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El documento habla sobre la cultura cómica popular y el carnaval durante la Edad Media y el Renacimiento. Según Bajtín, el carnaval no era simplemente un espectáculo teatral sino una forma de vida vivida por la gente. El carnaval representaba una liberación temporal de las jerarquías y reglas sociales. La mejor manera de entender la cultura cómica popular es a través de la obra de Rabelais, que encapsula de manera excepcional la unidad de sus elementos heterogéneos.
El documento habla sobre la cultura cómica popular y el carnaval durante la Edad Media y el Renacimiento. Según Bajtín, el carnaval no era simplemente un espectáculo teatral sino una forma de vida vivida por la gente. El carnaval representaba una liberación temporal de las jerarquías y reglas sociales. La mejor manera de entender la cultura cómica popular es a través de la obra de Rabelais, que encapsula de manera excepcional la unidad de sus elementos heterogéneos.
El documento habla sobre la cultura cómica popular y el carnaval durante la Edad Media y el Renacimiento. Según Bajtín, el carnaval no era simplemente un espectáculo teatral sino una forma de vida vivida por la gente. El carnaval representaba una liberación temporal de las jerarquías y reglas sociales. La mejor manera de entender la cultura cómica popular es a través de la obra de Rabelais, que encapsula de manera excepcional la unidad de sus elementos heterogéneos.
Literatura Española II – S Teatro del Siglo de Oro
Descaminado, enfermo, peregrino
Góngora En este sentido el carnaval no era una forma artística de espectáculo teatral, sino más bien una forma concreta El humor carnavalesco: [n]o es en de la vida misma, que no era simplemente representada sobre un escenario, sino vivida en la consecuencia una reacción individual ante uno duración del carnaval. Esto puede expresarse de la u otro hecho «singular» aislado. La risa siguiente manera: durante el carnaval es la vida misma carnavalesca es ante todo patrimonio del la que juega e interpreta (sin escenario, sin tablado, sin pueblo (este carácter popular, como dijimos, es actores, sin espectadores, es decir sin los atributos inherente a la naturaleza misma del carnaval); específicos de todo espectáculo teatral) su propio todos ríen, la risa es «general»; en segundo renacimiento y renovación sobre la base de mejores lugar, es universal, contiene todas las cosas y la principios. Aquí la forma efectiva de la vida es al mismo gente (incluso las que participan en el tiempo su forma ideal resucitada. carnaval), el mundo entero parece cómico y es percibido y considerado en un aspecto jocoso, A diferencia de la fiesta oficial, el carnaval era el triunfo en su alegre relativismo; por último esta risa es de una especie de liberación transitoria, más allá de la ambivalente: alegre y llena de alborozo, pero al órbita de la concepción dominante, la abolición mismo tiempo burlona y sarcástica, niega y provisional de las relaciones jerárquicas, privilegios, afirma, amortaja y resucita a la vez. reglas y tabúes. Se oponía a toda perpetuación, a todo perfeccionamiento y reglamentación, apuntaba a un porvenir aún incompleto. A lo largo de siglos de evolución, el carnaval medieval, prefigurado en los ritos cómicos anteriores, de antigüedad milenaria (en los que incluimos las saturnales) originó una lengua propia de gran riqueza, capaz de expresar las formas y símbolos del carnaval y de transmitir la cosmovisión carnavalesca unitaria pero compleja del pueblo. Esta visión, opuesta a todo lo previsto y perfecto, a toda pretensión de inmutabilidad y eternidad, necesitaba manifestarse con unas formas de expresión dinámicas y cambiantes (proteicas) fluctuantes y activas. De allí que todas las formas y símbolos de la lengua carnavalesca estén impregnadas del lirismo de la sucesión y la renovación, de la gozosa Fuente: Bajtín, comprensión de la relatividad de las verdades y las autoridades dominantes. Se caracteriza Mijaíl. La cultura principalmente por la lógica original de las cosas «al revés» y «contradictorias», de las popular en la permutaciones constantes de lo alto y lo bajo (la «rueda») del frente y el revés, y por las Edad Media y el diversas formas de parodias, inversiones, degradaciones, profanaciones, coronamientos y Renacimiento. derrocamientos bufonescos. Madrid: Alianza Sin conocerla bien, no podríamos comprender realmente el sistema de imágenes Editorial, 1990. rabelesianas. Recordemos que esta lengua carnavalesca fue empleada también, en manera y proporción diversas, por Erasmo, Shakespeare, Cervantes, Lope de Vega, Tirso de Molina, Guevara y Quevedo; y también por la «literatura de los bufones alemanes» (Narrenliteratur), Hans Sachs, Fischart, Grimmelshausen y otros. Sin conocer esta lengua es imposible conocer a fondo y bajo todos sus aspectos la literatura del Renacimiento y del barroco. No sólo la literatura, sino también las utopías del Renacimiento y su concepto del mundo estaban influidas por la visión carnavalesca del mundo y a menudo adoptaban sus formas y símbolos. En realidad, la cultura cómica popular es infinita, y, como hemos visto, muy heterogénea en sus manifestaciones. A este respecto nuestra interpretación será puramente teórica y consistirá en revelar la unidad, el sentido y la naturaleza ideológica profunda de esta cultura, es decir su valor como Subrayados concepción del mundo y su valor estético. El mejor medio de resolver el problema planteado es [1] ¿Cómo encapsular la cultura cómica trasladarse al terreno mismo donde se formó esta popular? cultura, donde se concentró y fue interpretada literalmente, en la etapa superior del Renacimiento; [2] ¿Cuál es el mejor medio para hacerlo? en otras palabras, debemos ubicarnos en la obra de [3] ¿Qué relación tienen los postulados de Rabelais. Su obra es sin duda irremplazable para comprender la esencia profunda de la cultura cómica Bajtín con los problemas del curso? popular. En el universo que este autor ha creado, la unidad interna de todos sus elementos heterogéneos se revela con claridad excepcional, hasta tal punto que su obra constituye una verdadera enciclopedia de la cultura popular. Velázquez, Diego Rodríguez de Silva y. Los borrachos o el triunfo de Baco. 1628 - 1629. Óleo sobre lienzo, 164 x 225 cm. Eugenio D'Ors se sentía preso en una edad barroca, esos años treinta del siglo XX, en que la totalidad, desde Hitler hasta las vanguardias artísticas, le parecía un magnético abismo. El arte y la historia imitaban el dinamismo El caos está siempre centinela alerta en las bodegas destructor y exuberante de la naturaleza, y D'Ors de la mansión del Cosmos. Servidor y dueño, si por decidió arrojarse a una corriente que habría de concluir, una parte se deja colonizar el albedrío humano abre según sus sueños, en la restauración del Sacro Imperio un sendero en la selva véngase, por otro lado, a la Romano Germánico. Barroquísima amén de ridícula, menor negligencia la vegetación salvaje devora según le dijeron sus propios camaradas fue la conversión prontamente el sendero descuidado. del viejo dandi barcelonés a la Falange Española, en la que D'Ors se hizo ungir caballero de la santa cruzada en un De cada una de estas realidades deriva un estilo. Un operático autillo medieval. Y durante sus años como jefe estilo se sobrepone al otro. Así está muy bien. El de Bellas Artes, D'Ors organizó juegos florales y solemnes estilo de la civilización se llama clasicismo. Al estilo procesiones para exorcizar reliquias dañadas por el de la barbarie, persistente, permanente debajo de la vandalismo revolucionario. No creyendo en la España cultura, ¿no le daremos el nombre de barroco? Es Negra, D'Ors se aficionó a protagonizar sacros sainetes en llamada barroca la gruesa perla irregular. Pero más honor de la Ascensión de la Virgen, y algo había en su barroca, más irregular todavía, el agua del océano ardor de indiscreto caprichoso goyesco. Al descubrirlo más que la ostra metamorfosea en perla, y a veces, amigo de la liturgia que del Movimiento, el literato inclusive, en los casos de logro feliz, en perla excéntrico fue alejado de los gabinetes de la dictadura. perfecta.
Domínguez Michael, Christopher. “Lo barroco, Fuente: D’Ors, Eugenio. Lo barroco.
de Eugenio D’Ors”. Letras Libres. 31 de Madrid: Editorial Tecnos, 1990. octubre del 2002. Online Voces de tórtolas, voces de trompetas, oídas en una jardín botánico… No hay paisaje acústico de emoción más característicamente barroca. Fue en aquella hora primaveral y solar cuando me fue ¡Nunca exclusiones, pero siempre jerarquía! dada, en la pereza y el recogimiento, la posesión de una ¡Qué asco, un Carnaval perpetuo! Pero, ¡qué verdad fecunda: a saber, que el Barroco está secretamente soso, un año sin alguna manera de Carnaval! animado por la nostalgia de un Paraíso Perdido. Como el Carnaval, las Vacaciones tienen un Paraíso, principio y fin de la Historia. En el espíritu de la valor de excepción, cuerdamente aceptado Humanidad, alfa y omega. en anticipo. Se trata de instituciones Por culpa del árbol de la ciencia es decir, por el ejercicio barrocas, gracias a las cuales la general de la curiosidad y de la razón perdióse un día el Paraíso. disciplina encuentra precisamente su Por el calvario del progreso es decir, también por el viabilidad. La ley del trabajo alcanza la ejercicio de la curiosidad y la razón se adelanta en el plenitud de su valor cuando se establece, a camino de la vuelta. Toda la historia puede considerarse su lado y en estrechos límites, una estación como un penoso itinerario entre la inocencia que ignora y de ociosidad. la inocencia que sabe. Para recrearse, para recrease. Para perderse, Cualquier arte de reminiscencia o de profecía es siempre de cuando en cuando, en el Paraíso Perdido. más o menos barroco. Y la literatura universal un día ello acabará por descubrirse ha erigido, a la entrada de la selva de lo Barroco, dos altas columnas, que llevan los nombres del poeta Milton y del evangelista San Juan: el Paraíso Perdido y el Apocalipsis. Montaje “Fuenteovejuna”. Teatro Experimental de la Universidad de Chile, 1952.