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Bronowski, J y Mazlish, B. (1963) - La Tradición Intelectual de Occidente. de Leonardo A Hegel. (Gimeno, J, Trad) - Madrid, España - Norte y Sur
Bronowski, J y Mazlish, B. (1963) - La Tradición Intelectual de Occidente. de Leonardo A Hegel. (Gimeno, J, Trad) - Madrid, España - Norte y Sur
DE OCCIDENTE
ganz1912
JACOB BRONOWSKI
BRUCE MAZLISH
LA TRADICION INTELECTUAL
DE OCCIDENTE
DE LEONARDO A HEGEL
EL LEGADO DE LA HISTORIA - 2
lEnwnrmsMi
Titulo de la obra original: TH E W ESTERN IN T E L LE C TU A L T R A D lT IO N .
From Leonardo to Hegel.
Harper & Brothers. Publishers. Nueva York, 1960.
Í N^ D I C E
Págs.
Prólogo ..................................................................................................... 9
@ Editorial N orte y S u r , 1963. Introducción ............................................................................................ 13
p A R T E I. E l MUNDO EN E X P A N S W N :
t
"k C ap. I. — Leonardo de Vinci y su época ............................ 25
" 11. — Los estados-ciudades de Italia .................................... 45
" 111. — M aq u iavelo ..................................................... 55
” IV. — Tomás Moro 73
.
” V . — Erasmo y los hum anistas......................................... 93
” VI. — La Reforma ................................................... i10
” VII. — La Revolución Científica .................................. 146
” VIII. — La época isabelina ............................................ 169
’ D e C r o m w e ll a R ousseau, 1 6 3 0 -1 7 6 0
ganz1912
” IX. — La Revolución puritana ................. ....................... 199
N.° de Registro: 554-62. — Depósito Legal: M. 7553-196) ” X . — La “ Royal Society" ................................................... 231
rn <c ” XI. — Hobbes y Locke ...................................................... 246
Gráficas Cóndor. S. A . — Aviador Lindbergh, 5. — Madrid - 2. 1883-63
8 ÍNDICE
Págs.
P R Ó L O G O
II
Con todo, la evolución de una idea tiene también una lógica in
terna, que sigue a través de todos los conflictos. Considérese, por
ejemplo, cómo ha ido cambiando la idea de progreso y, no obstante,
cómo ha conservado su dirección a lo largo de los cuatro siglos que
aquí estudiamos. Nos hemos esforzado, pues, en perseguir esta lógica
de las ideas a través de sus cambios; llamemos la atención, a título
de ejemplo, sobre el extenso estudio que dedicamos a la idea de la
unidad del hombre con la naturaleza, que seguimos desde el sencillo
materialismo de Hobbes a la sutil teoría kantiana del conocimiento
científico.
En los cuatro siglos que esta obra abarca, el mundo se ha trans
formado de medieval en moderno. Son siglos de cambio, en todas las
facetas de la vida; y la historia de sus ideas es forzosamente, como
hemos dicho, una historia dinámica, una historia de movimiento. El
movimiento es generado por aquello que da vida a las ideas, esto es,
por la acción recíproca de todos los intereses del espíritu, por la presión
de los acontecimientos y por la expresión de las personalidades. Este
sentido de movimiento, de ideas sentidas como espíritu en acción,
es lo que nos hemos propuesto comunicar. Para nosotros, la Época de
la Ilustración — para poner un solo ejemplo— no es una abstracción
inerte, sino un entramado de personas y grupos con ideas que, aunque
encontradas, llevan un rumbo común, y por eso la entendemos y la
presentamos con otro nombre: la Época del Disentimiento Razonado.
Éste es nuestro modo de enfocar la historia intelectual de todos los
períodos que aquí estudiamos.
III
IV
VI
Los cuatro siglos de que esta obra trata los hemos dividido en
tres grandes partes, que no coinciden con aquellas en que dicho pe
ríodo suele subdivirse, pero que nos parecen más expresivas de la
totalidad de sus ideas. La primera parte la hemos titulado “ El mundo
en expansión” , y va de Leonardo, en la Italia del siglo XV, a la tardía
20 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
diosa que ella, q ue tant0 gustaba a Burke, fuera al fin la fuente ins-
piradcra de Carlos Marx. La histeria pasa a ser un valor absoluto,
un poder misterioso y un estudio m ístico; y es oportuno que un libro
de histeria se detenga en ese momento, cuando la historiografía se
convierte por primera vez en expresión natural de mentes creadoras.
VII
EL M U N D O EN EX P A N SIÓ N
De Leonardo a Galileo,
1 5 0 0 , 16 3 0
C a p ít u l o I
iograrlo dentro del marco que nos hemos trazado— escribir una historia del
Renacimiento, ni aun discutir las distintas interpretaciones del concepto de
Renacimiento. Creemos que una historia del Renacimiento italiano pondría de
manifiesto la continuidad entre el Renacimiento y el Medioevo y, por tanto,
atenuaría el hincapié en la “ novedad" del período y de su cultura. Es una
concepción acertada desde la perspectiva del historiador. Creemos, en cambio,
ira error llegar tan lejos por ese camino que acabe por perderse de vista por
completo la originalidad y la modernidad fundamental de la cultura creada
en la Italia de aquella época; adoptamos la posición de que el Renacimiento es
efectivamente el origen del mundo moderno, pero sin pasar por alte, el hecho
de que, a su vez, y de un modo perfectamente natural, el Renacimiento se
basa en la Edad Media. Creemos asimismo que en el Renacimiento hubo al
menos dos fases — la que hemos denominado fase aristocrática, idealista, y otra
más popular, empírica— , y que el llamado humanismo se relaciona con una y
otra de un modo muy complejo. Empezando nuestra obra con Leonardo y el
período renacentista, tendemos, por razones evidentes, a no hablar de los
vínculos históricos con la cultura medieval; con toda claridad subrayamos
determinadas características dominantes, que consideramos tales por mirar hacia
el “ futuro" moderno y no retrospectivamente hacia el pasado medieval.
2 H iram H a yd n establece una distinción entre un Renacimiento y un Con-
irarrenacimiento; véase su libro The Counter'Renaissance (Nueva York, 1950).
T he ODORE S pencer habla de algo semejante a este cambio en su obra Sha
kespeare and the Nature of Man (Nueva York, 1942), en la que ve la estruc
tura fundamental del pensamiento isabelino discutida por Copérnico en el orden
cosmológico, por Montaigne en el natural y por Maquiavelo en el político.
28 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
11
la hierba y las rccas las que nos hacen intuir la mano, cálida y a la
vez inhumana, del joven Leonardo: la visión aguda, el detalle amo
roso en un hombre fascinado al observar una hoja de hierba que brota
de la tierra y va empezando a crecer.
III
IV
3
34 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
VI
7 Sin embargo, PlERRE D l'HEM, Études sur Léonard de Vinci, 3 vols. (París,
1906-13), demuestra que Leonardo no carecía totalmente de cultura y que en
realidad utilizó y copió los escritos de muchos pensadores antiguos y medievales.
Se trataba, pues, de acento, y Leonardo lo ponía en la fuente y no en la jarra.
Sobre el tema general de Leonardo y la ciencia, véase John H . Randall.
"Leonardo da Vinci and Modera Science", Journal of the History of Ideas
(abril 1953), en el que trata de valorar los elementos viejos y nuevos en Leo
nardo y subraya la diferencia entre la creencia de Leonardo en la fundamental
“ identidad entre el microcosmo del hombre y el macrocosmo de la naturaleza”
y el divorcio entre el hombre y la naturaleza admitido por el hombre de
ciencia del siglo xvii. Obras especializadas sobre Leonardo como científico son
The Mechanical Investigations of Leonardo da Vinci (Londres, 1925), de Ivor
B. H art, que se ocupa especialmente de los trabajos de Leonardo sobre aero
náutica y mecánica. La introducción contiene asimismo un acertado análisis
de las razones que movieron a Leonardo a tomar sus apuntes como los tomó.
Véase también J. Pla Y fair M c MURRICH, Leonardo da Vinci the Anatomist
(Baltimore, 1930), y K. D. KEELE, Leonardo da Vinci on Movement of the
licart and Blood, con prólogo de Charles Singer (Londres, 1952).
Sobre el pensamiento de Leonardo en general, véase GABRIEL SEAILLES,
Léonard de Vinci, l’artiste et le savant (París, 1892) y la famosa Introduction
a la méthode de Léonard de Vinci de P aul V aléRY (París, 1919). La obra de
Hdward M cC u r d y , The Mind of Leonardo da Vinci (Londres, 1928), lleva
un título que promete más de lo que da. K enne TH C lark en la ed. de 1952
de su obra Leonardo da Vinci: An Account of his Development as an Artist
(Cambridge) desarrolla una sugestiva nota introductoria de cuatro páginas sobre
h relación necesaria entre el pensamiento y el arte de Leonardo.
La obra artística de Leonardo está admirablemente estudiada en el libro
de Clark, que como apéndice contiene también una excelente colección de
láminas. BeRNard Berenson compuso un importante ensayo sobre Leonardo
42 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
en su The Study and Criiicism oj Italian Art, Third Series (Londres, 1917).
En The Renaissance de W alter P ater (Londres, 1893) se encontrará un famoso
ensayo sobre Leonardo, publicado originalmente en separata en 1869; pero,
como observa K. Clark, en realidad el ensayo de Pater trata más de lo leonar-
deseo que de Leonardo.
Para ilustraciones sobre el arte de Leonardo se recomiendan las siguientes
obras: Leonardo. Des Meisters Gemalde und Zeichnungen, edición e introduc
ción de Heinrich Bodmer, serie “ Klassiker der Kunst” (Stuttgart, 1931); es una
hermosa colección de reproducciones, T he Draivtngs of Leonardo da Vinci, con
introducción y notas de A. E. Popham (Nueva York, 1945), contiene casi todos
los dibujos de valor estético de Leonardo) sin embargo, las reproducciones
no siempre son tan buenas como las que puedan encontrarse dispersas en otras
colecciones menos completas. C f. por ej.. Drawings o f Leonardo da Vinci, con
introducción de C . Lewis Hind (Londres, sin fecha).
LEONARDO DE VINC1 Y SU ÉPOCA 43
Capítulo II
II
Se calcula que, hacia finales del siglo XV, Venecia tenía unos
200.0000 habitantes12. Milán y Nápoles tenían aproximadamente la
misma población, y Roma bastante menos. Sólo Florencia era una
ciudad mucho menor, con una población de unas 100.000 almas.
Huelga decir que aquellas ciudades resultan enanas si se comparan
con las modernas, que no consideramos grandes hasta que llegan por lo
menos al medio millón de habitantes. Todos aquellos estados-ciudades
juntos no sumaban la población de una ciudad moderna como Boston.
N o obstante, medidos per el rasero de la época eran ciudades consi
derables. Encuadrada en el marco de aquellos tiempos, su organización
— por ejemplo, el sistema de canales de Venecia— representaba una
III
4
5o LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
IV
7 Cf. R ichard Ehre NBERG, C.apitalism and Finance in the Age o f the
Renaissance, trad. del alemán (Londres, 1928).
54 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
a finales de siglo eran de tres a cuatro veces más altos que al prin
cipio s.
Problemas como la inflación y la balanza de pagos, la guerra
y el comercio, vinculan nuestros Estados a las ciudades del Renaci
miento. En general, la época de Leonardo y de Maquiavelo se anti
cipan a la forma moderna de los problemas que se plantean en polí
tica, en economía y en ética: los que afectan a las relaciones entre
un Estado y otro y entre el Estado y el individuo. Nuestras “ solu
ciones” son distintas de las del siglo XV. pero no revisten un carácter
más definitivo. Los problemas no están resueltos todavía, y parte del
interés de la historia estriba en ver cómo trataron de resolverlos otras
épocas y otros lugares. La historia de los 400 años que median entre
nosotros y el Renacimiento es ¡a crónica de los intentos del individuo
y de la sociedad de afrontar y resolver los problemas que entonces se
plantearon por vez primera en versión moderna.
M AQU IAVELO
II
Los elementos humanistas en Maquiavelo eran dobles. Uno era la En el cas0 Maquiavelo, el elemento que había que omitir del
abierta aceptación de los autores clásicos como modelos; otro, la estudio de la política era la moralidad, o sea. “ lo que debe ser” ;
adopción de una postura rigurosamente laica frente a la política. En había quc atender rigurosamente a “ lo que es” . De este modo, E l
él se da realmente una fusión de las actitudes características del Rena Príncipe rompió con toda la tradición de la llamada literatura de
cimiento aristocrático y del Renacimiento popular. “ espejo de príncipes” , de consejos suaves y píos al gobernante 5. Una
y otra vez, Maquiavelo recalca que no expone un modo de proceder
bueno u honorable, ni cómo debiera gobernarse una sociedad, sino que
III se limita a ocuparse de cómo se gobierna efectivamente a la sociedad
y de cómo se comportan en realidad las personas (y, por tanto, de
Maquiavelo acaso fuera distinto de Leonardo en ser estudioso de cómo ha de comportarse el gobernante si quiere sobrevivir).
los clásicos latinos y humanista, pero se le asemejaba en ser hombre Esto representaba un planteamiento de todo punto insólito en lo
de ciencia. Fue, de hecho, el primer científico de la sociedad, en el que era realmente una época precientífica, época en que sólo unos
mismo sentido en que Leonardo fue uno de los primeros científicos cuantos hombres como Juan Buridán, Tartaglia y Leonardo de Vinci
naturales de los tiempos modernos. habían considerado de tal manera los objetos de la naturaleza. Sig
Él mismo tenía conciencia de abrir una “ vía... aún no hallada nificaba que la perspectiva elegida por Maquiavelo le había llevado al
por nadie" 3. Por vez primera en la historia del pensamiento político, empirismo. Francisco Bacon, que fue moralista y científico natural, reco
Maquiavelo trató, no sin titubeos ni vacilaciones, de examinar su noció acertadamente en el florentino un precursor y un espíritu afín
asunto desde una perspectiva científica, lo cual significa que, como diciendo: “ Es grande nuestra deuda con Maquiavelo y con otros que
Leonardo, tuvo que proceder a una selección de los hechos de la han escrito lo que los hombres hacen y no lo que debieran hacer” .
vida; tenía que decidir lo que había que eliminar del cuadro. Tanto Sin embargo, lo empírico y pragmático sólo era una faceta del mé
en el arte como en la ciencia del Renacimiento, el problema consistía todo de Maquiavelo. Éste contenía también un elemento racional y
en determinar "qué había que excluir” 4. apriorístico 6, de lo cual nos percatamos bien si tenemos en cuenta el
hecho de que Maquiavelo tratara de basar su ciencia en una serie de
“ espejo de príncipes" de la Edad Media. Este artículo debe cotejarse con la postulados generales.
obra de A llan H. G ilbert, Machiavelli's "Prince” and its Forerunners (Dur-
El más importante de tales postulados concernía a la naturaleza
ham, N . C„ 1938), en la que estudia las relaciones entre El Príncipe y la lite-
del hombre. Un siglo después de Maquiavelo, Galileo operó con el
ratutura de “ espejo de príncipes".
3 Palabras que emplea Maquiavelo en la introducción al libro primero de
los Discursos. La mejor edición en inglés es T he Discourses 0/ Niccolo Ma- formula la interesantísima observación de que “el descubrimiento del individuo
chiavelli, trad. con introducción y notas por L eslie J. W alker , S. J. (New corrió paralelamente con el descubrimiento del desnudo... El héroe de Maquia-
Haven, 1950). Las notas no acompañan al texto, reuniéndose en el segundo velo es la contrapartida de los desnudos pintados por Signorelli o esbozados por
volumen. Los evidentes prejuicios del P. WALKER no menoscaban su erudito Leonardo: es un ente científico" p. 9). La conferencia de PRAZ es un apasio
nante trabajo de investigación y da muestra de aguda penetración. Continúa el
aparato crítico, pero en la introducción hace constar que la disculpa de los
estudio iniciado por E duard M eyer en su obra Machiavelli and tire Eli¿abethan
críticos de Maquiavelo, “ que sus escritos están en consonancia con el espíritu
Drama (Wcunar, 1897), pero recalca que gran parte de la influencia que MEYER
de la época", no es su punto de vista, pues, en efecto, tal postura es moral-
atribuye a Maquiavelo debe atribuirse en realidad al ejemplo del teatro sene-
mente censurable. Una edición muy cómoda de los Discursos unida a la de
quiano italiano.
El Principe es la versión publicada por la Modern Library (Nueva York, 1950),
' Para un estudio sobre esta literatura, véase A llan H. G ilbert . op. cit.,
con una sugestiva introducción de M ax L erner .
en unión de los demás trabajos citados en la nota 2.
4 Cf. el artículo de C harles Sincleton “ The Perspective of A rt” en T he
r' l^n Machiavelli the Scientist (Berkeley, 1945), L eonardo O lschki subraya
Kenyoti Reviene (Spring, 1953). M ario P raz , en su conferencia ante la
un aspecto "especulativo y científico".
“ British Academy" sobre Machiavelli and the Elizabethans (Londres, 1928),
6o LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
IV
VI
5
66 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
sistir y ser fuerte. Sostenía, pues, que Licurgo merecía el "m ayor
elogio" por haber dado vida con sus leyes a un "estado que duró más
de ochocientos años en la más completa... calma” , y que por el con
trario la obra legislativa de Solón carecía de importancia, por haber
durado tan breve tiempo 10; y en estas afirmaciones suyas desatendía
la diversidad de contenido cultural entre los dos estados, Atenas y
Esparta, y presentaba como prueba de excelencia la pervivencia estan
cada de Esparta.
Para Maquiavelo, la continuidad y el fortalecimiento del Estado se
convertían en fines en sí mismos, fines en aras de los cuales había''
que sacrificar cualquier otra consideración. Hay una idea a la que
Maquiavelo remite una y otra vez y que expresa todo esto en síntesis:
es la razón de Estado. La razón de Estado se impone sobre cualquier
otra: es el sumo bien a que Maquiavelo apela y contra el cual no
hay apelación. El príncipe debe tener derecho a hacer todo cuanto
quiera con tal que responda a los intereses de la comunidad en con
junto y que no se enderece a su engrandecimiento personal: está al
servicio de una moral que es superior a cualquier norma ética co-‘
rriente. Para citar las palabras del propio M aquiavelo: “ Un príncipe...
no puede observar todas estas cosas que se consideran buenas en los
hombres, ya que con frecuencia se ve obligado, para mantener el
Estado [el subrayado es nuestro], a obrar contra la fe, contra la cari
dad, contra la humanidad, contra la religión.”
El supuesto de Maquiavelo era claramente que el fin justifica los
medios. "U n ingenio prudente” , observaba, “ nunca reprenderá a nadie
por alguna acción extraordinaria que haya adoptado para ordenar un
reino o constituir una república. Conviene que, acusándolo el hecho,
el efecto lo disculpe...” . Todo el pensamiento de Maquiavelo se ins
pira, pues, en una “ psicología de guerra” . En la guerra, el fin prin
cipal es la completa destrucción del Estado enemigo, y para alcanzar
tal fin todo es lícito 11; pues, según lo expresa Maquiavelo, “ cuando
VII
tancia con respecto a las cosas que construye; lo único que imperta
es su pericia artesana o artística. Si relacionamos esta tesis con lo que
antes hemos dicho sobre el Estado renacentista como “ obra de arte” ,
advertiremos que Maquiavelo pedía entender el príncipe como artista
consagrado a modelar el Estado y, por tanto, como personaje amoral n .
IX
velo, el príncipe “ será más piadoso que aquellos que per demasiada
piedad dejan seguir los desórdenes que dan erigen a matanzas o robos,
perqué éstos suelen ofender a una universalidad entera y las ejecu
ciones que vienen del príncipe ofenden a un particular” .
TOMÁS MORO
II
2 ]. H. H exter , More’s Utopia: T he Biography oj art Idea (Princeton, ■* Es oportuno observar que la abolición del dinero hubiera llevado consigo
1952), p. 28. El libro de HEXTER constituye un brillante exponente de crítica automáticamente la imposibilidad de existir para estados como Florencia y
textual en el oue se investiga la relación entre la estructura de la Utopía y el Venecia. Es evidente que la falta de dinero y del intercambio con dinero
propósito del autor; es, sin duda, el mejor estudio que existe sobre las hubiera impedido una acumulación de riquezas semejantes a las que poseía
circunstancias que concurrieron en la doble composición de la Utopía. En la Lorenzo el Magnífico o los duces venecianos. Sólo hubiera sido posible un
edición de ésta de la Everyman’s Library (1941, trad. de R. Robinson; la de Estado tipo Esparta basado en la fuerza.
1955 ha sido revisada y la ortografía modernizada), la fisura se produce en la KaRL KaUTSKY, en Thomas More and his Utopia, trad. del alemán por
p. 18; las primeras 18 páginas se escribieron en 1S15 y lo que sigue de) H. ]. Stcnning (Nueva York, 1927), entiende a Tomás Moro como una de
Libro I, en 1516. las dos grandes figuras (la otra es Tom ás Münzer) que aparecen en el umbral
3 Se debe a A rthur E. M organ un divertido libro titulado Nowhere ioas del socialismo. K a u t sk y es agudo y original, pero todas sus ideas están enca
Sotnewhere (Chapel Hill, 1946) en que se compara la Utopía de Moro con el jadas en el rígido marco de la interpretación marxista, por lo que su libro
Estado inca del Perú. presenta una actitud "simplista", falta de espíritu crítico.
78, L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
IV
6
82 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
VI
Sin embargo, en su obra hace que los habitantes de Utopía abracen inmedia
tamente la doctrina cristiana en cuanto la oyen exponer. La idea de que
Utopía es una pintura de la sociedad que los hombres pueden alcanzar sin
la Revelación, esto es, sin el dogma cristiano, la desarrolla R. W . C hambers
en Thomas More (Londres, 1938) y la apoya H. VV. D onner en su ya citada
Introduction to Utopia. Para escribir su libro, Donner se sirvió de obras ale
manas y suecas sobre la Utopia. Probablemente en inglés sólo puede obtenerse
alguna idea de tales obras recurriendo al libro de Donner.
12 En el volumen de W aldsee .MÜI.LGR de 1507 es donde, debido a un
error, se llamó por vez primera América al Nuevo Mundo por derivación de
Américo Vespucio.
*5 C hambers , op. cit., p. 142.
TOM ÁS MORO 85
vin
Volvamos ahora a la primera parte de la Utopía de Tomás Moro,
o sea, la escrita después de su regreso a Inglaterra en 1516. Fue éste
también el año en que el libro entero fue publicado en Lovaina, donde
Erasmo atendió a su impresión. En 1516, Moro se dedicó a escribir
lo que resultó ser la primera parte de su libro, porque al parecer se
le había ofrecido un puesto de consejero de Enrique VIII. Por tanto,
necesitaba una buena justificación — no sólo para el rey, sino también
para sí mismo— de la decisión que al respecto adoptara.
Por lo que atañe al rey, Moro tenía varias buenas razones para
rehusar el ofrecimiento. Una era que al servicio de la Corona no podía
ganar ni mucho menos lo que ganaba en el ejercicio privado de su
profesión. Acababa de volver de la Embajada de Holanda (1515),
donde en seis meses había gastado el doble de lo que normalmente
gastaba y ganado aproximadamente la mitad. Por otra parte, como
tenía una familia numerosa y vivía de sus ingresos, tal justificación
resultaba plausible 17.
IX
de su vida (murió en 1536 a la edad de setenta años) aparecen pe aquí que la literatura de Grecia y de Roma acabara por ser consi
netrados por la sensación del propio fracaso. derada un dorado ideal en todo. Eneas Silvio Piccolomini, uno de los
Tomás Moro vivió la tragedia de un mártir aislado. Erasmo vivió primeros humanistas, que más adelante fue papa, escribía que “ la
la tragedia de toda una generación de intelectuales... y de genera literatura es nuestra guía para encontrar el verdadero significado del
ciones posteriores. Su auge demostró que un movimiento basado en pasado, hacer una justa valoración del presente y establecer una
la tolerancia, como lo era el humanismo, puede ser fuente de inspi acertada predicción del porvenir. Cuando las letras mueren, la oscu
ración para los hombres mientras se enfrente con una sola intoleran ridad desciende sobre la tierra, y el príncipe que no sepa leer las lec
cia ; su decadencia sirvió de prueba de que la tolerancia como ideal ciones de la historia será presa indefensa de la adulación y de la
no logra ya mover a los hombres cuando dos intolerancias contra intriga” . Inspirado en el mismo espíritu, Maquiavelo consideraba natu
puestas se disputan su adhesión. T a l ha sido, a partir de Erasmo, el ral respaldar sus consejos de realismo político con referencias a la
dilema del espíritu liberal en todas las épocas que le han sucedido. Historia de Roma de T ito Livio.
Pero, en su mejor forma, la invocación de la literatura clásica era
apelación a su espíritu. El humanismo no fue un movimiento litera
II rio, sino intelectual, un corrimiento de valores y una nueva auto-
conciencia del espíritu humano: como ha escrito el estudioso Ferdi-
El humanismo fue un movimiento en que se entrecruzaban mu nand Schevill, fue “ un movimiento del espíritu que dio comienzo
chas vetas: la que lleva directamente a Erasmo era la del nuevo inte cuando, con la formación de las ciudades, los intelectuales de éstas
rés que se sentía por los autores clásicos de Grecia y Roma. En sus fueron apartándose de los valores trascendentes impuestos por la reli
orígenes, aquel interés, que se mantuvo vivo durante todo el Rena gión para encauzarse hacia los valores más inmediatamente percepti
cimiento, se remonta al menos al siglo Xiv en Italia, época en que bles de la Naturaleza y del hombre” '.
se manifestó claramente en los poemas de Petrarca, en los cuales apa Huelga decir que, dado el trasfondo de la época, era imposible
rece ya la característica fusión de ideas del humanismo: la litera que los humanistas se considerasen a sí mismos antirreligiosos. Como
tura clásica no se entiende como fin en sí, sino como expresión de todos los reformadores, estimaban que su protesta sólo era una pro
un amor más vasto al hombre y a la naturaleza. testa contra los abusos de la religión. Criticaban a los eclesiásticos y
En cierto sentido, el humanismo era un movimiento pagano que a los filósofos escolásticos, pero consideraban que al proceder así no
no podía soportar el angosto ascetismo que la Iglesia im ponía; que se oponían al cristianismo: lo que hacían era simplemente limitarse a
no estaba dispuesto a abominar de la naturaleza como si fuera una corregir los errores que sobre él había montado la Iglesia medieval.
dorada trampa, a considerar la carne como un mal y a buscar la Cuando Lorenzo Valla, secretario pontificio, escribió un libro que
virtud exclusivamente en la renuncia monástica al mundo. La doc tituló El placer considerado como el verdadero bien recalcaba que su
trina de la Iglesia medieval era la del pecado original: la convicción moraleja se enderezaba a demostrar que el vivir elegante era expre
de que el alma y el cuerpo están netamente divididos y que el hom sión de la virtud cristiana.
bre, no pudiendo expresar su alma si no es mediante su cuerpo, lleva
el lastre inevitable del pecado. La doctrina del humanismo, en cambio, 1 F erdinand S cHEVILL, History of Florence (Nueva York, 1936), pp. 316-
' 7 . Para una bibliografía sobre el humanismo véase FEDERICO CHABOD, Ma-
era la de la bondad natural del hombre, la concepción griega de la
chiaveííi and the Renaissance (Londres. 1958).
unidad del cuerpo y del alma, y de que los actos del cuerpo son
expresión natural y justa de la humanidad del alma.
Así como los eclesiásticos se remitían a la Biblia y a los Padres
de la Iglesia, los humanistas se apoyaban en los clásicos paganos. De
96 LA T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
III
IV
7
98 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
que no trate de instruirse. Que sea un borracho; que vaya con p ro sti
tutas; que esté lleno de odio y malicia; que no lea nunca las Escri-:
turas. No importa: no ha quebrantado ningún juramento; es un
excelente miembro de la comunidad. En cambio, si desobedece una
orden de éstas dada por un superior insolente, se le castiga al instante
con la hoguera o la mazmorra” 2.
Y Erasmo veía que el formalismo que mustiaba el espíritu de
estos hombres mustiaba también su vida. Si el pensar no era otra
cosa que una ordenación o disposición de los argumentos tradicionales,
la vida sólo era una ordenación de observancias tradicionales. En
1501, Erasmo escribió un Enchiridion Militis Christiani (Manual del
caballero cristiano) en que establecía un contraste entre este culto me
cánico y la piedad cálida de los Hermanos de la V id a Común.
“ Son muchos los propensos a contar cuántas misas han oído cada
d ía; y, refiriéndose a ellas cual si fueran cosa muy importante, como
si no debieran nada más a Jesucristo, vuelven a sus antiguas costum
bres en cuanto salen de la iglesia... Rendís culto a los santos, os
agrada tocar sus reliquias. ¿Queréis ganaros a Pedro y a Pablo? En
tonces imitad la fe de uno y la caridad del otro, y habréis hecho
más que si hubierais ido diez veces a pie a Roma.”
A lo largo de su obra, Erasmo expresó este contraste en muchas'
formas. Históricamente, la más notable es ésta:
“ Acaso creas que todos tus pecados y ofensas quedan lavados
al instante con un papelito o pergamino sellado con cera, con la
ofrenda de un poco de dinero o imágenes de cera, o con una pe-
quena peregrinación. ¡ Andas completamente errado y te engañas
de medio a m edio! ”
El abuso d e las indulgencias fue lo que agotó la paciencia de
Lutero en 15 17 ; y las frases de Erasmo son, por tanto, como el
profético fragor, dieciséis años antes de estallar el trueno, de la tor años, estaba m uy mal de dinero, y se veía aquejado por frecuentes
menta que iba cerniéndose sobre Roma. dolencias. Decía a sí: "H e determinado que es mejor aprender tarde
que carecer de este saber que es de ía mayor importancia poseer...
Vemos, cosa que hemos leído no pocas veces en los autores de más
V peso, que los estudios latinos, por amplios que sean, son mancos e
imperfectos sin los griegos.” Y en tres años consiguió dominar el
Cuando escribió el Manual del caballero cristiano, Erasmo había griego.
hecho ya una visita a Inglaterra en 1499, visita que cambió profun Comenzó entonces a traducir, editar y popularizar las obras de la
damente su vida. Allí conoció a Tomás Moro y a otros humanistas antigüedad. En 1500 había publicado ya una colección de unos ocho
ingleses, entre los que figuraban Grocyn, Linacre y Colet. Eran estos cientos Adagios de clásicos latinos que, como la colección de dichos
hombres devotos y hasta ascéticos, pero sus virtudes parecían como sentenciosos que mucho después había de hacer Benjamín Franklin,
un brote natural de su personalidad, y su vida y su espíritu formaban tuvo incontables ediciones populares. Con el tiempo amplió la anto
un todo compacto. Erasmo sentía que, en aquellos idealistas ingleses, logía a más de 3.000 máximas, muchas de ellas tomadas de autores
el cristianismo era verdaderamente una expresión del espíritu, y del griegos. Tradujo a Aristóteles y a Eurípides, a Plutarco, a Luciano y
espíritu clásico. En Inglaterra, la argumentación y el culto no eran a Séneca.
formas caducas; la búsqueda de la verdad era generosa, y la fe no Al propio tiempo, el sentido que tenía de su propia misión le
era una superstición muerta, como le había parecido en París. empujó a traducir y editar documentos cristianos. La obra por él
Erasmo siempre había ansiado la visión liberal y humana de los desarrollada a este respecto ha sido llamada "la base del moderno
clásicos y había creído siempre que expresaba lo mejor del cristianis estudio crítico de la Biblia y de la patrística” 3. Publicó ediciones de
mo. Entonces creía verlo en acción, y aquel cristianismo podía ser unos cuantos Padres de la Iglesia, entre ellos San Jerónimo y San
expresión de virtudes amplias y tolerantes, del hombre todo. En las Agustín. La gran edición de San Jerónimo fue publicada en 1516
casas de Sir Thomas More y de sus amigos, Erasmo notaba que su en nueve volúmenes por el famoso impresor suizo Froben.
deseo era realidad y que él, en su propia persona, podía llevar aquella San Jerónimo había traducido la Biblia griega al latín, y aquella
visión a Europa. Y comprendió que ésta sería la obra de su vid a: versión era la vulgata aceptada. Ésta era la principal razón del interés
la conciliación de los clásicos con el cristianismo. Para una época de Erasmo por San Jerónimo, y en el mismo año, 1516, publicó su
posterior, el salvaje noble se convirtió en modelo de una moral natu propia traducción de la Biblia, en versiones griega y latina. En la
ral; a Erasmo, la sencillez de los clásicos le infundía la misma inspi página izquierda aparecía el texto griego, tal como Erasmo lo había
ración. Los clásicos eran un evangelio natural; leyendo a Cicerón y revisado y editado, y en la página opuesta su traducción al latín,
a otros moralistas se sentía arrebatado. "Esto lo escribió un pagano que presentaba marcadas diferencias con la vulgata de San Jerónimo.
a otro pagano", decía, "y , sin embargo, sus principios morales tienen Erasmo tenía el convencimiento de dar a conocer la Biblia por pri
justicia, santidad, verdad, naturalidad, nada de falso o de negli mera vez a la gente común, como los Hermanos de la V id a Común
gente... Cuando leo ciertos pasajes de estos grandes hombres apenas se la habían dado a conocer a él. En su prólogo decía así: "Es mi
puedo contenerme de decir: "San Sócrates, ruega por m í." deseo que todas las mujeres puedan leer el Evangelio y las Epístolas
En todo esto creía Erasmo, pero en parte lo creía de oídas, de Pablo. Quisiera que fueran traducidas a todas las lenguas de todos
fiando en el testimonio de sus amigos ingleses, ya que, como otros
que habían estudiado en monasterios, Erasmo no sabía griego enton • P. S. A llen , T h e A g e o j Er a s m u s (Oxford, 1914). p. 4. Un estudio de
ces. Con todo, su fe era tan fuerte, que al volver a París empezó carácter más divulgador y superficial sobre Erasmo es el de S tefan Z weiG,
Erasmo d e R o t t e r d a m .
inmediatamente a estudiar griego, aunque tenía ya treinta y cuatro
102 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
los pueblos, de modo que no sólo los escoceses y los irlandeses, sino
también los turcos y los sarracenos pudieran leerlos y comprenderlos.
Quisiera que el campesino los cantara detrás del arado y el tejedor
en el telar, y que el viajero engañara con ellos el tedio del camino.”
A los pocos años, Lutero rompía con la tradición de un modo todavía
más abrupto traduciendo la Biblia a la lengua cotidiana de su país,
el alemán.
VI
'i
le escuchaban complacidos y le brindaban su amistad. Los espíritus pero temo que actúen de consuno con el Papa para llevarse parte
sencillos de la época sentían el mismo descontento, pero éste se en- í de los despojos.”
cargó de expresarlo con mayor dramatismo Martín Lutero, 't Lutero ya había recibido de la Iglesia la orden de retractarse, y
i
j se había negado. En general, los humanistas le apoyaron. El editor
r, suizo de Erasmo, Froben, publicó un volumen de libelos de Lutero,
VII í cuya violencia alarmó a Erasmo; Erasmo era más timorato y más pers
! picaz que otros y, sobre todo, comprendió que el humanismo mismo,
Martín Lutero clavó sus Noventa y Cinco Tesis sobre las indul el renacimiento del saber, la causa de las “ buenas letras” que tanto
gencias en el portón de la iglesia de W ittenberg el 31 de octubre tiempo había apadrinado, se verían en peligro. Privadamente escribió
de 1517, víspera del Día de Todos los Santos; y con tal gesto convirtió a Froben aconsejándole que no publicara los escritos de Lutero “ para
el descontento en acción. La Iglesia no podía ya sonreir ante sus que no aventen todavía más el odio a las bonae litterae,\
propias debilidades, como habían sonreído los papas amigos de Mientras tanto, Lutero necesitaba todo el apoyo que pudiera ob
Erasmo. tener en sus primeras luchas, y en particular le hacía falta el apoyo
Lutero había estudiado las obras de Erasmo y se había guiado por público de Erasmo. Por ello, en marzo de 1519 le escribió en estos
ellas, por los Adagios, por el Elogio de la locura y, sobre todo, por términos:
su edición griega del N uevo Testamento, edición de que Lutero se “ Salve. Aunque converso con vos y vos conmigo, Erasmo, nuestra
había servido como base para sus propias lecciones. En 1516 había gloria y nuestra esperanza, aún no nos conocemos bien. ¿ N o es esto
instado a un amigo a escribir a Erasmo para criticar su interpretación
extraordinario?... Pues ¿quién habrá en cuyos entresijos más pro
de la Epístola a los Romanos de San Pablo, texto que, sintomática
fundos no haya penetrado Erasmo, quién habrá a quien Erasmo no
mente, había de provocar la discordia entre el liberal y el fanático.
enseñe, en quien Erasmo no reine?... Por ello, caro Erasmo, aprended,
Desde el primer momento tuvo Lutero la sensación de que Erasmo no
si os place, a conocer también a este pequeño hermano en Cristo;
era hombre, ni por temperamento ni en doctrina, que había de ir lo
es sin duda vuestro celosísimo amigo, aunque por lo demás sólo me
bastante lejos. Seis meses antes de fijar las Tesis, Lutero ya había
rezca por su ignorancia ser enterrado en un rincón, desconocido
dicho de Erasmo que “ en él pesan mucho más las consideraciones
incluso de vuestro sol y vuestro ambiente.”
humanas que las divinas” .
Pero Erasmo no se dejó arrastrar. En su respuesta se disoció cui
Erasmo apoyaba en principio las Noventa y Cinco Tesis, de las
dadosamente de los escritos de Lutero diciéndole;
que envió copia a Tom ás Moro y a Colet, con una carta de aproba
ción. Pero no era hombre — ni per temperamento ni por doctrina— “ Hermano carísimo en C risto: Vuestra epístola, que da muestra
que llevara la crítica de la Iglesia hasta tal punto, que uno y otro de la agudeza de vuestro intelecto y respira espíritu cristiano, fue
bando se encontraran ocupando posiciones que ya no permitieran muy grata para mí. N o puedo deciros la conmoción que aquí [Lo-
repliegue alguno. Un año después de publicarse las Tesis, en octubre vaina] están causando vuestros libros. A estos hombres no se les
de 1518, Erasmo escribió a un seguidor de Lutero, )ohn Lang, apro puede quitar por ningún medio la sospecha de que vuestras obras
bándolas, pero señalando que su consecuencia probable era precisa han sido escritas con mi ayuda, y que soy, como lo llaman, el porta
mente ésta: que los adictos a la Iglesia se verían obligados a adoptar estandarte de vuestro partido... Les he asegurado que me sois com
una postura inflexible. “ V eo que la monarquía del Papa de Roma, pletamente desconocido, que no he leído vuestras obras y que ni
según es ahora, es pestilencia para la Cristiandad, pero no sé si es apruebo m desapruebo nada... Procuro mantenerme neutral para con
oportuno tocar abiertamente esa llaga. Eso sería asunto de príncipes, tribuir cuanto pueda al renacimiento de las letras. Y me parece que
io 6 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
viii
No sólo fue el temperamento lo que empujó a Erasmo a apartarse
de Lutero. Encontraba cada vez más desagradables sus opiniones. N o
quería su nacionalismo alemán, su fanatismo, su intolerancia y , sobre
108 LA TRADICION INTELECTUAL DE OCCIDENTE
LA REFORMA
LOS PRECURSORES
II
LU TER O
I
La Reforma propiamente dicha fue dominada por la figura de
Martín Lutero. Nació en 1483 y vivió hasta 1546, En otros tiempos
8
” 4 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
era un lugar común que Lutero fue hijo de padres muy pobres, que
en su calidad de campesinos llevaban una vida de estrecheces. Sin
embargo, investigaciones más recientes han demostrado que el padre
de Lutero era un minero del distrito de Mansfeld, en Sajonia, que
poco a poco logró hacerse propietario de hornos y minas. Por tanto,
en vez de campesino, el padre de Lutero fue un obrero especializado
que se iba abriendo camino y que quería que también su hijo hiciera
carrera estudiando leyes *. Con esta finalidad a la vista y después de
cursados sus primeros estudios en Eisenach, lugar donde nació, Lutero
se matriculó hacia los 17 años de edad en la Universidad de Erfurt.
Cuando Lutero estudiaba en ella, la Universidad de Erfurt era
la más floreciente de toda Alem ania; era también el foco del conflicto
entre los escolásticos y los humanistas, conflicto bastante pacífico al
principio. Inscrito en la Facultad de Filosofía, en la que se enseñaba
Derecho y Teología, no parece que Lutero adoptara una posición
definida. Sin embargo, aparte de sus estudios escolásticos encontró
tiempo para leer a los autores clásicos latinos, como Cicerón y Virgilio,
y a pesar de estas divagaciones literarias logró licenciarse en breve
tiempo y con calificaciones excelentes, quedando el segundo entre los
diecisiete aprobados. En el año de i 5°5 todo parecía indicar que a
Lutero se le brindaba la perspectiva de una brillante carrera de leyes.
II
estaban con los humanistas, de que basaba sus lecciones en las nuevas
investigaciones filológicas y críticas de hombres como Valla (así, por
ejemplo, en 1537 tradujo al alemán la Donación de Constantino de
este último) y que al principio él mismo se consideraba seguidor de
Erasmo
No obstante, Lutero sentía mayor interés por predicar una religión
fundada en la piedad que por el estudio de las bellas letras. Rehuyendo
la aridez de los escolásticos y al propio tiempo de los humanistas se
consagró al descubrimiento de Dios. Así, cuando en 1510 tuvo que
realizar un viaje a Roma al servicio de su orden, que interrumpió sus
estudios y su predicación, la actitud de Lutero hacia la ciudad imperial
fue la propia de un peregrino más que de un estudioso de humani
dades. Subió de rodillas las escaleras de San Pedro, en remisión
de sus pecados; se prosternó ante los altares y veneró devotamente
las reliquias. Sólo una cosa le escandalizó: la vida inmoral de los
curas y cardenales; y le dejó consternado la actitud cínica y bur
lona que adoptaban frente a los ritos eclesiásticos que ellos mismos
oficiaban.
De regreso en Wittenberg, en 151 2, Lutero reanudó sus lecciones
y la predicación. Desatendía por completo los grandes sistemas esco
lásticos medievales, dedicándose exclusivamente al comentario de tex
tos como los Salmos, ayudándose con San Agustín y San Bernardo, y
las Epístolas de San Pablo. Pero, en general, hasta 1517 no había
razón concreta para pensar que Lutero fuera un miembro insatisfecho
de la Iglesia de Roma. Sin embargo, aquel año había de jalonar el
punto crítico de la Reforma con la famosa protesta de Lutero contra
las indulgencias.
III
IV
VI
8 En general, los papas de la época eran personas muy poco aptas para el
pontificado. Alejandro Borgia, Papa de 1492 a 1503, consiguió ser elegido recu
rriendo al soborno en una medida y con una prodigalidad que carecen de
parangón. Julio II, Papa de 1503 a 1513, fue un general belicioso, cuyas
proezas militares dejaron muy atrás su fama como Príncipe de la Paz y se
ganaron una sátira de Erasmo.
LA R EFOR M A 123
11 G eorges de L agarde, en R e c h e r c h e s s u r V e s p r i t p o l i t i q u e d e la R e f o r m e
(París, 1926), insinúa que las ideas políticas de los reformadores prepararon el
terreno para el Estado totalitario de dos maneras: liberando el Estado de los
frenos morales y religiosos, y haciendo del Estado un ente moral con una
misión. Según Largarde, los reformadores trabajaron en estos dos sentidos
por romper con la tradición medieval del derecho natural. JOHN T . M c N eILL,
en "Natural Law in the Teaching of the Reformers” , J o u r n a l o f R e l i g i ó n
(julio 1946), niega la afirmación de Lagarde, pero se identifica con M. E. CHE-
NEVIERE, L a p e n s é e p o l i t i q u e d e C a l v i n (Ginebra, 1937), y con la concepción
de que Calvino modificó la tradición del derecho natural para dar mayor peso
a la conciencia y reducir el acento medieval en la razón.
Como claramente se verá cuando nos ocupemos de los hugonotes, creemos
que tanto la intensificación del control estatal como el aumento de la libertad
política individual pudieron emanar y efectivamente emanaron de la Reforma.
I2Ó L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
VII
C A L V IN O
12 R. H. T a w n ey , R e l i g i ó n a n d t h e R i s e o f C a p i t a l i s m , Penguin Books
(Nueva York, 1947), p. 81.
13 El término “ protestantismo” se deriva de la "Protesta” escrita presentada
por los príncipes que apoyaban a Lutero contra las decisiones tomadas por la
Dieta de Espira en 1529.
14 La obra monumental sobre la vida de Calvino es la de ÉMIle D oumerguej
C a l v i n , le s h o m m e s e t le s c h o s e s d e s o n t e m p s (Lausana, 1899-1927),
]e a n
7 vols. Jean-D aniel Benoít , en J e a n C a l v i n : la v i e , l ' h o m m e e t la p e n s é e
(Neuilly, 1933), presenta en 275 páginas lo que califica de “ la quintaesencia
128 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
9
i 3o la t r a d ic ió n in t e l e c t u a l de o c c id e n t e
charse, y que sólo se exigiera obediencia de los que preferían quedarse. Tam
poco la mitiga el que tal rigor fuera una reacción contra el relajamiento moral
de la Iglesia romana del Renacimiento.
18 El hecho dio lugar a una prolongada controversia sobre la tolerancia
religiosa en que la defensa que Calvino hizo de su propio acto fue combatida
por Sebastián Castalión en 1554 y apoyada por Teodoro de Beza, discípulo de
Calvino. Debe añadirse que el alegato de Castalión en pro de la libertad de
opinión religiosa influyó fuertemente en el desarrollo del arminianismo en
Holanda, desde donde la idea de tolerancia se extendió a Inglaterra. C f. J. W .
ALLEN, P o l i t i c a l T h o u g h t i t t l i t e S i x t e e n t h C e n t u r y (Londres, 1918). Un relato
interesante pero algo novelado de la quema de Miguel Servet y de la consi
guiente controversia entre Calvino y Castalión es el libro de S tefan Z weig ,
T h e R i g h t t o H e r e s y : C a s t i l l i o A g a i n s t C a l v i n , trad. de Edén y Cedar Paul
III
LO S H U G O N O T E S FRAN CESES
II
Durante todos los años de las guerras civiles, los hugonotes fueron
una m inoría: incluso los cálculos más favorables no cifran su número
en más de una cuarta parte de la población francesa. En su calidad
de minoría, su teoría política tendía a adoptar la forma de oposición
al gobierno absolutista que no ofrecía garantías de protección a las
minorías o a determinados grupos. Lo que los hugonotes querían era
un gobierno fundado en el mutuo acuerdo y no un soberano absoluto.
En cierto modo invocaban el concepto medieval de gobierno limitado
por la ley tradicional y por los privilegios de determinados grupos
frente a la nueva versión de soberanía absoluta difundida por Ma-
quiavelo y sus seguidores.
La protesta de los hugonotes contra el gobierno absoluto adoptó
dos formas características; invocaban la protección o tutela de la ley
natural — lo que generalmente se expresaba en una teoría según la
cual el Estado se basa en un contrato— o de los derechos históricos.
La primera de estas dos clases de teoría política de los hugonotes
la ilustra la obra de un autor anónimo que escribió con el seudónimo
de Esteban Junio Bruto. Se recordará que la familia romana de este
nombre era la que estaba siempre de la parte del pueblo, en la
que aparece en las obras de Shakespeare Julio César y Coriolano. Dicho
autor adoptó, pues, el nombre de Esteban Junio Bruto para dar a
entender que estaba en contra de la tiranía. En 1579 publicó un libro
en latín titulado Vindiciae contra tyrannos, que apareció dos años
después en versión francesa.
Tratado bastante sistemático sobre los orígenes de la soberanía y
las limitaciones que deben imponérsele, la Vindicación se proponía prin
cipalmente justificar la rebelión contra los reyes. Junio Bruto afirmaba
que existen dos clases de pactos o contratos: uno, el concertado entre
el rey y su pueblo, que está condicionado a otro, un pacto sagrado
entre el rey, el pueblo y Dios. El pueblo sólo debía obediencia al rey
mientras éste observara el pacto sagrado. Sin embargo, el derecho de
resistencia no se concedía al pueblo, sino sólo a sus magistrados, por
lo que tal tratado constituía una teoría esencialmente aristocrática
más que democrática de la desobediencia o rebelión política.
140 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
III
IV
25 C f. S mith , op . c i t . , cap. 4.
L A REFORM A 143
t r a s f o n d o a l a o b r a c i e n t í f i c a d e h o m b r e s como Descartes.
VI
io
C a p ít u l o VII
LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA
la ciencia desde la antigüedad hasta el siglo XX, en la que sólo se dedica una
sexta parte a la revolución científica de los siglos XVI y Xvii. Es libro sugestivo,
aunque de ningún modo concienzudo: tiene bibliografía. En H erberT DlNGLE,
The S c ie n tific A d v e n tu r e : E ssa ys in th e H is to r y and P h ilo s o p h y of S c ie n c e
(Nueva York, 1953), se encontrarán artículos sobre Copérnico y Galileo, así
como sobre otros temas, entre ellos uno de interés sobre la ciencia y la ética
(“ Science and Ethics” ), tema de que trata también J. Bronowski en S c i e n c e
a n d H u m a n V a l ú e s (Nueva York, 1957). La obra de A. W olf , A H i s t o r y
of S c ie n c e , T e c h n o lo g y and P h ilo s o p h y in th e S ix te e n th and S e v e n te e n th
II
III
Per tanto, una idea que inspiró a Copérnico, y que desde entonces
ha inspirado a los hombres de ciencia, es la de que la naturaleza tiene
una unidad, y que esta unidad se expresa en la sencillez que encon-
tramos en sus leyes cuando las conocemos bien. El supuesto de que las
leyes de la naturaleza han de ser sencillas suelen justificarlo los hom-
bres de ciencia como norma o procedimiento de trabajo útil y se cita
en la ferma en que Guillermo de Ockam la había enunciado mucho
antes: que no debemos multiplicar las hipótesis. Pero la exigencia
de sencillez llega realmente mucho más hondo, expresando el deseo
vehemente de encontrar una unidad en la naturaleza. Para determinar
qué es lo sencillo no existe, en efecto, más criterio que el de la má
xima medida de unidad. Poniendo un ejemplo moderno, recordemos
que Einstein y los otros científicos que se han esforzado por establecer
una tecría única de los campos han declarado que tal teoría es más
sencilla que las dos distintas teorías de la gravitación y del electro
magnetismo que en ella se funden. Pero cuando examinamos la teoría
de la unificación de los campos comprobamos que la fusión de ambas
teorías sólo es sencilla en el sentido de presentarse en fórmulas enla
zadas y coherentes, pero que las fórmulas mismas son más complejas
que nunca.
La sencillez es, pues, expresión de la unidad, y el postulado de
sencillez como expresión de la unidad en la naturaleza fue una idea
de los humanistas que debió mucho al resurgimiento del pensamiento
de Platón en la Academia florentina y, a la vez, al interés por el
misticismo de Pitágcras, según el cual la matemática expresa la armo
nía y la belleza del universo. Ésta es la razón de que Copérnico se
dirigiera a los matemáticos; ésta es la razón de que escribiera: “ La
matemática se escribe para los matemáticos, a los cuales les parecerá,
si no estoy equivocado, que estos trabajos míos aportan algo.”
Advertimos lo complejas que eran las ideas en que se basaba el
convencimiento de Copérnico de que su descripción de los m ovi
mientos de los planetas encerraba una profunda verdad en la natu
raleza. Para Copérnico y para los que luego fueron convencidos por él,
su sistema tenía una unidad de que el sistema ptolemaico carecía, y
tal unidad se manifestaba en la sencillez que el sistema atribuía a las
órbitas celestes. Sin embargo, como hemos tratado de poner de ma
nifiesto, no existe una definición fácil de la sencillez: es un senti
miento estético; inspiró a Copérnico el sentido de la belleza como
156 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
IV
10 Ibid., p. 380.
11 Cf. BURTT, op. cit., p. 46. El lector encontrará una exposición de carácter
más divulgador pero gráfico de estas cuestiones en el libro de A r THUR K oestler
titulado The Sleepwalkers (Londres, 1959).
15 8 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
que llegó más allá de los cinco poliedros regulares conocidos desde el
tiempo de los griegos descubriendo los dos poliedros regulares estre-
liados que desde entonces llevan su nombre.
Al propio tiempo, Kepler había aprendido durante sus trabajos
con T ych o Brahe (que no se convirtió nunca al sistema de Copérnico)
a efectuar observaciones sobre la posición y movimiento de los pla
netas con mayor precisión de la usada hasta entonces. Trabajando in
cansablemente sobre los datos de Brahe y los suyos propios y buscan
do siempre la ordenación que, según creía, permitiría ensamblarlos
con el sistema de Copérnico, Kepler encontró tres leyes sobre los movi
mientos de los planetas, publicándolas en 1609 y 1619.
La primera de las leyes de Kepler es, en cierto sentido, la más
revolucionaria, por romper con la tradición del movimiento en un
círculo, movimiento dado por sentado desde los tiempos de los griegos.
Kepler, en cambio, descubrió que cada planeta se mueve en una
elipse y que el Sol ocupa uno de los focos de la elipse. La segunda
ley se refiere a la velocidad variable a que un planeta se desplaza a lo
largo de su elipse: el área descrita por el radio vector de un planeta al
Sol es proporcional al tiempo empleado en describirla. La tercera se
refiere al movimiento de un planeta con respecto a otro: el tiempo
que un planeta emplea en recorrer su propia órbita es tal, que su
cuadrado es proporcional al cubo de la distancia media del planeta
al Sol.
Con el descubrimiento de estas leyes, exactas, compactas y suma
mente notables, quedaron establecidas de una vez para siempre las
órbitas de los planetas. Con la obra de su vida (vivió de 1571 a 1630),
Kepler consolidó el sistema de Copérnico mediante estas fórmulas in
conmovibles. Ya no había ningún otro paso que dar hasta que se
pudiera demostrar que, a su vez, las tres leyes eran parte de una
sola unidad, de una sola ley que vinculara cada planeta con el Sol.
Casi todo estaba dispuesto para que se diera este nuevo paso, que
unes cincuenta años después había de dar Isaac Newton. Pero sólo
casi. Lo dispuesto per Copérnico y Kepler eran los hechos y las rela
ciones matemáticas. Lo que aún faltaba antes de que Newton pu
diera poner manos a la obra era la comprensión práctica de la mecá
nica del movimiento.
LA R E V O L U C IÓ N C IE N T ÍF IC A
159
12 Para una breve exposición de estas tesis véase JOHN H . RANDALL, Jr.,
‘Leonardo da Vinci and Modern Science” en Journal oj the History of Ideas
(abril 1953), así como las correspondientes páginas de BUTTERFIELD, op. cit.
160 la t r a d ic ió n in t e l e c t u a l d e o c c id e n t e
13 L añe C ooper , en Aristotle, Galileo, and the Tower of Pisa (Ithaca, 191$),
se ocupa de todos los testimonios relativos al pretendido lanzamiento de los
pesos desde la Torre de Pisa por Galileo y lo refuta por completo. Ed WaRD
R osen rectifica otra conocida historieta sobre Galileo en T he Naming of the
Telescope (Nueva York, 1947).
L A R E V O L U C IÓ N C IE N T ÍF IC A 161
11
16 2 la t r a d ic ió n in t e l e c t u a l d e o c c id e n t e
VI
VII
L A ÉPOCA ISABELINA
II
1 Cf. H enri SÉe , Modern CapitaUsm; Its Origin and Evolution (Nueva York,
1926), p. 54. A. L. R o w s e , T he England 0/ EUzabeth (Londres, 1950), cifra
la “ presa” en 600.000 libras (p. 152); G. R. Elton , en England Under the
Tudors (Londres, 1955). ahrma que se emplearon tres barcos y no cuatro
(p. 346). Pero todo esto son detalles secundarios que no afectan a la impor
tancia de la expedición de Drake. Para más datos sobre la expansión inglesa,
véase James W illiamson, A Short History of British Expansión, a.» ed.
(Nueva York, 1931).
172 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
III
IV
s Bradbrook , o p . c it ., p. 33.
L A É P O C A IS A B E L IN A 177
H e s e e k s t a x e s in th e tin ,
H e p o lis t h e p o o r t o t h e s k in ,
Y et he vow s ‘ t is n o s in ,
L o r d fo r t h y p ity !
12
178 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
de que abogara per una activa política antiespañola iba contra el deseo
del rey de mantener relaciones pacíficas con la ex enemiga de Ingla
terra. Preso en la Torre de Londres durante trece años, Raleigh es
cribió, entre otras cosas, su Historia del mundo, obra que ejerció fuerte
influencia en la historiografía futura. Liberado al fin por el rey a con
dición de llevar ero a Inglaterra organizando una expedición a la
Guayana, Raleigh fracasó en su búsqueda de El Dorado, y poco
después de su regreso a Inglaterra en 1618 fue decapitado.
La muerte de Raleigh podría ser uno de los modos de jalonar el
fin de la Época Isabelina. Raleigh reunía en su persona los elementos de
fuerza y aventura que tan netamente caracterizaron el período en
que vivió. Fue cortesano y poeta, empresario y pirata. Quizá el repre
sentar en tal medida un microcosmo de su época fuera la razón por
la que se reunió a su alrededor el grupo que hemos llamado Escuela
de la Noche. La personalidad polifacética de Sir Walter Raleigh servía
de foco en torno al cual podían agruparse sus amigos que desarrollaban
actividades más especializadas y encontrar una unidad de propósito y
de espíritu.
Entre los íntimos de Raleigh en la Escuela de la Noche se con
taba Thomas Hariot, matemático excelente, astrónomo y un poco
alquimista, es decir, la acostumbrada mezcolanza en los científicos de
la época. Hariot pertenece a la faceta científica de la Época isabelina,
faceta que, aunque se ha pasado per alto con harta frecuencia, refleja,
tanto como la literatura, la actitud de audacia y desafío de los ingleses
del siglo XVI.
Preceptor en la casa de Raleigh, Hariot era ya matemático famoso
a los 25 años. Aportó contribuciones de gran importancia a la notación
y al simbolismo algebraicos; se le debe, por ejemplo, la invención
de los signos > y < para expresar “ mayor que” y “ menor que” .
Existen también pruebas de que Hariot se procuró o se construyó un
telescopio, con el cual descubrió las manchas solares antes o a la vea
que G alileo; pero Hariot no habló de su descubrimiento 7.
También prestó a Raleigh otros servicios, aparte los de matemático:
fue, por ejemplo, el naturalista de la expedición enviada por Sir Walter
a Virginia en 1585. La crónica por él compuesta, titulada A Briefe
and True Repcrt of the Ne-.v Found Land of Virginia (Breve y ver
dadera relación de la nueva tierra de Virginia) (1588), constituía un
modelo de descripción, y hasta publicarse los escritos de Jefferson fue
el mcjcr estudio sobre: la histeria natural de América.
En su Relación, Hariot también ayudó a Raleigh haciéndole pro
paganda. Además de ser una descripción de Virginia, dicha obra puede
calificarse también de material publicitario encaminado a atraer más
colonos a las posesiones americanas de Raleigh. Hariot no vacilaba
en rendir tributo de adulación a su patrono diciendo:
“ La magnanimidad de Sir W alter Raleigh, ya bien conocida en
sus grandes donaciones y concesiones de tierras, con otras muchas
ayudas y ventajas: (La menor que ha concedido es de 500 acres que
ha regalado a un sujeto tan sólo para que tiente la fortuna): Confío
en que no se dará ningún motivo para deplorar esta determinación.”
Su formación científica fue llevando a Hariot hacia el materialismo
y, per tanto, hacia lo que entonces se tenían per doctrinas ateístas.
Per ejemplo, no creía en la Creación según la narración bíblica porque,
citando a Lucrecio, afirmaba que e r nthilo, nihil fit (“ de la nada no
se puede crear nada” ), lo cual es, en esencia, la base del materialismo
moderno en ciencia. El biógrafo de Hariot, Aubrey, se sirvió del
adagio latino para hacer una frase malévola y cruel. Después de citar
las palabras ex nihilo.,., añadió: “ Pero a la postre lo mató un
nihilum” , pues lo que le ocurrió a Hariot fue que una pequeña mancha
que tenía en la nariz se convirtió en un cáncer de la cara que le
produjo la muerte. Hay algo que es casi shakespeariano en el reto
de Hariot a las normas admitidas y en el castigo que por ello sufrió.
VI
VII
9 T illyard , op. cit., p. 16. Sobre el tema general del ateísmo véase G eorgb
T. Buckley , Atheism irt the English Renaissance (Chicago, 1932).
1 84 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
VIII
IX
14 El tema del puritanismo, de los valores puritanos y del ethos puritano es,
naturalmente, amplio y complejo. Al parecer, el término “puritanos" se empleó
por primera vez hacia 1563-1567 para designar a Tomás Cartwright y sus
seguidores, que pedían más reformas de la Iglesia isabelina. Entre otras pre
tensiones, Cartwright quería que los ministros fueran elegidos por el pueblo
190 LA TR A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
que, según decía, lo necesitaba mis que él. Como su vida, su muerte
armonizó, pues, con el tono de grave gallardía de que estaba empa
pada la corte de la reina Isabel.
Como hemos dicho, Sidney era un poeta de talento. Sin embargo,
sus propias composiciones — pues fue también protector del poeta
Edmund Spenser— se publicaron todas postumas: la Arcadia, escrita
en 1580, se publicó en 1590. y los sonetos, Astrophel and Stella, en
1591. La poesía de Sidney es conmovedora y notable, pero de ella no
hablaremos en estas páginas. Lo que aquí m is nos interesa es la dis
cusión sobre la naturaleza de la poesía en que Sidney se enzarzó casi
por casualidad y que le llevó a escribir The Defence of Poesie.
En 1579, un escritor a sueldo, Stephen Gosson, que no tiene m is
importancia que la de ocupar este minúsculo lugar en la historia de
la literatura, escribió un libro titulado T h e School of Abuse, que
dedicó a Sir Philip Sidney, porque éste, aunque aficionado a escribir
versos, era considerado hombre de inclinaciones puritanas a causa de
su amistad con Languet.
La School of Abuse era una obra enderezada principalmente contra
el naciente teatro de la época. Afirmaba que la gente no debía ir al
teatro, relacionando al efecto una serie de razones, que en su mayoría
se resolvían en dos acusaciones: una era que, en general, las comedias
solían mover al espectador a la clase de pensamientos y de actos que
los puritanos consideraban vitandos: y la otra que, si uno iba a ver
una comedia, lo m is probable era que se encontrara sentado junto a
personas (sobre todo mujeres) cuya reputación dejaba que desear. Por
tanto, Gosson objetaba sencillamente que las obras de teatro trataban
de asuntos escabrosos y llevaban a los hombres a frecuentar malas
compañías.
Sir Philip Sidney replicó en un libro que, escrito en 1583 y publi
cado en 1598, se ha hecho famoso en sus dos ediciones aparecidas con
los títulos de T h e Defence of Poesie y An Apology for Poetry. Le
indujo a escribir esta obra la circunstancia de que el autor de The
School of Abuse le hubiera elegido justamente a él entre otros mu
chos para dedicársela, y Sidney quiso demostrar que un hombre podía
tener ideas nobles y móviles elevados, como sin duda él los tenía, y,
con todo, tomar partido por las nuevas artes, por la nueva poesía y
por el nuevo teatro.
L A É P O C A IS A B E L IN A 193
>3
i 94 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
XI
De Cromwell a Rousseau,
1630 - 1760
C a p ít u l o I X
LA REVOLUCIÓN PU RITAN A
' Circunstancia interesante, la teoría del derecho divino de los reyes fue
abrazada en un principio por los reformadores protestantes tratando de dar
fuerza a las reivindicaciones de autonomía del Estado nacional frente al pon
tificado. Como señala G. P. GOOCH: "El derecho divino empezó, pues, su
carrera en concepto de arma defensiva contra el catolicismo militante" (Polí
tica! Thought in England /rom Bacon to Halifax, Londres, 1950, p. u ) . Pero,
poco a poco, los reformadores se dieron cuenta de que lo único que hacían
era sustituir una tiranía por otra, y acabaron por abandonar tal tesis. Por ello,
sólo los clérigos anglicanos, que consideraban ligado el poder de la Iglesia al
de la Corona, se identificaron con Jacobo en su teoría del derecho divino de
los reyes.
LA R E V O L U C IÓ N P U R IT A N A 201
ocular partidista.
202 LA TR A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
II
III
3 Sir CHARLES F irth , Oliver Cromwell and the Rule of the Puritans in
England (Oxford, 1953), p. 18. Es uno de los libros más interesantes que se
han escrito sobre Cromwell.
4 H. R. T revor-Roper , "T he Outbreak of the Great Rebellion” , en Men
and Events (Nueva York, 1957), p. 194.
5 Sobre el papel decisivo de Carlos I, véase también J. H . H eXTER, T he
Reign o f King Pym (Cambridge, 1941), pp. 16-17. La obra de Hexter es un
modelo de cómo debe escribirse historia; no sólo trata del tema de que se
ocupa, sino que además es un brillante ensayo de historiografía.
LA R E V O L U C IÓ N P U R IT A N A 205
7 H exter , op. ctt., p. 163. Sobre la Gran Protesta misma, véase The
Consiituf.ional Documents of the Puntan Revolulion, 1628-1660, selección y
edición de Samuel Rawson Gardiner (Oxford, 1889). En la petición al rey que
precedió a la larga lista de agravios, la Cámara de los Comunes pidió que “ en
el futuro Vtra. Majestad permita emplear en sus asuntos grandes y públicos y
coloque cerca de sí en puestos de confianza a aquellas personas en que
Vtro. Parlamento tenga razones de confiar” . También quería privar “ a los
Obispos de su voto en el Parlamento", paso más radical y nuevo que otros
LA R E V O L U C IÓ N P U R IT A N A 207
que hemos mencionado. Sobre la historia constitucional del siglo XVII, véase
Francis D. W ormuth, T he Royal Prerogative, 1603-1649 (Ithaca y Londres,
1939); MARGARET A . Jü'DSON, The Crisis of the Constitution (Nueva Brunswick,
1959); GeORGE L. Mosse. T he Struggle for Sovereignty in England (East
Lansing, 1950)1 y J. W . Gol.'GH, Fundamental Law in English Constitutional
Hislory (Oxford, 1955).
* [N . d. T . — La gran clase media terrateniente. Como se verá más ade
lante, no es un concepto netamente definido.]
** [N. d. T . — Representantes de la Corona en los condados, encargados
de funciones gubernativas, administrativas y judiciales, entre otras.]
208 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
«4
210 LA T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
History Review (1953). Para las tesis de Taw ney véanse sus trabajos “Har-
rington’s Interpretaron of His Age” (Conferencia pronunciada en la “ British
Academy” , 1941), “ The Rise of the Gentry” (1954), “ Economic History Review"
(1941) y "T h e Rise of the G en try: A Postcript” , ibid. Sobre el tema en
general puede consultarse asimismo G eorge Y ule , T he ¡ndependents in the
English Civil War (Cambridge, 1958).
11 FIRTH, op. cit., pp. 70-71. La obra más reciente sobre la composición del
Parlamento es la de D. H. P ennington y D ouglas Brunton T he Memben
of the Long Parliament (Londres, 1934). En general, apoya la idea de que lat
disensiones políticas en la Cámara de los Comunes no se ajustaban a divi
siones de clase netamente definidas.
LA R E V O L U C IÓ N P U R IT A N A 211
IV
VI
vio, pues, obligado a vivir hasta el final su reinado sin esa “ aureola
divina que circunda a un rey” .
La naturaleza personal del gobierno ejercido por Cromwell se
puso de manifiesto a su muerte en 1658. Aunque su hijo Ricardo fue
proclamado Protector, carecía de la fuerza y del empuje de su padre.
Falto de la legitimidad regia, no tardó en dejar de ejercer el poder.
Hacia 1660, casi todos los ingleses estaban ya hartos del experimento
puritano. El General Monck gestionó, sin dificultad alguna ni derra-
mamiento de sangre, la vuelta de Carlos II, desde los Países Bajos,
entonces bajo el dominio español, y con ello dio fin la Rebelión pu-
ritana.
V il
19 Trevelyan señala que las aspiraciones democráticas del Ejército eran ton
tería, porque la mayoría de los ingleses eran contrarios a la tolerancia reli
giosa y se hubieran servido del sufragio universal para suprimir la tolerancia
y a la vez el republicanismo (op. cit., p. 283). El texto de los debates del
Ejército se encuentra en Puritanism and Liberty: Being the Army Debates
(7647-9) from the Clarke Manuscripts, selecc. y edición de A . S. P. Woodhouse
(Chicago, 1951), que le ha puesto una valiosa introducción. El texto que
antes se empleaba era T he Clarke Papers, 4 vols. (Camden Society, 1891-1901).
224 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
VIII
jor Social ¡ustice in the Puritan Revolution (Londres, 1948), y PÉREZ ZaGORIN,
A History of Political Thought in the English Revolution (Londres, 1952).
21 Era la misma acusación hecha contra los puritanos por Carlos I. No
es, pues, de extrañar que, más adelante, los igualitarios intrigaran con los
realistas para la vuelta de la monarquía.
>5
22Ó LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
VI
22 Huelga decir que la tolerancia no era completa, ni era toda obra de los
puritanos. Por ejemplo, en la historia de la tolerancia debe mencionarse tam
bién a los platónicos de Cambridge por preparar el terreno dentro de la
Iglesia anglicana para el llamado “ latitudinarismo” . Sobre los orígenes de la
historia de la tolerancia en Inglaterra desde los comienzos de la Reforma
inglesa a la muerte de Isabel, véase W . K . JORDAN, The Developmettt of
Religious Toleration i ti England (Cambridge, 1932); dos vols. posteriores
llevan la exposición de los hechos hasta 1660.
LA REVOLUCIÓN PURITANA 227
LA “ RO YAL SO C IETY”
II
III
IV
ción de la contabilidad por partida doble hecha por Leonardo de Pisa en 1202.
En el mismo sentido se puede afirmar que la obra de Sir William Petty y de
John Graunt en materia de aritmética política coadyuvó a preparar el terreno
para la Revolución industrial. No cabe duda de que la economía de Adam
Smith hubiera sido imposible sin las estadísticas cuyo acopio fomentaron. El
propio Adam Smith fue una vez Inspector de Aduanns en Escocia.
L A “ R O Y A L S O C IE T Y '
VI.
HOBBES Y LOCKE
' Véase H. R. FOX BoURNE, T he Life o f John Locke, 2 vols. (Nueva York,
1876), vol. 1, p. 125. Obra clásica, si bien viciada por su falta de toda crítica
hacia Locke y por su parcialidad anticatólica, filoprotestante y liberal. No obs
tante, contiene mucha información detallada sobre la vida de Locke y repro
duce muchas de sus cartas y escritos. Debe completarse con T he Life of fohn
Locke with Extraéis from his Corresponáence, Journals and Commonplace
Books. ed. por Lord King, 2 vols. (Londres, 1830). Hasta cierto punto, tanto
la obra de Fox Bourne como la de King han quedado superadas al aparecer
el libro de MAUR1CE C ranston , fohn Locke, a Biography (Londres, 1957), en
que se aprovecha mucho materia! nuevo — la colección Lovelace— y se adopta
hacia Locke una actitud bastante menos intimidada que la de sus predecesores. Se
encontrará una buena biografía sucinta en el viejo estudio de A lexander
C. Fraser , Locke (Filadelfla, 1890). R. 1. A aron, fohn Locke, 2.“ ed. (Nueva
York. 1955). es una breve semblanza de la vida de Locke, seguida de un
estudio más extenso de sus doctrinas; es endeble en el aspecto político, pero
excelente en el filosófico (debe consultarse por lo que respecta al Ensayo);
contiene bibliografía.
248 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
II
III
4 Por dos razones al menos, esta idea surtió profundo efecto sobre la
filosofía científica. En primer lugar, hizo que, de entonces en adelante, la
idea de velocidad quedara alojada en el centro del pensamiento científico. En
segundo término, sirvió de base para que se formara una imagen del universo
en la que éste aparece como conjunto de átomos que saltan y se estremecen
constantemente, de modo que, en los tiempos actuales, escritores como Ed-
dington y Jeans lo representan como una tabla que tiembla bajo nuestras manos.
Todo esto se remonta a la decisión de Hobbes, según la cual no se puede
percibir más que el movimiento, por distinto que sea lo que se sienta.
HOBBES Y LO CKE 2 5!
IV
17
258 LA T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
VI
cluyamos con Hobbes que por no tener idea del bien, el hombre ha de ser
naturalmente malvado.” Rousseau continuaba afirmando que el hombre natural
posee el sentimiento de la compasión más que el de la malignidad. A la
afirmación hobbesiana de que el hombre es naturalmente intrépido, Rousseau
oponía testimonios antropológicos para probar que el hombre salvaje es tímido
y medroso. En suma, para toda la filosofía política de Rousseau era esencia!,
como veremos, refutar la doctrina pesimista de! hombre en el estado de natu
raleza que Hobbes mantenía.
13 Leviathan, p. 83. Además de esta obra, Hobbes escribió también una
historia de la Guerra Civil, esto es, de un tiempo en que efectivamente se
daba el “ estado de naturaleza” original, historia a la que dio el título de
Behemoíh.
26o L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
concepto de los valores ¿ticos, pues Hobbes negaba la existencia del bien y
del mal absolutos. Para Hobbes, “ sea cual fuere el objeto del apetito o deseo
de cualquier hombre, esto es lo que él, por su parte, llama bien; y el
objeto de su odio y aversión, lo que llama mal” . Así, según Hobbes, en
ética no existen normas o leyes “ naturales" conocidas. Veremos que Rousseau
siguió a Hobbes en rechazar toda limitación de ley natural sobre el poder
soberano. Claro está que, en Rousseau, este poder soberano es todo el pueblo
y su "voluntad general” , pero debemos recordar que también Hobbes decía
que el rey reducía las voluntades del pueblo “ a una voluntad". Así, tanto
Hobbes como Rousseau, partiendo de concepciones de la naturaleza humana
totalmente distintas, podían llegar a la misma conclusión totalitaria si se sigue
la línea de razonamiento de que aquí nos servimos.
Sobre toda la cuestión del derecho natural véase L eo S trau s S, Natural
Right and History (Chicago, 1953); el cap. V trata especialmente de Hobbes
y Locke. Véase también, del mismo autor, T he Political Philosophy o j Hobbes
(Oxford, 1934). Strauss cree que la “ nueva actitud moral” de Hobbes era
anterior a las fechas en que empezó a ocuparse de la nueva ciencia; también
subraya los valores “ burgueses” de Hobbes y, por tanto, su posición de
verdadero fundador del liberalismo, aunque no fuera liberal.
2Ó2 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
VII
VIII
18 Tu>o Treatises, p. 44. Para Locke, el Nuevo Mundo no sólo fue campo
de inversión, sino también fuente de inspiración. La lectura de sus Dos
Tratados demostrará la frecuencia con que citaba a autores como Garcilaso de
la Vega y relatos de viajeros sobre la vida y costumbres de los indios. Por
tanto, la pintura que hace Locke del estado de naturaleza debe verse en
relación con sus puntos de vista sobre el Nuevo Mundo.
268 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
IX
Dijimos antes que uno de los propósitos de los Dos tratados era
atacar indirectamente las conclusiones de Hobbes, aunque conservando
su apoyo como aliado contra la teología y la tradición. En la primera
página misma del Segundo tratado, Locke daba la estocada e indicaba
lo que iba a ofrecer en lugar del sistema de su oponente.
“ ...E l que no quiera dar lugar a creer que todos los gobiernos del
mundo son únicamente producto de la fuerza y de la violencia y que
los hombres no conviven con arreglo a más ley que la de las bestias,
entre las cuales se impone la más fuerte, y así siente la base para per
petuos desórdenes, males, tumultos, sediciones y rebeliones — cosas con-
HOBBES Y LO CKE 269
tra las que con tanta fuerza claman los sostenedores de esa hipótesis— ,
deberá por fuerza encontrar otra fuente del gobierno, otro ejemplar
del poder político y otro modo de designar y conocer a las personas
que lo tienen que sean distintos del que nos ha enseñado Sir Robert
Filmer.”
Sustituyamos en este pasaje el nombre de Filmer por el de H obbes:
era Hobbes el que había declarado que el estado de naturaleza era un
estado de guerra en que los hombres obraban contra razón y necesi
taban un soberano absoluto que mandara en ellos. Hábilmente, Locke
volvió este argumento del revés. Como hemos visto, afirmaba que la
razón imperaba en el estado primitivo de naturaleza.
Para evitar los desórdenes y reprimir a los violadores del estado
natural — declaraba Locke— , los hombres entran “ en sociedad política
o civil” . Abandonan el estado de naturaleza, se unen en comunidades
y nombran un gobierno encargado de actuar de árbitro sobre ellos
y de proteger sus derechos de vida, libertad y propiedad. Por tanto,
el gobierno lo crea libremente el pueblo para que proteja intereses
ya existentes. La autoridad del gobierno emana del “ consentimiento
de los gobernados” .
No entraremos en el detalle de la solución propuesta por Locke.
Importa sólo señalar que, para él, el poder supremo corresponde al
pueblo, el cual lo ejerce a través de un parlamento, que ni puede
delegar su poder legislativo en otros, como, por ejemplo, en un mo
narca absoluto, ni imponer tributos sin el consentimiento de los con
tribuyentes. Establece asimismo una separación entre las funciones eje
cutivas y las legislativas.
En Locke está implícito que la verdadera función del gobierno
no es la de imponer leyes al pueblo, sino la de determinar cuáles son
las leyes de la naturaleza. Al parecer, Locke creía que hay leyes natu
rales que regulan la sociedad humana lo mismo que existen leyes
naturales que condicionan la velocidad de caída de los cuerpos. A juicio
de Locke, el gobierno debiera ser como un centro de investigaciones
dirigido por científicos de la política, cuyo cometido sería determinar
cuáles son tales leyes y gobernar en consecuencia. Por tanto, si Newton
concebía a Dios como el regulador de un mecanismo de relojería,
Locke entendía el Estado como un juez que cuida del buen funcio
namiento de la sociedad: el ideal de uno y otro era una estabilidad
mecánica, basada en las leyes de la naturaleza.
270 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
fundo y cuyo peso hemos visto hacerse sentir con tanta fuerza sobre
sus respectivas filosofías. Pero su intento fue noble, y la consecuen-
cia es que el pensamiento político y filosófico de Hobbes y de Locke
siga entrañando una importancia vital desde la época en que escribie
ron hasta nuestros días.
C apítulo XII
EL M ÉTODO DE DESCARTES
(Londres, 1934) es una útil sinopsis en inglés de la vida y obra del filósofo
francés. Véase también A . B. G b s o n , T h e P h i l o s o p h y o f D e s c a r t e s (Londres,
1932). GUSTAVE COHEN, É c r i v a i n s f r a n j á i s e n H o l l a n d e d a n s la p r e m i e r e m o i t i é
d u X V I P s i é c l e (París, 1920), se ocupa extensamente de la estancia de Descartes
en Holanda. La primera biografía importante fue la de A drien BaJLLET, L a
v i e d e M . D e s c a r t e s (París, 169:); aunque no siempre digna de crédito, es el
punto de partida de todas las demás biografías de Descartes.
276 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
II
111
IV
VI
Vil
Otros estudios que vale la pena consultar so n : H enri G ouhier , Essais sur
Descartes (París, 1937) y La pensée religieuse de Descartes (París, 1924);
A lber T G. A . Balz , Descartes and the Modern Mind (New Haven, 1952);
James Iverach , Descartes, Spinoza and the New Philosophy (Nueva York,
1904); A lexa Ndre K o y r é , Entreiiens sur Descartes (Nueva York, 1944);
E r NST C aSSIRER, Descartes, Comedle, Christine de Suéde, trad. del alemán
de M. Francés e P. Schrecker (París, 1942); y PlERRE MESNARD, Essai sur la
morale de Descartes (París, 1936), que tiene un excurso sobre “ Morale et
politique: le prétendu machiavé'isme de Descartes” .
C apítulo XIII
PASCAL
•9
2QO LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
' Véase, por ej., el ensayo de Montaigne "De la educación de los niños".
2 Estas reuniones fueron el origen de la “Académie des Sciences” . El
grupo de matemáticos y científicos — los Roberval, Desargues y Mydorge—
que se reunían en casa del P. Mersenne hacia 1635 criticaban en mayor o
menor grado que Descartes se sirviera de la deducción y no de la demostra
ción. Querían que aportara una comprobación empírica de sus teorías. Vemos,
pues, que el hincapié en la ciencia experimental apareció al propio tiempo
en Francia y en Inglaterra.
3 El famoso teorema de Pascal es el que dice que un hexágono inscrito
en una sección cónica posee la propiedad de que las prolongaciones de los lados
opuestos se cortan en tres puntos que están siempre en línea recta.
PASCAL 291
II
III
L’A n de G r a ce 1654
Feu
lícitas las malas acciones si se cometían con buen fin, y luego, repu
diando la acomodación de los jesuítas a esta vida (éstos, por ejemplo,
defendían casuísticamente la usura), Pascal pintaba un modelo de la
sencilla, verdadera vida cristiana.
En el aspecto estilístico, las Provinciales eran un modelo de prosa
irónica. Pascal empleaba la forma del diálogo. Antes, Galileo se había
servido de la misma forma para poner de relieve la validez del sistema
copernicano y los flacos del ptolemaico. Luego, Pascal hacía que su
personaje jesuíta empleara citas tomadas realmente de textos jesuítas,
dando así mayor verosimilitud a sus presuntuosas afirmaciones. Como
ha observado un comentarista de Pascal: “ La demostración se ha con
vertido en drama” 5. En rigor, el uso que Pascal hace del método
dialogante de discusión era característico de la época. Es, en esencia,
el método dialéctico de la duda.
IV
que nada sé, y que nada saben de mí, lo cual me aterra... El eterno
silencio de esos espacios infinitos me espanta” .
A todo lo largo de los Pensamientos representa a menudo un enig
ma saber si su autor habla en primera persona o por boca del que
duda. La razón es que en realidad se trata de una misma persona:
es Pascal presa de la desesperación y el renunciamiento y Pascal en
la disposición de ánimo de resignación piadosa. Y el talante de resig
nación a la voluntad de Dios es, a nuestro juicio, tan deprimente, salvo
en raros momentos, como el estado de ánimo dominado por la más
abierta desesperación.
Pascal era una personalidad totalmente desgarrada y desdichada
que cuantas más cosas descubría tanto más se sentía incapaz de descu
brir algo de verdad. Llegó, pues, a la conclusión de que el hombre
no sabe realmente nada; que es impotente. En tales condiciones, su
único recurso es aceptar por la fe el universo exterior, creer en el
poder mediador de Jesucristo y abrazar la noción de un Dios omni
potente que nos domina por completo y en cuyas manos hemos de
entregamos.
Pascal defendió su fe en Dios (y quizá llegó a ella de este modo)
recurriendo a una idea debida a sus compañeros de juego y a sus
estudios matemáticos sobre las probabilidades. Es la famosa “ apuesta”
de Pascal. “ Podemos decir: ‘Dios existe, o no existe’. Pero ¿de qué
lado inclinarnos? La razón nada puede decidir... ¿Por qué apostareis?...
No hay ninguna razón que apoye ni una posibilidad ni la otra. N o
cabe defender razonablemente ninguna de las dos.” La única solución
— argumentará Pascal— es apostar por Dios. Si existe, se gana todo,
y si no existe, no se pierde nada.
De esta peregrina manera, Pascal continuó el método de Descartes
y lo consolidó de modo que en el siglo siguiente fue empleado como
la cosa más natural por los grandes escépticos antirreligiosos franceses.
De hecho, como antes hemos dicho, la duda metódica viene siendo
realmente desde entonces uno de los métodos fundamentales del pen
samiento francés. Casi nada ha sido aceptado atendiendo al principio
de autoridad sin más. Tal actitud ha infundido gran vitalidad en la
vida francesa, pero también ha sido fuente de grandes dificultades
para formar gobiernos estables, instituir sistemas de tributación que
merezcan el respeto del pueblo francés y ordenar otras cuestiones aná
logas de la vida social del país.
298 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
VI
tesiana, pues Descartes había afirmado que la única cosa que distinguía
al hombre de los animales y autómatas era la razón.
Pascal mismo tembló ante su propia audacia. Vacilaba ante una
conclusión tan radical. Así, en una de sus famosas frases, se refiere en
términos cartesianos al hombre llamándolo la “ caña pensante” .
“ El hombre no es más que una caña, la más débil de la natu
raleza ; pe ro es una caña que piensa, una caña pensante. No hace falta
que el universo entero se arme para aplastarlo: un vapor, una gota de
agua basten para matarlo. Pero, aunque el universo lo aplastara, el
hombre aún sería más noble que aquello que lo mata, pues sabe que
muere, y :oncce la ventaja que el universo tiene sobre él: el uni
verso. en cambio, no sabe nada de esto.”
Pero en otros estados de ánimo, Pascal recordaba al hombre que
es una paradoja y ordenaba: “ De rodillas, razón impotente.”
Partiendo del método de Descartes, Pascal le dio de pronto un
giro esencialmente moderno. Planteaba la siguiente pregunta: Si las
máquinas pueden reproducir el pensamiento lógico, si un conjunto de
átomos y ruedas dentadas pueden “ razonar” , ¿en qué se distingue la
mente humana? N o es, pues, la razón — decía Pascal— , sino la volun
tad y la conciencia de sí mismo lo que nos distingue de la materia
bruta en forma de máquina.
Esta cuestión que Pascal se planteaba a sí mismo no ha sido con
testada satisfactoriamente nunca, ni siquiera en nuestros días. Pascal
sacó, pues, la conclusión de que, siendo la pregunta de imposible
contestación, los hombres nos vemos obligados a buscar asilo en los
dominios de la fe. Éste es el paso esencial dado por Pascal: que la
duda conduce a la fe, porque la duda procura la certidumbre de que
no existe respuesta a la cuestión de la autoconciencia. El punto de vista
de Pascal era que la respuesta a la cuestión epistemológica es... que
no existe respuesta racional. Debemos, pues, sencillamente apostar por
la fe.
BA YLE
II
Hablando con franqueza, esta conducta era todo menos que justifica
bles para ocultar una falta cometía otra mayor. Engañaba a un rey
con el que tenía obligaciones y desplegaba gran crueldad para encubrir
el engaño. Si alguien hubiera preguntado a David con qué autoridad
hacía estas cosas, ¿qué hubiera podido responder? ¿Tiene derecho
un particular, un fugitivo, como él lo era, que encuentra asilo en
los dominios de un príncipe, a cometer hostilidades en su propio bene
ficio sin autorización del soberano del país? ¿Tenía David esta auto
ridad? Al contrario, ¿no actuó en contra de las instituciones y de los
intereses del rey de Gat? Si un particular, por muy grande que sea
por nacimiento, se comportara en nuestros días como David se com
portó en aquella ocasión sería llamado sin duda por nombres poco
honrosos. Sé que los más renombrados héroes, los más famosos pro
fetas del Antiguo Testamento han aprobado a veces que se pasara
a cuchillo a todo aquello que tuviera vida, y, por tanto, me guardaría
mucho de tildar de crueldad lo que David hizo si hubiera sido auto
rizado per orden de cualquier profeta o si Dios por inspiración le
hubiera mandado preceder a sí; pero parece evidente, por el silencio
que guardan las Escrituras, que hizo todo aquello por su propia vo
luntad” l3.
III
13 Del Diccionario.
BA YLE 3°5
Imperio romano ha existido, son tan ciertos como lo puedan ser cuales
quiera hechos de la matemática.
Es posible que Bayle partiera a este respecto de la observación
que Descartes hace en el Discurso del método: “ Aun las más fieles
histerias, supuesto que no cambien ni aumenten el valor de las cosas,
para hacerlas más dignas de ser leídas, omiten por lo menos, casi
siempre, las circunstancias más bajas y menos ilustres” 14. De esta
característica de deformación de los hechos que se hace en la his
teria — afirmaba Descartes— la gente saca conclusiones erróneas y
principios falsos. La réplica de Bayle a esta postura cartesiana fue
centrarse en los “ hechos” . No trató de “ hacerlos más dignos” , pero
en cambio mostraba que la realidad de la historia está constituida prin
cipalmente per crímenes y errores. Basándose en la “ realista” réplica
de Bayle a Descartes, los pensadores del siglo XViii elaboraron el con
cepto de la histeria como crónica de la maldad del hombre para con
el hombre, crónica a la que sólo iba iluminando el progreso gradual
de la razón.
Descartes había dicho también que hemos de arrancar de la
mente todos los errores pasados y volver a empezar como si la mente
estuviera desprovista de todo conocimiento previo. Siguiendo, pues,
a Descartes, Bayle adoptó como lema lo siguiente: “ No sé si cabe
decir que los obstáculos que se oponen a un examen profundo no
preceden tanto del hecho de que la mente esté desprovista de cono
cimiento como de que está llena de prejuicios.” El cometido del his
toriador era dudar de todos los hechos, considerarlos producto del
prejuicio y de la superstición y someterlos a la prueba de la razón.
El gran enemigo era el dogmatismo religioso, que sostenía que las
fuentes de los hechos históricos eran la Biblia y la tradición. Bayle
consagró grandes esfuerzos en su Diccionario a poner de manifiesto
que empíricamente esas dos fuentes no eran dignas de fiar. En un
artículo tras otro demostró concretamente la falsedad de los “ hechos”
históricos derivados de tales fuentes.
El resultado fue que llevara a cabo una revolución en las ciencias
históricas. Así como Maquiavelo había emancipado a la política y Gali-
leo a la física, Bayle liberó a la historia de las cadenas de la teología.
Para servimos de la frase de Howard Robinson: llevó a cabo la
20
3 °6 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
IV
Pero ¿qué había de hacer el historiador con los hechos una vez
hubiera comprobado su veracidad? Bayle dejó sin contestar esta cues
tión fundamental. A l igual que su maestro. Descartes, que no dijo
cómo la mente había de conocer la materia, Bayle no explicó cómo
había de ponerse “ orden” en los hechos. Su duda sutil e invasora
no le permitió ver ningún plan regulador en la historia, dejando a sus
seguidores, como Montesquieu y Voltaire, la solución de las dificul
tades epistemológicas y filosóficas de la historia.
Bayle entendió, en cambio, que su cometido inmediato era des
cubrir y desarraigar el error, más que construir una explicación racio
nal de la historia. En esto, la estructuración en forma de diccionario
desempeñó un papel importante por permitir coordinar los hechos más
que construir un sistema de conocimiento deductivo.
Bayle convirtió el diccionario en un delicado instrumento de per
suasión. De este modo, el Diccionario demostró que, a pesar de las
afirmaciones religiosas de Descartes y del misticismo de Pascal, la
concepción que una indagación escéptica estaba destinada a producir
en general (y acaso en último término) era el agnosticismo civilizado
y discreto de Bayle. En manos de éste, el método dialéctico de la
duda sirvió para un doble fin : sirvió a la finalidad cartesiana de
criticar la tradición, pero sirvió también a la necesidad no cartesiana
de despejar el terreno para una “ ciencia” de la historia y nivelar la
estructura de la religión revelada.
15 Véase HOWARD Rob INSON, Bayle the Sceptic (Nueva York, 1931). Es
la mejor obra en inglés, con bibliografía. La Religión critique et philosophie
positive cheZ Pierre Bayle de J. D elvolvé (París, 1906) es un estudio amplio.
Deben consultarse también las oportunas páginas en la Philosophy of the
Enlightenment de ERNST C assirer .
C a p ít u l o X IV
1 Claro está que Voltaire fue secundado en esta tarea por otros, principal
mente por Maupertuis (que visitó Inglaterra en 1728 y dio a conocer en Francia
la teoría newtoniana del sistema solar) y por d'AIembert.
308 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
II
III
IV
8 Carta 24.
V O L T A IR E - C IE N C IA Y S Á TIR A 3*7
VI
Vil
9C f. ¡. C H U R T O N C O L L I N S , Voltaire, M o n te s q u ie u a n d R o u sse a u in E n g la n d
VIII
IX
MONTESQUIEU
II
IV
¿Quiere esto decir que Montesquieu creía que podían mezclarse los prin
cipios de los cuatro tipos de gobierno? Este punto no queda claro en su obra.
13 Así, Montesquieu se colocó en el mismo campo que, por ejemplo, el conde
de Boulainvilliers, favorable al control aristocrático del gobierno, y en contra,
por cj., del Abate Dubos. realista, y de los fisiócratas.
34° la t r a d ic ió n in t e l e c t u a l d e o c c id e n t e
14 Claro está que sin la preparación que suponían las obras de Montesquieu
y de Voltaire, los esfuerzos de Rousseau hubieran caído en terreno estéril.
15 Para un estudio sobre las relaciones de Montesquieu con Vico, véase
FlinT, op, cit., pp. 265-266. La comparación de Montesquieu con Maquiavelo
revela notables paralelismos. Los dos escribieron comentarios sobre la historia
de Roma; los dos se interesaron por el arte de la guerra y se sirvieron de
Vegecio como base de referencia; los dos deseaban descubrir "leyes" en la
historia, y los dos creían que tales leyes eran posibles porque los hombres
tenían siempre las mismas pasiones. Y, por último, en el sentido más amplio
posible, su finalidad era la misma, pues uno y otro se proponían crear una
“ ciencia” de la política. (Al igual que Maquiavelo, Montesquieu también com
puso obras más ligeras y, así, para satisfacer los intereses más frívolos de lo»
calones, escribió algunas novelas, como El Templo de Gnide y Arsace ei
Isméne, dignas de nota solamente por deberse al autor de las Cartas persas
y del Espíritu de las leyes.)
MONTESQUIEU 341
VI
R O U S S E A U
II
111
IV
••Jucaron para una cosa, se ven destinados a otra; y ni los que se elevan ni
los que vienen a menos son capaces de observar las reglas ce conducta o de
adquirir las condiciones necesarias para su nuevo estado, y menos aún para
desempeñar las obligaciones que lleva consigo” (ed. Everyman’s Library, p, 225),
Lo que Rousseau predicaba efectivamente era la glorificación de las clases infe
rieres como iales♦ Si lo único digno de honrarse era la virtud, más que las
riquezas, la gloria o la posición social, entonces acaso les pobres pudieran
“ heredar la tierra” con más facilidad que los ricos y los de noble cuna.
356 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
VI
VII
soledad” que adoptó como ideal. JoSEPH T exte, ]ean*]acques Rousseau and
the Cosmopolitan Spirit in Literature: A Study of the Literary Relations
between France and England during the Eighteenth Century, trad. de J. W.
MaTiheWS (Londres, 1899), arroja luz sobre la actitud de Rousseau frente a
la vida “ natural" estudiando el efecto ejercido por la literatura inglesa en la
formación del romanticismo de Rousseau. La obra de JACQUES BaRZUN, Rornan-
ticism and the Modem Ego (Boston, 1943) es un estudio sugestivo.
22 Véase, por ejemplo, R u t h B en EDICT, Patterns o f Culture (Boston, 1934).
y los libros de Margaret Mead.
ROUSSEAU 361
VIH
IX
24
37° LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
XI
sibles bajo aguas tranquilas. Para bien y para mal ha ejercido enorme
influencia sobre el desarrollo del pensamiento y de la acción en el
mundo occidental moderno.
Es posible que, más que nada, Rousseau, como Hobbes, contri'
huyera a acrecentar la fuerza del Leviatán. Aportó la justificación
filosófica del Estado nacional totalitario así como del Estado nacional
democrático: puso la semilla que habría de brotar en la revolución
de 1789, en el reinado de Robespierre y en la dictadura de Napoleón.
Esto es lo que hizo al escribir el Contrato social y sus demás obras
de política.
Rousseau fue también un poderoso precursor de la gran reacción
romántica contra el racionalismo registrada después de la Revolución
francesa. Recalcó lo natural y lo espontáneo, la parte emotiva e inculta
de la personalidad del hombre, y quiso hacerlo volver a la niñez.
Abandonando, en este talante romántico, el intento de hacer del
hombre el ciudadano de un Estado nacional, Rousseau trató de con
vertirlo en un “ salvaje noble” , aunque no se le ocultaba que ésta
era una idea anacrónica. Este aspecto de su pensamiento lo expuso
en libros como La nueva Eloísa y el Emilio.
El punto de partida de Rousseau fue atacar la convicción de que
el progreso del hombre depende de los adelantos en las artes y en
las ciencias, manteniendo que tales adelantos llevan consigo una cre
ciente degradación moral del hombre. Desencadenó su ataque prin
cipalmente en sus Discursos y lo desencadenó en las mismas vísperas
de la Revolución industrial.
En la actual perspectiva histórica, esta enorme conmoción técnica
y de organización que llevó como secuela el advenimiento de las masas
al poder parece haber convertido en realidad las profecías que a modo
de Casandra había hecho Rousseau. De aquella conmoción ha salido
el hombre con mejores atavíos, pero todavía irredento. Con todo, otro
tanto ocurrió, al parecer, con la “ República de la Virtud” . Veremos
ahora cómo estos juicios actúan en el desarrollo de la Revolución
industrial y de la Revolución francesa al entrar ya en el período de
las “ Grandes Revoluciones” .
PARTE III
LA S GRA N D ES R EV O LU CIO N ES
De Adam Smith a Hegel,
1760 - 1830
C a p ít u l o XVII
LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
II
2 Ibid., p. 103.
L A R E V O L U C IÓ N I N D U S T R IA L
379
} Ibid., p, ioy.
380 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
III
eran los capataces más despiadados de sus propios hijos por depender
del rendimiento de estos para mantener a la familia.
Las cosas sólo empezaron a cambiar a comienzos del siglo XIX
cuando la máquina de vapor sustituyó a la energía hidráulica en las
fábricas. Entonces, la fábrica se trasladó a la fuente de mano de obra,
a las ciudades, pues entonces la energía — o sea el carbón— no era
más cara en la ciudad que en el campo; y, por otra parte, el vapor
como energía era más potente y seguro que la energía hidráulica, por
lo que podía accionar maquinaria más pesada y compleja. Con el
advenimiento de la máquina a vapor rotatoria, la tejeduría se con
virtió también en una industria fabril y, con el tiempo, en la más
importante.
IV
25
L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
386
lo que hoy llamaríamos una “ cadena" o cártel, pero sin dar a conocer
su secreto.
Una ver producido, el hierro bruto todavía ha de ser depurado
y trabajado. En este campo también se efectuaron importantes descu'
brimientos, que a partir de 1780 permitieron, por fin, fundir hierro
de modo que fuera resistente y estuviera libre de defectos. El hierro
colado pasó a ser el material de uso más generalizado, el plástico de
aquellos tiempos. Thomas Paine hizo el proyecto de un puente de
hierro y presentó una maqueta en una exposición. El más famoso de
los metalúrgicos de Shropshire, John Wilkinson, que fue el que fabricó
los cilindros de precisión para la máquina de Watt, construyó con
este material un puente que todavía existe. Pasó bajo el puente en
una almadía de hierro, y se jactaba de que sería enterrado en un
ataúd de hierro, como, en efecto, lo enterraron.
VI
7 l b i d , , p. 107.
3 88 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
VII
V III
d is m in u c ió n ; h a s ta el p r im e r c e n s o o fic ia l, le v a n t a d o e n 1 8 0 1 , só lo
e ra n p o sib le s la s c o n je tu r a s . U n a g r a n a u to r id a d e n la m a te ria , R ic h a r d
P rice , e n su Essay on the Population o} England (17 8 0 ) e x p r e s a b a la
c o n v ic c ió n d e q u e la s a ld e a s s e e s ta b a n d e s p o b la n d o . O liv e r io G o ld -
s m ith e s c r ib ió u n fa m o s o p o e m a t it u la d o The Deserted Village, cuyo
te m a es e l a c o ta m ie n t o d e tie r ra s y la c o n s ig u ie n te d e s p o b la c ió n . L o s
a u t o r e s c it a d o s y o t r o s s u p o n ía n q u e la p o b la c ió n g lo b a l d e In g la te r ra
ib a d is m in u y e n d o , y G o ld s m ith , e n e l r e fe r id o p o e m a , a f ir m a b a :
O t r o s o b s e r v a d o r e s c r e ía n q u e la p o b la c ió n ib a e n a u m e n to , p e r o
d e e sta c o n v ic c ió n s a c a b a n c o n c lu s io n e s ig u a lm e n te p e sim is ta s . A r t h u r
Y o u n g , p o r e je m p lo , e n su North of England c r e ía q u e la p o b la c ió n
d e s b o r d a b a la p r o d u c c ió n d e a lim e n to s . T o m á s M a lth u s c o n v ir t ió e sta
c r e e n c ia e n u n a l e y g e n e r a l, y c u a n d o e sc r ib ió su Ensayo sobre la
población, e n 1 7 9 8 , e l a u m e n t o d e la p o b la c ió n y la s c r e c ie n te s p e n a -
lid a d e s q u e se s u fría n en In g la te r ra p a r e c ía n d a rle e fe c t iv a m e n t e la
ra z ó n 1J.
L a s e s ta d ís tic a s h a n d e m o s tr a d o lu e g o q u e M a lth u s e s ta b a e n lo
c ie r t o a l c r e e r q u e la p o b la c ió n ib a e n a u m e n to , p e r o su p r o n ó s tic o
d e d e p a u p e r a c ió n e n m a sa q u e d ó d e s m e n tid o p o r la in e s p e r a d a g r a n
c a p a c id a d p r o d u c t iv a d e la n u e v a a g r ic u ltu r a , e, in d ir e c ta m e n te , d e l
sis te m a d e fá b r ic a s , q u e d io u n e x c e d e n t e in d u s tr ia l lo b a s ta n te cu a n -
tio s o p a r a a b r ir a la e x p lo ta c ió n la s tie rra s a g r íc o la s d e A m é r ic a d e l
N o rte . (E n p e q u e ñ a m e d id a f u e d e s m e n tid o ta m b ié n p o r la lim it a
c ió n de la n a t a li d a d ; e l p r o p io M a lth u s h a b ía p rop u gn ad o co m o
s o lu c ió n la “ c o n tin e n c ia m o r a l” .)
N i s iq u ie r a e n la a c tu a lid a d e n te n d e m o s r e a lm e n te lo s f a c t o r e s a
que se d e b e el g ra n a u m e n to d e p o b la c ió n , q u e c o n fr e c u e n c ia se
c a lific a h o y d e r e v o lu c ió n d e m o g r á fic a . S í s a b e m o s q u e e l ín d ic e d e
m o r ta lid a d d e s c e n d ió y q u e e llo c o n tr ib u y ó en gran m e d id a a p ro
v o c a r e l c r e c ie n te a u m e n to d e la p o b la c ió n . P e r o ¿ f u e r e d u c id o d ir e c
t a m e n te por la R e v o lu c ió n in d u s tr ia l el ín d ic e de m o r t a lid a d ? El
h is to r ia d o r y e c o n o m is ta M a x W e b e r p o n e e n d u d a e sta e x p lic a c ió n .
“ El c r e c im ie n to de la p o b la c ió n en O c c id e n t e ” , d ic e , “ e fe c t u ó sus
12 I b i d p. 354.
392 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
so cia l lo c o n s t it u y ó la fo r m a c ió n de un n uevo a m b ie n te p a ra un
n ú m e r o d e p e r so n a s c a d a v e z m a y o r : la f á b r ic a y la c iu d a d . E n m e
d id a c a d a v e z m a y o r , lo s h o m b r e s p a s a b a n sus h o r a s d e t r a b a jo en
la fá b r ic a y sus h o r a s de e s p a r c im ie n to e n la s c a lle s lle n a s d e g e n tío
y e n lo s b lo q u e s d e v iv ie n d a s d e la c iu d a d .
E s to s tr e m e n d o s c a m b io s en la s c o n d ic io n e s de v id a e je r c ie r o n
p ro fu n d a s re p e r c u s io n e s e n e l p e n s a m ie n to d e la é p o c a . A d e m á s d e l
p r o le ta r ia d o de nueva c r e a c ió n h a b ía a d q u ir id o m ayor im p o rta n c ia
u n a cla se m á s a n t i g u a : la cla se m e d ia , c u y o p o d e r se m a n ife s tó e n
la Reform Btll de 18 3 2, en v ir t u d de la cual se daba voz a la
cla se m e d ia en la s v o t a c io n e s y en lo s a su n to s o fic ia le s . E n to n c e s
p a s ó a la c a t e g o r ía d e h é r o e u n n u e v o tip o d e h o m b r e ; e l c a p itá n
d e la in d u s tria , P e ro lo m á s im p o r ta n te p a r a n u e s tr o s fin e s — c o m o
verem o s en s e g u id a al o c u p a m o s d e la S o c ie d a d L u n a r— es -que
a q u e lla g e n te te n ía n u e v a s id eas y n u e v o s v a lo re s . U n a n u e v a s e n s i
b ilid a d e n t r ó e n la s a rtes, e n la lite r a tu r a y e n e l p e n s a m ie n to d e la
é p o c a c o n tr ib u y e n d o a m o d ific a r lo s ,7. L a R e v o lu c ió n in d u s tr ia l m o d i
fic ó al h o m b r e o c c id e n ta l d e p ie s a c a b e z a , y lu e g o , m á s p r o fu n d a
m e n te . d e la c a b e z a al c o ra z ó n .
LA SOCIEDAD L U N A R : EMPRESARIOS
Y TÉCNICOS
c a m b io , e n u n c ír c u lo d e p ro fe s o re s q u e se p re o c u p a b a n d e la p ro p ia
d is tin c ió n , s o b r e to d o la d e c o d e a r se c o n lo s d ile ta n t e s d e la n o b le z a .
Los nuevos descubrimientos que provocaron la Revolución indus'
trial en el siglo X vih fueron hechos por hombres ajenos a la “ Royal
Society” y a las universidades. Los hombres de inventiva y variados
ingenios que en 1660 fundaron la “ Royal Society" todavía existían,
como existen en todas las generaciones: los Hooke y los W ren, los
Petty y los W allis; pero ya no se encontraban en los círculos respe-
tables de los científicos profesionales, sino en las ciudades industriales
y en las academias de los disidentes, a las que los fabricantes enviaban
a sus hijos por dar una preparación más realista que la que se recibía
en las universidades.
A q u e lla s a c a d e m ia s d e d is id e n te s e ra n la s p rim e ra s in s titu c io n e s
q u e d a b a n u n a fo r m a c ió n a ju s ta d a a lo s c o n o c im ie n to s d e la é p o c a :
en m e d ic in a , ló g ic a , le n g u a s m o d ern as y c ie n c ia s. E m p ezaron sus
a c tiv id a d e s a t í t u l o d e e s c u e la s p a r a p re p a ra r a lo s m in is tr o s d e los
c u lto s n o c o n fo r m is ta s , q u e n o p o d ía n e s tu d ia r e n la s u n iv e rs id a d e s ,
p e r o n o ta r d a ro n e n a m p lia rs e , y la m a y o r d e e lla s, la “ W a r r in g t o n
A c a d e m y " , se p ro p o n ía , d e sd e su fu n d a c ió n e n 1 7 5 7 , d a r u n a f o r m a
c ió n m o d ern a lo m is m o a los la ic o s q u e a lo s q u e e s tu d ia b a n p ara
p re d ic a d o r e s . E l e s p ír itu d e a q u e lla s a ca d e m ia s p u e d e s in te tiz a r s e e n
u n a s o la f ig u r a . Josep h P r ie s tle y fu e a la “ W a r r in g t o n A cadem y” ,
p o c o d e sp u é s d e fu n d a r s e é s ta , c o m o p r o fe s o r d e in g lé s y d e id io m a s,
y e n e lla o r g a n iz ó a lg u n o s d e lo s p rim e ro s cu rso s a c a d é m ic o s d e lit e
r a t u r a in g le s a e h is t o r ia m o d e r n a . P e r o , c o n la s le c c io n e s d e su s c o le
g a s , é l m ism o a c a b ó in te re s á n d o s e p o r la s n u e v a s c ie n c ia s d e a q u e llo s
a ñ o s , la e le c tr ic id a d y la q u ím ic a , y e llo t u v o p o r c o n s e c u e n c ia q u e
P r ie s t le y lle g a r a a s e r e l q u ím ic o m á s g r a n d e d e su é p o c a ; e n lo s
d e s c u b r im ie n to s q u e s e le d e b e n se fu n d a e l s is te m a d e la q u ím ic a
m o d ern a.
T o d o s e s to s e x p o n e n te s t e n ía n p o r fo n d o una nueva g e n e r a c ió n
d e h o m b r e s q u e n o e n te n d ía n e l m u n d o c o m o si f u e r a u n a tr a g e d ia
c lá s ic a g r i e g a ; c u y a s e sp e ra n z a s n o se c o n te n ía n e n el g o t ic is m o d e
H o r a c io W a lp o le y en e l p a te tis m o d e la Elegía d e T h o m a s G ray,
L o s n u e v o s h o m b r e s e ra n in d u s tria le s q u e s a c a b a n su r iq u e z a d e la s
in d u stria s q u e e s ta b a n c r e a n d o y q u e a v e c e s e ra n d e s u p r o p ia i n v e n
c ió n , T e n í a n v e r d a d e r a a v id e z d e id e a s n u e v a s : a b r ig a b a n la c o n v ic c ió n
a n tic o n fo r m is ta d e q u e p o d ía n h a c e rs e sus p ro p ia s id e a s, y re a liz a b a n
396 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
II
III
IV
lo cu al fu e p o sib le fa b r ic a r lo s c ilin d ro s d e la n u e v a m á q u in a d e v a p o r
de m o d o q u e p r o d u je r a e fe c t iv a m e n t e la p re sió n d e s e a d a . B o u lto n y
W a t t s ie m p r e re co m e n d a b a n a su s c lie n te s que e n ca rg aran a W il-
k in s o n de c o n s tr u irle s s u s c ilin d r o s , y es c a r a c te r ís tic o d e l e s p íritu d e
c o m p e te n c ia de a q u e lla s o c ie d a d que, m ie n tra s ta n t o , s ie m p r e que
se le o fr e c ía la o p o r tu n id a d , W ilk in s o n fu e r a “ fu s ila n d o ” e n s e c r e to
e l d ise ñ o d e la m á q u in a d e v a p o r d e W a t t .
U n o d e los p ro b le m a s d e o r g a n iz a c ió n c o n q u e se e n fr e n t a b a n los
in d u s tria le s d e la época e ra la e sca se z d e m oneda fr a c c io n a r ia p ara
poder p a g a r a lo s o b re ro s , y p o r e llo m uchos s id e r ú r g ic o s y o tro s
p r o c e d ie r o n a a c u ñ a r su s p ro p ia s fic h a s p a ra el p a g o d e jo r n a le s , fic h a s
que se a c e p ta b a n com o m oneda en la s tie n d a s lo c a le s. M uch as de
a q u e lla s fic h a s , in c lu s o la s de W ilk in s o n , e sta b a n acuñ adas por
M a t t h e w B o u l t o n : t o d o lo c u a l c o n s t it u y ó o t r o m o t iv o d e su sp ica cia s
d e sp u é s de la R e v o lu c ió n fr a n c e s a . Es in te r e s a n te le e r el in fo r m e
s e c r e to re d a c ta d o e n a q u e llo s años p o r un a g e n te d e l g o b ie r n o q u e
e scrib e al P r im e r M in is tr o , e n to n c e s W illia m P it t , in fo r m á n d o le a c e rc a
de las fic h a s d e J oh n W ilk in s o n p a ra el p a g o d e jo r n a le s :
“ L o s c o m e rc ia n te s p r e s b ite r ia n o s la s a c e p ta n p a r a e l p a g o d e g é
n e r o s , y e n e sta s tra n s a c c io n e s se le s o fr e c e n fr e c u e n te s o p o r tu n id a d e s
d e c o r r o m p e r los p r in c ip io s d e lo s in d iv id u o s d e e sta cla se in s u flá n d o
les lo s p e rn ic io so s p re c e p to s d e los Derechos del Hombre de Payne” .
VI
La m e n te c ie n tífic a m á s d e s ta c a d a en la S o c ie d a d Lunar fu e el
c u ñ a d o de John W ilk in s o n , J osep h P r ie s tle y , q u e fu e m ie m b r o ta r d ío
d e la S o c ie d a d L u n a r , to d a v e z q u e n o se tra s la d ó a B ir m in g h a m h a s ta
1 7 8 0 , a ñ o en q u e se h iz o a llí lo q u e e n to n c e s s o lía lla m a r se p re s
b ite ria n o , es d e cir, p a sto r d e la I g le s ia u n ita r ia .
L o s u n ita r io s t e n ía n u n c o n c e p t o m á s im p e r s o n a l d e la D iv in id a d
q u e el de las r e lig io n e s o r t o d o x a s y a v e c e s f u e r o n a cu sa d o s d e d e ís m o
e in c lu s o de a te ís m o . E n tr e e llo s se c o n ta b a n lo s p en sad o res m ás
a v a n z a d o s y a u d a c e s d e la é p o c a . P o r e je m p lo , la f o r m a d e h e r e jía d e
Isa ac N e w to n d e n tro de la I g le s ia a n g lic a n a h a b ía s id o la de ser
u n it a r io , y e n e l p e r ío d o m is m o d e que n o s e sta m o s o c u p a n d o , e l
jo v e n p o e ta S a m u e l T a y l o r C o le r id g e e sta b a e s tu d ia n d o p ara h a c e rs e
402 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
P r ie s tle y , el p ro c e so d e la c o m b u s tió n to d a v ía se e n te n d ía c o m o la
s e p a ra c ió n d e u n a s u s ta n c ia q u e e ra d e e sp e c ie d is tin ta d e to d a s las
su sta n cia s m a te r ia le s y q u e se lla m a b a f lo g is t o . E l d e s c u b r im ie n to d e
P r ie s t le y im p lic a b a q u e lo q u e se c o n s id e ra b a d e s p r e n d im ie n to d e fio -
g is t o e ra en re a lid a d a d ic ió n de o x íg e n o . E s te d e s c u b r im ie n to lo to m ó
L a v o is ie r d e P r ie s t le y d ir e c t a m e n t e , c o n v ir t ié n d o lo e n la b a s e d e l m o
d e r n o s is te m a d e lo s c o m p u e s to s q u ím ic o s .
En 17 9 1 se r e g is tr ó e n v a r ia s c iu d a d e s in g le s a s u n in te n t o o r g a - ,
n iz a d o d e p r o m o v e r t u m u lt o s c o n tr a lo s d e fe n s o r e s d e la R e v o lu c ió n
fra n c e s a . E n B ir m in g h a m se d ijo q u e P r ie s tle y e sta b a e n u n b a n q u e te
p ara c e le b r a r la to m a d e la B a s tilla , p e ro e n re a lid a d n o h a b ía ta l
cosa. Una m u lt it u d que ib a dando v iv a s a la Ig le s ia y al rey se
d ir ig i ó a l l u g a r d e r e u n ió n en q u e P r ie s t le y p re d ic a b a y a su casa
y p ro c e d ió a l s a q u e o d e u n o y d e o t r a ; d e s tr u y ó la m a y o r p a r te d e
lo s lib ro s y a p a r a to s d e P r ie s t le y y p re n d ió f u e g o a to d o lo q u e p u d o .
E l p r o p io P r ie s t le y h u b ie r a c o r r id o p e lig r o d e n o h a b e r s id o p u e s to
a s a lv o p o r sus a m ig o s d e la S o c ie d a d L u n a r . É s to s o r g a n iz a r o n u n a
c o le c ta a su f a v o r , p e ro P r ie s tle y a b a n d o n ó B ir m in g h a m y en 17 9 4
se tra s la d ó a N o r t e a m é r ic a e n la c r e e n c ia , q u e re s u ltó fa ls a , d e q u e
sus c o n c e p c io n e s ra d ic a le s y m a te ria lis ta s s e r ía n a llí b ie n re c ib id a s .
M u r ió e n N o r t e a m é r ic a e n 18 0 4 .
VII
L a r e la c ió n d e la S o c ie d a d L u n a r y d e o tro s g r u p o s in g le s e s c o n
N o r t e a m é r ic a n o e ra a c c id e n t a l. L a S o c ie d a d te n ía tre s d is tin to s v ín c u
lo s con la o p in ió n n o r te a m e r ic a n a . Uno e ra de c a r á c te r ge n era l :
c u a n d o h o m b r e s c o m o B e n ja m ín F r a n k lin se p e r s o n a b a n e n In g la te r r a ,
e ra n b ie n a c o g id o s p o r las s o c ie d a d e s c ie n tífic a s , a llí d o n d e se e n c o n
tra ra n , y e sto n o s ó lo p o r ra z o n e s d e o r d e n c ie n tífic o , sin o p o rq u e
e x is tía u n a c o r r ie n te d e s im p a tía e n tr e lo s in te re s e s in d u s tria le s y la
R e v o lu c ió n a m e r ic a n a . S i n e m b a r g o , ta m b ié n se d a b a n d o s m o tiv o s
d e u n ió n m á s c o n c re to s .
U n o c o n s is tía e n e l fr e c u e n t e in te r c a m b io y m o v im ie n to d e fig u r a s
d is t in g u id a s e n tr e lo s d o s países. L a s U n iv e r s id a d e s in g le s a s e r a n r e
tra s a d a s y r e a c c io n a ria s , y m uchos h om b res que d e s c o lla b a n en el
cam po de la c u ltu r a y de la c ie n c ia p r o c e d e n te s d e lo s “ colleges**
4 °4 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
a n tic o n fo r m is ta s d e I n g la te r r a se tra s la d a b a n co n fr e c u e n c ia a A m é r ic a
p a r a d e d ic a r s e a llí a la e n s e ñ a n z a . U n e x p o n e n t e s o b r e s a lie n te l o c o n S '
t it u y e el D r . W illia m S m a ll, q u e e je r c ió p r o fu n d a in flu e n c ia e n T h o -
m a s J e ffe rso n 5. S m a t l r e g r e s ó a I n g la te r r a d e sp u é s d e d a r cla se s e n
N o r t e a m é r ic a y se e s ta b le c ió e n B ir m in g h a m . M u r ió a n te s d e q u e la
S o c ie d a d Lunar e m p e za ra a c e le b r a r re u n io n e s r e g u la r m e n te , p ero
e x is te n p ru e b a s d e q u e e n ú ltim a in sta n c ia fu e S m a ll la p e r so n a lid a d
que p u so e n m a r c h a la s re u n io n e s . A l v o lv e r d e N o r te a m é r ic a lle v ó
a B ir m in g h a m a q u e l s e n tid o d e l in te rc a m b io p e r s o n a l q u e t a n t o s ig
n ific a b a p ara J e ffe r s o n : el c o n v e n c im ie n t o de que la c ie n c ia y la
c u ltu r a son co sas q u e se a p r e n d e n e n la c o n v e r s a c ió n m á s q u e e n la
e n s e ñ a n z a o r g a n iz a d a , y q u e con ta l fin r e s u lta n id e a le s la s r e u n io
nes de v e c in o s en v e la d a s c e le b r a d a s al c la ro de lu n a . Y W illia m
S m a ll, aunque p r o fe s o r de m a te m á tic a s , ta m b ié n lle v a b a d e n tr o el
s e n tid o p r á c tic o q u e se im p o n ía s o b r e to d a s la s co sas e n la m e n ta lid a d
n o r te a m e r ic a n a . H i z o q u e Jam es W a t t se fija r a e n la c a lid a d té c n ic a
d e lo s tr a b a jo s q u e se r e a liz a b a n e n lo s ta lle r e s d e B o u lto n , in t e r v i
n ie n d o a sim is m o e n la e la b o r a c ió n d e l a c u e r d o c o m e rc ia l e n tr e e llo s.
O t r o v ín c u lo d e s im p a tía e n tr e lo s in d u s tria le s in g le s e s y lo s c o lo n o s
n o r te a m e r ic a n o s lo c o n s titu ía la c ir c u n s ta n c ia de que unos y o tro s
e s tu v ie r a n a l m a r g e n d e la s e sfe ra s o fic ia le s . L a s c iu d a d e s fa b r ile s e n
a u g e co m o B ir m in g h a m y M a n c h e s te r n o h a b ía n s id o o tra c o sa q u e
g r u p o s d e a ld e a s h a s ta la R e v o lu c ió n in d u s tria l, y su re p re se n ta c ió n
p a r la m e n ta r ia s e g u ía s ie n d o la d e a ld e a s d isp e rsa s. D e a q u í q u e los
n u e v o s in d u s tria le s n o t u v ie r a n v o z e n e l G o b ie r n o n i re p re se n ta c ió n
e n e l P a r la m e n to 6. C u a n d o e l E s ta d o d e M a ss a c h u se tts e le v ó u n a p r o
te s ta h acia 1 7 6 0 a fir m a n d o q u e e l G o b ie r n o b r it á n ic o n o te n ía d e r e
c h o a im p o n e rle c o n tr ib u c io n e s p o r q u e M a ss a c h u se tts n o te n ía r e p r e
s e n t a n t e a lg u n o e n e l P a r la m e n to , el G o b ie r n o b r itá n ic o r e p lic ó q u e
ta m p o c o M a n c h e s te r lo t e n ía . L o s in d u s tria le s in g le s e s c o n s id e ra b a n ,
p ues, q u e el P a r la m e n to se o rie n ta b a h a c ia el pasado y se s e n tía n
u n id o s a las jó v e n e s c o lo n ia s en re b e lió n c o n tr a u n g o b ie r n o r e tr ó g r a d o . *
V III
L a S o c ie d a d L u n a r d e B ir m in g h a m s ó lo e ra u n a e n t r e o tra s v a ria s
s o cie d a d e s sim ila r e s q u e e x is tía n en In g la te r ra y en E s c o c ia . E n tr e
e lla s fig u r a b a n o rg a n is m o s e s ta b le c id o s e n to d a r e g la , c o m o la n u e v a
S o c ie d a d d e A r t e s d e L o n d r e s , f u n d a d a c o n la fin a lid a d d e f o m e n ta r
la c ie n c ia p r á c tic a y a p lic a d a 7. E x is t ía n ta m b ié n a g r u p a c io n e s d e h o m '
b re s q u e se re u n ía n p a r a in stru irse a sí m ism o s y a sus h ijo s e n la s
e scu ela s d o m in ic a le s q u e e llo s m ism o s c r e a ro n . T o d a s a q u e lla s s o c ie '
d a d e s t e n ía n e n c o m ú n u n a serie d e fin e s y de sim p a tía s q u e re s u
m ir e m o s a c o n tin u a c ió n .
L a s n u e v a s s o c ie d a d e s e sta b a n d ir ig id a s p o r h o m b r e s d e in te re se s
p r á c tic o s . U n s ig lo a n te s , la “ R o y a l S o c ie ty ” h a b ía sid o f u n d a d a p o r
h o m b r e s q u e se p ro p o n ía n lo s fin e s q u e in te re s a b a n a F ra n c isc o Ba-
con : sacar d e la c ie n c ia b e n e fic io s d e tip o p r á c tic o . P o r ra z o n e s e x
tra ñ a s y no del to d o m a la s , h a cía t ie m p o que la “ R o y a l S o c ie t y ”
h a b ía p e r d id o d e v is t a a q u e l o b je t iv o . C o n e l p o d e r o s o e je m p lo d e
Isa a c N e w t o n , lo s h o m b r e s d e c ie n c ia h a b ía n a c a b a d o p o r c o n sid e ra rs e
p e r s o n a je s a p a rte . L a s n u e v a s s o c ie d a d e s ro m p ie r o n c o n e sta m a n e ra
d e v e r : su p u n to d e v is t a e ra e l q u e e l a b o g a d o d e R ic h a r d A r k w r ig h t
e n u n c ió d e un m o d o ta n r o t u n d o a l d e fe n d e r su causa en u n p le ito
s o b re p a te n te s .
“ Es bien sabido que los descubrimientos más útiles que se han
hecho en todas las ramas del arte y de las industrias no han sido
hechos por filósofos especulativos encerrados en sus gabinetes de estu-
dio, sino por mecánicos de ingenio, duchos en las prácticas seguidas
en su tiempo y bien familiarizados prácticamente con la materia de
que trataban sus descubrimientos.”
N o to d o s lo s m ie m b ro s d e las n u e v a s s o c ie d a d e s e ra n fa b r ic a n te s .
A lg u n o s e ra n c ie n tífic o s p o lifa c é tic o s c o m o P r ie s tle y , y es ca ra c te rís
tic o d e l te m p e r a m e n to de é ste que d e l d e s c u b r im ie n to d el o x íg e n o
p a sa ra in m e d ia ta m e n te a in v e n t a r lo que en la p rá c tic a e ra ya la
tie n d a d e o x í g e n o e n m e d ic in a . O tr o s e ra n o b r e r o s . E l m á s fa m o s o
de estos ú ltim o s fu e W illia m M u rd cch , que sa lió de E sco cia p ara o tr o s e sta m o s fa v o r e c id o s , y en verd ad me a le g r a r ía ver que la
a la c a te g o r ía d e s o c io e n t e d a r e g la . E n tr e lo s d e s c u b r im ie n to s h e c h o s la re fo r m a y h a c ia la r e v o lu c ió n a d o p ta r o n la s n u e v a s s o c ie d a d e s se
p o r M u r d o c h fig u r a el d e la lu z d e g a s , q u e u tiliz ó p o r v e z p rim e ra in sp iró e n e sta s c o n c e p c io n e s e c o n ó m ic a s , d e la s q u e p a r tió J erem ías
ta ria y e stá n e n c o n tr a d e la fis c a liz a c ió n o fic ia l. Y el d is e n tim ie n to que p re d ije ra que t r iu n f a r ía . En el m is m o e s p ír it u , com o d ic e el
u n a d iv is ió n d e o p in io n e s e n to d a In g la te r ra , d iv is ió n q u e a ca b ó p o r a la b a se de to d a la e c o n o m ía p o lític a de A dam S m it h y de la
m a ta r a m u c h a s d e la s s o c ie d a d e s, c o m o m a tó a la S o c ie d a d L u n a r . filo s o fía u tilita r is ta d e B e n t h a m ” 8.
P ero m uchos de lo s in d u s tr ia le s y un n ú m e ro m ayor aún de sus P o r e l c o n tr a r io , los m é to d o s e c o n ó m ic o s d el g o b ie r n o e s ta b a n y a
o b re ro s se s o lid a r iz a ro n ta m b ié n c o n la R e v o lu c ió n fra n c e s a . F u e u n a n tic u a d o s d e s d e h a cía la r g o t ie m p o . W illia m P it t , a l q u e se c o n s i
a m ig o d e P r ie s t le y , o t r o p a sto r d is id e n te y fa m o s o t e ó lo g o u n ita r io d e r a b a u n g e n io d e las fin a n za s p o rq u e h a b ía le íd o La riqueza de las
y p e n s a d o r s o c ia l, el D r. R ic h a r d P r ic e , el q u e p r e d ic ó el serm ón naciones y q u e lle g ó a ser e l P r im e r M in is tr o y e l C a n c ille r d e l T e s o r o
s o b re la to m a d e la B a stilla q u e m o v ió a E d m u n d B u rk e a e sc r ib ir m ás jo v e n d e la h is to ria d e I n g la te r r a , t o d a v ía im p o n ía c o n tr ib u c io n e s
su s Reflexiones sobre la Revolución francesa, p r o p o r c io n a n d o a sí u n al p aís s ig u ie n d o lo s p rin c ip io s d e l p a s a d o . C u a n d o q u e r ía re c a u d a r
n ú c le o d o c trin a l a la gran re a c c ió n b r itá n ic a r e g is tr a d a a p a r tir d e fo n d o s , im p o n ía trib u to s s o b r e la s v e n ta n a s y lo s p o lv o s p a ra e l c a b e
179 1. Y jo s ia h W e d g w o o d m is m o , q u e n o e ra u n e x a lt a d o , e x p u s o llo , p e r o las n u e v a s c la se s a c o m o d a d a s d el N o rte no se c o n s tr u ía n
d u r a n te la R e v o lu c ió n fr a n c e s a la s o p in io n e s e c o n ó m ic a s d e la s n u e v a s ca sa s de m uchas v e n ta n a s ni se e m p o lv a b a n la c a b e lle ra . S ó lo en
cla se s in d u s tria le s . 1 7 9 8 se r e s o lv ió P i t t a im p la n ta r u n im p u e s to s o b r e la r e n ta . P a s ó
“ Los p o lític o s d ic e n q u e n o t e n d r e m o s m o t iv o a lg u n o p ara a le a a d o p ta r nuevas id e a s en m a te r ia de h a c ie n d a d esp u és de le e r
g r a r n o s d e e sta R e v o lu c ió n , p u e s si lo s fr a n c e s e s s e c o n v ie r t e n e n u n la s o b ra s d e e c o n o m ía d e l D r . R ic h a r d P r ic e , c u y a id e o lo g ía p o lític a
p u e b lo lib r e com o n o s o tro s , se a p lic a rá n in m e d ia ta m e n te a a m p lia r d e te s ta b a ta n p r o fu n d a m e n te .
su s m a n u fa c tu r a s y n o ta r d a r á n e n r e s u lta r r iv a le s m á s te m ib le s d e
l o q u e e ra p o sib le c u a n d o e s ta b a n s o m e tid o s a u n g o b ie r n o d esp ó
* P aul M antoux , T he Industrial Revolution in the Eighteenth Century,
tic o . P or lo que a mí r e s p e c ta , y o c e le b r a r ía ver que v e c in o s ta n P. 393; véase también todo el capítulo titulado "Industrial Capitalism” , pp. 374-
p r ó x im o s a n o s o tro s p a r tic ip a n de la m is m a fo r t u n a con que n o s 480.
408 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
c o n s ta n te , e l E s ta d o c re ía o b lig a d o a te n d e r so b re t o d o a a q u e llo s b ie
n es que e ra seg u ro que h a b ía n de te n e r s ie m p re m ercad o , y la
m e r c a n c ía o b je t o d e d e m a n d a e ra el m e d io d e in te r c a m b io m is m o :
e l o ro . Y , p o r ello , l o q u e e l p aís h a c ía e ra a c a p a ra r o ro . S i e l g o b e r
n a n te o in clu so e l in d iv id u o v iv ía a h o r r a n d o y e c o n o m iz a n d o o ro en
la m a y o r m e d id a p o s ib le , a c a b a ría por a c u m u la rlo en gran c a n tid a d
y a d q u irir ía g r a n p o d e r so b re to d o s lo s d e m á s b
E n r e a lid a d n o e x is tía n in g ú n siste m a e c o n ó m ic o u n ific a d o n i u n a
f ilo s o fía del m e r c a n tilis m o p r o p ia m e n te d ic h a , sin o ú n ic a m e n te un
c ie r to c o n ju n t o d e o p in io n e s p o c o tra b a d a s . C o n to d o , el n ú c le o d e l
m e r c a n tilis m o e ra el E s ta d o te r r ito r ia l o n a c io n a l e n d e sa rr o llo , y el
fin p rin c ip a l d e la te o ría m e rc a n tilis ta era s u b o rd in a r la a c tiv id a d e c o
n ó m ic a a lo s im p e r a tiv o s d e l E sta d o , E l p rim e ro d e e sto s im p e r a tiv o s
e ra e l p o d e r e x te r io r con re la c ió n a o tro s E s ta d o s . L a fin a lid a d de
la a c tiv id a d e c o n ó m ic a m e r c a n tilis ta no era , pu es, el con su m o por
p a r te d e lo s s ú b d ito s , s in o la p r o d u c c ió n a l s e r v ic io d e la a u to rid a d
y d e l p o d e r d e l E s t a d o 12.
En c u a n to a los m e d io s p a ra a lc a n z a r ta l fin a lid a d , lo s a u to re s
d is c re p a b a n . S in em b argo, en g e n e r a l, e l m e r c a n tilis m o se r e s o lv ió
en un “ siste m a m o n e ta r io ” y e n u n “ siste m a p r o te c c io n is ta ” . Y en
e s to s d o s a s p e c to s lo a t a c ó , p o r e je m p lo , A dam S m it h , t a r e a a la
q u e d e d ic ó ca si u n a c u a rta p a r te d e La riqueza de La naciones.
C o m o sis te m a m o n e ta r io , e l m e r c a n tilis m o se p r e o c u p a b a d e la b a
la n z a c o m e r c ia l. S e c o n s id e ra b a a c o n s e ja b le t e n e r u n a b a la n z a f a v o r a b le
d e c o m e rc io (se e x p o rta m á s d e lo q u e se im p o rta y , p o r ta n to , se o b
tie n e u n a g a n a n c ia n e ta e n m e ta le s p re c io so s), n o s ó lo e n g e n e r a l, s in o
c o n c a d a u n a d e las n a c io n e s . C o n ta l o b je to , e l E s t a d o fo m e n t a b a la
p r o d u c c ió n (m e d ia n te s u b v e n c io n e s , p rim a s , etc.) y e l c o m e r c io , c o n
fia n d o a sí e n c a m b ia r lo s p r o d u c to s m a n u fa c tu r a d o s p o r m e ta le s p re -
1 A esto se debe que el avaro sea figura tan destacada de la literatura del
pasado. En una comunidad mercantil, quien contaba era quien poseía oro; de
ahí todos los cuentos y novelas sobre el poder de los banqueros y sobre
Shylock. Hoy, en una comunidad que es industrial, el que domina es el
capitán de la industria. Sin embargo, nuestra literatura y nuestros pensamientos
están tan repletos de avaros y de acaparadores, que solemos olvidamos de
que primordialmente son parte de una economía mercantil, no industrial.
2 C f. Eli HüCKSCHER, Mercantilism, trad. Mendel Schapiro, i vols. (Lon
dres, 1935), vol. I, p. 24.
ADAM SMITH 411
111
fue que en ella figurara una frase en la que se afirmaba que él,
Adam Smith, preveía que la nación americana de ultramar había de
convertirse en una de las naciones de mayor importancia en la eco
nomía mundial. Esta profecía hizo gran efecto en Inglaterra cuando
se publicó el libro s y los acontecimientos posteriores han confirmado
la clarividencia de Smith.
Después de su éxito, Smith había concebido el plan de seguir
desarrollando sus ideas sobre la economía insertándolas en un sistema
ético y filosófico general. Decía que se había propuesto establecer un
sistema “ de lo que propiamente podría llamarse jurisprudencia natu
ral, o sea, una teoría de los principios generales que debieran infor
mar las leyes de todas las naciones y ser su fundamento". En cambio,
lo que hizo a partir de 1778 fue complicarse con la sinecura de comi
sario de aduanas de Kirkcaldy, y se dedicó a frecuentar la sociedad
de Edimburgo, sobre todo la del club entre cuyos socios se contaban
personajes como el Dr. Black, descubridor del principio del calor la
tente: el geólogo Hutton, el Dr. Adam Ferguson, famoso filósofo
escocés, el táctico naval John Clerk y el arquitecto Robert Adam.
IV
VI
VII
ieza del hombre se aceptaba tal como en realidad es. Consideraba que
no era indigno de un hombre admitir que "el cuidarse de nuestra
felicidad y de nuestros intereses particulares se presenta en muchas
ocasiones como principio de acción muy laudable. Se supone en
general que el hábito de la economía, la laboriosidad, la discreción,
la atención y la aplicación del intelecto se cultivan per motivos inte'
resados, y al mismo tiempo se tienen por cualidades muy dignas de
alabanza que merecen la estima y la aprobación de todos" 22.
La benevolencia era sin duda la cualidad moral más elevada, pero
la vida monótona y prosaica de todos los días iba impulsada por mo
tivos de interés personal. Éste era el que empujaba a los hombres
a la división del trabajo, base de la riqueza de la sociedad. En un
famoso pasaje declaraba que "n o es de la benevolencia del carnicero,
del cervecero o del panadero de lo que esperamos nuestra comida, sino
de su atención a su propio interés. N o apelamos a su humanitarismo,
sino a su egoísmo, y jamás les hablamos de nuestras necesidades, sino
de sus conveniencias".
La tarea de Adam Smith en la Riqueza de las naciones fue analizar
el mundo del carnicero, del cervecero y del panadero. Pero tomán
dola de sus estudios de moral llevó a su tarea otra noción muy im
portante: la fe en la Providencia. Según Smith, “ la sociedad hu
mana, cuando la contemplamos a una cierta luz abstracta y filosófica,
aparece como una gran máquina, como una inmensa máquina cuyos
movimientos regulares y armoniosos producen mil placenteros efectos” .
Hasta su fe en el cosmopolitismo se basa en su fe en la Providencia.
Así, el hombre juicioso no deja de advertir que su propia subordi
nación y la subordinación de su país a los intereses de la humanidad
redundan en el "bien de la colectividad” , y que en esta cuestión ha de
confiarse al "gran Director del universo". Cuando tocaba el tema de la
Providencia, Adam Smith sabía encontrar líricos acentos: “ La idea
de ese Ser divino cuya benevolencia y sabiduría han concebido y
dirigen desde toda la eternidad la máquina inmensa del universo para
que en todos los tiempos rinda la máxima suma posible de felicidad
es sin duda el más sublime con creces de todos los objetos que se
brindan a la humana contemplación.” 12
12 T heory, p. 39.
428 L A T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E
25 1bid„ p . 17.
430 LA T R A D IC IÓ N I N T E L E C T U A L D E O C C ID E N T E ADAM S M IT H 431
En el plano más elevado existía un “ curso natural de las cosas" Edén de 178 6 27. Y Pitt reconoció abiertamente su deuda con Adam
o, como más a menudo solía definirlo, “ el natural progreso de las Smith. Se cuenta que, al llegar con retraso a un banquete al que había
sido invitado, Smith presentó sus excusas. Todos los presentes (persona
cosas hacia el mejoramiento” . El principio en que se basaba este
jes como Pitt, Grenville, Addington y otros líderes británicos) se levan
“ curso natural” era “ el esfuerzo uniforme, constante e ininterrumpido
taron y Pitt exclam ó: “ Permaneceremos en pie hasta que os sentéis,
de todos los hombres por mejorar su condición” . Por tanto, el propio
pues somos todos discípulos vuestros” 28.
interés es el impulso que mueve a la sociedad civilizada; el deber del
El segundo efecto de la obra de Adam Smith se hizo sentir en la
científico y del legislador no es coartarlo, sino aceptarlo y explicarlo.
esfera de la formación del pensamiento. Fue profundísima la influen
Procediendo así obrarán en armonía con el orden o estructura de las
cia que ejerció en lo que atañe a la introducción del método histórico
cosas.
en la economía política. La idea de que la riqueza la crea el trabajo
Adam Smith tenía plena conciencia de que una sociedad basada
la convirtió en base de toda economía futura; pero, por encima de
totalmente en el librecambio o totalmente “ natural” era una utopía.
todo esto, introdujo la ciencia en el estudio de la economía. Aunque
Los principales obstáculos que se oponían a la realización de tal socie
habló mucho de la “ mano invisible” y del “ curso natural de las cosas” ,
dad “ natural” eran los prejuicios (es decir, las ideas no ilustradas) y
libertó realmente al hombre de la tiranía de la casualidad creándole
los intereses partidistas (o sea, el deseo de beneficiarse a expensas del
los instrumentos de análisis con que aprender a dominar sus activi
bien general y por tanto, en definitiva, del bien propio). N o se hacía
dades económicas. Y esto es obra real suya, a pesar de que hombres
ilusiones de que alguna vez pudieran vencerse por completo estas ba
egoístas retorcieran luego sus ideas para hacer parecer que había
rreras ; pero sí creía posible un cambio gradual en el sentido acertado,
encadenado al hombre a fuerzas frías, despiadadas, que no estaba en
y que su obra, al exponer verazmente la naturaleza y causas de la
su mano dominar.
riqueza de las naciones, indicaría al legislador, científicamente, cuál
era el sentido acertado. Que los hombres optaran o no por seguir tal
27 El tratado Edén redundaba en beneficio de Inglaterra porque sus indus
camino era otra cuestión.
trias estaban más adelantadas que las francesas; estas últimas, sin embargo,
después de un breve ensayo de las “ ventajas” del librecambio, denunciaron el
26 Claro está que esto era un esquema de equilibrio, y Smith se daba cuenta tratado y volvieron a la política proteccionista. Sobre el librecambio y el
de que en la práctica siempre habría una oferta superior o inferior a la de proteccionismo en Francia, véase especialmente S hepard B. C i.ó UGH, Frunce:
manda ; pero, si se les daba libertad de movimientos, el capital y el trabajo A History of National Econom ía, 1789-1939 (Nueva York, 1939}, cap. 1.
tenderían inevitablemente al equilibrio, es decir, a armonizarse. 28 Véase H al DANE, op. cit„ p . 49.
LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
432
Adam Smith forjó el escudo protector al abrigo del cual pudieron
los nuevos industriales de Inglaterra realizar pacíficamente la “ revolu
ción" que consistió en liberar a la nación británica de reglas gastadas
y superadas y de impedimentos al progreso económico. Y pudo hacer
tal cosa porque sus doctrinas del librecambio tuvieron la fortuna de
responder a las necesidades de la época, época en que las industrias
estaban más adelantadas que las de los países vecinos y, por tanto,
tenían la seguridad de beneficiarse de la libre competencia. C a p ít u l o XX
En sí, ésta es una razón trascendental de la importancia que su
figura entraña, si bien palidece frente al segundo servicio que prestó '
a la humanidad. Aportó una contribución duradera a la ordenación BENJAMÍN FRANKLIN
de la vida material del hombre. Por esto, Adam Smith descuella po
derosamente en la historia de las ideas en calidad de filósofo que
ejemplificando su fe en la división del trabajo fundó la ciencia especial
de la economía y dio a la mente humana otro medio de dominar el O existe un tipo único de hombre del siglo XVIU; no hay ni
mundo de la materia. N siquiera un tipo de inglés o de norteamericano característico de
dicho siglo. Sí existe, con todo, un tipo de hombre vinculado al auge
de la industria en tal época: tipo que actuaba en derechura, que tenía
confianza en sí mismo, que era enérgico y humano, y estaba dotado
de un sentido personal de dignidad y de misión, un disidente por
naturaleza que entraba feliz en un mundo nuevo que cumplía sus
promesas. Por ironía del destino, el más grande de todos aquellos
hombres no procedía de la Inglaterra industrial, sino del Nuevo Mun
do : era Benjamín Franklin.
23
LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
454
II
111
IV
VI
zar los libros puestos en los estantes altos7. En 1744 publicó una
descripción detallada de una estufa muy práctica que había inven
tado — en la junta se habían celebrado debates sobre el tema "¿Cuál
es el mejor procedimiento para curar las chimeneas que despiden
humo?” — y se negó a patentar este y otros inventos. Y en él era
natural dedicar a usos prácticos sus trabajos sobre electricidad propo
niendo el empleo del pararrayos.
Al igual que otros hombres de su sello, Franklin también se
interesaba per todo aquello que fuera inusitado en las obras de la
naturaleza. En su primer viaje a Londres se llevó consigo una bolsa
de amianto, que era un material raro en Inglaterra; la bolsa aún puede
verse en la "Royal Society” . Si en su país asistía a un pequeño tifón,
seguía atentamente su curso y luego lo describía a su corresponsal
de Londres, el comerciante y naturalista cuáquero Peter Collinson 8.
Incluso en sus últimos años de negociaciones en París. Franklin en
contró tiempo para asistir a las primeras subidas en globo y escribir
acerca de ellas a otros hombres de ciencia9. Y es característico que
a fin de subvenir a los gastos de su viaje a Francia en 1776 se
llevara a bordo un cargamento de índigo, que entonces era un colo
rante precioso que los químicos aún no habían podido imitar.
Pero todos estos intereses de orden práctico son secundarios res
pecto de la obra auténticamente científica de Franklin en la com
prensión teórica de la electricidad 10. La electricidad era entonces
VII
VIH
IX
19
45« LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
tuvo que tomar partido en el conflicto intemo cada vez más agudo
entre los sostenedores del prerrogativismo y los patriotas. En aquella
pugna, el pequeño grupo de los primeros se alineó con el partido
de la corte de Jorge III; en cambio, la mayoría de los norteamerica
nos destacados se le opuso recurriendo al mecanismo de las asambleas
locales y de “ comités” de constitución propia. Jefferson se puso del
lado de los llamados patriotas y en 1773 era miembro del Comité
de Correspondencia de Virginia.
A partir de aquel momento, los acontecimientos se sucedieron
rápidamente y Jefferson actuó al mismo ritmo. El llamado “ Boston
T ea Party” * indujo a los británicos a promulgar una serie de leyes
por las que el puerto de Boston quedaba cerrado al tráfico hasta
que se pagara el té. La réplica de los coloniales fue convocar un
congreso general. Para dar instrucciones a los delegados de Virginia
a este Congreso Continental, Jefferson escribió en 1774 su primera
obra publicada, A Summary View of the Rights of British America
(Concisa exposición de los derechos de la América británica). Aun
que los delegados de Virginia no se sirvieron de ella (pues fue con
siderada demasiado radical), a Jefferson le granjeó fama de acuñador
de frases y de escritor refinado.
La controversia que se desenvolvía en Norteamérica reflejaba en
gran medida la pugna que en Inglaterra se sostenía entre los whigs
y los lories. Como hemos señalado en el capítulo anterior, los “ nue
vos hombres” de Inglaterra — los industriales y comerciantes en
auge— simpatizaban con las aspiraciones de los “ patriotas” norte
americanos, pues tanto unos como otros se oponían a la política eco
nómica opresiva, errada y atrasada del Gobierno británico en aquel
período.
Sin embargo, a diferencia de sus homólogos británicos, los “ pa
triotas” norteamericanos dominaban ya en las asambleas provinciales.
De aquí que su cometido no fuera tanto conquistar el Gobierno
como defender sus “ derechos” contra las extralimitaciones de tal
II
III
bien se esperaba separar “ las ovejas de las cabras” (los whigs ame
ricanos y los temes) 10.
Teniendo presentes estas circunstancias de fondo, examinemos aho
ra la Declaración misma. Su primer propósito declarado era apelar
a la opinión pública a que enjuiciara la justicia de la causa norte
americana. Según reza la Declaración, “ un decoroso respeto a las
opiniones de la humanidad” exigía que los colonos “ declaren las
causas que les empujan a la separación” .
Estas “ causas” eran manifiestamente dobles: violaciones de los
derechos generales de la humanidad y determinados motivos de
queja de los colonos contra el rey. Reflejan la combinación de prin
cipio y aplicación del principio que tan perfectamente había asimi
lado Jefferson de su antiguo maestro, George W ythe. Las violaciones
de principios aparecen en primer lugar y se anuncian con las majes
tuosas palabras siguientes: “ We hold these truths to be self-evi-
dent” , “ Nosotros consideramos evidentes estas verdades...” . Siguen a
continuación los motivos concretos de agravio, que tanta importan
cia tenían en la época, pero que no entrañan mensaje alguno para
las generaciones futuras o para otras naciones. Ocupan la parte más
extensa de la Declaración y se inician con esta afirmación: “ La his
toria del actual Rey de la Gran Bretaña es una historia de repetidas
iniquidades y usurpaciones. ...Para probarlo, sean sometidos los hechos
[subrayado nuestro] a un mundo inocente.”
La mayoría de los comentaristas de la Declaración se han centrado
en los principios generales empequeñeciendo algo el capítulo de que-
11 Sin embargo, los historiadores han sacado mucho más partido de estos
agravios. Han analizado cada uno de ellos, han investigado sus fundamentos
y partiendo de ellos han elaborado una interpretación de la causa de la Revo.
lución americana.
12 De hecho, la fe en el “ destino” de América formaba parte del “ clima de
opinión” en que se desenvolvió el segundo Congreso Continental. Los demás
documentos y discursos de Jefferson ponen de manifiesto que, en lo que res
pecta a la Providencia, se movía en un ambiente ideológico muy semejante al
de Adam Smith.
* [N . d. T . — Uno de los cabecillas de una insurrección popular que estalló
en Massachusetts (1786-87) a causa del descontento por la situación de extrema
indigencia entonces imperante.]
TOMÁS JEFFERSON 461
IV
Otro de los motivos por los que Jefferson era reacio a reforzar los
poderes del gobierno federal eran sus temores de que tal medida
llevara consigo la consolidación no sólo del Estado leviatánico, sino
30
466 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
d o s in te re s e s es e l e r r o r c o m ú n a lo s p rim e ro s p e r ío d o s d e e x is te n c ia
d e to d o s lo s p a ís e s ” . L u e g o , d e s c a r g a n d o to d o e l g o lp e d ir e c ta m e n te
s o b r e S m it h (y s o b re J e ffe r s o n ), d e c la r a b a a c u s a d o r a m e n t e : “ D eben
d e p lo r a r s e s ie m p r e la s h ip ó te sis de c o n tr a p o s ic ió n in c o n c ilia b le , por
h o s tile s a los e s fu e r z o s e n p r o d e u n a g r a n c a u sa ú n ic a y a la p e r fe c ta
a r m o n ía d e to d a s la s p a r te s ” .
S in e m b a r g o , H a m ilt o n h iz o a lg o m ás que ju g a r al g a to y al
r a tó n c o n las te o r ía s d e S m i t h : tr a t ó d e d e s tr u irla s h ir ie n d o e n su
ta ló n d e A q u ile s . E l p r o p io S m it h h a b ía s e ñ a la d o e l m o d o d e c o n s e '
g u ir lo a l a d m itir q u e n u n c a p o d r ía e x is tir u n sis te m a d e lib r e c a m b io
p e r fe c t o , p u n to s o b re e l c u a l se a b a tió H a m ilto n : “ 5: [su b ra y a d o
n u e s tr o ] e l sis te m a d e lib e r t a d p e r fe c t a d e la in d u s tria y e l c o m e rc io
fu e r a e l siste m a v ig e n t e e n la s n a c io n e s , es in d u d a b le q u e te n d r ía n
g r a n fu e r z a los a r g u m e n to s p ara d is u a d ir a u n a n a c ió n e n la s itu a c ió n
d e lo s E s ta d o s U n id o s d e d e s a r r o lla r c e lo s a m e n te a c tiv id a d e s fa b r ile s ” .
P ero — p re g o n a b a e n to n o de t r iu n f o — no o c u r r ía a sí. P o r t a n t o ,
la ú n ic a p o lític a re a lista e ra la d e “ o jo p o r o jo ” . “ T e n ie n d o e n c u e n ta
q u e la p o lític a q u e re in a e n la s n a c io n e s in d u s tria le s e s e l m o n o p o lio
del m ercad o in te r io r p a ra su s p ro p io s fa b r ic a n te s , se im p o n e , casi
p o d ría d e c irs e q u e p o r los p rin c ip io s d e la ju stic ia d is tr ib u tiv a , y sin
d u d a p o r e l d e b e r d e e s fo r z a r s e e n c o n s e g u ir re c ip r o c id a d d e v e n ta ja s
p ara sus c iu d a d a n o s , q u e lo s E s ta d o s U n id o s s ig a n u n a p o lític a a n á
lo g a e n to d o s lo s ca so s q u e c o n v e n g a .”
S m ith h a b ía h e c h o o tra e x c e p c ió n a su te o r ía d e l “ la isse z fa ir e ” .
C u a n d o la s n e c e sid a d e s d e la d e fe n s a m ilita r lo e x ig ía n , p e r m itía la
ayuda y la in te r fe r e n c ia d e l E s ta d o . S ig u ie n d o e s ta in d ic a c ió n . H a -
m i l t o n p u s o u n p r ó lo g o a su in fo r m e s o b re la s m a n u fa c tu r a s e n e l q u e
a fir m a b a q u e sus s u g e re n c ia s e r a n d e t a l n a tu r a le z a , q u e “ c o n tr ib u i
r ía n a q u e lo s E s ta d o s U n id o s f u e r a n in d e p e n d ie n te s d e la s n a c io n e s
e x tr a n je r a s e n p e r tr e c h o s m ilita r e s y o tro s su m in is tro s e s e n c ia le s ” . S i
se lle v a b a al e x tre m o n e c e s a r io , la e x c e p c ió n hecha p o r S m it h a
f a v o r d e la d e fe n s a n a c io n a l e n u n p e r ío d o d e “ g u e r r a s t o t a le s ” c a d a
vez m á s f r e c u e n t e s p o d r ía p r e s e n ta r f á c ilm e n te una a m p lit u d s u f i
c ie n t e p a r a q u e a b a r c a r a t o d a la e c o n o m ía n a c io n a l.
El a ta q u e d esen cad en ad o por H a m ilt o n c o n tr a la e c o n o m ía del
“ la isse z fa ir e ” y la s p r e te n s io n e s d e la a g r ic u ltu r a f u e s o b e r b io . C u a n d o
e r a n e c e s a rio h a b ía a d m itid o la v a lid e z d e lo s principios d e l “ laissez
fa ir e ” , p ero s e ñ a la n d o la s e x c e p c io n e s que c o n te n ía n , c o m o en “ la
TOMÁS JEFFERSON 471
VI
L o c ie r to es q u e e l v e r d a d e r o m é r it o d e J e ffe r so n r a d ic a e n u n
c a m p o d is tin to d e l e c o n ó m ic o , h e c h o d e l q u e é l m is m o se d a b a c u e n ta .
A l m o rir, e n e l 5 0 o a n iv e r s a r io d e la firm a d e la D e c la r a c ió n d e In d e
p e n d e n c ia , d e jó e sc r ito su p r o p io e p ita fio , e n e l q u e s in t e tiz ó lo q u e
él c o n s id e r a b a su o b r a p r in c ip a l:
“ A q u í f u e e n te r r a d o T h o m a s J e ffe rso n , A u t o r d e la D e c la r a c ió n
d e I n d e p e n d e n c ia y d e l E s ta tu to d e V i r g i n i a e n p r o d e la L ib e r t a d
R e lig io s a , y P a d r e d e la U n iv e r s id a d d e V i r g i n i a ” .
La D e c la r a c ió n d e I n d e p e n d e n c ia a r m o n iz a b a c o n e l le m a d e J e f
fe rso n : “ La re b e lió n c o n tr a lo s tir a n o s es o b e d ie n c ia a D io s ” . P a r a
im p e d ir la tira n ía h a b ía r e c u r r id o a la r e v o lu c ió n , y s o b r e e l t e r r e n o
d e s p e ja d o de la r e v o lu c ió n h a b ía tr a ta d o de c o n s tr u ir u n g o b ie r n o
q u e t u v ie r a sus lím ite s e n lo s d e r e c h o s d e lo s E s ta d o s y d e lo s in d i
v id u o s . En su p r im e r d is c u r s o in a u g u r a l d e 18 01 d e fin ió su s a sp ira
c io n e s p o lític a s e n lo s s ig u ie n te s t é r m i n o s : “Un g o b ie r n o p r u d e n te
y fr u g a l, q u e im p id a a lo s h o m b r e s in fe r ir s e d a ñ o s u n o s a o tr o s , p e ro
que les d eje e n lib e r t a d d e r e g u la r e l d e s e n v o lv im ie n to d e sus a c t i
v id a d e s y d e sus e s fu e rz o s d e p r o g r e s o , y q u e n o le q u it e d e la b o c a
al q u e tra b a ja e l p a n q u e se h a y a g a n a d o . É sta es la su m a y c ifra
471 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
in v e n ta r u n a ra d o y c o m p ila r v o c a b u la r io s d e le n g u a s in d ia s , a h a c e r
el p ro y e c to d e su casa d e M o n tic e llo y d e lo s e d ific io s d e la U n i v e r
s id a d d e V i r g i n i a .
W a s h in g t o n y H a m ilt o n fu e r o n sin d u d a b r illa n te s líd e re s y h o m
b re s d e E s t a d o e n el s e n t id o e n q u e J e ffe r so n lo e r a ; p e r o n o fu e r o n
a rtis ta s , n i c ie n tífic o s ni filó s o fo s , c o m o lo e ra J e ffe rso n . P o r o tra p a rte ,
a u n q u e q u e r ía n q u e su p a ís fu e r a lib r e , e l h e c h o es q u e fu n d a m e n t a l
m e n te n o se r e b e la b a n c o n tr a la tir a n ía s o b r e e l e s p íritu d e lo s h o m b r e s .
D e lo s tre s , só lo J e ffe rso n e ra u n “ p e r s o n a je r e v o lu c io n a r io ” . S u r e b e lió n
e ra u n a re b e lió n p e r p e tu a , una e te r n a d e c la r a c ió n de in d e p e n d e n c ia
fr e n te a la s fu e r z a s q u e tr a ta b a n y tr a ta n d e s o ju z g a r e l e s p íritu d e los
h om b res. Y e n e ste s e n tid o e s e l s ím b o lo p o r e x c e le n c ia d e la R e v o
lu c ió n a m e ric a n a .
Capítulo XXII
L m e jo r m o d o d e re p r o d u c ir e l c lim a in te le c tu a l d e la R e v o lu c ió n
E fra n c e s a q u iz á s e a h a c e r e l re tra to e s q u e m á tic o d e u n h o m b r e ,
d e l c u a l d ijo N a p o le ó n q u e lo q u e h a b ía e s c r ito c in c o a ñ o s a n te s d e
la R e v o lu c ió n e ra y a la R e v o lu c ió n e n m a r c h a . E l e s c r ito a q u e N a
p o le ó n a lu d ía e ra u n a c o m e d ia , Las bodas de Fígaro, y el h om bre
que la c o m p u s o se lla m a b a B e a u m a r c h a is , c u y a b io g r a f ía re p re se n ta
u n a d e esas in te re s a n te s c o n flu e n c ia s d e c o r r ie n te s d e q u e la h is to r ia
e s tá lle n a .
B e a u m a r c h a is , c u y o v e r d a d e r o n o m b r e e ra P ie r r e - A u g u s t in C a r ó n ,
n a c ió e n 1 7 3 2 y v i v i ó h a s ta 1 7 9 9 , es d e c ir , c u a n d o y a h a b ía n p a s a d o
la s p rim e ra s fa s e s d e la R e v o lu c ió n . A l ig u a l q u e R o u s s e a u , e ra h ijo
de un r e lo je r o ; r e lo je r o h a b ía s id o ta m b ié n su a b u e lo , y P ie rr e -
A u g u s t i n s ig u ió la tr a d ic ió n d e la fa m ilia .
A la e d a d d e v e in t iú n a ñ o s in v e n t ó u n o d e lo s n u e v o s tip o s d e
e s c a p e p a ra a p a ra to s d e r e lo je r ía . N o es s e g u r o q u e c o n t a l in v e n t o
c o n s ig u ie r a f a b r ic a r u n r e lo j d e p u ls e ra , p e r o c o n s ta que c o n s tr u y ó
un re lo j e x tr a o r d in a r ia m e n te pequeño. Un in c id e n te en el que su
i n v e n t o e s t u v o a p u n to d e ser r o b a d o p o r o t r o re lo je r o d io lu g a r a
un p le it o q u e a tr a jo s o b r e P ie r r e - A u g u s t in la a te n c ió n d e la “ A c a -
d é m ie d e s S c ie n c e s ” y d e l r e y , L u is X V . E l jo v e n t é c n ic o n o t a r d ó
LA REVOLUCIÓN FRANCESA 475
en r e c ib ir m u c h o s e n c a r g o s d e V e r s a lle s y , s o b r e t o d o , u n o d e un
r e lo j m o n ta d o e n u n a n illo p a r a M a d a m e d e P o m p a d o u r .
L a s im p a tía d e l s e m b la n te y d e lo s m o d a le s d e P ie r r e le p e r m itie r o n
h a c e r ca rrera r á p id a m e n te e n la c o rte . S e c a m b ió e l n o m b re d e C a r ó n
p o r el d e B e a u m a rc h a is, se g a n ó las s im p a tía s d e las h ijas d e L u is X V
e n s e ñ á n d o le s a to ca r e l a rp a (B e a u m a r c h a is h a b ía in v e n ta d o u n n u e v o
m e c a n is m o d e p e d a l), e h iz o a m ista d con el gran fin a n c ie r o P á r is -
D u v e r n e y , q u e lo a y u d ó a r e u n ir m e d io s d e f o r t u n a . P o r ú lt im o , e n
1 7 6 3 c o m p r ó e l c a r g o d e L u g a r t e n ie n t e G e n e r a l d e C o t o s y C a z a a d '
q u ir ie n d o a s í t ít u lo d e n o b le z a . N o c a b e d u d a d e q u e a l l l e g a r a e s te
p u n to h u b ie r a d esead o d e d ic a r s e a v iv ir una v id a f e liz , p ero en
re a lid a d su p o sic ió n e r a d e m a s ia d o m a r g in a l y p re c a ria y , p o r d e s-
g r a c ia , se v io c o m p lic a d o e n u n a s e r ie d e riñ a s y p le ito s .
U n o d e e sto s e p is o d io s , u n in te r c a m b io d e g o lp e s c o n e l d u q u e d e
C h a u ln e s , le v a lió una b reve p e r m a n e n c ia en la c á r c e l; o tro , una
d is p u ta p o r c u e s tio n e s d e d in e r o c o n e l c o n d e d e L a B la c h e , le c o m -
p lic ó e n u n p r o c e s o p o r s o b o r n o . A ca u sa d e t o d o e s to , B e a u m a rc h a is
a d o p t ó u n a p o stu r a n o p o c o c ín ic a y s a tír ic a . S u n u e v a a c titu d a n te
la v id a n o t a r d ó e n q u e d a r ju s tific a d a c u a n d o , e s fo r z á n d o s e p o r re-
d im ir se en la c o r te , s e c o m p r o m e t ió a lle v a r a c a b o e n In g la te r r a u n a
m is ió n e n c a lid a d d e a g e n t e s e c r e to p ara “ c o m p r a r ” a u n c h a n ta jis ta ,
T h e v e n a u d e M o r a n d e . G r a c ia s a é s te , c o n e l q u e in e s p e r a d a m e n te h iz o
a m is ta d , B e a u m a r c h a is f u e p r e s e n ta d o a J oh n W ilk e s y a l c ír c u lo d e
lib e ra le s e x tr e m is ta s q u e lo r o d e a b a n . E n a q u e l a m b ie n te c o n o c ió e n
1 7 7 5 a l n o r te a m e r ic a n o A r t h u r L e e , c o n ta g iá n d o s e a s í d e lo s “ p r in
cip io s a m e r ic a n o s d e lib e r t a d ” .
P a ra p r e s ta r a y u d a a c tiv a a la ca u sa n o r te a m e r ic a n a , B e a u m a rc h a is
in te r v in o e n la ta r e a d e in d u c ir a l G o b ie r n o fr a n c é s a p ro p o r c io n a r
a rm a s y d in e r o a lo s c o lo n o s r e b e ld e s , y o r g a n iz ó u n a e m p r e s a , la
R o d e r iq u e H o r t a le z S í C o m p a g n ie , p a ra p o n e r e n p r á c tic a d ic h a a y u
d a L E n c o n t r ó o t r a v á lv u la d e e s c a p e “ r e v o lu c io n a r ia ” e s c r ib ie n d o d o s
c o m e d ia s : una, El barbero de Sevilla, c u y a re p r e s e n ta c ió n se a u t o r iz ó
p o r fin e n 1 7 7 5 , d e s p u é s d e d o s a ñ o s d e a p la z a m ie n t o s , y o tr a . Las
bodas de Fígaro, q u e se re p r e s e n tó e n p ú b lic o e n 1 7 8 4 , d e sp u é s d e
u n a p r o h ib ic ió n q u e d u r ó tre s a ñ o s.
¿ P o r q u é N a p o le ó n c a lific ó estas c o m e d ia s d e p re lu d io d e la r e v o
lu c ió n ? U n p ú b lic o m o d e r n o n o e n c u e n tr a n a d a d e c r ític a s o c ia l e n
e sta s d o s o b ra s , y , e n e f e c t o , a n o s o tr o s n o s c u e s ta tr a b a jo c o m p r e n d e r
p o r q u é e l r e y d e F r a n c ia p r o h ib ió d u r a n te d o s o tre s a ñ o s su r e p re
s e n ta c ió n . P e r o v a le la p e n a e x a m in a r la r a z ó n d e n u e s tra f a lt a d e
c o m p re n s ió n , y a e llo se d e b e q u e h a y a m o s s a c a d o a c o la c ió n a B e au -
m a r c h a is . Él y sus o b r a s r e p r e s e n ta n u n c o r r e c tiv o de la id e a que
q u iz á n o s h a y a m o s f o r m a d o d e q u e la R e v o lu c ió n f u e u n m o v im ie n to
e n c a m in a d o s im p le m e n te a deponer al re y .
L a R e v o lu c ió n fra n c e s a n o se e n d e r e z ó e n sus o r íg e n e s c o n tr a el
r e y , s in o c o n tr a la n o b le z a y c o n tr a lo s re s to s d e fe u d a lis m o fra n c é s 2,
y n o a lc a n z ó su p u n to c u lm in a n t e e n la d e c a p ita c ió n d e l s o b e r a n o e n
1 7 9 3 , sin o e n 1 7 8 9 , c o n la v ic to r ia d e l e s ta d o lla n o s o b r e la n o b le z a .
B a jo L u is X V I , F ra n c ia e ra u n p a ís e n q u e la n o b le z a d o m in a b a
e n la c o r te y e x ig ía to d o s lo s a lto s c a r g o s , p e r c ib ía e n o rm e s p e n s io n e s
y ca si n o p a g a b a im p u e s to s , y h a b ía a c a p a r a d o ta m b ié n to d o s lo s a lto s
c a r g o s e cle s iá s tic o s (e n 1 7 8 9 to d o s lo s o b is p o s p e r te n e c ía n a la n o b le z a ).
L a n o b le z a p o d ía c o q u e te a r c o n la s id e a s d e lib e r t a d y c u a n d o la situ a
c ió n e c o n ó m ic a e ra m a la , p o d ía p a s a r p o r p a g a r im p u e s to s (c o m o d e
m u e s tr a n lo s “ c a h ie r s " d e 17 8 9 ), p e ro n o e s ta b a d is p u e s ta a p o n e rs e e n
p ie de ig u a ld a d con e l r e s to d e la n a c ió n . É s te era e l q u id d e la
c u e s tió n , y es lo que e x p lic a por qué la R e v o lu c ió n fra n c e s a d e b e
e n te n d e r s e f u n d a m e n ta lm e n t e c o m o u n a r e v o lu c ió n so cial.
P u e s b ie n , Las bodas de Fígaro se o c u p a n d ir e c ta m e n te d e e ste
p r o b le m a y nos p e r m ite n e n tre v e r el verd ad ero c o n te n id o de la
R e v o lu c ió n , c o n te n id o q u e se t ie n d e a o lv id a r c u a n d o se le e n los
re la to s s o b r e M a ría A n t o n ie t a o s o b re la f u g a d e l r e y . L a c o m e d ia
de B e a u m a r c h a is e stá e m p a p a d a d e r e b e lió n c o n tr a e l m o d o e n q u e
e l n o b le se ñ o r se c o m p o r ta c o n su s cria d o s. E n u n fa m o s o m o n ó lo g o ,
F íg a r o , e l a u d a z b a rb e ro , se e r ig e e n su p o r t a v o z e n e sto s té r m in o s :
“ P o r q u e sois u n g r a n s e ñ o r os cre e is u n g r a n g e n io . .. N o b le z a ,
fo r t u n a , ra n g o , p o s ic ió n , to d o e s o e s lo q u e o s h a c e ta n a r r o g a n te .
P e ro ¿ q u é h a b é is h e c h o p ara m e r e c e r to d a s esas f o r t u n a s ? O s to m a ste is
la m o le s tia de n a c e r, y nada m á s. Por lo d e m á s, sois un h o m b re
b a s ta n te o rd in a rio . E n c u a n to a m í, D io s m ío , p e r d id o e n tre la o scu ra
m u ltitu d , h e t e n id o q u e u s a r d e m á s c ie n c ia y e x p e d ie n te s ta n s o lo
p a r a s u b s is tir d e lo s q u e se h a n u s a d o e n lo s ú ltim o s c ie n a ñ o s para
g o b e r n a r a to d a E s p a ñ a ... M e e s fu e r z o p o r s e g u ir u n a c a rre ra h o n o r a
b le , y en to d a s p artes me veo rech azad o. A pren d o la q u ím ic a , la
fa r m a c ia , la c ir u g ía , y to d a la in flu e n c ia de un g ra n señ or apenas
b a sta p ara p o n e r m e e n la m a n o u n a la n c e ta d e v e te r in a r io ’ ’.
C in c o a ñ o s a n te s d e c o n v o c a r s e los E s ta d o s G e n e r a le s , B e a u m a r-
ch a is h a b ía p u e s to e n b o c a d e F íg a r o la v o z d e l te r c e r e s ta d o . L a s
lo g r a d a s b o d a s d e l b a r b e r o c o n tr a las in te n c io n e s d e s u a m o ja lo n a n
la ig u a ld a d d e l s e r v id o r c o n e l s e ñ o r ; n o ta r d a rá e n h a c e r su a p a r i
c ió n la “ c a rre ra a q u e p u e d e n o p ta r c u a n to s r e ú n a n c o n d ic io n e s ’ ’ .
E l “ o b tu so " L u is X V Í c o m p r e n d ió m e jo r q u e su s a g u d o s c o r t e
san os la a m e n a z a q u e e n tr a ñ a b a n Las bodas de Fígaro. E l p la n p ara
re p re se n ta r la c o m e d ia e n V e r s a lle s q u e d ó tru n c a d o p o r la o p o s ic ió n
d e l r e y , q u e a l p a r e c e r e x c la m ó : “ ¡C ó m o ! ¡ S i e sta c o m e d ia se re
p re se n ta ra h a b ría q u e e c h a r a b a jo la B a stilla ! “ 3. N o o b s ta n te , a p o y a d o
p o r M a r ía A n t o n ie t a y p o r lo s c o r te s a n o s d e l p a r tid o de la r e in a ,
B e a u m a r c h a is n o se r e c a ta b a d e ir d ic ie n d o p ú b lic a m e n t e ; “ El R ey
no q u ie r e que s e r e p r e s e n te n Las bodas de Fígaro— p o r t a n t o , se
re p r e s e n ta r á n ."
L a s d is c u s io n e s so b re la c o m e d ia v ie n e n a se r c o m o un en sayo
g e n e ra l d e lo s a c o n te c im ie n to s d e la R e v o lu c ió n fra n c e s a . A s í c o m o
e n 1 7 8 9 lo s n o b le s h a b ía n d e in te r v e n ir p a r a q u e se c o n v o c a r a n lo s
E s ta d o s G e n e r a le s , e n t o n c e s p id ie r o n q u e s e re p re se n ta ra n Las bodas de
Fígaro; a sí c o m o L u is tit u b e a b a e n tr e p r o h ib ir y a c e p ta r las d e c is io n e s
d e lo s E s ta d o s G e n e r a le s , ta m b ié n v a c iló a n t e la c o m e d ia d e B eau-
m a r c h á is . C u a n d o la c o n d e s a d e P o lig n a c se e n c a r g ó d e p re s e n ta r las
Bodas en 17 8 3 , el rey p e r m itió q u e lo s a c to r e s se a p r e n d ie r a n lo s
p a p e le s y q u e e l p ú b lic o se c o n g r e g a r a e n e l te a tr o p ara lu e g o p ro -
h ib ir la c o m e d ia m e d ia h o r a a n te s d e c o m e n z a r la (u n c ió n . P e ro a l c e p to s c o m o lo s p o lv o s p a r a e l p e lo , e n F ra n c ia la n o b le z a y el cle ro
fin e l r e y c e d ió , y la o b r a f u e re p re s e n ta d a p ú b lic a m e n te e l 2 7 d e casi n o pagaban c o n tr ib u c ió n a lg u n a .
a b r il d e 1 7 8 4 ; p o c o t ie m p o d e sp u é s . El barbero de Sevilla, u n a a n te - D e b id o a la s d ific u lta d e s con que el g o b ie r n o tr o p e z a b a p ara
r io r o b r a d e B e a u m a r c h a is, se d io en el P a la c io R eal de T r ia n o n , re c a u d a r c o n tr ib u c io n e s , se p r o c e d ió a d a rla s e n a r r e n d a m ie n to , c r e a n
r e p re s e n ta n d o M a ría A n t o n ie t a e l p a p e l d e R o sin a y e l c o n d e d e A r t o is d o a sí u n a c la s e d e ric o s r e c a u d a d o re s g e n e r a le s , p e r o p o c a s re n ta s p ara
el d e A lm a v i v a . J u g a n d o la n o b le z a m is m a a “ p e r s o n a je s r e v o lu c io e l E s t a d o ; se c a lc u la q u e m á s d e l 6 0 p o r c ie n t o d e las re n ta s b ru ta s
n a r io s " , la R e v o lu c ió n to m a b a p o sic io n e s d e trá s d e b a s tid o r e s , e sp e re c o g id a s n o lle g ó n u n c a a p o d e r d e l E s t a d o 4. D e s g r a c ia d a m e n te , el
r a n d o q u e le lle g a r a e l t u r n o d e e n tr a r e n escen a. e x p e d ie n te q u e c o n s is tía e n h a c e r d e la re c a u d a c ió n d e c o n tr ib u c io n e s
una a c tiv id a d p r iv a d a d e s p le g a d a con fin e s lu c r a t iv o s e ra m uy co
r r ie n te d u r a n t e e l s ig lo XVIII, é p o c a e n q u e lo s g o b ie r n o s , q u e s ó lo
II d is p o n ía n d e u n a p e q u e ñ a p la n t illa d e f u n c io n a r io s , a rre n d a b a n c u a l
q u ie r c o m e tid o d e s a g r a d a b le que t u v ie r a n que d e s e m p e ñ a r, p e r m i
¿ C u á l e ra el “ e s c e n a r io ” d e l d r a m a q u e p r o n to h a b r ía d e r e p r e tie n d o q u e el que lo lle v a r a a c a b o sa c a ra el c o r r e s p o n d ie n te be
s e n ta r s e ? ¿C uál e ra la s itu a c ió n de F ra n c ia en el d e c e n io que d io n e fic io 5.
c o m ie n z o e n 1 7 8 0 ? Q u iz á e l m e jo r m o d o d e d e s c rib irla sea d e c ir q u e F u e la s itu a c ió n d e la h a c ie n d a la q u e c o n d u jo a la c o n v o c a c ió n d e
F ra n c ia e r a u n p a ís p r ó s p e r o c o n u n g o b ie r n o e n b a n c a rr o ta . L a h a c ie n lo s E s ta d o s G e n e r a le s e n 1 7 8 9 y , p o la r iz a n d o a sí e l d e s c o n t e n t o d e la
d a se e n c o n t r a b a e n u n e s ta d o d e c o n fu s ió n t o ta l. N o e x is t ía u n p r e n a c ió n , a la R e v o lu c ió n s u b s ig u ie n te . A p r o v e c h á n d o s e d e la n e c e s id a d
s u p u e sto o fic ia l r e g u la r y lo s in g re s o s d e la c o r o n a se c o n fu n d ía n c o n la d e d in e r o q u e la C o r o n a te n ía , la n o b le z a r e c h a z ó t o d a s o lu c ió n d e l
re n ta n a c io n a l. C u a n d o e n 1 7 8 8 se c o m p iló e l p rim e r p r e s u p u e s to d e l p ro b le m a m e d ia n te e d ic to o m e d ia n te u n a a s a m b le a d e n o ta b le s , y
m á s d e l 5 0 p o r c ie n t o d e l t o ta l d e g a s to s , p ara p a g a r lo s in te re se s
d e la d e u d a .
111
F ra n c ia era u n p a ís a g ríc o la q u e se h a b ía quedado r e z a g a d o en
la c a rre ra in d u s tria l, p e r o q u e n o c a re c ía d e p r o s p e rid a d . L a d ific u lta d
U n a c a ra c te r ís tic a n o t a b le d e la R e v o lu c ió n fra n c e s a e s q u e in c o r
que se le p la n te a b a al g o b ie r n o e ra su in c a p a c id a d p ara re c a u d a r
porara e n el p la n o p rá c tic o las te n d e n c ia s d e p e n s a m ie n to q u e h e m o s
im p u e s to s y , p o r ta n t o , d e e m p le a r la r iq u e z a d e l p a ís. H e m o s ex
e stu d ia d o e n p á g in a s r e c ie n te s . M o n te s q u ie u y su id e a l d e g o b ie r n o
p u e s to ya e l siste m a d e c o n tr ib u c io n e s b a s ta n te e x tra ñ o v ig e n t e en
a r is to c r á tic o ; V o lt a ir e y lo s fisió c ra ta s, c o n su id e a d e u n d e s p o tis m o
la In g la te r r a del s ig lo xvm y una b reve o je a d a a la h is to ria de
ilu s tr a d o : R ousseau y la s d e r iv a c io n e s d e m o c rá tic a s y to ta lita r ia s d e
N o r te a m é r ic a n o s h a h e c h o v e r la in q u in a q u e lo s im p u e s to s p r o v o
s u g o b ie r n o d e la v o lu n t a d g e n e r a l : to d a s estas te o r ía s p o lític a s se
caban en lo s c o lo n o s . La razón a que e s to obed ece era que lo s
d e sa rro lla ro n e n e l c u r s o d e la R e v o lu c ió n y su se c u e la . A r r a n c a n d o
s iste m a s d e tr ib u ta c ió n in g lé s y n o r te a m e r ic a n o e sta b a n h e c h o s p ara
d e 1 7 8 9 y c u lm in a n d o e n 1 7 9 4 , h u b o u n m o v im ie n t o d e id e a s h a c ia
u n a é p o c a m e r c a n til, p e r o q u e se e m p le a b a n en l o q u e ib a c o n v ir
tié n d o s e e n u n a é p o c a in d u s tr ia l. P o r e l c o n tr a r io , e l sis te m a t r ib u
4 1. M. T hompson , T h e Frendí Revolution (Oxford, 1945), p. 190.
t a r io fr a n c é s se r e m o n ta b a a u n p e r ío d o f e u d a l : n o lle v a b a u n s ig lo
5 A este sistema de arrendar la recaudación de impuestos, ineficaz e inicuo,
d e r e tr a s o s o b r e la e v o lu c ió n e c o n ó m ic a : lle v a b a a l m e n o s d o s o tre s . se unta una valoración injusta de la riqueza tributaria.
M ie n tra s e n In g la te r ra , lo s n o b le s ric o s p a g a b a n im p u e sto s p o r c o n 6 Sobre la Fronda, véase P au l R. D o o l IN, T he Fronde (Cambridge, 1935).
480 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
“ la iz q u ie r d a ” , m o v im ie n t o c o n e l que c o in c id ió u n d e s p la z a m ie n to
d e p e r so n a s, y a sis tim o s e n F ra n c ia a u n a e m ig r a c ió n d e n o b le s , d e s
p u é s d e l fr a c a s o d e las c o n c e p c io n e s d e M o n te s q u ie u , y lu e g o d e la
a lta b u r g u e s ía , u n a v e z fr a c a s a d a s la s id e a s m o n á r q u ic a s fis io c r á tic a s .
V e a m o s a h o ra c o n a lg ú n d e ta lle c ó m o se tr a d u jo e n la p r á c tic a la
p r im e r a de e sta s tre s te o r ía s . L a fa s e in ic ia l d e la R e v o lu c ió n fu e ,
c o m o señ ala el h is to r ia d o r fra n c é s L e f e b v r e , “ u n a r e v o lu c ió n a ris to c rá
tic a ” 78
. L le v ó c o n s ig o e l in t e n t o p o r p a r te d e lo s n o b le s d e a firm a rse
e n e l c o n tr o l d e l E s t a d o o d e re c u p e ra rlo , p u e s, a p e sa r d e sus p r iv ile
g io s s o c ia le s y fis c a le s, la n o b le z a h a b ía p e r d id o p o d e r p o lít ic o . L o s
fu n c io n a r io s d e l E s t a d o y n o los n o b le s eran los q u e a d m in is tr a b a n la s
z o n a s ru ra le s , y se d e c ía q u e F ra n c ia e s ta b a g o b e r n a d a p o r tr e in t a
in te n d e n t e s ; aunque h a c ia 178 9 lo s in te n d e n t e s e r a n to d o s n o b le s ,
a ú n h a c ía n o s te n ta c ió n d e fid e lid a d a l E s ta d o *.
L a n o b le z a m ism a n o e r a h o m o g é n e a ; e s ta b a d iv id id a e n n o b le s
c o rte s a n o s y n o b le s p r o v in c ia le s y e n n o b le s d e la e sp a d a y n o b le s d e
la t o g a . L o s n o b le s d e la t o g a se a tr in c h e r a b a n e n lo s “ p a r le m e n ts ” ,
m o d a lid a d fra n c e s a d e t r ib u n a le s d e ju s t ic ia q u e re c la m a b a n e l d e r e c h o
d e e x a m in a r y r e c o n o c e r lo s e d ic to s d e l r e y . L o s p a r la m e n ta ris ta s t r a
ta r o n en un p r in c ip io d e m a r c a r le la p a u ta a la n a c ió n . A fin de
p r o t e g e r su p r o p ia e x e n c ió n d e c o n tr ib u c io n e s , a b o g a r o n p o r la id e a
d e q u e la im p o sic ió n d e c o n tr ib u c io n e s só lo h a b ía d e e fe c tu a r s e c o n
el c o n s e n tim ie n to d e la n a c ió n . D is u e lt o s e n 1 7 7 0 , lo s p a r la m e n to s
f u e r o n m á rtire s d e la ca u sa d e la l ib e r t a d ; la p re s ió n p o p u la r s o b r e
el r e y o b lig ó a c o n s titu ir lo s d e n u e v o . H a c ia 1 7 8 0 , lo s p a r la m e n to s
se h a b ía n a lia d o c o n lo s e sta d o s p r o v in c ia le s e n la o p o s ic ió n a l r e y .
C o n el p o d e r q u e te n ía n e n la s p r o v in c ia s , s u p o n ía n q u e d o m in a r ía n
a lo s E s ta d o s G e n e r a le s y , m e d ia n te é s to s , a l re y .
C u an do en 178 8 e l so b e ra n o e x ig ió q u e se r e g is tra ra un n uevo
im p u e s to p a ra r e s o lv e r su s d ific u lta d e s d e h a c ie n d a , e l P a r la m e n t o d e
P a r ís se n e g ó , y p a r a p r o t e g e r a sus m ie m b r o s d e las re p re sa lia s reales
c o n d e n ó la d e te n c ió n d e c r e ta d a p o r la A d m in is t r a c ió n y d e c la r ó q u e u n
d e r e c h o n a tu r a l d e lo s fr a n c e s e s e r a la lib e r t a d . S e c u e n ta q u e L u is X V I
d ijo q u e si lo s p a r la m e n to s se sa lía n c o n la s u y a , F ra n cia sería “ u n a
a risto c ra c ia d e m a g is t r a d o s " 9. N o o b s ta n te , e l r e y se v i o o b lig a d o a
c e d e r y c o n la e s p e r a n z a d e o b te n e r f o n d o s a c c e d ió a q u e se c o n v o '
ca ra n lo s E s ta d o s G e n e ra le s .
H a b ie n d o c o n q u is ta d o al rey, lo s p a r la m e n to s p e r d ie r o n in m e
d ia ta m e n te a la n a c ió n . Q u itá n d o s e el v e lo d e l a m o r d e s in te r e s a d o
a la lib e r ta d , lo s p a r la m e n to s p r o p u s ie r o n q u e lo s E s ta d o s G e n e r a le s
se c o n s titu y e r a n c o m o e n 1 6 1 4 , f e c h a d e su ú ltim a r e u n ió n , v o t a n d o
ta d a u n o d e lo s tre s ó rd e n e s c o m o t a l ; e ra e v id e n t e q u e el c le r o y
la n o b le z a v o t a r ía n ju n to s c o n tr a e l te r c e r e sta d o .
C u a n d o é ste se a fir m ó e n la o p o s ic ió n c o n tr a lo s o tr o s d o s e sta d o s,
d io p ru e b a s d e h a b e r a p r e n d id o d e la n o b le z a o a ris to c ra c ia v a lio s a s
le c c io n e s e n m a te ria d e re s is te n c ia . E n su o p o s ic ió n a l r e y , lo s a ris
tó cra ta s h a b ía n d e s a r r o lla d o m e d io s d e c o m u n ic a c ió n a tr a v é s d e lo s
salon es, lo s c a fé s y la s s o c ie d a d e s a g ríc o la s , h a b ía n o r g a n iz a d o g r u p o s
p o lític o s que in te r c a m b ia b a n c o r r e s p o n d e n c ia e in s tr u c c io n e s , h a b ía n
e n u n c ia d o d e c la r a c io n e s d e le y e s f u n d a m e n ta le s y h a b ía n a fir m a d o el
p r in c ip io d e q u e la im p o s ic ió n d e c o n tr ib u c io n e s s ó lo p o d ía lle v a r s e
a e fe c to c o n el c o n s e n tim ie n to d e la n a c ió n ,0. T o d a s e sta s le c c io n e s
las t u v o p re se n te s e l te rc e r e sta d o c u a n d o , s ig u ie n d o e l c o n s e jo d e l
a b a te S ie y é s , se c o n v ir t ió e n ” la n a c ió n ” .
IV
13 Sus enemigos le acusaron de apoyar el veto regio por estar a sueldo del
rey. Desde 1790, Mirabeau sí estuvo a sueldo del rey; percibía un sueldo de
300 libras esterlinas mensuales y se le pagaron sus deudas, que ascendían a
to.ooo libras. Pero sus ideas no estaban en venta, y si era favorable al real
veto. Jo era por razones políticas y no por dinero.
14 ¿Es que, aun negándolo, Mirabeau conservó las ideas de su padre?
Cf. T oCQUevillE, op. cit.t p. 136, sobre la idea de que “ los franceses deseaban
más reforma que la libertad” .
484 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
LA REVOLUCIÓN FRANCESA 485
Según los testimonios más fidedignos, unas 20.000 personas fue- "L a finalidad de la Sociedad de los Amigos era tratar de cuestiones
ron víctimas directas de la guillotina y otras 20.000 murieron en las que ya figuraban o que iban a figurar en el orden del día de la
prisiones o fueron ejecutadas sin proceso. A este total de 40.000 Asamblea nacional. ...Para el partido popular era una gran ventaja
muertos debemos agregar el encarcelamiento, durante el Terror, de determinar mediante votaciones preliminares efectuadas dentro de la
un medio millón de franceses. N o obstante, al parecer, este nuevo sociedad misma los candidatos a presidente y a secretario y para los
tipo de represión estatal, que se desplegó con máxima intensidad en comités de la Asamblea. Pues, en efecto, a partir de aquella época,
la zona de la Vendée y en la frontera en que se libraba la guerra, las elecciones las ganaron casi siempre las izquierdas, aunque hasta
coadyuvó efectivamente al éxito militar de la República. dichas fechas habían dominado casi por completo las derechas.”
¿Fue también el Terror un arma de la lucha de clases, un instru Después de decirnos cuál era el propósito del club, Lameth señala
mento para alcanzar fines sociales y económicos? La respuesta parece cómo fue extendiéndose su influencia.
ser negativa; si se examina fríamente, el Terror fue un arma política. “ El lugar de reunión no tardó en resultar insuficiente y se con
La revolución social la había hecho ya la Asamblea burguesa20. siguió permiso de los frailes del convento para celebrar reuniones en
La otra gran innovación política hecha por la Revolución francesa su biblioteca y luego en la iglesia. Allá por el mes de diciembre de
fue el gobierno mediante “ clubs y comités” . El verdadero poder en 1789. muchos de los notables de las provincias, habiendo venido a
la Francia revolucionaria no residía en los órganos legislativos, sino París por asuntos particulares o para asistir más de cerca al curso
en el mecanismo de los clubs jacobinos21, que tuvieron su origen en de los acontecimientos públicos, fueron presentados a la sociedad y
las sociedades literarias o “ sociétés de la pensée” y en las sociedades manifestaron el deseo de establecer organizaciones análogas en las
principales ciudades de Francia” 22.
secretas como las de francmasones que existían antes de la Revolución.
Tanta en sus orígenes como en su trayectoria, los clubs de jaco
El germen del Club de los Jacobinos fue el Club Bretón, fundado
binos eran agrupaciones de la clase media cuyos miembros tenían
en junio de 1789 para que sirviera de centro a los representantes del
ascendiente en sus comunidades locales. Según afirma una autoridad
tercer estado. Los miembros del Club Bretón se dieron cuenta rápida
en la materia, en Francia había unos 500.000 jacobinos registrados,
mente de que para triunfar en su lucha contra el rey y contra los
o sea, un 2,2 por ciento de la población total del p aís23. Casi todos
otros dos órdenes era forzoso movilizar a la opinión pública desde
ellos procedían de los estratos más prósperos de la sociedad. Con la
fuera de la Asamblea, y esto es lo que hicieron formando la Sociedad
caída de la antigua jerarquía gubernamental, los jacobinos tenían que
de los Amigos de la Constitución, más conocida luego con el nombre
encargarse forzosamente de la tarea de la administración y del go
de Club de los Jacobinos, por el convento de París en que se cele bierno local.
braban sus reuniones. Dentro de las sociedades jacobinas se formaron dos grupos. Uno,
Uno de los primeros jacobinos, el conde Alexandre de Lameth, nos fuera de la Asamblea, estaba dirigido por Robespierre; este grupo fue
ha dejado la siguiente descripción: el que se apropió el nombre de jacobino. El otro grupo estaba dirigido
en sus primeros tiempos por un periodista llamado Brissot, que fue
20 C f. ibid., pp. 1, 14, 81, 85 y 87. miembro de la Asamblea de 179 1; estos “ brisotinos” , como fueron
21 Esto lo demostraron de forma concluyente las elecciones de 1791 para llamados al principio, se separaron de los jacobinos después de for
la Asamblea legislativa. A base de un sufragio restringido, los fuldenses obtu marse la República, conociéndose luego con la denominación de girón-
vieron 264 escaños frente a 136 de los Jacobinos; 345 representantes se consi
deraron independientes. Sin embargo, la victoria parlamentaria de los fuldenses
inducía a error, ya que, no contando con apoyo en los clubs (que habían 22 L am eth ,History of the Constituent Assembly (1790).
organizado la actividad política del país), aquel partido no pasó de "simple 23 Véase el detenido estudio de C r an e Br in to n , T he Jacobins (Nueva York,
comité parlamentario'’, como dice Crane Brinton. 1930), especialmente pp. 40-43.
490 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
VI
plear la violencia. C£. E. S. MASON, The París Commune (Nueva Y ork, 1930), Conditions in Franee during the Eighteenth Century, trad. de E, H . Zeydel
pp. 19-27. (Nueva York, 1927), pp. 189 y 229.)
27 De hecho, las consecuencias económicas de la Revolución francesa, más Del mismo modo, el efecto de la Revolución sobre la industria fue, más
que favorecer el socialismo reforzaron el individualismo. A consecuencia de o menos, el de liberarla de las restricciones medievales y mercantiles a las
la grande peur y de la sensacional renuncia a los derechos feudales votada por que había estado sujeta. Por ejemplo, con la abolición de los gremios se dio un
la Asamblea Nacional en la noche del 4 de agosto de 17S9, Francia se con margen mucho mayor a la iniciativa individual. De hecho, la Ley Le Chapelier
virtió en una nación de pequeños propietarios. Ni siquiera la agricultura capi de I79t, que prohibía todas las coaliciones obreras, era teóricamente una con
talista en gran escala, característica de Inglaterra después de las acotaciones dt secuencia del laissez-faire puro más que de prevención antiobrera.
tierras, llegó a predominar en Francia. (Cf. H enri S ée , Economic and Social
494 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
examina con gran sentido crítico los diversos estudios hechos sobre Napoleón.
Para un buen estudio general del período napoleónico, véase el volumen de
Ge o f f REY B r UUN, Europe and the Frendí Imperium en la serie “ T h e Rise of
Modem Europe” (Nueva York, 1938); como el libro de Brinton, contiene una ■
bibliografía exhaustiva.
3*
498 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
VIH
EDMUNDO BURKE
II
III
IV
6 On C o n c ilia tio n w it h th e C o lo n ie s .
7 E dm und Bu r k s , Sp eech on th e S ix th A r t ic le of C harge in th e ím-
p ea ch m en t of W arren H a s tin g s (1789).
8 M aGNUS, o p . c i t . , p. 14.
9 Véase la biografía de P h ilip M agnos , E d m u n d B u r k e (Londres, 1939).
Esta obra, que se sirve de los llamados “ W entworth papers", era hasta ahora
la mejor biografía de Burke, aunque no la definitiva. La de C arl B. Gone ,
B u r k e a n d t h e N a t u r e o f P a l i t i c s : T h e A g e o f A m e r i c a n R e v o l u t i o n (Lexington,
1957). se basa en los mismos documentos y se propone suplantar la monografía
de Magnus; se ha anuciado un segundo volumen. T homaS W . C opeland,
O u r E m i n e n t F r i e n d E d m u n d B u r k e : S i x E s s a y s (New Haven, 1949), hace,
especialmente en el cap. 2, una detenida exposición de los asuntos financieros
5 io LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
VI
V il
33
LA TRADICIÓ N IN T E L E C T U A L DE O CCID ENTE
5 '4
VIII
JEREMÍAS BEN TH AM
II
7 John Stuart MlLL, D issertations and D iscu ssio n s, 3 vols. (Boston, 1865),
vol. I. pp. 370-371.
52 4 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE.
III
IV
13 Cf. Halévy, op. cit., p. 261, para la derivación histórica del término
"radicar'. Para un estudio general sobre Bentham y el derecho, véase feremy
Bentham and the Law: A Symposium, edit. por G. W . Keeton y G. Schwar-
renberger (Londres, 1948).
14 Sobre la primitiva inclinación de Bentham por los "tories” , véase STE-
PHEN, op, cit., vol. I, p. 180. El hecho de que a partir de 1807 se fuera apar
tando de la posición conservadora se debe en gran parte a la influencia de
¡ames Mili.
ÍEREM1AS BENTHAM 529
libre de toda tra b a 13. Como decía Joha Stuart M ili: "¿ E s bueno
para la humanidad, en todos los tiempos y lugares, estar sometida
a una absoluta autoridad de su m ayoría?... ¿Es, decimos, condición
propia del hombre, en todas las edades y naciones, estar sometido
al despotismo de la Opinión Pública?” 15
16.
Sin embargo, las “ consecuencias democráticas” de Bentham ema
naban de su concepción del gobierno como si fuera simplemente un
“ agente de policía” . No entendía el Estado como un ente moral y
cultural, que estimula y educa a sus miembros en un “ modo de vida".
Para él, sólo los individuos tenían sentido: el Estado no tenía nin
guno. A su modo de ver, “ la comunidad es un cuerpo ficticio com
puesto de personas individuales que se consideran, por así decir, sus
miembros. Pero ¿cuáles son entonces los intereses de la comunidad?
La suma de los distintos miembros que la componen.”
VI
con arreglo a los cuales cabe dividir los perjuicios o actos perjudi
ciales, pero esto no quita que la división hecha aquí sea exhaustiva.
Una recta puede dividirse en una infinidad de maneras, sin dejar
resto alguno en ninguno de esos casos." Fundamentalmente quería
que el lenguaje fuera matemático. Se tiene la impresión de que sólo
se hubiera encontrado a gusto de verdad con el álgebra de Boole
o con la lógica simbólica.
Convencido de que "la gran dificultad estriba en la naturaleza
de las palabras” , Bentham se preocupaba de la etimología y constan
temente estaba creando neologismos. Entre otros muchos, los nuevos
términos o expresiones siguientes suyos han pasado a formar parte
de la lengua inglesa; "international law ” (derecho internacional),
"codify” (codificar), "maximize” (elevar al máximo), “ minimize” (re
ducir al mínimo), "maximization” y “ minimization” . Hemos seña
lado ya que aprendió latín a los cuatro años de edad y que pocos
años después dominaba el francés; también sabía italiano y español
y había estudiado alemán, ruso y sueco. Es manifiesto que en cues
tiones de lenguaje tenía una cierta autoridad.
En suma, Bentham era un estudioso de la semántica que consi
deraba que "por lo que respecta a la legislación, dependerá del
grado de perfección a que hayan podido llevarse las artes del len
guaje” . Es, pues, la confusión del lenguaje — mantenía— la que nos
extravía, haciéndonos pensar que la moral depende de motivos y no de
consecuencias. El mismo motivo, por ejemplo, el de afán de riquezas
— señalaba— puede llevar a un hombre a cometer un asesinato o a
trabajar industriosamente. Análogamente, el motivo del deseo sexual
puede calificarse, en mal sentido, de lascivia, pero cuando se ejercita
según el derecho del matrimonio, ¿cóm o se llama? Dígase lo mismo
de la benevolencia, que puede servir de motivo para quemar a un
hombre en la hoguera de la Inquisición o para convidarle a cenar.
Por estas razones, Bentham defendía a Mandeville y otros que
habían afirmado que "los vicios privados rindieron beneficios pú
blicos” .
" A esta imperfección del lenguaje y a nada más deben atribuirse
en gran medida los violentos clamores que de vez en cuando se han
levantado contra esos ingeniosos moralistas que saliéndose del camino
trillado de la especulación han encontrado más o menos dificultad
LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
534
22 S tephen , p. tit.,
o vol. I, p. 246.
536 LA TRADICIÓN IN T E L E C T U A L DE O CCID ENTE
VII
23 M il i , op. cit„ p. 372. Cf. A lfred A yer , Language, Truth and Logic
(Nueva York, Dover Publishers, sin fecha), p. 55, para el tributo de un posi
tivista lógico a Bentham.
Sin embargo, nosotros ponemos en duda que Lo que realizó Bentham fuera
una revolución en la filosofía; ¿no fue más bien la continuación de tendencias
de pensamiento con que ya nos hemos encontrado en figuras como Descartes,
con su método de la duda, y como Locke, con su oposición a las ideas innatas?
Sobre la relación general de la doctrina de Bentham con el lenguaje (la
semántica), véase O. K. O gden , Bentham’s Théory of Fictions (Londres, 1932).
JEREMÍAS B E N TH AM 537
VIII
24 V é a s e S t e p h e n , o p . c i t . , v o l . I, p . 202.
JEREMÍAS BENTHAM 539
25 Bentham culpó del fracaso del Panopticon a Jorge 111, que, según creía,
tenía empeño personal en estorbar sus planes, y ofreció el plan, sin ningún
éxito, a Francia o a cualquier otro país que quisiera aceptarlo.
2¿ Cf. STEPHEN, op. cit., vol. I, p. 205.
LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
54o
ROBERTO OW EN
mejor y más al día sobre Owen es Robert Owen 0/ New Lanark (Londres,
1953), de M argaret C olé , que tiene también una buena bibliografía.
3 C f. M argaret C olé , op. cit., p. 86, sobre el interés del Gran Duque
Nicolás de Rusia por los planes de Owen. Como nos dice en su autobiografía,
Owen llegó a creer que había convertido a su nuevo sistema a Napoleón, en
tonces desterrado en Elba.
4 Sin embargo, Owen sí se negó a emplear niños menores de diez años
(otros fabricantes tenían empleados a niños de cinco y seis años) y la jornada
de trabajo de los niños la limitó a 10 horas y tres cuartos. Véase MARGARET
C olé , op. cit., p. 80.
ROBERTO OWEN
545
II
35
546 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
III
|
i
55o LA TRADICIÓN IN T E LE C TU A L DE O CCID ENTE
IV
funcionar la empresa (claro está que, para ser fiel a su propia teoría,
Owen hubiera tenido que empezar con un gran número de niños
pequeños). “ N ueva Armonía” duró menos de tres años.
Aunque había perdido casi todo el dinero que había puesto en
“ Nueva Armonía” , Owen regresó a Inglaterra en 1829 bastante ani
mado e inmediatamente se puso a ayudar a dar forma a un m ovi
miento social más complejo u . Apoyado por John Doherty, el gran
líder obrero, y por otros, formó la “ Grand National Consolidated Tra-
des Union” . Sin embargo, la unión, aunque seguramente llegó a su
mar medio millón de miembros en su breve existencia, se desintegró
desastrosamente en las luchas laborales de 1834. El principal mérito
del segundo experimento de Owen (que llevó consigo en esencia el
origen del movimiento sindical obrero) fue el de servir de prototipo
y en un sentido más inmediato de advertencia para futuras activi
dades en el campo laboral.
Sin embargo, en medio de su fracaso, Owen estaba ya empeñado
en contribuir a poner en marcha lo que desde entonces se ha con
vertido en el movimiento cooperativista. Creó comunidades mercan
tiles sin fines lucrativos en que, como en las actuales cooperativas,
se hacía una rebaja sobre todas las compras al final del ejercicio 112.
Se fundaron varias de estas comunidades en Escocia y en Irlanda,
pero la que más se recuerda es la constituida en Queenwood, en el
Hampshire. Pero, en último término, la colonia cooperativa de Queen
wood fue, como “ Nueva Armonía” , otro fracaso.
En el curso de sus experimentos, Owen había practicado un injerto
entre el movimiento obrero y el cooperativismo. Indujo a muchos de
los sindicatos a establecer sus propias cooperativas y con frecuencia
en tales cooperativas los géneros se producían a un precio que se cal-
teoría de que los hombres se guían en sus actos por el interés per
sonal, inmediato o futuro. Pero, basándose en estos mismos argu
mentos, recalcaba que los hombres se dirigían más a los planes “ so
ciales” por él ideados que al mundo individualista de Bentham. La
felicidad no se conseguirá nunca — afirmaba— “ mediante una orde
nación que sea posible llevar a cabo individualizando los actos hu
manos en una cabaña o en un palacio, pues mientras el carácter del
hombre se forme de tal modo y las circunstancias que lo rodeen
estén, como forzosamente habrán de estarlo entonces, en consonancia
con tal carácter, no podrá por menos de ser enemigo de todos los
hombres, y todos los hombres habrán de estar enemistados con él y
ser adversarios suyos” .
Ésta es, pues, la gran diferencia que existe entre Owen y Bentham.
Bentham había elaborado una doctrina utilitarista cuyo fin era el bien
de la sociedad, pero cuya fuerza impulsora radicaba en el interés
personal del individuo. Owen, uno de los primeros liberales que reco
nocieron públicamente los .males de la Revolución industrial, rechazó
tal doctrina, proyectando en cambio un plan en el cual se subrayaba
la consecución del bienestar general de la sociedad recurriendo a me
dios sociales.
VI
ponemos que sobre este mismo punto se lean unas cuantas páginas del
estimulante libro de Joseph Schumpetcr Capitalismo, socialismo y de
mocracia. Schumpeter mantiene, acertadamente a nuestro modo de
ver, que la apelación al Estado no era tan utópica como Marx y
Engels creían; que a los intelectuales y burócratas también los mueve
la necesidad dialéctica. Dicho con las palabras del propio Schumpeter:
“ El Estado, su burocracia y los grupos que atienden a la máquina
política representan perspectivas muy prometédoras para el socialista
que va en busca de su fuente de poder social. Como en la actualidad
debiera ser ya evidente, son susceptibles de moverse en la' dirección
apetecida con necesidad no menos ‘dialéctica’ que las masas” 18. Lo
que impidió a Owen aplicar a la clase dirigente su propia fe en el
cambio gradual fue la nota “ milenarista" de su carácter: los socialistas
fabianos, en cambio, supieron hacerlo mejor que él,
Por tanto, Owen no era utopista en principio, pero en la práctica
sí lo fue. Lo que en realidad necesitaba era captar el mecanismo de
reforma desarrollado por los benthamianos, pero en cambio permitió
que las clases altas lo rechazaran rápidamente y se dirigió a las clases
modestas. En éstas, como hemos visto, tuvo un éxito algo más rápido
y los movimientos cooperativista y sindical llevan bien marcado el
sello de sus ideas; pero, en último término, el movimiento inglés se
orientó en un sentido completamente distinto del de O w en: el des
tino de las “ trade unions" estaba en la lucha cotidiana para conseguir
jornales más altos y mejores condiciones de trabajo o en la lucha polí
tica por la nacionalización de la industria. Nada de esto formaba parte
de la nueva sociedad de Owen, cuya base habían de constituirlas
pequeñas asociaciones cooperativas voluntarias.
De aquí que el hecho de que en último término Owen no lograra
ligar eficazmente sus ideas ni con la burocracia estatal ni con la clase
trabajadora emana de la naturaleza esencial de sus ideas. Quería una
reorganización total de los elementos fundamentales de la sociedad.
Quería un “ hombre nuevo” en una “ sociedad nueva” . A esto nos
referíamos unas cuantas páginas atrás al decir que la tercera apor
tación fundamental de Owen fue “ el concepto de fábrica no sólo
como unidad económica, sino como ‘estructura social', esto es, como
comunidad” - Esto es lo que por un breve momento captó la imagina
ción de Carlos Marx, que admitía:
“ Del estudio de la obra desarrollada en toda su vida por Roberto
Owen podemos aprender que el germen de la educación del futuro
se encuentra en el sistema de fábricas. Será ésta una educación que,
por lo que se refiere a todos y cada uno de los niños mayores de una
determinada edad, combinará el trabajo productivo con la instrucción
y la cultura física, no sólo como medio de incrementar la producción
social, sino como único modo de producir seres humanos plenamente
desarrollados” K.
Por tanto, la tercera característica distintiva de Owen era que en
tendía la función del sistema de fábricas como la producción de "seres
humanos plenamente desarrollados". Al referirse a la fábrica pensaba
más en un fin social que en un fin económico. Aceptaba la Revolución
industrial, con su amplia generalización de fábricas y máquinas, pero
quería convertir en beneficios sociales el nuevo poder técnico y eco
nómico del hombre. Si la fábrica ha de dominar la vida del hombre,
entonces — creía— ha de estar hecha de modo que el hombre pueda
vivir en ella.
En muchos aspectos. O wen se anticipó, pues, a la doctrina de
lo que pudiéramos llamar “ corporativismo", doctrina que, por desgra
cia, al menos de nombre, se ha relacionado principalmente con la ideo
logía fascista, pero que sin duda es susceptible de desarrollo en otros
sentidos. Y, en efecto, se está desarrollando en un sentido distinto en
Norteamérica, donde la función social de 1 capital y del trabajo va des
tacándose de un modo nuevo y más vigoroso. Con el enorme cambio
operado en la industria norteamericana en virtud del cual el control
de las empresas pasa de los propietarios a los gerentes se acusa más
netamente la nueva forma de corporativismoJo. En esta nueva mani
festación, las “ corporations” establecen sus fábricas a título de comuni
dades totales y no como simples instalaciones. Se acentúan los deberes
sociales de la “ Corporation” con respecto a sus trabajadores, al público
36
562 L A TR A D IC IÓ N IN T E L E C T U A L D E O CC ID E N TE
VII
“ saber libresco” . Veía todo el pasado como una “ locura" (locura que,
como consecuencia de su obra, había de ceder el paso a la “ raciona
lidad"). En suma, repudiaba toda la tradición intelectual de Occidente
que hemos venido exponiendo en estas páginas.
En esto radica el verdadero elemento “ utópico" de Roberto Owen.
Más que fuera de lugar estaba fuera de sazón. Aunque empíricamente
reconoció los problemas suscitados por su época, se revolvía contra la
historia en un sentido más fundamental todavía que Bentham. Aunque
hizo el profundo descubrimiento de que el hombre no tiene una
naturaleza independiente de su “ naturaleza social” , no advirtió que
el hombre no tiene una naturaleza que no sea de carácter histórico.
Esta intuición la encontraremos, en cambio, en la figura de Georg
Hegel, al que estudiaremos en el próximo capítulo. Pero antes subra
yemos, no las lagunas, sino todo el alcance de la obra de Roberto
Owen. Aportó su contribución a la teoría de la formación del carácter,
desempeñó un papel de primer orden en la difusión de las doctrinas
cooperativistas y socialistas y predicó y practicó una forma de corpo-
rativismo en el que la fábrica se convertía en una comunidad. Para
un hombre solo fue una gran labor, y quizá podamos perdonarle su
falta de conciencia histórica si tenemos presentes estos “ subproductos"
de su fábrica de N ew Lanark.
C a p ít u l o XXVI
M ANUEL KANT
fuerza que una demostración en geometría. Para saber que los coro
larios geométricos se deducen de los axiomas no necesitamos de com
probación empírica : nos basta la lógica. Por tanto — pensaba Hob-
bes— , los efectos se siguen de sus causas lógicamente, por necesidad
interna; tendríamos, pues, que poder aprehender intelectualmente tal
necesidad *.
Hasta bien entrado el siglo xvm , los filósofos científicos sustenta
ban la concepción de que la causa y el efecto están ligados por una
necesidad que trasciende de nuestra experiencia. Es cierto que el filó
sofo irlandés George Berkeley puso en duda el supuesto de que lo
que nuestros sentidos nos dicen nos autorice a deducir el comporta
miento — y aun la existencia— de los objetos materiales fuera de
nosotros; pero esto representaba un escepticismo tan radical, que
nadie era capaz de tomarlo en serio; no cabe duda de que nadie
podía indicar de qué modo había de modificar nuestra conducta para
con nuestra experiencia sensorial 12.
La verdadera negación de la tesis de Hobbes la formuló en 1739
un joven filósofo escocés llamado David Hume, que con perspicaz
claridad puso de relieve que la secuencia de causa a efecto sólo nos
parece forzosa por sernos familiar; aparte de la costumbre no tenemos
razón alguna para suponer que tal secuencia volverá a producirse.
“ Sólo la costumbre nos empuja a suponer que el futuro se aco
moda al pasado. Cuando veo una bola de billar que se mueve hacia
otra, mi mente se siente inmediatamente llevada por la costumbre
hacia el efecto acostumbrado y se anticipa a la vista concibiendo ya
la segunda bola en movimiento. Si se consideran en abstracto e inde
pendientemente de la experiencia, en estos objetos no hay nada que
me lleve a establecer semejante conclusión, e incluso después de haber
tenido experiencia de muchos efectos repetidos de esta clase, no existe
argumento alguno que me decida a suponer que el efecto se ajustará
a la experiencia pasada. Las fuerzas con que los cuerpos operan son
totalmente desconocidas. Sólo percibimos sus cualidades sensibles:
pero ¿qué razón tenemos para creer que las mismas fuerzas irán
siempre unidas a las mismas cualidades sensibles?
II
ni
9 Entre los amigos con que Hegel mantenía correspondencia figuraban Hol-
derlin y el filósofo Friedrich Wilhelm Joseph von ^ ’ ielling, cuya teoría de la
intuición influyó en el poeta romántico inglés Samuel Taylor Coleridge. Sobte
el desarrollo inicial del pensamiento de Hegel, véase el estimulante estudio de
W ilh elm D il t h e v , Dte fugendgcschichte Hegels (Berlín, 1905). En lengua in
glesa, una buena introducción breve a Hegel es la de E d w a Rd C a ir d , Hegel
(Filadelfia, 1883); la Introduction to Hegel (Oxford, 1940) de G. R. G. M ure
es breve, pero no sencilla. Los Early Theological Writings, trad. de T. M. Knox,
con una intrd. y varios fragmentos trad. por R. Kroner (Chicago, 1948) son de
gran interés para la comprensión del joven Hegel: comprende bibliografía.
576 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
II
37
578 LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
fruto llega, cabría considerar la flor como una falsa forma de la exis
tencia de la planta, pues el fruto aparece como la verdadera natu
raleza de ésta, en lugar de la flor. Estas fases no son simples dife
renciaciones, sino que se suplantan unas a otras por ser incompatibles.
Pero la actividad incesante de su propia naturaleza intrínseca las hace
a la vez momentos de una unidad orgánica, en que no sólo no se
contradicen entre sí, sino que una es tan necesaria como la otra, y
esta necesidad igual de todos los momentos constituye desde el prin
cipio la vida del todo” lz.
Este ejemplo de Hegel es interesante por referirse a las formas de
las plantas, que también preocupaban a Goethe, y de las que éste
derivó una idea de la evolución; pero, en la concepción goethiana,
la evolución es un progreso sencillo. H egel, en cambio, fue el primero
en ver todo progreso, lo mismo en la historia del hombre que en la
evolución de la vida, como una sucesión de pasos revolucionarios.
III
IV
sin embargo, fu e general hasta bien entrado el siglo XVUI. Santo Tomás
de Aquino no prestó atención alguna al paso del tiempo, y fue escasa
la que le concedieron Descartes y Lccke. Sus sistemas eran estáticos,
y las soluciones que de los problemas del hombre y del Estado brinda'
ban les parecían definitivas.
Todo esto empezó a cambiar hacia finales del siglo X V I I I ,4. Hemos
visto a la historia entrar en la obra de Adam Smith y colmar la mente
de Edmundo Burke; hemos visto que el progreso se presenta como
idea natural a Franklin y Jefferson y a los industriales ingleses; y
hemos visto cómo la evolución empezaba ya a entrar en el pensamiento
de Goethe y de Erasmo Darwin. En la dialéctica de Hegel aparece
esta nueva visión convertida en sistema filosófico.
Si el mundo cotidiano está sujeto a un proceso dialéctico, entonces
está siempre en estado de cambio constante. Pero más a ú n : como el
proceso dialéctico se mueve siempre hacia una síntesis superior, los
cambios que se operan en el mundo se encaminan al mejoramiento,
o al menos van orientados hacia una mayor complejidad, una mayor
integración, una maycr plenitud. El proceso dialéctico no es simple-
mente una progresión; es, per su misma naturaleza, progreso.
El tema dominante y más original en la obra de Hegel es su
preocupación per la histeria. Para Hegel, la historia es la gran trans
formadora, el gran m otor; es la justificación de todo accidente de la
existencia, es el precipitado, la realización material del espíritu de
todos los hombres. Y si los hombres hacen historia es para que la
historia haga Estados. La histeria se convierte en una diosa en la
cual encuentra Hegel el cumplimiento de todos los sueños; lo mismo
los sueños conservadores de la vejez que los sueños radicales de la
juventud. Pero más aún que esto — y es su aportación a una nacienté
ciencia del hombre— , Hegel sugiere que el hombre es su historia,
y que sólo la comprensión de la historia puede permitir al hombre
comprenderse a sí mismo.
“ La historia siempre entraña gran importancia para un pueblo,
pues gracias a ella cobra conciencia de la línea evolutiva adoptada
por su propio espíritu que se manifiesta en leyes, costumbres, usos14
VI
II
II
III
creído desde dicha época que el modo de pensar y sentir de los seres
humanos ha de configurar de algún modo la estructura de las sociedades
humanas. Las leyes de la sociedad no pueden ser arbitrarias: han de
emanar de las necesidades y aspiraciones de los individuos, acomodarse
a ellas, y, fundamentalmente, satisfacerlas. Ya el empleo de la misma
palabra “ ley” tanto en la esfera del Estado como en los dominios de
la ciencia implica que el Estado ha de ser como la ciencia y aprender
a acomodarse a la naturaleza de su material. Según esta concepción,
que ha penetrado en el pensamiento occidental desde los tiempos del
Renacimiento, la legislación no es cuestión de decreto, sino, en el
fondo, de investigación; y el Estado, si ha de sobrevivir, no debe
imponer sus leyes, sino buscarlas en la naturaleza de las relaciones
humanas.
Hay, sin embargo, un aspecto en que la evolución experimentada
por las ciencias humanas desde la época renacentista se aparta de la
registrada por las ciencias físicas. Las ciencias humanas no han fun
dido el enfoque empírico y el racional. Por lo común, los que han
practicado o al menos propugnado el estudio empírico de las socie
dades humanas lo han divorciado del análisis racional aduciendo con
frecuencia que este último tiende a desvirtuarse por juicios a priori
y morales. Y , en cambio, los que han tratado de basar una teoría
de la sociedad en el análisis racional de los móviles de los individuos
han tendido a desentenderse del funcionamiento de su propia socie
dad calificándolo de versión, deformada o importuna, de su Utopía
ideal. Aquí podemos pasar por alto las necesarias reservas que hemos
señalado en el desarrollo detenido de nuestros capítulos y adoptar la
siguiente clasificación general. Así, Maquiavelo, cuya “ nueva vía”
inició el estudio empírico de la política de poder, trata despectiva
mente a los que buscan motivos racionales en tal política. Bayle y,
en algunos aspectos, Montesquieu reavivaron la tradición empírica,
que luego fue establecida en su forma moderna por Adam Smith.
En Burke hay, a su vez, una insinuación del desprecio maquiavélico
a los motivos racionales aceptados, y en Hegel hay más que insi
nuación; uno y otro conceden al operar empírico de la historia una
admiración mística que en último término niega la posibilidad de
estudio científico.
El análisis racional de la sociedad como construcción destinada a
servir y satisfacer las necesidades humanas empieza también en el
LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
59*
IV
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LA TRADICIÓN INTELECTUAL DE OCCIDENTE
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verdad convencía con sólo ser enunciada) o que pudiera parecer que
trataba de persuadir en vez de limitarse a afirmar. Y es notable que
el nuevo estilo pueda desplegarse con la misma eficacia en la punzante
sátira volteriana que en las caseras sentenciosidades de un Franklin.
El nuevo estilo, en efecto, era particularmente propenso a la sá
tira y con tal fin se empleó casi al comienzo de la Revolución cien
tífica por Galileo en sus Diálogos. Como muchos siglos antes había
demostrado Sócrates, la forma dialogada también se presta especial
mente para aplicar aquel método de poner en tela de juicio la con
cepción admitida de la naturaleza de las cosas que Descartes consolidó
en el método filosófico de la duda. En la sátira y en el diálogo,
el método de la duda se expresó en las obras maestras de la litera
tura francesa antes de la Revolución francesa, en manos de Pascal,
de Voltaire, de Montesquieu e incluso de Beaumarchais. Así como
los “ philosophes” incorporaron en la Enciclopedia las nuevas ideas de
la ciencia y de la secularización, los escritores las expresaron en su
mismo estilo.
VI
Vil
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m tienen nada que sea personal y creador, no hay por qué conce
derles la libertad.
IX