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Resumen:
Abstract:
Science Fiction can help us to understand the future of humanity and the existential risks
pointed out by Nick Bostrom if we can trace posthumanity or existential risks as an esential
part of certain SF literary works. By the interpretation of such literary works, the
knowledge we currently have about existential risks might be expanded, for we could
explore the possible context among which this existential risks might happen.
Introducción…………………………………………………………………………………4
Capítulo uno. El futuro de la humanidad y los riesgos existenciales.………………………6
1.1 El futuro de la humanidad: cuatro caminos posibles……………………………7
1.1.1 Extinción………………………………………………………………8
1.1.2 Colapso recurrente…………………………………………………….9
1.1.3 Meseta (Plateau)……………………………………………………..10
1.1.4 Posthumanidad……………………………………………………….11
1.2 Los riesgos existenciales……………………………………………………….12
1.2.1Clasificación de los riesgos existenciales…………………………….14
1.2.2Ponderar los riesgos…………………………………………………..15
1.2.3 El sesgo psicológico: el peligro de una buena historia………………16
Capítulo dos. Escape a un mejor punto de mira…………………………………….…..…19
2.1 La ciencia ficción: los alcances del género…………………………………….20
2.1.1 Ciencia ficción, ciencia y vacilaciones éticas………………………..21
2.1.2 Novum, polos de tensión y extrañamiento cognoscitivo…………….24
2.2 Un punto de mira mejor………….…………………………………………….27
Capítulo tres. Otros mundos como este mundo………………………………………..…..29
3.1 Carne y metal: La guerra después del hombre………………………………...30
3.2 Variaciones de la cabra: ‘Una línea infinita de presidentes’………………….33
3.3 The Plague: Un mundo inhabitable……………………………………………34
3.4 El último americano: La guerra de la humanidad.…………………………….36
Conclusiones………………………………………………………………………………42
Referencias………………………………………………………………………..…..…..44
Anexos…………………………………………………………………………………….45
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Introducción
El presente ensayo trabaja uno de los temas más importantes, y sin embargo escasamente
trabajados, desde el ámbito de la filosofía: El futuro de la humanidad.
En el capítulo uno, apoyándonos en las extrapolaciones que realiza el filósofo Nick
Bostrom en dos de sus ensayos más importantes, exploraremos el concepto de
Posthumanidad y los caminos que tenemos hacia ella. La idea es generar es generar lo que
Bostrom llama a better understanding of the picture, entender porque el siguiente paso en
la evolución humana vendrá más que probablemente de la mano de la tecnología, con todo
lo bueno y todo lo bueno que esta evolución, acelerada por demás, podrá traer.
En el segundo capítulo trabajaremos la teoría de la ciencia ficción desde la
perspectiva de Jean Gattegno en su libro La ciencia ficción, Itsvan Csicsery-Ronay y
Charles Elkins (ambos publicados en la famosa revista Science Fiction Studies) y sobre
todo Darko Suvin en Metamorfosis de la ciencia ficción. Lo que se quiere es reunir un
aparato teórico que nos permita trabajar con los riesgos existenciales y el posthumanismo
como elementos explorables de la ciencia ficción. Como se verá en el segundo capítulo, lo
que al final se logra es una redefinición de los conceptos de Bostrom, o mejor una
ampliación de dichos conceptos, que nos resulta útil para poder trabajar.
Finalmente, en el último capítulo trabajaremos con cuatro cuentistas
contemporáneos de ciencia ficción que trabajan explícitamente los riesgos existenciales y/o
la posthumanidad como parte integral de su narración. Bernardo Fernández (Bef),
mexicano, plantea una guerra entre dos vertientes distintas de posthumanos en Carne y
Metal. Jeff VanderMeer en Variaciones de la cabra, plantea simultáneamente varios
posibles futuros catastróficos. En The Plague, Ken Liu explora un mundo hostil después de
que nanobots autorreplicantes salen al medio ambiente y mutan todo. Finalmente, en El
último americano, John Kessel plantea una serie de catástrofes globales que ocasionan el
fin de la humanidad como la conocemos.
Lo que se quiere lograr con este ensayo es generar una idea más amplia al respecto
de los riesgos existenciales apoyándonos en la ciencia ficción, que a fin de cuentas es, de
entre los géneros literarios, el que trabaja siempre con el futuro y explorar la posibilidad de
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que los productos artísticos que trabajan con el futuro pueden, además de representar un
sesgo psicológico peligroso, proporcionar herramientas para trabajar con la idea de futuro.
Básicamente queremos buscar, por medio de la teoría literaria, la teoría de la ciencia
ficción y algunos de los trabajos canónicos de la ciencia ficción, respuestas acerca de la
pertinencia o no de la ciencia ficción como herramienta para reconocer las posibilidades
para el futuro de la humanidad así como la exploración de los riesgos posibles.
Veamos si logramos nuestro objetivo.
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Capítulo uno
El futuro de la humanidad y los riesgos existenciales
Todo hombre piensa en el futuro. En su futuro individual. Piensa en él todo el tiempo, va
proyectando el diario diciendo “desayunaré un par de huevos” o “llegaré a la oficina a las
ocho cuarenta”. Va haciendo planes. Planes también para el resto del año o para la década
por venir. Todo hombre puede también pensar en el futuro del hombre en general, del
hombre como grupo. Puede poner en perspectiva el estado de cosas en el mundo y
proyectar, extrapolando los problemas que aquejan a la especie y sus posibles soluciones,
así como las oportunidades de supervivencia y expansión que ahora existen y su
plausibilidad, para hacerse un cuadro más o menos preciso del futuro del hombre.
La pregunta por el futuro de la humanidad es de una importancia capital. La
seriedad con la que esta pregunta se plantee puede acabar determinando la existencia o no
de un mañana para nosotros y cuáles serán las condiciones en las que nos encontremos si
ese mañana llega. Esto aplica tanto para el futuro local y a corto plazo (Cholula en veinte
años por ejemplo) como para el futuro global en tiempos remotos (cualquier año del mundo
dentro de mucho tiempo) y para las modificaciones que la condición humana pueda sufrir
con el paso del tiempo.
Sin embargo, el preguntarse seria y metódicamente por el futuro de la humanidad no
es para nada un tema nuevo. Hoy las universidades más renombradas del mundo como el
MIT u Oxford tienen programas enteros al respecto de lo que se viene para el hombre a
corto y largo plazo. Es en Oxford precisamente donde se encuentra el Future of Humanity
Institute (FHI), dedicado a habilitar investigadores en matemáticas, filosofía y ciencias para
hacer preguntas acerca del futuro de la humanidad como conjunto. Basándonos en dos
textos del director del FHI, Nick Bostrom, es que trataremos de hacer un dibujo
aproximado de los posibles destinos del hombre.
Solo es posible hacer un estudio del futuro haciendo abstracción. Eliminando las
fluctuaciones a corto plazo, los pormenores, para hablar en líneas generales. “A discussion
about the future of humanity is about how the important fundamental features of the human
condition may change or remain constant in the long run.” (Bostrom, 1). Cómo pueden
cambiar las características fundamentales de la condición humana, de eso se trata cuando
hablamos de futuro. No se hablará de los pequeños cambios, de los cambios triviales y
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pequeños que puedan acontecerle al hombre, porque eso no es predecible, no es forseeable,
y tampoco importante. Se hablará en cambió de lo fundamental, aquello que supondría
cambios radicales en lo que se concibe como “lo humano”, incluso al grado de terminar con
la humanidad como la conocemos para pasar a otra cosa.
Se trata entonces de estudiar lo general, no lo particular en el futuro del hombre.
Abarcar a grandes rasgos lo posible para equivocarse menos en lo que desde este tiempo
puede verse hacia delante. Se trata de dibujar en líneas generales el futuro para poder,
cuando sea necesario, tomar decisiones que beneficien a todos los hombres.
En el primer ensayo que estudiaremos, The Future of Humanity, Bostrom esbozará
cuatro escenarios para el futuro de la humanidad: Extinción, colapso recurrente, meseta
(plateau) y posthumanidad. En el segundo ensayo, Existential Risks: Analizing Human
Extinction Scenarios and Related Hazards, el filósofo realizará una distinción entre riesgos
existenciales y catástrofes globales y elaborará una lista de los posibles riesgos
existenciales. Además tocará un punto central para este ensayo: los psychological biases o
sesgos psicológicos.
Al inicio de Future of Humanity, Nick Bostrom realizará una distinción interesante, que
marcará en adelante el tono de todo su trabajo. Para poder darle a su investigación mayor
rigor científico, elegirá separarse (“lo mejor que se pueda”) de escenarios futurísticos de
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valor meramente simbólico o que sirven para entretener y nada más, para decantarse por
especulaciones que pueden ser evaluadas en base a la posibilidad de que sucedan. Se aleja
entonces de la ficcionalización de los futuros posibles para mirarlos en función de su
plausibilidad.
Teniendo en cuenta que cualquier predicción que pueda hacerse es verdadera solo en cierto
grado “prediction is a matter of degree” (Bostrom, 3), entonces al decantarse por las
especulaciones más plausibles, más posibles, lo que hace el filósofo es, de alguna forma,
cubrirse las espaldas, acercarse a los futuros que tienen más posibilidad de realizarse y
eliminar en la medida de lo posible el riesgo de equivocarse al hacer predicciones. No
tendría caso preguntarse qué tan posible es que la sociedad que Asimov imagina en su saga
de La fundación llegue a conformarse, porque ya existen prefiguraciones sociales que
auguran o anuncian hacia donde puede que vaya encaminado el futuro de la humanidad.
Lo que viene a continuación es una breve explicación de los escenarios que Bostrom
plantea en su trabajo.
1.1.1 Extinción
Hay dos maneras en las que una forma de vida puede extinguirse. Una, la más sencilla, se
refiere al escenario en el cual todos los especímenes de una forma de vida mueren y la otra,
más compleja, es aquel escenario en el cual una forma de vida evoluciona en una o varias
formas de vida diferentes.
La gran mayoría de los riesgos de extinción de nuestra especie corren a cuenta de la
propia humanidad. De hecho, en un ensayo titulado How Unlikely Is A Doomsday
Catastrophe escrito junto con Max Tegmark, Bostrom muestra, utilizando las matemáticas
y la astronomía, la gran improbabilidad de que, por ejemplo, un asteroide choque con la
tierra y termine con la vida o algo parecido. La humanidad ha experimentado a través de su
historia toda la gama de catástrofes naturales, como erupciones volcánicas, sequías,
maremotos etcétera y ha sobrevivido a todas y cada una de ellas. Sería difícil argumentar
que alguno de estos fenómenos pueda provocar su extinción. El verdadero riesgo estriba en
aquellos riesgos que nosotros mismos hemos provocado. En los nuevos fenómenos (novel
phenomena) que el hombre introduce en el medio. La subida de los mares como efecto del
cambio climático por ejemplo, o un invierno nuclear producido por el uso indiscriminado
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de armamento de destrucción masiva o el uso descontrolado de alguna nueva tecnología
particularmente nociva o peligrosa:
The most severe existential risks of this century derive from expected
technological developments. Advances in biotechnology might make it
possible to design new viruses that combine the easy contagion and
mutability of the influenza virus with the lethality of HIV. Molecular
nanotechnology might make it possible to create weapons systems with a
destructive power dwarfing that of both thermonuclear bombs and
biowarfare agents. Superintelligent machines might be built and their actions
could determine the future of humanity – and whether there will be one. (10)
Y sin embargo esa misma tecnología aún no desarrollada y peligrosa puede ayudar a
mitigar los riesgos de extinción de nuestra especie. Pongamos un ejemplo famoso. Las
máquinas súper inteligentes, inteligencias artificiales o IA pueden ser el último invento que
el hombre necesite hacer. Una primera IA, con una mucha mayor capacidad que el hombre
para los porcesos cognitivos, podrá encargarse de hacer todas las invenciones necesarias en
el futuro: mejoras impresionantes en la salud, el desarrollo de la tecnología upload,
métodos efectivos y rentables para el viaje interplanetario etcétera. Todo dependería de la
manera en que controlamos la IA en nuestro beneficio, sin permitirle que tome acciones en
contra nuestra.
Bostrom distinguirá finalmente entre catástrofes globales (en donde hay posibilidad
de retorno al estado de cosas anterior como una catástrofe ambiental, por ejemplo) y la
extinción (donde la especie es aniquilada sin remedio), pero estudiaremos esto con más
detalle cuando trabajemos los riesgos existenciales.
Es necesario para conocer los peligros que acechan a la humanidad tanto a corto
como a largo plazo, realizar una tipología del riesgo, organizar los peligros en categorías
para tener bien claro cuáles de entre todos son los más apremiantes y también qué podemos
hacer desde ahora para evitar que esos riesgos en potencia se conviertan en riesgos de facto.
Bostrom propone la siguiente tipología: Por un lado tenemos el factor intensidad; si se trata
de un riesgo personal, local o global. Por el otro el factor de cantidad, el tamaño del riesgo
al que un grupo se enfrenta; si este es soportable o terminal. Así se genera un grupo de seis
tipos de riesgos: personal/soportable o personal/terminal, local/soportable o local/terminal,
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global/soportable o global terminal. De cada uno de estos binomios pueden obtenerse
ejemplos (algo personal/soportable sería una enfermedad con posibilidad de curación, un
ejemplo de local/terminal sería el caso de Chernobyl), de todos excepto el último caso:
global/terminal, este binomio representa a los riesgos existenciales. Dice Bostrom:
[An existential risk is] One where an adverse outcome would either annihilate
Earth-originating intelligent life or permanently and drastically curtail its potential.
[…]one where humankind as a whole is imperiled. Existential disasters have major
adverse consequences for the course of human civilization for all time to come. (3)
1.- Golpes (bangs): La vida en la tierra se extingue a partir de un desastre que resulta de
un accidente o bien de una acción de destrucción deliberada. Entre los riesgos existenciales
del tipo Bang, el filósofo sueco incluye el calentamiento global exacerbado, la
nanotecnología autorreplicante que sale al medio ambiente y lo consume (riesgo conocido
como Grey Goo), inteligencia artificial mal programada, la posibilidad de que vivamos en
una simulación de computadora y esta sea apagada, el holocausto nuclear, una epidemia
global y otras.
2.- Crujidos (crunches): Este tipo de riesgo existencial se refiere a los posibles eventos
que impedirían que el hombre desarrolle la posthumanidad. Aunque Bostrom considera
que, de entre los riesgos existenciales, los agrupados en el grupo crunches tienen menor
posibilidad de suceder, los eventos listados resultan bastante verosímiles, e incluyen por
ejemplo el agotamiento de recursos, la posibilidad de que un gobierno global mal dirigido
detenga el progreso científico, y el detenimiento paulatino de las capacidades de invención
humanas.
3.- Chillidos (shrieks): La condición posthumana es adquirida, pero sin que su potencial
pueda ser plenamente explotado. Bostrom incluye en este grupo eventos como un regimen
totalitario represivo que no permite que la posthumanidad explote, la posibilidad de que una
upload específica impere sobre las demás, dominándolas, y una inteligencia artificial mal
programada o con misiones o finalidades mal establecidas.
Como puede observarse, la gran mayoría de los riesgos existenciales son de carácter
tecnológico, amenazas que nosotros mismos arrojamos sobre nosotros. Sin embargo es
importante notar que ponerle un freno al desarrollo tecnológico supondría tambien un
riesgo existencial en el grupo de los crunches, ya que impediría la evolución del hombre.
La respuesta entonces estribaría no en detener el avance de la ciencia, sino en realizar una
ponderación de los riesgos posibles y realizar propuestas para generar un marco legal y
ético que nos permita solucionar los problemas que los avances tecnológicos puedan
ocasionar, y aprovechar de mejor manera los beneficios que estos puedan traerle al hombre
Bostrom resaltará dos métodos que permiten realizar una ponderación o estimación de
las probabilidades que hay para que tal o cual riesgo existencial llegue a suceder. Lo que él
llama la manera directa (direct way) se refiere a lo siguiente:
What we could call the direct way is to analyze the various specific failure-modes,
assign them probabilities, and then subtract the sum of these disaster-probabilities from
one to get the success-probability. In doing so, we would benefit from a detailed
understanding of how the underlying causal factors will play out. For example, we
would like to know the answers to questions such as: How much harder is it to design a
foolproof global nanotech immune system than it is to design a nanobot that can survive
and reproduce in the natural environment? (16)
There are theoretical constraints that can be brought to bear on the issue, based on
some general features of the world in which we live. There is only a small number
of these, but they are important because they do not rely on making a lot of guesses
about the details of future technological and social developments. (15)
Otro elemento que le otorga solidez al método indirecto está en los psychological biases o
sesgos psicológicos, que estudiaremos con detenimiento a continuación.
Suppose our intuitions about which future scenarios are “plausible and realistic” are
shaped by what we see on TV and in movies and what we read in novels. […]We
should then, when thinking critically, suspect our intuitions of being biased in the
direction of overestimating the probability of those scenarios that make for a good
story, since such scenarios will seem much more familiar and more “real”. This
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Good-story bias could be quite powerful. When was the last time you saw a movie
about humankind suddenly going extinct (without warning and without being
replaced by some other civilization)? While this scenario may be much more
probable than a scenario in which human heroes successfully repel an invasion of
monsters or robot warriors, it wouldn’t be much fun to watch. So we don’t see many
stories of that kind. If we are not careful, we can be mislead into believing that the
boring scenario is too farfetched to be worth taking seriously. […] (19).
Uno de los puntos más importantes que expresan la razón por la cual los riesgos
existenciales (RE) no se parecen a nada que la humanidad haya enfrentado antes, tiene que
ver con la escala desde la cual se debe trabajar para mitigar las posibilidades de que estos
sucedan. La única manera en que se puede disminuir el riesgo es haciendo un esfuerzo a
escala global. Es aquí donde entra en juego el concepto introducido por Jared Dyamond, y
que vimos anteriormente en el texto: la tragedia de lo común. Como la mitigación de los
RE es responsabilidad de todos los gobiernos del planeta, y no solo de unos cuantos
individuos aislados, nadie “en particular” toma cartas en el asunto, porque todos “en
general” deberían hacerlo. Este problema se agudiza aún más cuando se trata de tomarle el
peso a riesgos existenciales que implican un avance tecnológico todavía desconocido para
el hombre, como sucede en algunos de los casos de grupos de REs como Bangs y Shrieks.
Es cosa de ciencia ficción, diría cualquiera, no es factible, y entonces trabajar para mitigar
ciertos riesgos se echa en saco roto.
La gran mayoría del discurso acerca del futuro, dice Nick Bostrom, nos llega en
forma de ficción. Películas, comics, novelas y cuentos con el futuro como tópico: ciencia
ficción. Todos conocemos algo de ciencia ficción. Hemos visto Terminator, o Alien o
Solaris o Robocop. Hemos leído Fahrenheit 451 de Bradbury, o algo de Julio Verne, algo
de Wells o algo de Huxley. Hemos leído Saga, la novela gráfica ganadora del premio Isner.
Discursos sobre el futuro. Y no pasamos de noche por esos discursos. Como toda obra de
arte, la ciencia ficción ha modificado nuestra forma de pensar y de ver. La aseveración de
Bostrom entonces resulta muy interesante. Las buenas historias nos alejan de ponderar con
claridad y respetando las previsiones (foresights) que pueden resultar más atinadas, por
medio de la verosimilitud nos han creado un criterio falso de lo que puede ser o no factible
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en cuanto a los riesgos para el futuro.
¿Será eso cierto? ¿La ciencia ficción nos aparta de reconocer los riesgos existenciales
posibles? Cuando de lo que se trata es de obtener el mejor cuadro posible del futuro, hay
que hacer esta pregunta con mucho cuidado. En el siguiente capítulo analizaremos la teoría
de la ciencia ficción para reconocer las características que posiblemente pueden darle al
género la capacidad de aportar algo al pensamiento del futuro y la ponderación de mismo,
más allá del foresight y los sesgos psicológicos.
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Capítulo 2
Escape a un mejor punto de mira
No podemos conocer el futuro. Podemos tan solo hacer conjeturas, tratar de sopesar el
presente y el pasado y desde ahí dibujar un futuro posible. Extrapolar. Solo eso puede
hacerse, tomar, como dice Ursula K. LeGuin, “cierta tendencia o fenómeno del aquí-y-
ahora, purificarlo e intensificarlo […] y extenderlo al futuro. Si esto continúa, esto otro
pasará. Se ha hecho una predicción” (LeGuin, XI). Cuando Nick Bostrom elabora una lista
de riesgos existenciales, como vimos en el capítulo pasado, lo que hace es extrapolar
(véase, por ejemplo, el primer riesgo existencial (RE) esbozado dentro del grupo de los
bangs, Deliberate Use of Nanotechnology, o cualquier otro). La validez del trabajo de
Bostrom radica en que la serie de fenómenos que se extrapolan en él son, según su criterio,
aquellos que tienen más probabilidad de suceder. Su concepción del futuro, y de los riesgos
que ese futuro traerá para el hombre, debe ser, dentro de lo que cabe, más certera que otras,
porque él conoce los fenómenos específicos de los cuales una extrapolación permitirá
obtener lo que el llama “a clearer understanding of the […] picture” (Bostrom,1). Y sin
embargo, en cada una de las categorías de RE deja una opción abierta a lo desconocido, un
inciso que solamente dice “something unforseen”.
En Existential Risks: Analizing Human Extinction Scenarios and Related Hazards,
Bostrom también elabora, como vimos, acerca de los sesgos psicológicos. La pregunta a
responder a ese respecto es la siguiente: Nuestras “intuiciones” acerca del futuro están
conformadas (shaped) por lo que vemos en películas y leemos en novelas que tienen el
futuro como tópico. La especulación acerca del futuro humano está lleno de buenas
historias (de hecho Bostrom llama también “good story bias” al sesgo psicológico), ¿no
deberíamos desconfiar entonces de los futuros planteados meramente por su valor
simbólico, que plantea la cultura de masas? Una buena historia podría, según él, malear
nuestra percepción al respecto de los RE y limitar nuestra posibilidad de comprenderlos y
de, si resulta necesario, resolver las crisis que estos provoquen.
El presente capítulo explora el aparato teórico que trabaja para reconocer las
características y los límites del género literario que tiene el futuro como tópico: la ciencia
ficción. Exploraremos la idea de que, si bien el sesgo psicológico es real en cuanto a la
percepción de los futuros posibles, la ciencia ficción tiene algo más que ofrecer, y aunque
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ningun género literario que se precie tiene alguna ‘función’ (en realidad no ‘sirve’ para
nada), la ciencia ficción, siendo el género que por antonomasia trabaja con el futuro,
aunque un futuro que es antes que nada un recurso literario, puede enseñarnos muchas
cosas sobre él, y no solo supone un “sesgo” peligroso cuando se quiere sopesar el futuro
sino que, muy al contrario, puede ser un punto de mira mejor cuando se quiere mirar hacia
delante, hacia los futuros posibles para la humanidad.
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Capítulo 3
Otros mundos como este mundo
En el primer capítulo de este trabajo realizamos un breve resumen de dos ensayos del
filósofo Nick Bostrom que tienen como tema el futuro de la humanidad y la posible
evolución del hombre hacia algo más allá del hombre, la posthumanidad, y que trabajan
también los posibles riesgos que podrían sofocar las posibilidades de que el hombre
obtenga dicha posthumanidad, llamados riesgos existenciales. Hablamos también del
anthropic bias, el fenómeno por el cual, según Bostrom, la concepción que tengamos del
futuro y de los riesgos para el futuro se ve sesgada por las historias de ciencia ficción, o que
tengan el futuro como tópico, que conozcamos.
En el segundo capítulo argumentamos que la ciencia ficción, por su estructura, por la
configuración de una obra de este género y por los alcances del mismo en cuanto a
exploración de tópicos, a técnicas narrativas como la analogía y la extrapolación, y a la
utilización de un novum de innovación cognoscitiva como centro rector de la trama de
cualquier obra de cf, puede ayudarnos a entender mejor cómo pueden surgir, en qué
contexto, de qué forma, los peligros más graves para el futuro de la humanidad, aunque no
negamos que el anthropic bias es real. Finalmente elaboramos algunos puntos a través de
los cuales redimensionamos la concepción de los riesgos existenciales y el futuro humano
que plantea Bostrom para que nos sea posible explorarlos a través de la ciencia ficción.
Ahora es momento de analizar los Riesgos existenciales (RE) desde ese punto de mira,
de ver si en verdad la ciencia ficción representa un punto de mira mejor para mirar el futuro
y sus riesgos.
Darko Suvin, el teórico en el que nos vasamos mayormente en el capítulo anterior,
argumenta que hay ciencia ficción que es mayormente válida que otra, esto tiene qué ver
con el uso que tal o cuál ficción hace del novum. Entre más percataciones permita el novum
presentado, más válida será la historia que se cuenta. En la validez del novum quiere
sentrarse nuestro argumento. Se quiere mostrar cuentos de ciencia ficción, que no novelas
porque este ensayo se transformaría en libro, que utilicen como novum el posthumanismo y
los riesgos existenciales para mostrarlos, evidenciarlos y estudiarlos. No me parece que sea
posible encontrar novum más válido.
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Pero ¿qué cuentos escoger? El género de la ciencia ficción ha tenido una gran cantidad
de producción narrativa desde inicios del siglo XX, ¿dónde, de entre toda la marea,
encontrar los cuentos que nos sirven? La respuesta está en buscar entre las producciones
más recientes, esto pensando en que los autores contemporáneos comparten el horizonte
científico/tecnológico del que se desprenden la mayoría de las ideas del posthumanismo.
Entonces, sabiendo que el novum que plantea la cf proviene directamente del horizonte
científico/tecnológico del autor, es más probable que los autores contemporáneos trabajen
los temas que Bostrom plantea como riesgos existenciales.
Para trabajar los RE como novum debemos buscar entre los escritores apenas maduros,
que trabajan todavía activamente en construir el corpus de su obra. Ahora estudiaremos
cuatro cuentos de cuatro escritores muy contemporáneos que trabajan explícitamente los
existential risks o lo planteado, y anteriormente estudiado en el capítulo uno, The Future of
Humanity.
Veremos que cada uno de los cuentos estudiados a continuación plantea una historia,
reciente o lejana, de la humanidad como conjunto. Una historia que obviamente es futuro
para nosotros pero que para los personajes de la narración representa el pasado. En cada
uno de los cuentos se echará un vistazo a ese pasado particular de la narración, un pasado
específico que permitirá el desarrollo de las acciones. Este vistazo al pasado nos
proporcionará un contexto más amplio para conocer el novum que se plantea. Llamaremos
a esta característica de las narraciones escogidas, historicidad.
Time
Fig. 1. Future of Humanity, Nick Bostrom.
El eje de las Y, que siempre es el vertical, se refiere como podemos ver, al
desarrollo tecnológico, mientras que el de las X, horizontal, se refiere al tiempo
transcurrido. Las dos líneas marcadas por las diagonales (las líneas que se ven así: /////)
marcan el rango de condiciones que podríamos considerar como propio de la condición
humana, pero modifíquese en cierto grado esas condiciones, ya sea por medio de una
evolución prolongada o por medio del uso de tecnología, y lo que es considerado como
humano desaparece hacia algo diferente. Alárguese la línea temporal y lo ´humano´ tiene
un tiempo de vida bastante corto, ya que por mucho tiempo fue pre-humano, homo habilis,
homo neandertalensis y otros y luego, pasada cierta cantidad de siglos, nos iremos volcando
hacia la posthumanidad. Entre más tiempo pase y mayor progreso tecnológico sea logrado,
más cerca nos hallaremos de modificar la condición humana.
Esto, el volcarse de lo humano hacia lo posthumano, es lo que trabaja Bef en Carne y
Metal. Imaginemos que han pasado mil años y que la posthumanidad ha sido alcanzada
¿cómo ha cambiado el hombre y qué conflictos se han generado a partir de estos cambios?
¿cómo y en qué piensa ahora el ser en que el hombre sea ha convertido? Esa es la
vacilación ética, siguiendo a Csicsery-Ronay, que aparece en el cuento. La posthumanidad
misma es el novum de innovación cognoscitiva, y las percataciones que permite serán
percataciones al respecto del concepto mismo de posthumanidad.
En el cuento un niño ‘meca’, seres que descienden de humanos pero que hace mil años
se fusionaron con máquinas (“… y cuando el hombre vió que podía integrarse a la máquina
construyó prótesis para hacerse uno con ella” (Fernández, 118) narra Bef), pregunta a su
tutor, una inteligencia artificial, acerca de los carbos, el grupo antagonista de los mecas,
personas que “[…] Prefirieron experimentar con la carne. Mezclar cromosomas,
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recombinar líneas genéticas. Convertirse ellos mismos en posthumanos a través de la
automodificación”. (Fernández, 120)
Este antagonismo marcará la pauta de la historia y permitirá también la aparición de la
característica de historicidad en el cuento. A una pregunta del pequeño ‘meca’ le seguirá, a
modo de respuesta, una presentación, por parte de su tutor, de los hechos del pasado. Para
consultar el fragmento que estudiaremos a continuación, dirigirse al anexo uno.
Como vimos en el capítulo dos, cualquier trabajo de ciencia ficción tiene en el novum
de innovación cognoscitiva su centro de gravedad dramático, y ese novum permitirá, lo
decimos con Darko Suvin, percataciones en el lector, que nos permitirán, en casos como los
que ahora estamos estudiando, conocer el novum mismo, entre otras cosas. Ahora debemos
preguntarnos cuál es la percatación que, en razón de lo visto antes con Bostrom, permite el
cuento de Bef.
En el cuento, como puede verse en el anexo uno, late sin duda una confrontación:
mecas y carbos se enfrentan militarmente desde hace mil años y ambos están en búsqueda
de ‘Hijatierra’ ya que ‘Madretierra’ tuvo que ser abandonada. El conflicto, nos dice Bef,
puede rastrearse incluso hasta 1945, el conflicto entre los Aliados, que tenían la bomba
atómica y representan a los mecas, y los Nazis, que buscaban la supremacía racial aria y
representan a los carbos. La confrontación de ambos novums, ambas posthumanidades, es
la que, de hecho, permite la percatación en este cuento.
Ambos grupos son posthumanos, y han llegado a la posthumanidad usando caminos
radicalmente distintos, unos desde la unión de carne con máquina, y otros “a través de la
automodificación” (Fernández, 120). Aquí está entonces la percatación en Carne y Metal:
el desarrollo de la posthumanidad, siendo que las tecnologías que lo pueden posibilitar son
variadas, no será unívoco, sino que, probablemente, existan varios caminos hacia él.
Debemos entonces imaginar ese proceso como un recorrerse de varios caminos, no como
un solo sendero por el que la humanidad va caminando, y debemos plantearnos los
problemas que esta multiplicidad de posthumanidades puedan suscitar, tratar de preverlos
para, en el futuro, poder solucionarlos si resulta necesario.
El cuento de Bef, en última instancia, plantea una concepción distinta de la
posthumanidad. Una concepción que, tomada a grandes rasgos, no en los pequeños detalles,
debe ser tomada en cuenta.
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3.2 Variaciones de la cabra: ‘Una línea infinita de presidentes’
Jeff VanderMeer ha ganado casi todos los premios que pueden ganarse escribiendo
ciencia ficción en inglés: El Nébula, el World Fantasy Award, el premio de la BSFA, y
otros. Es impulsor de un movimiento literario que él denomina New Weird, y que se
caracteriza, según sus propias palabras, por expresar “insatisfacción e inceridumbre sobre la
realidad” (VanderMeer citado por Fernández, 629).
En su cuento Variaciones de la cabra, esa insatisfacción se hace latente. El
personaje principal/narrador es el presidente de lo que queda de los Estados Unidos. Una
guerrilla de fanáticos evangelistas ha destrozado el centro del país usando ‘misiles divinos’,
pero él debe atender un asunto de relaciones públicas: debe leer un cuento a los niños de
una escuela que se cae a pedazos. La nación ya no es lo que era antes a nivel global y sin
embargo es en casa es donde los problemas abundan verdaderamente. Los Angeles ha
colapsado, Nueva York también. El pentágono, a partir de la tortura de un tipo específico
de personas llamados ‘los adeptos’, ha obtenido la información necesaria para construir una
máquina del tiempo. Las lecturas concuerdan, todos los adeptos lo dicen, algo catastrófico
sucederá en septiembre. Las esperanzas están puestas en la máquina y sin embargo esta no
es lo que se esperaba. No viaja al futuro, sino que se conecta con universos alternos. El
presidente, de alguna forma, se hará consciente de esos otros universos, de sus catástrofes
particulares, de sus colapsos específicos y los hará atravesar la narración en un presente
ficcional donde las cosas, como puede verse, no podrían ir peor.
El cuento de VandeerMeer resulta interesante para nuestra argumentación sobre
todo en dos aspectos. Primero, la concepción de un presente y futuro contingentes, sujetos a
la casualidad: Cualquier cosa puede pasar, y la amenaza de los riesgos existenciales está
latente. La multiplicidad de escenarios planteados le permite abarcar al autor varios
existential risks en un solo cuento, como veremos. Segundo, una idea del foreseeing propia
del cuento que vale la pena estudiar, y que plantea al mismo tiempo un acercamiento del
foreseeing a través de la ficción. El anexo dos abarca un fragmento del cuento que puede
ayudar a clarificar las cosas.
Vayamos con el aspecto número uno. Como puede verse en el anexo dos, la
máquina no es una máquina del tiempo, sino que “los adeptos han estado asomándose a
universos paralelos” (VanderMeer, 640). En estos universos aparecerán distintos novums
Álvarez
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que Bostrom plantea como riesgos existenciales. En uno de esos universos, cierta
investigación biotecnológica se sale de control y termina desencadenando una guerra
nuclear. En otro se está perdiendo la guerra contra un “[…]prototipo de especies
inteligentes creado por los humanos, que ha escapado y se reproduce rápidamente […]”
(650). En otro los misiles alcanzan al presidente. En otro el sistema político se desmorona y
las personas se asesinan al por mayor en las calles “[…]como en Ruanda, pero sin
machetes, con pistolas[…]” (651). En otro, la crisis todavía no explota, es once de
septiembre y dos aviones se estrellan contra edificios en Nueva York. Es una alusión a la
realidad… y un aviso a lo que se viene. Este cuento es en conjunto un aviso. Esto puede
pasar, nos dice VanderMeer. Este riesgo es posible.
Trabajemos ahora el aspecto número dos. El cuento maneja una idea del foreseeing
atravesada por la ciencia ficción. Veamos:
[…]los adeptos no parecían transmitir información literal, sino impresiones y
visiones del futuro, filtradas a través del paisaje de los sueños. Como si las
drogas que habían perfeccionado, que habían transformado la manera en la que
soñaban los adeptos, simultaneamente mejoraran y destruyeran de distintas
maneras el foco de las visiones. (VanderMeer, 640).
Posiblemente sea eso lo que sucede con la ficción. La ‘información literal’, el
foreseeing, no puede ser transmitido literalmente sino solo por medio de ‘impresiones’,
pero la manera en que estas ‘impresiones’ aparecen, al mismo tiempo destruyen y mejoran
esas impresiones. Habrá que buscar con cuidado las percataciones que el novum permite,
filtradas apenas ‘a través del paisaje de los sueños’.
¿Y qué percataciones permite el novum en Variaciones de la cabra? Una máquina
que permite conocer otros universos, realidades de mundos como este, variaciones, pone de
manifiesto la posibilidad de que los escenarios planteados como riesgos existenciales. La
extrapolación realizada pone de manifiesto el peligro al que estamos expuestos y hace
evidente la posibilidad de los riesgos existenciales.
entre sí: “Misguided world government or another social equilibrium stops technological
progress” (Bostrom, 12), que forma parte del grupo de los crunches, y “Represive
totalitarian regime” (14), que se ubica en el grupo de los shrieks. La diferencia entre estos
dos riesgos existenciales está en que en el primero de ellos, el grupo en el poder (“a
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fundamentalist religious or ecological movement” (Bostrom, 12)) controlaría a la población
y no permitiría el desarrollo de las tecnologías posthumanas en absoluto, mientras que en el
otro riesgo existencial, escribe Bostrom “[…]an intolerant world government, based
perhaps on mistaken religious or ethical convictions, is formed, is stable, and decides to
realize only a very small part of all the good things a posthuman world could contain.”
(Bostrom, 14)
He dicho antes que la ciencia ficción es, por lo menos en el mundo anglosajón pero
cada vez más también en habla hispana y otras, uno de los géneros que gozan de mayor
vitalidad en cuanto a producción y, de nuevo hablando del mundo anglosajón sobre todo, de
una amplia población de lectores. La ciencia ficción es, sin duda, un género que produce
muchísimo cada año, es un flujo constante que nos llega desde hace mucho, desde los
tiempos de Poe y Mary Shelley, desde los tiempos de Verne.
Es de este caudal que extrajimos los cuatro cuentos que analizamos anteriormente.
Tomamos cuatro autores de entre cientos, cuatro cuentos de entre miles. Hay que tenerlo en
cuenta. El análisis realizado anteriormente constituye tan solo una pequeña parte de lo que
podría hacerse si se intentara una investigación literaria de aliento más largo. Aquí
presentamos tan solo cuatro perpectivas, cuatro exégesis o interpretaciones ¿Qué tanto
podría ampliarse cada uno de los riesgos existenciales en cuanto a contexto y posibilidades,
qué tanto la misma lista de riesgos, si tomaramos, por ejemplo, quince cuentos más, y
además novelas, sagas completas, películas, trabajos gráficos y un largo etcétera? Queda
para pensarse y trabajarse.
Pero habría que decir algo al respecto de la ampliación, a partir de la literatura, de
los riesgos existenciales que se plantean partiendo de la filosofía y la ciencia ¿en qué forma,
a partir de la interpretación de los cuentos logramos ampliarlos? ¿se logró, como dijimos
desde el capítulo dos con Jean Gattegno “estudiar […] el marco en que se producirán.” (34)
los avances científico tecnológicos, en específico el contexto o marco en que se producirán
los riesgos existenciales? ¿Podemos decir sin equivocarnos que la percatación que el
novum de innovación cognoscitiva permite en un cuento de ciencia ficción ayudar al
entendimiento y expansión del conocimiento que se tiene al respecto de los riesgos
existenciales hoy?
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Responderemos que sí, pero con reservas. Pero es un asunto de la forma en la cuál
la verdad se revela en la literatura, y no un asunto de la existencia o no de una verdad
subyacente en los cuentos. Para comprobarlo basta regresar a los análisis hechos. En estos,
la percatación mostrada es siempre, me parece, tímida. Sin embargo queda la esperanza de
la cantidad. Si se trabajaran más textos, surgirían más percataciones, percataciones que
sumadas, aportarían mucho más al conocimiento que hoy se tiene de los riesgos
existenciales, como aportan los análisis realizados anteriormente.
Los textos de ciencia ficción no revelan una verdad a la manera en que lo haría un
ensayo de corte científico. Toda producción artística oculta su verdad, pero en el rebelarse
de la verdad en la ciencia ficción se realiza, como dice Csicsery-Ronay, una literalización
de la metáfora científica que hace experienciables los posibles adelantos científicos. Ahí
está el valor de la ciencia ficción, o parte de él. Ahí se ubica también su verdad.
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Conclusiones
“[…] En el siglo XX vuelve a ser posible la tragedia […], pero se trata de la tragedia de la
ceguera– de las posibilidades históricas que fracasaron– y no de la lucidez- “(Suvin 107)
dice Darko Suvin. Hoy, entrados ya en el siglo XXI, la posibilidad de una tragedia de la
humanidad es, si se puede, incluso más latente que en el siglo anterior. Amenazas
insospechadas antes, anterior territorio de La ciencia ficción, hoy se ciernen sobre nosotros
como verdaderas posibilidades no solo del colapso de la humanidad, sino de una posible
extinción de la vida humana en la tierra.
De nosotros depende que se cumpla o no la tragedia. El afrontar los riesgos
existenciales desde antes de que aparezcan es la única manera de solucionarlos, atacarlos
antes de que estén sobre nosotros. El calentamiento global y las armas de destrucción
masiva ya hicieron su aparición y son amenaza latente. El mundo puede ser destruido de un
día para otro. Pero otras amenazas están ahí también, acechando, como posibilidades en
potencia. Debemos actuar antes de que sea demasiado tarde, antes de que el peligro esté
demasiado cerca.
Este trabajo quiere ser un esfuerzo más que posibilite las acciones que mitiguen los
riesgos existenciales. Ya sea a través de políticas públicas globales o mediante otros
medios, la única manera de trabajar a favor de la mitigación de los Riesgos existenciales es,
en un primer momento, el reconocimiento de que esos riesgos son reales y tienen
posibilidad de suceder.
Vimos en el capítulo tres que a través de la ciencia ficción es posible expandir, en
líneas generales, nuestro conocimiento al respecto de los riesgos existenciales. Eso ya por sí
solo corresponde un importante avance, mientras más conozcamos de los riesgos
existenciales y el posible futuro de la humanidad, mayores posibilidades tendremos de
encauzar ese futuro por una senda que nos permita seguir viviendo como especie y
mejorando paulatinamente la calidad de vida de todos los hombres.
Sin embargo, hay otro asunto en el cual la ciencia ficción puede resultar
provechosa: la retórica. Toda obra de arte quiere hacer creer, suspender la incredulidad.
Cuando la ciencia ficción trabaja narrativas que utilizan como novum los riesgos
existenciales, no solamente está expandiendo de manera general el conocimiento que se
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tiene acerca de los mismos. También está empezando a minar las concepciones de futuro
que hoy se tienen, no se trata de adivinación ni de futurología, se trata de ruptura de
paradigmas.
Nick Bostrom y otros han mostrado que buena parte de los riesgos existenciales
tienen una alta probabilidad de suceder y sin embargo poco se ha hecho en la escala política
para empequeñecer la posibilidad de que sucedan. A ese respecto la ciencia ficción, la
retórica propia de la ciencia ficción, puede ayudar. Puede ayudar a convencernos como
especie, de la plausibilidad de dichos riesgos y ayudar así a dar un primer paso para
solucionar problemáticas de una complejidad sin precedentes que pueden, en un futuro que
está a la vuelta de la esquina, poner en entredicho la supervivencia del hombre como
especie y hacer de la historia humana y de la vida en el mundo una tragedia sin
comparación.
Referencias
Bostrom, Nick. Existential Risks: Analizing Human Extinction Scenarios and Related
Hazards. Future of Humanity Institute. Oxford, Inglaterra, 2002.
Anexos
Anexo 1
(Carne y metal, Bernardo Fernández Bef págs. 119 a 120).
–Hay un momento en la vida de todo hombre –nunca era fácil llegar a ese punto de la
educación de los niños, pensaba el robot al carraspear– en el que tiene que enfrentarse a dos
o tres verdades.
El niño observaba a su maestro sin pestañear.
–Una de ellas es… que los carbos y los mecas alguna vez fueron humanos.
Los ojos de su alumno se abrieron como platos.
–Yo pensé que eran experimentos fallidos.
–Fue algo así. Por eso comenzó la guerra.
–Pero pensé que había sido desde siempre. Desde el principio de los tiempos.
–Hay quien lo sitúa tan lejos como 1945. Los aliados proclamaban la superioridad de la
bomba, de las máquinas. El eje buscaba la pureza racial, de la carne. Pero esos fueron los
inicios. La auténtica guerra entre mecas y carbos fue más de cien años después. Cuando
tuvimos que abandonar Madretierra.
–Yo pensaba que estabamos separados desde el principio.
–Ese es un error muy común. No fue así. Originalmente hubo mecas y carbos mezclados en
ambos bandos.
–¿Qué fue lo que sucedió?
–Ellos se opusieron al desarrollo de inteligencias artificiales. –Al decir esto, el robot sintió
un escalofrío, ¡el mismo no existiría!
–¿Por qué?
–Prefirieron experimentar con la carne. Mezclar cromosomas, recombinar líneas genéticas.
Convertirse ellos mismos en posthumanos a través de la automodificación.
Hubo un silencio. El niño intentaba asimilar la información.
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–Esos animales que vi en los videos ¿son carbos?
–Estrictamente sí, porque son organismos carbónicos. Pero no están automodificados como
nuestros… enemigos.
–¿Ya no somos hermanos?
–No podemos serlo. Sus modificaciones los transformaron en monstruos. En auténticos
engendros. No parecen humanos, ya no. No como nosotros.
Decir nosotros incomodó al androide, pero intentó disimular.
–Ahora –añadió el robot– peleamos por los planetas terraformables. Buscamos dar con
Hijatierra, Nosotros, en nuestras estaciones espaciales. Ellos, en sus biocomplejos
cósmicos. Sin triunfo ni derrota, en un frágil equilibrio militar. Así, desde hace casi mil
años.
Anexo 2
(Variaciones de la cabra, Jeff VanderMeer, págs. 639 a 640)
Es septiembre de 2001, y algo terrible va a suceder, pero por un momento logra olvidarse
de eso.
Y es justo en ese momento cuando su asistente interrumpe su lectura, se le acerca con una
sonrisa falsa y mirada seria, y le susurra al oído.
Y el susurro es como un zumbido, y el zumbido es numinoso y lo abarca todo. La
respiración en su oreja es como una pequeña maldición, una comezón infernal. La sangre
sube rápidamente a su cerebro mientras escucha las palabras y su asistente se retira. Apenas
si se puede mover, y está viendo una luz donde no debería haber ninguna. Las palabras se
desploman en su oreja, como si tuvieran peso.
Y él las recibe, y las sigue recibiendo, y sabe lo que significan, finalmente; sabe lo que
significan a través de su cuerpo.
El asistente le dice; su voz salpicada de alivio:
–Señor presidente, lo han resuelto. No son visiones ni viajes en el tiempo. Son universos
alternos. Los adeptos han estado asomándose a universos alternos. Lo que pasa en aquellos
septiembres puede no suceder aquí. Por eso hemos tenido tantos problemas con la
información. La máquina no es una máquina del tiempo.
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Exceptuando que, en el momento en el que el asistente abrió la boca, las palabras se
convirtieron en un gatillo, un catalizador, demasiado tarde para él. La puerta se abre mucho
más que antes. La máquina ya lo ha infectado.
Hay variaciones. Una larga fila de variaciones, detonando en su cabeza, intentando
destruirlo. Una extraña canción triste se esparce dentro de él y tampoco la puede detener.
Anexo 3
(The Plague, Ken Liu, tomado de www.tor.com )
When the plague hit fifty years ago, the berserk nanobots and biohancers ate away people’s
skins, the soft surface of their gullets, the warm, moist membranes lining every orifice of
their bodies.
Then the plague took the place of the lost flesh and covered people, inside and outside, like
a lichen made of tiny robots and colonies of bacteria.
Those with money—my ancestors—holed up with weapons and built domes and watched
the rest of the refugees die outside.
But some survived. The living parasite changed and even made it possible for its hosts to
eat the mutated fruits and drink the poisonous water and breathe the toxic air.
In the Dome, jokes are told about the plagued, and a few of the daring trade with them from
time to time. But everyone seems content to see them as no longer human.
Some have claimed that the plagued are happy as they are. That is nothing but bigotry and
an attempt to evade responsibility. An accident of birth put me inside the Dome and her
outside. It isn’t her fault that she picks at her deformed skin instead of pondering
philosophy; that she speaks with grunts and hisses instead of rhetoric and enunciation; that
she does not understand family love but only an instinctual, animalistic yearning for
affection.
We in the Dome must save her.
Anexo 4
(El último americano, John Kessel, pág. 564)
La muerte de la esposa de Steele ocurrió cerca de la década de las plagas, a la que siguieron
la Guerra Súbita y El Coplapso. Fiona cita los más confiables cálculos de los historiógrafos:
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Entre 2040 y2062, la población humana de la Tierra pasó de ocho mil doscientos millones a
menos de dos mil millones. El impacto fue ligeramente mayor en las naciones menos
desarrolladas; pero por otro lado, la resistencia a las plagas fue más alta entre los humanos
de las naciones tropicales. La situación a mediados del siglo transformó la larga emergencia
de 2020 a 2040 –una condición en la que se podría decir que la civilización aún con
dificultades seguía funcionando, y con la que Steele y su generación se las habían
arreglado– en la Agonía, durante la cual el único aspecto de la civilización que se podía
asegurar que funcionaba, incluso en las regiones menos afectadas, era una evaluación
desesperada.
La Larga Emergencia prendió un fervor religioso en todo el mundo. El trastorno social y
político había dejado a millones buscando certezas. Los avances médicos en cuanto a
longevidad, los nuevos medicamentos, la ingeniería genética, la creación de cyborgs y la
inteligencia artificial empujaban en una dirección, mientras que el cambio climático
mundial, la lucha contra las deterioradas condiciones civiles y ecológicas, así como la
perturbación económica, empujaban en otra[…]”
Anexo 5
(El último americano, John Kessel, 566)
“La Iglesia de la Humanidad tuvo un éxito indudable ayudando a millomes de personas, no
solo en Estados Unidos, sino en todo el sangriento planeta, para lidiar con los horrores de la
agonía. Les ayudó a hacer frente común ante pérdidas psicológicas y materiales
inimaginables. Pero no fue el único fundamento de la recuperación. Para el 2060, cuando
una semblanza de orden se había logrado en los asuntos mundiales, los hiperbrillantes,
humanos genéticamente modificados, intentaban encontrar un camino que los sacara de los
callejones sin salida del capitalismo, de sistemas de creencias anticuados y de un sistema
disfuncional de naciones-estado. Este fue un periodo de experimentación sin precedentes,
en el que florecieron muchas tecnologías que eran solo promesas antes de El Colapso, entre
ellas la digitalización de la identidad humana, avances neurológicos sobre el origen del
altruismo y la violencia, la posibilidad de injertos de información, y energía cuántica sin
costo. Muchos de estos avances representaban un reto para la religión. Steele veía en estos
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cambios una amenaza en contra de la humanidad fundamental. Y así comenzó su
monstruosa carrera política.”