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LA NARANJA MECANICA

La historia comienza en el bar lácteo Korova, en el que Alex, Pete, Georgie y Dim consumen
leche-plus, la cual consiste en leche con velocentina, syntheisitiseina o drencromina, sustancias
narcotizantes que exacerban la conducta violenta mientras planean sus próximas fechorías
nocturnas. La primera de las víctimas de esa noche es un viejo borracho (Paul Farrell) tirado en
la calle. Tras una breve charla, Alex y sus drugos golpean brutalmente al mendigo.

Posteriormente, se presentan en un teatro abandonado donde una pandilla rival, liderada por
Billyboy (Richard Connaught) -cuya indumentaria recuerda al uniforme del Waffen-SS-, intenta
violar a una chica que logra escaparse desnuda, mientras los dos grupos rivales se trenzan en
una violenta trifulca en la que Alex y sus drugos resultan vencedores. Al oír las sirenas de una
patrulla policial, huyen del teatro abandonado. Después roban un Dodge Durango 95 y lo
conducen en la noche a gran velocidad, sacando a los otros vehículos de la ruta, para
finalmente detenerse en una casa con un letrero que dice «Home».

Alex y sus drugos deciden invadir dicha casa. Alex engaña a sus ocupantes pidiendo ayuda para
uno de sus amigos que ha sufrido un accidente. La dueña de casa (Adrienne Corri) le abre la
puerta, y la pandilla, llevando sus grotescas máscaras, invade la vivienda. Toman por la fuerza
a la dueña y golpean despiadadamente a su marido, el escritor Frank Alexander (Patrick
Magee). Violan a su esposa ante su mirada impotente, mientras Alex lo patea, cantando Singin'
in the rain (Cantando bajo la lluvia). Los cuatro vuelven al bar lácteo Korova y ven como una
señora canta la Sinfonía n.º 9 de Beethoven en su cuarto movimiento, Alex lidia con un intento
de golpe de Dim (después de que este se burlase del canto), y lo hace de manera brutal. Esto
resiente su autoridad sobre los suyos y él no lo advierte completamente.

Después de faltar a clases argumentando jaqueca, se levanta una mañana y se encuentra en su


casa con P. R. Deltoid (Aubrey Morris), un agente social que controla a delincuentes juveniles
como él. Deltoid, quien siente una profunda aversión hacia Alex, intenta persuadirlo para que
cambie de actitud, aunque termina golpeándole los testículos. Sin hacer demasiado caso al
agente social, Alex sale de paseo y conoce a dos muchachas adolescentes Marty y Sonietta
(Barbara Scott y Gillian Hills) en una tienda de discos, van a su casa y fornican.

Thamesmead Housing Estate, uno de los escenarios de la película donde Alex golpea a sus
amigos.

Después de imponer su autoridad, golpeando y empujando por sorpresa a Dim y a Georgie al


agua, para después tajarle la mano a Dim, Alex decide que sería bueno aflojar un poco su
autoridad y dejar participar un poco más a sus drugos. Así pues, le pide a Georgie que le
cuente el plan que tiene en mente. Este explica que planea con el grupo, robar y violar a una
mujer adinerada (Miriam Karlin), que vive sola con sus gatos en una casa aislada.
Llegan a la casa y después de intentar el mismo truco usado en el asalto anterior, solo Alex se
introduce en la casa por una ventana (ya que la mujer sabe del mismo método usado en el
asalto en casa del escritor), sorprendiendo a la mujer. Después de mofarse de ella, ella se
resiste a sus acosos, e intenta propinarle un golpe con un busto de Beethoven. Alex, en un acto
irreflexivo, la golpea con una escultura de porcelana de gran tamaño en forma de pene. La
policía llega a la casa, porque ya estaba de camino, después de que la mujer la había llamado.
Todos se apresuran a huir, pero antes, Dim, rabioso con Alex por haberle golpeado y cortado,
le golpea en la cara con una botella llena de leche, dejándolo momentáneamente ciego,
dolorido y con un pequeño corte en la nariz en la escena del crimen. Después de ser arrestado,
se descubre que la víctima del asalto ha muerto, lo que convierte a Alex en un asesino. Es
sentenciado a catorce años de prisión, donde es vigilado estrictamente por el jefe de guardia
(Michael Bates).

Después de haber cumplido dos años de su sentencia, y habiéndose ganado la buena


disposición del capellán de la prisión (Godfrey Quigley) haciéndole creer que la Biblia lo ha
ayudado a reformarse, logra una recomendación del ingenuo sacerdote. El ministro del
Interior (Anthony Sharp) visita la prisión y después de que Alex hace un comentario, le ofrece
la libertad condicional si se somete al tratamiento Ludovico, una terapia experimental de
aversión, desarrollada por el Gobierno como una estrategia para detener el crimen en la
sociedad. El tratamiento consiste en ser expuesto a formas extremas de violencia, forzándolo a
mirar escenas cinematográficas muy violentas en una pantalla. Alex es incapaz de apartar la
mirada de la pantalla, ya que su cabeza está inmovilizada y sus párpados abiertos por un par
de ganchos. También es drogado antes de ver las películas, para que asocie las acciones
violentas con el dolor que estas le provocan.

El escultor holandés Hermann Makkink y la pieza de su autoría que fue empleada en la


película.

De esta forma, el tratamiento Ludovico lo deja incapaz de ser violento (ni siquiera en defensa
propia) y también incapaz de tocar a una mujer desnuda, pero, en un imprevisto efecto
secundario, el tratamiento también lo hace incapaz de oír su pieza favorita, la Novena Sinfonía
de Ludwig van Beethoven, que es el fondo musical de una de las películas. Alex queda sin la
capacidad de defenderse, y además, al volver a su casa es desahuciado por sus padres, quienes
aparentemente no lo quieren en casa; pues tienen alquilada su habitación a un huésped (Clive
Francis), se deshicieron de su estéreo y tesoros argumentando ser tomados por la policía en
compensación a las víctimas y, aparentemente, mataron a su serpiente Basil, aduciendo tener
un accidente.

Desanimado, Alex deambula por la ciudad, solo para encontrarse con sus viejas víctimas. El
mendigo que golpeó al principio de la historia, cobra venganza llamando a todos sus amigos,
que le dan una paliza hasta que llegan dos policías, que resultan ser sus antiguos drugos, Dim y
Georgie, trabajando ahora como agentes, quienes lo reconocen y lo llevan a un lugar apartado,
donde lo golpean y casi lo ahogan en un abrevadero para cerdos. Alex logra recuperarse y vaga
por los bosques hasta llegar casualmente a la casa del escritor. Este, postrado en una silla de
ruedas, a consecuencia del asalto de Alex y su pandilla, y además viudo, porque su mujer se
había suicidado a raíz de la violación que había sufrido; lo deja entrar sin descubrir su
identidad. El escritor, que cuenta con un guardaespaldas (David Prowse), lo acoge y alimenta,
pero Alex comete el error de cantar nuevamente Singin' in the Rain, provocando el recuerdo y
la ira del escritor. Este decide vengarse, drogando a Alex, e intenta hacer que se suicide,
haciéndole escuchar a gran volumen una versión electrónica de la Novena Sinfonía de
Beethoven (segundo movimiento). Alex en su desesperación, trata de "evaporarse" (como él
llama a suicidarse)[Nota 2] saltando por una ventana, pero logra sobrevivir.

Después de una larga recuperación en el hospital, Alex parece ser el de antes. Sus padres lo
visitan y además de disculparse con él le ofrecen regresar a su casa. El ministro del Interior,
quien antes le había seleccionado personalmente para el tratamiento Ludovico, lo visita,
disculpándose por los efectos del tratamiento, diciendo que sólo seguía las recomendaciones
de su equipo. El Gobierno le ofrece a Alex un trabajo muy bien remunerado, si acepta apoyar
la elección del partido político (conservador), cuya imagen pública se vio seriamente dañada
por su intento de suicidio y el controvertido tratamiento al que fue sometido. Anticipando su
regreso al estrago y segundos antes de volverse loco, Alex narra el final de la película:
«Definitivamente, estaba curado» mientras se ve una fantasía surrealista de él mismo
copulando con una mujer en la nieve, rodeado por damas y caballeros victorianos
aplaudiéndole, mientras se puede escuchar el último movimiento de la Novena Sinfonía de
Beethoven como música de fondo.

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