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EES N°2 “Marcos Sastre” Geografía 3° Prof.

Michel Trujillo González

EL MODELO AGROEXPORTADOR (1860-1929)


Bases Históricas y Características Generales

Introducción: La Argentina como República Federal

Una federación es un sistema de gobierno, es


decir, un conjunto de reglas para tomar
decisiones. Implica una organización espacial
donde conviven distintos centros de poder que
han delegado en un poder central ciertas
facultades para mantener y garantizar la
convivencia. El carácter federal de un país no
depende de la distribución geográfica de la
población, los recursos económicos o
cualquier otro atributo, sino de la distribución
territorial de los centros de poder.

Desde la derrota en Caseros en 1852, quedó


claro que el poder económico y militar de
Buenos Aires resultaba insuficiente para
someter al resto de las provincias de modo
permanente. A su vez, demostró que el
gobierno del resto de las provincias no podría
sobrevivir sin los ingresos aduaneros del
puerto de Buenos Aires, por lo que la
integración de ambos, en un proyecto federal
y nacional, era la vía más favorable.

De este modo la organización política de la


Argentina resultó de un pacto constitucional
entre entidades provinciales autónomas
(entonces 14). Desde la Constitución de 1853,
se reconoce a las provincias como unidades
políticas soberanas con derecho a establecer
sus propias constituciones y a elegir sus
autoridades, entre otros poderes y facultades.

Los territorios anexados tras las campañas


militares del Estado Nacional (1878-1885) y
usurpados a los aborígenes que habían
sobrevivido a la conquista y colonización
españolas, no se “provincializaron” por ley
hasta 1951, es decir, no tuvieron autonomía
política del Estado Nacional hasta la segunda
mitad del siglo XX.

Completando este proceso, la reforma


constitucional de 1994, declaró la Ciudad de
Buenos Aires como entidad política autónoma.
Provincialización de la República Argentina (1814-1990)
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EL MODELO AGROEXPORTADOR

En el período entre 1860 y 1929 la Argentina solidifica las bases de su Estado, su estructura federal y sus límites
y divisiones territoriales. A la par de las campañas militares de expansión del territorio (1878-1885), se va
produciendo una ampliación de la frontera productiva de la nueva nación; especialmente un crecimiento del
sector agropecuario, en un contexto internacional de altos precios para las materias primas y una relación de
fuerte complementariedad con el capital inversor de Gran Bretaña. En esta etapa, se consolidó un sistema
político partidario conservador y elitista, que favoreció la reproducción de la clase terrateniente y su influencia
territorial, contribuyendo a establecer y perpetuar un modelo político-económico que ha caracterizado a la
Argentina durante la mayor parte de su historia: el modelo agroexportador.

Un modelo económico es, esencialmente, un programa de política económica (más o menos cohesionado) que
adopta un Estado para organizar su economía y potenciar su desarrollo. Cada economía tiene una matriz
productiva, es decir, un sector de actividades dominantes que constituyen el motor central de su capacidad
para producir riqueza. Esta matriz productiva determina el carácter general de una economía y condiciona su
rendimiento y posibilidades, siempre en relación con los otros modelos económicos con los que se relaciona.

La Argentina se inserta, como otras jóvenes naciones en desarrollo de la época, en la división internacional del
trabajo como esencial productora de carnes y granos, importando la mayor parte de los bienes industriales
necesarios, para la propia producción agraria y para el consumo. Por lo que podemos definir que el modelo
agroexportador es el modelo económico adoptado por la Argentina, en el contexto de la división
internacional del trabajo, basado en la producción de materias primas esencialmente agrícolas-ganaderas y
su exportación a los países centrales (industrializados o en vías de serlo).

En esta relación estrecha con el capitalismo británico y la inserción en los mercados mundiales, el modelo
agroexportador condujo a profundas transformaciones espaciales y económicas, de la mano de tres elementos
decisivos:

▪ La inmigración europea.
▪ La creación de las colonias agrícolas.
▪ La introducción y expansión de los ferrocarriles.

Una vez expropiadas las grandes extensiones de territorio a los pueblos originarios, la nueva nación se procuró
ejercer ese control a través de un nuevo poblamiento, fomentando la inmigración desde Europa. El plan de los
gobiernos fundacionales era poblar el territorio conquistado con inmigrantes europeos, esperando que estos
trajeran consigo no sólo la ambición por el progreso personal, sino también la experiencia tecnológica de la
Europa industrial. La identidad nacional se construyó sobre el deseo de emular a las sociedades europeas. El
primer censo oficial de población realizado por el Estado Argentino, en 1869, arrojó una cifra ligeramente
inferior a los 2 millones de habitantes; veinticinco años después esa cifra se había duplicado. A este rápido
ascenso de la población contribuyeron numerosas políticas de incentivo que implementó el Estado, desde la
creación de las colonias rurales en 1855 hasta la “Ley de Inmigración y Colonización N°187” de 1875.

Hacia 1875, cuando el país comenzaba a organizarse como un Estado moderno, la ganadería constituía la base
de la economía argentina (55% del PBI). La contribución de la agricultura alcanzaba sólo al 3% del PBI. Esa
situación se modificó rápidamente con el desarrollo de la agricultura en la región pampeana (favorecida por
las características del clima y los suelos) la cual creció en base a tres cultivos: trigo, maíz y lino. Dado el rápido
éxito alcanzado en la producción agrícola dominada por las colonias, un importante sector de propietarios de
tierras se volcó al arrendamiento, lo que conllevó paulatinamente a la concentración de la tierra en pocas
manos. Estos procesos se desarrollaron hasta 1895, en que el valor de la tierra comenzó a aumentar
significativamente por el desarrollo del ferrocarril y los altos beneficios que arrojaba la actividad agrícola.
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Si bien, las colonias agrícolas se extendieron por todo


el país gracias a la incorporación de población
extranjera, fue la ciudad de Buenos Aires y su región
circundante, el lugar que absorbió la mayor cantidad
de inmigrantes y avances tecnológicos, provocando la
primera gran diferenciación poblacional y urbanística
en relación al interior del país y su consolidación como
centro organizador de todo el territorio. Este proceso
de migración acelerada hacia las ciudades condujo a la
urbanización temprana del país. A su vez, el
crecimiento desproporcionado de Buenos Aires, en
comparación con otras ciudades del interior, acentuó
los rasgos de macrocefalia geográfica que hoy
identifican a la Argentina.

La centralidad porteña se vio fortalecida por el tendido


de vías férreas que surcaron la pampa y penetraron en
el interior, para llevar la producción al puerto con
destino a Europa. La red ferroviaria alcanzó más de
9400 km hacia 1890 y valorizó tres puertos: Bahía
Blanca, Buenos Aires y Rosario. La configuración de la
red ferroviaria argentina ha sido representada como
parte del modelo agroexportador y de acuerdo con las necesidades de Gran Bretaña. El ferrocarril ayudó en
primer lugar a satisfacer la demanda interna de cereales, carnes y otros bienes agropecuarios, demanda
situada en las ciudades de mayor tamaño ubicadas sobre las costas.

El diagrama vial pensado en la exportación, demuestra la capacidad territorial en cooperación con los intereses
de las clases dominantes, al tiempo que modifica el desarrollo de las economías regionales que poco a poco
se integraron en una relación de subordinación con respecto a la región pampeana, principal destino para sus
productos que no lograron insertarse en el mercado internacional y comenzaron a depender de las
fluctuaciones del consumo nacional.

Evolución de la red ferroviaria argentina (1870-1910)


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Resultados y valoraciones del modelo agroexportador durante el período 1860-1929

Durante el período 1860-1929, la Argentina llegó a ubicarse en cuarto lugar en el valor de las exportaciones en
América Latina, al punto que en 1913 las exportaciones argentinas eran las primeras. La posición relativamente
ventajosa de Argentina en el mercado mundial, en un momento de auge de precios de las materias primas,
trajo también una expansión del mercado interno por efecto de las políticas migratorias que promovió el nuevo
Estado para poblar el territorio. En resumen, el crecimiento argentino en este período fue alto por la
combinación de estos dos factores: elevados precios internacionales en las materias primas y aumento
acelerado de la población económicamente activa.

Si bien la Argentina vivió durante este período grandes transformaciones (técnicas, espaciales, productivas,
urbanas, mercantiles, etc.) que le acercaron a un modelo económico industrialista, se fue decantando cada vez
más por una economía con matriz agraria. En esta etapa, las producciones manufactureras estaban
fuertemente asociadas a la producción de alimentos y actividades vinculadas con el agro y los servicios
urbanos.

A pesar del crecimiento significativo que se señala, el valor de las importaciones de bienes industriales en el
consumo doméstico era muy elevado y los niveles de industrialización del país resultaban inferiores a los de
otros países en desarrollo de perfil agroexportador. El Censo de 1914 mostró que el 53% de la producción
industrial correspondía a la rama de alimentos y bebidas y que el 74% de los insumos y materias primas que
utilizaba la industria eran importados.

A esto es importante añadir que la penetración del capital extranjero (especialmente británico) en la economía
argentina y el fuerte endeudamiento externo del período, así como la excesiva dependencia del mercado
exterior, dejó muy vulnerable al país ante futuras crisis. Esa fragilidad del modelo se puso en evidencia con la
crisis internacional de 1929 y condujo a la necesidad de implementar un nuevo modelo económico orientado
a la industrialización.

Fuentes:
▪ Acuña, Carlos H. (2013) “¿Cuánto importan las instituciones? Gobierno, estado y actores en la política argentina”, Siglo XXI
Editores, Buenos Aires.
▪ Benedetti, Alejandro y Esteban Salizzi (2014) “Fronteras en la construcción del territorio argentino”. en Cuadernos de Geografía:
Revista Colombiana de Geografía N°23 (págs. 121-138), Bogotá.
▪ Djenderedjian, Julio C. (2008) “La colonización agrícola en la Argentina, 1850-1900” en “América Latina en la Historia Económica”
N°30 (págs.127-157), México.
▪ Kulfas, Matías (2019) “El desarrollo industrial argentino en perspectiva histórica”, en “Voces en el Fénix”, Nº 76 (págs.10-19),
Buenos Aires.
▪ Eggers-Brass, Teresa (2006) “Historia Argentina. Una mirada crítica (1806-2006)”, Maipue, Buenos Aires.

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