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I.

EL PROBLEMA DE LA INVESTIGACION
I.1. Realidad Problemática

La etapa de adulto mayor es la última fase de vida por la que atraviesa el ser humano;
siendo esta un periodo de cambios físicos y psicológicos, la cual ocasiona una serie de
patologías en la persona, haciéndola más vulnerable a enfermarse. Dentro de ellas
encontramos a la hipertensión arterial, enfermedad crónica no trasmisible que más aqueja a
esta población etaria y es un factor para sufrir una enfermedad cardiovascular; por lo tanto,
se considera un grave problema de la salud pública, esta situación lleva a que los adultos
mayores deban asumir ciertas responsabilidades en su salud. Lo que ha ameritado la
necesidad de que el profesional de enfermería realice actividades específicas que permitan
contrarrestar los efectos a través de la promoción y prevención.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) enfoca la celebración del Día Mundial de
la Hipertensión 2015 en subrayar la importancia de trabajar en la prevención y mejora del
control de las personas que ya son hipertensas y prevenir las muertes por enfermedades
cardiovasculares. Cada año se producen 1.6 millones de muertes por enfermedades
cardiovasculares en la región de las Américas, de las cuales alrededor de medio millón
ocurren en personas menores de 70 años, lo cual se considera una muerte prematura y
evitable. La hipertensión afecta entre el 20-40% de la población adulta de la región y
significa que en las Américas alrededor de 250 millones de personas padecen de presión
alta (1).
Según lo expuesto por la OPS nos da una visión general de la problemática que existe a
nivel mundial referente a la Hipertensión Arterial, demostrando estadísticamente que es uno
de los principales factores de muerte por enfermedades cardiovasculares y que ataca a un
buen porcentaje de personas adultas mayores. A su vez nos hace un llamado a poner más
énfasis en trabajar la promoción y prevención de esta enfermedad, para evitar que las cifras
estadísticas cada año se incrementen más; también nos habla de mejorar la calidad de los
controles de las personas que ya padecen la patología con el fin de prevenir las muertes que
esta ocasiona.
En Estados Unidos, la hipertensión arterial fue la causa principal o un factor que contribuyó
a la muerte de 360,000 estadounidenses en el 2013, lo que equivale a casi 1,000 muertes
diarias según el Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo del Comportamiento, CDC
(Centros para el control y la prevención de enfermedades); y en el año 2017, son 75
millones de adultos (32%) estadounidenses los que tienen hipertensión arterial, es decir, 1
de cada 3. 36 millones de adultos estadounidenses con presión arterial alta no la tienen bajo
control. Alrededor del 30 por ciento de los adultos estadounidenses tiene prehipertensión
(su presión arterial es más alta de lo normal, pero no alcanza el margen de hipertensión
arterial). La presión arterial alta le cuesta al país casi 48.6 millones de dólares anualmente
en gastos médicos directos y 3,600 millones de dólares en pérdida de productividad (2).
Se estima que en América Latina y el Caribe, alrededor del 80% de las personas con
hipertensión no tienen un control adecuado de su presión arterial. Según el Estudio
Epidemiológico Prospectivo Urbano Rural sobre hipertensión (PURE, por sus siglas en
inglés) en Argentina, Brasil y Chile, de forma combinada, sólo el 57% de los hipertensos
conoce su condición, únicamente el 53% de ellos está bajo tratamiento, y sólo el 30% de los
tratados tiene su presión arterial controlada. Sin embargo, el porcentaje con su presión
controlada cae al 19% si se tiene en cuenta a los hipertensos independiente de su condición
de tratado y del conocimiento de su condición (3).
En Cuba, el 19 % de la población tiene más de 60 años, el bienestar de los ancianos es una
de las prioridades del Ministerio de Salud Pública, que se evidencia en el Programa de
Atención Integral al Adulto Mayor. La atención primaria de salud es fundamental, pero
además el Sistema Nacional de Salud dispone de 143 hogares de ancianos, 247 casas de
abuelos, 44 servicios de Geriatría y 467 médicos dedicados a la especialidad.2 En Cuba, en
el año 2015, la tasa de prevalencia de la hipertensión arterial fue de 217,5 por 1000
habitantes, predominó el sexo femenino y el grupo etario de 60 a 64 años (4).
Según la ENDES (Encuesta Demográfica y de Salud Familiar) 2017 en Perú, se realizó la
medición de la presión arterial a la población de 15 y más años de edad; encontrando un
13,6% con presión arterial alta; en el 2016 fue 12,7%. Según sexo, los hombres son más
afectados (16,6%) que las mujeres (10,7%), similar relación que en 2016 (hombres 15,6% y
mujeres 9,9%). Según región natural, la prevalencia de presión arterial alta fue mayor en
Lima Metropolitana con 16,9%, seguido por el Resto Costa con 12,9%. Según región, de
acuerdo a la medición efectuada en el 2017 los mayores porcentajes de personas de 15 y
más años de edad que presentaron presión arterial alta, por encima del promedio nacional,
se registraron en la provincia de Lima (17,0%), la Provincia Constitucional del Callao
(16,3%) y Cajamarca (15,8%) (5).
Los resultados de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar 2015, mostró como datos
relacionados a los adultos mayores hipertensos en Lambayeque que sólo el 15.2% de esta
población se beneficia con el programa social pensión 65, el 9.9% de los adultos mayores
reciben apoyo del programa vaso de leche y el 2.3% hace uso del comedor popular; así
mismo evidenció que el 89% de la población hipertensa adulta mayor cuenta con
tratamiento 4 y un 11% no lo tiene; el 24.8% de adultos mayores registraron una presión
arterial normal, 48% pre – hipertensión, 14.6% hipertensión I, 12.5% hipertensión II, así
mismo, se puede corroborar que la prevalencia de la hipertensión en estos últimos años ha
ido aumentando considerablemente por la falta de responsabilidad de los pacientes en sus
controles y adherencia al tratamiento; así como el desconocimiento sobre medidas
preventivas que tiene la población de esta enfermedad (6).

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