosas, 10s diques de1 viejo orden se hacen pedazos y las irreductibles am-
cuales son genemdos por un efecto nocivo sobre la tierra, e1 bivalencias de la civilización de1 riesgo destacan con toda viru-
aire y e1 agum (Jorissen). No se pueden asegurar danos oca- lencia. De tal manera que aparecen menos medios sociales (y
sionados a sí mismo o precedentes en e1 tiempo. Una vez más tipos de roles) creadores de ordenes consirictívos y portadores
volvemos a alcanzar e1 límite económico de riesgos no cdcula- de Lcciones en torno a su seguridad. Con esta crisis de autose-
bles. Por eilo e1 mercado internacional de resseguros se des- guridad de la sociedad industrial Ia incertidumbre pasa a ser-
preocupa de 10s riesgos rnedioambientales, no poniendo a su e1 m d o básico de experimentar la vida y Ia acci6n.'Wuién,

16. Ver SiiddeutscheU u i i g (1 3-14 de 1eb1,emdc 1993). p. 24.


15. Cf. W n . Osterhd y Warsewa (1992). Heine (1992),IIeine y Mautz (1988, 17. Bonss (1 993). p. 20, y tambien p. 3 1.
19931, Ries I19911, Cmwllo, Menkes y Mumpower (1 986). 18. W . .p. 23, y tarnbibn S d i d z e (1992).
cómo y por que pude o no aprender, se convierte por su par- su alto grado de e m r y falseamiento, pueden ser criticadas y
te en Ia cuestibn clave, desde el punto de vista biogdfico y reformadas con sus propias pretensiones de racionalidad.
político de1 futuro presente. Es importante precisar las perspectivas y presupuestw de
la autocrítica social que abren paso a una teoría de la scciedad
de1 riesgo. Precisamente es el-objetivo que se marca el concep-
to de modemizaci6n reflexiva. Este enciem das componenteç
(o dos dimensiones significativas). Por una parte, e1 tránsito
Se dice comúnrnente: con el demmbarniento de1 p s e u d ~ propio de Ia sociedad industrial a la sociedad de1 riesgo (argu-
sricialismo real existente hasta fechas recientes toda la crítica mentado en este marco LemAtico; se verifica en el perf&ciona-
social se ha quedado sin su sue10 nutricio. Sin embargo, 10 rniento de la modernidad en 10 que ataííe a la superaci6n del
contrario es 10 correcto: la constelación para la critica, tam- modelo bipolar hombre-mujer o en la sistemática puesta en
bién para la crítica radical, nunca fue tan favorable como hoy. duda de Ia ciencia a través de un mayor y mejor conocimiento
La petrificacibn de la critica, que signifiw. e1 superpoder de Ia de 10s fundamenta y efectos de la expansi6n y decisibn cienti-
G r í a marxista desde hace un siglo en Europa, se ha demrn- fica). Este no-hacer-cas8 y prescindir de1 subsuelo estructural
bado. E1 padre todopoderoso ha muerto. De hecho, la crítica de la sociedad industrial es producido y activado por la diná-
social p u d e tener en cuenta nuevos aiicientes y abrir y agudi- mim de ia incípiente sociedad de1 riesgo. Esta umecánica~
zar la mirada. echa raíces en la propia dirhmiw industrial, que, a1 convertir
La teoria de la sociedad de1 riesgo evita las dificultades de 10s aefectos colateralesn en peligros, neutralua sus propios
una teoria crítica de Ia sociedad, en Ia que 10s teóricos aplican fundamentos (de~cálculo).
a la sociedad .criterios mfis o menos bien justificados, tras 10 En segundo lugar, la conceptualización, constatación y
cual (a menudo contra la autocomprensión de 10s afectados), c ~ c i e n c i a c i ó nde las amenazas estructurales de la ya en de-'
juzgan y lanzan la sentencia final. En una sociedad que se clive swiedad industrial, da como resultado la imagen de uri
autodefine como sociedad dei riesgo, la m'tica se democrntizn; sociedad en movimiento. Lo que hasta tiempos recientes apa-
quiere eso decir que se establecen mecanismos de critica reci- recia como c( funcionalw y .racional », deviene ahom amenaza-
proca entre las racionalidades de 10s universos simb6iicos de dor para Ia vida, esto es, p d u c e y legitima la disfuncionali-
la sociedad y 10s grupos que las constituyen. En lugar de una dad e irracionalidad. Ciiando en 10s contextos de accidn, se
teoría critica de la sociedad surge una teoria de la autocdtic~c ponen en marcha y se propagan altemntivus profesionales de
social, vale decir, un anáiisis de 10s conflictos que atravíesan la autocontrol y autolimitación, Ias instituciones abren politica-
modernidad reflexiva. La constataci6n de una colisi6n inma- mente sus fundamentos a la legitimidad conferida por 10s indi-
nente entre las instituciones programAticas de la sociedad in- viduos y sus d i c i o n e s .
dustrial, colisi6n que yu es tematizada y criticada bajo la pem Quiere eslo decir: habida ciienta de1 tránsito irreflexivo y
pectjva de autoamenaza de riesgo social, permite que nomas, automático de la sociedad industrial a la de1 riesgo posibilita-
pfin,pios y prácticas entren en contradicci6n en todos 10s Brn- do a causa de la ceguem apocalípticaii de la modernidad in-
bitos de acci6n social, especialmente con 10s valores y exigen- dustrial (Gunther Anders), se afilan 10s rieçgos, que -converti-
cias inmanentes. Un ejemplo: 10s cálm~osde riesgo, que se dos en tema y centro de connictos y controversias píiblí~*
elabran en torno a un padmetro establecido de accidente escínden 1%sociedad hasta en sus centros de accíón y de deci-
(espacial, temporal y socialmente delimitado), d e k n , por una si6n. En e1 horizonte de la contradiccibn enwe las viejas ruti-
parte, calcular y legitimar e1 potencial de catgstrofe de ln tec- nas y la novedosa conciencia de consecuencias y de1 modo de
nología e industria modema, pero, por otm lado, en virtud de proceder, la sociedad deviene autwritica. He aquí la combina-
cíón de reflexivo y reflexión que la aciaga industria moderna CAPíTuLO 7
mientras no produzca la catástrofe, puede desvelar bajo las
formas de autocrttica y de autotransformación. TEORÍA DE LA MODERNIZACIÓN
La modernización reflexiva contiene ambos elementos: la
REFLEXlVAl
autoamenaza reflexiva de los fundamentos de la sociedad in-
dustrial por obra de una continuada e írnparable moderniza-
ción eficaz y portadora de peligros y la progresiva consciencia-
ción y reflexión de esta situación. La diferencia entre sociedad Ulrich Beck
industrial y sociedad del riesgo supone también una diferencia
respecto al saber; dicho de otro modo, la autorreflexión sobre
los peligros de la industria más desarrollada. Por este proceso
de to~~ de conciencia respecto a los peligros ocasionados por
la decisión surge la política, ya que las relaciones basadas en
la propiedad privada, las desigualdades sociales y los princi-
pios funcionales de la sociedad industrial se mantienen intoca-
bles. En este sentido la teoría de la sociedad del riesgo es una
teoría del saber político propia de una modernidad que deviene
La modernización reflexiva- --dicho de manera simplifica-
autocrftíca. Trata sobre el hecho de que la sociedad industrial
da y por anticipado- refiere: por un lado, a una época de la
se considera, se critica y se reforma como sociedad del riesgo.
modernidad que se desvanece y, por otro, al surgimiento anó-
La noción de «sociedad del riesgo» tan sólo señala un as-
nimo de otro lapso histórico, surgimiento que no se gesta a
pecto; la teoría de la modernización reflexiva, como se mues-
causa de elecciones políticas, del derrocamiento de gobierno
tra a continuación, va más allá.
alguno o por medio de una revolución. sino que obedece a los
efectos colaterales latentes en el proceso de modernización au-
tónomo según el esquema de la sociedad industrial occidental.
La modernización reflexiva inaugura la posibilidad de una
(autojdestrucción creadora para un época en su conjunto, en
este caso, la época industrial. El «sujeto» de esta destrucción
creadora no es la crisis, sino el triunfo de la modernización
occidental. Bsta teoría es una protesta -y refutación- contra
la teoria del fin de la historia de la sociedad.

1. Extmldo de U. Bed,. Die Er(r."dunIJ des Politischefl. Frnnkfurt, Suhrkamp,


1993. pp. 57-98. (N. Jcl T.)
2. Ver el concepto de «modernización reflexiva., entre otros: Beck (1986), esp.
capítulos IV, VI. VII, VIl!; Lash (1992). Dock, Giddens y u..sh (1993), Giddens (1990.
1991). Zapf (1991), en concreto b conlJibución de zapf, pp. 23-39, Beck, pp. 40-45,
Hrndil, pp. 361-369; F,auschenhach y Gangler (1992). Zapf (1992), esp. p. 204. Lau
(l99l). pp. 372-374: Krüger (l99l). Wheling (1992). esp. pp. 247-283; la falla de nili-
dez y ambigüedad en el empleo del conceplo en esta lileralurn se deben descubrir y
desuuir a través de las siguienles explicaciones.

222 223
E1 hecho de que tras e1 fin de la guerra fría e1 mundo tien- iEs una noticia positiva 0 negativa? No se trata de eso; jla
da a unirsees algo que nadie pondría en duda. Sjn embargo, modemizaci6n salva la mdernizacibn! Volved a las fuentes de
jatencibn!, esta constataci6n vale para e1 nuevo desorden de1 la modernidad, y al beber vosotros de d a s , vais a ver e1 mun-
mundo, no para e1 esquema de un futuro redentor nutrido por do con n u m ojos. No,aqui una mala noticia es superada por
e1 modelo democi-6ticeindustrial de la socisdad occidental ca- otra aún por. No só10 el orden de1 mundo basado en e1 eje
pitalista. Este nuevo desorden alude a la gmn cantidad de pai- este-oeste se resquebraja, ahon tambikn h s seguridades y evi-
ses y culturas que aútz no han accedido a un determinado ni- dencias de1 capitalismo democrfitico-occidental. iUna tal m p
vel de seguridad y racionalidad, democmcia y bienestar. E1 tura eçtA teniendo lugar!
único antagonista, e1 adversano al paraíso, e1 competidor por Dicho mãs a ras de suelo; las claseç socialeç se disocian y,
definicibn, se ha difuminado. Sus monumentos se han despl* por ello, se intensifican las desigualdades sociales. La pobreza
mado. Inclusive, su recuerdo decae en el olvido o se trançfigu- se rtisla. La familia - e 1 lugar y e1 refugio de la mrnunidad, de
ra en in-eal. La izquierda muestn seÍías de incapacidad para ia proximidad, de la intimidad y de1 carifio precisamente en la
entender e1 mundo. ~ C ó m ohacer surgir un oponente histórico inhospitalidad de la modernidad- se convierte en un mons-
a la triunfante sociedad democrrítica y poner en cuestión e1 tmo. Muchos esperan un crecimiento econbmico y seguridad
rnonopolio moral y racionahzador de occidente? Y sin embar- laboral y nadie pude tomar a mal esta exigencia. Sin embar-
go, surge un contrincante -precisamente e1 que se expone a go, Ia que aqui $e prsigbe es mostrar e1 alcance de Ia conti-
10 largo de este trabajo. nua destnicción, en concreto: de la autodestmcci6n. E1 agota-
E1 desvaido capitalismo socio-estatal y democrático tiende miento de 10s fundamentos y remusos de Ia moderni66n
a quebrarse -no porque en B e1 proleianado se rebela y, por industrial tiene lugar por la m odemizaci6n industrial, es decir,
una ironia de ia histeria, toma el poder, no porque Ios intelec- no es imputable a enemigos exteriores, contra 10s que movili-
tuales desde su existencia retirada quieran demostrar la luz de zame y poder intensificar y subrayar la común identidad y la
la raz6n a Ia humanídad descarriada; no porque la opinión filiacibn, sino que debe ser atribuida a 10s actores y g m t e s
pública, kente a 10s creadores de opinión y de 10s artistas de Ia de la seguridad interior. No está claro c6mo solucionar el dile-
argumentaciiin, haga valer la imposición formd de la verdad, ma de que 10s rnismos indicadores -iy personas!- están a
de 10 bueno y de 10 belio; tampoco porque Ia smiedad se d a - favor de1 bienestar y de la destmccibn. La industria moderna
membre en rnovimientos sociales que prescinden de Ia estruc- envejece, su fe en Ia racionalidad, su magia técnica sufre un
twa de roles y pasan a considerar dirsctamente 10s problemas proceso de desencanto, de senilarizaci6n; y asi surge una se-
swiales más acuciantes. Pero si todos esbs d u c t o s de libera- gunda modernidad, cuyos contornos son difusos, porque en
cion se secan y fracasan, ide dónde debe surgir una fuerza ella nge e1 y , sus dilemas y ambivalencias. Este es un mensaje
que cuestione e1 rnonopolio de racionalidad y de moral de la que confunde e irrita a muchos oídos.
civilizacibn industrial? No obstante, se irrita de una simple figura de pensamiento
Só10 hay una fuer7.a y poder que sea capaz de esto, la &c- que en este trabajo se resalta sobremanerri. iNo se producen
tadura de las coacciones objetivas -economía, técnica, políti- cambios en e1 interior de todas las culturas y e p a s a travh
ca, ciencia-, es decir, de1 absolufis~?zo de la propia modwniza- de las propias dinfirnims que Ias hicieron valer, Ias desataron y
ci6iz de ia sciciedad industrial. Esta es la tesis o, sin falsa mo- animaron? Lo particular es que esta trivialidad histbrica, este
destia, la teoria, la filosofia que aqui se proyecia, se despliega postulado fundamental de toda visión histbrimsocial consta-
y, de algín modo, se persigue: Ia modernización secuestra, en tada en la kpma que precisamente ha estimulado el cambio,
virtud de la autonomizacjón de1 pmeso de modernización de se ha convertido en algo casi impensable. Tal vez pudo ser
Ia sociedad industrial, sus fundamentos y cmrdenadas. d i d o para todo lapso histórico que se consideraba a si m i m o
como insuperable, como garante de1 posible acceso de1 hom- sociedades modemas, en las que una vez domina el ro ato-o-
bre a la perfección. En todo caso esta generalizacibn sobrepa- aquellon y, en utra ocasi6n, e1 y,, (esto suscita Ia pregunta: si
sa mis conmimientos histbrim. La sociedad burguesa e h- entre e1 KO ato-o-aquello),y e1 uryn domina Ia FLYN O la KOB). E1
dustrial adora las innovacioner y cambios y, a su vez. se despi- tránsito de un esiado a otro no se consuma a causa de una
de de todo rastro de historicidad. Esta despedida deviene m c - revolución, crisis, t a m p o por medo de una rebelión política,
ticamente perfecta, y no só10 por obra de sus teóricos y cienti- sustitucibn de dites o consulta electod.
ficos smiales, 10s cuales, con todos 10s medios de pensamiento
a su alcance,ligan peculiarmente las contradicciones, elevando
asi un edificio inexpugnable, algo asi como un muro de las ~íntess'colataalde innovación y revolución
lamentaciones. También en la autoconciencia de la sociedad
burguesa predomina esta descomunal y prepotente genedza- MAS di8 de Ia queja y de la esperanza la tesis central de
1
1
ción que todavia es defendida con cinismo y amorahdad frente este trabajo es la siguiente: vivimos en un mundo distinto a1
a quienes mantienen un resquicio de duda. que nuestras categorias de pensamiento revelan. Vivi- en e1
La sociedad burguesa consolida y extiende su autoridad y mundo de1 y y pensamos con las categorias de1 o esto o aque-
dominio, como muestra Rolund Barthes, a través de1 temor 110. Este desencuentm entre la praxis y la teoria no es imputa-
que d u n d e . Esta sociedad produce un universalismo en el ble a una confiisión genedizada, ni R una insuficiencia con-
que se eclipsa, pero a la vez, agiliza aciivamente su expan- ceptuai, sino que obedece a1 proceso de modernizaci6n occi-
si6n. ~PoLíticamenlela denominación se efectfia a traves de la dental en e1 estadio de triunfo aplastante. E1 continuado e in-
idea de Nación. Para s u tiemp era una idea progresista que cansable proceso de modernizaci6n ha abierh una grieta entre
s e d a para d e m a r a la aristocracia. Hoy Ia burguesia se eI concepto y la realidad; esta es dificil de revelar y de desig-
diluye en la Naci6n, una burguesía dispuesta a excluir [...I, 10s nar, porque el discurrir de1 tiempo se ha quedado detenido en
elementos que declara como exwaiios [...I. Como se ve, e1 vo- 10s conceptos centrales de1 momento inicial y fundante del
cabulario polftico de Ia burguesia reclama la existencia de un proceso de rnodernizacibn. La afuodemidadn (uiin tkrmino al
universal.r que circunda una =pesa niebla que impide que salga e1sol) se
7 Este universal de Ia sociedad burguesa, precisamente por ha convertido en suç estadios & desarrouados en t e m incog-
no ser só10 descrito, sino tambíkn convertido en norma, blo- izita, en un desierto civilizatono que podemos no comprenda,
quea toda aciividad de1 pensamiento. La sociedad burpiesa e ya que e1 modelo monopolizador de1 pensamiemnto de la m e
industrial se equipara a la modernidad. Esta privilegja y pro- dernidad, su autocomprensibn desde c1 punw de vista socio-
crea a aquella y a1 revks. La mdernizacíón es tematizadn en industrial y capitalista se ha quedado anticuado en e1 iranscur-
clave de globalización, de expansión permanente. E1 hecho so de la rndernizacíbn autbnoma.
de que en e1 proceso de intensiEicaci6n de sus estructuns Precisamente Ia modernidad es pensada como novsdad au-
pudiera volverse contra si misma, autosuprimirse, parece in- tónoma e irrebaçable, como dictadura de la novedad - a t o es:
imaginable. como yetpetuacidn de to nzismo, como un sistema que ha a-
En último término, Ia intencibn, hasta ahom inexpmada, cluido wmbios reales.
que rige e1 decurso de1 texto focaliza su atencibn en e1 desc~i- Esta padizacibn de 1st novedad' en y por laç novedades
brimiento e invenci6n de una tiplogfa (a1 riienm de Jus) de ias tiene dos tradiciones de pensamiento: por un lado, la (~teodfi
de la innwacióiz~(para muchos Wolfgang ZapE) que refiere a
la desaparición de la weçclermis organiza dom^, y que supone
un intento de controlar loç problemas de crecimiento a travb
de la desinhibici6n de1 cre~imiento.~ for otra parte, ala dia&-
tica de 20 nuwo y siempre 10 mismoii es representada por Wd-
E1 supuesto que dirige esta teotía de la modernizaci6n re-
flexiva, prosigue con su paso firme. La mdeniizaci6n no só10
ter Benjamin.5
modifica el marco socio-industrial de Ia modernizacibn. Ante.
Aquí se propone una figura de pensamiento, que es conce
bien: ya que todo signo de invariabibilidad y consistencia dentro
bible con y contra la esclerosis conceptual dominante. A la
de la mdernidad industrial se evapora, ya que la estructura
ccmdernidadip qua d i n h i c a propia le es conferido un poder
institucional y organizacional de la sociedad industrial aban-
de autoneutr;ilización y autotmnsfomaci6n. Es tematizada
dona la condición de aprion aproblemAtico y pierde su condi-
como asriciacibn de disolucidn y rsestructuraci6n, como un
ción de irrebatioe, se deniba la estmctura de roles, e1 uférreo
proceso que genem seguridad y a la vez la deteriora. Moderni-
estuche, (M.Weber) @e la industria moderna ha alcanzado y
zación quiere decir, por tanto, una slntesis coiateml de innova-
ha armado. Se demmba, más concretamente, en la decisión
y mlución. Pretendiéndose una ninnovaciónii, se pone
de 10s individuos. Estos son 10svencedores y (!) 10s perdedores
en marcha una ccrevoluci6nn. En todo caso, no se trata de una
de Ia modernización reflexiva. Dicho de otm modo: 10s efectos
revoluci6n anhelada, sino una urevolución» de 10s eftectos cola-
colaterales suponen la liberacibn de 10s individuos dei enjau-
lerales por cierto, un concepto de revolución que, o bien, se
lamiento de las instituciones, en este caso, significan e1 renaci-
entiende en clave de la terminologia dominante o de manem
miento de conceptm tales como acción, subjetividad, conflicto,
insuficiente.
saber, crítica y creatividad.
~ E stodo a t o posible e imaginable? Dicho simplificada-
Esta pmdoja ocupa un lugar central: la independimcidn,
mente: si se entiende a la modernidad wmo modeniización
que se resudve contra la independizaci6n de la modeniidad
nutónoma, esta no p u d e ser ú-enada ni replegada d í donde
industrial, abre a esta a la decisión. L m artruciuras desiruyen n
precisamente se conservan sus fundamentos: Pero si la moder-
las artructtaras de modo que la subjetividad y l u ncciones d k p e
nidad por su propia inercia desplaza y carcome sus fundamen-
nen de posibiíidades de desmvoZvimien~o(esto se logra cuando
tos y coordenadas, se suscita la siguienie cuestión; lc6mo se
pueden descubrir, conscienciar y mpetimentar conceptos que
e
las nuevas estmcturas descubiertas invenhdas posibilitan ac-
ciones). A espaldas de 10s hombres, esto es, independente-
arrernetan contra e1 esiancamiento de Ias categorias dominan-
tes? Sobre este particular trata e1 presente t r a b a j ~ . ~
en 10s dominiw dc pducci6n cultural como cl idigimo. científico y jurldico. ctc., ,
cor! 10s cuales sc Ilevan a Ia pt-gctica juegos quc m n a l i m e1 acceso a lo un-d. Çt:
patcntiza que ias eseiicins son normas. (p. 975). Y Mary Douglas (1990, pp. 162 y ss.)
4. Zapf (1973, 1986) awla rt Parsom (1969) aií como a Bisenstadt, Bendiw, Al- e s c n i .AI igual que 10s planos dc la sociedad en 10s que nos movemos, Ias ch.si6ca-
mond, Rokkan y demás (todo en Zapf, 1969). ciones &ales sc e n c u e n m s i e m p a~ nuetra dispsicibn: constituyen e1 irasbdo,
5. Benjamin (1972); c€. Wehling (IWZ), pp. 75104; mmbiCn refcrcncia a Frisby
e1 horizonte en el que nos contempIamos y valoramos a nosotroç niismw y a l~
11969).
dernas.. Tornemos el mundo domestico y pensemos dos rdes de nulos y adulta,
6 . Picm Bourdieu (1992) ha pucsto de relicvc (en diáiogo con Durkheim) que las
hombres y rnujeresr. Aunquc ~repraducimosaiitom6tiwmmie e1 csquema de autori-
categorias wn Ias que pensamos y achamos, no son s61o mnstmctos (cientííms).
dad instituido y la divisibn dcl íxabajo aceptada, ia reptpducci6n es totalmente d ' L
que serlan wntrolables ernpírica y te&iwmente, sino cmipoimites ùifegroles de las
ta si es llevada a cabo por un hindú o por un americano. Pdernos cnmenzar tm-
c s ~ c f u r m:
&
s nfniciaimenie fomirJadm conro musacióii y coiirifiin (nuestraç
bíCn con 10s rnlcs integrados cn Ia organización social, por ejemplo m ias -h-
*categorias. proceden de1 hfhegwesthai griego, algo asi como "denuncias pú blicns"),
estcs conceptos orientados a Ia dispuia devienen prngesivamente h g m i u s tPcni-
dos, y nos aprniòmamos desde la p d e r i a hacia Im dorninios central- de p t i s i o e
tos, que p i a s a la amnesia dc su surgimiento confieren alimiro dt. e t m ~ i d a da In
influencia. O cnrnenzamos con 10s recikn nacidos y atrayesarnos la esuucuira de
d i c i ó n crftia y a 10s traiados acad4micos o disenaciones. Dc entre t& las posi- mcianidad Iiacia arriba. En todo m o , a c e p m w las catcgotias que utilim n W m
bilidades de participar en Ias disputas -Ias cuales se deben dirimir exterior y púb1i- administracioncs para establecer un gobiemo, para realizar iin censo de p o w h Y
camente si se quiere objetivar sus catepofi- el miis seductor y ei menm sospedi~ para estimar la ncceçidad de escuelas o cenhnç penitenciarios. Nuestm
so cs el papel de árbitro o juez. que decide sobir! conflictos aún por determinar y w se mueve siempre mr carriles pinvistos de una cicrta nomalidad. iC6mo
encucntra en condiciona para lanzar iin veredicto. por ejemplo, a1 respecto de 10 qiie pensar en la sociedad sin w n i r J. 1 s claqifiwcioneç incorpwadas a numtras hti-
tuciones? Pari Ias ciencias social- vaIe esto, inciuço. en la medida en que hbim
sea e1 realismo [...I E1 ni& de peiisar opera en cada tiniverso social y, espacialmente,
profesional de análisis esta rnoldcado por categoríus administrativasm.
mente de que ellos lo perciban o no, lo pretendan o no, la Kant planteó a fines del siglo XIX esta pregunta: ¿cómo es
modernización industrial y su centro cerrado de decisión se posible el conocimiento? Hoy, dos siglos d~pués.' se plantea l~
abren a la decisión, a la discusión, a la crítica. El bloqueo pregunta paralela: ¿cómo es posible la configuración [de: lo poli-
ínsito en la estructura social de la modernidad industrial se tico)? No es una causalidad, que con ella, se plantea, a su vez,
debilita. y de esta manera se puede empezar a hablar de la la cuestión que vincula arte y política.
invención de lo político.
Con -toéor-en la competencia entre el y Y el o domina este Entiendo que la historia del hombre se Inicia hoy por vez
primera, también su propia amenaza, su propia tragedia -ces-
segundo. La modernización reflexiva puede tener como conse-
cribe Goufried Benn-. Hasta nuestros días, se encontraban a
cuencia un desarrollo progresivo o la aparición de la conrra- sus espaldas los altares de los santos y las alas de los arcánge-
modernidad. Neofascísmo o democracia ecológica; ecodíctadu- les. Sus debilidades y heridas fluían por el cáliz y la pila bautis-
fa, violencia, fundamentalismo o un persistente desarrollo de mal. Ahora comienza la serie de grandes e irresolubles infortu-
la democracia y de la Ilustración. La modernización reflexiva nios que recaen sobre él..?
puede remover los cimientos del mundo, también los de un
mundo occidental en situación de deterioro progresivo en la Más allá de la naturaleza, de Dios, de lo ancestral, de la
que se acelera el proceso de destrucción o algo que parece verdad, de la causalidad, del yo, del ello y del superyé comien-
excluido puede ser posible: el hecho de que la modernidad in- za «el arte de vivir», como el último Foucault lo denominó, o,
dustrial revise y reforme sus propios fines, fundamentos, for- como podemos decir hoy: el arte de la autoconstitución, que
mas de vida y de producción, su integración de moral y de designa en el marco de la modernidad autonomizada: la in-
racionalidad. vención de lo político como condición universal que sirve de
Esto proporciona algo contrario a la perspectiva de desa- fundamento para la existencia humana. De esta forma, no se
rrollo: no se trata de que los países desarrollados reproduzcan confecciona la imagen de una época de la esperanza, ni de
la modernidad occidental en su interpretación socio-industrial, paraíso alguno, ya que aquí el destino augura nuevas fatalída-
sino que el problema del desarrollo inste al primer mundo a la des y neurosis que no coinciden con el ocaso -eso seria lo
búsqueda de un diálogo global. ¿Cómo es posible una autoli- mismo que el fin, la conclusión, el desenlace fatal- sino con
mitación inteligente? ¿Cómo son posibles formas políticas, el no-ocaso que nos es inminente.
productivas y de vida que transciendan las tendencias suicidíó- El diagnóstico de la modernización reflexiva, por lo aquí
genas de la modernidad industrial? visto, trasciende los límites de la modernidad simple encami-
Si nadie puede decir que el modelo de una economía nacio- nándose hacia lo normativo. En todo caso, mantenemos esta
nal autodestructom da lugar a una civilización global y demo- idea: con la modernización reflexiva la esttuctma social se
crática, sí se podrá considerar que esta es un logro imposible desplaza hacia lo informal y lo inconcebible. En y con la mo-
con las instituciones ya caducas de la modernidad. Pero si no dernización de la modernidad industrial, la ley de la selva se
se quiere seguir haciendo la vista gorda por más tiempo hay propaga bajo la apariencia de ordenamientos y competencias
que abandonar el marco del statu quo político perteneciente a bien delimitadas. El safari a través del mundo desconocido y
la sociedad industrial -soberanía estato-nacional y su correlato aún por descubrir en el que vivimos puede comenzar.
militar, el crecimiento económico, el pleno empleo, así como La pretendida originalidad de la figura del pensamiento
los grandes partidos y las coordenadas políticas izquierda-dere- aquí expuesta trae a la memoria un referente teórico contras-
cha- para abrir, ampliar, reorientar y recomponer este hori-
zonte político de la modernización simple. Así, de esta forma,
se llega a la consideración de la invención de lo político. 7. Benn(l989),pp.1S0yss.

230 231
Esto es 10 que se ha pre-
tado: ,h d d k t i c a de la Ilustra~i6n.~ tad y dei pensamiento de 10s hombres, una segunda moderni-
tendido. No obstante, las diferencias también son notorias. No dad. Esta no sblo eç desconocida, también es dependiente de
se trata como en Norkheimer y Adorno de una dialéctica en ia
la decisibn y ~ n t e de
s cualquier valoración- reclama Ia ex-
que Ia fatalidad echa andar desde e1 inicio y se detiene en e1 pIoraci6n de la realidad en Ia que vivimos.
momento en e1 que Ia presencia de 10 condenable se deja notar
con más intensidad? Por otra parte, 10 contmio a Ia teoría
aquí expuesta no es la Ilustración, sino la n~IlustraciÓn:ia
modeniizaci6n autónoma es e1 punto de partida. Esta, a 10
Anhelo + confianza = diferente modernidad
Iargo de su periplo, se vuelve frente a si, se autodestniye, abre
10s fundamentos de su complejo industrial a la decisibn, con- Concentramos y condensamos en una definici6n 10 tratado
siente e1 surgimiento de connictos donde nadie poílía suponer- hasta e1 momento. Se entiende por modernización reflexiva
LLM transfomación de Ia sociedad industrial. que se produce
]os, i d a d a y desplaza, abre 10s monopolios de1 poder, o, algo
m b radical: porque todos defienden estos monopolios. sin planificaci6n y de manem latente en e1 transcurso nonnnl,
Resurniendo, surge simple y llanamente otra modernidad, aut6nomo de Ia modernizrtción y que apunta bajo tres aspec-
una modernidad dikrente; en cualquier caso, es tan distinta tos al in\.tiriable e intacto ordenamiento polltico y económico:
que despiertrt y estimula la curiosidad y e1 quehacer de 10s una radicalizacidiz de Ia modernidad, que desvincula a Ia socie-
sociólogos. dad industrial de sus perfiles y premisas y que, n causa de 10
uLa dialéctica de la modernización», h modernización re- cuai, abre paso a otra modernidad 4 a Ia contramodernídad.
flexiva, poslula en cierta forma, 10 contrario a la ~dial6cticade h modernizaci6n reflexiva afirma simultánenmente 1% te-
Ia Ilustración~~: una dinamica authoma, que se autoconira- sis mantenidas antitéticamente por 10s testigos principdes de
mta y, que por eiio, claudica y se desagarra e1 férreo estuche la modernización ((simple*,clhica e industrial -mamistas y
de la industria moderna. Es decir, e1 envejeciminento de la funcionalistas: izinguna revoluci6n sino una sociedad difmnte.
modernidad industrial p d u c i d o por si misma no es un anhe- T m 10 cual, e1 tabú que periclita es e1 de1 equilibrio tacito
10, ni esperanza, ni una promesn, sino -tras 10 propuestc- entre Ia latencia e inmanencia en e1 cambio social. E1 hecho
un diagnóstico, según e1 cual: Ia mdernidad industrial genera de que el paso de una -a social a oim se Ileve a wbo apofi-
cual impulso y aiitodinámica con independencia de ia volun- tica y colatmdmmte sin ninguna intervenci6n de las instancias
de decisibn politim, fineas de conflicto y controversias entre
partidos políticos, colisiona con Ia aiitocomprensi6n democrá-
tica de esta sociedad asi como con Ias convicciones fundamen-
8. IIorkheimer y Adorno ( 1 969).
9. Bonss (1893, p. 29) eçcribc: u L a ieoria de la sociedad en ia Diulkfica de h tales de su sociologia.

-
Iliisfraci6ir se rcduce de td m d o a una historia de decadencia subjeiii~fitosófica. Lrt modemizacibn reflexiva refiere A c h o escuetament-1 I
que e1 intento de su reformulaci6n deçde el Ambito de Ias ciencias s d e s pmece
limitado. AI m i m o iiempo, Llorkhcirnei.y Ad- perrnancwn indirwtamente encia-
a una rndeniización potenciadu por e1 i n ~ ~ u l fmnsfomadori
so
vad os en Ia uerrlón unidimensional dc Ia racionalizaci6n occidental. E1 moiivo es que de 10 so:ocial. En 10 tratado hasta ahora se han constatado de-
la dialktica de Ia ilushci6n no se dexribe mmo un despliegue de mntradicciones sastres, fades experiencias, que i n d i a n cambios bruscos
Lnsita en e1 p m s o de civihaci6n. sino wmo una oposicibn antrnpológica consoli-
dada y sucesivamcnte agudizada cntre lu triciomlizaci6n sin sujeto y un sujeto mar- Ia sociedad. Sin embargo, esto no debe ser así. La otra socie-
cado par Ia impotencia. De modo semcjante a Weber, Ia racionalizaci6n sin sujeto de dad no siempre se engendn desde e1 sufrimiento. NO s610 h
IIorkh*rner y Adorno avanza de manera imfrenablr. Con su paso firme y victoriom pobreza creciente, tarnbikn Ia mayor riquem y h d ~ @ ü h r i
Ia dialktica se perfecciona de continuo, amenaza someter d si~jetoy no cxiste indi-
cio alguno de que, por. wusas inmanentes, pudidn zozobrar o converiim en nutoiie- de1 contrincante de1 Este modifican las c~ndicionesde1 proble-
flexiva. Un argumento tal pcrmite únicamcnte lina crítica ideológica con bastantes ma, 10s marcos de relevancia y Ia cualidad de 10s WP~%
deficienciasn.
axiales de Ia política. No s61o 10s indicadores de amf*,
también el elevado crecimiento económico, la alta productivi- unas consecuencias de naturaleza muy distinta a la del subs-
dad laboral, la rápida tecnificación y la notable seguridad en el trato del que surgen. A este respecto tienen lugar en diferentes
empleo pueden desencadenar una tormenta, con cuyo empuje estamentos culturales y en distintas partes del mundo hechos
la sociedad altamente industrializada navega y se traslada ha. como: nacionalismo, pobreza masificada, fundamentalismo re-
cia otra época. ligioso de distintas orientaciones y religiones, crisis económica,
La mayor participación de la mujer en el mundo laboral, ecológica, posiblemente guerras y revoluciones, sin olvidar si-
por ejemplo, es celebrada y potenciada por todos los partidos tuaciones excepcionales que desencadenan grandes catástro-
políticos, pero conduce lentamente hacia la demolición del or- fes, ya que obedecen, por lo visto, a la dinámica conflictual de
denamiento laboral, político y económico mantenido hasta la la sociedad del riesgo.
fecha. Las fLexibilizaciones temporales y contractuales del tra-
bajo son pretendidas y perseguidas por muchos, sin embargo,
disuelven en definitiva los límites marcados por la industria en- La sociología como sociología de la modernidad industrial
tre trabajo y no-trabajo. Precisamente a causa de que estas me-
didas insignificantes con grandes consecuencias globales no La sociología es una ciencia controvertida. Formulado de
aniban a nuestra sociedad a todo bombo y platillo, con una manera positiva: la sociología dispone de una riqueza de dife-
encrespada votación en el parlamento, con oposiciones político- rentes, e incluso contrapuestos, discursos teóricos y teorías
pragmáticas o bajo el pabellón de las transfonnaciones revolu- fundamentales (en la jerga especializada, «paradigmas» si-
cionarias, es decir, no se sirven de medios «ilegítimos», especta- guiendo el ejemplo de Thomas Kuhnj.J'' Este pluralismo teóri-
culares, se consuma la modernización de la sociedad industrial co no puede olvidar que en el centro del huracán rige la calma
de forma latente e inadvertida; también para los sociólogos, de un consenso fundamental: la modernización es tomada e
que, por inercia, limitan su actividad a reunir datos y a estruc- interpretada por encima de los diferentes discursos como Por-
turarlos conforme a las viejas categorías. La irrelevancia, la fa- tadora de una estructura análoga. lo cual debe ser minuciosa-
miliaridad de estos fenómenos cotidianos, el anhelo de noveda- mente investigado y examínado.!' ¿Por qué? Los clásicos han
des constantes oculta el impulso transformador de lo que en accedido a un sistema de pensamiento en el que aún hoy habi-
ellos anida, ocultación que, en último término, dice más de lo tamos y moramos.
mismo y sugiere que nada novedoso han de provocar. Este permanente y ya clásico consenso al respecto de la
Anhelo + confianza '" otra modernidad. Esta fórmula suena modernización es cuestionado por la teoría de la moderniza-
y parece paradójica y sospechosa. ción reflexiva. Antes que nada y en primer lugar, se debe po-
El carácter reflexivo de la modernización entendido como ner en discusión esta teoría de la modernidad industrial con
expansión en el espacio, despliegue y potencia de transforma- dos orientaciones que compiten entre sí, y, a continuación, sa-
ción estructural no sólo es merecedor de la curiosidad filantró- car punta a sus perfiles y supuestos.
pica siempre y cuando se conciba a la citada modernización Por una parte, se encuentran las teorías dominantes de la
como una « especie de insecto» del cambio social. Esta moder- modernización simple y clásica: para estas, junto a las diver-
nización de la modernización es también un fenómeno políti- gencias múltiples e internas en el seno de la estructura moder-
co de primer orden. Por un lado hace referencia a las profun- na, es característica la equiparación de modernización con
das incertidumbres en las que se debate una sociedad en su
conjunto -sin poder establecer alternativas de pensamiento
en todos los marcos de acción. Al mismo tiempo, señala una lO. Curiosamente Kuhn no ha encontrado a las dendas sociales dignas de un
paradigma especifico.
dinámica de desarrollo que, por sí misma, puede provocar 11. A este respecto Berger (1988), pp. 224-235.

234 235
modernizacibn socioindustvtal. Dentro de1 horizonte de Ia te&
Las dos posiciones rivales excluyen una posible vanedad de
das de la modernizaci6n simple hay dos escuelas que rivalizan
p m e ç o s de modemizaci6r1,que por mor de su pmpia dinámi-
entre si, ia f i ~ ~ ~ r z a l iyslat arnarxista,13
~~ Ias cuales han desa-
ca, surgen, por asi decir, por Ia puerta de atráç de 10s efectos
rroilado, por su parte, Ias variantes de pastidusrnnlismo14y
colatedes (mejor: bajo conceptos totalizadores y ahiçt6ricos
tardo~a~italisrno.~~ En las teorias postindustrialistas, e1 hori- asoman laç consecuencias no deseadas).
zonte de1 posible futuro ha sido circunscrito a un desplaza-
Si la mdernizacibn simple primeramente dite disolucidn y,
miento de1 punto c e n t d desde e1 sector indusbid a1 de servi-
en segundo lugar, sustitucih de las formas de sociedades tradi-
cios. Desde e1 punto de vista teórico, tan s61o esto se puede
cionales por ias industriales, Ia modernizaci6n reflexiva supone
deducir. Sin embargo, permanece aproblematica Ia equipara-
la diwluci6n, la sustituci6n y e1 paço de Ias formas de sociedad
ción de rnodernización con modernizacibn wcioindusirial
industrial a oú-os tipos de modernidad. La diferencia de las dos
(con motivo de Ia presupuesta teoría de 10s sec~ores).'~
fases acaecidas en Ias sociedades mdernas consiste en que, en
En e1 otro lado, se agrupan las teorias de la postmodemi-
pnmer lugar, las tradiciones pre-indusdes y, en segundo lu-
&.I7 No s61o niegan e1 problema ecológico. Sino que, de una
gar, las &adicionesii y certidumbres de la pmpia xciedad in-
u otra forma, dkeu adi6s a ios principios de la modernidud. A
dustrial se convierten en objeto de pmesos de dkolucidn y sus-
este grupo de teorias postrnodernas subyace también una
iitueidn. Precisamente esto significaauioaplicacih: en e1 trans-
equipamción de la mdernidad con Ia modernidad socioindus-
curso de las modernizaciones autbnomas, la sociedad industrial
trial, s61o que en este caso con derivaciones negativas: como L-
es a&a (usuprimidab) como ia rnodernizad6n de Ia soQe-
modernidad y la modernidad socioindustrid se enciientran in-
dad industrial de mariem permanente ha eliminado y sustituido
disolublemente ligadas, en e1 momento en que comienza a re-
las formas de sociedades estamentales y feudales.
velarse la faledad historica de1 modelo moderno de sociedad,
Como motor de1 cambio social la racionalidad telsológica
no se pega un dernarraje, un salto definitivo y mpturista desde
no cuenta durante un lapso prolongado de tiempo, sino las
é1 hacia otra modernidad, sino hacia la postmodemidad. En
consecuencias no des&: riesgos, peligros, individualizaci6n,
esta, junto a 10s primeros indicios de cambio estructural, se
globalizaci6n. Es decir: 10 que no es tenido en cuenta, paça a
consuma la deserción y 10s principios de la modernidad, asf
acumularse favoreciendo Ia ruptura estructurd que sepm la
como e1 diagn6slico de Ia sociedad moderna son desalojados.
modernidad industrial de la segunda mdeniidad. Cabe pre-
guntarse por tanto: ~ c ó m ose puede fundamentar una tipolo-
12. Presentada en Zapf (1969), en Ia cxplicnción tdricrt de Münch (1984, 1986); gía de diferentes rociedader modernas sobre lu categorfa de1
ver tambitn e1 esccpticismo de Lepsius (1977). Ia ctitica dc Bcihl (1970, 1590). efecto cola kml?
13. Por ejemplo, Brandt (1972). Wderstcin (1986), tamlien K u h (1491). iniiy
autocrítico rccientementc.
14. Foi~rastid(19541, Be11(1975), Toumine (1976).
15. Offe (19721, Ilabemas (1973).
16. Ver Zapf (15921, pp. 201 y ss.; Bcrger (1988); sobre e1 m t e n i d o tebnasocid
Supuestos fundamentales de la saciología
dd t h n i n o modemidad. cf. Baurnan (1992, pp. 347 y ss.). Habemas (1985, p. 9, con de ia modemidad simple
extensa información a1 repecto de Ia literatum sobre c1 tema), así mmo Welxh
(191. m. 45 Y ss.).
F .

17. -iao p i c i 6 n oculta 1a superposición, la pinduciindad y Ias wncornitancias. Con e1 pmeso triunfante de la modernidad industrial, es
Asi surgen coincidencias. que dividan a, Ias tcori3s de Ia posunodemidad y de Ia se im-
decir,, simple -este es e1 amplio consenso s o c i o l ó g i c ~
mdemidad d e x i v a y cmtra ias que se h c e n v a k r Las visiones mntndictoriaç de
la rnodernidad simple (cn una relaci4n de tcnsión entre funciodismo y marxismo). ponen determinadas formas de vida universaljradas y p k u -
Para Ia productividad de1 dcbaie sobre Ia postmodemidad an Ia swiología. ente piar sistérnicos de organirnci6n. Estos rasgos pueden induir*
o i m , V e s t a (19841, 11990). G w k , Pakul& y Waters (1992). Giessen (1991). en Ires supuestos nucleares de lar teoríius de la r n o d e m i ~ ~ & n
Bauman ( 19920).
1) Las condiciones de vida y e1 desamlio de la misma se E1 orden de Ia sociedad industrial es pensado en la sociolo-
organim socialmente en clases que la investigación smiol6gi- gia (desde Spencer hasta Parsons y Luhmann) como d i f è ~ n -
ca se encarga de explicitar. Las clases incluyen Ias permanen- ctacibiz fureciotzaI de subskfemas. Las sociedades m d e n i a (in-
tes contradicciones y culturas, pero tienen su fundamento en dustriales) consiguen y despliegan su específica capacidad de
e1 marco de1 pmeso de producci6n industrial, en la contradic- adaptaci6n y de rendimiento en virtud de1 carte de ta separa-
ci6n entre trabajo asalariado y capital. Este es e1 caldo de cul- ci6nn (Richard Rorty). En e1 transcurso de las profundas sacu-
tivo de1 que se nutren 10s h e n t e s debates sobre e1 número, didas constatadas en e1 seno de la modernidad se escinden 10
10s Emites, la relevancia conductual, las ideologias de las ala- político de la economía, 10 científico de 10 y demk
sesn y posteriormente, con una denominación en franca retira- T d o s eslos subsistemas direrenciadoç didmicamente desa-
da, de 10s ~estratosssmiales. Para estos codictos polfticos y m h n y despliegan çus propiaç legalidades objetivasii, su
conimversias científicas es característica la siguiente constata- < d i g o binanon (Luhmann).
ci6n: la pmici6n 1aboraI en el proceso de produccibn promue- A continuaci6n mentmos las palabras de un autor progre-
ve o, con más precisibn, condiciona cómo y dónde se vive, quk sivamente olvidado, palabras que apuntan bacia ese su olvido:
hábitos de consumo y de ocupaci6n de1 tiempo libre se tiene, ~Supongamosque en la esfera moral se encuentrün Ias dti-
qué concepciones y compromisos políticos pueden ser adopia- mas diferencias de bien y m& 10 mismo a r r e en la esfera
dos. Con otras palabras, la dinárnica de desigualdad social es estética con lo bello y 10 feo; en la economia con 10 beneficioso
venficada sobre Ia base de categorias de grandes grupos clara- y perjudicial o, por ejemplo, 10 rentable y 10 no r e n d e [...I-
mente definidos, delimitados y políticamente enfrentados o La específica diferencia politia, aqueUa a Ia que pueden *
dispuestos en contradicci6n. Bntro de «estas formas cosrnovi- conducirse todas las acciones y motivos políticos, es la de ami-
sionales a pnoriii dadas en la historia surgen múltiples y vehe- go O enemigo~.'~ Contra este último y decisivo punto en que
mentes controversias sobre c6mo conceptualimrlas, cómo de- Carl Schmitt -1 autor clásico de1 esto o aquello- Eundamen-
tenninarlas empírica y políticamente y c6mo desiWlas (por ta su teoria de Ia política, muchos, caçi todos (10s te6ncos)
ejemplo, mdelos de sociedad socialistas o capitalistas). han echado pestes. Y Ilama atencibn cómo laç formulacio-
2) La descomposjci6n de1 orden tndicionnl t a m b i é n 10s nes, hasta en e1 microcosrnos de Ia fomacibn concepnial luh-
clAsicos están de acuerdo sobre esto a pesar de ia e~~ecificidad manniana, concuerdan en la interpretaci6n fundamental de
de cada uno de sus diagn6slicos- se Ileva a cabo como un ~susbsistemasaut6nomoç bindamente codificadosii.
proceso revolucionario, ya sea o abierto y explosivo (como la 3) ES~OS subsistema as,, están dominados por su p r ~ & le-
revolución francesa) o duradero y paulatino (como la revolu- gatidd. Es decir: la ley evolutiva de la rnodernidad simple es
ci6n industrial). Sobre este particular, parece oportuno subra- poliforma, pero e1 proceso de racionalización es p e ~ d linfwl
o
yar Ia precariedad de1 nuevo orden socioindustrial, e1 cuaI sur- y unidimensionalmmre en e1 sentido de Ia intensificacibn Y
ge en lugar de1 orden estamental y feudal uncido de aanhelo despliegue de1 sistema especifico de la racionalidad teleol6gica.
divinon. La sociedad moderna, así 10 formula Hans Freyer, L0 mal supone: miis y distintas, ccinteligentesn, ccecol6gicasr
ues, para todos 10s grandes sistemas de la sociologia, negativa, tecnologías y sistemas técnicos, nuevos mercados, expertos Y
critica, revolucionaria. No tiene sentido ni consistencia en sí patentes. Las amenazas medio-ambientales son contrarresta-
misma, s61o el impulso de autoririscenderse. Ra perdido e1 or- das, por ejemplo, con el invento y Ia p d u c c i ó n de micmbios
den y aún no ha encontrado uno nuevon.18 patentados que eliminan 10s tóxicos industriales, etc- Este

18. Freyer (1 930). p. 165, citado según w e r (1988), p. 226. 19. Schmitt (1963). p. 26.
cambio a través de1 incremento heal de la raciodzaci6n no-n~rmativo.~l En e1 presente trabajo se cuestiona y se
p e d e y debe ser pensado y activado en todos 10s planos y con blematiza la rigidez y Ia insuperabilidad de 10s supuestos de
todas loç medios de la sociedades: nuevas organizaciones, ca- la smiedad industrial, y se afirma que: este *si mismon (e1
rreras, disciplinas científicas,nuevos Ambitos organizados juri- perfil) de la modernidad simple aumenta en el proceso de
dicamente, iniciativas de discusi6n, y demás -pero: permane- mdernización, proceso que desplaza sus propios fundamen-
ce Ia tnisma racionalizaci6n, la misma exigenua de wntrol y tos y coordenadas, 10s pierde, y e1 RSImismoa anterior se sus-
seguridad en forma mejomda y depurada. tituye por otro que se puede inferir -tearéticamente y politi-
aRacionahzaci6nii dice a la vez refiiún (tecnificada). E1 camente.
sujeto y la forma de la reflexión pueden cambiar (expertos, E1 hecho de que la dinámica de la saciedad industrial su-
opjnión pública, e1 individuo, etc.). Peru permanece e1 supus- prima suç pmpios fundamentos recuerda a la afirmación de
to de que u w n Ia disociación de Ia tradición, la sociedad m e Karl Marx: e1 capitalismo es e1 sepdturero de1 capitalismo,
derna necesita fundamentarse eiz si misma. De esta m e r a se pero también significaalgo muy distinto. En primer lugar no
desencadena un tipo de swiedad que constniye sus propios son Ias crisis, sino -repit+ 10s triunfos (dicho con cautela)
fundamentos. Se manifiesta este hecho en un alud de concep- de1 capitalismo, 10s que producen la nueva sociedad. Con =to
tos de reflexibn ,nn 10s que se intenta fijar la figura funda- se dice en segundo lugar: la desintegración de 10s per£iIes de Ia
mental de la rnodernidad: autorrealizaci6n (Marx), autopre sociedad moderna no obedece a1 efecto desencadenado por la
ducción (Touraine), autorreferencia (Luhrnann), aumento de lucha de clases, sino a1 proceso n o m l de modernizaci6n, a
las capacidades de autogobierno (Zapf)ii.20 Ia continua e insistente modernización. h constelación que
surge de este modo nada tiene que ver con las utopias en h-
u, declive de una swiedad socialista. Se afirma más bien que
Teoria de la modemizacih sirnple y reflexiva. la todopoderosa W c a de la swiedad industrial sin e1 esta-
U M comparación &do de u m revolución va inclinlindose desde el marco de los
debates politicos y de las decisiones parlamentarias y g u b a -
La modernización reflexiva -en e1 sentido nwnorrnalivo. mentales hacia e1 lado contrario de otra incipiente scciedad.
emplrico-teórico de autotransfomación y autoneutralización E1 modelo, según e1 que se piensa esta, es e1 problema ec*
industrial- debe ser diferenciada claramente de 10s concep- 16gico. Este emerge como ya se sabe a través de la abstracción
tos de reflexión incubados por la sociologia. Arriba (en el con- que se hace de é1 mismo, a través de un crecimiento económi-
texto de la teoria de la sociedad de1 riesgo) quedb expuesto: la co desenfrenado. Si s610 se persigue crecirniento y se d t a n
art..fZexividadn de la modemidad y de la modernización en nin- las consecuencias ecológicas, d desenlace final es la crisis eco-
gún caso debe suponer automáticamente reflexión de la mo- lógica (no necesariamente conscienciada por Ia humanidad,
demidad o autoneutrahzación de la modernidad industrial. por Ia opinión pública).
Puede h a h r también impulsos contramodernos de vanos ti- Sin embargo, aqui sobresale una diferencia mayor. Contm-
pos. También la terminologia de «automeferencialidad~im- riamente a la reflexión que sigue a1 debate ecológico, la mo-
pulsa la 16gica de1 ao esio-o-aqueilona su máxima expresión y dernizaci6n reflexiva no tíende a la autodestmcciún, sino a la
reconoce las ambivalencias de1 a y r , las cuales imrnpen con
la rhodeniidad reflexiva -entendida desde e1 punto de vista
21. Wchling (1992, pp. 247 y ss.) basa su crítica de Ia rnodernimcih en t d o s
esios malm eniendidos. Se bata probablmiente de un caso no pwo miin de una
refutación preventiva, es decir, Ia tmría es presentada como falsa arites de que sea
expuesta y -liada.
auldrans/òmzaci6n de 10s fundamentos de la modeniizaci6n den familiar y social, pero también 10s sindicatos y partidos
industrial. Si el mundo se va a pique es, no s61o algo por ver, poiítico- se ven privadas de1 orden estructural de1 que emer-
sino desde e1 punto de vista sociológico, algo sin interés. E1 gen. uE1 clásíco d e 1 0 de1 conflicto de la modernidad indus-
ocaso amenazante es únicamente e1 tema (por cierto, e1 gt-an trial. el edrentarniento entre grupos de interés m á s o menos
tema apenas patentizado hasta nuestms dias) de una sociolo- estables, es sustituido por una disposición flucttiante a1 conflic-
gía que abandona la fe en e1 desarrollo industrial. to orientada por la opinión pública rnas~rnediática.ii~~
Es decir: no se trata de una teoria de la crisis O de las
clases, ni de una teoria de1 ocaso, sino una teoría de Ia auto- 2) Los planteamientos de Ia diferenciaci6n funciod son
neutralizaci6n y sustitución no pretendida y latente de la mo- sustituidos por 10s de coordinucihn, interconexion, armoniza-
dernidad socio-industrial a travb de 10 aparentemente natural: ción, sínteçis, etc., funcional. Nuevamente: e1 v n se inyecta en e1
Ia modemizaci6n ccnorrnal~movihzada por su propia dinámi- ~c+e.sio-o-aqueZZo%, tarnbién en e1 reino de las teorias de sistemas.
ca. Visto desde e1 prisma metódico, por así decido, tkcnico o La diferenciaciórz en si misnza dêviene problema suctal.25 la forma
experimental, significa esto: la modernización industrial npti- de demarcar los sistemas de acción deviene problemática en
cada sobre sf nzisma. Estas serían las caracterfsticas más sim- f w i 6 n de las consecuencias prodircidas. iPor qué son deslinda-
ples y reflexivas esquematizadas de manera un tanto tosca- dos entre si ciencia y economia, economia y política, politia y
de la (teorla) de la modernización: ciencia y no pueden ser conectados y c cruza dos,^ de otra nianern
respecto a 10s cometidos y competencias? ~ C ó m op u e d ~ darse
1) La modernizacibn reflexiva desintegra y sustituye 10s armonizaciones sist&micasde modo y manera que acojan auto-
supuestos culturales de las clases saciales por formas indivi- nomia y coordinaciór7?~iSe a m t m la modemidad de hecho
dualizadas de la desigualdad social. &to significa en primer -considerado empíricamente- hjo la forma de continuas y
lugar: la desaparición de las clases socdes no dice superación persistene diferenciaciones? i0 no se puede también consid*
de la desigualdad social. E1 oscurecimineto de la percepci6n rar Io conb-ario, por ejemplo, en e1 desarmllo cientifico y tknico
de Ias clases mciales va acompafiado de una profundizacióiz en donde precisamente ia diferencia entre b investigación de 10s
la desigualdad social que no queda fijada perpetuamente en princjpios y e1 daarmlio técnico se ha diluído y la bntera se ha
amplias capas sociales claramente identificables, sino que es derribado?27 NO surgen por dquier experimentos redes de1
diserninada temporal, espaciai y s ~ c i a l r n e n t e . ~ ~ ((v", en 10s que elos códigos binarios* estnctamente separados
Por otra parte, no se deduce de la posición (laboral) en e1 en e1 marco de Ia teoria de la modernizaci6n sirnple son utiliza-
proceso de trabajo y de producción, las formas y estilos de dos uno sobre otro, cornbinadm y fundidos entre sí?
vida de las personas. +a afirmacibn de la moderni7aci6n d e - por qué 10s &gos bimrios de 10s subsistemas deben ba-
xiva desemboca en la covariación decrecienre de determinadas sarse precisamente y s61o en lo que los te6ricos de la teoria de
diferenciaciones de ambientes economicos e intereses subjeti- sistemas denominan diferencias fundamentales? La compara-
vos y de dehniciones de Ia situaci6nY Esto tiene como conse- cidn, la diferencia tiene como substrato a la arbitrariedad y
cuencia que las teorías de la sociedad de grandes gmpos no se decisionismo: Carl Schmitt diferencia entre a?i?igo y enenzigo,
encuentran en una siluación de privjlegio para describir 10s N u a s Luhmann entre 10 elegido y 10 no-Agido por Ia política
actuales desarrollos. A Ia vez, Ias instituciones sociales 1- or-
24. Laii (1991), p. 374.
25. Respcio d niiro de la difcmnciación hncional. \&me cntm otrns Munch
22. Seck (1983). Beiget' y H n d (1987). Bcrger (1992), Beck y Aiimendingcr (1991). y Rijschemeyer (1991).
( i W3). 26. Wike (1592).pp. 292 y S.
23. Lau(1991). Hrndii (19871,Kirckel(199.2), pp. 1U7-211. 27. Kinhn y Weyer(l989),Halfmann (1990), Lau (1991).
y e1 sistema poiítico. iEsto trata de diferencias de tempera- vo. Gtri pari.e normativa de la teoría clásica de la moderniza-
mento, o, de diferencias en la ideolog'a político-tebrica? iPor cibn justifica 10s ~universalesevolutivosn de Talcott Parsons y
qut una y la otra? iY qué cnterio sirve para decidir esto? iLa de su teoria, pero tambi6n 1% universales políticos-pragmAti-
diferencia uventajoso-no ventajoson es ahora ventajosa o no * ~ afirma: las sociedades han reaiiza-
cos de Wolfgang Z a ~ f . Se
ventajosa? 2El código ubelIo-feon se legitima en tanto bdlo y do y desarrollado determinadas conquistas, que son adap
feo? l O e1 tipo de1 c6digo binario no cae dentro de la diferen- tables a 10s ambientes complejos y, por ende, capaces de s e
ciacibn con 10 que se opera? iEn qué se basa entonces? ;En brevivir a estos. Zapf cuenta entre las ~institucionsfunda-
un único caso? iEn e1 espíritu de la @oca? iEn la autorrepre- mentalesn: democracia-competitiva, economia de mercado y
sentaci6n de las elites en Ias instituciones compondientes? sociedad de la opdencia con consumo masificado y estado de
iEn las experiencias fundamentales, que e1 te6rico comparte bienesiar. Zapf tarnbién constata desafios que esperan a las
-jcon quién?-? lO en qué sino?28 socisdades modernas. Sin embargo, para é1 no es imagimble
que taies retos no puedan ser superados con las denominadas
3) E1 concepto de incremento lineal de la ncionalidad tie- instituciones fundamentales.
ne una doble referencia: un modelo descriptivo y otro nomati-
En una perspectiva, en la que h modernización se contem-
pla como p m o mlutivo de dormas e innovaciones fracasa-
28. En su libro sobre la ciencia Luhmann elimina en e1 lenguaje y en la teoria de das y logradas +s&be Zapf-, 13s instituciones bAsicas, tales
sistemas todas Ias rcferencias on toi6gicas: realidad, vcrdad. objetividad. Pone en
pdctica, según su pmpio parser, un mnslnictivismo radical.que propone no pocas
como la d e m a i a competitiva, la economía de mercado y la
wces con irónicas y s-ticas obsavaciones h m t c a toda Iw @tamos pmceden- s o c i d d opulenta no tiencn u n a garantia eterna de prdurabiii-
tes de ia versi611 i i e j m p e a de la búsqueda de Ia verdad. Sin embargo, en e1 centro dad. En cualquier caso, no veo actualmente alternativas porta-
de su teoria sistPmica de la cicncia anida Ia aceptaci6n apodictica dc u n c6dig+Fun- doras de mayorcs rendirnientos que pongan en peligro estas
cidn binario de Ia ciaicia, que sabe diferenciar entre verdadem o h. No hay obser- institucioneç. Un ~ ; i problema,
n por ejemplo, la crisis ecolbgi-
vxión alguna que ponga sobre e1 tapete esm oposición entre e1 mnstructivismo radi-
cai y un augustinimo fundamcntalbrno bivalenie de tipo >~rdad-FaIscdad. Luhrnann ca, no es t d a v í a un argumento suficiente para un cambio de
Ileva a cabo un conshuctivismo de1 tipo c o m m i que, aiií donde irata 10 substancial sistema. Los grandes problemas se puede transformar mediante
de su argumentacibn, cae en e1 extremo opuesto, esio es, un pitivismo basado en la divisi6n espacial, temporal. objetiva, social en problemas que
una esttwctura consm-adora de1 tipo v e d a d e m i a . , para 10 mal Luhrnann no pue- se pueden superar con reformas e innovaciones [...I. En este
de suminisinr Fundamento alguno en cumio P contenido. Todo lo que cuestiona sii
dificaciún binaria de1 sistema de Ia ciencia, es mencionado de soslayo: se inicia sentido hablo de rnodemizaciún irrefrenable en dcrencía al
con el dlculo de pmbabiudmd. pasando por la inuintrolabilidad de afirmaciones cambio guiado por un sentido constante y global hacia un futu-
tcóricas y empfricas, hasta la amenaza de1 uso expximental y práctico cn la gim ro previsibl~.~~
tecnologla. E1 hecho de que la tecnica, Ia twnificación jueguc un papeI cada vez de
mayoi responsabilidad en la úcncia. apenas eç destacado. La caractdstica de1 desa-
mllo de Ia ciencia moderna: Ia dominacidn de la íé=nica,Ia priorkkd de Ia prnluc- Por tanto, en ia teoría de la modemizacibn simple la dife-
cibn ante oontmles experirnentales, Ia con&Uación dc modelas y escenatioç, Ia ex- renciación es equiparada con la mcionalización limal. En cla-
tensa lista de niestionamicntos de Ias diferencias operacionales entre afirmaciones
verdaderas y falsas, no aparece wmpitiendo con el esquematismo consolidado iiem-
ve política supone que: no hay -en definitiva- ninguna d e r -
arrás bajo e1 que Luhmann w n c i k L amua. En este mundo puro de Ia ciencia, naiiva a h instittdciones bbicas. Surge la pregunta: jc6m0
cn este idealismo funcional dc la ciencia. que se s h e dc un rwpaje e d p i i c w n s - acabarán ellas con 10s desafios que se le plantean? Esta es la
tructivista, hacen acto de pmcncia elementos mn inrnundw corno: 10s intereses, e1
poder, la mercibn. el dineru, Ias dcckiones xibre Ias inversiones qmhinas, mientras respuesia: con el conocido instrumental digno de toda confian-
que 10s maridajes culiudes y p o l i t i a no g o m de roles innuyentes ante e1 automa- za: más técnica, más mercado y más de 10 mismo.
tismo de Ias dacisiones verdadcia+falsas. La ciencia p d u u ? saber qua ciencia a
través de la úencia para Ia ciencia y en favor de Ia ciencia: e1 idilio dc Ia abstmccí6n
pura en tanto dù-ecci6n Ctniw. y estado final de1 desamiiio cienfffiw. h radiwIihd
luhmanniana wnsbte. una vez autoneutraliza& Ia facticidad, cn que lia aplicado Ia 29. Por ejemplo. Zapf (1992).
ciencia devenida tknica y política, en un nmplatonismo funcionaliçta 30. Ibld, p, 207.
A u t o n e u ~ ó nautoamenaza
, de la modernidad sin preocuparse por la posible renovación de los rnismos. Bien
industriai. ~ Q u ésigninca esto? es verdad que estas autoamenazas-aqui anida e1 optimismo
de1 progres+ puedeiz afklar a1 medio anzbiente. x L a ovtimiza-
Esto es precisamente 10 que discute empírica y norrnativa- ción en una esfera de la acción desencadena consiaerables
mente la teoria de la mdernizaci6n reflexiva. Esta rompe em- problemas colatedeç en otras esferas de Ia a c c i 6 n ~-pem
~~
pirico-teóricamente con e1 supuesto de la linealidad. En su lu- no en e1 sistema como tal.
gar aparece e1 a w m t o de la auloamzazan. La persistente Esta armonía y control preestablecido es entre nosotros un
modernizaci6n socava 10s fundamentos de Ia modernizacibn viejo cuento vaciado de contenido, e1 de una modernidad sim-
de la sociedad industrial. En todo caso, esta refiexi6n tal y ple supuesiamente portadorã de una inocencia carente de todo
como se presenta, no es ni original ni demasiado clara. Ya se tipo de sospecha. Aqui interviene y mete baza Ia teoria de la
encuentra por oú-a parte en la sociología clásica. rnodemización reflexiva. Junto a la puesta en tela de juicio,
En esta se representa y se describe -ejemplannente por son concebibles contraproyectos con diferentes matices y ver-
Tonnies, más recientemente por Jurgen Habermas y con renw siones, que -una vez más benkvolo, otra m á s radical- desa-
vada vehemencia por 10s «comunitaristasn- primeramente la mllan e1 argumento de la autoamenaza.
tais de Ia pirdida de la comunidad (a menudo con comenta- En una primem variante Ia autoamenaza es sustituida por
rios nostálgicos y de un gran pesirnismo cultural). la autoíra.Sfonnación. En este caso, se alude, no ianto a1 ow-
En segundo lugar, se comenta algo ya tratado extensamen- so, como a un cambio de acena. Dicho de modo más preciso:
te: la integraci6n de Ia división de1 trabajo se ve frustrada debi- a una doble representaci6n teatral. En e1 mismo escenario se
do a que e1 industrialismo dominante con sus formas cam- representan a1 mismo tiempo dos obras. Por un lado, la vieja
biantes produce desintegración, cuyo correlato es h anomía, lucha en pos de la diçtribuici6n equitativa de 10s bienes socia-
violencia, suicidio (para -to son orientativos 10s escritos ini- les (capital, pusios labodes, posibilidades de consumo, etc.).
ciales de Durkheim).3' Por otro lado, e1 nuevo y oculto drama del conflicto de1 riesgo
Los dos argumentos de la autoamenaza son presentados en que progresivamente va adquiriendo mayor notoriedad.33
la sociologia clhica en cierta manera limitados: 10s problemas Por 10 mismo que atos dos guiones se sustituyen y se super-
colaterdes - a s í reza e1 supuest* no revierten en las institu- ponen, la vida cotidiana mderna puede ser estudada a partir
ciones, organizaciones y sistemas parciales; no ponen en-peli- de la amalgama de noticias que apuntm a innúmeros fen6me-
gro la exigencia de control y de dirección, la autorreferencia y nos de intoxicación de1 medio ambiente y de1 contingente de
autonomia de 10s sistemas.
Esto se encuenb-a justificado por un lado en la teoría-de-
10s-dos-mundos, es decir, de individuo y sistema, organización 32. Betger (1988).
33. Sobm mtc particular, Lau (1989): .hniievos cnnflictos, entendidos como
y mundo de Ia vida privado, 10s cuales son pensados como disputas, se mnsimyen en torno a Ia construcción y definici6n winl de nesgos y
excluyéndose mutuamente. Por otra parte, e1 diagn6stico de ia pciigros. La d e ô n i t i h de riesgos alude a Ia idistribucih de recurços s ~ i a l c sesta-
Hrdida de la comunidad y la desintegracibn es justificado en '
sm,como dinero. dei.echos dc pmpiedad, iduenck, llegiimidad. Las dimensiones de
estos conflictos dc definición -afectaci6n, d e i - , a t e s de cvitación, saber- pueden
la sociología cljsica, por así decir, uecol6gicamente)i.E1 punto coincidir y variar en principio independien~ementeunos dc otm. Esta 6 Ia 16gica
de partida es e1 de que las sociedades modernas consumen 10s pmpia de las r i e s p tecnol6pictrj y ecolbgicos. quc obstaculiwn un asentarnicnto
ccrecursosii, de 10s que ellas dependen 4 t u r a y n a t d e z a - durada0 de 10s inte- de g n i p cn wnflicto: 10s que salen victonosos ante deter-
minados riesgos pucden ivcrsederrotados en otns dimensioncs. El inestable y contra-
dictono ascntamiento social de 10s intereçes participntcç time conseciiencia dc
gmn alcance. Hasta d momcnto, se conshta que todas ia instituciones convenciona-
les encargadas de la superaci6n de confiictos fr.aman ante 10s ntiewis riesgos. ya que
31. Son clásicos sus estudios sobre Ia divisi6n de1 trabajo y el suicidi~ tales institucions prsuponen organizaciones de i n t e k dlih y estable~..
desempleados que la propia sociedad p d u c e . Aqui se interpre- en una brorna de mal gusto, en un síntoma de la predominan-
ta de forma entremezdada, por asi decir, M ~ I Xy Macbeth, Ia te aceguera apalíptican (Anders).
negwiaci6n en e1 servicio ptblim y (&uberIehrSingr de Goethe. E1 segundo pone en cuestibn de múltiples formas e1 su-
Una segunda variacidn de1 rnismo se observa y se constata puesto de la externabilidad de la sociologia clkica a b v é s de
en la erosión de 10s r o h de mujer y de hombre. A pnmera vista, la sulna circular de dktos y de2 efecro bunlerang. Las conse-
así dice e1 argumento: la equiparación e igualación de Iasmu- cuencias colatemles restan importmcia a1 capital, quiebran h
jeres en e1 mercado de trabajo y en la profesión contnvienen codanza, facilitan e1 hundimiento de mercados, quebmntan
Ias fundamentos familiares de la smiedad industrial. Sin em- e1 discurrir de la cotidanidad, dividen a 10s trabajadores, ges-
bargo, de este modo, 10 que se a h a eç 10 siguiente: la base tión, sindicatos, partidos, gmpos de referencia, etc. Asimisrno,
de la división de1 trabajo, su carácter de suyo, se desgarra. Asi esto vale para 10s costes derivados de las reformas jurídicas, la
se adulteran y descomponen 10s roles y condiciones i<clásicasr redistribución de Ias cargas probatorias, obligaci6n de una ga-
de mujeres y hombres -por 10 demás explkitamente r+voz. rantia de seguridad, etc. Junto a e s b permanece abierta la
Esta equipaiiici6n no dice destrucci6n (como en la crisis ec* cuestión de cdmo quebrantar las externalidades.
lbgica), pero t a m p o un doble gui6n combinado (como en la Los individuos. dice e1 tercer argumento, sitúan 10s proble-
superposicibn de conflictos de riqueza con 10s de riesgo), sino mas colaterales, respecto a Ias orientaciones y conflictos funda-
que significa algo más sencjllo: desnaturuiivlcidn, pedida de mentales, en relacibn directa con las empresas y organizacio-
seguridad, decisión, acci6n y demás, pero tambih al contra- nes. En la medida en que Ia cuesti6n ecolbgica se impone y
rio.; eI efecto retroactivo sobre 10s contextos de acción de or- prevalece, 10s clrculos internos y núcleos de las agencias de la
ganizaciones internas.34 mdernización, por e1 contrario, no se pueden proteger en la
Tras -to asoma e1 nticleo firme dd argumento de Ia refle- economia, en la polilica y en Ia ciencia. Si e1 punto de partida
xividad: esta teoria se opone a la conçtatación-desentideen-el- es e1 de que las ~organizacionesnson resultados y productos
mundo propki de la mdernización simple, a su propdsito de de Ia interpretación de individuos en contextos sociales,35 en-
preverlo todo, de anhelo quasi divina por cmtrolar 10 incontmla- tonces se hace evidente que s61o una metafísica de1 sistema
ble. A partir de este punto se constituye una cadena completa pude proteger 10s subsistemas parciales dinámicamente dife-
de argumentas: renciados ante 10s efectos retroactivos que elios desencadenan
en forma de autoamena-. La externabilidad es, tal vez, la
E1 primem -en blque- refiere a Ia gIobalisacibn de 10s creencia de la teoria de la mdernizacihn simple que deviene
~efectoscolateralesr en la escalada nuclear de la sociedad mo- absurda y se destniye con e1 aumento y progresiva verificacibn
derna y en sus potenciales caiástrofes ecol@cas (e1 agujero de de 10s eíectos colaterales se rompe.
ozono, wmbios climáticos, etc.). Como Gunther Anders, Hans
Jonas, Kãrl Jaspers, Hannah Arendt y otroç han mostrado, ia 4) Este argumenia vale para e1 caso de equiparación de
posibilidad de un pretendido y no-pretendido suicidio colectivo modernizaci6n con cientifizaci6n. La socio~ogíade la moderni-
es de hecho una nwedad histórica que hace saltar todos 10s zación simple combina dos focos de optimismo: Ia perspectiva
conceptos moraIes, políticos y soeiales 4 e ningiin modo e1 de de cientifimción lineal con la creencia en e1 control por antici-
10s ~efectoscolaterales». S610 este hecho generado por la civi- pado de 10s efectos colaterales -ya sea porque se ccexternali-
lización de1 riesgo convierte e1 discurso de la uexternabilidadn

35. Véanse ios planteamienios dr Ia çociolqqía interriccionista de ias organizacim


n a , por ejemplo, Ahme (19%). Van Maanen (14791, y tambiCn cn e1 ámbito de h
34. Sobre este partiailar, vh.w Baeihge ( 1 9 1 ) . imtías dcl juego y de1 poder, Crozicr y Fricdberg.
ce» a estos, sea porque eHa misma 10s elabore minuciosamente xiva, que se agitan tras las contradiccioneç consoiidadas en e1
a travh de impulsos de raciondización más ccinteligentesii, núcleo de nuestsas sociedades. Só10 entonces tales temiones
corifigurándolos a escala reducida y transfonnindolos en nue- pueden adoptar -en e1 transcurso de 10s procesos codictivos
vos movirnientos expansivos. Precisamente este doble optimis- de institucionalizacibn- forma de organizaci6n polftica.
mo de control se opone a Ia experiencia hist6rica y con ella, a A modo de hipótesis, con toda Ia provisionalidad necesaria,
Ia teoría de la mcdernización reflexiva. y sin ninguna pretensi6n sisiemAtica e integradora, ni mucho
Por un lado, se afirma en contra, que Ia cientillzacibn se menos de validez definitiva, en la retematizacibn de la teoría
sepulta a sí misma. Esto se entiende en un doble aspecto: la bosquejada deben carrtcterjzarse y pensarse Ias siguientes dicc-
necesidad de fundamentacibn y la jnseguridad, aspectos que, tomias políticas que comparecen en la r n o d e m ~refiiva:
por cierto, se condicionan mutuamente. Tambi6n la pluralidad seguridad-insegudad, intet+or-exterior y -e1 tema ya apimta-
inmanente de 10s riesgm pone en cuestión la racionalidad de d~ poli!icc-no político.
10s cálculos de riesgo. Por oim parte, la sociedad se transfor- La antitesis segundad-imeguridad. Para complement&,con-
ma no só10 a través de 10 que es constatado y perseguido, sino viene a a d í r algunas ideas muy valiosas: 10s peligm muy h-
tarnbién por medio de 10 que na es percibido ni perseguido. cuentemenle son considerados y temidos como si se tratara de
No es la ncionaiidad teleológica (como en la teoria de la mo- cosas susceptibles de ser medidas y pesadas. tenidas como li-
demización simple) sino 10s &tos colaterales 10s que se con- geras o compactas. Los dictárnenes, m6todos y modelos de
vierten en e1 motor de la historia social. (Estos efectos colate- ciencia n a i d y de la técnica valen como abáscidan y unidad
rales redaman comprensión y anáiisis, esto es, la formulación de medida pata la cataiogaci6n de estos peligros. En una pers-
de una tesis bien f~ndarnentada.)~~ pectiva sociológica se avanza,en clara oposici6n con a t o , que
los peligros y 10s riesgos son construcciones sociales par excel-
lence. Dicho de otro modo, su comprensibn y sii tasaci6n es
Coordenadas de 10 politico en la modernidad reflexiva insuficiente siempre que se parta de su aparente y mensurable
arnagnitud de peligroçidad». Para Ia catalogaci6n de 10s peli-
5) La modernidad industrial piensa y actúa políticamente gros y riesgos en tanto tal= conviene no obviar la preponde-
baja las cwrdimdas izquierda-demha. Estas se condensan y se rancia de Ias represmtaciones culttimles sobre ta seguridad y de
solidifican como casi aprioris. A menos que se produza un Ias normas imtitucionalizadas (juddicamente) sobre esa rnisnla
cambio de eje politico, Ias coordenadas politicas de la sociedad seguridad. Tanto laç represeníaciones culh~rakscomo su C*
industrial deben ser Ealsadas, ironizadas, vilipendiadas, conside- rrelato institucional en forma de normas establecen cuando y
mdas y declaradas como inservibles y daprovistas de sentido por quk algo tiene que valer como normal sin úanquear 10s
-Ia poiítica y sus controve~iasse polarizan siempre conforme limites de 10 catalogado como peligro o riesgo, sin rozar 10
a este magnetismo. 5610 si se logra violentar msdiante otns estimado como escandaloso y alarmante. Las dtrectrices cultu-
alternativas e1 monopolio político basado en e1 par izquierda- d e s surgidas en la historia establecen en e1 debate piiblico
derecha, que fue ideado originariamente con la revolución h- qué tipo de incertidumbres y amenazas para la vida han de
cesa y que consolida su d e r con Ia modernizaci6n industrial, catalogarse como ~normalesry qué oims han de ser ignora-
se pueden conceptualizar las tensions de la modernidad refle- das, Ias cuales, por e1 contrario, en caso de encubrimienio o de
minimi~aciónde su importancia conducen a protest'w: y rev*
luciones, rebeliones, accesos de exasperrición social, derroca-
36. Aquf asorna un doble significado c n e1 concepto de modemiwci6n reflexiva:
cn su e x p i c i ó n y apliwci6n esta imría neutraliza su a6mación ccntiai dcl inadver-
mientos de gobiemos, etc.
tido cambio de1 sistcma dc la industia mderna. Por otra parte, las infracciones en la seguridad -muy dife-
rentes a las inhcciones en la igualdad, que constituyen e1 nú- bre 1% guerras, que se dirirnen en Ias inmediaciones de cen-
cleo de1 conflicto de la modernidad industrial- se refieren a trales nuckares próximas a Ias fronteras de1 propio pais, remi-
10s derechos a Ia vida y a la supervivencia. Quien pone en peli- ten a unos p e l i p s ilimitados, que han transformado e1 mun-
gro la vida de otro -voluntaria o involuntariamente- funge do en un polvorln a punto de estaliar. En lugar de Ia mutua y
en todos Ios paises, culturas y épocas como cccriminalii, e1 cual constatable enemistad ucomunismo-capitrtlismoii ha surgido
tiene que contar con elevadas y grandes sanciones. No parece una amenala difusa y global, mezcla de amigo y enemigo.
nada c h que Ias persistentes y sistemáticas arnenazas contra Esta produce en e1 oasis de la seguridad de Occidente un grito
Ia vida pueden convertirse en algo digno de compromiso per- en favor de lfmites y barreras.
sonal. En realidad, la categoria de uarnenaza colectiva no-pre- En e1 contexto amenazador de nuestras sociedades, tam-
tendida contra la vida), es una novedad histórica. Desde e1 bién conviene subrayarlo, asoman e1 neo-nacionalismo y ne*
punto de vista políhco, es de gran importancia sefialar que: &,cismo, no (~610)por rnor de 10s atavismm trançhsl6ricos
este peligro no procede de enemigos qexterioresn, sino de1 pro- que se han atesorado y acumulado en conceptos otrora repri-
pio interior; concretamente, de aquellos que deben garantizar midos y en formas de vivenciaci6n colectiva como pueblo, na-
Ia seguridad y e1 orden, el derecho y la prosperidad. La a me- ci6n, identidad étnica, que ahora explotan de rnanem cruenta.
nudo fina pared de 10 nevisto y no-pretendido se protege fren- La revitalizacibn de 10 ancestral brota de1 refflejo de encapsu-
te al derecho penal, pero Ia necesidad de pmebas no hace 10 larniento producido en vista de 10s dúusos peligros globales,
propio frente a la percepci6n y condenacidn piiblica. ias ame- que han devenido dificilmente previçibles. Habida cuenta de
nazas contra Ia vida normalizadas y percibidas como tales, ha- que las amenazas han eliminado e1 orden de la guerra fría, un
cen que se confundan 10s estereotip de protector y desmc- buen número de individuos recurren a 10 arcaico, e c h n mano
tor en grado sumo. Por 10 cual, e1 plazo de vencimiento de la de barreras para protegerse ante algo que hace insuficiente
legitimidad polftica se acelera considerablemente. toda proteccibn -este modo de deienderse es de todo punto
Intetim-mferior:e1 uyn siipone una reacci6n de tres clases comparable a la recomendaci6n de buscar proteccibn frente a
en e1 marco de Ia sociedad de1 riesgo. La primem hace men- una explosi6n atómica tras un entrafiable portafolios o bajo la
ci6n a Ia falta de limites teniendo en cuenta 10s peligros globa- mesa de casa. Con o- palabras: la pkrdida de1 orden -la
les. La segunda indica que esta ndirnitaci6n de 10s peligros ilirnitabilidnd de 10s peligros, que ahom pululan con tanta li-
lejos de producir estructuras de solidaridad global, generaliza bertad como 10s salteadores de caminos en Ia Edad Media-
y extiende las amenazas a 10 largo y ancho de1 universo. La es 10 que ha favorecido e1 repliegue tras la fortaleza de 10 an-
tercera incide en Ia necesidad de despertar Ia refiexi6n a1 res- cestral. A pesar de todo, no es el muro, sino la ilusi6n de1
pecto de 10s nuevos limites. Se constata e1 ~ E n dde 10s otrosx: muro, 10 que aqui se consigue y se defiende contra la reahdad
ala necesidad de no coquetear más con 10s p e i i p s de Ia era de1 y, en último término, la ilusión de un íinico mundo.
atómicaii. Los efectos de tal dislate se habrán de notar en to- Político - No político: la modernidad simple, su sociologia y
dos nosotros, y precisamente a esto se reíiere uel final de todas su teoría son fadistas - e n e1 viejo sentido de fe en e1 progreso
nuestras posíbiiidades seleccionadas de distanciamienton.37 h (ia técnica resuelve 10s problemas que d a produce) o en e1
inrnensidad de 10s peligm incrementa Ias amenazas, exten- sentido de inuthdad de 10s esfuerzos contrarios a la autonomia
dikndoçe de manera imprevisible. E1 coqueteo con las armas de una M c a industrial que acelera su propio declive: e2
nucleares, e1 negocio de materiales fisibles, infomaciones sc- pesimismo dei progwo. Esta fascinación por 10s fatalismos rscf-
procamente impulsados, que ha producido, renovado y ratifica-
do la kpoca industrial se ve debilitada e, incluso, revocada por
la mdernidad reflexiva. De la autoconírontaci6n de la moder-
nización consigo misma surge la contraimagen de una socie- entre lm subsistemas duiAmicos diferenciados funcjondmente y
dad que compele a entrar accibn, con oporiunidades e impulsos 10s mundos de la vida-, pero no en e1 centro de1 sistema mis-
neur6ticos de acción. Las instituciones de la M e d a d industkd mo. La mdernización todo lo transforma R s11 paso. Pero la
pasan a ser marcos sociales abiertos a ia decisibn, dependentes tmmformacibn de la tramfomaci611, la transformaci6n de la
de 10s individuos, ahrdabIes por las acciones y creatividad de mdernización, permanece como algo inimaginable.
estos, por 10 cual tambih abiertos a nuevos tipos de ideología. Los teóricos de1 funciondismo estructunl postulan: Ias ins-
Esto cuaja s61o en la medida en que tomen cuerpo nuevas es- tituciones troquelan a 10s actores. Los interaccionistas critican:
tmcturaciones que estabilicen las posibilidads de acción. 10s actores constniyen las instituciones. T m todo esto se hace
No se bata de difundir un malentendido: la incipiente era patente un consenso sociol6gico: la racionalidad anida en las
de la acci6n de la modernidad reflexiva no es sin6nima de una instituciones. Los actores aparecen linicamente como ejecutw
kpoca portadora de esperanza, ni de UTI paraíso en e1 que e1 res de roles y son aislados en su privacidad. Y e110 a pesar de
infortunio se dduye; idoriunia que, por cierto, ha originado y que hay diversas teorias que disuelven las organizaciona en
provocado la kpoca industrial. AL contrario: con ella surgen juegos de poder y en las que Ias coerciones sistémicas son pm-
nuevas histerias y reflejos de derrota, enclaustranüentos en las ducidas y renovadas por Ias acciones de 10s individuos. En
viejas disposiciones. En todo caso las ideologías de1 fatalismo cualquier caso, aqui las acciones significm mayormente coni-
-en términos de fe en e1 progreso o de constatación de Ia purtamientos reproductivos; es una cuesli6n menor si 10s indi-
decadencia- devienen Msas en e1 estadio de la modernidad, viduos son considerados como producto de1 sistema o de la
en e1 que la kpoca industrial misma comien~aa mostrar seiia- acción, e1 resultado es mantener y producir nuevos sistemas
les de fosilizaci6n y entumecimiento: e1 proceso aut6nomo de (instituciones). Pero una visión que se tome en serio e1 concep-
racionalización, Ia hegemonía de loç sistemas son hechos que to de acci6n y que le confiem cualidades políticas de tmnsfor-
pasan a ser reducidos a las decisiones y acciones que sirven de maci6n y cambio, apenas es perceptible en nuestms dias.%
motivaci6n a 10s individuos. Es decic para Ia teoria de la mo- Resumiendo: ia socjología de la modernizaci6n simple re-
dernización reflexiva se evidencia una i i u m detenizinaciún de fiere a la imagen de estructuras que 10s actores r e p d u m n , 1a
lo politico, mAs claro: la invencidn de 10 político tras la clausit- (teoria de) la mdernización reflexiva proyecta la imagen de
i;i definitiva de la swiedad industrial. estnicturas que 10s actores transfomlan. In clásica didktica
Con 10s más variados argumentos y desde 1% peperspeciivas de esmict~my actor pierde pujanza, incluso, se invierte: Ias
más dispares se tiene en las principaies corrientes de la social* estrucluras pasan a ser e1 objeto de 10s procesos de acci6n y
gía d nnúcieo de h maierni7ación como algo inmune a introrni- cambio social. La causa de esto es e1 tema de este trabajo: en
siones, transformaciones y hctuns Aqui domina e1 mundo de e1 transcurso de la mdernización reflexiva se dernimban 10s
Ias coerciones, tematizado por unos como (capitalii, por otros supuestos de Ia hpoca industrial y, de esta forma, la acci6n de
como ccsistemaii, tarnbién como cctécnican, mundo que se acora- 10s individuos toma e1 centro. Sin crnbargo, significa 10 si-
7 a en su recinto frente a 10s indicios de valor portadores de1 guiente: surgen supuesios contradictorios, se fuenan dternati-
aura de 10 intangible, frente a la inadvertencia de su discurrir y vas, decisiones, airibuciones, conflictos y, con eilo, permanen-
de sus efectos y frente a toda pretensión de modificaci6n de sus tes esfuerzos de ccxirdinación y coalición, tanto en la esiera
e s t m c t u m i úitimas. Se h t a , a1 mismo tiempo, de las tablas de
la Ley de la modernidad industrial, que e1 primer padre Moisés 38. Joas rep-ta Ia excepci6n m b destacada. Su tmría de Ia matividad dela
-Max Weber- tia recibido pemnalmente de Dios en una =r- accidn humana que, enlw otns cosa. consigue en iiniid de una crStica dcl modelo
teldógico de la acci6n racional modiwfines (muiriendo al p~agmatismoarnerici~-
za ardiendo. De esta forma, se constatan c o r d i c t m y contradic- no dc Peirce. Dewey. Mead. entrc otros), habla eii una peisptii7a to6ri.c~ (de Ia
ciones en Ias zonas perif6ricas -en e1 ámbíto de interacción . acción) de 10 qire yo denomino en este libm Ia airir-enciónde 10 políticom.
privada como en la profesional, en la política, en Ia acción versalismo de 10s derechos de1 hombre y de 10s ciudadanos se
dentro y hera de las organizaciones. otorga según criterios nacionah; la sociedad de mercado se
basa en farnilias, en un modelo de «amor desínteresadoa, que
cohiona con las leyes de1 intercambio mercantil. Se debe con-
La sociedad industriai como d e d a d parcialmente sumar la igualdad de hombres y mujeres en e1 trabajo, en la
moderna: c o n t r a m o d e ~ c i ó n familia, etc., mientras tanto la consecución de pnncipios fun-
damentales de Ia modernidad viene a ser 10 mismo que la neu-
Se objeta contra la politiw clásica y Ia sociologia de la m e tralización de1 m d e l o industrial por otro en e1 que se lunden
dernización perteneciente a la sociedad industrial que esta principias modernos y contramodernos.
provrica bajo la dihsibn de un universalismo metapartidista 10 E1 discurso de la amodemizaci6nii deviene ambiguo en la
que se ha dado en namar ameifcaniuzcibn, eurqpeivzcidiz, occi- sociedad parcialmente moderna: puede ser repensado dentro
dentaliz.ación, con otras palabras: imperialismo. Esta objaci6n de 10s demoteros y categorias de la sociedad industrial o como
pone en evidencia una contradicción que se formula y se agota descomposici6n de la misma a través de una radicdizacidn de
en la sociologia de la mdernizaci6n simple. De una u otra Ia rnodernidad. En esto consiste Ia posibilidad de que, preten-
manera, se absolutiza un statu quo hist6ric0, un modelo deter- diendo Ia d i z a c i b n de una sociedad moderna en cuanto in-
minado. E1 hecho de que la modernidad modeniice a las so- dustrial, se provoque e1 surgimiento de rn sociedad parcial-
ciedades más dispares refiere a una reconducción de1 discurrir mente moderna. Precisamente esta ambiguedad marca la dife-
de estas y a su hornologación a Ia inercia de la sociedad mo+ rencia o e1 contraste entre la sociologlri y la teoria de la mo-
derna. A1 mismo tiempo, la propia modernidad excluye Ia pre- dernizaci6n simple y reflexiva.
gunta de que fines deben y pueden perseguir las sociedades E1 diagnbstico extraido repara en que la equipmción de la
modernas (con independencia de1 fin inexpresado de la conti- sociedad industrial y moderna supone una automistihcacibn,
nua y persistente modernizaci6n). Modedzación 9 u e debe una autoabsolutización colectim. Cierra loç ojos ante e1 hecho
aludir a 10 que moderniza y no a 10 modernizado- dice ~ca- de que en países desarrollados de1 Occidente en que vivimos,
rencia de objeto delerminadom, ccirrupciónn, ainacababilidad~, 10s elementos modernos se encuentran lunitados, entremezcla-
y no tanto uno, sino dos o tres autos. dos y fundidos con elementos de una contramo&midad. Se
Por e1 contrario, la teoria de la rnodernjzación reflexiva podría objetar: iodo esto no pasa de ser una argucia termine
a h a , que en ningGiz lugar existe algo asi como una sociedad lógica. iNada de eso! Aqui se trata de descubrir, de asir, de
umodernaii. LQ que esta «esn nadie 10 sabe ya que e1 tipo de poner de relieve, una parte desplazada de la llamada sociedad
una sociedad, o radicalmente moderna o más moderna que la moderna y, con ello, de su constitucíón y de su futuro. L;i
industrial, aún no ha sido concebida o imaginada. Y esta labor praxis embaucadora en 10 termino16gico -tambi&n si se quie-
de imaginacibn es 10 que queda por hacer a partir de las d e n ~ re: la automodemización lingüfstica, e1 autoperFeccionamiento
minadas sociedades modernasn -vaie decir, industrial+ y de Ia sociedad parcialmente moderna- ocrdta e1 problema de
las sociedades uparciab~zentemodernas- o a t a s , en cuya ar- que e1 resurgimiento de una rnodernidad hasta la fecha clau-
quitectura se combinan y funden ~eiementosde wnstnicción~~ surada, restringida y exclusiva para grupos determinados, es
modernos con elementos de una contramodenzidad.39 E1 uni- posibilitado conforme se ha logrado un esquema claro de 10
interior y extdor. La sociedad birrguesa se ha justificado, v&
latilizado y atendido en una genedidad an6nima, 10 cual
39. Tambih e1 concepto de ~wntiamode~nidad~ experimenta um coyuntun ir-
ilacionisia: véanse Beck (1986), pp. 176 y ss., Zapf (1991). pp. 443-503, Bohrer y tambien ha sentado un dilema en e1 mundo, dilema que se
Scheel(1992). aclanci6n ai pp. 99 y 55. p d u c e con e1 resultado de la globalización de la modernidad.
La saiedad burguesa habla de uhumanidad,), pero -a 10 confluyen bajo determinadas cimnstancias. No s610 los siste-
s u m G refiere a la ccnacibnn. ia democracia es siempre y só10 mas de delino colectivo como e1 fascismo y e1 comunismo em-
en ianto i l a c i d , es decir, no só10 limihda, sino domesticada plean este discurço. T a m b i h 10 hacen 10s complejos sistemas
por su contrario, una compleja esmctura militar cuya presen- tkcnicos (ingeniena genética, genkiica humana) portadores de
cia ha provocado en e1 mundo e1 enúentamiento entre la de- un elevado potencial de contrd y descomposición de1 mundo.
mocracia protectora y su colectividad entendida como enemi- Precisamente d futuro de Ia contramodemidad es el tema de
go. La pretensión universaiista de la smiedad burguesa no fue una sociología, que se ha sobresaltado por 10s cuentos de vie-
nunca plíticãmente anacional, e decir, pensada y acunada di- jas -hermmos a pesar de to&- de una modernizaci6n cons-
rectamente de forma univemdista. Si 10 universal lue pensado tante y sjn fin.
y considerado más d á de 10 nacional, se trató las más de Ias Dicho Hanamente: a Ias premisas de iweversibdidad de la so-
veces de una relaci6n, de una a k a c i ó n de Repúblicas (como ciolw'a de la mdernizaci6n se oponen las prernisas de la re-
en Kant), de una estructura intemaciond resultante de demo- venibilidad de la teoria de Ia modernización reflexiva. En esta
crucias m i m & , pero nunca de una democracia de la huma- la mdernizacíón no só10 se considera como proceso complejo
nidad Por 10 mal, esta figura,antes que nada es canjada a p con tendencías y estn~cturassujetas a dinlimicas contrapuestas,
liticamenten, 10 que por 10 general no se le escapa a nadie. sino como algo de mayor enjundia: una dia18ctica inacabada e
La modernjdad, aquel fuego de artificio con pretensi6n de inacabable de modernización y contramodemiurci6n. Una d i a -
totalizaciones y universalismos, siempre ha sido limitado,dosi- 16cticaii que se ejercita y tiene lugar, no ~ 6 1 0objetivamente a
ficado, asegurzido, contenido y puesto en priictica por su con- espaldas de 10s individuos, sino iarnbien y esencidmente en la
trario. Con otras palabm: Ia modernizacibn +onse~uci6n de aoción, en el pensamiento, en e1 wnflicto. Es decir: se dirime y
10s principios de la modernidad (demomacia, tnbajo retribui- se con6gura en 10 polftico.
do, decisibn, exigencia de argumentación& y contramodemi- Una venfiwci6n de esta teoría de la contramodernizaci6nse
zación, exclusión y absorcibn de 10s principios de la moderni- produce en 10s sigloç xwi~y XIX, fase de asentamiento de Ia
dad, son erz prinzer lugar, iguales. A la hsioria de1 triunfo y de sociedad indusirial en Europa. En este lapso de tiempo se im-
Ia crisis de la modernización se Ie debe contnponer una histo- pone, a modo de revolución espntánea, e1 modelo de cambio
na de1 triunfo y crisk de la contramodeniizaci6n. Para ello es tecno-económico, con pretensión de perdunbilidad y de auto-
necesario por su parte reproducir, aclarar y dilucidar el con- nomia en su despliegue. Con su impjantaci6n se difunden no
cepto, teoría, instrumentos, estrategias, instituciones y figuras só10 las ideas de la modernidad plítica y cultural y las c o m -
de la acontramodeniidad» y acontramodernizaciónz. pondientes rnatenaiizaciones institucionales: tambien e1 esta-
En segundo lugar, esta dialktica de modernización y con- blecimiento de Ia democracia parlamentaria, e1 sufragio univer-
iramwlemización no es só10 una cuestión de1 pasado propin sal, e1 estado de derecho, 10s principios univemales de 10s dere-
de un tratado de la historia sociológica, sino tambien de1 pre- chos humanos, tal y como son redactados en la constitución
sente y de1 futuro. A Ias fases de modernizacibn pueden se- americana. También se bosqueja y se lleva a cabo ala oira parte
guir y seguiriin fases de contramodernizacibn. En ningún caso sombría), £rente a Ias resistencias circun&uites: e1 sometimiento
-jn~nca!- (como se argumentó parcialmente en la sociologia de las mujeres, su osifiwci6n en 10s roles de ama de casa, e1
y en Ia teoria de Ia modeniizaci6n simpIe en un nivel mayor nacionalismo y racismo de1 sjglo m, ia industriafizaci6n de h
de 10 esperado) se estipula la irreversibilidad de un determina- g&tión de ia guerra, ia rnovilización general, e1 servicio militar
do nivel en Ia modernidad. Esto es la amarga y trágica ense- obligatorío, Ia rnilitarización de1 conjunto de la vida social y de
iianza de1 siglo XX: modernización y modernizacibn de la bar- sus manifestacion~en guerras munddes, en campos de con-
barie no se excIuyen, se complementan -jtal vez!- incluso, centración y de reeduwci6n, etc. -todo esto en wnso-cia
cmz una estructura de sociedad ~mdernai,dominada por e1 tor de1 cambio social en Ias categorias de la vllcionalidad (refle-
mdelo industrial producidos, instalado y programado. xión) teleulógica, la modernizaci6n ureflexivai, hace 10 propio
Esta simdtaneidad, esta oposicidn de modernidad y con- en 10s eféctos cohtemles (reflexividad): 10 que no se ve, ni se
tramdemidad no es ningún azar o accidente -para e110 basta refleja, pero se extemaliza bajo la forma de una acumulación
con rnantener 10s ojos abiertos- sino que ambas figuras se de hechos latentes cuya irrterrelacibn provoca la ruptura es-
condicionan y se acoplan sistemhticamente. Con esta dialkcü- tructural. Esta separa en e1 presente y en e1 futuro Ia rnoderni-
ca de modernidad (prob1ernAtica)y contramodemidad (incues- dad industrial de la aotr;i~modernidad. E1 epíteto 'treflexivaa
tionable) tomo en consideracibn 10s limitar y puntos a2 mmbio -por mucho que se repita nunca será bastant* refiere a una
de la rnderriiza~i6nreflexiva, que Çcott Lash reclama y situa modernidad no-refteja, automática, por açf decir, con un in-
en e1 contexto de1 debate sobre e1 cornunitarism0.~0 menso potencial hiçt6ric.o (sobre e1 que tambikn - c o m o e1
La contramodernidnd no es sombra de la modernidad, sino trabajo que aqui se persigue y se plantea- hay que hacerse
un proyecto, un hecho, un;i institucibn igualmente originaria eco y ienzati&, es deir, re£lejada)P1
como Ia rnodernidad indust~lalrnisma. Es producida con t~ Tercero: ia sociologia de la modernización simple sobrepasa
dos 10s medios y recursos de la mdernidad: ciencia e investi- la sociedad industriaí en dírecci6n a la scciedad moderna. La
gacibn, técnica y desarro110 kcnológico, educacibn, organiza- sociologia de Ia mcdernización reflexim describe Ia sociedad
ción, medios de masas, política, etc. industrial como irna simbiosis histórica portadora de contradic-
ciones provocadas por la cdisión de f u e m - modernas y con-
tramodernas en su interior, como una sociedad parcialmmte
Recapitulación y panmhica de capítulos posteriores moderha, que debido a Ia continua modernizaci6n y radicalizii-
ci6n de la modernidad es desintegmda y sustituida por otras
&ómo diferenciar, por tanto, Ias épocas y ieodas de Ia mo- formas umdernas>,o ~con~ramodernasn de sociedad. Dicho de
dernización simple y reflexiva? Para ello proponemos seis pun- otro modo: la pregunta por la con~ramndentibcrdsurge como
tos en 10s que se conhontan ambas posiciones (en e1 orden de cuestión central. I a rnodedzaci6n a Ias puertas de1 siglo
sucesión expuesta en e1 capitulo): deviene una confrontaciún de fuerzas coincidentes, en este
caso, Ia modemización reflexiva, que intensifica y generaliza la
Primem en lugar de mdelos de linealidad (y atavismos de incertidurnbre y la contramodernizaci6n, que introduce, p m p
cont1-01) fieles a una imparable y persistente modeniización ne, despliega y analiza nuevas-viejas ngideces y restricciones.
surgen diversas y compIejas figuras de argumentación refen- Cuarto: en referencia a la sítuación vital, modo de vida, es-
das a la autofrar~/on~mión, autoanmmza, autodkolucidn de
10s fundamentos de racionalidad y de formas de racionaliza-
ción en 10s centros (de poder) de ia modernizacibn industrial;
41. La ambigüedad iemite a una afinidad electiva entre la modernidd tardia y
tales figum aparecen como consecuencia de 10s incontrola- mfiexiva y h iradición de1 romanticismo inicial, arnbigíidad que, inumpe tal y
bles erectos (colatedes) desenadenados por e1 triunfo de1 como ap- en Ias fragmenta rn& decisivos de1 Alhsiiieo de Frledricb ÇcMqel.
proceso autónomo de modernización: iodo esto supone e1 re- Aqui se impulsa a la incompkiçin 4 1 fmfi"wnt+ Ia duda. ia imnla. el autocueitiw
mmienm y cl autwrnpequúkcimiento,para formulado paradójicamaite. hasta Ia
tomo de la incertidurnbre. pdecciiin y aun en 13 modanizacibn wmecuentc de h modcmidnd. En su ensayo
Segundo: mientras Ia rnodernizaci6n simple localiza e1 mo- &I die ~irvem~d~idlk&it estribe Sdilegel: .Explica [...I sin rodeos, que Ia paiabra
sigdca en ln d ' i k t i w . de los frapmentos. s41o es una. tendcnk, esía cs Ia dc
h tendencias. Lo mejor s a í a provocar cl escSndah cuando este ha alwnzado ia
mkirna intensidad, se desgarra y desaparece, y e1 entendimiento p u d e echar a an-
dar inmediatamenie. T d a h no Ilegamos demasiado lejos con dnr un impulso: petn
40. Lash (1 592). pp. 263 y ss. lo quc M es, piiede todavía Uegar a ser*.
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también de una critica fundamental de la p m n t e sociedad y de un. pan parte de -, y J. MUMWWER(19SO): 4 i s k Analysis and Risk en
la sociologia actual. BecL pmtende bwquejar "otra rnodemidad" y una teoria com-
pmrisiva, escntpulosa, re8eja e, incluso, reflexiva.Tal teoria aspira a atraer para si a
Schwing y Alberts (eds.), Sozietal &k h-, . -
N u m York.
los partidarios de h temía dtica de1 mio 1930 y de 1960, paia las cuales valia L CRMIK, S., J. PAKULSKI, y M. WATERS(1992): POS-J
Emse de Adorno: Ta uitalidad es 10 h" .
Pretende reganar a Im mamistas d e s e s p Lonclrcs.
&m, myos s u e m de socialismo se h m resquebrnjado, marxistas que matra- WOUGLAS, M. (1991): ~ R i s kas a Fomnsik Resource..
m que las democracias de Ia economia de m& tienen que wmbrar por sus
d m o 4.
conuadicciones.Se iraia de una variante rnmkmhda de la doctrina de1 wsdocapita-
lismo, en i a que Ia crisis 1- juega una funcidn: Ia de plasmar Ia ciisis de - (1992): Wie Institurionen Denken, Fmnkfuct.
legitimación dei tardocapitalismo. Es una tmrla de h -t' via" m h alli de1 socia- - y A. WTLDAVÇKY (1982): Risk and Ctihtire, Nueva Y d
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Celso Sanchez Capdequi

A partir de cuantioços mmdios procedentes de disciplinas


tal- como Ia sociología, antropologfrt, etnología, etc., 1- cualeç
han visto la luz, con especial intensidad, durante Ias últimas
décadas, las ciencias smiales en su conjunto vienen a incidir en
una tesis prácticamente irrebatible: las formas sociales, inde-
pendientemente de su ubicacibn espacial y locahzaci6n t e m p
ral, basan y legitiman su unidad coçmwisional, sus p k 6 c a s y
sus acciones colectivas (religiosas, políticas, económicas, artfsti-
c*) en un mito fundante, en un relato que n m y da cuenta
de1 p m o cosmogóniw de su formaci6n, de1 advenimiento de
10s antepasadas primordiales, cuya memoria inextinguible y
atemporal liga las instancias más diversas de la sociedad bap
el soporte de una imagen unitaria deI mmdo y dota de sentido
a su devenir futuro. De hecho, la disponibilidad para poder
apalabnr y relatar ese momento primem y samai hace de1 mito
e1 substrato axiol6gico sobre e1 que, en virhid de su consangui-
nidad con 10 divino y, por tanto, de su nipturti radical con 10
puramente fktico y profano,se sustenta la legitimación (Bour-
&eu) de toda forma de vida; eçe mismo reducto semhtiw legi-
timatorio, ese saber en tomo a un uhaginario swial centrain
(Mana, Jesucristo, h - ) ,posibilita la sintonía y çolidaridad
de fondo de1 individuo con las prtdcticas oolectivas (Nosotros) y
con e1 mundo circundante o hogar-mundo (Naturaleza) atrave- con e1 pmeso de secularización tan profundo, ha perdido su
sado y ccencantadon por la misma fuerza numinosa que uani- norte y su unidad y eçtabdidad cosmovisional (apoyada, hasta
mal a Ia sociedad.' Dicho con Campbeli, en toda amitología el surgimiento de la mcdernidad, en las certezas provenientes
local hay una experiencia de confonnidad con e1 orden social y de la religi6n y de la tradicibn}.
de armonía con e1 r n ~ n d o n . ~ Sin embargo, para e1 objetivo que persigue este escrito, e1
En cualquier caso, ese consenso existente en Ias ciencias ejemplo mfis destacable 10 constituyen Adorno y Horkheimer
sociales en tomo a1 mito como algo más que un mero remedo en su obra , ?
diuldztica de
i h Ihstracidn. Ia tesis que se recoge
de una mente primitiva, corno algo en ningirn caso fantasma- en este texto pone sobre e1 tapete Ia paradoja interna que atra-
górico y propio wlusivanzente de lapsos históricos enterrados viesa e1 proyecto de rnodernidad desde sus inicios, proyecto
sidos a-, coincide en nuesúa época con una constatacibn que, a1 radicalizar e1 poder y e1 alcance de Ia mzón depumdi
jnsoslayable: nuestra sociedad moderna se ha quedado sin de todo resquicio mítico recue en 10s errores que pretendia evi-
mito, sin su vivencia proiunda, sin sus agarraderos axiológi- tar y recurre y vuelve a la situaci6n de partida, en este caso, la
cos. Más concretamente, ula modernidad cansadad atudia, estupidizacih de1 hombre. La piedra de toque de1 proyecto
analim y diseccioiza e1 mito porque no 10 vive, porque no 10 moderno era la constitución de una sociedad de individuos
'experimenta profundamente. Las sociedades premodernas y autbnomos, orientadas en sus acciones por Ia razón explicati-
tradicionales se explicaban e1 mundo por e1 mito; la s-iedad va y argumentaiiva (habermasiana) y provistos de un elevado
moderna abandonada a Ia raz6n y a1 entendimiento, hace de1 potencial de cn'tica, todo 10 cual garantizaba la formaci6n de
1 mito problema y cuesti6n. Este pasa a ocupar un lugar central unas condiciones de vida mlindanteç con la armonia y perfec-
en la txterioridad de 10s emplazamientos acadérnicos, porque ción, muy lejanas de las deficients formas c u l d l e s premo-
ha perdido su ligazón con la interioridad de 10s reductos ar- dernas. A pesar de Ias pretensiones iniciales, la tendencia mo-
quetípicos, su autkntico sue10 nutricio. Mks que con-vivir con derna a1 orden, control y d c u l o económim ha desembocado
e1 mito, la modernidad vive (o pretende vivir) frenk y a1 mar- en h constitución de un tipo de individuo desprotegido de m
geri de é1. bertura crítica y de autonomia, por manto imbuido de un
Numerosos han sido 10s te6ncos que han dado buena conformismo e ignorancia fomentados desde Ias instancias de
cuenta de esta depauperaci6n mític~simbóliwque aqueja a la industna cultural que gobiernan a Ia sociedad modana. Es-
una cultura moderna, preocupada por desprenderse de todo tas, dominadas por la 16gica mercantil y por la mecanizacibn
resquicio de irracionalidad heredado de formas de vida des- tecn~industrial,hacen de los sujetos objetos sometidos a la
aparecidas. Desde que Nietuche afirmara que ~ D i o sha muer- ley dei intercambio universal, y de sus conductas, rutinas ca-
ton, no han faltado filósofos y swiólogos encargados en ahon- rentes de espontaneidad &una. h separación radical entre e1
dar en esta idea. De ese modo, por ejemplo, Weber habla de1 sujeto (mente) y e1 objeto (mundo material) que anida en ln
udesencaniamiento* de1 mundo moderno. Durkheim de la es- modernidad -cuyos referentes epistemol6gicos iniciales Ador-
pera de unos dioses que sustituyan a 10s ya extinguidos y Geh- no y Horkheimer 10s encuenúan en e1 Positivismo (Ia subjet9i-
len de la cdes-institucionalizaci6n. de nuestra sociedad que, dad permanece separada de su objeto con e1 íin de manipular-
10) y en e1 Idealismo (una subjetividad más constitutiva supone
1. Ver sobre la ineludibilidad de1 mito como .ilusiõn basica* de todo proyecto
que el mundo aparece como e1 producto de una conciencia
social: Josetxo Beriain, dtepresentaciones simMIicas y wnstelaciolies de sentidos, que se reconoce en sus creaciones objetivas)-- establece Ias
Cuadenws & Etirol@ y Ehio& de Navarra, XXlII, 57 (e-junio de 199 1). condiciones necesarias para que e1 racionalismo burgub con-
2 . I. Campbell, Las ntdFcaras de Dios: niito1ob.i~crentivo, Madrid, Alinnza, 1 9 2 ,
p. 26.
vierta e1 mundo, la n a t d e z a y e1 ser humano en objetos sus-
3. Cf.Patni Lancem, Ln n i o d e r n d d caitsadn. Madrid. L i b r i a s . 1994. oeptibles de anáhsis e intervenci6n 16gicecientifica, en campos
de pruebas adecuados para sus planes, proyectos y pmp6sitos lidadesn,7 lleva a buen puerto taies dislates si no se cuestiom
de control y adrnini~traci6n.~ (y este es e1 cometido que persigue este artículo) la wncepción
De especial relevancia es e1 hecho de que este estado de temporal que subyace a su devenir. En efecto, ia divisa comun
cosas, en e1 que se revela e1 enfrentamiento de1 hombre frente que late en 10s articulas aquí traducidos (especialmente, en e1
a s i y frente a1 mundo, desemboca en un punto de no retomo. de Beck) sirve para contrarrestarIa necesidad, la inevitabilidad,
Ias acometidas de dominación de1 racionalismo burgués des- la mttologictdud de1 tiempo lineal, a1 que nuestra cultura nos
cansm sobre una 16gica expansiva y cuantitativa que subyace tiene acostumbrados. AL decir de Beck, en dtima instancia 10s
a la racionalidad teleológica preponderante, 16gica que no se cimientos teóricos de la tesis desoladora a Ia que llegan Ador-
detiene y que no encuentra tope alguno en su irrefrenable no y Horkheimer se basan en la herencia weberiana, propia
marcha. La condusibn a la que liegan Adorno y Horkheimer de1 pensamiento occidental, de un tiempo lineaE, continuo e
es la siguiente: e1 movimiento dialktico de la historia se Alie- irreversible. Sobre este eje temporal, el desastre humano que
ne en e1 momento de la contradicción, de1 sufrimiento más acaece en Ia modernidad industrial, y que funge como ((efeclo
encarnizado (que vive e1 mundo moderno). E1 pmeso de ra- colatemi. o reverso de un proyecto ilustrado pretendido y pre-
cionalizaci6n cccidentai, sin otro fin que la imparabilidad de tenciosamente liberador, no hace sino aumentar necesariamen-
su avance, crea inevitablemente las condiciones de una confla- te, va a más Nada puede detener su 16gica salvo la destrucci6n
g1aci6n nuclear, de igual mwlo que consuma la tragedia de definitiva. Aqui finaliza la explicación dada por Adorno y
Auschwitz. La objetividad de1 mundo moderno se vuelve frente Hofkheimer (y por e1 mismo Weber).
a1 racionalismo que le concíbió, y sus resortes rígidos, autóno- No obstante, 1% aportaciones teóricas propuestas por Luh-
mos y mecánicos advierten de la imposibilidad de reahzaciún mann, Bauman, Giddens y Beck en e1 trabajo aquí presentado,
de una ccsubjetividad genuinaii5 en nuestra época. La barbatie todos ellos desde la óptica de la ambivdencia y no tanto de1
nazi, las tropelias comunistas, la tecníficaci6n devastadora orden, crean Ias bases para modificar 10s supuestos tdricos en
fungen como 10s huéspedes inesperados y permanentes, cuya que descansaba una modernidad industrial que hoy languidece
sombra asorna en la sociedad moderna avisando de que e1 mo- y, por ende, la 6ptica con la que visualizar su realidad EActica y
mento ude la reconciliación triunfante que tradicionalmente las potencialidades que ella enciern. As1 es, sobre Ia base de
coronaba un proceso dialkcticoii6 es un imposible. Como dice un cambio de eje temporal en e1 que la linealidarl e irre-
Beck, con ia diaiktica detenida, con e1 dolor humano agudiza- versibilidad de la rnodernidad industrial se ven sustituidas por
do sobremanera, nada cabe esperar más que Ia radicalizaci6n Ia recurrencia, reversibilidnd y wpeticidn (cuyos referentes en
de la contradicción, Ia inevitabilidad de1 fin de la vida huma- nuestra cultura 10s encontramos en Nietuche y en Benjamin)
na, por ejempIo, la autoaniquilación nuclear. de la arnodernidad reflexivaio (&ck), surgen una pléyade de
Sin embargo, la mdeniidad indusirid, portadora de un categorias que rompen con la tradición de Ia ~sociologíade1
afán desmedido por la ~destrucciónde 10s dioses y de las cua- conflicton (claseç, ideologia, delenninaci6n econbmiw, autc-
nomfa estnictural) y abogan por e1 novedoso paradigma de la
4. Respecto a Ia paradoja incrustada en el núcleo de1 proyecto moderno,consul-
((sociedad de1 riesgon (modernidad reflexiva). Estas categorias
tése J.P. Amamn, -The Imaginary Constitution of Modemity., h u e Eumpéeie der (cantingencia, ambiguedad, efectos colaterales) facilitan la
Scimices SociaIes (Gimbm), XX (1989), pp. 323-337. El conienido de este trabajo comprensi6n de una realidad socid dinbmica, que, gobernada
indica que en Ia sociedad moderna penivcn dos pmycctos latentes. lo cual hace de
eUa una asociadad m i m - . o *en-tensi6na:e1 de Ia expansión ilimi-del do~ninio por la iderminaeidn en su fluir, no detiene su periplo en
r a c i m ó m i w y e1 dc la auionomfa de la soci& en Ia mnfiguiación de sus
instituciom.
5 . M.Jay, Monto, Madrid, SigIo Veintiuno. 1988. p. 45. 7. T.W. Adorno y M.Ilorkhcimer, La dialdc~iclicade/ Ilunriirhnro, Buenos Au-es,
6 . Ibfd., p. 5. Sudamericana, 1987, p. 20.
estacibn final alguna (Adorno y Horkheimer), no se somete a proceso i n m b l e de generaci~n-degene~6n-remcimient~?
ritmos histbricos, ni a esquemas de necesidad e identidad me- Para caracterizar 10s aspectos estnicturaleç de1 tiempo circu-
tafísicamente determinados, sino que sigue una 6rbita circular- lar, utilizar6 10s rasgos que hacen, a su vez, las veceç de equí-
dinamizada por la inacabable dialéctica de la irlada genen- pamiento categoria1 con e1 que ia sociedad de1 riesgo (moder-
-ci6ndegenerrici6n-renacirniento.Una concepción de1 tiempo nidad reflexiva) visualiza su propia PeaZidad y con e1 que esta-
lineal y unidireccional, como la empleada por Adorno y Hork- blece un nuevo marco teórico explicativo de lo social. Tal vez
heimer, y antes por Weber, hace de la negaciún que atraviesa a en ninguna categoría como en la de aefectos colatenalesa se
Ia modernidad y que empuja a esta hacia un desastre deEniti- candensan más claramente e1 conjunto de aspectos definito-
vo, e1 punto final de la humanidad, por e1 contrario una con- rios de1 tiempo circular y de Ia nueva perspectiva socid. Estos
cepción de1 tiempo reversible hace de esa rnisma negaciórz e1 aspectos serían: la contingencia o riesgo (negatividad}, la am-
punto de partida de algo nuevo, ser o potencdidnd de ser, vale bivalencia (negati~dad-psitividad)y la creatividad psico-so-
decir, embrión de i n a t a s cosmovisiones, de novedosos asen- cial (positividad).
iamientos institucionaies y mundos instituidos de significado. Con e1 momento de contingencia o riesgo, se propone plan-
La inacabilidad de la dialéctica, su infinita repetición, pro- tear Üna versión xpost-racional%(Beck) de 10 social. En efecto,
puesta especialmente por Beck, permite enriquecer la discu- la divisa hegeliana de que todo 10 real es racional y-todo 10
si6n social y sociolbgica con una concepci6n temporal en Ia racional es realn sobre la que nuestra coçmovisi6n &dental
que e1 principio y e1 fin, la vida y la muerte están co-implica- se yergue, comienza a mostrar indicios de fragilidad. El adjeti-
dos en un pmeso cklico inteminable. En la cultura occidental vo upt-racional» F r e a que uel curso de Ia historia time
e1 principio y e1 h, con e1 despliegu< de1 tiempo hist6rico li- en realidad poco que ver con la lógica intiinseca de las ideas
neal e irrewrsible, se sepamn pan reencontrarse en e1 mc- que fueron factores causantes d d mismon;9 vale decir, en e1
mento hd y último de1 futuro redentor (la Ilegada de1 Mesias, discurrir lineal de1 tiempo hace acto de presencia un incómo-
la victoria de1 Proletariado, e1 momento de la Autxonciencia) do huésped que desbarata o, como posibilidad, pude d s b -
donde el tiempo se detiene, donde Ia historia queda a c e n d i - tar la (necesaria) realizaci6n h a l de todo proyecto histbrico,
da. Es Eliade e1 que en su obra E1 mito de1 eterno retomo cons- el riargo en tanto ~aqueUoque queda como un resto no muel-
tata ia tendencia de nuestra cultura a detener defhitivamepite to, a pesar de todos 10s esfuerzos contrarios por una realiza-
e1 discurrir histórico en un h a l paradisiaco, en e1 que 10s ción ~rdenadaip.~~ Con e1 riesgo, con la contingencia se preten-
hombres, guiados por una inconfesada nostalgia de1 paraiso de evidenciar que toda decisí6n (individual o colectiva), una
primordial, se desprenden de todo resquicio de historicidad y vez efectuada, se mncatena en e1 tiempo con otms dadas por
recobrzin la condición divina. Esta tendencia descansa sobre otros agentes, cuya iduencia reciproca mdifica su orienta-
10s rescoldos de la religión judia que aún perviven en la cos-
movisi611occidental, rescoldos que se objetivan en Ia idea de
saIvaci6n futura en e1 fiizal de2 tiempo.
3
8. Tal vez este p- encuenw cn pows sitios una cjemplarizaciún m8s nltida
que ai e1 simbolismo Lunx de pueblm pi+eind~~vpcos. M i e a Eliade m t a t a que
Con la vuelta a una concepci6n circular, recurrente y rever- .e1 simbolismo y Ia mitologia lunares son patéticos, pero tarnbib c o n w l a d ~ por-
sible de1 tiempo propia de ias culturas preindoeuropea y pri- que 12 luna rige a Ia vez Ia muerte y la f-ndidad. cl drama y Ia íniEiacibm (Tmmdo
mitivas, 10 por pensar ya no es e1 principio ylo e1 Iin como dos de his~wúlrt! h miigimres. M a d d , Cristiandad, 1981, p. 197). Continúa Eliade fi-
mando que la vida lunar esta sujeta a la ley u n i 4 de1 dewnk. de1 nwirniento Y
entidades claramente delimitables, estáticas y reconcilinbles en & la muerte, ley que todavia hoy permite a varios pucblos nómadas de 4- Y
uu~único momento y fuera de1 tiempo, sino e1 y (und), su per- recolectores medir el t i e m p mncreto.
imnente y ciélico lugar de eiwuentm, la inext i~~guibley repetitiva 9. P.L. Berger, Pam uiia teorla sociddgica de a!. religdti, B d o n a , K a i d . 198 1
co-implicaciõn de 10s conirurios (la re-laci6n) que anida en ese
ci6n inicial, y, por tanto, 10s resdtados previstos por e1 sujeto en su ambivalencia constitutiva, se verifica, por ejemplo, la
(o sujetos) de çu ernisih. La hea recta bajo la que se concilx presencia de 10s desechos de1 proyecto ilustrado presuntamente
d proyecto ilustrado en su vertiente hbemdora (progreso, feli- liberador y e1 por-hucer de nuevas formas de sociedad, que en-
cidad humana, constitución de individuos aut6nomos) deviene cuentran su punto de partida en 10s restos de la vida social
cunia (Auschwitz, escalada nuclear, depauperacibn medioam- precedente. uCon 10s peligros y consecuenciaç que produce e1
biental, Hrdida de libertad y de sentido, estupidización de1 i*
dividuo). Con"ene no olvidar que en e1 efecto a iargo plam
industnalismo, surge una nueva fuente de moralizacibn. En '
este momento de ambivalencia, de p e s i m i s m v z a , se
que, de modo latente e imprevisible, la suma de decisioneç privilegia la profunda liga2611existente entre la vida y la muer-
provoca, desaparece Ia atribucibn a una única causa, a un tíni- te, ligaz6n que moviliza indefinidamente e1 discurrir de1 tiem-
co motivo, vale decir, en este contexto se evidencian con niti- po clclico.
dez 10s límiter de Ia explicaci6n racional y de1 cálculo de pre Por último, a1 hablar de meatividnd psico-socid, el mornen-
habilidades. Este es el momento negativo que anida en e1 cur- to positivo y reconstructivo de1 devenir cíclico, nos situamos
so tiempo cicüco por cuanto Ia obra c u l t d de la coleaividad en e1 campo de to posible, en el intersticio existente entre untz
se resuelve c o n h sus creadores. forma social desestmcturada (modernización industrial) y otru
Con e1 momento de la ambivaiencia se verifican, junto a la por configurar (mdernidad reflexiva), entre el proyecto inicial
negatividad de1 riesgo en tanto o b s t ã d o para Ia realizacibn de con e1 que toda intersubjetividad da vida a sus instituclbnes y
un proyecto socioniltural, atisbos de positividad a través de1 e1 conírapmyecto con e1 que estas, autonomizad~,se vuelven
desenterramiento de la actividad irnaginarixreativa de toda contra su creador. Ese bueco, ese vacío, ese abismo donde ha-
iociedad. Dicho de otra forma, só10 de1 caos reinante en d bita e1 y, asi como e1 embri6n de la identidad en la objetividad
momento destnictivo pede surgir e1 orden pretendido por Ia y en la mpresentaci6n de la sociedad futum, dice creaci6i2 mdi-
colectividad, só10 desde e1 des-orden se dibujan 10s períiles de cal (mr016gíca), creacidn uk e&%, de formas, dE id& (la d+
un nuevo orden. E1 tiempo de la identidad se diluye y, a su rnocracia pega, la revoluci6n francesa, Jesucnsto, Buda) y
vez. asoma e1 espacio de las posibilidu&s, de la nwedad onto- nunca remedo ni reprducción de eidds o formas (platbnicas}
Idgica, de1 tiempo polimorfò que abre (y no clausura como e1 prexistentes a1 tiempo y al espacio. De esta rnanera, la acci6n
tiempo unidireccional de Ia mdernidad}. En efecto, sobre las social, de cara a pmducir brdenes de vida e ilusiones wlecti-
cenizas de una m e d a d que periclita, sobre e1 fin que la c* vas, debe h a b l a s con e1 reducto trascendentat, i m a g i d
rme. madura 1a simiente de una n u m forma de vida. En pa- desde e1 que es posible toda obra sociocdtural de1 hombre.
labras de Holdedin, aen 10 hondo de1 mayor de 10s peligms con una d i m i 6 n reali&va constalable a posteriori, en la
despunta también 10 salvadom.i i El momento de ambivalencia somatizacion sirnkfico-institucional (formas pohticas, arti'sti-
de1 y, de co-ilnplicacidn de 10s contrarios que pervive en todo cas, medios de pducción econórnicos, útil- técnicos, etc.) de
movimiento circular de1 devenir hst6rico supone que, simultá- la estática de toda sociedad. Nos referimos a 10 que Balandier
rmrnenre, se s d a e1 acta de defuncibn de una estmctura sc- denomina e1 ámbito de Ia t e d i n d m i c a de 10 social. En é1 se
cial (por ejemplo, la de la s ~ e d a dindustrial) y, a su vez, se encuentran Ias potencialidads de d z a c i ó n o arquetipicida-
constatan Ias condiciones necesarias para la creación de nue- d a inmanentes, esas ~ f o - tipicas de wptación e s t m d -
vos ideales colectivos con 10s que regenerar y animar Ia vida mente comunes a todos 10s seres hurnanosnl3 que fungen
social. En 10s «efectorcolateralesi de todo~proywtohistórico y como protom&los ( H e m en h Grecia dhsica, Promete0 en
la mdernidad industrial) que onenian Ia re-creaci6n de t d a de la Encaniaci6n, sin encontmrçe involucrado para nada en
obra sociocultural conforme a un uver como. metafórico e ellaw.15 Frente a este tiempo identitario, en tanto elaboraci6n
d u c t i b l e (Ricoeur). Con ellas Ia inter-subjetividad dada en s o c i d t u r a l , hablamos de1 tiempo imaginano como su condi-
Ia hstoria canaliza y externaliza sus afectos irreprimibles, y ci6n de posibilidad, de1 devenir circular como germen de todo
pasa a tener un papel activo (Gehlen) en e1 diseiío y constitu- orden (des-orden), de1 Diosquedwiene-y-rmcanta (en este
ción de sus instituciones, sus organizaciones y valores, vale caso Dionysos, en cuyos e x c m culturales late ese fondo de
decir, en la winvención continua de 10 politico (auto-produc- solidaridad s a 3 a l ) como portador de indefinidas y nuevas for-
ci6n de las instituciwies propia. y apropiadas) y en Ia moraliza- mas de estructurar la enorme maleabilidad dd ser social en la
ción de h vida colecriva. Sobre este particular, conviene no histona.
olvidar que el propio Weber sostiene que «son 10s internes, Lo que se pretende con esta diferenciacibn en tomo a las
materiales e ideales, no las ideas, quienes dorninan inrnediata- modalidades de tiempo que acoge 10 social, es reincidir en 10
mente la acci6n de 10s hombresn.l 4 ya dicho. Si se privilegia e1 tiempo identitario, como 10 hace la
De esta forma se iibera e1 potencial de erati- de toda cultura occidental, en vez de reconocer Ia çimultaneidad de
subjetividad hist6rica que Ia 6rbita circular y ciclica de1 tiempo a m h (en 10s planos identitariwestmcniral e i r n a g h r b i n -
cubre y des-cubre a su paso, potencial de creatividad que refie- hestnichd, 10s cuales constituyen e1 cuerpo unitario que
re a una cruenta y permanente ducha de dioçesn o arquetipos toda sociedad es), se cierra e1 mundo de positnl&ar, la geni-
(Isis, Hermes, Deméter, Jesucristo, etc.) que, en estado virtual tricidad de1 tiempo imaginano, b riqueza ontolbgica de su dis-
y conflictual, se afanan por objetivatse y darse a1 ser (sentido) currir dialéctico, vale decir, ningún nuevo serlsentido s d a l ,
en la historia. ninguna otm forma diçt&ta de vida humana cabe esperar. E1
Bien eç verdad que en toda estática social 10s hombres or- movimiento dialéctico de la historia de la humanidad acaba en
ganizan su experiencia pasada, presente y futura confonne a la contradicci6n irreconciliable que vive Occidente. Su final
un tiempo concebido como una ~relacidnde ordenn. Es 10 que dice clausura definitiva, su presencia dice insuperabilidad de
denomina Castoriadis e1 tiempo Idepiritano (lineal), e1 cud per- Ia nada. La propuesta aqui presentada por Beck y complemen-
mite a 10s agentes individuales determinar y localizar aconteci- tada por la noci6n de tiempo imaginario, pretende abrir una
mientos, encuadrarlos en épocas diversas, prever futuros desa- puerta a la inagotable capacidad de creación de Ia acci6n s e
rroiilos de sus vidas, en último término, conferir conrinuidad y cial que, guiada por una temporalidad circular que uincuban
orden (Gehlen) a su percepci6n y a su experiencia. Se irata de1 en su devenjr vida y muerte, siempre parte de1 irreductible
tiempo referemia, de1 tiempo cuantitativo, de1 tiempo calenda- magma axiol6gico heredado de formas de vida humana preté-
rio. Para una miedad determinada la periwlización que haga ritas, m a p a que hace de las instituciones, de1 cuerpo de orga-
de1 tiernpo p u d e desempenar un papel esenciai en Ia inçtitu- nizaciones comunales, de la objetividad de las representaci*
cibn imaginaria de1 mundo. Así, por ejemplo, para 10s cristia- nes colectivas, su presenlificación es table y permanente.
nos hay diferencia cualitativa absoluta entre e1 tiempo de1 aAn- De esta forma, se pretende evidenciar, a la luz de 10s auto-
tiguo Testamento y e1 de1 Nuevo, ia Encamcibn plantea una res traducidos, yue la paradoja de la modemidad revelada por
bipartici6n esencial de la historia de1 mundo enbe 10s limites Adorno y Horkheimer, s u h un proceso de des-paradojizucih
de la Creacibn y de la Parusía, e1 destino eterno de un hombre (y paradojizacibn sin-fin) en e1 momento en que la categoriri
será radicalmente distinto segtín haya vivido antes o despub de tiempo se desdobla en dos niveles, uno realizativo e ima-

14. sobre la smidog&zde lu religi6tr,?, Madnd, Taunis,


M.Wekr, Et~~nyos 1987, 15. C. Castonadis, L. Uutitucióit irtingiiinrin de Ia s&ad, 11, ~arcelona,Tus
p.147. quea. 1975, p. 80.
ginario, y otro cuantitativo y objetivo. En efecto, e1 adveni- umientras haya humanidad Ia totalidad aparecerá como circu-
miento de la nueva bptica social propuesta por Luhmm, lo, esfera, ciclon.'
&ck y Bauman no es algo baladí. Su preçencia contrarresta, Como qued6 arriba sedado, la categoria ~efectoscolatem-
al decir de Luhmann, la necesidad identitaria en planos socia- les* recoge y condensa e1 p e s o de la categorizaci6n de la
les como e1 tiempo l i n d y unidiieccional, en la autonomía de novedosa óptica de la sociedad de1 riesgo (mdernidad reflexi-
las estructuras, en la inevitabilidad de1 tnmh (Q derrota, se- va). Por aekctos colateralesi>se entiende Ias consecuencias no
gún e1 fatalismo negativo) de Ia razbn. La hasta ahora prevde- deseadas, no pretendidas, que acompaiian a todo pmeço de
ciente sociología de1 connicto basaba su hegemonía en dos su- materializaci6n e institucionalización social, aI resto de riesgo
puestos: o de contingencia insito en todo trayecto temporal que hace
tan probable la realización final de 10 previsto como de su con-
1) La linealidad y continuidad de un tiempo orientado ha- trario. De esta manera se constata la imprevisibilidad de1 futu-
cia un f m saivífico y redentor (sin clases, sin codicto rn (Luhmann), la fragihdad de las ckificaciones bivalenteç
interciasista, sin alienación) que aguarda a1 hd de la para eçquematizar la complejidad de 10 real (Bauman); pero
historia. sobre e1 h w s o de tales intentos, sobre su caos resultante, so-
2) La equiparabdidad de t d a s ias unidades de tiemp, la bre ese resto de conlingencia que dshace la identidad, se sal-
sirneiría de tdm 10s instantes que se suceden paulati- va ia creatividad psico-social y las posibilidades de constituir
namente hacia e1 6n preestablecida que ~rientaIa mar- indefinidos e imprevisibles órdenes de convivencia.
cha de la historia. Nada aporta esta idea ai respecto de 10 que pueda ser una
sociedad ideal, mejor que e1 resto, etc. Eso supondria volver a
. Sin embargo, este esquema, a1 decir de Benjamin, renuncia privilegiar la 6ptica de la rhodemidad industrial. No se traia
a que en e1 devenir de la humanidad apersistrui fragmentos de enfatimr, desde este esquema de la sociedad de1 riesgo, 10s
desigual-, pri~degiadosii.~~Dicho de otro modo,elimina aque- pares mejor-por, más-menos, sino e1 nzntiz, Ia peculidndad, la
110s instantes que pueden entorpecer, por su d i d a d y hetero- especificidad irreductible de toda experiencia profunda de1 co-
geneidad, por su capacidad de abrir inéditos rrayecros y cursos lectivo. En ídtimo tknnino, la mejor de *ias sociedades, como
de acciún [social), la unidirecciondidad e irrevocabilidad del pretendi6 ser10 la mderna, seria incapaz de detener e1 paso
tiempo continuo desplegado heaimente en la hiçtoria confor- firme pero imperiiirbable de1 tiempo ciclico (asi 10 dice la re-
me a un fin preestablecido. Por 10 mismo,la dausura identita- cienk experiencia), su regreso devastador y creador que se re-
ria de1 tiempo lineal niega ia posibilidad de mar numos e pite indefinidamente.
inespemdos fines, coarta la opci6n a la Ilegada de nuevos dio- Siendo fiel a1 movirniento circular que sigue e1 tiempo cícli-
sa, oculta, por tanto, bajo d imperio de Ia u p n metfiforan de co y su repeticidn consubstancid, se pone fin a este articulo
nuestra época, e1 número (Adorno y Horkheimer), 10s restos en e1 mismo punto en e1 que se inició. La creatividad (crea-
de ambivalencia, contingencia y riesgo, 10s cuales burlan su ci6n) psico-social dirigida por e1 crtiempo cualitativon (Corbin),
paso monótono y estkril y hacen de la recta que transita una antes que cudquier oim cosa consideración, no es sino la vuel-
íigura que va torciendo su trayectoria. A este respecto, y de ia de1 sienipre 10 misnzo bajo la faz de un nuevo rniro, que dota
cara a verificar la riqueza axiol6gim de esta m d d a d de de un perfil común a1 conjunto de r e d u c ~institucionales que
tiempo (ia multidireccionalidad),mantengo con Neumann que constituyen la obra común social, que legitima a estos como

16. W.Benjamin, Poesln y capitalisnro, Madrid. T a m , 1957, p. 159.

278
instancias básicas que orienian y organizan e1 comportamien-
to cmz sentido de 10s individuos en sociedad y que uilusiona~a1
espíritu de una tpoca. Precisamente la auçencia de mito, o la
existencia en nuestros dias de un mito ya caduco, el de1 prc-
p o , de.-legitima a Ia modernidad industrial para prolongar
una vida que se hace cada vez m8s insoportable y que atenta
contra la integridad de 10s individuos (desigualdad econ6mica,
marginación sexual, p é d d a de sentido, etc.) y legitimã un
nuevo contra-proyecto que drregeneren (Durkheim) e1 merpo
smid hoy anbmico. E1 tiernpo de Ia cmci6n mítica, el tiernpo
de1 regreso de Zo niisrno diferenciado (en la historia). es e1 que
hoy nos reta y, a su vez, e1 que nos convierte por im momento
en acontemporbneos de 10s âiosesn (Eliade), recordãndonos,
dentro de esta Iógica de la reversibhdad, ese instante primor-
dial recogido en 10s mitos cosmogónícos en 10s que 10s dioses
dieron lugar a1 mundo y que hoy, iras 10s primeros asomos de
una sociedad diferente. estamos en condiciones de reprcducir.
AUTORES

~ T H O N YGIDDENS es catekitico de Sociologia en e1 h g ' s Collegc de


la Universidad de Cambridge. Entre sus publicauones destacam Ia
esfnictitra de c h e s & ias sm'* avanzadas (1979), fie comtitu-
tion Of SOCiety (1 9841, f i e Nation-Stale and Vi~Irmce(1987). Come-
quemz of M d r n i f y (1990) y Moderni~nnd ~elf-ldenlif~ (1891).

ZYGMUNTBAUMANes catedrático de Sociologia en la Universidad de


Le&. Entre sus publicaciones datacan: Legishiors and InfetVfm
(1987). Mwkmity arrd the Holocalfit (1989). ~o&rniQand Ambivalen-
ce (1991) y Motirdi& Inmrtdity and Othw Life ~ t r a ~ (1992).
@

N u LUHMAKNES catedrático ernérilo de sociología en la Universi-


dad de ~ielefdd.Entrc sus publicaciones destacan: Fin y raciondidad
de Eos &&mas (19831,Soüologische Aufkíancng (1970-19W, 5 vols.),
Verímuen (1973), Macht (1 975), Geselschafrstnlktiir ~ i z dSe~mm'k
(1980-1987, 3 vok.), S a i d e *teme (1984), Okologische kbmmunika-
fim (1986). Oziologrk des R&km (1990) y ~ e c h tdm GeseLFchafi
(1993).
ULRICII BECK es catedrático de Sociología en la Universidad de Mu-
ÍNDICE
nicho Entre SU~ publicaciones destacan: Risikogeselschaft (1986), Ce-
gengifte (1988), Politik in der Risikogese1schaft (1991) y Die etíindung
des politischen (993).

JOSEIXO BERIAIN es profesor titular de Sociología en la Universidad


Pública de Navarra. Entre sus publicaciones destacan: Representacio-
nes colectivas y proyecto de modernidad (1990), Estado de bienestar, pla-
nificación e ideologfa (1990), ÚJ. integración en las sociedades avanzadas
(19%).

Caso SÁNCHEZ CAPnEQut ha defendido su tesis doctoral, titulada «Con-


ciencia colectiva e Imaginario Social en la modernidad».

Prologo. El doble «sentido» de las consecuencias perversas


de la modernidad, por Josetxo Beríain . . . 7

l. LA MODERNIDAD .DESMEMBRADA. y AMBIVALENCIA 31


Cap. 1. Modernidad y autoidentidad, por Anthony Giddens . 33
Cap. 2. Modernidad y ambivalencia, por Zigmunt Bauman . 73

TI. LA MODERNIDAD .CONTINGENTE. 121


Cap. 3. El concepto de riesgo. por Niklas Luhmann . 123
Cap. 4. El futuro como riesgo, por Níkias Luhmann 155
Cap. 5. La contingencia como atributo de la sociedad
moderna, por Niklas Luhmann 173

1lI. LA MODERNIDAD .REFLEXiVA. 199


Cap. 6. Teoría de la sociedad del riesgo, por rRrich Beck 201
Cap. 7. Teoría de la modernización reflexiva, por Ulrich Beck. 223

Epílogo. Recursividad, ambivalencia y creatividad social,


por Celso Sáncher Capdequi 267

Autores 281

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