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[COMUNICADO]
[Sobre la iniciativa popular de recuperar un barrio histórico.]
INTRODUCCIÓN
Varios han sido ya los intentos por parte de la Administración de desahuciar las
casas-cueva de San Miguel Alto con vistas a un "adecentamiento general". Pero
a medida que obtenemos píldoras de información tan solo a través de la prensa
sobre una única y dramática solución política, que pretende extenderse más
allá del área municipal permutada, lo cierto es que pesa más la realidad social
que vive el cerro que cualquier intento de desalojo forzado.
1) “Troglodita” es el término acuñado por Ángel Pérez Casas en la “Gazeta de Antropología del año
1982 en referencia a las barriadas granadinas que Juan Bustos denominó “Barrios Altos” de Granada
para definir connotativamente el estilo de vida de los habitantes de viviendas hipógeas o cuevas.
2) Cualquier territorio es ya considerado “paisaje”. San Miguel ya no goza del título de Protección
Paisajística. Por el contrario, ha sido recalificado de “Espacio Libre”, que es, a todas luces, una
estrategia encubierta que permitiría urbanizar de una manera no permitida hasta la fecha. Sin
embargo, el 1 de Marzo entró en vigor, en España, el Convenio Europeo del Paisaje, que obliga a las
administraciones a proteger, no sólo los espacios naturales emblemáticos, sino también los urbanos,
periurbanos, subacuáticos o agrarios, tanto si son excepcionales como si son cotidianos. En virtud
de esta norma, suscrita por 29 países europeos, cualquier territorio será considerado “paisaje” y, en
el caso de entornos degradados, se promoverá su regeneración. Estos mandatos tendrán que ser
ejecutados, en gran medida, por las comunidades autónomas, que ostentan la mayorparte de las
competencias sobre política territorial. El convenio obliga a los países a garantizar la participación
pública en las políticas que afecten a los paisajes y adoptar medidas de sensibilización.
Hablamos aquí de una integración social (propia de la ética social que atañe a
lo político) que normalice algunas de las situaciones domésticas, tanto
externas como burocráticas, que son las causantes del desasosiego de que
pueda hacerse eco la imagen pública del cerro.
Este año queremos llamar la atención sobre los proyectos de investigación que
algunos vecinos de S. M. están llevando a cabo a través de la UGR; uno como
tesina final en la FF. De Antropología; otro, como tesis doctoral de la FF. de
Arqueología y que versan sobre la identidad etnográfica y la conciencia
"popular" de este barrio periférico. Otras investigaciones académicas se han
realizado, además, desde el campo de la Arquitectura (UGR) así como desde el
ámbito universitario de la Sociología en Alemania.
Como prueba de este interés, los propios visitantes de Granada han dejado
patente su punto de vista bajo la representatividad de sus firmas a su paso por
San Miguel Alto. Asimismo, han formulado el deseo explícito de que las
instituciones locales reconozcan y preserven el valor histórico y turístico que
comporta el estilo troglodita granadino de intramuros.
No cabe, pues una percepción pública excluyente “del otro” para recibir hoy un
denigrante desamparo por parte de las instituciones en lugar de acercarle a la
regularización de su ámbito doméstico y privado.
Desde el punto de vista geográfico, siempre ha sido una tendencia natural que
los barrios más desfavorecidos del mundo se encumbren en las zonas más
altas o inaccesibles de la ciudad. Sin embargo, la tendencia actual,
hipercapitalizada, parece tan solo responder al culto banal a una forma
económica de ver el mundo, proyectada en nuevos miradores, atalayas
temporales desde donde obviar la mirada a los problemas de otras clases
sociales. Esta visión “hotelera” de etiqueta verde sobre S. Miguel solo implica
un contacto efímero y superficial con una parte ya pública y emblemática de la
ciudad que es también merecedora, por antigüedad, de la vida vecinal.
En este sentido, en manos de las instituciones públicas está hoy paliar las
carencias que la zona sufre y merece desde 1962; hacer barrio con nosotros y
no jerarquizar socio-económicamente el disfrute de la zona entre turistas y
vecinos. Por ahora, dichas carencias están siendo enmendadas paulatinamente
con formas organizativas ecológicamente válidas, tal como el uso de
dispositivos térmicos y fotovoltaicos para la generación de luz y calor
renovables, el reciclado aséptico de desechos, el mantenimiento colectivo de la
zona o puntos de almacenamiento de compost, así como la adecuación del
espacio exterior de terrazas al criterio estético del hábitat troglodita en
Granada Provincia y Andalucía. Muchos de nosotros nos vemos capacitados
para mantener una colaboración activa en la toma de decisiones con cualquier
Delegaciones o consejerías institucional, agentes sociales o peritos técnicos,
para una estructuración socio-cultural compatible con el pasado, el presente y
el futuro de San Miguel. Éste es un desafío común por la salud del hábitat que
necesita del civismo de una adecuada gestión política que debiera contar con
la reunión de varias delegaciones.
El final ha sido feliz para los italianos, que hoy son parte integrante de un
museo etnográfico de carácter popular y eminentemente turístico, hasta el
punto de que son los mismos vecinos quienes desempeñan la vida laboral del
Parque.
Pero, sin ir muy lejos, podemos mirar a Guadix, que siempre ha fomentado la
habitabilidad de las cuevas en desuso a través de específicas políticas de
integración.
Con todo, recoger y subrayar el apoyo de opiniones hermanadas en nuestra
defensa desde las instituciones italianas, la Universidad Granada, la AA. VV del
Albayzín Bajo, el TSJA, la oposición política y las plataformas sociales
provinciales.
Así que, desde un enfoque humanista, sirva este documento para proponer,
por encima de otras visiones económicas sobre S. M., una sincera recuperación
del orden vecinal en el cerro que preserve la idiosincrasia etnográfica y cultural
sacromontana, la naturaleza antropológica de la vivienda hipógea como hábitat
esencial en la historia del ser humano y como vivienda histórica en Andalucía.