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Los entrevistados relatan las carencias de su niñez y el cómo sus relaciones los
ayudaron subir de categoría sus botines.
Desde darle una mejor vida a su familia hasta falta de trabajo por pérdida de
extremidades; los motivos de un ladrón son muy variados, pero la mayoría
convergen al mismo punto: la carencia.
Sus estancias en las cárceles eran pasajeras, un ciclo que si tuvo un fin. Después
de regresar cada pocos meses todos los entrevistados terminaron por cumplir los
cargos de robo, y algunos de homicidio dentro del penal; estando todos tras las
rejas al momento que fue grabado el documental.
“Carrizos” disfrutaba de jugar tenis, bailar swing y vestir bien; aspecto que
inclusive lo llevó a pasar desapercibido por la seguridad de la casa de Luis
Echeverría, presidente de México al momento del allanamiento, regresó su botín,
para más tarde seguir con José López Portillo, a quien no regresó lo robado.
Aclama ser justo, dijo “Nunca he pensado que le hago daño al que le sobra pan, le
quito un pedacito del baguette que tiene”. Critica también la falta de ética de los
ladrones en la actualidad y el atrevimiento que tienen al ejecutar durante un robo.
Aclama que vivió una juventud plena y acepta el estar pagando su condena, por
robos o el abandono a su familia.
Arcadio Ocampo Anguiano, mejor conocido como “El Xochi”, después de una vida
de robos comenzada siendo un niño, siendo probablemente el más viejo en ser
entrevistado, termina su testimonio diciendo que le faltó valor para cometer un
robo de un calibre mayor.
Jorge Calva Márquez, mejor conocido como “El Fantomas” admite no saber lo que
era un cumpleaños, que fueron sus circunstancias lo que lo llevó a empezar a
robar juguetes dejados fuera de casas ricas.