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Ercolano 

c. Lanteri de Renshaw.

Hechos:

A raíz de una crisis habitacional por la creciente inmigración, aumenta el precio de


los alquileres.

Se dicta una ley que congela el precio de los alquileres por dos años.

Agustín Ercolano, inquilino de Lanteri, no tenía un contrato, sino un convenio de


palabra.

Se inicia demanda por parte de Lanteri, tachando de inconstitucional la ley 11.157


que prohíbe cobrar durante dos años a partir de su promulgación un precio de
locación mayor al que se pagaba por el alquiler de casas, piezas y departamentos
el 1 de enero de 1920, por ser incompatible con los artículos. 14 (derecho de usar
y disponer de la propiedad), 17 (inviolabilidad de la propiedad) y 28 
(razonabilidad) de la Constitución Nacional.

Rechazada en las instancias ordinarias, se interpuso recurso extraordinario


federal.

La Corte Suprema de la Nación confirmó, por mayoría, la sentencia apelada,


sosteniendo que:

1. El derecho de usar y disponer de la propiedad ni ningún otro derecho


reconocido por la Constitución tiene carácter absoluto. Pues, la reglamentación o
limitación del ejercicio de los derechos individuales es una necesidad derivada de
la convivencia social.

2. No es del resorte del Poder Judicial decidir del acierto de los otros poderes
públicos en la elección del medio empleado para conjurar una situación de crisis
económica -en el caso, se cuestiona la reglamentación del precio de
los alquileres dispuesta por la ley 11.157, sino que únicamente le incumbe
pronunciarse acerca de los poderes del Congreso para establecer la restricción al
derecho de usar y disponer de la propiedad, teniendo para ello en cuenta la
naturaleza, las causas determinantes y la extensión de la medida restrictiva
adoptada.

3. El poder para limitar el derecho del propietario en las circunstancias


excepcionales que justificaron el dictado de la ley 11.157, no importa admitir que
ese poder sea omnímodo a los efectos de reglamentar el precio de los  alquileres,
pues el Congreso no podría fijar un precio arbitrario que no correspondiese al valor
locativo de la habitación en condiciones normales, porque ello importaría
confiscatoriedad.
4. No habiéndose acreditado en autos que el alquiler devengado el 1 de enero de
1920 por la habitación de que se trata, no fuese razonable en el momento de la
promulgación de la ley 11.157 -que prohíbe cobrar un precio de locación mayor al
que se pagaba a esa fecha, y dado el corto tiempo transcurrido entre esas dos
fechas, cabe presumir que el límite fijado satisface -en el caso- las condiciones
necesarias de razonabilidad y que, por consiguiente, no ha sido vulnerada la
garantía del artículo 17 de la Constitución Nacional.

5. El hecho de que la sentencia apelada haya hecho aplicación retroactiva de la


ley 11.157, que prohíbe cobrar durante dos años por el alquiler de casas, piezas y
departamentos un precio mayor al que se pagaba por los mismos el 1 de enero de
1920, no suscita cuestión de carácter federal que pueda examinarse en el recurso
extraordinario, pues la retroactividad de las leyes en materia civil es un punto
regido exclusivamente por el derecho común y ajeno, por lo tanto, a la vía
intentada.

6. Tratándose de una locación por simple convenio verbal y sin término, la


aplicación de la ley 11.157 - que prohíbe cobrar durante dos años por el alquiler de
casas, piezas y departamentos un precio mayor al que se pagaba por los mismos
el 1 de enero de 1920- no altera derechos adquiridos, pues no se trata de un
contrato de cumplimiento exigible en el futuro, sino de una relación de derecho
precaria e inestable que no crea más obligaciones ni más derechos que los
derivados de cada período de alquiler que se fuere devengando por
reconducciones sucesivas.-

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