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Controversia[editar]

R. A. Martin, un psicólogo canadiense de la Universidad de Western Ontario, aseguraba


en 2001 que había examinado todos los estudios realizados sobre la risa respecto a sus
beneficios sobre la salud física.17 Sus conclusiones eran que los estudios que se habían
realizado sobre el efecto de la risa en la inmunidad ofrecían resultados inconsistentes así
como problemas en la metodología. Señalaba, además, que, si bien existían evidencias de los
efectos analgésicos de lo que él denominaba «exposición a la comedia», resultados similares
se habían obtenido a partir de la exposición a emociones negativas. Añadía que apenas
existía evidencia sobre los efectos moderadores del estrés procedentes del humor sobre la
salud física, y que tampoco se había demostrado que el buen humor aumentase
la longevidad. Concluía diciendo que «se necesitaban investigaciones más rigurosas antes de
extraer conclusiones firmes sobre los posibles beneficios para la salud del humor y la risa». 10
Óscar Giménez, redactor jefe de la revista JANO - Medicina y Humanidades, quien aseguraba
desconocer el sentido del humor de Martin, consideraba que, «si la depresión y la tristeza se
habían asociado con diversas enfermedades, una actitud positiva y divertida ante la vida
debería contrarrestar tales enfermedades». 10
Robert Provine, si bien se mantiene optimista respecto a las propiedades potencialmente
terapéuticas de la risa y reconoce la ausencia de riesgos, muestra cautela y pide mayores
evidencias para beneficio de la medicina. 18

Como signo patológico[editar]


Si bien la risa se considera en general beneficiosa para la salud, existen paradójicamente
también problemas de salud que cursan con episodios de risa.
Existe una risa patológica (no controlable, con incontinencia y labilidad afectiva) que
caracteriza ciertas enfermedades del sistema nervioso central, como es el caso
de tumores, esclerosis múltiple, ictus, demencias (Alzheimer) y afección de las conexiones
entre el cerebro, el bulbo raquídeo y el cerebelo. Enfermedades mentales como
la esquizofrenia, manía y drogadicción también pueden presentarse con risa patológica (crisis
de risa incontrolada) y ser tratadas con antidepresivos de última generación, como
la paroxetina.8
También se da en el caso de personas con trastornos del espectro autista (ya
sea autismo o síndrome de Asperger), los cuales pueden tener ataques de risa sin motivo
aparente.

En otros animales[editar]

Macho adulto joven de chimpancé.


Contrariamente a la creencia popular, y a lo que se creía en general hasta bien recientemente,
la risa no está restringida a los humanos. Según un estudio publicado en la
revista Science por Jaak Panksepp, existe la risa animal, y no solo en los primates. También
estudió perros y ratas y encontró que en sus juegos emitían sonidos muy similares a las risas
de los bebés.19 En parte se puede deber a que el sistema límbico, que maneja la risa, es una
de las partes menos evolucionadas del cerebro humano que compartimos en buena medida
con otros animales.
Los chimpancés y otros grandes simios, como los orangutanes y los gorilas, pueden reírse,
aunque el sonido que emiten es diferente del que producen los seres humanos. La risa de un
chimpancé suena como un jadeo, y, al animarse, se vuelve un sonido más gutural.n. 2n. 3 Una
diferencia fundamental entre la risa del chimpancé y la humana es que, en el chimpancé, el
acto de balbuceo se encuentra evolutivamente aún bajo el control del proceso de
la respiración. El chimpancé inspira y espira durante la risa, de tal forma que solo es capaz de
producir una sílaba por ciclo de inhalación-exhalación. Los humanos únicamente espiran, y
además son capaces de producir múltiples sílabas por ciclo respiratorio. 18 Los monos, al no
tener control del aliento, no son capaces de hablar, al tiempo que su risa es diferente. 3
Similarmente, los cuadrúpedos requieren 1 zancada por ciclo respiratorio, mientras que los
humanos pueden realizar múltiples pasos por respiración. Provine postula que este hito en el
control de la respiración fue crítico en la evolución, convirtiéndose en un instrumento para el
desarrollo del lenguaje oral al liberar nuestro complejo aparato neuromuscular del habla de las
tareas más mundanas de respirar y caminar. 18
En primates como el Chimpancé común, la sonrisa expresa preocupación. Expresiones
similares a las de los seres humanos tales como enseñar los dientes y encías y hacer muecas.
[cita  requerida]

Robert Provine: la risa como comunicación[editar]


Popularmente, la risa y la sonrisa se asocian con la felicidad y el buen humor, sin embargo no
constituyen medidas del humor fiables. Según recientes estudios, la risa es un mecanismo
de comunicación. De esto se desprende que el factor desencadenante de la risa no es la
felicidad o la alegría en sí mismas, sino el hecho de que exista, al menos, otra persona que
pueda recibir el mensaje, en forma de balbuceo lúdico. Se ha comprobado que la relación
entre la risa en sociedad y la risa en soledad es de 30 a 1. Literalmente, necesitamos que
haya más personas, y que se puedan reír, para reírnos. 3n. 4

Estudio de campo[editar]
Provine buscó adoptar una «táctica naturalista y descriptiva» para revelar los
disparadores subconscientes y las raíces instintivas de la risa. Inicialmente observó a sujetos
en su laboratorio, pero encontró que la risa era demasiado frágil, ilusoria y variable bajo
escrutinio directo. Por ello, decidió observar la aparición de risa natural y espontánea en la
vida diaria. Empezó a escuchar y grabar a escondidas la risa conversacional (aquella que
sigue típicamente al discurso de la conversación un segundo después), documentando 1200
episodios, y estudió más tarde los patrones de quiénes reían y cuándo, para analizar sus
cualidades. Su conclusión fue que para que se produzca risa es necesaria más de una
persona, siendo el elemento mínimo una díada, un hablante y un oyente (excepto en el caso
de un espectador que ríe a carcajadas viendo la televisión, por ejemplo). Sorprendentemente,
Provine encontró que los hablantes ríen más que sus oyentes. La risa tendía a seguir un ritmo
conversacional natural, salpicando el discurso tras declaraciones completas, y especialmente
tras cambios de volumen o entonación. Lo más interesante fue que menos de la cuarta parte
de los comentarios previos eran realmente humorísticos. Provine sugiere que la risa sincroniza
los cerebros del hablante y el oyente, de tal modo que sirve como una señal para las zonas
receptivas del lenguaje, tal vez conmutando la activación entre estructuras cerebrales
competitivas de la cognición y la emoción.18
Las observaciones de estudiantes de interpretación riendo en el momento justo le llevaron a
concluir que la risa está bajo un relativamente débil control consciente, y que la risa de
aspecto más natural está provocada por mecanismos subconscientes, lo cual explica por qué
la actuación de método puede llevar a la reproducción de emociones con mayor efectividad.18

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