Está en la página 1de 10

1

El declive del hombre público

HERRERA CANO

ZULUAGA CARDONA

Facultad de Trabajo Social

Problemas Sociales

Universidad Pontificia Bolivariana

7 de mayo de 2021

1
2

Índice

Portada…………………………………………………………………………………………….1

Introducción e identificación de la obra…………………………………………………………..3

Análisis y síntesis de la obra………………………………………………………………………5

Tesis……………………………………………………………………………………………….9

Conclusiones………………………………………………………………………………………9

Bibliografía………………………………………………………………………………………10

2
3

Introducción e identificación de la obra

El libro “El declive del hombre público” de la autoría del sociólogo estadounidense
Richard Sennett, es uno de los textos clásicos de la modernidad que plasma algunos de los
problemas sociales de la actualidad y los analiza en paralelo con los de épocas pasadas, para
reflejar la decadencia hacia la que avanza la vida pública y privada, sus aspectos más importantes
y sus características más sobresalientes.

Su autor, quien además es un profundo pragmático literario, se encuentra identificado


políticamente con el pensamiento radical socialista que erige en su país, a pesar de haber crecido
en el seno de una familia comunista. Nacido en Chicago en 1943, se considera uno de los
historiadores con mayor influencia en la producción de trabajos sociológicos que han descrito
con mayor exactitud los hechos sociales que enmarcan los efectos de la vida urbana sobre la vida
en el mundo actual. De hecho, con esta obra inicia su proyección hacia el mundo en crisis por la
decadencia del hombre antiguo en referencia a la vida en sociedad en el siglo XIX.

Ahora, sobre el pragmatismo específicamente norteamericano del cual impregna sus


obras, Sennett señaló en su libro ‘El artesano’ que este pragmatismo ha intentado buscar
problemas filosóficos en las prácticas de la vida en sociedad como la ciencia, la política, la
religión, las artes, la economía, etc., es decir, trata de darle un sentido filosófico a la experiencia
de la cotidianidad. Y que, además, advierte sobre las corrosiones que subyacen al pensamiento
liberal y que se exteriorizan en el comportamiento de los individuos.

De su vida se sabe que su padre y su tío lucharon en la Guerra Civil española para la
brigada Lincoln conformada principalmente por voluntarios civiles. Su padre, quien fue un
traductor de poesía originalmente catalana y castellana, recibió la nacionalidad española en el
año 1988 entregada por el mismo país, por lo que Richard debió crecer solo al lado de su madre,
una trabajadora social con la que vivió en un barrio indeseable y poco prometedor característico
por enjaular escenarios de violencia y extrema pobreza.

Al ingresar a la Universidad de Chicago para licenciarse en sociología, recibe la


invitación de David Riesman, un escritor que quiso discutir puntos importantes sobre la
percepción que ambos tenían de la crisis social y lo llevó a Harvard, donde vivió los momentos

3
4

más críticos de los años sesenta del siglo XX donde apenas nacía una cultura pseudo
revolucionaria, en la cual, contrario a involucrarse, se opuso radicalmente reafirmando su
pensamiento netamente izquierdista. Esta experiencia le permitió plasmar con mayor ahínco los
rasgos característicos de la condición contemporánea.

Con la publicación de El declive del hombre público en 1974, Sennett dejó en descubierto
los eventos más representativos de la difícil época de los sesenta del siglo XX de los que había
sido testigo y sobre los cuales realizó un análisis de orden político y social. En ella se contienen
las evidencias de la transformación de fondo que sufrió la política al encaminarse hacia el
abandono de los principios éticos y pluralistas con fines narcisistas que coartaron toda
manifestación de inconformismo y expresividad pública.

En ese mismo contexto, mientras surgió toda esta oleada de injusticia social en los
sesenta, toda manifestación de indignación era considerada oposición a la “revolución” que en
realidad era una autocomplacencia moral bajo el disfraz de una propuesta de cambio. Esta
primera situación que refleja Sennett en su libro, aunque bien pareciera ser conservadora, en
realidad representó la bandera izquierdista que responde a la actitud de quien exige justicia
social, igualdad de oportunidades y una vida pública austera (Giner, 2010).

Posterior a todos esos eventos, Richard Sennett se ha posicionado en el top de los


historiadores más enfocados en la crisis social y que ha dejado entrever, no solo en este tipo de
producciones sino también en sus narrativas, la necesidad de atender las corrupciones de las
libertades individuales. Actualmente se desempeña como profesor de la materia de sociología en
la Escuela de Economía de Londres y en el Instituto Tecnológico de Massachussets, aunque
también trabaja en simultáneo con la Universidad de Nueva York dictando el curso de
Humanidades, donde seguramente también aborda estos temas de interés social.

En tanto, es una responsabilidad de quien lee El declive del hombre público el poder
identificar los puntos que debilitan a la reciente modernidad y que dejan al descubierto las claves
hacia la solidificación de una sociedad en la que lo público vuelva a ser un principio primordial
en las consideraciones de la democracia y en la cual las proyecciones políticas tengan en cuenta
la importancia de combatir la precariedad en la que se encuentra la vida pública y equilibrar las
atribuciones del sector privado.

4
5

Análisis y síntesis de la obra

La obra inicia dando apertura con una frase de la autoría de Tocqueville con la que se
enmarca inmediatamente la tesis central de Sennett:

“Cada persona, retirada dentro de sí misma, se comporta como si fuese un extraño al destino de
todos los demás. Sus hijos y sus buenos amigos constituyen para él la totalidad de la especie
humana. En cuanto a sus relaciones con sus conciudadanos, puede mezclarse entre ellos, pero no
los ve; los toca, pero no los siente; él existe solamente en sí mismo y para él solo. Y si en estos
términos queda en su mente algún sentido de familia, ya no persiste ningún sentido de sociedad.”

Para él, la sociedad cada vez agrava la pérdida del significado de la comunidad y el
mutualismo natural, y, por el contrario, está adoptando un papel más individualista en el que
cada uno se considera un punto en el mapa, más que un integrante de un gran grupo. Los motivos
que respaldan semejante afirmación se despliegan a lo largo de cuatro grandes partes demarcadas
en esta obra.

La primera parte, se contextualiza bajo un presupuesto de Riesman, su compañero de los


sesenta ya mencionado, que Sennett cita para explicar por qué la pérdida de lo público está
siendo un problema de fondo más que de forma. Allí describe el argumento de Riesman en el
cual plantea que la sociedad estaba siendo movida desde algo que llamaba condición interna
hacia una externa, situación que debía invertirse, pues las personas que se enfocan en conseguir
objetivos planteados para su propio beneficio y no para el de su comunidad, terminan por
depender de la percepción de los demás y no de su propia convicción.

Por tanto, este identificó que mientras que esta sociedad se estaba construyendo desde lo
interno hacia lo externo, se volvía cada vez más difícil diferenciar lo que es la vida pública de la
privada. Pues, las situaciones públicas se estaban definiendo en términos privados, lo que
retrasaba el avance hacia la no personalización de los asuntos de la sociedad. Y ¿cuáles son esos
asuntos de la sociedad? El erotismo, las relaciones sexuales y románticas, los roles y papeles en
la sociedad e incluso la intimidad.

Una representación de esto último ha sido el convertir las relaciones sexuales en neto
erotismo, pues pensar en una relación sexual implica sacar al individuo de su propio yo, por lo
que se le considera de una manera más cómoda, y claramente refleja de la frustración,

5
6

únicamente la satisfacción de los genitales, en la que el beneficio principal lo obtiene quien


recibe esa satisfacción mas no la otra persona, así se coarta toda clase de mutualismo y
preocupación por la condición o necesidad del otro, es decir, es una característica de lo privado
más que lo público.

De hecho, justamente esta es la tesis que plantea el autor: La decadencia del hombre que
le ha hecho perder de vista el sentido de lo que es ser un ente social y se ha enjaulado únicamente
en la preocupación por resolver sus asuntos personales sin determinar los de los demás, o, a lo
sumo, observar de lejos los de los demás.

Continuando con el problema de las relaciones sexuales, así también sucede con las
relaciones sociales en ámbitos, por ejemplo, laborales. Este punto visto desde el uso del espacio
público demuestra cómo incluso la arquitectura ha influido en la aparición de espacio muerto que
priva en un alto porcentaje los procesos de socialización. Incluso, aquellos diseños estructurales
que demarcan privatizaciones en las oficinas reflejan deficiencias en el desempeño de los
empleados y aumentan las tensiones laborales al estar expectantes de las murmuraciones o las
miradas. En cambio, la desaparición de esos limitantes permite que las personas se centren más
en cumplir con su verdadero rol en esa área de su núcleo social.

Entonces, ¿cómo saber qué es público? Pues bien, todo aquello que se encuentre abierto a
la observación general se considera público (Malory, 1470, en Sennet, 1978). En tanto, lo
público viene siendo aquello que se encuentra fuera de la familia y los amigos cercanos. Para
aludir a este concepto, Sennett introduce otro suscitado por un público urbano francés que hace
referencia a la palabra “cosmopolita” para explicar la condición de una persona que se encuentra
cómoda estando fuera de su círculo personal y que debería universalizarse para el uso cotidiano
de todas las sociedades.

Sin embargo, debido a que esto no sucede como se espera, Sennett concluye esta primera
parte explicando cómo el principal problema de la privatización se encuentra en que los
individuos se enfrascan en intentar resolver asuntos públicos negando que el público existe. Por
tanto, no solo se excluye de la sociedad como su cohabitante, sino que, además, evade toda
prueba de que esta exista, rechaza las manifestaciones externas y se deshace del sentido de
sociedad.

6
7

A continuación, la segunda gran parte reúne los aspectos esenciales que consideró que
marcaban la evolución del espacio público desde la mitad del Siglo XVII hasta la actualidad y
que constató en tres fuentes: la influencia del capitalismo, la secularidad y la revelación
involuntaria del carácter sobre lo público y lo privado que se reflejaba en la retirada y el silencio.
Para ello, se ubica en el que llamado Ancien Régime o Antiguo Régimen, en español, que
constituye un periodo relacionado al feudalismo que se sitúa aproximadamente en el siglo XVIII.

Específicamente, en este periodo la burocracia comercial y administrativa se desarrolló a


pesar de la intervención de un feudalismo privilegiado. Allí pone en manifiesto la situación de
Londres y París alrededor de 1750 donde lo principal eran las apariencias en las vías públicas,
quienes daban cuenta de una posición social bien definida. Los roles, entonces, se hicieron
notorios y característicos para cierta clase de personas a partir de su vestimenta o indumentaria.
Desde ese momento, existió una separación en grupos de personas en la sociedad.

Pero ¿Qué influencia tuvo esta jerarquización social sobre el dominio público? Pues,
debido a esto en este siglo las personas se convencieron de que esos factores sociales,
económicos, y políticos influían sobre su personalidad y valor individual, por lo que creían que
cada persona debía prever por satisfacer sus propias necesidades, sentimientos, deseos, etc., pues
eso de la protección de los demás no era un tema de interés y predominio en la época. Desde ese
momento la sociedad se preparó para avanzar eliminando toda manifestación de la res pública.

Hasta esta parte se destaca que la mayor parte de la responsabilidad por la adopción de un
criterio privatizador ha sido del capitalismo y sus exuberantes privilegios, cuyos capitalistas no
sólo asumieron para sí, sino que además impusieron a toda la sociedad. En resumen, el siglo XIX
culminó con una sociedad que creyó que debía salvaguardar su propia personalidad.

Como tercera parte, se encuentra la comparación con la actualidad con respecto a la


contemporaneidad. Titulada: “El desorden de la vida pública en el siglo XIX”, se resalta cómo la
proximidad entre las personas constituye un bien moral. Una de las preguntas que se preocupa
por responder en los capítulos es ¿qué ocurrió con la identidad del hombre en público? Pues
bien, Sennett se refiere a la aspiración que tenían los individuos por desarrollar una personalidad
individual pero ahora basada en la proximidad y la cercanía con otros, es decir, aparece la
personalidad como una categoría social.

7
8

Aquí, la propiedad privada no fue el principal asunto de importancia, sino que ahora se
debía combatir todo tipo de impersonalidades, alienaciones y frialdad que separaban a unos de
otros. El tema de que una persona debía protegerse mediante el aislamiento silencioso, de la
vigilancia que los demás ejercen sobre ella en el dominio público ya quedaba atrás, y ahora, se
compensaba a sí misma esa necesidad estableciendo contacto con el colectivo.

Hoy en día, la vida pública también se ha convertido en un asunto obligatorio y formal.


En ese sentido, el espacio privado e íntimo ha terminado por ser un fin para reflejar sentimientos
genuinos. Sin embargo, según el autor, a medida decaen los sistemas políticos como el de la
contemporaneidad que clausuró la vida en sociedad, se favorece la aparición de encuentros
sociales y el contacto sin importar jerarquizaciones o roles en sociedad. Es decir, las
comunidades ya no se encuentran relacionadas o atadas a estructuras que identifican a las
personas por objetos físicos o privilegios históricos (Méndez y Barozet, 2012).

Así, culmina esta tercera parte haciendo un gran cuestionamiento, ¿cómo accedió la
personalidad al dominio público? A lo cual alude que la personalidad pudo aparecer en el plano
público gracias que también apareció una nueva concepción secular del mundo. Para ello cabe
destacar que como también lo menciona Sennett, la personalidad está controlada por la
consciencia de sí mismo, es decir, que la consciencia de sí mismo dejó de ser un asunto íntimo
para concebirse como uno de interés general.

Y finalmente, una cuarta parte donde ahora aparece el concepto de una sociedad íntima.
Según Richard este tipo de sociedad no sólo ocasiona el declive del hombre público, sino que
además fomenta relaciones de dependencia que al final resultan ser destructivas. En este nuevo
escenario, las fronteras con lo privado también fluctúan y se transforman (Sennett, 1974 en
Méndez y Barozet, 2012).

Es aquí donde el secularismo y el capitalismo del siglo XIX nuevamente le otorga mayor
prevalencia a lo privado que a lo público, pues la familia y la relación íntima comienzan a perder
la fuerza que ya habían alcanzado gradualmente en tanto que se mide la caracterización de la
personalidad ahora como un bien que requiere protección personal. En fin, la creencia de que las
personas deben guardar cierta proximidad está visto más como un bien moral que resulta de una
profunda confusión que ha costado desarraigar desde los siglos pasados.

8
9

Tesis

Aunque ya fue mencionada dentro de análisis de la obra, nuevamente se explica que la


idea principal del texto de Richard Sennett, “El declive del hombre público” es explicar el
problema de la decadencia del hombre que le ha hecho perder de vista el sentido de lo que es ser
un ente social y se ha enjaulado únicamente en la preocupación por resolver sus asuntos
personales sin determinar los de los demás, o, a lo sumo, observar de lejos los de los demás. Es
decir, cómo el hombre se ha vuelto un espectador de la vida de los demás y un guarda de la suya
propia.

Conclusiones

Este libro aborda la crisis del hombre público por causa de la pobre demarcación entre la
vida pública la privada. En él se muestra cómo el placer y el deseo son eventos de la vida que
han comenzado a escasear a la vista pública, por lo que ahora es más frecuente experimentar la
vida privada por medio de los testimonios más que por las participaciones. Cada persona enfoca
toda su atención sobre sí misma, lo que causa que la personalidad no se desarrolle a plenitud y se
pierda de vista la importancia de la relación real.

Esta teoría permite tener una mejor comprensión de lo que es la sociedad actual y cómo
se ha construido sobre las ideas de la identidad individual. Para ello, Sennett habla de la
distinción entre lo público y lo privado, no a manera de oposición, sino de invitación para que la
sociedad pueda pasar de uno a otro de manera fluida y no forzada.

Para el autor, las personas son más sociables en la medida en que las barreras entre ellas
son visibles y tangibles, así mismo necesitan de lugares para reunirse sin tener que preocuparse
por cumplir con otro propósito. En otras palabras, las personas necesitan que, a pesar de construir
una relación íntima, conserven una distancia que les permita sentirse seguros de su intimidad sin
extralimitarla demasiado hacia lo privado o hacia lo público.

9
10

También concluye que cuando una sociedad se enfoca netamente en desarrollarse en la


esfera privada, termina por desaparecer el sentido de hacer vida social. Allí es donde comienza el
declive del hombre como ente público. En el momento en que se comprende la proximidad de las
personas y la vida pública como un bien moral, se comienza a actuar por consciencia de sí
mismo y no por narcicismo, lo que llevaría al exterminio de toda clase de solidaridad y
coexistencia.

Finalmente, Sennett invita al cultivo de la intimidad como un bien social y esencial para
la creación de una sociedad de interacción de proximidad. La intimidad, para él, debe ser vista
como un determinante de la calidad de vida de un grupo de personas, siempre y cuando sea
compartida a la luz de todos y no solo sea reservada para sí mismo. De esta manera, se hablaría
de necesidades colectivas y no de particulares, lo que facilitaría la intervención de manera más
efectiva y precoz.

Referencias

Béjar, H. (s.f.). Autonomía y dependencia: La tensión de la intimidad. Recuperado de:


http://www.reis.cis.es/REIS/PDF/REIS_037_06.pdf

Méndez, M. y Barozet, E. (2012). Lo auténtico también es público. Comprensión de lo público


desde las clases medias de Chile. Recuperado de:
https://journals.openedition.org/polis/3697?lang=en

Sennett, R. (1978). El declive del hombre público. Ediciones Península.

10

También podría gustarte