Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
2
explica Cecilia Olivet, de TNI, que recuerda cómo desde hace unos meses “se ha
empezado a cuestionar la imparcialidad de los jueces”.
“Son cinco grandes despachos, con el británico Allen & Overy a la cabeza, quienes
dirigen la mayoría de los pleitos interpuestos contra España”, indica el informe de TNI y
CEO. “Veinticinco árbitros copan el 44% de las demandas, cinco bufetes llevan la mitad
de las demandas”, añade, al tiempo que alude a la existencia de “cierta inquietud sobre
las operaciones en beneficio propio y la corrupción institucionalizada en los órganos que
administran las controversias del TCE, en particular, el Instituto de Arbitraje de la Cámara
de Comercio de Estocolmo”.
El Gobierno español está tratando de anular dos de los primeros laudos, los dictados a
favor de Eiser y de Novenergía, agarrándose a una sentencia del TJUE (Tribunal de
Justicia de la UE) y a una dictamen de la Comisión Europea, que sostienen que los
arbitrajes privados son ilegales cuando las diferencias se dirimen entre entidades con
sede en el territorio comunitario, ya que consideran que el foro adecuado para discutirlas
son los juzgados comunitarios, y que apuntan que esas indemnizaciones podrían ser
consideradas ayudas directas a la industria, algo prohibido en la normativa europea.
Esa posición, rechazada por los árbitros del ISDIS, convertiría en papel mojado el grueso
de los laudos, cuya desestimación, en el caso de los no cerrados, reclama el Gobierno.
Sin embargo, no está claro que esa iniciativa vaya a prosperar. De hecho, los inversores
han reclamado su ejecución en tribunales de EEUU que, según la información de la que
disponen TNI y CEO, habrían localizado bienes embargables por valor de unos 3.000
millones.
Elevada presencia de inversores especulativos
“El sistema de laudos internacionales permite ejecutarlos en cualquier país en el que el
condenado disponga de activos”, explica Olivet, que anota que “se trata de un sistema en
el que no existe la posibilidad de apelar. Se puede pedir la anulación del arbitraje, pero
solo por una serie de causas que están muy acotadas”.
Este formato ha dado lugar a pleitos paradójicos, como la demanda de una multinacional
sueca al Gobierno alemán por la merma de ingresos que le provocó al aplicar
restricciones ambientales a una central térmica y por su decisión de abandonar
gradualmente la energía nuclear, o la de varias compañías contra Bulgaria por atajar el
encarecimiento de la electricidad para paliar la pobreza energética.
“Ningún tratado ha generado tantas demandas como el TCE (121)”, señala el informe, que
recoge condenas a los Estados por un valor superior a los 51.200 millones de
dólares. “El 67% de las demandas en el marco del TCE con controversias dentro de la
UE, pero eluden los tribunales” comunitarios, anota, al tiempo que llama la atención sobre
cómo ese sistema “es propenso a ser objeto de abuso por parte de empresas pantalla o
fantasma (mailbox companies)” hasta el punto de que “23 de los 24 inversores con sede
en Holanda que han presentado demandas” lo son.
“Está siendo cada vez más utilizado por inversores financieros especulativos”, añade,
mientras destaca que cómo “el TCE es una herramienta poderosa en manos de grandes
compañías de petróleo, gas y carbón para disuadir a los gobiernos de efectuar una
transición hacia las energías renovables y luchar contra el calentamiento global”.
En este sentido, el estudio de TNI y de CEO apunta que “los intereses de los sectores
de los combustibles fósiles dominaron la política energética de los Gobiernos de
Zapatero y Rajoy”, con los que el recorte a las renovables convivió con subvenciones a
las energías fósiles y con “un Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte (PEIT)
para construir infraestructuras inútiles y fomentar el transporte motorizado, así como una
completa falta de voluntad política en las negociaciones climáticas”.