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TRABAJO DE:

CONVIVENCIA ESCOLAR

AÑOS

2021

INTRODUCCIÓN

Este trabajo se realizó con el fin de dar a conocer la vida en el aula y las
relaciones entre los alumnos en la educación, y la agresividad de la indisciplina de
la violencia entre iguales de las víctimas y los agresores de los espectadores de la
violencia. Que se dispone para conducir el aprendizaje de los alumnos, con la
finalidad de proporcionar un aprendizaje en la diversidad .Para fortalecerles a los
estudiantes las capacidades y habilidad en cualquier área donde el docente
oriente el proceso del mismo para el desarrollo de dichas competencias
educativas del educando.
OBJETIVOS

GENERAL

Conocer la importancia de los recursos didácticos que nos ayudan a facilitar el


proceso de enseñanza- aprendizaje, donde involucra a la atención de la diversidad
de los alumnos y les proporciona los materiales necesarios los cuales se dispone
para conducir el aprendizaje sea cual sean los contenidos en la primaria y
segundaria

ESPECIFICO

•Conocer que son los recursos didácticos

•Saber cuáles son los contenidos mínimos de la enseñanza de la educación física

•Conocer las estrategias de las prácticas de enseñanzas

•Conocer cuáles son las tareas motoras de atención a la diversidad


RESUMEN

LA VIDA EN LAS AULAS Y LA RELACIONES ENTRE LOS ALUMNO

Intenta describir la realidad de lo que sucede dentro de un aula de primaria, se


centra en los entresijos de la educación desde de un punto de vista que muestra la
visión de los profesionales de la educación sobre lo que ocurre dentro de las
aulas. La primera parte trata de describir las relaciones alumno-profesor con
mirada de como las entendería un absoluto extraño. Una constatación que resulta
de este intento es que el profesor está constantemente interrumpiendo su trabajo
para atender casos particulares. La tarea del profesor se parece a la del músico de
jazz: parte de una melodía o un ritmo y luego improvisa, constantemente. Otra
idea curiosa es que compara al profesor con un "jefe" del alumno (en cuanto que
dispone de autoridad para que el alumno tenga que trabajar cuando él lo
disponga, en lo que él disponga); compara también la escuela en algún sentido
con una cárcel: los alumnos se encuentran físicamente confinados en una
institución más o menos coercitiva y no por propia voluntad (esto tiende a
olvidársenos a los profesores); a su vez, como en una cárcel, la buena conducta
comporta beneficios, muchas veces incluso académicos. La segunda parte recoge
la opinión de los alumnos sobre la escuela. La tercera, es la opinión de los
profesores sobre su trabajo. De esta tercera parte el autor señala que los
profesores, hablando sobre su tarea, usan un lenguaje muy pobre, con conceptos
y esquemas causa-efecto muy simplificados; quizá como consecuencia del hábito
de dirigirse a un público infantil, quizá también porque el trabajo del profesor de
primaria o secundaria es poco especulativo. Otra observación: el proceso de
aprendizaje de los alumnos es algo muy secundario para un profesor: lo prioritario
es mantener el orden, la autoridad, etc. La gestión del aula exige mucho tiempo y
energía pero resulta medio imprescindible para cualquier otra meta.
AGRESIVIDAD, INDISCIPLINAS Y VIOLENCIA ENTRE IGUALES

La Psicología ha tratado el problema de la agresividad humana desde que existe


como ciencia y nos ha ofrecido varias tentativas de explicación. Desde el trata
miento naturalista hasta el enfoque profundo del psicoanálisis, las teorías
psicológicas han contribuido a desarrollar creencias sociales sobre el
comportamiento agresivo y, aunque mucha de la información científica que
sustenta estas creencias es susceptible de ser revisada, otra buena parte de ella
nos permite reflexionar sobre este complejo asunto y posicionarnos con algo de
sensatez en el tema. Sabemos que ciertas tendencias de comportamiento se
heredan, a pesar del cambio acelerado de las condiciones naturales y sociales, en
las cuales debe tener lugar el desarrollo de los individuos, y que pueden no
corresponder ya con el esquema heredado. Seguramente la agresividad es uno de
estos patrones que ahora, dado el nivel de evolución humana, podría parecernos
improcedente, ya que muchos de nosotros no tenemos que enfrentarnos cada día
a animales peligrosos o a condiciones naturales violentas. Pero la evolución
filogenética no tiene mucha prisa en cambiar dominios que adquirió durante miles
de años, y seguimos naciendo preparados para situaciones adversas. Las
manifestaciones de violencia en el espacio educativo son diversas y deben
entenderse en el conjunto de relaciones interpersonales en las cuales ocurren y
según el grado de intensidad de los actos. Se trata de una situación que vulnera el
derecho de niños y niñas a crecer sanos física, mental y espiritualmente así como
el derecho a la protección contra el abuso y la discriminación, ambos confirmados
por la Convención sobre los Derechos del Niño, sino que además genera
consecuencias negativas que pueden perdurar a lo largo de las vidas. Confirma
que la violencia escolar se extiende a las instituciones educativas de manera
generalizada y afecta a niños y niñas de todas las clases y grupos sociales,
entorpeciendo sus procesos de aprendizaje. El tipo de violencia más relevante en
relación con los puntajes en la prueba tercer y en la mayor cantidad de países es
aquel percibido por los estudiantes a nivel promedio de la escuela como aulas de
ambiente violento. Ello remite a espacios escolares con baja capacidad de gestión
de las relaciones interpersonales, lo que afecta negativamente la convivencia y los
procesos de enseñanza en la sala de clases. Si bien la violencia es extendida, en
las distintas poblaciones de la comunidad educativa son diversas formas de
violencias las que se perciben con diferente grado de intensidad. Por ejemplo, los
datos mostraron que los y las estudiantes de poblaciones discriminadas o que
sufren de otros procesos de exclusión, como los inmigrantes, indígenas,
estudiantes en situación de trabajo infantil y aquellos que pertenecen a hogares de
menor nivel socioeconómico, perciben mayores niveles de agresión entre pares al
interior de las escuelas.

VÍCTIMAS, AGRESORES Y ESPECTADORES DE LA VIOLENCIA

El fenómeno social de la violencia es mucho más amplio que el problema


institucional de la violencia en el centro educativo; la violencia está en la calle, en
la vida doméstica, en el ámbito económico, político y social en general. Lo que
ocurre en los centros escolares no es más que un reflejo de lo que ocurre en la
vida pública y privada en todos sus aspectos. Pero nosotros fijaremos nuestra
mirada dentro de los muros de la institución educativa, para analizar las malas
relaciones y los abusos entre compañeros y compañeras que en ella acontecen.

Afortunadamente, los niveles de violencia de nuestras instituciones no son, por el


momento, alarmantes, pero sí son lo bastante altos como para que nos
preocupemos de intentar comprender sus causas y sus consecuencias;
especialmente, porque si siguen la tendencia que observamos en los países que
nos preceden en el llamado progreso económico, es de esperar que los problemas
se agraven. La violencia, que se concreta en malas relaciones interpersonales,
falta de respeto, agresividad injustificada, prepotencia, abuso y malos tratos de
unos hacia otros, es, en sí misma, un fenómeno social y psicológico: social,
porque surge y se desarrolla en un determinado clima de relaciones humanas, que
lo potencia, lo permite o lo tolera; y psicológico, porque afecta personalmente a los
individuos que se ven envueltos en este tipo de problemas. Consideramos que
están envueltos en estos problemas, y que, en alguna medida, son víctimas de
ellos, tanto los chicos y chicas que son cruel e injustificadamente agresivos con
otros, como los que son víctimas directas de la crueldad y la violencia de los
agresores. Asimismo, son víctimas del fenómeno de la violencia, los chicos y
chicas que, sin verse involucrados de forma directa, lo están de forma indirecta,
porque son observadores y sujetos pasivos de la violencia, al verse obligados a
convivir en situaciones sociales donde esos problemas existen. Finalmente, el
profesorado y todas las personas que forman parte de la comunidad educativa ven
alterada su función profesional y social cuando deben enfrentarse a situaciones
que desbordan sus planes y deterioran las condiciones humanas en las que deben
ejercer su actividad.

Ya hemos visto hasta qué punto el complejo mundo de las relaciones sociales en
el centro educativo, estructurado en microsistemas de influencia mutua, es, de
alguna manera, el ecosistema en el cual debe desarrollarse la función instructiva y
educadora que la institución educativa tiene que realizar. Es evidente que el
microsistema que constituye el profesorado en sí mismo es importante, y en gran
medida, determinante, porque se suele erigir como modelo a imitar por parte del
alumnado. Pero nosotros nos centraremos en el microsistema que forman los
alumnos y alumnas entre ellos: lo que llamaremos, en este contexto, las relaciones
de los iguales. Cuando el sistema de relaciones de los iguales se configura bajo
unas claves socialmente pervertidas en las que predomina el esquema dominio-
sumisión, las actividades y los hábitos se hacen rituales sobre la ley del más
fuerte. Cuando estos hábitos y rituales se prolongan en el tiempo, sus efectos se
hacen sentir en el desarrollo psicológico, y terminan siendo verdaderamente
negativos para la salud mental de los chicos y chicas implicadas agresores y
agredidos. En el contexto de las relaciones entre iguales, pueden aparecer
diversos tipos de enfermedades psicosociales, algunas de las cuales pueden
llegar a tener verdadera repercusión en el desarrollo de los niños y niñas que se
ven afectados por ellas. Una de estas enfermedades es la aparición del abuso y la
prepotencia en el conjunto de convenciones que surgen espontáneamente entre
los grupos. El rígido esquema de dominio-sumisión que adopta a veces el modelo
social en los grupos de escolares se caracteriza porque en él una persona es
dominante y otra es dominada; una controla y otra es controlada; una ejerce un
poder abusivo y la otra debe someterse. Se trata de una relación de prepotencia
que termina conduciendo, en poco tiempo, a una relación de violencia. Un tipo de
vinculación social claramente dañina que podemos denominar maltrato. El
maltrato entre iguales se ha descrito como «un comportamiento prolongado de
insulto verbal, rechazo social, intimidación psicológica y agresividad física de unos
niños hacia otros que se convierten, de esta forma, en víctimas de sus
compañeros» La micro cultura de los iguales contiene algunas de las claves para
que se realice este aprendizaje de selección y fijación de las actitudes y los
valores morales, que contribuirán a construir el auto concepto y la autoestima,
paralelamente a la capacidad de comprender y estimar a los demás. Dentro de los
sistemas de iguales se sacralizan estilos de ser, de sentir y de actuar, con matices
que proporcionan una fuerza cohesionadora especial a los que se crían y se
educan juntos. Sin embargo, si la micro cultura de los iguales incluye claves
simbólicas de dominio y sumisión interpersonal, y la realidad cotidiana de la
relación incluye el desprecio, la falta de consideración y, finalmente, los malos
tratos, el grupo de iguales pasa de ser un espejo en el cual ir observando el
crecimiento de uno mismo, a convertirse en un espejo roto en mil pedazos, en el
cual se aparece desfigurado y fragmentado en la identidad propia y dañado en la
autoestima, existiendo riesgo de enfermedad psicológica.

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