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UNESCO/OREALC
Santiago, Chile, 2002
Se puede reproducir y traducir total o parcialmente
el texto publicado siempre que se indique la fuente.
Marzo 2002
Impreso en Chile
Impresión: Andros Ltda.
Indice
Presentación 9
Introducción ll
1.
La educación secundaria para todos: Una nueva frontera educativa
Juan Ignacio Pozo, Elena Martín, M” Puy Pérez Echeverría 15
II.
Educación secundaria: balance y prospectiva
Beatriz Macedo, Rupel Kutzkowicz 123
Vivimos en la región que posee los indicadores más dramáticos con relación a
equidad y en la cual la pobreza no deja de aumentar. América Latina se caracte-
riza por tener altos niveles de exclusión y fragmentación social y esa gran brecha
se profundiza cada año. En términos educativos, el decil más pobre tiene un
promedio ponderado de 3,l años de escolaridad, mientras que el más rico tiene
un promedio ponderado de ll,4 años de escolaridad. Esto tiene, sin lugar a
dudas, una gran repercusión en la equidad social.
Sin duda uno de los componentes más polémicos, sino el más controvertido, de
los cambios educativos que están teniendo lugar en muchos de nuestros países
son las decisiones que se están tomando, y deben tomarse, sobre la organización
de la educación secundaria. Aunque sin duda el sistema educativo vive momentos
de cambio en todos sus niveles, ya sea en la educación obligatoria (Marchesi y
Martín, 1998) o en la propia educación superior o universitaria (Monereo y Pozo,
en prensa), donde parece haber una mayor confusión sobre las decisiones que
deben tomarse y la orientación general de la etapa, es precisamente en ese terri-
torio ambiguo, aparentemente polivalente, que han constituido tradicionalmente
las enseñanzas medias y que ahora se propone ocupar -y el cambio de nombre es
ya toda una declaración de intenciones- la educación secundaria.
Países como España, que habían adoptado una orientación decidida en su
definición de esa educación secundaria en el marco de la Reforma Educativa, se
encuentran ahora en un momento de confusión o impasse, cuando no decidida-
mente de regreso a los planteamientos de las viejas enseñanzas medias. Otros
* Juan Ignacio Pozo, Elena Martín, M’ Puy Pérez Echeverría. Facultad de Psicología, Universi-
dad Autónoma de Madrid, España.
países están ahora tomando decisiones que tendrán consecuencias duraderas so-
bre el futuro no sólo de la educación secundaria y superior, como suele suponerse,
sino también de la primaria.
Por tanto es momento de hacerse algunas preguntas con respecto a la natu-
raleza, funciones y organización de la educación secundaria, por comparación
con aquellas enseñanzas medias ¿Qué diferencia hay entre ambos planteamien-
tos? iEs necesario optar por uno o por otro, o pueden ser compatibles ambos
modelos? iCuál de ellos se acomoda mejor a las demandas de esa nueva “civili-
zación cognitiva” (UNESCO, 1996) en la que ya estamos? Aunque obviamente
no podamos dar una respuesta, al menos una única respuesta, a estas preguntas, sí
queremos, de forma necesariamente breve, proponer un marco de reflexión desde
el que sin duda quien lea estas páginas estará en mejores condiciones de encon-
trar su propia respuesta, sin que ello suponga por supuesto renunciar a argumen-
tar nuestra propia posición, como luego veremos. Para establecer ese marco de
análisis es adecuado, antes de abordar las implicaciones de las diversas formas de
definir u organizar la educación secundaria, preguntarse por las funciones que
debe cumplir esa educación secundaria en esa civilización cognitiva desde la que
nos asomamos al siglo XXI.
Tabla 1
DIEZ COMPETENCIAS BÁSICAS PARA LA GESTIÓN SOCIAL
DEL CONOCIMIENTO (TOMADO DE MONEREO Y POZO, 2001)
1 En el caso de la reforma española éste ha sido uno de los puntos más debatidos. En un primer
momento se presentaron dos alternativas: la obligatoriedad hasta los 16 años o hasta los quince,
ofreciendo un curso más a quienes pudieran necesitarlo. Finalmente la LOGSE optó por la
primera solución, pero una de las críticas que se le han hecho se refiere precisamente a la
dificultad de preparar para la universidad en sólo dos cursos.
colegios enviaban alumnos a los centros de secundaria con un nivel muy insufi-
ciente y sin haber utilizado las medidas necesarias para atajar este problema,
entre ellas la repetición. Esta articulación dependerá de múltiples factores, entre
otros si la secundaria obligatoria se imparte en un mismo centro junto a la prima-
ria o a la secundaria postobligatoria. En la mayor parte de los países se ha optado
por primar su carácter secundario e impartirla en el mismo centro que el bachi-
llerato -y en ocasiones que la formación profesional-, y por parte del mismo
profesorado.
Si conseguir un tránsito fluido entre la educación primaria y la secundaria
obligatoria es fundamental para asegurar una formación de calidad para todos los
futuros ciudadanos, no lo es menos lograr una buena incardinación con el bachi-
llerato y a su vez de éste con la universidad. En este punto se concentra otra de
las grandes dificultades de la secundaria dado el histórico divorcio entre las
enseñanzas medias y la institución universitaria. Uno de los puntos claves del
diseño de la estructura de la educación secundaria es el tipo de prueba que se
establezca para acceder a las distintas carreras. Es imprescindible cumplir en este
sentido un doble requisito. En primer lugar que el examen se corresponda con los
contenidos estudiados en la secundaria y, por otra parte, que las notas obtenidas
por el alumno en esta etapa tengan un cierto peso en la calificación final de
acceso, para evitar con ello hacer depender todo de un único examen.
Un segundo aspecto que hay que afrontar, junto con la articulación de esta etapa
en el conjunto de la escolaridad, se refiere al debate sobre la conveniencia o no
de adoptar “un enfoque compresivo” en la misma. Cuando se opta por una ense-
ñanza comprensiva, es decir, en la que los alumnos estudian en un mismo centro
un currículum básicamente común obteniendo al finalizar un único título que
abre indistintamente a vías académicas o profesionales, se hace con el objetivo de
dilatar lo más posible el momento en el que los alumnos tengan que elegir entre
estas dos vías, ya que ello ayuda a que su elección esté menos contaminada por
su origen sociocultural. Los estudios sobre los modelos comprensivos han puesto
de manifiesto sus dificultades para atender a la diversidad, pero también han
mostrado que retrasar esta elección ayuda a compensar desigualdades en el siste-
ma educativo (Husen, 1986; Marchesi y Martín, 1998). Como señalan estos últi-
mos autores:
Desde nuestro punto de vista, los modelos comprensivos resultan más ade-
cuados que aquellos más selectivos desde una ideología educativa progresista. No
obstante, hacen mucho más difícil la práctica docente, ya que exigen vertebrar la
enseñanza en tomo a las medidas de atención a la diversidad (Martín y Mauri,
1996). Esto supone diseñar un currículum pensando en los aprendizajes básicos
de todo ciudadano, pero también organizar los centros de acuerdo con los princi-
pios de las escuelas inclusivas, lo que resulta mucho más complejo (Ainscow y
otros, 1994; Ainscow, 1999).
cenar una de las funciones básicas que propone la concepción que venimos deno-
minando humanista. Como señala Braslavsky (200lb), ya se observa en los nue-
vos currículos vías para desarrollar este tipo de competencias que podrían asimi-
larse a la capacidad de “emprender” de la que ha empezado a hablarse reciente-
mente. Los proyectos de investigación, de intervención comunitaria o directa-
mente de producción son algunos de los caminos que se están poniendo en
marcha.
Desde nuestro punto de vista, la estructura de la secundaria debe huir de
esta versión “academicista” a través de una incorporación explícita de elementos
profesionalizadores en el tronco general de la secundaria. Y debe asegurar aque-
llas capacidades generales que serán necesarias para poder seguir aprendiendo a
lo largo de toda la vida. Todo apunta, desde esta perspectiva, a una estructura en
la que se aseguran todas estas capacidades en el tronco general de la secundaria y
se ofrecen posteriormente, tanto al acabar la etapa obligatoria como el bachillera-
to, vías de formación profesional específica de ciclo corto que respondan a la
especificidad de los puestos de trabajo y a la vez a la necesidad de formación
permanente de los trabajadores ante nuevas demandas laborales.
Como resulta evidente, los debates que hasta aquí se han venido analizando
implican decisiones de estructura, pero también necesariamente opciones relacio-
nadas con el currículum que finalmente se imparta en la educación secundaria,
tanto obligatoria como postobligatoria. Al análisis de este segundo ámbito de la
planificación educativa se dedica el siguiente apartado.
Un currículum integral
2 En la reforma española, siguiendo el modelo curricular de César Col1 (1987) se planteó una
tipología de capacidades organizadas en cinco grandes ámbitos del desarrollo: cognitivas.
motrices, de equilibrio personal, de relación interpersonal y de inserción y actuación social.
dades. Habrá que incorporar aquellos ámbitos de conocimiento que muestren una
mayor vinculación con las competencias que se desea desarrollar. Las asignaturas
no tienen ganado su espacio en el currículum por pura tradición. Hay que ser
capaz de renovar las materias escolares superando la añoranza que abandonar
aquello en lo que nuestras generaciones se educaron siempre provoca. El debate
sobre las humanidades que ha tenido lugar en el sistema educativo español es un
ejemplo de esta dificultad en redefinir el currículum a partir de las nuevas capa-
cidades que la sociedad demanda3. Entender que el humanismo está exclusiva-
mente depositado en asignaturas como la historia, la filosofía y la lengua supone,
desde nuestro punto de vista, una concepción reduccionista. Los conocimientos
relacionados con la comprensión de la relación del ser humano con el medio
ambiente, el análisis de la influencia de la economía sobre las relaciones huma-
nas, o la reflexión sobre las complejas relaciones entre ciencia, tecnología y
sociedad constituyen hoy en día saberes imprescindibles para mantener una posi-
ción humanista ante la realidad entendida desde capacidades de diversos ámbitos
del desarrollo.
En síntesis pues, la educación secundaria en su conjunto, pero sobre todo
una educación secundaria para todos, debe asumir en sus intenciones educativas
esta amplitud de capacidades y huir de enfoques centrados exclusivamente en el
desarrollo de competencias cognitivas. Y ello supone necesariamente introducir
en el currículum, junto a los contenidos conceptuales, el trabajo sobre los proce-
dimientos y sobre los valores. Una de las dificultades que se observa en el
desarrollo de las reformas de la educación secundaria es de nuevo la contumaz
resistencia a prestar igual atención a los tres tipos de contenidos a pesar de que en
el discurso educativo “oficial” ésta sea una idea asumida. El fracaso que se
observa en esta dimensión del cambio se debe entre otras cosas al desequilibrio
entre la función formativa y la instructiva de la docencia a la que nos referiremos
más adelante. Pero antes querríamos plantear otro elemento del currículum de la
educación secundaria que es también necesario tener en cuenta para su mejora.
Todo lo argumentado hasta este punto pone de manifiesto que la clave de una
buena enseñanza es conseguir que los alumnos construyan las capacidades que
les permitirán seguir aprendiendo por sí mismos a lo largo de toda la vida.
Vertebrar el currículum desde esta prioridad tiene muchas implicaciones, pero la
idea fundamental, desde nuestro punto de vista, se resume en la importancia de
Las líneas de mejora señaladas hasta aquí no agotan desde luego todos los deba-
tes sobre las reformas de secundaria, y aun así ponen de manifiesto las profundas
transformaciones que es preciso acometer. El problema es precisamente cómo
generar el cambio. Parece que existen consensos básicos sobre la dirección de las
reformas. Sabemos a dónde queremos ir, pero sabemos mucho menos acerca de
cómo hacer viables los cambios que se proponen (Fullan, 199 1). Vamos a referir-
nos muy brevemente a cuatro aspectos que deberían, desde nuestro punto de
vista, formar parte de esta agenda de elementos generadores de transformaciones
profundas:
Tabla 2
RASGOS CARACTERíSTICOS DE UNA PRÁCTICA EDUCATIVA
CONSTRUCTIVA (SEGÚN POZO et al. (1999)
1. Relativismo/perspectivismo:
l En la organización de los contenidos: relativización del conoci-
miento disciplinar, que es un medio o instrumento didáctico, pero
nunca un fin en sí mismo
l En las actividades de enseñanza y aprendizaje: diálogo más que
monólogo
l En las actividades de evaluación: contrastación de modelos y ar-
gumentos en lugar de aceptación de un saber establecido
Tabla 3
TEORíAS IMPLíCITAS SOBRE EL APRENDIZAJE SEGÚN POZO et al (1999)
REFERENCIAS
TOMANDO POSICIÓN
En primer lugar, cabe advertir que el presente trabajo debe entenderse al modo de
un ensayo, notas y apuntes, para un debate cuya actualidad y pertinencia nos
parece significativo. La escuela secundaria (la escuela media, la escuela para
adolescentes y jóvenes, o los distintos modos de nombrar la forma escolar
institucionalizada para un grupo de edad) requiere un trabajo sistemático de re-
flexión colectiva que permita ofrecer un nuevo sentido’, alternativo al sentido
desgastado y desvalorizado de la experiencia escolar; un sentido que anude y
reanude un lazo entre significación social y significación subjetiva.
Las huellas de lo “ya no más” están siempre, en una tensión discursiva, con
el “no todavía” que significa todo “por-venir” como espacio en blanco para
nuevas escrituras; las escrituras de la diferencia (contrarias a las de la desigual-
dad), los intersticios por los que se cuela la posibilidad de modificar un instituido
injusto.
Por-venir se entiende aquí como tiempo activo, como tiempo de despliegue
de la capacidad de acción política de un colectivo que se piensa con memoria,
pero dejando que la imaginación asocie dignidad como una posibilidad para
todos. El por-venir necesita de una historia al servicio de la vida como sostendría
Nietszche (siempre tan provocador).
En ese “entre dos” (pasado/futuro), la tradición pesa desde el fondo de los
tiempos; es esa tradición que debe ser interrogada en un contexto donde la oca-
sión de lo nuevo, de lo distinto, al modo de un horizonte de utopía que, como tal,
no tiene lugar, pero que instituye con su nombre las prácticas cotidianas que no
renuncian a la resistencia contra la repetición y la reproducción de lo que E.
Renault denomina el “desprecio social”*.
Decíamos el horizonte de utopía significa la posibilidad de dejar de ser
rehenes de un tiempo que no por “pasado” puede darse por concluido.
Se trata aquí de indagar qué marcas, qué huellas, qué ruinas simbólicas del
pasado reaparecen cada vez que una nueva construcción social se anuncia como
expresión del imperativo de reparto, que tenga en la noción de igualdad una
intencionalidad no retórica.
9 Las nociones de mandatos y contratos fundacionales, así como una primera manera de esbozar
las lógicas en presencia fueron expuestas en trabajos anteriores, particularmente en Frigerio,
G.: Poggi, M. y all. Las Instituciones educativas: cara y ceca, Troquel, Buenos Aires, 1992.
10 Sobre cultura instituciontd escolnr, remitimos a Instituciones educativas: cara y ceca (op. cit).
Hemos trabajado el concepto de matri, - de nprendiznje imtituciorml, en Frigerio-Poggi: El
análisis de las instituciones educativas: Hilos para tejer proyectos. Ed. Santillana. 1996
II E. Morin alude a algunos de ellos en el informe que bajo el nombre de Les sepl savoirs
elaborara recientemente, al modo de un diagnóstico de la escuela secundaria en Francia.
ENTRELA REPETICIÓN
Y LA OCASIÓN
DELONUEVO.
EL DERECHO
A INVENTAR
01’s~COSA 53
culturales nuevas conforman nuevas identidades (en el marco de una gran crisis
identitaria colectiva) que aparecen desconcertantes y desconcertando.
Por supuesto, no se trata de llevar a cabo una operación de sustitución
irreflexiva y acrítica que consistiría en desalojar sin miramientos la cultura “de
los viejos” por una “cultura joven”. Tampoco se trata de ignorar las causas y las
formas de expresión “de hostilidad hacia la cultura” (expresión freudiana que da
cuenta de que es comprensible que los oprimidos desarrollen una hostilidad hacia
una cultura que ellos posibilitan por su trabajo, pero de cuyos bienes participan
de manera escasa).
Sí se trata, en cambio, de no propiciar ni instalar una guerra intergeneracional
allí mismo donde se espera que se concrete el tejido de una solidaridad
intergeneracional (al decir de la filósofa L. Cornu). Los mayores y los jóvenes
son generacionalmente igualmente castigados por las políticas de un economi-
cismor2 salvaje. Ambas generaciones están en déficit de reconocimiento y son
ausentes con aviso en las políticas supuestamente de reparto, manifestaciones de
un dudoso asistencialismo.
Es igualmente evidente que la tradicional manera de decodificar la noción
de profesor no se corresponde con las prácticas pedagógicas que deben desarro-
llar los profesores taxis, los educadores que trabajan en contextos adversos, los
perfiles de desempeño a los que obliga el decreto de equidad que los sistemas
educativos firman cuando se han dejado de lado las políticas de la igualdad.
La noción de conocimiento, como veremos más adelante, así como el uni-
verso al que remitía no necesariamente coincide hoy con las formas institu-
cionalizadas de tramitar, elaborar y poner a disposición saberes13ni con los crite-
rios de su significación.
La ausencia de una intrincación esencial entre la significación social del
conocimiento y el significado subjetivo del conocimiento para el sujetoI (Frigerio,
1998/2001), producto en un primer tiempo del énfasis puesto desde los 80 y
comienzos de los 90 en la urgencia de que la escuela se llene de contenidos
socialmente significativos15.
- desdibujado,
- lastrado por viejos sentidos,
- sobrecargado por una demanda que no ha sido aún evaluada en su pertinencia”.
(del cual Morín es uno de los más importantes exponentes, pero no el único) ha
dado cuenta de sus límites. Los mismos se evidenciaron no sólo en los modos en
que “las escuelas reformaron a la reforma”‘*, sino fundamentalmente en el modo
en que las reformas a la reforma parecen sucederse, no sólo en el modo en y aún
en este pendiente que nos convoca que es lo no resuelto en la escuela secundaria.
El pensamiento simplificador habitó los modos en que, desconociendo va-
riables, se diseñó la reforma, se definieron énfasis y acentos sin tomar en cuenta
los puntos de partida, los contextos, las historias, los protagonistas y la compleja
trama de lógicas que se entrelazan (la lógica cívica, la social, la política, la
doméstica, la científica, la tecnológica, la estética, la pedagógica, la económica).
Las características de las actuales condiciones laborales se encuentran Ile-
gando a un límite que no se define únicamente (aun cuando éste sea un punto
clave) por una retribución que en muchos contextos no da cuenta de la responsa-
bilidad de la tarea que se asigna a los educadores. Las adhesiones e identificacio-
nes a las instituciones y sus proyectos se hallan afectados por pluralidad de
pertenencias, dedicaciones parciales y otras variables que configuran una “crisis
identitaria”19 acerca de las cuales será necesario trabajar al tiempo que se crean
espacios de confianza entre actores para poder debatir lo sustantivo.
Tema recurrente, la necesidad de encarar la revisión de los cuerpos norma-
tivos se ha vuelto un señalamiento que hacen distintos sectores de la educación.
Pensados en otros contextos, para otros actores y sin algunos protagonistas, se
hace evidente el requisito de su reconsideración cuando se encara la necesidad de
construir novedad.
Si la preocupación por la calidad deviniera una búsqueda sistemática por
encontrar modos que modifiquen un estado de situación insatisfactorio, es evi-
dente que la falta de solidaridad intrasistémica (sistemas educativos que no son
pensados como sistemas sino como un agregado desarticulado de niveles y moda-
lidades) presenta un obstáculo a cualquier programa de mejora.
Sería necesario avanzar en la articulación entre solidaridad sistémica y au-
tonomía, ya que esta última, sin la primera sólo puede fortalecer una suerte de
darwinismo interinstitucional, allí mismo donde deberían desplegarse las redes de
la solidaridad.
La solidaridad conlleva una representación de la igualdad, entendida como
la noción que cobija la semejanza que nos identifica como sujetos de la palabra,
sujetos humanos, sujetos de palabra.
Nos limitaremos a puntuar aquí aquellos componentes que, desde nuestra pers-
pectiva, dan contenido al verbo educar y sobre los que vale la pena insistir.
Sostendremos que educar es el verbo que da cuenta de la “acción política”
de “inscribir e instituir” al sujeto y construir sociedades2”. En su sentido más
amplio, es el “trabajo político y jurídico” de crear condiciones para una filiación
simbólica24 que nos permita reconocernos como semejantes sin obligarnos a bo-
rrar las diferencias, trabajo que debería garantizar que las diferencias no serán la
sede de las desigualdades.
Consideraremos que educar no es otra cosa que la decisión política que
concierne a una distribución y a un reparto. Distribución de lo ya acumulado,
reparto de la compleja herencia, “don”. Entendiendo por don el reparto llevado a
cabo de modo que pueda tramitarse como tal, es decir que no conlleve deuda.
Hablar de herencias significa designar al colectivo como heredero25 y señalar al
mismo tiempo, por el mismo movimiento del don, que, frente a la herencia, el
otro siempre tiene una posibilidad de interpretación, de opción, de reubicación.
Por supuesto no se trata de distribuir cualquier cosa ni de hacerlo de cualquier
manera. Nunca fue lo mismo el asistencialismo que el trabajo respetuoso con el
otro; jamás beneficencia y construcción colectiva fueron sinónimos.
Las políticas educativas deberían evaluarse analizando la respuesta que dan
a estas cuestiones. LQué se reparte, a quiénes, cómo, en qué condiciones?26
El problema al que se enfrentan las democracias es el que remite a la
necesidad de instaurar un criterio de distribución justa (más que equitativa) de
ese capital cultural social que es el conocimiento y sus múltiples expresiones, en
27 Trabajamos la noción de responsabilidad tal como la despliega Jean Louis Genard, 1999, en La
grammairr de lu re.yxmsahilité, París, Humanités - Ed. du cerf.
28 Al respecto es fundamental considerar la producción de J. Rancière, de S. Douailler y las
posiciones de A. Badiou.
del sufrimiento que se generan; muchos no quieren decir no a lo que vendrá;
sabemos que no son pocos los que deben y quieren tener parte en su producción.
Considerar la producción de lo nuevo con el saber de la experiencia y los
aportes de una crítica será el requisito que nos impida construir espejismos o
enamoramos de imágenes en el agua, para no tener el trágico final de Narciso.
31 Remitimos a textos ya citados: Frigerio, G y otros: Las instituciones educativas. Cara y ceca y
El análisis de las instituciones educativas, hilos para tejer proyectos.
32 Remitimos a textos ya citados. Frigerio y otros: Currículum presente, ciencia ausente.
33 Entendemos por transmisión (al modo en que Jacques Hassoun lo propone), aquello que excede
a toda pedagogía que implica y conlleva una ética. es decir, una posición frente a la propia vida
y a la propia muerte. De ninguna manera significamos transmitir como un acto de pasaje que
presupone sujetos pasivos y algo inconmovible. Transmisión es el nombre que recibe el com-
partir el relato, es lo que hace posible un acto de relectura y asegura el pasaje de las biografías
singulares a las gramáticas plurales propias de las sociedades. Transmitir es “pasar” el código
y habilitar al otro a construir una nueva significación.
34 Estas nociones se han trabajado en otros escritos y particularmente se señalan en el texto que se
elaboró para la UNESCO, op. cit. UNESCO-Santiago 2001.
35 Recordamos la afirmación de G. Steiner cuando sostiene que una teoría es una intuición que
persevera.
62
36 Históricamente, la nobleza, la aristocracia, la oligarquía. los propietarios del capital nunca han
tenido problemas para educar a sus herederos; la cuestión de la calidad no ha sido para ellos
nunca un problema, siempre tuvieron (siempre pagaron) nodrizas, preceptores, institutores,
profesores e instituciones elitistas en las que tramitar la herencia, aun de aquello que no les
pertenecía como es el capital cultural social.
31 Estamos pensando en la corriente contractualista de la filosofía política, no en formalidades
administrativas.
38 Hace ya muchos años que venimos planteando la necesidad de redefinir el contrato Estado-
Escuela-Sociedad (al respecto Las instituciones educativas: cara y ceca).
alcances y límites, tiempos, compromisos, expectativas a ser alcanzadas, inver-
siones para crear factibilidad, determinando responsabilidades; su explicitación
permite, siempre, recordar lo que no está siendo cumplido.
No debería dejarse de lado la revisión del peso relativo en la toma de
decisiones en materia de política educativa de las instancias nacionales y/o cen-
trales, de los estados provinciales o regionales, locales atendiendo a responder a
preguntas no conformistas ni confortables: cómo conciliar sistemas educativos
nacionales y descentralización política; cómo componer un marco que incluya las
formaciones supranacionales sin desatender a las características y estados de
situación de cada país; cómo garantizar equilibrios intraterritoriales con las ten-
dencias a la mundialización (no usamos el término globalización ya que éste
implica un sentido distinto al de mundialización que preferimos).
Será posible, quizás necesario, considerar formas de “partenariado”39, que
asocien iniciativas sin privatizar decisiones. En todos los casos aparece como
fundamental establecer, crear o consolidar una solidaridad sistémica que impida
que se perpetúe la autonomización de cada nivel del sistema con omisión de
pertenencia sistémica, lo que conduce a una desresponsabilización. La pregunta
podría formularse en los siguientes términos: ¿cómo combinar pertenencia
sistémica, solidaridad interinstitucional y autonomía de los establecimientos?
iNos autorizamos a esbozar otras combinaciones?
Veamos. Sería importante, interesante (e insoslayable) plantearse cuestiones
sin precipitarse en una respuesta, para indagar sobre experiencias ya en curso,
relevar opiniones, abrir posibilidades.
Algunas cuestiones seguramente girarían alrededor de las relaciones en jue-
go. Relación con el lugar y los espacios; a los tiempos, sus expresiones y organi-
zaciones; el conocimiento (y de conocimiento); el otro y los otros.
Al abrir cada campo de relaciones nos encontraríamos con la necesidad de
considerar alternativas concernientes a las arquitecturas materiales: qué espacio
necesitan los jóvenes y adolescentes para sentir que establecen con los lugares
vínculos de identificación y pertenencia. No es imposible diseñar arquitecturas
escolares (y éstas serán imprescindibles si la obligatoriedad decretada por las
leyes de educación fuera una práctica); refuncionalizar antiguos lugares (y esto
depende de decisiones de macropolítica, pero pueden resolverse en el ámbito de
la micropolítica de cada establecimiento).
La dimensión de las instituciones, la distribución de los espacios de trabajo,
los de encuentro, importa a la hora de pensarse como miembro y parte.
4” Sobre cartografías institucionales hemos escrito en Cara a cara in Frigerio (comp.). De aquí y
de allá. Ed. Kapelusz. 1996.
41 Sobre el tema, remitimos al excelente libro de F. Terigi: Currículum. Ed. Santillana, 1999.
Los campos problemáticos, pensados como proyectos a término, jofrece-
rían, como imaginamos, la ocasión de un intento de interdisciplina pertinente al
ámbito escolar?
iCómo considerar los tiempos ? isostener estructuras graduadas, consolidar
las estructuras que incorporan la noción de ciclo? iParcelar el tiempo para posi-
bilitar figuras de campos problemáticos que se desplieguen en semestres (o tri-
mestres o cuatrimestres)? LTendrá todo el tiempo escolar que estar pautado?
LHabría posibilidades de un tiempo escolar, pero libre en el marco de tiempos
asignados?
iCómo repartir los tiempos? ¿Cómo organizar el cruce entre disciplinas
(materiaskreas), campos problemáticos y tiempos libres?
Habrá que tener en cuenta que, estrechándose el mercado del trabajo, redu-
ciéndose el empleo, si pudiera implementarse la noción de ingreso ciudadano
(que tiene distintos nombres en nuestros diferentes países cuando se enuncia
como alternativa), ejercer el “oficio de alumno” se vuelve una responsabilidad.
Estas combinatorias, cualquiera de ellas, conllevan el requisito de pensar
simultáneamente en formas de ejercicio de la profesión docente y en una forma-
ción docente. Es evidente que habrá que pensar atendiendo a la simultaneidad de
iniciativas y al carácter progresivo de los cambios que deseen sugerirse (esto no
omite la necesidad de pensar la totalidad de ellos en sus sucesivos tiempos de
construcción y revisión).
LOtras condiciones laborales son pensables? La noción de equipo se volverá
una necesidad más apremiante; la estabilidad podría tener formas de cargos con
pertenencias duraderas y pertenencias rotativas. Equipos fijos e invitados podrían
componer el cuadro de profesores. ¿TaI vez el antiguo concepto de funcionario
pueda adquirir un nuevo sentido? Para abordar el tema habrá que construir condi-
ciones políticas y restablecer confianza; no es evidente que en la actualidad estén
dadas las posibilidades de un espacio, donde la convocatoria a pensar otros mo-
dos no se transforme de un modo perverso, excusa de flexibilización laboral.
Equipos: necesarias asociaciones y articulaciones entre trabajo grupa1 e
individual deberán ser encaradas (tanto por los profesores como por los estudian-
tes), lo que debería llevar a nuevas configuraciones en la combinatoria de las
estrategias de enseñanza, que no desprecien los modos valiosos de las clases
magistrales, no impidan la producción colectiva en talleres, no omitan la
institucionalización de seminarios (espacios de interlocución), no descuide la
escritura singular, al tiempo que promueva los modos de compartir y reflexionar
propios a las gramáticas de lo plural.
La formación docente merecerá un particular cuidado y atención. Debién-
dose asegurar, también allí, que un tiempo de reflexión, debate, recuperación de
experiencias e historia creen condiciones para imaginar modos coherentes con la
incorporación de novedades.
Será necesario reconsiderar los modos de certificar aprendizajes obtenidos
en formas no escolares, buscar maneras de definir equivalencias, respetar las
diferencias nacionales y no obstaculizar los intercambios.
Evidentemente se hace necesario imaginar formas de gobierno de las insti-
tuciones que sean coherentes con las novedades que se integren y que incorporen
elementos democratizadores y redefinir las relaciones con actores extrainstitu-
cionales (padres, comunidad) en términos tales que se establezca una interlocución
que no desconozca las especificidades, ni diluya las responsabilidades diferencia-
das.
iINNOVAR?
TRIANGULACIONES IMPRESCINDIBLES
Hemos afirmado que las políticas educativas deben resultar de una vinculación
que triangule políticas de la memoria, políticas de la justicia y políticas del
conocimiento. La omisión o descuido de cualquiera de los vértices hará, desde
nuestra perspectiva, que no se pueda hablar de política educativa (tal como la
entendemos), sino de procedimientos tecnocráticos o de ilusionismos demagógicos.
De esa articulación devienen y por esa articulación se generan políticas
culturales, es decir una forma de instituir la sociedad. Es lo que E. Tassin consi-
dera como las virtudes de la acción: ligar a los actores e instituir a la comunidad
en su dimensión política.
Ciencia, ética y estética es una configuración triangular que se vuelve requi-
sito de construcción de mañanas más justos y más dignos para todos.
Otro imperativo para mañanas mejores está en la impostergable triangulación
entre ciencia, tecnología y ética.
Arte, artesanía y tecnología es una triangulación que podría encontrar en la
Bauhauss antecedentes para retornar formas posibles de inaugurar nuevas moda-
lidades de enseñanza y producción.
Arte, ciencia y autoconciencia constituyen otro modo de nombrar un trián-
gulo inevitable si se piensa en políticas educativas.
Los límites de las políticas sectoriales, las estrecheces de las políticas focalizadas
han dado ya acabada muestra de sus límites para crear sociedades más justas, por
ello sostendremos que la solidaridad interinstitucional, la multiculturalidad inclu-
yente, el efecto en las aulas de un trabajo que sostenga la emancipación intelec-
tual como una práctica que no reniegue de los conocimientos, que no omita la
ética e incluya la estética como cuestiones propias de las sociedades humanas
deberían ser los pilares filosóficos de una política educativa entendida como una
política cultural, en el marco de una articulación intersectorial de políticas socia-
les integradas, que incluyan en el diseño la asociación de políticas de salud, de
vivienda y de trabajo.
Si coincidiéramos con los que sostienen que la democracia es la política
cultural de reconocimiento del otro44 quizás fuera posible abrir el tiempo de una
esperanza, esa suerte de ensayo del futuro (como diría Borges).
* Ruy Leite Berger Filho. Director de Educación Media, Ministerio de Educación de Brasil.
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ciudadana y que, asímismo, proporcione a los alumnos los medios para continuar
aprendiendo.
Condicionado por las nuevas tecnologías, el conocimiento está alcanzando
una faceta paradigmática, alejándose, por tanto, de su carácter narrativo y
secuencial. La producción del conocimiento ocurrirá, a partir de ahora, de una
manera colectiva en detrimento del conocimiento personalista, así como ya está
sucediendo en la producción de otros bienes de consumo.
La innovación científica y tecnológica es objeto, progresiva y persis-
tentemente, de redes institucionales y cada vez menos es percibida como un
quehacer individual. Paralelamente, se observa con menos presencia el fenómeno
de los grandes descubridores y creadores y, en esa medida, aumenta la necesidad
de la cooperación entre los individuos y las instituciones a fin de que el desarro-
llo científico y tecnológico pueda dar un paso adelante. Talvez el ejemplo más
evidente en estos días lo constituya el proyecto genoma, realización multinacio-
nal y multiinstitucional.
Como consecuencia de lo anterior, se requieren nuevas competencias, más
allá de las convencionales, como la competencia para argumentar, estimular nue-
vos conocimientos y distribuir responsabilidades que no estaban presentes en el
modelo de la continuidad. Por ello se hace necesario un nuevo aprendizaje con
características peculiares que estén al mismo nivel de complejidad que los nuevos
conocimientos.
Mientras que se procede de una forma cada vez más solidaria en la capta-
ción, selección y asimilación de los datos e informaciones, así como en su trans-
formación en conocimientos y en la toma de decisiones, se transforma la calidad
de la intervención en la realidad. La tensión entre autonomía e interdependencia
es cada vez más profunda en la vida de los Estados, de las comunidades y de los
individuos. La complejidad de esta tensión no puede ser objeto de una educación
escolar que estimule la dependencia, la imitación y la falsa erudición en la acu-
mulación de conocimientos pasteurizados por la transposición didáctica clásica.
El aprendizaje autónomo es fundamental y camina paso a paso con el apren-
der enseñado, tal como un trapecista que camina de un lado para otro, transitando
en los dos sentidos. La autonomía para administrar el aprendizaje y la relación
del producto de éste con una intervención solidaria en la realidad es indispensa-
ble en la educación de los niños y niñas, de los jóvenes y de los adultos que
tienen en sus manos la responsabilidad de continuar con la producción cultural y
las prácticas sociales.
Otro camino propio del aprendizaje es el aprender asistido que involucra un
tipo de relación colectiva y que posibilita la conexión entre una nueva visión del
aprendizaje experiencia], peripatético, estimulando la aparición de cuestionamientos
y la resolución de problemas.
Otro factor relevante para repensar el contenido y el sentido de la escuela es
la complejidad del medio ambiente cultural, en sus dimensiones sociopolíticas y
económicas, dada la presencia de los productos del desarrollo de la ciencia, de la
tecnología y de la multiplicidad de lenguajes y códigos con que se negocian los
significados en la comunicación cotidiana.
La escuela se constituyó en una institución que organizaba el paso de una
generación sobre la generación anterior, en una relación especulativa, reflexiva y
que transmitía la producción cultural de la humanidad, recogida, reflexionada y
ampliada de una generación a otra que vivía un “tiempo de espera” para afirmar-
se como adulta, insertarse en la vida productiva y, en esa medida, originando un
nuevo ámbito de la cultura humana a ser inmortalizada.
EL ESPEJO SE QUEBRÓ
El éxito del fracaso escolar en nuestros tiempos anuncia, con claridad, que el
espejo se quebró. Los profesores no se reconocen más en esa imagen y no sólo
porque hubo un proceso de democratización del acceso a la escuela, sino porque
gran parte de esta herencia se ve reflejada en otras instituciones, quebrando un
ciclo generacional endógeno y dejando claro que la cultura de la humanidad, de
la que todos hablábamos, estaba representada sólo por una parte de esa humani-
dad.
Se comprendió que la producción del conocimiento humano no sólo está en
las manos de los más viejos, sino que de todos y que gran parte de esa produc-
ción, que estaba en poder de unos pocos, necesitaba ser democratizada. La escue-
la necesita un nuevo sentido y, consecuentemente, una nueva institucionalidad.
La enseñanza media en Brasil (9”, 10” y ll” grados) y el ciclo con el que
termina la educación básica es, por lo tanto, la etapa final de la educación para
todos. Esto significa que representa un “rito” del paso a la vida adulta y, en
consecuencia, un tiempo y un espacio escolar para consolidar la formación ciuda-
dana. Así es como en otros países se equipara con el high school, con el bachille-
rato 0 el lycée y similares.
Esto implica opciones conceptuales referidas a su organización, a su cu-
rrículo y a procesos escolares muy diferentes a los existentes cuando este seg-
mento era un nivel de enseñanza selectivo, es decir, sólo para quienes deseaban
continuar estudios académicos. Así es como se ha ampliado el conjunto de jóve-
nes y de jóvenes adultos de nuestra sociedad, dando acceso a la formación de
analistas simbólicos incluidos en el desarrollo del pensamiento complejo. Consi-
derando todo esto, se hace urgente reflexionar y discutir sobre las relaciones que
los hombres establecen entre sí y con el mundo.
Se hace necesario, también, repensar el rol pedagogico que la escuela debie-
ra desempeñar, intentando incorporar en el aprendizaje de los alumnos la com-
prensión y el dominio de conocimientos referidos a los lenguajes de la ciencia, de
la tecnología, profundizando una mejor comprensión de la sociedad, de la cultura
y de los códigos que éstas construyen para relevar el significado de su produc-
ción, así como su formación para vivenciar valores orientados a la construcción
de una realidad sustentada en principios estéticos, políticos y éticos propios de las
democracias modernas.
La escuela necesita responder a esas exigencias para constituirse en una
institución cuyas prácticas sean producidas por los propios sujetos y mediatizadas
por el mundo.
El acceso y la continuidad de los estudios en Brasil sólo ha democratizado
recientemente su educación escolar, incluyendo segmentos cuyos códigos cultu-
rales y cuyo acceso a los bienes de la información y de la cultura son muy
diferentes a los de quienes estuvieron inicialmente destinadas las escuelas, origi-
nándose áreas de conflicto al interior del sistema educacional desconocidas hasta
entonces. Por tanto, se hace difícil realizar una tarea reflexiva y especulativa
como se hacía, es decir, entre pares.
Para ello, es necesario reconocer las diferencias y acogerlas, repensando el
criterio de selección de los contenidos, valorizando los aprendizajes ya logrados
y haciendo de éstos los cimientos del proceso de construcción de competencias
para la inclusión en el universo de la cultura, en igualdad de condiciones, para el
ejercicio de los derechos sociopolíticos y económicos y, de este modo, crear una
escuela unitaria en la diversidad. Esto implica crear procesos metodológicos y de
selección del repertorio de valores, conocimientos y competencias, así como
definir los tiempos escolares y las relaciones de poder, entre muchos otros.
Los resultados finales no debieran significar la acumulación de los conteni-
dos de las informaciones producidas por las ciencias y las disciplinas, sino que el
conjunto de valores estéticos, políticos y éticos, así como la capacidad de cons-
truir un repertorio significativo de vivencias con los conocimientos producidos
por la cultura y el aprendizaje de las competencias para continuar aprendiendo,
de manera que sean favorecidas las intervenciones en la realidad que garanticen,
a cada cual, sus derechos de ciudadano.
Los principios curriculares son los mismos; lo que varía es su contextua-
lización entendiendo que la definición del modelo de enseñanza secundaria que
necesitamos para el siglo XX1 debiera asentarse sobre tres ejes básicos: la flexi-
bilidad para atender a las diferentes personas y su particular situación, así como
los permanentes cambios que caracterizan el mundo de la sociedad de la informa-
ción; la diversidad que garantice la atención de las necesidades de diferentes
grupos en diferentes espacios, y la contextualización que, garantizando una base
común, diversifique los trayectos y permita la constitución de los significados y
le dé sentido al aprendizaje y a lo aprendido.
Los obstáculos que se interponen en este proceso constructivo son la cultura
escolar vigente en la educación secundaria, enciclopedista y repetitiva, y la arti-
culación que se hace con la enseñanza superior, pensada exclusivamente a través
del proceso selectivo que posibilita su acceso, el que utiliza instrumentos basados
en la acumulación de información y no en su significado, priorizando sólo la
finalización inmediata de la enseñanza media para participar en la prueba de
ingreso a la universidad.
Los objetivos y las finalidades de la enseñanza media y, en consecuencia,
su concepción y organización curricular quedan subordinados a los exámenes de
admisión recién señalados. Romper una práctica escolar construida a partir de
este referente y reconstruirla sobre nuevos referentes demanda reinventar la es-
cuela y el acceso a la enseñanza superior, considerando que la representación de
la función de este segmento de la educación básica es comprendida de este modo
en el imaginario social.
La educación media debe incorporar la dimensión de la educación para la
observación, la lectura, la interpretación y la re-escritura del mundo físico, social
y afectivo. Esta dimensión tiene que apuntar a que un algoritmo matemático sea
un isntrumento en la solución de un problema concreto, que dé cuenta de la etapa
de planificación, gestión y producción de un bien o para expresar la construcción
de una formulación teórica respecto de la relación entre tiempo y espacio.
La educación media debe enfocarse, también, a que el lenguaje verbal posi-
bilite la comprensión o expresión de una orden o de una instrucción clara, preci-
sa, objetiva, así como la ambigüedad del texto poético; o bien, crear condiciones
en Biología para el análisis del impacto ambiental como una solución tecnológica
en la prevención de una enfermedad profesional e inclusive para la lectura del
mismo fenómeno de la vida humana y su inmortalización.
No existe una solución tecnológica sin una base científica y, por otro parte,
esas soluciones pueden propiciar la producción de un nuevo conocimiento científi-
co. Por esto es que el lenguaje es el instrumento de expresión afectiva, cultural, de
comunicación entre las personas e instituyente de significados en la construcción de
conocimiento, porque la producción contemporánea es esencialmente simbólica.
Esta educación que permite buscar, seleccionar y generar información para
utilizarla en la solución de problemas concretos, en la producción de bienes, de
conocimiento o en la gestión y prestación de servicios, es una preparación básica
para el trabajo y para el ejercicio pleno de la ciudadanía. En verdad, cualquier
competencia requerida en el ejercicio profesional, sea sicomotora, socioafectiva o
cognitiva es una profundización de las competencias básicas.
Por lo tanto, se debe desarrollar esta concepción de educación general para
cumplir con los tres objetivos primordiales de la educación básica: el desarrollo
personal y de la ciudadanía, la preparación básica para el mundo de la producción
y el manejo de los medios para continuar aprendiendo. Las competencias, los
conocimientos y las habilidades requeridas para cualquiera de estos fines son las
mismas. Esta es la enseñanza media que debe ser universalizada.
78
TAREA DE TODOS
En vez de cerrarse a los nuevos valores que marcan la vida juvenil, hoy día es
necesario crear, al interior de las propuestas curriculares y de las disciplinas,
espacios de reflexión crítica para que los propios jóvenes manifiesten sus volun-
tades y comprensiones sobre la realidad, de modo que les sea posible construir
sus propias reglas de convivencia y sus formas de expresarlas, sin olvidar las
cuestiones básicas y cruciales para la sobrevivencia de la humanidad, tales como
la justicia, la solidaridad, la cooperación, la responsabilidad, el respeto a los
demás y todo lo que es parte constitutiva de la esencia de la democracia.
La escuela debe ser motivadora, porque no existe la automotivación -propia
de las generaciones anteriores- ni la de su grupo social. Buscar las razones que
llevan a una persona a integrarse a la vida en sociedad contribuyendo a su progre-
so y construyendo, al mismo tiempo, proyectos que lleven a la realización perso-
nal, es una tarea que puede ser cumplida por la escuela con la condición de que
los aprendizajes estén constituidos en un currículo que, por ser rico en experien-
cias, posibilite el encuentro de cada alumno con las interrogantes que los desafían
y, de ese modo, comprometan la búsqueda de sus propios ideales.
Debe también ser orientadora para que el alumno pueda adaptarse, cons-
cientemente, a los nuevos modelos de estructura familiar, de organización de los
pequeños grupos sociales y a la propagación globalizada de bienes, servicios e
informaciones y, de ese modo, contribuya al cambio de esos mismos modelos de
comportamiento, aunque las escuelas sean organizaciones orientadas al conoci-
miento y al aprendizaje, disponiendo para ello de métodos de trabajo que les son
peculiares y que las hacen distintas de las organizaciones empresariales, políticas
0 religiosas.
Es necesario que las escuelas cumplan, también, con el rol de influenciar - al
mismo tiempo que son influenciadas- los comportamientos presentes en la socie-
dad en general. Esto sólo será posible si la propia escuela se entiende a sí misma
como parte integrante de esa misma sociedad, posibilitando la interacción perma-
nente entre los “de afuera” y los “de adentro”.
A partir de esta confrontación, no sólo se ampliarán las posibilidades de
enriquecimiento de las vivencias curriculares, sino que también esas vivencias
serán proyectadas más allá de los muros escolares, ayudando a construir nuevos
horizontes de vida.
La escuela es, finalmente, un lugar de trabajo. Una de sus dimensiones es
perfectamente compatible con las rutinas, con definiciones de roles, con la distri-
bución de tareas propias de cualquier organización. Sin embargo, es necesario
destacar que el propio trabajo posee una dimensión educativa que, al margen del
lugar en que se realiza y del tipo de tarea que se ejecuta, ofrece oportunidades de
aprendizaje que, aunque no son de carácter curricular, le proporcionan al sujeto
conocimientos pertinentes a su área de acción.
Lo que transforma el trabajo realizado en la escuela como algo singular en
relación con lo que realizan otras organizaciones son sus objetivos. La escuela
existe para producir aprendizajes, por tanto, todo lo que sucede en el espacio
escolar debe ser concebido de tal forma que adentro o afuera de la sala de clases,
los diferentes segmentos de la organización dispongan de momentos para la toma
de decisión en conjunto, confirmando la definición de los roles y la distribución
de las tareas orientadas a la producción de aprendizajes.
Ayudar y acompañar la construcción de un proyecto de vida es la primera
tarea de la escuela; le otorga un sentido de pertinencia al incluir al alumno en el
mundo y le da sentido de relevancia al estudio. Es importante que la escuela
recupere su papel de despertar el placer por el conocimiento, para que el alumno
pueda continuar estudiando, no sólo para insertarse en el mundo del trabajo, sino
que para vivir mejor, puesto que el conocimiento le dará más y mejores opciones.
Invertir en el desarrollo personal es importante para asumir las nuevas rela-
ciones de poder que se establecen entre las generaciones, más allá de permitir el
acceso a la comprensión de las complejidades del mundo contemporáneo y for-
mar analistas simbólicos. La producción contemporánea es esencialmente simbó-
lica; la convivencia social requiere del dominio de los lenguajes como instrumen-
tos de comunicación y negociación de significados. Por lo tanto, le cabe a la
escuela formar alumnos que puedan actuar como analistas simbólicos.
Otra tarea es trabajar la complejidad, manteniendo la tensión entre autono-
mía y dependencia, a fin de formar para la autonomía con autonomía. El ejercicio
pleno de la autonomía se manifestará en la escuela a partir de la formulación de
una propuesta pedagógica propia.
Dentro de esta propuesta es necesario lograr que el alumno sea protagonista
de su propio conocimiento, que pueda participar en la construcción del currículo,
de modo que su autonomía sea un valor construido a partir de su vivencia en la
escuela. Se pretende educar a personas de manera que sean más aptas para asimi-
lar los cambios, que sean seres que respeten las diferencias y superen la segmen-
tación social.
82
Para que el sentido del aprendizaje escolar sea el mismo, y sea efectivamen-
te un proceso de integración del mundo externo con el mundo interno, para que el
aprendizaje escolar pueda ayudar al alumno a la atribución de significados, el
contenido escolar necesita de una modificación. Para un aprendizaje sustentable
es necesario una pedagogía que se construya sobre la tensión entre un aprendizaje
enseñado y un aprendizaje autónomo, creando un arco como el que dibuja el
trapecista entre los dos puntos que sustentan un aprendizaje asistido.
Finalmente, se hace necesaria una nueva institucionalidad para la escuela,
una nueva institucionalidad que involucra un nuevo contenido. El aprendizaje es,
esencialmente, un proceso permanente de integración del mundo externo a la
inteligencia, al mundo interno, sobre la base de la atribución de significado a los
elementos perfilados e integrados, una apropiación. Es de este proceso que trata-
mos cuando hablamos del objetivo del proceso educativo en el sentido amplio, no
escolar.
¿Será posible que en el mundo escolar el sentido sea otro?
Renovación de la enseñanza de las
ciencias en el marco de la reforma
de la educación secundaria
Dr. Albert Sasson*
LA PROBLEMÁTICA
Sólo unos pocos sospechaban a comienzos del siglo XX que el desarrollo de las
ciencias alcanzaría un ritmo tan sorprendente. La “galopada” del progreso cientí-
fico ha proyectado sucesivamente un resplandor especial de un dominio de las
ciencias a otro, como consecuencia de períodos de gestación más o menos largos
y de avances técnicos en los métodos de medida y de investigación. La última
parte del siglo XX ha sido particularmente rica en innovaciones en las
biotecnologías, las ciencias de la información y del espacio. En el umbral del
siglo XXI, tres revoluciones en ciencia y tecnología están en marcha, y tendrán
un impacto mayor sobre las actividades humanas:
genéticos de los seres vivos, así como la capacidad de utilizar este entendi-
miento para desarrollar nuevos procesos y productos;
- La revolución ecotecnológica, que promueve la asociación más idónea entre
los conocimientos y tecnologías tradicionales, y las tecnologías de avanza-
da, como las biotecnologías, las tecnologías del espacio y de la informa-
ción, de las energías renovables y de los nuevos materiales;
- la revolución de la información y de la comunicación, que permite un
crecimiento muy rápido en la asimilación y la diseminación sistemáticas de
la información pertinente en el tiempo oportuno, también mejora el acceso
al conocimiento y la comunicación, vía redes electrónicas de bajo costo.
Colaboración
Valores Competitivo Espíritu crítico
Sumisión a la autoridad Autodisciplina
Pasivo Activo
Memorístico Creativo
- las primeras tienen que ver con la reducción de los presupuestos del sector
público de los gobiernos y se pueden denominar reformas impulsadas por el
financiamiento;
- las segundas se relacionan con el rendimiento educacional y las habilidades
laborales para el desarrollo de los alumnos, y se pueden calificar como
reformas impulsadas por la competitividad;
- por último, las reformas relacionadas con la movilidad y la nivelación so-
cial, que se pueden llamar reformas impulsadas por la equidad.
Con este objetivo se propone organizar durante el último año del colegio
una semana de información sobre las profesiones que es completada por una o
dos visitas a liceos profesionales. Se trata también de diversificar las orientacio-
nes positivas hacia el liceo profesional, lo que es uno de los objetivos del colegio
único. A mediano plazo, sería oportuno llegar a hacer desaparecer la distinción
entre la vía tecnológica y la vía profesional.
Para terminar con el ejemplo de la reforma del colegio único francés, es útil
recordar los datos siguientes:
BIBLIOGRAFÍA
Cabero Almenara, J. (2000). Las nuevas tecnologías y las transformacionesde las institu-
ciones educativas. En: Lorenzo Delgado, M. et al. (eds.). Las organizaciones educa-
tivas en la sociedad neoliberal. Val. 1. Actas del VI Congreso Interuniversitario y de
las V JornadasAndaluzas de Organización de Instituciones Educativas (Granada, 18-
20 de diciembre de 2000), pp. 463-493.
Cantón Mayo, 1. (2000). Las tecnologías como utopía en la sociedad de la información y
del conocimiento y su incidencia en las instituciones educativas. En: Lorenzo Delga-
do, M. et al. (eds.). Las organizaciones educativas en la sociedad neoliberal. Val. 1.
Actas del VI CongresoInteruniversitario y de las V JornadasAndaluzas de Organiza-
ción de Instituciones Educativas (Granada, 18-20 de diciembre de 2000), pp. 445-
461.
Castells, M. (1997). Lu era de la información. Economía, sociedad y cultura. La sociedad
red. Madrid, Alianza.
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Delgado, M. et al. (eds.). Las organizaciones educativas en la sociedad neoliberul.
VOZ. 1. Actas del VI Congreso Interuniversitario y de las V Jornadas Andaluzas de
Organización de Instituciones Educativas (Granada, 18-20 de diciembre de 2000),
pp. 121-147.
Educación media y mercado de
trabajo en Argentina
Daniel Filmus, Mariana Moragues’
* Daniel Filmus. Mariana Moragues. (Con la colaboración de Ana Miranda). El presente artículo
forma parte del libro: Filmus D. y otros (2001) “Cada vez más necesaria, cada vez más insufi-
ciente. Escuela media y mercado de trabajo en épocas de globalización”, Editorial Santillana ,
Buenos Aires.
particular de la escuela media, se centraría en la necesidad de capacitar a sus
alumnos para el desempeño de los modernos puestos de trabajo. Desde estas
posiciones la principal responsabilidad de la falta de articulación estaría radicada
en el sistema educativo, que atrasa respecto de las nuevas demandas de forma-
ción que está requiriendo el empleo.
Es evidente que estas críticas desde el mercado de trabajo tienen un fuerte
sustento en la realidad. Ocupándonos de esta temática, en otras investigaciones,
nos hemos dedicado a analizar las dificultades específicamente educativas que la
escuela media ha tenido para avanzar a la misma velocidad con que las transfor-
maciones productivas se impusieron en los sectores modernos de la economía.
También hemos estudiado y argumentado en dirección a sostener la necesidad de
que la escuela brinde competencias y conocimientos de acuerdo a los procesos
tecnológicos y de organización del trabajo de punta a todos los sectores sociales,
aun a aquellos que, por los límites del modelo, queden al margen de estos procesos.
Sin embargo, en el presente texto, nos proponemos analizar la problemática
desde otro punto de vista. Ubicándonos desde el sistema educativo, analizar la
evolución de la demanda laboral, y a partir de esa mirada, intentar responder a
algunos de los siguientes interrogantes: jcuál ha sido la contribución de una
escuela media cada vez más segmentada a la homogeneización o heterogeneización
de las posibilidades de inserción laboral de sus egresados?, Len qué condiciones
deben enfrentar el ingreso al mercado de trabajo quienes culminan el nivel medio
proviniendo de diferentes extracciones socioeconómicas?, iquiénes han sido los
ganadores y quiénes los perdedores, frente a un mercado de trabajo cada vez más
polarizado?
Analizaremos, en este sentido, las características de la inserción actual de
los egresados de la escuela media en Argentina. Éste ha sido uno de los países de
la región donde las consecuencias del proceso de globalización y las transforma-
ciones económicas y sociales ocurridas en la última década han impactado más
fuertemente en el deterioro del mercado de trabajo. Sobre el final, las reflexiones
están dirigidas a plantear los desafíos que se enfrentan en el nuevo siglo tanto
desde las estrategias hacia la escuela media, como desde el conjunto de las
políticas públicas para abordar desde una perspectiva integral la relación entre
educación y trabajo.
Cuadro 1
EVOLUCIÓN DE LAS TASAS DE ACTIVIDAD, EMPLEO
Y DESOCUPACIÓN. GRAN BUENOS AIRES
Furnte: Elaboración propia en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (INDEC). Onda
octubre.
mento del PB1 (5,3% anual) y de la productividad (4,8% anual) que han sido
superiores al promedio de la región. Sin embargo, el deterioro del mercado de
trabajo y el incremento de la regresividad en la distribución del ingreso también
se situaron por encima de la media. Uno de los factores decisivos en el deterioro
del empleo ha sido el abandono por parte del Estado de su acción de sostenimien-
to de la demanda laboral a partir de diversas políticas económicas y sociales. En
efecto, desde la década de los ‘40, la promesa keynesiana del pleno empleo fue
sostenida directa o indirectamente por el Estado a través de medidas como los
subsidios a las empresas públicas, la estabilidad de los empleados públicos, los
créditos subsidiados, las barreras arancelarias, etc. En cambio, en el NME, el
crecimiento del empleo es una consecuencia del crecimiento de la economía y del
libre juego del mercado, dejando de ser parte constitutiva de la política de Estado.
El comportamiento de los agentes económicos significó que la constante
tendencia al aumento de la participación económica de la población, frente a un
crecimiento del PB1 que no mostró su impacto en la generación de empleo
(Montoya, 1998), produjo un aumento sostenido de la tasa de desocupación. En
efecto, el aumento sostenido de la tasa de desocupación alcanzó cifras históricas
(17.5%), especialmente en momentos en donde, como en 1995, se desarrollaron
ciclos profundamente recesivos. Como ha señalado J. Lindemboin (2000) por
primera vez el mecanismo de ajuste del mercado frente a los períodos recesivos
no ha sido la reducción de salarios, sino la reducción de la dotación de personal.
A partir de la crisis provocada por el Efecto Tequila, la emergencia del
fenómeno de “desempleo de masas” (Delich, F. 1998) ocupó un lugar central en
la agenda social del país. Sin embargo, un análisis integral de los movimientos de
la estructura ocupacional muestra que el deterioro del mercado de trabajo en este
período significó un proceso mucho más complejo. El seguimiento de la compo-
sición relativa del empleo según intensidad horaria nos permite observar clara-
mente la expansión constante de la subocupación a lo largo de todo el período en
análisis, y el deterioro sostenido de la ocupación plena, como rasgos característi-
cos de última década (Cuadro 2). Al respecto, algunos estudios han demostrado
que en los primeros cinco años de la década del noventa el incremento de los
subocupados cuadruplicó al de los ocupados en empleos plenos (Lindenboim,
1998), y que este crecimiento se sostuvo en la expansión de la subocupación
involuntaria (Frenkel y González Rozada, 1999)
Cuadro 2
POBLACIÓN OCUPADA SEGÚN INTENSIDAD
EN LA TAREA. GRAN BUENOS AIRES
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (INDEC). Onda
octubre.
generar las condiciones para disputar el poder político frente a los grupos
tradicionales (Weinberg, G., 1984). De esta manera, el crecimiento del nivel
medio estará centrado principalmente en las ramas académicas, siendo su
principal objetivo el pasaje hacia el nivel educativo superior. Son estos
mismos beneficiarios de la expansión de la matrícula secundaria quienes
protagonizarán en 1918 el movimiento de la Reforma Universitaria.
- La década del ‘30 significará el comienzo del segundo período del nivel
educativo en análisis. En efecto, al mismo tiempo que el nuevo modelo de
desarrollo exigió la expansión del sector secundario de la economía, los
procesos de migración interna, la rápida urbanización y la creciente
redistribución de los ingresos también requirió que la educación fuera con-
cebida como uno de los factores principales de la modernización social.
Ello implicó que en este período se produjera un crecimiento de la matrícu-
la de la escuela media superior al verificado en la etapa anterior y un
particular desarrollo de la modalidad técnica.
- En la tercera etapa, el crecimiento del comercio, los servicios y la administra-
ción pública se convierte en el factor más dinámico que demanda la expan-
sión del nivel medio. Son entonces las escuelas de orientación comercial las
que encabezan las tasas de crecimiento de la matrícula (Gallart M. A., 1984).
Cuadro 3
EVOLUCIÓN DE LAS TASAS DE ACTIVIDAD, EMPLEO
Y DESOCUPACIÓN SEGÚN MÁXIMO NIVEL EDUCATIVO ALCANZADO.
GRAN BUENOS AIRES
Tasa de actividad
Tasa de empleo
Tasa de desocupación
Cuadro 4
POBLACIÓN OCUPADA SEGÚN INTENSIDAD EN LA TAREA Y MÁXIMO
NIVEL EDUCATIVO ALCANZADO. GRAN BUENOS AIRES
Primario completo
Secundtio completo
Fuenfet Elaboración propia en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (INDEC). Onda
octubre.
Cuadro 5
POBLACIÓN OCUPADA SEGÚN TIPO DE INSERCIÓN
SOCIO-OCUPACIONAL POR MÁXIMO NIVEL EDUCATIVO ALCANZADO.
GRAN BUENOS AIRES
Sector formal
Sector informal
Fuenfe: Elaboración propia sobre la base de datos de la Encuesta Permanente de Hogares (INDEC).
Onda octubre.
Gráfico 1
DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DE LOS EGRESADOS
DE LA ESCUELA MEDIA. GRAN BUENOS AIRES
1980 1999
0 Sector informal n Sector formal 0 Desocupados 0 Sector mformal . Sector formal c Desocupados
Fuenret Elaboración propia sobre la base de datos de la Encuesta Permanente de Hogares (INDEC).
Onda octubre.
La estructura desagregada del empleo entre los trabajadores egresados del
nivel medio nos permite comprender con mayor profundidad las características del
proceso de informalización a las que acabamos de hacer referencia. La composi-
ción de la ocupación entre los distintos sectores de la economía muestra que las
categorías que más han perdido la participación de estos trabajadores han sido las
de los patrones formales y los asalariados del mismo sector (Cuadro 6). Los prime-
ros han sido afectados por problemas vinculados a su escasa competitividad frente
a las nuevas condiciones que presentan la apertura de los mercados y los procesos
de concentración económica. La reducción de los asalariados formales, en cambio,
está vinculada a la caída de la ocupación y al reemplazo por trabajadores con
mayor nivel de estudios en las medianas y grandes empresas que pudieron realizar
una importante reconversión tecnológica (Lindemboin J., 2000). Una porción im-
portante de ellos ha sido desplazada hacia pequeñas empresas con menos de cinco
empleados. En efecto, entre 1980 y 1993 la proporcion de egresados de escuela
media que trabajaban en empresas de más de cinco ocupados cayó del 68.3% al
55.5%. Este desplazamiento generará fuertes pérdidas tanto en lo que respecta a la
estabilidad laboral, como al nivel de los salarios y la posibilidad de acceder a
beneficios sociales. El crecimiento de las ocupaciones “refugio”, como el
“cuentapropismo” informal, encontrará su techo al inicio de los 90, para luego
contribuir al desempleo en momentos en que la crisis económica produce una
fuerte expulsión del mercado de trabajo. Un último aspecto a destacar respecto de
la evolución de la inserción ocupacional de los egresados de la escuela media es el
importante crecimiento de quienes trabajan en servicios domésticos. Aunque su
proporción en el conjunto de la actividad aún se mantiene relativamente bajo
Cuadro 6
POBLACIÓN OCUPADA CON SECUNDARIO COMPLETO SEGÚN TIPO DE
INSERCIÓN SOCIO-OCUPACIONAL. GRAN BUENOS AIRES
Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos de la Encuesta Permanente de Hogares (INDEC).
Onda octubre.
(2,9%), ha sido la categoría que más ha crecido, multiplicadosé por cinco en las
últimas dos décadas.
En lo que hace a la inserción de los egresados de la escuela media por rama
de actividad económica, observamos que algunas tendencias se corresponden con
el comportamiento general de la población ocupada. Otras en cambio, presentan
características diferenciales. Por ejemplo, se verifica un fuerte crecimiento del
empleo en el sector servicios, que es análogo al de la población ocupada en
general, mientras que la caída del empleo en la industria es menor que la obser-
vada para el conjunto. Producto de las transformaciones productivas, muchas
empresas industriales han colocado al nivel secundario como el piso mínimo
exigido para acceder al trabajo, desalojando, principalmente, a quienes poseían
menos años de escolarización formal. Otra de las características distintivas de
este grupo se presenta con relación a la rama de los servicios educativos. La
participación de esta rama en el conjunto de los ocupados es una de las que más
ha crecido en las últimas dos décadas, aumentando del 5.3% al 7.8%. Pero, en el
caso de quienes egresaron del nivel medio, el empleo en este sector disminuyó
sensiblemente: cayó del 12.3% al 8%. El reemplazo en este caso ha sido por
trabajadores con educación superior’.
En síntesis, el horizonte de quienes egresan de la escuela media respecto al
sector laboral parece bastante definido: más de tres de cada cuatro trabajarán en
distintos tipo de actividades vinculadas a los servicios (Cuadro 7).
Cuadro 7
DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DE LOS OCUPADOS
CON SECUNDARIO COMPLETO POR RAMA DE ACTIVIDAD ECONÓMICA.
GRAN BUENOS AIRES
1 Es necesario destacar que este fenómeno parece estar relacionado con la modificación del
marco normativo, en el cual se trasladó a nivel terciario la Formación Docente en el año 1969.
Los datos hasta aquí expuestos permiten proponer que en las últimas dos
décadas distintos procesos han contribuido a la profundización del fenómeno de
devaluación de credenciales, y lo han extendido hacia los certificados que otorga
el nivel medio. Entre estos procesos, es necesario enfatizar la crisis del mercado
de trabajo, la continua masificación de la escuela media y la consecuente eleva-
ción del perfil educativo de la PEA y, por último, el deterioro de la calidad de la
educación que se imparte en muchos de los colegios secundarios.
Uno de los indicadores más fuertes de este proceso de devaluación es el
porcentaje de poseedores de títulos de escolaridad media que se desempeñan en
puestos de trabajo que exigen una menor calificación que la obtenida en el siste-
ma de educación formal. El crecimiento del porcentaje de trabajadores que sopor-
ta situaciones de sobreeducación (o subcalificación) nos permite aproximamos a
la envergadura del problema.
En efecto, un reciente estudio del INDEC (1998) sobre las series históricas
de la EPH nos permite analizar la extensión de esta categoría, donde se incluyen
a aquellos trabajadores que desempeñan tareas de calificación inferior a las que
serían apropiadas por el nivel de educación alcanzado. Para el caso que nos ocupa
se considera como sobreeducados a aquellos que, con estudios secundarios com-
pletos, deben desempeñar tareas sin calificación o con una calificación operativa.
Como se observa, la sobreeducación creció significativamente (entre el 53,2% en
1991 al 59% en 1997) y en mayor proporción que las otras categorías educativas
(Cuadro 8).
Un trabajo realizado para el Gran Buenos Aires con el objetivo de analizar
la demanda laboral a partir del seguimiento de más de 60.000 avisos clasificados,
permite arribar a conclusiones similares respecto del alto nivel de sobreeducación
que presentan los egresados del nivel medio. El 87% de los avisos que demandan
trabajadores que cumplan el requerimiento de poseer el certificado del nivel
medio están dirigidos a cubrir puestos de trabajo de carácter operativo (80,5%) o
no calificado (6,7%) (Gómez, M., 2000)
La situación es particularmente grave entre los egresados más recientes, a
pesar de que la sobreeducación creció para todos las franjas etárias. En este caso,
tres de cada cuatro jóvenes que consiguieron trabajo se encuentran sobreeducados
para la tarea que deben desempeñar (Cuadro 9). Trabajar en un empleo que no
exige las competencias para la que, al menos idealmente, los jóvenes fueron
formados parece ser el primer destino laboral de la gran mayoría de los egresados
del nivel medio. Este dato no es menor, ya que diversos estudios han demostrado
que esta realidad puede contribuir a desalentar tanto a los jóvenes para culminar
el nivel medio como al Estado que, en el marco de la escasez de recursos, puede
priorizar inversiones que considere más rentables.
Por último, es importante destacar que todos estos procesos de deterioro en
la calificación de las ocupaciones de los egresados de la escuela media tuvieron
116
Cuadro 8
RELACIÓN ENTRE CALIFICACIÓN OCUPACIONAL Y NIVEL EDUCATIVO
FORMAL SEGÚN NIVEL DE EDUCACIÓN FORMAL. POBLACIÓN OCUPADA.
GRAN BUENOS AIRES
Sin instrucción
Primaria completa - - -
Primaria completa
Secundaria incompleta 34.3 34.8 37.0
Secundaria completa
Terciaria incompleta
Terciario completo
Universitario incompleto 53.2 54.4 59.0
Universitaria completa 34.8 33.3 33.5
Cuadro 9
POBLACIÓN OCUPADA DE NIVEL EDUCATIVO SECUNDARIO
EN CONDICIÓN DE SUBCALIFICACIÓN POR GRUPOS DE EDAD.
GRAN BUENOS AIRES
Fuente: Elaboración propia sobre la base de: INDEC (1998). “La calificación ocupacional y la
educación formal: Luna relación difícil?“. Documento 4. Serie estructura ocupacional. Los datos
corresponden a la onda mayo de la Encuesta Permanente de Hogares.
EDUCACIÓN
MEDIAY MERCADO
DETRABAJO
EN ARGENTINA 117
Gráfico 2
RETORNOS POR NIVEL DE EDUCACIÓN
1.0 ,
,---. *.
0.6-1
0.2+---T’ i
91 92 93 94 95 96 91 98
Fuenret Frenkel, R. y González Rozada, M. (1999): “Liberalización del balance de pagos. Efectos
sobre el crecimiento, el empleo y los ingresos en la Argentina”. CEDEWUniversidad de Palermo,
Serie de documentos de Economía N” Il, Buenos Aires, abril 1999-2000.
118
Gráfico 3
ARGENTINA: SALARIOS REALES DESGLOSADOS POR TIPO DE TRABAJO,
1 000 -
* trabajadores no
400 - k---
200 -
0 I I I I
1990 1992 1994 1996 1998
Fuente: Banco Mundial (2000): Informesobre el desarrollo mundial 2000/1. Lucha contra la pobre-
za. Borrador para consulta
A MODO DE CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN
Los países de nuestra región se encuentran en este comienzo del año 2000 inmersos
en períodos de cambios económicos y sociales. Los sistemas educativos han
acompañado estos procesos de maneras diversas y el subsistema que ha quedado
más expuesto a la crítica de los actores sociales ha sido la educación secundaria.
Todos somos conscientes de que la educación de nuestros jóvenes será decisiva
para el tipo de sociedad que se establecerá en el futuro, tanto en lo que se refiere
a su desarrollo como del punto de vista de los valores en los que se sustentará y
las normas de convivencia que regirán.
Es en este contexto que la educación secundaria afronta las grandes trans-
formaciones que se están operando y debe redefinir su rol en función de los
nuevos escenarios económicos y sociales que responden a una nueva realidad en
Cuadro 1
MOMENTO Y GRADO DE IMPLEMENTACIÓN DE LA REFORMA
SEGÚN PAÍSES
Cuadro 2
ELEMENTOS CONSIDERADOS EN LAS REFORMAS SEGÚN PAÍSES
AnguilaIslands No Sí sí Sí
Argentina sí Sí sí
Aruba sí sí Sí sí
Bahamas sí Si sí sí
Bermudas sí sí sí
Bolivia
Brasil sí sí sí sí
Chile sí sí sí sí
CostaRica No sí sí No
Cuba Si
Dominica sí sí sí sí
Ecuador sí sí sí sí
El Salvador sí sí sí sí
Guatemala sí sí sí sí
Jamaica sí sí sí sí
México sí sí sí sí
Nicaragua sí sí
Panamá sí sí sí sí
Paraguay sí sí sí sí
Perú sí sí sí sí
SaintKitts
SaintLucia
Surinam
Trinidady Tobago sí sí sí sí
Turksy Caicos1s. sí sí
Uruguay sí sí sí sí
Venezuela Si sí sí sí
Las respuestas de los países permiten suponer que las reformas en curso
pretenden transformar la concepción, la estructura, los contenidos curriculares y
la formación docente. Sin embargo, el análisis de los documentos adjuntados por
muchos de los países evidencia que la mayoría de las reformas de secundaria en
EDUCACIÓN SECUNDARIA: BALANCE Y PROSPECTIVA 127
Cuadro 3
CICLOS DE LA EDUCACIÓN SECUNDARIA EN LOS PAÍSES DE LA REGIÓN
Anguila Islands 2 1 sí
Argentina 2 1 sí
Aruba 1 0
Bahamas 2 2 sí
Belice 1 0 sí
Bermudas 1 1 No
Bolivia 2 0 sí
Brasil I 1 No
Chile 2 2 No
CostaRica 2 1 sí
Cuba I 1 sí
Dominica 2 1 sí
Ecuador 3 1 sí
El Salvador 1 1 sí
Guatemala 2 1 sí
Jamaica 2 sí
México 2 1 sí
Nicaragua 2 0 sí
Panamá 2 1 sí
Paraguay 2 1 sí
Perú 2 2
Saint Kitts 2 2 No
Saint Lucía 2 1 sí
Surinam 2 0 sí
Trinidad y Tobago 3 2 No
Turks y Caicos1s. 2 2 sí
Uruguay 2 1 sí
Venezuela
Se constata en la mayoría de los países que la secundaria continúa
estructurada sobre la base de dos ciclos principales, el primero de los cuales se ha
integrado a la educación obligatoria. No obstante, debe mencionarse que en mu-
chos de estos países la secundaria ha pasado a formar parte de la educación
básica, por lo que existe una cierta ambigüedad en cuanto a la ubicación de estos
primeros años.
Cabe preguntarse entonces, ¿la inclusión del primer tramo de la secundaria
en la educación básica obligatoria ha cambiado la concepción educativa de ese
tramo?
Asimismo podemos cuestionarnos si estos primeros años de la secundaria
han generado una cultura educativa propia o se han asimilado a la existente en la
educación primaria. Del mismo modo, la pregunta es válida para los bachilleratos
con respecto a la formación terciaria.
Primaria 28 47 65 76 80 82 81
Secundaria 3 7 17 22 28 32 33
Universidad 1 2 5 1 10 12 12
Este aumento de matrícula, sin embargo, ha sido acompañado por la percep-
ción de un deterioro en la calidad de la educación. Lo que ha complicado aún más
este panorama es que al aumento de matrícula se sumó una reducción en los
recursos asignados a la educación en la década del ochenta, debido a la inestabi-
lidad macroeconómica y subsiguientes programas de ajuste estructural aplicados
en algunos países latinoamericanos. Hoy en día esta tendencia parece haberse
estabilizado y hasta cierto punto se ha mejorado ya que el gasto público destinado
a la educación en porcentaje del PB1 en 1993 era del 4.6% comparado al 3.9% en
1980. Sin embargo, esta cifra no es comparable con lo que destinan las naciones
industrializadas (alrededor de un 5.3% del PB1 para la educación).
Otro dato desalentador, como lo cita el documento de la Comisión Delors
sobre el futuro de la educación, es que América Latina es la región del mundo
con mayores tasas de repetición y de deserción escolar. Todos los años se estima
que el 30% de los estudiantes de secundaria repetirán el año escolar, gastando de
esta manera preciosos recursos humanos y financieros. La experiencia demuestra
que altas tasas de repetición llevan a abandonar tempranamente en forma temporal
o definitiva el sistema educativo. Para intentar resolver estos problemas sería nece-
sario lograr una mayor eficiencia en el gasto y el impacto del sector educativo.
Por otra parte, la educación secundaria pensada desde el origen menciona-
do, como una propuesta para una población homogénea, debe encontrar solucio-
nes no sólo al avance cuantitativo de su población sino, además, a la atención de
una población heterogénea y diversa.
Sin embargo, la indefinición acerca de sus fines, de su función social,
política, económica, cultural y formativa, y de la propia estructura de la educa-
ción secundaria, ha determinado una situación de ambigüedad y disfuncionalidad
de sus propuestas curriculares.
La tradicional educación media, pensada desde siempre con dos orientacio-
nes: una académica que habilite para estudios superiores y otra técnica y profe-
sional especializada para el ejercicio de un oficio técnico, se evidencia hoy con
gran atraso respecto a la sociedad, desconectada de las preocupaciones y necesi-
dades formativas de la población que atiende, de la sociedad y de la cultura en la
cual se desarrolla.
La voluntad de la mayoría de los países latinoamericanos de extender la
educación obligatoria a los primeros años del tramo etario que accede a la educa-
ción secundaria demanda diferenciar dos etapas que ameritan un tratamiento
específico dentro de la misma: una primera etapa, incluida en la educación obli-
gatoria, que no debería entenderse como una mera prolongación de la educación
primaria, y una segunda etapa postobligatoria. Como plantea Pozo (2000) se trata
de la transición entre dos culturas educativas bien diferenciadas, dirigidas a metas
distintas, ya que cumplen funciones sociales diferentes. De las funciones de for-
mación y de selección que tradicionalmente se dan en todo sistema educativo, las
primeras eran tradicionalmente responsabilidad de la educación primaria y las
segundas de secundaria. Pero a medida que un sistema educativo se extiende,
alcanza a más capas de la población y se prolonga en el tiempo, su función
selectiva decrece o al menos se retrasa, señala Pozo.
Cuando los países de nuestra región optaron por una educación obligatoria
de mayor extensión, incluyendo los primeros años de la tradicional educación
secundaria, respondían a una necesidad ineludible impuesta por las exigencias de
la vida social y política. Una sociedad democrática requiere un alto nivel de partici-
pación, la que sólo es posible si se le brinda a las ciudadanas y a los ciudadanos la
formación necesaria para alcanzarla efectivamente y ser capaces de tomar sus
decisiones.
La extensión de la obligatoriedad, que tiene su origen en el primer objetivo
del PPE, en muchos casos determina que ese tramo etario sea absorbido por la
cultura de primaria, dificultándose la creación de una cultura propia para este
sub- nivel educativo. Distintos estudios han demostrado que este tramo amerita
una atención específica y singular por sus propias características y que de hecho
cada vez más deberíamos trabajar con ciclos o subniveles más pequeños con el
fin de poder responder realmente a las características propias de la población que
se atiende, que además es cada vez más diversa.
La propuesta pedagógico-curricular para el primer ciclo de la enseñanza
secundaria (para el tramo de edad de ll a 14 años) debe permitir, como lo
plantean Macedo y Nieda (1997), el paso de la globalización propia del nivel
primario a través de una progresiva diferenciación, a fin de culminar en la estruc-
tura disciplinaria en los últimos años de la educación media. Asimismo, la pro-
puesta debería favorecer en el alumno una adecuada evolución y secuencia entre
lo abordado en la escuela donde se maneja con operaciones concretas y las
nuevas operaciones que le permitan acceder a un nivel progresivamente abstrac-
to. Este tramo no debería quedar reducido a ser una prolongación en años de los
aprendizajes de la escuela primaria o una mera preparación para los niveles
superiores; sus funciones, características y por lo tanto objetivos propios queda-
rían desvirtuados. Por el contrario, debería presentar objetivos, estructura y orga-
nización específicos, coherentes con sus características, completando las adquisi-
ciones básicas de la educación primaria.
A la vez, no se puede olvidar que esta etapa marca, en muchos países, la
culminación de la educación obligatoria, por lo cual tiene una finalidad de carác-
ter exploratorio de aptitudes y vocacional, adecuada hacia los niveles superiores
o hacia la vida laboral.
En esta nueva situación deberíamos definir si hay parámetros objetivables
de calidad: iqué habilidades específicas deberían enseñarse a cada edad y qué
nivel de conocimientos debería lograrse ? ¿Cuál es el adecuado nivel de especia-
lización al que se debe aspirar dentro de la enseñanza obligatoria? Estas y otras
EDUCACIÓN SECUNDARIA: BALANCE Y PROSPECTIVA 131
Cuadro 4
ROL DE LA EDUCACIÓN MEDIA
Anguila Islands Sí Sí No
Argentina Sí
Aruba sí sí sí
Bahamas sí sí sí
Belice No Sí sí
Bermudas sí sí sí
Bolivia Si sí sí
Brasil No No sí
Chile sí sí sí
CostaRica sí sí sí
Cuba No sí sí
Dominica Sí sí sí
Ecuador sí sí
El Salvador sí sí sí
Guatemala sí sí sí
Jamaica sí sí sí
México sí Sí sí
Nicaragua sí
Panamá sí sí sí
Paraguay sí sí
Perú sí
Saint Kitts sí sí sí
Saint Lucía Sí sí sí
Surinam sí sí sí
Trinidad y Tobago sí sí sí
Turks y Caicos1s. sí sí sí
Uruguay sí sí sí
Venezuela sí sí sí
De Ibarrola (1997) nos aporta que, a pesar de que existe aparentemente una
mejor apreciación social por la escolaridad de corte académico, las evaluaciones
destacan el deterioro de la calidad de la educación de este tipo, por lo irrelevante
de los contenidos de la educación media y por la pobreza del servicio impartido
salvo raras excepciones. Esta investigadora identifica cuatro grandes ejes de ten-
sión en la decisión sobre los contenidos curriculares de la educación media:
Los objetivos que persigue. En este sentido plantea que los objetivos de la
educación media deberán orientarse por las distintas exigencias al desarro-
llo integral de los jóvenes: la comprensión básica de la tecnología y del
mundo del trabajo, la toma de decisiones personales y ciudadanas y el
desarrollo de la creatividad.
- La decisión de los contenidos, en función de decisiones tales como la selec-
ción de conocimientos fundacionales o conocimientos específicos, especia-
lizados; conocimientos teóricos o conocimientos prácticos.
La organización de los contenidos en función de la selección de los criterios
que la regirán, los contenidos disciplinares, las asignaturas; los problemas
de la pertinencia del conocimiento para los jóvenes; las áreas, la solución de
los tiempos de dedicación posible de los jóvenes, los módulos. Cada uno de
ellos tiene ventajas y desventajas.
La estructuración curricular, en función de opciones como el establecimien-
to de una estructura única frente a una diferenciada; la decisión por un
tronco común y general para todos que se adiciona con semestres o materias
diferenciadas; el establecimiento de estructuras “modulares” que permitan
una amplia flexibilidad en las formas de incrementar progresivamente el
conocimiento a adquirir.
El primer objetivo del PPE fue asegurar la escolarización a todos los niños en
edad escolar y ofrecerles una educación general mínima de 8 a 10 años antes de
1999. Este objetivo se cumplió en la mayoría de los países de la región en la
década del 90 como lo vemos en la siguiente tabla, aunque la obligatoriedad legal
no siempre fue acompañada por la realidad en la práctica (Cuadro 5).
Si bien no todos los países respondieron, dentro de los que lo hicieron
podemos notar que el porcentaje de alumnos que transita de primaria a secundaria
es bastante significativo en casi toda la región. No obstante, nos llama la atención
(si bien no podemos profundizar demasiado en esto por falta de datos) que en
algunos países que presentan una transición muy importante entre primaria y
secundaria, el porcentaje de retención en el ler año de secundaria baja muy
significativamente, lo que implica una situación muy poco satisfactoria.
Deberíamos estudiar las causas de este abandono, pero muy especialmente
considerar la posibilidad de que el primer año de la enseñanza media no sea
satisfactorio para las necesidades formativas de los alumnos y de sus familias.
Podríamos buscar, por ejemplo, en la gestión de las instituciones, el currículo y la
formación docente para este nivel, algunos elementos que nos permitieran gene-
rar mejores escenarios para la retención del alumnado en este nivel educativo.
Esta propuesta de ampliar la educación básica incrementando la propuesta
educativa de primaria o extendiendo la obligatoriedad a los primeros años de la
educación media debió tomar en cuenta que, como plantea Gimeno Sacristán (1996),
nos encontramos ante la necesidad de asistir a la continuidad entre currículos,
ambientes y niveles de exigencia con el fin de que el progreso por la escolaridad se
realice de forma gradual para que la mayor cantidad de alumnas y alumnos puedan
llegar cuanto más lejos mejor por los escalones del sistema educativo.
Este cambio requiere no sólo una formación distinta de los profesores, sino
también una concepción diferente de lo que debería ser un establecimiento educa-
tivo de educación secundaria. Una escuela secundaria ha sido tradicionalmente
138
Cuadro 5
PASAJE DE PRIMARIA A SECUNDARIA Y RETENCIÓN EN PRIMER AÑO
Anguila Islands 99 No
Argentina 95 sí 51,46
Amba 92,2 Sí
Bahamas 995 No
Belice 82 sí
Bermudas 100 Sí Mínimo
Bolivia sí 89
Brasil sí
Chile 87,14 No 82,58
CostaRica sí 80,7
Cuba 98,5 No
Dominica 75 No 91,2
Ecuador sí 82
El Salvador 80 sí
Guatemala 90,65 sí 57,91
México 90 sí
Nicaragua 85,22 82,94
Panamá 95 sí 93,3
Paraguay 91 sí
Perú 97 sí 95,l
Saint Kitts 100 No
Saint Lucía 55 No 95
Surinam 100 No 75
Trinidad y Tobago 100 No
Turks y Caicos1s. 100 No 95
Uruguay 88 sí 84
Venezuela 94,3 sí 82
Cuadro 6
EXISTENCIA 0 NO DE COORDINACIÓN DOCENTE
Anguila Islands Sí
Argentina No
Aruba sí
Bahamas Sí
Belice Sí
Bermudas sí
Bolivia sí
Brasil sí
Chile sí
CostaRica sí
Cuba sí
Dominica sí
Ecuador No
El Salvador sí
Guatemala sí
Jamaica sí
México sí
Nicaragua sí
Panamá sí
Paraguay sí
Perú sí
Saint Kitts sí
Saint Lucía sí
Surinam sí
Trinidad y Tobago sí
Turks y Caicos1s. sí
Uruguay sí
Venezuela
140
Nuevamente encontramos que los datos de los países son muy alentadores
ya que en la mayoría de los casos el ámbito de intercambio y coordinación existe.
Sería importante ver cuán eficiente es el uso de ese ámbito en las instituciones
educativas.
Cuadro 7
STATUS DEL CURRÍCULO SEGÚN PAÍSES
educativo en su conjunto. Como se planteó, por una parte los objetivos no podían
ser los mismos en un contexto selectivo que en otro donde la enseñanza secundaria
ya era un fenómeno universal; por otra, por esa misma razón se hacía imprescindi-
ble dotar al profesorado de herramientas psicopedagógicas adecuadas para poder
enfrentarse a una población escolar diversa en intereses, necesidades y capacidades.
En el segundo ciclo la situación es diferente. El currículo del bachillerato
continúa dependiendo en muchos casos del sentido propedéutico de selección
para los estudios universitarios o para la formación profesional superior. Si pres-
tamos atención a lo que ocurrió en Europa en los últimos años, que muchas veces
se ha constituido en punto de referencia para nuestra región, en algunos países se
aprecia una transferencia de la función de especialización a los primeros cursos
universitarios. Este cambio de perspectiva en la enseñanza secundaria de segundo
ciclo, que se traduce en una tendencia innegable a su universalización, está dando
lugar a transformaciones importantes en el currículo. Cuanto mayor es el número
de jóvenes que acceden a este nivel, mayor es la tendencia a hacerlo más com-
prensivo, es decir, a ampliar la cobertura de un tronco común de contenidos
curriculares que es compartido por todos los alumnos, limitando cada vez más el
porcentaje de especialización, lo que no significa acotar la flexibilidad en las
opciones de las propuestas educativas.
La idea que subyace a la tendencia indicada es que todos los alumnos
puedan alcanzar los mismos objetivos, haciendo posible que todos alcancen un
mínimo considerado básico, irrenunciable e imprescindible para una correcta in-
serción política, social, cultural y laboral; es decir, para una adecuada socializa-
ción. Esta afirmación no supone que todos los alumnos deban transitar un mismo
y único camino para alcanzar los objetivos mencionados.
Gimeno Sacristán (1996) señala que las enseñanzas de secundaria han re-
presentado un prototipo de lo que Bernstein (1988) denomina pedagogías visi-
bles, con un currículo dividido en asignaturas centradas en las parcelas de saber y
de la cultura a las que dicen representar. Sus contenidos tienen perfiles nítidos
que facilitan la claridad de los criterios en los que basarse a la hora de definir una
línea de progreso en la planificación y en el aprendizaje, así como poder saber
con más facilidad si se consiguen o no los objetivos pretendidos. La claridad o
visibilidad emana de la tradición establecida en cada disciplina que, una vez asumi-
da lleva a compartir criterios en cuanto a la selección de componentes y respecto
del orden interno que los vertebra. Esas pedagogías visibles suelen desarrollarse a
través de metodologías de contornos también nítidos, centradas en la búsqueda del
aprendizaje de los contenidos. La evaluación de lo enseñado se realiza con la
pretensión de demostrar el dominio de unos contenidos claros (para el profesor). El
currículo nítidamente clasificado, como dice Bemstein, se convierte en uno de los
códigos más definitorios de las formas en que se expresa la enseñanza.
Uno de los refuerzos más decisorios en el establecimiento de fronteras
visibles entre contenidos clasificados en asignaturas lo constituye la existencia de
profesores especializados que imparten materias diferentes a unos mismos alum-
nos. Éste es uno de los rasgos más típicos de la enseñanza secundaria y que
resulta tan determinante de la profesionalidad docente y de la práctica con los
alumnos. El estudiante cuando transita de la enseñanza primaria a la secundaria
pasa de un currículo potencialmente más integrado a uno di carácter más yuxta-
puesto, tipo mosaico o collection, más clasificado como lo caracteriza Bemstein.
La materia, plantea Gimeno Sacristán, define por sí misma un contexto
específico para la práctica del que se desprende un cierto estilo para su desarrollo
con todas las variaciones que se quieran. El nivel de enseñanza o el tipo de centro
puede ser una especie de arena más genérica dentro de la que se pueden distinguir
configuraciones diferenciadas más concretas, como son las que corresponden a
las materias de estudio (Lave, 1988). Estos microcontextos son referencias para
la socialización de los profesores y para el desarrollo de la interacción con los
estudiantes, al tener cada una de ellas una tradición particular (Goodson, 1995),
una peculiar epistemología y diferente grado de consenso en tomo a las perspec-
tivas y prácticas que ha generado (Stodolsky, 1995). Incluso un mismo profesor
impartiendo varias asignaturas puede cambiar sus pautas de comportamiento cuan-
do pasa de una a otra (Stodolsky, 1991), mostrándose así la fuerza de un marco
de socialización que es también generador de práctica.
El carácter clásico, académico y clasificado del currículo de secundaria
entró en crisis, entre otras razones, por la misma extensión de dichos estudios. En
la medida en que la educación secundaria pasa a tener un tramo obligatorio, su
currículo tiene que respetar objetivos de educación general que desbordan los
marcos de las disciplinas, porque hay que considerar las necesidades de los
sujetos y sus circunstancias vitales y sociales. La crisis se instala también por la
diversidad de la población que se incorpora a secundaria a partir de la masificación
de la cobertura, pero además por el crecimiento espectacular que se produce en el
ámbito de la tecnología, la ciencia y en general en todas las áreas del conocimien-
to. La estructura curricular actual no puede responder a esta situación más que
agregando más asignaturas o ampliando internamente las existentes, cosa que
resulta imposible por lo que también en este campo hay una crisis. Por último,
también la tarea de conciliar la preparación propedéutica con la preparación para
el mundo del trabajo y para la incorporación a la vida ciudadana que la mayor
parte de los países ratifican como las finalidades propias de este nivel educativo
ha entrado en crisis de crecimiento que está a la búsqueda de soluciones.
Las soluciones que se han implementado para enfrentarla han sido, por
ejemplo, los temas transversales, la necesidad de coordinación entre asignaturas,
el pasaje de la enseñanza por asignaturas a la enseñanza por áreas integradas,
entre otras. Este fenómeno no puede ser asimilado a pérdida de peso cultural o a
devaluación de los contenidos; más bien es un llamado a su revisión y reorgani-
zación. El alto nivel de fracasos de la enseñanza obligatoria reclama ese análisis
incluso ya en el final de la enseñanza primaria.
Hargreaves (1990) sugiere que el currículo de secundaria fracasa en su
pretensión de implicar a los estudiantes y despertar sus intereses por tres tipos de
razones: la falta de relevancia al presentar informaciones desconectadas sin rela-
ción a problemas vitales; por un problema de descuido de la atención al desarro-
llo de la imaginación de los estudiantes y por no ser desafiante para éstos y ser
incapaz de implicarlos e interesarlos.
Las tentativas de modificar los contenidos o su organización se encontrarán,
según Gimeno Sacristán, con la resistencia de los que ven en la ruptura de los
moldes tradicionales, visibles, una pérdida de calidad de la enseñanza. Los pro-
gresos hacia un currículo más cercano a los estudiantes, centrado en temas y
problemas relevantes y vitales, sin que por ello se rebajen las cotas de calidad,
exigen refuerzos en la elaboración de contenidos que demandan más disponibili-
dad de materiales. Esa carencia de ejemplos prácticos deja a la nueva orientación
curricular de una escuela secundaria obligatoria a merced de los críticos renuentes
a los cambios, porque sitúa el debate sobre la conveniencia de la continuidad
curricular en el terreno de principios abstractos, sin poder atisbar una aproxima-
ción que es necesaria entre la enseñanza primaria y la secundaria.
Para contrarrestar lo anterior se deben establecer estrategias de acción com-
plementaria. Discutiendo la filosofía que debe orientar desde el punto de vista
pedagógico y social el significado de la enseñanza secundaria y la importancia de
la transición, proponiendo medidas de integración del currículo desde su planifi-
cación hasta que se enseñe a los estudiantes; de otro lado son necesarias medidas
de coordinación entre niveles, centros, departamentos, aulas, profesores, del cen-
tro con la comunidad y con el ambiente social cultural general. Los instrumentos
concretos para acercarse a esos ideales son una dirección del centro que tenga
esos objetivos en su actuación, estructuras organizativas apropiadas para aproxi-
mar centros de niveles diferentes y realización de actividades concretas para
lograr la continuidad (Hargreaves y Tickle, 1980).
La coherencia del currículo lo dará la conexión entre las unidades de una
misma materia, entre temáticas idénticas de diversos cursos o niveles, entre deter-
minados objetivos y aspectos de todas las materias de un mismo curso. Del
engranaje entre las partes se deriva la coherencia generalizada de todo un plan de
estudios. La integración curricular es una propuesta de estructuración para dar
sentido a la enseñanza media.
Como plantea Claxton (1994), sea cual sea el currículo y sea cual fuere su
grado de pertinencia, algunos estudiantes lo seguirán mejor que otros. La cues-
tión es que sea lo que fuere lo que los estudiantes se lleven consigo deberá ser
verdaderamente útil por derecho propio.
Cuadro 8
ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD EN LA REGIÓN
Cuadro 9
PORCENTAJE DE INSTITUCIONES PÚBLICAS Y PRIVADAS SEGÚN PAÍS
Las respuestas a la pregunta que le realizamos a los especialistas acerca del tema
de las reformas en nuestra región nos parecen muy relevantes para poder manejar
los futuros escenarios de la secundaria en nuestros países. La pregunta fue: “Las
reformas que se están implementando en diferentes partes de América Latina y el
Caribe apuntan a uno o más de los siguientes campos: concepción educativa,
estructura curricular, y/o formación de profesores. iconsidera Ud. que son estos
los temas prioritarios o que sería más apropiado un enfoque diferente basándose
en los cambios que se están procesando en los escenarios económicos, sociales y
políticos de la región?” En general, las respuestas se alinearon jerarquizando los
tres temas planteados. Como consideramos muy enriquecedoras las reflexiones
ulteriores que todos ellos realizaron, intentaremos resumirlas para que puedan
servir de base para el análisis.
Ignacio Gonzalo nos planteó que “a los temas considerados les añadiría dos:
uno, las condiciones de escolarización que se dan actualmente en América Latina
podrían mejorar en algunos países: años de duración de la educación obligatoria
y gratuita, horario cotidiano de asistencia a la escuela, disponibilidad de materia-
les de apoyo a la docencia. El segundo tema sería la atención a la formación
profesional técnica, tanto durante la propia educación secundaria como en el
período inmediatamente posterior, en condiciones de calidad suficiente como
para facilitar la inserción en la vida activa y adulta”.
Ana Luiza Machado, por su parte, considera que en los tres temas mencio-
nados “está puesta una parte de la problemática, o sea, alguna de las áreas donde
se debe actuar para hacer que las reformas sean eficaces. En un mundo cada vez
más complejo por diversas causas, el uso de nuevas tecnologías, la velocidad en
que ocurren los cambios en el mercado laboral, la sociedad del conocimiento y la
necesidad de permanente actualización, la pregunta sobre qué currículo, qué con-
cepción educativa se maneja y qué profesor precisamos aún no se ha respondido.
La problemática que existe en relación con esos tres temas está focalizada no en
qué hacer sino en cómo hacer. Pero hay otros campos que deben ser considera-
dos, como, por ejemplo, la valorización del docente y de la gestión de la escuela,
que son fundamentales para cambiar la cara de toda la educación y en especial de
la educación secundaria. Si realmente queremos cambiar la educación es necesa-
rio valorizar al docente no sólo con mejores salarios sino con mejores condicio-
nes de trabajo, bibliotecas, materiales didácticos, etc., con carreras profesionales
que premien el mérito, el compromiso con el trabajo y con el éxito del alumno.
Además de lo anterior, es preciso cambiar la gestión del sistema de ense-
ñanza, tornándola más democrática y con mayor participación de la comunidad.
Los países deben participar de la vida de la escuela. El alumno tiene que ser oído
y respetado, tiene que tomar decisiones con respecto a las cosas que lo afectan. Si
queremos formar ciudadanos participativos y proactivos tenemos que comenzar
por cambiar la manera de gerenciar la escuela. Una escuela autoritaria difícilmen-
te formará personas democráticas, autónomas, actuantes”. David Silva entiende
que “una reforma de la secundaria aislada sería muy poco eficaz, pues ella es una
parte de un conjunto muy amplio compuesto por todo el sistema educativo y los
valores y desarrollo socioeconómico de toda una sociedad. Concepción educati-
va, estructura curricular y formación de profesores son elementos importantes
pero insuficientes para la educación secundaria que necesitan la América Latina y
el Caribe. Se necesitaría un enfoque que tenga en cuenta todo el conjunto, que se
actúe en todo el conjunto y que todo el conjunto participe en la reforma de la
secundaria, aunque naturalmente en formas y grados mu\ diversos”.
Ignacio Pozo plantea desconocer cómo “se articul2 en concreto esos tres
temas en las distintas reformas, pero el problema puede surgir del modo en que se
ofertan. Toda oferta debe responder a una demanda y en ambientes de mucha
desigualdad y falta de perfil profesional en los docentes es necesario primero
crear una demanda -el cambio educativo- y dotar las condiciones necesarias para
satisfacerla. A veces se hace a la inversa: se ofrece un cambio -más verbal que
real- sin que los profesores sientan la necesidad de vivirlo, de forma que lo
sienten como algo ajeno”. Alvaro Marchesi, que también sostiene que son temas
prioritarios los planteados, encuentra que “sin embargo, la reforma de la educa-
ción secundaria debe concebirse como un programa global que incluya, además,
la organización y la gestión de los centros docentes, las condiciones de trabajo y
funciones de los profesores, la evaluación de los centros, la participación social y
los compromisos temporales para lograr los objetivos propuestos. La nueva edu-
cación secundaria exige cambios profundos y crear condiciones adecuadas (cen-
tros, profesores, recursos, medios, nuevas figuras profesionales) que no se impro-
visan. Hace falta un proyecto a medio-largo plazo en el que se establezcan las
medidas necesarias (financiación, cambios) con el máximo de consenso para
conseguir los objetivos propuestos”. También Elena Martín considera que es
indispensable sumar a esos ámbitos de intervención “una especial atención a la
organización de los centros, equipos directivos y de coordinación, tiempos y
espacios. También es fundamental planificar la conexión de las escuelas con las
restantes organizaciones que se ocupan de otros contextos educativos (políticas
de familia, de juventud, servicios sociales, entre otros)“.
Jehuda Reinharz encuentra también que las tres áreas señaladas son las
correctas; “la concepción educativa y la formación de los docentes son por lejos
las más importantes de las tres y el mejor currículo del mundo no tiene valor sin
los otros dos”. También Netta Maoz encuentra que los tres temas son importan-
tes. Pero más importante es para ella “que los estudiantes sean capaces de adqui-
rir información por sí mismos”. Considera esta investigadora que los alumnos
“deberían desarrollar una actitud hacia los temas éticos conectados con el desa-
rrollo científico y tener un pensamiento crítico con respecto a lo que estudian y a
los hechos que ocurren en su mundo. Muchas veces los docentes enseñan conte-
nidos sin tener el necesario conocimiento sobre los mismos y esto es negativo por
dos motivos: no sólo no serán capaces de enseñar lo que se supone que los
estudiantes deben aprender sino que además transmiten el mensaje que la educa-
ción no es importante y así la educación se desarrolla con mediocridad”. Por todo
ello Maoz encuentra que la formación docente es fundamental.
Raúl Bernal Meza sugiere que “la cuestión pasa por redefinir el papel que
se le asignará a la educación en el mundo del futuro, tomando como base las
transformaciones que está viviendo la sociedad contemporánea y la de nuestra
región, dentro de un mundo en el cual las sociedades en desarrollo tienen pocas
posibilidades de incidir, desde el punto de vista del desarrollo científico-tecnoló-
gico, de la economía global y la política mundial”. Por ello considera que debe-
rían incorporase “elementos, metodologías y técnicas que les permitan incorporar
una capacidad de intemalizar los procesos de cambio científico-tecnológico”.
Ángel Díaz Barriga considera que “debe replantearse la finalidad de la
educación secundaria, preguntarse qué información básica es importante promo-
ver en los adolescentes a fin de siglo, cómo se les prepara en la vida y para
resolver problemas cotidianos; debe replantearse la visión del conocimiento dan-
do énfasis a una cultura científica que le permita al estudiante comprender de
distinta manera la tecnología que lo rodea, una cultura científica que sea al
mismo tiempo la base para desarrollar el interés por la ciencia. La cultura de
literatura debe servir para incrementar su capacidad de comunicación por todos
los medios y para lograr “el goce por la lectura”; los problemas sociales y econó-
micos deben plantearse en función de lo que vive el ciudadano a fin de siglo. El
conocimiento de la historia y la geografía deben tener como meta ayudar a una
mejor comprensión del mundo actual. Ciertos temas deben ser transversales en la
formación, entre ellos destacan: una cultura para la paz, para la tolerancia, para la
cooperación entre los ciudadanos y entre los pueblos. Una educación para el
respeto a los derechos humanos y de atención al medio ambiente. Los escenarios
de reforma en relación a la escuela secundaria dejan mucho que desear porque en
mi concepción no abordan los temas medulares. “La revolución tecnológica,
como tecnología, pero como concepción que de conocimiento se hace desde las
tecnologías se encuentra ausente en la escuela”. El conocimiento tecnológico
implica, en un sentido, un dominio de saberes básicos de las ciencias y, en otro,
la necesidad de acudir a lo útil, a la información temporal (la que tiene que ser
olvidada cuando una nueva tecnología sustituye la actual). La escuela primaria
debería formar para enseñar a codificar los mensajes de los medios, entender
cuándo una información es consistente y cuándo debe ser replanteada porque el
medio la ha simplificado. La escuela secundaria no puede estar fuera de la infor-
mación de los medios”.
Pablo da Silveira no cree que los cambios en la estructura curricular ni en la
formación de profesores puedan asegurar por sí mismos un proceso de cambios
significativos y autosustentables. Este investigador plantea que “las reformas en
el ámbito de la estructura curricular son siempre rehenes de lo que ocurre cuando
el docente cierra la puerta del salón de clase y se enfrenta a su grupo. Y la mayor
o menor motivación de los docentes para embarcarse en procesos de reforma que
impliquen para ellos esfuerzos y desafíos adicionales no depende de la voluntad
manifiesta de los reformadores ni de la formación inicial que hayan recibido, sino
de las condiciones institucionales en las que se realice su trabajo.
Las reformas a impulsar, sostiene da Silveira, deben ser aquellas que modi-
fiquen la estructura de incentivos con la que se encuentran los docentes en su
trabajo cotidiano. Si esas estructuras premian la responsabilización, la creatividad
y la búsqueda de la excelencia, entonces habrá condiciones para aprovechar las
oportunidades abiertas por las reformas curriculares y los frutos que hayan gene-
rado los esfuerzos de formación docente. Si la estructura de incentivos se limita a
premiar la asistencia, la prolijidad burocrática o la capacidad de durar, todo lo
demás terminará siendo ineficaz en el largo plazo, cualquiera sea la voluntad de
los reformadores”.
Ernesto Schiefelbein, por último, plantea que “la estructura curricular no es
un tema prioritario, porque no afecta lo que el maestro realiza en el aula de clases
(sólo determina los contenidos, pero no las habilidades que son ahora priorita-
rias): sí lo es la formación de profesores, pero en este caso normalmente no
explicitan los cambios esperados en esa formación. Lo mismo ocurre con la
concepción educativa (suele expresarse en conceptos demasiado abstractos que
no tienen relación con la práctica) que debería caracterizar a esa formación”. Es
lamentable, comenta Schiefelbein, “que las reformas no describan con precisión
lo que se espera que sean los procesos de aprendizaje (o no lleguen a consensos
nacionales) ni preparen textos de estudio suficientemente adecuados a las diferen-
cias de los alumnos, para que éstos participen en situaciones de aprendizaje en las
cuales logren (efectivamente) los niveles de adquisición de conocimientos espe-
rados. Suponer que los profesores, solos, pueden resolver problemas que se han
mantenido por tantos años (si se les propone un nuevo concepto de educación o
currículo) es muy ingenuo”.
FORMACIÓN DE PROFESORES
A nuestro entender, el elemento clave para permitir que se produzcan los cambios
significativos que todos esperamos son los docentes. Para que los docentes pue-
dan desarrollar las funciones que demandará la nueva secundaria, se les deben
brindar las condiciones necesarias y favorables. Éstas implican una formación
docente inicial articulada con una formación en servicio y permanente, alimenta-
da por la investigación; pero además, y simultáneamente, una política de incenti-
vos, condiciones dignas para desarrollar la tarea y espacios reconocidos para
trabajar con sus pares.
152
Del análisis que hemos realizado hasta aquí, esta pregunta emerge con mucha
fuerza. Nos parece necesario plantear al respecto el aporte de los especialistas
consultados para poder contar con más elementos. Las preguntas que realizamos
fueron: “.LCuáles son, a su juicio, las necesidades prioritarias en la formación de
nuestros adolescentes y jóvenes, en función de los futuros escenarios económi-
cos, sociales y políticos en la región?” y “Lcree usted que las necesidades de
formación que surgen de la respuesta anterior se podrían viabilizar mejor con
alguna de las cinco alternativas que mencionamos a continuación?:
con otras personas. Insiste Pozo que aún para los defensores de criterios
economicistas, la formación para la autonomía intelectual es un requisito indis-
pensable para la riqueza cultural de una sociedad. Y ya no basta con formar sólo
a las elites porque el mundo hacia el que vamos es mucho más horizontal y
dinámico.
En cuanto a la modalidad, Pozo se inclina idealmente por las opciones III,
es decir, estructuras modulares que cada alumno cursa de acuerdo a su tiempo e
interés y IV, estructuras distintas a las actuales en cuanto a los períodos de clase,
divisiones del año escolar y práctica en el mundo laboral. Pero, en la medida en
que pueden ser estructural y económicamente inviables, una solución pasaría por
la opción 1; es decir, una secundaria única, flexible y contextualizada sabiendo
que eso exige un sistema realmente abierto (que atienda a la diversidad, con
equipos de apoyo, recorridos educativos variables con optatividad real), que tam-
bién exige recursos, por lo que parece de difícil implementación en la región. En
cuanto a la opción V hay que tender hacia una educación obligatoria cada vez
más amplia, lo que no necesariamente implica que la primaria y la secundaria
desaparezcan como tales. De hecho, así sucede en el modelo español.
Álvaro Marchesi respondió que las necesidades prioritarias son el conoci-
miento de la cultura básica de nuestro tiempo: formación en valores democráticos
y solidarios; deseo de saber más; capacidad de trabajo en equipo; innovación;
dominio de diferentes lenguajes. En cuanto a la modalidad, plantea que la opción
que prefiere es una secundaria común, de tres o cuatro años de duración, con una
progresiva diversificación curricular en función de los intereses y capacidades de
los alumnos. Al término de la misma se podría acceder a una formación profesio-
nal orientada hacia el mundo laboral o hacia estudios de secundaria postobligatorios
de dos o tres años de duración a cuyo término se podría acceder a la universidad
o a estudios superiores de formación profesional. En cuanto a la opción que
plantea estructuras sumamente abiertas, sobre la base de módulos, algunos im-
prescindibles para determinados estudios superiores, así como otros claramente
orientados a la formación profesional y que cada alumno los vaya cursando en
función de sus posibilidades de tiempo e intereses, es sumamente atractiva para la
educación secundaria postobligatoria pero difícil de llevar a la práctica. Posible-
mente, considera Marchesi, haya que pasar por una primera etapa más formaliza-
da que permita avanzar hacia ese modelo.
Elena Martín entiende que las necesidades prioritarias son todas aquellas
relacionadas con aprender a aprender y aprender a comportarse de acuerdo con
valores humanistas. Esto significa, destreza de búsqueda, análisis y valoración de
la información, capacidad de trabajar en equipo; capacidad de valorar las decisio-
nes desde el equilibrio entre beneficios y riesgos para las personas y el entorno;
capacidad de iniciativa, desarrollo de la empatía tanto cognitiva como afectiva
que les haga entender a los otros y conmoverse con ellos. En cuanto a la rnodali-
dad, Martín se inclina por una obligatoria de 10 a 11 años y una postobligatoria
más especializada en vías académicas y profesionales con pasarelas entre ambas.
Está de acuerdo con la posibilidad de pensar en estructuras totalmente distintas a
las actuales, pero en ese sentido entiende que haría falta repensar la organización
de toda la secundaria en la línea que se apunta en la pregunta. Esa opción además
no le parece incompatible con lo que se dice en el punto III. En un caso se centra
más en la concreción curricular, mientras que en el otro punto se habla de orga-
nización en un sentido más amplio.
Para David Silva las necesidades prioritarias serían una educación en valo-
res éticos y cívicos, que preparen a los jóvenes para ser ciudadanos responsables
de su destino y también del conjunto de la sociedad, fomentando actitudes de
trabajo, tolerancia, solidaridad, abiertos al cambio y entusiasmo por seguir apren-
diendo a lo largo de toda la vida. Igualmente es prioritario para Silva la prepara-
ción para la vida profesional. Que acierten en su destino profesional y se prepa-
ren para él. Esta preparación requiere audacia y explorar caminos nuevos. Cada
vez más acercamiento a la vida del trabajo, desde los años de preparación. Toda
la flexibilidad sin otra limitación que lo que sea más conveniente para una mejor
formación. Promover innovaciones y cambios desde la base para adaptarse a las
necesidades concretas de los alumnos y la sociedad de su entorno. Por otro lado,
rigor y actualización científica, tanto para su futura vida profesional como en la
preparación para estudios superiores. Énfasis muy fuerte en el uso de las tecnolo-
gías de la información y la comunicación para que no lleguen a ser los nuevos
analfabetos y América Latina y el Caribe no se quede marginada del desarrollo.
En cuanto a la modalidad de la propuesta dice Silva que lo mejor es a veces
enemigo de lo bueno. Una cosa teóricamente ideal puede ser imposible de
implementar por las condiciones reales de cada país. Hay que partir de lo actual
y tener muy en cuenta los recursos con los que se puede contar en los próximos
años, sobre todo el profesorado. Uno puede preferir un sistema pero resulta que
tener profesores preparados para ese sistema es casi imposible en el mediano
plazo ya que requeriría unas enormes inversiones de reconversión o preparación.
Por ese motivo este investigador se inclina por tener clara la meta final e ir
alcanzándola con realismo y con el convencimiento de la mayoría de los agentes
educativos. Las distintas alternativas que presenta esta pregunta no son totalmen-
te excluyentes; puede haber una alternativa con elementos de otras. En el largo
plazo, Silva auspicia una educación obligatoria general de 10 años y luego opcio-
nes diferenciadas profesionales, una de las cuales sería la preparación inmediata
para estudios terciarios. Pero esta educación genera1 debería ser flexible, contex-
tualizada, con un núcleo central, con estructuras sumamente abiertas, con meto-
dologías muy distintas según las edades o ciclos de edades. Tiene que haber mucha
diferencia entre el estilo de enseñanza para alumnos de 6 a 8 años, de 9 a ll años
EDUCACIÓN SECUNDARIA: BALANCE Y PROSPECTIVA 157
PRIMERAS CONCLUSlONES
A nivel micro:
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA*
A fines de la década de los ‘80 el 77% de los jóvenes entre 14 y 17 años estaban
matriculados en la enseñanza media, lo que significaba un importante avance con
relación al 14% de 1960, pero la rápida expansión de la matrícula fue acompaña-
da por un deterioro progresivo de la educación, expresado por problemas de
calidad en los niveles de aprendizaje, equidad y eficiencia del sistema, principal-
mente en los liceos municipalizados y particulares subvencionados.
En una apretada síntesis, siguiendo a María José Lemaitre2 (2000), los prin-
cipales problemas que enfrentaba la educación secundaria de inicio de los ‘90 se
podían identificar como los siguientes:
Dentro de este marco de realidad, de inicio de los ‘90, la intervención del Estado
se va a concentrar en dar respuesta a los problemas derivados de la baja calidad
e inequidad del sistema educativo. Con este fin, la acción pública en el sector se
va a ordenar en función de cuatro ámbitos3:
Desde 1990 en adelante se inicia un aumento sostenido del gasto total del Minis-
terio de Educación, que pasa de 576.428,5 millones de pesos en 1990 a 1.604.898,2
en el 2000, considerando en estas cifras el gasto del MINEDUC, Municipalidades
e inversiones diversas de otros Ministerios. En el cuadro adjunto es posible
apreciar claramente esta evolución:
1990 576.428,5
1991 634.814,6
1992 721.232,6
1993 814.418,4
1994 895.857,9
1995 993.249,8
1996 1.128.367,2
1997 1.237.045,8
1998 1.358.181,6
1999 1.478.892,6
2000 1.604.898,2
3 En este aspecto se sigue la sistematización presentada por C. Cox (1997) en: La Reforma de la
Educación Chilena: contexto, contenidos, implementación, MINEDUC MECE Media, Santia-
go, Chile; páginas 7 a 18.
LA KEFORMA EN EDtJCACdN SEC”NDARI.4 EN CHILE 167
Durante los cuatro años del primer gobierno de la Concertación el discurso ofi-
cial -señala C. Cox en el texto ya citado (1997)- “no caracterizó las políticas
para el sistema escolar en términos de ‘Reforma Educacional’, dado que ello era
identificable con la tradición de cambios integrales y homogéneos para todo el
sistema, centrados en el currículum y la estructura, a través de medios legales y
típicamente ‘de arriba hacia abajo’ (. . .). Por el contrario, la definición estratégica
mayor del período fue actuar en pos del mejoramiento substancial de los aprendi-
zajes de la mayoría de los alumnos a través de programas de mejoramiento
diferenciados para responder a necesidades del sistema escolar que variaban por
niveles y tipo de situaciones educativas, y orientados directamente a modificar
prácticas de enseñanza y aprendizaje a través de una combinación de instalación
de nuevos medios en los contextos de aprendizaje, así como el establecimiento de
nuevos espacios, incentivos e ideas para el despliegue de capacidades de iniciati-
va de los docentes (. . .). Se optó, entonces, por una estrategia de cambio inductivo,
más que deductiva; práctica que combina aprendizajes y ‘presiones fácticas’, en
vez de legal; diferenciada y no homogénea; abierta a variaciones surgidas de las
lecciones de la propia implementación, y no cerrada; profunda y no retóricamente
participativa, al descansar decisiva y crecientemente en las capacidades de aprendi-
zaje de respuesta y decisión autónoma de los equipos docentes de cada estableci-
miento, actuando en unos contextos con medio, ideas e incentivos nuevos” (p. 10).
En los sucesivos gobiernos democráticos se establecieron un conjunto de
programas para el Mejoramiento de la Calidad y Equidad de la Educación (MECE),
primero en educación primaria (básica) y luego en enseñanza secundaria (media).
El Programa de Mejoramiento de la Calidad y Equidad de la Educación (MECE/
Media) inicia sus acciones en 1992, pero su proceso de intervención directo se
desarrolla entre el año 1995 y el 2000.
Con la finalidad de una adecuada preparación técnica y política de cada uno
de sus componentes y estrategias de acción, durante 1992 se firman convenios
con diversas universidades y centros de estudios para realizar trece investigacio-
nes, que permiten en su conjunto diseñar y producir información y antecedentes
de una propuesta de política de renovación de la enseñanza media. Se estudian e
investigan temas tales como: indicadores de cobertura y calidad; desarrollo
curricular; modelo de gestión y supervisión de los procesos de enseñanza; reque-
rimientos para la formación de profesores; prácticas de trabajo y socialización en
estudiantes; destino educativo laboral de los egresados y demandas sociales a la
educación media y evaluación económica de la eficiencia interna y externa de la
educación secundaria.
Junto a lo anterior, se inician dos procesos que contribuyen significativamente
al trabajo de generación de una propuesta con relación al sentido y significado
del nivel de enseñanza media: una Discusión Nacional sobre la Enseñanza Media
y la Comparación Internacional de Sistemas de Educación Secundaria.
El Programa MECE Media establece como objetivo general: aumentar la
eficiencia interna y externa, la calidad y equidad de todos los liceos subvenciona-
dos, municipales y particulares, y fortalecer la capacidad de gestión del sector.
Para promover e impulsar los cambios propuestos, el Programa contempla el
desarrollo de un conjunto de acciones a través de unas “estrategias diferenciadas
que combinan recursos normativos, de información, de inversión directa, de in-
centivos y de apoyo técnico, durante un lapso de 6 años a partir de 1995, sobre el
conjunto de los liceos subvencionados de ambas modalidades” (MINEDUC, “Pro-
grama de Mejoramiento de la Calidad y Equidad de la Educación Media 1995
2000”, Vol. 1 Fundamentos, Estrategia y Componentes; 29 de diciembre de 1994).
Estas estrategias diferenciadas se pueden ordenar de la siguiente manera:
Tomadode MINEDUC Reforma en Marcha: buena educación para todos, 1998; p, 110.
-. .-.
cional, dada la multidimensionalidad y complejidad de la agenda de transforma-
ciones en curso y cuando a lo anterior se suma un nuevo impulso para el fortale-
cimiento de la profesión docente, las reformas curriculares de básica y media, así
como la extensión de la jornada completa” (p. 23).
Esta modalidad de nombrar Reforma Educacional a un proceso ya iniciado,
con cinco años de cambios, productos y avances ciertos, da clara cuenta de las
características de ella. “Hay una concepción de la transformación -continúa el
Documento del MINEDUC (1998)- y adecuación de los sistemas educativos a las
cambiantes condiciones de la sociedad. Es propio de los sistemas educativos
descentralizados el ritmo de adaptación incrementa1 y continuo que implica un
sistema educativo abierto a la sociedad, con múltiples puntos de contacto con
ella, y a la vez flexible para adaptarse a los cambios. Esta concepción de reforma
no tiene, por lo tanto, un solo y exclusivo hito que permita identificarla como tal,
sino que es microsocial y su avance depende también de las capacidades crecien-
tes que desarrollen sus actores para llevarla a cabo” (p. 24).
La Reforma, indica el documento del MINEDUC (1998), busca “afectar
paulatina y en forma global a todas las dimensiones del sistema: las formas de
enseñar y aprender, los contenidos de la educación, la gestión de los servicios
educativos, los insumos tanto de materiales educativos (biblioteca, informática
educativa) como de infraestructura escolar, el financiamiento del sector, así como
el mejoramiento sostenido de las condiciones de trabajo de los docentes, princi-
pales artífices y protagonistas de la Reforma” (p. 24).
Al momento de inicio a esta Reforma, se debe reconocer, como lo señala
José Pablo Arellano (2000) en su discurso de Inauguración del Año Escolar 1997,
“es difícil encontrar otro momento en la historia del presente siglo en que conflu-
yan la necesidad absoluta de un profundo esfuerzo de cambio en la educación,
con las condiciones de voluntad política, consenso social y recursos para realizar-
los” (p. 151).
En este marco de sentido y significado de la Reforma, ella se desarrolla en
cuatro ámbitos, como ya se ha indicado:
REFORMA CURRICULAR
Uno de los resultados más visibles del trabajo realizado lo constituye el esfuerzo
por equiparar a los establecimientos de enseñanza media en cuanto a condiciones
materiales. Esta tarea significó sacar a numerosos establecimientos de una situa-
ción de precariedad, para ubicarlos -en un primer momento- en una situación de
condiciones adecuadas mínimas, para luego, superado el piso necesario, incorpo-
rar materiales y tecnología de vanguardia.
- Al concluir el año 2000 todos los liceos del país estaban incorporados a la
red Enlaces, lo que no sólo permite una interconexión entre ellos, sino que
abre puertas para que desde cualquier liceo del país se ingrese a las ventajas
formativas que trae consigo Internet. Esta red cuenta con el apoyo técnico y
la colaboración de 16 universidades.
- Durante el período 1997-2000 se entregaron más de 2,8 millones de textos
escolares a los jóvenes de educación media; junto a éstos, cada profesor
recibió un texto especialmente preparado para ayudarle en su trabajo con
los estudiantes.
Para ver los avances y resultados del Programa MECE Media, ver “Evaluación Intermedia del
Programa de Mejoramiento de la calidad y Equidad de la Educación Media”, llevada a cabo por
el Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE) y concluida en septiembre de
1999. Una buena sistematización de estos avances y resultados, tomando los datos de la evalua-
ción recién citada, es posible encontrarla en el artículo de Cristián Belleï, “Educación Media y
Juventud en los 90, actualizando la vieja promesa” que se encuentra en la Revista Ulrinm
Década N” 12, Marzo 2000, Editada por CIDPA, Viña del Mar, Chile, páginas 45-88. Cristián
Belleï se desempeñó como Encargado de Estudios del Programa MECE Media.
- Cada liceo cuenta con un Centro de Recursos para el Aprendizaje (CRA),
versión contemporánea de la biblioteca escolar, que junto a colecciones de
libros dispone de materiales didácticos, softwares, videos, diarios y revistas.
- A través de un fondo concursable, la mayoría de los liceos han desarrollado,
o lo hacen en el presente, proyectos de mejoramiento educativo (PME), que
le permiten aumentar los niveles de aprendizaje de sus alumnos. Se finan-
ciaron entre 1995 y 2000 más de 1.000 proyectos.
- Más de 400 liceos contrataron anualmente Asistencia Técnica Externa, du-
rante la vigencia del Programa MECE, la cual les permitió recibir a los
profesores una asesoría in situ, para enfrentar de mejor forma los procesos
de cambios que estaban implementando. En promedio se entregó a cada
liceo un monto de 1,5 millones de pesos.
En síntesis, los liceos del país, desde el 2001, enfrentan su tarea formativa
en condiciones de mayor igualdad, con recursos tecnológicos más apropiados y
con una nueva cultura de gestión, que les permite generar sus propios proyectos
de mejoramiento y demandar con mayor pertinencia, las asesorías técnicas que
ellos requieren en particular. En el siguiente cuadro de resumen se puede apreciar
la magnitud de las metas físicas logradas a través del Programa MECE-Media:
En el siguiente cuadro de resumen se puede apreciar la magnitud de las
metas físicas logradas a través del Programa MECE Media:
(Deprovsy en 50 liceos
Secreduc). de Red CR@
1995 1996 1997 1998 1999 2000
sorescapaci-
tadosen uso
de textos
Fuenle: MINEDUC. Informe de Cierre del Programa MECE Media, junio 2001.
180
Sectores Especialidades
económicos
Sector Agropecuaria
Agropecuario
Sectores Especialidades
económicos
Mejoramiento de resultados:
- Apoyar que los jóvenes completen 12 años de escolaridad, disminuyendo la
deserción y repitencia escolar, estableciendo en los planes de trabajo de
cada liceo metas para cada uno de estos índices.
Profesores:
- Consolidación de la estructura de los Grupos Profesionales de Trabajo (GPT)
organizada en torno a la implementación curricular.
- Elaboración de proyectos de innovación en gestión pedagógica, en el marco
de las redes de equipos de profesores.
Estudiantes:
- Instalar la reflexión respecto de la formación personal y social de los jóve-
nes en el contexto de la convivencia escolar y la formación ciudadana.
- Fortalecer la gestión de los centros de alumnos y el rol de los profesores
asesores de Centros de Alumnos.
Programa Montegrande
8 Organismo de participación privada, el cual recibe, entre otros, recursos estatales para desarro-
llar su labor. Esta institución tiene por finalidad apoyar y contribuir al desarrollo de comunas ylo
comunidades pobres del país. Instala, durante un año, a profesionales recién titulados, los que
desarrollan una labor profesional de apoyo a la gestión de estas comunas contribuyendo, por
ejemplo, al fortalecimiento de redes de apoyo a la comuna y/o comunidades y otras iniciativas
en este ámbito.
por el MECE y la proyecta en los nuevos desafíos y necesidades de la educación
chilena. El objetivo central del Programa de Mejoramiento de la Enseñanza Me-
dia es implementar una política educativa para el conjunto de los liceos sub-
vencionados del país que incremente los niveles de calidad de los aprendizajes y
equidad en su distribución, expresados en resultados educativos, asegurando las
condiciones de sustentabilidad de los cambios realizados.
Para el logro de este objetivo se continuó fortaleciendo las estructuras inter-
nas del liceo (Grupos Profesionales de Trabajo, Equipos de Gestión y Centros de
Alumnos) que aseguren la reflexión sobre temas pedagógicos, de gestión y de
desarrollo juvenil, además, se continuó reforzando el uso y acceso a los recursos
e insumos que llegan al liceo (Centro de Recursos de Aprendizaje, Textos, Enla-
ces), en el entendido de que ambas acciones son elementos fundamentales para la
implementación curricular en el aula.
Para alcanzar las metas y desafíos ministeriales de la educación secundaria,
y con el fin de ser más efectivos en los resultados, el Programa de Mejoramiento
de la Enseñanza Media considera dos ámbitos de acción de carácter sistémico en
que se distinguen acciones universales para el conjunto de los liceos articuladas
con el Programa Liceos para Todos y acciones de carácter específico sólo para
liceos no focalizados.
Así, contempla dos ámbitos de acción: Implementación curricular en el aula
y Gestión Institucional orientada a resultados educativos.
BIBLIOGRAFÍA
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Andes, Santiago, Chile.
Belleï, Cristián (2000). “Educación Media y Juventud en los 90, actualizando la vieja
promesa” en: Revista Ultima De’cada N” 12, Marzo 2000, Editada por CIDPA, Viña
del Mar, Chile, pp. 45-88.
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La reforma de la escuela secundaria en México.
Una propuesta centrada en los jóvenes
Armando Sánchez Martínez’
iDespués de la escuela primaria qué? se titula una sección del informe final del
Foro Mundial de Educación, celebrado en Dakar, Senegal, en abril del año 2000.
La interrogante que da título a la referida sección revela la inquietud y preocupa-
ción que origina la situación de la escuela secundaria en el mundo, de la que se
dice “es el eslabón perdido de la agenda Educación para Todos” (UNESCO,
2000a). En México se vive una situación semejante, pues aun cuando en 1993 se
En este trabajo se hace referencia fundamentalmente a los adolescentes que transitan por la
adolescencia media y se parte de la variabilidad individual que conforma la gran diversidad
entre los alumnos de la escuela secundaria. En especial se reconocen las variaciones de carácter
social y cultural, que acortan o alargan el período referido. Asimismo se toman en cuenta los
patrones de genero, porque el inicio de este período es por tendencia más temprano en la mujer
que en el hombre. Es importante aclarar que a lo largo de este documento se emplean los
términos “adolescente” y “joven” como sinónimos.
Actualmente el nivel de escolaridad en México es de 7.8 años y las proyecciones apuntan a que
los alumnos que están cursando el primer grado de educación primaria cursarán en promedio 12
grados (Bonilla, 2000).
Tales referencias son fundamentales en este escrito, pues además de que se coincide en sus
planteamientos, compilan lo realizado por muchos reformadores e investigadores educativos
que han trabajado en este nivel escolar.
En este trabajo se asume un enfoque sociocultural del adolescente y se reconoce que está en
una etapa de transición entre el final de la infancia y el ingreso a la sociedad adulta y a la vida
productiva. En décadas recientes y debido a la influencia de los medios masivos de comunica-
ción, los adolescentes han desarrollado distintas culturas basadas en sus patrones de consumo.
LA REFORMA DE IA BSCUELA SECUNDARIA EN Mexso. UNAPROPUESTA
CENTRADA
ENLOSJÓVENES 203
Aunque frases como las anteriores son comunes entre quienes escriben
acerca de los jóvenes, en realidad son los grandes ausentes en las políticas y
decisiones que se llevan a cabo en las sociedades actuales. Y es grande su ausen-
cia en dos sentidos: por una parte, porque a pesar de que representan un porcen-
taje de la población muy significativo (sobre todo en países como los latinoame-
ricanos) se manifiesta una tendencia a excluirlos. Por otra parte, porque en el
mundo de los adultos su presencia se minimiza y desaprovecha al estereotiparlos
sólo como causantes de problemas, o considerarlos sujetos de consumo, mano de
obra barata o apoyo político-ideológico.
México es claro ejemplo de un país con población mayoritariamente joven;
cuenta actualmente con 20.3 millones de habitantes entre 15 y 24 años y hacia el
2010 tendrá el más alto número de su historia, 21.2 millones (CONAPO, 1998),
cifra que representará 19% de la población total. Esta dinámica poblacional im-
plicará profundos cambios en las necesidades y demandas sociales de los jóvenes,
como son los servicios de educación, empleo, salud y vivienda.
Algunos autores de las pocas revistas mexicanas especializadas en jóvenes”,
han documentado esta ausencia. Una primera alusión la da David Urzúa (2000) al
9 Un ejemplo es Jóvenes. Revista rie Estudios sobre juventud. editada por el Instituto Mexicano
de la Juventud, la Secretaría de Educación Pública y el Centro de Investigación y Estudios
sobre la Juventud.
señalar que “el gobierno todavía concibe a los jóvenes como sujetos sociales de
atención esporádica e inmediatista, y no como agentes sociales indispensables
para el desarrollo nacional”. También afirma que incluso los organismos interna-
cionales los han dejado de lado, con excepción de la Organización Panamericana
de la Salud (OPS): “el problema es que el tema “juventud” ha dejado de ser
explícito para convertirse en tangencial; el “sujeto juventud” está a la baja en el
discurso político, tanto en el terreno nacional como en el internacional”. En esta
misma perspectiva, Krauskopf (2000) explica el porqué del bajo interés y partici-
pación política de los jóvenes en las sociedades latinoamericanas.
La problemática señalada tiene su origen en dos asuntos cruciales: primero,
la crisis general de la sociedad que, al menos en países como los latinoamerica-
nos, tiene un cuarto de siglolo y. segundo, que por lo mismo, los jóvenes de ahora
han crecido en una sociedad llena de incertidumbres, abandono y sin perspectivas
ciaras de cómo alcanzar el futuro que desean. Por eso, autores como Hargreaves
ei al. (2000), cuando se refieren a los adolescentes, mencionan triples transicio-
nes: la del propio adolescente, la de la sociedad y la de los programas acelerados
de reforma educativa.
Un punto interesante es que Hargreaves y colaboradores centran su atención
en las cualidades y necesidades básicas de aprendizaje” de las y los adolescentes,
más que en la adolescencia como etapa. Este planteamiento tiene varias
implicaciones, dentro de las que destacan:
JO En Mtxico, después de la Segunda Guerra Mundial y hasta 1976, se vivió la etapa denominada
como “desarrollo estabilizador”: en ese año ocurrió la primera crisis económica de esta época,
que tuvo como antecedente de crisis social y política el movimiento estudiantil de 1968. A
partir de 1976, la palabra crisis se volvió parte del acervo cultural de los mexicanos.
II Se refiere a las herramientas esenciales y contenidos básicos necesarios para que los seres
humanos puedan sobrevivir, desarrollar plenamente sus capacidades, vivir y trabajar con digni-
dad, participar plenamente en el desarrollo, mejorar la calidad de sus vidas, tomar decisiones
fundamentadas y continuar aprendiendo (Torres, 1998).
12 Se reconoce que las necesidades de aprendizaje, afecto y autonomía, así como la manera de
satisfacerlas varían según cada país y cada cultura, de manera que cambian inevitablemente con
el transcurso del tiempo.
culturas, aun dentro de un mismo país. En este punto, los autores aclaran
que se refieren a los adolescentes de los países occidentales.
13 Myong Won Suhr (Delors, et al., 1997, p. 270) en su reflexión “Abramos nuestras mentes para
vivir todos mejor” dice que como “la cultura oriental es ética o espiritual [...] y nuestros
antepasados no quisieron -0 no se atrevieron a hacerlo- dominar la naturaleza, por considerar
que era esencial vivir en paz y en armonía con ella”. Esta reflexión ayuda a entender parte de
las diferencias entre occidente y oriente, de ahí la acotación a las sociedades occidentales
cuando se generaliza algún comentario o situación.
207
Figura 1
a preparar para la vida, en contraste con una que propone la formación académica
y cientificista propia para las profesiones (Sandoval, 2000).
En el largo camino de definición social de la escuela secundaria en México
han estado en permanente discusión algunos aspectos que hoy en día siguen
planteándose:
“Para que surja esa educación realmente pluralista, será necesario replan-
tear los objetivos -iqué significa educar y ser educado?-, remodelar los
contenidos y los programas de las instituciones escolares de tipo clásico,
imaginar nuevos métodos pedagógicos y nuevos enfoques educativos y fo-
mentar la aparición de nuevas generaciones de docentes-discentes. Una
educación realmente pluralista se basa en una filosofía humanista, es decir,
en una ética que considera positivas las consecuencias sociales del plura-
lismo cultural”
Stavenhagen (Delors, et al., 1999, pág. 264).
Las interacciones entre los tres aspectos antes señalados se pueden entender
de acuerdo al esquema de la Figura 2, con base en los cuatro pilares de la
educación señalados por Delors et al. (1997).
Bajo el contexto anterior, se proponen algunas líneas de acción encamina-
das a poner en marcha el cambio de la escuela secundaria:
1. Promover una revisión curricular que considere, entre otros aspectos, facto-
res relacionados con los intereses de los jóvenes. Por ejemplo, es importante
hacerles sentir que son tomados en cuenta y considerarlos como seres res-
ponsables capaces de llevar a cabo tareas de diversa complejidad; promover
ambientes propicios para la definición de su identidad, la construcción de su
proyecto de vida, la pertenencia a un grupo de pares y las relaciones con
personas del sexo opuesto; la sexualidad y las actividades recreativas, de-
portivas y de convivencia.
214
Figura 2
NECESIDADESBÁSICAS
DE APRENDIZAJE
ALUMNOS
Currículo Gestoreducativo
- Aprender a conocer, para adquirir las habilidades necesarias para comprender lo que
ocurre en las múltiples facetas del entorno, combinando una cultura general con Ia posi-
bilidad de profundizar los conocimientos en un reducido número de materias.
- Aprender a hacer, para poner en práctica los conocimientos, poder influir positivamente
sobre el entorno y adaptar Ia educación al futuro mercado de trabajo. Adquirir competen-
cias para hacer frente a un gran número de situaciones y trabajar en equipo, en el marco
de las distintas experiencias sociales o de trabajo que se ofrece a los adolescentes.
- Aprender n vivir juntos. para poder participar y cooperar en proyectos con propósitos
comunes, basados en el reconocimiento de la diversidad de la especie humana y contri-
buir a la toma de conciencia de Ias semejanzas e interdependencias entre todos 10s seres
humanos.
- Aprender a ser, para que florezca Ia personalidad y estar en condiciones de proceder con
autonomía creciente, de juicio y responsabilidades personales.
17 Se pueden consultar otras propuestas curriculares semejantes en Nieda y Macedo, 1998, pp. 90-
103.
LS Carrera Magisterial es un programa nacional de evaluación del desempeño profesional de los maes-
tros, producto de la reforma educativa de 1993. que incluye evaluación curricuhr y exámenes de
conocimiento que se aplican tanto a 10sdocentes como a los alumnos. El programa considera cinco
niveles de evaluación a los que el maestro accede gradualmente (Bonilla, el al., 1997).
dependiente con la cultura y con el mundo natural, social y tecnológico que
habitan (Tonucci, 1979, y Claxton, 1994). Del mismo modo, es necesario
que trasciendan el ámbito de lo disciplinario y promuevan la interrelación
con empresas, industrias, centros deportivos, culturales, académicos y de
investigación entre otros. Para ello se requiere que los temas que se inclu-
yan en los proyectos se relacionen con la realidad local (regional), que
impliquen retos y favorezcan el desarrollo y crecimiento personal integral
de los participantes, De esta manera se podría favorecer la construcción del
proyecto de vida y reducir las prácticas de riesgo (incluyendo las delictivas)
dándole valor y reconocimiento a los jóvenes (Chapela, 1999b). Por ejem-
plo, se pueden buscar opciones para que los alumnos realicen tareas de
apoyo a personas con alguna discapacidad y adultos mayores, así como a
estudiantes con necesidades educativas especiales, como parte de un pro-
grama comunitario. Al final de cada ciclo escolar, o en un corte previo, es
importante contemplar la presentación de los proyectos y sus resultados
ante la comunidad escolar’“.
Lo que suele etiquetarse como “delincuencia juvenil” tiene su origen en
los conflictos individuales, familiares o sociales no resueltos, que propician
su aislamiento, promueven la pérdida de significados, de normas y vacíos
de poder. La alienación viene de esa necesidad acuciante de tener experien-
cias de flujo (Csikzentmihalyi, citado por Hargreaves et al., 2000) o retos,
imposibles de vivir llevando una existencia normal, por lo cual una solución
a la violencia y a la delincuencia es ofrecer a los jóvenes oportunidades de
enfrentarse a desafíos significativos que les permitan desarrollar habilidades
para beneficiarse de ellos.
Otros proyectos o retos, tales como escalar la ladera de una montaña o
enfrentar una crisis en el lugar de trabajo, pueden provocar efectos especta-
culares en la autoestima del estudiante y su actitud en la escuela, pero
suelen perderse si no se fortalecen o continúan con otro tipo de retos (supe-
riores) ya que la rutina los coarta o termina diluyéndolos (Hargreaves et al.,
2000). Por lo tanto, el planteamiento de esta propuesta es que se puede
lograr mucho intentando que la enseñanza de la escuela se aproxime a los
desafíos de la vida real. Un reto de la reforma curricular es propiciar expe-
riencias regulares de desafío real y significativo en los estudiantes de la
escuela secundaria.
3. Tomar en cuenta que las cualidades de los adolescentes y las necesidades
básicas de aprendizaje tienen repercusiones en lo curricular, en la organiza-
19 La propuesta de generar profesores de carrera podría asociarse a este tipo de proyectos, lo que
implica seleccionar maestros para este tipo de nombramiento capaces de comprometerse de
tiempo completo con la escuela y los jóvenes.
ción escolar y en los métodos de enseñanza. En este contexto se hace
necesario que el docente cuente con orientaciones metodológicas precisas
para propiciar una educación reflexiva centrada en la comprensión y parti-
cularmente la consideración de los distintos tipos de inteligencia, las ideas
previas, las capacidades cognitivas superiores, la utilidad del conocimiento,
el trabajo cooperativo, la utilización de la tecnología, así como el uso de
portafolios y registros personales.
4. Introducir la tecnología 2o al sistema educativo para su óptimo aprovecha-
miento. Esta introducción ha reportado logros y avances de consideración
(Bonilla, 2000; Martínez, 2000) pero han planteado nuevos retos. Su incor-
poración debe tratarse como un proceso de índole sociocultural y no como
un asunto de innovación educativa acompañada de tecnología. Diversos
trabajos coinciden en reconocer el potencial educativo de las tecnologías de
comunicación e informáticas, así como de la presión social para incluirlas
en las actividades de la enseñanza (Corona, 1996; Roschelle y Jackiw,
1997; Bonilla, 2000).
Parte de la estrategia de introducción de la tecnología en la escuela debe
partir del hecho de reconocer que hay una cultura escolar preexistente, en la
cual la enseñanza y el aprendizaje han tenido lugar, casi en su totalidad, al
margen de las nuevas propuestas tecnológicas. Por lo mismo es necesario
iniciar un proceso gradual de reorientación del tratamiento didáctico de los
temas curriculares, para promover una valoración de los entomos tecnológi-
cos por parte de la comunidad escolar (estudiantes, maestros, directivos y
padres de familia). Por otro lado, el desarrollo de habilidades de exploración,
modelación, simulación, verificación de hipótesis y manejo de la informa-
ción, con un modelo pedagógico centrado en los procesos cognitivos, se logra
con mayor éxito con apoyo de la tecnología. Estos modelos deben considerar
las experiencias desarrolladas en otras latitudes, que han mostrado tener im-
pacto significativo a nivel cognitivo de los estudiantes (Rojano, 2000).
Sin duda los esfuerzos deben centrarse en lograr que la tecnología sea
aprovechada para consolidar en los alumnos la adquisición de competencias
básicas, es decir, que los maestros dispongan de capacidad y confianza
necesarias para ayudar a sus alumnos a desarrollarlas. El riesgo que debe
evitarse es considerar la tecnología como un fin en sí misma, por suponer
que su sola presencia mejora la calidad de la educación. La reorganización
de las aulas a partir de la incorporación de la tecnología implica equiparlas
23
Nos referimos a los modelos educativos que tienen como propósito llevar los servicios educa-
tivos a los diversos grupos de la población que se encuentran en zonas de difícil acceso y, por
lo general, marginadas. Esta modalidad permite también ampliar los alcances de la educación
de manera significativa mediante la transmisión de conocimientos aprovechando los medios
electrónicos de comunicación y la informática, vinculados con enfoques para la enseñanza más
flexibles. Por ejemplo, en México, con el objetivo de cumplir con el mandato de obligatoriedad
de educación secundaria y abatir la cifra de poco menos del 29 por ciento de la población
mayor de 15 años que no inició o concluyó sus estudios de este nivel, la SEP diseñó el
Programa de Secundaria a Distancia para Adultos (Sea).
de ellas es necesario redefinir las concepciones que se tienen acerca de las y los
adolescentes, revisar los mecanismos de gestión escolar e identificar y valorar los
diversos estilos pedagógicos, entre otros aspectos.
Es fundamental que al pensar en currículos alternativos se tenga presente
que:
Anexo A
CORRESPONDENCIA ENTRE GRADOS, EDADES Y CICLOS DEL SISTEMA
EDUCATIVO MEXICANO
Anexo B
CUADRO DE MATERIAS*
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