deslizándose aquí el puente del abismo el túnel oscuro en el silencio y la pradera dibujada con el pincel finísimo al viaje de mis ojos. Mujeres en los puertos con sus viandas niños aquí y allá y el sol ardiendo en medio de la tarde mientras el ruido vuelve a la memoria cuando viajar era deshacer lo rutinario dar vuelta hacia el origen al centro de la infancia donde se cruza el horizonte.
Como paso de tren regreso con cautela
oigo y atiendo aquello que alimenta mi recuerdo y están los pueblos las estaciones polvorientas la casa como un punto en la montaña el color de las frutas en los árboles la tierra caliente y sus olores y la gente que sube y se acomoda para el tránsito fugaz del no sé dónde.
Oigo el tren que regresa con su ruido y su sombra
lo oigo pasar como pasa la vida sin que nos demos cuenta.