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1. INTRODUCCIÓN.
Efectivamente, no basta con enseñar, ni aún cuando se enseñe bien, para que todo el
alumnado aprenda y se desarrolle en el contexto de la escuela. El objetivo básico de la
educación obligatoria es lograr que el alumnado adquiera un mínimo de conocimientos,
destrezas y valores necesarios para desarrollarse personal, social y profesionalmente de
manera satisfactoria, lo que implica que el alumnado más allá de adquirir conocimientos
básicos de las distintas materias necesita ser orientado para que pueda integrar esos
aprendizajes y proyectarlos en su vida (Luque, 2006). Solo entendiendo la tutoría y la
orientación como parte esencial de la función docente podremos asumir el reto de integrar y
personalizar la enseñanza.
Por otra parte, el artículo 91 de la Ley Orgánica de Educación establece, entre otras,
como funciones del profesorado:
“c) La tutoría de los alumnos, la dirección y la orientación de su aprendizaje y el apoyo en su
proceso educativo, en colaboración con las familias.
d) La orientación educativa, académica y profesional de los alumnos, en colaboración, en su caso,
con los servicios o departamentos especializados.
e) La atención al desarrollo intelectual, afectivo, psicomotriz, social y moral del alumnado.
g) La contribución a que las actividades del centro se desarrollen en un clima de respeto, de
tolerancia, de participación y de libertad para fomentar en los alumnos los valores de la
ciudadanía democrática.
h) La información periódica a las familias sobre el proceso de aprendizaje de sus hijos e hijas, así
como la orientación para su cooperación en el mismo.
i) La coordinación de las actividades docentes, de gestión y de dirección que les sean
encomendadas.”
Dentro de este marco, la tutoría y la orientación resultan ser una parte esencial de
la función docente, desarrollada a lo largo de todas las etapas, permitiendo aglutinar lo
instructivo y lo educativo y favoreciendo una formación integral del alumnado, más allá de la
mera adquisición de conocimientos.
No es una competencia exclusiva de profesionales con una formación específica, ni
del profesorado que ejerce la tutoría, sino común a cualquier profesor o profesora en el
ejercicio de sus funciones docentes. No obstante, la orientación y la acción tutorial son tareas
complejas que requieren de la intervención y la colaboración de diversos profesionales con
funciones específicas, complementarias y diferenciadas (Anguita, 2013). Para ello, podemos
considerar tres niveles de intervención con respecto a la orientación educativa, según su
ámbito de actuación, dos de ellos en el contexto del propio centro educativo y otro de ‘apoyo
externo’ (Guillamón, 2009).
En el contexto del propio centro podemos diferenciar un primer nivel, a nivel de aula,
que corresponde a todo el profesorado, coordinado por el profesor o la profesora que ejerza la
tutoría, según una planificación anual. En el segundo nivel, el Departamento de Orientación
en los centros de Educación Secundaria, coordina esta labor para todo el Centro según se haya
ZONA
AULA CENTRO
PROVINCIA
Si bien son muchas las definiciones de acción tutorial que podemos encontrar
conviene tener en cuenta las características esenciales que ayudan a definirla (CEJA, 1995):
• Se desarrolla de forma activa y dinámica, para que facilite la construcción por parte
del alumnado de su propia visión del mundo y de los demás.
• Debe facilitar las actividades que propicien el que cada alumno y alumna conozca
estrategias y se ejercite en técnicas para su propia autorientación.
3. Aprender a vivir juntos. Convivir con otras personas implica compartir experiencias,
realizar proyectos comunes y entender los conflictos como parte inherente de la vida
educativa y social. Esto nos obliga a repensar la convivencia de los centros desde una
visión compleja, que requiere de acciones destinadas a prevenir y abordar los
conflictos: la elaboración democrática de las normas, la creación de estructuras que
permiten resolver los conflictos desde el diálogo; y, medidas de tipo organizativo y
curricular orientadas a la prevención de los mismos (Torrego, 2014). Por otro lado,
supone compartir proyectos y objetivos donde los alumnos trabajen juntos para
alcanzar metas comunes contribuyendo "a desarrollar la responsabilidad y la capacidad
de dialogar, de planificar, de evaluar, de aprender y de trabajar en equipo" (Expósito,
2014. p.196)
convivencia del Centro, a través del papel mediador que el profesorado tutor puede
jugar en la resolución pacífica de conflictos.
- a los agentes externos del entorno, que puedan aportar formación, asesoramiento y
recursos personales o materiales necesarios para llevar a cabo esta tarea.
El profesorado tutor del primer curso de las distintas etapas participará activamente,
junto con otro profesorado que pueda participar, en las actividades de acogida, previstas en
el programa de tránsito, dirigidas al alumnado y a sus familias que comienzan en el centro y
que estarán coordinadas por la Jefatura de Estudios con el asesoramiento del Departamento de
Orientación.
Las actividades a incluir dentro de la Acción Tutorial deben ser muy variadas y al
planificarlas, las sesiones de acción tutorial no deben seguir el esquema clásico de papel, lápiz
y pizarra. Estas han de suponer un foro de discusión y debate; de puestas en común, de
argumentaciones fundamentadas, donde no tengan cabida la monotonía y la rutina, y sirvan,
realmente, para que el alumno o alumna vaya construyendo su propia personalidad y tome
decisiones en referencia a la misma.
a) Llevar a cabo el seguimiento global del alumnado del grupo, estableciendo las
medidas necesarias para mejorar su aprendizaje de acuerdo con el proyecto educativo del
Centro.
b) Realizar de manera colegiada la evaluación del alumnado, de acuerdo con la normativa
vigente y con el proyecto educativo del Centro, y adoptar las decisiones que
correspondan en materia de promoción y titulación.
d) Establecer las actuaciones necesarias para mejorar el clima de convivencia del grupo.
e) Tratar coordinadamente los conflictos que surjan en el seno del grupo, estableciendo las
medidas adecuadas para resolverlos.
f) Conocer y participar en la elaboración de la información que, en su caso, se proporcione a
los padres, madres o tutores de cada uno de los alumnos o alumnas del grupo
En cualquier caso, la normativa vigente contempla que las entrevistas con las familias
tendrán por finalidad:
a. Garantizar la información sobre aquellos aspectos que puedan tener importancia
para mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje, el desarrollo personal y la
orientación profesional del alumnado, garantizando especialmente la relativa a los
criterios de evaluación.
b. Prevenir dificultades de aprendizaje.
c. El asesoramiento educativo a las familias.
d. La promoción y facilitación de su cooperación en la tarea educativa del profesorado,
tanto en lo concerniente a los aspectos académicos como en lo relativo a la mejora
de la convivencia del centro.
Para que el profesorado tutor pueda desempeñar las funciones que el proceso de la
tutoría le requiere es indispensable que, entre diferentes condiciones que deben satisfacerse,
emplee diversas técnicas e instrumentos para conocer y comprender las características de los
alumnos y alumnas, su desempeño a lo largo del proceso académico, y sus resultados en la
institución educativa, institución que constituye el medio social donde se desarrolla dicho
proceso. Esas técnicas e instrumentos pueden estar dirigidos tanto a un alumno o alumna
concretos como al grupo en general y deben ser conocidas por el profesorado en general, pues
la función orientadora, como ya hemos señalado, forma parte de la labor docente que
desempeña cualquier profesor o profesora.
Haciendo una revisión de la bibliografía existente y en base a las funciones del
profesorado tutor, podemos destacar como técnicas especialmente útiles aquellas referidas a:
6. BIBLIOGRAFÍA
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colaborativa. En Martín, E. y Solé, I. (coords.) Orientación educativa. Modelos y
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